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Fronteras cumplieron una semana cerradas

Las fronteras de Venezuela cumplieron este viernes una semana cerradas y sin indicios de
apertura pese a que miles de personas se han visto afectadas por esta medida ordenada por
el Gobierno de Nicolás Maduro para impedir el pasado sábado el ingreso de la ayuda
humanitaria acopiada en Brasil, Colombia y Curazao.

El puente internacional Francisco de Paula Santander, que comunica a Ureña con


Cúcuta, amaneció este sábado con dos nuevos contenedores atravesados por la
Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Desde muy temprano, los uniformados venezolanos intentaron quitar las tres
tractomulas que terminaron quemadas durante la operación del ingreso de los
insumos al vecino país, el sábado pasado, pero no pudieron.

Durante el transcurso de la semana, por órdenes emitidas desde Caracas, fueron atravesados
en el puente internacional Simón Bolívar tres contenedores similares, mientras que a los
que se encuentran en el puente La Unidad o Tienditas los llenaron con escombros para
hacer más difícil moverlos.

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La mayoría de los afectados por la interrupción del paso peatonal, que se mantenía abierto
desde 2016, luego de un cierre total de la frontera durante un año por parte del régimen de
Nicolás Maduro, se encuentran en ciudades venezolanas fronterizas que fueron escenario de
enfrentamientos el fin de semana cuando sus habitantes exigían a las autoridades permitir el
ingreso de las donaciones solicitadas por la oposición a varios gobiernos del mundo ante la
escasez de medicinas y alimentos.

Muchas de estas personas cruzan a diario a Colombia para comprar alimentos,


medicinas, trabajar, estudiar o recibir atención médica, y aunque trabajadores,
estudiantes y enfermos se han acercado a los puentes que conectan a ambos países,
esperando que se les permita el paso, las autoridades han impedido su tránsito.

Los funcionarios de seguridad colocan cada vez más obstáculos en los puentes fronterizos
para cumplir con la orden de Maduro, quien considera que las donaciones son un "show
político" con el que el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, busca desalojarle del poder luego
de proclamarse presidente interino de Venezuela y tras desconocerle.

Una fuente del Gobierno del estado Táchira, vecino del departamento colombiano
Norte de Santander, dijo a EFE que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB)
no ha hecho excepciones ni siquiera para el paso de pacientes crónicos que reciben
tratamiento en la ciudad colombiana de Cúcuta.

La prohibición ha sido también tajante esta semana para "los más de 5.000 niños que
estudian" del lado colombiano y viven en Táchira, algunos de los cuales han intentado
sin éxito persuadir a los militares que custodian los cuatro puentes binacionales ubicados en
esta región.

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Varios residentes de esta zona aseguraron que el cierre de los pasos es total, al punto de que
no ha entrado un solo camión de los que hasta la semana pasada ingresaban cada noche
desde Colombia con mercancías de variada índole.

Sin embargo, los caminos ilegales que siempre han existido a lo largo de esa porosa
frontera registran estos días mayor presencia de peatones que van de un lado al otro, en
algunos casos ante la mirada anuente de las fuerzas del orden del Gobierno de Colombia y
Venezuela.

Mientras tanto, los poblados cercanos a los puentes internacionales Simón Bolívar y
Francisco de Paula Santander, en San Antonio y Ureña, respectivamente, no recuperan al
100% la normalidad en sus calles luego de los intensos enfrentamientos suscitados el fin de
semana pasado.

Las escuelas dependientes del Gobierno regional estuvieron cerradas y permanecerán así al
menos hasta el próximo miércoles cuando acabe el asueto de carnaval que fue extendido
por el oficialismo desde ayer en medio de la tensión que hay en el país.

Los vecinos de estas localidades esperan reclamar el próximo lunes el restablecimiento del
paso peatonal para los estudiantes a través de un "corredor" que autoridades eclesiásticas de
esa entidad regional han preferido llamar "fraterno" y no humanitario, según una
convocatoria a la que tuvo acceso EFE.

El monseñor Mario Moronta, obispo del Táchira, pidió esta semana a las autoridades del
chavismo gobernante y a la FANB "que se pongan la mano en el corazón" y permitan el
desplazamiento de quienes "suelen pasar para ir a realizar sus tratamientos de diálisis u otra
clase de tratamiento para enfermedades más delicadas" en Colombia.

Entretanto, en el sur de Venezuela, la frontera con Brasil sigue contabilizando los daños
que dejaron los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y comunidades indígenas que
también pedían el ingreso de las donaciones.

El diputado Américo de Grazia indicó este viernes que varios miembros de la etnia Pemón
se vieron obligados a desplazarse hacia Brasil "huyendo de las acciones criminales de la
Narco Dictadura".

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Las manifestaciones a favor del ingreso de la ayuda humanitaria desencadenaron en


enfrentamientos que se saldaron con unos 300 heridos en Táchira y al menos cinco muertos
en el estado de Bolívar (fronterizo con Brasil), según datos de organizaciones no
gubernamentales.

Además, Maduro también mantiene cerradas las comunicaciones que el país comparte en el
Caribe con las islas de Aruba, Bonaire, y Curazao.

Durante la jornada de este viernes, el gobernante no hizo pronunciamientos públicos, pero


su Gobierno sí reaccionó, a través de la Cancillería, para rechazar las sanciones de Estados
Unidos contra seis altos mandos de las fuerzas de seguridad venezolanas por haber
bloqueado la ayuda humanitaria.

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