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AMÉRICA SIN NOMBRE

AMÉRICA SIN NOMBRE es el Boletín anual de la Unidad de Inves-


tigación de la Universidad de Alicante: «Recuperaciones del mundo
precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano» (Pro-
yectos MCIFFI2008-03271/FILO y GVACOMP/2009/149). Este
número ha sido publicado por el programa de financiación de revis-
tas del Vicerrectorado de Investigación, Desarrollo e Innovación
de la UA. Boletín de la Unidad de Investigación de la
Director: José Carlos Rovira (Universidad de Alicante) Universidad de Alicante: «Recuperaciones del mundo
Subdirectora: Carmen Alemany Bay (Universidad de Alicante) precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano»
Secretaria académica: Remedios Mataix Azuar (Universidad de Alicante)
Nos 13-14, diciembre de 2009 - 11 €
Secretaria administrativa: Claudia Comes Peña (Universidad de Alicante)

Consejo editorial:
Beatriz Aracil Varón (Coordinación general) (Universidad de Alicante)
Miguel Ángel Auladell Pérez (Universidad de Alicante)
Eduardo Becerra Grande (Universidad Autónoma de Madrid)
Helena Establier Pérez (Universidad de Alicante)
Teodosio Fernández Rodríguez (Universidad Autónoma de Madrid)
José Mª Ferri Coll (Universidad de Alicante)
Virginia Gil Amate (Universidad de Oviedo)
Mar Langa Pizarro (Universidad de Alicante)
Rosa María Grillo (Universidad de Salerno)
Ramón Lloréns García (Universidad de Alicante)
Francisco José López Alfonso (Universidad de Valencia)
Sonia Mattalía (Universidad de Valencia)
Pedro Mendiola Oñate (Universidad de Alicante)
Francisco Javier Mora Contreras (Universidad de Alicante)
Ramiro Muñoz Haedo (Universidad de Alicante)
Ángel Luis Prieto de Paula (Universidad de Alicante)
José Rovira Collado (Universidad de Alicante)
Mónica Ruiz Bañuls (Universidad de Alicante)
Eduardo San José Vázquez (Universidad de Oviedo)
Maria Tabuenca Cuevas (Universidad de Alicante)
Francisco Tovar Blanco (Universidad de Lleida)
Eva Mª Valero Juan (Universidad de Alicante)
Abel Villaverde Pérez (Universidad de Alicante)

Comité científico:
Mª Ángeles Ayala Aracil (Universidad de Alicante)
Giuseppe Bellini (Universidad de Milán)
Trinidad Barrera (Universidad de Sevilla)
Guillermo Carnero Arbat (Universidad de Alicante)
Fortino Corral Rodríguez (Universidad de Sonora)
Óscar Armando García Gutiérrez (Universidad Nacional Autónoma de México)
Margo Glantz (Universidad Nacional Autónoma de México)
Aurelio González (El Colegio de México)
Mercedes López-Baralt (Universidad de Puerto Rico)
Miguel Ángel Lozano Marco (Universidad de Alicante)
María Águeda Méndez (El Colegio de México)
Daniel Meyran (Universidad de Perpignan)
Nelson Osorio Tejeda (Universidad de Santiago de Chile)
Rocío Oviedo Pérez de Tudela (Universidad Complutense)
Rita Plancarte Martínez (Universidad de Sonora)
Juan Antonio Ríos Carratalá (Universidad de Alicante)
Enrique Rubio Cremades (Universidad de Alicante)
Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca)

Colaboradores:
David García Vergara, Connie Marchante Sáez, Francisco Mollá Ruiz, Elena
Pellús Pérez, Rafael Sellers Espasa, Paola Madrid Moctezuma, Víctor Manuel
Sanchis Amat, Benoit Filhol.
Foto portada:
Imagen de la Nueva Corónica y buen gobierno de Felipe Guamán Poma de Ayala.

Este boletín está asociado a la actividad del CENTRO DE ESTUDIOS IBEROAMERICANOS «MARIO BENEDETTI»

ISSN: 1577-3442
Depósito Legal: MU-2335-1999
Composición e impresión: COMPOBELL, S.L. Murcia

Contacto: América sin nombre/ Departamento de Filología Española/ Apdo. 99/ Universidad de Alicante/ 03080 Alicante.
americasinnombre@gmail.com
http://www.ua.es/grupo/literatura-hispanoamericana/menu/publicaciones_revistas.html
AMÉRICA SIN NOMBRE Nos 13-14 (2009)

Eva Mª Valero Juan 5 Presentación


sumario
José Carlos Rovira 7 «Proceso de la literatura» peruana

Trinidad Barrera López 15 De Academias, transterrados y parnasos antárticos

Raquel Chang-Rodríguez 22 La ruta del Inca Garcilaso

Rosa Pellicer 30 Continens Paradisi: el Libro segundo de El Paraíso en el Nuevo Mundo de Antonio de
León Pinelo

Virginia Gil Amate 37 Recepciones de la obra del Inca Garcilaso en el siglo XVIII

Concepción Reverte Bernal 51 El Nuevo Depositario y Nueva Depositaria de José Joaquín de Larriva contra Gaspar
Rico, más literatura que periodismo

Eva Mª Valero Juan 64 De Micaela Bastidas a Magda Portal: recuperaciones crítico-literarias de las independen-
tistas del Perú

Rocío Ferreira 73 Cartografías pan/americanas en Cocina ecléctica (1890) de Juana Manuela Gorriti

Teodosio Fernández 85 La generación del novecientos y los discursos de identidad

Francisco José López Alfonso 94 Narrativa indigenista y racismo: Ventura García Calderón, Enrique López Albújar y
Luis E. Valcárcel

Eugenio Chang-Rodríguez 103 José Carlos Mariátegui y la polémica del indigenismo

Rocío Oviedo Pérez de Tudela 113 Refutación de la paradoja, La dialéctica poética y social de César Vallejo

Edson Faúndez V. 123 Los heraldos negros: un «verso gris» seducido por la dinámica de los trayectos

Carlos Meneses 133 El otro viaje del poeta Oquendo de Amat

Sylvia Miranda Lévano 139 La donna angelicata andina en la poesía de la vanguardia histórica peruana

Helena Usandizaga 149 El Pez de Oro, de Gamaliel Churata, en la tradición de la literatura peruana

Carmen Alemany Bay 160 Singularidades de José María Arguedas como escritor

Javier de Navascués 168 Julio Ramón Ribeyro: una tensión resuelta entre el silencio y la escritura

Fernando Rodríguez Mansilla 174 Bob López y Adán Quispe: marginales en la Lima imaginada de Ribeyro y Bryce

Guadalupe Fernández Ariza 183 Mario Vargas Llosa, la creación y la crítica

Rita Gnutzmann 192 Una retrospectiva sobre medio siglo de narrativa peruana

Marco Martos 203 La poesía peruana en el siglo XX


A la memoria de Roberto Paoli
José Carlos Rovira
Director de América sin nombre

La lectura del artículo de Marco Martos que se publica en este número,


me trajo en su dedicatoria el recuerdo de un admirado maestro y amigo, Ro-
berto Paoli, a cuya memoria ofrendamos este número de América sin nombre,
dedicado a la Literatura Peruana y coordinado por la profesora Eva Valero.
Paoli, fallecido el año 2000 en Borgo San Lorenzo, pueblo cercano y casi
fundido con Florencia, había nacido en aquel mismo lugar 70 años antes.
Fue peruanista, pero sigue siendo sobre todo una memoria indeleble
de años de formación en la Universidad de Florencia allá por 1974. Paoli era
catedrático de aquella Universidad. Su presencia la he contado alguna vez. Es
la historia de un joven que sale de este país y que, entre las recomendaciones
recibidas del maestro principal, Alonso Zamora Vicente, recuerda una: «y no
Roberto Paoli.
dejes de ver a quien hace veinte años y durante tres fue mi lector de italiano
en Salamanca, Roberto Paoli. Es lo mejor de lo nuestro en aquella Universi-
dad». La voz de don Alonso sigue presente como anticipo de aquel encuentro en una clase, en la vieja
Facultad de Magisterio, en Via di Parione, cualquier día de noviembre de 1974: «Zumban las balas en la
tarde última./ Hay viento y hay cenizas en el viento,/ se dispersan el día y la batalla deforme,/ y la vic-
toria es de los otros…», recitaba Paoli el «Poema conjetural» de Borges, y nos transportaba a Francisco
Laprida, a los montoneros de Aldao, a las guerras civiles del siglo XIX en Argentina, y a Dante a través
de «aquel capitán del purgatorio», en aquella Florencia que pisaban un joven y un maestro y quedaba
patentizada en signos y cábalas.
Fue en aquel mismo atardecer: una conversación entre dos o tres cigarrillos, el regalo de una tra-
ducción monumental del César Vallejo que yo amaba, el obsequio de otra traducción de la poesía com-
pleta de Miguel de Unamuno, Lope como contraseña permanente de su formación cerca del maestro
Zamora Vicente… demasiadas contraseñas en un día para no abrir todas las antenas al maestro Roberto
Paoli, que en otras jornadas me habló de José María Arguedas, José María Eguren, Martín Adán, Blanca
Varela, Emilio Adolfo Westphalen, César Moro, Carlos Germán Belli…

3
La Florencia de los dos años iniciados en 1974 tiene para mí resonancias peruanas y posiblemente
la base formativa que en España no había obtenido sobre literatura latinoamericana. Roberto Paoli fue
maestro esencial de aquella experiencia. Se lo dije en la isla de Aix, la que está enfrente de La Rochelle
en Francia, en un último encuentro allá por 1994. Paoli sonreía como casi siempre y aún, a escondidas,
fumaba.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 5-6
ISSN: 1577-3442

Presentación
Eva Mª Valero Juan

En los primeros días de diciembre de 2009, cuando este volumen de América sin nombre prepara
su inminente publicación, el Coloquio Internacional «Julio Ramón Ribeyro: la palabra del mudo»,
celebrado en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar en homenaje al 80 aniversario
del narrador, viene a cerrar un año en el que la literatura peruana ha sido el centro de atención de va-
rios homenajes, congresos y seminarios con motivo, fundamentalmente, de la celebración de una de
sus obras cumbres y fundacionales: los Comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega. La feria del
libro Ricardo Palma en homenaje a Julio Ramón Ribeyro, la presentación de La palabra del mudo en
la editorial Seix Barral por Alonso Cueto, o el magnífico discurso de este último en el acto de su incor-
poración como nuevo miembro de la Academia Peruana de la Lengua convocan al público limeño, en
estos mismos días, entorno a figuras principales que cierran un año verdaderamente fructífero para la
literatura peruana.
Sentado a la izquierda del poeta Marco Martos, Presidente de la Academia Peruana de la Lengua
–con quien hemos tenido el privilegio de contar en este monográfico–, Alonso Cueto incide en su dis-
curso en la necesidad de aprender a leer en los textos la vida; esa vida que ellos, los escritores peruanos,
han sabido leernos a lo largo de la intrincada historia del Perú en sus claves más profundas y desde los
más diversos ángulos o puntos de mira. Entre estos ángulos, uno resulta especialmente significativo en
la literatura peruana, si atendemos a la acusada tendencia, en esta tradición, hacia la penetración literaria
del pasado. A modo de ejemplo, dos de los autores celebrados en este 2009, el Inca Garcilaso y Julio
Ramón Ribeyro, horadaron el Perú desde la distancia europea y, en consecuencia, también desde otro
tipo de distancia: la que impone el recuerdo. Efectivamente, el pasado, ya sea lejano o reciente, ha sido
objetivo fundamental de la literatura peruana. Baste pensar en tantos otros escritores peruanos que
coinciden, de un modo u otro, en la necesidad de esa revisión literaria de pasados que explican el hoy
de esta Lima y de este país en continua transformación, y sobre los cuales profundizan varios de los
trabajos que forman este monográfico.
Pero los homenajes no terminan en el Inca o en Ribeyro. El año ha sido central también para
otras figuras principales de la literatura peruana: Ciro Alegría, a quien este año se ha celebrado en el
centenario de su nacimiento, y José María Arguedas, escritor al que se ha homenajeado en Perú con
todo tipo de actividades en el 98 aniversario de su nacimiento. En este trayecto de homenajes, revisiones
y relecturas, la revista América sin nombre se ha querido sumar a este año peruanista para realizar un

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 5-6

recorrido construido con los aportes de prestigiosos peruanistas a través de aproximaciones críticas a su
historia literaria; historia que, con fragmentos hechos de autores (el Inca, Arguedas, Vallejo, Ribeyro,
Vargas Llosa, Blanca Varela…), academias, períodos, recuperaciones críticas y calas en los debates fun-
damentales de su tradición, es, ante todo, un nuevo esfuerzo de comprensión de esa vida que los textos
encierran y de aristas tal vez inexploradas que la literatura y la historia de la cultura ofrecen siempre,
incansables y proteicas, al pensamiento. El recorrido abarca en buena medida la historia, por lo que se
ha optado, para la organización del índice, por una ordenación cronológica de los artículos atendiendo
al período, autor u obra objeto de los mismos, situando en primer lugar, por su carácter panorámico, el
artículo del director de esta revista, el profesor José Carlos Rovira.
Para cerrar estas líneas iniciales, quiero expresar mi profundo agradecimiento a todos y cada uno
de los participantes en este número de América sin nombre por su inestimable colaboración, que sin
duda no sólo es fruto de un razonar, sino también de un sentir. A Raquel Chang-Rodríguez, a Marco
Martos y a Eugenio Chang-Rodríguez, que nos ofrecieron el pasado mes de julio en la ciudad de San-
tander las conferencias que aquí se publican, agradezco muy especialmente el entusiasmo y el necesario
lazo que, desde América, trabajan por estrechar y afianzar. En esa dirección, entre todos se hace posible
que el inmenso aire trasatlántico que nos separa se convierta en un aire más liviano, un aire que también,
felizmente, nos une. Sirva pues este número de América sin nombre no tanto como punto de llegada,
sino mejor como punto de partida para proseguir pensando la literatura peruana y para continuar ci-
mentando, con perseverancia, este puente necesario, ineludible.

Lima, diciembre de 2009

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14
ISSN: 1577-3442

José Carlos Rovira Soler:


Catedrático de literatura hispano-
americana en la Universidad de
Alicante. Es autor de libros, ar-
tículos y ediciones sobre autores
contemporáneos (Rubén Darío,
Miguel Hernández, Pablo Neruda,
José María Arguedas, Juan Gil-
Albert) así como sobre poetas de

«PROCESO DE LA LITERATURA» la tradición cancioneril en la corte


napolitana de Alfonso el Magná-
nimo, literatura novohispana, rela-

PERUANA ciones del mundo cultural italiano


con la tradición hispanoamericana,
siendo sus últimos libros José To-
JOSÉ CARLOS ROVIRA ribio Medina y la fundación bi-
bliográfica y literaria del mundo
colonial hispanoamericano (2002)
y Ciudad y literatura en América
Latina (2005).

Mi título es evidentemente un préstamo escrito y publicado como fragmentos de una 1


José Carlos Mariátegui, 7 ensa-
de uno de los textos que son emblemas de la taracea de pensamiento que en esa obra, sin yos de interpretación de la rea-
revisión de la tradición literaria en Perú: el duda la de más aliento mariateguiano, intenta lidad peruana, Caracas, Ayau-
cho, 1979, p. 149. Cito siempre
«Proceso de la literatura», el último de los 7 adquirir la unidad. No voy a hablar del prin- a partir de esta edición.
ensayos de interpretación de la realidad perua- cipio de desilusión que la obra puede crearnos
na. Recordemos que el «Testimonio de parte» por el paso inexorable del tiempo sobre ella: 2
Eugenio Chang Rodríguez, Poé-
con el que comienza el capítulo, no quiere ochenta años son muchos para que aquel tica e ideología en José Carlos
dejar lugar a dudas sobre el valor que le da a «proceso» de la literatura no deba tener otras Mariátegui, Madrid, Porrúa Tu-
ranzas, 1983.
la palabra «proceso»: consideraciones, aparte por supuesto de otros
contenidos. Me preocupa sobre todo el enve- 3
José de la Riva-Agüero, Ca-
La palabra proceso tiene en este caso su acepción jecimiento de algunas valoraciones que siguen rácter de la literatura del Perú
judicial. No escondo ningún propósito de participar siendo secundadas y difundidas. independiente, Lima, Rosay Edi-
en la elaboración de la historia de la literatura perua- No voy a hablar sobre estas cuestiones tor, 1905.

na. Me propongo, sólo, aportar mi testimonio a un que, en esta publicación, tendrán sin duda 4
juicio que considero abierto. Me parece que en este aclaración y explicación por parte de uno José Gálvez, Posibilidad de una
genuina literatura nacional, Li-
proceso se ha oído hasta ahora, casi exclusivamente, de los especialistas principales en su obra, el ma, Casa editora M. Moral,
testimonios de defensa, y que es tiempo de que se profesor Eugenio Chang-Rodríguez, autor 1915.
oiga también testimonios de acusación. Mi testimo- de la imprescindible obra Poética e ideología 5
nio es convicta y confesamente un testimonio de en José Carlos Mariátegui2, con la que tanto Nos referimos a su ensayo Noso-
parte. Todo crítico, todo testigo, cumple consciente podemos seguir aprendiendo. tros: ensayo sobre una Literatura
Nacional, tesis de Bachiller que
o inconscientemente una misión (…) mi misión ante No tengo dudas sobre el valor histórico publicó en 1920 en La Prensa de
el pasado, parece ser la de votar en contra. No me exi- del texto con el que Mariátegui cerraba de Lima, con el título Literatura pe-
ruana. Capítulo de un ensayo
mo de cumplirla, ni me excuso por su parcialidad.1 alguna forma un ciclo de reflexión sobre la preliminar, los días 5, 6 y 7 de
literatura peruana, un espacio teórico que se agosto de 1920, pp. 1 y 2.
Cuando leemos por primera vez los 7 en- había iniciado con José de la Riva-Agüero en 6
sayos, pensamos que vamos a encontrarnos, y 19053, y que había sido continuado y variado Miguel Ángel Rodríguez Rea, La
parcialmente así es, la palabra proceso en las por José Gálvez, en 19154, y definitivamente literatura peruana en debate:
1905-1928, Prólogo de David
acepciones no jurídicas; o sea en su valor como transformado por Luis Alberto Sánchez en Sobrevilla, Lima, Ediciones An-
«transcurso del tiempo», o «conjunto de las 19205. De alguna forma, como señaló en un tonio Ricardo, 1985.

fases sucesivas de un fenómeno natural o de incipiente trabajo Miguel Ángel Rodríguez


una operación artificial» (RAE). Mariátegui Rea6, el texto de Mariátegui vino a continuar,
envuelve sin embargo la palabra en su acepción variar e intentar cerrar aquel debate.
judicial, aunque sepamos que va a dirigirse al
transcurso de la literatura peruana. ¿QUÉ LEÍA O CÓMO SE FORMABA
Los 7 ensayos aparecen en 1928, dos años SOBRE PERÚ UN ADOLESCENTE ES-
antes de la muerte del pensador, y se ha ana- PAÑOL A MEDIADOS DEL SIGLO XX?
lizado en ellos, tras su diferente escritura en
distintos tiempos, la construcción de un todo Este epígrafe, como es fácil identificar, «Proceso de la literatura» peruana
unitario que sin embargo ha sido pensado, es un juego con un título de Ventura García JOSÉ CARLOS ROVIRA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14

Calderón, situando yo la experiencia medio Perú, quien explicaba que faltaba un séptimo
siglo después del relato del insigne peruano7. conferenciante, José María de Cossío, que
Recuerdo que esta revista intenta que se dé apoyó la iniciativa pero que no quiso interve-
cuenta de algunos momentos principales de nir porque no conocía Perú. La verdad es que,
lo que llamamos Literatura peruana, a los leyendo en la actualidad esas conferencias, lo
cuatrocientos años de los Comentarios rea- alegado por Cossío parece que era importante
les, convirtiendo el texto del Inca Garcilaso ya que tres de los seis conferenciantes (el es-
de la Vega en una referencia imprescindible cultor Victorio Macho, el Marqués de Lozoya
conmemorativa (y no sólo conmemorativa): y Eugenio Montes) crean una guía turística,
posiblemente los Comentarios tengan ya, a memorial e imperial sobre el Cuzco, Macchu
los cuatrocientos años de su publicación, el Picchu y Lima, en donde el Inca no aparece
carácter de eje de una reflexión americana por casi ninguna parte; Gregorio Marañón
e hispanoamericana de la que no podemos nos sorprende con su «Vida y andanzas de
prescindir para configurar sentidos, dimen- Pablo de Olavide» que justifica porque, en
siones culturales e históricas y procesos de Lima, habló hace cuatro años del «mestizo
7 trascendencia cultural que universalizaron ungido por un nombre mágico», dice, refi-
El título de Ventura García Cal- aquella literatura. riéndose a Garcilaso, y por ese motivo va a
derón, donde da cuenta de sus
lecturas juveniles, es ¿Cómo era Este proyecto surgió por tanto de esa hablar ahora del dieciochesco Olavide.
un adolescente peruano al co- conmemoración del cuarto centenario de la Quedan Menéndez Pidal y Pemán como
menzar el siglo XX? Y está pre-
sente en Nosotros, Obra Escogi- obra principal de Garcilaso, pero no quería exclusivos conferenciantes conmemorativos.
da, ed. de Luis Alberto Sánchez, presentarse como un estudio cerrado en la De don Ramón, en 1959, poco tenemos que
Lima, Edubanco, 1986, pp.
519-529. Lo antologué en José
misma, sino como la apertura a una tradición decir. Mi respeto a su figura me hace dolo-
Carlos Rovira (ed.), Identidad que obtiene en ella un referente clave, y que roso siempre comentar algunos de sus textos
cultural y literatura, Alicante, llega a lo contemporáneo como proceso crea- increíbles. Tenía 90 años y le quedaban nueve
Instituto Gil-Albert, 1992, pp.
184-190. tivo. Querríamos también con él, con Gaci- de vida. Se aprestaba a publicar un libro que
laso, ejemplificar una atención metodológica apareció en 1963 titulado El padre Las Casas.
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Ramón Menéndez Pidal, et alii, al Perú y su literatura que es, como sabemos, Su doble personalidad9, un libro que hace años
Seis temas peruanos; Madrid, una de las grandes literaturas universales. describí no como obra de don Ramón, sino de
Espasa Calpe (austral), 1960.
A veces, una conmemoración nos debe Robert Louis Stevenson. De hecho parece que
9 llevar a intentar un estado de la cuestión, para aprovechó aquella conferencia para anticipar
Ramón Menéndez Pidal, El pa- lo que recuerdo un referente muy negativo, lo que estaba escribiendo.
dre Las Casas. Su doble perso-
nalidad, Madrid, Espasa-Calpe, con el que voy a empezar. Comienza en cualquier caso su conferen-
1963. Narro una conmemoración acaecida en cia, titulada «La moral en la conquista del Pe-
10 España en los trescientos cincuenta años de rú y el Inca Garcilaso de la Vega», evocando
Una observación: no sé si don la publicación de los Comentarios reales. Está su viaje a Perú, sus cuarenta días limeños, del
Ramón, que había leído todo,
recordaría al hacer su evocación
contenida en un volumen que se titula Seis lejano 1905, cuando entre otros conoció a Ri-
de don José Santos Chocano, la temas peruanos8, con el subtítulo significativo cardo Palma, a José de la Riva Agüero, a José
broma del gran Rubén, cuan- de «Conferencias pronunciadas en la emba- Santos Chocano, del que aprendió aquello de
do escribió como preludio a
Alma América aquel pareado jada del Perú en España», y que publicó la «la sangre es española e incaico es el latido»10.
que Chocano tachó: «Tal dije Colección Austral de Espasa-Calpe el 3 de Luego deja los recuerdos de aquel viaje y nos
cuando don José Santos Choca-
no,/último de los Incas, se tornó diciembre de 1960, un año después de que anuncia que va a hablar de la Conquista del
castellano. se acogiera en la representación diplomática Perú y «de cómo el Inca Garcilaso apreció
aquella conmemoración que se realizó exac- esa conquista».
tamente entre el 12 de noviembre y el 10 de Las primeras tres cuartas partes de la con-
diciembre de 1959, durante los jueves de cada ferencia son un análisis sobre el Padre Las
semana. Casas y sus posiciones sobre la conquista y
Firmaban aquel volumen Ramón Menén- sobre las riquezas del Perú concretamente. Su
dez Pidal, Victorio Macho, el Marqués de debate con Francisco Vitoria va plagando de
Lozoya (o sea, Juan de Contreras y López de adjetivos negativos la imagen del dominico:
Ayala); José María Pemán, Gregorio Mara- su ambición, su egolatría, su miedo a ir como
ñón y Eugenio Montes («los más ilustres de obispo del Cuzco, su erróneo proceder como
España», como dice el Marqués de Lozoya, obispo de Chiapas, su doble personalidad…
excluyéndose de los ilustres modestamente páginas y páginas que se desgranan en una
«Proceso de la literatura» peruana él mismo, al comienzo de su conferencia). Lo conferencia en la que, si hubiésemos asistido a
JOSÉ CARLOS ROVIRA prologaba Manuel Cisneros, embajador del ella, probablemente estaríamos pensando que

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a ver cuándo entra en materia. Lo hace en las tocaba todavía las nieblas precolombinas y
cuatro páginas finales, donde contrapone la que por su pluma tocaba ya la plenitud euro-
visión destructiva de la conquista que analiza pea del Renacimiento» (p. 79).
en Las Casas a la visión integradora de El Inca, Máxima expresión inequívoca el Inca de
que verá males, incluso a veces hasta crímenes, «los valores hispánicos», «de los valores de
pero que no achacará más que a los que los nuestra historia en América», de la armonía
realizan y nunca a la Monarquía española, de del ser español…y, a partir de aquí, tras una
la que no discute su derecho sobre las Indias: larga divagación en la que La Araucana sig-
nifica la universalidad de dar protagonismo Inca Garcilaso de la Vega.
Una vez consumada la conquista, olvidadas las al vencido, tras tratar el teatro americano de
fieras guerras y rebeliones subsiguientes, surge en la Lope de Vega, para lo que recurre a audaces
mente de Garcilaso una construcción histórica ideal, comparaciones con «angelitos negros» (bo-
opuesta a la utopía jurídica de Las Casas. Mientras lero popularizado por Antonio Machín, al
Las Casas exalta a los indios atropellando toda que Pemán que debía tener poco oído o co-
mesura en el encomio y odiaba furiosamente a los nocimiento musical llama «tango gangoso»),
españoles, Garcilaso, ecuánime, idealiza el imperio recurre a otro ejemplo musical para explicar
inca sin cometer excesos comparativamente intole- el castizo españolismo como síntesis de uni-
rables, y tiende un velo sobre las imperfecciones de versalidad, para lo que narra que siempre
la conquista, dejando ver sólo la parte grandiosa del llevamos a los extranjeros a que vean nuestro
suceso histórico. (p. 37) casticismo en La verbena de la paloma, donde
la gorrita que llevan los chulos es inglesa y las
Ramón Menéndez Pidal mantiene su ho- mujeres lucen «el mantón de Manila», que,
menaje al Inca en el interior del desconcierto recalca textualmente Pemán, «que ya dice su
para el lector que provoca su más amplio mismo nombre que es de Manila»…
ataque a Las Casas, que no era el motivo de Resulta a veces difícil seguir la gracia gadi-
su conferencia y, sin embargo, sí lo fue, pero tana de José María Pemán, que se convierte en
mantiene el tono reflexivo del que siempre chiste fácil. Lo parecen incluso sus metáforas,
solía hacer gala. que a continuación abordan una nueva sínte-
El otro autor que dedica su conferencia al sis de la Hispanidad, en la que va a situar la
Inca es José María Pemán, que resulta como obra del Inca, definiéndolo así: «ni es indige-
casi siempre un ejemplo de graciosa retórica nismo puro ni europeísmo calcado sino que es
imperial. Su conferencia se llama «El Inca toda la exuberancia de la selva virgen metida
Garcilaso de la Vega, fruta nueva del Perú», en la discreta y racional medida del Partenón
frase que el propio Inca, en la dedicatoria de de Atenas» (p. 91), para, tras un cúmulo de
su Historia general del Perú, atribuía a Felipe divagaciones de época en la que destaca la
II ante su traducción de los Diálogos de amor creación del «Derecho de Indias», terminar
de León Hebreo. actualizando la obra del Inca, dándole un sen-
Comienza Pemán afirmando que el Inca tido contemporáneo exactamente así:
«es expresión y reflejo típico de los valores de
la obra de España en América» (p. 75). Habla Ahora hay también una luz incansablemente en-
de que la conquista fue el ejemplo principal de cendida, con satánico desvelo, en los laboratorios
la formación del «Orbis Christianum». Cita la donde se desintegra el átomo o se conspira contra
obra de Bernal Díaz del Castillo, al que llama las bases morales de la sociedad. Y yo os digo a
«soldadote de pocas letras», y habla de su na- todos vosotros, diplomáticos, escritores, académicos,
rración civilizadora, para afirmar que «Hasta catedráticos, que me estáis escuchando esta tarde: no
el soldado éste, un tanto iletrado, llegaba apaguéis vuestras luces hasta ver quién acaba primero
allí pretendiendo dar a sus mandobles, a sus su tarea, si los que están trabajando para la guerra y la
tajos y a sus arcabuzazos, una trascendencia muerte o los que están trabajando para aquel orden
metafísica»(p. 77). Tras un recorrido civiliza- integrador que tan entrañablemente sentía el Inca
dor sobre la presencia española en América, Garcilaso, y que reclama un nuevo Derecho plane-
aborda la traducción de los Diálogos de amor, tario puesto radicalmente al servicio y de la paz y la
el episodio en el que el rey afirmó que eran confraternidad entre los hombres. (p. 97)
«fruta nueva del Perú», para afirmar que el
rey sabía que aquel libro era esto, la obra de Así se conmemoraba al Inca Garcilaso en «Proceso de la literatura» peruana
un «criollo», dice, «que por su sangre materna la España de hace cincuenta años. He dejado JOSÉ CARLOS ROVIRA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14

muchas perlas esparcidas por los otros escri- identificación de lo peruano. Conocemos el
tos turísticos e imperiales que conforman el papel que las literaturas nacionales, surgidas
volumen. A fin de cuentas, lo que he propues- tras la independencia, confieren al pasado co-
to hasta aquí no es más que una entrada que lonial como parte de la expresión literaria del
me parece casi humorística al tema de nuestro país y de su identidad. En el caso de Perú, la
monográfico, que se celebra cincuenta años propia conciencia de su determinación histó-
después de aquel y a cuatrocientos años de los rica, la condición virreinal y todos sus mitos
Comentarios reales. Es evidente que el Inca va conexos, y la clase dirigente que sucedió a la
a ser tratado en este número como referencia que detentaba los poderes en el virreinato,
de la formación de una tradición literaria que a fin de cuentas era la misma, crearon
que es muy amplia y muy rica. Pero querría una tendencia a asumir la tradición colonial
recoger algunas reflexiones que todavía me como propia, sin más ruptura que el hecho
parecen de necesario recorrido antes de su político de la independencia. Pero las crisis
Luis Alberto Sánchez. comienzo. sociales del tiempo posterior a la independen-
cia favorecieron aún más esa apropiación del
HISPANISMO, COLONIALISMO, INDI- pasado como «nostalgia virreinal», que bien
11 GENISMO, LITERATURA NACIONAL identificó Mariátegui en sus 7 ensayos (cf. «El
La noción de modernidad tiene
que ser afrontada en cualquier
problema de la tierra»).
caso desde los espacios políticos Mi segundo enunciado nos sitúa ante cua- Esta encrucijada está actuando a comienzos
que se refieren a ella. Como tro términos que el adolescente, o algo más de siglo y la determina un eje social y cultural
resumen muy breve diré que
la estructura del país aparecía mayor, el joven español que quiera adentrase que se plantea la modernidad como objetivo,
vinculada a las estructuras eco- en la literatura peruana, hará bien en plan- y que quiere saldar cuentas con el pasado, o
nómicas del pasado y que la
estructura social aparecía frac-
tearse. Como Francisco José López Alfonso incorporarlo a la misma modernidad11.
turada por una gran población ha dado cuenta en sus libros, y en el artículo Surgen tendencias culturales que reivin-
indígena desposeída y una oli-
garquía terrateniente que era
aquí publicado, de la trascendencia de este dican el pasado desde otras perspectivas y
heredera de los grupos sociales debate, les resumo por mi parte el manifiesto matices. Si quisiésemos buscar dos polos dife-
que detentaron siempre el poder. cansancio que me produjo, en su día, intentar renciados ampliamente en sus objetivos, pero
En medio, una burguesía dé-
bil y un incipiente proletariado. entender una discusión de comienzos de siglo muy próximos quizá en análisis, tendríamos
En los terrenos políticos de la XX de la que antes he mencionado algunos que recordar la perplejidad que nos produce
«modernidad», la posición que
encarnará Mariátegui tiene que
textos principales. leer algunos textos que informan el debate li-
ver con una noción de moderni- Nos era muy difícil entender el indige- terario sobre la colonia en los primeros treinta
dad asociada a un programa de
transformación revolucionario y
nismo, por ejemplo, a los que nos habíamos años del siglo XX.
socialista, pero la modernidad formado en la mistificación imperial de la his- Me referiré a ello:
es una perpleja instancia que panidad. Lo conté una vez como experiencia 1. La conceptualización de los «hispanis-
se intenta alcanzar desde otros
predicados ideológicos: el libe- personal. Para mí fue la lectura de José María tas». La tesis de José de la Riva-Agüero, Ca-
ralismo o la socialdemocracia Arguedas la que me adentró en la cuestión del rácter de la literatura del Perú independiente,
aprista.
indigenismo, y lo hizo en un terreno estético. publicada en 1905, plantea radicalmente la
Nos resultaba muy difícil adentrarnos en un dependencia de lo que se considera literatura
debate que, en todo caso, intentaba confor- peruana respecto de la literatura española.
mar una identidad nacional de la literatura. Recordemos la aseveración principal de Riva-
El problema esencial de la literatura pe- Agüero:
ruana, como el de todas las literaturas de
América, venía determinado por la relación La literatura peruana forma parte de la castellana.
con el pasado previo a la Independencia y, en Esta es la verdad inconcusa, desde que la lengua
el caso peruano, como en el mexicano, de una que hablamos y de que se sirven nuestros literatos
forma acuciante, por la relación que se esta- es la castellana. La literatura del Perú, a partir de la
blecía con el mundo previo a la colonia, con el Conquista, es literatura castellana provincial, ni más
mundo prehispánico. Determinar la relación ni menos que la de las islas Canarias o la de Aragón
de lo que llamaban Literatura peruana con o Murcia, por ejemplo, puesto que nada tiene que
la colonial y la prehispánica se convierte, a ver con la literatura, la dependencia o independencia
comienzos de siglo XX, en uno de los puntos policía de la región donde se cultiva. (p. 220)
cruciales de un debate que determina el mun-
do intelectual. Esta tesis de la identidad con la literatura
«Proceso de la literatura» peruana El siglo XIX había empezado a nacio- española conlleva una valoración negativa de
JOSÉ CARLOS ROVIRA nalizar la tradición colonial como parte de la tradición imitativa colonial:

10
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14

¿A qué se reduce pues la literatura colonial? A 2. Matices y transformaciones: Hay dos


sermones y versos igualmente infestados por el contribuciones ya mencionadas que constru-
gongorismo y por bajas adulaciones, y a la vasta pero yen una matización y variación de las tesis
indigesta erudición de Diego León Pinelo, Espinosa de Riva-Agüero. Me refiero al libro de José
Medrano, Menacho, Llano Zapata, Bermúdez de la Gálvez (Posibilidad de una genuina literatura
Torre, Peralta y Bravo Lagunas: literatura vacía y nacional) aparecido en 1915 y, sobre todo, a
ceremoniosa, hinchada y áulica, literatura chinesca los trabajos que Luis Alberto Sánchez publica
y bizantina, a la vez caduca e infantil, con todos los a partir de 1920.
José Carlos Mariátegui.
defectos de la niñez y de la decrepitud, interesante 3. La preocupación principal de Gálvez
para el bibliófilo y para el historiador pero inútil y es fijar lo nacional, tras la aceptación de los
repulsiva para el artista y para el poeta. (p. 76) parámetros de imitación en los que ha surgido 12
Recordemos: «La poesía ame-
y se ha desarrollado la literatura en Perú. La ricana de que vamos a tratar
En su conceptualización hay además una adaptación de los modelos europeos ha estado no es de las elegías del rey de
Tetzcuco, Netzahualcoyolt, ni la
negación explícita del pasado prehispánico carente de originalidad «al desdeñar lo propio del Ollantay, drama quechua
como informante o integrante de la tradición y empequeñecerlo» (p. 43). Sólo la fusión de no anterior al siglo XVIII, sino
la que llevaron a América los
literaria. Sobre el mundo indígena repite con- lo propio, de la tradición, permitirá vincularse colonos españoles y conservan
ceptualmente sobre todo las afirmaciones de al «sentido universal literario» y, para ello, lo sus descendientes. Si algo de
Marcelino Menéndez Pelayo12, a quien cita propio serán los «temas nacionales», por lo americanismo primitivo llegó a
infiltrarse en esta poesía (lo cual
como testimonio de autoridad junto a otros que propone una mirada al mundo indígena, es muy dudoso), sólo en este sen-
españoles, cuando está hablando de la ameri- una incorporación de «la raíz histórica del tido podrán tener cabida tales
elementos bárbaros y exóticos
canización de la literatura: legado indígena en su imponente grandeza, en un cuadro de la literatura
en su misteriosa y enorme vaguedad legenda- hispano-americana, la cual, por
lo demás, ha seguido en todo
El sistema que para americanizar la literatura se re- ria», pero considerando el mundo del pasado las vicisitudes de la general li-
monta hasta los tiempos anteriores a la conquista, y precolombino como algo acabado (p. 16) que, teratura española [...]. Esto no
trata de hacer revivir poéticamente las civilizaciones sin embargo, abre raíces sentimentales hacia el excluye gran originalidad en los
pormenores; pero el fundamento
quechua y azteca, y las ideas y los sentimientos de los presente: Mariano Melgar, por ejemplo, como de esta originalidad, más bien
aborígenes, me parece el más estrecho e infecundo. gran comienzo de originalidad en su fusión de que en opacas, incoherentes y
misteriosas tradiciones de gentes
No debe llamársele americanismo sino exotismo. la clasicidad con lo indígena. Un debate sobre bárbaras o degeneradas, que
Ya lo han dicho Menéndez Pelayo, Rubió y Lluch la literatura de lo criollo y la literatura criolla para los mismos americanos de
hoy resultan mucho más extra-
y Juan Valera: aquellas civilizaciones o semiciviliza- anima la presencia del criollismo como una ñas, menos familiares y menos
ciones ante-hispanas murieron, se extinguieron, y no forma de identidad nacional, sin desarraigarse interesantes que las de los asi-
hay modo de reanudar su tradición, puesto que no de la tradición hispánica. rios, los persas o los egipcios; ha
de buscarse en la contemplación
dejaron literatura. Para los criollos de raza española 4. Luis Alberto Sánchez: en 1928, el mis- de las maravillas de un mundo
son extranjeras y peregrinas, y nada nos liga con ellas; mo año en el que Mariátegui publicará los 7 nuevo, en los elementos propios
del paisaje, en la modificación
y extranjeras y peregrinas son también para los mes- ensayos, aparece el primer volumen de La li- de la raza por el medio am-
tizos y los indios cultos, porque la educación que han teratura peruana. Derrotero para una historia biente, y en la enérgica vida
que engendraron, primero el
recibido los ha europeizado por completo. (p. 227) espiritual del Perú de Luis Alberto Sánchez13, esfuerzo de la colonización y
donde plantea la presencia prehispánica como de la conquista, luego la guerra
El tiempo en el que considera que vive es un antecedente necesario para explicar la lite- de separación, y, finalmente, las
discordias civiles». Marcelino
además el de una «incipiente literatura perua- ratura nacional, cuestión que ya había abor- Menéndez Pelayo, Historia de
na» que, para Riva-Agüero, debe «conservar dado en Nosotros: ensayo sobre una literatura la poesía hispano-americana,
Madrid, CSIC, 1948, p. 10.
el legado de la tradición española». La inci- nacional, tesis de bachillerato de Sánchez que
piente literatura ha entrado en una negativa apareció en La Prensa de Lima los días 5, 6 y 13
Luis Alberto Sánchez, La literatu-
actitud de imitación hacia el mundo cultural 7 de agosto de 1920 con el título Literatura ra peruana. Derrotero para una
francés, imitación que la está empobreciendo, peruana. Capítulo de un ensayo preliminar, historia espiritual del Perú, Lima,
mientras que lo que debe hacer es mirar a los donde ya afirma la tradición quechua como Ed. Ediventas, 1966, 3ª ed.

grandes modelos europeos. Las posiciones de raíz de la literatura peruana. En palabras de 14


crítica literaria contemporánea, su rechazo al Antonio Cornejo Polar: «Es mérito indis- Antonio Cornejo Polar, La forma-
ción de la tradición literaria en
inicial indigenismo de Mariano Melgar, o su cutible de Sánchez el haber ganado para la el Perú, Lima, Centro de Estudios
crítica ideológica a la poesía de Manuel Gon- historia de la literatura peruana todo un vasto y Publicaciones, 1989, p. 118.
zález Prada, y a otros contemporáneos, son período, el prehispánico, como parte consti-
elementos que no puedo tratar aquí, donde tutiva de un proceso que resulta inexplicable
sólo propongo una reseña de sus posiciones sin ese antecedente»14. En la fijación de esta
más importantes y centrales en relación a lo idea, está la vuelta hacia un pasado que, desde «Proceso de la literatura» peruana
español y lo indígena. la tradición de la oralidad, se puede recuperar JOSÉ CARLOS ROVIRA

11
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14

y que será una de las bases de la escritura y de chua-español del Perú no resuelto aún, hace
lo nacional. de la literatura nacional un caso de excepción
5. Mariátegui: sin embargo, sorprende la que no es posible estudiar con el método
debilidad del planteamiento de Mariátegui válido para las literaturas orgánicamente na-
sobre la literatura prehispánica en los 7 en- cionales, nacidas y crecidas sin la intervención
sayos; sorprende en quien estaba intentando de una conquista», y reafirma la idea del Perú
fundar una tradición cultural indígena y, sin como una nación conflictiva, en formación,
embargo, afirmaba que: desgarrada por la conquista en relación al
hecho originario, para lo que recuerda otra
La civilización autóctona no llegó a la escritura y, por cita de «Regionalismo y centralismo», otro de
ende, no llegó propia y estrictamente a la literatura, los 7 ensayos: «En el Perú el problema de la
o más bien, ésta se detuvo en la etapa de los aedas, de unidad es mucho más hondo, porque no hay
las leyendas y de las representaciones coreográfico- aquí que resolver una pluralidad de tradicio-
teatrales. La escritura y la gramática quechuas son en nes locales o regionales sino una dualidad de
su origen obra española y los escritos quechuas per- raza, de lengua y de sentimiento, nacida de
15 tenecen totalmente a literatos bilingües… (p. 153) la invasión y conquista del Perú autóctono
Antonio Conejo Polar, op.cit., por una raza extranjera que no ha conseguido
p. 130.
Por eso mismo, el veredicto de literatura fusionarse con la raza indígena, ni eliminarla
16 nacional parece irrenunciablemente español ni absorberla».
Corpus textual que tiene en la
actualidad la muy útil antología en sus orígenes: Afirma Cornejo a partir de aquí que, pa-
Edmundo Bendezú Aybar, (ed.), ra Mariátegui, «lo nacional no es, entonces,
Literatura quechua, caracas, Bi-
blioteca Ayacucho, 1980.
La literatura nacional es en el Perú, como la naciona- un punto de partida, algo ya resuelto por
lidad misma, de irrenunciable filiación española. Es el curso de la historia, sino un proyecto y
17 una literatura escrita, pensada y sentida en español, hasta una utopía» (p. 132), que cumpliría el
E.W. Middenorf, Dramattische
und lyrische Dichtungen der aunque en los tonos, y aun en la sintaxis y prosodia período final de la periodización establecida
Keshua Sprache, Leipzig, F.A. del idioma, la influencia indígena sea en algunos por Mariátegui de la literatura nacional como
Brochaus, 1891.
casos más o menos palmaria e intensa. (p. 153) final del proceso que precedió, integrado por
18 la literatura colonial y cosmopolita.
Adolfo Vienrich, Azucenas que-
chuas, Tarma, La Aurora, 1905;
Un postmariateguiano de indudable ri- Al margen de esta cuestión determinativa
y Fábulas quechuas, Tarma, La gor como Antonio Cornejo Polar tuvo que de la literatura nacional, hay un problema mu-
Aurora, 1906. Cf. El análisis platearse el problema, cuando analizaba que cho más sencillo que quizá sea el que tengamos
de Cornejo Polar, op.cit., pp.
125-126. el maestro intentó fundar precisamente un que recorrer. ¿Dónde situamos la existencia de
panorama cultural en el que el tradiciona- un corpus textual en quechua que permita una
lismo consideraba el pasado prehispánico reivindicación de ese pasado?16. Los antólo-
como prehistoria, mientras el espíritu revo- gos contemporáneos de la literatura quechua
lucionario de su época «reasume la tradición hacen un recorrido por los textos históricos
nacional íntegra y subraya la importancia de con fragmentos literarios quechuas de Juan de
lo nativo»15, para afirmar lo paradójico de «El Betanzos (1551), Pedro Sarmiento de Gamboa
proceso de la literatura», donde parece inco- (1572), Cristóbal de Molina (1573), Blas Valera
herente que establezca que el límite de la lite- (1578), Felipe Huamán Poma de Ayala (1585),
ratura peruana sea la irrupción de la escritura Inca Garcilaso de la Vega (1593), Francisco de
en español, con lo que margina de su historia Ávila (1598) y Juan de Santa Cruz Pachacuti
tanto el proceso anterior a la conquista como Yamki Salcamaygua (1613).
las manifestaciones modernas de la oralidad Por otra parte, la primera gran recopila-
indígena» (p. 131). ción textual es la del lingüista alemán E.W.
Plantea a continuación Cornejo una forma Middendorf, que se publicó en Leipzig en
de salida de la contradicción en la que sin 189117, y la primera peruana, de textos proce-
duda Mariátegui está incurriendo: él mismo dentes de la oralidad, es la muy curiosa Azu-
relativizaba el concepto de literatura nacional cenas quechuas, obra emérita del farmacéutico
y, adentrándonos en su texto, podemos llegar Adolfo Vienrich, publicada en la localidad
a partir de este problema a la interpretación andina de Tarma en 1905, y continuada en
de la literatura peruana como una literatura, 1906 por Apólogos quechuas, obras en las que
dice Cornejo, «no orgánicamente nacional». restos de la textualidad del pasado se unen
«Proceso de la literatura» peruana Se fija en otro fragmento de «El proceso de a la continuidad de la escritura quechua del
JOSÉ CARLOS ROVIRA la literatura», cuando dice: «El dualismo que- presente18.

12
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14

Lo que parece evidente es que el estado de minada por la conquista y colonización españolas. 19
Jorge Basadre, La literatura In-
la textualidad quechua, e inca, no era en los Garcilaso llena con su nombre y su obra una etapa ca, Paris, Desclée de Brouwer,
años 20 el que empezará a ser en el decenio entera de la literatura peruana. Es el primer peruano, 1938. En la Biblioteca de Cul-
tura Peruana de Ventura García
siguiente, con datos inaugurales como la Li- sin dejar de ser español. Su obra, bajo su aspecto Calderón.
teratura Inca (1938) de Jorge Basadre19, o el histórico-estético, pertenece a la épica española. Es
trabajo de recuperación, entre el presente y el inseparable de la máxima epopeya de España: el des- 20
José María Arguedas, Canto
pasado, de José María Arguedas, iniciado por cubrimiento y la conquista de América». (p. 154) Kechwa, Lima, Compañía de
Canto Kechwa también en 193820. Impresiones y Publicaciones,
1938.
Estos datos nos llevan a afirmar que Ma- Mariátegui mantiene aquí un difícil equi-
riátegui lo que hizo sobre la literatura inca e libro, o una contradicción que, por un lado 21
Riva-Agüero enfoca a Garcilaso,
indígena es no hablar de lo que no conocía o lo lleva a fundar en Garcilaso el ser de la en nota, dentro de las crónicas
no podía conocer, lo que crea ese efecto extra- peruanidad y, por otro, a seguir afirmando el históricas que, «aunque por lo
ño en su «proceso de la literatura», obra en la carácter español de su obra. Es destacable el general no fueran en la mente
de sus autores obras literarias,
que necesariamente quería desembarazarse de escaso conocimiento de la literatura colonial tienen, quizá por lo mismo, una
la lección de un maestro como José de la Riva- que demuestra. Ni tan siquiera presta aten- ingenuidad y una sencillez en-
cantadoras»; habla de las cró-
Agüero, el maestro de la tradición hispanista ción a indicaciones de Riva-Agüero, que en nicas «deliciosas» de Garcilaso,
en el Perú. Sobre la tradición colonial, recor- el apéndice a su libro de 1905 reconoció ya su pero las excluye, junto a otras
«porque no alcanzan a alterar
demos también las posiciones de Mariátegui: olvido, ente otras cosas, de la lírica colonial el aspecto de las letras de la
salvando, a través de Menéndez Pelayo, el Colonia» (p. 15-16).
La primera etapa de la literatura peruana no podía «Discurso en loor de la poesía» y la «Epístola 22
eludir la suerte que le imponía su origen. La literatura de Amarilis a Belardo»22. Creo que Mariáte- Estas dos obras, esenciales pa-
de los españoles de la Colonia no es peruana; es es- gui demuestra poco conocimiento del proceso ra el proceso literario peruano,
han tenido una excelente edi-
pañola. Claro está que no por estar escrita en idioma literario peruano en su historia y aventura una ción crítica reciente con una
español, sino por haber sido concebida con espíritu y opinión tajante que tiene su centro expresivo introducción esencial: Clarinda
y Amarilis, Discurso en Loor de
sentimiento españoles. Gálvez, hierofante del culto al en su «Colonialismo supérstite», la tesis terce- la poesía. Epístola a Belardo,
Virreinato en su literatura, reconoce como crítico que ra del «Proceso de la literatura», donde lanza ed. de Raquel Chang-Rodríguez,
«la época de la Colonia no produjo sino imitadores su visión de los tres períodos de la literatura Lima, Pontificia Universidad Ca-
tólica del Perú, 2009.
serviles e inferiores de la literatura española, y espe- peruana (colonial, cosmopolita y nacional), y
cialmente la gongórica de la que tomaron sólo lo hin- en algunas reflexiones esenciales, como su res-
chado y lo malo y que no tuvieron la comprensión cate de Ricardo Palma del colonialismo en el
ni el sentimiento del medio, exceptuando a Garcilaso, que varios, como Riva-Agüero, lo situaban.
que sintió la naturaleza y a Caviedes que fue persona- Pero el proceso de la literatura, pienso
lísimo en sus agudezas y que en ciertos aspectos de la ahora, no fue el análisis de la historia colonial,
vida nacional, en la malicia criolla, puede y debe ser o prehispánica, o el criollismo (que razones
considerado como el lejano antepasado de Segura, de de tiempo y espacio me han impedido refle-
Pardo, de Palma y de Paz Soldán». (p. 154) jar). Creo que hoy, en la revisión de aquellos
espacios polémicos, queda sobre todo una
La cita de la Posibilidad de una genuina noción del proceso literario que me interesa
literatura nacional de José Gálvez, obra de destacar y que de alguna forma abre el sentido
1915, y la coincidencia con Riva-Agüero en del encuentro que vamos a hacer. No he des-
la valoración de la literatura colonial como tacado suficientemente que donde se clausura
literatura española, sólo adquiere un matiz de una forma absoluta el tema del futuro de
diferente cuando a continuación Mariátegui la literatura y la imitación es en Mariátegui,
enfoca la obra de Garcilaso:21 precisamente al anunciar el presente. Veamos
rápidamente el problema.
Garcilaso, sobre todo, es una figura solitaria en la José de la Riva-Agüero, tras su afirmación
literatura de la Colonia. En Garcilaso se dan la mano hispanista, tras criticar el afrancesamiento
dos edades, dos culturas. Pero Garcilaso es más inka de la literatura del Perú independiente, tras
que conquistador, más quechua que español. Es tam- insistir en la necesidad de no abandonar el
bién, un caso de excepción. Y en esto residen precisa- tronco común español, plantea como objeti-
mente su individualidad y grandeza. Garcilaso nació vo, para huir de la monotonía del criollismo,
del primer abrazo, del primer amplexo profundo para abandonar los vaivenes de las modas,
de las dos razas, la conquistadora y la indígena. Es, «estudiar a los autores clásicos de las litera-
históricamente, el primer «peruano» si entendemos turas extranjeras» como fuente de una nueva «Proceso de la literatura» peruana
la «peruanidad» como una formación social, deter- imitatio basada en múltiples modelos, incluso JOSÉ CARLOS ROVIRA

13
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 7-14

23 en los más selectos de la tradición contempo- plagios, pase la afirmación de Riva-Agüero. Como
Cit. Rea, op.cit. pág. 53.
ránea europea, con un consejo con el que casi orientación, jamás23.
cierra sus reflexiones:
En 1928, José Carlos Mariátegui sacaba a
Debemos aprender pero no repetir servilmente; la literatura peruana de este debate y lo hacía
asimilar, pero no copiar; aclimatar, pero no reflejar no sólo con la consideración de la literatura
sin crítica ni propósito, como lo hemos venido peruana como una literatura «no orgánica-
haciendo en todo el curso de nuestra historia. Sólo mente nacional» por la compleja realidad
por esta labor de selección de imitaciones podemos social y racial que debía asumir, sino, sobre
suplir la originalidad que nos falta y crearnos en el todo, por la mirada a los próximos y a los
concierto de la civilización universal un lugar mo- contemporáneos que realiza en su «Proceso
desto pero digno, exento de pretensiones prematuras de la literatura», mirada que no constituye só-
y de ridiculeces pueriles. Y ¿quién sabe si en ella no lo la parte más amplia, sino la más consistente
se oculta el germen de la originalidad para lo por de la obra: allí está la propuesta de lectura de
venir? (p. 271) Palma fuera del colonialismo en el que algu-
nos seguían situándolo, allí su reivindicación
José Gálvez, al matizar a Riva-Agüero de Manuel González Prada, sus nuevas lectu-
en pos de una «genuina literatura nacional» ras de Melgar, o de la limitación española de
plantea, más que la imitación, la adaptación Chocano, su reivindicación de Valdelomar, de
de los modelos europeos que deben ser he- Eguren, de Alberto Hidalgo, de Magda Por-
chos carne «en nuestro espíritu» y producir tal, de Alberto Guillén, de Alcides Spelucín,
frutos «modificados» a través de «nuestro o aquella nueva propuesta para el indigenismo
temperamento», para que programáticamente actuante en su contemporaneidad que antici-
debamos asumir que: pa tiempos esenciales de la narrativa peruana,
o aquel nombre que destaca en el panorama
No desconozco la fuerza de la imitación y le doy como César Vallejo en quien literalmente fun-
toda su importancia, pero creo que cabe dentro de da la grandeza de la nueva creación que, tras
la individualidad de cada artista atender más al am- superar la etapa colonial, empieza a separarse
biente que nos rodea, a la tradición que nos cobija, al también de la cosmopolita para entrar en la
legado de razas y de historia que pesa sobre nosotros. nacional a través de los nuevos modelos. Sus
Si hay posibilidad de que tengamos literatura ¿por contemporáneos, encerrados en un debate to-
qué no cabe que sea fruto en parte del medio y del davía teórico sobre la imitación, no tuvieron
factor histórico? (p. 19) tiempo, o al menos no tuvieron la intensidad
de su mirada, a excepción de Luis Alberto
Luis Alberto Sánchez, que reconoce el Sánchez que la estaba iniciando.
pasado como el de una imitación necesaria, Creo que la gran lección del «proceso de
critica la postura imitativa hacia el futuro que la literatura» es su capacidad de anticipar en
plantea Riva-Agüero, también en la cancela- 1928 un tiempo literario que iba a universa-
ción de los elementos indígenas cuya posibi- lizar y a dotar de profunda originalidad a la
lidad está construyendo: literatura peruana. Los otros debates quedan
ahí, comprimidos por un debate en la historia,
Riva Agüero […] habla de la imitación y dice que mientras Mariátegui definió lo nuevo con la
ella moldeará nuestra futura originalidad literaria. belleza con la que cierra su estudio, cuando,
La paradoja no puede ser más audaz, sin embargo, hablando de la imitación todavía imperan-
añade, esa imitación no es copia sino asimilación; te hacia los «decadentismos occidentales»,
sólo que no se comprende por qué deslinda, como anuncia un tiempo en el que «bajo este flujo
exótico, el elemento indígena, ni por qué no hemos precario, un nuevo sentimiento, una nueva re-
de poder constituir los latinoamericanos nuestra velación se anuncian. Por los caminos univer-
literatura, a fuerza de hurgar la propia historia, la sales, ecuménicos, que tanto se nos reprochan,
conciencia propia, y a fuerza de imaginar el porve- nos vamos acercando cada vez más a nosotros
nir. Como disculpa a nuestras muchas imitaciones y mismos».

«Proceso de la literatura» peruana


JOSÉ CARLOS ROVIRA

14
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 15-21
ISSN: 1577-3442

Trinidad Barrera:
Catedrática de literatura hispano-
americana de la Universidad de
Sevilla. Su actividad crítica se ha
centrado en la narrativa y en la
poesía contemporánea. Ha sido
profesora visitante en universida-
des europeas, latinoamericanas y
norteamericanas. Sobre narrativa

DE ACADEMIAS, TRANSTERRADOS es la autora de La estructura de


Abaddón el exterminador (1982),
De fantasías y galanteos (Estudios

Y PARNASOS ANTÁRTICOS sobre Adolfo Bioy Casares) (1981)


y de ediciones de José Eustasio
Rivera y Bioy Casares; en poesía
TRINIDAD BARRERA ha trabajado autores como Oliverio
Girondo o Baldomero Fernández
(Universidad de Sevilla) Moreno y con especial atención
los movimientos de vanguardia
hispanoamericanos. En literatura
colonial ha editado los Naufragios
de Cabeza de Vaca (1985), la Pri-
mera parte del Parnaso Antártico,
de Diego Mexía (1990), y la Breví-
Con el avance del siglo XVI la conquista van encontrando más cultores y más público. sima relación de la destrucción de
Indias, de Bartolomé de las Casas
va cediendo paso a la colonización a medi- Aunque persiste la crónica, lo más significa- (2005), y estudiado, entre otros, a
da que se asientan los territorios. Los dos tivo es el surgimiento de la épica y la lírica Colón, fray Gaspar de Carvajal y
Bernardo de Balbuena. Es autora
grandes virreinatos, Nueva España y Perú, culta, con las que se asienta la tradición lite- también de la Letteratura hispa-
se convierten en lugar apetecido para probar raria occidental que dominaría en los siglos no-americana, Del Centro a los
fortuna. La sociedad letrada va cobrando venideros. Márgenes. Narrativa hispanoame-
ricana del siglo XX (2003), Las
fuerza y pujanza al tiempo que van llegando Mientras el interés por el recuento de la vanguardias hispanoamericanas
a aquellas tierras algunos ilustres escritores y gesta conquistadora seguía manteniéndose (2006) y Asedios a la literatura
colonial (2008).
humanistas peninsulares, unos de primera fila alto, era evidente también que otros afanes
pero también otros que no han conseguido empezaban a florecer entre las jóvenes le-
hacerse con un puesto destacado en el Parna- tras coloniales. La vida se iba pacificando y
so español y que intentan probar fortuna en organizándose, creándose una sociedad que
América. Se cuenta que Miguel de Cervantes quería ser reflejo de la metrópoli al tiempo
proyectó marcharse a América antes de escri- que era distinta por razones de clima físico
bir el Quijote y que finalmente no obtuvo los y espiritual. Las capitales virreinales fueron
permisos necesarios y descartó la idea. grandes focos de irradiación cultural donde
En la España de la primera mitad del siglo cualquier acontecimiento, religioso o político,
XVI predominaban aún rasgos arcaizantes daba lugar a festividades y manifestaciones
y medievales que van disminuyendo poco a literarias, ya fueran representaciones teatrales
poco a medida que avanza el primer Renaci- o certámenes poéticos que celebraban desde
miento. El proceso es un poco más lento en una festividad religiosa como el Corpus hasta
América pero no por ello menos visible en la el nacimiento del hijo de un virrey, por poner
segunda mitad del siglo. El panorama cultural dos ejemplos distintos. La palabra cumplía
e intelectual se complica un tanto. Si, por un una visible función pública: la de reafirmar
lado, Erasmo encarnaba la aspiración a un el poder colonial y los valores en los que se
saber sin las trabas de una autoridad indiscu- apoyaba. Surgen así, como he dicho, la prosa
tible y defendía un saludable relativismo, por cortesana, la lírica culta, la épica, pero tam-
otro la Iglesia acrecentaba continuamente su bién la vertiente satírica y festiva de los que
poder político y espiritual (precisamente por asumían la perspectiva burlona o escéptica
sus éxitos en América) y trataba de imponerlo del pueblo o de los descontentos que con-
sobre toda manifestación estética. La sociedad templaban con escepticismo y desdén toda esa
colonial se iba haciendo progresivamente más retórica oficial.
refinada, próspera e interesada en ejercer el En esta línea merece destacarse a un hu-
mecenazgo de las artes: el prestigio personal manista, Francisco Cervantes de Salazar, que,
asociado al ejercicio literario era una tentación nacido en Toledo, fue Catedrático de Retó-
creciente. rica (Gramática Latina) en la Universidad de De Academias, transterrados y
La poesía italianizante, la épica guerrera Osuna, antes de su partida a América. Había parnasos antárticos
o cortesana, y la prosa doctrinal y erudita estudiado Humanidades y Derecho canónico TRINIDAD BARRERA LÓPEZ

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en Salamanca, en España. Admiraba la prosa tés, la escuela de gramática de Mal Lara, la


del erudito pensador del renacimiento, amigo casa de los duques de Alcalá, la de Arguijo,
de Erasmo, Juan Luis Vives y había comenta- etc. La peruana bien pudo inspirarse en estos
do sus conceptos sobre la educación. En 1546 modelos. Se sabe que ya funcionaba en 1596
dedicó a Hernán Cortés un diálogo sobre la y continuaba en activo en 1608. Coincide en
dignidad del hombre y fue el mismo Cortés el el tiempo con la tertulia mantenida en Tunja
que le animó a ir a México, donde llegó a ser por otro sevillano, Juan de Castellanos, natu-
de nuevo Catedrático de Retórica en la Uni- ral de Alanís. La institución académica siguió
versidad mexicana. Con objeto de dar a sus perviviendo en América hasta bien entrado
estudiantes un texto de buena construcción el siglo XVIII, siendo famosas las academias
latina, Cervantes de Salazar siguió los pasos palaciegas peruanas de D. Juan de Mendoza y
de su maestro Vives y utilizó el «diálogo» pa- Luna, marqués de Montesclaros, la del prín-
ra describir la capital mexicana en 1554. Con cipe de Esquilache y la del marqués de Castell
el nombre de Diálogos latinos, nos ha legado dos Rius, a principios del siglo XVIII.
1 tres piezas maestras para el conocimiento de la En Perú merece destacarse la labor de dos
Juan Gil, «Diego Mexía de Fer- capital virreinal a mediados del siglo XVI. En poetas seguidores de Petrarca, el sevillano
nangil, un perulero humanista
en los confines del mundo», en
sus obras mexicanas parte, como humanista, Diego Mexía de Fernangil y el ecijano Diego
Jesús María Nieto Ibáñez y Raúl de una tendencia inicial a observar y termina Dávalos y Figueroa, ambos son miembros de
Manchón Gómez, Humanismo reflejando actitudes de contrarreforma y un la Academia Antártica. Éstos, como otros,
español entre el Viejo Mundo y
el Nuevo, León, Universidad de punto de vista totalmente imperial. son homenajeados por sus colegas peninsu-
León, 2008, pp. 67-141. Los poetas crecían por todos lados, el lares y aparecen en las obras de Cervantes,
2 mexicano González de Eslava decía que en Lope de Vega y Tirso de Molina. El «Canto
Irving Leonard, Los libros del el México de su tiempo había más poetas que de Calíope» en La Galatea (1584) o el Viaje
conquistador, México, FCE,
1979, p. 199.
estiércol. Ocurre que en este siglo se implanta del Parnaso (1614) de Cervantes así como el
en América una institución que favorece el «Laurel de Apolo» (1630) de Lope, contienen
desarrollo de la lírica, la academia poética, el aliento de los peninsulares a sus colegas
siendo famosa la Academia Antártica de Li- de allende el mar. Diego Mexía de Fernangil
ma. Con las academias se establecían escuelas comparte con Dávalos su formación huma-
y se orientaban los gustos, fueron sobre todo nista, el petrarquismo italiano fue práctica
un esfuerzo de las sociedades ilustradas crio- habitual en ambos.
llas pero contaron con el apoyo entusiasta de Nació Mexía en Sevilla, en fecha incierta, a
los ingenios peninsulares que celebraban a sus mediados del XVI. De los datos que se cono-
colegas americanos. cen de su vida, hoy puestos al día por el estu-
Aunque su origen remoto se encuentra en dio de Gil1 podemos afirmar que pertenecía a
la escuela de filosofía griega, su significado una familia de comerciantes de libros. Según
viene dado por el Renacimiento, adquiriendo relata Irving A. Leonard, el 22 de diciembre
el sentido de una asociación de literatos for- de 1576 un comerciante mexicano compareció
mada para el cultivo y adelantamiento de las ante notario para formalizar un pedido de li-
ciencias. Las academias modernas tienen su bros «a uno de los principales vendedores de
origen en Italia, en el siglo XVI, a imitación de Sevilla, Diego de Mexía»2. En opinión de Gil
ellas empiezan a fundarse en España centros se trata del padre, también librero, así como
similares. Llegaron a ser tan populares que el privilegio de la obra a la que nos vamos a
apenas hubo palacio o casa de nobles donde referir la tiene un tal «Fernando Mexía», su
no se reuniesen amigos atraídos por las musas. hermano, también mercader de libros, vecino
Dichas instituciones tenían sus cargos y esta- de Sevilla, según consta en la Suma del privi-
ban formadas por poetas, aristócratas y gente legio.
de relevancia social. La Antártica Academia Lo cierto es que el nombre de Diego
de Lima estaba integrada principalmente por Mexía ha pasado a la historia literaria como
personas de origen andaluz: Cabello de Val- el del autor de dos partes del Parnaso Antár-
boa y Diego de Aguilar, malagueños; Diego tico y no menos cierto es que la popularidad
de Ojeda, Diego Dávalos y Figueroa y Diego del curioso libro se debe a que alberga el
Mexía, sevillanos; entre otros. No se olvide famoso «Discurso en loor de la poesía»,
que Sevilla, punto de partida para América, una de las escasas poéticas que adornan los
De Academias, transterrados y
parnasos antárticos contaba con tertulias literarias renombradas, siglos coloniales y una de las piezas que ma-
TRINIDAD BARRERA LÓPEZ la de D. Fernando Colón, la de Hernán Cor- yor interés crítico han despertado, aunque

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sólo fuera por la tentación de desvelar la de Papagayo, que a mí


identidad de su anónima autora. Pocos han y a mis compañeros nos
reparado en el corpus central del Parnaso fue representada la ver-
Antártico, la traducción de las Heroidas dadera hora de la muer-
ovidianas, sobre la que merece la pena hacer te»), calamidades que se
algunas puntualizaciones. ven prolongadas con las
ocurridas en el camino
El libro, Ovidio y las Heroidas por tierra: aguas, lodos,
pantanos, ríos peligro- Documento del Archivo de Indias.
La obra de Mexía aparece con todos los sos, pueblos mal pro-
elementos que caracterizan los preliminares veídos, peste, y todo un
3
de una obra de su época: prólogo, dedicatoria, largo etcétera, que hacen cada vez más difícil AGI, Contratación, 5538, I, 367
poemas de elogio, aprobaciones y licencia. El la situación, adobada por el cansancio físico v.
prólogo está incrustado entre sonetos y otras del medio de transporte, pues va en mula des-
4
composiciones de alabanza al poeta y su fru- de Acaxú (Acajutla) a México capital. Una edición facsímil de la obra
to, de acuerdo con la línea laudatoria típica. Para entretener su tiempo, según confiesa, se debe a Trinidad Barrera, Pri-
mera parte del Parnaso Antár-
Consta, en este orden, de: la aprobación, una compró una edición latina de las Heroidas tico, Roma, Bulzoni, 1990. Por
dedicatoria, un soneto del licenciado Pedro a un estudiante en Sonsonate e inició la tra- ella citaremos.
de Oña —en nombre de la Antártica Aca- ducción de la misma durante el viaje y, según
demia de la ciudad de Lima—, un soneto del relata, halló «traducidas en tres meses de
Dr. Pedro de Soto —en nombre del claustro veintiuna epístolas, las catorce», completando
de la Universidad de México—, el soneto de el resto durante su estancia en la capital, que
Luis Pérez Ángel «El autor a sus amigos» se prolongó más de un año. Era Mexía buen
—prólogo del libro—, una vida de Ovidio, el conocedor de los clásicos, a los que leía con
«Discurso en loor de la poesía», un soneto de regularidad, pues además de su admiración
Mexía dedicado a la autora del «discurso», la por toda la obra y vida de Ovidio, otros au-
traducción de las veintiuna epístolas ovidianas tores como Virgilio u Horacio son citados en
y la «Invectiva contra Ibis», más dos sonetos el prólogo de su obra.
finales, uno del capitán Cristóbal Pérez Rin- Latinistas pasados y actuales han califica-
cón y otro de Mexía, como respuesta. do de «muy importante y muy hermosa» la
Sabemos que Mexía «se despachó a la traducción de Mexía. Prueba de su importan-
provincia de Tierra Firma, por mercader» el cia son las repetidas ediciones españolas de
6 de marzo de 1582, según consta en la do- las Heroidas que han seguido manteniendo
cumentación del Archivo de Indias3. Allí, en la versión de Mexía. Elogiada por Menéndez
América, redactaría su obra titulada Primera Pelayo y Quintana, fue elegida por la «Biblio-
Parte del Parnaso Antártico4 y la publicaría en teca clásica», Madrid, 1914. Continuas reim-
Sevilla en 1608. presiones nos llevan, por ejemplo, hasta 1946,
La ajetreada vida que llevó (de Tierra a la edición realizada por la editorial Aguilar,
Firme a Perú, de allí a México, su vuelta de colección Crisol (Madrid).
nuevo a Perú, sus viajes a España) choca de Entre el tópico y la sinceridad se mueven
entrada con su actividad literaria. Resulta sus palabras preliminares, se queja del «rústi-
sorprendente que una labor como la suya, co estilo» de su traducción, de su condición
que implicaría, desde nuestra perspectiva, de imitador más que de traductor e insiste
tranquilidad y reposo, haya sido realizada en en la finalidad de entretener antes que en la
las condiciones de agitación que en el pró- presunción de ingenio, pero al mismo tiempo,
logo del Parnaso Antártico se refieren. Por con plena conciencia de su trabajo, justifica
sus palabras sabremos que en 1596 viajó de la elección del terceto por parecerle que se
Perú a Nueva España, «más por curiosidad de corresponden esas rimas con el verso elegíaco
verlos que por el interés que por mis empleos latino, al tiempo que reconoce adornarlas
pretendía». En la mejor línea de las relaciones con «argumentos en prosa y moralidades»
de Indias, marcadas por el desastre, se mueve siguiendo el principio del prodere et delectare.
su relato del viaje. Penalidades marítimas, Como hombre culto no escatima la alusión a
incluyendo naufragio, tormentas y muerte de las fuentes y a los comentaristas del sulmonés,
De Academias, transterrados y
un compañero («mi navío padeció tan grave marcando su filiación renacentista italiana en parnasos antárticos
tormenta en el golfo llamado comúnmente la consideración a Hubertino, Asensio, Juan TRINIDAD BARRERA LÓPEZ

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B. Egnacio, el veneciano, y En las páginas que dedica a la «Vida de


Remigio Florentino, buscan- Ovidio» llega a decir: «Reverenció a los poe-
do también un espacio entre tas sus antecesores, y trató benévolamente
los seguidores ovidianos que con sus compañeros. Fue tan suave y apacible
el tiempo sin lugar a du- en cuanto escribió (que según veremos en
das le ha dado, y aún dice: su Invectiva) jamás hizo sátira, ni ofendió a
«Además añadí conceptos y persona con sus versos: virtud tan admirable
sentencias mías, así para más y tan digna de imitación de los cristianos poe-
declaración de las de Ovidio, tas. Fue de virtuosas costumbres, bebía poco
como para rematar con dul- vino, y muy aguado, y con sumo estudio y
Ermita de Santa Rosa de Lima. zura algunos tercetos»5. pureza de ánimo huyó el pecado abominable,
Son curiosos los comen- por cuya razón leo sus obras con aficionados
tarios que hace en el prólogo ojos». Manifestaciones de esta naturaleza,
5 sobre el ambiente intelectual mexicano de que muchos estudiosos de Ovidio no com-
Ibid., p. 9.
fines de siglo que pinta más preocupado por partirían, explican quizás la vena religiosa
6 hacer dinero que por tratar del verdadero que se desprende de la lectura de su Segunda
Ibid., p. 11.
metrificar hasta el punto de que «el que más Parte del Parnaso Antártico. Queda pues por
7 docto viene se vuelve más perulero»6. El siglo hacer un cotejo entre ambos libros y quizás
Ibid., p. 11. XVI que describe aparece marcado por el se descubran paralelismos interesantes, la
8 interés y ganancia: «Pues para leer y meditar utilización en ambos del terceto encadenado,
Ibid., p. 11. ¿cómo habrá tiempo si para descansar no se por ejemplo, como ocurre en la «Epístola a
9 alcanza?»7. La comparación con España no D. Diego de Portugal», perteneciente a esta
Rudolph Shevill, Ovid and the se hace esperar y con ello su añoranza de una Segunda Parte.
Renaissance in Spain, Berkeley,
1913.
vida más acorde con las inquietudes del espí- Parece oportuno preguntarse por qué el
ritu, situación que aprovecha para elogiarse: elogio a Ovidio y sus Epístolas heroicas. La
«mil veces dignos de ser alabados los que a importancia de Ovidio a lo largo del tiempo
cualquier género de virtud se aplican en las es un hecho aceptado. Su influencia fue no-
Indias, pues demás de no haber premio para table en gran número de escritores, entre los
ella, rompen con tantos montes de dificulta- clásicos, Lucano, Estacio, Marcial, Manilio,
des para conseguirla»8 y llega a comparar su Séneca, Petronio, etc. La Edad Media fue cali-
situación con la de Ovidio en el Ponto. ficada por Traube como aetas ovidiana, y para
La Primera Parte del Parnaso Antártico es el Renacimiento (incluyendo al Renacimiento
indudablemente un libro que Mexía ideó co- español) las Epístolas de Ovidio constituye-
mo homenaje a Ovidio. Su cuerpo principal es ron piezas clave. Ovidio y las Heroidas gozan
la traducción de las Heroidas y el In Ibis, des- de exhaustivos trabajos. Para ver la presencia
garrada autodefensa de la injusta situación de de Ovidio en España, sobresale el bien do-
expatriado y le antecede una breve biografía cumentado y ya clásico análisis de Rudolph
de Ovidio. La admiración por el poeta latino Shevill9 que rastrea concienzudamente su
es abierta desde el principio. La elección de pervivencia desde la literatura medieval hasta
las epístolas ovidianas marca su orientación el siglo XVI.
renacentista, y además en el interior del libro El éxito de Ovidio se ha enfocado desde
el «Discurso en loor de la poesía» lo firma una diversos ángulos: como poeta galante, como
poetisa anónima peruana, heroica dama como poeta del amor, el de las leyendas de las Me-
las heroínas ovidianas, enamorada del sevilla- tamorfosis, el del mito, el poeta del sufrir en
no, y que suministra una amplia información el exilio, o el de la desgracia inmerecida. Cada
de la Academia Antártica así como de sus uno se ha acercado al sulmonés por uno u
componentes. Si Ovidio con sus epístolas ha otro motivo, perpetuando su presencia: ita-
podido ser considerado por algunos críticos lianos, franceses, ingleses, o españoles. Entre
como un pionero defensor de los derechos de estos últimos, Juan de Mena, el Arcipreste de
la mujer, el «discurso» de esta dama peruana Hita, Fernando de Rojas, Cervantes, Lope de
resulta un pórtico adecuado como defensa del Vega, Quevedo. De la imitación directa a los
propio Mexía de los derechos que tiene la mu- ecos lejanos, todos enaltecen el modelo imita-
jer al saber y su manifestación, pues no deja do o admirado.
De Academias, transterrados y
parnasos antárticos de ser una rareza poner en pluma femenina La identificación del poeta sevillano con
TRINIDAD BARRERA LÓPEZ una poética. Ovidio la señala él mismo: en dos ocasiones

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compara la propia situación con la suya: ferir la vida de Ovidio, nos


«Pues muchas veces me acontece lo que a dice: «Resplandeció Ovidio
Ovidio estando desterrado entre los rústicos su retórica y poesía sobre
del Ponto [...] que queriendo hablar romano todos los de su edad, pero
habla sarmático [...] El que más docto viene juzgando el padre ser este
se vuelve más perulero, como Ovidio a este estudio de tan poco fru-
propósito lo afirma de los que iban a los to y utilidad (como lo es
getas, en el cuarto del Ponto, escribiendo a en nuestros tiempos)»11. El
Severo»10. pasado se espeja en el pre-
Resulta sorprendente este paralelismo que sente. Mexía se nos aparece
establece entre su vida en América y la de así como perteneciente a
Ovidio en el Ponto. Y es que aunque las ra- una larga galería de retratos
zones que llevaron a uno y a otro a habitar en la que Ovidio se perpe-
en tierras tan lejanas de su lugar de origen no túa. La identificación con el
son las mismas, sí lo son los resultados. El modelo es un punto de partida, la traducción 10
Ibid., p. 11.
sevillano tenía conciencia de desterrado en las de las Heroidas tiene allí su razón de ser; pero
áridas márgenes de la civilización y deseaba además dicha versión se le presenta como la 11
su reincorporación al centro originario de vía más razonable de reintegración a la metró- Ibid., p. 13.

cultura, España. La prueba es que su libro lo poli, sinónimo de esplendor cultural, donde la 12
manda a España para publicarlo, aún a sabien- huella de Ovidio no había perdido ni un ápice José María Prieto, La prosa es-
pañola del siglo XVI, Madrid,
das de la temeridad que implicaba (pérdida o de importancia. Cátedra, 1986, p. 61.
robo, por ejemplo). Las Heroidas se componen de veintiuna
Además de lo dicho, Diego Mexía se nos cartas de amor, escritas casi todas por muje-
antoja en la postura del escritor manieris- res que son heroínas de la mitología, excepto
ta que se declara discípulo continuador de Safo. Sólo toman la pluma tres hombres: Pa-
alguien, en su caso de Ovidio. El principio ris, Leandro y Aconcio. A ellos les responden
de imitación lo recoge en su prólogo: «Aun- sus amadas. Una salvedad, la carta veinte, en
que he usurpado algunas licencias, de suerte la ordenación de Mexía, «Cidipe a Aconcio»,
que puedo ser mejor llamado imitador que está en su versión abreviada. En realidad apa-
traductor». En 1541 se publica el tratado de rece así en casi todos los manuscritos latinos
Bartolomeo Ricci, De imitatione (Venecia), de las Heroidas. Estas piezas contituyen un
donde parece indicarse que dentro del género punto clave del Renacimiento epistolar. Co-
imitatio se hallan tres categorías: sequi, imi- mo ha señalado Antonio Prieto «las Heroidas
tare, aemulare. La gran mayoría de las tra- van a conjugar, en el tiempo joven de Ovidio,
ducciones del Renacimiento son, en realidad, los tiempos cumplidos de la etopeya y el por
imitaciones más o menos cercanas al modelo, cumplir de la suasoria. Van a perturbar el
tal como ocurre en el caso de Mexía. La imi- orden de esos tiempos con la creación de un
tación de éste estaría, a veces, más próxima tiempo acrónico, y la juventud de la Edad
a la paráfrasis de que habla Dryden, cuyo Media va a recoger esa creación contra la
intento es traducir el sentido más que cada ordenación práctica y mediata del Ars dictan-
una de las palabras. La traducción justa sería di»12. Desde el punto de vista de la reforma,
la metáfrasis, es decir, seguir palabra por pala- las Epistulae Heroidum pertenecen a una
bra y línea por línea, algo que sólo en escasas retórica epistolar con determinada función
ocasiones hace Mexía. Es importante tener en comunicativa, donde la finalidad didáctica se
cuenta que la práctica común de las escuelas ve sobrepasada por la dimensión artística. El
humanísticas era entrenar a los alumnos en la renacentista apreciará en las epístolas ovidia-
translatio, paraphrasis, imitatio, intentando nas dos aspectos, la consolatio, consuelo de la
delimitar las fronteras del recorrido que va carta al que escribe, y el encanto de la palabra
desde la traducción hasta el poema original. u olvido del receptor por parte del que escri-
Es evidente que Mexía imita a su manera. be. En definitiva, lo que vence es el arte de
Es decir, se ajusta al modelo en su conjunto e la palabra en sí misma para, a través de ella,
introduce variaciones parciales. Ocurre que narrar un sentimiento.
el sevillano «imita» a aquel que, salvando las El valor de las Heroidas y su gran acep-
De Academias, transterrados y
distancias, se sitúa en la Antigüedad en una tación como modelo no debieron ser ajenos parnasos antárticos
posición comparable a la propia y así, al re- al sevillano, ya que dentro de este libro se TRINIDAD BARRERA LÓPEZ

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13 incluye otra pieza, escrita por una «señora VIII en la tercera parte y, finalmente, la VII en
Recientemente se ha publicado
una edición del «Discurso en principal de este reino» y dedicada a Mexía, la Crónica general. Para Alfonso X, Ovidio se
loor de la poesía» al cuidado donde ésta expone sus opiniones poéticas y ajusta al principio prodere et delectare, y eso
de Raquel Chang-Rodríguez:
Clarinda y Amarilis, Discurso
su predilección cultural, utilizando, como en es esencial en su época, donde lo didáctico y
en loor de la poesía. Epístola a la traducción ovidiana, los tercetos encade- lo moralizante ocupaban un primerísimo lu-
Belardo, Lima, Pontificia Univer- nados. La elección del mismo molde poético gar. También Mexía hace honor a dicho prin-
sidad Católica, 2009.
pudiera apuntar a que «Discurso en loor de cipio en su prólogo: «La poesía que no deleita
14 la poesía»13 ejerce una función proemial con sin aprovechar con su doctrina no consigue su
Primera Parte, p. 15.
respecto a la traducción. El paralelismo entre fin». Otro punto de coincidencia es el capítulo
15 el «Discurso» y las Heroidas lo realiza el au- de supresiones o adiciones a la traducción por
El título metafórico de Bursario
sugiere que las enseñanzas del
tor cuando dice: «Con el cual discurso (por pruritos cristianos: «He quitado todo lo que
libro merecen guardarse en la ser una heroica dama) fue justo dar principio en algún modo podía ofender a las piadosas
bolsa de la memoria. a nuestras epístolas»14. Apócrifa epístola he- y castas orejas, dejando de traducir algunos
16 roica la de Clarinda, que comparte con las dísticos no tan honestos como es razón que
Pilar Saquero y Tomás Gonzá- ovidianas, además de molde estrófico, los anden en lengua vulgar», dice Mexía.
lez Rolan, El bursario, Madrid,
Universidad Complutense, 1984, dramatis personae, mujer-hombre, destinador El éxito de la traducción alfonsí sirvió a
p. 31. y destinatario del mensaje, unidos por una las Sumas de historia troyana, atribuidas a un
relación que oscila entre la amistad y la ad- supuesto Leomarte, donde se intercalan resu-
miración, aunque está claro que las cuitas allí midas las epístolas V, VI, VII, IX y XII.
tratadas no son de orden amoroso, sino del El siguiente ejemplo es la obra de Juan
don de la poesía: Rodríguez del Padrón, conocida con el nom-
bre de Bursario, quien acomete la empresa de
Si, oh gran Mexía, en tu esplendor me inflamo traducirlas en su totalidad, excepto la XV15.
Si tú eres mi Parnaso, tú mi Apolo Dicha versión ofrece, como en el caso de Al-
¿Para qué a Apolo y al Parnaso aclamo? fonso X, epígrafes introductorios a cada epís-
Tú en el Perú, tú en el Austrino Polo tola, que O. T. Impey suponía inspirados en
eres el Delio, el Sol, el Febo santo. el monarca, mientras que Saquero y González
Sé pues mi Febo, Sol y Delio solo. Rolan demuestran que las diferencias son
……………………………………. tantas que la solución radicaría en el hecho
Febada tuya soy; oye mi canto. [vv. 40-45 y 48] de que Padrón utilizó «además de un códice
latino de las Heroidas de Ovidio [...] un co-
Las epístolas ovidianas se ajustan a la mentario latino a esta obra, con el que confec-
preceptiva al uso: un saludo inicial con los cionó la introducción de todas las cartas»16. Y
nombres del remitente y del destinatario, y citan el libro Publii Ovidii Nasonis Heroides
la despedida. En el «Discurso» no aparece, cum interpretibus Hubertino Crescentio et I.
como es sabido, el nombre de la heroica dama, Parrhasio, Vennetiis, 1543.
aunque sí su condición femenina: «En hom- Ya apuntamos cómo la traducción de
bros de mujer que son de araña», ajustándose Diego Mexía contenía asimismo dichos co-
a la normativa en lo referente al destinatario mentarios, dándose la coincidencia de que el
y a la despedida. El parentesco entre una y libro citado es el primero de los que nuestro
otra viene dado por la condición femenina autor enumera en su prólogo como matriz
de quien escribe y éste es un detalle que nos de su edición. Luego debemos suponer que
remite de nuevo a Ovidio, quien, en su Ars los epígrafes de Mexía remiten también a los
Amandi (m, 346), aconseja a las mujeres la manuscritos con glosas o accensus citados en
lectura de los poetas. dicho prólogo.
España contribuyó desde la Edad Media Tras Alfonso X y Rodríguez del Padrón
a la traducción de las epístolas ovidianas, ya circularon varias traducciones parciales en
fuera dentro de compilaciones, ya en versio- prosa y verso con comentarios añadidos a
nes independientes. El primer caso en la lista algunas de ellas (Moya, 1986: 49-54; Alato-
de traductores lo ofrece Alfonso X el Sabio, rre, 1950: 162-166). Merecen destacarse las
que las tradujo, aunque no en su totalidad, de Gutierre de Cetina, anteriores a 1560: las
para introducirlas en la General estoria y en cartas I y II, las de Penélope y Fillis. También
la Crónica general. Once son las epístolas que se le atribuye una de Dido a Eneas, aunque
De Academias, transterrados y
parnasos antárticos insertó, las II, IV, V, VI, X, XI, XII y XIV en no hay unanimidad crítica con la traducción
TRINIDAD BARRERA LÓPEZ la segunda parte de la General estoria; la I y la de las epístolas ovidianas en verso suelto, rea-

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lizada por Francisco de Aldana, el Divino, y la labor de otras órdenes religiosas de cuya 17
Ob. cit., pp. 122-126.
otra de Ramírez Pagan, perdidas. actuación nos quedan pocos testimonios. A
Respecto a los matices americanistas que la Compañía de Jesús se debe la lista de libros 18
En la edición que manejo se lee
Mexía deslizó en sus traducciones nos da presentada a la aprobación del virrey Martín claramente «cetro».
cuenta Gil17, a propósito de ciertas libertades Enríquez, con vistas a su impresión y destina-
que se toma el sevillano frente al texto de da a los estudiantes de sus colegios. Entre los 19
José Quiñones, «Influencia de
Ovidio, matizando la situación con alusiones veinte libros que contiene la lista, con fecha Ovidio en México: siglos XVI-
frecuentes a los peligros del mar, por ejemplo 16 de febrero de 1577, se encuentra la obra de XVII», en Cultura clásica y cul-
tura mexicana, coordinación
en la carta de Dido a Eneas, habla de un «co- Ovidio, De Tristibus et ex Ponto. de José Tapia Zuñiga, México,
sario estraño» o de los continuas peripecias Hasta 1636 no encontramos una obra de UNAM, 1983, pp. 151-170.
marítimas, naufragios y tormentas, no sólo Ovidio editada en la capital que contenga par-
en la carta de Penélope a Ulises sino en otras te de las Epístolas heroicas (I y VI. Me refiero
epístolas, que son cosecha de Mexía, como lo al Florilegium donde, junto a la selección de
es la alusión a Paris por parte de Helena que las Heroidas, Tristia y Ex Ponto, hay poemas
habla del «Polo nuestro». Aunque quizás el de Horacio, Marcial y otros). A este volumen
caso más curioso sea la alusión a los terremo- le habían precedido dos, aunque ninguno de
tos en el In Ibis, inexistente en el texto ovidia- ellos recogía las Heroidas. Son éstos el ya
no pero que denuncia probablemente que en citado de 1577 y el Poeticarum institutinum
la mente del sevillano estuvieran los desastres liber, 1605, especie de antologías de la estética
limeños de 1586 y 1609. Menos convincente de los géneros poéticos que incluyen, junto
me parece la lectura de Gil a propósito de la a Ovidio, a Virgilio, Claudiano, Silio Itálico,
palabra «cerro» en el terceto de la epístola a Séneca, Terencio, Horacio, Tibulo, Propercio
Dido, cuando lee: «Traslada a Troya mas feli- y Marcial. De Ovidio ofrece una selección de
cemente/ en mi Cartago i en la Tiria tierra,/ I Metamorfosis, Amores, Tristia y Ex Ponto.
ten su cerro como Rei potente», inclinándome Llegamos así a Diego Mexía, autor de la
más bien por la lectura de «cetro», más cohe- primera versión al español de las Heroidas
rente con el contexto18. en su totalidad, realizada en México, aunque
Aunque Diego Mexía era español, con- publicada en España; libro valioso, feliz com-
viene plantearse la influencia que Ovidio binación de creación, imitación y traducción
tuvo en México durante los primeros siglos que evidencia el tino poético de su autor, el
virreinales, pues no hay que olvidar que fue transterrado humanista que, tras cruzar ma-
allí donde el sevillano gestó sus traducciones. res y tierras, «por diferentes climas, alturas y
Según apunta José Quiñones19, este magiste- temperamentos», consiguió la fama de poeta
rio se da de tres formas: desde obras de Ovi- al tiempo que hacía oír otras voces trasatlán-
dio impresas en México, a través de los tra- ticas, eco de un nuevo Parnaso, el Antártico,
ductores de Ovidio en México y mediante la que, no por alejado de su cuna, merecía ser
influencia de Ovidio en escritores mexicanos. desoído. Pero esa sería otra historia.
Si, como sabemos, la importancia de Ovidio Para finalizar quisiera insistir en que aun-
en la literatura española es notable, otro tanto que el interés de los estudiosos de la Colonia
ocurrirá en el Virreinato de Nueva España. por el «Discurso» empezó a cobrar nuevo im-
Serán las Metamorfosis el libro más influyen- pulso en la década de los noventa, no ocurrió
te, mientras que los primeros textos impresos así con la totalidad del libro. Todavía hoy, al
corresponden a algunas elegías de las Tristia y enfilar el siglo XXI, no sólo sigue inédita en la
Epistulae ex Ponto, y su primera traducción Biblioteca Nacional de París la Segunda Parte
de las Heroidas. Hay que esperar la llegada del Parnaso Antártico, sino que no dispone-
de los jesuitas, en 1572, para poder hablar mos de una edición crítica, anotada conve-
de un estudio sistemático de los clásicos, lo nientemente, de la Primera Parte del Parnaso
cual no quiere decir que no se desarrollasen Antártico y creo que es una tarea necesaria en
intentos parciales con anterioridad, gracias a la recuperación de los textos de la colonia.

De Academias, transterrados y
parnasos antárticos
TRINIDAD BARRERA LÓPEZ

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 22-29
ISSN: 1577-3442

Raquel Chang-Rodríguez:
Distinguished Professor de litera-
tura y cultura hispanoamericanas
en el Graduate Center y el City
College de la City University of
New York (CUNY). Entre sus más
recientes publicaciones se encuen-
tran la edición anotada y moder-
nizada de la obra de Clarinda y
Amarilis, las poetas anónimas del
Perú (PUCP, 2009); y «Aquí, nin-
fas del sur, venid ligeras». Voces
LA RUTA DEL INCA GARCILASO 1

poéticas virreinales (Iberoamerica- RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ


na/Vervuert, 2008). En 2006 editó The City College-Graduate Center, City University of New York (CUNY)
una colección de ensayos que apa-
reció simultáneamente en español,
Franqueando fronteras: Garcilaso
de la Vega y «La Florida del Inca»
(Lima, PUCP), y en inglés, Beyond
Books and Borders: Garcilaso de
la Vega and «La Florida del Inca»
(Lewisburg, Bucknell UP). En 1992 Como todo viajero en una travesía trans- los años, cuando el autor escribía su crónica
fundó la revista interdisciplinaria
Colonial Latin American Review.
atlántica, el Inca Garcilaso visitó varias ciu- en Montilla y Córdoba, se integra a una com-
Fue becaria, entre otras institucio- dades americanas y europeas antes de llegar a pleja meditación donde el mestizo cuzqueño
nes, de la National Endowment for su destino. Conocemos el rumbo del periplo entreteje, valiéndose de anécdotas, datos in-
the Humanities (NEH); es Profe-
sora Honoraria de la Universidad que alejó para siempre al joven Gómez Suá- usitados y curiosas observaciones, ideas que
Nacional Mayor de San Marcos rez de Figueroa de su suelo nativo. En pleno marcan tanto su concepto de la historia como
y Miembro Correspondiente de la
Academia Peruana de la Lengua.
verano austral, el 20 de enero de 1560 salió percepción de América y sus habitantes. Al
del Cuzco para pasar a Lima o Ciudad de los deshilvanar los hilos de tan compleja trama,
1 Reyes, y de allí al puerto del Callao desde e intentar entender por qué se seleccionan
Agradezco a Juan Ossio y José
Antonio Mazzotti la lectura de
donde zarpó, el 4 de marzo de 1560, hacia ciertas ocurrencias —más allá del anunciado
una primera versión de este en- España. En Paita hizo una primera escala, y propósito de entretener, de servir de ejemplo
sayo y sus sugerencias. después una segunda en el cabo de Passau, o de variar el ritmo del relato ya de la historia
2 situado en el país moderno de Ecuador. Por la de los soberanos del Incario, ya de los sucesos
La parada en esta capital no fue calma de los vientos, la nave hizo otra parada de la conquista del Perú—, quiero dirigirme
obligatoria hasta 1564, cuan-
do se reorganizó en Sevilla el en la Isla de la Gorgona. El viajero se detuvo a la estructura profunda5 de la obra, término
sistema de flotas. Si bien en en Panamá, cruzó el istmo, y en Nombre de asociado con el estructuralismo, particular-
Comentarios Reales hay varias
menciones a las Islas de Barlo-
Dios esperó la llegada de la flota que lo llevó mente con las ideas de Chomsky, Greimas y
vento, Santo Domingo y Cuba a Cartagena, y probablemente a La Habana2, Todorov, pero cuyos parámetros los esbozó
que denotan un conocimiento para zarpar rumbo al Viejo Mundo. El joven antes con mayor claridad Kenneth Burke.
de la geografía y de los asun-
tos caribeños —recordemos el cuzqueño entró a este por las islas Azores, y En su Grammar of Motives el lingüista y
relato intercalado sobre Pedro al continente por Lisboa3 desde donde siguió crítico literario norteamericano propuso el
Serrano—, no se registra un
incidente particular donde el na- a Sevilla, entonces conocida como «puerta de estudio de cinco instancias —el acto (qué se
rrador verifique su presencia en las Indias»4. hizo); la escena (cúando o dónde se realizó);
La Habana.
Fino observador de su entorno, el cro- el agente (quién lo hizo); la agencia (cómo se
3 nista describirá en Comentarios reales (1609; hizo); y el propósito (por qué se hizo)— cuya
En La Florida del Inca (1605) 1617) la geografía costera, advertirá sobre interrelación determina el acto narrativo; el
indica que la primera tierra que
vio al entrar en Europa fue la la navegación o dará detalles de las gentes y énfasis en una o varias de ellas nos permite
de Portugal. Llama Lisbona a su villas donde su barco hizo escala. Lo visto una interpretación específica del texto6. Si a
capital, comenta el buen trato y
los favores allí recibidos —lo sal- en esa travesía con frecuencia informa sus ello agregamos el estudio de la metáfora, la
varon de la muerte— , La Florida reflexiones sobre la conquista, la naturaleza metonimia, la sinécdoque y la ironía —según
del Inca, Emma Susana Speratti
Piñero (ed.), México, FCE, 1956,
americana y su propia persona. En este en- Burke, las cuatro figuras maestras del len-
Dedicatoria, 3. Sin embargo, en sayo me propongo explorar instancias de la guaje—, podremos llegar a «la verdad», aquí
CR no trata el tema e ignoramos primera y segunda partes de esta obra maestra entrecomillada porque los actos y tropos eri-
las circunstancias por las cuales
su vida peligró en la urbe lusita- con el propósito de mostrar cómo el periplo gen esa realidad. En otras palabras, el análisis
na. Todas las citas de La Florida transatlántico, recordado desde la distancia de propuesto por Burke nos lleva a entender
del Inca provienen de la citada
edición de Speratti Piñero; en el
texto indicamos libro, parte, ca- 4 5 cias andinas, Lima, F.C.E., varios capítulos de Kennteth
pítulo y número de página. Aurelio Miró Quesada, El Inca Esta línea de indagación la 1996. Burke, Grammar of Motives,
Garcilaso, Lima, PUCP, pp. propició José Antonio Mazzo- Berkeley, University of Califor-
La ruta del Inca Garcilaso 99-101. tti en su libro Coros mestizos 6 nia Press, 1969.
RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ del Inca Garcilaso: resonan- Las ideas se expresan en

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el cómo y el porqué del acto narrativo, y a dioevo se creía que la tierra estaba dividida
entrever esa estructura trascendente, más allá en dos grandes masas respondiendo así al
de los sucesos contados, o del accionar de los perfectamente simétrico plan divino. La masa
personajes. De las instancias propuestas me al sur del globo se denominaba «Antípodas» y
interesa particularmente la escena —en este cualquiera que la visitara debía andar al revés,
caso, los lugares evocados donde hallamos al con los pies en opuesta posición a quienes
narrador afirmando su presencia— y entender vivían en el norte. Si bien se debatió si esta
la incidencia de estas observaciones en el ám- región era habitable o no, la mayoría creía
bito mayor de Comentarios reales. Propongo que nadie podía vivir allá. Esto se debió a la
entonces analizar ambas instancias siguiendo teoría prevaleciente sobre las zonas climáticas,
el rumbo de ese viaje para de este modo ac- de raigambre aristotélica,8 anunciada por el
ceder al recorrido ideológico que anima al título de este capítulo: las frías en los polos; 1. Portada, primera parte de Co-
mentarios reales, Lisboa, 1609.
narrador, marca su discurso y ofrece la ruta otra calentísima en el ecuador; y otras dos Cortesía de la Hispanic Society
simbólica de un inusitado trayecto intelectual. templadas, entre la fría y la caliente, al norte of America, Nueva York.

Me concentraré en lugares con seguridad visi- y al sur; la temperatura de cada una estaba
tados por el Inca, y donde la voz del autor se regulada por la cercanía o lejanía al sol. Si
7
explaya o se minimiza denotando su carácter bien esta conclusión no es incorrecta, sí fue Todas las citas de Comentarios
de testigo y matizando lo contado: el cabo de un error proponer la imposibilidad de pasar reales (CR) e Historia general
del Perú (HG) provienen de la
Passau, Cartagena de Indias, Lima, Panamá de una zona a la otra porque la proximidad edición de Ángel Rosenblat: Co-
y Sevilla. al sol podía matar a quienes se atrevieran a mentarios reales, Buenos Aires,
hacerlo. Claro que cuando el Inca escribía 2 vols., Emecé, 1943; Historia
general del Perú, 3 vols., Buenos
El cabo de Passau y la zona tórrida sus Comentarios reales, anteriores viajes de Aires, Emecé, 1944. Indico entre
navegación —en particular de pilotos por- paréntesis el tomo, el libro, el
capítulo y la página.
En este remoto lugar en la costa de la actual tugueses— ya habían probado la inexactitud
provincia de Manabí, en el Ecuador, se detuvo de tales ideas; no obstante, el mito estaba 8
Aristóteles dividió el mundo co-
la nave en la cual viajaba Gómez Suárez de muy arraigado; al mismo tiempo, a partir de nocido en tres zonas climáticas
Figueroa para abastecerse de agua y leña. En los viajes colombinos, habían surgido otros de acuerdo con su lejanía o
en torno, por ejemplo, a la falta de capaci- cercanía al sol: ártica, tórrida
el entramado de la crónica, el sitio marca el lí- y templada. Según sus ideas,
mite norte del imperio incaico, y está ubicado dad de los habitantes de la zona tórrida9. únicamente la templada era ha-
justo donde pasa perpendicularmente la línea Esto se evidencia en la actitud del narrador bitable. Después se agregaron
otras dos zonas: la templada,
equinoccional. El cabo de Passau, en efecto, de Comentarios reales quien parece escribir al sur de la línea ecuatorial, y la
aparece mencionado en el crucial primer libro apremiado por desmentir estas equivocacio- fría en el polo Antártico.
del primer capítulo titulado «Si hay muchos nes, y así nota: 1) su nacimiento en la zona 9
mundos. Trata de las cinco zonas» (CR: 1, tórrida, 2) visita a la zona templada del sur, 3) Sobre el tema véanse Antonello
estancia temporal en el cabo de Passau en la Gerbi, La naturaleza de las
libro 1, cap. 1, pp. 11-13) donde el Inca afirma Indias Nuevas. De Cristóbal
la unidad del orbe y sus habitantes así como tórrida, y 4) eventual relocalización a Europa, Colón a Gonzalo Fernández
la habitabilidad de la zona tórrida.7 Matiza en la templada del norte. Cuando añade que de Oviedo, Antonio Alatorre
(trad.), México, F. C. E., 1978, y
el último aserto acudiendo a su experiencia escribe desde esa zona, subraya, acudiendo Walter Mignolo, The Darker Si-
personal, en particular, su nacimiento en el nuevamente a su experiencia, la posibilidad de of the Renaissance: Literacy,
Territoriality and Colonization,
Cuzco, en la zona tórrida; su paso por las dos del tránsito de una a otra, así como resalta Ann Arbor, Michigan University
zonas templadas —la del sur, en la zona de que él ha realizado el trayecto, sin quemarse Press, 1995.
los Charcas, «de la otra parte del trópico de y conservando las facultades mentales que le
Capricornio», y la del norte, en Montilla y permiten acceder a la escritura alfabética en
Córdoba donde escribe su crónica—. Antes la redacción de su crónica, el más elevado de
de llegar a esta última zona templada, el na- los ejercicios intelectuales. Las observaciones
rrador, según aclara, transitó «por la tórrida» sobre la parada en el remoto cabo de Passau le
y la atravesó toda y estuvo «tres días naturales otorgan al narrador la oportunidad de afirmar
debaxo de la línea equinoccial, donde dizen contundentemente la habitabilidad de la zona
que passa perpendicularmente, que es en el tórrida, la plena capacidad de quienes allí
cabo de Passau». Tomando lo anterior en viven y la posibilidad de pasar de una zona a
cuenta, concluye «que es habitable la tórrida otra sin mella física ni mental. De este modo el
como también las templadas» (CR: 1, libro 1, mestizo peruano contradice al admirado Aris-
cap. 1, p. 12). tóteles —como antes había hecho el jesuita
Para entender la centralidad de estos aser- José de Acosta, especialmente en el Libro 2 de La ruta del Inca Garcilaso
tos, conviene recordar que durante el me- su Historia natural y moral de las Indias—, y RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ

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a la vez se asocia al pensamiento más moderno sustrato helénico en la recepción del cristia-
de la época, acudiendo a la experiencia y no al nismo. Como sabemos, Garcilaso en todo
saber recibido. momento destaca la labor civilizadora de los
El cabo de Passau figura al menos en otros soberanos del Tahuantinsuyo con respecto a
dos libros de Comentarios reales donde el la humanidad andina en «behetría» —como
narrador lo relaciona con la historia de los antes griegos y romanos, estos allanarían el
Incas. En el capítulo décimo del primer libro camino para la recepción del cristianismo—;
dedicado a la variedad de dioses adorados igualmente, se detiene en las diversas etapas
por los nativos de los Andes, el cabo también por las cuales ha pasado este conjunto de
marca el límite norte del imperio. El narrador, pueblos hasta que, gracias al buen gobierno
Inca Garcilaso de la Vega. además, se detiene en notar la falta de incli- incaico, están listos a recibir el Evangelio. La
nación de sus habitantes a venerar ni cosa ni superioridad de los Incas con respecto a los
persona «baxa ni alta» porque «vivían y viven habitantes del cabo de Passau y otros grupos la
10 hoy como bestias y peores porque no llegó reitera el citado comentario de Huaina Cápac.
En su edición de Comentarios
reales, Lima, FCE, 1991, t. 2, a ellos la doctrina y enseñança de los Reyes Entonces, al enfrentarse con la barbarie de los
p. 810, Carlos Araníbar señala Incas» (CR: 1, libro 1, cap. 10, pp. 31-32). moradores del cabo y traerla a colación como
que la conclusión es una pará-
frasis de Cieza de León. Passau reaparece en el libro noveno cuando ejemplo máximo de esta, el narrador enaltece
el narrador describe los dioses, costumbres y a sus ancestros cuando insiste en lo arduo de
11
reducción de los Manta «y la de otras [nacio- la labor colonizadora incaica, efectuada pre-
Miró Quesada, op. cit., p. 99. nes] muy bárbaras» entre las cuales ubica a dominantemente por medio de la mediación
12 los habitantes del cabo de Passau. Repite aquí y la retórica del convencimiento. ¿Se insinúa
Para una revisión de las ideas su localización debajo de la línea equinoccial entonces que sujetos tan bestiales deben ser
sobre la esclavitud, véase Peter
Garnsey, Ideas of Slavery from
y los describe como «barbaríssimos sobre súbditos de señores igualmente salvajes, cuyas
Aristotle to Augustine, Cambrid- cuantas nasciones sujeraton los Incas». Esa conquistas se efectúan a sangre y fuego, y no
ge, Cambridge University Press, extrema bestialidad se confirma por medio de de los «pacíficos» y «diplomáticos» Incas? ¿O
1996.
los tópicos tradicionales asociados con la hu- acaso el narrador señala el desafío de España:
manidad americana: andan desnudos, con los por un lado, terminar la inconclusa labor de
labios horadados, la cara pintada, los cabellos los soberanos del Tahuantinsuyo evangelizan-
mugrientos; no tienen casas, ni agricultura, do a los grupos «preparados» para ello, y, por
ni mujeres conocidas; son ignorantes de sus otro, aculturar y cristianizar a los conglome-
hijos y abiertamente sodomitas. El narrador rados humanos excluidos del Incario y ahora
corrobora su descripción acudiendo de nuevo bajo la tutela de la Corona y del Papa? ¿O
a su carácter de testigo presencial y afirma: quizá por medio de esta reiteración del bar-
«Yo los vi por mis ojos cuando vine a España barismo Garcilaso se adhiere a la propuesta
… que paró allí nuestro navío… verdade- aristotélica: los seres deficientes, tales como
ramente eran selvajes, de los más selváticos los habitantes de Passau, deben subordinarse
que se pueden imaginar». Ratifica su juicio a sus superiores intelectual y moralmente?12.
invocando la decisión de Huaina Cápac Inca, Se insinúa una respuesta cuando el tema de
quien resuelve no conquistarlos pues por su la barbarie aflora de nuevo en la parada en
bestialidad no merecían tenerlo por señor y Cartagena de Indias.
dejó «a los naturales de Passau tan torpes y
brutos como antes se estavan» (CR: 2, libro Cartagena de Indias: caminaban «como
9, cap. 8, pp. 234-235)10. Comentarios tan ne- grullas»
gativos llevaron a Miró Quesada a conjeturar
sobre un posible contratiempo del cronista Cuando Gómez Suárez de Figueroa pasó a
cuando pasó por esas tierras, o a atribuir las Cartagena, fundada en 1533 por el conquista-
observaciones peyorativas al calor tropical o dor Pedro de Heredia en territorio de los in-
a la ansiedad del viajero por llegar a su des- dígenas de la etnia calamarí, todavía la villa no
tino11. tenía sus famosas murallas; piratas franceses
Por mi parte, indagando sobre el motivo la habían saqueado en 1544 y 1559. A partir
para incluir estas observaciones y así horadar de 1560, el año en que el joven cuzqueño la
la estructura profunda del discurso, quisiera visitó, comenzaron a erigirse fortificaciones
recordar la praeparatio evangelica, doctrina para protegerla de los enemigos de España;
La ruta del Inca Garcilaso atribuida a Eusebio de Cesarea (c. 275-339) los esfuerzos se multiplicaron más tarde, des-
RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ donde este obispo explica la importancia del pués del exitoso asedio de Francis Drake en

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1586. En 1564, al regularse el comercio con


las Indias por medio de las flotas, Cartagena
del Poniente, como se la llamó inicialmente
para distinguirla de Cartagena del Levante
en España, era un importante fondeadero,
parada imprescindible de los barcos ocupados
en la «carrera de Indias», y sede del comercio
dirigido tanto al norte como al sur del conti-
nente y, en el torna viaje, a Europa. En el siglo
XVII se estableció allí la Inquisición (1610);
también en esa centuria Cartagena recibió un
gran número de esclavos africanos distribui-
dos en el continente y en las islas del Caribe.
Si bien cuando Gómez Suárez la visitó, la
villa distaba mucho de ser el puerto principal
descrito por el poeta Hernando Domínguez
Camargo (1606-1659) como «Esta, de nuestra
América pupila…», para entonces Cartagena
del Poniente era un reconocido centro de in-
tercambio mercantil.
En Comentarios reales hallamos un des- 2. Detalle interior de la segunda parte de Comentarios reales, también conocida como Historia general
del Perú, Córdoba, 1617. Cortesía de la Hispanic Society of America, Nueva York.
tello de ese alto en la ciudad caribeña. En el
apartado dedicado a «Cómo se vestían en
aquella antigüedad», el narrador nuevamente una piedra en la pata. Otros las asociaron con 13
Araníbar, op. cit., t. 2, p. 749.
incide en la importancia del atuendo como el silencio, virtud imprescindible del buen
frontera entre la civilización y la barbarie: los príncipe, porque vuelan con una piedra en la 14
Como es bien sabido, los jesuitas
indios de la «primera edad» vestían «como boca; también las ligaron a la prudencia por los utilizaron para la enseñanza
animales» porque su ropa era su piel; algunos aletear con una piedra en la pata para evitar en la ratio studiorum, y los pro-
traían un hilo grueso «ceñido al cuerpo». pagaron dentro y fuera de sus
que el viento las apartara del camino15. Por to- colegios.
El narrador previene y suplica a los «oídos do ello, como nos recuerda Martínez Pereira,
honestos» abstenerse de «escuchar» estas des- las grullas figuraron prominentemente en los 15
Ana Martínez Pereira, «El sím-
cripciones que su prurito de buen historiador libros de emblemas españoles representando bolo de la grulla en la emble-
le exige contar completa y detalladamente. diferentes virtudes y modelos de comporta- mática española», Revista da
Faculdade de Letras (Oporto),
En este contexto reitera su carácter de testigo miento aplicados, en los siglos XVI y XVII, 20 (2003), pp. 335-342.
presencial y explica: «El año de mil quinientos a la política, la sociedad y la educación del
y sesenta, viniendo a España, topé en una calle, príncipe16. Por otro lado, tratadistas de la 16
de las de Cartagena, cinco indios sin ropa al- talla del sevillano Pedro Mexía (1498-1551), Op. cit., p. 234.
guna, y no ivan todos juntos, sino uno en pos cuya popular Silva de varia lección (1540) se 17
de otro como grullas, con haver tantos años encontraba entre los libros de la biblioteca Según José Durand, «La bibliote-
que tratavan con españoles» (CR: 1, libro 1, ca del Inca», Nueva Revista de
del Inca17, meditaron sobre cómo el compor- Filología Hispánica, 2 (1948),
cap. 13, p. 36). tamiento del mundo animal podía servir de p. 251, Silba de baria lezión,
Si bien andar «como grullas» fue, como modelo a los humanos. El capítulo 28 del cita- es el número 79 en la lista del
inventario de los libros de la
señala Araníbar, un giro lingüístico de enton- do compendio se titula: «Cómo de los aves y biblioteca de Garcilaso.
ces13, equivalente al actual «andar uno detrás animales pueden tomar ejemplo y reglas para
18
de otro», dada la importancia de la emble- bien y virtuosamente vivir los hombres»; en Pedro Mexía, Silva de varia lec-
mática en la época y teniendo en cuenta que este Mexía detalla la conducta de la hormiga, ción, Isaías Lerner (ed.), Madrid,
los jesuitas, con cuya orden el cronista tuvo Castalia, 2003, p. 685.
la abeja, el camello, la paloma, la tórtola, el
vínculos estrechos, se aprovecharon de esta pavo real, el gallo, la cigüeña, el elefante, el
como método de instrucción, vale repasar las perro, el papagayo, el ruiseñor, la golondrina,
características asociadas con las grullas14. Estas la araña, el conejo, la vulpeja, la serpiente,
aves se consideraban notables, en el ámbito de la oveja, el león, y concluye: «con los otros
la emblemática, por un comportamiento soli- animales brutos van enseñando a ser hombres
dario: mientras unas descansan, otra vela para racionales e aun spirituales»18.
prevenir a la bandada de cualquier peligro; Tomando lo anterior en cuenta así como La ruta del Inca Garcilaso
para no dormirse, la grulla vigilante sostiene la familiaridad del lector de la época con RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ

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19 las analogías y comparaciones propuestas Los mosquitos de Lima y las ratas de Pa-
Más adelante señala que los
indígenas, tanto mujeres como por los libros de emblema y la literatura de namá
hombres, que viven en proxi- ingenio, no sería desacertado proponer que
midad a los españoles se visten
porque estos los importunan y no
el andar indígena asociado con estas aves En el caso de Lima, el narrador ofrece da-
por decoro (CR: 1, libro 1, cap. conlleva igualmente una relación con sus tos sobre su fundación, describe su trazado y
13, p. 37). virtudes. Si en las aves un tipo de conducta arquitectura, contrasta los techos de adobe y
20 promueve la solidaridad y la protección del paja con los de teja del Cuzco, comenta sobre
«Que por esperiencia muy cla- grupo, en el caso de los nativos, su asocia- su clima caluroso comparándolo con el de
ra se ha notado cuánto más
promptos y ágiles estavan para ción con las grullas bien podía insinuar su Andalucía y se detiene a explicar las dos clases
recebir el Evangelio los indios posibilidad de alejarse de la primera edad de mosquitos —unos atacan de día y otros de
que los Reyes Incas sujetaron,
governaron y enseñaron, que no
bárbara; y, con buena guía —como la de los noche—, abundantes en la costa y en esa ciu-
las demás naciones comarcanas, Incas—, su eventual ingreso a la etapa pro- dad. Sus observaciones sobre los mosquitos
donde aún no havía llegado la picia para recibir el Evangelio. Propongo
enseñanza de los Incas, muchas
diurnos son minuciosas: amarillos «como una
de las cuales se están hoy tan que el narrador se detiene en este incidente gualda», tan «golosos de sangre» que la chu-
bárbaras y brutas como antes se tan breve como destellante, con el propósito pan hasta reventar. Para comprobar esto últi-
estavan, con haver setenta y un
años que los españoles entraron de cuestionar el impacto del método coloni- mo el joven viajero se deja picar y así verificó
en el Perú (CR: 1, libro 1, cap. zador español: este no ha hecho mella en ese que, una vez hartos de sangre, estos insectos
15, p. 39).
estado de barbarie, implícito en la desnudez «no podían levantarse y se dexavan rodar para
21 indígena, y, mucho menos, en la compren- irse» (HG: 1, libro 2, cap. 17, pp. 152-153).
Para 1524 Darién estaba total- sión del porqué del vestuario en el contexto
mente abandonada.
No contento con lo escuchado, el incrédulo
social de una ética cristiana19. Dicho en otras Gómez Suárez de Figueroa se sometió a un
22 palabras, la carencia de cultura relacionada mini experimento que le permitió dar cuenta
A consecuencia del devasta-
dor ataque de Henry Morgan por los europeos con la apariencia y la falta de la fiereza de los mosquitos diurnos y así
(1671), la villa se relocalizó de ropa no debe ligarse a una insuficiencia autorizar lo contado. De nuevo resalta su
a unos 13 kilómetros al oeste;
Antonio Fernández de Córdoba
de las cualidades necesarias para vivir en la espíritu moderno al fundamentar su relato
efectuó la nueva fundación en polis; al contrario, el narrador tácitamente con el resultado de observaciones hechas in
1673. pone el acento en lo positivo del binomio situ y comprobar la fiereza y glotonería de
grullas/nativos, y así implica el esfuerzo de estos insectos en su propia persona. Una vez
los soberanos del Incario, quienes conduje- más acude a su carácter de testigo presencial
ron con éxito a diversas etnias en el tránsito —y en esta ocasión hasta de víctima— para
de una edad a la otra20. Que tanto en el re- ofrecer prueba irrefutable de los hechos.
moto cabo de Passau como en la comerciali- En cuanto a la parada del Inca Garcilaso
zada Cartagena, después de veintisiete años en Panamá, conviene recordar que desde San-
de fundada la ciudad y a setentaiocho años ta María la Antigua de Darién (1510)21, la pri-
de la llegada de Colón a las islas del Caribe, mera población española fundada en el istmo
el viajero encuentre a indios viviendo como entonces conocido como Tierra Firme, salió
en la primera y «oscura» edad, expone las Vasco Núñez de Balboa en la expedición que
debilidades tanto de la empresa colonizado- dio a conocer el océano Pacífico y posibilitó
ra como de la labor evangelizadora de Espa- la exploración del sur del continente. En 1519
ña. Entonces, la referencia a las grullas, más el conquistador Pedrarias Dávila, quien antes
allá de la simple comparación, adquiere un había mandado decapitar a Núñez de Balboa,
significado diverso: propicia la asociación relocalizó la villa y la rebautizó Nuestra Seño-
del comportamiento ejemplar de estas aves ra de la Asunción de Panamá; después esta se
con el de indígenas aparentemente bárba- convirtió en parada obligatoria para quienes
ros pero cuyas cualidades inherentes —su iban o venían del Perú, y en efecto22, fue aquí
humanidad— los capacitan para la vida co- donde Garcilaso hizo escala en su viaje a la Pe-
munitaria y la recepción del Evangelio. La nínsula. La referencia a Panamá y lo visto allí
desnudez puede cubrirse y la vida en la polis se ofrece en el contexto de un debate donde
puede llevarse a cabo siempre y cuando disputa si las ratas y los ratones son oriundos
haya un liderazgo efectivo. Las referencias de América. En cuanto a los segundos, aporta
a otros animales, en particular insectos y su nombre en quechua (ucucha), admite que
roedores, se prodigan igualmente en torno los hubo y corrige al cronista Francisco López
a Lima y Panamá pero en circunstancias de Gómara (1511-1566), quien en su Historia
La ruta del Inca Garcilaso disímiles. general de las Indias (1552) había negado su
RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ presencia en los Andes. En cuanto a las pri-

26
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meras, acota lo siguiente: «Resta dezir de las dor efecto muy temido, particularmente entre 23
En Mexía encontramos: «Gran
ratas, que también passaron con los españoles, la población indígena carente de inmunidad multitud de ratones, destruyen-
que antes dellos no las havía» (CR: 2, libro 9, a las enfermedades importadas, sin duda la do totalmente las raíces de los
árboles e yerbas… lo hicieron
cap. 22, p. 261). Estos roedores, según explica lectura del pasaje por lectores muy variados despoblar, e de hambre los des-
el narrador, se han extendido infinitamente logró evocar sucesos trágicos, tanto lejanos ampararon los que allí [en algu-
por los pueblos de la costa y son tan grandes en el espacio y el tiempo (en el Viejo Mundo) nos lugares de Italia] moraban»
(Mexía, op. cit, p. 522). Como
que los gatos no se atreven ni a mirarlos ni a como próximos geográfica y temporalmente observa Lerner, al colocar el
atacarlos. Para controlar la plaga, en Panamá, (en el Nuevo Mundo)26. descontrol de los animales en
el contexto del pecado original,
en Nombre de Dios y otras villas costeras, en En particular, durante el siglo XVI, se- Mexía cristianiza un antiguo mo-
días escogidos y anunciados por pregones, gún confirman las investigaciones de Noble tivo (Lerner, op. cit, p. 522, n.
14). Me pregunto si en el caso
los vecinos echan «rejalgar» (arsénico) en D. Cook, las siguientes epidemias asolaron de los CR podemos ubicar esta
los alimentos más gustados por las ratas. En la zona andina: 1524-28, viruela; 1531-33, ocurrencia en el contexto del
Panamá, sitio de cruce, el viajero observó el sarampión; 1546, tifus; 1557-62, sarampión, castigo divino a quienes han
traído las ratas y las plagas.
resultado de este método de saneamiento: viruela, gripe; 1597, sarampión27. En el caso
«devía de haver poco que se havía hecho el del Tahuantinsuyo, las consecuencias de la 24
J. E. Cirlot, A Dictionary of
castigo [la desinfección]… saliendo a pasear- primera pandemia de viruela fueron nefas- Symbols, 2ª. ed., Nueva York,
me una tarde por la ribera del mar, hallé a la tas. De acuerdo a los testimonios recavados Philosophical Library, 1981, p.
272.
lengua del agua tantas [ratas] muertas, que en por tempranos cronistas españoles (Pedro
más de cien passos de largo y tres o cuatro de Pizarro, Miguel Cabello de Balboa, Pedro 25
ancho no havía dónde poner los pies…» (CR: Sarmiento de Gamboa), la enfermedad asoló Jean Chevalier y Alain Gheer-
brandt, Diccionario de los sím-
2, libro 9, cap. 22, p. 262). El narrador inter- tanto al Cuzco como a la recién conquistada bolos, Manuel Silvar y Arturo
cala a continuación un divertido relato donde Quito y territorios aledaños; en la capital del Rodríguez (trad.), Barcelona,
Herder, 1993, pp. 869-870.
un enfermo se defiende de las ratas armado de Incario la mortandad fue mucha; en la zona
un asador y mata 380; la lucha trae al menos de Tumipampa segó la vida del Inca Huayna 26
Noble D. Cook, en Born to Die:
dos consecuencias positivas: elimina los roe- Cápac (c.1524) y de Ninan Cuyoche, el pre- Disease and New World Con-
dores y el enfermo sana. El capítulo concluye sunto heredero28. Así, en el mundo andino quest, 1492-1650, Cambrid-
recordando las plagas de ratas y los «daños el efecto de esta plaga fue múltiple y trágico: ge, Cambridge University Press,
1998, sostiene con pruebas irre-
increíbles» que causan en las sementeras, las por un lado, sembró la desolación y la muerte futables que las pandemias y
heredades, los árboles frutales, «que desde en la zona de la serranía; por otro, acabó con epidemias contribuyeron tanto
como la espada al exterminio
el suelo hasta los pimpollos les roían las cor- el soberano del Incario y el príncipe herede- y eventual sujeción de los ame-
tezas; de manera que los árboles se secaron, ro, víctimas de la plaga. La desaparición de rindios.
que fue menester plantarlos de nuevo, y las ambos fue causa directa de la lucha fratricida 27
gentes temieron desamparar sus pueblos . . . y entre Huáscar y Atahualpa; y a la vez propi- Ibid., p. 132.
sucediera el hecho según la plaga se encendía, ció la entrada española en territorio inca y la
sino que Dios, por su misericordia, la apagava sujeción del imperio. Lectores y escuchas de 28
Ibid., pp. 78-81.
cuando más encendida andava la peste» (CR: cualquier procedencia étnica o localización,
2, libro 9, cap. 22, p. 263)23. no tuvieron ninguna dificultad en asociar lo
Sostengo que la inclusión de las observa- narrado sobre la plaga de ratas con el desastre,
ciones sobre las ratas no es casual. Veamos por la destrucción y los múltiples males, conse-
qué. En el imaginario occidental están asocia- cuencia de pandemias y epidemias.
das con la enfermedad y la muerte24, con la Si comparamos este capítulo con otro del
avaricia y el parasitismo25. Al ligar su abun- libro nueve, «De la hortaliza y yervas y de la
dancia a los vocablos «plaga» y «peste», el grandeza dellas» (CR: 2, libro 9, cap. 29, pp.
narrador trae a la narración la memoria de las 273-277), donde el Inca destaca el crecimien-
pestes europeas, en particular la de fines del si- to desmesurado de las plantas importadas de
glo XIV, propagada por los barcos que venían España en el suelo andino, el significado de
del Asia cuyas ratas traían la pulga y, al picar la observación sobre las ratas en el espacio
al humano, lo contagiaban con el patógeno de textual se hace aparente. Si en el antes mencio-
la enfermedad. Igualmente, la referencia trae nado capítulo veintinueve (sobre las plantas
a colación la destrucción —el Apocalipsis—, importadas) el narrador hace hincapié en las
el temor al castigo divino y el autoexamen bondades de los nuevos cultivos, en el vein-
propuesto por estas circunstancias extremas. tidós (sobre las ratas de Panamá) describe el
Como las pandemias y epidemias (viruela, sa- efecto dañino que los innumerables roedores
rampión, tifus, malaria, fiebre amarilla, gripe) causan en las labranzas. Ambos (plantas y La ruta del Inca Garcilaso
no fueron extrañas en América, y su devasta- ratas) están ligados por su origen extranjero RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ

27
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 22-29

29 —fueron traídos por los conquistadores— y con cierta prominencia. Si bien no ofrece una
Entre ellos el mestizaje, como
propuso Julio Ortega en un tem- han crecido o se han multiplicado despropor- primera impresión de la villa bética, hay un
prano trabajo, «The Discourse cionadamente. Considerando lo anterior, no pasaje donde la califica, la relaciona con la
of Abundance», Review: Latin
American Literature and Arts,
sería desacertado proponer que los dos pue- conquista del Perú y da entrada a lo femenino.
43 (1990), pp. 3-7. den leerse como metáforas del coloniaje: las La observación se enmarca dentro de la llega-
30
hortalizas y las frutas representan sus efectos da del virrey Andrés Hurtado de Mendoza
Agradezco este señalamiento a beneficiosos29, mientras las ratas y su secuela (1555-1560) a Paita y San Miguel de Piura, en
José Antonio Mazzotti. las trágicas consecuencias de este. En el virrei- ruta hacia Lima. Por mal comportamiento en
31 nato del Perú —y en América—, por medio la última villa norteña mencionada, calificado
Miró Quesada, op. cit., p. 90. de la aventura imperial, ha proliferado tanto por el narrador como «exercicios poco o nada
Véase Historia General: 1, libro
8, cap. 12.
lo positivo como lo negativo del impuesto honestos», el virrey mandó apresar y retornar
régimen; sin embargo, lo segundo, o sea, lo a España a un caballero de su séquito; también
32
dañino, parece imperar. devolvió al conquistador Pedro Luis de Ca-
Sevillano de origen, encomen- Como señala concluyentemente el capítu- brera32 y a otros casados cuyas mujeres habían
dero en Cotapampa y vecino lo sobre las ratas, la perversidad de las plagas permanecido en Sevilla. Si bien en el texto no
del Cuzco (CR: 1, libro 3, cap.
12, p. 153; 2, libro 7, cap. 11, puede terminar con los cultivos beneficiosos. hallamos otro indicio de la mala conducta de
p. 114). Con todo, es posible erradicar el mal: ahí parte de Cabrera y los conquistadores rein-
33
está el tósigo, ahí está el victorioso enfermo tegrados a la Península, el narrador parece
Véase Vives, Instrucción de la en una intervención reminiscente de la lucha excusarlos: «es verdad que la culpa más era
mujer cristiana [c.1529], Juan de don Quijote contra los molinos de viento. de las mujeres que no de sus maridos, porque
Justiniano (trad.), Madrid, Sig-
no, 1936. La narración, en efecto, propone combatir el algunos dellos havían embiado por las suyas
mal, replantar las hortalizas y yerbas impor- con mucho dinero para el camino, y, por no
34
Un caso curioso de agencia fe- tadas, cosechar de nuevo: con la ayuda divina dexar a Sevilla, que es encantadora de las que
menina indígena, en este caso y el esfuerzo de los pobladores —es decir, los la conocen, no quisieron obedecer a sus ma-
fallida, lo encontramos en el
rechazo de la hija de Huaina
nuevos peruanos— se puede exterminar las ridos, antes procuraron ellas con la justicia
Cápac a contraer matrimonio ratas, lograr la sanación, erradicar lo nocivo que se los embiassen a España». Las acciones
con el soldado Diego Hernández del colonialismo. ¿Acaso el autor intenta de las esposas de los conquistadores tienen
porque antes había sido sastre y
de ahí su respuesta al obispo en establecer un contraste entre el régimen de consecuencias costosas: «por no ir al Perú tres
el altar: «Íchach munani, íchach encomiendas y el corregimiento, destacan- dellas, cuyos maridos yo conocí, perdieron
manamunami. … ‘Quiça quiero,
Quiça no quiero’» (HG 1944 do las posibilidades del primero en tanto los repartimientos que con la muerte de sus
[1617]: 3, libro 6, cap. 3, p. recompensa de los hechos de los antiguos maridos heredavan, que valían más de cien
14). Otro episodio relacionado
con el comportamiento de las
conquistadores como su padre, y lo perjudi- mil ducados de renta, los cuales pudiéramos
mujeres españolas y las conse- cial del segundo, controlado por ambiciosos nombrar, pero es justo que guardesemes la
cuencias del mucho hablar, dan y corrompidos burócratas que nada hicieron reputación y honor de todos» (HG: 3, libro
lugar a una meditación sobre el
matrimonio entre conquistadores para ganar la tierra y aumentar el imperio?30. 8, cap. 4, p. 193). El breve pasaje es instructi-
y mujeres indígenas que deviene Sería difícil responder; no obstante, al enlazar vo por varias razones. Reitera el atractivo de
muy personal (Véase HG 1944
[1617]: 1, libro 2, cap. 1, p. ambas observaciones (sobre la reproducción Sevilla, tan «encantadora» que las conquista-
113). En un trabajo de próxima de las ratas importadas y las plantas europeas doras no han podido resistir su hechizo. Al
aparición me ocupo de estas y
otras incidencias de género.
sembradas en suelo andino), es evidente que el mismo tiempo, el narrador enmarca el com-
narrador valora las bondades y maldades del portamiento femenino en el tradicional códi-
35 régimen impuesto, insta a preservar lo mejor go matrimonial donde la castidad, la fidelidad
En su ensayo «Los silencios del
Inca», Mundo Nuevo, 5 (1966), y señala la capacidad de los pobladores —los y la obediencia son las virtudes exigidas y
pp. 66-72, José Durand se per- nuevos peruanos— para, con la ayuda divina, admiradas33. Quienes lo violen, pagarán muy
cató tempranamente de su im-
portancia. erradicar lo dañino. caro: en este caso las desobedientes perdieron
un cuantioso caudal.
Sevilla «encantadora» No obstante, el episodio muestra a mu-
jeres listas a subvertir la norma con el pro-
Si bien el joven Gómez Suárez de Figueroa pósito de lograr su objetivo: no abandonar
ingresó en el continente europeo por la ciudad Sevilla y el retorno a España de los maridos34.
de Lisboa, de tantas resonancias en cuanto a la Igualmente fascinante es el silencio que el
publicación de su obra, en Comentarios reales narrador guarda para conservar la reputación
no hallamos ninguna referencia a la capital de hombres y mujeres afectados por estas
lusitana. Sevilla, la ciudad por la cual entró a acciones35. La conducta prudente de parte del
La ruta del Inca Garcilaso España, visitó cuando residía en Montilla y a narrador, implícita en su silencio, la encon-
RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ donde trasladó los restos de su padre31, figura tramos muy tempranamente en la Relación

28
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 22-29

de la descendencia del famoso Garci Pérez de de las apariencias, deben reconocer estas apti- 36
Inca Garcilaso de la Vega, Re-
Vargas (1596). En este tratado genealógico, el tudes y valerse de ellas. El lamento del narra- lación de la descendencia de
remoto ancestro español del Inca Garcilaso, dor y su insinuación del fracaso de la empresa Garci Pérez de Vargas [1596],
Raúl Porras Barrenechea (ed.),
rehúsa revelar el nombre de un caballero imperial, va implícito en la observación de los Lima, UNMSM, 1951, p. 35.
cristiano quien cobardemente abandona el años de contacto entre europeos e indígenas y
real cuando se aproximan varios combatientes el estado deplorable de los últimos. La centra-
moros36. Para no maldecir, para preservar la lidad de la experimentación, en contraste con
honra ajena, el silencio se convertirá en un el predominio del saber heredado o infuso,
rasgo estilístico clave en los escritos del Inca se observa en la descripción de los mosquitos
Garcilaso. Más importante aún, tal marca da de Lima y la prueba tan personal a la cual se
cuenta de la postura ética que anima la obra sometió el joven viajero. Cuando se contrasta
del cronista cuzqueño. la perversidad de la plaga de ratas, animales
Al orientar el análisis de Comentarios tradicionalmente ligados en el Occidente a la
reales a la estructura profunda del texto peste y la destrucción, con las plantas impor-
siguiendo direcciones recientes y diferen- tadas y su desmesurado crecimiento, el narra-
tes en la crítica garcilasista y, en este caso, dor, desde una óptica americana, indica que
apoyándome en parámetros de análisis pau- no todo lo recibido de Europa es aceptable.
tados por Burke, particularmente en cuanto En el trasvase colonial arribaron lo bueno y
al escrutinio de la escena de las acciones y la lo malo, y ambos coexisten; pero cuando el
dilucidación del porqué de estas, el sentido de balance se quiebra y lo segundo predomina,
las variadas observaciones del Inca Garcilaso los nuevos y americanos pobladores —como
en tanto su trayectoria transatlántica, se hace en la lucha del enfermo o en la fumigación de
evidente. La indagación nos lleva a parafrasear las ratas— deben erradicarlo y plantar otra
el aserto de Fredric Jameson en The Political vez, con la esperanza de «cosechar», lo mejor
Unconscious. Narrative as a Socially Symbolic de un hecho histórico que ha mezclado inexo-
Art (1981): no hay palabra inocente. A pesar rablemente geografías y etnias. De los comen-
de la aparente candidez de las observaciones, tarios sobre Sevilla, resaltan el hechizo de la
en Comentarios reales, tampoco hay palabra ciudad, la agencia femenina y la expresión
inocente; cada una tiene su puesto y le otorga de las consecuencias de la cultura dineraria
un matiz particular a los hechos contados. suscitada por las riquezas del Perú. El recurso
Como se ha visto, menciones circunstancia- del silencio empleado aquí en referencia a la
les del cabo de Passau llevan al narrador a conducta de conquistadores y conquistadoras
afirmar, en moderna postura, la habitabilidad reitera la impronta ética de Comentarios rea-
de la zona tórrida, la capacidad de sus habi- les. Al excavar en la estructura profunda de la
tantes y de quienes, como él, han cruzado la obra maestra del Inca Garcilaso, las instancias
línea equinoccial. Por otro lado, la referen- estudiadas nos llevan a las múltiples y sutiles
cia al estado «selvático» de sus moradores maneras de exponer las consecuencias del
exculpa a los Incas, quienes no intentaron coloniaje en el virreinato del Perú; a la vez, di-
conquistarlos. Por implicación, tal hazaña les chos destellos narrativos muestran una visión
corresponde a los nuevos señores de la tierra, moderna de los acontecimientos, imbuida de
los españoles. La dificultad de la empresa y el una deontología donde se evidencia un cierto
consecuente enaltecimiento de los soberanos pragmatismo y una gran preocupación por
del Tahuantinsuyo por haberla avanzado, se el futuro de América. Así, la ruta física del
muestra nuevamente en Cartagena de Indias periplo transatlántico del Inca Garcilaso de la
por medio de una iluminadora referencia don- Vega, documentada en breves glosas y apartes
de nativos y grullas se conjuntan. La yunta de casi imperceptibles, igualmente propone una
personas y aves, trae a colación un modo de aproximación al trayecto ideológico que con-
agrupamiento pero también una conducta que forma su derrotero intelectual y lo muestra
rescata cualidades aprovechables en la vida como autor contradictorio y moderno, capaz
comunitaria de animales y humanos, y en el de reconocer y asimilar las complejidades del
proceso de catequesis de hombres y mujeres. coloniaje en su «tierra, … el Perú» (F: Dedi-
Como antes los Incas, los europeos, más allá catoria, 3).

La ruta del Inca Garcilaso


RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ

29
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 30-36
ISSN: 1577-3442

Rosa Pellicer:
Profesora Titular de Literatura His-
panoamericana en la Universidad
de Zaragoza. Su interés investiga-
dor se ha dirigido, principalmente,
hacia Borges, Bioy Casares y sus
obras en colaboración. También se
ha ocupado de cuestiones relacio-

CONTINENS PARADISI:
nadas con las crónicas de Indias,
como los espacios míticos o la
visión americana del descubrimien-

EL LIBRO SEGUNDO DE EL PARAÍSO


to y la conquista. Ha publicado
algunos trabajos sobre la imagen de
la mujer en la prosa hispanoameri-
cana del fin de siglo. Sus últimos
estudios están dedicados al género
policial en la Argentina. EN EL NUEVO MUNDO DE ANTONIO DE
1
«[Esta obra] nos pone ante un
LEÓN PINELO
hombre prejuicioso, como to- ROSA PELLICER
da su época, imbuido de ideas Universidad de Zaragoza
teológicas y apriorísticas; y ante
un erudito incansable. Como en
todas las misceláneas coloniales
–llámense «Miscelánea Austral»
de Dávalos y Figueroa, o «Cró-
nica Moralizada» de Calancha,
o la Parte tercera inédita de las
«Memorias antiguas y Nuevas La idea de situar el Paraíso Terrenal en como la Miscelánea austral de Diego Dávalos
del Perú» por el licenciado Mon- el Nuevo Mundo, aunque no fue de las más y Figueroa, la Miscelánea antártica de Miguel
tesinos– en ésta de León Pinelo
se mezclan las más diversas compartidas, tuvo algunos sustentadores, en- Cabello Valboa, o la Crónica moralizada de
materias». Luis Alberto Sánchez, tre los que destacaron su descubridor, Cristó- Antonio de Calancha, bien conocidas y cita-
«Don Antonio de León Pinelo,
primer bibliógrafo americano», bal Colón y, ciento cincuenta años después, das por él2.
Boletín Bibliográfico. Biblioteca el primer bibliógrafo de las Indias Orientales El Paraíso en el Nuevo Mundo es ante to-
de la Universidad de San Mar-
cos, 3:2 (septiembre 1928), pp.
y Occidentales, Antonio de León Pinelo. El do una obra de erudición. Como señala José
220. título completo del libro es: El Paraíso en Luis Abellán:
el Nuevo Mundo. Comentario apologético,
2
Isaías Lerner, «Saberes viajeros: historia natural y peregrina de las Indias [León Pinelo] No da un paso sin apoyarse en alguna
las misceláneas y el Nuevo Mun- Occidentales, Islas de Tierra Firme del mar autoridad, sus citas son innumerables; su recopila-
do», en Juan José Perandones y
otros (coord.), Universidad de Océano, que alude a formas historiográficas ción de documentos y bibliografía es incansable; y
León, Secretariado de Publica- distintas como el «comentario» y la «histo- todo ello en medio de un estilo árido, seco y desco-
ciones, 2005, p. 19.
Dice Cabello Valboa refirién-
ria». La cuestión genérica de El Paraíso en el lorido, que hace difícil su lectura3.
dose a su libro: «le fue puesto Nuevo Mundo no parece resuelta y tampoco
á nuestra historia el nombre ha merecido demasiada atención por parte de León Pinelo, como su amigo Juan So-
de Miscelánea, por la forzosa
mixtura, de historias que consigo sus escasos estudiosos, ya que no correspon- lórzano Pereyra, representan el final de
antecoge, al hilo de su proceder: de a ninguna de las tipologías establecidas un ciclo cultural, del que son su síntesis o
que demas de ser lance forzoso
el hacerlo (como bien veras) para el discurso histórico. Tal vez, como depósito, como lo demuestran también sus
hermoseara mucho su discurso sugirieron Luis Alberto Sánchez y su editor, tres publicaciones sobre la Recopilación de
la mixtura de tantos colores».
Miguel Cabello Valboa, Misce-
Raúl Porras Barrenechea, se pueda calificar las Leyes de Indias (1629) o el Epítome de
lánea antártica. Una historia del de «miscelánea», puesto que bajo el pretexto la biblioteca oriental y occidental, náutica
Perú antiguo (1586), Instituto de del comentario, anunciado en el título, recoge y geográfica (1629). Nuestro autor no pre-
Etnología (ed.), Lima, Univer-
sidad Nacional Mayor de San todo tipo de noticias raras y curiosas, «pere- senta un pensamiento original, por peregri-
Marcos, 1951, p. 4. grinas», más o menos relacionadas con el tema na que sea tu tesis, ya que pertenece a un
3 de su apología1. Además, como señaló Lerner, mundo de cultura jerarquizada y basada en
José Luis Abellán, Historia crítica en algunas ocasiones la historiografía adopta la autorictas, el de la España católica de la
del pensamiento español. II. La
Edad de Oro, Madrid, Espasa-
la estructura de las misceláneas, «ya que se contrarreforma, donde reina la teología de
Calpe, 1979, p. 376. adaptaba perfectamente a la inmensa variedad la segunda escolástica. No hay que olvidar
y a la diversidad y la abundancia de noticias que la erudición pasa a ser considerada no
contemporáneas». De este modo la obra de sólo adorno, sino método. Leemos en el
Continens Paradisi: El Libro
segundo de El Paraíso en el Nuevo León Pinelo se situaría en la línea de otras Discurso LVIII de la Agudeza y arte de
Mundo de Antonio de León Pinelo
misceláneas americanas o, mejor, peruanas, ingenio de Gracián:
ROSA PELLICER

30
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 30-36

Cuanto más sublime y realzada fuere la erudición, existencia del Paraíso en la tierra, que «fue 7
«Con que habremos concluido
será más estimada pero no ha de ser uniforme, ni ho- lugar corpóreo, real y verdadero», y todas las no solo el Comentario del paraí-
mogénea, ni toda sacra, ni toda profana, ya la antigua, circunstancias descritas en el Génesis, explica- so, sino tambien la Historia na-
tural y peregrina de las Yndias,
ya la moderna; una vez un dicho, otra un hecho; de das por los comentaristas de la Escritura y los que es cuerpo de esta alma, ó
la historia, de la poesía, que la hermosa variedad es Santos Padres, que no son menos importan- adorno del cuerpo» (I, p. 125).
punto de providencia4. tes. La distinción que hizo la patrística entre Juan Larrea puso en relación la
opinión de León Pinelo de Amé-
el Cielo, lugar propio de Dios, y el Paraíso rica como continens Paradisi con
León Pinelo no tiene un sistema teórico, terrenal permitió a teólogos, humanistas y su origen judío: «Afecto, como
judío, por inclinación biológica,
sino un método, que tiene que ver con el ra- artistas humanizar el otro mundo. La Edad al orden material, presiente a
zonamiento casuístico, por «careo», que dice de Oro y los Campos Elíseos de la mitología semejanza de sus antepasados,
una Tierra prometida. Como
Gracián. La demostración de su tesis se desa- clásica se convirtieron en conceptos cristianos cristiano presiente la vida ce-
rrolla siempre en el mismo orden: exposición del más allá, a la vez que surgió el problema de leste prometida, en un orden
de la opinión, propia o ajena, argumentos a la localización del Paraíso8. El Libro Primero espiritual. Como judío-cristiano
realiza, pues, la síntesis amorosa
favor o en contra y, finalmente, aceptación está dedicado a confutar las diecisiete opinio- de ambos términos en aparien-
o reprobación, es decir, «tesis, antítesis y nes contrarias a su localización en el Nuevo cia contradictorios, la solución
de la antinomia materialismo-
síntesis»5. Mundo; en la dieciocho, que desarrolla en el espiritualismo, en una fórmula
Al comienzo del libro León Pinelo ex- Libro Segundo, tratará de justificar la suya. histórica cuya primera localiza-
ción temporal es América». Juan
pone su propósito: «Yntento es y Qüestion Si nos parece un desatino el colocar el Jardín Larrea, «El Paraíso en el Nuevo
principal deste Comentario investigar el Sitio del Edén en la Ibérica Meridional, no parece Mundo de Antonio de León Pi-
y colegir el lugar que tuvo en su creación el menor el ubicarlo cerca del cielo de la Luna nelo», España Peregrina, I, 8-9
(octubre 1940), p. 85.
Paraiso Terrenal: y si fue ó pudo ser en el o en el monte Athos. La principal batalla la
Nuevo Mundo, que llamamos Yndias Oc- libra nuestro autor contra los que sostienen la 8
Véase Coleen McDannell y
cidentales, ó en alguna de sus Provincias»6. existencia del Paraíso en regiones fuera de la Bernhard Lang, Historia del cielo,
Después de casi novecientos folios, escritos Tierra; una vez ganada, refutar las hipótesis de Madrid, Taurus, 1990. Para las
diferentes versiones del Paraíso
bajo el signo de una erudición implacable y que estuvo en otro lugar que no fuera la Ibé- continúa siendo imprescindible
estéril, quedará demostrada su tesis: el Paraíso rica, como en India, Mesopotamia, la isla de el estudio de Arturo Graff, «Il
bíblico estuvo ubicado en América del Sur, en Taprobana, Palestina o el campo de Esledrón mito del Paradiso Terrestre», en
Miti, leggende e supersticiones,
la parte que él llama la Ibérica Meridional, en cercano a Damasco, es sencillo. La opinión I, New York, Burt Franklin, 1971
los márgenes del Amazonas, y lo señala con que demostrará a lo largo del libro segundo (reimpresión). Ildefonse de
Vuippens, en la primera parte
absoluta exactitud en su detallado mapa del es la siguiente: de su libro, recorre las opiniones
Paraíso, donde están presentes los árboles de los primeros cristianos. Su
conclusión es la siguiente: «Selon
de la vida y del bien y del mal, así como el La decima octava y ultima da por sitio al Parayso cette tradition, c’est au paradis
lugar donde se construyó el Arca de Noé y otro Continente de Tierra distinto y separado deste qu’on été transférés deux qui ont
el punto de partida y dirección de su viaje. El de Asia, Africa y Europa que habitamos. Y esta es été enlevés de la terre (Énoch et
Élie); c’est là qu’ils demeureront
Paraíso en el Nuevo Mundo está divido en dos la que pretendo seguir por antigua, y probar por jusqu’à la fin des temps; c’est
partes: la primera corresponde al «comentario moderna, verificandola en el Continente del Nuevo au paradis d’Adam que S. Paul
a été ravi et qu’il a entendu
apologético» del Paraíso, el alma de la obra, Mundo, y fundando esta opinión en sus terminos des paroles inenarrables; c’est
una disquisición barroca sobre las diferentes antiguos sin añadirle mas nobedad que la que han là même qu’a éte préparée
la demeure des justes et des
opiniones a cerca de la localización del Jardín causado los Siglos con el descubrimiento de las Yn- hommes doués de l’esprit. C’est
del Edén, y la demostración de su tesis; la se- dias Occidentales, le supone en ellas. (I, p. 4) également de la bouche des
gunda, el cuerpo y adorno, corresponde a la Anciennes qu’il apprit l’existence
de trois séjours pour les élus
«historial natural y peregrina de las Indias», La primera dificultad es la localización del après le jugement: le ciel (ou
visión hiperbólica de su riqueza y grandeza7. Jardín del Edén en un continente distinto al plutôt le ciel des Vieux) pour les
uns; les délices du paradis pour
Para el desarrollo de su tesis, lo primero mundo conocido. En su auxilio acude, princi- les autres et la gloire de la cité
que León Pinelo tiene que demostrar es la palmente, San Efrén, que aunque percibió este pour les derniers». Ildefonse de
Vuippens, Le Paradis terrestre au
troisième ciel. Exposé historique
4 ción. Se crea un archivo cuyos encontrado se organiza, fruto 6 d’une conception chrétienne des
Baltasar Gracián, Agudeza y apartados y subapartados de una operación de síntesis, Antonio de León Pinelo, El premiers siècles, Paris- Fribourg,
arte de ingenio, II, Evaristo Co- exhiben etiquetas en que se desmenuzándose de acuer- Paraíso en el Nuevo Mundo, Librairie Saint François d’Assise-
rrea Calderón (ed.), Madrid, enuncia el denominador co- do a una red de categorías Raúl Porras Barrenechea (int. Librairie de l’Oeuvre de S. Paul,
Castalia, 1969, p. 218. mún de un grupo. El carácter preestablecidas por el autor». y ed.), Lima, Comité del Bi- 1925, p. 30.
archivístico del texto se delata Carlos Rey Pereira, El Paraíso centenario del Descubrimiento
5 en los títulos escogidos para la en el Nuevo Mundo: entre el del Amazonas, 1943, vol. I, p.
Señala Carlos Rey Pereira: mayoría de los capítulos. En ejemplo y la excepción», Cua- 1. En adelante sólo se indica
«La construcción de unas se- suma, se replantea El Paraíso dernos para la Investigación el volumen y el número de Continens Paradisi: El Libro
ries entraña una labor previa en el Nuevo Mundo como un de la Literatura Hispánica, 29 página. segundo de El Paraíso en el Nuevo
de recopilación de material y registro lo más completo posi- (2004), p. 146. Mundo de Antonio de León Pinelo
otra, posterior, de clasifica- ble en el que la totalidad de lo ROSA PELLICER

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9 jardín en un sentido espiritual –«Con los ojos del propio San Efrén, tiene que demostrar
Véase Graff, op.cit, pp. 4-5 y
Howard R. Patch, El otro mundo de la mente/ vi el Paraíso»–, las descripcio- que se encuentra en Occidente, no en Orien-
en la literatura medieval, Méxi- nes del Edén de sus Himnos sobre el Paraíso te como señalan el Génesis y los Padres de
co, FCE, 1956, pp. 151 y 153.
contribuyeron a otorgarle una historicidad la Iglesia, pero también Pierre d’Ailly y los
10 evidente, y su intérprete Moisés Bar Cefas. mapas medievales. Nuestro obstinado au-
Como señala su traductor y co- Así, se llega a la conclusión de que el Paraíso tor arguye que la Escritura dijo únicamente
mentarista Francisco Javier Mar-
tínez Fernández: «Esta idea tiene se hallaba en un lugar muy elevado y estaba que se hallaba situado al Oriente de la tierra
sin duda un carácter polémico, «no en este continente, sino en otro distinto, donde vivió Adán; por tanto, debe referirse a
en relación con quienes localiza-
ban el Paraíso en un lugar de la separado y apartado»9. Raúl Porras Barrene- «las Regiones más orientales que respecto del
tierra. Afirmaciones análogas se chea resume la opinión de Bar Cefas: Orbe habitable se hallaren». Tampoco podía
hallan en Comm. Gen. II,6 (refi-
riéndose a los ríos del Paraíso y
estar muy cerca, en Palestina o Mesopotamia,
su relación con los de la tierra), El Bar Cefas (el hijo de Cefas) sostiene que el Paraíso porque entonces no se hubiera perdido su
en la recensión occidental de CT fue tierra diferente de la occidental en naturaleza y memoria; además, no sabemos cuál era la si-
III,15 («el Paraíso rodea toda la
tierra») y en Salomón de Basso- en calidad, que estaba en medio del mar, rodeada tuación de Moisés al hablar de Oriente. A lo
ra, El libro de la abeja, 19-20, de montes inaccesibles, en aguas no navegadas por anterior se suma la hipótesis «ecuatorial», que
que se refiere a esta tradición
como una tradición alternativa a ningún hombre y que el Océano primero y el Paraíso aparece en Tertuliano, Santo Tomás de Aqui-
la que sitúa el Paraíso en el Este, después de éste, rodeaban como dos círculos concén- no y San Buenaventura, que cobró fuerza con
mas allá del océano. En reali-
dad, las dos tradiciones no son
tricos el mundo conocido. (I, p. XXXIII) la localización de Colón en la zona equinoc-
tan divergentes, y la segunda cial, ya que el golfo de Paria sería el camino
parece más bien un nuevo inten- León Pinelo interpreta a San Efrén en que llevaba al Paraíso terrenal12. Escribe León
to de traducir geográficamente
afirmaciones teológicas como las su mapa del mundo, muy esquemático, que Pinelo en uno de los escasísimos momentos
de Efrén». (www.sanefren.es) corresponde a un pensamiento medieval. De- de inspiración poética:
11 sarrollado en un círculo se muestra a América,
Teresa Gisbert describe el mapa: dividida en dos partes, como un anillo externo Es el sitio de la Equinoccial donde quiera que
«León Pinelo, que cree inter-
pretar adecuadamente a San
que rodea al viejo continente. Leemos en el se convide el mas calificado y preheminente por
Efrén, nos presenta un mapa primero de los Himnos sobre el Paraíso de naturaleza de todos los del Mundo. En el no se
del mundo muy esquemático, San Efrén: mudan los tiempos, son siempre iguales los días
también desarrollado sobre un
círculo […] El continente único y las noches, ellas con la frescura que basta, ellos
está dividido en tres sectores: En ese halo que se forma con el calor que conserba el perpetuo berdor de
Europa, África y Asia de acuer-
do al esquema medieval, con la alrededor de la luna las Plantas, en continua hermosura los Campos,
salvedad de que Asia, a su vez, veamos el Paraíso: sin que el frío los marchite ni el rigor los agoste.
ha sido dividida en Asia Menor
y Asia Mayor, así el esquema
así también él rodea Antes en eterno Verano y nunca acabada Primavera
tripartito europeo se transforma mar y tierra, son Retratos todo el año del Terrenal Paraíso. (I,
en un esquema cuatripartito, que están como encerrados dentro de él10. p. 38)
muy acorde con el pensamiento
andino». (Teresa Gisbert, «León
Pinelo y la imagen del Paraíso en Aunque León Pinelo sabe que el mundo Como señala Jean Delumeau, esta hipóte-
los Andes», Anuario (Archivo y
Biblioteca Nacionales de Bolivia) no es plano, tiene que adoptar este esquema sis, también sostenida por Simao de Vascon-
(1996), p. 28. A esta última opi- para adecuarse a la cosmografía de los Padres celos en su Cronica da Companhia de Jesus
nión cabría añadir que la divi-
sión cuatripartita del mundo era
de la Iglesia, en la cual la tierra conocida forma (1663) que lo situaba en Brasil, fue rechazada
la habitual en el siglo XVI. Por un único continente rodeado por las aguas, y por los comentaristas del Génesis de los si-
citar sólo dos ejemplos tanto en más allá de éstas se encuentra el Paraíso11. glos XVI y XVII, ya que había que tener en
la Suma de geografía de Martín
Fernández Enciso como en el Is- Después de concluir que el Paraíso «fue un cuenta que el texto sagrado situaba el Jardín
lario general de Alonso de Santa lugar real y verdadero», y que estuvo en otro del Edén al Este, y mencionaba el Tigris y el
Cruz, la esfera terrestre queda
dividida en dos hemisferios, el continente, a pesar de las lecturas simbólicas Eúfrates13.
septentrional y el meridional,
divididos por la línea del Ecua-
dor, y el meridiano cero, que la 12 porque si algún paraíso se tres localizaciones distintas, por platavit Deus hortum ab
divide en dos partes iguales, la A pesar de sus dudas es- puede decir en la tierra es entre las cuales se repartieron Oriente. Tal era el sentido que
oriental y la occidental. cribe el Padre Acosta: «Si donde se goza de un temple las opiniones de los mejo- la Septuagina y los padres
guiaran su opinión por aquí, tan suave y apacible». José res comentaristas del Géne- griegos, entre otros, habían
los que dicen que el Paraíso de Acosta, Historia natural sis: Armenia, Mesopotamia dado a ese pasaje […] Un
Terrenal está debajo de la y moral de las Indias, José y Tierra Santa. Las opinio- paraíso cuya localización
Equinoccial, aun parece que Alcina Franch (ed.), Madrid, nes casi fueron unánimes al estuviera en América o en
llevaran camino, no porque Historia 16, 1986, p. 150. considerar que era necesario África se encontraba, por lo
me determine yo a que está reemplazar el a principio de tanto, eliminado». Jean Delu-
Continens Paradisi: El Libro allí el Paraíso de Deleites 13 la Vulgata, por ab Oriente, y meau, Historia del Paraíso. 1.
segundo de El Paraíso en el Nuevo que dice la Escritura, pues Señala Delumeau que: «A lo por lo tanto sustiuir plataverat El Jardín de las delicias, Segio
Mundo de Antonio de León Pinelo seria temeridad afirmar eso largo de los siglos XVII y XVIII autem Deus paraisum volup- Ugalde Quintana (trad.), Ma-
ROSA PELLICER por cosa cierta. Mas dígolo se le atribuyeron al paraíso tatis a principio (Génesis 2:8) drid, Taurus, 2005, p. 294.

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Una vez superada la dificultad geográfica, Para León Pinelo la población americana
le quedaba a León Pinelo otra aún mayor, la tiene un doble origen: antes y después del
histórica. Dado que el Jardín del Edén se en- Diluvio, que necesariamente fue «universal»,
cuentra en América, no en vano tiene forma de ya que se perdió la noticia del Paraíso. Esta
corazón, y el hombre primigenio procede de tesis invierte el orden habitual que presentan
allí, la cuestión principal es solucionar cómo las hipótesis de los siglos XVI y XVII, por
pasó a poblarse el mundo conocido, y cómo desatinadas que sean, de las que dan cuentan
se repobló el nuevo. Es en el Libro segundo tanto las misceláneas y El Paraíso en el Nuevo
donde León Pinelo dedica sus esfuerzos a Mundo, como los libros de Gregorio García o
fundamentar su tesis del origen del hombre, de Diego Andrés Rocha, que no pudo acoger
en la que tiene una importancia fundamental la del origen inverso propuesta por León Pi- Antonio de León Pinelo.
Noé y su arca. nelo, dado que su libro quedó manuscrito14.
Para Antonio de León Pinelo el hombre Antes de continuar quizá sea necesario,
tuvo su origen en América, puesto que Dios o por lo menos curioso, hacer una digresión 14
José Imbelloni menciona como
lo puso en el Edén después de su creación, sobre algunas opiniones en torno al origen de precursores de esta idea a Bras-
y hemos visto que el Jardín de Deleite y el los pueblos americanos, de las que se ocupa seur de Boubourg, y a Auguste Le
Edén acaban por identificarse. Después de la nuestro apologista, para refutarlas con las Plongeon, que en siglo XIX sos-
tenían que la cultura egipcia fue
expulsión, Adán y Eva no pudieron ir muy armas de la erudición y del sofisma. Desde un trasplante en tierras africanas
lejos, así que se quedaron en sus márgenes y el comienzo, el descubrimiento del Nuevo de las civilizaciones de Centro
América, y que, aplicándola a
poblaron en lugares cercanos. En su mapa del Mundo planteó el problema del origen del los sumerios, sostuvo Clemente
Paraíso, además de destacar los cuatro gran- hombre americano y muy pronto surgieron Ricci. José Imbelloni, La segun-
da esfinge indiana. Antiguos y
des ríos, la región correspondiente al norte de multitud de hipótesis para explicarlo. Al lado nuevos aspectos del problema de
Brasil, Colombia y Venezuela se rotula como de opiniones disparatadas sobre la cuestión, los orígenes americanos, Buenos
Habitatio filiorum hominum y la costa del Pa- aparecieron también otras más sensatas, co- Aires, Hachette, 1956, pp. 67-
78. Por su parte el argentino
cifico Habitatio filorum Dei. En la región que mo la formulada por el Padre Acosta. Ahora Florentino Ameghino «elaboró
corresponde al Perú actual aparece el arca de sólo nos interesan las que tienen que ver con una complejísima teoría según la
cual el hombre había surgido en
Noé y el camino que emprendió en tiempos un origen mediterráneo o bíblico, porque era América, y más concretamente
del diluvio. La división de los hombres co- fundamental demostrar que los habitantes del en Argentina» Historia de Ibero-
américa. I. Prehistoria e historia
rresponde al Génesis, que llama «hijos de los Nuevo Mundo eran también descendientes de antigua, Manuel Lucena Salmo-
dioses» a los descendientes de Set, el «pueblo Adán y Eva, de otro modo se podría creer que ral (coord.), Madrid, Cátedra,
de Dios», e «hijos de los hombres» a los de no se trataba de verdaderos hombres15. 1987, p. 23.

Caín, que fue expulsado a las tierras al oriente En relación con el origen judío, la prime- 15
del Edén. Noé, perteneciente a la décima ge- ra partió de Colón al identificar Haití con Como señala Luis Pericot: «Para
los escritores católicos, intér-
neración de Adán, fabricó su arca de cedros, y el bíblico Ofir; más tarde la filología vino a pretes de la Biblia con criterio
en su navegación llegó a otro continente, que corroborar la identidad de los nombres de muy estricto entonces, era tarea
importante el probar que los
estuvo deshabitado hasta que encalló en los Ofir y Perú. Esta teoría, sostenida por Benito americanos descendían también
montes de Armenia, de modo que América Arias Montano, tuvo una gran difusión y de Adán y Eva y pertenecían,
quedó despoblada. Amparándose en la autori- aceptación. Para este humanista Ofir, hijo de por tanto, a la misma creación
que los restantes hombres, y, al
dad de Bar Cefas, Pinelo expone al comienzo Jectán, nieto de Heber, pobló América hasta mismo tiempo, que descendían
del Libro segundo su propia opinión: el Perú, habiendo entrado por el noroeste, de Noé, habiéndose diferencia-
do después de éste al poblar
mientras, Jobal, poblaba el Brasil. Miguel sus hijos todo el Universo. De
Dice pues que desde la expulsión de Adán, quando Cabello Valboa dedica su Miscelánea antár- no admitirse esto, se caería en
lo que se cayó por algunos, o
fue arrojado del Paraiso hasta la universal inunda- tica a demostrar que el origen de los indios sea en no considerarlos seres
ción de la Tierra, todos sus descendientes habitaron occidentales era el «Patriarca Ophir, hijo de iguales al resto de los humanos.
aquella, ó aquel Continente ultramarino: y que todo Iectan, quarto hijo de Sem, primero de Noé». Esta preocupación explica en
parte muchas de las ideas que se
el tiempo que pasó hasta el Diluvio, que fue de mil Bajo este presupuesto la comenzó a escribir defendieron entonces». Luis Peri-
seiscientos cincuenta y dos años, estuvo deshabitado en 1576, animado por la autoridad de Arias cot y García, America indígena.
1. El hombre americano. Los
y sin persona humana este que ahora habitamos; y Montano, expuesta en el «primer volumen de pueblos de América, Barcelona,
que como con las aguas perecieron todos los hom- el aparato de la Sacra Biblia Real». La estruc- Salvat, 1936, p. 362.
bres excepto Noé y su Familia, haviendo fabricado tura de esta miscelánea es semejante a la de
el Arca que Dios le mandó de los Cedros que había León Pinelo: el primer libro está dedicado a
plantado entró en ella y fue conducida del Espíritu la creación del mundo, el diluvio y la división
Santo por encima de las aguas, desde aquella Tierra o de la Tierra entre los descendientes de Noé; el Continens Paradisi: El Libro
segundo de El Paraíso en el Nuevo
Continente del Paraiso a este en que se conserva su segundo a las causas del olvido de los antiguos Mundo de Antonio de León Pinelo
descendencia. (I, pp. 118-119) pobladores de estas historias y y el tercero, ROSA PELLICER

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16 que enlaza con el primero, se ocupa de «los Salmanasar, y que entraron y poblaron esta América
Cabello Valboa, op.cit., pp. 4
y 8. originarios padres de estos Indios hicieron por las costas de Méjico, por el reino de Anian; pero
en este pedazo del Mundo (vacio asta aque- tenía ya esta América desde el tiempo de Tubal y
17
«Éstos de nuestras Indias, se
llos tiempos) y de q’ manera, con que orden, de Hespero y de los cartagineses mucha gente que
tiene por más cierto que se ori- en q’creencias se sustentaron en el: asta que vinieron poblando la parte del Norte, saliendo todos
ginaron por la mayor parte de comenzaron los Reies Ingas á eregir Imperio de España19.
la oriental o de alguna redun-
dancia de chinas y tártaros; y en este gran Reino de Piru cuias Historias te
así Arias Montano los llama presento delante mas verdaderas y copiosas Por su parte, Gregorio García en Ori-
«ofiritas» y quiere que descien-
dan de los dos hijos de Iectán, que jamas han salido a luz»16. gen de los indios del Nuevo Mundo e Indias
Ofir y Hevila, que fueron los Esta opinión, bien que con matizaciones, Occidentales (1607), muy bien conocido por
pobladores de ella Y de verdad
es mucha la semejanza que hay
fue aceptada incluso por Juan Solórzano Pere- León Pinelo, resume once pareceres sobre
entre los de ambas Indias en yra, amigo de Pinelo, que piensa que al Nuevo el problema, partiendo de la premisa de que
talles, condiciones, ritos y cos- Mundo pudieron pasar hombres y animales deben proceder de Europa, Asia o África20.
tumbres, y especialmente en el
color de membrillo cocho, como por tierra, a nado o en embarcaciones peque- Así, además de las teorías mencionadas, da
lo consideran otros, dando las ñas, ya que hay numerosas islas y estrechos al cuenta del origen cartaginés, romano, español
causas de él, y de los negros y su
cabello crespo, pero haciéndolos lado de los continentes, que servirían de «gra- pero posterior al Imperio Romano, fenicio,
a unos y otros descendientes de das», pudiendo así comunicarse los dos17. griego, chino o tártaro. Con Diego Andrés
Cam, hijo de Noe, y que por
haber incurrido en la maldición
La hipótesis de que los indios americanos Rocha, Gregorio García defendió el paso de
que él les echó cuando descubrió proceden de la Atlántida también tuvo va- los españoles al Nuevo Mundo en época de
su embriaguez padecen éste y rios seguidores. Podemos recordar a Pedro Tubal, hijo de Jafet, de modo que el origen
otros trabajos y servidumbres
y se han quedado por la ma- Sarmiento de Gamboa (1572), que partiendo remoto de los indios es el mismo que el de
yor parte de mediana estatura». del linaje de Noé, «segundo padre general de sus descubridores. A pesar de la resistencia
Juan Solórzano Pereyra, Política
Indiana, (1647) I, pról. Francisco los mortales», cree que a uno de sus nietos, a exponer su propia opinión, acaba por no
Tomás y Valiente, Fc. Tomás y Atlas, hijo de Neptuno, le correspondió en el decantarse por ninguna y aceptar que pro-
Valiente y Ana Mª Barrero (eds.),
Madrid, Turner, «Biblioteca de
reparto de la tierra la isla Atlántica, que luego vinieron de todos los pueblos enumerados.
Castro», 1996, p. 70. desapareció debido a un gran cataclismo: De modo que por un lado se niega la historia
18
americana y por otro ésta se convierte en un
Pedro Sarmiento de Gamboa, Estos y sus descendientes reinaron muchos siglos reflejo de la europea.
Historia de los Incas, Madrid, allí, señoreando por la mar otras muchas islas, las José de Acosta sostuvo que los pobladores
Ediciones Miraguano/Ediciones
Polifemo, 2008, p. 35. Diego cuales no podían ser otras sino las de Haití, que de América provenían de Asia, no del arco
Dávalos y Figueroa, a pesar de llamado Santo Domingo y Cuba y sus comarcanas, mediterráneo; una idea poco habitual en su
la opinión de Acosta, piensa
al respecto: «Pero si acaso fue
que también serían pobladas de los naturales de esta tiempo, ya que no se conocía la existencia
assi que esta ysla vuiesse sido en isla Atlántica18. del estrecho de Bering. A diferencia de otros
algun tiempo, digo que el agua especuladores, Acosta se guía por el «hilo de
que la anego asta de ser del mar
del Sur, y romper por el estrecho La procedencia española de los primeros la razón, aunque sea delgado», y piensa que
que llamamos de Magallanes, pobladores de las Indias occidentales ya fue hubo varias formas posibles de que los indios
assi porque no sabemos de
cierto otra parte por donde se sostenida por Gonzalo Fernández de Oviedo, llegaran al Perú: por mar o por tierra; si fue
comuniquen estos mares, como que los hacía descender del rey Hespero y es por mar, por azar o por voluntad. Una vez
porque paresce, a quien bien
lo considera, que el mar del Sur
suficientemente conocida. Casi ciento cin- examinadas concluye que
está mas alto que el Oceano cuenta años después, Diego Andrés Rocha,
que es el del Norte, donde dizen en su Tratado único y singular del origen de se ha de decir que pasaron no tanto navegando por
estaua esta ysla». Diego Dávalos
y Figueroa, Priemera parte de la los indios del Perú hace compatible la tesis de mar como caminando por tierra. Y este camino lo
Miscelánea austral (1602), Co- Oviedo con la de la descendencia de las diez hicieron muy sin pensar mudando sitios y tierras su
lección Clásicos Tavera, serie II,
vol. 2, Textos Clásicos de Poesía tribus perdidas de Israel: poco a poco, y unos poblando las ya halladas, otros
Virreinal, 2001, p. 144. buscando otras de nuevo, vinieron por discurso
19
Yo tengo por cierto que muchos de estos indios oc- de tiempo a henchir las tierras de Indias de tantas
Diego Andrés Rocha, El origen cidentales descienden de las diez tribus que desterró naciones y gentes y lenguas21.
de los indios, José Alcina Franch
(ed.), Madrid, Historia 16, 1988,
p. 122. Una de las tesis de Rocha
es que los indígenas americanos 20 África. La razón de aquesto historiadores y cosmógrafos, 21
tímidos son los descendientes de «El segundo fundamento que es, porque si al principio del como la hicieron de las tres José de Acosta, Historia na-
las diez tribus de Israel, y los habemos de suponer es que mundo después del diluvio partes ya nombradas». Gre- tural y moral de las Indias
valerosos de los españoles. las gentes que hay en las en tiempo de Noé y sus hijos gorio García, Origen de los (1590), José Alcina Franch
Continens Paradisi: El Libro
Indias, a quien llamamos in- o nietos fuera poblada la indios del Nuevo Mundo e (ed.), Madrid, Historia 16,
segundo de El Paraíso en el Nuevo dios, fueron a ellas de una cuarta parte llamada Améri- Indias Occidentales, C. Ba- 1987, p. 114.
Mundo de Antonio de León Pinelo de las tres partes del mundo ca, hubiera noticia de ella e ciero y otros (eds.), Madrid,
ROSA PELLICER conocidas: Europa, Asia y hicieran mención los antiguos C.S.I.C., 2005, pp. 68-69.

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Frente a tantas hipótesis desatinadas y la


imposibilidad de saber a ciencia cierta cuál
fue origen de la población americana, aunque
acercándose a la hipótesis de Acosta, el Inca
Garcilaso de la Vega prefiere dejar de lado el
problema: «Y porque en cosas tan inciertas es
perdido el trabajo que se gasta en quererlas
saber, las dejaré, porque tengo menos sufi-
ciencia que otro para inquirirlas»22.
El denominador común a las diversas
opiniones sobre el origen de los indios occi-
dentales, ya que es necesario tener en cuenta
las Escrituras, es que América estuvo des-
habitada antes del Diluvio, y que se pobló
después de él. Frente a lo establecido, León
Pinelo argumenta con una opinión contraria.
Como hemos visto, después de demostrar
que los hombres hasta el diluvio habitaron el
continente donde había estado el Paraíso, que
allí fue fabricada el Arca y que ésta, guiada
por el Espíritu Santo, navegó por encima
de las tierras inundadas con los ángeles por
marineros , por lo que no pudo sufrir ningún
percance, hasta encallar en los montes de
Armenia, nuestro autor pasa en el capítulo
VII del Libro segundo a un argumento más
«práctico y material»: la capacidad y forma
del arca, de la que proporciona la descripción
de los pisos y «mansiones», de acuerdo a las
instrucciones dadas por el Espíritu Santo a
su constructor. Después de complicadísimos
cálculos, concluye que el Arca fue una «Nave
ó Galera», que «tuvo veinte y ocho mil ciento
veinte y cinco toneladas» (I, p. 174), y que
pudo transportar:

tres millones trescientas y setenta y cien mil arrovas,


ó cincuenta y seis mil doscientas y cincuenta Pipas
ó Caxas equivalentes. Y esto sin la gente que fuese
menester para su porte y grandeza a ser Galeón […] de la cordillera de los Andes, en el noveno 22
Inca Garcilaso de la Vega, Co-
Y si el Arca tenía el tamaño referido, que no es duda- día del Diluvio, hacia el Océano Pacífico, mentarios reales de los Incas, I,
ble, y era equivalente a catorce Naos destas mayores, luego viró un poco hacia el norte y entró en el Aurelio Miró Quesada (ed.), Ca-
catorce mil personas podía conducir demas de las continente asiático, entre la isla de Corea y la racas, Ayacucho, 1985, p. 12.

Toneladas que le señalamos. (I, p. 174) punta de la China, siguió por el lago Cincun 23
Hay, el Ganges, encallando finalmente junto J. Larrea, art. cit., p. 78.
Nuestro autor también nos proporciona al monte Naugracot, que tiene la misma la-
unas tablas cronológicas del diluvio univer- titud y longitud que el Paronaniso, es decir,
sal y del viaje de Noé, para concluir que el el Cáucaso. Recorrió una distancia de 3605
viaje comenzó, según el calendario juliano, el leguas, más o menos una legua a la hora, lo
domingo 28 de noviembre de 1656 desde la que se ajusta al cómputo de horas y leguas y
creación del mundo, y terminó el 27 de no- al tamaño del Arca. Como comenta Larrea,
viembre de 1657 cuando Noé salió del Arca. «el mito se ha organizado con voluntad de
El viaje tuvo que ser de Oriente a Occidente, exactitud científica. El amor todo lo puede»23. Continens Paradisi: El Libro
segundo de El Paraíso en el Nuevo
el más misterioso por ser el símbolo de la Este viaje a Occidente continuó más tarde en Mundo de Antonio de León Pinelo
muerte, y el itinerario fue el siguiente: partió la expansión del Evangelio, culminando con el ROSA PELLICER

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24 descubrimiento de las Indias Occidentales, y La segunda población del Nuevo Mundo


San Efrén, Comentario, pp. 92-
93. cerrando el círculo. presenta menos dificultades. Desde el Di-
La existencia de hombres antediluvianos luvio universal al nacimiento de Cristo este
25
Dice Luis Alberto Sánchez al
en las Indias Occidentales queda demostrada continente estuvo despoblado, de modo que
respecto: «Desde luego, la enun- por la memoria constante que ha quedado de vuelven a salir a la luz el tema de las profecías
ciación de éstas que en realidad ellos. Una buena prueba es la existencia de de Isaías sobre la entrada del Evangelio en
podemos llamar «teorías» de
León Pinelo, coloca a su autor gigantes, de los que habla el Génesis, men- América y el del origen de los indios. Como
en un plano bastante más ele- cionados por numerosos autores modernos, esta última cuestión ya había sido tratada
vado que la generalidad de los
cronistas, porque establece la entre ellos Diego Dávalos y Figueroa. El co- con anterioridad, se limita a resumirla. En
posibilidad, si no la vehemente mentario de San Efrén es el siguiente: este punto, al final de la argumentación del
sospecha, de la existencia de
una civilización, no ya antedi-
Libro segundo, sólo le queda el escolio de la
luviana, sino simplemente pre- Después de estas cosas [Moisés] escribió sobre las profecía de Isaías, pero basta con interpretar
incaica». Luis Alberto Sánchez, descendencias que tuvieron las hijas de Caín con los Oriente como Occidente, mecanismo que se
art. cit., p. 222.
hijos de Set y dijo así: Que hubo gigantes en aquellos repite a lo largo del libro:
26 días y también después, porque entraron los jueces a
Esta idea se repite a lo largo del
texto. Sólo un ejemplo: »deja- las hijas de los hombres y se engendraron los gigantes Y si bien algunos entienden estas palabras de la Yndia
mos probado , que en terminos del mundo, gigantes renombrados (Gen. 6.4). Los Oriental muchas las explican del Nuevo Mundo, y
rigurosos de Geografía, la India
que por antonomasia llamamos
gigantes que nacieron del exiguo linaje de la casa le convienen mejor. En que los ángeles veloces son
Oriental, no lo es respecto del de Caín, y no de la fuerte casa de Set. (…) Los hijos los Predicadores Evangelicos. La Gente convulsa,
sitio en que Moisés escribió la de Set, puesto que eran hijos de la bendición, vivían maltratada y terrible los Yndios. Despues de cuya no
sagrada Historia del Paraíso.
Con ya por esta calidad se ha- en la tierra que está al lado de la cerca del paraíso y hai otra, porque despues deste Continente no hay
llan totalmente excluidas aque- sus productos eran abundantes y robustos, y de este mas que aquel. Gente que aguardaba la Luz del Evan-
llas Regiones de la pretensión en
que concurren. También hemos modo los cuerpos de los que comían eran fuertes y gelio entre el cautiverio de la Ydolatria que la tenía
probado(a) que las Indias a que rollizos24. destruida y acabada. Y cuya Tierra se halla cortada
damos el nombre de Occiden-
tales respecto de España son
y dividida de los mayores Ríos que se conocen en el
Orientales respecto de Indias i Además de los restos de huesos encontra- Universo. (I, p. 290)26
del sitio que para esta regula- dos, sirve como argumento las grandes obras
ción se debe señalar, con que sin
salir de este primer argumento y edificios, de los que León Pinelo da cum- De lo expuesto en el Libro segundo deriva
antes valiendonos se reconoce plida cuenta, a la vez que adelanta la segunda su teoría, exenta de cualquier aparato cientí-
claramente, que nuestra Indias
se prefieren a las Orientales en parte de su libro. Las razones que da para de- fico y expuesta como verdad irrefutable, de
la composicion del Orbe, para mostrar que las grandes construcciones, o sus que América es el Continente del Paraíso. En
que se les deba atribuir el Parai-
so». (II, p. 2).
ruinas, no pudieron realizarlas los indios, ra- la segunda parte, que constituye el cuerpo y
dican en que éstos carecieron de instrumentos adorno de su obra, las cualidades «peregrinas»
y habilidad, además de no conservar memoria de las Indias corroboran la tesis enunciada en
de ellas. Después de la habitual exposición de la primera, componiendo una enciclopedia
teorías y reprobaciones, León Pinelo conclu- entre científica y maravillosa de su riqueza y
ye sin ningún asomo de duda: magnificencia. Al acabar su libro, Antonio de
León Pinelo ha demostrado que a la Ibérica
Porque si el Nuevo Mundo estubo poblado antes del Meridional convienen todas las calidades y
diluvio, es evidente que en el fue el Paraiso: pues a circunstancias del Paraíso Terrenal y, lleno de
ser en este no pasarían los hombres en aquella edad orgullo, concluye:
a poblarle, surcando tan peligrosos Mares, quando
está en duda que navegasen los mas pequeños golfos. Al fin en secreto que lo ha sido a la experiencia de
Y queda firme la Opinion que seguimos de S. Efren, tantos Siglos, al discurso de tantos Ingenios, al vuelo
que en aquel Continente a vista del Paraiso, aunque de tan delgadas plumas, a la exposición de tantos doc-
fuera del vivieron los hombres hasta el Diluvio: que tores, y al sentir de tantos Santos: ¿quién se atreverá a
con su inundación pereciendo todos escepto Noé y afirmar lo que apenas se puede percibir? (II, p. 532)
su familia, le pasó Dios en el Arca a este, trocandose
las calidades de los dos. Este desde entonces se vió León Pinelo no mira hacia delante, no
poblado, no habiéndolo estado antes: aquel quedó sitúa el Jardín del Edén en el futuro, sino en
hiermo y solitario, hasta que despues de muchos una América primigenia. Con los ojos vueltos
siglos, entraron en él las gentes que hallaron los hacia el pasado, mira hacia un Paraíso encon-
Continens Paradisi: El Libro Españoles; sin que en el tiempo intermedio le hayan trado pero irremediablemente perdido.
segundo de El Paraíso en el Nuevo
Mundo de Antonio de León Pinelo habitado otras. (I, p. 278)25
ROSA PELLICER

36
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50
ISSN: 1577-3442

Virginia Gil Amate:


Profesora Titular de Literatura His-
panoamericana de la Universidad de
Oviedo. Es autora de la monografía
Daniel Moyano. La búsqueda de
una explicación (1993) y editora
de los volúmenes Teatro de la emi-
gración asturiana en Cuba (1997)

RECEPCIONES DE LA OBRA DEL INCA


y Escritores sin patria. La narrati-
va argentina de la segunda mitad
del siglo XX (2006). Ha publicado
diversos artículos sobre narrativa

GARCILASO EN EL SIGLO XVIII hispanoamericana contemporánea,


sobre el pensamiento político de
la independencia hispanoamericana
VIRGINIA GIL AMATE y sobre cronistas de Indias, entre
Universidad de Oviedo ellos el Inca Garcilaso de la Vega y
Juan Suárez de Peralta.

FCE, 1998, pp. 423-431; y «La


influencia en el pensamiento de
la ilustración. La genealogía del
Inca Garcilaso», Identidades, 94
De sobra es conocida la fama del Inca ción, por lo que la autoridad que se atribuía a (2005), pp. 10-11. Puede con-
sultarse igualmente el apartado
Garcilaso y la vigencia de su obra en el siglo la obra del Inca radicaba más en el autor que que Belén Castro Morales dedica
XVIII1. Menos evidente resulta, en cambio, en el texto: a los lectores dieciochescos del
Inca Garcilaso en su excelente
considerar la diferente valoración que los estudio «El Inca Garcilaso en los
autores dieciochescos le dieron, porque o La verdadera sinceridad de esta Historia, hiço tan diarios de viaje de Alexander
bien funciona el tópico de que fue visto con exquisito su Volumen, como elevado su precio. von Humboldt por el Tawantin-
suyu», en Carmen de Mora y
general simpatía apenas contradicha por las Aun adquirirle, para copiarle, era dificil. Muchos Antonio Garrido Aranda (eds.),
diatribas de Cornelius de Pauw y algún otro Aficionados, se contentavan, con la noticia, de averle Nuevas lecturas de «La Florida
del Inca», Madrid/Frankfurt,
detractor de lo americano, o bien se considera escrito el Inca, fatigandose presto, en solicitarle; Iberoamericana/Vervuert, 2008,
que su obra fue tan celebrada como utili- escasez, originada de aver debido, su primera Luz, pp. 223-270.
zada de forma homogénea por parte de los à los ultimos fines de España, donde esparcidos 2
criollos, o que suscitó desconfianzas desde pocos Egemplares, permanecieron menos, llevan- Véase Carmen de Mora, «En tor-
España. Y esto no es exactamente así, porque doselos, ansiosos de saber nuestras Conquistas, los no a las ediciones de La Florida
del Inca», en Raquel Chang-Ro-
la figura del Inca y el crédito que merecía su Estrangeros; hasta que siendo igual la falta, en todas dríguez (ed.), Franqueando fron-
producción historiográfica estuvo sometido a partes, resumieron en varios Lenguages su contexto; teras, Lima, Pontificia Univer-
sidad Católica del Perú, 2006,
variaciones que difícilmente se ajustan a pará- manteniendose en todos siempre, con la estimacion, pp. 213-233.
metros sociológicos. que mereció á los mas versados, en la Historia de las
3
El primer cuarto del siglo ilustrado se Indias Occidentales...5 Benito Sánchez Alonso, Historia
inaugura, en lo que respecta al Inca Garci- de la historiografía española,
laso, con la reedición de La Florida y los Queda entonces el cronista al margen de vol. III, Madrid, Publicaciones de
la Revista de Filología Española,
Comentarios reales en 1722-17232 auspiciada cualquier duda sobre la fiabilidad de sus noti- 1959, p. 55-57.
por Andrés González de Barcia. El hecho de cias, lo cual no deja de ser irónico en función
4
que el editor y prologuista, bajo el pseudóni- de los reiterados temores de Garcilaso sobre «Proemio a esta segunda impre-
mo de Gabriel Daza de Cárdenas, fuera una la merma que su condición humana acarrearía sión, de Don Gabriel Daza de
Cárdenas», en La Florida del
figura prominente del panorama cultural y a su obra. Al contrario, Barcia no duda en Inca, Madrid, Nicolás Rodríguez
político del momento, tanto en su labor de convertirse en portavoz de la noble fama que Franco, 1723, p. 5 [b]. En el
bibliófilo, compilador y editor de crónicas acompaña al autor: proemio, en la aprobación y en
la censura de esta edición sólo
de la conquista y colonización de América, aparecen numeradas las prime-
como en su calidad de miembro del Consejo Solo diré, que si antes de publicar esta Historia, todos ras páginas de cada cuaderno
por lo que asignaré una letra
de Castilla y fundador de la Real Academia miravan á su Autor, como Hombre Insigne, por su a las cuatro páginas sucesivas
Española3, habla, indirectamente, de la estima Religion, Nobleça, Virtud, Modestia, y Aplicacion indicándola entre corchetes.
5
que la historiografía del Inca despertaba en á las Letras; despues le veneraron, hasta los Reies, Ibid., p. 5 [a].
las altas instancias culturales de la península. como unico Historiador6.
Es interesante el comentario de González de 6
Ibid., p. 5 [b].
Barcia en el proemio a La Florida advirtiendo
1 Internacional de Peruanistas:
que el libro ha sido «mas deseado que cono- Véase Edgar Montiel, «El In- Estado de los estudios his- Recepciones de la obra del Inca
cido»4, debido a las dificultades de encontrar, ca Garcilaso en el Siglo de tórico-sociales sobre el Perú Garcilaso en el siglo XVIII
las Luces», en I Encuentro a finales del siglo XX, Lima,
adquirir y leer un ejemplar de la primera edi- VIRGINIA GIL AMATE

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

Postura corroborada por los redactores Antes de cerrar su censura, Yáñez de


de las censuras y aprobaciones que, en este Avilés celebra que la reedición de La Florida
caso, abarcan La Florida y las dos partes de y los Comentarios reales venga a salvar al
los Comentarios Reales de los Incas. Ni las Inca de «la avara prision de los Estantes de
fuentes indígenas, ni la transmisión oral de las cara venta»10 pudiendo llegar a tantos lectores
noticias, ni la consaguinidad del Inca, fueron interesados. Testimonios de esta atracción
consideradas «heterodoxas», ni preocupante hay a lo largo del siglo, pueden demostrarlo
el sentido que Garcilaso daba a la historia del las palabras de Feijoo, que no ignoraba «el
Perú o a la conquista de la Florida, según jui- grande mérito del Inca Garcilaso, del qual
Benito Jerónimo Feijoo.
cio de Fr. Francisco Montiel de Fuentenovilla, leí una buena parte en mi juventud»11 o las
calificador de la Inquisición y firmante de la de Jovellanos que, de forma tan sucinta co-
aprobación, de 30 de octubre de 1720, necesa- mo clara, muestra en su diario la favorable
ria para la reedición de la obra historiográfica disposición de ánimo con la que comenzó, el
7
Ibid., p. 8.
del Inca: 1 de febrero de 1795, la lectura del Inca («...
al fin empezó Acebedo a leer la Historia del
8 ...hallo en todas estas Historias mucho, que admirar, Inca Garcilaso...»12). Disposición anímica que
Ibid., p. 8 [a].
sin cosa alguna que corregir: pues el Autor cumplió parece mantener en días sucesivos:
9 cabalmente con las Criticas Leies de la Historia, que
Ibid., p. 8 [d].
son Verdad fundada en Fieles Testimonios, y Testigos Lunes, 2.- Viento largo y frío. Repaso de la Oración
10 Fidedignos, propiedad en las Voces, y energía en las inaugural [del Real Instituto Asturiano], nuevo pá-
Id.
Clausulas7. rrafo sobre la guerra. A misa. A visitar, de casa nueva,
11 a Pepe María Rato y la Micaela Tineo. A casa. Viento
Benito Jerónimo Feijoo, Carta Por su parte, el Cronista General de recio y frío; más al vendaval. Intento de chimenea
XXX «Satisface el autor a una su-
puesta confusión sobre los sacri- Indias, fray Pablo Yáñez de Avilés, apro- por la tarde, abandonado. Paseo en la playa; nueva
ficios, que hacían los vasallos de vecha la censura fechada el 26 de mayo de tentativa; inútil. Gibbon; partida y al fin el Inca...13.
los Incas del Perú, ofreciendo al
Sol víctimas humanas» (1751), 1722, para trazar una apología de España y
Cartas eruditas y curiosas, t. V, contestar, esgrimiendo la obra del Inca, a Si el interés de tan destacadas figuras de
Madrid, Blas Román, 1781, pp.
514-515.
las invectivas antiespañolas y a las disputas la Ilustración española parece ser semejante,
territoriales que ya arreciaban e irían au- no ocurre lo mismo con la valoración que les
12 mentando según avanzara el siglo. Yáñez merecerá el historiador una vez conocida su
Gaspar Melchor de Jovellanos,
Diario, 2º, en Obras Com- de Avilés, dado a la hipérbole, considerará obra. En el caso del Padre Maestro podemos
pletas, tomo VII, María Teresa a Garcilaso «el Historiador más Auténtico» contextualizar su juicio en los Comentarios
Caso y Javier González Santos
(eds.), Oviedo, Instituto Feijoo y soportará con molesta desazón «quantas reales y, dentro de ellos, en los asuntos que
de Estudios del Siglo XVIII, Sátiras, quantas Fabúlas, y quantas falsas atañen a los rituales cruentos, aunque no es
1999, p. 76.
Criminaciones» salen de las plumas de los tan importante el tópico tratado como el aná-
13 «Hidropicos de nuestras Indias» 8, salvo lisis sobre la naturaleza de la verdad histórica
Ibid., p. 77. aquella que coloca como motor de la con- que transmite el Inca. A juicio de Feijoo entra
quista la codicia española. Este extremo sí dentro de la competencia del historiador se-
lo combatirá componiendo un largo frag- leccionar el contenido de su narración, por lo
mento sobre la riqueza natural de la Penín- que no incidir en determinados temas no mer-
sula Ibérica, cuyo colofón será, de nuevo, ma la veracidad del contenido. De este modo
una alabanza personal del Inca por haber Feijoo comenzaba a construir uno de los
dotado de opulencia moral a la tierra donde pilares sobre los que se sostendría la defensa
yace y a la nación sobre la que escribe, ya garcilasista desde José de la Riva Agüero:
que, para el fraile Bernardo no hay duda y
así pasará con buena parte de los analistas Nada obsta contra esto la alegación, que V.S. hace
penínsulares, las obras del Inca hablan de la de Autores, que dicen, que los sacrificios de los
historia gestada por los españoles: Peruanos eran frutos de la tierra, y de algunos
animales. Tambien dicen esto los Autores, que he
Cordova es una de las Ciudades de Oro de nuestra citado: el Padre Acosta en el lib. 5, cap. 18, y Herrera
España, y no es aora Ciudad de menos Oro, sien- en el citado cap. 5 §. I. Lo que se dexa entender del
do Sepulcro del Gran Garcilaso de la Vega, Inca, contexto de uno, y otro Autor, es, que los sacrificios
Autentico Historiador, que en sus Escritos dejo el de los brutos, y cosas inanimadas eran los cotidianos,
Recepciones de la obra del Inca
Garcilaso en el siglo XVIII mejor Testimonio de los Españoles, hechos en los y comunes; pero los de víctimas humanas sólo se
VIRGINIA GIL AMATE descubrimientos de las Indias9. practicaban en los casos extraordinarios, que ellos

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

mismos señalaban y yo tambien señalé, siguiéndolos a la violeta (1772), ese curso burlón dedicado
a ellos. Por tanto, si el Inca Garcilaso, ú otros Auto- a aquella especie común en la centuria de los
res solo hablan de estos últimos sacrificios, es porque que pretendían «saber mucho, estudiando
solo quisieron hablar de los de practica comun, y no poco»16. En la «Séptima Lección», el maestro
de los extraordinarios. No ignoro el grande mérito Joseph Vázquez recomienda, para alcanzar
del Inca Garcilaso, del qual leí una buena parte en mi la palma de la pseudoerudición, no perder el
juventud; hoy no le tengo, ni aquí hay quien le tenga. tiempo con los que han enseñado el verda-
Pero en ninguna manera se opone á su veracidad, y dero curso de la historia, sino dedicarse a la
buena fe el que omitiese la relacion de los sacrificios, elucubración insensata sobre la validez y la
que se hacian extraordinariamente, contentándose consistencia de los hechos, prescindiendo de
con dar noticia de los anuales, y diarios. No ignoro –y aquí va el catálogo de autores que le pare-
que los Incas reformaron infinito de la barbarie cen valiosos en la materia– Plutarco, Tácito y
dominante en los Reynos que conquistaron, y que Suetonio, para la historia antigua; y Mariana,
estos fueron por la mayor parte unos Príncipes muy Herrera, Bernal Díaz del Castillo, Antonio de
magníficos, de insigne conducta, y acertado gobier- Solís y el Inca Garcilaso, para la historia de
no; pero adonde reyna la Idolatria, por mas que los «las Españas»17.
Príncipes sean bien intencionados siempre queda un También Juan Andrés destacará en su mo-
resto de barbarie14. numental Origen, progreso y estado actual de
toda la literatura (1782-1799) la elocuencia
Por su parte, Jovellanos no hace constar del Inca Garcilaso:
en el Diario el volumen que lee, aunque no
sería desatinado, en función de las alusiones El descubrimiento de América presentó anchuroso
a la «tradición» que sigue el Inca, pensar que campo à los historiadores españoles para explayar
se refiere a los Comentarios reales. De todas su eloqüencia; y dexando a parte à Diaz del Castillo,
formas no es tan necesario ajustar el contexto à Gómara y à otros infinitos, muchos de los quales José Cadalso.

porque el juicio de Jovellanos es lapidario y pueden verse en el Catálogo de los libros de manus-
general hacia el historiador: critos españoles examinados por Robertson, que va
junto con su historia ¿no bastan Herrera y Garcilaso 14
Acebedo leyó en el Inca ¡Valiente patrañero me de la Vega para hacer inmortal el nombre español en Benito Jerónimo Feijoo, op. cit.,
pp. 514-515.
parece! Creo que siguió el fama sequere pero no el la historia de América?18.
sibi convenientia finge de Horacio15. 15
Gaspar Melchor de Jovellanos,
No merma el elogio a Garcilaso com- op. cit., p. 78.
Sería difícil achacar tan encontradas opi- probar que no calaron en el padre Andrés
niones a un cambio de percepción histórica las noticias del incario contenidas en los 16
José Cadalso, Los eruditos a la
según avanzaba el siglo XVIII, porque de am- Comentarios reales, puesto que no tendrá en violeta, Nigel Glendinning (ed.),
bas tendencias encontraremos señeros repre- cuenta a los pueblos prehispánicos de Amé- Madrid, Anaya, 1967, p. 43.
sentantes en el último cuarto de la centuria. rica en el recuento de las naciones que han 17
Buen ejemplo de una atenta lectura del dejado alguna huella cultural en el decurso Ibid., p. 118.
Inca es la impresión mantenida por José Ca- del tiempo. Bien es cierto que el concepto de 18
dalso diferenciando, desde su punto de vista literatura que maneja19 se ciñe a las «Buenas Juan Andrés, Origen, progreso
de militar ilustrado, a través del diálogo entre letras» y a las «Letras humanas», es decir a y estado actual de toda la litera-
tura, t. VI, Madrid, Imprenta de
Nuño y Gazel en las Cartas marruecas (1775), lo escrito, y eso le impide la referencia a las Sancha, 1793, p. 148.
la heroica conquista de México frente al ba- manifestaciones vernáculas del continente.
19
rullo sanguinario ocasionado en Perú. No Pero igualmente es evidente que la admiración Véase Inmaculada Urzaínqui,
alude en la Carta IX, la referida a los juicios por el Inca no despertó su curiosidad hacia lo «El Parnaso español en la his-
toria literaria del siglo XVIII»,
que la conquista genera a esas alturas del siglo americano, prueba de ellos es la omisión, en Bulletin Hispanique, t. 109, 2
XVIII, al Inca, pero esta era la única fuente el apartado dedicado a la historia anticuaria, (diciembre 2007), pp. 643-684.
medianamente directa publicada en la época en el capítulo destinado a los gramáticos, y en
en lo que respecta a la conquista del Tahuan- el de los estudiosos de la cronología, de los
tinsuyo y, efectivamente, el curso narrativo de autores que transmitieron noticias sobre las
los Comentarios reales no invita, a pesar de antigüedades de Indias.
razonamientos curiosos como el de Yáñez de La fascinación provocada por Garcilaso
Avilés, a exaltaciones patrióticas. Además, ya se ve atenuada cuando el que escribe no se
Recepciones de la obra del Inca
había dejado constancia de la alta estima que detiene en el arte verbal y pretender refrendar Garcilaso en el siglo XVIII
profesaba al cronista peruano en Los eruditos datos concretos. Eso ocurre en El lazarillo VIRGINIA GIL AMATE

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

de ciegos caminantes (1773), donde Alonso presupuestos –«desengañémonos y confe-


Carrió de la Vandera refutará en parte las semos que no hay mestizos, que es lo más
noticias del Inca sobre el sistema de comuni- cierto, o que todos lo somos»23–, abogando,
caciones del Tahuantinsuyo: en términos políticos, por la incorporación
plena de los mestizos al estamento de los
La segunda posta está situada en un corto pueblo españoles –«Ya llevo dicho que los mestizos
nombrado Tiay-Huanaco, que significa «siéntate deben reputarse como españoles y hacer con
guanaco», que es un animal que corre tanto como un ellos un solo cuerpo, y gozar de los mismos
venado. Este nombre quedó de uno de los Incas, que privilegios»24–. Presupuesto que hace visible
hallándose en aquel sitio recibió un correo con tanta dos aspectos, al menos, de la mentalidad del
velocidad como si le hubiera conducido un guanaco. autor: uno que rompe con los prejuicios de
Esto mismo prueba que no siempre los correos esta- limpieza de sangre, tantas veces manifestado
ban a cortas distancias, como dice el Inca Garcilaso, en las gruesas bromas sobre el origen lanza-
por que los indios apostados no entendían los quipus das por Concolorcorvo y por el visitador D.
ni se detenían a formar partes, porque en ese caso no Alonso en El lazarillo de ciegos caminantes;
20 serían tan veloces las carreras. Éste, desde luego, sería otro, proyectado sobre la realidad coetánea,
Alonso Carrió de la Vandera, El
lazarillo de ciegos caminantes, algún extraordinario muy diligente20. en la que su propuesta política pasa por la so-
Antonio Lorente Medina (intro, lidaridad de todos los que pueden defender el
crono. y biblio), Caracas, Bi-
blioteca Ayacucho, 114 (1985),
Claro que ajustar la información no es orden hispánico, es decir, el presente histórico
p. 134. denigrar al cronista. Al contrario, Carrió de emanado de la conquista, frente a las preten-
la Vandera demuestra ser un interesante lec- siones de vuelta al incario:
21
Véase John H. Rowe, «El mo- tor del Inca al actualizar una lectura política
vimiento nacional inca del si- de lo que la figura del Inca Garcilaso podía Todas estas razones, y otras que omito, me obligan
glo XVIII», Revista Universitaria
(Universidad Nacional de Cuz- representar en un Perú convulsionado por las a persuadir a los que trataban antes de mestizos por
co), 107 (1954), pp. 17-47. insurrecciones indígenas21. Contrariamente a vituperio, desde hoy los admitan los españoles como
22
la acción gubernamental, manifestada en la iguales y que alternen con ellos sin fastidio, para que
Alonso Carrió de la Vandera, cédula real de 1782, instando a los virreyes a así, unidos y en buena armonía, podamos rechazar
op. cit., p. 256. recoger con discreción los Comentarios reales y aun subordinar al numeroso populacho de que
23 para alejar a los naturales de semejante foco estamos por necesidad rodeados25.
Ibid., p. 257. de noticias, permutando la otrora valoración
24 institucional que encontraba en la obra del En este aspecto es interesante detenerse
Ibid., p. 256. Inca un glorioso testimonio histórico de la en el párrafo que dedica, dentro del Plan de
25
acción colonizadora para pasar a considerarla gobierno del Perú, a la diferencia en la actitud
Ibid., p. 257. un documento de cariz indigenista, Carrió con la que se aborda el origen desarrollada en
sigue pensando en su Plan de gobierno del México y en Perú, contraponiendo el orgu-
Perú (1782), que la obra del Inca puede man- llo de Garcilaso por sus ancestros españoles
tener su sentido integrador original siempre e indios –similar a la práctica de muchos
y cuando se rompan de una vez en América mexicanos a través de los siglos virreinales–,
las barreras, jurídicas y mentales, que encap- con la negación u ocultación de ese mestizaje
sulan en entidades poblacionales diferentes a por parte de los peruanos. El párrafo, un
los españoles y a los mestizos. Al calor de la tanto farragoso, camufla la realidad ya que
insurrección de Tupac Amaru II, en la que el funcionario no podía desconocer que las
se concentra un largo siglo de sublevaciones reclamaciones de los caciques indígenas, des-
contra el orden hispánico, se apoya en Garci- de la rebelión de Juan Santos en 1742 hasta
laso para destacar que no es ningún demérito la definitiva de José Gabriel Codorcanqui
ser mestizo –«Garcilaso no desdeñó, en su de 1780, pasaba por la reivindicación de una
Historia del Perú, llamarse mestizo y hacer continuidad incásica paralela al desarrollo del
un apóstrofe a sus paisanos mestizos»22–. No Perú. En la flagrante adulteración reside la
desconoce, sin embargo, que en el setecientos idea de Carrió de la Vandera, cuya fuerza es-
los avances sociales no habían conseguido taría en fidelizar al orden vigente a un amplio
mermar la impronta del criterio de «calidad» segmento de la población virreinal, pero para
aplicado a los individuos en función de su trocar la pulsión indigenista en vertebración
nacimiento y condición racial, y más en los hispánica se impone la necesidad de integrar,
Recepciones de la obra del Inca
Garcilaso en el siglo XVIII estamentales virreinatos americanos. Carrió aceptar, e incluso enorgullecerse, del ancestro
VIRGINIA GIL AMATE convive con esa realidad sin compartir sus indígena:

40
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

Los conquistadores ya sé que ni todos fueron Gar- incursiones de los indios Pampas, la suble- 26
Ibid., pp. 256-257.
cilasos ni lograron casarse con princesas, pero es vación de «el antiguo Trahidor, y Apostata
natural que eligiesen para esposas las más principales Juan Santos Atahuallpa»33 y la insurrección 27
José Eusebio del Llano Zapata,
del reino. Los mejicanos han sido más curiosos que de 1750 comandada por Francisco Inca en Preliminar y cartas que pre-
los peruleros en conservar su genealogía desde la Huarochiri, por todo ello sobran motivos ceden al Tomo I de las Me-
conquista, y no se desdeñan de toparse con una india para escribir una morias Historico-physicas, criti-
co-apologeticas de la América
noble o con un indio principal que logró casar con Meridional, Cádiz, Oficina de
una española, y con esto prueban una nobleza de 300 Destruccion de los españoles por los Indios. Entonces D. Pedro Gómez de Requena,
1758, p. 57.
años sin salir de su tierra; y finalmente, desengañé- vería el Mundo, quienes hán derramado mas sangre,
monos y confesemos que no hay mestizos, que es lo si los Nuestros, ó los Indios. Facil es de decidirlo. Es- 28
Para la relación epistolar entre
más cierto, o que todos lo somos26. tos hasta hoy la derraman. Los Nuestros há casi 200 Mayans y Llano Zapata véase
años, que envaynáron la espada, haciendole solo las Antonio Mestre, Apología y crí-
Con mayor radicalidad evidenció una Conquistas con el Estandarte de la Cruz. Y si alguna tica de España en el siglo XVIII,
Madrid, Marcial Pons Historia,
idéntica mentalidad defensiva frente a los véz ponen en arma contra estas gentes, es solo, para 2003, pp. 29-32.
indios José Eusebio del Llano Zapata –«Nos defender la Religion, el Rey y la Patria34.
29
han costado mucho los Indios, y nos costa- Ibid., p. 30.
rán algo más, mientras no rayasse la lúz en Por supuesto, el antilascasismo de Llano
30
el numeroso gentilismo, que nos cerca»27– y Zapata no lo aleja del Inca Garcilaso. Tam- José Eusebio del Llano Zapata,
eso que cuando expresa sus consideraciones poco su negativa visión de los indígenas op. cit., p. 52.
sobre la agresividad indígena contra el orden opuestos al orden hispánico nos permiti- 31
hispánico en el Perú todavía no se había pro- ría presuponer una postura diferente de la Ibid., p. 56.
ducido la insurrección de Condorcanqui. Las mantenida por Carrió de la Vandera en lo
32
apreciaciones de Llano Zapata se encuentran que atañe a los mestizos, no en vano ambos Id.
expuestas en las cartas que cruzó con Grego- viven bajo las mismas circunstancias, las de
33
rio Mayans durante su estancia en España a la población española del Perú. Además, Id.
mediados de siglo28. El erudito valenciano ha- documentos hay que prueban las defensas
bía respondido, el 27 de noviembre de 1757, a explícitas que sostuvo de los méritos de indios 34
Ibid., p. 57.
la misiva enviada por el criollo comunicándo- y mestizos integrados en la sociedad virreinal
le sus proyectos. Mayans abogaba, en lo que y sus peticiones para que les fueran reconoci- 35
Puede comprobarse en la defen-
respecta a la historiografía, por la veracidad dos, por eso mismo, el derecho a las mismas sa que Llano Zapata realizó de
de la información de Las Casas y especulaba prerrogativas de las que gozaba el colectivo D. José Joaquín Ávalos y Chau-
ca, véase Copia de la carta
con la necesidad, y extrema dificultad, de de españoles35. Sin embargo, Llano Zapata que con fecha de 29 de Abril
acometer una obra sobre la colonización de tiene una valoración negativa del cronista36 de 1774, escribe al Illmo. Y
América «en la que no aparezca abominable que atañe a la veracidad de su obra y eso sí Revmo. Señor D. Fr. Francisco
de los Rios, Obispo de Panamá,
la ruina que causaron en el Nuevo Mundo los lo separa de Carrió. Veamos, Mayans había D. Joseph Eusebio del Llano
conquistadores españoles»29. El ilustre criollo autorizado en el Inca Garcilaso, en Fernando Zapata, sobre la adelantada
Maduréz, y rapidos progresos
respondió en carta fechada en Cádiz el 21 de Pizarro y Orellana y en Francisco Caro de Literarios de un insigne Theólo-
mayo de 1758 con una ardorosa defensa de la Torres sus noticias sobre las guerras civiles go, y Canonista de la Real Uni-
versidad de Lima (Universidad
conquista que albergaba un furibundo ataque del Perú y la consideración judicial e histórica de Oviedo, Biblioteca Central).
al dominico –«Los Authores, que, como el que estas depararon a los Pizarro. En su res-
Ilustrissimo Casas, escriben con sangre, dexan puesta el criollo sólo comentará lo dicho por 36
Sin embargo, José Antonio
a la posteridad más bien libelos que historias. los dos últimos, mientras las referencias a los Mazzotti considera que hay un
Los Escritos de este Prelado donde quiera Comentarios reales no pasarán de una cita con «consenso criollo sobre los Co-
mentarios» en «Garcilaso y los
que tocan, queman...»30– y, en clara referencia la que deslegitimar la obra y la persona de Las orígenes del garcilasismo: el pa-
a la actualidad del Perú, contra argumentaba Casas, junto con un ajuste de la información pel de los «Comentarios reales»
en el desarrollo del imaginario
haciendo que la generalización utilizada por que el cronista mestizo da sobre el dominico. nacional peruano», Fronteras.
Las Casas no respondiera sino a casos concre- El Inca no estará en la nómina de autores que Revista del Instituto Colombia-
tos y aludiendo, como hecho cierto –«vivimos le parecen fiables para acceder a la historia de no de Cultura Hispánica, 3: 3
(1998), pp.13-35.
todos los que las hemos oído, y visto»31–, a la la América meridional:
peligrosidad indígena –«Quantas atrocidades
(imponderablemente mayores) han hecho, y Quando yo por incidencia vierto en mis notas algu-
hacen hasta hoy los Indios con los Españoles. nos passages históricos, soy imparcial en la relación
Muy buen testigo soy yo, y lo son todos los de ellos. Bien veo, que para esto tenèmos pocos
Recepciones de la obra del Inca
que hoy viven en el Perú, Chile y Buenos authores, y de estos pocos, algunos que rebaxar. Garcilaso en el siglo XVIII
Ayres»32–, dando en prueba las continuas Son los mejores entre los Antiguos Zarate, el Señor VIRGINIA GIL AMATE

41
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Pinelo, y el M. Calancha. Entre los Modernos el P. Claro que nada de ello marca una línea
Ovalle, D. Pedro Perálta, y D. Antonio de Ulloa. de interpretación criolla puesto que antes de
Registraron ellos los Archivos, y Memorias, que que Llano Zapata desvirtuara los saberes de
en Quito, Lima, Cuzco, Charcas, y Chile conserva Garcilaso, Peralta Barnuevo había vindicado
la Antiguedad con instrumentos authenticos. No su figura en el recuento de autores ilustres del
todos vieron todo. Pero juntos hacen un cuerpo de Canto Séptimo de Lima fundada o conquista
Historia mas segura, que las que otros hasta aquí del Perú, considerándolo el iniciador del par-
han publicado37. naso peruano y el nombre más destacado del
mismo:
Ni siquiera cita al Inca Garcilaso cuando,
a las autoridades hispánicas, añade la necesi- CLIV
dad de tener en cuenta los soportes indígenas Los júbilos preven y los honores
de la memoria histórica, obviando la pionera Para el que del austral docto Parnaso
Pedro de Peralta y Barnuevo.
recuperación de dichas fuentes en los Comen- Primogénita es luz de sus ardores,
tarios reales: Todo lo es el famoso Garcilaso:
37 El que para llevar tus esplendores
José Eusebio del Llano Zapata,
op. cit., pp. 34-35. ...los Quipus, ó Amales, que aun a pesar del despre- A la inmortalidad, tan firme el paso
cio, y la ignorancia, hasta hoy se encuentran algunas De su juicio dará, que tus doseles
38
Ibid., pp. 35-36. reliquias de ellos en templos arruinados, palacios Le deban la mitad de sus laureles40.
destruidos, y otros monumentos de la antiguedad.
39
Ibid., p. 79.
Los que verdaderamente si se huvieran tenido, como No se limitará Peralta a ponderar su mag-
el más precioso thesoro de Nuestras Indias, servirían nífico estilo verbal, al contrario, Garcilaso
40 a la Historia de aquella lúz, que apenas hoy podemos será una de las autoridades recurrentes, junto
Pedro de Peralta Barnuevo, Lima
fundada o conquista del Perú, encontrar en tan grande obscuridad, y confusión a Gómara, Cieza y Zárate, para los asuntos de
Manuel de Odriozola, ed., Co- de noticias, si queremos averiguar los Orígenes de la conquista evocados en los versos y avalados
lección de documentos literarios
del Perú, Lima, Establecimiento aquella Vasta Monarchia38. como hechos históricos en las notas al pie.
de tipografía y encuadernación Pero no es una mera alabanza y un recuen-
de Aurelio Alfaro, 1863, p.
239.
Y no es de extrañar, porque el descré- to de citas la medida del calado del Inca en
dito en el que Llano Zapata tiene al Inca es Peralta41, esta se advierte al comprobar que
41 absoluto, no le servirá para autorizar la ver- el poema sigue, en aspectos fundamentales,
José Antonio Mazzotti ha estu-
diado el peso del Inca Garcilaso dad histórica, ni le reconocerá competencia el sentido que Garcilaso dio al curso de la
en la Descripción de las Fiestas ligüística alguna. De manifiesto queda en el historia. Considerará el poeta a los empera-
Reales o Júbilos de Lima de
Peralta Barnuevo, véase «La in- apartado que dedica a contestar la apreciación dores del Tahuantinsuyo, según se hace en los
vención nacional criolla a partir de Mayans sobre la españolidad del término Comentarios reales, como los pretéritos civili-
del Inca Garcilaso: las estrate-
gias de Peralta Barnuevo», en
«canoa» basándose, como todos los que han zadores de la región, que en nobles conquistas
Daniel Castillo Durante y Borka sostenido tal hipótesis, en la errónea fecha destruían «la vaga adoración de ídolos torpes,
Sattler (eds.), Perú en su cultura, de edición atribuida al Vocabulario español- como de canoas y peces y otros inmundos
Otawa, Ediciones Legas, 2000,
pp. 55-72. latino de Antonio de Nebrija. Llano Zapata animales, los sacrificios de carne humana, el
abunda en la cuestión, traza una etimología vicio nefando y otros en que incurrían los
42
Pedro de Peralta Barnuevo, op. cuando menos dudosa para el término y des- pueblos salvages»42. No faltarán las semblan-
cit., Canto II, nota 18, p. 40. pacha al Inca Garcilaso apoyándose en unos zas laudatorias de los Incas, a las que dedica
datos biográficos inexactos: el Canto II y, al llegar a la desmembración del
imperio en tiempos de Huayna Cápac, sigue
Este Sabio Cuerpo [la Real Academia Española], al cronista en su afinidad a Huascar:
siguiendo al Inca Garcilaso, se engañó en su Dic-
cionario [...]. El Inca dixo lo que quiso, é interpretó XXV
la voz a su arbitrio, y sin mas fundamento, que Este [Quito] á Atahualpa lo dejó, impelido
su antojo. Solo supo él muy poco de la Lengua De un tierno amor que le cegó lo sabio:
Quechua, que era la general del Perú, donde nació. A Huascar el del Cuzco desunido
He dicho muy poco, porque vino a España niño, y Imperio dio con ominoso agravio:
apenas tuvo tiempo para instruirse en todas las voces, Así dos enemigos ha instituido
propiedades, elegancias, y phrasses de aquel Idioma. Cláusula necia de prudente labio:
Assi su authoridad es de ningún peso, para establecer ¡Oh cuanto yerra el que hace de sus estados
Recepciones de la obra del Inca
Garcilaso en el siglo XVIII la legitimidad de la voz canoa, que en ningún tiempo Por dejar un feliz, dos desgraciados!
VIRGINIA GIL AMATE ha sido americana39.

42
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XXV a «América destina»46, mientras el Inca dejó


Así Atahualpa al infeliz hermano escapar su amarga ironía –«Y con esto bol-
Cauteloso formó súbita guerra, veremos a nuestros españoles, que, con tales
En que cortó del tronco soberano favores, ¡qué mucho que ganen cien mundos
Las ramas dignas de imperar la tierra: nuevos!»47– ante tal sectarismo divino en pro
Al Huascar luego con rigor tirano de los conquistadores.
En dura cárcel prisionero encierra: Por su parte, José Martín Félix de Arrate y
Y así, pues, es, quien contra si os alista, Juan Pablo Viscardo, unidos por su acendrado
El mismo se ha empezado la conquista43. orgullo criollo y, obviamente, separados por
el punto de vista político con el que contem-
Tampoco en Peralta la hermosa vivifi- plaban la incardinación de los territorios ame-
cación del Incario mermará la talla de los ricanos a la Corona española, celebraban, sin
conquistadores españoles, ni siquiera en los fisuras, la veracidad historiográfica del Inca.
pasajes más controvertidos. Por ejemplo, en El cubano, en Llave del Nuevo Mundo (1761)
el Canto III, al recrear el parlamento entre cita con profusión La Florida tanto para ava- 43
Ibid., p. 38.
Pizarro y Atahualpa en el que el monarca de lar sus noticias históricas como para probar
Quito rechaza la fe y el vasallaje ofrecido por los nobilísimos orígenes de los descendientes 44
el padre Valverde, sigue a Garcilaso como de los conquistadores y primeros pobladores Ibid., p. 52.

autoridad más fiable al coincidir la narración de la isla. Por tanto, si las obras del Inca sir- 45
que el cronista hizo de los hechos con las vieron, a lo largo del siglo XVIII, para acredi- Ibid., p. 339.
expectativas de verosimilitud dieciochescas, tar el linaje incásico de los caciques indígenas, 46
según explica en la nota 2 a la estrofa III: no menor servicio les prestaron a los españo- Ibid., p. 341.
les americanos. Arrate buscó en La Florida la 47
Según parece de la oración de Fray Vicente de Val- calidad de Vasco Porcallo de Figueroa y sus Garcilaso de la Vega, Inca, His-
verde, que sacada del P. Blas Valera pone á la letra descendientes48; y a los Comentarios reales toria general del Perú. Segunda
parte de los Comentarios Reales
Garcilaso par. 2. l. I. c. 21. fué mucha luz á un tiempo remitirá, entre otros, Diego Joseph Carrillo de los Incas, Ángel Rosenblat
la que pretendió dar al Inca, con misterios que nece- de Abornoz, Regidor perpetuo de la ciudad (ed.); José de la Riva Agüero
(pról.), Buenos Aires, Emecé,
sitaban de mas explicación. Y según otros autores, de Lima, en la relación de méritos enviada al 1944, Libro II, cp. XXV, p. 183.
que cita en el cap. 23. fué muy seca y áspera, á que Consejo de Indias a mediados de siglo49.
48
se añadió la mala interpretación del Faraute, el indio Pero Arrate no utiliza al Inca como una José Martín Félix de Arrate, Lla-
Felipe, que no entendía lo mismo que interpretaba; mera cita, su autoridad pasa a ser central al ve del Nuevo Mundo, México,
de suerte que, por decir Dios Trino y uno, dijo: Dios encarar la desaparición de la población verná- FCE, 1949, p. 97.

tres y uno son cuatro. Lo que dicen del enojo con que cula basando en La Florida el argumento del 49
el Inca arrojó los Evangelios y de las voces con que suicidio masivo: Relación de los méritos y servi-
cios, executados desde la con-
Fray Vicente llamó al arma, es falso según Garcilaso quista de las Indias por diver-
par. 2 lib. I cap. 26. y se hace inverosímil en un Santo No puedo negar que deshicieron las expuestas cuali- sos ascendientes de Don Diego
Joseph Carrillo de Albornoz,
Religioso, siendo tan contrario á su carácter44. dades por pusilánimes, o demasiadamente inclinados conde de Montemar, Señor del
al ocio y descanso, buscando por remedio contra la Castillo de Miravel, Escribano
Garcilaso seguirá figurando como sóli- indispensable necesidad del trabajo la última deses- Mayor del Mar del Sur, y Re-
gidor perpetuo de la Ciudad
da apoyatura en las apariciones milagrosas peración de ahorcarse, pues afirma el Inca (Histor. de Lima, 12 de septiembre de
que acompañan a la conquista a lo largo de la Flor., c. 12) se hallaban diariamente las casas 1755, Biblioteca Central de la
Universidad de Oviedo, Librería
del Canto IX, entre ellas la providencial del despobladas de vivientes y llenas de cadáveres, de que del Conde de Toreno, Ms. H., pp.
apóstol Santiago cuando los españoles se hasta ahora se conservan osarios en algunas espelun- 149-155.
encontraban sitiados en Cuzco por Manco cas o cuevas del contorno, a donde debían también de 50
Inca (octava LXXVIII), o las reiteradas de retirarse a quitar por sus mismas manos las vidas50. José Martín Félix de Arrate, op.
la Virgen (octavas XCV y XCVI) en mo- cit., p. 19.

mentos claves de la campaña. Sin embargo, A abundar en la cuestión con notable li-
no estará Garcilaso citado en la nota adjunta gereza dedicará el capitulo VI, destacando en
a la octava CIX dentro de los historiadores todo momento la fiabilidad de Garcilaso para
de los que «no puede dudarse por su insigne probar algo que el Inca no hizo, considerarla
autoridad y número»45 que avalan el amparo razón suficiente de la depresión demográfica
del que gozaron los conquistadores. Ahí sí y exonerar de culpa alguna a los conquista-
hay una sutil diferencia en la apreciación de dores para que ninguna mancha de origen
Recepciones de la obra del Inca
los fenómenos sobrenaturales, porque Peralta marcara a los criollos del setecientos, sus Garcilaso en el siglo XVIII
los considerará «favores» que la providencia descendientes: VIRGINIA GIL AMATE

43
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

51 Siempre será lamentable a los buenos patricios aque- De la aserción de un autor tan verídico como el citado
Ibid., pp. 35-36.
lla fatal y lastimosa época en que, empezando a se convence bien que la principal causa que influyó
52 hacerse visible y casi inevitable la acelerada dismi- para la aniquilación de estos naturales fué, como dejo
Véase Belén Castro Morales,
op. cit.
nución de los naturales de la Isla, pronosticó como asentado arriba, su mismo desatinado furor, el cual
en las demás de barlovento el total exterminio del despobló la Isla de innumerables vivientes, y llenó el
53 considerable número de indios que la habitaban al abismo de casi infinitos habitantes...51.
Alexander Von Humboldt, En-
sayo político sobre la isla de ingreso de Don Diego Velázquez en ella [...] parece
Cuba, París, Libreriade Lecointe, que subsistió la Isla sin conocida decadencia poco No estará solo Arrate en su consideración
1836, p. 129.
espacio de tiempo, porque el año de 1523 ó 1524 de la autoinmolación de los indígenas, lo que
ya muerto el Adelantado dio el Rey permiso para lo diferencia de otros autores dieciochescos
introducir en ella trescientos negros: providencia a radica en la valoración de la amplitud del
que sin duda daría motivo la evidente disminución fenómeno. Robertson lo tendrá en cuenta y
de los naturales, que aunque atribuida por unos a lo aceptará en el recuento de las causas de la
la epidemia de viruelas, y por otros a la prohibición depresión demográfica en las islas del Caribe.
de la poligamia y mudanzas de costumbres, tengo Lo mismo hará el padre Nuix en Reflexiones
fundamentos más sólidos en la historia para persua- imparciales sobre la humanidad de los espa-
dirme que, aunque concurrieron las referidas causas, ñoles en las Indias (1782), considerándolo
ninguna contribuyó tanto a su aniquilación como su un factor más, particular este de la blanda
misma rabiosa saña. condición de los amerindios, junto con los
Así se infiere claramente de lo que por autoridad del generales atribuibles a cualquier proceso de
Inca dejo apuntado en el capítulo segundo, y lo que conquista sean la violencia, la enfermedad, el
también se deduce de la Historia de Herrera, que trabajo forzado, la desaparición de los medios
afirma que los indios, por no conocer nuevos enco- tradicionales de subsistencia, etc. Mayor va-
menderos, se alzaban y huían a las montañas, donde riación representa el juicio de Alexander Von
es constante se quitaban la vida por no experimentar Humbolt52 al interesarse más que en el dato en
el castigo o volver a la sujeción que, aunque fuese la interpretación del fenómeno:
muy moderada y suave, la estimaría su preocupación
o libertinaje como penosa y tiránica. A más que sien- La manía de ahorcarse familias enteras en las cabañas
do en los hombres tan diversos los genios como los y en las cavernas, de que habla Garcilaso, era sin duda
rostros, no dudo tuviesen muchas razones para temer por efecto de la desesperación; sin embargo, en lugar
la severidad y rigor de algunos encomenderos, y que de contristarse al contemplar la barbarie del siglo
eligieran ciegamente la muerte, aun más bien que la XVI, se ha querido disculpar a los conquistadores,
servidumbre a que se veían reducidos, ahorcándose atribuyendo la desaparición de los indígenas á su
de los árboles, como expresa el citado Inca. Exceso gusto por el suicidio53.
que solicitó atajar la piedad de nuestro Soberano
entonces reinante, tomando entre otros expedientes Por su parte, Viscardo cita por extenso al
favorables, propios de su real y cristiano corazón, Inca Garcilaso para demostrar la ingratitud de
el de mandar los pusiesen en perfecta libertad, y los España hacia los conquistadores y la obsesiva
dejasen cultivar por sí mismos la tierra; pero ni aun persecución de la Corona hacia los españoles
este remedio tuvo el efecto de mejorarlos, porque americanos basándose, paradógicamente, en
debía de ser ya incurable la enfermedad, o porque no el ajusticiamiento de Tupac Amaru en 1572 y
se aplicó como debía el medicamento. el destino deparado a indígenas y mestizos. El
Ello es cierto que mucho tiempo después de expe- patricio cubano y el jesuita expulso se unirían
dida la real orden que cita Herrera continuaban con en su defensa del conquistador y en la autori-
horrible demasía el desafuero de los isleños, pues dad que le conceden al cronista:
habiendo sido despachado aquel año de 1531, todavía
se experimentaba la desgracia después del de 1538, en Consultemos nuestros anales de tres siglos y allí
que arribó a Cuba Hernando de Soto, Adelantado de veremos la ingratitud y la injusticia de la corte de
la Florida, como testifica Garci Laso, cuyas palabras, España, su infidelidad en cumplir sus contratos, pri-
aunque parecen enunciar que entonces tuvo principio mero con el gran Colombo y después con los otros
aquel desorden, lo que debe entenderse de ellas es conquistadores que le dieron el imperio del nuevo-
que por aquel tiempo tomó más fuerza el mal, y se mundo, bajo condiciones solemnemente estipuladas.
dieron en ahorcar, como él dice, todos. De suerte Veremos la posteridad de aquellos hombres genero-
Recepciones de la obra del Inca
Garcilaso en el siglo XVIII que a la sazón que él escribía apenas se encontraban sos abatida con el desprecio, y manchada con el odio
VIRGINIA GIL AMATE algunos. que les ha calumniado, perseguido y arruinado. Con

44
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algunas simples particularidades podrían hacer dudar están los indios explotados, los libres o los
de este espíritu persecutor, que en todo tiempo se amparados en las Misiones. No sería entonces
ha señalado contra los Españoles Americanos, leed una forma de ser marcada por la historia sino
solamente lo que el verídico Inca Garcilaso de la por el temperamento. La insensibilidad que
Vega escribe en el segundo tomo de sus Comentarios, les achaca «nace, sin duda, del corto número
Libro VIII, cap. 17...54. de sus ideas que no se extienden más allá de
sus deseos»58, por tanto, si su capacidad inte-
Si centramos la atención en la recepción lectual está mermada las diversas lenguas con
que la obra del Inca tuvo en algunos autores las que se expresan, adolecerán de esta misma
extranjeros observaremos que tampoco en carencia. Al analizar el caso peruano citará a
La Condamine.
ellos está resuelta la fiabilidad que le otorgan Garcilaso sin saber si juzgarlo por mendaz o
al cronista y siguen dándose drásticas oscila- lamentarse de la degeneración sufrida por la 54
Juan Pablo Viscardo, Carta a
ciones, las mismas que se extienden en esencia antigua lengua del Perú: los españoles americanos, en
hasta nuestros días, en lo que respecta a la va- Miquel Batllorir (estudio y ed.),
El abate Viscardo. Historia y
loración de su obra. Un viajero ilustrado co- Todas las lenguas de la América Meridional de las que mito de la intervención de los
mo Charles-Marie de La Condamine tratará tengo alguna noción son muy pobres; muchas son jesuitas en la independencia de
de referir los asuntos americanos ateniéndose enérgicas y susceptibles de elegancia, singularmente Hispanoamérica, Madrid, MA-
PFRE, 1995, pp. 335-336.
«siempre a las pruebas evidentes»55, aquellas la antigua lengua del Perú; pero a todas les faltan vo-
que fue acumulando desde que en 1736 ini- cablos para expresar las ideas abstractas y universales, 55
Charles-Marie de La Condami-
ciara el viaje patrocinado por la Academia de prueba evidente del poco progreso realizado por el ne, Viaje a la América meridio-
Ciencias de París para medir en Ecuador los espíritu de estos pueblos. Tiempo, duración, espacio, nal, Federico Ruiz Morcuende
(trad.), Madrid, Espasa Calpe,
grados terrestres y averiguar cabalmente la ser, substancia, materia, cuerpo, todas estas palabras 1999, p. 83.
forma y tamaño de la Tierra, de la que parte y muchas más no tienen equivalentes en sus lenguas;
la relación leída el 28 de abril de 1745. Frente no solamente los nombres de los seres metafísicos, 56
«La comunicación del Orinoco y
a la historia filosófica del setecientos, La Con- sino los de los seres morales, no pueden expresarse del Amazonas, recientemente ave-
damine buscó la veracidad del dato en el que entre ellos más que imperfectamente y por largas riguada, puede pasar, por tanto,
por un descubrimiento en Geo-
apoyar sus conclusiones, irritándole sobrema- perífrasis. No tienen palabras propias que respondan grafía, porque aunque la unión de
nera la tendencia a la especulación crítica, la exactamente a las de virtud, justicia, libertad, agra- estos dos ríos esté marcada exac-
tamente en los mapas antiguos,
profusión de opiniones personales, ya común decimiento, ingratitud. Todo esto parece muy difícil todos los geógrafos modernos la
en la época, y el desprecio sorprendentemente de compaginar con lo que Garcilaso cuenta de la suprimieron en los nuevos, como
generalizado hacia el hecho positivo56. Por eso educación, de la industria, de las artes, del gobierno si se hubiesen puesto de acuerdo
y se tratara de una cosa quimé-
sus autoridades preferidas serán los testigos y del ingenio de los antiguos peruanos. Si el amor a rica para los que parece ser que
fidedignos, es decir, los que han experimen- la patria no le hizo imaginarlo, preciso es convenir debían ser los mejor informados
de su realidad. Probablemente no
tado las cosas que refieren junto a aquellos a que estos pueblos han degenerado mucho de sus es la primera vez que apariencias
los que el autor les concede un mayor grado antepasados. En cuanto a las otras naciones de la y conjeturas plausibles, apoyadas
en hechos atestiguados por las
de veracidad por saber de lo que hablan. En- América Austral, no se sabe que hayan salido nunca relaciones de viaje, el espíritu de
tre esas autoridades estará el Inca, mas que de la barbarie59. crítica, llevado demasiado lejos,
nada para asuntos geográficos, por ejemplo las ha negado decisivamente,
cuando, si acaso, lo más que po-
para probar que el Marañón y el Amazonas La perplejidad en la que se sitúa el na- día hacerse era dudar de ellas»,
son un mismo río; no así para cuestiones turalista francés pasa a ser un juicio poco ibid., pp. 78-79.

antropológicas o lingüísticas porque si bien favorable en la Historia de América (1777) 57


no encuentra inferior la naturaleza americana de William Robertson. El inglés tiene en alta Ibid., p. 73.
a ninguna otra, diferente es su consideración estima las obras de Pedro Cieza, Agustín de 58
de la condición humana y bien distinta de la Zárate y Diego Fernández, mientras al Inca Ibid., pp. 39-40.
que el Inca expresó en su momento –«Bien le opondrá contradictorios reparos. Si bien
59
sé que todos o la mayor parte de los indios comienza considerando que «su autoridad es Ibid., pp. 40-41.
de la América Meridional son embusteros, de mucho peso»60, al valorar positivamente la
60
crédulos, encaprichados con lo maravillo- inmediatez de su testimonio con la conquista, William Robertson, Historia de
so...»57–. La Condamine traza una semblanza su ascendencia indígena y su competencia lin- América, Burdeos, Pedro Beau-
me, 1827, vol. III, «Notas y
general y negativa del carácter de los indios güística –«hablaba muy bien la lengua de los esplicaciones», nota 29, p. 348.
que observa, apoyada fundamentalmente en Incas»61–; pasará, sin solución de continuidad,
lo visto en Perú. Pero la caracterización no se a infravalorar los Comentarios reales por no ir 61
Id.
ciñe a la situación del siglo XVIII sino que se más allá de lo aportado por los historiadores
Recepciones de la obra del Inca
convierte en una valoración de la idiosincrasia españoles, haciendo una lectura literal del Garcilaso en el siglo XVIII
indígena al advertir que en el mismo estado propósito expuesto por el propio Inca que, de VIRGINIA GIL AMATE

45
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sobra es conocido, no es más que una forma hechos y sus protagonistas. De los habitantes
de presentación acorde al tópico de la falsa del Tahuantinsuyo, pueblo civilizado por los
modestia burlada en cada página por el cro- Incas en los Comentarios reales, habituados
nista. Robertson juzgará los Comentarios rea- a las conquistas y dotados de un áurea moral
les precisamente como meros «comentarios», que no los separa de los cristianos, reducidos,
lastrados por el apocamiento de su autor, por en la Historia de la América, a «pueblos sal-
la velada sospecha sobre su apropiación de la vajes» y por ello «falsos y artificiosos»67; a la
obra de Blas Valera y, lo que es peor, por sus misma representación narrativa de Francisco
escasas luces en asuntos indígenas: Pizarro, héroe principal de la hazaña para
Garcilaso, que por pura preceptiva histórica
Jean François Marmontell. ....su obra puede ser estimada como un comentario de no puede ver mermada su talla humana en las
los escritores españoles que han tratado de la historia plumas de los historiadores y un «aventurero
62 del Perú, compuesto de citas tomadas de los autores tan osado y tan poco escrupuloso»68 para
Id. de que he hablado; y esta es la idea que él mismo da Robertson, carente de la mínima formación,
63
de sus escritos, en el lib. I, cap. 10. No solamente «el vencedor ignorante del Perú»69, lo llama,
Ibid., pp. 348-349. les sigue de una manera servil en la relación de los siendo esta una de las particularidades sobre
hechos, sino que no manifiesta mayor instrucción Pizarro, exhibida sin ambages por distintos
64
Ibid., nota 35, p. 354. que sus guias en la esplicación de las instituciones y autores, que más soliviantaban a Garcilaso, al
ceremonias de sus antepasados, como se vé cuando mostrar de manera descarnada los bajos orí-
65
Robertson se refiere a la entrevis- habla de los quipos, que lo hace poco mas ó menos genes de los Pizarro, produciendo una ano-
ta en Cajamarca entre Francisco como Acosta, y cuando cita un ejemplo de la poesía malía narrativa entre el carácter edificante del
Pizarro y Atahualpa, ibid., p.
352.
de los peruanos, que es un mal retazo que copió de discurso histórico y la realidad de los hechos,
Blas Varela, uno de los primeros misioneros cuyas por lo que Garcilaso optaba por sacrificar
66 memorias nunca han sido publicadas...62. estos detalles porque «de un príncipe tal, que
Ibid., nota 29, p. 349.
puede igualarse con todos los de la fama, no se
67 A eso suma ser uno de los pocos autores permite dezir cosas semejantes, aunque fueran
Ibid., nota 35, p. 352.
dieciochescos que encuentra defectos en el verdades»70.
68 arte retórica del Inca –«Por lo demas, es inútil Finalmente, la dificultosa, cuando no im-
Id.
buscar en los comentarios del Inca el menor posible, comunicación entre españoles e in-
69 orden»63–. Lo considera, además, un cronista dígenas, punto fundamental tanto para la ex-
Ibid., nota 29, p. 346. poco escrupuloso en la confrontación de plicación de los hechos históricos como para
70 los hechos narrados –«su falta de atención sopesar la misma valía de su obra en el Inca
Garcilaso de la Vega, Inca, His- y su inexactitud ordinarias»64– y confirma Garcilaso, no es achacada por Robertson a lo
toria General del Perú. Segun-
da parte de los Comentarios los temores del Inca al juzgarlo apasionado que el Inca apuntó, esto es, al desconocimiento
Reales de los Incas, ed. Ángel de su mitad indígena –«Garcilaso de la Vega, de la lengua peruana por parte de los españoles,
Rosenblat, pról. José de la Riva
Agüero, Buenos Aries, Emecé,
muy solícito de justificar a los Peruanos sus sino atribuida a la natural falta de comprensión
1944, Libro III, cp. IX, p. 267. compatriotas del crimen de haber querido entre dos pueblos situados en fases diferentes
Sobre el dominio de la precep- acabar con Pizarro y sus compañeros, no de desarrollo intelectual y social, donde los
tiva histórica del Renacimiento
en el Inca Garcilaso pueden teme menos acusar á los Españoles de haber indígenas tendrían el signo menos:
consultarse los estudios clásicos tenido mala conducta con el Inca»65–. Si bien
de Aurelio Miró Quesada, El
Inca Garcilaso y otros estudios el grado de veracidad de las dos partes de los Si se da crédito á los historiadores españoles, sus
garcilasistas, Madrid, Ediciones Comentarios reales fue una cuestión polémica compatriotas eran tenidos en muchas partes de la
de Cultura Hispánica, 1971 y
José Durand, El Inca Garcilaso
a lo largo del siglo, el debate no recaía en la América por seres bajados del cielo; pero en este
de América, Lima, Biblioteca capacidad de juicio achacada al cronista. La caso, asi como en otros muchos á que puede dar lugar
Nacional del Perú, 1988. lucidez del Inca, ya fuera tendenciosa para un comercio entre dos naciones cuyos progresos en
71 algunos, estaba a salvo de dudas, no así para la civilización son muy desiguales, las ideas de los que
William Robertson, op. cit., nota Robertson, claro antecedente de los que, con hablan son muy distintas de las de los que escuchan;
35, p. 354.
posterioridad, lo consideraron un autor en porque el idioma de las lenguas americanas es tal, ó
exceso imaginativo, proclive a las ficciones tal más bien la simpleza de los que las hablan, que
y negado para el discurso histórico, que lo cuando veian una cosa que no habian conocido hasta
encontrará carente del «discernimiento nece- entonces, y cuyo orígen ignoraban, decian que era
sario para distinguir lo fabuloso de lo verosí- bajada del cielo71. (v. III, p. 354)
mil ó verdadero»66. Puede ser que este juicio
Recepciones de la obra del Inca
Garcilaso en el siglo XVIII negativo emane del disímil planteamiento El planteamiento de Robertson será con-
VIRGINIA GIL AMATE que ambos historiadores tienen sobre los trario al Inca pero está dotado de coheren-

46
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

cia interna. No sucederá lo mismo con la los personajes, el indígena Pil-


utilización de la autoridad de Garcilaso por patoé, pueda considerar a los
parte de Jean François Marmontel cuando pueblos vernáculos de Améri-
en absoluto comparte el sentido histórico de ca menos «ilustrados e indus-
los Comentarios reales en el delirio narrativo triosos», frente a los europeos
que preside Los incas o la destrucción del im- dotados de «luces» y «cono-
perio del Perú (1777). La diferencia esencial cimientos útiles»73 inexistentes
radica en que mientras Robertson trazaba entre los pueblos amerindios.
una historia de América desde presupuestos De ahí que en el texto no se
ideológicos y bases historiográficas antitéticas escatime el apelativo «salvajes»
a las que en su día utilizó el Inca, la novela de para referirse a los indígenas,
Marmontel maneja el marco histórico como sean Incas, caciques, vasallos Los Incas de Marmontel.
un mero escenario en el que dar rienda suelta de alguno de los imperios pre-
a algunas inquietudes del Siglo de las Luces. hispánicos o miembros de cualquier tribu.
Lo de menos es la fidelidad histórica, lo de De todo ello resulta una reconstrucción 72
Jean François Marmontel, Los in-
más las ideas, siendo estas la representación de la conquista bien diferente a la que en su cas o la destrucción del imperio
de un gobierno que aspira a la felicidad del día hizo Garcilaso, no ya por las desaforadas del Perú, Francisco Antonio de
Cabello y Mesa (trad.), Barcelo-
pueblo, de los gobernantes como gestores del licencias que se permite Marmontel, sino na, Imprenta de Juan Oliveres,
bien común, la promoción del conocimiento porque el novelista, en términos ideológicos, 1937, vol. I, pp. XXXII-XXXIII.
y de las artes útiles, la defensa de la agricultura sigue la orientación marcada por Bartolomé 73
como base del desarrollo económico, la con- de las Casas, siendo ésta absolutamente con- Ibid., p. 44.
dena del lujo, el contrato social que exige ser traria al sentido histórico de las obras de Gar-
74
útiles a los ciudadanos, etc. envuelto en la vía cilaso. Desde el prólogo, y a lo largo de toda Ibid., p. XVII.
hiperestésica ilustrada y endosado al incario. la novela, Marmontel exculpa a España, a los
Lo curioso es que Marmontel, en el prólogo, monarcas hispánicos y a las leyes españolas de
considera que ha elaborado una ficción ajus- los desmanes producidos en Indias. En línea
tada a la verdad esencial, la marcada por los lascasiana, los responsables de la crueldad
hechos efectivamente acaecidos: colonizadora son, salvo poéticas excepciones,
la población española destacada en Indias. Si
En cuanto a la forma de esta obra considerada como Garcilaso se esmeró desde La Florida en no
una produccion literaria, no se como definirla. Hay denigrar globalmente a ninguno de los bandos
muchas verdades para que sea una novela, y no hay enfrentados en el decurso histórico, Mar-
las necesarias para formar una historia. Seguramente montel no dudará a la hora de trazar su hostil
no he tenido la pretencion de hacer un poema. En semblanza de los autores de la conquista:
mi plan, la accion principal no ocupa mas que un
pequeño espacio; todo es análogo, aunque á una Es preciso no olvidar, tampoco, que los españoles
cierta distancia; es menos el tegido de la fábula que el que acompañaron á Cristobal Colon en la espedición
hilo de un simple discurso, cuyo fondo es histórico, eran de la hez del pueblo, la canalla. La miseria, la
al que mezclo algunas ficciones compatibles con lo avaricia, la disolucion, el desórden, un valor tan
verdadero de los hechos72. desesperado, y sin brida como sin pudor, mezclado
de orgullo y de bajeza, formaban el carácter de esta
Y apuntalará esa ilusión histórica salpi- soldadesca, indigna de servir ni enarbolar las ban-
cando la novela de notas en las que remite a deras de una nacion noble y generosa. A la cabeza
sus pretendidas fuentes y autoridades, citando de esta turba iban voluntarios sin disciplina y sin
con mediana profusión al Inca. Sin embargo, costumbres, que no conocian otro honor que el valor,
apenas comparte con Garcilaso la caracteriza- otro derecho que la espada, ni otro objeto digno de
ción de los reyes naturales del Tahuantinsuyo sus servicios que el pillaje...74.
como los civilizadores de la barbarie preincai-
ca, la negación de los ritos cruentos y el retra- El punto de vista de Garcilaso al recons-
to laudatorio de Pizarro. Ni siquiera hay co- truir el pasado inmediato, el que coincide con
incidencias en la representación del esplendor la fundación del Perú virreinal y el cronista
del incario porque Marmontel utiliza como identifica con su propia biografía en la demar-
punto de vista el paternalismo bondadoso y cación temporal «mis tiempos», tan repetida
Recepciones de la obra del Inca
así el señorío de los Incas le parecerá positivo en los Comentarios reales, no traza un cua- Garcilaso en el siglo XVIII
en su simpleza hasta el punto de que uno de dro infamatorio de los conquistadores, luego VIRGINIA GIL AMATE

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

75 transformados en «vezinos», es decir, la parte cionada con la entrada de las leyes de la razón.
Ibid., vol. II, p. 102.
de la protosociedad virreinal ocupada por el Sirva como ejemplo el lance del capítulo XL
76 colectivo de españoles principales, porque dedicado al juicio a Cora por haber violado
Gian Rinaldo Carli, Cartas ame-
ricanas dirigidas por el conde
es precisamente ese tiempo histórico el que sus votos, en el que la ardorosa defensa de la
Gian Rinaldo Carli a su sobrino el Inca rememora con la amargura de lo que libertad y el orden basado en la ley natural,
el Marqués de Piedra-Losa, des- pudo haber sido el nuevo orden político. Más producen una convulsión en la multitud y
de el año 1777 al de 1779,
México, Imprenta de Mariano de allá de los cruentos enfrentamientos entre los cambio radical en Atahualpa:
Zúñiga y Ontiveros, 1821, Carta españoles, Garcilaso acepta el cambio como
XIV, p. 9. La traducción, la Ad-
vertencia preliminar y las notas connatural al devenir histórico, por eso la Durante este discurso de Alonso, un murmullo con-
de esta edición se atribuyen a recuperación idealizada del incario no tiene fuso anunciaba entre la multitud la revolución que se
Fernando Pimentel Ixtliulxuchilt,
pseudónimo de Agustín Pompo-
carga política sino que funciona como sueño operaba en los ánimos, y el monarca aprovechó del
so Fernández. de perfección. Lo que sí tiene carga política instante de decidir para siempre. Tiene razón, grita, y
77
porque entraña, en el nuevo orden hispánico, la razón comanda á la ley misma. No, pueblo, yo de-
Ibid., Carta XIV, p. 8. una fuerte denuncia de cariz americanista es bo confesarlo; esa ley cruel no viene del sabio Manco:
el lamento por la oportunidad perdida en la no fueron sino sus sucesores los que la hicieron; ellos
construcción de un Perú distintivo, mesti- creyeron agradar á su dios; pero se engañaron. El
zo en la esfera cultural y heterogéneo en la error cesa, y la verdad recobra sus derechos. Demos
poblacional. Su propia vida, hasta el matri- gracias al estrangero que nos desengaña, nos ilustra y
monio de su padre con Luisa Martel de los nos hace revocar una ley inhumana...75.
Ríos en 1549 y, en el plano institucional, el
lapso temporal que media desde la conquis- No menos imaginativo se mostró Gian Ri-
ta hasta el ajusticiamiento de Tupac Amaru naldo Carli al servirse del incario para desgra-
en 1572 prueban, en la segunda parte de los nar su fiera utopía dieciochesca. En ella un or-
Comentarios reales, que ese Perú existió y su den tan perfecto como inhumano preside una
desarrollo fue truncado por las autoridades sociedad satisfecha de sí misma e inmutable
estatales y virreinales y por una legislación, por voluntad de un Estado vigilante y bene-
paradójicamente las Leyes Nuevas, contraria factor. Una comunidad donde no existe el lu-
a los intereses y las características virreinales. jo, ni la codicia, ni la vagancia, ni el libertinaje,
Nada de eso percibe Marmontel, enfrascado ni se admiten extranjeros que vengan a alterar
en representar el bien y el mal alrededor de con sus novedades la invariable armonía gru-
los amoríos de Don Alonso y la vestal Cora, pal. Sin embargo, en la descripción de este
mientras apuntala los tópicos más usados panorama, Carli incurre en sustanciales con-
sobre la conquista. Y menos puede enten- tradicciones, porque se afanará en defender la
der que Garcilaso apostara por una entidad base igualitaria que preside el Tahuantinsuyo
nueva que, bajo la aceptación del vasallaje a mientras describe un sistema monárquico
la corona, aspirara a su propia autonomía en fuertemente jerarquizado; asimismo, celebra
la que las medidas dictadas en la península que en el incario fuera «como imposible que
no interfirieran el desarrollo de las relaciones se cometiera»76 delito alguno por ser las leyes,
entre los distintos grupos humanos, ya fuera en la Carta XIII, respetadas, asumidas y por
para protegerlos (en este caso a los indígenas), lo tanto obedecidas, para cambiar el argumen-
ya fuera para cortar sus aspiraciones (en este to en la Carta XIV en la que lo que funciona
caso a los criollos y mestizos), o ya fuera para es más bien un sistema parapolicial en el que
anatematizar su comportamiento (en este caso la punición severa actúa como aviso represivo
el del colectivo de españoles). que no sobresalta a Carli, puesto que en ello
La carga ideológica que va del marco re- ve la voluntad de los Incas de «prevenir o evi-
ferencial del Renacimiento, en el que está el tar los delitos, lo cual hace todo el objeto de
Inca, al de la Ilustracción, en el que está Mar- la paternidad»77. Ahí radica la base ideológica
montel, hace que el francés escriba contra el sobre la que sustenta Carli sus paradójicos
fanatismo encarnado en la facción triunfante planteamientos: la quietud social no es otra
española y trace una igualdad, que habría cosa que el sometimiento a unos gobernantes
sobresaltado a Garcilaso, entre las creencias y que han sabido sacarle el máximo partido a la
los dioses indígenas y la fe de los católicos. Y alienación colectiva. Ese parece ser el arte de
permita, en este caso en la esfera política, que gobernar. Por supuesto, a esas alturas del siglo
Recepciones de la obra del Inca
Garcilaso en el siglo XVIII la perfecta organización del Tahunatinsuyo XVIII el autor no puede obviar que el origen
VIRGINIA GIL AMATE fijada por Garcilaso, se vea felizmente revolu- divino del poder de los Incas, de donde deriva

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 37-50

«el fuerte amor y la adoración ácia el propio fensores, halló calado alguno el propósito de de Telémaco, cosa como su-
ya, de un estilo tan delicado
soberano»78, es una colosal manipulación pero Garcilaso al describir el incario, la conquista y como el de los cuentos y llena
le parece benéfica para el orden social. ¿Qué el proceso de pérdida de una realidad mestiza de máximas y sentimientos de
humanidad, pero que exagera
hay, entonces, de Garcilaso en esta libérrima en el Perú. Marmontel creía, o quería hacer con exceso nuestras crueldades
exposición comentada del incario? Apenas creer, que su novela no desdibujaba la historia y apoya fuertemente la toleran-
nada, aunque el cronista sea la autoridad más pero lo que hizo fue contribuir a fijar, debido cia. Yo esta clase de libros los
leo con el mayor gusto, porque
citada en lo referente al orden social, a las al gran éxito de Los incas.., una imagen de la nada me embelesa tanto como
creencias, la arquitectura, la ingeniería, los conquista y del Tahuantinsuyo en un público las máximas de buena moral, y
éstas, mejor esparcidas y como
usos sociales, la riqueza natural, la poesía o la en el que ya no pesaba el interés por la verdad sembradas en una obra llena de
benignidad del clima. Y así, considerando en histórica. Espectadores y lectores de Euro- imaginación y primores», apud,
José F. Montesinos, Introducción
todo momento el testimonio del Inca como pa y América80, ilustrados españoles, como a una historia de la novela en
verdadero, adulterará a su antojo tal legado. Meléndez Valdés81, o patriotas americanos, España en el siglo XIX. Seguida
Por ejemplo, siguiendo a Garcilaso relatará, como Miranda82, participaban, con mayor o del esbozo de una bibliografía
española de traducciones de
en estilo divulgativo, la cosmogonía del ori- menor conciencia, de la moda incásica que se novelas. 1800-1850, Madrid,
gen de los Incas. Al igual que el cronista des- iría extendiendo en el último cuarto del siglo Castalia, 1982, pp. 14-15. Para
la recepción positiva que entre
tacará la condición fabulosa de esa genealogía, XVIII. los ilustrados españoles tuvo la
pero mientras el interés de Garcilaso residía Pero quizá lo más curioso del proceso obra de Marmontel véase Elena
de Lorenzo: Gaspar Melchor de
en mostrar la propia construcción histórica no sea sólo que algunos autores extranjeros Jovellanos, Obras Completas.
de los indígenas y comprender la visión del quisieran creerse sus propias ficciones o des- XII. Escritos sobre Literatura,
mundo que tales leyendas de origen conte- lumbrarse con un incario despojado de su Oviedo, Ayuntamiento de Gijón
/ Instituto Feijoo de Estudios
nían; Carli la detalla con el fin de resaltar, en condición histórica, convertido en una pan- del Siglo XVIII / KRK Ediciones,
un siglo que iba liberándose del peso de la fe, tomima tan feliz y bondadosa, tan diferente a 2006, p. 39.
Postura bien contraria fue la de
las bondades de la unión entre el poder terre- la movilidad política –esta, por lo visto, sólo Cadalso, riéndose de la fama
nal y las creencias religiosas, la utilidad de la europea–, hasta el punto de desear, tal cual ha- adquirida por Marmontel, en la
Tercera Lección de Los eruditos
cohesión entre la ley civil y la esfera espiritual ce Carli, con mucho voluntarismo y ninguna a la violeta: «Aplaudid a Mr.
y la conveniencia de la teoría del origen divino práctica, «peruanizarse»: Marmontel. Es el moralista de
del poder real para la perfecta quietud de un estado más digno de la cáte-
dra de prima. No hay petimetre
grupo humano. ...estoy tan empapado de la idea del antiguo gobier- ni petimetra, abate distraído,
Por su parte, en lo que toca al sistema no del Perú, que me parece que soy un peruviano: soldado de paz, filósofo ex-
travagante, heredero gastador,
educativo, que le parece en esencia viable, permitidme á lo menos desear que en cualquier otro ni viuda de veinte años, que
descoyunta el sistema igualitario que antes lugar de nuestro globo se constituyera un sistema no tenga un curso completo de
moral en los primorosos cuentos
había celebrado para señalar una doble vía igual para poder yo marchar á gozar una completa de este finísimo académico», op.
formativa, una instrucción básica para el pue- felicidad en el resto de vida que me quedare, lejos cit., p. 82.
blo centrada en la enseñanza de la religión y de los tumultos populares, y á cubierto de aquellas 82
la humilde sumisión; y una educación para los tempestades que el proceloso mar de la política, lleno Véase Jesús Díaz-Caballero,
nobles, con un amplio catálogo de disciplinas. de escollos y de sirtes, son inevitables, tal ve aun á los «Nación y patria: las lecturas
de los «Comentarios reales» y
En una vulgarización completa del legado de mas diestros navegantes83. el patriotismo criollo emancipa-
Garcilaso los «Amautis» transmitían a estos dor», Revista de Crítica Litera-
ria Latinoamericana, Año XXX,
jóvenes «lo poco que sabían de astronomía, Quizá, digo, no sea eso lo más sorpren- 59 (1er. semestre 2004), pp.
de música y de poesía»79. No estaba en esto dente, sino la aceptación por parte de algu- 81-107.
Carli demasiado alejado de Pauw aunque se nos americanos de semejantes adulteraciones. 83
presentara como su detractor; sólo suavizó, Fueran historiadores de peso, como Juan Ig- Gian Rinaldo Carli, op. cit., Car-
beatíficamente, la expresión descarnada del nacio Molina, que consideraba recopilado en ta XIX, p. 55.

naturalista, para compartir básicamente su las Cartas americanas «todo lo que conduce 84
opinión. para dar una idea verdadera de ambas Amé- Juan Ignacio Molina, Prefacio
a Compendio de la Historia
En ninguno de estos famosos textos eu- ricas»84, o personajes un tanto extravagantes geografica, natural y civil de
ropeos, ni en los críticos más recalcitrantes ni como Agustín Pomposo, que al publicar, en Chile, t. 1, Domingo Joseph
en los aparentemente bien intencionados de- 1821, ocho de las cartas (de la XIII a la XX, de Arguellada Mendoza (trad.),
Madrid, Antonio de Sancha,
1788, p. XVIII.

78 80 tubre-diciembre 1984), pp. Meléndez Valdés apuntaba:


Ibid., Carta XVIII, p. 46. Véase Estuardo Núñez, «Mar- 54-66. «Después de Robertson acabo
montel y su fortuna literaria en de leer una obra de Marmon-
79 América: el asunto de Cora 81 tel cuyo título es Los incas..., Recepciones de la obra del Inca
Ibid., Carta XIV, p. 12. en Rafael Agostini», Revista En carta a Jovellanos fecha- especie de novela y poema Garcilaso en el siglo XVIII
Nacional de Cultura, 4 (oc- da el 27 de abril de 1779, épico como Las aventuras VIRGINIA GIL AMATE

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85 junto con un fragmento de la XXI) considera- el curioso viaje de regreso de Garcilaso a


Fernando Pimentel Ixtliulxuchilt
[Agustín Pomposo], «Adverten- ba no ya verosímil sino verdadero lo descrito América, volando, sin respeto alguno hacia el
cias» a Gian Rinaldo Carli, op. por Carli y, entusiasmado, lo proponía como texto fijado por el cronista, en los sueños de
cit., p. [2].
plan de gobierno para los indígenas, porque los hastiados de tanta civilización, para llegar
quizá «no se pueda hoy acomodar á todas a manos de los que con facilidad inaudita po-
las clases»85, una vez consolidado el «Rena- dían abstraerse de la realidad más inmediata.
ciente Imperio Mexicano». Este era también

Recepciones de la obra del Inca


Garcilaso en el siglo XVIII
VIRGINIA GIL AMATE

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63
ISSN: 1577-3442

Concepción Reverte Bernal:


Catedrática de Literatura Hispano-
americana por la Universidad de
Cádiz, ha publicado los siguientes
libros: Aproximación crítica a un
dramaturgo virreinal peruano: Fr.
Francisco del Castillo («el Ciego
de la Merced») (1985); El teatro

EL NUEVO DEPOSITARIO Y NUEVA


de Fr. Francisco del Castillo («el
Ciego de la Merced») (1988); Ar-
ticulación temática en la narrativa
y teatro de Mario Vargas Llosa.

DEPOSITARIA DE JOSÉ JOAQUÍN DE Visión del Perú (1994); con César


Oliva (eds.): I Congreso Iberoame-
ricano de Teatro. Pedagogía Tea-

LARRIVA CONTRA GASPAR RICO, MÁS tral: Conceptos y Métodos (1996);


Fuentes europeas - Vanguardia
hispanoamericana (1998), con

LITERATURA QUE PERIODISMO Mercedes de los Reyes (eds.): II


Congreso Iberoamericano de Tea-
tro: América y el Teatro Español
CONCEPCIÓN REVERTE BERNAL del Siglo de Oro (1998); Teatro
y Vanguardia en Hispanoamérica,
Universidad de Cádiz (2006). Es además autora de bas-
tantes artículos y comunicaciones
en Congresos sobre Literatura His-
panoamericana.

En el periodismo peruano de los años período, a lo cual siempre accedió acomodán- Evaristo San Cristóval, Lima,
Imprenta «Enrique Palacios»,
de la Emancipación sobresalen dos figuras dose a los vaivenes políticos. Así, es autor de 1931. Véanse además las en-
antagónicas, cuyas biografías revelan las con- una Oración fúnebre por María Antonia de tradas que hace Mendiburu a
Larriva y a Rico y de Manuel
tradicciones de los hombres de la época: el Borbón, Princesa de Asturias (1807); de un Zanutelli Rosas a ambos, en la
limeño José Joaquín de Larriva y Ruiz (Lima, Elogio al Virrey don José Fernando de Abas- Enciclopedia biográfica e his-
1780-1832) y el español afincado en el Perú cal, quien lo nombró Capellán del regimiento tórica del Perú. Siglos XIX-XX,
Carlos Milla Batres (ed.), Lima,
Gaspar Rico y Angulo (La Rioja, ¿-Lima, de la Concordia y Coronel de dicho cuerpo, Editorial Milla Batres, 1994.
1825). Larriva es recordado como un autor llamado de este modo por el título nobiliario
3
satírico notable, en la estela de la serie de del Virrey (1813); hace el Elogio del Arzo- Cf., por ej., el clásico de Felipe
poetas que va de Mateo Rosas de Oquendo en bispo del Perú, el Excmo. Sr. D. Bartolomé Barreda Laos, Vida intelectual
del Virreinato del Perú, Lima,
adelante, y como precursor del costumbrismo María de las Heras (1815); un Panegírico de UNMSM, 1964 (3ª ed.) o José
romántico. Antes de entrar en sus diatribas la Concepción de María (1816); el Sermón A. de la Puente Candamo, La
contra Gaspar Rico, conviene recordar algu- en la solemne Misa de acción de gracias en Independencia del Perú, Madrid,
Editorial MAPFRE, 1992.
nos datos biográficos suyos1: Larriva procedía el recibimiento del Virrey Pezuela por la
de una familia respetada, pues era hijo del Universidad (1816); la Oración fúnebre en las 4
En la apreciación coinciden, por
naviero limeño don Vicente de Larriva, según solemnes exequias de los oficiales españoles ej., Porras Barrenechea, op. cit.,
Manuel de Mendiburu, «persona distinguida asesinados en la Punta de San Luis (1819); pe- Ventura García Calderón, (ed.),
Costumbristas y satíricos, París,
por su comportamiento digno y benéfico»2. ro también, la Oración fúnebre en la Catedral Desclée de Brouwer, 1938, vol. I,
Formado en el Convictorio de San Carlos de Huamanga, por los patriotas fallecidos en pp. 68-98; Luis Alberto Sánchez,
en tiempos del sacerdote Toribio Rodríguez la batalla de Junín (1824); una Necrología del La Literatura Peruana. Derrotero
para una Historia Cultural del
de Mendoza, representante de la Ilustración Doctor José Faustino Sánchez Carrión, quien Perú, Lima, Editorial Mejía Baca,
cristiana en el Perú3, obtuvo el grado en fuera amigo suyo (1825); un Elogio de D. Si- 1981, t. III, pp. 829-835. Larriva
no gusta a José de la Riva-Agüe-
Artes, Teología, Derecho Civil y Canónico, ro, aunque reconoce su ingenio,
siendo ordenado sacerdote. En relación a su 1 Completas, Edith Palma (ed. y en Carácter de la Literatura del
Cuantos han trabajado a La- pról.), Madrid, Aguilar, 1961. Perú Independiente, Obras Com-
ministerio sagrado parece que su vocación no rriva señalan como estudio Huelgan comentarios sobre pletas, Lima, Pontificia Universi-
debió de ser tan profunda, pues llegó a escan- histórico más documentado la peculiar historicidad de las dad Católica del Perú, 1962, t.
dalizar con comportamientos inadecuados, sobre él el de Raúl Porras obras de Palma, donde resulta I, pp. 93-95.
Barrenechea, «José Joaquín difícil deslindar hoy lo real de
faltando en él lo primordial, la caridad, como de Larriva», en su libro Los lo inventado.
se indica4. Fue Profesor de la Universidad de ideólogos de la Emancipación,
Lima, Editorial Milla Batres, 2
San Marcos, la otra institución que forjó a 1974, pp. 131-166. Larriva Véase la entrada que le dedi-
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
los ideólogos de la Emancipación, y su inte- y Rico aparecen en los Anales ca en su Diccionario histórico- Larriva contra Gaspar Rico, más
de la Inquisición de Lima y en biográfico del Perú, Segunda
ligencia y preparación le valieron el encargo tradiciones de Ricardo Palma; edición con adiciones y notas
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
de rendir honores a diversos personajes del véase Tradiciones Peruanas bibliográficas publicada por BERNAL

51
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63

5 món Bolívar en la Universidad de San Marcos el decreto de libertad de prensa promulgado


Cito por Colección de documen-
tos literarios del Perú, colectados (1825). Paralelamente, como escritor satírico, por las Cortes de Cádiz en 1810, que llegará
y arreglados por el Coronel de se le atribuye un poema dedicado a escarne- al Perú un poco más adelante; tras el cual
Caballería de Ejército, fundador
de la Independencia, Manuel de
cer la Inquisición, después de haber suscrito vendrá una nueva represión conservadora,
Odriozola, Tomo II, Lima, Esta- un documento contra la misma, una vez que ya no podrá silenciar las voces de los
blecimiento de tipografía y en- declarada su abolición en 1813, y otros poe- dos bloques en conflicto, el de los realistas
cuadernación de Aurelio Alfaro,
1864, donde se halla reunida la mas donde anticipa la retirada de las tropas y el de los insurgentes7. Desde 1828, Larriva
mayor parte de sus obras. Porras españolas del Perú («Las profecías del Cojo sostendrá además una agria disputa con Fe-
Barrenechea, op. cit., explica
que algunos de estos poemas Prieto») o manifiesta su rechazo a las huestes lipe Pardo y Aliaga por diferencias respecto
se han considerado también del bolivarianas que permanecen en el país («El al teatro, del que Larriva se consideraba una
impresor Bernardino Ruiz, con
el que trabajó Larriva, pero él
fusilico del General Flores», contra el prócer voz autorizada; este enfrentamiento se in-
se inclina por la autoría de La- alabado por José Joaquín de Olmedo, y «El tensificará con el estreno de Los frutos de la
rriva. Para la poesía del período Sacre», contra don José Antonio de Sucre). educación de Pardo, el 6 de agosto de 1830,
véase además Luis Monguió, «La
poesía y la Independencia, Perú Comienza «El fusilico» con unos versos que pues, para Larriva, Pardo era un petimetre.
1808-1825», en Literatura de contienen una idea que se repite en «El Sacre» El historiador Raúl Porras Barrenechea de-
la Emancipación Hispanoameri-
cana y otros Ensayos, Memoria y suele recordar la crítica: fine, en síntesis, a Larriva como «un espíritu
del XV Congreso del IILI, Lima, inquieto y desadaptado»8. Su carácter difícil
UNMSM, 1972, pp. 7-15; Au-
relio Miró Quesada Sosa (ed.),
Cuando de España las trabas y sus sátiras debieron de causarle numerosos
La poesía de la Emancipación, en Ayacucho rompimos, enemigos, uno de ellos, al que zahiere con
Lima, Comisión Nacional del otras cosas más no hicimos apasionamiento, Gaspar Rico; sin embargo,
Sesquicentenario de la Indepen-
dencia del Perú, 1971. que cambiar mocos por babas5. también supo granjearse amigos, algunos de
los cuales lo homenajearon a su muerte con
6
Este teatro ha merecido ser re- De su teatro se conserva el sainete La ridi- sendos poemas9.
producido posteriormente, por culez andando o la medalla de López (1813) El español Gaspar Rico y Angulo, nacido
ej., en Guillermo Ugarte Chamo-
rro, El teatro en la Independen-
y se le atribuye El café (1814), siendo autor en Nalda (La Rioja), era hijo legítimo de don
cia, Lima, Comisión Nacional del de ágiles diálogos6. En su faceta de intelectual Joaquín Rico y doña María Angulo Tricio y
Sesquicentenario de la Indepen- que llena con sus escritos las páginas de los Querejazo. Debió de llegar al Perú hacia 1793
dencia del Perú, 1974, vol. I, pp.
285-306; Carlos Miguel Suárez periódicos, de diverso signo, a fines del XVIII y allí gozó de una buena posición económica
Radillo, El Teatro Neoclásico y e inicios del siglo XIX, Larriva firmará con su y social. En 1803 es diputado por Puno en
Costumbrista Hispanoamerica-
no. Una historia crítico-antoló- nombre o bajo seudónimos (como el citado el Tribunal de Minería; más adelante ejerce
gica, Madrid, Ediciones Cultura «Cojo Prieto», por un defecto físico real) en como administrador de la Casa de los Cinco
Hispánica. Instituto de Coopera-
ción Iberoamericana, 1984, vol.
la Gaceta del Gobierno de Lima, El Cometa, Gremios Mayores de Madrid en Lima, cargo
I, pp. 330-341. No se incluye a El Verdadero Peruano, El Investigador, El por el que es acusado de malversación de
Larriva, en cambio, en Ricardo Argos Constitucional, El Nuevo Depositario y fondos junto con don Antonio Taranco, lo
Silva-Santisteban (ed.), Antolo-
gía General del Teatro Peruano, Nueva Depositaria, entre otros. Precisamente, cual le hace viajar a España para su defensa,
t. IV: Teatro Republicano. Siglo en algunos de estos periódicos tendrá como saliendo ambos exculpados de ello. Durante
XIX, Lima, Banco Continental.
Pontificia Universidad Católica contendiente a don Gaspar Rico y Angulo, su estancia en la península, Rico consigue ser
del Perú, 2001. quien defenderá su postura de liberal refor- nombrado Ministro honorario de las Cajas
7
mista contrario a la Independencia de España, Rurales y Director general de la Lotería de
Cf. Ascensión Martínez Riaza, desde El Peruano, El Investigador y El Depo- América Meridional, juego que empieza a
La prensa doctrinal en la Inde- sitario. Este auge periodístico comenzará con funcionar a su vuelta al Perú. En tiempos del
pendencia del Perú 1811-1824,
Madrid, Cultura Hispánica. Insti- Virrey Abascal, formará parte del Batallón
tuto de Cooperación Iberoame- de Comercio como Capitán de Granaderos,
ricana, 1985; Daniel Morán, Porres, 2008; Manuel Zanute- la Colonia II, Impreso en ca-
María Aguirre y Frank Huamaní, lli Rosas, Periodistas Peruanos sa del autor, 1910-1911, pp.
pero sus ideas constitucionalistas, expresadas
Lima a través de la Prensa, Lima, del Siglo XIX. Itinerario Bio- 229-242. en El Peruano (1811-1812) produjeron su
Colección Historia de la Prensa gráfico, Lima, Universidad de
Peruana: 2, 2008; Alberto Va-
detención y destierro a España en 1812, de
San Martín de Porres, 2006. 8
rillas Montenegro, El periodismo Lamentablemente no he podi- Op. cit., p. 154. La estampa, donde volvió a Perú con una postura más
en la historia del Perú. Desde do consultar la Historia de la que es más extensa, empieza conservadora. Durante el gobierno del Virrey
sus orígenes hasta 1850, Lima, Prensa Peruana 1594-1990, con esta frase y continúa en la
Universidad de San Martín de de Juan Gargurevich Regal. página siguiente. Pezuela se convirtió en asesor económico del
Hizo un valioso sumario de mismo y, una vez depuesto éste, se aproxima
los «Periódicos de la época 9
colonial impresos en Lima» En la bibliografía que he
al Virrey La Serna, al que acompaña en su
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
Carlos Prince, en su Bosque- consultado se mencionan, al marcha por el interior del Perú desde 1821, a
Larriva contra Gaspar Rico, más jo de la Literatura Peruana menos, un poema en recuerdo raíz de la declaración de la Independencia en
literatura que periodismo Colonial. Causas favorables de él de José Pérez de Vargas
CONCEPCIÓN REVERTE y adversas a su desarrollo, y otro de José Joaquín de Lima. En este recorrido, La Serna lo nombra-
BERNAL Lima, Biblioteca Peruana de Mora. rá Intendente de Huancavelica. Finalmente,

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Rico se refugiará en el Callao con el contin- El poema va firmado por «A. B. C. D. E. F.


gente de las últimas tropas españolas del Perú G. H. I. J. K. L. M. N. O. P. Q. R. S. T. V. U.
comandadas por José Ramón Rodil, lugar X. Y. Z.». En su «Dedicatoria a Tito13, Empe-
donde enfermará y fallecerá en 1825, poco rador romano y conquistador de Jerusalén»,
antes de la rendición de la plaza, tras una muy Larriva invoca a éste como auspiciador del
valerosa resistencia. Entre 1821 y 1825 Rico poema contra Rico, por ser el Emperador
escribirá el periódico El Depositario en defen- Tito, según el historiador Dion Casio a quien
sa de las ideas realistas. También él firmará sus se cita, inventor del juego de lotería. En la
artículos con seudónimos: «El invisible», «El hipérbole cómica de Larriva, la invención de
invariable», «Moncada», «El anciano», «Re- la lotería dará mayor fama al Emperador que
nato Jerisile de la Bañeza»10. Casi todos los la conquista de Jerusalén, por ser Angulo su
que han manejado los escritos de Rico en el heredero:
Portada de La Angulada, to-
período final de su vida los califican de zafios mada de Ascensión Martínez
y carentes de interés; sus graves insultos a los Y que si antes te ha dado gloria tanta Riaza, La prensa doctrinal en la
Independencia del Perú 1811-
patriotas, incluyen al General San Martín y la gran conquista de la Tierra Santa, 1824, Madrid, Cultura Hispáni-
a Simón Bolívar, lo cual ayuda a entender su ha de darte desde hoy más nombradía ca, 1985, p. 85.
descrédito. Larriva y Rico son considerados la invención de la nueva lotería;
por Ascensión Martínez Riaza y Alberto Va- pues hablando, Señor, sin disimulo,
rillas Montenegro11, miembros de la segunda te honran más esas bolas de madera
generación del periodismo peruano, en el si- con que elevaste a superior esfera La Literatura Peruana del Siglo
XIX. Periodificación y Caracteri-
glo XIX, junto con Fernando López Aldana, al inmortal Angulo, zación, Lima, Pontificia Univer-
Bernardo de Monteagudo, Francisco Javier honor y gloria de los países godos, sidad Católica del Perú, Fondo
Editorial, 1992.
Mariátegui, José Gregorio Paredes, Manuel que esa espada de acero y esos bríos
Villalta, Felipe Lledías, José María de Pando; con que en el sitio que sabemos todos 12
Martínez Riaza (op. cit., p. 77)
la primera generación sería la correspondiente hiciste pedir pita a los judíos. dice que la publicación carece
a los autores del célebre Mercurio Peruano. Nadie dudó jamás que es más portento de fecha, pero en ibid., p. 85,
Son también coetáneos de Larriva los poetas hacer un héroe que destruir un ciento14. sin explicar el motivo, data el
poema en 1825; véase también
José Manuel Valdés, José Joaquín de Olmedo José Toribio Medina, La imprenta
y Mariano Melgar. Dedicatoria y canto I están escritos en en Lima (1584-1824), Santiago
de Chile, Imprenta y grabado
José Joaquín de Larriva arremete contra silva, como las partes de La Gatomaquia en casa del Autor, MCMIV (Ed.
Gaspar Rico en su poema heroico-satírico de Lope de Vega, a excepción del inicio del facsímil, Amsterdam, N. Israel,
1965), t. IV, p. 361.
La Angulada, publicado sin fecha, del que canto, donde Larriva intercala la siguiente
se conocen únicamente la dedicatoria y el décima con un pie quebrado («casi décima» o 13
canto I, aunque en el título de la impresión se «no décima» dirá en los periódicos), a modo Ya que no he podido disponer
del impreso antiguo, cito por
diga que consta de doce cantos, lo cual hace de resumen encomiástico: la edición de obras de Larriva
suponer que está concluido cuando aparece hecha por Odriozola, op. cit.
Aunque el Coronel parece, en
esta parte12. Aquí vemos emplear a Larriva Del célebre varón canto las glorias general, cuidadoso al transcribir
algunos recursos que están también en El a quien buscarle par en las historias los textos, se deslizan ciertas
erratas. En su edición, Odriozola
Nuevo Depositario y la Nueva Depositaria, perder el tiempo es, cansarse en vano; transcribe aquí Tito Livio, con la
como ciertos tipos de comicidad verbal o el pues de non anda en el linaje humano. confusión del nombre del histo-
hecho de acompañar el texto escrito con algu- De aquel que con el ruido riador con el del Emperador Tito;
corrijo este error, que presumo
na ilustración satírica alusiva (la portada de La de su nombre que va de zona en zona, del impresor o editor antes que
Angulada presenta a un torero con la espada tiene atónito al orbe y aturdido, de Larriva, a quien suelen califi-
car de buen latinista.
dirigida al toro frente a él). Por ejemplo, el y a quien la fama sin cesar pregona
subtítulo de La Angulada es: «Historia de con tal fuerza y tesón que cada día 14
Pita = lat. pietas, ‘piedad’.
Don Gaspar Rico, Angulo, Tricio, Querejazu, rompe un clarín, trompeta o chirimía. Odriozola acaba este verso con
Reynares, Ruiz de Lovera, Aragón, Gonzales, la palabra «cuento», que presu-
Torres y Villasana, ministro honorario de la mo error por «ciento».

hacienda pública, director general de la Lote- 10 (cf. de la Puente Candamo,


ría nacional de la América meridional, escritor Dedica especial atención a op. cit.). Rico tuvo asimismo
Rico Martínez Riaza, op. cit. amigos influyentes entre los
del Depositario, etc., etc., etc., etc., etc., etc., No he llegado a leer artículos patriotas, de los que se acabó
etc., etc., etc., etc., etc., etc., etc., etc., etc., etc., de Rico, sólo algún fragmento distanciando. El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
en Morán y otros, op. cit.
etc., etc. [sic, 18 veces etc.]»; como veremos en El uso de los seudónimos es 11
Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
los periódicos, la larga serie de apellidos del frecuente durante esos años Op. cit. Véase además Al-
CONCEPCIÓN REVERTE
por las circunstancias políticas berto Varillas Montenegro,
español será un motivo de burla reincidente. BERNAL

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15 La parodia del género épico supone la imi- con el cual hacer puedo tanto verso
Rima que delata yeísmo.
tación de su estilo, con la referida hipérbole que deje sonso a todo el universo,
16 para encarecer el ilustre origen y los méritos sin perder un momento,
Resulta un lugar común de la crí-
tica sobre Larriva. Véanse ade-
del héroe, hipérbatos, adjetivos cuidadosa- voy a empezar tu historia. Va de cuento.
más Augusto Tamayo Vargas, mente seleccionados, acumulación, voces o
Literatura Peruana, Lima, UN- referencias cultas (que en este caso van unidas Al leer El Nuevo Depositario y la Nue-
MSM, 1965, t. I, pp. 397-400;
Alberto Tauro, Elementos de Lite- a vulgarismos), etc. Entre los pasajes del canto va Depositaria los historiadores rechazan
ratura Peruana, Lima, Imprenta me parece destacable la siguiente enumeración su condición de fuentes fiables, es decir,
Colegio Militar Leoncio Prado
1969 (2ª ed.), pp. 99-100; Was- totalizadora, que exalta el ingente número de su capacidad informativa; sin embargo, para
hington Delgado, Historia de la plumas necesario para escribir el poema de un historiador de la Literatura, esa falta de
Literatura Republicana. Nuevo
carácter de la literatura en el Pe-
Angulo: historicidad no es un demérito, siempre y
rú independiente, Lima, Rikchay cuando los textos posean cualidades literarias
Perú, 1984, pp. 53-55; Jorge Era también indispensable cosa que los hagan dignos de recibir atención. El
Cornejo Polar, «Costumbrismo y
periodismo en el Perú del siglo que tuviese plumas y cañones, objetivo de los cinco números de El Nuevo
XIX», en su Estudios de literatu- de todas las putillas y gorriones, Depositario y del único número de la Nueva
ra peruana, Lima, Universidad
de Lima. Fondo de Desarrollo lechuzas, gallinazos, papagayos, Depositaria17, que Larriva da a publicar entre
Editorial – Banco Central de alcatraces, cernícalos y gallos15; el 18 de agosto de 1821 (vale la pena recordar
Reserva. Fondo Editorial, 1998,
pp. 75-105.
y de cuanto volátil ha existido, que la Independencia del Perú se proclama el
en el aire, en la jaula y en el nido, 28 de julio del mismo año) y el 1 de mayo de
17 de toda edad y clase, y nombre y pinta, 1825, es decir, mientras Rico acompaña a las
He manejado El Nuevo Deposita-
rio. Nueva Depositaria [ed. fac- tanto hembras como machos, tropas españolas publicando su Depositario
símil], Homenaje de la Biblioteca desde que el Dios que habita el firmamento por el interior del Perú hasta terminar en el
Nacional al Sesquicentenario de
la Emancipación del Perú, Lima, pobló con ellos la región del viento; Callao, no es otro sino denigrar a Gaspar
Separata de Boletín de la Biblio- inclusos los que encerró en el Arca Rico, convirtiéndolo en un personaje ridículo
teca Nacional (57-58), 1971;
cito por esta edición, cotejándola
el célebre Patriarca a los ojos de los lectores, y bajo este punto de
con la recopilación de obras de a quien tanto veneran los borrachos, vista Larriva es muy eficaz. La sátira contra
Larriva por Odriozola. Manten- porque el árbol plantó del aguardiente; Gaspar Rico posee diferentes vertientes que
go las grafías onomatopéyicas,
subrayados, repeticiones, como y, en fin, que se volviesen de repente, iré mostrando.
en el impreso antiguo. Véase papel los cielos y los mares tinta. En primer lugar, Larriva se burla de las si-
también Medina, op. cit. y La
imprenta en Arequipa, el Cuz- tuaciones reales que atraviesa Rico; lo imagina:
co, Trujillo y otros pueblos del Como mencioné al principio, Larriva es a) cargando sus letras de imprenta y bolas de
Perú durante las campañas de
la Independencia (1820-1825).
considerado un anticipador del costumbrismo lotería en la huida de los españoles hacia el inte-
Notas bibliográficas, Santiago romántico16 y si arriba habla de «gallinazos, rior del Perú, b) contento por la Intendencia de
de Chile, Imprenta Elzeviriana, papagayos, alcatraces», el vate de Angulo Huancavelica, donde es recibido por las autori-
1904. Durante esos años desta-
can como impresores Bernardino pronuncia: dades locales, c) resguardándose de las bombas
Ruiz, Guillermo del Río y Manuel que caen a su alrededor en el sitio del Callao,
Peña.
–Ensíllenme el Pegaso como si fuesen fuegos de artificio, inocuos para
que me voy hasta arriba del Parnaso, quienes las reciben. Los textos periodísticos em-
y pónganme en la alforja un gran porongo, piezan con un «Prospecto en forma de diálogo
entre el editor y un amigo suyo», donde Larriva
Me brincan las ideas y me saltan; apuesta a su amigo que es capaz de imitar el es-
cosas muy grandes sin cesar me fluyen, tilo de los Depositarios de Rico, de ahí el título
y los versos así de ciento en ciento que pondrá a sus publicaciones:
entre mi cráneo bullen,
cual bullen los frijoles, – ¡Qué! ¿Estoy yo loco? Lo que pienso es escribir un
cuando hierven las pailas o peroles periódico que parezca escrito con la pluma de Rico;
en la cocina de cualquier convento; no porque contenga insultos y dicterios, sino porque
imite en todo su lenguaje.
La parodia de la altura heroica contrasta – Ni los demonios del infierno son capaces de imitar
con el descenso a la cotidianeidad criolla, y el lenguaje de Rico. Se me figura esa cabeza al caos
así, Larriva cierra el canto diciendo con un de los poetas o a la torre de Babilonia cuando se
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
peruanismo: confundieron las lenguas.
Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
Y supuesto que estoy Tras este diálogo en prosa, Larriva ofrece
BERNAL asegurado ya de tu alto auspicio, una ensalada de textos en prosa y verso que

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giran en torno al tema principal que centra antes); burla, en definitiva, de una retórica 18
Aquí el subrayado es mío.
cada periódico. barroca decadente, escasa de contenidos. Le-
El primer número de El Nuevo Deposi- yendo a Larriva aquí uno evoca el modo de 19
Id.
tario continúa con un «Variando sin variar la expresarse de Groucho Marx o del mexicano
variación», forma de hacer periodismo ampli- Cantinflas, con un lenguaje deconstruido: 20
ficando la noticia: Odriozola, op. cit. Su coetáneo
Mariano Melgar también escribe
RICO [...] Nos somos aquel escritor melifluo que fábulas.
Si vale una noticia, se dice y se cree que Don Gaspar tanto trabajó en enseñar o instruir a los limeños o
21
Rico y Angulo que, no por miedo, sino por vergüen- no limeños con escritos extensos o profundos. Con Cf. Félix M. Samaniego, Fábulas,
za, salió de Lima escoltado por las tropas españolas; los cincuenta Depositarios que escribimos, dimos a Alfonso I. Sotelo (ed.), Madrid,
Cátedra, 1997, Libro tercero,
perdió todo su equipaje en el río de Cañete. Si valen Lima una cuarta parte de ilustración. Si ciento más, fábula IV, pp. 247-248.
dos noticias, se dice y se cree que, poco antes de tres cuartos de ilustración. Y si ciento y cincuenta
Coillo, se cayó del caballo y dio un costalazo más más, una ilustración íntegra o completa; es decir, no 22
Por ej., en este mismo Deposi-
que regular. Si valen tres noticias, se dice y se cree mediana ni pequeña. Y ¿cuál ha sido la recompensa tario: «Tum, tum, tum. Deo gra-
que el caballo no pudo resistir el formidable peso de que hemos recibido por tantas y tantas veladuras y cias», «comienzo a dar respin-
gos y trum, trum, trum, salvaje
la alforja en la cual iba la imprenta y los globos de la por tantos y tantos calentamientos de cabeza? [...] nos en tierra», «¡zas!».
Lotería, y se cayó muerto al llegar a Pacarán. Si valen han insultado, nos insultan o nos insultarán.
23
cuatro noticias [...] Parece pensar aquí en la novela
Ante el discurso de Rico encareciendo su picaresca El Diablo Cojuelo, de
Tras esto leemos una «No décima18 en loa carga, el Borrico le responde como un hom- Luis Vélez de Guevara.

de D. Gaspar Rico y Angulo», que en este bre de formación ilustrada, rechazando el


caso sí es una décima espinela, aunque no de juego de lotería como un vicio social que es
alabanza sino de repudio; a la que sigue una preciso erradicar:
«No octava19 en que se da al burro un consejo
saludable», que resulta asimismo una octava BORR. Basta, basta y basta Señor Don Gaspar Rico
real. Pienso que otro aspecto interesante de la y Angulo [...]; hágame Ud. el gusto de apearse en
capacidad literaria de Larriva es su dominio el momento y de quitarme de encima sus preciosos
de la versificación, donde lo mismo mane- e importantes trebejos, que yo, desde pollino, he
ja con destreza formas métricas habituales, vivido siempre con la mayor conducta y borriquía
como se permite modificarlas avisando de de bien, y no es razón que deshonre estas canas que
esto falsa o certeramente al lector. El núcleo peino, cargando al cabo de la vejez instrumentos de
de este primer Nuevo Depositario estriba en maldades [...] Los globos de la Lotería Nacional de la
el supuesto «Diálogo intermediario entre el América Meridional no tienen otro objeto que estafar
Borrico y Rico, o entre Rico y el Borrico, a los pueblos, y los caracteres de esta imprenta sólo
que todo viene a ser la mesma cosa», en el son para insultar a los hombres de bien.
que el jumento resulta más sagaz que su amo
al protestar por la pesada carga que lleva. Hay Después de apearse del jumento, Rico
que comentar al respecto que la fábula, por su se resignará entonando una canción, escrita
didactismo, es un género propio del Neoclasi- en forma onomatopéyica; una más entre las
cismo y que de Larriva se conservan dos: «La abundantes onomatopeyas que prestan viva-
Araña» y «El Mono y los Gatos»20. Además, cidad y tono coloquial a estos textos perio-
el asno o borrico es un animal que sobresale dísticos22:
en fábulas del XVIII, al encarnar la falta de ra-
zón. En el texto de este «Diálogo intermedia- RICO [...] y, para divertir el camino, entonemos la
rio», Larriva cita dos versos de la fábula «El cantinela que entonamos cuando fuimos a pata hasta
león envejecido» de Samaniego, cuyo título y el Callao, por no haber encontrado un demonio en
asunto pueden aplicarse metafóricamente al forma de aguilucho que nos llevase por los aires23:
fiero articulista Rico, ahora en declive: «Éste Tara rara... No era así. Tara rera... Tampoco. Tara
es doble morir; no hay sufrimiento,/ porque rira... Tampoco. Tara rora... Tampoco. Tara rura...
muero insultado de un jumento»21. Menos...
Un rasgo continuo en la forma de hablar Tran larán. Éste es el compás de dos por cuatro que
de Rico es su carácter ridículo por afectado. yo buscaba. El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
Rico emplea el plural mayestático y su discur- Tran, larán, larán, lan; tran larán larún; tran, larán, Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
so resulta redundante mediante repeticiones, larán, larán, lan; tran larún, larún. CONCEPCIÓN REVERTE
sinonimia, políptoton, «variaciones» (como BERNAL

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24 Los textos que siguen en este Nuevo De- La burla del culteranismo, en sus metá-
Cf., por ej., Tomás Navarro To-
más, Métrica española. Reseña positario son una «Nota embetunada», una foras barrocas y acumulación de esdrújulas,
histórica y descriptiva, Madrid, «Décima asnal» (con versos de cabo roto24: que se hace en este pasaje sobre los rayos que
Ediciones Guadarrama, 1972
(3ª ed.).
«Ahora sí que vas Angu-/ a tu destino confor- caen sobre Rico en su marcha, atraídos por el
/ puesto que vas con alfor-», etc.), una «Adi- plomo de las letras de imprenta y las bolas de
25 lotería, se cierra con un «SOLOLOQUIO
Larriva no emplea etimológica-
ción Roncadora», otra «Adición Transeúnte»,
mente los pronombres átonos, un «Tránsito Vindicativo» y una «Contra-Ad- SIMBÓLICO», fragmento de soneto de es-
principalmente hace leísmo. vertencia». Me detengo en esta última porque tilo gongorino:
en ella nuevamente se manifiesta el ingenio de
Larriva, sea o no muy original; doy un frag- Después que la comparsa refundente
mento en el que habla el autor: nos ha fundido desde el pie al cogote,
después que en muladar puerco, indecente,
Después de haber trabajado el dialoguito de arriba, nos ha enterrado el pícaro chingote;
estábamos dudosos o indecisos si le25 imprimíamos o después que tanto y tanta malqueriente
no le imprimíamos, porque eso de hacer hablar a los nos ha forzado a huir a todo trote,
borricos no nos parecía a la verdad muy en el orden; sufriendo soles, lluvias y serenos;
cuando en esto, ¡zas!, cae en las nuestras manos un también ¿trum, trum, relámpagos y truenos?
impreso en folio que comienza diciendo, con letrones
muy gordos: EL TEATRO AL ILUSTRE PÚBLI- Como sigue diciendo Larriva en su «Con-
CO DE LIMA. Y, al punto, dijimos: imprimatur, tra-nota intermedia», «largo rato prosiguió
pues si los teatros hablan, ¿por qué los borricos no nuestro Rico parli-versando y parli-prosan-
han de hablar también? Los burros tienen tamaña do sobre su triste situación», hasta que topó
lengua y tamaña boca con qué hablar y los teatros con un lancero de las tropas españolas con el
necesitarían hablar por la cazuela o por alguno de que entabla un «Diálogo hiperbólico». A la
los palcos. comicidad de la situación anterior se le añade
otra nueva en este pequeño paso o juguete
Larriva culmina el fragmento «parli-ver- cómico entre Gaspar Rico y el soldado: D.
sando» (el neologismo es suyo) con una déci- Gaspar Rico pide al soldado su caballo, a
ma espinela dedicada a Rico y su burro. Este cambio de ser nombrado Director particular
primer Nuevo Depositario concluye con una de la Lotería Meridional sin plaza concreta;
«Correspondencia oficial entre don Gaspar satisfecho con el trato, el soldado accede,
Rico y don José Bohorques, aquel cajonero pero requiere un nombramiento oficial, que
que está frente a la cigarrería de don Mariano improvisa rápidamente Rico dictándole un
Tramarria, y que vendía Depositarios y asen- escrito, que copia el soldado a modo de eco,
taba Lotería», donde este último da la mala omitiendo el principio de las frases; por ej.:
noticia a Rico de que sus Depositarios no se RICO: «Nos, don Gaspar Rico y Angu-
venden, ni siquiera para envolver, y que su lo...»/ SOLD. «Angulo». Repentinamente, el
lotería tampoco rinde ganancias. soldado cree oír ruido de tropas y se marcha,
El segundo Nuevo Depositario empieza dejando a Rico sin escrito y sin caballo. Al
con la continuación de la «suso-inserta can- soldado realista, que se expresa con normali-
tilena» «Tran, larán, larán...» del español dad, se le escapa una expresión muy criolla:
y, tras un trecho de camino y oír un gran «Pues andando se hacen chancacas» (dulce
estruendo: de miel peruano de caña de azúcar) y en todo
el paso Rico sigue hablando con un lenguaje
Creyó al principio nuestro Rico que era el traquido pretencioso, enfático, con hipérbole, políp-
estallante del carbónico sulfuroso que despedían o toton, repeticiones, plural mayestático, uso
bostezaban o eructaban las bocas circulares hondas arcaizante de artículo más posesivo, palabras
o íntimas [de] los cañones o pedreros del Ejército esdrújulas, etc. Doy fragmentos del discurso
Real, a quien por ser día miércoles se juzgaba próxi- de Rico al soldado:
mo o más próximo. Pero después conoció que eran
guerrillas aéreas; es decir, que las nubes más o menos Oye y sabrás. Los Directores particulares son varios
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
inmediatas, más o menos preñadas, se batían unas e muchos, y cada uno de ellos sólo dirige la lotería
Larriva contra Gaspar Rico, más con otras y se tiroteaban entre sí, más abajo o más de un pueblo o lugar o provincia; cuando el Direc-
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
arriba de la atmósfera terrestre; es decir, en la región tor general, que es solo o único, dirige las loterías
BERNAL del fuego o ignífero sulfurante. de todos los pueblos o provincias de la América

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Meridional. Yo, yo, yo, y no otro ninguno, soy el tiempo dedicado a los Nuevos Depositarios;
tal Director general que también pudiera llamarse Larriva se defiende:
universal. [...]
–Yo escribo para mí solo; imprimo mis escritos por-
Queremos que sepas que hemos quedado tan reco- que me agrada verlos en letra de molde [...] ¿Yo gasto
nocidos a la fineza que nos hicisteis dándonos el tu el tiempo de nadie? ¿No es mío el que gasto?
caballo, que, aunque el estómago nos está llamando
histérica o flatulentamente, nos hacemos sordos a El amigo le replica recordándole su deber
sus voces o insinuaciones íntimas, y queremos que hacia la sociedad:
la primera diligencia sea despacharte el título de
Director. [...] –Está Ud. muy equivocado en ese punto. Ningún
hombre constituido en sociedad es árbitro absoluto
Yo te habilito, ¡oh, Basilio Yeguas!, para que provi- de su tiempo [...]
Inicio de El Nuevo Depositario 4,
sional o provisoriamente autorices o puedas autori- tomado de la ed. facsímil, Lima,
zar todo lo que nos firmemos o rubriquemos. La siguiente detención de la calesa, bajo el Separata de: Boletín de la Biblio-
teca Nacional, 57-58 (1971).
título de «Diálogo atrasadillo», está relaciona-
Aquí Rico incluye una frase del célebre da con la lotería:
Ars Poetica de Horacio: «Omne tulit punc-
tum qui miscuit utile dulci» (ha obtenido un – Cuarenta y cinco miiiiiiil, ochocieeeeeeentos, no-
consenso unánime quien unió lo útil con lo venta y sieeeeeeete. 26
Literalmente: se llevó todos los
agradable)26; esta frase, de gusto ilustrado, la – Para, muchacho. Dígame Ud., mi amigo, ¿qué sig- votos el que combinó lo útil con
emplea Rico para explicar al soldado que, al nifican estos gritos musicales o armónicos?... lo agradable; cf. Quinto Horacio
Flaco, Epístolas. Arte Poética,
ser simultáneamente Ministro honorario de la – La rifa o el sorteo de los números o billetes de la Fernando Navarro Antolín (edi-
Hacienda Pública y Director general de la Lo- lotería nacional. ción crítica, traducción y notas),
tería de la América Meridional, reúne ambos Madrid, CSIC, 2002.

aspectos en su dedicación. Este Nuevo Depo- El voceo de los números continúa con sus
sitario termina con otra décima con versos de onomatopeyas y en el transcurso del diálogo
cabo roto dedicada a Rico y con la «Epístola Larriva explica razonadamente el engaño que
chimbadora del difunto Cojo Prieto dirigida supone para el vulgo la lotería. En la siguiente
a su albacea», enviada desde el Purgatorio, décima dedicada a Rico la denomina la «la-
en la que el finado Prieto echa en cara a su dronera nacional». El «Variando», a continua-
testamentario, desde el más allá, haber visto ción, aplica a la lotería el refrán «Lo que es del
«copiadas a la letra» sus frases en el Deposita- agua, el agua se lo lleva», pues, «Lo que es de
rio de Angulo. Si como suele señalar la crítica, la trampa, se lo lleva la trampa».
Larriva es Antonio Prieto Lazo de la Vega, «el Tras una «Octava» y una «No cuarteta»
Cojo Prieto», el limeño parece echar en cara al (en realidad, quintilla) con versos de cabo
español el remedo de su estilo. roto, otra vez para Rico, en el «Variando sin
El tercer Nuevo Depositario se inicia con variar» Larriva retoma la historia del español
Larriva subido a una calesa conducida por un en su viaje: Asustado, al oír el ruido que oca-
negrito, cuya lengua imita en el diálogo: sionan cuatro desertores del ejército español
que cabalgan, Rico se oculta en un pesebre y
– Turru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, los borricos que hay ahí, viendo su levita ver-
ru, ru, ru,ru. de, la creen comida, dejándolo de esta forma:
– Muchacho.
– Siñó. Entraron los soldados y no podían contener la risa, al
– Tuerce por aquí. ver a nuestro Rico en mangas de camisa, con su gorro
– Iti calle no poré pasá. negro y con su barba de dos dedos, forcejeando con
– ¿Por qué? los burros que se lo querían comer. Pero, en fin, a
– ¿No ve ese burrico mueta? Mula poré pantá. sablazos, los separaron del pesebre.
– Tuerce, demonio, mas que te lleve la trampa a ti y
a la calesa. Angulo explica a los soldados lo sucedido,
– Turru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru, ru. primero en prosa y luego en la siguiente «No El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
octava» (una décima asonante con versos de Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
Desde allí dialoga con un amigo que en- cabo roto): CONCEPCIÓN REVERTE
cuentra en el camino, quien le reprocha el BERNAL

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27 Como era verde-esmeral - Larriva concluye este periódico con un


Como se recordará, el color
verde de su chaqueta hace que la nuestra leva o levi-, «Variandito», donde dice que Gaspar Rico
los compañeros de la escuela creyeron estos borri- perdió la A y la B de su imprenta en el cami-
pongan el mote al protagonista;
cfr. cap. II, por ej., en El Periqui-
que éramos tercio de alfal-. no, lo que no se refleja, no obstante, en la es-
llo Sarniento, Edición de Carmen Cual nos desguaza una fal-, critura de los restantes Nuevos Depositarios.
Ruiz Barrionuevo, Madrid, Cáte- cual nos rompe los boto-, El Nuevo Depositario, número 4, se abre
dra, 1997.
y, después de que en pelo- con un dibujo de don Gaspar Rico sobre un
28 nos dejaron, insolen-, burro29, con sombrero de picos, barba larga,
Cf. Don Quijote de la Mancha,
Edición del IV Centenario, Ma- quisieron con los sus dien- levita puesta –no en mangas de camisa como
drid, RAE, 2004, Parte II, cap. morder la nuestra perso-. se acaba de describir–, llevando sus alforjas; al
XVII, en el que don Quijote
pide que abran la jaula donde
pie del mismo se dice:
llevan dos leones, que ignoran El color de la levita de Angulo, al que
al caballero; lo cual permite que se aludió también anteriormente, hace pen- VERDADERO RETRATO DE LA PERSONA DE
salga indemne del lance y tome
el apodo. sar en la «chupita» o chaquetita verde de Don Gaspar Rico y Angulo, Director general de la
Periquillo en El Periquillo Sarniento, del lotería nacional de la América Meridional, ministro
29
Zanutelli, Periodistas Perua- mexicano José Joaquín Fernández de Lizar- honorario de la hacienda pública y escritor melifluo
nos...., op. cit., p. 11, subraya di (1776-1827), coetáneo de Larriva y Rico del Depositario. Los que le conocieron aquí tan
la novedad que supone el uso de
esta ilustración para el periodis-
y también célebre en el periodismo27. Me lozano y tan robusto, extrañarán el verle tan seco y
mo peruano decimonónico. parece interesante esta posible referencia macilento. Admira, con efecto, el desfiguro tan gran-
30
literaria porque indicaría unas relaciones de que han causado en su semblante las intemperies
Debe de tratarse del General culturales entre las capitales de los dos y malos alimentos de la Sierra. También le pone
D. Ignacio de Escandón, que Virreinatos principales. En la bibliografía avejentado lo muy crecido de la barba, que ha jurado
cita Marcelino Menéndez Pela-
yo en su Historia de la poesía sobre este antiguo periodismo peruano se no cortarse hasta volver a Lima.
Hispano-Americana, quien en menciona la existencia de un diario titulado
1762 celebró con un romance,
con «el estrafalario rótulo de
El Pensador Peruano, cuyo nombre evoca Larriva introduce ahora una silva a «Rico
Época Galicana egira Gali-lea» la publicación ligada al seudónimo de Fer- inmortal», especie de himno heroico-burlesco
la apertura de la primera casa nández de Lizardi: El Pensador Mexicano, en el que se congratula de que exista el arte
pública en Lima destinada a
las peleas de gallos; cf. Edición de los mismos años, aunque fuesen de dife- del retrato para inmortalizar a los grandes
preparada por Enrique Sánchez rente orientación. hombres, como sucede ahora con Rico y
Reyes, Santander, Aldus, S.A.
de Artes Gráficas, MCMXLVIII, Los soldados que contemplan la escena no sucedió en la Antigüedad Clásica con Tibulo,
t. II, p. 147. pueden evitar reírse de la desgracia de Rico y Cicerón, Horacio, Catulo, Virgilio, Diodoro,
31
de sus explicaciones, y aquí se introduce la Homero y Julio César; para saber, como en el
Su casi coetáneo Esteban Terra- voz del propio Larriva con la siguiente «Oc- caso de este último:
lla y Landa, autor de Lima por tava», donde hace patente la vinculación con
dentro y fuera (1797).
Cervantes: …si fue manco o si fue cojo,
orejón o bisojo,
Don Quijote, el manchego, ¡vaya, vaya!, si tuvo color blanco o de mulato,
llamóse el Caballero de los Leones, y si fue narigón o si fue ñato?
porque intentó con dos una batalla
que se quedó tan solo en intenciones. En el curso del himno, con anáfora y
Y tú que entraste, con burral canalla, exclamaciones, Larriva dice que Rico en-
en efectiva lid de mordiscones, contrará en el templo de la fama, junto a sus
¿derecho no tendrás, aunque hecho añicos, Depositarios, los poemas «del Comandante
El Caballero, a ser, de los Borricos?28. Escandón»30, de «tu digno rival, el Cojo Prie-
to», de Terralla31, aunque «Toditos, casi, son
Los soldados llevan consigo a Rico «para de infantería». En el mismo lugar, Rico hallará
divertirse en el camino» –como hacían con el jumento de Sancho Panza, el único que se
don Quijote– y se describe su figura: admite con el suyo, ya que como explica, con
anfibología, «pues que tan sólo, por personas
Luego que estuvo montado en un burro que ellos le tales,/ allí se admiten estos animales». El him-
proporcionaron, en mangas de camisa, con sombrero no queda rematado en unos versos que podía
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
de picos y con la barba muy larga –porque es de ad- haber escrito Juan del Valle Caviedes:
Larriva contra Gaspar Rico, más vertir que, a su salida de Lima, prometió no afeitarse
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
hasta la vuelta– [...] ¡Oh, felice Gaspar!, cosa de zumba
BERNAL viene a ser para ti la horrible tumba;

58
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63

tú te puedes reír del garrotillo, El Nuevo Depositario número 5 supone un 32


Con seseo, lo indico aquí porque
del dolor de costado y tabardillo, paréntesis en el relato de las andanzas de don afecta a la rima: escasas-ta-
y también de la angina, Gaspar en la sierra peruana. Estando Larriva mañasas.
mas que nunca en el mundo hubiera quina. en una casa «adonde concurren diariamente 33
Que se mueran los bobos varias personas de humor», llega un mocito Don Quijote de la Mancha, Parte
cuyas almas escasas, II, caps. XLV-LIII.
con una noticia que levanta expectación,
contentas con vivir en el reposo, creyéndose que es «alguna glosa del Ciego 34
nada hicieron extraño ni ruidoso; de la Merced» o «algún soneto del célebre Larriva completa esta nómina de
poetas satíricos limeños con Fr.
mas tú, que con tu imprenta y con tus globos Caviedes»34, pero que resulta ser una nota Francisco del Castillo, «el Ciego
unas cosas hiciste tamañazas32, del mismo Rico, donde firma con sus once de la Merced» (Lima, 1716-
1770) y Juan del Valle y Cavie-
imposible es Angulo que te mueras, apellidos: «Rico de Angulo, Tricio y Que- des (Porcuna, Jaén, 1645-Lima,
aunque tú mismo, tú, morirte quieras. rejazu, Reynares, Ruiz de Lovera, Aragón, 1698). Un buen resumen en Eva
Aunque todos los males Valero Juan, Lima en la tradición
Gonzales, Torres y Villasana». Ello suscita literaria del Perú. De la leyenda
que a los tristes mortales las chanzas de los presentes, a excepción de urbana a la disolución del mito,
en cadáveres tornan o en difuntos un Reverendo que había sido «de uña y carne Lleida, Edicions de la Universitat
de Lleida, 2003.
hoy se conspiren juntos, con Rico» en Lima, y quien interviene en la
aun inclusive el bicho conversación para glosar la ilustre genealogía 35
Con seseo.
y la disentería de don Gaspar de forma disparatada. Entre la
para acabar contigo; prosa y versos de este número Larriva hace
tú, con el burro, tu mejor amigo, algunas bromas de doble sentido sexual; sirva
tu imprenta, lotería de muestra la siguiente décima:
y tus escritos bellos,
te burlarás de ellos, Si en los siglos delanteros
y orondo y hueco llegarás al nicho, has de vivir por tu ciencia,
dó, a pesar de malsines y vestiglos, por la tu noble ascendencia
vivirás por los siglos de los siglos. ya has vivido en los traseros.
Rompe ya los tus tinteros
Después de la muy breve «Sobrenota y tu pluma de alcatraz35;
embetunada» que viene a continuación, en pues, aunque no escribas más
las siguientes «Variando sin variar la varia- y te metas en un cuerno,
ción», «Noticia contraria o no conforme a serás, Villasana, eterno,
la anterior» y «Contra-nota perpendicular», por delante y por detrás.
Larriva nos informa de que el Virrey La Ser-
na ha nombrado a don Gaspar Rico «(no de En el debate literario de unos y otros, de-
plata)», Intendente de Huancavelica. Larriva seo destacar intervenciones que se refieren a la
confiesa: «Siempre que hablamos u oímos versificación. Por ejemplo, al interrumpir La-
hablar de la tal Intendencia, se nos viene a rriva el discurso del Reverendo para corregir
la memoria sin poderlo remediar, la Ínsula Angulo por Angul, el Reverendo le contesta:
de Sancho»33. Esto le «da gana de gritar» un
romance dividido en estrofas de vivas, que Pero me coge muy de nuevo el que un hombre que
varían solamente en su segundo verso; la sabe hacer octavas se ande parando en una letra, y
primera es: principalmente en una O, que en su propia figura está
diciendo que es lo mismo que un cero.
Viva el nuevo Sancho,
y obras mil imprima; El grupo decide escribir cada uno un
viva el Intendente acróstico por apellido de Angulo, los que no
de Huancavelica. se reproducen en el periódico. Este Nuevo
Depositario da fin con el siguiente diálogo
Los segundos versos de todas las estrofas entre Larriva y su ayudante:
son los siguientes, que acaban apuntando otra
vez a la identificación devaluadora entre don VARIANDO
Gaspar y su jumento: «y obras mil imprima»/ ¡Zapata! –Señor– ¿Cómo estamos? –Faltan El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
«para que haga rifas»/ «que nació en Casti- siete renglones para llenar el pliego. –¿Siete? Pues Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
lla»/ «viva su levita»/ «mil leguas de Lima»/ vaya una CONCEPCIÓN REVERTE
«su borrico viva». BERNAL

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63

SEGUIDILLA ABOLERADA Chiiitum, chitum, chitum, chiiiiiitum, tum,


Once las letras son tum, tum, chiiiiiiiiiiiiiitum, tum, tum, tum, tum,
del aguardiente, tum, tumtumtum, chiii, chiii, chiiii, tum, tum, tum,
y once los apellidos tumtumtum, tum, tum, tum, tum, chitum, chitum,
del Intendente. chiiiiiiiiiiii, tum, tum, tum, tum, tum, tumtum.
¡Once felice!
Más que el doce y el trece, Sin embargo, como le pasaba al desventu-
catorce y quince. rado don Quijote, la mala fortuna hace que
estalle un cohete entre las patas de su caballo
El Nuevo Depositario número 6 vuelve a y Rico vaya a parar sobre un montón de
encabezarse con un dibujo de don Gaspar, pe- basura, que amortigua el golpe, pero que no
ro donde se le ve ahora rejuvenecido y conten- impide que se golpee la cabeza y permanezca
to, con la barba rasurada y a lomos de un caba- inconsciente hasta el día siguiente, cuando
Inicio de El Nuevo Depositario 6,
tomado de la ed. facsímil, Lima,
llo. La figura es semejante a pinturas peruanas van a presentarse ante él, en el lecho de con-
Separata de: Boletín de la Biblio- del XVIII, como las encargadas por el Obispo valecencia, las autoridades de Huancavelica.
teca Nacional, 57-58 (1971). de Trujillo D. Baltasar Jaime Martínez Com- Su curación le ocasiona «una jeringa y dos
pañón36. A pie de dibujo se dice escuetamen- ventosas sajadas que le hizo aplicar en el tiro
te: «DON GASPAR DE VILLASANA EN el protomédico de allí». En el diálogo entre las
MARCHA PARA SU INTENDENCIA» autoridades y el personaje loco-cuerdo que es
36 (ILUSTRACIÓN Nº 3). El primer texto del Rico, el español contesta a los cumplimientos
Baltasar Jaime Martínez Compa-
ñón y Bujanda (Navarra, 1737-
periódico es una «Advertencia» donde Larriva que recibe de la siguiente manera:
Bogotá, 1797) mandó pintar señala que a partir de ahora se referirá a Rico
centenares de acuarelas del re-
corrido que hizo por su diócesis
por sus once apellidos. Le siguen: Por muy sensible que haya sido a este ayuntamiento
peruana en la segunda mitad del el nuestro porrazo de anoche, más sensible nos fue
siglo XVIII, las cuales constituyen SOBREADVERTENCIA a Nos; porque cosa vieja es que nadie siente el mal
un valioso testimonio.
Hasta aquí nuestro D. Gaspar sólo ha sido Ca- como aquél que le padece.
37 ballero de los borricos, pero desde hoy será también
Dejo la palabra con la termina-
ción del francés sauvage, que
conocido por el nombre de Caballero de los once Tras comunicar a Rico que todo está
permite la rima con Lesage, apellidos: dispuesto para la solemne misa de acción de
escrito en el impreso antiguo
«Le-Sage».
Imitando al manchego Don Quijo- gracias por su llegada, él les contesta:
que, según Benengeli, fue el prime-,
de la Triste figura Caballe- …pegaba, mucho mejor, una misa de salud, que
y después Caballero de los Leo-. no de acción de gracias. Porque esto de dar gracias
por haberse pegado un porrazo en las costillas no
CONTRADVERTENCIA nos parece nada natural; a menos que entendamos,
¡Con qué rasgos tan bellos y graciosos rigurosa o más rigurosamente, aquello de gracias a
en los tiempos antiguos se escribieron Dios por todo.
las vidas de los héroes fabulosos
que dizque se dijeron De ahí pasamos a leer el sermón que
Don Quijote y Gil Blas de Santillana! imparte en la susodicha misa «un tapado a
Y ¿teniendo yo un Tricio o Villasana, quien llaman allí Pico de oro», digno sucesor
héroe real y efectivo, del famoso predicador Fray Gerundio de
y tanto, que los dos, más afamado, Campazas, de la obra homónima del Padre
cuanto va de lo vivo a lo pintado; Isla. El sermón aplica metafóricamente a don
por qué causa no escribo Gaspar los tres regalos: oro, incienso y mi-
con más sal que Cervantes y Lesage? rra, que ofrecieron los Reyes Magos a Jesús,
¡Vaya, vaya, que soy un gran salvage!37 aprovechando la coincidencia del nombre
del español con uno de ellos; el extravagante
La mención de la novela picaresca france- discurso alterna expresiones cultas y vulgares.
sa de Alain-René Lesage (1668-1747) vuelve A modo de muestra y por volver a recordar al
a enlazar los Siglos de Oro con el XVIII y protagonista de la famosa novela de Lizardi,
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
con Fernández de Lizardi. La historia de con una graciosa aliteración de periquito ha-
Larriva contra Gaspar Rico, más don Gaspar Rico se reanuda con su entrada blador, reproduzco la última parte del sermón
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
triunfal a Huancavelica, en medio de fuegos de recibimiento:
BERNAL artificiales descritos onomatopéyicamente:

60
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63

…Yo encuentro, sin embargo, una pequeña diferen- Si los números anteriores de El Nuevo De- 38
Rima con yeísmo.
cia ventajosa a Su Señoría. La diré: el otro Gaspar era positario están fechados entre el 18 de agosto
Rico de oro solamente, Aurum, pero Su Señoría es de 1821 y el 15 de diciembre del mismo año, 39
La valiente resistencia del Bri-
Rico de talentos, Rico de luces, Rico de ingenio, Rico con el único número de la Nueva Depositaria gadier don José Ramón Rodil
de arbitrios, Rico de proyectos, y es, en fin, Rico de Larriva da un salto hasta el 1 de mayo de 1825, (1789-1853) en el sitio del
tantas y tantas cosas, que si, conforme le pusieron en Callao, tras el cual sobrevivió
y dice en el encabezamiento: «Escrita con el volviendo a España, fue consi-
la pila el nombre de Gaspar, le ponen el de Pedro, por objeto de mandársela a don Gaspar Rico, re- derada un acto quijotesco por
fortuna, pudiera decirse a sí mismo, como aquellos sidente en el castillo del Callao, por un correo algunos, tal como refleja una
estampa satírica de 1825. Véa-
verdosos pajarillos que se crían en las montañas extraordinarísimo, aéreo-metálico-sulfúrico- se José Ramón Rodil, Memo-
vecinas a Guayaquil, Periquititito Rico, Rico, Rico, tronante». Esta «residencia» de Rico, dicha ria del sitio del Callao, Vicente
Rodríguez Casado y Guillermo
de Puerto-Rico. ¡Oh, Huancavelica! ¡Qué ventura la con ácida ironía, es su último refugio en aquel Lohmann Villena (edición y nota
tuya! ¡Cuánto te envidiarán todas las provincias de la lugar, con las tropas españolas comandadas preliminar), Sevilla, Escuela de
Sierra! Ahora sí que mereces el nombre de Villa-Rica; Estudios Hispano-Americanos,
por Rodil39. 1955. En las pp. 261-262 se re-
más bien que el año de quinientos setenta y dos, en El primer texto de este periódico se titula coge un escrito de Rodil fechado
que te le dio tu fundador Francisco de Toledo. Y «Entrada de pavana», expresión que define el el 24 de abril de 1825, dirigido
a don Manuel Blanco Encalada,
Su Señoría, también merece ya, mejor que antes, el Diccionario de la Real Academia Española Almirante de la Escuadra de
primero y más precioso de sus once apellidos; quiero como «cosa fútil o impertinente, dicha o Chile, en el que le dice: «Como
sigue el buen humor del Se-
decir, que aunque Su Señoría fue Rico desde que su propuesta con misterio o ridícula gravedad». ñor Rico, también yo continúo
madre le parió, nunca fue tan Rico como ahora. Ya Escrita en silva, describe el envío del periódi- remitiendo a V. el número de
habéis visto, oyentes míos, el plan de mi discurso. Depositarios que ha dado a luz
co de Larriva acompañando las bombas que desde el 3 del corriente».
En la primera parte os haré ver que Villa-Rica es más caen sobre el Callao, con un trayecto cósmico,
Rica desde que es mandada por Rico. Y en la segunda, como un baile grave, de movimientos pausa-
que Rico es más Rico, desde que manda a Villa-Rica. dos (la pavana), con el deseo que llegue a la
AVE MARÍA. persona de Rico:

Maliciosamente, interrumpe aquí Larriva ¡Quién como tú, Depositaria mía,


diciendo: «No copiamos el sermón entero, feliz Depositaria!,
por no fastidiar a los lectores». Cuando sale que, conducida por ligera bomba,
de la iglesia Rico, ve cómo le cae del cielo que va con su espoleta,
una lluvia de papeletas ensalzándolo en seis hendiendo el aire en luminosa comba,
redondillas, cada una de las cuales finaliza en cual un tiempo le hendía
uno de sus apellidos. Otra vez, metaperiodís- el pequeño farol o luminaria
ticamente, Larriva concluye este número de que llevaba en el rabo mi cometa,
El Nuevo Depositario: con más celeridad que la del viento,
vas a trepar al alto firmamento
DIÁLOGO y, después de correr regiones bellas,
– ¡Zapata! pobladas de planetas y de estrellas,
– Señor. ver de cerca a Saturno con su calva
– ¿Hoy también faltan siete renglones para llenar el y al Lucero del alba,
pliego? a Febo conocer que da los días,
– Hoy faltan ocho. y a las Cabrillas siete y tres Marías,
– Bien. Pon, pues, esta octava que mandó Villasana y pasar junto a Virgo y el Cangrejo,
a una joven de Huancayo, al partir para Huancave- y el dios terrible de la cruda guerra,
lica. descender otra vez sobre una tierra
do la gloria tendrás inapreciable
OCTAVA de saludar al CASTELLANO VIEJO [sic];
Listo tenemos ya nuestro caballo a aquel varón ensine, incomparable,
para partir, ¡oh, Rosa! ¡Oh, cruel destino! sin par entre la gente
Partimos, mas dejamos en Huancayo38 que habita del un polo al otro polo;
el nuestro corazón fino o más fino; a aquél héroe famoso y prepotente
no sea que fiero, tremebundo rayo, que, del Callao, en pie mantiene, solo,
penetre el nuestro cuerpo en el camino los altos torreones, El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
y queme la tu imagen, ¡oh, tirana!, que, a no ser su pluma tan de fuego, Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
homicida de Tricio y Villasana. hubieran sucumbido, desde luego, CONCEPCIÓN REVERTE
a pesar de sus muros y cañones. BERNAL

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63

40 [...] Me congratulo de mi incapacidad relativa, mis ideas zumbáticas sal-


Sic, poeta.
de poder dirigirte este mensaje. picadas con un trocito de risa sardónica, para darlas
41 Y, al cielo plegue que el volante paje al público de un mundo o de dos mundos con todas
Parte I, cap. XXI.
que le va a conducir con tanta bulla, sus inducciones, conexiones, aducciones y deduccio-
tan junto caiga a la persona tuya nes, me calé el gorro y los botines y así, en mangas
que a entregártele llegue en propia mano, de camisa, como suelen estar los mozos de pulpería
envuelto cual cartucho o cual barquillo, para vender los plátanos y el queso, puse los huesos
a ti, que eres dos veces castellano, de pueta40 y me arrimé al bufete.
y honor de la Castilla y del Castillo.
Ello no quita para que Rico responda al
La ligereza de esta silva enmascara la rea- «traquido-estallante-carbónico-sulfuroso» de
lidad, sólo entrevista en el verso que habla del las bombas:
«dios terrible de la cruda guerra», y contrasta
con el lenguaje del «Diálogo intercalante» histérica o flatulentamente con otro sonido semejante
que Larriva sitúa a continuación, donde in- o idéntico, expeliendo con más o menos fuerza, por
tervienen don Gaspar Rico y el impresor José el intestino recto, la fracción atmosférica apretada o
Masías. Rico lleva a Masías el número 160 de comprimida en su mayor o menor elasticidad, entre
su Depositario, que acaba de concluir, donde, las sinuosidades intercalantes de las tripas de nuestro
según dice: mondongo.

RICO [...] anunciamos, con el idioma de la El diálogo entre Rico y el impresor sigue
claridad divertida, verdades que aprovechan mucho centrado en los rebuscados títulos que pone
a muchos, y que intaravintanticulan... tanto... a don Gaspar a los artículos de su Depositario,
tantos. [... Empieza a leer el «Invitatorio antifonado» como sucede en «Nota parabólica», que es el
del Depositario:] Molestados toda la noche, próxima título que Rico justifica a continuación. Al
o más próxima, por un cierto calorcillo insinuante arreciar el ruido de las bombas, el impresor,
o intenso que nos hizo arrojar por los minutísimos asustado, se mete bajo una mesa y entonces
poros de la nuestra epidermis o cutícula hasta el Rico decide colocarse un perol en la cabeza
humor linfático convertido en sudorífico, y por una para resguardarse, sin importarle que esté
comparsa de zancudos más o menos cantores, más lleno de tinta; es claro que Rico aquí evoca a
o menos punzantes, que se empeñaron en llenar la don Quijote con su bacía de barbero41. Para
nuestra cara de esos tumorcillos pruriginosos, que Rico, lo que defiende el castillo del Callao no
piden pronto o más pronto el auxilio de las uñas, es la espada de Rodil, sino los escritos de su
y en amolar los tímpanos delicados de las nuestras pluma. El diálogo entre Rico y el impresor
orejas con el infernal diapasón de su música ingrata o queda interrumpido por un temblor de tierra,
descompasada, no nos ha sido posible o fácil saludar que los hace salir corriendo a una plaza.
siquiera el poltrón de Morfeo. Larriva intercala ahora un «Gran des-
cubrimiento»: Rico ha logrado unir con su
El parlamento de Rico, que continúa con cabeza dos grandes continentes. En prueba de
su enrevesado estilo, alterna lo cómico y lo ello, reproduce Larriva la supuesta nota diri-
serio; así, Larriva imagina que Rico, en su gida por Rico al Virrey, en 1822, en el Cuzco,
desvelo, piensa: en la que el riojano solicitaría un pasaporte
para volver a Europa; en la misma nota, Rico
Después de catorce minutos y medio de una me- se queja de «la necia debilidad de haber de-
ditación más profunda o menos superficial, en que fendido la causa española en estas regiones».
consultamos al consejo de la nuestra sesera peculiar Esta Nueva Depositaria lleva como colofón
o privativa sobre futuros contingentes o no contin- un poema escatológico dedicado a Rico: «Va-
gentes, condicionales o no condicionales, relativos o riandito». Se trata de una octava al estilo de
no relativos, a la suerte próspera o adversa de quince Quevedo o Valle Caviedes, donde Larriva
millones de individuos personalizados o de personas se dirige a una bomba, personificándola, y le
individualizadas, iguales en idioma, en religión y en pide: «busca por su detrás a Villasana/ y cláva-
El Nuevo Depositario y Nueva
Depositaria de José Joaquín de
costumbres, pero más o menos desiguales en sexo, en tele en forma de almorrana». Aunque Rico no
Larriva contra Gaspar Rico, más inclinaciones, en opiniones, en designios, en vicios y murió por efecto de las bombas que cayeron
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
virtudes, me rasqué la cabecilla por lo peliagudo del sobre el Callao, sí lo hizo en aquel lugar, por
BERNAL negocio. Y, resuelto a trasladar al papel o proporción enfermedad, en 1825.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 51-63

En la edición de textos de Larriva hecha un personaje caricaturesco. Sin embargo, en 42


Véase, por ej., Martínez Riaza,
por el Coronel Odriozola éste añade, tras la algunos libros recientes de historia no es vis- op. cit. y Patricia H. Marks, De-
transcripción de los periódicos que he comen- to así, sino como un respetado comerciante constructing legitimacy. Viceroys,
Merchants, and the Military in
tado, una Octava autoelogiosa de un vate y limeño de ideología liberal, que no deseaba Late Colonial Perú, University
dos crueles poemas de Larriva a la muerte de la Independencia del Perú, sino una serie Park. Pennsylvania, The Pen-
Rico. Doy los dos últimos: de reformas que lo modernizaran y que, nsylvania State University Press,
2007.
temeroso de revanchas o consecuente con
EPITAFIO que se puso en el Castillo del Ca- sus ideas, acompañó al Virrey La Serna en su 43
Cito por Azul... Cantos de vida y
llao, sobre la losa que cubre el sepulcro de D. Gaspar dura marcha al interior del territorio, llegan- esperanza, José María Martínez
Rico. do hasta la defensa del Callao por Rodil42. (ed.), Madrid, Cátedra, 1995,
pp. 333-334.
Como señalé al principio, más adelante el
Detén esa tu planta presurosa, propio Larriva arremeterá contra las tropas
caminante, y sacando tu denario, extranjeras que apoyaron la Independencia
híncate de rodillas en la losa de su país. Contradicciones todas estas,
y reza devotísimo un rosario; características de un tiempo convulso, de
pues el alma de cántaro aquí posa legítimas aspiraciones, plasmadas en acciones
del que el mundo llamó Depositario. difíciles y en textos literarios que no pueden
Toda su vida la pasó de pillo; ser interpretados como un fiel reflejo de la
en Castilla nació, murió en Castillo. realidad, aunque puedan transmitir mejor
que otro tipo de escritos las mentalidades del
OTRO período histórico.
Aquí un tremendo enjambre de gusa- Para acabar, otro aspecto en el que deseo
hinca feroce su agusado dien-, insistir es en la modernidad literaria de Larri-
en el cuerpo de aquél que el suyo infa- va, que parte de su conocimiento de la tradi-
en las almas hincó de tantas gen-. ción de los Siglos de Oro y de las novedades
del Neoclasicismo. Leyendo sus textos me
Aquí yace podrido Villasa-, han venido a la mente las palabras de Rubén
saltad, oh, pasajeros, de conten-; Darío en el «Prefacio» de Cantos de vida y
ya, de la activa, se volvió en pasi-. esperanza:
¿Le vistéis mordedor? Vedle mordi-.
En cuanto al verso libre moderno... ¿no es ver-
Si la metáfora del acto de morder para la daderamente singular que en esta tierra de Quevedos
sátira es corriente, recordemos que en Perú se y de Góngoras los únicos innovadores del instru-
publica durante el siglo XVIII el Diente del mento lírico, los únicos libertadores del ritmo, hayan
Parnaso, de Juan del Valle y Caviedes. sido los poetas del Madrid Cómico y los libretistas
Larriva, mediante estos textos, manifiesta del género chico?43
su aversión hacia Rico, convirtiéndolo en

El Nuevo Depositario y Nueva


Depositaria de José Joaquín de
Larriva contra Gaspar Rico, más
literatura que periodismo
CONCEPCIÓN REVERTE
BERNAL

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 64-72
ISSN: 1577-3442

Eva Mª Valero Juan:


Doctora en Filología Hispánica
por la Universidad de Alicante y
profesora de Literatura Hispano-
americana en la misma. Es autora
de Lima en la tradición literaria
del Perú. De la leyenda urbana a
la disolución del mito (2003) y La
ciudad en la obra de Julio Ramón
Ribeyro (2003). Se ha dedicado
también a la obra americanista de
Rafael Altamira y a las relaciones
DE MICAELA BASTIDAS A MAGDA PORTAL:
culturales entre España y Améri-
ca Latina en los albores del siglo
XX, que ha dado lugar, entre otros
RECUPERACIONES CRÍTICO-
trabajos, al libro Rafael Altamira
y la «reconquista espiritual» de
América (2003). Entre 2005 y 2006
LITERARIAS DE LAS
ha editado las antologías El Quijote
en Perú y El Quijote en México
en el Centro Virtual del Instituto
INDEPENDENTISTAS DEL PERÚ
Cervantes, y La casa de cartón EVA Mª VALERO JUAN
de Martín Adán (Huerga y Fierro,
2006). Asimismo, es editora, junto
Universidad de Alicante
con otros investigadores, de varios
volúmenes colectivos: Recupera-
ciones del mundo precolombino
y colonial en los siglos XIX y XX
hispanoamericanos (2004); Rafael
Altamira: historia, literatura y de-
recho (2004); Relaciones culturales Al plantearme el tema a abordar en este mento –los considerados héroes nacionales
y literarias entre los países del Río
de la Plata (2006), entre otros. monográfico, que pretende realizar una nueva y «Padres de la Patria» (Simón Bolívar, San
En la actualidad se encuentra en reflexión sobre el «proceso» de la literatura Martín, Sucre…)– resultaba necesario enfocar
proceso de edición el libro Tras las
huellas del Quijote en la América peruana en el IV Centenario de los Comen- el trabajo hacia otras voces que quedaron
virreinal. Estudio y edición de tex- tarios reales, consideré que esta celebración más asordinadas por la historia: la de grandes
tos (Bulzoni, 2010).
se producía en las vísperas de otra relevante heroínas como Micaela Bastidas, Manuela
conmemoración: el Bicentenario de la eman- Sáenz, Juana Azurduy, Francisca de Zubia-
cipación hispanoamericana. La Independen- ga…, y otras muchas mujeres que protago-
cia del Perú debía tener por ello una presencia nizaron, tanto como los hombres, no sólo
obligatoria en estas páginas, y su tratamiento, las guerras de independencia, sino también
por otra parte, debía contemplar que, aunque el proceso esencial de emancipación cultural
concluida en 1824 en la batalla de Ayacucho, posterior; en Perú, desde el ámbito literario
dicha independencia se desarrolla a lo largo y periodístico, Clorinda Matto de Turner
de todo el siglo XIX y hasta bien entrado el y Mercedes Cabello de Carbonera como
XX en el sentido del paulatino proceso de nombres principales a finales del siglo XIX.
emancipación social, cultural, y por tanto Pero todas estas protagonistas de la historia
también literaria, desde el momento en que emancipadora gozan ya de una considerable
se dio por concluida la emancipación política. bibliografía producida fundamentalmente en
De hecho, la literatura cumplió un papel de las últimas décadas. Por ello he tratado de
primera magnitud en el proyecto forjador de buscar un nuevo ángulo que me permita no
la nacionalidad, tal y como se manifestó en el solamente recordar sus acciones y obras sino
persistente, complejo y polémico debate sobre ir más allá y reflexionar sobre la problemática
el «carácter» de la literatura del Perú desde su que se infiere de la recuperación crítica, histo-
independencia (con José de la Riva-Agüero, riográfica y literaria de algunas de estas muje-
José Gálvez, Luis Alberto Sánchez y José res. Es decir, me propongo tratar de rastrear
Carlos Mariátegui como principales artífices su presencia en ese «proceso» de la literatura
en las primeras décadas del siglo XX). peruana sobre el que se vuelve a reflexionar en
La decisión de entrar en ese debate desde algunos artículos del presente monográfico.
la reflexión sobre el proceso emancipador En concreto cuatro mujeres principales
en relación con la literatura, me ha llevado a van a ser el objeto de estudio; figuras que
De Micaela Bastidas a Magda considerar que, puesto que en la inminente jalonan, con las armas o las letras, el largo
Portal: recuperaciones crítico-
literarias de las independentistas celebración de la Independencia resonarán desarrollo de la independencia política y
del Perú
constantemente los grandes nombres del mo- cultural del Perú: Micaela Bastidas, Francisca
EVA Mª VALERO JUAN

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de Zubiaga «la Mariscala», Flora Tristán y servido para conseguir una emancipación que
Clorinda Matto de Turner. Un acercamiento no sólo era la de sus respectivos pueblos sino
a sus vidas y obras descubre inmediatamen- también la de su propia individualidad, y, en
te que en las últimas décadas se ha logrado el caso de las grandes protagonistas, casi siem-
ganar importantes espacios de reflexión, en pre desterradas, exiliadas y calumniadas para
la bibliografía dedicada a la historia y la lite- así borrar toda huella de su memoria. De esta
ratura de la mujer en Hispanoamérica, y más manera, la cuestión igualitaria que sirvió de
concretamente en el Perú1. Al dar un paso más base ideológica a las revoluciones burguesas
hacia la indagación sobre la presencia de todas se diluyó con la toma del poder por parte de
estas figuras en las historias de la literatura los criollos ilustrados, que hicieron recaer el
peruana o en obras literarias de recuperación pasado colonial sobre estos grupos marcados
histórica, se constata de inmediato que el ca- nuevamente por la exclusión, el olvido o el
Micaela Bastidas.
lado del tema requeriría de un trabajo mucho silencio. Ello derivó en un hecho que no po-
más amplio de investigación. Por ello, voy a demos pasar por alto, y es que aquellas excep-
tratar a estas cuatro autoras para detenerme, cionales mujeres que conquistaron los grados 1
Véase las obras sobre el tema
de manera muy selectiva, tan sólo en algunas militares como fruto de los conocimientos y que se encuentran citadas en
cuestiones fundamentales para la reflexión energía puestos en defensa de la emancipa- este artículo.
sobre las motivaciones que impulsaron en ción, cuando consiguieron salir del silencio
2
el siglo XX críticas, presencias y ausencias fue para ser recuperadas como la amante del Cf. Alejandra Ciriza, «La for-
de estas mujeres en los anales de la literatura libertador Bolívar –Manuela Sáenz–, la esposa mación de la conciencia social
y política de las mujeres en el
peruana. del guerrillero Manuel Padilla –Juana Azur- siglo XIX latinoamericano. Muje-
Dos ideas iniciales conectan la acción de duy–, la mujer de Túpac Amaru –Micaela res, política y revolución: Juana
Azurduy y Manuela Sáenz», en
las citadas mujeres, ideas que no sólo sinte- Bastidas–, etc2. Arturo Andrés Roig, El pensa-
tizan el rol por ellas desempeñado en Perú, Comencemos por esta última. Recorde- miento social y político ibero-
sino que aglutinan, en general, el papel de la mos que la vejatoria situación histórica en la americano del siglo XIX, Madrid,
Editorial Trotta, CSIC, 2000, pp.
mujer en la historia occidental desde el siglo que vivían los indígenas peruanos hacia fines 143-168.
XIX. La primera es bien conocida, y es que el del siglo XVIII, heredada de los tres siglos
3
activismo de las mujeres y sus reivindicacio- de dominación española en América, estalló Sobre esta cuestión resulta im-
nes de igualdad con respecto a los hombres en 1780 en la que fue la gran insurrección, de prescindible el libro de Silvia
Arze, Magdalena Cajías y Xi-
ha ido históricamente unido a la crítica por signo indígena, por la independencia hispano- mena Medinacelli, Mujeres en
ellas realizada a la discriminación racial de las americana, la mítica rebelión de Tinta prota- rebelión. La presencia femenina
minorías, como la población negra o indíge- gonizada por la pareja Tupac Amaru II –José en las rebeliones de Charcas del
siglo XVIII, La Paz, Ministerio
na. Así, al igual que en el mundo anglosajón Gabriel Condorcanqui, descendiente de la de Desarrollo Sostenible, Subse-
fueron las sufragistas las que demandaron dinastía imperial incaica– y Micaela Bastidas. cretaría de Asuntos de Género,
1997. Véase también el trabajo
la abolición de la esclavitud, iniciada con la Ésta fue la primera gran heroína de la libertad de Leon G. Campbell, «Women
defensa de la libertad de la población negra que, con esta rebelión, trató no sólo de liberar and the great rebellion in Peru»,
The Americas. (AAFH/TAM),
en Estados Unidos, en el Perú es una mujer, a su pueblo de la explotación, sino también de 42:2 (Oct. 1985), pp. 163-196;
Clorinda Matto de Turner, la que a finales restablecer la tradición indígena –de herencia y el artículo de María Teresa
del siglo XIX llevó al ámbito público la dis- prehispánica– de participación de la mujer en Díez Martín, «Perspectivas histo-
riográficas: mujeres indias en la
criminación racial de los indígenas peruanos la vida social y política3; tradición que el sis- sociedad colonial hispanoameri-
y su situación de humillante explotación y tema colonial había tratado de abolir hasta los cana», URL: «http://maytediez.
blogia.com/2007/022704-
servidumbre. extremos más vejatorios para la mujer indíge- perspectivas-historiograficas-
La segunda cuestión de la que quiero na, víctima de todo tipo de abusos. Por otra mujeres-indias-en-la-sociedad-
colonial-hispanoamer.php».
partir explica el olvido al que se sometió a las parte, hay que tener en cuenta que esta mujer,
mujeres principales de la emancipación hispa- que se convertiría en símbolo de la lucha con- 4
noamericana cuando este proceso se dio por tra la opresión y la explotación colonial, fue Véase el libro de Juan José
Vega, Micaela Bastidas y las he-
concluido y los tradicionales grupos margina- el nombre más visible de una verdadera legión roínas tupamaristas, Lima, Uni-
dos de la sociedad –indígenas y mujeres–, que de luchadoras andinas, quechuas y aymaras, versidad Nacional de Educación
La Cantuta, 1972.
sirvieron muy activamente a la causa indepen- que participaron en aquel levantamiento di-
dentista, fueron devueltos a la esfera de exclu- rigiendo ejércitos o realizando las labores de
sión social –del poder y del saber– que habían estrategas en la lucha4.
ocupado durante los siglos del coloniaje. En Algunas crónicas del momento retrataron De Micaela Bastidas a Magda
el caso de las mujeres, fueron nuevamente a Micaela Bastidas como figura más valiente y Portal: recuperaciones crítico-
literarias de las independentistas
recluidas en sus hogares o en los conventos, audaz que el propio Tupac Amaru, forjando del Perú
relegadas del escenario público que les había una imagen de superioridad que confirma EVA Mª VALERO JUAN

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5 la correspondencia mantenida por la pareja de la poesía moderna escrita por mujeres en


La correspondencia de Micae-
la Bastidas y otros documentos durante el transcurso del levantamiento. En el Perú9– quien escribió el poema «Palabras
relativos a su vida se encuen- aquellas cartas, la Bastidas aparece como prin- a Micaela Bastidas» (en Destino del hombre,
tran publicados en Francisco A.
Loayza, «Micaela Bastidas», en
cipal estratega para la toma del Cuzco, ejer- 1948). En sus versos Portal la homenajea co-
su libro Mártires y heroínas. ciendo tareas políticas, militares y administra- mo madre de esa estirpe de luchadoras en la
Documentos inéditos del año de tivas, e incluso en determinados momentos la que se encuentran Francisca Zubiaga, Flora
1780 a 1782, Lima, 1945, pp.
7-152. jefatura interna del movimiento5. La tremen- Tristán o Clorinda Matto; como cogestora
da represión con que finalizó este capítulo de del más importante levantamiento indepen-
6
Relación histórica de los su- la incipiente historia emancipadora ha dejado dentista, como «legionaria» y «guerrillera
cesos de la rebelión de José como huella indeleble en la memoria hispano- inmortal», contra quienes trataron de darle
Gabriel Tupac-Amaru, en las
provincias del Perú, el año de
americana la inenarrable muerte que se dio a no sólo muerte física sino también muerte
1780, Alicante, Biblioteca Vir- Tupac Amaru. Pero aquella crueldad aplicada histórica. La poeta proclama entonces: «Si-
tual Miguel de Cervantes, 2002, al cabecilla de la insurgencia alcanzó también gues de pie…/ Alta de pie sobre los Andes»,
pág. 40. URL: «http://www.
cervantesvirtual.com/servlet/ a Micaela Bastidas, cuya ejecución describen como forma de conferirle una sobreviva en el
Sir veObras/070349309996 documentos de la época como la anónima Re- sentido de resistencia para seguir lidiando la
58395207857/index.htm».
Edición digital a partir de Pedro lación histórica de los sucesos de la rebelión de batalla anticolonialista, que en las primeras
de Angelis, Colección de obras José Gabriel Tupac-Amaru, en las provincias décadas del XX sólo había cambiado en Perú
y documentos relativos a la His-
toria Antigua y Moderna de las
del Perú, el año de 1780: la cara del opresor. La inmortalidad de Micae-
provincias del Río de La Plata. la Bastidas es entonces el sentido y el objetivo
Tomo Quinto, Buenos Aires, Im- Luego subió la india Micaela al tablado, donde asi- del poema:
prenta del Estado, 1836.
mismo, a presencia del marido, se le cortó la lengua,
7 y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque, vuelve a asumir tu cetro de luchadora insigne
Como es bien sabido, las rebe-
liones indígenas dieciochescas teniendo el pescuezo muy delgado, no podía el Asómate desde tu inmortalidad y dicta nuevas pro-
se basaron en la idea de la torno ahogarla, y fue menester que los verdugos, clamas
utopía andina, sustentada sobre
el imaginario del pasado per-
echándola lazos al pescuezo, tirando de una y otra a tus indios que están ahora mismo disputando
dido inca. Como ha observado parte, y dándola patadas en el estómago y pechos, la el derecho de poseer su tierra usurpada por los
María Teresa Díez Martín, esta acabasen de matar6. explotadores.
idealización, subversiva para el
orden colonial, lo fue también Diles que está presente aún el genio de tu raza10.
para los criollos del siglo pos- Sin embargo, a pesar de la importancia de
terior, por lo que «la respuesta
de la intelectualidad criolla a la este levantamiento que alcanzó dimensión El poema tiene un claro paralelismo con el
amenaza indígena fue una cui- continental y que concluyó en el indescripti- que catorce años después, en 1962, escribiría
dadosa elaboración del pasado.
Se recreó, entonces, la grandeza
ble suplicio final de los insurgentes, las gestas José María Arguedas con el título: «A nuestro
de los testimonios arqueológi- emancipadoras dirigidas por indígenas fueron padre creador Tupac Amaru», en el sentido
cos, desconectando su historia minimizadas y pronto olvidadas en el proceso de la construcción de una postura ideológica
de la legitimación del poder
inca que reivindicó Túpac Amaru de construcción de las nuevas sociedades diri- insurreccional y de futuro contra esos «ex-
II. De esta forma, rechazada gidas por los criollos7. Y si esto fue así, tanto plotadores» de Portal que Arguedas convierte
la seña de identidad nacional
del movimiento tupamarista por más ocurriría con las caudillas de la rebelión en «los demonios, nuestros amos». Pero el
un nacionalismo criollo de mar- tupamarista, que fueron inmediatamente bo- poema no sólo se formula como reclamo de
cado carácter segregacionista,
también se excluyó del recono-
rradas de la historia. Fue así como Micaela la invicta raza indígena, sino también como
cimiento histórico a las heroínas Bastidas se silenció en la historia peruana8, reivindicación feminista. Así, a través de la
indias de la sublevación, y a la hasta que en el siglo XX la literatura le haría reclamación de esa sobreviva de Micaela Bas-
figura principal de Micaela Bas-
tidas Puyucahua». Art. cit. justicia histórica y la rescataría como símbolo tidas como símbolo imperecedero de la liber-
de las mujeres transgresoras de una historia tad y la igualdad, invoca Magda Portal para el
8
Sobre Micaela Bastidas, véase escrita siempre en masculino. En concreto, Perú a «una mujer nueva», libre, segura de sus
también el trabajo de Sara Bea- fue la gran ideóloga y activista del socialismo convicciones políticas y protagonista directa,
triz Guardia, «Micaela Bastidas
y la insurrección de 1780», en
peruano, la escritora Magda Portal –a la que en el puesto de mando, de la guerra contra el
Sara Beatriz Guardia, Voces y Mariátegui elevó a la categoría de fundadora colonialismo de todo signo; esa nueva mujer
cantos de las mujeres, Lima, CE- que a lo largo del siglo XIX tuvo otros expo-
MHAL, 1999, pp. 57-88.
9 peruana, México, Era, 1996, nentes principales, como son Flora Tristán y
Véase el capítulo que le dedi- pp. 294-299. Clorinda Matto.
ca José Carlos Mariátegui en
sus Siete ensayos de interpre- 10 Pero antes de llegar a ellas, otro personaje
De Micaela Bastidas a Magda tación de la realidad peruana, Magda Portal, «Palabras a clave de los años de la Emancipación reclama
inserto en la parte titulada «El Micaela Bastidas», Constancia
Portal: recuperaciones crítico-
del ser, Lima, Talleres Grá-
otra parada. Me refiero a Francisca Zubiaga
literarias de las independentistas proceso de la literatura», en
del Perú el que de algún modo fija el ficos P. L. Villanueva, 1965, de Gamarra, apodada doña Pancha o «la
EVA Mª VALERO JUAN nuevo canon de la literatura p. 202. Mariscala», quien representó nuevamente el

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arquetipo de las heroínas de la Independencia, Lastres titulado Una neurosis célebre. El ex-
con su uniforme militar y ejerciendo no sólo traño caso de «La Mariscala» (1945), la novela
la milicia en aquellos años, sino después el histórica Bajo el signo de la Mariscala (1960)
mando político con más autoridad que su ma- de Francisco Vegas Seminario, y Pancha Ga-
rido, Agustín Gamarra, uno de los primeros marra, la mariscala (1967) de Carlos Patrón.
presidentes del Perú independiente11. Tanto Pero este proceso de restitución comenzó
fue así que durante el período de mandato de sin duda mucho antes, cuando otra mujer a
este último, entre 1829 y 1833, en Perú se la quien Francisca Zubiaga conoció fugazmente,
llamó la Presidenta. Pero su aguerrido carácter Flora Tristán, la ensalzó en su obra Peregrina-
y su brava personalidad le valieron el despre- ciones de una paria (1837) como prototipo y
cio final de su pueblo y el exilio a Valparaíso, ejemplo de la mujer emancipada y transgre-
donde murió en el más absoluto anonimato. sora que se atrevió a invadir y a apropiarse Francisca Gamarra, «La Ma-
Como Manuela Sáenz, finalmente exiliada de los tradicionales poderes del hombre. riscala».
en Jamaica, o Juana Azurduy, guerrillera Nacida en Francia en 1803 y sobrina del últi-
principal de la independencia del Alto Perú mo virrey del Perú –Pío Tristán y Moscoso–, gún reza en el pie del título, era
un «poema dramático… escrito
y teniente coronela del ejército argentino que recordemos que Flora Tristán fue una de las para la Compañía Mario Padín,
murió en la indigencia, Francisca de Zubiaga primeras utopistas decimonónicas, la gran y para su representación en el
teatro Municipal», hoy Teatro
fue repudiada por la nueva sociedad peruana incoforme, precursora del feminismo y de las Segura. Constaba de un prólogo
surgida de la independencia, que expulsó a reivindicaciones obreras a través de la cuales, y seis jornadas, pero debido
aquellas mujeres del poder político y, como he como ha subrayado Vargas Llosa, se adelantó a que no fue editada en su
momento como libro formal, su
adelantado al principio, las devolvió al lugar con su obra La unión obrera de 1843 a la idea texto ha llegado hasta nosotros
del que provenían, el hogar y el convento. De que Marx lanzaría seis años después, en 1848, de manera fragmentada. Algu-
nas escenas fueron divulgadas
este modo, todos los que eran diferentes –in- en su Manifiesto comunista: la gran unión por el diario El Tiempo (Lima, 4
dígenas, negros, mujeres– fueron excluidos en internacional de los trabajadores para lograr de setiembre de 1916).
el proceso de construcción de las sociedades la justicia y la igualdad14. De hecho, Marx y 13
modernas nacidas de las revoluciones emanci- Engels reconocieron esta acción precursora Ambas obras de Valdelomar se
padoras. La igualdad de derechos ante la ley, de Flora Tristán en la obra La sagrada familia encuentran en sus Obras com-
pletas, Tomo I, edición, prólogo,
que fuera el pilar ideológico de aquellas revo- (1844): «en la proposición de Flora Tristán cronología, iconografía y notas
luciones, resultó así la farsa de un proceso en es donde por primera vez encontramos esta de Ricardo Silva-Sansteban, Li-
ma, Ediciones Copé, 2001.
el que la revolución devino en restauración. afirmación (la necesidad de la organización
Sin embargo, la visibilidad de estas mujeres de los trabajadores): ella pidió lo mismo y su 14
Flora Tristán «concibió una idea,
tiene que ver con el futuro y con un tejido que insolencia al haberse atrevido a adelantarse a de la que nadie le ha reconocido
se va construyendo a lo largo del siglo XIX la ‘crítica crítica’ es lo que le significó ser tra- aún la autoría, y que sólo seis
para, en el siglo XX, encontrar los exponentes tada de ‘canaille’»15. La cuestión es que en su años más tarde, en 1848, Carlos
Marx lanzaría en su Manifiesto
principales de recuperación de su memoria. viaje al Perú entre 1833 y 1834 conoció a «la comunista: que solamente una
Así por ejemplo, la repercusión histórica de Mariscala» justo antes de la partida de ésta al gran unión internacional de los
trabajadores de todo el mundo
Francisca Zubiaga ha sido posible gracias a destierro, y la impresión que le causó la «ex- tendría la fuerza necesaria para
obras literarias y ensayísticas contemporá- presidenta» determinó su decisión de conver- poner fin al sistema presente e
inaugurar una nueva era de jus-
neas. El escritor Abraham Valdelomar le de- tirse en la inigualable activista social y política ticia e igualdad sobre la tierra».
dicó una biografía novelada en 1915 titulada que protagonizó la batalla por la libertad de la Mario Vargas Llosa, «La odisea
La Mariscala, así como una obra teatral que, mujer y la justicia desde su regreso a París en de Flora Tristán», en Letras libres,
Año 4, 45 (2002), pp. 35-41.
con el mismo título, escribió en colaboración 1835 hasta el año de su muerte, en 1844. URL: «http://www.letraslibres.
con José Carlos Mariátegui en 191612, donde Tras su estancia en Perú, la francoperuana com/index.php?art=7807».
la pintaron «con alma de caudillo, apóstol y escribió la obra que más fama le ha dado, 15
guerrera», y la mitificaron como adalid de la Peregrinaciones de una paria (1838), en la Cit. en Cecilia Bustamante, Inte-
lectuales peruanas de la genera-
libertad y de grandes ideales forjadores de un ción de José Carlos Mariátegui,
destino mejor para el Perú13. Incluso también 11 da como ‘la Marsicala’»,URL: Cagua, Editorial Letralia, 2005.
Clorinda Matto –quien mantuvo una ideolo- Véase Ana María da Costa «http://www.gloobal.net/ie- URL: «http://www.letralia.com/
Toscano, «Una mujer con po- pala/gloobal/hoy/index.php ed_let/peruanas».
gía conservadora en relación con los valores der ‘Doña Francisca Gama- ?id=912&canal=Ponencias&g
de la mujer en el seno de la familia– le dedicó rra’: ‘La Mariscala’», en Sara hoy=0005&secciontxt=1».
Beatriz Guardia (ed.), Escritura
un texto a esta heroica guerrera en su libro de la historia de las mujeres en 12
Bocetos al lápiz de americanos célebres (1890), América Latina. El retorno de La firmaron con los pseudó-
De Micaela Bastidas a Magda
las diosas, Lima, Ed. Minerva, nimos que ambos utilizaban
con el objetivo de restituir la tan injuriada me- 2005, pp. 361-377. También en aquellos años, Conde de
Portal: recuperaciones crítico-
literarias de las independentistas
moria de la Mariscala. A estas recuperaciones publicado con el título «Doña Lemos (Valdelomar) y Juan del Perú
literarias hay que añadir el ensayo de Juan Francisca Gamarra más conoci- Croniqueur (Mariátegui). Se- EVA Mª VALERO JUAN

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que trazó el retrato más vivo de la incipiente de su interés por esta mujer que vivió durante
historia de la república peruana independien- unos años en la ciudad natal del novelista
te, y en cuyo último capítulo, titulado «La (Arequipa), ha vivificado la biografía de Flo-
expresidenta del Perú», relató el inolvidable ra Tristán en su novela El paraíso en la otra
encuentro entre estas dos grandes mujeres, esquina, en la que recorre imaginariamente la
dejando así, a través de la escritura, el último breve trayectoria vital de la franco-peruana,
retrato del trágico final, entre el destierro y la con el contrapunto de otro recorrido con el
enfermedad, de «la Mariscala». que ésta se entrelaza: el de la bohemia y aven-
A su vez, tras su regreso a Francia en 1834 turera biografía del nieto de Flora Tristán, el
y la publicación de su obra, Flora Tristán tam- pintor Paul Gauguin.
bién sería repudiada por la sociedad peruana, El tejido literario, intertextual e historio-
Flora Tristán.
que condenó a la quema pública –en la Plaza gráfico se va hilando a través de todas estas
de Armas de Arequipa– sus Peregrinaciones, recuperaciones que se realizan desde diferen-
por atentar contra la alta sociedad limeña en tes ámbitos y con una continuidad forjada
16 la severa crítica que allí proyectó. En el proe- por todos estos autores. Así, algunas ideas de
Flora Tristán, Peregrinaciones de
una paria, en Gustavo Bacacor- mio, titulado «A los peruanos», Flora Tristán Flora Tristán tendrían su continuidad en el
zo (ed.), Flora Tristán, Personali- se permitió dirigirse a sus «medio compatrio- pensamiento de nuestra última protagonista,
dad contestataria universal, To-
mo II, Lima, Biblioteca Nacional
tas» para realizar un cuadro desolador sobre Clorinda Matto de Turner, la primera nove-
del Perú, 2000, pp. 15-16. la organización social del Perú independiente, lista peruana que inauguró el indigenismo
fundamentalmente sobre la pervivencia de las literario con su obra principal, Aves sin nido,
17
Clorinda Matto de Turner, Aves lacras de la Colonia, sus instituciones, su so- de 1889. La novela puede definirse como un
sin nido, en Las mejores novelas ciedad feudal y violenta, con el fin de corregir alegato étnico-social en el que planteó un pro-
de la literatura universal, Tomo
22, Siglo XIX. La novela his- sus defectos más sobresalientes: grama para la regeneración del indio peruano
panoamericana, Benito Varela basado fundamentalmente en los valores de la
Jácome (ed.), Madrid, Cursa,
1983, p. 744.
Al ver que andáis errados y que no pensáis, ante educación y de la cultura. Con esta obra nue-
todo, en armonizar vuestras costumbres con la or- vamente era otra mujer la que se adelantaba
ganización política que habéis adoptado, he tenido al gran defensor del indigenismo, José Carlos
el valor de decirlo, con riesgo de ofender vuestro Mariátegui, puesto que se anticipó a la idea
orgullo nacional […] He dicho, después de haberlo de este último según la cual «la solución del
comprobado, que en el Perú la clase alta está profun- problema del indio tiene que ser una solución
damente corrompida y que su egoísmo la lleva, para social» –coincidiendo por otra parte con los
satisfacer su afán de lucro, su amor al poder y sus planteamientos de Manuel González Prada–,
otras pasiones, a las tentativas más antisociales […] y fue la primera que formuló desde el espacio
Cuando la totalidad de los individuos sepa leer y es- de la novela los grandes problemas que unas
cribir, cuando los periódicos penetren hasta la choza décadas después estarían en el centro del pen-
del indio, entonces, […] adquiriréis las virtudes que samiento de Mariátegui: el abuso del poder
os faltan […] Instruid, pues, al pueblo; es por allí por de las elites no indígenas, la discriminación
donde debéis empezar para entrar a la vía de la pros- racial, la depresión educacional, la margina-
peridad. Estableced escuelas hasta en las aldeas más ción socioeconómica de los indígenas, las hu-
humildes: esto es lo urgente en la actualidad16. millaciones y vejaciones cometidas en la sierra
con las mujeres por parte de las elites guber-
Reivindicaciones en las que, por supuesto, namentales y eclesiásticas: en sus palabras,
incidió en la necesidad de educación de am-
bos sexos, como lo haría medio siglo después la carencia de escuelas, la falta de buena fe en los
Clorinda Matto. Pero tras su muerte, su obra párrocos y la depravación manifiesta de los pocos
y en general su figura fue olvidada hasta bien que comercian con la ignorancia y la consiguiente
entrado el siglo XX. Justo cien años después sumisión de las masas alejan, cada día más, a aquellos
de su muerte, en 1944, nuevamente sería Maga pueblos de la verdadera civilización, que, cimentada,
Portal quien le dedicara una obra cuyo título agregaría al país secciones importantes con elementos
es ya un reconocimiento a su actividad fun- tendentes a su mayor engrandecimiento17.
dadora: Flora Tristán, la precursora, en la que
De Micaela Bastidas a Magda
inicia un rescate de su obra, acción y pensa- Clorinda Matto puso por tanto las bases
Portal: recuperaciones crítico- miento que se ha intensificado notablemente para democratizar la idea de igualdad con un
literarias de las independentistas
del Perú en las últimas dos décadas. Desde el ámbito indigenismo que en estos orígenes se formu-
EVA Mª VALERO JUAN literario ha sido Vargas Llosa quien, llevado laba como integrador y armonizador (tal y

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como se infiere de la alusión a la «verdadera selectiva a través de autores paradigmáticos


civilización»), muy propio de los procesos como Riva-Agüero o Mariátegui.
hispanoamericanos decimonónicos que tra- La idea inicial para abordar esta cuestión se
taron de construir la idea de nación integrada encuentra formulada en el subtítulo de las tres
en una sociedad ya independiente. Merece novelas de la autora: Aves sin nido, Herencia
recordarse, además, la conferencia que leyó e Índole: Novela Peruana. Con este subtítulo
en el Ateneo de Buenos Aires, en 1895, con el Clorinda Matto expresaba explícitamente su
título «Las obreras del pensamiento en Amé- voluntad de generar una literatura nacional,
rica del Sud»18, en la que evocó a las escritoras tal y como expone al finalizar el prólogo de
latinoamericanas, –en sus palabras– verda- su primera novela, Aves sin nido:
deras heroínas que «luchan, día a día, hora
tras hora, para producir el libro, el folleto, el Amo con amor de ternura a la raza indígena, por lo
periódico, encarnados en el ideal del progreso mismo que he observado de cerca sus costumbres,
femenino». Y lo hizo reconociendo una deuda encantadoras por su sencillez, y la abyección a que Clorinda Matto de Turner.
a la mujer silenciosa y resignada que cruzó someten esa raza aquellos mandones de villorrio,
barreras de siglos «repitiendo apenas, con que, si varían de nombre, no degeneran siquiera del
miedoso sigilo, las mágicas palabras: libertad, epíteto de tiranos. No otra cosa son, en lo general, los 18
derecho». curas, gobernadores, caciques y alcaldes. Clorinda Matto de Turner, «Las
obreras del pensamiento», Bo-
En todo caso, si traigo a colación a Clo- Llevada por este cariño, he observado durante quin- reales, miniaturas y porcelanas,
rinda Matto en este trabajo sobre la mujer ce años multitud de episodios que, a realizarse en Buenos Aires, Imprenta de Juan
A. Alsina, 1902, pp. 245-266.
en la Independencia peruana, es porque la Suiza, la Provenza o la Saboya, tendrían su cantor,
emancipación, lejos de haberse completado su novelista o su historiador que los inmortalizase 19
Op. cit., pp. 723-724.
en 1824, hizo pervivir las instituciones, los con la lira o la pluma, pero que, en lo apartado de
prejuicios y las injusticias de la Colonia, tanto mi patria, apenas alcanzan el descolorido lápiz de
con los indígenas como con las mujeres. Y una hermana.
no es hasta las últimas décadas del siglo XIX Repito que al someter mi obra al fallo del lector,
cuando escritoras como Clorinda Matto o hágolo con la esperanza de que ese fallo sea la
Mercedes Cabello de Carbonera llevan a la idea de mejorar la condición de los pueblos chicos
escena pública, desde el ámbito literario, una del Perú; […] recordando que en el país existen
dura crítica a esas desigualdades y a la degra- hermanos que sufren, explotados en la noche de la
dación moral del país. A través de esa crítica, ignorancia, martirizados en esas tinieblas que piden
estas intelectuales estaban originando una luz; señalando puntos de no escasa importancia
incipiente independencia cultural que hasta el para los progresos nacionales y haciendo, a la vez,
momento no se había acometido y que resul- literatura peruana19.
taba imprescindible en un proceso histórico
que, a fines del siglo XIX, permanecía fiel a las A parte de la alusión directa a ese «hacer
estructuras coloniales, tan sólo enmascaradas literatura peruana» que ella se impone co-
por un cambio de protagonistas, españoles mo objetivo, en estas líneas se advierte una
por criollos. Las reivindicaciones sociales de actitud ciertamente paternalista del criollo
igualdad racial, y entre hombres y mujeres, hacia el indígena (que pretende integrarle en
eran por fin visualizadas como los dos re- la «civilización verdadera», es decir, la oc-
tos principales de la sociedad. Y fueron las cidental); actitud que estaría en los orígenes
mujeres quienes en Perú, junto con Manuel del indigenismo literario. En estas líneas se
González Prada con su defensa del indígena, evidencia también una línea de pensamiento
enfocaron por primera vez esas lacras y las fundamentalmente reformista que Clorinda
lanzaron a la sociedad, lo que les produjo no Matto desarrollaría también en sus artículos
pocos ataques e injurias. periodísticos. Pero analicemos ahora su re-
Me interesa ahora detenerme en particular cuperación desde el siglo XX por parte de
en el tratamiento que Clorinda Matto –como lo que podríamos denominar el «oficialismo
primera novelista indigenista– ha recibido en cultural».
las historias de la literatura peruana, es decir, La primera aparición de Clorinda Matto
en la recuperación crítica de esta figura, para en una historia literaria peruana vendría de la De Micaela Bastidas a Magda
introducir a la autora en la polémica sobre el mano del primer historiador, José de la Riva- Portal: recuperaciones crítico-
literarias de las independentistas
«proceso» de la literatura; si bien, como he Agüero, quien en su Carácter de la literatura del Perú
anunciado al principio, lo haré de forma muy del Perú independiente (1905) lanzaría un EVA Mª VALERO JUAN

69
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 64-72

20 juicio que la dejaría en una especie de adoles- –y significativo– el hecho de que Mariátegui
José de la Riva-Agüero, Carácter
de la Literatura del Perú Inde- cencia literaria: –el principal ideólogo sobre «el problema
pendiente, en Obras comple- del indio»– silenciara casi por completo a
tas, Lima, Pontifica Universidad
Católica del Perú, 1962, pp.
La señora Matto de Turner ha publicado también, Clorinda Matto, y que no fuera el primero
255-256. además de algunas colecciones de artículos cortos en recuperar su figura, no sólo como una de
21
y ligeros, una novela, Herencia, impregnada en las primeras novelistas peruanas sino tam-
Ventura García Calderón, Del el naturalismo de Zola, atestada de observaciones bién como precursora en las reivindicaciones
romanticismo al modernismo. fisiológicas, y de metáforas atrevidas y casi todas sociales que él mismo formulara, si bien con
Prosistas y poetas peruanos,
París, Sociedad de Ediciones Li- frustradas; y otras dos novelas, Aves sin nido e Ín- diferentes planteamientos a los que luego me
terarias y Artísticas, 1910, pp. dole, más interesantes que la anterior, porque pintan referiré. En todo caso, lo sorprendente de
XII y XIII.
las costumbres de la Sierra. Estas dos últimas son esta ausencia no sólo resulta de la proximi-
22 novelas de tesis. Tratan de probar cuán insufrible es dad de formulaciones respecto al «problema
Véase Sara Beatriz Guardia, la tiranía de los párrocos en el interior de la república del indio» –a pesar de esas distancias que
«Mariátegui y la literatura escri-
ta por mujeres», en su Voces y […] A decir verdad, si aprobamos el fin docente, el tienen que ver sobre todo con los medios
cantos…, op. cit., pp., 89-113; levantado propósito educador que anima las novelas que cada uno propone para la resolución del
y Modesta Suárez, «José Carlos
Mariátegui. Reflexiones en torno de la señora Matto, su estilo y la disposición de la «problema»– sino también del hecho de que
a una estética femenina», en intriga están muy lejos de satisfacer. Tal vez si nues- Mariátegui tuvo siempre en cuenta la litera-
Ronland Forgues, Mariátegui:
una verdad actual siempre re-
tra compatriota hubiera continuado ensayándose en tura escrita por mujeres22.
novada, Lima, Empresa Editora el difícil arte del novelista, si se hubiera dedicado a Sara Beatriz Guardia, en su artículo «Ma-
Amauta, S.A., 1994. él asiduamente, habría llegado a adueñarse de sus riátegui y la literatura escrita por mujeres»
23 secretos y habría podido entonces escribir la novela recorre y analiza esa presencia de la mujer en
El primero es «La santificación de la Sierra, la novela regional, y ser algo así como la obra completa de Mariátegui: comienza el
de Juana de Arco y la mu-
jer francesa» (El Tiempo, Lima, una Pereda en pequeño. Pero las que hasta ahora ha recorrido por su artículo «Mujeres de letras
23 de agosto de 1920), en publicado no pasan de tentativas»20. en Italia» (en el que reivindicó la emancipa-
Cartas de Italia; el segundo es
un comentario sobre el libro
ción espiritual de la poesía femenina, y en el
de Joseph Delteil, publicado en Además de confinar a la autora a la mera que se detuvo en la literatura de Ada Negri); y
1926: «Juana de Arco de Joseph tentativa, y sin relieve ninguno para el devenir continúa con las mujeres históricas que fasci-
Delteil» (Variedades, Lima, 6 de
febrero de 1929), en Signos de la historia literaria peruana, el fragmento naron a Mariátegui, con especial predilección
y obras. contiene elementos significativos de evidente por Juana de Arco (sobre la que publicó dos
24 machismo así como del habitual hispanismo artículos23 y a quien consideró una de las más
Véase su comentario sobre la de Riva-Agüero, puesto que de haber conse- extraordinarias mujeres de la historia), Geor-
obra de Charles Maurras, Los
amantes de Venecia. En Cartas
guido escribir la novela de la sierra, Clorinda ge Sand (a quien admiró y ensalzó como mu-
de Italia (Venecia, septiembre de Matto tan sólo podría haber sido «un Pereda jer y como escritora24), Isidora Duncan (que
1920; El Tiempo, Lima, 11 de en pequeño». consideró al mismo nivel que Lord Byron25),
febrero de 1921).
Tras esta primera inclusión, a la postre ex- o el personaje de Nadja de André Breton26.
25 cluyente, en el canon de la literatura peruana, Teniendo en cuenta esta preocupación por
«Las memorias de Isidoro Dun-
can» (Variedades, Lima, 17 de la autora resulta insignificante y casi desapa- reivindicar la memoria histórica de todas estas
julio de 1929), en El artista y rece en otras historias de la literatura peruana, mujeres, ¿cómo se explica que el Amauta no
la época.
como por ejemplo la de Ventura García Cal- se ocupara de las dos grandes escritoras perua-
26 derón, que tras calificar a Mercedes Cabello nas de finales del siglo XIX, Clorinda Matto y
«Nadja de André Breton», Va- de Carbonera de pedante, poco didáctica y Mercedes Cabello de Carbonera? El hecho es
riedades, Lima, 15 de enero
de 1930. con un estilo marcado por «el lenguaje libre y que ninguna de ellas aparece en su «Proceso
desarticulado de todas las cartas de mujeres», de la literatura», ni siquiera mencionadas en el
tan sólo dedica dos líneas a Clorinda Matto capítulo dedicado a Manuel González Prada,
que relegan su figura y su obra al mero interés con quien ambas escritoras siempre van de la
anecdótico: «Si recuerdo la novela Aves sin ni- mano en los anales de la literatura peruana, así
do de Clorinda Matto de Turner he concluido por ejemplo en la «historia» de Riva-Agüero.
con el fugaz naturalismo del Perú»21. Es más, si se revisa la obra completa de Ma-
Tras estas valoraciones provenientes de la riátegui tampoco se encuentra ningún artículo
generación del 900, cabría esperar, dentro de sobre estas narradoras. Tan sólo este recuerdo
una lógica de coincidencias en los objetivos, de Matto de Turner en el artículo «El proble-
De Micaela Bastidas a Magda
que fuera José Carlos Mariátegui quien res- ma primario del Perú»:
Portal: recuperaciones crítico- tituyera la trascendencia de la autora como
literarias de las independentistas
del Perú iniciadora de la novela indigenista. Sin em- Dirijamos la mirada al problema fundamental, al
EVA Mª VALERO JUAN bargo, resulta especialmente sorprendente problema primario del Perú. Digamos algo de lo que

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 64-72

diría ciertamente Clorinda Matto de Turner si viviera trada); ideales de armonía y necesaria asimila- 27
José Carlos Mariátegui, «El
todavía. Este es el mejor homenaje que podemos ción en los que vendría a coincidir medio siglo problema primario del Perú»,
rendir los hombres nuevos, los hombres jóvenes del después Ciro Alegría en El mundo es ancho y en Peruanicemos el Perú, Lima,
Empresa Editora Amauta, 1970,
Perú, a la memoria de esta mujer singular que, en una ajeno (1941), y que serían vistos sin embargo p. 30.
época más cómplice y más fría que la nuestra, insur- por José María Arguedas como el peligro más
gió noblemente contra las injusticias y los crímenes acuciante para la preservación de la pureza 28
«En estos versos del pórtico de
de los expoliadores de la raza indígena27. cultural del mundo indígena; en definitiva, el Los Heraldos Negros principia
factor decisivo para la aculturación. acaso la poesía peruana. (Perua-
na, en el sentido de indígena)».
El recuerdo es ciertamente positivo, pero Así, es preciso partir de las bases ideoló- «El proceso de la literatura», en
el hecho es que esta «mujer singular» –como gicas de Clorinda Matto y Mariátegui para op. cit., p. 208.
él la califica– no aparece en su calidad de escri- leer en los Siete ensayos lo siguiente: «No nos 29
tora (novelista, periodista) en ninguno de sus contentamos con reivindicar el derecho del Véase los trabajos de Antonio
artículos, de lo que se infiere su irrelevancia indio a la educación, a la cultura, al progreso, Cornejo Polar: «Aves sin nido:
indios, notables y forasteros»,
para Mariátegui en el «proceso de la literatu- al amor y al cielo. Comenzamos por reivindi- en La novela peruana; siete estu-
ra» peruana. Cabría entonces preguntarse por car, categóricamente, su derecho a la tierra», dios, Lima, Horizonte, 1977, pp.
7-32; «Prólogo» a Clorinda Ma-
los motivos y reflexionar sobre las posibilida- y para entender que esa reivindicación «a la tto de Turner, Aves sin nido, La
des que explican esta ausencia. educación, a la cultura, al progreso, al amor y Habana, Casa de las Américas,
1974, pp. vii-xxxv; «Prólogo» a
En primer lugar, sería preciso recordar que al cielo», que Mariátegui de algún modo mi- Clorinda Matto de Turner, Heren-
en base a la estructuración marxista con que nimiza con una sutil sonrisa, era la propuesta cia, Lima, Instituto Nacional de
Mariátegui periodiza la literatura peruana en de Clorinda Matto, y que para él resultada Cultura, 1974, pp. 7-21; «Prólo-
go» a Clorinda Matto de Turner,
tres fases –colonial, cosmopolita y nacional del todo insuficiente si no iba unida al factor Índole, Lima, Instituto Nacional
(coincidiendo con las etapas aristocrática, principal: el económico, el derecho a la tierra. de Cultura, 1974, pp. 7-32.

burguesa y proletaria de la historia)– para Estas ideas de Mariátegui las encontramos 30


el ideólogo socialista el primer indigenismo también en el prólogo que escribió para Luis E. Valcárcel, Tempestad en
los Andes, [s. e.], Lima, 1927.
funcionaría como clausura del periodo cos- Tempestad en los Andes de Luis E. Valcárcel:
mopolita, pero todavía no podría conside- «No es la civilización, no es el alfabeto del 31
rarse como literatura nacional, cuya primera blanco, lo que levanta el alma del indio. Es Rocío Ferreira, «Clorinda Matto
de Turner, novelita y los aportes
manifestación no llegaría hasta Los Heraldos el mito, es la idea de la revolución socialista. de Antonio Cornejo Polar al
Negros de Vallejo28. Es más, Mariátegui dis- La esperanza indígena es absolutamente re- estudio de la novela peruana
del siglo XIX», Revista de Crítica
tinguió entre la literatura indigenista, como li- volucionaria»30. La distancia entre Clorinda Literaria Latinoamericana, Año
teratura idealizadora a la que califica de «lite- Matto y Mariátegui es totalmente visualizable XXXI, 62, Lima-Hanover (2º Se-
mestre de 2005) (pp. 27-51),
ratura de mestizos» (de ahí que sea indigenista en estas formulaciones y puede resumirse en p. 35.
y no indígena –y por tanto pre-nacional–), y pocas palabras: los postulados de Mariátegui
una literatura indígena que estaba por llegar son revolucionarios, los de Matto de Turner,
y habrían de producir los propios indígenas. reformistas. Y tal vez sea en esta distancia
Desde esta perspectiva evidentemente reduc- ideológica, que no es sino la que separa el
cionista de lo que debía ser la literatura perua- pensamiento burgués del proletario, donde
na, Mariátegui plantea que sólo los indígenas se encuentra la explicación para entender la
podrían dar lugar a ese período nacional de la ausencia de las novelas de Clorinda Matto en
literatura que, por otra parte, estaría sustenta- la obra del principal ideólogo del indigenismo
do sobre los logros sociales producidos por la en el siglo XX.
implantación del socialismo. Sin embargo –como ha visto Rocío Ferrei-
En segundo lugar, deberíamos tener en ra– a este período de crítica y exclusión siguió
cuenta que el proyecto de Clorinda Matto otro de «revalorización y de reivindicación
tiene una base ideológica burguesa, cimentada de la novelista que finalmente logró insertarla
en los valores de la civilización, la educación en el canon de la literatura peruana y latinoa-
y, lo que resulta más controvertido, la asimi- mericana. El movimiento indigenista de los
lación o incorporación del indio a la cultura años 20 y 30 que motivó los debates sobre el
hegemónica (tal y como vio Cornejo Polar carácter plural de la sociedad peruana y que
en sus estudios sobre las novelas29, en los que ‘reapareció con intensidad en los años 60’ fue
evidenció la conversión de Margarita –la niña el propulsor de ese proceso»31. Proceso de
indígena que aparece en Aves sin nido y que restitución que cuenta con autores como Luis De Micaela Bastidas a Magda
es adoptada por una familia burguesa, culta y Alberto Sánchez, y que tiene como máximo Portal: recuperaciones crítico-
literarias de las independentistas
bondadosa– en una señorita de la alta sociedad exponente en las últimas décadas a Antonio del Perú
limeña, educada en el seno de una familia ilus- Cornejo Polar, quien en sus ensayos sobre EVA Mª VALERO JUAN

71
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 64-72

la autora afirma su «convicción sobre la im- Como hemos visto fue Magda Portal quien
portancia decisiva de las novelas de Clorinda aglutinó toda la tradición feminista que he re-
Matto de Turner en el proceso de la literatura corrido en un nuevo activismo social formula-
peruana». Asimismo, Vargas Llosa, en La do tanto desde el ámbito político como desde
utopía arcaica, sitúa a Clorinda Matto como el literario35, siguiendo la estela de Clorinda
«primer escritor indigenista» y revaloriza su Matto o Mercedes Cabello con una concep-
obra como fundadora de toda una tradición: ción comprometida del arte, y en concreto de
la poesía. El citado poema a Micaela Bastidas
Magda Portal. Su novela Aves sin nido inauguró una larga sucesión o su ensayo El aprismo y la mujer (1933)36,
de libros comprometidos en los que se retrata, desde en cuya primera parte –«Posición de la mu-
diversos ángulos, la vida campesina, denunciando jer peruana»– expresa su reconocimiento a
32 las injusticias y reivindicando las costumbres y nuestras protagonistas, (Francisca Zubiaga,
Vargas Llosa, La utopía arcaica, tradiciones indígenas hasta entonces ignoradas por la Flora Tristán y Clorinda Matto) supone una
México, FCE, 1996, p. 21.
cultura oficial. Es imposible estudiar la historia rural justa recuperación, en clave de herencia, de
33 del continente y entender el destino del hombre de la acción y el pensamiento de estas grandes
Sobre la relación de Mariágetui
con Marga Portal véase: Cecilia
los Andes desde el fin de la Colonia hasta la época mujeres de la historia.
Bustamante, Intelectuales perua- contemporánea sin acudir a la novela indigenista. Ella Todas ellas comparten en sus biografías
nas de la generación de José es a menudo el único testigo de esa historia32. la persecución y la exclusión: desde Micaela
Carlos Mariátegui, op. cit., pp.
22-24; Marta Bermúdez Ga- Bastidas, ejecutada; Francisca Zubiaga, exi-
llegos, «Magda Portal, la eter- Otra suerte correría la escritora Magda liada y fallecida en la soledad; Flora Tristán,
na rebelde», en Betty Osorio
y María Mercedes Jaramillo,
Portal en la obra de Mariátegui, quien le la paria –como ella misma se intituló– cuyas
Las desobedientes. Mujeres de dedicó un capítulo en su «Proceso», cuando Peregrinaciones forman parte de la larga lista
Nuestra América, Panamericana
Editorial, Santa Fé de Bogotá,
tan sólo había publicado su primer poemario de libros que fueron a parar a la hoguera
1997, pp. 288-308. y un libro en prosa. En esta obra primeriza de la historia; y Clorinda Matto, que sufrió
el «espíritu rebelde» y el «mesianismo re- persecución y exilio, así como la quema de
34
Cecilia Bustamante, op. cit., p. volucionario» de los que hizo gala la autora su imprenta y la prohibición de su novela
23. en el seno de la tradicional sociedad peruana Aves sin nido; llegamos a Magda Portal, que
35
evidencian una cercanía de posicionamientos en su libro Hacia la mujer nueva reivindicó
Véase el artículo de Lady Rojas- ideológicos que refuerzan el ensalzamiento la memoria de todas ellas y que ya en pleno
Trempe, «Mujeres y movimien-
tos sociales en América Latina:
por parte de Mariátegui de su figura33. Sin siglo XX no escapó de las persecuciones de
Ángela Ramos y Magda Portal, embargo, también el nombre de Maga Por- sus predecesoras. La progresiva recuperación
escritoras políticas de pie en la tal se trataría de borrar como consecuencia desde el siglo XX de estas protagonistas de
Historia del Perú». URL: «http://
www.flora.org.pe/DEBATE.htm» de la intensa actividad política que marcaría la emancipación política, cultural y literaria
una vida de exilios, deportaciones, prisión y peruana –y también la de la emancipación de
36
Magda Portal, El aprismo y la
persecución continua; pero también de lucha la mujer– es la mejor muestra de una andadura
mujer, Lima, Editorial Cooperati- incansable por aquellos derechos de la mujer histórica de las mujeres que, en su pertinaz
va Aprista «Atahualpa», 1933.
que ya reclamara un siglo antes Flora Tristán oposición a las más cruentas formas de ex-
–como el derecho al voto– y por una actividad clusión, consiguieron trazar en el Perú, desde
abrumadora de conferencias, publicación de su historia independiente, el camino hacia la
revistas y campaña feminista por toda Lati- igualdad social; una utopía que, lejos de ser
noamérica. Todo ello derivó, como recuer- realidad en las puertas del siglo XXI, continúa
da Cecilia Bustamante, en «una devastadora moviendo la acción y la pluma de las grandes
campaña de desprestigio personal, ataques a obreras de la libertad y del pensamiento en
su vida privada y el tradicional silenciamiento América Latina.
de su obra y personalidad»34.

De Micaela Bastidas a Magda


Portal: recuperaciones crítico-
literarias de las independentistas
del Perú
EVA Mª VALERO JUAN

72
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 73-84
ISSN: 1577-3442

Rocío Ferreira:
Rocío Ferreira obtuvo el doctora-
do en literatura latinoamericana y
estudios de género en la Univer-
sidad de California en Berkeley y
ahora es catedrática de literatura
latinoamericana en la Universidad
DePaul en Chicago. Trabaja en

CARTOGRAFÍAS PAN/AMERICANAS EN
temas relacionados con la literatura
latinoamericana de los siglos XIX,
XX y XXI y teoría de género, pero

COCINA ECLÉCTICA (1890) DE JUANA


su investigación se enfoca princi-
palmente en la cultura y literatura
peruana. Ha participado en nume-

MANUELA GORRITI
1 rosos congresos internacionales y
publicado artículos de crítica en
libros y revistas especializadas. Su
libro De las Veladas literarias a la
ROCÍO FERREIRA Cocina ecléctica: mujeres, cultura
DePaul University y nación en el Perú decimonónico
está por salir con el Fondo Editorial
del Congreso del Perú. El Centro
de Humanidades y el Centro de
Investigación Latino/americano de
DePaul le ha otorgado una beca
para que continúe trabajando en
su proyecto actual titulado «Yu-
Dos años antes de su muerte, Juana Ma- revistas y semanarios justamente en la época yanapaq/para recordar: Memoria,
nuela Gorriti (1818-1892) publicó Cocina en la que los estadistas peruanos comenzaban desplazamiento y violencia política
ecléctica (1890); libro que reúne las recetas a forjar proyectos nacionales para organizar la en la cultura peruana contempo-
ránea».
culinarias que les solicitó a sus amigas de joven república bajo la dirección del general
diversos lugares de Hispanoamérica para su Ramón Castilla (1845-1851 y 1855-1864)3.
publicación. Este último ejercicio comuni- Ya en 1860, Gorriti había alcanzado una gran
tario que Gorriti organizó denota su interés reputación en la vida intelectual limeña con la
durante la Guerra del Pacífico
por representar la diversidad pan/americana publicación inicial por entregas en 1851 de su con su amiga Mercedes Cabello
y de forjar la participación de la mujer en el leyenda peruana «La quena», en el «Folletín» de Carbonera, se instaló en Bue-
nos Aires y sólo regresó al Perú
ámbito cultural; gesto que iniciara a su llegada del diario El Comercio4; con publicaciones en en 1884 de visita.
al Perú con su labor como escritora y salon- La Revista de Lima y La Revista de Buenos
nière. Gorriti fue una de las intelectuales más Aires; con la fundación de tres importantes 3
El importante rol que ejerciera
activas e importantes de su época ya que fue semanarios dirigidos a mujeres –El Albúm Gorriti en el desarrollo de la
la que dio mayor empuje a la participación de (1874, con Carolina Freire de Jaimes), La cultura literaria peruana de la
segunda mitad del siglo XIX lo he
la mujer en el ámbito de la cultura literaria a Alborada (1874-75) y La Alborada del Plata desarrollado ampliamente en mi
lo largo de una vida agitada de interminables (1877-80)– y, finalmente, con la instauración trabajo inédito: «De cómo dejar-
se caer de la sartén al fuego de
viajes entre Lima y La Paz, Salta y Buenos de su famoso salón literario (1876-77). Asi- la escritura: la narrativa peruana
Aires2. Se estableció en el Perú (primero en mismo, «la embajadora cultural» se incorporó de Juana Manuela Gorriti».
Arequipa y luego en Lima) a mediados de rápidamente al grupo de «los bohemios» co-
4
la década de los años cuarenta donde residió mo una figura de gran respeto y admiración. Cf. mi artículo «Transacciones de
por un período de más de treinta –interrum- En La bohemia de mi tiempo Ricardo Palma amor y de dinero: oro, género
y domesticidad en las leyendas
pidos– años. Durante su larga estadía en afirma, «Los bohemios la tratábamos con la ‘Andinas’ de Juana Manuela
el Perú, Gorriti comenzó su carrera como misma llaneza que a un compañero, y su casa Gorriti», en Sara Beatriz Guardia
(ed.), Mujeres que escriben en
intelectual y escritora publicando leyendas era para nosotros un centro de reunión»5. A América Latina, Lima, CEMHAL,
sentimentales y artículos de temas variados en partir de este momento, la escritora argenti- 2007, pp. 163-76.

5
1 2 Isidoro Belzú, –caudillo y futu- nalmente llegar a Lima en Ricardo Palma, La bohemia de
Una versión de este trabajo Aunque fue argentina de naci- ro presidente de Bolivia– con 1848. En Lima tuvo dos hijos mi tiempo, Lima, Ediciones Hora
fue presentada en el Coloquio miento, a una temprana edad quien tuvo dos hijas: Edelmira más –Clorinda Puch y Julio F. del Hombre, 1948, p. 30.
Internacional: «100 años des- se exilió con su familia por y Mercedes. Después de vivir Sandoval– quien más tarde
pués. La literatura de mujeres razones políticas primero en varios años en Bolivia, se tras- se convirtió en su compañero
en América Latina: el lega- Tarija y luego en Chuquisaca, ladó a Arequipa en 1845 con co-organizador y compilador
do de Mercedes Cabello de Bolivia. Durante la guerra civil su familia ya que la actividad de las veladas literarias. En
Carbonera y Clorinda Matto argentina, su padre, el general política de Belzú los llevó al 1877 Gorriti regresó a Buenos
de Turner», California, State José Ignacio Gorriti, luchó en exilio. Después de separarse Aires para recibir una pensión
University, Long Beach, Ma- el bando de los unitarios cuan- de Belzú se refugió en Are- vitalicia que la obligó a residir
Cartografías pan/americanas en
yo 2009, y saldrá publicada do estos fueron derrotados quipa en primera instancia allí hasta el día de su muerte Cocina ecléctica (1890) de Juana
próximamente en las Actas por Juan Facundo Quiroga. –donde fue gran «animadora en 1892. En 1881, después Manuela Gorriti
del Coloquio. En 1833, se casó con Manuel de la vida social»– para fi- de permanecer en Chincha ROCÍO FERREIRA

73
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 73-84

na sostuvo una gran amistad con el escritor a través de este espacio «doméstico», mar-
tradicionista Ricardo Palma y con las escri- ginado («la cocina») pero propio, se cocinan
toras Clorinda Matto de Turner y Mercedes ciertos saberes que van más allá de una receta,
Cabello de Carbonera. Además, fue la madre como veremos a continuación. En función de
intelectual, maestra y amiga de las escritoras lo que hemos expuesto, en este ensayo nues-
peruanas que se iniciaban en las letras y con tro interés principal se centra en ilustrar la
ellas, precisamente, fue con quienes dialogó diversidad de discursos que traen en sí mismas
en su salón literario; el más prestigioso de las recetas y ver la relación que éstas presentan
Hispanoamérica. Fue en ese espacio donde con la ideología particular de las autoras.
las jóvenes escritoras cuestionaron sin tregua
Familia Gorriti. asuntos relacionados con la formación de las Recetas para leer7
naciones, la situación de la mujer, la consti-
tución de la familia, el matrimonio, la educa- «Helado de canela»8
6
Sobre Cocina ecléctica tres ensa- ción, y su propia participación en el mundo
yos abrieron el campo de estudio intelectual. Por lo demás, la producción litera- Pues que las letras se permiten el solaz de bajar á la cocina,
de este poco conocido texto de
Gorriti. Véase Nina M. Scott,
ria de Juana Manuela Gorriti cubre un amplio ¿por qué nó el magisterio, cuya mision es también,
«Juana Manuela Gorriti’s Cocina territorio en el campo cultural decimonónico enseñar lo bueno?
eclectica: Recipes as Feminine
Discourse», Recipes for Reading:
hispanoamericano, pues va del punto más ál- – Enriqueta Lund (Lima)–
Community Cookbooks, Stories, gido del romanticismo hasta el positivismo de
Histories, Amherst, University of fin de siglo. Así, desde sus primeras leyendas Es claro que a través de los años la cocina
Massachusetts, 1997, pp. 189-
99 (este artículo apareció prime- romántico-sentimentales hasta la publicación ha servido y sigue sirviendo como punto de
ro en Hispania 75 (May 1992), de Cocina ecléctica (1890) –texto del que nos reflexión para desarrollar y explicar histo-
pp. 310-14; Josefina Iriarte y
Claudia Torre, «Juana Manuela
ocuparemos en este ensayo–, pasando por los rias, teorías, filosofías y demás. Al repasar
Gorrti: Cocina ecléctica. ‘Un sí temas polémicos presentados en sus veladas la historia americana no tardamos mucho
es no es de ajo molido’», Muje-
res y cultura en la Argentina del
literarias, y, sobre todo, por sus distintas na- en encontrar escritores, filósofos, críticos,
siglo XIX, Buenos Aires Femina- rraciones vemos que la obra de Gorriti está estudiosos que han desarrollado y expresado
ria Editora, 1994, pp. 80-86; atravesada por un discurso americanista que sus ideas a partir de metáforas culinarias a lo
y «La mesa está servida», El
ajuar de la patria, Buenos Aires, está muy presente en su último proyecto: el largo de los siglos. Sólo nos basta recordar,
Feminaria Editora, 1993, pp. libro de cocina6. por ejemplo: el relato que nos cuenta el Inca
45-61.
En este artículo nos proponemos ver al- Garcilaso de la Vega sobre la experiencia de
7 gunas particularidades de este compendio de lo chasquis y los melones «jabladores»; la
Hago alusión al libro editado
por Anne L. Bower, Recipes for
recetas culinarias que nos interesan destacar interpretación del intercambio del vaso de
…, op. cit. en nuestro corpus en relación al enfoque pan/ chicha que hace Felipe Guaman Poma de
americanista del texto y a la experiencia cultu- Ayala del (des)encuentro entre Atahualpa y
8
Juana Manuela Gorriti, Cocina ral de Juana Manuela Gorriti en el Perú. Co- Francisco Pizarro en Cajamarca; «los secretos
ecléctica, Buenos Aires, Félix La- mo observaremos, muchas de las autoras de naturales» que descubre Sor Juana Inés de la
jouane, 1890. El epígrafe que
abre esta sección y las citas de
las recetas publicadas en Cocina ecléctica son Cruz guisando; el aprecio americano que hace
las recetas provienen del texto las escritoras y/o educadoras que participaron Andrés Bello en su poesía al exaltar sus frutos;
original. Todas las citas de este
ensayo mantendrán la ortografía
en sus veladas literarias de Lima; mientras que la desgarradora descripción de la condición de
y puntuación original. También otras de ellas están directamente vinculadas las «Cocinas y cocineras» peruanas que deta-
hemos consultado otras edicio- con los intelectuales y los estadistas peruanos lla Abelardo Gamarra; el dolor profundo que
nes más recientes del texto y
hemos constatado que no son o con los invitados hispanoamericanos que emana del «pan nuestro» de César Vallejo; el
fieles a la versión original. Por fueron asiduos colaboradores en las tertulias diálogo que entabla Alfonsina Storni entre la
ejemplo la edición publicada por
la Librería Sarmiento S.R.L, omite
semanales; además de sus amigas y parientes tragedia clásica y la realidad de una cocinera
varias recetas como por ejemplo bolivianas y argentinas. A su vez, dada su en su breve texto «Polixema y la cocinerita»;
la de «Ensalada de paltas» de
Mercedes Cabello de Carbo-
fascinante pluralidad y riqueza, el compendio la glorificación de los alimentos y cosas coti-
nera, entre otras. Véase Juana de recetas configura una notable reflexión, no dianas que en «Odas elementales» compone
Manuela Gorriti, Cocina ecléc- sólo sobre la cocina y sus elementos innatos Pablo Neruda; el «Manifesto Antropófago»
tica, Buenos Aires, Librería Sar-
miento S.R.L., 1977. La edición en sí, sino también sugiere nítidamente que de Oswald de Andrade; el valor que le da
Gilberto Freyre a la cocina nordestina en su
«Manifesto Regionalista»; la imagen culinaria
de Martorell, aunque incluye Juana Manuela Gorriti, Coci- de un ajiaco caribeño que ofrece Fernando
todas las recetas, no deja de na ecléctica, Alicia Martorell
Cartografías pan/americanas en
tener algunas fallas mínimas (ed.), vol. 3, Salta, Fundación
Ortiz para explicar su teoría de la «transcultu-
Cocina ecléctica (1890) de Juana
Manuela Gorriti como invertir el orden de dos del Banco del Noroeste Coop. ración»; las »naranjas y manzanas» filosóficas
ROCÍO FERREIRA recetas, por ejemplo. Véase Ltdo., 1989, pp. 147-354. de Clarice Lispector. Además varias escritoras

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y críticas literarias contemporáneas también implícitas en lo ‘público’ y lo ‘privado’. Se trata de 9


Francine Masiello, Entre civiliza-
se sirven del espacio tradicionalmente feme- un proceso de develamiento a fin de demostrar la ción y barbarie. Mujeres, nación
nino, «la cocina», como un lugar de reflexión permeabilidad constante entre ambos dominios de y cultura literaria en la Argentina
moderna, Rosario, Beatriz Viter-
en su escritura. Por ejemplo: la «Lección de la experiencia9. bo Editora, 1997, p. 20.
cocina» de Rosario Castellanos; el título de la
compilación de ensayos de Patricia González Conviene en este punto precisar algunos 10
Masiello, op. cit., p. 21.
y Eliana Ortega, La sartén por el mango; el de estos conceptos críticos que son los que
ensayo crítico «La cocina de la escritura» de han posibilitado nuestra genealogía del dis-
Rosario Ferré; los recetarios que Debra A. curso literario femenino en el siglo XIX. La
Castillo incluye al principio y al final de Tal- cocina, como las veladas literarias limeñas
king Back; el libro de recetas afrodisiacas de en su «modesto salón», espacios domésticos
Isabel Allende, Afrodita; y las novelas Como accesibles a toda mujer, se vuelven espacios de
agua para chocolate: novela de entregas men- participación pública, en los que se producen
suales, con recetas, amores y remedios caseros discursos que van más allá de una receta o una
e Íntimas suculencias: tratado filosófico de charada. Las mujeres dialogan públicamente
cocina de Laura Esquivel. Por otro lado, cabe acerca de la cultura y de la historia y prueban
mencionar que, cien años después de que Go- que, como dice Masiello, «la escritura domés-
rriti publicara su libro «comunitario» de rece- tica se convierte en una manera de ampliar un
tas de cocina con la contribución de un hete- diálogo sobre la adquisición del conocimiento
rogéneo grupo de mujeres latinoamericanas y de la ciencia y modos de afectar los progra-
célebres, en este fin de siglo en el Perú se han mas del Estado»10. En ese sentido, las recetas
trabajado proyectos similares. Por ejemplo, el recogidas en Cocina ecléctica pueden ser pen-
poeta Antonio Cisneros organizó y publicó sadas como «espacios imaginarios» a través de
en el 2000 un recetario culinario titulado El los cuales es posible leer dentro de los temas,
diente del Parnaso. Manjares y menjunjes del ideas y cuestiones del proyecto americanista
letrado peruano con la contribución de hom- que interesaban a las contribuyentes.
bres célebres, y por otro, las mujeres de sec- ¿En qué consiste el «saber» alternativo de
tores marginales siguen luchando juntas por las rececetas? Claramente deducimos que este
mejorar el movimiento que crearan hace más texto fue montado por Juana Manuela Gorriti
de dos décadas –«la cocina comunitaria»– pa- para establecer su propuesta pan/americanista
ra alimentar nutritivamente a su comunidad. en un diálogo imaginario con múltiples y di-
Como en el siglo pasado, las mujeres y los versos lectores en torno al reto que represen-
hombres usan el espacio doméstico de la taba la construcción de un proyecto nacional
cocina para enfrentarse con los problemas so- en Hispanoamérica. ¿Cuál fue la relación entre
ciales y políticos contemporáneos. Sobre este la producción literaria de las escritoras y la(s)
tema, Deane W. Curtin y Lisa M. Heldke en receta(s) que cuidadosamente escogieran para
Cooking, Eating, Thinking. Transformative esta publicación? Para las autoras las recetas
philosophies of food subrayan la resonancia literarias y culinarias se definen como parte
que los alimentos tienen en la formación de de la ideología decimonónica. Las recetas des-
sociedades, de sus individuos e identidades, lizan su mirada hacia sus propios proyectos.
así como la necesidad de profundizar en la Se trata de establecer un diálogo intertextual
relación central que existe entre estos. entre la ideología que ciertas autoras desarro-
En su importante trabajo sobre las escri- llan en su obra y las recetas que elaboran para
toras argentinas, Francine Masiello ha demos- la antología. Hablando del caso particular de
trado que las escritoras peruanas, en ellas se materializa
el discurso indigenista y anticlericalista de
los estudios culturales, inspirados fundamentalmente Clorinda Matto de Turner; el positivismo
en las estrategias deconstructivistas, han revisado científico de Mercedes Cabello de Carbonera
la oposición tradicional entre la esfera pública y la y la preocupación por la educación femenina
privada –cuya vinculación con el género resulta arbi- de Teresa González de Fanning, por ejemplo.
traria–, según la cual las actividades masculinas están En el caso de Gorriti, el recetario le sirve para
situadas decididamente en el ámbito público, mien- trazar una cartografía personal y cultural en
tras que las femeninas están relegadas al dominio del la que favorece a los países en los cuales re- Cartografías pan/americanas en
Cocina ecléctica (1890) de Juana
hogar. Estas categorías de análisis han sido objeto de sidió. Además estas autoras revisan el rol de Manuela Gorriti
investigaciones que cuestionan las falsas dicotomías la mujer en la historia y su sociedad actual. ROCÍO FERREIRA

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A rastrear esta hipótesis están dedicadas las tografía triangular. Asimismo, a lo largo de su
siguientes secciones de este estudio. carrera de escritora viajera, Gorriti –al igual
que en la cocina– escogería cuidadosamen-
La cocina (ecléctica) de la escritura en el te ingredientes netamente americanos para
proyecto pan/americanista de Juana Ma- confeccionar sus relatos y estos, a su vez, le
nuela Gorriti servirían para organizar un juego de alianzas.
En este sentido es especialmente interesante
Mensaje. que este relato establezca la importancia que
Señores: las escritoras decimonónicas dieran a la amis-
Juana Manuela Gorriti (1818- […] Como base de toda operacion culinaria, he tad y a las relaciones humanas basadas en un
1892).
procurado dar al conjunto del menaje la limpieza sistema de reciprocidad andina.
esmerada, que necesita, sobretodo, en este lugar de Este sistema organizativo andino sufrió
continuas polvaredas. […] cambios a lo largo de los años para adap-
11 En busca de modificaciones que se adapten á todos tarse a nuevas situaciones pero nunca fue
Juana Manuela Gorriti, «Chin-
cha», El mundo de los recuerdos, los gustos, he ideado para la salsa de peregil en re- erradicado. En el relato «Chincha» las dos
Buenos Aires, Félix Lajouane, emplazo del desagradable queso, el migajon de pan amigas, Cabello y Gorriti, deciden habitar
Editor, 1886, pp. 311-21. Es-
te mensaje se lo leyó Juana
desleido en la crema de leche, que le da un sabor «la preciosa casita amueblada» que el Doctor
Manuela a sus comensales –su delicioso; sustituyendo para esta y la de mirasol, el Carbonera había arrendado para Gorriti y su
querida amiga Mercedes Cabe- aromático jugo de la naranja, al indigesto vinagre. He hijo; deciden enviar a Julio, el hijo, a casa del
llo de Carbonera, el Dr. Urbano
Carbonera y su hijo Julio F. cambiado el uso de verduras trituradas en la confec- Dr. Carbonera para que le haga «compañía
Sandoval– «reunidos en torno a cion del puchero, con un manojo de yerbas olorosas al esposo abandonado». Gorriti cuenta: «En-
la mesa» durante su estadía en
Chincha, Perú. que, cocidas con la carne, dán á esta y al caldo, un dulzamos el forzado convenio, prometiendo
sabor agradable. á aquellos señores las delicias de una esquisita
12
Gorriti, Ibid., p. 317.
En el anhelo de extender el catálogo de nuestros mesa, cuyo menu, dirijido alternativamente
manjares, he hecho apelacion á los recuerdos de mi por las dos amas de la casa, nada dejaria que
13 vida nómada, y tomado de los diferentes países que desear»12. Gorriti y Cabello regalan dadivo-
Gorriti, Ibid., p. 322.
me albergaron, lo que encontré digno de nuestro samente al hijo y al esposo con «esquisitos
delicado paladar; y os he servido el estofado de seis platos» para asegurarse de que su petición no
carnes, la ensalada de zapallo en flor; umintas y pas- fuera rechazada. La reciprocidad fue la estra-
teles asados entre piedras calcinadas, y la carne con tegia más importante que Gorriti utilizó para
cuero de la Pampa natal11. crear «aquella existencia de dulce fraternidad»
que siempre anheló y logró13.
La cita que inicia esta sección presenta a Cocina ecléctica de Gorriti es la muestra
Gorriti al mando de la cocina en «la casita final del incansable esfuerzo de esta prodi-
preciosa». En la narración «Chincha», Gorriti giosa mujer por estrechar siempre los lazos
relata el viaje que hiciera con su querida ami- «sororales» (más que fraternales, dada la es-
ga Mercedes Cabello de Carbonera y su hijo trechísima amistad entre estas mujeres) entre
Julio F. Sandoval al tranquilo pueblo ubicado uno y otro lado de la Cordillera de los Andes
en Ica, al sur de Lima, huyendo de la nefasta en base al sistema organizativo andino de la
«Guerra del Pacífico». Lo interesante de este reciprocidad. En su libro de «preciosos ma-
relato es que revela –a través de la serie de teriales» Gorriti recopila las recetas especiales
recetas que ella le presentara a sus comensa- de sus queridas amigas no para saciar el ape-
les– su filosofía de la vida. En su descripción, tito de maridos sino más bien para alimentar
Gorriti pone énfasis en buscar modificaciones el alma de quien produce y recibe una delicia.
«que se adapten a todos los gustos». Para Un ejemplo sobresaliente de este intercambio
conseguir su objetivo Gorriti idea, reempla- cultural y espiritual en el que las mujeres
za, sustituye, cambia, apela a los recuerdos dialogan es la receta «Ensalada de Paltas» que
de su vida nómada y finalmente toma de los Mercedes Cabello de Carbonera le enviara a
diferentes países que la albergaron –Argen- su amiga para ser publicada en Cocina ecléc-
tina, Bolivia y Perú– aquello que encuentra tica. En esta receta Cabello evoca los días que
digno del delicado paladar de los comensales las dos amigas pasaran juntas en Chincha:
y suyo. La concepción del arte culinario de
Cartografías pan/americanas en Gorriti conserva una relación metonímica con La compiladora de estas eclécticas recetas, ha gustado
Cocina ecléctica (1890) de Juana
Manuela Gorriti su quehacer literario. Cocinar es escribir y un muchas veces este riquísimo plato, preparado por mí,
ROCÍO FERREIRA ingrediente o una receta es un lugar de esa car- allá en los días felices que pasamos juntas, habitando

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aquel poético pueblecito, escondido como el nido miliares y conocidas) que le enviasen sus rece-
de una ave, entre bosques de naranjos y limoneros, tas favoritas para publicarlas en un libro de co-
donde no teníamos mas trabajo que tender la mano, cina. Un proyecto que sería acogido con gran
para cosechar las frutas más esquisitas. ilusión por múltiples contribuyentes. Ciento
Allí cogía yo las paltas de la ensalada que tomábamos setenta y siete mujeres, aproximadamente17,
en ayunas, para mejor saborearla, y como aperitivo al enviarían doscientas cuarenta y cuatro recetas,
próximo almuerzo. en muchos casos comentadas, desde Salta, La
Es tan sabrosa y delicada la pulpa de esta fruta, Paz, Cochabamba, Oruro, Santiago, Limache,
verdadera maravilla tropical, que toda especie está Cusco, Arequipa, Lima, Tacna, Tarma, Bue-
de más, en su condimento, debiendo, para esta, em- nos Aires, Córdoba, Rosario, Metán, Men-
plearse solo aceite, vinagre, sal, y, á lo más, un ligero doza, Tucumán, Santa Fe, Flores, La Plata,
espolvoreo de pimienta. Montevideo, México, Bogotá, París, Sevilla,
Si ha de servirse en una mesa, se le pone al centro, La Rioja, San Sebastián, Anvers, Dublin y
como relieve, una palia, sobre hojas tiernas de le- Nueva York. En este intercambio cultural –en Juana Manuela Gorriti.
chuga14. el que las amigas mandan el material y ella lo
publica– Gorriti logra establecer un círculo
La palabra escrita que narra anécdotas y social que les permitiría a las contribuyentes 14
Gorriti, ibid., p. 289.
describe la elaboración de variados y suntuo- publicar e intercambiar ideas no sólo a nivel
sos platillos y bebidas regionales americanos, nacional sino internacional. 15
y uno que otro europeo, borra la distancia A primera vista, Cocina ecléctica pareciera Gran parte del territorio que
Ángel Rama denominara «el
entre las emisoras y la receptora al evocar ser un libro común de recetas culinarias, sin área cultural andina» en Trans-
recuerdos de otras tierras, de otros tiempos, embargo una lectura detenida de cada receta culturación narrativa en América
Latina, México, Siglo Veintiuno
de momentos compartidos, a través de todos demuestra que el compendio es un reflejo de Editores, 1987.
los sentidos: el tacto, la vista, el olfato y el la cultura decimonónica en la que se desarro-
16
gusto. llaron estas mujeres. Detrás de la cocina se Juana Manuela Gorriti, Lo ínti-
Con Cocina ecléctica Gorriti dibuja un despliega la historia latinoamericana circun- mo, Alicia Martorell (ed.), vol.
nuevo mapa cultural en el cual su trayectoria dante que gira alrededor de las experiencias e 12, Salta, Fundación del Banco
del Noroeste Coop. Ltdo., 1989
de vida está presente: Argentina, Bolivia y el intereses personales de las contribuyentes. En (pp. 70-195), p. 143-44.
Perú15. En este sentido, las recetas, como los el mapa cultural que Gorriti establece están
17
conceptos, son también imágenes del pen- presentes la historia pre-colombina, colonial Digo aproximadamente, porque
samiento. Tal vez por este motivo, y ya que y republicana; así como referencias a: guerras, varias autoras usan distintas es-
trategias para publicar más de
en realidad el mismo texto aspira a ser una héroes, generales, zonas geográficas específi- una receta. Algunas cambian sus
ilustración de ese mapa cultural, en el que en cas y productos oriundos de la zona andina nombres ligeramente, usan ini-
cada receta se dibuja ya sea una memoria, una entre otros. Además las autoras narran suce- ciales o alternan entre el apellido
de soltera y el de casada. Por
emoción o una percepción, Gorriti no inclui- sos curiosos, llenos de un celo nacionalista, ejemplo una autora firma: Mer-
ría ninguna receta propia. La constelación con el afán de autorizar «la gracia encantadora cedes Torino de Pardo, Mercedes
Pardo y Mercedes T. de Pardo.
de recetas –que privilegia las regiones que de su palabra» (la palabra escrita) que explica Otra autora –posiblemente Ur-
permanecieran latentes en su «mundo de los la preparación «de las confecciones suculen- cina Ponce de Sandoval, esposa
de su hijo Julio F. Sandoval– fir-
recuerdos»– será la que configure la cartogra- tas». Para la compiladora «las confecciones ma su última receta con su seu-
fía imaginaria de Gorriti. suculentas» propias no son otras que las li- dónimo «Chinga» y comenta en
Nuevamente, mujeres de distintos ámbitos terarias, por eso ella se autoriza nombrando, el libro: «Achacarían á falta
de modestia, si vieses ya tres
se conectan por medio de la cultura, y cantan primero, al memorialista francés Brantôme, a veces repetido mi nombre en
polifónicamente la diversidad latinoameri- los escritores de la antigüedad y sobre todo este libro. Por tanto, al ofrecerle
una nueva confeccion, será bajo
cana: a los románticos franceses; mientras que las el dulcísimo diminutivo con que
colaboradoras le dan prestigio a sus manjares me nombran los míos, muy más
querido para mí que todos los
…a través de más de doscientas recetas de los boca- a través del éxito consagrado de sus recetas ya títulos de la tierra».
dos más exquisitos que contienen las cocinas peruana, comprobado con paladares exquisitos. La lista
boliviana y Salteña. de autoridades incluye el paladar del Inca, del
Salteña, digo, y no argentina, porque de nues- caudillo Artigas, de indios, gauchos, guasos y
tras catorce provincias solo Salta tiene una cocina frailes, de padres, de un hermano –a quien la
propia…16. autora compara con el gastrónomo y escritor
francés Brillat-Savarin–, del escritor francés
A la vejez, Gorriti organizaría este nuevo Scarron, de la cantante italiana de ópera Ade- Cartografías pan/americanas en
Cocina ecléctica (1890) de Juana
proyecto en el que le solicitaría a sus amigas lina Patti, de Napoleón, de cónsules, de gas- Manuela Gorriti
(escritoras, educadoras, alumnas, monjas, fa- trónomos y cocineros anónimos, de la célebre ROCÍO FERREIRA

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monja María Serrano, de la Reina Victoria y Las escritoras usan estratégicamente el


de los «childs galles». espacio doméstico del hogar para ejercitar la
Como compiladora, Gorriti se encarga escritura, para criticar ciertas prácticas exclu-
de escribir el prólogo y de abrir algunas de yentes y marginalizadoras, y sobre todo para
las secciones del libro de cocina con notas convocar a su círculo de mujeres:
explicativas. En el prólogo Gorriti avala la
importancia de su proyecto estratégicamente el hogar es el santuario doméstico; su ara es el fogon;
reconciliando dos vocaciones creativas pero su sacerdotisa y guardian natural, la mujer.
que en su época se consideraban dispares en Ella, solo ella, sabe inventar esas cosas exquisi-
la mujer: la escritura (espacio masculino) y la tas, que hacen de la mesa un encanto, y que dictaron
cocina (espacio femenino). En este contexto á Brontome el consejo dado á la princesa, que le
cabe mencionar la letrilla «Mujer escritora» preguntaba cómo haría para sugetar á su esposo al
Clorinda Matto de Turner. que publicara Mercedes Cabello en 1877 en El lado suyo:
almanaque de la broma, –colección de poe- –Asidlo por la boca.–
18 mas, cuentos y encrucijadas de tono irónico. Yo, ¡ay! nunca pensé en tamaña verdad.
La letrilla fue escrita en Lima, el En esta letrilla Cabello critica con gran humor Avida de otras regiones, arrojéme á los libros,
28 de octubre de 1877. Véase
Mercedes Cabello de Carbone- la ideología dominante de la sociedad moder- y viví en Homero, en Plutarco, en Virgilio, y en toda
ra, «Mujer escritora», Almana- na frente a la nueva intelectual: «Lo digo y esa pléyade de la antigüedad, y despues en Corneille,
que de la broma para 1878,
Eloy Buxó, Lima, Imprenta del
repito/ y juro que nunca / tendré por esposa Racine; y más tarde, aún en Chateaubriand, Hugo,
Estado, 1877. El editor de Al- / mujer escritora. //¿Qué sirven mujeres/ que Lamartine; sin pensar que esos ínclitos genios fueron
manaque de la broma Eloy P. en vez de cuidarnos / la ropa y la mesa, / nos tales, porque –excepcion hecha del primero– tuvieron
Buxó le respondió a Mercedes
Cabello con su letrilla titulada hablan de Byron, / del Dante y Petrarca, / todos, á su lado, mujeres hacendosas y abnegadas que
«Marido poeta». Mientras que la cual si esos señores, / lecciones les dieran / del los mimaron, y fortificaron su mente con suculentos
letrilla de Cabello demuestra el
rechazo de los hombres hacia la modo que deben / zurcir calcetines / ó hacer bocados, fruto de la ciencia más conveniente á la
mujer escritora fundamentado en un guisado? / Lo juro, no quiero / mujer es- mujer.
una marginalización de género,
la letrilla de Buxó pone al relieve
critora // Mujer literata, / por mucho que sepa Mis amigas, á quienes, arrepentida, me confe-
la desestimación de las mujeres /es plaga maldita /»18. saba, no admitieron mi mea culpa, sino á condicion
hacia el marido poeta basado en En esta letrilla Cabello de Carbonera de hacerlo público en un libro.
su condición económica. Ade-
más, Buxó también con humor evidencia «el temor que abrigaban muchos Y, tan buenas y misericordiosas, como bellas,
hace referencias a los nuevos hombres a que las mujeres pensasen y fueran hanme dado para ello preciosos materiales, enrique-
ricos empresarios guaneros.
capaces de abordar actividades distintas a ciéndolos más todavía, con la gracia encantadora de
19 aquéllas que no fueran las domésticas o las su palabra20.
Maritza Villavicencio, Del silen-
cio a la palabra: mujeres perua-
relacionadas con el hogar»19. Sin embargo a
nas en los siglos XIX-XX, Lima, pesar de las presiones que la sociedad impo- En éstas líneas Gorriti ocupa el lugar de
Flora Tristán, 1992, p. 56. nía en la «mujer escritora» –es decir, que se la sacerdotiza de la cocina y, como escritora
20 limitara a ejercer en el territorio considerado que es, se sitúa en el mismo lugar de eximios
Gorriti, Cocina ecléctica, op. cit. propio de la mujer– no dejaría ni de escribir escritores que cita y reconoce que, como
s/p.
ni de criticar a las instituciones y leyes de una ellos, necesita de la colaboración y del apoyo
21 sociedad patriarcal represiva y violenta. fortalecedor de «mujeres hacendosas» para
Nina M. Scott menciona la se-
mejanza de la estructura de Co- 22 – ¡Ya! listos, frititos y ricos, poder llevar a cabo su proyecto. Sin embargo,
cina ecléctica con los recetarios Aunque estas categorías no para esa linda boquita, —res- a diferencia de ellos, las amigas mutuamente
comunitarios «community cook- se borrarían. Un ejemplo de ponde la vieja cocinera, que
las marcadas jerarquías que solo para eso és sumisa y se envigorizan intelectual y espiritualmente
books» estadounidenses que se
popularizaron alrededor de la se exhiben en la cocina es la comedida, ¡qué digo! amante con la preparación del manjar deseado; «la
receta «Pastelitos de huevo a y aduladora.
Guerra Civil: «It seems entirely
Y la chica, en las tres comidas
crema de la crema»: el libro comunitario21 y
possible to me that Gorriti heard la nena» de Carolina L. de
of the fund-raising cookbooks Castilla (Buenos Aires), en la de estas benditas doce horas colectivo.
which were popular in the United que se le niega la autoría de de hogar, tritura la tierna pas- El círculo internacional de participantes
States via one of these teachers la receta a la cocinera Ursula ta rellena, con una delicia que
invited to Argentina by President tanto en el título como en la da envidia de contemplar. que este proyecto reúne está conformado no
Domingo Faustino Sarmiento in firma. Gorriti, Cocina ecléc- – Yo quisiera esta exquisita solo por mujeres burguesas sino también por
1866», op. cit., p. 192. tica, op. cit. confeccion para el libro de
La picaruela sueña con ellos nuestra amiga, –le dije. mujeres provenientes de diferentes estratos
en el colegio los treinta días – ¿Por qué no la pides á sociales, raciales y económicos. La cocina se
del mes. Ursula?
– ¡Dios me libre! había de
convierte en un terreno donde ciertos antago-
«Así, tambien, desde que lle-
ga á la casa, y no bien recibe negármela esta terrible cor- nismos –de clase, raza, religión, geografía– se
Cartografías pan/americanas en los besos maternos corre á dobesa. pasan por alto y es aún posible que se dé esta
Cocina ecléctica (1890) de Juana la cocina. – La nena fué á ella, y con dos
Manuela Gorriti –¿Y? –demanda con autori- besos le arrancó la receta…» convivencia con una complicidad aparente
ROCÍO FERREIRA dad á la despota del fogon. entre las participantes22. El texto en sí, se de-

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sarrolla a partir de una concepción dinámica cha» y «Chicha de jora»; Hortensia


de la cultura. Por ejemplo, participan Lucila Gutiérrez (La Paz) «Tecti». Otras
Cabello y María Santillana, ex-alumnas de su recetas regionales que también de-
escuela limeña; sus hijas Edelmira y Mercedes; finen la cocina nacional con gran
su nuera Urcina Ponce de Sandoval; la negrita patriotismo son la de, por ejemplo,
Encarnación (cocinera salteña); sus sobrinas y Casiana Castro de Uriburo, que
primas; dos monjas: Sor Carmen de la Portilla abre el recetario con estas palabras:
y Sor María del Socorro; esposas de generales «No habría de perdonarte, si no
y escritores; sus amigas escritoras como la dieras el primer lugar en la sección
poeta boliviana Adela Zamudio y la poeta –SOPAS– de este ecléctico libro,
Ricardo Palma.
uruguaya y Directora de la Escuela de Aplica- á la crema de las confecciones
ción en el Internado Nacional de Montevideo suculentas, á la nata de las cosas
Adela Castell; las asistentes a las veladas lime- exquisitas, á la riquísima:- Sopa Salteña» (p.
ñas como la chilena Amelia López de Soruco. 155). Otros ejemplos de lo regional son los 23
Aludo al título del ensayo de Ro-
Además quiero resaltar la participación de las de Deidamia Sierra de Torrens (Metan) con su sario Ferré por lo que ella misma
mujeres peruanas con quienes se iniciara en su «Dorado a la San Martín»; Josefina del Valle dice: «Lo que quiero decir con
esto puede que huela a herejía,
carrera literaria a través de su salón literario y de Chacaltana (Buenos Aires) con su «Tamal a cocimiento melítico, pero este
el periodismo limeño. Entre ellas contribuye- limeño»; Natalia R. de Dorado (Cochabam- ensayo se trata después de todo,
de la cocina de la escritura. Pese
ron su gran amiga cusqueña, la escritora indi- ba) colabora con su «Pastel de Choclo a la a mi metamórfosis de ama de
genista Clorinda Matto de Turner, la escritora Sucrense»; Rosa Hidalgo de Díaz (México) casa en escritora, escribir y coci-
arequipeña María Nieves y Bustamante y la presenta «Cocido de gallina a la Mexicana»; nar a menudo se me confunden,
y descubro una correspondencia
educadora, también de Arequipa, Jesús Busta- Beatriz Lloza (Arequipa) «Estofado arequi- sorprendente en ambos térmi-
mante, las poetas Juana M. Lazo de Eléspuru peño»; Mercedes Cabello de Carbonera (Li- nos». Véase Rosario Ferré, «La
cocina de la escritura», La sartén
y su hija Mercedes Eléspuru, las hermanas ma) presenta «Aceitunas [moqueguanas] re- por el mango, Patricia Elena
poetas Carolina García de Bambaren y Justa llenas»; Amelia López de Soruco (Santiago de González y Eliana Ortega (eds.),
Río Piedras, Ediciones Huracán,
García Robledo, su querida amiga, la escritora Chile) «Cazuela»; Mercedes Torino de Pardo 1984 (pp. 137-54), p. 153.
beligerante y pianista Mercedes Cabello de (Buenos Aires) «Churrascos»; Carmen Gaz-
Carbonera, la escritora y educadora Teresa cón de Vela (Buenos Aires) «El mate»; Elisa
González de Fanning, la ensayista Rosa M. Belmonte (Bogotá) presenta su «Piña a la
Riglos de Orbegoso, la poeta y ensayista Jua- bogotana». Otras colaboradoras contribuyen
na Rosa de Amézaga, las asiduas concurrentes con recetas europeas «modernas» como Cár-
a las veladas Cristina Román de Palma, esposa men Varas de Gras (Montevideo) con «Fritura
de su gran amigo, el tradicionista Ricardo Pal- a la diva»; Zoila T. de Vivero (Lima) «Pierna
ma; Eduvijes Sánchez de Corpancho, esposa de carnero a la Napoleón»; Mercedes Cabello
del dramaturgo, poeta y ensayista Nicolás de Carbonera (Lima) «Estofado de Corbina».
Corpancho; Mercedes O. de Sánchez Griñan, Además habría que agregar las recetas de la
esposa del poeta Fernando Sánchez Griñan; nueva ola de immigrantes como la de Eulalia
y Josefina del Valle de Chacaltana, esposa del Deheza de Carreño (Lima) «Sopa de té para
periodista y estadista Cesáreo Chacaltana. desayuno», en la que le dice a su interlocuto-
El discurso que emana de las recetas revela ra: «Diz que no has vuelto á tomar té, desde
la multiplicidad cultural latinoamericana y di- haber gustado uno tan esquisito –regalo de
ferentes ideologías en su ostensible obra. Las un mandarin chino á un marino peruano, en
recetas, en sí, ponen en relieve la diversidad cambio de una caja del sahumerio de Lima»
cultural y lingüística, así como las distintas (p. 167); Luisa Petit de Cavalier (Lima) «Tor-
modalidades de expresiones regionales que tilla a la bretona»; Catalina Pardini (Cocinera
circulaban en la segunda mitad del siglo XIX. napolitana - Buenos Aires) «Macarrones a la
Con gran orgullo patriótico algunas mujeres calabresa»; o por último la «Ensalada polone-
publican recetas indígenas con sus títulos sa» de María Waleiski subtitulada «(Recuer-
respectivos en aymará o quechua: Edelmira dos de la patria)».
Belzú (La Paz-Bolivia) ofrece la receta de
«Humintas»; Margarita Córdova (La Paz- La escritura de la cocina o la cocina de la
Bolivia) «Conejo a la challa pampa»; Adela escritura23
Zamudio (Cochabamba) «Conejo a la suma Cartografías pan/americanas en
Cocina ecléctica (1890) de Juana
guarmi»; Cristina Román de Palma (Lima) En Cocina ecléctica una receta es también Manuela Gorriti
«Pachamanca»; Clorinda Matto (Lima) «Chi- una estrategia discursiva que sirve para infun- ROCÍO FERREIRA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 73-84

dir en los lectores contemporáneos una cierta se alimenta; con ella se refresca, y con ella tambien se
ideología. Los temas que las escritoras pe- embriaga algunas veces, para olvidar sus miserias.
ruanas Clorinda Matto de Turner, Mercedes Se la confecciona de muchas maneras; pero
Cabello de Carbonera y Teresa González de las únicas usadas por aquellos pueblos serranos, son
Fanning exponen en sus recetas se conectan dos: la chicha primitiva o del Inca, hecha con el maíz
intertextualmente con el resto de su obra. En fresco, y la chicha de Jora, que se hace con el maíz en
ese sentido podemos apreciar el indigenismo germen24.
y el anticlericalismo de Matto; el positivismo
científico de Cabello y la preocupación por la En esta receta la autora no sólo le da al lec-
educación femenina de González. tor una lección en nutrición, cultura y antro-
Cómo bien sabemos, en el proceso de la pología andina sino que también le pide que
Mercedes Cabello de Carbo- literatura peruana del siglo XIX, Clorinda comprenda el sufrimiento del indio y su situa-
nera. Matto de Turner es una de las intelectuales ción, como también lo haría sobre la situación
y escritoras más importantes. Desde el co- de la mujer en su obra. Además, en esta receta
mienzo hasta el final de su prolífica carrera Matto relaciona el refresco del Inca significa-
escrituraria como poeta, ensayista, educa- tivamente con otros niveles de la sociedad y
24 dora, editora, traductora, organizadora de entreteje correspondencias estrechas con el
Gorriti, Cocina ecléctica, op. cit. tertulias literarias, dramaturga y narradora, resto de sus textos literarios. Matto decidiría
25 Matto luchó con tenacidad por preservar su dar a conocer al Perú y al resto de mundo la
Id. postura ideológica frente a la población in- historia de la región sur andina –pero sobre
dígena, la cultura y lengua andina, el lugar de todo de su querido Cusco–, poniendo especial
la mujer en las nuevas naciones, tanto como atención en establecer la difícil situación de
por autorizarse como intelectual, escritora y los indígenas y de la mujer, de denunciar todo
educadora en los proyectos modernizadores tipo de corrupción, y de renovar la educación
de posguerra de (re)construcción de la na- de la mujer en su vasta obra.
ción de una sociedad patriarcal conservadora En su receta «Sopa Teóloga» Matto perfila
–clasista, racista y sexista– que la relegaba por ciertos rasgos de su tan discutido anticleri-
ser mujer, serrana y profesional. A lo largo calismo, en el que criticara la ignorancia y la
de su trayectoria profesional, Matto siempre corrupción de los representantes de la iglesia
se mantuvo en el centro de la vida cultural y católica. Vale la pena citar nuevamente a
política republicana y nunca dejó de lado la Matto:
misión que se propuso cumplir de «enseñar,
predicar y conquistar el mundo de los igno- Allá va, para figurar en la anunciada Cocina
rantes», como anunciara en su ensayo sobre ecléctica, la más rica y sustanciosa confección que
la función del periodista en El Recreo del haya salido de manos de cocinero.
Cuzco en 1877. Con este lema, casi al final Parte integrante de las suntuosas comilonas
de su carrera escrituraria, tanto literaria como con que los Padres Agustinos, de Lima, festejaban á
periodística, en el Perú, Clorinda Matto de los huéspedes invitados á sus conferencias teológicas,
Turner escogería cuatro de sus mejores rece- ha tomado el nombre de éstas […]
tas culinarias, «Sopa Teóloga», «Helado de Este nutritivo alimento, en el que la fracción
Café», «Chicha», y «Chicha de Jora» como líquida es tan fortificante, robustecería el cerebro
muestra simbólica de los temas de su interés de aquellos ínclitos varones, para investigar las ne-
para la compilación. bulosas de esa ciencia –de nombre tan santo, y sin
En su receta de la bebida andina más anti- embargo tan vana– y revolotear, cual moscardones,
gua y popular titulada «Chicha», al igual que sin comprenderla, en torno de la eterna luz: –Dios.–
en otros de sus textos como Tradiciones cuz- Entre tanto, ruégote que hagas uso, tú de este
queñas, Hima-Sumac, Aves sin nido e Índole, poderoso agente de vida, para que pueda, conmigo,
Matto incluiría a la nación peruana, sobre volver á verte esta Lima que te ama y te echa de
todo, la cultura regional andina además de la menos25.
limeña y la europea.
En «Chicha» Matto escribe: En este texto/receta/carta, haciéndonos
recordar su postura crítica frente al obsceno
Cartografías pan/americanas en Esta bebida hecha de maíz, el mas alimenticio comportamiento de los «malos sacerdotes»
Cocina ecléctica (1890) de Juana
Manuela Gorriti de los granos, es el sosten de la vida y de la fuerza en expuesta en sus novelas Aves sin nido (1889) e
ROCÍO FERREIRA el indio de las Sierras de Bolivia y del Perú. Con ella Índole (1981), la autora abiertamente estable-

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 73-84

ce que, mientras es un desperdicio alimentar paralítico, para distraerse, en su inmovilidad, dió en


el cerebro de sacerdotes con una sopa tan beber, y diariamente se embriagaba. Maldita la gracia
nutritiva, sería más provechoso alimentar a que hacía esto á una dama, desde ya, tan acicalada
mujeres lúcidas como a su querida amiga Jua- como madame Scarron. Pero que hacer. Necesario
na Manuela Gorriti. era contemporizar con aquella naturaleza humana
Por su parte, Mercedes Cabello de Carbo- en el pobre infirme que á ratos se aburría. Mas ¿para
nera publicaría cuatro recetas en el compendio cuándo, la astucia diplomática de la mujer, sino para
culinario: «Estofado de corvina», «Aceitunas estos casos supremos?
rellenas», «Ensalada de paltas» y «Helado de […]
sangría» mostrando su diversidad creativa. – ¡Ah! querido amigo, –dijo madame Scarron
Como bien sabemos Cabello fue una prolífica con voz temblorosa,– anoche en casa de Ninon he
escritora de ensayos y de novelas, además de oido, en una disertacion científica entre dos célebres Teresa González de Fanning.

ser una gran pianista y cocinera. En la primera médicos, algo que ha sido para mi un aviso provi-
etapa de su carrera literaria, ya influenciada dencial. Dicen que la aproximacion de las sustancias
por el pensamiento positivista, publicaría un que el vulgo humano llama vino, agua, hielo, azúcar, 26
Gorriti, Cocina ecléctica, op. cit.
vasto número de artículos de carácter litera- limon, canela y moscada, forma un todo extraño, que
rio, pedagógico, filosófico y sociológico en desde que es absorbido, se torna despótico, celoso 27
los semanarios locales e internacionales. Ya de toda asimialcion (sic) de su género, si llega sin Me refiero específicamente a «La
mujer y la doctrina materialista»,
desde este momento inicial de su producción circunstancias atenuantes, y destruyendo al fin, no á «Influencia de la mujer en la
filosófica, Cabello se ocuparía de evidenciar su contendor, sino al recipiente que los recibe26. civilización» y «El positivismo
moderno».
los males de su sociedad –el enriquecimiento
ilícito, la obsesión de la nueva burguesía por En esta receta/relato como en otros ensa- 28
Gorriti, Cocina ecléctica, op. cit.
el materialismo y las pasiones políticas–, y yos que escribiera27, Cabello desafía el discur-
de defender los derechos de la mujer. En su so de la ciencia al presentar a la mujer como la
segunda etapa literaria, dentro de las distin- portadora de un efectivo conocimiento sana-
tas corrientes filosóficas que circularan en la dor del cuerpo y espíritu masculino enfermo.
segunda mitad del siglo diecinueve, Cabello Además, apelando a la figura femenina capaz
encontró en la ciencia del pensamiento posi- de combatir los males de la vida moderna,
tivista un arma para continuar analizando y Cabello presenta una genealogía femenina
combatiendo los defectos de la sociedad de su que va desde Ninon de Lenclos, cortesana
época abiertamente. Si al inicio de su carrera francesa –cuyo famoso salón fue frecuentado
escrituraria como novelista, Cabello seguiría por librepensadores–, a Mme. Scarron, a la
el consejo de Gorriti, su maestra y amiga, de misma autora (Mercedes), a la compiladora
escribir con «induljencia misericordiosa», con (Juana Manuela), y finalmente va hasta las
el paso de los años su escritura tomaría otro lectoras imaginarias con las que sostuviera un
rumbo y con ella «haría temblar al mundo» diálogo.
«con esa picante sal epigramática» que su Por último, la educadora y escritora Teresa
escritura novelística desplegara en múltiples González de Fanning, quien dedicó su vida a
direcciones y que sería precisamente la que la la enseñanza de niñas y defendió el derecho
llevara al ostracismo en un medio intelectual de la mujer a educarse en sus numerosos
represivo. No obstante, Cabello se volvería la ensayos y en sus tres manuales de educación,
novelista más prolífica del Perú decimonónico contribuyó con una receta sencilla peruana
con la publicación de seis renombradas nove- al compendio culinario de su amiga Gorriti.
las. Fiel a su postura, Cabello continuó espe- En su receta titulada «Migas», González de
culando sobre la ciencia y sobre la ineficiencia Fanning deja ver su vocación:
del discurso científico positivista que tendía a
ver el cuerpo femenino como enfermo o infe- Sencillo y vulgar es, en su sentido radical, este plato
rior, y decidió presentar a las lectoras su receta de nuestra mesa peruana; su mérito está en la manera
«Helado de Sangría» para enseñarles a curar a de confeccionarlo. Diferentes son; pero hé aquí una,
un «marido de la embriaguez»: deliciosa al gusto de mis pupilas; y que yo, fiando en
la autoridad indiscutible del paladar infantil, ofrezco
Con el encanto misterioso que, segun antiguas á las páginas de-COCINA ECLECTICA28.
crónicas, encierra esta sencilla confeccion, diz que Cartografías pan/americanas en
Cocina ecléctica (1890) de Juana
madame Scarron, –después la célebre marquesa de En esta receta la educadora pone en primer Manuela Gorriti
Maintenon– curó á su marido de la embriaguez. El plano el fallo de las estudiantes para autori- ROCÍO FERREIRA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 73-84

zar la popularidad de su receta en el ámbito forman parte de un proyecto americanista.


escolar. A través de ellas hemos recorrido la historia
Lo que hemos querido plantear en este tra- americana con el héroe de la emancipación
bajo es, que a través de las recetas culinarias, humanizado; prácticas culturales que van
las mujeres no sólo entraron desde la casa al desde el redescubrimiento del pasado andino,
debate nacional sino que a su vez produjeron a lo que valoran de la religión, a la relación
un lenguaje para comunicar sus perspectivas. entre maestra y alumna, al gusto por la ópera
En Cocina ecléctica, como en el resto de sus y fascinación por sus «divas»; hasta lo más
obras, las autoras del siglo XIX optarían por apreciado por las autoras: un fuerte, estrecho
un pluralismo cultural al incluir diversas vo- y duradero vínculo entre las mujeres. En este
ces, regionalismos y variedad lingüística. sentido, las recetas nos ayudan a entender con
Con nuestro análisis del recetario culinario mayor profundidad la manera como estas mu-
compilado por Juana Manuela Gorriti hemos jeres imaginaron su época, su sociedad, su rol
mostrado la diversidad de discursos e ideolo- en ella y su ánimo por entregar una muestra
gías que traen en sí las recetas de las autoras heterogénea de nuestra América.
decimonónicas y cómo éstas, paralelamente,

Cartografías pan/americanas en
Cocina ecléctica (1890) de Juana
Manuela Gorriti
ROCÍO FERREIRA

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Apéndice: Selección de recetas

«Dorado a la San Martin» cuyo espíritu es: –mortificacion–, el buen


Diz que allá, cuando este héroe, en su glo- gusto, sin quebrantarlo, sabia transformar
riosa odisea, cabalgaba por los pagos vecinos en deliciosa cenita, compuesta de ensaladas y
al Pasage, un día, al salir de Metan, pronto á pastelillos delicadísimos, como el que contie-
partir, y ya con el pié en el estribo, rehusaba ne la siguiente receta:–[…]
el almuerzo que, servido, le presentaban llegó –Águeda Álvarez. (Lima)–
un pescador trayéndole el obsequio de un
hermoso dorado; tan hermoso, que el adusto «Fritura a la Diva»
guerrero le dió una sonrisa. No sé si los otros esperimentan lo que yo,
Alentados con ella sus huéspedes: á la aproximacion íntima de un ser superior.
– Ah! señor! –exclamaban, alternativa- Es algo, más que entusiasmo, más que ad-
mente. miracion. Es una mezcla de devoto fervor, de
– Siquiera estos huevos. piadosa uncion, que torna adorable y sagrado
– Siquiera esta carne fria en picadillo! cuánto han mirado sus ojos, cuánto han toca-
– Siquiera estas aceitunas! do sus manos, cuánto han hollado sus pasos.
– Siquiera estas nueces!– Adelina Patti, ejerció en mí esa grata ob-
San Martin se volvio hacia sus dos asis- sesion.
tentes: De Lisboa á Montevideo traíanos el mis-
– Al vientre del pescado –dijo– todas esas mo vapor; y en los dias de ese largo trayecto,
excelentes cosas, y en marcha!– era yo su sombra: la seguía por todas partes.
Dijo, y partió á galope […] . Habíala admirado en Covent Garden y
– Deidamia Sierra de Torrens (Metan)– la Grande Opera; y ora Julieta, ora Traviata,
ora Semíramis, habíanme extasiado su voz y
«Humintas» la sublime expansion de su genio, allá, en las
De los cereales usados en la alimentacion elevadas regiones del arte.
humana, ninguno tiene tantas y tan excelentes Y ese ser divino estaba ahora, ahí, conmi-
aplicaciones, en todos los países de la America go, en el reducido espacio de la cámara y el
meridional, como el maiz. […] La guatia es, en puente del vapor; platicando, riendo, fijando
la huminta, como en todo asado, la mejor de en mí, al paso, su mirada; alguna vez diri-
las cocciones. Nuestro Chuquiapo arrastra en jiéndome la palabra, con esa voz que había
su corriente cantidad de piedrecitas rocallo- electrizado al mundo.
sas, que en su curso arranca á los peñascos. Parecíame que una luz emanada de ella, lo
Los indios hacen con ellas, colocándolas embellecía todo en torno suyo. El agua que
una sobre otra, un horno, en el suelo, que bebía era más clara, y el vaso que hubiesen
ahondan como diez centímetros de la super- tocado sus labios, más transparente. Los man-
ficie, y en cuyo centro encienden una fogata jares de que ella gustaba, adaptábalos yo, y
que atizan para dar intensidad al fuego, á fin los saboreaba con delicia, á pesar de su sóbria
de caldear las piedras. confeccion.
– Edelmira Belzu de Córdoba (La Paz- Sin embargo, había uno que el cocinero
Bolivia)– llamaba: la «fritura de la diva» y que cada
día lo servia, á ella sola, en la hora del lunch
«Pastelitos en Ayuno» […]
Aunque la Santidad ilustradísima de Leon –Cármen Varas de Gras (Montevideo)–
XIII ha levantado de nuestra conciencia un
terrible peso al suprimir de los Mandamientos «Salsa de Perejil»
de la Iglesia, el más difícil de observar, tiene […] ¿Qué tal salsa, mi querida maestra?
tal fuerza el poder de la costumbre, que siem- Esta confeccion, riquísima con el asado, la
pre echaremos de menos el tiempo en que, aprendí de una señora italiana, muy entendida
atrevesando las penosas horas de la forma, en achaques de cocina. Cartografías pan/americanas en
aguardábamos el santo advenimiento de la –Lucila Cabello (Lima)– Cocina ecléctica (1890) de Juana
Manuela Gorriti
colacion nocturna, que, á pesar del precepto, ROCÍO FERREIRA

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«Seviche» «Estofado de Corbina»


Recetaré un plato más, y me eclipso, de- Tengo este plato de un gastrónomo fran-
jando lugar á tantas confecciones deliciosas, cés, compañero de Gambetta, aquel tribuno,
que el sexo hermoso ha acumulado en este diz que tan ducho en el arte de yantar, como
libro, y que –no fuera más que para saborear- en el de hablar.
las– dan ganas de vivir. ¡Benditas sean ellas, y Por supuesto, como de tan alto orígen,
las manos que saben hacerlas! […]. merece figurar en este libro de crema culinaria
–Urcina Ponce de Sandoval (Buenos Ai- […]
res)– –Mercedes Cabello de Carbonera (Li-
ma)–

Cartografías pan/americanas en
Cocina ecléctica (1890) de Juana
Manuela Gorriti
ROCÍO FERREIRA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 85-93
ISSN: 1577-3442

Teodosio Fernández:
Catedrático de literatura hispa-
noamericana de la Universidad
Autónoma de Madrid. Su activi-
dad docente e investigadora se ha
centrado fundamentalmente en la
literatura hispanoamericana de los
siglos XIX y XX y la significación
de los procesos políticos y cultura-

LA GENERACIÓN DEL NOVECIENTOS Y les en ésta. Entre sus publicaciones


se cuentan: El teatro chileno con-
temporáneo (1941-1973) (1982),

LOS DISCURSOS DE IDENTIDAD La poesía hispanoamericana en


el siglo XX (1987), La poesía his-
panoamericana hasta el final del
TEODOSIO FERNÁNDEZ modernismo (1989), Los géneros
ensayísticos hispanoamericanos
(1990) y Literatura hispanoame-
ricana: sociedad y cultura (1998),
entre otras. Ha editado Amalia de
José Mármol (1984), Huasipungo
de Jorge Icaza (1994) y Garduña
Francisco García Calderón, Ventura Gar- Nosotros, libro que «bien puede considerarse de Manuel Zeno Gandía (1996), así
como el volumen Teoría y crítica
cía Calderón, José de la Riva-Agüero y Víctor testamento del grupo»4. Enfrentados al desas- literaria de la emancipación hispa-
Andrés Belaúnde son sin duda los escritores tre nacional, emprendieron el análisis de las noamericana (1997).
más representativos de la generación peruana deficiencias de la sociedad peruana, lo que los
del novecientos, en buena medida olvidada. llevó a convertirse en sociólogos dedicados a 1
El éxito de José Carlos Mariátegui resultó analizar las enfermedades de aquel organismo Véase José Carlos Mariátegui,
letal para ellos: en los 7 ensayos de inter- enfermo y en historiadores capaces de averi- 7 ensayos de interpretación de
la realidad peruana, Lima, Bi-
pretación de la realidad peruana quedaron guar el origen de los males. El pasado literario blioteca «Amauta», 1928, pp.
asociados para siempre con los criterios co- iba a convertirse de inmediato en un territorio 97-101.
lonialistas de una historiografía «civilista» ya de extraordinario interés para aquellas inda- 2
superada, representada sobre todo por De la gaciones. Luis Alberto Sánchez, Balance
y liquidación del novecientos.
Riva-Agüero, quien habría orientado a toda Decididos a desarrollar un trabajo rigu- ¿Tuvimos maestros en nuestra
una generación universitaria en un sentido roso, los novecentistas apelaron a los plan- América?, Lima, Editorial Uni-
conservador y tradicionalista1. Luis Alberto teamientos positivistas que entonces parecían verso (4ª ed.), 1973, p. 191.

Sánchez completaría la faena durante los años garantizar resultados de validez científica. 3
treinta, con las descalificaciones que habrían Caso significativo fue el de Belaúnde, quien, Véase Nosotros (1946), en Ven-
tura García Calderón, Obras
de encontrar forma definitiva en su Balance interesado en la reforma de los estudios uni- escogidas, prólogo, selección y
y liquidación del novecientos. En la edición versitarios de Derecho, en uno de sus prime- notas de Luis Alberto Sánchez,
Lima, Ediciones Edubanco, 1986
inicial de ese libro, publicada en Santiago de ros escritos puso en duda el derecho natural, (pp. 507-625), p. 543.
Chile en 1941, esas descalificaciones no mos- entendido como «un conjunto de principios
traban la agresividad que alcanzarían después, inmutables, grabados en la conciencia de 4
Francisco José López Alfonso,
cuando Sánchez integró para siempre a los todos»5, que regiría las relaciones entre los Prólogo a su edición de Indige-
novecentistas peruanos en una generación hombres. En esa lógica, por considerarlos nismo y propuestas culturales:
Belaúnde, Mariátegui y Basa-
hispanoamericana cuyos «corifeos neoidea- ajenos a la realidad, consideraba inaceptables dre, Alicante, Instituto de Cultura
listas» luego virarían «hacia las dictaduras y el tanto la existencia o posibilidad del estado Juan Gil-Albert, 1995 (pp. 11-
52), p. 11.
militarismo, hacia el fascismo y la plutocracia natural como la identidad e igualdad de la
sin más ni más»2. naturaleza humana, postulados desmentidos 5
Con sus escritos, los novecentistas pe- por el poligenismo y el transformismo que «La filosofía del derecho y el
método positivo» (1904), en
ruanos parecen desmentir esos dictámenes. entonces imponían sus tesis sobre los orígenes Víctor Andrés Belaúnde, Obras
Irrumpieron en el ambiente cultural de su y la evolución del hombre. La observación se completas I. El Perú antiguo y
los modernos sociólogos y otros
país cuando aún se sentían con intensidad los había convertido en el único método científi- ensayos, Lima, Edición de la Co-
efectos de la derrota del Perú en la Guerra co válido, también en el ámbito del Derecho misión Nacional del Centenario,
1987 (pp. 1-43), p. 24.
del Pacífico: «Nuestra generación aprendió y en los de otras ciencias morales o racionales,
entre ruinas y pobrezas que sólo podemos como la filosofía y la política, y desde luego
contar con nosotros mismos. Puede ésta defi- en aquellas que el positivismo había gene-
nirse por un nacionalismo doloroso que hace rado, como la antropología y la sociología,
recuento de los desastres y trata de reparar o cuyo desarrollo había impulsado, como la
mentalmente lo que destruyeron otros»3, ha- psicología individual y colectiva, reclamando La generación del novecientos y los
discursos de identidad
bía de resumir Ventura García Calderón en atención para factores como la historia, la TEODOSIO FERNÁNDEZ

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6 herencia y el medio ambiente, y proponiendo psicología nacional», publicados en 1912 en


Ibid., p. 27.
ideales para el progreso futuro. Ecos de Au- la revista Ilustración Peruana, la incoherencia
7 guste Comte parecen advertirse en Belaúnde individual y colectiva, los rencores disolven-
Le Pérou contemporain. Étude
sociale, Paris, Dujarric et Cie,
cuando recordó que la cuestión religiosa, la tes y esterilizadores, la ironía degradada a
Éditeurs, 1907, p. 25. cuestión política y la cuestión económica eran burla, la ignorancia agresiva e infatuada, la
8
las que habían agitado sucesivamente y aún preferencia por lo decorativo frente a lo útil y
«El Perú contemporáneo de agitaban a la humanidad: «La cuestión reli- la pobreza de sentimientos como limitaciones
Francisco García Calderón» (El giosa abraza toda la edad media. La cuestión de la psicología nacional. En abril de 1914, al
Ateneo, núm. 44, segundo se-
mestre de 1907), en Víctor An- política, el advenimiento y constitución de las inaugurar el curso académico en la Universi-
drés Belaúnde, Obras comple- nuevas nacionalidades, toda la edad moderna dad de San Marcos, analizaría detalladamente
tas II. Meditaciones peruanas,
Lima, Edición de la Comisión
y gran parte de la contemporánea; y hoy, co- y ya sin optimismo el difícil momento econó-
Nacional del Centenario, 1987 mo dice muy bien el profesor Aquiles Loria, mico, político y moral que atravesaba aquel
(pp. 9-19), pp. 14-15. prima sobre todas las cuestiones la cuestión «grande y amado enfermo»9 que era el Perú
9 económica»6. Ese sociólogo y economista –un levantamiento militar acababa de poner
«La crisis presente», en Víctor italiano era por entonces otra autoridad re- fin al gobierno del presidente Guillermo Bi-
Andrés Belaúnde, Obras com-
pletas II. Meditaciones perua- conocida, y ayudó sin duda a Belaúnde y a llinghurst–, reafirmando su compromiso con
nas (pp. 73-131), p. 79. Francisco García Calderón –a través de Le una regeneración de profunda significación
10
bassi economiche della costituzione sociale y ética: «trabajo y moralidad, sentimiento de
Ibid., p. 121. de Problèmes sociaux contemporains, proba- la acción, filosofía pragmática, tal debe ser
11
blemente– a identificar los factores económi- nuestra orientación»10, propuso a la vez que
«La crisis del Perú estriba en los cos que determinaban los fenómenos sociales lamentaba la desaparición del entusiasmo y
factores psíquicos: la desviación e incluso a entrever la influencia de esos fac- de los ideales que habían impregnado la lucha
de la conciencia nacional», en
Víctor Andrés Belaúnde, Medi- tores en la crisis de valores o decadencia moral por la independencia y en buena medida la
taciones peruanas, Lima, Com- de su tiempo. actividad de los políticos del siglo XIX. Se
pañía de Impresores y Publici-
dad Editores, 1932, pp. 7-20
El optimismo pareció impregnar los pri- trataba de robustecer el sentimiento nacional
(p. 14). meros esfuerzos para adentrarse en la realidad con el amor a la tierra y a los muertos, y de
peruana. Francisco García Calderón la abordó constituir una minoría superior, una oligar-
cuando, tras una década de paz, el país parecía quía intelectual capaz de imponer sus virtudes
haber encontrado la senda del progreso políti- y su talento.
co y social. «Le but de ce livre est d’esquisser El estallido de la guerra europea probó
ce progrès et de démontrer les superbes pers- a Belaúnde que los factores éticos, mentales
pectives de notre avenir, dans l’évolution du o espirituales podían determinar el curso de
continent américain et dans la marche de la los hechos tanto o más que los económicos,
race latine»7, anticipaba en Le Pérou contem- geográficos y étnicos. Cuando en 1917, en el
porain. Su análisis de la historia republicana, diario limeño El Perú y bajo el epígrafe La
de la evolución de las ideas y de los hechos, de realidad nacional, volvió sobre las dolencias
las fuerzas políticas y económicas, entre otros del país con nuevos ensayos, abordó una en-
factores, le permitieron adivinar un futuro fermedad que entonces ya creía principalmen-
grandioso. Como Belaúnde explicaría al co- te psíquica, derivada de la carencia de ideales
mentarlo, el libro se ajustaba al «patriotismo arraigados en la tierra peruana: «Anatopismo
moderno», menos interesado en el pasado es la expresión que indica mejor el vicio ra-
que en el porvenir: «no es el entusiasmo o el dical de las aspiraciones colectivas. En la his-
respeto y el amor a lo que fue, es el ansia, el toria del Perú el alma nacional o dormita, sin
anhelo, la inquietud por lo que ha de ser; o querer nada, o despierta para orientarse en el
mejor todavía, se halla en el consorcio de una sentido de lo irrealizable o de lo equivocado.
tradición “viva” y de un ideal que surge de Es nuestra vida una triste sucesión de anato-
la misma tradición»8. Ciertamente, Francisco pismos»11. Era ése un mal cuyo remedio años
García Calderón no dejó de observar aspectos antes había esperado de los estudios históri-
negativos en la historia y en la psicología na- cos. Ahora advertía que en las aportaciones
cional, que otros analizarían con más detalle. de Francisco García Calderón y José de la
Con obras como El problema nacional, de Ri- Riva-Agüero había pasado desapercibido el
cardo Macías Picavea, o Colectivismo agrario defecto peruano fundamental: la pobreza de
en España y otras de Joaquín Costa, los rege- sentimiento. Al calor del sentimiento brota-
La generación del novecientos y los
discursos de identidad neracionistas españoles sin duda animaron a ría la intuición, que se mostraba como la vía
TEODOSIO FERNÁNDEZ Belaúnde a denunciar en breves «ensayos de apta para descubrir los aspectos «misteriosos

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 85-93

y velados de las cosas»12. La difícil geografía de espíritus»14. Ensayos allí incluidos, como 12
«Deficiencias en la cultura na-
peruana ya no era un factor determinante del «Sobre Fernando Brunetière», mostraban a cional», en Meditaciones perua-
fracaso nacional, y tampoco lo era la composi- su autor consciente de vivir en un tiempo nas, (pp. 21-34), p. 24.
ción étnica, aunque también él reiteradamente marcado por la bancarrota de la ciencia y por 13
volviera sobre las peculiaridades psicológicas el regenerador renacimiento espiritualista, y Carácter de la literatura del
de indios y mestizos. Pero la hora de las decidido a ver en Herbert Spencer «un gran- Perú independiente, Tesis para
el Bachillerato de Letras, Lima,
ilusiones había pasado: la salvación del Perú de y sereno idealista, un positivista que tiene Librería Francesa Científica Ga-
parecía difícil, obstaculizada por un régimen su ensueño, sus grandes visiones y hasta su lland, E. Rosay Editor, 1905, pp.
262-263.
político personalista sujeto a los intereses de utopía»15. También García Calderón trata-
la plutocracia de la costa, de la burocracia ba de lograr esa conciliación, y la relacionó 14
Véase «Una nueva manera de
militar y del caciquismo parlamentario, y con el fin de los males que aquejaban a las crítica», en Francisco García
apoyado por esos mismos intereses. repúblicas hispanoamericanas. «Estamos en Calderón, De litteris (crítica),
La evolución de Belaúnde sólo es una pleno renacimiento de idealismo», asegura- Lima, Librería e Imprenta Gil,
(pp. 15-23), p. 22. En la «plató-
muestra de la variedad de planteamientos y ba esperanzado en Heidelberg, durante el nica disertación» Ariel había de
propuestas que su generación fue capaz de congreso de filosofía en el que participaba encontrar grandes principios que
deberían «invadir a toda alma
ofrecer en las primeras décadas del siglo XX, en septiembre de 1908, en un ensayo que joven de América». Véase «Ariel
afectada por corrientes ideológicas diferentes –en traducción anotada de Pedro Henríquez y Calibán», en Francisco Gar-
cía Calderón, Hombres e ideas
y aun contrapuestas. El positivismo de los Ureña, publicada en noviembre de ese año de nuestro tiempo, Valencia, F.
novecentistas se había visto profundamente en la Revista Moderna de México e incluida Sampere y Compañía, Editores,
afectado por las orientaciones vitalistas y es- en Profesores de idealismo– había de tener 1907 (pp. 189-199), p. 197.

piritualistas del pensamiento contemporáneo. notable difusión en los países hispanoame- 15


Entre éstas se contó el arielismo, que alguna ricanos16. Ecos arielistas reflejó luego en Les «Herbert Spencer», en Francis-
co García Calderón, De litteris
vez fue objeto de críticas severas: De la Riva- démocraties latines de l’Amérique, tanto al (crítica), op. cit. (pp. 59-86),
Agüero incluyó a José Enrique Rodó entre recordar al admirado maestro uruguayo como p. 84.
los «optimistas simpáticos» e «incorregibles al analizar las diferentes consecuencias que el 16
soñadores» del momento, al proponer la Gre- individualismo y el idealismo habían dejado Véase «Las corrientes filosófi-
cia antigua como modelo para una raza conta- en las respectivas historias de Inglaterra y de cas en la América Latina», en
Francisco García Calderón,
minada de indios y negros, frívola y perezosa. España, y precisamente en el aspecto que más Profesores de idealismo, París,
«Francamente, si la sinceridad de Rodó no se parecía afectar a sus respectivos herederos Sociedad de Ediciones Literarias
y Artísticas, Librería Paul Ollen-
transparentara en cada una de sus páginas, era americanos: «dans la conquête d’un milieu dorff, 1909 (pp. 149-162), p.
de sospechar que Ariel ocultara una intención hostil, le Saxon adquiert un sens réaliste; et 160. García Calderón lo inclui-
ría también en Ideas e impresio-
secreta, una sangrienta burla, un sarcasmo l’Ibère, sous un ciel amoureux, se transforma, nes (Madrid, Editorial América,
acerbo y mortal»13, escribió en Carácter de en Espagne comme en Amérique, en chasseur 1919, pp. 41-57), antología de
la literatura del Perú independiente, análisis de quimères. Un symbole consacre la ressem- sus ensayos precedida de un
estudio de Gonzalo París.
que concluiría recomendando a los hispano- blance des deux histoires: Ariel et Caliban»17.
americanos el pragmatismo que les permitiría El análisis de las características psicológicas 17
Francisco García Calderón,
competir con los norteamericanos y merecer de los hispanoamericanos descubría en ellos Les démocraties latines de
su respeto, y al Perú fomentar la inmigración inevitablemente la herencia española: al cabo, l’Amérique, Paris, Ernest Flam-
marion, Éditeur, 1912, p. 17.
europea que por entonces parecía dar a la «le créole d’outre-mer est un Espagnol du
Argentina una condición privilegiada en el siècle héroïque, énervé par le métissage et le 18
ámbito de Hispanoamérica. En el desarrollo climat. Imposible d’expliquer son caractère Ibid., p. 14.

de la industria y el comercio radicaba para él sans tenir compte du génie espagnol»18. Desde 19
la posibilidad de salvar la autonomía de los luego, Francisco García Calderón se contaba «Il y a une civilisation latine, une
âme latine: il n’y a pas de race
países hispanoamericanos, a la vez que en el entre quienes relacionaban la raza latina con latine». Le Pérou contemporain.
aumento de la población de origen español una identidad cultural, y no con peculiari- Étude sociale, p. 33.
e italiano veía el medio para fortalecer el dades étnicas19, aunque a la hora de valorar
predominio de la raza latina en el territorio cualidades y defectos reiterara sus reticencias
nacional. ante la capacidad de indios, negros, mestizos
Reticencias como ésas no impidieron que y mulatos para impulsar la estabilidad política
el entusiasmo arielista encontrara numerosas y el desarrollo económico hispanoamericano.
ocasiones para manifestarse, y de ello dejó Esos obstáculos no debilitaban su confianza
constancia sobre todo Francisco García Cal- en el futuro, que inspiraría también La crea-
derón, al menos desde que en 1904 publicó ción de un continente, donde defendió un
La generación del novecientos y los
De litteris (crítica) con un prólogo elogioso americanismo latino frente al panamericanis- discursos de identidad
de Rodó, a quien consideraba «verdadero guía mo potenciado por Estados Unidos y frente TEODOSIO FERNÁNDEZ

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al paniberismo que mutuas reticencias e igno- capaces de imponer el orden, dictadores que
rancias entre España y sus antiguas colonias profesaron el americanismo en el plano polí-
hacían aún inviable. El análisis de los progre- tico y en el económico, e incluso «fondent les
sos recientes concluía con la proclamación de démocraties: ils s’appuient généralement sur
una fe ilimitada en el porvenir de esa América le peuple, sur les métis et les nègres, contre les
«desmesurada y pródiga» de estirpe latina: oligarchies; ils dominent la noblesse coloniale,
«Quizás está ella destinada, desde el origen favorisent le croisement des races, affranchis-
de los tiempos, a que en sus amplias mesetas sent les esclaves»25. En tales condiciones era
nazca, hijo del Sol, como en la leyenda de difícil precisar el paso del período militar al
los Incas imperiales, señor de las cumbres período industrial en no pocos países, pues a
orgullosas y de los ríos tutelares, avasallador menudo el cambio estaba ligado precisamente
y solitario, el Superhombre»20. a la acción de caudillos pacificadores, cuyo
Los estudios históricos de los novecentis- mejor ejemplo y reciente había sido el de
tas peruanos fueron consecuentes con las pre- Porfirio Díaz y México. Una ley de la historia
20 ocupaciones que impulsaban el análisis socio- parecía comprobarse reiteradamente: «la dic-
Francisco García Calderón, La
creación de un continente, París, lógico y psicológico de la sociedad peruana, tature est le gouvernement adéquat pour créer
Sociedad de Ediciones Literarias y siguieron un proceso también significativo. l’ordre intérieur, développer la richesse, et
y Artísticas, Librería Paul Ollen-
dorff, 1913, p. 262. Tras esta-
De la importancia que les atribuyeron dio una unifier les castes ennemies»26. Se podía, pues,
llar la primera guerra mundial, excelente muestra Belaúnde en el discurso que mostrar la faceta bienhechora de los tiranos,
García Calderón prefirió centrar
su atención en la actualidad de
el 13 de diciembre de 1908 pronunció en el y estudiar la historia de cada país a la luz de
la política y la cultura europeas, Instituto Histórico: «La historia es una libe- esos hombres representativos y aun reducirla
como demuestran los ensayos ración. El pasado desconocido vive en la sub- a ellos. Su formación positivista y su análisis
que fue reuniendo en Ideologías
(1918), El dilema de la gran consciencia de los pueblos, pesa con sofocante de los males nacionales llevaron así a los no-
guerra (1919), Europa inquieta gravedad en su marcha evolutiva»21, aseguró, vecentistas, con la probable colaboración de
(1926) y La herencia de Lenin y
otros artículos (1929).
para después explicar que la revelación de ese los regeneracionistas españoles, a manifestar
pasado era imprescindible para que un pueblo su interés por soluciones políticas de orden,
21
«La historia», en Víctor Andrés
fuese consciente de sus impulsos hereditarios incluso por las que nunca se adoptaron en el
Belaúnde, Obras completas II. y dueño de sus tradiciones, para que adquirie- caótico pasado del Perú y de Hispanoamérica:
Meditaciones peruanas (pp. 21- se conciencia nacional y con ella los ideales y «La monarchie offrait à l’Amérique stabilité
37), p. 23.
las aspiraciones propios que pudieran orien- et indépendance; elle eût empèché les guerres
22 tarlo hacia la innovación y el progreso. De la civiles et évité un demi-siècle d’anarchie»27,
José de la Riva-Agüero, La his-
toria en el Perú, Lima, Imprenta
Riva-Agüero se ocupó en La historia en el Pe- opinaba Francisco García Calderón al reme-
Nacional de Federico Barrionue- rú de los historiadores nacionales con la pre- morar las luchas que pusieron fin al dominio
vo, 1910, p. 8.
tensión declarada de investigar «las cualidades español. También De la Riva-Agüero mostró
23 que para la historia ha revelado el ingenio preferir la orientación monárquica de José
Francisco García Calderón, peruano»22, y los novecentistas se entregaron de San Martín a los ideales republicanos de
Les démocraties latines de
l’Amérique, op. cit., p. 13. a la tarea de examinar el pasado a la luz del Simón Bolívar, antes de que sus opiniones so-
pensamiento moderno. Los planteamientos bre la obra literaria de Felipe Pardo y Aliaga
24
Ibid., p. 71.
positivistas de Spencer se dejaban sentir cuan- le dieran pie para lamentar el caos de la vida
do Francisco García Calderón, refiriéndose republicana: «Lo que le faltó al Perú para aho-
25
Ibid., p. 73.
en Les démocraties latines de l’Amérique a rrarse tan penosa infancia, fue una autoridad
los tiempos que siguieron a la independencia, robusta, férrea, que domara la anarquía, que
26 señalaba que «deux périodes, l’un d’anarchie hiciera lo que Portales hizo en Chile, lo que
Ibid., p. 13.
militaire, l’autre d’ordre intérieur, de riche- Díaz hace en México, lo que aquí no lograron
27 sse, d’industrialisme, se succèdent dans les ni Vivanco ni Castilla»28. El proceso político
Ibid., p. 47.
nouveaux États»23, antes de recordar otras peruano pronto les haría cambiar de opinión:
28 opiniones que reforzaban su visión de una en cuanto algunos de ellos trataron de con-
Carácter de la literatura del
Perú independiente, op. cit., p.
América convulsionada por la lucha entre la vertir en acción política su voluntad regene-
68. autoridad y la libertad, y donde la Revolución radora, los centenaristas pudieron descubrir
(el paso de período a otro) «se réduit à un la cara oscura de esos gobiernos personalistas.
changement d’oligarchies; le groupe militaire El Partido Nacional Democrático, que De la
céde la place à la ploutocratie»24. Tales plan- Riva-Agüero fundó en 1915 y al que pertene-
teamientos no le impedían constatar que la ció Belaúnde, se vio hostilizado de inmediato
La generación del novecientos y los
discursos de identidad consecuencia hispanoamericana más visible por el gobierno civilista que entonces dirigía
TEODOSIO FERNÁNDEZ de la anarquía era la aparición de tiranos el presidente José Pardo y Barreda, y su

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situación habría de agravarse tras el pronun-


ciamiento de Augusto B. Leguía, que en julio
de 1919 puso fin a la república «aristocrática».
Belaúnde, el más activo, estaba ya lejos de las
posiciones positivistas de antaño y a la vez del
cesarismo político que con frecuencia su ge-
neración había valorado positivamente. Con-
tra las mediocres manifestaciones peruanas
de ese cesarismo dirigía su actividad política,
interrumpida cuando las circunstancias lo
llevaron en 1919 a abandonar su cargo diplo-
mático y en 1921 a la prisión y al destierro.
«Yo veo mi patria en las ruinas de la civi-
lización de las razas primitivas; ruinas que al
caer la tarde insinúan el silencioso poema de
su melancolía», había escrito tempranamente
Palacio de Manco Cápac.
Belaúnde29. La necesidad de remontar la in-
vestigación del presente hasta los orígenes de
la nación exigió prestar atención a los tiem- blicana, Belaúnde apreciaba la «minuciosa y 29
«La historia», p. 37.
pos prehispánicos, que ahora iluminaban los benefactora»32 tiranía incaica, respetuosa con
hallazgos arqueológicos: «Las ruinas de Ti- los ritos y costumbres de los pueblos venci- 30
El Perú antiguo y los modernos
ahuanaco, las chulpas del Collao, los restos de dos, y desde su perspectiva jurídica repasaba sociólogos (1908), en Víctor An-
Cuélap y Huánuco Viejo, los muros de Chan- distintas teorías sobre el Perú prehispánico y drés Belaúnde, Obras completas
sus instituciones, para detenerse sobre todo I. El Perú antiguo y los moder-
chán, los utensilios hallados en la costa, nos nos sociólogos y otros ensayos
obligaban a rectificar las antiguas creencias»30, en Spencer, que en Principles of Sociology (pp. 45-134), p. 65.
recordaba Belaúnde en El Perú antiguo y los había considerado el imperio de los Incas
31
modernos sociólogos, tratando de ser objetivo como el mejor ejemplo de sociedad militar. «Dos cosas pueden perturbar el
en un debate enturbiado desde posiciones Belaúnde señaló en esos planteamientos tanto criterio al juzgar la vieja civiliza-
ción: las ingenuas exaltaciones
nacionalistas y socialistas31. En efecto, hasta los aciertos como las carencias, en especial de un nacionalismo retrospecti-
finales del siglo XIX se había discutido sobre la que se refería al sistema de propiedad, as- vo; y el deseo de encontrar en
pecto que creía fundamental para explicar la el viejo Perú barato arsenal de
todo en torno a los aspectos moralmente po- razones a favor de la tesis socia-
sitivos o negativos del Incario, enfrentando a estructura social y política del Incario. Con la lista, o en contra de ella, por la
los partidarios de la libertad con los defenso- ayuda de las teorías «modernas» del alemán cruel supresión de la libertad hu-
mana. No coloquemos muy en la
res de la organización comunista. De la Riva- Heinrich Cunow y del belga Guillaume De entraña de nuestro sentimentalis-
Agüero había dado a conocer ahora –en 1906 Greef –y tras los pasos del peruanista Cle- mo patriótico la organización
pre-hispánica, y sobre todo no
y 1907 en la Revista Histórica y como libro ments R. Markham, de Bautista Saavedra, moralicemos sobre ella». Ibid.,
en 1908, antes de incorporarlo a La historia que como boliviano daba en El ayllu (estudios p. 133.
en el Perú– Examen de la primera parte de los sociológicos) un origen aymara y preincaico 32
«Comentarios reales», trabajo en el reivindicó a la comunidad indígena original, y de De Ibid., p. 18.
el valor histórico de la obra del Inca Garcilaso la Riva-Agüero, quien consideraba quechua
de la Vega, no tanto para defender su visión la civilización preincaica de Tiahuanaco–,
idílica del mundo incaico como para contra- concluyó que la organización comunista no
rrestar las opiniones negativas que sobre la guardaba relación con el régimen militar
fiabilidad de sus escritos se había difundido incaico, sino con la supervivencia de formas
sobre todo después de que en 1882 se pu- igualitarias de las tribus sometidas, formas
blicasen las Memorias antiguas historiales y que el Incario respetó y aprovechó a la vez,
políticas del Perú, de Fernando Montesinos, dándoles caracteres plenamente definidos. La
seguidas de Informaciones acerca del señorío originalidad del comunismo incaico anclaba
y gobierno de los Ingas hechas por mandado así sus raíces en el pasado más remoto, y las
de don Francisco de Toledo, virrey del Perú, conclusiones de Spencer sobre su carácter
1570-1572, de donde se deducía la existencia estrictamente militar quedó en entredicho. El
de un imperio preincásico a la vez que se positivismo de Belaúnde comenzaba a vacilar:
cuestionaba la significación civilizadora de había comprobado que la observación de los
La generación del novecientos y los
un Incario tiránico y opresor. Consecuente hechos podía dar lugar a teorías o doctrinas discursos de identidad
con la visión novecentista de la historia repu- a las que no tenían por qué ajustarse otros TEODOSIO FERNÁNDEZ

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 85-93

33 hechos o los mismos cuando se examinaban de los conquistadores produjo las antiguas
No dejaría de recordar que
«el sistema de los Incas no era con otras luces. En adelante preferiría apreciar tiranías, de las cuales no son sino remedo los
destructivo sino constructivo; su en los Incas tanto su capacidad para asimilar desplantes de nuestro moderno caudillismo.
política no era radical, sino evo-
lutiva». Subrayaba así las dife-
el pasado como la fuerza creadora que había Al antiguo absolutismo, a la vieja manía
rencias entre el sabio comunismo dado a su imperio una personalidad defini- ordenancista, corresponden nuestra moder-
incaico y la violencia destructora ble como «nacional»33. Muy lejos quedaba na estatolatría y nuestro furor legislativo y
de la Rusia soviética. Véase «Co-
munismo incaico y bolchevismo» ya el Belaúnde que había proclamado el fin reglamentario», constataba Belaúnde38. Con
(«Incan communism and bolche- de los ideales religioso y nacionalista, y que el tiempo, sin embargo, los novecentistas
vism», The Rice Institute Pam-
phlet, Houston, Texas, octubre de apoyarlos «sería destruir toda la obra de la peruanos participaron de una nueva visión de
1923), en Obras completas I. civilización»34. la actuación española en América que iba ga-
El Perú antiguo y los modernos
sociólogos y otros ensayos, op.
Otro motivo de especial atención fue el nando adeptos entre los intelectuales hispano-
cit. (pp. 187-204), p. 198. pasado español: «Yo veo mi patria en la en- americanos: «Aun tratándose de los mismos
34
mohecida armadura de los conquistadores, conquistadores, más que sed de oro, estaban
«La filosofía del derecho y el ávida de recibir pechos de igual empuje; en la ebrios de un sueño heroico», escribía Belaúnde
espíritu positivo» en op. cit., severa mirada autoritaria de los virreyes bajo a la vez que apuntaba la necesidad de revisar la
p. 40.
los graves birretes o las pelucas empolvadas», leyenda que veía en la colonización de Améri-
35 escribió también Belaúnde35. Ese interés no ca «sólo privilegios y explotación»39. Él mis-
«La historia», en op. cit., p. 37.
impidió que inicialmente los novecentistas mo demostró un notable interés en los mitos
36 abordaran aquel pasado con las reticencias de la conquista, como permite comprobar el
Le Pérou contemporain. Étude propias de sus planteamientos positivistas, artículo «Los mitos amazónicos y el imperio
sociale, op. cit., p. 23.
que llevaron a De la Riva-Agüero, en Carác- incaico», donde constató la fuerza y la pro-
37 ter de la literatura del Perú independiente, longada vigencia que algunos tuvieron40. En
«La race espagnole appor-
ta à cette lutte le goût de la a identificar el espíritu que sustentaba las su caso leyendas como la del Paititi sirvieron
aventure, l’heroïsme épique, manifestaciones culturales del país con el también para argumentar las relaciones del
l’individualisme excessif, le fa-
natisme et la cupidité audacieu-
criollismo, degeneración de la virilidad y Incario con los territorios situados al este que
se et sanglante. Cette étape est energía del carácter español determinada por explicaría en «Las expediciones de los incas a
une epopée, par l’énergie, par el clima tibio y húmedo de la costa peruana, la hoya amazónica», publicado como el ante-
le sentiment religieux, qui agit
comme deus ex machina, par la por el servilismo y la molicie del régimen co- rior en 1911, en la Revista Universitaria de la
disproportion entre les moyens lonial y por la confluencia de indios y negros, Universidad Mayor de San Marcos.
et les buts, par un suffle de race
qui anime et pousse les hommes cuyas contribuciones a la literatura estimó El interés por el pasado virreinal también
á lutter et à conquérir, contre la irrelevantes, y no sólo para el Perú. La energía se dejó sentir, y alguna vez, además, ese pa-
nature inconnue, contre l’Indien
mal soumis». Ibid., p. 22.
viril demostrada por los conquistadores y su sado pareció competir ventajosamente con el
degradación posterior permitían comprobar infausto presente. «El amor a lo viejo por la
38 los efectos del medio sobre la raza y a las vez única razón de ser viejo, será todo lo poético
«La historia», en op. cit., p. 36.
distinguir dos etapas en el período colonial: que se quiera; pero no es propio de espíritus
39 «A l’époque guerrière, succède une période científicos»41, advirtió Belaúnde pocos años
«La crisis presente», en op. cit.,
pp. 130 y 131. longue, monotone et fastueuse, la Colonia. Et antes de que la actualidad política peruana le
dans un climat tempéré et énervant, la grande llevase a afirmar que «el presidente de la re-
40
«Basta decir que por el año
race del dominateurs s’affaiblit et s’epuise», pública es un virrey sin monarca, sin Consejo
1777-79, había quien se titu- confirmaría Francisco García Calderón»36. de Indias, sin oidores y sin juicio de residen-
laba teniente del Rey del Paititi Consecuentes con ese planteamiento, los no- cia»42: sin controles que pudieran poner lími-
y soñaba con la conquista del
fabuloso imperio; cosa por cier- vecentistas contrastarían reiteradamente la tes a su autoridad o a sus desmanes. Incluso
to que no es de extrañar si se etapa épica de la conquista, una epopeya he- para los indios hubo tiempos mejores, pues el
recuerda, como dice Humboldt,
que el Dorado fue perseguido roica y brutal37, con el período propiamente Perú republicano había sido incapaz de ofre-
hasta 1775. A lo que puedo colonial, cuya chata o deslucida existencia cer algo comparable a las Leyes de Indias que
agregar que he tenido en mis
manos un expediente sobre la
dejaba patente la decadencia española bajo la los habían protegido, como Belaúnde habría
misma entrada del Dorado del presión del clima y el contacto de los pueblos de recordar en el Teatro Nacional de Arequi-
año de 1779, es decir, 30 años vencidos. Ambos períodos habrían dejado he- pa, en 1915, en su campaña por la diputación
antes de la independencia».
Véase «Los mitos amazónicos y rencia perdurable: «El genio rebelde y audaz de aquella provincia. Los novecentistas no
el imperio incaico», en Obras fueron inmunes a la poesía que parecía im-
completas I. El Perú antiguo otros ensayos, op. cit., pp. 42
y los modernos sociólogos y 135-166 (159). «La crisis presente», en op. pregnar el pasado, incluso aquellos tiempos
cit., p. 86. coloniales en los que la vida se desarrollaba
41
«La filosofía del derecho y 43
«grave et monotone» en ciudades que «som-
La generación del novecientos y los
discursos de identidad el método positivo», en op. Les démocraties latines de meillent bercées par le murmure des prières
TEODOSIO FERNÁNDEZ cit., p. 21. l’Amérique, op. cit., p. 38. et des fontaines»43. Pero, frente a esa visión

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uniforme y simplificadora del mundo colonial no impediría al propio Belaúnde reconocer


que incluso Mariátegui compartió, trataron en él, entre otros valores, el de representar,
de conocerlo mejor y sus esfuerzos les permi- tras la guerra del Pacífico, «la expresión más
tieron descubrir en la colonia una inesperada profunda y bella del sentimiento nacional,
variedad de momentos históricos y culturales: desgarrado y sangrante, después de la derrota
«Hay en ésta la época heroica, la época jurídi- y de la mutilación territorial»48.
ca, la de consolidación, la de decadencia y la La retórica apolillada era la de Ricardo
de reforma. De modo que hay una literatura Palma, cuya simpatía hacia la colonia –con-
épica, una literatura jurídico-política, una junción de sentimiento e intuición, que le
literatura cortesana y devota y una literatura permitió rescatar viva y cálida el alma del
social», precisaría Belaúnde antes de afirmar pasado– finalmente habría de convertir las
que la cultura peruana, desde sus comienzos, Tradiciones en «un libro esencial en el patrio- Ventura García Calderón.
era «esencialmente nacional»44. tismo peruano»49. Antes de que alcanzaran esa
Los novecentistas peruanos vieron la lite- condición, su autor ya había sido reputado
ratura como un fenómeno social, una mani- por De la Riva-Agüero como «el represen- 44
La realidad nacional, París, Edi-
festación de la psicología individual y colec- tante más genuino del carácter peruano», «el torial «Le Livre Libre», 1931, pp.
tiva en la que trataban de adentrarse, a la vez escritor representativo de nuestros criollos»50, 142 y 145.

que intentaban conquistar un espacio propio. no sin advertir tanto su incapacidad para 45
«Pobre generación sin maestros, generación sentir con intensidad la poesía de los tiempos Véase Nosotros, en op. cit.,
p. 541.
solitaria y ferviente a quien le dieron a porfía prehispánicos como su condición limeña más
los malos ejemplos de una retórica apolillada, que peruana, aunque también prestara aten- 46
un desdén iracundo a todo y una ampulosidad ción a las tradiciones populares de la sierra. «Deficiencias en la cultura nacio-
nal», en op. cit., p. 29.
vecina del mal gusto», se lamentaría Ventura Fue De la Riva-Agüero precisamente quien,
García Calderón al rememorar la suya45. La a propósito de Palma y de su fascinación 47
Carácter de la literatura del
ampulosidad vecina del mal gusto era la de por la vida colonial, explicó ese interés que Perú independiente, en op. cit.,
José Santos Chocano, cuyo «continentalis- los novecentistas compartieron: sin que el p. 214.
mo», en opinión de Belaúnde, repugnaría al encanto de la colonia impidiera al sociólogo 48 La realidad nacional, en op.
«nacionalismo» que con sobriedad y senti- y al político advertir la herencia nefasta que cit., p. 163.
miento del ambiente físico y humano propio aquel período de indolencia legaría al futuro
49
lo hubiera convertido en poeta representa- Perú, el historiador de los procesos literarios «Deficiencias en la cultura nacio-
tivo del Perú46. Más atención dedicaron los y artísticos podía sentir que «toda época, aun nal», en op. cit., p. 32.

novecentistas al desdén iracundo de Manuel la más prosaica y muerta en apariencia, resulta 50


González Prada, cuyo radicalismo resultaba poética por el hecho de ser pasada»51. En la Carácter de la literatura del
Perú independiente, op. cit., p.
incompatible con la adhesión a las doctrinas Lima contemporánea aún estaba presente algo 129.
del orden y del progreso que ellos a su modo de la colonia, cuya rememoración adquiría así
profesaron. «No nos reduzcamos a deplorar el encanto de lo castizo, de lo propio, de lo 51
Ibid., p. 147.
el mal: realicemos el bien. No nos empeñe- entrañablemente familiar.
mos en destruir: edifiquemos», proclamaba Si algún escritor pudo compartir con Pal- 52
«La filosofía del derecho y el
De la Riva-Agüero subrayando las diferen- ma la capacidad para la captación del alma método positivo», en op. cit.,
cias que alejaban al autor de Páginas libres nacional en su realidad geográfica e histórica, pp. 26 y 38.
de quienes aún confiaban en salvar algo de ese fue el Inca Garcilaso de la Vega. Belaún- 53
«este naufragio de ilusiones y esperanzas que de habría de llegar a una conclusión que en «Deficiencias en la cultura nacio-
se llama historia de la República del Perú»47. sus inicios hubiera considerado anticientífi- nal», en op. cit., p. 31.

Se trataba de mantener la fe en el futuro, aun ca, tanto por esencialista o metafísica como
contra los datos suministrados por la razón y porque sus convicciones transformistas de
la experiencia. Luego el alejamiento aumenta- entonces excluían cualquier consideración
ría a medida que los novecentistas acentuaban sobre la identidad, incompatible con la evolu-
sus inclinaciones idealistas y vitalistas a costa ción de esa entidad psíquica que es el hombre
del pragmatismo inicial, cuestionando la re- y de ese todo psíquico que es una sociedad52:
levancia de los factores económicos, y quizá su obra no se concebía «sino engendrada por
culminó cuando Belaúnde, muy interesado el afecto profundo a la tierra y a la historia»,
ya en las últimas teorías filosóficas sobre el era fruto no de la inteligencia analítica sino de
fenómeno religioso, señaló la índole dogmáti- la intuición, lo que hacía del Inca «el primer
La generación del novecientos y los
ca del anticlericalismo, que parecía constituir maestro de patriotismo y la primera fuen- discursos de identidad
el núcleo ideológico de González Prada. Eso te de sentimiento nacionalista»53. El ámbito TEODOSIO FERNÁNDEZ

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 85-93

cognoscible de los hechos o los fenómenos Las aportaciones de los novecentistas al


ya se conjugaba para entonces con el de la conocimiento de la literatura del Perú –inclui-
especulación metafísica, de las sustancias y las da la edición del drama Ollantay– fueron más
esencias. Así pudo De la Riva-Agüero encon- ricas que lo que estas páginas permiten preci-
trar en Comentarios reales la «eterna dulzura» sar. Como De la Riva-Agüero al ocuparse de
de la patria, identificada en «la mansedumbre Comentarios reales, todos entendieron que
de sus vicuñas, la agreste apacibilidad de sus la historia literaria y artística, «manifestación
sierras y la molicie de sus costeños oasis», y de la vida afectiva de un pueblo», podía ser
la entraña del sentimiento peruano en «ese «más segura clave» que la historia política
aire de pastoral majestuosa que palpita en sus para conocer la índole de ese pueblo58. Al-
páginas y que acaba en el estallido de una des- gunas opiniones incluidas en Carácter de la
garradora tragedia, ese velo de gracia ingenua literatura del Perú independiente –primera
tendido sobre el espanto de las catástrofes, lo gran aportación al análisis de la historia li-
dulce junto a lo terrible, la flor humilde junto teraria del país– dieron pie a las acusaciones
54 al estruendoso precipicio, la sonrisa resignada de colonialismo que se habrían de esgrimir
José de la Riva-Agüero, «Elogio
del Inca Garcilaso en el tercer
y melancólica que se diluye en lágrimas»54. contra ellos: De la Riva-Agüero explicaba la
centenario de su muerte», intro- De la Riva-Agüero contaba con un cono- literatura nacional en función del genio crio-
ducción crítica a El Inca Garcila-
so de la Vega, Antología de los
cimiento más profundo de esa patria desde llo y de la imitación de otras literaturas, lo que
«Comentarios reales», Madrid, que en 1912 realizó un viaje a la sierra, del lo llevó a concluir que «la literatura peruana
M. Aguilar, Editor, 1929, pp. que derivarían algunos escritos parcialmente forma parte de la castellana»59, por razones
43-44.
difundidos a partir de 1916 y reunidos en Pai- de idioma y de tradición, y por el carácter
55 sajes peruanos ya en 1955, once años después aún incipiente de tal literatura. También sus
José de la Riva-Agüero, Paisa-
jes peruanos, con un «Estudio
de su muerte. En ellos, mientras afirmaba su propuestas para el futuro se prestarían a la
preliminar» de Raúl Porras Ba- convicción de que el período colonial forma- polémica, sobre todo entre los partidarios del
rrenechea, Lima, Imprenta Santa
María, 1955, p. 113.
ba parte de la historia del Perú –no se podían «inkaísmo»: «El sistema que para americani-
amputar del concepto de patria «los tres siglos zar la literatura se remonta hasta los tiempos
56 civilizadores por excelencia»55–, incorporó a anteriores a la Conquista, y trata de hacer
José de la Riva-Agüero, El Perú
histórico y artístico. Influencia y la literatura nacional un territorio apenas ex- revivir poéticamente las civilizaciones que-
descendencia de los montañe- plorado y evocó con melancolía el legendario chua y azteca, y las ideas y los sentimientos
ses en él, Santander, Sociedad
de Menéndez y Pelayo, 1921,
mundo incaico que los Comentarios reales le de los aborígenes, me parece el más estrecho e
p. 34. habían permitido descubrir. Desde entonces infecundo. No debe llamársele americanismo
57
trataría de conciliar el legado incásico y el sino exotismo»60, dictaminó, sin dejar de apre-
De la Riva-Agüero, «Elogio del español, cuyos restos daban cuenta del pasado ciar la individualidad artística de la que cada
Inca Garcilaso en el tercer cen- esplendor en contraste con la decadencia de escritor fuese capaz, ni de advertir las ventajas
tenario de su muerte», op. cit.,
p. 54. la República. Exiliado durante el «oncenio» de una «extranjerización» futura e inevitable.
de Leguía, la nostalgia del Perú reafirmó su No ignoraba la importancia de la mejor cul-
58
José de la Riva-Agüero, Examen
voluntad de arraigarse en esa doble tradición: tura francesa, cuyo conocimiento animaba a
de la primera parte de los «Co- a la vez que revisaba la historia cultural pe- conjugar con el de otras literaturas –alemana,
mentarios reales» de Garcilaso
Inca de la Vega (fragmento de
ruana a través de los linajes llegados al país inglesa, italiana–, ni quería romper los lazos
un ensayo sobre los historia- desde el siglo XVI, y entre los que se contaban con el pasado nacional. No es extraño, pues,
dores peruanos), Lima, Edición sus propios antepasados, en El Perú histórico que terminara recomendando «conservar el
tipográfica de La Opinión Na-
cional, 1908, p. 136. y artístico. Influencia y descendencia de los legado de la tradición española, estudiar a los
montañeses en él dedicó no pocas páginas a autores clásicos de las literaturas extranjeras
59
Carácter de la literatura del
divulgar sus conocimientos sobre el pasado y estudiar a los clásicos latinos»61, como com-
Perú independiente, op. cit., p. prehispánico, incluidas las manifestaciones ponente fundamental de una sólida formación
220.
culturales quechuas –las de «una raza dulce, literaria. Desde entonces las opiniones de los
60 soñadora y quejumbrosa, fina aun en medio novecentistas sobre la literatura peruana se
Ibid., pp. 226-227. de su presente degradación»56–, de las que se prestarían a una discusión de virulencia cre-
61 mostraba buen conocedor. El Inca Garcilaso ciente. Ventura García Calderón, autor de los
Ibid., p. 244. de la Vega, en cuya personalidad «se fundie- comentarios y la selección reunidos en 1910
ron amorosamente Incas y Conquistado- en Del romanticismo al modernismo. Prosistas
res»57, necesariamente tenía que convertirse y poetas peruanos, fue víctima del primer ata-
ya en «precursor magnífico» de esa conjun- que violento, a cargo de Federico More, quien
La generación del novecientos y los
discursos de identidad ción, en la que ahora se cifraba la verdadera en 1916, en los números 2 y 3 de la revista Co-
TEODOSIO FERNÁNDEZ nacionalidad peruana. lónida, dedicó «La hora undécima del señor

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don Ventura García Calderón» a subrayar los estudios literarios e históricos destinados a
errores y las ausencias que decidió encontrar comprender el pasado, a veces para liberarse
en La literatura peruana (1535-1914), una de él y casi siempre, como Belaúnde también
breve historia que el agredido había dado a había pedido, para reconstruir con piadosa
conocer en 1914. La atención dedicada a la li- mano sus reliquias dispersas y conservar con
teratura colonial y a Ricardo Palma permitían amor sus formas profanadas64.
considerar a su autor «colono de España» y Como se habrá podido deducir, la gene-
recriminar su olvido de la tradición cultural ración peruana del novecientos no puede re-
indígena: «Cuando el señor García Calderón ducirse al espíritu colonialista y conservador
vaya hasta el más helado y agreste rincón an- que le atribuyeron sus detractores, dando
dino y escuche de labios del aborigen una y a veces pie a réplicas brillantes. Entre ellas Portada de Ollantay.
mil leyendas, verá que hay diferencia entre la se contó la provocada por las acusaciones
literatura peruana, honda, triste, fuerte y so- de Mariátegui: particularmente afectado por
bria, y la literatura colonial hecha por frailes, las descalificaciones –citas de su folleto La 63
tahúres y andróginos»62. Empezaba a gestarse vida universitaria (1917) sirvieron para que Carácter de la literatura del
la atmósfera intelectual adversa que silenciaría resultara «vinculado por su educación y su Perú independiente, op. cit., p.
233.
a los novecentistas. temperamento a la casta feudal»65–, Belaúnde
En cuanto a la orientación literaria po- respondió desde la revista Mercurio Perua- 64
«La historia», en op. cit., p. 17.
tenciada por la generación del novecientos, no con los artículos que en 1931, con otros El espíritu «colonialista» más es-
merecen atención las preferencias de De la capítulos dedicados a enjuiciar severamente tricto podría encontrarse en las
«crónicas evocativas» que José
Riva-Agüero por un americanismo descrip- la dictadura de Leguía y uno más sobre Gálvez, miembro también de
tivo atento a los paisajes y a la naturaleza, «La necesidad de una filosofía constructiva», la generación del novecientos,
aunque no desdeñase la opción regional, des- conformarían el citado volumen La realidad reunió en Una Lima que se va
(1921), volumen que encontra-
tinada a captar las costumbres populares antes nacional. Su respetuosa revisión de 7 ensayos ría continuación con sus prosas
de que desapareciesen, ni la posibilidad de de interpretación de la realidad peruana –Ma- y versos de Estampas limeñas
(1935). Tras las huellas de Pal-
basar en la conquista y la colonia creaciones riátegui lo entendió así66– le permitió volver ma, Gálvez «le añade profun-
de inspiración histórica. Eran preferencias sobre sus planteamientos antiguos e introdu- didad a la nostalgia, insiste en
la queja por el sentimiento de la
que buena parte de los escritores posmoder- cir matices nuevos, en particular los derivados pérdida y configura el discurso
nistas hispanoamericanos compartían, frente de la doctrina social de la Iglesia que ahora idealizador de la Lima colonial».
a los modernistas o afrancesados que para constituía para él una referencia fundamental Eva Mª Valero Juan, Lima en la
tradición literaria del Perú. De
De la Riva-Agüero «se imaginan que ri- y que resultaría determinante en sus escritos la leyenda urbana a la disolu-
valizan con Rubén Darío, poeta exquisito posteriores. La incomprensión que descubría ción del mito, Lleida, Editions de
la Universitat de Lleida, 2003,
pero funestísimo maestro; admirable en sí a en su entorno lo decidió un año después a re- p. 127.
título de curiosidad singular y atractiva, pero unir en Meditaciones peruanas algunos de sus
65
aborrecible como jefe de escuela»63. De los ensayos anteriores al destierro junto a otros 7 ensayos de interpretación de
cuatro novecentistas comentados, Ventura recientes. De poco sirvió: el tolerante «tradi- la realidad peruana, op. cit.,
García Calderón fue el más afectado por ese cionalismo dinámico y evolutivo»67 con que p. 98.

galicismo mental, notorio en sus ensayos los novecentistas habían tratado de regenerar 66
y cuentos iniciales, y aún comprobable en el país parecía definitivamente enterrado por «Recuerdo con satisfacción que
el propio Mariátegui apreció el
1920 tanto en las prosas y versos reunidos en la agresividad con que la generación del cen- espíritu que animaba mi crítica,
Cantilenas como en los ensayos –casi todos tenario había irrumpido en el espacio cultural al agradecerme en la dedicato-
ria de su libro la deferencia per-
determinados por la guerra europea– de Bajo y político nacional. Hoy la revisión de sus sonal que revelan mis ensayos»,
el clamor de las sirenas. Su acercamiento a la aportaciones invita a pensar que, al olvidarlas, anotaría Belaúnde al lamentar
realidad peruana se concretaría sobre todo en el Perú algo perdió, quizá para siempre. «la triste desaparición del gran
escritor socialista». La realidad
La venganza del cóndor, volumen de cuentos nacional, op. cit., p. 136.
publicado en Madrid en 1924. Inquietantes
67
y violentos, los territorios de la selva y de Belaúnde, «La historia», en op.
la sierra encontraron cabida en esos relatos, cit., p. 34.
aderezados a veces con humor y casi siempre
con el interés también mundonovista por at-
mósferas de leyenda y misterio. En alguno de 62 facsimilar con prólogo de Luis
ellos se recuperó los tiempos del virreinato, Federico More, «La hora un- Alberto Sánchez y una carta
décima del señor don Ventura de Alfredo González Prada
aunque eso no modifica la impresión general García Calderón», en Coló- acerca de Abraham Valdelo- La generación del novecientos y los
de que el «colonialismo» peruano se manifes- nida, año I, tomo I, núm. 2 mar y el movimiento colónida, discursos de identidad
(pp. 33-39), p. 35. Edición Lima, Ediciones Cope, 1981.
tó menos en la creación literaria que en los TEODOSIO FERNÁNDEZ

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 94-102
ISSN: 1577-3442

Francisco José López Alfonso:


Profesor titular de la Universitat
de València, es autor de los libros:
César Vallejo, las trazas del na-
rrador (Valencia, 1995), Hablo,
señores, de libertad para todos.
López Albújar y el indigenismo en
el Perú (Alicante, 2006) y Sombras
de la libertad. Una aproximación
a la literatura brasileña (Alicante,
2008). Es igualmente editor y pro-
loguista del volumen Indigenismo
NARRATIVA INDIGENISTA Y RACISMO:
y propuestas culturales en el Perú:
Belaúnde, Mariátegui y Basadre
(Alicante, 1995).
VENTURA GARCÍA CALDERÓN,
ENRIQUE LÓPEZ ALBÚJAR
Y LUIS E. VALCÁRCEL
FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ ALFONSO
Universitat de València

1 Con la raza no me aclaro de la revista Colónida, que, como ha señalado


Citado por Julio Ortega, «Trán-
sito de Ventura García Calde- Karl Kraus, «Aún así es judío», Escritos. Luis Loayza, no es una crítica literaria sino un
rón», en Julio Ortega, Crítica ajuste de cuentas2, «porque –el mismo More
de la identidad, México, D. F.,
FCE, 1988 (pp. 69-92), p. 73.
En 1932, escritores franceses, belgas y lo advertía– el sr. Ventura García Calderón re-
españoles de primer nivel propusieron el presenta en París los intereses de determinado
2
Luis Loayza, «Colónida en el
nombre de Ventura García Calderón para el grupo literario que hay en Lima»3.
pleito generacional», Sobre premio Nobel1. Sin embargo, hoy sus libros En cierto sentido, esta belicosidad fue
el 900, Lima, Hueso húmero son difíciles de encontrar. Podría pensarse que innecesaria, pues si bien la idea de cultura
ediciones, 1990 (pp.135-145),
p. 136. se trata de un caso más de esos escritores cele- nacional y su manejo había sido obra de los
bérrimos en su momento a los que el tiempo, novecentistas en la primera década del siglo
3
Citado por Loayza, op. cit.,
por la razón que sea, ha relegado al olvido. XX, en algún momento entre el primer y el
p. 137. ¿Quién recuerda hoy al novelista y dramatur- segundo decenio lo oficial opera «como un es-
4
go británico John Galsworthy, premio nobel pacio vacío, es decir: sin obras de impacto, sin
Mirko Lauer, El sitio de la litera- justamente en 1932? activismo influyente, sin propuestas capaces
tura. Escritores y política en el El caso de Ventura García Calderón, sin de generar seguidores y de desarrollarse, sin
Perú del siglo XX, Lima, Mosca
Azul editores, p. 23. duda, el mejor escritor vinculado al grupo del público y sin instituciones»4. Los novecen-
900, parece distinto, porque el lugar que debe- tistas carecieron de esa intuición práctica que
ría ocupar en la literatura peruana, entendida permite influir sobre la realidad y modificarla.
como institución, allá entre 1920 y 1930 ya era En cualquier caso, su conversión en enemigos,
un lugar vacío. Intelectuales coetáneos y tam- en hispanistas, les permitió especialmente a los
bién ligeramente más jóvenes, los miembros jóvenes de la Reforma Universitaria, presen-
de la generación de la Reforma Universitaria, tarse como lo nuevo frente a lo viejo, dando
integrada en buena medida por los nuevos a las ideas de nación, indio y modernidad un
sectores medios procedentes de la provincia, contenido completamente distinto. El frente
pero igualmente de Lima, combatieron por común, sin embargo, no tardaría en eviden-
afirmarse en una actividad –la literatura–, que ciar lo coyuntural de su alianza, revelando la
había sido parte importante de la legitimación diversidad de proyectos que incluía.
ideológica de los grupos dominantes, des- Pero, ahora, lo que quisiera destacar es la
plazando a los novecentistas. La agresividad contundencia de esa derrota. Situados bajo el
con la que se emplearon fue notable. Bastaría rubro de lo viejo, los novecentistas no sólo
Narrativa indigenista y racismo: recordar el artículo de Federico More, «La quedaron deslegitimados ideológicamente, si-
Ventura García Calderón, Enrique
López Albújar y Luis E. Valcárcel hora undécima del señor Ventura García no que fueron todos convertidos en la misma
FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ Calderón», publicado en los números 2 y 3 cosa, borrando diferencias y hasta discre-
ALFONSO

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pancias entre ellos. La demoledora crítica de de estos terratenientes andinos que hacen del
Mariátegui en «El proceso de la literatura» a látigo la expresión de su poder: «Por toda
Riva Agüero y su Carácter de la literatura del respuesta el amo aludió al excelente chicotillo
Perú independiente podría ilustrar esta expul- con que castigaba a los atrevidos», leemos en
sión de los novecentistas de la historia de la «La momia»9.
literatura peruana, su reducción a la versión La causa de esta condena no se oculta.
más conservadora representada por Riva. Víc- Estos gamonales tienen su propia ley y ame-
tor Andrés Belaúnde, el único del grupo que nazan la unidad del estado, transformando el
tuvo capacidad de respuesta, se quejó de ello Perú en una suma de pequeñas republiquitas,
en La realidad nacional. También denunció en una suerte de país semifeudal.
el ardid que significó referirse a la generación
como «futurista, tratando, intencionadamen- …la raza de los Montalván, raza hermosa y bravía Antonio Cornejo Polar.
te, de confundirla con el partido que llevó de jinetes rencorosos, que se exterminaban impune
ese nombre» y su deliberada omisión de un y recíprocamente por querellas de agua de riego o
autor como Ventura García Calderón para de política, en la soledad de un cañaveral. ¡Quién
«presentar como infecunda y mediocre» a esta iba a condenarlos, si eran ellos los caciques del 5
Víctor Andrés Belaúnde, La rea-
generación5. departamento, diputados o senadores que con la lidad nacional, vol. III de las
El destierro de los novecentistas –inclui- amenaza de revolución hacían temblar en Lima a los Obras Completas, Lima, Edi-
ción de la Comisión Nacional
do Ventura García Calderón– de las letras presidentes!10. del Centenario de Víctor Andrés
nacionales fue completado por La literatura Belaúnde, 1987, pp. 134 y
137.
peruana, de Luis Alberto Sánchez, aparecida Se equivoca Cornejo cuando afirma: «En
en 1928-1929 y reelaborada en varias ocasio- términos ideológicos –no literarios- la obra de 6
nes. Escrita con idéntico sentimiento antio- García Calderón parecería anterior a Aves sin Lauer, op. cit., p. 57.

ligárquico, el ensayo de Sánchez ha fijado el nido»11. Al contrario, La venganza del cóndor 7


corpus de la literatura en el Perú; pues, si los es un testimonio más de esa vieja lucha entre Ibid., p. 10.

sucesivos programas oficiales de enseñanza Lima, como foco irradiador de civilización, 8


nunca han seguido al pie de la letra su índice, y las bárbaras provincias, de la que Aves sin Antonio Cornejo Polar, Litera-
tura y sociedad en el Perú: la
la influencia es obvia6. Hasta hoy, la mayor nido fue quizá su primer fruto novelesco. novela indigenista, Lima, Lason-
parte de las ideas vigentes sobre literatura Ya en la primera página del relato que da tay, 1980, p. 48.
nacional provienen de esta obra7. título al volumen nos encontramos con un 9
Pero conviene recordar que esas ideas, en personaje-narrador limeño que se identifica Ventura García Calderón, «La
buena medida fueron elaboradas para derro- con el sufrimiento indígena, como lo hacía la momia», en La venganza del
cóndor (1919), Madrid, Sucs.
car a los novecentistas. Continuar repitiéndo- familia Marín, para que la condena del poder de J. Sánchez Ocaña y Cía.,
las sin someterlas a crítica, cuando el adversa- andino resulte inapelable: «El militar le rasgó 1948 (pp. 15-22), p. 19.
rio ya no existe, es reescribir un flaubertiano la frente de un latigazo. El indio y yo nos 10
diccionario de las ideas recibidas. estremecimos»12. García Calderón, «Murió en su
Y así, por ejemplo, un estudioso tan repu- Al margen de la instrumentalización que ley», en op. cit. (pp. 23-30),
p. 26.
tado como Antonio Cornejo Polar, remitien- García Calderón haga del problema indígena,
do a La venganza del cóndor, insiste en que sorprende la lectura tan estrecha que Cornejo 11
Cornejo Polar, op. cit., p. 47.
en este texto queda marcada la «adhesión [de hace de un cuento como «Amor indígena»
Ventura García Calderón] a un estado social para caracterizar ideológicamente al nove- 12
García Calderón, «La vengan-
y la defensa de los intereses de los grandes centista. za del cóndor», en op. cit. (pp.
señores andinos»8. Si lo relativo a esa adhesión «El cuento de García Calderón –para Cor- 7-12), p. 7.
debería, cuando menos, explicarse con más nejo– no tiene desperdicio»13. En él se narra 13
detalle, lo que dice sobre la defensa de los cómo tres blancos llegan a una aldea serrana Antonio Cornejo Polar, La for-
intereses de los grandes señores andinos es que celebra la fiesta del santo patrón. Uno de mación de la tradición literaria
en el Perú, Lima, CEP, 1989,
palmariamente un error. ellos, un hacendado, dispara sobre un Buda p. 82.
A diferencia de lo que suele ocurrir con la en un tambo, tirotea a un carnero porque le
narrativa indigenista de las décadas del veinte da la gana y luego dispersa a latigazos a los
y del treinta, cuya simplicidad promueve una indios para que, finalmente, el narrador pueda
fuerte ideologización de sus mensajes, convir- violar a una muchacha india de la que se ha
tiéndola en lo que Marx llamó arte de tenden- encaprichado: Narrativa indigenista y racismo:
cia, los relatos de García Calderón son menos Ventura García Calderón, Enrique
López Albújar y Luis E. Valcárcel
evidentes en su función social. Pero si algo Aquello fue salvaje, como en las historias de la FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
queda claro en ellos es su condena inapelable Conquista. Me encerré, despedí al chino aterrado, ALFONSO

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14 y la indiecita fue mía sollozando palabras que yo González Prada, haya calado profundamente
García Calderón, «Amor indí-
gena» en op. cit. (pp. 49-54), no acertaba a comprender. Estaba primorosa con en Ventura; pero no deja de percibirse su in-
pp. 53-54. su alucinado temor y su respeto servil al hombre flujo. El relato «La venganza del cóndor» se
15
blanco. Me alentaba por primera vez esa alegría de los hacía eco de la provocadora afirmación que se
Cornejo Polar, La formación …, abuelos españoles que derribaban a las mujeres en los lee en el «Discurso en el Politeama»: «(…) la
op.cit., p. 82.
caminos para solaz de una hora y se alejaban ufanos a nación está formada por las muchedumbres
16 caballo, sin remordimiento y sin amor. La linda niña de indios diseminados en la banda oriental
García Calderón, «Amor indí- me miraba sumisa como a su dueño14. de la cordillera»19. Con culpable conciencia,
gena» en op. cit., p. 52.
el narrador se refiere a los hombres blancos
17 Para Cornejo, en este cuento cristaliza «el como «los intrusos que somos nosotros»20.
Luis Valcárcel, «El amor de don
Rodrigo», en Tempestad en los
hispanismo duro y beligerante» y, aún más, en La misma culpabilidad ante la historia se
Andes (1927), Lima, Editorial él se «traza un paradigma intemporal en el que expresa en otros cuentos. En «La momia»,
Universo, 1972 (pp. 75-77),
p. 77.
la conquista se repite una y otra vez»15. leemos: «Cuatro siglos de espanto les han
En mi opinión, lo que escandaliza a Cor- hecho aceptar la peor tragedia, suspirando»21.
18 nejo es precisamente lo que García Calderón O de manera aún más explícita en «Fue en el
García Calderón, «A la criolli-
ta» en op. cit. (pp. 133-137), quería denunciar. De ahí la mención del Perú»:
p. 134. salvajismo de la violación, de la ausencia del
19
remordimiento, de la desolación indígena: «El Los blancos somos en el Perú, para la gente de color,
Manuel González Prada, «Dis- mundo entero pertenece a los que tienen tan responsables de tres siglos injustos. Vinimos de la
curso en el Politeama», Pájinas
Libres. Horas de Lucha, Barce-
buen revólver. ¿Por qué nos iba a inquietar la tierra española hace mucho tiempo y el indio cayó
lona, Editorial Ayacucho, 1985 desolación indígena?»16. aterrado bajo el relámpago de nuestras espingardas.
(pp. 43-48), pp. 45-46. García Calderón cede la voz a un gamo- Después trajimos en naos de tres puentes, del Senegal
20 nal de espíritu para que sea él solo quien se o de allende, con cadena a los pies y mordaza en la
García Calderón, «La vengan- deslegitime moralmente, sin necesidad de boca, las «piezas de ébano», como se dijo entonces,
za del cóndor» en op. cit. (pp.
7-12), p. 12.
denunciarlo. La imagen que se ofrece de los que bajo el látigo del mayoral gimieron y murieron
hacendados serranos en otros cuentos del por los caminos22.
21
García Calderón, «La momia»
libro, me parece, confirma esta lectura.
en op. cit. (pp. 15-22), p. 16. Me pregunto si la interpretación de Cor- Al margen de esta mala conciencia –quizá
nejo hubiese sido la misma si el cuento, si el no muy angustiada– y de su uso para discri-
22
García Calderón, «Fue en el libro no hubiese estado firmado por Ventura minar a los bárbaros terratenientes provin-
Perú» en op. cit. (pp. 99-103), García Calderón. Por lo que sé, nada extraño ciales de la civilizada burguesía limeña, la
pp. 99-100.
halló Cornejo en «El amor de don Rodrigo», imagen que se ofrece del indio es muy su-
23 un relato incluido en Tempestad en los Andes, perficial. Ventura se acerca a él como escritor
Citado por Ortega, op. cit.,
p. 83.
del indigenista Luis E. Valcárcel, en el que modernista, esto es, con una mirada estética
un gran señor terrateniente se enamora de –«nuestro aporte de fantasía a la imaginación
24 una campesina indígena y se casa con ella; del Universo», dirá23– y no como un escritor
José de la Riva Agüero, Ca-
rácter de la literatura del Perú un relato que concluye con estas humillantes regionalista, es decir, como un escritor que se
independiente, Lima, E. Rosay palabras: «Cuando el caballero llegó a la es- plantea el problema de la modernidad en el
Editor, p. 143.
tancia nupcial, La Raza dignificada lloró con ámbito rural.
25 lágrimas de gozo el avatar»17. Aunque su visión del indio repita prejui-
Id.
Y es que García Calderón no es tan cios del ambiente y de la época, García Cal-
26 conservador como Riva Agüero, con cuyo derón está lejos del racismo de Riva Agüero.
Id. pensamiento se le quiere identificar forzada- Sabe del conflicto entre blancos e indios, pero
mente. Lejos de las reservas que Riva tiene no cree, como Riva, que en la sierra palpite
hacia González Prada, en García Calderón «secreta y pérfidamente una hostilidad rece-
se percibe su influencia en la presencia de esa losa y siniestra»24. No cree, como Riva, «que
«trinidad embrutecedora del indio» en algu- en él, como en todos los esclavos, fermenten
nos cuentos. Incluso hay uno, «A la criollita», odios mortales e inextinguibles»25. Pero sí
en el que se denuncia la brutalidad de los comparte con el líder del partido futurista un
conservadores en las ciudades serranas, que imaginario exótico sobre el universo indígena.
terminan asesinando al periodista liberal, «un «Las leyendas –escribía Riva– hablan de enve-
Narrativa indigenista y racismo:
hereje de Lima que leía los libros de González nenamientos misteriosos, de encantamientos,
Ventura García Calderón, Enrique Prada»18. sortilegios y maleficios»26. Y en La venganza
López Albújar y Luis E. Valcárcel
FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
Desde luego, esto no significa que la cues- del cóndor encontramos esto mismo en cuen-
ALFONSO tión social del indígena, tal como la planteaba tos como «La llama blanca», en el que un

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hacendado, que mata a una hermosa llama –la juventud bañándose desnuda durante el santo día en 27
Ibid., p. 144.
Killa– para dar una lección a los indios que las riberas; decía siempre la verdad, y el robo no exis-
mantienen relaciones sexuales con el ganado, te en las costumbres de los salvajes de mi tierra31. 28
Conviene advertir que este ima-
se enamora de este animal que parece haber ginario, procedente del folklore,
resucitado y contrae una terrible enfermedad Sin embargo, la imagen que ofrece del in- según Riva, lo encuentra García
Calderón, al menos parcialmen-
en su rostro a causa de un escupitajo de la dio de la sierra, descendiente del inacario, no te, en las tradiciones indígenas
llama; o en «La momia», en el que otro hacen- es tan amable. Si el indio del Amazonas es el de Ricardo Palma.
dado, empeñado en añadir la momia de una hombre natural, el indio de la sierra represen-
29
princesa incaica a su colección prehispánica, ta al hombre civilizado que ha experimentado García Calderón, «Historia de
se encuentra a su propia hija momificada. una regresión cultural; algo muy similar a la caníbales», en op. cit. (pp. 73-
80), p. 76.
Pero aquí, no hay nada de «diabólico», distinción que Chateaubriand establecía entre
como decía Riva27. Este indigenismo exotista el salvaje americano y el árabe32. 30
Citado por Ortega, op. cit.,
–como el orientalismo, una clara invención Pero conviene recordar que ese estado es, p. 73.
occidental– es sólo una manifestación más del para Ventura, la «injusta ruina de la raza»33.
cosmopolitismo modernista, aunque en este Y que esa «resignación de los vencidos»34, 31
García Calderón, op. cit., p.
caso se trate de un exotismo interior28. esos «siervos de una raza inerme»35, esa «raza 77.
Ello se advierte más claramente cuando que nunca supo sublevarse»36 son, en buena
32
se recuerda que La venganza del cóndor se medida, expresiones negadas por el compor- Véase F-R de Chateaubriand,
publicó en Madrid en 1924 y que apenas un tamiento de sus personajes indígenas que, De París a Jerusalén, Barcelona,
Laertes, 1982, p. 202.
año después se tradujo al francés y, sobre to- desde su opresión, intentan vengar las humi-
do, que fue escrita para un público europeo. llaciones de que son víctimas. «La venganza 33
Marcas del tipo «de mi tierra», repetidas en del cóndor» o «Coca» serían ejemplos de ello García Calderón, «La llama
blanca», en op. cit., p. 93.
muchos relatos, así lo confirman; pero ningu- e insinuarían una realidad social en la que
na más clara que este ejemplo de «Historia de el estado es impotente para cumplir con sus 34
García Calderón, «La vengan-
caníbales»: «Ésta es la parte de mi relato más obligaciones. za del cóndor», en op. cit.,
difícil de explicar en Europa»29. Quizá Mariátegui pensara en García Cal- p. 12.
Creo que es este factor –escribir para Eu- derón cuando escribió: «Los indigenistas au- 35
ropa– el que condiciona su imagen del mundo ténticos –que no deben ser confundidos con García Calderón, «Amor indí-
indígena, y todo lo que se diga de ésta tendrá los que explotan temas indígenas por mero gena», en op. cit., p. 49.

que considerarlo inevitablemente. Y es lo que ‘exotismo’– colaboran, conscientemente o 36


explica en buena medida su reconocimiento y no, con esta obra política y económica de García Calderón, «Los cerdos
flacos», en op. cit., p. 69.
éxito entre europeos. «¿Qué conocíamos del reivindicación –no de restauración ni de re-
Perú antes de que lo hubiésemos explorado en surrección»37. 37
José Carlos Mariátegui, «El pro-
los libros escritos por usted?», le preguntaba En mi opinión, el indigenismo de Ventura ceso de la literatura», en Siete
el Conde de Carton de Wiart en su discurso es exótico, pero aún así contribuyó, aunque ensayos de interpretación de
de recepción en la Real Academia de Bélgica30. fuese modestamente, a la reivindicación de la la realidad peruana (1928),
vol. 2 de las Obras Completas,
Ventura acomodó su perspectiva a los deseos causa indígena. Pero éste fue un mérito que Lima, Editorial Amauta, 1986
de sus lectores que con el exotismo, como an- los intelectuales provincianos coetáneos y, (pp. 229-350), p. 332.
títesis de la artificialidad de la vida europea, se sobre todo, la generación posterior quisieron 38
apropiaban «inocentemente» de otras cultu- reservarse de manera exclusiva para sí, ha- García Calderón, en «Materia-
les para un discurso a la nación
ras. Incluso llegó a reproducir ese estrabismo ciendo de los novecentistas, sin excepción, un peruana», citado por Ortega,
característico de la metrópolis en su mirada grupo de encomenderos. op. cit., p. 86.
a otros pueblos: atracción/repulsión. Para Prejuiciosa, pero fundamentalmente exó-
39
Ventura, los aborígenes de la selva represen- tica, la mirada de Ventura más que racista es Véase Antonio Cornejo Polar,
tan, por contraste con el mundo civilizado, la aristocrática. De hecho, apostó de manera Escribir en el aire, Lima, Edito-
rial Horizonte, 1994, p. 20.
armoniosa sociedad natural. Son esos buenos contundente por «el cholo, es decir, el mestizo
salvajes, que tienen su precedente más ilustre cuando no se avergüence de serlo ni crea ínti-
quizá en Montaigne, a cuyo ensayo parece mamente que el blanco es de raza superior»38,
remitir tanto el título como el contenido del cuya concreción vio en Rubén Darío. No
citado «Historias de caníbales»: creyó, sin embargo, que el mestizaje fuese una
identidad «desproblematizada», como creía
Muy deprisa aprendió [la indiecita] algunas palabras Cornejo39. En el cuento «Fue en el Perú», la Narrativa indigenista y racismo:
en español, tres sobre todo que pronunciaba bien: negra Simona le cuenta al narrador blanco Ventura García Calderón, Enrique
López Albújar y Luis E. Valcárcel
sucios, embusteros y ladrones, las cuales resumían que el niño Jesús nació en el Perú y que era FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
para ella la civilización. En realidad había pasado su un mestizo de piel oscura, que la virgen era ALFONSO

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una indiecita y san José, mulato, y que los tres del pensamiento» (23 de septiembre de 1916)
reyes que vinieron a adorarlo eran un prefecto en el que para elogiar a su generación, «fuerte,
blanco, un indio cacique y un esclavo negro, fecunda y valiosa», disminuía y hasta despre-
rey de los mandingas. Pero que los blancos lo ciaba los méritos de las generaciones anterio-
mataron: res y en especial de la inmediata. Aunque el
ataque no fuese personal, López Albújar se
Pero todos sabemos que Su Majestad murió y resuci- sintió agredido43.
tó después y se vendrá un día por acá para que la mala Algunos años más tarde recibiría otra em-
gente vean que es de color capulí como los hijos del bestida más concreta en esa batalla emprendi-
país. Y entonces mandará afusilar a los blancos y los da por los jóvenes provincianos y limeños de
Enrique López Albújar. negros serán los amos, y no habrá ni tuyo ni mío, ni clase media por hacerse con el control de la
levas, ni prefetos, ni tendrá que trabajar el pobre para institución literaria como trampolín político.
que engorde el rico…40. La historia es conocida: en febrero de 1927,
40 José Ángel Escalante denunciaba el carácter
García Calderón, «Fue en el Parece inevitable pensar en la raza cósmica pintoresco y oportunista del indigenismo cul-
Perú», en op. cit., p. 103.
de Vasconcelos; pero, desde luego, Ventura tivado por los escritores costeños: «literatura
41 es consciente de que el mestizaje, aun siendo de frases hechas y lugares comunes». La de-
García Calderón, «Viernes San- la única vía razonable, no es una «solución» nuncia de Escalante apuntaba principalmente
to criollo», en op. cit. (pp. 167-
171), p. 171. exenta de problemas. a Mariátegui. El ataque se preparaba con la
En suma, si Ventura es racista, el suyo es crítica a ciertas afirmaciones, cuando menos
42
Citado por Julio Ortega, op. un racismo superficial, bien distante del pen- discutibles «Sobre la psicología del indio»
cit., p. 92. samiento racial y de su prolongación activa –así se titulaba el breve ensayo- expuestas por
43
que culmina con el chivo expiatorio y la ani- López Albújar en Amauta, la revista dirigida
Y respondió con un contundente quilación del Otro. La suya es una posición por Mariátegui.
y extenso artículo, «Tres epítetos aristocrática que mira con actitud paternalista Al intervenir en la polémica, Luis Al-
gruesos y una exageración ver-
dadera». Véase Raúl-Estuardo a «toda aquella plebe simple y generosa de mi berto Sánchez dio la razón a Escalante en la
Cornejo, López Albújar, narra- crédula tierra [que el viernes santo] se inclina incoherencia que significaba el amparo que
dor de América, Madrid, Ana-
ya, 1961, principalmente pp. al pasar y dice en voz baja al santo vestido de los indigenistas daban a las afirmaciones de
97 y 98. levita [san José]: López Albújar, «destinadas a probar, según
44
–¡Sintiendo mucho la muerte de Don Je- me parece, que el indio es el más despreciable
Luis Alberto Sánchez, «Batibu- sús!...»41. ser que habita sobre la tierra»44.
rrillo indigenista», en Manuel Ello concuerda con su concepción del Mariátegui no pudo menos que defender-
Aquezolo (comp.), La polémica
del indigenismo, Lima, Mosca escritor como miembro de una élite que debe se y defender el estudio de López Albújar.
azul Editores, 1976 (pp. 69- ejercer la máxima representación del espíritu Sánchez volvió a la carga, recordando a su
73), p. 71.
de un pueblo. «Comprender la patria –dirá oponente que las observaciones de López
45 en Nosotros– como sostén y garantía de la Albújar se realizaron desde su perspectiva de
Sánchez, «Respuesta a José
Carlos Mariátegui», en Aquezo-
eternidad aquí abajo»42. La patria, esto es, juez de primera instancia: «¿Cómo, pues, me
lo, op. cit. (pp. 77-81), p. 80. el orden jerárquico del país como expresión dice usted que esas observaciones se refieren
del inalterable orden celeste, una concepción al indio en sus relaciones con el blanco?
cuasiestamental de la sociedad, algo que se Diga usted que se refieren al indio criminal
aproxima mucho a ese proyecto político que en sus relaciones con el juez, y estamos de
Belaúnde definió como tradicionalismo diná- acuerdo»45.
mico o evolutivo en su ensayo «La Historia» Surgía así, secundariamente, un lugar co-
(1908) y que aseguraría el control del país a la mún de la crítica e historiografía literarias.
oligarquía. El del indio criminal de López Albújar. Y
Una suerte similar ha corrido Enrique aunque la tesis de Sánchez se restringía al
López Albújar, autor de Cuentos andinos trabajo publicado en Amauta, el despla-
(1920), marcado como infame escritor racista zamiento hasta Cuentos andinos resultaba
y encerrado en el mismo cajón de la historia. fácil, pues el lector de ambos puede inter-
También él sintió el ataque de Colónida, aun- pretar aquél, dadas las semejanzas semán-
que no perteneciese como los novecentistas a ticas y formales, como las conclusiones del
Narrativa indigenista y racismo:
un grupo limeño coetáneo, sino a una genera- volumen de cuentos. El propio Sánchez dio
Ventura García Calderón, Enrique ción ligeramente mayor y fuese un escritor de el paso y otros no han dudado en seguirlo
López Albújar y Luis E. Valcárcel
FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
provincias. Abraham Valdelomar publicó un hasta nuestros días. Por ejemplo, Antonio
ALFONSO artículo en La Prensa, titulado «Los obreros Cornejo afirmaba:

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En este ensayo interpretativo [«Sobre la psicología conjunto. El sentido de cada uno, los mismos
del indio»], como también en sus cuentos [Cuentos juicios escandalizantes que a veces se vierten
andinos], López Albújar toma en consideración en alguno de ellos, sólo pueden ser compren-
primeramente […] su experiencia como juez. Expe- didos desde la red que todos elaboran.
riencia que, como es obvio, no sólo recorta los límites Por lo demás, la clave ideológica del libro
de su conocimiento sino que fuerza una perspectiva está explicitada en uno de esos supuestos
general sobre el asunto46. «relatos olvidables»: «Todas las historias se
parecen. En todas verá usted las mismas ridi-
Es la lectura tantas veces repetida del indio culeces, las mismas vanidades, las mismas mi-
sentado en el banquillo de los acusados; una serias, las mismas pasiones. No hay más que
imagen, insistía Mario Vargas Llosa, «tan ne- variantes»49. Esta universalidad del sentimien-
gativa y deshumanizada que merece llamarse to delata la «presencia del juez López Albú- José Carlos Maiátegui.
racista»47. Esta generalizada opinión explica el jar», pero en un sentido diferente al apuntado
olvido de que ha sido objeto la obra de López por la crítica. La afirmación iusnaturalista
Albújar, a pesar de aceptarse su carácter pre- revela al hombre de derecho convencido de la
cursor como narrador indigenista y el vigor igualdad natural entre los hombres.
de su prosa. ¿Pero cuál es la imagen que López Albú-
La condena, quizá justificada en el ensayo jar ofrece del indígena? El indio de Cuentos
de Amauta, carece de sentido en el caso de andinos se muestra como un rebelde. «¿Para
Cuentos andinos, pues los juicios sobre el qué es uno hombre sino para rebelarse?», se
indio no difieren esencialmente de los ver- pregunta el narrador de «Cómo habla la co-
tidos sobre el mestizo o el blanco. Asunto ca»50. Mariátegui no llegó a precisarlo, pero
distinto es que se esté de acuerdo o no con su posiblemente fuese esta rebeldía de los per-
nada halagüeña concepción de la naturaleza sonajes lo que admirase en la obra de López
Ventura García Calderón.
humana. Pero para percibir esto es necesario Albújar. Esta violenta libertad era la promesa
no sólo liberarse de la negativa valoración de un futuro mejor, la condena absoluta del
que pesa sobre la obra, sino captar su carácter determinismo reaccionario y de su pareja éti-
46
de conjunto. Y ello, naturalmente, resulta ca, el paternalismo. De ahí las esperanzadas y Cornejo Polar, Literatura y so-
imposible si la lectura se realiza además desde fustigantes palabras de don Melchor, el narra- ciedad…, op.cit., p. 49.
un restrictivo y militante indigenismo, enten- dor secundario de «La soberbia del piojo»: 47
dido como la literatura o ideología que trata Mario Vargas Llosa, Discurso
de investidura de doctor Ho-
exclusivamente de los indios y, como mucho, ¡Bah! ¡Para qué son tan bestias los indios! Si los noris Causa, Universidad de
de los agravios de que son objeto por parte indios se organizaran y fueran más a la escuela y Murcia, 1998, sin paginar.
de los otros. bebieran menos, cuántas cosas no harían! Porque el
48
No hay otro argumento para explicar la indio no es idiota; es imbécil. Pero de la imbecilidad Tomás G. Escajadillo, La na-
condena que, según Tomás G. Escajadillo, se puede salir; de la idiotez no. La imbecilidad como rrativa de López Albújar, Lima,
Conup, 1972, p. 84.
merecen tres cuentos del volumen: «‘La so- usted sabe, se cura tonificando el alma, sembrando
berbia del piojo’, ‘El caso Julio Zimens’ y ideales en ella, despertándole ambiciones, haciéndole 49
Enrique López Albújar, «La
‘Cómo habla la coca’, relatos olvidables o dis- sentir la conciencia de la propia personalidad51. soberbia del piojo», Cuentos
quisiciones filosófico-sociológicas sin validez andinos, Lima, Imprenta Lux,
narrativa»48; precisamente los tres cuentos de En sus cuentos no todos los indios son 1924 (pp. 47-61), p. 52.

mistis, en los que el mundo indio sólo aparece iguales. La rebeldía individual de Conce Mai- 50
como en eco. lle, que dice no necesitar que nadie le haga López Albújar, «Cómo habla la
coca», Cuentos andinos, op.cit.
Mutilaciones de este tipo hacen de Cuen- justicia, pues él sabe hacérsela, contrasta con (pp. 248-270), p. 254.
tos andinos apenas un revoltillo, negando el el control que los yayas, amparándose en la
51
vínculo entre los diferentes relatos que per- tradición y en el supuesto carácter divino de la López Albújar, «La soberbia del
filan su sentido en el cotejo. López Albújar ley, ejercen sobre la colectividad. Hay indios piojo», en op.cit., p. 52.
insiste con meticulosidad en relacionar textos ricos y otros que no lo son; indios honrados
mediante la presencia o mención de persona- e indios mostrencos, borrachos y vagos, como
jes que han aparecido en relatos anteriores o Hilario Crispín, raptor y asesino.
que lo harán en los que siguen. Posiblemente, Esta percepción plural impide que su
un procedimiento más sugerente sean los obra incurra en el populismo frecuente en los Narrativa indigenista y racismo:
diversos paralelismos entre relatos. En defini- escritores indigenistas que hacen del indio el Ventura García Calderón, Enrique
López Albújar y Luis E. Valcárcel
tiva, no es posible la adecuada interpretación portador de valores auténticos y de las mejo- FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
de los relatos en forma aislada, extraídos del res virtudes frente a la corruptora civilización ALFONSO

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occidental; es decir, un ente tan abstracto Cuentos andinos es entonces una inte-
como la Humanidad o el Bien. rrogación permanente: ¿qué es la identidad?,
Los indios de Cuentos andinos presentan ¿quiénes somos? Frente al relativismo de los
virtudes que no han pasado desapercibidas: valores como principio general de equivalen-
valor, inteligencia, tenacidad, sensibilidad… cia de «todo vale por todo», ese antropológico
Pero sobre todo se ha destacado, en relación respeto a las diferencias en el que los inves-
con la condición de juez del autor, su violen- tigadores a veces se desdoblan en militantes,
cia y su crueldad. Baste recordar las terribles López Albújar proclama la necesidad de in-
venganzas de Liberato Tucto en «El campeón corporar al indio a la modernidad. No receta
de la muerte» o de Ishaco en «Cachorro de soluciones; solo formula orientaciones.
tigre». La modernización del mundo indígena
Sin embargo, en ello no hay prejuicio ra- no es fácil, sugiere. No es únicamente una
cial. Esa violencia, esa sevicia, es algo general a cuestión de economía, ni tampoco de saberes.
Luis Alberto Sánchez. todos los hombres, como sugiere el desenlace Es también una cuestión de mentalidades. Y
de «La soberbia del piojo», en el que don cambiar éstas requiere tiempo. A veces más
Melchor, después de contar cómo aplastó del que se necesita para que se produzcan
52 entre sus uñas al piojo que le salvó la vida, cambios en la estructura social.
Ibid., p. 61.
se defiende sentenciosamente de la acusación Pero no era sólo el indio el que debía in-
53 que se le formula: corporarse a la modernidad, era toda la región
Arturo Schopenhauer, El amor,
las mujeres y la muerte, Va-
de «estos desventurados campos andinos»,
lencia, Ediciones Prometeo, p. – Fue usted ingrato y cruel sin distinciones de raza o de otra índole. Sin
179. – ¡Bah! Fui todo un hombre, señor mío52. embargo, el atraso material y espiritual de la
54 sierra no redunda, como sucede en La ven-
López Albújar, «El campeón de Y es que López Albújar tiene una concep- ganza del cóndor, en brillo de Lima, sino en
la muerte», en op. cit. (pp. 63-
87), p. 86. ción del hombre muy próxima a la de Scho- su oprobio, pues en parte era el resultado de
penhauer –al que por cierto cita en el último su indiferencia por el resto del país. Y López
55
López Albújar, «El caso Julio
de los relatos-y podría haber afirmado con el Albújar, no se olvide, era uno de esos provin-
Zimens» en op. cit. (pp. 157- filósofo alemán: cianos en los que había arraigado con fuerza
178), p. 159. la prédica radical de González Prada.
56 El hombre es en el fondo un animal salvaje, una fiera. En definitiva, el problema se planteaba
López Albújar, «Cómo habla la No le conocemos sino domado, enjaulado en ese es- no sólo desde una perspectiva regional. Y los
coca», op. cit., p. 253.
tado que se llama civilización. Por eso retrocedemos indios, antes ignorados y hasta despreciados
57 ante las explosiones de su naturaleza53. por la cultura oficial, pasaban a ser parte sus-
González Prada, op. cit., pp.
45-46.
tancial de la nacionalidad. Pero tampoco la
Esta concepción de lo humano se ve ade- nacionalidad misma, sino un ingrediente más
más subrayada por cierta poética de lo que en igualdad con otros grupos humanos, una
merece ser contado: «la hazaña más grande de nacionalidad mestiza en la que el concepto de
su vida de campeón de la muerte»54, «lo más raza dejaba de tener sentido.
conmovedor que he conocido, lo más triste y Lamentablemente, los indigenistas inter-
lo más trágico también»55. Es, pues, una poé- pretaron literalmente el fragmento del «Dis-
tica del exceso, de lo que se sale en cualquier curso en el Politeama», en el que González
línea de lo ordinario, también de lo lícito. Prada afirmaba que el verdadero Perú, «la
En suma, López Albújar no podía ideali- nación está formada por las muchedumbres
zar a los indios porque no quería idealizar a de indios diseminadas en la banda oriental de
los hombres. De esta forma, su indigenismo la cordillera», olvidando que el fragmento iba
traspasa la frontera entre cultura indígena y precedido de estas palabras: «Hablo, señores,
cultura occidental a fin de poder interpretar la de la libertad para todos, y principalmente
totalidad y, más en concreto, la propia cultura para los más desvalidos»57.
con los mismos principios que se aplican a los Algunos contemporáneos de los novecen-
otros. Al respecto es altamente significativo el tistas, como Federico More, fueron indigenis-
último de los relatos, «Cómo habla la coca», tas y lo fueron muchos de los miembros de la
Narrativa indigenista y racismo:
en el que el juez narrador se descubre invadi- generación de la Reforma universitaria, que
Ventura García Calderón, Enrique do por lo indígena: «Me había dado a la coca. terminaron por transformar la idea de cultura
López Albújar y Luis E. Valcárcel
FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
No sé si al peor o al mejor de los vicios. Ni sé nacional. Esta nebulosa emocional y demagó-
ALFONSO tampoco si por atavismo o por curiosidad»56. gica que a menudo fue el indigenismo agrupó

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ideologías muy diversas, desde el marxismo temeroso del carácter sangriento que vaticina
–y a veces el no-marxismo– de Mariátegui Valcárcel para la emancipación del indio, lo
hasta posiciones marcadamente burguesas, reconviene con estas palabras: «‘No te con-
incluso lindantes con el fascismo. suma el odio; el amor es demiurgo’, exclama
Pero estos intelectuales indigenistas no Valcárcel. Y así debiera ser el tono íntegro de
eran indios. Mariátegui lo advirtió con cla- este mensaje que nos llega de Cuzco»63.
ridad. El indigenismo, dijo, «es todavía un Valcárcel supo explotar la mala conciencia
literatura de mestizos. Por eso se llama indi- y el miedo a una guerra de razas. Charlatán
genista y no indígena. Una literatura indígena, de los hechos –los levantamientos y matanzas
si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando los en algunas haciendas–, escribe con sangre para
propios indios estén preparados para produ- mostrar como inminente la pesadilla que ya
cirla»58. El indigenismo era algo más que una algunos novecentistas habían presagiado:
moda estética. Los relatos funcionaban como
Luis E. Valcárcel.
una denuncia del presente y, al mismo tiempo, ¡Oh! la esperada Apocalipsis, el Día del Yawar-Inti
como un grito de guerra. que no tardará en amanecer.
Hay, sin embargo, en esta literatura ele- ¿Quién no aguarda la presentida aurora?
58
mentos que permiten sospechar que a algunos El vencedor injusto que ahogará en su propia sangre Mariátegui, op. cit., p. 335.
autores les movían otros intereses distintos del al indio rebelde. ¿No oís por allí la prédica del exter-
59
puro afán de justicia. Estos jóvenes intelectua- minio, de la cacería inmisericorde? Ya las matanzas Valcárcel, «44 años después»,
les pertenecían –ya lo he dicho– principal- de Huanta, de Cabanillas, de Layo, de cien lugares Tempestad…, op.cit. (pp. 7-8),
mente al sector medio del ámbito provincial más son ráfagas del Gran Día Sangriento. p. 7.

serrano. Pero no escribieron sobre ellos como El vencido alimenta en silencio su odio secular; cal- 60
grupo social o, cuando menos, no lo hicieron cula fríamente el interés compuesto de cinco siglos Carlos Manuel Cox, «Con
Luis E. Valcárcel», Amauta, 6
de forma directa. En sus relatos tendieron a de crueles agravios. ¿Bastará el millón de víctimas (1927), (pp. 1-2), p. 2.
ocultar su condición. Eran conscientes de que blancas?64.
61
la fuerza moral de sus reivindicaciones había José Carlos Mariátegui, «Prólo-
de cimentarse en los desheredados y entre los Aunque luego preconice el amor y no go», en Valcárcel, op. cit. (pp.
desheredados nadie más desgraciado que el el odio, Valcárcel insiste obsesivamente a lo 9-15), p. 9.

indígena. largo de la obra en esa terrible amenaza –los 62


Si los novecentistas predicaron un cambio forajidos indios que saquean, violan y asesi- Ibid., p. 15.
lento de la sociedad, los indigenistas, que nan en los pueblos, las haciendas quemadas, 63
querían un cambio inmediato, se acogieron los ensañamientos con el patrón, el ejército y Luis Alberto Sánchez, «Colo-
fón», en Valcárcel, op. cit. (pp.
a la figura del indio como ejemplo extremo la policía integrados casi con exclusividad por 177-183), p. 181.
de una sociedad que exigía ser transformada indígenas: «Con indios hostiles que vuelven el
sin demora y quizá en profundidad. Auto- arma contra blancos y mestizos […] ¿qué po- 64
Valcárcel, op. cit., p. 24.
proclamándose representantes de las muche- drá hacer el Estado?»65; insiste de manera me-
dumbres indígenas, fingían un poder del que ditada para provocar la angustia y favorecer 65
Ibid., p. 93.
carecían como clases medias. una adhesión sin fisuras a su ofrecimiento.
Tempestad en los Andes, de Luis E. Val- Entre los textos de Tempestad… hay uno 66
Valcárcel, «El problema indí-
cárcel, es el ejemplo más acabado de esta ac- especialmente revelador: «El problema indí- gena», op. cit. (pp. 119-131),
titud. Publicada en 1927, bajo el «padrinazgo gena». Se trata de una conferencia leída en la p.125.
espiritual de Mariátegui»59, Tempestad es, en Universidad de Arequipa en la que, después
67
palabras de su autor, una «serie de ensayos y de insistir una vez más en el descenso de los Ibid, p. 126.
cuadros [descriptivos y narrativos] de la vida bárbaros, al que no cabe oponerle resistencia
68
actual del indio»60. Mariátegui, quien ya había –«El block de mestizo-europeo es minúsculo Ibid, p. 125.
publicado algunas de sus páginas en Amauta, e inerme. Las gentes de color significan el
afirmaba en el «Prólogo» que no es «una obra décuplo y han monopolizado el arma»66–, se
de doctrina ni de teoría. Valcárcel siente resu- propone como salvador: «¿Será presunción
citar la raza keswa. El tema de su obra es esta nuestra –escribe refiriéndose a los intelectua-
resurrección»61. les cuzqueños– el intento de encauzar las for-
Yo más bien creo que el tema es la amenaza midables energías desplazadas por el mundo
de esta resurrección. De hecho, el mismo Ma- que nace detrás de las montañas?»67. Narrativa indigenista y racismo:
riátegui añade que Tempestad… «tiene algo Estos intelectuales han tenido el «privi- Ventura García Calderón, Enrique
López Albújar y Luis E. Valcárcel
de Evangelio y hasta algo de Apocalipsis»62. legio [viviendo] en [medio d]el peligro»68 de FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
Y Luis Alberto Sánchez, autor del «Colofón», asistir al despertar de la raza. «En el Cuzco, ALFONSO

101
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69 centro de la indianidad los núcleos de la inteli- Y sorprende que tanto Mariátegui como
Id.
gencia están en guardia. La Escuela Cuzqueña Sánchez creyeran que «Valcárcel resuelve po-
70 […] hace bastante tiempo que se organiza y líticamente su indigenismo en socialismo»79,
Ibid., pp. 126-127.
disciplina»69; es decir, se prepara para propo- cuando el autor de Tempestad clama: «¿Rusia?
71 ner remedios que impidan o contengan el caos ¡¡El Perú!!»80; cuando advierte que esa élite
Ibid., p. 127.
que se avecina. rectora de las masas no ha de perder «la ruta
72 en el laberinto de las ideologías»81, que el an-
Id. La única élite posible, capaz de dirigir el movimiento dinismo «no ha menester de extrañas y débiles
73 andinista, será integrada por elementos racial o espi- linternas»82.
Id. ritualmente afines al indio, identificados con él, pero En realidad, Tempestad está mucho más
74
con una preparación amplísima, de vastos horizontes próxima al fascismo. Como hace éste, negan-
Id. y ánimo sereno para afrontar todos los reveses…70. do valor a todas las ideologías, se sirve indis-
75
criminadamente de todas, en una distorsión a
Mariátegui señala en el «Pró- Únicamente Valcárcel, únicamente los la que no le preocupan las contradicciones. Y
logo», op.cit, que la empresa miembros de este «grupo selecto»71 estarán así, por ejemplo, junto al eslogan «La dictadu-
de Valcárcel es la de ayudar
«a esa consciencia indígena capacitados para controlar al «monstruo cie- ra indígena espera su Lenin»83, encontramos
a encontrarse y revelarse a sí go»72, únicamente «los obreros intelectuales»73 un profundo desprecio por el indígena. El ra-
misma», p. 9.
serranos darán forma a su personalidad. «De cismo de Valcárcel no se proyecta únicamente
76 quienes la guíen –sentencia Valcárcel– depen- sobre el mestizo, ese «nuevo ser híbrido: [que]
Sánchez señala en el «Colo-
fón», op.cit, que el afán de
de el futuro»74. no hereda las virtudes ancestrales sino los
Valcárcel es «noble porque se Sorprende que tanto Mariátegui75 como vicios y las taras»84. El indio es un «primate
dirige al humilde», p. 181. Sánchez76 interpretaran que los destinatarios anacrónico»85, una «masa infrahumana»86, «la
77 de este panfleto, al menos parcialmente, eran indiada»87.
Valcárcel, «El problema indíge- los indios; sin percibir que, autoproclamán- Adherido a las teorías del volkgeist, el
na», en op. cit., p. 127.
dose vocero de las masas campesinas y su jefe andinismo propuesto por Valcárcel ve en los
78 natural, era a Lima, como centro político, a campesinos la expresión más pura del Perú,
Véase Valcárcel, «El cura de
Kawana», en op. cit., pp. 80-
la que se le exigía un «Pacto o Contractus»77 pero en su concreción real no dejan de ser una
82. para evitar la guerra de razas. Ello significaba horda bárbara. Imprescindible, pues, esa élite,
que desde Lima se le reconocería un poder del esa aristocracia nietzscheana que la gobierne
79
Así se expresa Mariátegui en que, en realidad, carecía; pero también que el y controle, una élite provinciana que habría
el «Prólogo», op. cit., p. 12. redentor de indios era, en última instancia, de sustituir a la «oligarquía desinteresada y
Por su parte, Sánchez escribe
en el «Colofón», op. cit., «la
un especialista capaz de manejar métodos enérgica» propuesta por Francisco García
emancipación social pretende, más sutiles de dominación; si, naturalmente, Calderón, según Valcárcel88. Quítate tú para
ahora, surgir de una imitación
de Rusia (…)», p. 181.
obtenía las compensaciones adecuadas. En que me ponga yo. Difícil saber si estábamos
este sentido podría interpretarse ese elogio ante una renovación del modelo civilista o
80 de la labor adventista, como instrumento de ante una resurrección del Tawantinsuyo tal y
Valcárcel, op. cit., p. 23.
control, una vez que los indios están abando- como lo concibió Valcárcel:
81 nando la religión católica78.
Valcárcel, «El problema indíge-
na», en op. cit., p. 127.
Conciliáronse los dos principios comunista y monár-
quico, dando por fruto un verdadero paternalismo
82
Valcárcel, op. cit., p. 114.
de Estado, a la vez que una sociedad regulada por los
principios de cooperación y solidaridad89.
83
Valcárcel, «El problema indíge-
na», en op. cit., p. 125. tizo arequipeño es un tipo 88 No estaba exento de cierta razón Alcides
racial de excelencia. En esta Ibid., pp. 126-127. Arguedas cuando hacía afirmar al narrador de
84 región del país dio la sangre
Valcárcel, op. cit., p. 107. Lla- mezclada de conquistadores 89 Raza de bronce que los defensores del indio se
ma la atención que, después de e indios el fruto escogido», Luis E. Valcárcel, «Sumario dividen casi invariablemente en dos categorías:
la expresión de este prejuicio, p. 119. del Tahuantinsuyo», Amau-
Valcárcel ante el auditorio de ta, 13 (1928) (pp. 29-30),
«los líricos que no conocen al indio y toman
estudiantes arequipeños afir- 85 p. 29. su defensa como un tema fácil de literatura,
mase en su conferencia «El Ibid., p. 28. o los que, también sin conocerle, toman la
problema indígena»: «El mes- 90
86 Alcides Arguedas, Raza de causa del indio como un medio de medrar y
Narrativa indigenista y racismo:
Valcárcel, «El problema indí- bronce, en Raza de Bron- crear inquietudes exaltando sus sufrimientos,
gena», en op. cit., p. 124. ce.Wata Wuara, Madrid,
Ventura García Calderón, Enrique
CSIC, 1988, p. 295. creando el desconcierto, sembrando el odio
López Albújar y Luis E. Valcárcel
FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ
87 con el fin de medrar a su hora apoderándose
Ibid., p. 127.
ALFONSO igualmente de sus tierras»90.

102
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112
ISSN: 1577-3442

Eugenio Chang-
Rodríguez:
Catedrático emérito de la City Uni-
versity of New York, miembro nu-
merario de la Academia Norteame-
ricana de la Lengua Española y de
la Academia Peruana de la Lengua,
y académico correspondiente de la

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA


RAE y de la Academia Cubana de
la Lengua. Ha recibido la Medalla
de Honor del Congreso del Perú,

POLÉMICA DEL INDIGENISMO


la Orden al Mérito del Gobierno
Peruano y el doctorado honoris
causa por la Universidad de Atenas
(Grecia) y por las universidades
EUGENIO CHANG-RODRÍGUEZ limeñas Federico Villarreal y E.
City University of New York Guzmán y Valle. Sus 25 libros
incluyen Una vida agónica. V. R.
Haya de la Torre (2007) y Poética
e ideología en J. C. Mariátegui
(1983).

Antecedentes inmediatos de lucha (1924)2. Ese trabajo sostenía que 1


Véase E. Chang-Rodríguez,
la causa del indio es parte inseparable de la «Nota preliminar» a nuestra
El indigenismo contemporáneo comenzó problemática socio-económica nacional, cuya edición de Proyecciones de lo
indígena en las literaturas de
a florecer en las ciencias sociales y las artes en solución sobrepasa la respuesta pedagógica la América Hispánica, número
México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia porque al amerindio se le debe predicar or- especial de la Revista Ibero-
a partir de 19101, en circunstancias en que gullo y rebeldía para que se redima «merced americana 50. 127 (abril-junio
1984): pp. 339-341.
el anti-cientificismo rechazaba el racismo y a su propio esfuerzo, no por la humanización
el americanismo se intensificaba en las artes. de los opresores» (337-338). En 1905 en el pe- 2
Aparentemente Prada no publicó
Con el propósito de promover la justicia riódico ácrata Los Parias, don Manuel publicó «Nuestros indios» porque espe-
social, el movimiento se difundió rápidamen- anónimamente dos artículos títulados «La raba tener la oportunidad de pu-
lirlo, como solía hacer con todos
te, estimulado, primero por la Revolución cuestión indígena». En el primero denunció sus escritos. Su esposa Adriana
Mexicana (1910), y después por la Revolu- la hipocresía de los periodistas y políticos lo incluyó en la 2ª ed. de Ho-
ción Rusa (1917). Mientras unos se ocuparon autoproclamados indiófilos; en el segundo ras de lucha, Callao, Tipografía
Lux, pp. 311-338, con una nota
exclusivamente del indio, otros lo ampliaron inculpó a los explotadores blancos y mestizos explicativa. J. C. Mariátegui lo
para incluir al mestizo étnico o cultural. En protegidos tanto por el poder ejecutivo como reprodujo en Amauta 16 (julio
de 1928), pp. 4-7. Después, mu-
la literatura, el indigenismo se desarrolló por el Congreso y los tribunales3. Después, chas antologías lo han difundido
con parecida intensidad al nativismo platense al constatar cómo su prédica se perdía en el en diversos países.
(orientado al gaucho) y al negrismo caribeño vacío, el ensayista advirtió, con visión revo- 3
(dirigido a lo africano). lucionaria: si los opresores no cambian, se los Manuel González Prada, Prosa
En el resto del siglo XX el indianismo, el debe escarmentar por la fuerza. Su prédica menuda, Buenos Aires, Edició-
nes Imán, 1941, pp. 118 y
indigenismo y el neoindigenismo revelaron impulsó a la acción a Pedro S. Zulen (1889- 156.
los avatares del proceso histórico latinoame- 1925) y Dora Mayer (1868-1957). Ambos
ricano. Cultivaron el indigenismo escritores fundaron la Asociación Pro-Indígena en 1909,
tan diferentes en objetivos como los peruanos y, tres años más tarde, lanzaron el periódico
Manuel González Prada (1844-1918), Uriel El Deber Pro-Indígena (1912-17) para infor-
García (1884-1965) y José Carlos Mariátegui mar sobre las condiciones de vida en el inte-
(1894-1930), el mexicano José Vasconcelos rior del país, documentar abusos y publicar
(1882-1959), el ecuatorio Jorge Icaza (1906- trabajos a favor del amerindio. La Asociación
78) y el boliviano Fernando Diez de Medina Pro-Indígena y su vocero impreso se convir-
(1908-90). Los seis trataron, junto con otros, tieron en los portaestandartes del indigenismo
de definir y ubicar al indio en el contexto de en el Perú.
su ideología, aplicada a la cultura y sociedad
hispanoamericanas. La eclosión indigenista de entreguerras
En 1904 Manuel González Prada dejó
inconcluso «Nuestros indios», su mejor en- Aproximadamente a mediados del período José Carlos Mariátegui y la
sayo indigenista que al fin se publicó pós- de entre las dos guerras mundiales (1917-39) polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
tumamente en la segunda edición de Horas varios acontecimientos guiaron a José Carlos RODRÍGUEZ

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4 Mariátegui a reflexionar sobre el indigenis- yo de 1929, cuando continuó publicándose


Mundial (Lima), 9 de diciembre
de 1924. Incluido en José Car- mo. Dos años después de retornar a Lima de trimestralmente hasta el número 34 de abril/
los Mariátegui, Peruanicemos Europa, donde descubrió al Perú mientras junio de 1930. La revista difundió las opinio-
al Perú. Obras completas 11,
Lima, Amauta, 1959, pp. 30-34.
escribía casi exclusivamente sobre Europa, nes de los escritores y artistas provincianos
Fragmentos del mismo aparecen se inició como indigenista el 9 de diciembre acerca de los problemas nacionales. Entre
en J. C. Mariátegui, Siete ensa- de 1924, al vincular ese movimiento con el sus colaboradores principales estuvieron V.
yos, Obras completas 2, Lima,
Amauta, 1959, pp. 30-32. socialismo y publicar «El problema prima- R. Haya de la Torre, L. A. Sánchez, Jorge
rio del Perú». Como consideraba que el país Basadre, Luis A. Valcárcel, Nazario Chávez
5
El primer poemario es rico en era predominantemente agrario en busca de Aliaga, Uriel García, Nicanor de la Fuente,
secuencias de imágenes surrea- modernidad, concluyó adoptando las conclu- Rafael Larco Herrera, Enrique López Albú-
listas y bucólicas que intentan
antropomorfizar y zoomorfizar
siones indigenistas de González Prada: 1) el jar, Esteban Paveltich, Magda Portal y Atilio
fenómenos naturales con el pro- problema indio afecta a millones de peruanos, Sivirichi. Boletín Titikaka es el nombre que
pósito de acceder a la moderni- las tres cuartas partes del país; 2) la redención de diciembre de 1928 a 1930 (números 25
dad; el segundo poemario con-
tiene múltiples giros quechuas del indio es una especulación pedagógica de al 34) recibió el periódico literario Boletín-
y aimaras, así como alusiones los caudillos que ignoran cómo las condicio- Editorial Titikaka, cuyos números del 1
a la música amorosa tradicio-
nal. Ambos textos comparten nes republicanas, peores que las virreinales, al 14, (julio de 1926 a noviembre de 1928)
construcciones onomatopéyicas, mantienen al amerindio más pauperizado y tuvieron ese primer nombre. Lo dirigieron
y carecen de puntuación Cf.
la edición facsimilar de Alejan-
deprimido; y 3) sin el indígena –cimiento de en Puno los hermanos Arturo (1898-1969) y
dro Peralta, Ande / El Kollao, la nacionalidad– no hay peruanidad posible; Alejandro Peralta Miranda (1899-1973), per-
Pontificia Universidad Católica por tanto la solución del problema del indio tenecientes a la clase media. Arturo adoptó el
del Perú, Lima 2006, pp. 36,
41 y 93. debe ser social4. Al año siguiente, Mariátegui seudónimo de Gamaliel Churata y vivió de
amplió sus reflexiones sobre el tema en artícu- 1917 a 1964 en Bolivia, donde recibió el Pre-
6
En 2004 la Universidad San los en torno al «Regionalismo y centralismo» mio Nacional de Cultura. Alejandro publicó
Agustín de Arequipa publicó (1925), en los cuales vinculó el problema del los poemarios vanguardistas Ande (1926) y El
una edición facsimilar de El Bo-
letín Titikaka.
indio a la tenencia de la tierra y sostuvo que Kollao (1934)5. El Boletín Titikaka se adhirió
la descentralización administrativa, en vez de al indigenismo vanguardista y al indoameri-
resolver el problema nacional, aumentaba el canismo continental; se opuso al imperialis-
poder de los gamonales (terratenientes explo- mo norteamericano y al colonialismo econó-
tadores de los nativos). mico y cultural de Latinoamérica; revaloró
Mientras tanto, el Perú experimentaba la herencia amerindia, con óptica nativista;
una eclosión nativista generada principal- postuló la utopía andina de la reivindicación
mente por cinco factores: 1) la vigencia de ideológica; e intentó legitimar lo autóctono,
la prédica de González Prada; 2) el nuevo basándose en que la tradición nativista de-
objetivo nacionalista de incorporar al indio biera insertarse en la modernidad universal.
a la sociedad peruana fijado por un grupo de Además de predicar la confluencia de las dos
intelectuales; 3) la clarificación teórica de las vertientes de la vanguardia (la artística y la
bases de la literatura peruana en debate desde socio-política), la revista intentó fusionar la
que el conservador José de la Riva Agüero cultura indígena con la mestiza sobre la base
y Osma (1885-1944) defendió Carácter de de la recuperación del pasado milenario y la
la literatura del Perú independiente (1905), cultura popular indígena contemporánea a
su tesis para optar al grado de bachiller en través del desarrollo de la educación inter-
letras en la Universidad de San Marcos; 4) cultural y la integración. Políticamente, este
el deseo de algunos pensadores en trocar el periódico literario no abrazó plenamente ni el
cosmopolitismo y el exotismo modernistas socialismo ni el aprismo6.
en un localismo matizado con léxico quechua; Durante el último quinquenio de los años
y 5) el desarrollo de las corrientes literarias 20 la mayoría de los poetas indigenistas se ex-
vanguardistas. Estos factores convencieron a presaban con estética y técnica vanguardistas,
publicaciones como Amauta y Sierra en Lima suprimiendo la preceptiva, la métrica, la rima,
y el Boletín Titikaka en Puno a promover y disponiendo las letras mayúsculas y minús-
el indigenismo, como lo hicieron también culas para impresionar visualmente. Además,
más periódicos del país, además de Labor, gran parte de los autores indigenistas eran
suplemento de Amauta. mestizos, cuyos discursos la mayoría defen-
José Carlos Mariátegui y la La Sierra (Órgano de la Juventud Renova- dida no entendía porque estaban dirigidos a
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
dora Andina) apareció como revista mensual las personas cultas y a los opresores de todas
RODRÍGUEZ en enero de 1927 hasta el número 29 de ma- las razas.

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Ganado por el indigenismo, Mariátegui aparentemente basadas en su experiencia de


recogió en Amauta, desde el primer número juez de indios delincuentes.
(septiembre de 1926), ensayos, historias, En el mencionado primer artículo sobre
cuentos, poemas, dibujos y pinturas sobre la «El indigenismo en la literatura nacional»,
mayoría amerindia. A partir del quinto nú- Mariátegui explicó cómo ese movimiento se
mero de la revista (enero de 1927), comenzó encontraba en un período de germinación
la sección «El proceso del gamonalismo, sin haber dado todavía sus flores y frutos, y
Boletín de defensa indígena», destinado a lo comparó con el «mujikismo» de la litera-
documentar los crímenes y abusos de los tura rusa prerrevolucionaria. En el segundo
gamonales, con el doble propósito de ilu- artículo, exageró las diferencias existentes
minar la conciencia pública y aportar una entre el costeño criollo y el serrano indígena.
nueva serie de testimonios sobre su conducta Sostuvo, además, que el auténtico indigenis- Enrique López Albújar.

explotadora. mo involucra una obra económica y política


de reivindicación y no de restauración ni de
La polémica del indigenismo de 1927 resurrección. Para Mariétegui, el movimien-
to anunciaba una profunda transformación
En un ambiente cargado de inquietudes nacional y quienes lo consideraban como 7
Amauta 5 (enero de de 1927),
intelectuales, en 1927 se desarrolló, princi- una artificial corriente literaria, destinada a 1 de la sección «El proceso del
palmente en la revista Mundial (Lima), una agotarse en una declamación pasajera, no per- gamonalismo».
sonada polémica sobre el indigenismo, cuyos cibían lo hondo de sus raíces ni lo universal
principales contendores fueron José Carlos de su savia:
Mariátegui y Luis Alberto Sánchez (1900-94).
Antecedentes inmediatos fueron: a) el ensayo Se cumple un complejo fenómeno espiritual, que
crítico de Enrique López Albújar (1872-1966), expresan distinta pero coherentemente la pintura
«Sobre la psicología del indio», publicado en de Sabogal y la poesía de Vallejo, la interpretación
el cuarto número de Amauta (diciembre de histórica de Valcárcel y la especulación filosófica de
1926); b) dos artículos de Mariátegui acerca Orrego, en todos los cuales se advierte un espíritu
de «El indigenismo en la literatura nacional», purgado del colonialismo intelectual y estético.
insertados en Mundial (3 y 26 de enero de Por los cuadros de Sabogal y Camilo Blas y los
1927); y c) «Nosotros, los indios...» de José poemas de Vallejo y Peralta, circula la misma san-
Escalante, publicado en La Prensa (Lima), el gre. En los apóstrofes de Valcárcel, de Haya de la
3 de febrero de 1927. Torre y de Gamaliel Churata se encuentra idéntico
El ensayo de López Albújar se ensañó sentimiento. Los identifica hasta cierta entonación
contra la psicología del indio huanuqueño, mesiánica7.
a quien calificó de «esfinge de dos caras, la
primera le sirve para vivir entre los suyos; Teniendo en cuenta los artículos anteriores
la segunda para tratar con los extraños». y otros sobre el tema, Ángel Escalante (1883-
Aunque le reconoció algunas virtudes, lo ca- 1965) –diputado gobiernista y propietario del
lificó de «hipócrita, taimado, receloso, falso, diario El Comercio, de Cuzco– publicó «No-
interesado, venal, negligente, sórdido». Tras sotros, los indios», un artículo que reactivó
la indocumentada aserción, ofreció setenta la controversia en Mundial. En este escrito,
juicios, en su mayoría eran tan falsos y con- Escalante acusó a los indigenistas de socavar
tradictorios como el primero, que afirmaba: las bases del régimen de Augusto B. Leguía
«El indio campesino no sabe mendigar, tal (1919-30), cuya política a favor del indio «ya
vez porque su moral le dice que mejor que estaba resolviendo el problema». Con belico-
pedir es robar, o coger lo que encuentra al sidad, dijo que no pueden ni deben escribir
alcance de su mano». El sexto juicio rezaba: sobre el indio los costeños, cuya literatura
«Es solícito en los negocios propios y descui- indigenista no pasaba de ser una corriente
dado con los ajenos»; el séptimo: «Estima a su pintoresca, cargada de frases hechas y lugares
yunta más que a su mujer y a sus carneros más comunes y desconocimiento del amerindio y
que a sus hijos»; el octavo: «Cuando besa una sus problemas. Al resumir algunos juicios ne-
mano es cuando más cerca esta de morderla»; gativos de los anti-indigenistas, calificó el ca-
el vigésimo segundo: «Es sobrio en su mesa tálogo de opiniones de López Albújar como José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
y voraz en la ajena». Con la misma tónica, «axiomas que nadie discute y todos aceptan». EUGENIO CHANG-
continuó dando otras opiniones, todas ellas, Con buenos argumentos, Escalante rebatió RODRÍGUEZ

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cada uno de los juicios negativos y mencionó con lo prometido en la «Presentación» de


la obra ejemplar de Pedro S. Zulen: esa revista. Sánchez no estuvo de acuerdo
en exaltar únicamente al indígena serrano,
Cuando el alma pía y luminosa de Zulen emprendió al cholo y al criollo, y concluyó con la pre-
la primera cruzada en favor del aborigen ¡qué de gunta «¿No podría acordar un movimiento
resistencias, de odios y de dificultades no se echó de reivindicación total y no exclusivista?»
encima! Fue excluido, pospuesto y rechazado como (Polémica del indigenismo, 81).
un pestoso. Hoy no. Nuestra voz se alza altiva y con- A la semana siguiente, Mariátegui publicó,
fiada, porque estamos amparados por una ideología también en el semanario Mundial, su «Répli-
gubernamental distinta, por una concepción nueva ca a Luis Alberto Sánchez», donde definió
de los problemas nacionales. (La Prensa, Lima, 3 de tanto el nacionalismo europeo como el de los
febrero de 1927). pueblos coloniales y calificó al primero de
reaccionario y antinacionalista, y al segundo,
José Carlos Mariátegui. Estos preliminares de la polémica impul- de revolucionario y conf1uyente con el socia-
saron a Sánchez a escribir en Mundial (11 de lismo. A continuación, observó: «Yo me con-
febrero de 1927) el artículo «Un insensato tentaré con aconsejarle que dirija la mirada a
8 anhelo de demolición», para comentar la la China, donde el movimiento nacionalista
La polémica del indigenismo.
Textos y documentos recopilados «indolatría reinante»8 y la retórica de algunos del Kuo Min Tang recibe del socialismo chi-
por Manuel Aquézolo Castro, indigenistas. A la semana siguiente, Sánchez no el vigoroso impulso». Luego añadió, «el
pról. y notas de L. A. Sánchez,
Lima, Mosca Azul, 1976, p. 10.
publicó en Mundial «Batiburrillo indigenis- socialismo es un método y una doctrina, un
ta», en el cual rechazó «las crueles y demole- ideario y una praxis defensora de la integridad
9 doras apostillas de López Albújar», elogió el nacional y la reivindicación de las clases traba-
Mundial, 25 de febrero de
1927, reproducido en Amauta, indigenismo de Pedro Zulen, «hombre abne- jadoras, sin distinción de Costa ni de Sierra, de
7 (marzo de 1927): 37-38; y en gado, desinteresado, fervoroso y tenaz como indio ni de cholo». En este artículo, Mariáte-
J. C. Mariátegui, Ideología polí-
tica, Obras completas 13 (Lima, pocos, y en cuyo nombre se calumnia mucho» gui también sostuvo que el primer manifiesto
Amauta, 1969), pp, 214-218. y criticó a Mariátegui por oponer colonialis- del Grupo Resurgimiento del Cuzco se había
10
mo a indigenismo y amparar en Amauta las encargado de contestarle a Escalante. Como
Mundial, 11 de marzo de 1927, aseveraciones de López Albújar (La polémica en realidad ese primer manifiesto no había
reproducido en La polémica del del indigenismo, 69-73). mencionado a Escalante y se había aprobado
indigenismo, pp. 97-100.
Mariátegui respondió a Sánchez con el y circulado antes de «Nosotros, los indios»,
artículo «Intermezzo polémico», publicado era obvio que Mariátegui estaba evitando
en el siguiente número de la misma revista. responderle directamente a ese «político avi-
Lo acusó de mezclar y confundir las expre- sado». Por coincidencia o por decisión del
siones positivas y negativas del movimiento, director de Mundial, en el mismo número
sin distinguir las expresiones teóricas de las del 11 de marzo de 1927 publicó, junto al
estéticas, ni de las prácticas; pero, en cambio, texto anterior, el breve ensayo de Sánchez
estaba listo a exigir perfecta congruencia «‘Ismos’ contra ‘ismos’», en el que aclaró
entre especulaciones críticas, afirmaciones que dentro del indigenismo se agrupan «los
doctrinarias e imágenes poéticas. Le recordó anhelos nacionalistas, el acercamiento al pue-
que el estudio de López Albújar era «sobre blo, el desdén por las aristocracias sociales, la
la psicología del indio huanuqueño» y esta- afición a lo autóctono, el espíritu revolucio-
ba precedido por una advertencia sobre la nario». También afirmó que la lucha no es
dualidad psíquica y que la mayor parte de entre colonialismo e indigenismo, sino entre
las observaciones correspondían a la actitud exotistas y autoctotonistas10.
del indio ante el blanco. Terminó diciéndole, Dos semanas más tarde, Sánchez publicó
«no me llame ‘nacionalista’, ni ‘indigenista’, «Más sobre lo mismo», en Mundial (25 de
ni ‘pseudo-indigenista’… llámeme, simple- marzo de 1927), donde expresó el deseo de
mente socialista»9. En el número siguiente poner punto final al debate y observó cómo
de Mundial (4 de marzo de 1927), Sánchez uno de los problemas más difíciles de resolver
publicó su «Respuesta a José Carlos Mariá- era la explotación del indio por el indio mis-
tegui», donde se declaró nacionalista perua- mo, cuando era tinterillo, abogado o sargento
nista y le increpó el haber dado cabida en convertido en «el principal exprimidor de su
José Carlos Mariátegui y la Amauta, a artículos de la más variada índole, raza». Además, el joven escritor reiteró su
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
a escritos de los más encontrados matices, deseo de ver una cooperación de todas las
RODRÍGUEZ distantes de su ideología, en contradicción fuerzas vivas del Perú integradas e iluminadas

106
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por la educación. Sus conclusiones provisio- 1927). Ahí refutó la acusación de Sánchez
nales fueron: de no haber obrado en consonancia con su
1. Que la comunidad indígena no ha programa ni con sus ideas al dar cabida a
llenado su finalidad, la de fortalecer la artículos de la más variada índole. Mariátegui
situación del indio y ponerle a salvo de explicó que había actuado así porque Amauta
las acechanzas de sus explotadores. era una revista de doctrina-social, económica,
2. Que conviene desconfiar del terra- política, de arte, de literatura, etc. Afirmó que
teniente como del indígena o misti la presencia «subsidiaria o solo episódica» de
culto. El gamonalismo no comporta un intelectual sin posición combatiente no
necesariamente el latifundio, es algo le resta sustancia ni energía a la revista, pues
espiritual, psíquico, personal. Gamonal son admitidos sin peligro para su integridad
es el que explota y maltrata y abusa del y homogeneidad como accidentales compa-
indio, tenga tierras o no. ñeros de viaje: «Que Amauta rechace todo
Luis Alberto Sánchez.
3. Que en los latifundios existen grandes lo contrario a su ideología no significa que lo
zonas no cultivadas, fácilmente redi- excluya sistemáticamente de sus páginas, im-
mibles si se aplica una ley previsora y poniendo a sus colaboradores una ortodoxia
11
severa11. rigurosa»12. Mundial, 25 de marzo de 1927,
Este ensayo del futuro rector de la Uni- Conviene tener en cuenta que en el curso reproducido en La polémica del
versidad de San Marcos, aunque publicado del debate, el director de Amauta esclareció indigenismo, pp. 94-96.

en Mundial el 25 de marzo de 1927, debió cómo el auténtico indigenismo involucra una 12


haberse redactado antes, porque, desde la obra económica y política de reivindicación y Amauta, 7 (marzo de 1927), 5
y 36. Reproducido en Ideología
semana anterior, Mariátegui había iniciado en no de restauración ni de resurrección, y cómo y política, pp. 225-228.
esa misma revista una serie semanal de catorce la cuestión del indio, por ser económica, como
13
artículos sobre «El problema de la tierra». En los demás problemas básicos del país, la resol- La polémica del indigenismo,
el primero de ellos (del 18 de marzo de 1927), vería la revolución socialista. Sánchez, por su p. 81.
su autor insiste en que la problemática agraria parte, amplió los horizontes del indigenismo
peruana se presenta ante todo como el pro- para abarcar al cholo y postuló la reivindi-
blema de la liquidación de la feudalidad. La cación de todos los explotados13. Mariátegui
identidad surge porque la antigua clase feudal, no simpatizó con el indigenismo meramente
disfrazada de burguesía republicana, conserva evocativo, como el propugnado por Luis E.
sus posiciones y latifundios. De acuerdo con Valcárcel en Tempestad en los Andes (1927),
esta tesis, las expresiones de la feudalidad porque distorsionaba la realidad histórica
sobreviviente son latifundio y servidumbre; precolombina con fines interesados. Mariá-
en consecuencia, no se puede liquidar la ser- tegui prefería el indigenismo beligerante, de
vidumbre de la raza indígena sin destruir el reivindicaciones y transformaciones concre-
latifundio. En el segundo de los artículos de tas, en vez del movimiento propugnador de
la serie (publicado el 25 de marzo de 1927), una restauración antihistórica y antidialéctica.
Mariátegui comenzó así, Por eso observó:

el problema de la tierra esclarece la actitud van- la literatura indigenista no puede darnos una visión
guardista o socialista, ante la supervivencia del Vi- rigurosamente verista del indio. Tiene que idealizar-
rreinato. El «perricholismo» literario no nos interesa lo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia
sino como signo o reflejo del colonialismo económi- ánima. Es todavía una literatura de mestizos. Por
co. La herencia colonial que queremos liquidar no es eso se llama indigenista y no indígena. Una literatura
fundamentalmente, la de «tapadas» y celosías sino indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando
la del régimen económico feudal, cuyas expresiones los propios indios estén en grado de producirla (Siete
son el gamonalismo, el latifundio y la servidumbre... ensayos, 1968, 265).
no renegamos, propiamente, la herencia española;
renegamos la herencia feudal. Trayectoria del indigenismo mariateguista

A continuación, explicó cómo el problema Para justipreciar la posición ideológica del


indígena está subordinado al problema de la indigenismo de Mariátegui, no basta recurrir a
tierra. De esta manera, Mariátegui intentó su participación en el debate sobre el tema ni a José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
terminar el debate publicando su artículo Siete ensayos, pues estos textos no nos ofrecen EUGENIO CHANG-
«Polémica finita», en Amauta (marzo de ni el origen ni la trayectoria de su indigenis- RODRÍGUEZ

107
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112

mo; tampoco muestran influencias recibidas vuestra paz»; y 2) «Sólo la unión puede derri-
ni concordancias o discrepancias con puntos barlo», ambos tienen en la parte superior un
de vista anteriores o coetáneos. Para explicar gran círculo con la sigla APRA (pp. 11 y 15);
el pensamiento de Mariátegui sobre este asun- y la «Carta al Grupo ‘Resurgimiento’», de
to y determinar su originalidad, se necesita Manuel A. Seoane (pp. 37-39). El ensayo de
tener en cuenta la historia del movimiento en Orrego y la carta de Seoane merecen especial
el Perú y examinar sus escritos en Mundial, atención en la polémica, porque postularon
Amauta y Labor. argumentos claves de la tesis aprista sobre el
Desde su primer número de septiembre problema del indio. Orrego explicó cómo el
de 1926, Amauta se convirtió en el foco in- carácter del arte nacional y, sobre todo, de la
telectual del indigenismo peruano. La revista literatura, está asentado sobre el equívoco del
Portada revista Amauta. publicó múltiples expresiones indigenistas peruanismo literario que nunca ha existido
(ensayos, poemas, historias, pinturas, cuen- después de la Conquista. Para el ensayista,
tos), a tono con su carátula, ejecutada por el único peruanismo del que se puede hablar
14
José Sabogal14. Por otra parte, Mariátegui es el retrospectivo de las culturas incaica
El cajamarquino José Sabogal no creyó en el neoindio de José Uriel García y pre-incaica, «virtualidad arqueológica de
(1889-1956) había retornado al (1885-1965), ensayista condiscípulo de Luis pinacoteca y de museo», cuya defensa ha con-
Perú en 1919 con la pintura indi-
genista que había desarrollado Valcárcel y autor de El nuevo indio (1930), tribuido en gran parte a soterrar por mucho
en Argentina y difundido en en el que hace un agudo análisis del mestizaje tiempo el americanismo. El escritor aprista se
Lima. En 1922 se casó con Ma-
ria Wiesse, futura biógrafa de
y la aculturación en la sociedad peruana. El opuso, pues, a la vuelta regresiva hacia edades
Mariátegui. Su viaje de luna de Amauta tampoco simpatizó con la teoría del definitivamente muertas, ya que, según expli-
miel a México lo reafirmó en el
indigenismo pictórico cultivado
mexicano José Vasconcelos sobre la raza cós- ca, el arte sólo puede ser fermento, pero nunca
también por los peruanos Julia mica; «producto de la mezcla no de europeo un factor exclusivo y determinante de la nueva
Codesido, C. Sánchez Urteaga con europeo, sino de europeo con indio, con cultura, fuertemente influida por la civilización
(Camilo Blas), Enrique Camino
Brent, Jorge Vinatea Reynoso negro, con chino, con todas las razas conoci- occidental: «La vida ascendente y superior
y otros artistas amigos de Ma- das, la raza mixta total, el primer caso de raza no es una repetición o regresión, es siempre
riátegui.
universal»15. una continuidad». Orrego no creyó posible la
15 Concluido el debate de 1927, Mariátegui creación de un arte exclusivamente nacional,
J. Vasconcelos, La raza cósmi-
ca, prólogo y selección de G.
siguió publicando en Mundial trabajos sobre porque las diferencias nacionales entre los di-
Fernández MacGregor, México, «El problema de la tierra», para él insepa- versos pueblos indoamericanos son tan peque-
Ediciones de la Secretaría de rable del problema del indio. En Amauta ñas y mezquinas que no pueden generar artes
Educación, 1942, p. 188.
continuó con su misma política a favor del y literaturas independientes con ritmo singular
indigenismo. En el número 8 de esa revista o acentuación propia. En cambio, sí creyó en la
(abril de 1927), insertó, entre otros, artículos naciente cultura indoamericana.
de dirigentes apristas: «Sentido de la lucha En la segunda etapa, «Segundo acto» de
anti-imperialista», por V. R. Haya de la Torre Amauta, en su editorial del décimo número
(pp. 39-40); la reseña de Carlos Manuel Cox, de la revista, Mariátegui declaró su propósito
del libro La justicia del inca, por Tristán Ma- de mantener su política a favor de la causa
roff (p. 1 de «Libros y revistas»); la reseña de india. En efecto, cumplió su palabra hasta
Serafín del Mar del poemario Vientos contra- el número 29 (de febrero-marzo de 1930), el
rios, por Vicente Huidobro (p. 2 de «Libros y último que dirigió. En esta segunda fase, su
revistas»); y la reseña del primer tomo de La director publicó «El problema de la tierra en
reforma universitaria, de Gabriel del Mazo, el Perú: requisitoria contra el gamonalismo
escrita por Manuel Vázquez Díaz. o feudalidad», y reanudó el «Boletín de De-
En el número 9 de Amauta (mayo de fensa Indígena» desde el numero 11. En fin,
1927), Mariátegui incluyó, entre otros artícu- continuó reproduciendo grabados, dibujos
los, más trabajos de escritores apristas, «Ame- y pinturas de artistas indigenistas, así como
ricanismo y peruanismo», de Antenor Orrego cuentos, poemas, artículos y reseñas de escri-
(pp. 4-5); «Sobre el papel de las clases medias tores de esa orientación.
en la lucha por la independencia económica
de América Latina» (pp. 6-7); la tesis que V. El indigenismo en «El proceso de la litera-
R. Haya de la Torre presentó en el Congreso tura»
José Carlos Mariátegui y la antiimperialista de Bruselas (1927); dos «afi-
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
ches» murales del pintor mexicano Balmori, La prisión de José Carlos Mariátegui lo
RODRÍGUEZ Mariátegui: 1) «Latinoamericanos, conquistad acercó nuevamente a Luis Alberto Sánchez.

108
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112

Atrás quedaron los sinsabores del debate. Ma- una vaga trama de fatalismo oriental que lo 16
L. A. Sánchez, «La literatura pe-
riátegui prologó el libro indigenista Tempes- aproxima, más bien, al pesimismo cristiano ruana», Mundial, 3 de octubre
tad en los Andes (1927), de Luis E. Valcárcel, y místico de los eslavos»19. En su apretada de 1928. Incluido después en
Peruanicemos al Perú, pp, 141-
y Sánchez escribió el colofón. En 1928, Sán- síntesis de la historia de la literatura peruana, 145, con una nota equivocada
chez prologó la obra vanguardista La casa de José Carlos apenas se ocupó de Trilce. de los editores cuando indican
cartón, de Martín Adán (Rafael de la Fuente que lo tomaron de Mundial, del
24 de agosto.
Benavides), y Mariátegui redactó el colofón. Las cruzadas de Labor
En 1928 también, Sánchez publicó el primer 17
Mundial, 7 de mayo de 1926,
tomo de La literatura peruana, que incluye Con el propósito de complementar a la recogido en Siete ensayos:
un capitulo sobre literatura incaica. Mariáte- revista Amauta, José Carlos Mariátegui lanzó pp.229-231.
gui enjuició favorablemente el libro y elogió Labor, quincenario de información e ideas, 18
la seriedad y contracción historiográfica e que, pese a su subtítulo, apareció irregular- Mundial, 14 de mayo de 1926,
investigadora del autor, tanto como su cultu- mente. Sólo logró publicar diez números, recogido en Siete ensayos: pp.
231-233.
ra y talento16. Por otro lado, al tratar de «El desde el 10 de noviembre de 1928 hasta el 7 de
proceso de la literatura peruana», Mariátegui septiembre de 1929. Esta falta de periodicidad 19
Mundial, 23 y 28 de julio de
concordó con González Prada en que «toda se debió en parte a dificultades económicas de 1926, recogidos en Siete ensa-
actitud literaria consciente o inconsciente- la sociedad editora Amauta que lo imprimía, yos, pp. 268-275.
mente refleja un sentimiento y un interés y en parte a la interdicción policial. Según la
político» y, por tanto, depende de las demás nota de presentación en la primera página
categorías de la historia. Teniendo en cuenta del primer número, su aparición obedecía a
esto, llamó al revolucionario Mariano Melgar instancias de muchos amigos de Lima y pro-
«el primer poeta peruano de esta literatura», vincias, deseosos de que la obra cultural pe-
por mostrarse muy indio en su imaginismo netrara en capas más extensas del público. El
primitivo y campesino17. numero inicial incluyó en sus páginas cinco y
La concepción indigenista de Mariátegui siete el cuento «Mañanas Collas», de Gamaliel
fue tan amplia en esta etapa, que, cuando se Churata, colaborador de Amauta; Mariátegui
ocupó de Abelardo Gamarra, «uno de nues- insertó, asimismo, su artículo «Sobre el pro-
tros literatos más representativos», encontró blema del indio», presentado en la página seis,
reminiscencias indígenas en el arte jaranero con apuntes que completan en cierta forma el
de su prosa18. Siguiendo a marchas forzadas capítulo del mismo nombre en Siete ensayos.
por el vasto terreno de la literatura peruana, El trabajo había sido escrito originalmente
con metodología de Taine, se detuvo sólo en para la Agencia Tass, de Nueva York. Después
algunos luminares del firmamento estético de dar una breve revisión histórica del proble-
nacional, sin ocuparse de Itolararres, Cabello ma, Mariátegui explicó cómo la propagación
de Carbonera y Matto de Turner. Su análisis de las ideas socialistas en el Perú había traído
inteligente, agudo, pero apresurado, no re- como consecuencia un fuerte movimiento de
conoció otro indigenista hasta llegar a Cesar reivindicación indígena.
Vallejo, en quien encontró «por primera vez En el segundo número de Labor (24 de no-
en nuestra literatura, sentimiento indígena viembre de 1928) reprodujo un comunicado
virginalmente expresado», con modulación de la Conferencia Sindical Latinoamericana
propia y técnica y lenguaje nuevos. Ma- sobre la importancia de la organización gre-
riátegui sostuvo que cuando el sentimiento mial de los trabajadores (p. 8). En el tercer
indigenista vallejiano aflora plenamente en el numero de Labor (8 de diciembre de 1928,
verso, éste cambia su estructura: «En Melgar p. 3) aparece el trabajo «El problema agrario:
no es sino el acento; en Vallejo es el verbo. En la comunidad indígena», por Abelardo Solís
Melgar, en fin, no es sino queja erótica; en Va- (1898-1938), político socialista, autor de un
llejo es empresa metafísica». Para Mariátegui, libro sobre su ciudad natal, Historia de Jauja
lo fundamental en el autor de Los heraldos (Lima, 1928). En los números 4, 5 y 6 (29 de
negros no es su simbolismo, prestado de diciembre de 1928, pp. 1-2; 15 de enero de
Herrera y Reissig, sino la nota nativa que le 1929, p. 1; 2 de febrero de 1929, pp. 2 y 4),
inyecta una actitud de nostalgia acendrada y informó ampliamente sobre la catástrofe en
le lleva a la ternura y a la evocación subjetiva. las minas de Morococha, explotadas por la
El crítico descubrió que, en Vallejo, el fondo Cerro de Pasco Copper Corporation, con José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
de pesimismo indígena con piedad humana no trabajadores indios. En el séptimo número (21 EUGENIO CHANG-
es un concepto, sino un sentimiento: «Tiene de febrero de 1929, p. 4), Mariátegui reseñó el RODRÍGUEZ

109
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112

20 libro Frente al problema agrario peruano, de por Mariátegui estaba indisolublemente liga-
David O. Wise, «Labor (Li-
ma, 1928-1929), José Carlos Abelardo Solís, del cual había adelantado unas do al movimiento indigenista y sus diversas
Mariátegui’s Working-Class páginas en el segundo número de Labor, co- manifestaciones. El décimo número de Labor
Counterpart to Amauta», Revis-
ta de Estudios Hispánicos, 14, 3
mo ya se ha señalado. En el octavo número de (7 de septiembre de 1929), resultó ser el últi-
(octubre de 1980), pp. 123. Labor (1º de mayo de 1929, pp. 1-2), Mariáte- mo, porque cuando el decimoprimero estaba
21
gui reprodujo el discurso «El intelectual y el ya por imprimirse, el gobierno lo clausuró21.
«Labor’ interdicta», Amauta, 26 obrero», que González Prada pronunció el 1º
(septiembre-octubre, 1929): 92, de mayo de 1905 en la Federación de Obreros La tesis mariateguista censurada por el
y en Ideología y política, p.
247. Panaderos. En sus dos últimos números (18 Comintern
de agosto y 7 de septiembre de 1929), Labor
22
La tesis consta de dos partes: «I.
dedicó gran espacio a una nueva sección «El Es evidente que la concepción mariate-
Planteamiento de la cuestión» ayllu: defensa de los trabajadores agrícolas, guiana del indio es más gonzalezpradista que
y «II. Importancia del problema comunista: el indio es considerado un ser
racial». La parte I, va precedi-
aspectos del problema de la tierra, proceso del
da por «Esquema del problema gamonalismo». El noveno número de Labor aparte de la sociedad aunque es el elemento
indígena», Amauta. 25 (julio- reprodujo en las páginas seis y siete la ex- mayoritario de un país en vías de constituirse
agosto. 1929): 69-80. Su repro-
ducción en Martínez de la Torre, tensa resolución sobre la organización de los en nación. Para Mariátegui, el indio difiere de
1947: 16-29 tiene la numera- trabajadores agrícolas y forestales, aprobada los demás peruanos étnica y culturalmente y
ción de sus secciones cambiada,
con números arábigos en vez de
por el Congreso Sindical Latinoamericano, reclama reivindicación tanto en la economía
romanos y con las palabras «al reunido poco antes en Montevideo; y acogió como en la literatura nacionales. Identifica al
movimiento sindical» añadidas amerindio con el problema de la tierra, como
al título de la sección final. En
también denuncias de despojos de tierras
el t. II: 436-466 se la reproduce comunales en Jauja y Lambayeque. En la lo había señalado González Prada, vocero de
incompleta y el séptimo párrafo séptima página del número final, Mariátegui la consigna de la alianza de los trabajadores
ha sido sustituido por «La exis-
tencia de ‘razas inferiores’...». defendió el sistema de riego de los campesinos manuales e intelectuales, frase muchas veces
A continuación sigue la parte II de Huacho, denunció la acción de despojo de citada en Amauta. Con estas convicciones el
completa. La tesis íntegra apare-
ce en J. C. Mariátegui, Ideología
tierras de la Comunidad de Pancán, una de las Amauta redactó la ponencia «El problema
política: 21-86, con la nota de más adelantadas del Departamento de Junín, de las razas en la América Latina», don-
los hijos editores acerca de la de analizó detalladamente la situación22. Su
parte II: «sobre el esquema bási-
e incluyo un artículo de su interpretación
co de Mariátegui, el doctor Hugo folc1órica indígena, acerca del baile colonial ponencia fue presentada por la delegación
Pesce redactó la mayor parte del que aun subsiste mientras que la administra- peruana que asistió en calidad de observa-
texto» (pp. 46-86).
ción de justicia no ha mejorado durante 1a dora a la Primera Conferencia Comunista
23 República. Latinoamericana23, reunida en Buenos Aires
Sobre si los peruanos asistieron
como observadores o delega-
Labor fue un periódico excepcional en en junio de 1929.
dos plenos, Cf. «Aricó sobre América Latina. No sólo se ocupó de los Para Mariátegui, el problema de las razas
Mariátegui». El Caballo Rojo, en la América Latina no es étnico sino econó-
Suplemento dominical del Diario
problemas de los trabajadores urbanos y ru-
de Marka,1, 16 (Lima, 31 de rales; también dio cabida a cuentos y capítulos mico y socio-político, basado en el problema
agosto de 1980): 3-5 y 12, y de novela. Combinó la información sobre la de la tierra, y por tanto la solución radica
Ricardo Luna V., «Mariátegui no
se batió en retirada (Aricó, sí)». organización gremial con asuntos políticos, en la liquidación de la feudalidad (Ideología
Unidad (Lima, 4-11 de septiem- sociales y culturales. Su objetivo era claro: política: 21). Según el Amauta, el problema
bre de 1980): 7.
concienciar a los trabajadores para que ten- indígena lo genera la explotación feudal de la
gan presente su sentido de colectividad y sus población nativa en la gran propiedad agraria
derechos. Proponía la identificación histórica, (Ideología política: 25) y los amerindios, que
social y gremial, pues quería crear conciencia constituyen las cuatro quintas partes de la
nacional a la vez que ayudar en el proceso de población total, sufren su condición econó-
sindicalización20. Labor no trató de popula- mico-social:
rizar la cultura de manera tradicional, de di-
luirla al nivel intelectual del trabajador pasivo Existen provincias donde el tipo indígena acusa un
no escolarizado. Sí intentó aumentar el bagaje extenso mestizaje. Pero en estos sectores la sangre
cultural de sujetos activos en la historia. A blanca ha sido completamente asimilada por el medio
diferencia de sus predecesores, el periódico se indígena y la vida de los «cholos», producidos por
dirigía a lectores capaces de ser dueños de su estos mestizajes no difiere de la vida de los indios
destino. Labor reveló a Mariátegui como un propiamente dichos (Ideología política: 53).
político convencido de que el verdadero revo-
José Carlos Mariátegui y la lucionario no podía dejar de lado la cultura. Mariátegui negó que el indio fuera incapaz
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
En la revolución, la literatura ocupa un lugar de luchar por sus reivindicaciones, como lo
RODRÍGUEZ clave. El entrenamiento cultural propuesto prueban las innumerables insurrecciones y

110
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112

asonadas indígenas, entre las que destaca la por factores culturales y socio-económicos 24
Que en Moscú desde antes ob-
encabezada por el mayor del ejército peruano que cumple una misión histórica: preparar jetaban las ideas indigenistas
Teodomiro Gutiérrez Cuevas (Rumi Maqui), e incubar la revolución para la socialización de Mariátegui se infiere de la
intervención en el Congreso de
quien se levantó en armas en Puno, seguido del país. Es un movimiento de profundo su compatriota, el «camarada
por millares de indígenas, que como él, se significado porque traduce la ideología de Zamora» (Julio Portocarrero):
daban cuenta de que con el derrocamiento la transformación nacional que persigue una «Cuando estuve en Moscú, se
ponían reparos de parte del
del gobierno constitucional de Guillermo obra política y económica de reivindicación y compañero Dujovne a mi interés
Billinghurst en 1914 desaparecían las perspec- no de restauración ni resurrección. de que se trate el problema indí-
gena que por sus características,
tivas de reivindicaciones legales (Ideología y Evidentemente Mariátegui supeditó su es apto para la penetración de
política: 40). concepción del indigenismo al ideario so- nuestra propaganda». Y en pá-
rrafo seguido: «El compañero
Las ideas de Mariátegui presentadas en cialista; interpretó el problema del indio con Peters, para reforzar su argu-
su ponencia «El problema de las razas en criterio marxista. Después de considerar las mentación, traía citas de Lenin
la América Latina», leída por los delegados posibles opciones suscitadas por el tema en (contra Rosa Luxemburgo) que
consideraba que la libre de-
peruanos en la Primera Conferencia Comu- diversos campos, el Amauta reestructuró su terminación de los pueblos era
nista de Buenos Aires de 1929 fueron severa- planteamiento sin mencionar la existencia de una concepción absolutamente
marxista» (Martínez de la Torre
mente criticadas por los más altos dirigentes una dicotomía nacional (Costa criolla vs. Sie- 1948: 471).
de la Internacional Comunista allí reunidos rra indígena). Hizo bien, porque la Costa no
(Martínez de la Torre 1948: 466-79). De esas es toda criolla ni la Sierra es completamente
objeciones merece especial atención la del india. La naturaleza nacional no es bimembre,
«camarada Peters», delegado del Comintern: bipolar, dicotómica ni antinómica; es multi-
forme, con gran diversidad de componentes
Al plantear el problema de los indios, es preciso en sus aspectos sustantivos y adjetivos. El
evitar algunos errores... reducir la cuestión nacional indio es parte del Perú multicultural y mul-
a la cuestión de clase, a la cuestión agraria, porque tilingüe. La ponencia mariateguiana sobre las
esto significaría olvidar, justamente, las condiciones razas explica mejor esta pluralidad. La dele-
históricas de las luchas contra los conquistadores, gación de su partido al Primer Congreso Co-
etc.; peculiaridades que han determinado a los revo- munista Latinoamericano de 1929 defendió
lucionarios marxistas a proclamar, al lado de las las ideas de Mariátegui contra las objeciones
reivindicaciones de clase, la consigna, para nosotros del Comintern. Como sabemos, a Mariátegui
fundamental, del «derecho de los pueblos a disponer le afectó mucho la noticia traída por los dele-
de ellos mismos, hasta el derecho de separación». gados acerca de la propuesta del Comintern
Según mi opinión, la confusión de algunos de los de auspiciar la creación de un estado quechua
camaradas peruanos, sobre el contenido nacional del y otro aymara, basándose en el principio de la
indígena en el Perú, los conduce a estar contra esta autodeterminación y la supuesta arbitrariedad
consigna, que me parece debe ser lanzada por nues- de las fronteras peruanas y bolivianas.
tros Partidos, allí donde existan masas compactas de Reiteramos que para apreciar mejor la
indígenas ligadas con la cuestión de la tierra, que da a posición ideológica del indigenismo mariate-
la lucha de los indígenas el aspecto de lucha nacional. guista, no basta leer los Siete ensayos, porque
En este sentido, los casos de Bolivia y el Perú son ellos no dan la trayectoria de su indigenismo.
característicos24. Su pensamiento lo explican más cabalmente,
los escritos en Mundial, Amauta y Labor
Hugo Pesce retornó de Buenos Aires en no recogidos en su obra maestra. Desde
julio de 1929 y le informó a Mariátegui de su primer número de septiembre de 1926,
las objeciones de la Internacional Comunista Amauta se convirtió en el centro intelectual
tanto a su tesis indigenista como a las otras del indigenismo peruano. Publicó múltiples
dos tesis políticas enviadas por intermedio de expresiones indigenistas (ensayos, poemas,
la delegación peruana. La noticia empeoró la historias, pinturas, cuentos), a tono con la
salud del Amauta, a tal punto que a los nueve carátula de la revista, sugerida y ejecutada
meses, el 16 de abril de 1930, falleció. por José Sabogal. Para el director de Amauta,
el indigenismo literario era una corriente en
Observaciones finales sobre el legado indi- proceso de revitalización, aunque no concor-
genista de Mariátegui dara con las teorías optimistas del futuro del
mestizo americano. José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
Para José Carlos Mariátegui, el indigenis- En la segunda etapa de la revista Amau- EUGENIO CHANG-
mo traduce un estado de conciencia moldeado ta, un verdadero «Segundo acto», conforme RODRÍGUEZ

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112

al editorial del décimo número, Mariátegui Como su legado influyó decisivamente en


declaró su propósito de mantener la políti- escritores indigenistas posteriores, sobre todo
ca a favor de la causa indígena a pesar de la en Ciro Alegría (1909-1967) y José María
interdicción. En efecto, cumplió su palabra Arguedas (1911-1969), concluyo señalando
hasta el número 29 (febrero-marzo de 1930), brevemente las características más importan-
el último que dirigió. En esta segunda fase tes del neoindigenismo literario, tercera (pero
continuó apareciendo «El problema de la no última) etapa de la literatura en torno al
tierra en el Perú, requisitoria contra el gamo- amerindio. Su característica fundamental es
nalismo o feudalidad»; y, desde el número 11, el empleo de nuevas dimensiones ficcionales.
se reanudó el «Boletín de Defensa Indígena». Enfrenta la modernidad incorporando las
Además, la revista siguió reproduciendo gra- recientes técnicas narrativas basadas en la
bados, dibujos y pinturas de artistas indige- ruptura del tiempo y el espacio, las miradas
nistas, así como trabajos de escritores de esta retrospectivas, el examen del subconsciente, el
orientación. monólogo interior, la intertextualidad y otros
Mariátegui interpretó el problema del in- logros literarios popularizados en la segunda
dio y lo supeditó a su ideología socialista, que mitad del siglo XX. En el neoindigenismo
lo resolvería dialécticamente, eliminando el literario convergen la realidad y la magia del
servilismo impuesto por los patrones criollos, mito. En efecto, la perspectiva mítica integra
blancos, mestizos o indios. Su política edito- lo objetivo y lo subjetivo, los datos empíricos
rial en Amauta y en Labor demostró cómo la y los niveles arquetípicos en la representación
prédica indigenista debe llevarse a cabo uti- del aborigen americano. De este modo logra
lizando todos los vehículos y campos de ex- universalizar su mundo y superar la visión
presión posibles, económico, socio-político, folklórica y regionalista del indigenismo or-
histórico, artístico y literario y así crear una todoxo o clásico.
conciencia propicia a la solución del problema
generado por las dislocaciones económicas.

José Carlos Mariátegui y la


polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
RODRÍGUEZ

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 113-122
ISSN: 1577-3442

Rocío Oviedo:
Catedrática de Literatura Hispano-
americana en la Universidad Com-
plutense de Madrid. Especialista
en la poesía de Rubén Darío, el
Modernismo y la Vanguardia (Perú
y México). Su interés por la poética
de César Vallejo data del año 1988
y ha mantenido una continuidad en

REFUTACIÓN DE LA PARADOJA, LA el tiempo con títulos como:«Del


símbolo a la imagen surrealista»,
«El Madrid de Vallejo», «El da-

DIALÉCTICA POÉTICA Y SOCIAL DE daísmo de Vallejo», «Vallejo en el


umbral de la Vanguardia» –estudio
de los cuentos–, «Vallejo crítico de

CÉSAR VALLEJO su tiempo» o «La mirada diagonal.


César Vallejo y el cine». Ha dictado
durante quince años un curso de
ROCÍO OVIEDO doctorado sobre la Vanguardia en
César Vallejo y Octavio Paz. En
Universidad Complutense la actualidad su interés se orienta
hacia el análisis de la imagen y la
construcción del imaginario hispa-
noamericano.

La presencia de Perú en Vallejo no sigue entre otras retóricas, mediante el humor1, pe-
una dinámica regular. Los textos en los que ro sin lugar a dudas por aquella retórica que
surge el tema peruano abarcan un amplio mantiene la tensión entre las dos partes de la
abanico que incluye desde los ensayos publi- proposición como es la paradoja. De este mo-
cados en Mundial, que nos resultan bastante do esta figura representa de manera singular la
alejados de su estro lírico, hasta el teatro de dialéctica de Vallejo, y deja como conclusión
compromiso político que exhibe en obras co- determinados caracteres como el absurdo y la
mo Colacho hermanos, y con mayor claridad ironía. En resumen su pensamiento dialéctico,
aún en su novela El Tungsteno. Otros escritos acorde también con su ideología política, se
en prosa confirman y revalidan el interés con puede ver reflejado en el uso de uno de los
que Vallejo observa, analiza y escribe sobre la recursos más paradigmáticos de la Vanguar-
situación en el Perú, si bien es indudable que dia: la paradoja. César Vallejo.
alcanza las más altas cotas literarias cuando Dado que se trata de textos de inspiración
su poesía se universaliza en ese extraordinario y trazado diferentes y con resultados diversos,
1
paradigma poético que es España aparta de el presente estudio se distribuye en dos aparta- Recientemente César Ángeles
mí este cáliz. dos, que preparan la conclusión del tercero: señalaba al hablar del humor
Pese al intenso subjetivismo de Vallejo 1º- Los ensayos de Vallejo relativos a dos en Vallejo que el humor es «el
cruce dialéctico entre lo trágico
su obra no es ajena a la idea de una cultura temas que establecen el concepto de identidad y lo cómico», pues de acuerdo
o una política nacional, y en determinadas de la literatura en Perú: La situación peruana con Pirandello se trata de sentir
simultánea y dialécticamente los
ocasiones, si bien puntuales, hace gala de su y los artículos en torno a la poesía o el arte términos de la contradicción y
percepción del conflicto peruano. La preocu- literario. A lo que se suma su novela El Tungs- «hacerse cargo de ellos»: «Va-
llejo y el humor». URL: «http://
pación por el Perú tiene su primer vástago en teno y las obras teatrales, si bien se analizará www.ucm.es/info/especulo/nu-
las poesías de la sección Nostalgias imperiales tan sólo en Colacho hermanos o Presidentes mero12/c_vallej.html».
(Heraldos Negros). Es esta lírica la que remite de América. El énfasis de Vallejo en la pro-
a un declarado paralelismo, salvando las dis- ducción teatral, liga este tipo de producción
tancias, con la tesis expuesta en Los Comen- con una propuesta revolucionaria de mayor
tarios reales de los Incas del Inca Garcilaso y alcance.
con el impulso de la rebelión de Tupac Amaru 2º- Un estudio diacrónico de la paradoja
en los albores del XIX, esgrimiendo los dere- en los poemarios esenciales de Vallejo: He-
chos del imperio incaico. Dos circunstancias raldos Negros (1918, centrado en la fórmula
que sustentan en la raíz nacional el concepto no saber/ no ser) Trilce (1922, centrado en el
revolucionario de Vallejo. desequilibrio de la palabra poética y el absur-
La poética de Vallejo tiene una dimensión do), Poemas humanos (1923-1938, centrado
Refutación de la paradoja,
dialéctica en la que reiteradamente insiste la en la justicia), y España aparta de mí este cáliz La dialéctica poética y social de
crítica. Una dialéctica que puede expresarse, (1938, desaparición de la paradoja). César Vallejo
ROCÍO OVIEDO

113
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 113-122

3º- Abandono de la La propuesta de Vallejo respecto a la


paradoja y la dialéctica identidad no separa el desarraigo social del
en el poema «Masa». desarraigo del lenguaje. Su aparición en la
Respecto a la presen- literatura peruana tiene lugar en un momen-
cia de Perú en su obra, to trágico que refleja a través de la palabra.
José Carlos Mariátegui Trágico por cuanto en el simposium de 19595,
destaca a Vallejo como Juan Larrea recordó cómo Vallejo confesaba
iniciador de la auténtica ser lo mismo que huérfano de madre «huér-
voz de la poesía peruana: fano del lenguaje». Esta orfandad confirmada
«Vallejo es el poeta de por el poeta contribuye a que el desarraigo y
una estirpe, de una raza la identidad se sitúen en el centro neurálgico
[…] el sentimiento in- de la palabra y de la esencia poética. Una or-
dígena tiene en sus ver- fandad que, a su vez, en el juego de presencias
Entrada de la casa de Vallejo.
sos modulación propia ausentes, manifiesta su raíz dialéctica.
[…] En estos versos del Él mismo, en sus ensayos sobre El arte y
2 pórtico de Heraldos negros principia acaso la la revolución, indica que el poeta socialista
Jose Carlos Mariátegui, «Pro-
ceso a la literatura», en Siete poesía peruana» (Siete ensayos de interpreta- crea un poema que no es un espectáculo ar-
ensayos de interpretación de ción de la realidad peruana). tístico, ni «un trance espectacular, provocado
la realidad peruana, Barcelona,
Lingkua eds., p. 272.
Acierta Mariátegui en su valoración cuan- a voluntad y al servicio preconcebido de un
do descubre en esta poética nueva sensibi- credo o propaganda política, sino que es una
3
Su obra principal, Humanismo
lidad y el acceso a un arte nuevo, «rebelde, función natural y simplemente humana de la
americano (1966), proponía que rompe con la tradición cortesana de una sensibilidad»6.
que los países latinos se debían literatura de bufones y lacayos. Este lenguaje Desde esta perspectiva Vallejo sustenta
integrar en un Humanismo so-
cialista que se aplicara a Lati- es el de un poeta y un hombre. El gran poeta en dos pilares –que son complementarios– la
noamérica. Mi encuentro con de Los Heraldos Negros y de Trilce –ese gran poética de la identidad y, por tanto, una poé-
César Vallejo (1989).
poeta que ha pasado ignorado y desconocido tica peruana:
4 por las calles de Lima tan propicias y rendi-
Antenor Orrego, «Prólogo»,
Trilce, en Raúl Torres Martinez,
das a los laureles de los juglares de feria– se – La innovación del lenguaje
Cesar Vallejo poemas y tormen- presenta, en su arte, como un precursor del – El compromiso del escritor7
tos, San José, de Costa Rica, nuevo espíritu, de la nueva conciencia. Valle-
EUNED, 1999, p. 29. Manuel
Ibañez Rosazza. Antenor Orre- jo, en su poesía, es siempre un alma ávida de Desde ambas actitudes Vallejo querrá ma-
go y sus dos prólogos a Trilce, infinito, sedienta de verdad»2. nifestar la autenticidad de una voz original y
S. L. Trilce eds., 1995.
Antes que el director de Amauta, Antenor diferente, cercana a la experimentación de la
5 Orrego3 –el fiel amigo de Vallejo– en el pró- Vanguardia.
Symposio «César Vallejo: su vi-
da, su obra, su significado»,
logo a Trilce había señalado que, el poeta, por
Universidad de Córdoba (Argen- una genial intuición de lo que son las ciencias, El compromiso del escritor
tina, 1959), recogido en Aula las técnicas y los estilos, «genera una expre-
Vallejo, 2º vol. En Cesar Vallejo
y el surrealismo. Juan Larrea re- sión poética carente de retórica, o de lo que Pese a los interrogantes en torno a la
coge apreciaciones semejantes, hasta entonces se había entendido por tal, y peruanidad de Vallejo, se puede afirmar que
Madrid, Visor, 2001, p. 143.
logra llegar a la sencillez prístina y a la pueril el poeta colabora en la polémica en torno
6 «El arte y la revolución», Lima, y edénica simplicidad del verbo»4. al indigenismo por los mismos años en que
Mosca Azul, 1973, p. 29.
Mariátegui escribía su ensayo en Amauta.
7 Sus opiniones le adscriben al pensamiento
David Sobrevilla, «Teoría del
de los soras, y su conformidad
novecentista peruano, y en varias ocasiones,
compromiso en Vallejo». VVAA, camente (1927); 2, El arte
Encuentro con Vallejo, Coloquio y la revolución (1929-1934), con lo que les dan. La mu- especialmente en la descripción del valor,
jer del picapedrero, termina
internacional en el centenario el escritor se debe compro-
«enternecida por el gesto de
el riesgo y la gratuidad con que enfrenta el
de C. Vallejo (1892-1992). Li- meter políticamente: el artista
ma, Seglusa eds., 1993, pp. revolucionario –crea un arte bondad inocente del sora» indio diferentes acciones adopta un tono
57-82. Destaca tres momentos en social o un arte bolchevique Novelas y cuentos completos. semejante al de los Comentarios reales de los
los que se advierte la evolución de propaganda; 3, (1937) El tungsteno. Lima, Editorial
de Vallejo: 1, el artista no puede el artista ha de encauzar la Jorge Álvarez, Francisco Mon- incas8. Esta situación no es óbice para que la
ser indiferente o neutral políti- historia mediante sus obras y cloa (eds.), 1967, 178. redacción responda a la práctica de la nove-
con el pueblo que traduzca los la europea revolucionaria, acorde con otras
intereses populares. 9
«El tungsteno. El arte y la re- producciones del momento, como recuerda
volución», Cuadernos hispa-
Refutación de la paradoja, 8
noamericanos. Homenaje a
López Alfonso9. La primera muestra de su
La dialéctica poética y social de Un caso paradigmático de la
César Vallejo ingenuidad y bondad del in- César Vallejo, 454-455 (abril valoración del mundo incaico, exceptuando
ROCÍO OVIEDO dio se encuentra en la actitud - mayo 1988), pp. 415-422. sus Nostalgias imperiales, la proporciona un

114
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artículo publicado en Mundial (1927), donde segundo lugar el verdadero tea-


reclama versiones de obras indoamericanas y tro debe ser bolchevique, lo que
precolombinas, pues es en ellas donde reside exige propaganda y agitación (El
la originalidad: «el folclor de América en los teatro bolchevique es el que in-
aztecas como en los incas posee inesperadas troduce nuevos elementos en la
luces de revelación para la cultura europea». escena, «inéditos resortes plás-
Indigenismo que relaciona la producción no- ticos y cinemáticos con eviden-
velística y teatral de Vallejo, durante estos te significación política y hasta
años, en obras tales como El Tungsteno y La económica»). Y éste, el teatro
piedra cansada. bolchevique, es necesario para
Su novela, El Tungsteno, y su obra teatral, alcanzar la construcción del tea-
Colacho Hermanos, enmarcan en el tiempo tro socialista final13. Lograr este
el ensayo dedicado a su país. Este ensayo teatro socialista es una tarea que
está formado por siete crónicas, bajo el título exige «descomponer el teatro
¿Qué pasa en el Perú? (Germinal, París, 1933) actual», con el fin de «después
y en ellas enlaza con las reivindicaciones recomponer el conjunto de una
expuestas por escritores coetáneos como Ma- manera totalmente diferente»14
riátegui y Riva Agüero (Cf. artículos en este (1985: 175). Destrucción y cons-
mismo volumen). trucción, nuevamente dialéctica,
Poemas dentro de la casa de C. Vallejo.
Vallejo desde el principio destaca la pe- que incluye la confección de un
culiaridad del país que hoy se repite en las ejercicio paradójico como re-
aulas por todos los niños peruanos, sus tres sorte que haga salir a los espectadores de su 10
Cfr. Cesar Vallejo, Crónicas, vol.
zonas: la costa, la sierra, la selva. Esta tri- inercia: «Habrá que hacer intervenir a los II, Mexico . Universidad Nacio-
ple circunstancia geográfica, marcada por la espectadores en la escena y, viceversa, los ac- nal Autónoma de México, 1989,
pp.561-562.
diversidad que dificulta la unidad, le lleva a tores retirarse a las galerías»15.
interrogarse: La corrupción y el despotismo al que se 11
«¿Nos encontramos, pues, en el Perú ante refiere en los artículos citados, es el eje cen- Sin embargo esta situación pre-
sente aparece minimizada por
una nacionalidad fallida? ¿No ha existido tral sobre el que se desarrolla su obra teatral, la esperanza en el porvenir. Ci-
nunca? Se sentiría uno tentado a creer que Colacho hermanos o presidentes de Améri- ta a Keyserling de quien dice,
ha predicho grandes cosas de
esas zonas han vivido siempre aisladas entre ca. Los actores se convierten en personajes América, Baroja le ha llamado
sí, desarrollándose o vegetando, sin sospechar arquetípicos que tienden a la alegoría. Los «continente estúpido», Romain
Rolland manifiesta su esperanza
siquiera la existencia de sus vecinos, si los his- hermanos Colacho, Mordel y Acedal, abusan en el porvenir de América. Luc
toriadores de América Precolombina –Mar- del pueblo de igual modo que han abusado de Durtain, constata «una potencia
kham y Prescott, entre otros– no nos hablasen Rina. Rina, seguramente símbolo de la patria, de transformación social asom-
brosa». Ibid., 563.
de la existencia, bajo los últimos Incas, de una es tratada como un objeto que se cambia y se
sólida nacionalidad peruana que comprendía vende, por lo que no dudan, ante la posibili- 12
«Esta nueva literatura está na-
muchos de los territorios que integran los tres dad de acceder a la presidencia, en entregarla a ciendo y desarrollándose en una
Perús de hoy»10. Tenedy, prototipo de la injerencia económica proporción correlativa y paralela
–en extensión y hondura– a la
En el origen de esta quiebra de la unidad y política extranjera. población obrera internacional».
del Perú se encuentra la Conquista española. De acuerdo con esta perspectiva el teatro «Duelo entre dos literaturas»,
Ruptura que crece y se consolida en el estado de Vallejo deberá incluir una reivindicación 1931va.

republicano11. Para buscar soluciones es ne- del indígena del que comenta que «en todas 13
cesario analizar las causas que han llevado a partes desempeña el oficio de criado» («¿Qué El arte y la revolución, op. cit.,
pp. 28-29.
Perú a la decadencia presente y para Vallejo pasa en el Perú?»). Para Vallejo, como para
una de las fundamentales ha sido el racismo, González Prada y Mariátegui, el problema del 14
Guido Podestá, César Vallejo,
que confirma el empleo en puestos inferiores indio es económico y social y no educacional: Su estética teatral, Lima, Univer-
a las personas de color. El matrimonio entre castas y razas no se pro- sidad Nacional Mayor de San
La dialéctica de Vallejo encuentra su repre- duce. «Caminar en público al lado de una per- Marcos, 1985, p. 175.

sentación más directa en el teatro, género que, sona de color, constituye una especie de caída 15
en opinión del poeta, devuelve a la palabra su social mortífera para el hombre de piel más o Ibid., p. 170.

contenido social12. En su valoración del teatro menos clara». Una situación que ejemplifica
incluye una evolución que define como teatro y representa a través de Rina, cuya situación
revolucionario, bolchevique y socialista. El entre los hermanos que la usan indistinta- Refutación de la paradoja,
La dialéctica poética y social de
teatro inicial es revolucionario –calificativo mente, se agrava al ser «vendida» al extran- César Vallejo
que pertenece a todo deseo de cambio–, en jero, Tenedy. Las circunstancias convierten a ROCÍO OVIEDO

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la mujer en esclava, como ella ¿[…] el sistema en el que se apoyan las clases gober-
misma reconoce. La ambigua nantes en el Perú es un sistema de farsa, sin ningún
actitud de Mordel (uno de los contenido cívico y susceptible de hundirse al menor
hermanos) y el amor servil de empujón? ¿El proletariado industrial naciente y el
Rina, inician una dialéctica que campesino pobre están actualmente en capacidad de
finaliza en la actitud paradójica volcar ese sistema? No lo creo. Sus movimientos no
de Mordel, dominado por su responden sino a una inquietud oscura, desprovista
ambición y dividido por los in- de toda conciencia de clase y de toda iniciación doc-
tereses materiales que dominan trinal de partido [….] Sin embardo, debe señalarse
sobre los afectivos. un hecho, un hecho de gran importancia como índice
La corrupción del sufragio del porvenir; su agitación alcanza de día a día una
Hacienda Roma con los Gildemeister.
universal se suma al racismo violencia temible en medio del ritmo entrecortado y
y tiene como consecuencia la caótico, sobre el que crece19.
16 estructura feudal de la economía: prebendas
Lo que ejemplifica con dos ejem-
plos: la obtención del grado en
del gobierno a determinados hacendados, y el Finalmente en 1936, y a raíz de las recien-
económicas, letras y derecho de mismo sistema de haciendas. La corrupción tes excavaciones en Perú, Vallejo experimenta
un ahijado del presidente en tan alcanza al Presidente de la república, al que un legítimo orgullo por el pasado incaico. Son
solo dos años y la seducción de
una mujer casada por parte del se puede identificar con Leguía16, también tres artículos: «Recientes descubrimientos en
hijo del presidente que se saldó presente en otro artículo de 1927 (Las diplo- el país de los incas» «Los andes y el Perú»,
con el encierro en un manicomio
del marido del que no se ha macias latinoamericanas en Europa). y finalmente, tal vez el más destacado, «El
vuelto a saber más. El país se ve envuelto en una comple- hombre y Dios en la escultura incaica» (11
17
ja paradoja que envuelve cualquier posible septiembre 1936). Este último ensayo enfatiza
Voces de muchedumbre, mientras solución en un círculo vicioso. Quienes se el gran desarrollo de la escultura y cómo esta
baja despacio el telón: «Abajo suceden en el poder mantienen actitudes dic- se aproxima al hombre, en un proceso que
la revolución! ¡Abajo el imperia-
lismo norteamericano! ¡Viva el tatoriales que convierten al presidente recién culmina en una sociedad, la precolombina de
presidente Palurdo!» (294). elegido en homólogo del anterior. Situación tipo feudo-colectivista, aunque no comunis-
18 que se representa simbólicamente mediante el ta20. Casi con toda seguridad este descubri-
Crónicas, op. cit., pp. 581-582. presidente Selar y el secretario Colongo, quie- miento es un incentivo para escribir La piedra
19
nes se «sientan alternativamente en el sillón cansada, ultima de sus obras teatrales.
Ibid., p. 583. presidencial mientras baja el telón». Pero Vallejo es no tanto un escritor
Nadie se libra de la corrupción, pues como marcado por la peruanidad, sino por la
20
Ibid., p. 616. señala el presidente: «En este pobre país –no idea del ejercicio de la justicia que extiende
lo olvide usted– el Gobierno solo logra ha- también a Europa. Incluso llega a distinguir
cerse obedecer del Parlamento de dos únicas las tipologías de escritores no en virtud de
maneras: comprándolo o a sablazos. Conti- su procedencia nacional, sino en virtud de
núe usted General sus patrióticas gestiones. su actuación en el entorno social: el revo-
Agotado el primero de los medios, habrá que lucionario, el socialista y el bolchevique.
emplear el último». Nacional.Su conferencia de 1939 ( El Mono
Paradójicamente, toda acción revoluciona- Azul, nº 4): «La responsabilidad del escri-
ria cae en el vacío. La victoria o la justicia que- tor», pronunciado en Valencia en el cono-
da en manos de nadie, si el General Tequila cido Congreso de Escritrores antifascistas,
consigue expulsar del gobierno a los Colacho hermana a España con Perú y universaliza de
y a sus colaboradores, el que sustituye a éstos este modo la causa de la justicia: Si Perú vive
es el «Presidente Palurdo». En conclusión bajo el dominio de una dictadura, sanciona
y de acuerdo con el subtítulo que da a su que: «La causa de la República española es la
obra teatral –farsa teatral en seis cuadros– el causa del Perú».
gobierno o los presidentes de las repúblicas
americanas son finalmente una bufonada17. Innovación del lenguaje
Para Vallejo la crisis finalmente tiene su
origen en la injerencia extranjera, puesto que Frente a esta serie de ensayos, signados
la solución «depende de las grandes poten- por la objetividad y el análisis, la poesía de Va-
cias», quienes a su vez propician el caudi- llejo se convierte en un objeto de experimen-
Refutación de la paradoja, llismo al que tan abocado está el continente tación que busca la expresividad más intensa
La dialéctica poética y social de
César Vallejo americano («¿Qué pasa en el Perú?»)18. en una marca de irrealidad. Su poesía es a la
ROCÍO OVIEDO vez un arte del bien hablar pero un lenguaje

116
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que se cuestiona y se pone en entredicho, de La historia inscrita en


donde resulta un lenguaje dialéctico y como el tiempo, es un eterno re-
tal, paradójico. torno de lo mismo que cae
finalmente en el nihilismo
El hombre que ignora a qué hora el 1 acaba de ser 1 nietzscheano. Paradigmáti-
y empieza a ser 2, que hasta dentro de la exactitud co de este eterno retorno es
matemática carece de la inconquistable plenitud de el poema II de Trilce en el
la sabiduría ¿cómo podrá nunca alcanzar a fijar el que el tiempo se envuelve
sustantivo momento delincuente de un hecho, a tra- en un círculo, puesto que
vés de una urdimbre de motivos de destino, dentro la E mayúscula que cierra
del engranaje que mueven a seres y cosas enfrente de retorna como mayúscula al Foto de la Bohemia de Trujillo hacia 1916. Archivo familia
cosas y seres?21. comienzo: Orrego Spelucín.

A través de sus definiciones en torno al ar- «¿Qué se llama cuanto he-


te se puede extraer la importancia que otorga riza nos?
a la palabra, materia esencial del poema como Se llama Lomismo que pa-
el color lo es de la pintura («La nueva poesía dece
norteamericana», 1929). Su modo de operar nombre nombre nombre
funciona por yuxtaposición («El poema de- nombrE.
be ser, pues, trabajado con simples palabras Para enfrentar esta crisis
sueltas allegadas y ordenadas según la gama de la historia y de su propia
creadora del poeta»). La praxis poética llega historia, Vallejo elabora un
a ser una labor de alquimia (»La obra de arte lenguaje que se caracteriza
y la vida del artista»), un laboratorio en el por la contradicción, y que
que fatalmente, a través de materias primas funciona mediante palabras
como la inquietud social y la propia inquie- yuxtapuestas, un efecto que Casona de San Marcos 1920.
tud personal se acrisola el poema. Tanto para contribuye a la formación
Gutiérrez Girardot como para Yurkievich en de la paradoja, o la paranomasia («heriza»/ lamente a estos, pero ¿Quién
afeita al barbero?), la Paradoja
Vallejo la lectura se ha de realizar en el centro herida). del mentiroso, un enunciado y
mismo del texto. La renovación surge de la La utilización de este lenguaje tan suma- su contrario, los tres enunciados
falsos. El sofisma: argumento
esencia de la palabra vulgar y corriente y se mente peculiar y connotado de Vallejo va a ser con apariencia de verdadero por
transforma en otro término que induce a la destacado, entre otros, por Jean Franco, quien el que se pretende convencer a
señala que la novedad de la poética de Trilce otro de algo que es falso. Fala-
interrogación y por tanto a un lenguaje que cia: sofisma con que se engaña
esconde tras de sí el misterio y la magia: En reside, entre otros elementos, en el uso del ca- a alguien intencionadamente
«Electrones de la obra de arte» (El arte y la lambur y la paranomasia que consigue hacer causándole daño. Pertenece al
rango de las contradicciones
revolución22) destaca el carácter intraducible de cada poema una encrucijada de sentidos.. aparentes y binarias, frente al
de la poesía: Aunque podríamos extraer múltiples ca- oxímoron, que constituye contra-
dicción sólo manifiesta a través
racteres derivados de la poética de Vallejo, he de las definiciones de sus tér-
Todos sabemos que la poesía es intraducible. La seleccionado la paradoja por su relación con minos, pero también binaria;
la dialéctica que señala Jean Franco y que es el mientras la metáfora se basa en
poesía es tono, oración verbal de la vida. Es una obra contradicción encubierta bajo la
construida de palabras. Traducida a otras palabras, esqueleto estructural de la poética vallejiana. disparidad de sus términos, dis-
sinónimas pero nunca idénticas, ya no es la misma. La paradoja es un término que juega en- paridad que proviene de que el
predicado no sea predicable del
Una traducción es un nuevo poema, que apenas se tre la certeza y el engaño24. Se disfraza con sujeto» (Romo Feito, Retórica de
parece al original («Electrones…», p. 69). la paradoja, p. 27). RAE: DEFI-
NICIÓN: parádoxos= fuera de
21 sociedad en César Vallejo», lo común. El término paradoja
«Muro Noroeste», Escalas Anales de Literatura Hispa-
Este tono de Vallejo se establece en la melografiadas, en Novelas noamericana 28 (1999), p.
se traduce por el significado de:
más allá de lo creíble, pero tam-
epistemología del dolor, enlazado con el con- y cuentos completos, op. cit. 124. bién se refiere a una afirmación
cepto de culpa y la dramática expulsión de un p. 11. que parece falsa aunque en rea-
24 lidad es verdadera y viceversa.
paraíso que para Vallejo será el de la infancia. 22 La filosofía y la física contem-
Su nacer al mundo «un domingo de Ramos», El arte y la revolución, Barce- poráneas se han prodigado
lona, Laia, 1979, pp. 69-71. en el estudio de paradojas,
como él señala «ya lejos para siempre de Be- Tipos: «La paradoja del Bar-
len», colabora a un concepto de la historia que 23 bero de Russell, o Dilema,
Para Uzquiza el de Trilce es que no puede elegir entre
diverge de la tradicional. Su propia historia un lenguaje colérico frente a dos posibilidades (Yo afeito
Refutación de la paradoja,
La dialéctica poética y social de
requiere un lenguaje personal que caracteriza la poesía de su tiempo. J. I. a quienes únicamente no se César Vallejo
el hermetismo de Vallejo23. Uzquiza, «Lírica, lenguaje y afeitan a sí mismos, y so- ROCÍO OVIEDO

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los ropajes de la incertidumbre, la conclusión de un pensamiento paradójico:


frustra la verdad conocida y trata la manifestación del absurdo. Solo ese absur-
de expresar otra realidad, una do no se llega a efectuar sino que cobra sen-
nueva realidad. Y en definitiva tido en el poema «Masa», como consecuencia
otra verdad y otra historia «ya de su planteamiento sobre la responsabilidad
lejos para siempre de Belén». La del escritor, lo que comprobaremos al final de
búsqueda de esta otra realidad en esta disertación.
los principios de un lenguaje que
Vallejo quiere que sea nuevo, y De Heraldos Negros a Trilce:
fundador de una poética, contri-
buye a que, de forma natural, la Desde el primer poema constata la com-
paradoja sea uno de los instru- plejidad de la realidad. Un ejemplo nos lo
mentos retóricos más utilizados ofrece el oxímoron: «De alguna fe adorable
por el poeta. que el Destino blasfema». Sin embargo no
El empleo de la paradoja a siendo éste un poema esencialmente paradó-
principios del siglo XX, además, jico, nos presenta una paradoja de situación:
se propaga en varios escritores la del poeta ante su destino que se caracteriza
porque contribuye a la muestra por la ignorancia del «No sé», orientado a la
de una realidad que se percibe radical comprensión de la injusticia.
más compleja y menos adaptable La ignorancia lleva a la paradoja del sin-
25 a los términos del racionalismo que habían sentido –y del absurdo–. El tiempo que po-
Foucault al definir el enunciado
señala que «es a la vez no visible producido el progreso. La paradoja ataca al dría resolver la paradoja se complica como
y no oculto» (La arqueología razonamiento lógico. Esta indagación en la esa Araña, enorme «a quien impide/ el ab-
del saber, México. Siglo XXI,
1987, p. 184). De su teoría se mente humana y la defensa del subconsciente domen seguir a la cabeza», pues las múltiples
desprende sustancialmente que desconocido le lleva a coincidir con las retóri- alternativas de sus múltiples pies le impiden
la paradoja es una creación
humana que no responde al
cas más utilizadas por el surrealismo. resolverse y dirigir su destino.
transcurso de la arquelogía de El no sé del primer poema como principio
las lenguas. Evolución de la paradoja de la ignorancia se corresponde con el no
saber de la araña, y establece en esa singular
Uno de los elementos en los que mejor se disyuntiva del no saber toda la fuerza del
reconoce la modernidad de Vallejo está en su destino, más explícito en «La de a mil». La
utilización de los recursos paradójicos. La pa- ignorancia de este bohemio dios, causa que la
radoja es una provocación como lo fue el dis- suerte del infinito, llegue a distribuirse de una
curso de la filosofía finisecular tipo Foucault25 forma imprecisa:
o Deleuze. Porque la paradoja revela la fisura
por donde se escapa la verdad de la estadística pero la suerte aquella que en sus manos
y de las posibilidades, refuta el orden simétri- aporta, pregonando en alta voz.
co del funcionamiento mecánico de un gran como un pájaro cruel, irá a parar
reloj establecido por algunos teóricos como adonde no lo sabe ni lo quiere
Laplace. Las doctrinas más contemporáneas este bohemio dios
de Heisenberg, que descolocan el universo
en su principio de incertidumbre, instauran En «El pan nuestro» nuevamente el des-
el universo caótico común a Vallejo y las tino es manifestación de la ignorancia y se
Vanguardias. La paradoja es refutación del transforma en la paradoja de un concepto
símbolo, pero al mismo tiempo, es un recurso singular de alienación.
utilizado por la mística –caracterizada por su
simbolismo– para expresar lo inefable. Todos mis huesos son ajenos;
En el caso concreto de Vallejo, desde una yo tal vez los robé!
poética simbolista propia del modernismo Yo vine a darme lo que acaso estuvo
presente en Heraldos Negros evoluciona hacia asignado para otro
una poética que podríamos calificar inicial-
mente de paradójica, como fórmula retórica Establecidas las bases de la ignorancia que
Refutación de la paradoja, y que concluye en una doble práctica o en un abarca desde la divinidad al hombre, esta ig-
La dialéctica poética y social de
César Vallejo doble resultado: El sentido lúdico, que se con- norancia se manifiesta a través de la paradoja
ROCÍO OVIEDO firma en el juego con el lenguaje y, sobre todo, y sus retóricas afines. Porque en definitiva la

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paradoja es una demostración de la ambigüe- La paradoja es en


dad con que se percibe un mundo indefinido. Trilce antítesis y absur-
Su poética antitética y dialéctica es la sustancia do, lenguaje desprovisto
sobre la que se construyen poemas como «Los de sentido, que dice apa-
anillos fatigados» («Hay ganas de…. No tener rentemente por decir, por
ganas, Señor»), o «Para el alma imposible de significar sin significado
mi amada», donde la paranomasia se conju- (LXV: «Así muerta in-
ga como parte esencial de una dialéctica del mortal»)
sujeto, no una dialéctica social («Quédate en LXXIV: «Hubo un día
la eterna/ nebulosa, ahí/ en la multicencia de tan rico el año pasado…
un dulce noser»). Finalmente el no saber y el !,Que ya ni sé qué hacer
no ser se conjugan como verbos sinónimos en con él», LXXVII: «¿Has-
«Encaje de fiebre» («y en un temblor de fiebre, ta donde me alcanzará
con los brazos cruzados, / mi ser recibe vaga esta lluvia? / Temo me
visita del Noser/ Una mosca llorana ne los quede con algún flanco Rectorado y Paraninfo de la Universidad Nacional de Trujillo.
muesbles cansados/ yo no sé qué leyenda fatal seco; /temo que ella se va-
quiere verter»). La ignorancia que se atribuye ya temo que ella se vaya,
al no saber, permite la nueva distribución del sin haberme probado/en
ser, la creación de un mundo diferente y nuevo, las sequías de increíbles
signado por la desubicación del tiempo y del cuerdas vocales,/por las
espacio. Circunstancia que justifica el resto de que,/para dar armonía,/
las paradojas espacio-temporales que a partir hay siempre que subir
de este momento se multiplican en la poética ¡nunca bajar!/¿No subi-
de Vallejo («Los pasos lejanos»: «Está ahora mos acaso para abajo?/
tan cerca;/ si hay algo en él de lejos, seré yo». O Canta, lluvia, en la costa
en «Espergesia»: «Bueno. Y que no me vaya/ aún sin mar!).
sin llevar diciembres, / sin dejar eneros»).
La poética de Trilce, de acuerdo con Gon- Poemas humanos Vista de Santiago de Chuco, ciudad natal de Vallejo.
zalo Sobejano y Jean Franco es una poética del
cuerpo26, en la que yuxtapone como en un cua- Sin embargo aunque
dro surrealista, el cuerpo humano fragmentado aparentemente, por su
y la fragmentación del cuerpo animal («Cómo «vanguardismo» sea Tril-
escotan las ballenas a palomas./ Cómo a su vez ce el poemario que podría
éstas dejan el pico / cubicado en tercera ala. presentar con mayor fre-
/Cómo arzonamos, cara a monótonas ancas», cuencia el discurso pa-
X). Paradojas espaciales que se superponen radójico, es en los co-
a las sensoriales («Mas si se ha de sufrir de nocidos también como
mito a mito,/y a hablarme llegas masticando Poemas en prosa donde
hielo,/mastiquemos brasas,/ya no hay dónde la utilización de la para-
bajar,/ya no hay dónde subir. XIX). doja se convierte en una Trujillo. Perú.

Pero tal vez el poema más significativo constante.


por su relación con la poética y la paradoja de La primera gran injusticia que encuentra 26
«Para Vallejo el nuevo hombre
Darío, fundada en el sufrimiento de sentirse el poeta surge de su propio nacimiento en «El y la nueva poesía no pueden
vivir (ni mayor pesadumbre que la vida cons- buen sentido»: la paradoja se viste de absurdo producirse sin una transforma-
ciente), como señalaba Gutiérrez Girardot, es ción radical y casi biológica del
al no poder alcanzar jamás la edad de la madre, ser humano». Jean Franco, op.
el poema XXXIV: «Y se acabó el diminutivo, al controvertirse las normas establecidas, del cit., 10.
para/ mi mayoría en el dolor sin fin / y nues- tiempo climático (espacio) y del tiempo del
tro haber nacido así sin causa». Una definitiva reloj (ser). (Hay, madre, un sitio en el mundo,
caída en el absurdo que puede adquirir rasgos que se llama París. Un sitio muy grande y le-
espaciales («Y si así diéramos las narices/ en jano y otra vez grande./Mi madre me ajusta el
el absurdo,/nos cubriremos con el oro de cuello del abrigo, no porque empieza a nevar,
no tener nada,/ y empollaremos el ala aún sino para que empiece a nevar./La mujer de
no nacida/ de la noche, hermana/ de esta ala mi padre está enamorada de mí, viniendo y Refutación de la paradoja,
La dialéctica poética y social de
huérfana del día, que a fuerza de ser una ya no avanzando de espaldas a mi nacimiento y de César Vallejo
es ala», XLVI). pecho a mi muerte/……………………/¿Qué ROCÍO OVIEDO

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falta hará mi mocedad, si que sólo el excéntrico puede mantenerse firme


siempre seré su hijo? ¿Por y poner algún freno al desvarío. Sólo él podría
qué las madres se duelen reflexionar sobre la apariencia del infortunio,
de hallar envejecidos a sobre la ‘irrealidad de la desesperación’ y dar-
sus hijos, si jamás la edad se cuenta no solamente de que aún vive, sino
de ellos alcanzará a la de además de que aún existe la vida»28.
ellas?27). Sin embargo, al enfrentar sus convicciones
Los ejemplos de situa- religiosas o sociales, la paradoja se transforma
Plaza de Armas de Trujillo.
ciones paradójicas e impo- en ironía como se puede observar en «Una
sibles se multiplican: «Mu- mujer de senos apacibles», «En el momento
rió mi eternidad y estoy en que el tenista» o «Lomos de las sagradas
velándola», «La violencia escrituras». Ambos recursos retóricos coinci-
de las horas» o en «Voy den en un aspecto: llevan al juego terminoló-
a hablar de la Esperan- gico y al absurdo:
za», un poema en el que
la injusticia del dolor es En el momento en que el tenista lanza magistralmente
mayor al no tener edad, su bala, le posee una inocencia totalmente animal;
ni tiempo (le falta espalda en el momento
para anochecer) ni espacio, en que el filósofo sorprende una nueva verdad
ni luz o sombra. Como es una bestia completa.
indicó Gutiérrez Girardot, Anatole France afirmaba
Ex-Hotel El Arco, casa donde vivió Vallejo en Trujillo. la gratuidad del dolor de que el sentimiento religioso
Vallejo es el punto en el es la función de un órgano especial del cuerpo humano
que inflexiona el lenguaje hasta ahora ignorado y se podría
y se transforma. decir también, entonces
que, en el momento exacto en que un tal órgano
27 Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo funciona plenamente,
Las cursivas son mías, como se
puede advertir es en el segundo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí tan puro de malicia está el creyente,
párrafo de la proposición, distri- que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta que se diría casi un vegetal.
buido armónicamente, donde se
produce la paradoja.
espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho Oh alma! ¡Oh pensamiento! ¡Oh Marx! ¡Oh Feuerbach!
para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura,
28 no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa,
Recogidas en Mínima Moralia,
Si la paradoja es la constante en los llama-
II de Adorno, Madrid, Akal, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. dos Poemas en prosa, no surge con igual fre-
2004. Hoy sufro solamente. cuencia en Poemas humanos. Aquí se espacia,
aunque no desaparece, y podemos observar su
Paulatinamente esta estructura paradójica aparición en los expresivos versos de «Som-
del sujeto se transforma en poemas como brero abrigo guantes» o en «Epístola a los
«Los nueve monstruos» en un sentimiento transeúntes» («Reanudo mi día de conejo/ mi
universal, por la coincidencia en el dolor: noche de elefante en descanso»).
El juego con el discurso de la mística, el
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud siempre, siempre, siempre teresiano se con-
más mortal vierte en discurso paradójico al contraponerse
y la migraña extrajo tanta frente de la frente! en antítesis a jamás. El dolor resurge con fuer-
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor, za inusitada ante la posibilidad de la muerte
el corazón, en su cajón, dolor, y nuevamente resuelve su expresividad en un
la lagartija, en su cajón, dolor. discurso paradójico («Hoy me gusta la vida
mucho menos»)
Coincide, pues, Vallejo, en la valoración
del dolor, con Walter Benjamin, quien lo con- ¡Tánta vida y jamás!
templa como fuente de reflexión para el sujeto ¡Tántos años y siempre mis semanas!…
y las sociedades: «¿Qué sería una felicidad
que no se midiera por el inmenso dolor de lo El espacio que se trata de consolidar y
Refutación de la paradoja, existente? Porque el curso está trastornado. apresar es, consecuentemente, el del cuerpo
La dialéctica poética y social de
César Vallejo El que se adapta cuidadosamente a él, por lo humano abocado a la destrucción de la vida.
ROCÍO OVIEDO mismo se hace partícipe de la locura, mientras Lo mínimo y lo pequeño son indicios de que

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realmente se está en la existencia («Me gusta la fragmentación corporal, sino por el rastro
la vida enormemente/ pero, desde luego,/con que el sujeto deja en la existencia, un deseo
mi muerte querida y mi café»): de perdurar en las posibles huellas que deja
el ser, una herencia banal que no confirma lo
y diciendo: perdurable.
Es un ojo éste; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada! Y si después de tántas palabras
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre! no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
Vallejo en los años de París es un sujeto no sobrevive el pájaro parado!
marcado por la incertidumbre económica, so- ¡Más valdría, en verdad, Tumba de César Vallejo. Imagen
cial y personal. La palabra, el verbo del poeta que se lo coman todo y acabemos! cedida por el Instituto de Estudios
se contagia también de esta interrogante y da ¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! Vallejianos. IDEV (Filial Utah-
EE.UU.)
lugar a uno de los poemas más claramente ……………………………..
paradójicos, dividido entre dos tensiones: la ¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
aspiración del poeta y la trágica e irónica rea- no ya de eternidad,
lidad en poemas como «Intensidad y altura»: sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
Quiero escribir, pero me sale espuma, ¡Y si luego encontramos,
quiero decir muchísimo y me atollo; de buenas a primeras, que vivimos,
no hay cifra hablada que no sea suma, a juzgar por la altura de los astros,
no hay pirámide escrita, sin cogollo. por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
Quiero escribir, pero me siento puma; que se lo coman todo, desde luego!
quiero laurearme, pero me encebollo. Se dirá que tenemos
No hay voz hablada, que no llegue a bruma, en uno de los ojos mucha pena César Vallejo y su esposa Geor-
no hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo. y también en el otro, mucha pena gette Philippart.
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
El hombre es para Vallejo un ser esencial- Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!
mente dialéctico: tensado entre la tesis y la
antítesis, ha perdido su nivel de analogía, se Este poema construido sobre la relación 29
«Duelo entre dos literaturas»,
encuentra en un mundo en que la palabra no muerte/ palabra/ perduración, y la existencia El arte y la revolución, op. cit.,
reconoce su referente y la mímesis aristotéli- paradójica, angustiosa y terriblemente pa- p. 95.
ca se convierte en una utopía sobre la que no radójica del hombre, permite establecer un
cabe siquiera discutir, mientras la dialéctica paralelismo con el poema «Masa», con el que
es el dominio de la diégesis. Le angustia la vamos a concluir.
vaciedad de la palabra poética, un nihilismo España aparta de mí este cáliz representa
de la palabra que era paradigmático desde una inflexión en la poética de Vallejo. La gue-
el primer poema de Trilce. En su ensayo rra del 36 sitúa en primera línea el concepto
«Duelo entre dos literaturas» afirma: «El de revolución, cuya definición se ha analiza-
verbo está vacío […] Nadie dice nada […] do al comienzo, y por primera vez el poeta
El vocablo del individuo para la colectividad auspicia una esperanza. El valor positivo del
se ha quedado trunco y aplastado en la boca heroísmo y la justicia llega a tener un sentido
individual»29. que rompe cualquier estructura paradójica.
Esta afirmación tiene su reflejo en el pa- Confirma Jean Franco que al estallar la guerra
radigmático poema «¡Y si después de tántas del 36 consideró la posibilidad de una nueva
palabras», resumen de la sustancia poética escritura hecha por el sacrificio colectivo en
que, como se ha ido analizando, construye el el libro de la humanidad. Esta situación nue-
discurso paradójico: la ignorancia establecida va no transforma la idea ética de Vallejo, que
ahora no ya en el no sé, sino en el condicional, sigue percibiendo el cristianismo no como
«si…», que indica la ambigüedad de lo pro- una religión sino como una conducta, pero
bable; en segundo lugar, la disyuntiva vida/ sí cambia su esperanza en el mundo y en la
muerte y la interrogación sobre la existencia; palabra poética. Refutación de la paradoja,
La dialéctica poética y social de
en tercer lugar, el dolor y la corporeidad co- La búsqueda de la justicia es un carácter César Vallejo
mo confirmación de la vida, si bien ya no por que confiere unidad a toda la poética de ROCÍO OVIEDO

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Vallejo. Una idea de jus- Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.


ticia que, como él mismo Entonces, todos los hombres de la tierra
indica en El arte y la revo- le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
lución, «es la única capaz de incorpórose lentamente,
armonizar el lenguaje y el abrazó al primer hombre; echóse a andar.
hombre mismo» y a la que
califica de «gran aclarado- La futilidad de las acciones en el primer
ra, la gran coordinadora de poema se contrarresta por la calidad heroica
intereses»30. La lucha por la del combatiente, salvador de la humanidad
justicia desde el ámbito so- y salvado por ella. Ha logrado una función,
Casa de César Vallejo en Santiago de Chuco. Archivo Carlos
cial se explicita a través de la una labor en la existencia. La cantidad de
Lezama. antítesis, la lucha de contra- hombres, esa masa significativamente material
rios, la dialéctica. La lucha desde el título, unidos en la armonización
es doble. Contra sí mismo y del amor que rompe la dialéctica, consigue la
contra el otro. La solución a resurrección.
la dialéctica se encuentra en La sustitución de la fuerza del trabajo
la Revolución. Y es en este como mercancía por el amor, logra la «ma-
punto donde por primera ravilla» utópica de la resurreción. De algún
vez coincide pensamiento modo anticipa la escuela de Frankfurt, que
político y práctica poética, evoluciona desde la teoría crítica al desengaño
como confirma en distintos de la razón. El amor, el sentimiento menos
poemas de España aparta de «razonable», entra en acción como liberación
mí este cáliz, en los que se del fatum o del destino que se encontraba
Casa de César Vallejo en Santiago de Chuco-La Libertad. impide la paradoja y permi- en Heraldos negros y elimina la ignorancia
te un mundo de afirmacio- del «no saber/no ser». Para Eric Fromm:
nes (como en los dedicados a Ramón Collar «Tener fe en la posibilidad del amor como
y Pedro Rojas). un fenómeno social y no sólo excepcional e
En el poema «Y si después de tantas pala- individual, es tener una fe racional basada en
30 bras» (Poemas humanos), la cantidad de pala- la comprensión de la naturaleza misma del
Ibid., p. 95. bras no supone la supervivencia de la palabra. hombre»31.
31 Es más: el condicional facilita la aparición de Es el amor, la confraternidad de los países,
El arte de amar, Barcelona, la paradoja. Sin embargo, en el poema «Ma-
Paidós, 2000.
a la que se refería en el congreso de escritores,
sa» la cantidad es, precisamente, el sujeto que como hemos visto al comienzo, lo que le lleva
logra la resurrección. Coincidencias entre finalmente al mayor logro en este paradigmá-
ambos poemas se encuentran también en la tico poema: dar la vida. La paradoja desapare-
selección de una gramática construida sobre la ce y la dialéctica se transforma en utopía. Vol-
frase negativa: En la primera se repite: no so- vemos también al principio. El compromiso
brevive, en «Masa», la contraria: no mueras. del escritor hace de Vallejo no solo la voz más
auténtica de la poesía peruana, la palabra del
Al fin de la batalla, maestro, sino también un escritor consciente
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre de su función y del valor de su propia poesía.
y le dijo: «No mueras, te amo tanto! La palabra transformada por la revolución es
Pero el cadáver, ¡ay! Siguió muriendo. al mismo tiempo el combatiente y el legado
Se le acercaron dos y repitiéronle: que deja al futuro.
‘No nos dejes, valor! ¡Vuelve a la vida! En el discurso pronunciado en el Congre-
Pero el cadáver, ¡ay! Siguió muriendo. so de Escritores antifascistas y publicado en el
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, Mono Azul afirma:
clamando: tanto amor y no poder nada contra la
[muerte! Dadme un punto de apoyo, la palabra justa y el
Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo. asunto justo y moveré el mundo. A nosotros que
le rodearon millones de individuos, poseemos ese punto de apoyo, nuestra pluma, nos
con un ruego común: ‘¡quédate hermano!’ toca, pues, mover el mundo con esta arma.
Refutación de la paradoja,
La dialéctica poética y social de
César Vallejo
ROCÍO OVIEDO

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 123-132
ISSN: 1577-3442 Edson Faúndez V.:
Profesor del Departamento de Es-
pañol de la Universidad de Con-
cepción, Chile. Sus líneas de inves-
tigación son Lírica latinoamericana
(siglos XX y XXI) y Novela realis-
ta española (siglo XIX).
Algunos de sus artículos, publi-
cados en revistas especializadas
de Chile y Argentina, abordan las
escrituras poéticas de Gabriela

LOS HERALDOS NEGROS:


Mistral, César Vallejo, Oliverio Gi-
rondo, Antonio Gamoneda y Omar
Lara. Se encuentra en prensa su
libro La oscura casa encantada. La

UN «VERSO GRIS» SEDUCIDO POR LA poesía de César Vallejo y Oliverio


Girondo (Serie Monografías, Uni-
versidad de Concepción).

DINÁMICA DE LOS TRAYECTOS universal, original y cósmico. En


EDSON FAÚNDEZ V. esta ‘actitud’ se borra el concep-
to de lo exótico». Enrique Marini
Universidad de Concepción Palmieri, «Recepción del moder-
nismo literario hispanoamerica-
no. ¿Sinceridad o afectación?»,
Acta Literaria, 21 (1996), pp.
25-43. Específicamente, p. 32.

Fisura del bloque modernismo-Los heraldos ción de neologismos, el uso de arcaísmos, y la 4


negros invención y combinación de metros. Escritores latinoamericanos mo-
dernistas y postmodernistas, tales
El trabajo de los modernistas genera un como Lugones, Herrera y Reissig,
Los estudios referidos a Los heraldos ne- arsenal de recursos retóricos que los jóvenes Rubén Darío, José Santos Cho-
gros1 destacan la presencia de los usos lingüís- escritores utilizan en su escritura4. Toda una cano, Manuel González Prada,
José María Eguren y Abraham
ticos y los temas que singularizan al moder- tecnología escrituraria que normalizará, me- Valdelomar, entre otros, parti-
nismo literario. En una carta que data de 1918, diada por el público reconocimiento, el ejer- cipan en el diálogo infinito que
abre la palabra vallejiana.
dirigida al Grupo de Trujillo, Vallejo alude a cicio poético. Los heraldos negros es un texto
lecturas de escritores modernistas: que se observa tocado por la estética oficial y 5
En el poema «Nochebuena» de
dominante impulsada, entre otros, por Rubén la serie «Plafones ágiles», por
Antier que recibí cartas de ustedes, estuve en La Darío, Leopoldo Lugones y José Santos Cho- ejemplo, se encuentran versos
Punta con Clovis. Asistimos a un ocaso archisublime. cano5. La utilización del verso endecasílabo, que contienen frases tales co-
mo «sombras femeninas bajo los
Desde la terraza del chalet de Aspíllaga, recitábamos por ejemplo, en poemas de rima consonante ramajes», «quimeras de luna,
versos al buen viento de la tarde que pasaba. La como «Deshojación sagrada», en versos suel- pálidos celajes», «ebúrneos tra-
jes» y «místicos bronces», las
sinfonía en gris mayor de Rubén... Y más que nada tos como «Bordas de hielo», en la configura- que sugieren léxico, adjetivación
unos estupendos versos de responso a Verlaine de un ción de sonetos como «Sauce», «Ausente» y e imágenes característicos de la
escritura modernista. Inclusiones
poeta uruguayo que yo no conocía. ¡Qué responso «Bajo los álamos», recuerda la importancia lexicales como «viejo Osiris»,
más dolorido y místico!2. que concede el modernismo a la métrica, «Opúsculo bíblico», «brahamá-
aunque como se sabe los poetas modernistas nicos elefantes», «Sahara azul»,
entre muchas otras, se encuen-
De amplio conocimiento son las operacio- prefieren emplear el verso alejandrino. En esta tran en relación directa con la
nes que el modernismo efectuó en el lenguaje, misma dirección, es posible distinguir textos actitud sintético-idiomática del
modernismo. En el plano de la
lo que ha servido para considerarlo como polimétricos –«La araña» de la serie «Buzos» invención de palabras, por otro
un movimiento fundamentalmente esteticista. alterna endecasílabos y heptasílabos, lo mis- lado, pueden mencionarse al-
gunos neologismos: «Bizantina-
Uno de los signos distintivos del modernismo mo ocurre en «La copa negra»–, los cuales do», «dondonea», «Enereida»
es la antropofagia literaria, es decir, su insa- cifran una exploración formal emparentada o «Istmarse». La producción de
ciable hambre de poesía europea, fundamen- neologismos cifra la libertad del
escritor modernista. Este procedi-
talmente francesa; esto trae consigo amplifi- miento de desviación, es decir, de
caciones lexicales, retóricas y referenciales, a huida productiva de las marcas
normativas que organizan los
saber, una nueva manera de tratar la lengua. niveles fonológico, morfológico
Estas variaciones en el plano lingüístico son 1 raldos negros se citan según y semántico de la lengua, no se
El libro está fechado en 1918, dicha edición. agotará con Los heraldos negros,
resultado del cosmopolitismo y polilingüis- pero el verdadero contacto sino que se mantendrá como
mo desplegados por la actitud sintética del con el lector ocurre a media- 3 una exigencia natural de re-no-
modernismo3. El espacio del poema se define dos del año 1919. Marini Palmieri escribe: «El minación en toda la escritura
Modernismo, que posee una vallejiana.
así por las importaciones lingüísticas, el uso 2 esencia poiética más simbo-
de formas métricas tradicionales, el empleo César Vallejo, Obra poética, lista que parnasiana, es fruto Los heraldos negros: un «verso gris»
Américo Ferrari (ed.), Ma- de ambos a la vez que del seducido por la dinámica de los
de material lingüístico local –americanismos drid, Editorial Universitaria, Romanticismo, es tan america- trayectos
e indigenismos– y conversacional, la produc- 1997. Los textos de Los he- no como europeo, es sintético, EDSON FAÚNDEZ V.

123
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 123-132

6 con las prácticas modernistas6. La inclusión de encuentro con Europa: «Las ‘especificidades’
En Los heraldos negros tam-
bién se encuentran diseminados metros tradicionales parece incidir en la orga- que hasta ahora se han considerado como el
versos octosílabos («Romería»), nización de un sistema discursivo estabilizado único factor dominante deben ser colocadas
alejandrinos («El poeta a su
amada») y otros, en menor fre-
por los límites que impone la medida. Los en el contexto histórico general de la expan-
cuencia. metros son el equivalente formal de las mura- sión del capitalismo y de la sociedad bur-
7
llas-fachada con las que se configura, citando guesa, de la compleja red de ‘dependencias’
César Vallejo, Obra poética, op. un verso del poema «Babel», el «dulce hogar entre los centros metropolitanos, sus regiones
cit., p. 38. sin estilo»7. Para el escritor modernista, el ver- provinciales y los países llamados periféricos
8 so métrico y su ritmo característico, además […] La colocación del modernismo en este
Mario Rodríguez señala que el de la síntesis lingüística, posibilitan la cons- contexto general permitirá abrir nuevas pers-
territorio poético dariano se con-
vierte en morada y consuelo: «Yo
trucción de una dimensión en donde es po- pectivas y explorar aspectos de esas letras que
diría que Darío construye en Pro- sible, aparentemente, cobijarse de las fuerzas hasta ahora no se han tenido en cuenta» (1987:
sas profanas un territorio poético de la finitud que pueblan el afuera8. Rítmica 20). Una actitud común es la que caracteriza
sedentario, una ciudad literaria,
un reino, defendido por las altas morada, ordenada y en equilibrio, condenada a los escritores finiseculares de Latinoamérica
murallas del arte de los ataques a deshacerse, sin embargo, por la fragilidad y Europa. La ruptura con el prosaico orden
de los demonios del abismo, de
las fuerzas del afuera (la nada, de su plegamiento. Sin la torre vistosamente burgués y la necesidad de producir un ámbito
la conciencia de la finitud, la ataviada del modernismo pareciera ser inima- estético autónomo son los movimientos pro-
muerte); la territorialización en
términos más acordes con esa
ginable la creación de un espacio literario apto pios de esa actitud, que, según Hugo Friedri-
época, podríamos llamarla torre para la defensa y la re-construcción de los ch, se define en el romanticismo11.
de marfil». Mario Rodríguez, rostros silenciados del sujeto latinoamericano. La métrica representa uno de los basamen-
«Prosas profanas: la mentira
gloriosa del mal salvaje», Acta El modernismo, además de permitir la incor- tos con el cual el escritor modernista sostiene
literaria, 21, (1996), pp. 67-74. poración de las letras latinoamericanas a «la su torre de marfil, aquélla que, a intervalos,
Específicamente, p. 70.
plenitud histórica», como lo advirtió Octavio produce también Los heraldos negros. La
9 Paz9, suscita, por una parte, «la aparición, a crítica especializada ha planteado que en la
Como lo ha señalado Octavio
Paz, el territorio llegará, princi-
menudo confusa, dolorosa o indirecta, de la escritura vallejiana la métrica es asediada. Re-
palmente, con las vanguardias conciencia de pertenecer a esos países latera- né de Costa señala que en Los heraldos negros
literarias. Octavio Paz, «El cara- les (de Latinoamérica)» y, por otra parte, «el el verso alejandrino sufre alteraciones en la
col y la sirena (Rubén Darío)»,en
Anderson Imbert, et al., Diez carácter rebelde del modernismo […] (que) disposición de los acentos rítmicos, la elisión
estudios sobre Rubén Darío, ya fue visto con acierto por Ricardo Gullón, de la cesura y la supresión de hemistiquios12.
Nota preliminar y selección de
Juan Loveluck), Santiago de Chi- quien supo destacar el papel funcional de lo Estas transgresiones hacen visible la norma
le, Editorial Zig-Zag, 1967, pp. que solía tener por hueca utilería: ‘el cisne y subyacente a la métrica, señalando su insufi-
244-274.
Versalles y las princesas tienen sentido’, dijo. ciencia. La norma y la transgresión cifran dos
10 ‘Son armas contra la vulgaridad y la chabaca- eslabones que se exigen mutuamente. Sus pre-
Roberto Fernández Retamar, nería del ensoberbecido burgués; no imáge- sencias también revelan el deseo de produc-
«Modernismo, 98, subdesarro-
llo» y «Sobre la vanguardia en nes de una evasión, sino instrumentos para ción de un ámbito discursivo autónomo13.
la literatura latinoamericana», combatir la imagen de la realidad que se les
en Roberto Fernández Retamar,
Para una teoría de la literatu- quería imponer’»10. Las escrituras modernis- Retablo
ra hispanoamericana, Primera tas y las escrituras de la Generación del 98 se
edición completa, Santafé de
Bogota, Publicaciones del Insti-
desarrollan sobre la base de un fondo común: Yo digo para mí: por fin escapo al ruido;
tuto Cabo y Cuervo XCII, 1995, la modernidad. Constituyen una posibilidad nadie me ve que voy a la nave sagrada.
pp. 143-153, 154-158. de resistencia y una salida al prosaico orden Altas sombras acuden,
11 burgués, ampliamente singularizado y critica- y Darío que pasa con su lira enlutada.
Véase Hugo Friedrich, Estructura do por los escritores realistas-naturalistas de
de la lírica moderna, Barcelona,
Seix Barral, 1974. fines del siglo XIX. Rafael Gutiérrez Girardot Con paso innumerable sale la dulce Musa,
plantea, en la misma línea de pensamiento de y a ella van mis ojos, cual polluelos al grano.
12
René de Costa, «La diferencia de
Federico de Onís, que los signos distintivos La acosan tules de éter y azabaches dormidos,
Vallejo», Revista Chilena de Lite- de la literatura latinoamericana sólo pueden en tanto sueña el mirlo de la vida en su mano.
ratura, 38 (1991), pp. 7-27. surgir a partir de la instalación de un punto de
Dios mío, eres piadoso, porque diste esta nave,
donde hacen estos brujos azules sus oficios.
13 mas, en tensión con el uso».
Julio Ortega advierte sobre «La hermenéutica vallejiana y Darío de las Américas celestes! Tal ellos se parecen
las variaciones lingüísticas en el hablar materno», en César a ti! Y de tus trenzas fabrican sus cilicios.
Los heraldos negros: un «verso gris» el «decir vallejiano» de Los Vallejo, Obra poética, Ma-
seducido por la dinámica de los heraldos negros: «el decir va- drid, Editorial Universitaria,
trayectos llejiano ya aquí ocurre entre 1997. pp. 606-620. Específi- Como ánimas que buscan entierros de oro absurdo,
EDSON FAÚNDEZ V. variaciones, fuera de las nor- camente, p. 610. aquellos arciprestes vagos del corazón,

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se internan y aparecen... y, hablándonos de lejos, también del postmodernismo y


nos lloran el suicidio monótono de Dios!14. la primera vanguardia. El poeta
peruano deviene en legatario de
El primer verso de «Retablo» alude al una tradición que lo escoge. En
descenso a las regiones interiores del sujeto. ella reside el principio de liber-
El poema sugiere el distanciamiento de los tad que exalta «Retablo». ¿Qué
escenarios y ordenaciones nucleados en torno significación, empero, parece
al «ruido» social, es decir, la huida siempre adoptar la relación de Vallejo y
productiva hacia el espacio literario. La pági- su tradición? Heidegger señala
na en blanco (un territorio en el que pueden que lo libre «es lo indemne, lo
manifestarse los rostros de la alteridad) ha preservado, lo que se sustrae de Casa de César Vallejo.
sido profanada por la urdimbre-lenguaje que toda utilidad. Liberar significa
ensambla el maderamen de la nave-poesía y original y propiamente: preser-
abre un espacio en el templo-espíritu. El mo- var, dejar a algo reposar en su propia esencia Argentina; la segunda, a una
crónica que se publica también
vimiento hacia la nave sagrada permite pensar protegiéndolo. Pero proteger es: retener la en La Nación, pero de la que se
que el poema es el lugar de los trayectos del esencia en el cobijo donde sólo permanece si desconoce fecha y nombre).
sujeto viajante: el lugar consagrado a los actos se le permite retornar al reposo de su propia 17
del espíritu. El sujeto recobra en la nave-poe- esencia […] En el preservar propiamente En un artículo escrito en 1918,
sía, en lo sagrado y en lo móvil, lo que desapa- dicho reposa el liberar. Lo liberado es lo de- llamado «La intelectualidad de
Trujillo», César Vallejo comen-
rece en el olvido, pero también allí se contagia jado en su esencia y guardado de cualquier ta brevemente los rasgos más
con la diferencia. Sólo los que han partido coacción de la necesidad»18. El sentido más relevantes de algunos artistas
trujillanos. Domina aquí la crítica
por su propia voluntad, quienes se buscan a sí perturbador de la libertad se elucida en la a los artistas que se dejan arras-
mismos en las zonas oscilantes de la palabra posibilidad de «preservar» y «cobijar» lo trar por la estética dominante,
silenciando su propia voz, co-
–poetas como Darío–, habitan en la nave. És- que llega desde el pasado. Preservar implica, mo también la importancia que
tos, metaforizados en «brujos celestes», sími- además, un peculiar reposo en la esencia, lo el poeta concede a la libertad
les del rostro piadoso de Dios15, a partir de la que exige la liberación de la coacción de «la –que asegura originalidad– en
la práctica poética. De Antenor
alquimia verbal se transforman en fabricantes necesidad» (programada en la red social) que Orrego señala: «Tiene gestos
de vida, expulsando el «ruido» en el que, sim- ha provocado la canonización de las voces del inauditos en nuestros días de
falsedad y de pose»; de José
bólicamente, instalan su imperio «los heraldos pasado. Se trata, precisamente, de conseguir Eulogio Garrido señala: «Garri-
negros» de la muerte. El encomio a Darío que los «actos del espíritu» que se sustraen a do odia el literaturismo frío, el
literaturismo advenedizo, opues-
no sólo evidencia la valoración positiva del la coacción social vuelvan a la movilidad, el to a la emoción personal, pura,
modernismo, sino también la afirmación del diálogo y la mutación que les son inmanentes. bravía»; de Federico Esquerre
pasado y de una tradición fabulada por el pro- La estrategia para preservar y liberar todas las Cedrón: «No imita a nadie»; de
Óscar Imaña: «En sus ojos de
pio Vallejo (en la cual el poeta nicaragüense voces que residen en el giro del lenguaje pasa soñador, acaso asomen también
ocupa un lugar de privilegio); por otro lado, por la liberación de la coacción y la necesidad. Verlaine, Silva, Darío, pero en
cuanto éstos se han modificado
es evidente lo lejos que se encuentra el escritor Esas son las exigencias básicas del artista tal por asimilación espiritual com-
peruano de la repetición acrítica de las poéti- y como pueden imaginarse en la escritura de pleta». César Vallejo, Artículos
y crónicas completos (I-II), Pre-
cas de los iconos del modernismo. Vallejo está Vallejo. Ello conlleva que el poeta devenga sentación de Salomón Lerner
conciente del valor que porta el principio de en legatario fiel e infiel a la tradición que le Febres. Recopilación, prólogo,
autonomía artística al que siempre aludía el corresponde preservar. Mantener con vida el notas y documentación por Jor-
ge Puccinelli, Lima, Pontificia
autor de Prosas profanas16. La cuarta estrofa legado en su esencia trae como correlato la Universidad Católica del Perú,
textualiza la negación de una «manera» de posibilidad de reactivar esa herencia y proyec- 2002, pp. 6-8.

escribir, en la cual la praxis escritural no está tarla de un modo distinto al porvenir. Derrida, 18
acoplada al rostro piadoso de Dios –es decir, Martin Heidegger, 2006, La po-
breza (Presentación de Philippe
a la intensificación de la vida–, sino más bien Lacoue-Labarthe), Buenos Aires
a las consignas formales del modernismo que 14 «muchos inexpertos que con-
– Madrid, Amorrortu Editores,
César Vallejo, op. cit., p. 92. templan el triunfo de unos
ordenan y dirigen el ejercicio poético. Estos p. 109.
pocos vencedores, pretenden
«arciprestes vagos del corazón», coaccionada 15 por el peligroso camino de la
Recuérdese que Dios en Los imitación, llegar a la posesión
su escritura por la lengua y la crítica domi- heraldos negros es figurado del arte más elevado» (cit. en
nantes, pactan con la seguridad que ofrece como entidad múltiple y hete- Allen Phillips, «Rubén Darío y
rogénea: Dios piadoso, Dios sus juicios sobre el modernis-
el discurso literario hegemónico y generan, cruel, Dios inexperto. mo», en Anderson Imbert, et
convertidos en otros «heraldos de la muerte», al., op. cit., La primera cita
el «suicidio monótono de Dios»17. 16 corresponde a un artículo titu- Los heraldos negros: un «verso gris»
Darío escribe: «Yo no soy lado «Pro domo mea», apare- seducido por la dinámica de los
César Vallejo es heredero del romanticis- jefe de escuela ni aconsejo a cido el 30 de enero de 1894 trayectos
mo, del simbolismo y del modernismo, pero los jóvenes que me imiten», en La Nación, Buenos Aires, EDSON FAÚNDEZ V.

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en Y mañana qué, ad- la destrucción de sus propias claves, puesto


vierte con claridad este que contiene una fundamentalmente evasiva,
problema: «No es sólo a saber, la libertad, explicitada por Darío en
aceptar dicha herencia, el «Sé tú mismo; ésa es la regla»20. Este prin-
sino reactivarla de otro cipio se exacerba en la literatura moderna,
modo y mantenerla con fundamentalmente, con el romanticismo21.
vida. No escogerla (por- Vallejo conoce desde temprano los alcances y
que lo que caracteriza desvelos de los escritores románticos, como
la herencia es ante todo lo demuestra la tesis «El romanticismo en la
que no se la elige, es ella poesía castellana» con la que obtiene en 1915
la que nos elige violen- el grado de Bachiller en Letras por la Univer-
César Vallejo en París. Brindis con Henriette y Carlos More. tamente), sino escoger sidad de Trujillo22. Si las propuestas formales
conservarla con vida»19. del modernismo se desvanecen en la escritura
César Vallejo, en efecto, posterior de Vallejo, la que impulsa el me-
19 es heredero fiel e infiel de una tradición que nosprecio por las escuelas y las instituciones,
Jacques Derrida y E Roudines-
cu, 2003, Y mañana, qué…, sólo mediante la liberación de la coacción y que hacen del ejercicio poético un saber ar-
Buenos Aires, Fondo de Cultura la necesidad puede ser proyectada al incierto chivado, prevalece, continúa fundiéndose con
Económica, p. 12.
porvenir. nuevas exploraciones literarias23. La poesía
20 La libertad, sin embargo, no es lo que se supera así la anquilosis que se instala en el
Allen Phillips, 1967, «Rubén Da-
río y sus juicios sobre el moder-
encuentra en juego en Los heraldos negros. campo social y los límites que estabilizan las
nismo», en Anderson Imbert, op. Ella es, sin duda, la piedra angular. Lo que dimensiones estética, social y antropológica.
cit., p. 286. se encuentra en juego es la búsqueda de una Los heraldos negros es, en este sentido, una
21 salida creadora que garantice el ejercicio de «máquina» de escritura que se acopla al mo-
Hugo Friedrich en Estructura de esa libertad. Cuando la palabra del poeta tru- dernismo, cortando las consignas de la lengua
la lírica moderna plantea que
«la lírica del siglo XX no aporta jillano sea un precario soplo de un alma que literaria dominante, salvo aquéllas en donde
nada fundamentalmente nuevo» busca nuevas formas de subjetivación, cuando se actualiza el deseo de libertad que asegura
(op. cit., p. 183) a lo desarrolla-
do por el romanticismo. Desde
construya la casa móvil a fuerza de sobriedad, un uso personal de la lengua. La escritura va-
esta perspectiva, la lírica del y el cuerpo-poema devenga en una ingrávida llejiana se encuentra en posesión de la fuerza
siglo XX, incluso cuando existe zona de encuentro con lo otro, la herencia fundamental con la que las vanguardias artís-
una rebelión contra el roman-
ticismo, deviene en «Romanti- acogida continuará perviviendo en las pala- ticas y literarias en Europa y en Latinoame-
cismo desromantizado» (Ibid., bras libertad, resistencia y fuga creadora. ricana desarrollan sus innovadoras prácticas.
p. 41).
Los heraldos negros dialoga con la tra- Esta fuerza es la que desestabiliza el discurso
22 dición. La fisura por donde la palabra y el centrado en la norma y hace vibrar la lengua,
En la conclusión al capítulo
«Poetas románticos peruanos»
sujeto se fugan el mismo bloque la genera. hasta conseguir que permita el trayecto de una
de la segunda parte de la tesis El modernismo es el portador del germen de interioridad libre24. «Ah, mano que limita,
de Vallejo, se colige que me- que amenaza / tras todas las puertas, y que
diante el ejercicio de la libertad
el poeta produce un arte sincero moderna o modernista» (cit. y la medida, «el triste barro alienta / en todos los relojes, cede y pasa»25,
y vital: «hoy en el Perú, des- en Phillips, op. cit., p. 289). pensativo» (César Vallejo, op. escribe Vallejo en el poema «Unidad», expre-
graciadamente, no hay ya el Vallejo y los escritores de su cit., p. 96) encuentra una mo-
entusiasmo de otros tiempos por época, de alguna manera, rada desde donde evitar «las
sando no sólo la renuncia a todo lo grávido,
el romanticismo; y digo desgra- continúan siendo modernistas; caídas hondas de los cristos formalizado y homogeneizado, sino también
ciadamente, porque siendo todo Octavio Paz advierte sobre la del alma» (ibid., p. 20). Pero
sinceridad en esta escuela, es presencia de un hilo conductor si en «Babel» se lee «El hospi-
el deseo de transgredir los límites, lo que sólo
de lamentar que ahora nuestros en el ejercicio poético del siglo cio es bonito; aquí no más», será posible si se afecta el lenguaje, pues éste
poetas olviden esta gran cuali- XX: «entendido como lo que también se lee: «¡Y otras se si bien establece los límites también puede
dad que debe tener todo buen realmente fue –un movimien- pone a llorar!»; seguridad y
artista». César Vallejo, Artículos to cuyo fundamento y meta peligro, gozo y pesadumbre traspasarlos y restituirlos «a la equivalencia
y crónicas completos (I-II), pp. primordial era el movimiento son signos distintivos de la infinita de un devenir ilimitado»26. La escritu-
52-53. mismo– aún no termina: la morada. En el llanto que se
vanguardia de 1925 y las desliza entre los pliegues de la
ra vallejiana, desde Los heraldos negros hasta
23 tentativas de la poesía con- «Torre de marfil» modernista, España, aparta de mí este cáliz, insistirá en la
Darío expresa: «la expansión temporánea están íntimamente se halla cifrada la voluntad de
individual, la libertad, digámoslo ligadas a ese gran comienzo». fuga hacia otros parámetros
resistencia a los poderes que limitan el arte y
con la palabra consagrada, el Op. cit., p. 245. estéticos. la vida en la red social sobre la base del asedio
anarquismo en el arte, base de al lenguaje.
lo que constituye la evolución 24 25
El texto «Babel» encuentra César Vallejo, op. cit, p. 105. El poema «La araña» de la serie «Buzos»
en la estética modernista la textualiza la imposibilidad de movimiento
disciplina necesaria para su 26
Los heraldos negros: un «verso gris»
concreción. La escritura abre Gilles Deleuze, 1971, Lógica
–los versos endecasílabos y heptasílabos su-
seducido por la dinámica de los
trayectos así un territorio hospitalario; del sentido, Barcelona, Plane- gieren rigidez– y el anhelo de acceder a la
entre las palabras, el ritmo ta-Agostini, p. 28.
EDSON FAÚNDEZ V. dinámica del viaje. El poeta es por ello visto

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como un viajero que aún no encuentra la infidelidad a la herencia que debe ser preser- 34
Devenir, según Gilles Deleuze,
palabra precisa para emprender sus jornadas: vada. Libro del diálogo y el contagio con las «no es alcanzar una forma
«Es una araña enorme que ya no anda; (...) voces del ayer, pero también con las voces del (identificación, imitación, Mime-
sis), sino encontrar la zona de
Es una araña que temblaba fija / en un filo de porvenir. El pasado y el futuro, la víspera y el vecindad, de indiscernibilidad o
piedra / Con tantos pies la pobre, y aún no día después, constituyen una sola pulsación de indiferenciación tal que ya no
puede / resolverse (...) hoy me ha dado qué en el lenguaje poético de César Vallejo. quepa distinguirse de una mujer,
de un animal o de una molé-
pena esa viajera»27. El principio de libertad, cula». Guilles Deleuze, Crítica
sin duda, incide en la creación de una salida, «Y algo ajeno se toma el alma mía» y clínica, Barcelona, Editorial
Anagrama, 1996, pp. 11-12.
es decir, permite la producción de un territo- «Devenir nunca es imitar, ni ha-
rio lingüístico apropiado para el despliegue En un minucioso estudio sobre la recep- cer como, ni adaptarse a un
modelo, ya sea el de la justicia
de los actos del espíritu; sólo así el poema ción de la obra literaria de César Vallejo, o el de la verdad. Los devenires
conquista un espacio vacío, donde el sujeto Américo Ferrari se refiere, entre otras, a exé- no son fenómenos de imitación
y la palabra arden, se consumen y renacen. gesis «que reivindican la poesía de Vallejo co- ni de asimilación, son fenómenos
de doble captura, de evolución
Es necesario trasponer los límites e ingresar mo exponente de una ideología o una doctri- no paralela, de bodas entre dos
a otras dimensiones –acompañado tan sólo na, teoría, escuela o movimiento filosófico o reinos. Y las bodas son siempre
contra natura» Deleuze y Parnet,
del ritmo del verso libre– para construir ya político»31, dentro de las cuales se encuentra el Diálogos, Valencia, Pre-textos.
no una torre-refugio, sino una casa con alas, indigenismo32. En la interpretación indigenis- 1980, p. 6.
una casa móvil, una casa de lucha: «Y bautizar ta al parecer irrumpe una fuerza extraliteraria 35
la sombra / con sangre babilónica de noble que afecta al corpus textual con la finalidad El rostro indígena no aparecerá
gladiador»28. La fuga de los territorios produ- de encontrar asideros para un proyecto polí- en la obra poética posterior con
la intensidad en que aparece en
cidos por el modernismo dirigirá la escritura tico de definición identitaria33. La producción «Nostalgias imperiales». Es en
y el sujeto hacia zonas dinámicas de ruptura y de un sentido absoluto, entonces, limita las la novela Tungsteno, en algunas
obras teatrales y en artículos co-
descentramiento: «Y si hay algo quebrado en posibilidades hermenéuticas que los textos mo «Los incas, redivivos» donde
esta tarde, / y que baja y que cruje, / son dos literarios ofrecen. En la lectura indigenista este problema es retomado. En
dicho artículo, escrito en París
viejos caminos blancos, curvos. Por ellos va se oscurece la multiplicidad de «devenires» el año 1935, Vallejo expresa
mi corazón a pie»29. que contagian al sujeto y la lengua, porque su distancia con la posición del
La estética dominante limita la escritura se privilegia sólo el devenir indio del sujeto34. indigenismo de su época, el cual
deificaba el pasado glorioso de
vallejiana. La utilización del código literario La sección «Nostalgias imperiales» es el lugar las civilizaciones derrotadas y
preexistente, sin embargo, no silencia la otra paradigmático de estos análisis35. Mariátegui, se dolía del estado de margi-
nación actual, deseando, por
musiquilla –cifra de alteridad, desviación o 27 32 cierto, incorporar lo indígena a
fuga– que pugna en el alma de Vallejo y desea César Vallejo, op. cit, p. 37. Las tendencias-escuelas a las la cultura occidental: «La pasión
que alude Ferrari son el in- mística de los indigenistas y el
construir el territorio de su desplegamiento. blanco escepticismo caracterís-
28 digenismo, el existencialismo,
El modernismo cristaliza en Los heraldos Ibid, p. 94. el materialismo histórico y la tico de los enemigos de la raza
negros, pero no produce un territorio fijo y dialéctica, y la doctrina-me- de color (¡que los hay también
29 tafísico-teleológica que inicia en el Perú!), aquéllos deificando
estable. Dado que se inscriben transgresiones Ibid, p. 110. y clausura, al parecer, Juan a los descendientes de los incas
a este código, en ocasiones como formaciones Larrea. y éstos despreciándolos y conde-
30 nándolos, como raza, a una des-
discursivas casi ornamentales, pero en otras Julio Ortega es uno de los 33 composición inevitable y pronta,
como flechas que se disparan a la producción comentadores de la poesía de Según Luis Monguió (La poe- carecen, por igual, de la más
Vallejo que ha estudiado este sía postmodernista peruana, elemental base sociológica […]
de dimensiones lingüísticas perturbadoras, El problema del indio se halla ín-
problema. (Los heraldos ne- México, FCE, 1954), el indi-
Los heraldos negros proyecta el legado lite- gros contiene dos libros) uno genismo, una de las formas de timamente entrabado con el pro-
rario de un modo revulsivo hacia el porvenir. que tributa a la tradición, y nativismo literario en la poesía blema mundial del momento […]
sigue las pautas de un nominar peruana, debe comprenderse el indio, abandonado o, más
Esta tarea se intensificará en Trilce, España, sin fisuras (donde el nombre a partir de cuatro situaciones exactamente, desterrado por la
aparta de mí este cáliz y Poemas humanos. El asume la presencia del objeto); que activan su aparición y sociedad, yace inmovilizado, en
otro, que introduce la inestabi- desarrollo. Surge como una suspenso […]» César Vallejo,
primer libro de César Vallejo, al decir de la lidad entre ambos términos, y consecuencia nacionalista de Artículos y crónicas completos
crítica, parece contener dos libros30. Más que que comprueba la insuficiencia la Guerra del Pacífico, como (I-II). Op. cit., pp. 223-224).
del decir, y pone así en crisis el deseo de los académicos Vallejo recoge el problema in-
dos libros, es un texto fronterizo que encuen- dígena y lo instala en la actua-
la autoridad de los códigos y limeños por delimitar teórica-
tra la salida a nuevos parámetros estéticos a el poder de los saberes». Julio mente las bases de la literatura lidad; percibe, por ejemplo, la
partir de un flujo estético y ético preexistente: Ortega, «La hermenéutica va- peruana, como resultado de falta de un territorio en donde
llejiana y el hablar materno», la búsqueda de inspiración éste pueda habitar. Al igual que
el principio de autonomía creadora. La poesía en César Vallejo. Obra poé- en lo local y la utilización de Gabriela Mistral –recuérdese la
de Vallejo requiere para emprender sus más tica, op. cit., (pp. 606-620), léxico y asuntos trasvasijados presencia del indígena y el cam-
p. 607. de la realidad peruana a la pesino en su escritura poética–,
significativos trayectos de una «asimilación literatura, y como efecto de César Vallejo exige una morada
espiritual completa» de las voces del pasado. 31 una inquietud nacionalista
Es el encuentro perturbador del pasado y del Américo Ferrari, «Los destinos producida en el Perú luego de Los heraldos negros: un «verso gris»
de la obra y los malentendidos La Gran Guerra. seducido por la dinámica de los
porvenir lo que insinúa, en este momento, Los del destino», en ibid., (pp. trayectos
heraldos negros. Libro de la fidelidad y de la 539-554), p. 547. EDSON FAÚNDEZ V.

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en 7 ensayos de interpretación de la realidad En el plano de la lengua, el material lin-


peruana, identifica como lo meritorio de la güístico extraído del entorno mestizo ha
poesía de su compatriota la presencia del constituido la raíz visible de las lecturas indi-
«sentimiento indígena virginalmente expresa- genistas. «Nostalgias imperiales» despliega el
do»36. El eminente ensayista peruano focaliza mayor número de voces de la lengua pertinen-
su atención en la re-modulación del espíritu te al Perú de Vallejo. Estas voces y giros lin-
indígena, verdadera materia de la «auténtica» güísticos constituyen, gracias a su condición
poesía latinoamericana, sobre la base del reco- marginal en relación con el discurso poético
nocimiento de ciertas huellas temáticas tales canónico y los discursos políticamente domi-
como sentimiento de fatalidad, pesimismo nantes, un material poéticamente no seman-
vital, humildad y melancolía, estoicismo y tizado y políticamente en estado de domina-
simbolismo. Un rostro indio aparece, desapa- ción. Distante del poder ejercido, las formas
César Vallejo. Detalle fotografía rece e interactúa con otros de naturaleza di- lingüísticas minoritarias de los afectados por
en el parque de Versalles. Foto versa en la escritura vallejiana: «yo no sé con el poder se deslizan en «Nostalgias imperia-
Juan Domingo Córdoba.
qué puertas dan a un rostro, / y algo ajeno se les». Vocablos como «Mansiche», «poyo»,
toma el alma mía»37. Remitir la obra de César «potos», «chicha», «incaicos», «Manco-Ca-
para «el indio»; en sus textos, Vallejo únicamente al rostro indígena, con el pac», «curacas» «coraquenques» integran el
cuando el rostro indígena se
convierte en presencia, «cuando
apoyo que generan su condición de mestizo, poema; sin embargo, a estas expresiones se en-
triunfa en el alma el tinte os- los discursos ideológicos indigenistas de de- lazan otras, extraídas de la tradición literaria,
curo», cuando la raza «de los
alientos rotos» es convocada, el
finición identitaria nacional y americana que poéticamente semantizadas, es decir, voces
territorio y la morada resurgen. se mimetizan con la vanguardia en el Perú38 propias de la lengua literaria dominante. La
La poesía de Vallejo demuestra (y que muy poco tuvo que ver con los pro- crítica ha denominado técnica combinatoria a
así que la alteridad indígena
puede encontrarse «inmoviliza- blemas reales de los pueblos originarios, sis- la conjunción de material lingüístico literario
da y en suspenso», pero nunca temáticamente tratados con crueldad por los –mayoritario– y vernacular –minoritario–.
destruida. El poema puede des-
plegar, desde esta perspectiva,
regímenes republicanos), significa dejar en las Las voces marginales, no obstante, quedan
una fiesta de resurrección de sombras muchas de las nupcias con lo que ad- contextualizadas en los usos literarios domi-
las alteridades radicales, pues,
como indica Jean Baudrillard
viene desde otro lado y transfiguran al sujeto. nantes, minimizándose su potencial revulsivo.
en La transparencia del mal. Basta prestar la atención debida a versos como Las cuatro partes del poema «Nostalgias im-
Ensayo sobre los fenómenos los que se encuentran en el poema «Avestruz» periales» iluminan lo anterior. La forma lírica
extremos: «la Alteridad radical
resiste a todo: a la conquista, al para comprender lo anterior: «Mi corazón es que Boscán importara desde Italia a España,
racismo, al exterminio, al virus tiesto regado de amargura; / hay otros viejos y que poetas como Garcilaso y Darío lleva-
de la diferencia, al psicodrama
de la alienación. De una parte,
pájaros que pastan dentro de él»39. Trayecto rán a su esplendor, está dotada de poder. El
el Otro siempre está muerto: de y mutación del rostro: formas de contenido endecasílabo y la rima consonante, como ya
la otra, es indestructible». La
transparencia del mal. Ensayo
que van dibujando diversas estaciones en el lo he planteado al detenerme en la métrica,
sobre los fenómenos extremos, incesante viaje del poeta «al crudísimo día de en cuanto huellas del discurso literario tradi-
Barcelona, Editorial Anagrama, ser hombre»40. cional, inhiben la posibilidad de que la lengua
1993, p. 156.
vernácula se libere. Apenas ésta se despliega,
36 las voces culturales, la métrica y su ritmo in-
José Carlos Mariátegui, 7 ensa-
yos de interpretación de la rea-
herente la obligan a replegarse, convertida en
lidad peruana, Lima, Biblioteca materia en estado de dominación.
Amauta, 2008, p. 301. 39
se. Pero es necesario advertir
César Vallejo, op. cit., p. 34.
La situación anterior es la que hace decir
que esta asociación, sin dejar
37 de ser cierta en muchos casos, que el código pertinente constituye «un nú-
César Vallejo, op. cit., p. 74. no responde fielmente a una 40 mero limitado de imágenes susceptibles de
realidad más compleja, cuyas Ibid., 81.
38 múltiples aportaciones hacen
ofrendarse estilísticamente, a modo de intrin-
Inmaculada Lergo Martín en hablar a Tomás Escajadillo de 41 cado contrapunto melódico»41. La inclusión
«Antologías poéticas peruanas ‘indigenismos’, y que los estu- Alejandro Lora Risco, Hacia
del modernismo a las vanguar- la voz del hombre (Ensayos
selectiva lexical, en efecto, es insuficiente para
dios más recientes lo sitúan en
dias» escribe: «uno de los fe- el sistema de propuestas y re- sobre César Vallejo), Santia- plantear que en Los heraldos negros se accede
nómenos claves asociados al go de Chile, Editorial Andrés
vanguardismo en Perú fue el in-
acciones dedicadas a la defi-
Bello, 1971, p. 121.
a un uso libre y personal de la lengua. Los
nición de lo nacional e incluso
digenismo, cuyo desarrollo entre de lo americano». «Antologías sonetos vallejianos, «cuyo tono de nostal-
1926 y 1930 fue tal que ambos poéticas peruanas del moder- 42 gia recuerdan los sonetos vascos de Herrera
términos terminaron asimilándo- nismo a las vanguardias», en Jean Franco, «La temática: de
Alfonso García Morales (ed.), Los Heraldos Negros a los y Reissig con sus paisajes crepusculares»42,
Los museos de la poesía. Poemas Póstumos», en César cifran la red formal en donde la «sed» del
Antologías poéticas moder- Vallejo. Obra poética. Ma-
Los heraldos negros: un «verso gris»
drid, Editorial Universitaria,
indígena no logra saciarse. René de Costa sos-
seducido por la dinámica de los nas en español, 1892-1941,
trayectos Sevilla, Ediciones Alfar, 2007, 1997, pp. 575-605. Especí- tiene por ello que en estos textos se «dignifica
ficamente p. 578.
EDSON FAÚNDEZ V. p. 626. el contenido con la forma», se «elegantiza lo

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humilde»43. El primer libro de Vallejo incluye dominante y la inclusión del código ansilar. 43
René de Costa, art. cit., pp.
al interior de formaciones discursivas domi- La relación finalmente armónica de estos 19 y 21.
nantes usos lingüísticos minoritarios con la materiales pareciera haber permitido la re-
44
finalidad de que éstos participen del poder cepción favorable del poemario46, evidenciada Mauricio Ostria, Escritos de va-
que detentan aquéllas. Pareciera ser que no por la inclusión del poema «Aldeana» en la ria lección, Concepción, Edicio-
nes Sur, 1988, p. 65.
basta con emplear las palabras del indígena antología de Manuel Beltroy Las cien mejores
o del mestizo, utilizando las expresiones de poesías (líricas) peruanas de 192147. El libro 45
su registro lingüístico. Resulta imperioso que inaugural de la escritura vallejiana se hace César Vallejo, op. cit., p. 362.

los afectados por el poder, siempre invisibles inteligible por el código literario tradicional 46
y silenciosos, realicen el poema desde su sin- que en él subyace, o sea, por el uso de una Destino muy diferente tendrá
la recepción de Trilce, tal vez
gularidad lingüística. Es necesario que «las lengua literaria hegemónica; y se singulariza porque prescinde de la estética
formas lingüísticas epidérmicas y pintorescas por el uso de material lingüístico pertene- centralizada y lleva a una deriva
absoluta los materiales de su
(cedan) su lugar a lo que Humbolt denominó ciente a una lengua en estado de dominación. producción.
‘forma interior del lenguaje’, esto es, estruc- Sin embargo, un «verso gris» irrumpe en Los
turas lingüísticas sugeridoras de la relación heraldos negros: línea de fuga que se conecta 47
Inmaculada Lergo Martín (op.
comunidad lingüística-realidad situacional»44. significativamente con el decir trílcico. cit.) presenta y estudia un regis-
No es posible proponer que en los poemas tro antológico (del modernismo
a las vanguardias) de la poesía
de «Nostalgias imperiales» se imponga un «Un verso gris» seducido por la dinámica de del Perú.
devenir indígena de la lengua, puesto que no los trayectos
48
es efectivo el distanciamiento de la lengua Este «no-saber» se expresa en
literaria dominante. Otro es el caso del texto La escritura es la torre en donde los poetas diferentes momentos de Los he-
«Telúrica y magnética» de Poemas humanos, modernistas se refugian, el lugar consagrado raldos negros. En el conocido
verso del poema liminar –«Hay
donde las formas de expresión y de conteni- al sentido. En Los heraldos negros esta idea golpes en la vida, tan fuertes...
do son arrastradas por un devenir «indio»: se diluye; el «no saber» insistentemente tex- Yo no sé» (César Vallejo, op. cit.,
p. 20)–, en «Setiembre» –«Yo no
«¡Indio después del hombre y antes de él! / tualizado es, pues, la consecuencia de la crisis sé lo demás» (Ibid., p. 45)–, en
¡Lo entiendo todo en dos flautas / y me doy metafísica en la que se encuentra el sujeto48 y, «La de a mil» –«el suertero que
grita la de a mil, / contiene no
a entender en una quena! / ¡Y lo demás, me por lo mismo, la huella de su descentramien- sé que fondo de Dios» (Ibid, p.
las pelan!»45. to: «Hay un vacío / en mi aire metafísico / que 77–, en «El pan nuestro» –«se
Los heraldos negros, a pesar de lo anterior, nadie ha de palpar: / el claustro de un silencio quisiera tocar todas las puertas
/ y preguntar por no sé quién»
introduce materiales considerados no poéti- / que habló a flor de fuego» se lee, por ejem- (Ibid., p. 78).
cos, habitualmente remitidos a los márgenes plo, en «Espergesia»49. Jean Franco advierte
49
por efecto de su relación con la lengua cultural que este vacío metafísico genera variaciones César Vallejo, op. cit., p. 114.
y hegemónica, a saber, el español estándar que en el lenguaje poético. Son estas alteraciones
50
habla un sujeto adulto, varón, heterosexual, lingüísticas las que procuran cubrir el hueco Ibid., p. 100.
no indígena. Vallejo ha buceado en la lengua, «a flor de fuego» por el que fluye «el agua
haciendo visibles zonas de dominación; sin sucia de un dolor»50. La estética modernista 51
Ibid., p. 86.
embargo, de algún modo reproduce esta re- resulta, en este sentido, inapropiada. La torre
lación de fuerzas en su escritura. Inmerso en sintética, brillante y estridente se desmoro-
el polilingüismo de su propia lengua extrae na. La palabra poética lucha por desplazarse
material que puede signarse como no cultural, hacia los bordes de la lengua dominante para
injerta, traza una débil línea de fuga que per- construir otro territorio, donde los «golpes»
turba momentáneamente los usos lingüísticos que limitan la vida realmente disminuyan: «Y
políticamente dominantes. La utilización de la cuándo nos veremos con los demás al borde /
técnica combinatoria y la sublimación del ma- de una mañana eterna, desayunados todos»51.
terial lingüístico vernacular no subvierten el La morada verbal, donde el sujeto puede ex-
proyecto sintético del modernismo. Recuér- pulsar la ausencia de sentido y la melancolía,
dese, por ejemplo, el soneto «Caupolicán» de se construye sobre la base de un movimiento
Azul, donde Darío pone en contacto, como que implica la fuga de las normalizaciones y
ocurre en «Nostalgias imperiales», vocablos coerciones que en la propia lengua se insta-
culturales y vocablos en estado de domi- lan.
nación: frente a «Caupolicán», «Arauco», Los heraldos negros, de alguna manera,
Toqui» se encuentra «Hércules», «Sansón», textualiza el enfrentamiento entre la forma-
«Nenrod». pared-límite y el sujeto que –conciente o Los heraldos negros: un «verso gris»
seducido por la dinámica de los
Los heraldos negros se caracteriza, entre inconscientemente– pugna por traspasar sus trayectos
otros aspectos, por la presencia de la estética fronteras. «Así he llegado a la pared de en- EDSON FAÚNDEZ V.

129
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 123-132

52 frente; y siempre esta pared tuve a la mano», atacaron la sintaxis del castellano; más bien
Ibid., p. 99.
escribe Vallejo en «Santoral»52, aludiendo le devolvieron naturalidad»58. Los niveles fo-
53 a uno de los fundamentos de su poética: la nológico, morfológico y semántico se vieron
Recuérdese, en este sentido, el
texto «Retablo», específicamen-
muerte. Sus dominios se extienden hasta el afectados, fundamentalmente, por las prácti-
te, la crítica que en él se hace a mismo lenguaje que coacciona y sobrecodi- cas modernistas; el nivel sintáctico, no obstan-
los poetas que reiteran las con- fica al sujeto53. El lenguaje, escribe Cassirer, te, experimentó ligeras alteraciones, situación
signas modernistas. La relación
entre el lenguaje y la muerte «representa uno de los poderes más conser- que se explica tal vez a partir de la intención
resulta evidente. vadores de la cultura»54; en efecto, «el len- de producir un territorio poético estable. Va-
54 guaje no es la vida, el lenguaje da órdenes o llejo en Los heraldos negros ataca este nivel del
Ernst Cassirer, Antropología filo- advertencias a la vida; la vida no habla, la vida sistema expresivo y genera un túnel doloroso
sófica, México D. F., FCE, 1989,
p. 330.
escucha y espera. En toda sentencia, aunque por donde la lengua y el sujeto se fugan: «So-
sea de padre a hijo, hay una pequeña sentencia ga sin fin, / como una / voluta / descendente /
55 de muerte –un veredicto–, decía Kafka»55. Pa- de / mal... / soga sanguínea y zurda / formada
Gilles Deleuze y Félix Guattari,
Mil mesetas. Capitalismo y es- ra que el lenguaje se convierta en el vehículo de / mil dagas de puntal»59. En el fragmento
quizofrenia, Valencia, Pre-tex- por el cual la vida fluya libremente, resulta anterior, correspondiente al texto «Rosa blan-
tos, 1997, p. 82.
imperioso evitar las sentencias de muerte ca», el verso se ha despojado de todo exceso
56 que lo recorren. Escribir para no morir, para ornamental, la comparación cae, tensada por
César Vallejo, op. cit., p. 52.
inventar una casa hospitalaria y una tribu, el brusco encabalgamiento, apenas como un
57 exige procurarse un uso personal de la lengua murmullo que subvierte la continuidad lógica
Ibid, p. 83. que posibilite el despliegue de los secretos de lo que se enuncia: el pasaje doloroso hacia
58 pliegues del alma. Para percibir el otro lado y la descodificación de la lengua y la mutación
Octavio Paz, op. cit., p. 252. dar el gran salto ontológico, al decir de Lora del sujeto. «Rosa blanca» es uno de los túneles
59 Risco, es imprescindible perforar la pared, dolorosos, uno de los textos de salida de la
César Vallejo, op. cit., p. 76. desbaratar la disciplina de la cadena signifi- estética modernista que anuncia el nacimiento
cante, re-disciplinándola en función de lo que de «la voz del hombre», sólo imaginada por
la interioridad demanda, a saber, provocar un los poetas coetáneos del joven Vallejo: los
descentramiento de la lengua para que ésta se postmodernistas de Colónida. «Los heraldos
dinamice. Voluntad de poder que tiene como negros», «Las piedras», «Los dados eternos»
correlato la aparición de usos lingüísticos no y «Los anillos fatigados», pueden ser leídos
formalizados y la posibilidad de que el sujeto desde esta misma perspectiva. Pero también
se convierta en una potencia de contagio y «Espergesia» cuyas últimas estrofas señalan:
alianza con los rostros de lo otro; en este
sentido, cobran relevancia versos como «ha Hermano, escucha, escucha...
de vibrar el femenino en mi alma»56, en el Bueno. Y que no me vaya
que un devenir-mujer transfigura al sujeto. El sin llevar diciembres,
texto «Líneas» expresa el deseo de afectar la sin dejar eneros.
lengua para obtener un máximo de potencia Pues yo nací un día
liberadora: que Dios estuvo enfermo.

Hay tendida hacia el fondo de los seres, Todos saben que vivo,
un eje ultranervioso, honda plomada. que mastico... Y no saben
¡La hebra del destino! por qué en mi verso chirrían,
Amor desviará tal ley de vida, oscuro sinsabor de féretro,
hacia la voz del hombre; luyidos vientos
y nos dará la libertad suprema desenroscados de la Esfinge
en transubstanciación azul, virtuosa, preguntona del Desierto.
contra lo ciego y lo fatal57.
Todos saben... Y no saben
El nivel sintáctico es la zona de gravedad que la luz es tísica,
de la lengua que sostiene la torre modernista. y la sombra gorda...
Todo marcador sintáctico deviene así en un Y no saben que el Misterio sintetiza...
marcador de poder que impide la irrupción de que él es la joroba
Los heraldos negros: un «verso gris» «la voz del hombre», la cual difiere cualitati- musical y triste que a distancia denuncia
seducido por la dinámica de los
trayectos vamente de las voces política y estéticamente el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
EDSON FAÚNDEZ V. dominantes. Los escritores modernistas «no

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Yo nací un día ha pactado con el Misterio, ubicándose en la 60


César Vallejo, op. cit., pp. 114-
que Dios estuvo enfermo, línea de frontera de «las lindes», a partir de 115.
grave60. la creación de otra manera de operar sobre el
61
lenguaje. Finalmente, una variante del estribi- María Zambrano en Filosofía
El verso inicial sugiere la apelación, la llo: imagen que fusiona la enfermedad de Dios y poesía escribe: «(el poeta)
communicatio, a un interlocutor fictivo. La con la del sujeto, originada en la ausencia de quiere delirar, porque en el de-
lirio alcanza vida y lucidez».
epífora realza la importancia de lo que las relatos de sentido, en la herida metafísica que Filosofía y poesía, México D.F.,
palabras harán visibles y los puntos suspen- empuja al sujeto hacia los territorios de la pa- FCE, 2006, p. 42.

sivos quiebran la continuidad del discurso. El sión, donde accede mediante el delirio a una 62
vocablo «Bueno» del segundo verso repliega terapéutica y otra forma de lucidez61. Alejandro Lora Risco, Hacia la
voz del hombre (Ensayos sobre
el discurso para desplegarlo hacia «la voz del Los elementos lingüísticos empleados en César Vallejo), Santiago de Chi-
hombre». Como un deseo en el dominio de la el texto (puntos suspensivos, copulativas, le, Editorial Andrés Bello, 1971,
ética, los versos siguientes semantizan positi- iteraciones) producen tensiones-variaciones p. 131.

vamente la praxis del sujeto. Una copulativa internas en la lengua que perturban el orden 63
concede la ilusión de un antes enunciativo que lógico sintáctico y la imagen del mundo que César Vallejo, op. cit., p. 36.

erosiona el orden sintáctico convencional –el este orden defiende e intensifica. Los compo- 64
mismo resultado genera la carga iterativa a ni- nentes materiales se anudan en «Espergesia» Ibid., p. 81.
vel sintáctico (preposición-verbo-sustantivo)–. en una pura intensidad, no como una cadena
Cierran la estrofa dos versos que a manera de significante organizada y continua, sino más
estribillo recorren el texto, en algunos casos bien como una secreta dimensión fragmen-
con variaciones, lo que refuerza el dinamismo taria en la cual las pulsaciones de un sujeto
al que aspira el poema. En el segundo verso deseante se pueden percibir; de ahí que este
de la estrofa siguiente –«que mastico...»–, poema sea «un claro (u oscuro) anuncio de la
nuevamente los puntos suspensivos desvían la decisión del poeta de abandonar el camino y
dirección del discurso, desde lo que se conoce el orden estético de Los heraldos»62.
hacia lo que se desconoce, o sea, la causa de Frente al verso azul, sonoro y luminoso
este verso gris; la música ha devenido en un del modernismo –«las greyes de Belén en
chirrido a partir del bloque creado con el Mis- los oteros»63– se instala un verso gris: «Por
terio, cifrado en la metalepsis que configuran el Sahara azul de la substancia / camina un
los dos versos finales y textualizado a nivel verso gris, un dromedario»64. El territorio
literal en la penúltima estrofa. Ésta reprodu- modernista resulta demasiado grávido, a causa
ce el procedimiento empleado en la estrofa de la homogenización y normalización que
anterior –los puntos suspensivos–, aunque impone la sintaxis; sin embargo, los textos
remitido a un solo verso –«Todos saben... Y de Vallejo se posicionan en la dinámica de las
no saben»–. La paradoja que encierran los zonas intermedias –«camina un verso gris»–,
dos versos siguientes explicita el descentra- fracturando las zonas rígidas de la lengua y
miento del sujeto desde una zona de saber y deviniendo en un territorio continuamente
poder –la Luz, metáfora del saber racional, sujeto a variación. El asedio sintáctico, una
divino– hacia otra oscurecida por la anterior de las marcas distintivas de la escritura valle-
–la Sombra, metáfora del saber irracional, jiana, revela una de las tácticas con la cual el
demónico–; evidencia, al mismo tiempo, los poeta resiste el prosaico orden de lo limitado
procesos de ruptura y devenir a los que aspira y mortal; por cierto, se enlaza a otras de or-
la palabra vallejiana. La máquina axiológica den semántico, fonológico y morfológico que
del texto signa como negativa la forma de implican una salida del sistema normativo que
saber dominante –«Tísica»– y como positivos organiza dichos niveles: onomatopeyas, neo-
los oscuros saberes minoritarios –«gorda»–. logismos, síntesis de palabras, incorrecciones,
Los puntos suspensivos, otra vez, son cifra proliferación de adverbios, exclamaciones,
de discontinuidad; la copulativa intensifica, clichés y otros.
como antes, la desviación y surge un verso En Los heraldos negros, la lengua consigue
que entrega la clave, una aparente respuesta traspasar las fronteras estéticas del modernis-
a la Esfinge: «el Misterio sintetiza». Puntos mo. La palabra vallejiana va desde instancias
suspensivos, nueva tensión y los versos finales lingüísticas cargadas de luz-poder hacia zonas
que se deslizan, quebrados por el encabalga- lingüísticas que comienzan a llenarse de una Los heraldos negros: un «verso gris»
seducido por la dinámica de los
miento, para expresar «el paso meridiano de sombra-fuerza que aproxima la escritura al trayectos
las lindes a las Lindes». Fuga del sujeto que misterio y la seducción que dominarán en EDSON FAÚNDEZ V.

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65 Trilce y Poemas humanos: «Y no saben / que espacio donde los contrarios se funden. Y el
Ibid., 82.
la luz es tísica, / y la sombra gorda...». Des- hombre mismo desgarrado desde el nacer, se
66 truidas o llevadas a un mínimo las marcas de reconcilia consigo cuando se hace imagen,
Ibid., p. 73.
poder del lenguaje, el sujeto debe despojarse cuando se hace otro»71. La imagen representa
67 también de aquéllas que le asignan un yo, el el dispositivo de fractura esencial de las mar-
Ibid., p. 67. cas de poder y saber inherentes a la lengua, y,
carácter de individuo: «Yo me partí de auro-
68 ra»65. El yo se hace colectivo e impersonal, al por lo mismo, de los límites y obligaciones
Ibid., p. 89. entrar en relación con lo que fluye desde otros que hacen del sujeto un individuo útil y dócil
69 reinos. Por otro lado, estos bloques constitu- a las exigencias del poder.
Ibid., p. 94. yen virtualidades que portan la energía nece- En un artículo posterior a Los heraldos
70
saria para resistir «el hospital de nervios»66, negros y a Trilce, «Salón de otoño» (1924),
Ibid., p. 80. la esterilidad del territorio sedentario social. Vallejo escribe:
71
Cuando esto se manifiesta, el sujeto desnudo
Octavio Paz, El arco y la lira, e ingrávido ingresa a la imagen, verdadero Nada en la vida ha llegado; nada está entero, todo
México, Fondo de Cultura Eco- epicentro retórico del encuentro con lo otro: acusa el solfeo, el divino borrador; en todo pugna
nómica, 1998, p. 113.
una trayectoria de ensayos y elevaciones, digo, una
72 Yo soy el coraquenque ciego trayectoria en que la luz y la sombra rozan entre sí
César Vallejo, Artículos y cró-
nicas completos (I-II), op. cit.,
--------------------------------------- sus ruedas como un ángelus eterno. Así es el orden de
p. 45. Yo soy el llama, los destinos, la función de la sangre. ¡Sacudirse de los
73
--------------------------------------- números enteros! Marchar a puente encabritado siem-
César Vallejo, Obra poética, op. Soy el pichón de cóndor desplumado pre, y siempre entre dos bandas. (¡oh Nietzsche, bello
cit., p. 98. por latino arcabuz; alienado!). Un hecho terminado, así fuese la muerte
y a flor de humanidad floto en los Andes, de Jesús o el descubrimiento de América, implicará
como un perenne Lázaro de luz. siempre una etapa para la sensibilidad; un hecho en
------------------------------------------ marcha, así fuese la compra de un pan en el mercado, o
Un fermento de Sol; el paso de un automóvil por la calle, implicará siempre
¡levadura de sombra y corazón!67. una sugestión generosa y fecunda, encinta de todo lo
probable. Esto que es así en la vida también lo es en
El sujeto en «Huaco» abandona su con- el arte. Más todavía. El fin del arte es elevar la vida,
dición de individuo y contrae escandalosas acentuando su naturaleza de eterno borrador. El arte
«nupcias» con lo otro: un hombre-ave, un descubre caminos, nunca metas. Encuentro aquí, en
hombre-llama, un hombre-pichón de cóndor, esta esencia horizontante del arte, toda una tienda de
un hombre-molécula-fermento de sol. César dilucidaciones estéticas que son mías en mí, según dijo
Vallejo en un instante de autofagia, se despo- Rubén Darío, y que algún día he de plantear en pocas
ja del rostro-individuo, del rostro-función, pizarras, como explicación –si esto es posible– de mi
impuesto en el entramado social; traiciona obra poética en castellano72.
a su grupo, se relaciona con el animal o la
molécula y captura la energía vital que éstos La escritura como trayecto crece en las
contienen. El habitante de la orfandad puede zonas intermedias. Evita y fractura los «en-
transmigrar, dejar de ser, sólo estar –«sólo al teros» y los binarismos para intentar formar
dejar de ser amor es fuerte»68, «ir muriendo y bloque con la dinámica de la vida. «Los ani-
cantando»69– y flotar «como un perenne pája- llos fatigados» puede ser leído en esta misma
ro de luz» en los Andes que el poema inventa. dirección, corroborándose así que lo escrito
El territorio producido permite múltiples por Vallejo en «Salón de otoño» ocupa un
devenires; el dispositivo específico en el que lugar en Los heraldos negros: «Hay ganas
éstos se actualizan, sin duda, es la imagen, pe- de volver, de amar, de no ausentarse, / y hay
ro no la sustitutiva, sino la que se resuelve en ganas de morir, combatido por dos / aguas en-
trayecto. La imagen une lo distante y hetero- contradas que jamás han de istmarse»73. En la
géneo, por lo que subvierte la estructuración zona dinámica donde los contrarios se rozan,
binaria del entramado social: «Oh unidad en los bordes en que la palabra y el silencio,
excelsa! Oh lo que es uno / por todos»70. En el sujeto y su disolución oscilan veloces y vi-
la vivacidad de su trayecto, el sujeto puede tales, la escritura poética vallejiana encuentra
Los heraldos negros: un «verso gris» vislumbrar los rostros aliados y reconstruir su el territorio apto para procurar cumplir con
seducido por la dinámica de los
trayectos alma, «porque la imagen transmuta al hombre su tarea más importante: intensificar, con el
EDSON FAÚNDEZ V. y lo convierte a su vez en imagen, esto es, en dolor a cuestas, la vida.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 133-138
ISSN: 1577-3442

Carlos Meneses:
(Lima 1930) Estudió Filosofía y
Letras, especialidad Literatura, en
la Universidad de San Marcos, de
Lima, y Periodismo, en la Escue-
la de Periodismo, de Madrid. Ha
publicado teatro, novela, cuento y
ensayo, tanto en España como en
el Perú y en México. Ha obtenido

EL OTRO VIAJE DEL POETA varios premios como el nacional de


teatro del Perú en 1958; el Blasco
Ibáñez, de Valencia, a su novela

OQUENDO DE AMAT Edén Moderno, (2002) o el Peñís-


cola de cuentos por Lo que puede
un pianista. Ha sido periodista en
CARLOS MENESES Lima, Santiago de Chile, Buenos
Aires, Montevideo, Río de Janei-
ro, Madrid y Palma de Mallorca,
ciudad en la que reside desde l964.
De sus biografías destacan las de
Oquendo de Amat, Borges, J. Gui-
llén, Miguel A. Asturias y Rafael
A unos 70 kilómetros de Madrid, en el padre, y con recorrer calles y plazas descritas Barrett. Ha sido crítico de libros
entre los años 70 y 90.
cementerio de Navacerrada, hay una tumba en los muchos artículos que sobre la Ciudad
que pertenece a un poeta peruano y en cuya Luz había leído. Pero sus ilusiones chocaron
lápida se lee: «Oquendo tan pálido/ tan tris- frontalmente con un monstruo llamado po-
te/ tan débil/ que hasta el peso de una flor lo breza. El poeta creía que en todas partes del
desvanecía», versos de otro poeta peruano, mundo encontraría una mano protectora que
Enrique Peña Barrenechea. Muy de vez en aplacara sus escasas apetencias. Pero no fue
cuando acude algún amante de las letras a así, y los consejos de la diplomacia peruana en
visitar esa tumba, como quien reverencia a la tierra francesa lo hicieron cambiar París por
propia poesía. Pocos saben la historia de este Madrid. «En España piensan como usted»,
hombre que murió a los 30 años de edad en parece que fue la frase con la que lo conven-
l936. El había escrito en uno de los pocos poe- cieron para que viajara a la capital española.
mas que forman su único libro Cinco metros La realidad de la breve estancia de Oquen-
de poemas, una verdadera sentencia: «Nadie do en Madrid contrasta con todo lo imagina-
debe vivir más de 30 años», y él cumplió su do por quienes conocían su poesía, algo de
propio mandato, falleció cuando le faltaba un sus andanzas por el Perú, pero nada o casi
mes para añadir un año más a su dramática nada de lo que hizo el poeta en Europa. Antes
vida. de arribar a puerto francés ya tuvo el primer
Tras su muerte y durante muchos años se percance. La policía norteamericana en la zo-
hizo un gran silencio, y cuando se le volvió a na del Canal de Panamá, lo desembarcó por
recordar se tejieron las más raras conjeturas considerarlo un evadido de la justicia peruana.
sobre su paso por Europa. Se decía que no No era así, era un exiliado que tras cumplir
existía su tumba, que había volado como cárcel por sus valientes y duras andanzas en el
consecuencia de los bombardeos franquistas. terreno de la política, había sido sentenciado
También que tras llegar a España procedente a expulsión de su país por un gobierno reac-
de París, había dado charlas sobre marxismo, cionario que no le perdonaba su militancia en
leído sus poemas en alguna tribuna pública, y un partido de izquierda.
al estallar la guerra civil haber cogido el fusil A España Oquendo llegó con una pequeña
e ido voluntariamente al frente de Aragón, maleta casi vacía, y tristemente, lo más llama-
donde habría sido víctima de las balas de las tivo de su persona era el mal estado en que se
tropas antirepublicanas. No se sabía con exac- encontraban sus pulmones. Fue su mala salud
titud su fecha de nacimiento, y tampoco cómo la que le impidió realizar todo lo que hubiera
había sido su efímero paso por Europa. querido hacer y se le atribuía. Prácticamente
Carlos Oquendo de Amat, nacido en Pu- del tren que lo trajo de París a Madrid fue
no, Perú, en abril de 1905, hizo el viaje por conducido e internado en el hospital San
mar desde el puerto del Callao hasta La Ro- Carlos, hoy museo Reina Sofía. Y de ahí a
chelle, Francia. Soñaba con conocer en París insistencias suyas llevado al sanatorio de Na-
a los surrealistas franceses, con visitar la fa- vacerrada, donde falleció a los tres meses de El otro viaje del poeta Oquendo
de Amat
cultad de medicina donde había estudiado su haber llegado a España. No hubo tiempo ni CARLOS MENESES

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fuerzas para conferencias, clamores contra las ambulante «La Barraca» y toda la gente que
tropas que aplastaron a la República, y menos lo solía acompañar. De esas conversas podría
para que tomara su fusil y marchara hacia el emerger una conferencia en el Ateneo, una
frente. Pero toda esa fantasía se hubiera podi- lectura de sus poemas en alguna otra tribuna.
do cumplir si el poeta no hubiese estado tan Contactos con gente de partidos políticos,
enfermo, y su transporte hacia el sanatorio de de izquierda naturalmente. Largas conver-
Navacerrada no hubiese sido tan dramático, saciones en fábricas y centros de trabajo.
como una indicación del destino de que su Interminables momentos gratos de charlas en
final no estaba nada lejano. la Universidad contando por qué estaba fuera
La llegada a la estación de Atocha de un de su país, cuáles habían sido los motivos de
joven de treinta años, portador de una maleta su exilio.
vieja y evidentemente de poco peso, lo que Posiblemente Cansinos Asséns, curioso
quedaba demostrado por la facilidad con escritor y periodista, inspirador del ultraís-
que la llevaba ese hombre delgado que no mo en España, le buscaría impulsado por su
evidenciaba fortaleza física ninguna, debió instinto de procurador de celebridades. Tal
pasar desapercibida. Su mirada era triste pero vez, hasta habría leído algunos poemas de su
transparentaba un hilo de luz optimista, como único libro, en España no debería haber otro
si estuviera convencido de conquistar Madrid. voraz lector como él, el único tan preocupa-
Al poco tiempo de su llegada y a pesar de ser do por enterarse de todo lo que ocurría en
un huraño de nacimiento ya habría congre- el mundo de las letras que habría saboreado
gado gente a su alrededor. Mucho habrían los dieciocho poemas comprendidos en el
ayudado las cartas que traía desde que em- libro «Cinco metros de poemas». Iría a su en-
barcó en el puerto del Callao, Perú, más que cuentro entusiasmado, con sus seis décadas a
para poetas españoles, para gente del partido cuestas, a darle la mano y decirle que el poema
comunista o simpatizante con esa filiación. «Madre» lo había conmovido, que el poema
Se cumplían los últimos días del mes de di- «Amberes» le había encantado y hasta se ha-
ciembre de l935, y en España bullía un clima bía sentido en esa ciudad mientras lo leía, pero
de renovación que la derecha intentaba frenar habría añadido: «no son versos ultraístas, son
desde tiempo atrás y que frenó violentamente creacionistas».
con una guerra fraticida. Y en el momento en que alguien invitaba
El poeta Oquendo desconocido en Eu- un vaso de buen vino andaluz al poeta perua-
ropa, había tenido un paso desalentador por no, de un vino que hubiese encantado sabo-
París. Sus ilusiones se comprimieron, nadie rear a otro peruano excelente, César Vallejo,
salió a su encuentro, no hubo poetas surrea- profesor de Oquendo en un colegio de Lima,
listas que celebraran su llegada. Los días en un hombre se le acerca. Es un obrero al que
la ciudad Luz fueron muy breves. Madrid el peruano trata con cortesía, y que le señala
era otra cosa. Alguien estaría esperándolo en que es hora de acudir al Ateneo Obrero para
Atocha, en efecto, así fue. Un escritor caribe- que cuente su vida política. Sus momentos
ño había sido avisado de la llegada del poeta gratos y sus amarguras. Los días tras las rejas.
nacido en Puno y acudió a darle la bienvenida. Las violencias de la policía de un gobierno
Fue este hombre de apellido Delgado quien dictatorial. El encierro en una prisión del Ca-
le proporcionó alojamiento y lo introdujo en nal de Panamá, la forma como escapó gracias
su círculo más político que literario. No obs- a los amigos que su partido le había propor-
tante se preocupó porque también acudieran cionado a base de cartas para que faciliten su
a conocer al peruano recientemente llegado camino hasta llegar a Europa. Y Oquendo
poetas y narradores hispanos. feliz, termina el vino y marcha hacia el lugar
Por qué no podían presentarle a un Azo- donde deberá hablar sobre sus experiencias de
rín ya entrado en años, a un Juan Ramón que infatigable defensor de su pueblo, y hasta a lo
aunque por momentos vitriólico podía soste- mejor leer un poema, tal vez «Madre», que era
ner una agradable conversación con ese joven uno de los que más quería.
de semblante apacible y mirada triste. Y nada Hablaría sobre su alejamiento de la poesía
imposible sería que acudieran a conocerlo en 1929, coincidiendo con el año de la muerte
dos celebridades como Rafael Alberti y Fede- de José Carlos Mariátegui, su maestro. De sus
El otro viaje del poeta Oquendo
de Amat rico García Lorca, que seguramente andaba andanzas por las provincias andinas del Perú
CARLOS MENESES por los alrededores de Madrid con su teatro y de su breve estancia en Bolivia, por motivos

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similares, concienciar al pueblo de la necesi- se llama Vallejo». Alguno de los que acom-
dad de liberarse de las formas anquilosadas pañan a Oquendo le dice que sí, que sabía
con que eran tratados y aherrojados por sus de ese Vallejo a través de Rafael Alberti y de
respectivos gobiernos. Este Oquendo, con Gerardo Diego pero que no había leído ni un
sus pulmones sanos, con su ansia de seguir solo verso de ese señor. Entonces Oquendo
conquistando mundo que apoye un cambio se refiere a Los heraldos negros y Trilce los
radical, hablaría incansablemente, sólo por dos libros de poemas que César Vallejo pu-
una copa de vino, sólo por el abrazo de blicó en Lima antes de viajar a Europa. Pero
los compañeros, feliz con la retribución del agregará, lo busqué en París con insistencia
aplauso, con los abrazos de los nuevos ami- pero no pude hallarlo.
gos españoles, con los avances de esas nuevas Oquendo querrá conocer el acueducto
ideas que eran las suyas. que los poetas de los años veinte idealizaron.
Otros amigos, los escritores que le ha pre- Y que lo lleven a la casa donde vivió Va-
sentado su amigo Delgado, el puertorriqueño lle-Inclán, del que sabe se ha ido a su tierra
que lo recibió en Atocha, lo llevan entrada la gallega porque se halla muy enfermo, ignora
noche al café Colonial, al lugar donde hasta en ese momento que el genial escritor de las
poco tiempo antes funcionaban varias peñas, barbas de chivo, como llamó Rubén Darío,
la de teatro, la de tauromaquia, la de poetas, estaba agonizando. Curioso por conocer la
también en ese sitio habían estado y por mu- historia de España también pedirá visitar el
chas veces celebridades como Corpus Barga, sitio donde Goya inmortalizó a los fusila-
el eximio articulista y excelente maestro. Pu- dos por las huestes napoleónicas en 1808. Y
do haber sido en ese café donde Cansinos As- seguirá demandando por lugares y personas,
séns, el periodista que conocía perfectamente y recorriendo feliz Madrid. Convencido de
a todos los madrileños, fundara el ultraísmo que lo conocerá en su totalidad, y que luego
en 1919 y todos sus discípulos concurrieran hará lo mismo con Toledo y con Ávila. Y que
felices a escuchar su palabra, aunque luego querrá llegar hasta Andalucía, ¿y por qué no a
eligieran el Pursiana para sus frenéticas fiestas Guipúzcoa, la tierra de su antepasado el céle-
de aquellos tiempos. bre almirante Oquendo? De ninguna manera
Y Carlos, el poeta delgado pero no desfa- olvidará que en Barcelona había nacido otro
lleciente como aquel otro que llegó a morir gran antepasado suyo, el que fuera Virrey del
a España, preguntará airoso a quienes le Perú, Amat y Junyet.
acompañan, «¿por qué Cansinos me sitúa en Este hombre de los andes peruanos no es
las huestes del Creacionismo?». Pero no le vigoroso, más bien da sensación de debilidad,
habrá desagradado la clasificación que el gran pero no se cansa de inquirir por poetas, pinto-
tótem del ultraísmo había hecho de su obra. res, narradores, músicos, de los que ha tenido
Siempre había soñado con Aragón, Breton, noticia en su país. Se percibe que ha sido un
Reverdy. Con que los poetas de París salieran voraz lector. No sólo de revistas y diarios
a su paso cuando él circulaba por las calles de peruanos, también extranjeros, españoles y
la ciudad Luz, y lo abrazaran y se disputaran franceses. Y cuando menos se piensa hace
porque les recitara sus versos o porque les referencia a dos revistas peruanas: Amauta
obsequiara Cinco metros de poemas, del que dirigida por el célebre José Carlos Mariátegui,
Carlos sólo tenía un ejemplar. Pero también y en la que aparecieron varios de sus poemas,
se sentía orgulloso de que en Madrid, un algunos de los cuales se integraron en su libro
señor que él escasamente conocía de nombre, Cinco metros de poemas. Y también menciona
hubiese leído varios de sus poemas antes de otra revista desconocida para quienes los ro-
que él llegara a esa ciudad. dean y atienden, Boletín Titikaka. Explica que
Y diría a algunos de los que seguían es una revista de la ciudad de Puno que está
conversando con él, como una premonición. a las orillas del lago que le da el nombre, que
«Será difícil convencer a este pueblo de las no es un boletín de información local sino in-
bondades de las nuevas ideas que recorren ternacional, que recoge trabajos de escritores
Europa, hasta puede ser riesgoso pero hay de fama mundial. Y ante la perplejidad de sus
que intentarlo cueste lo que cueste». Y si- amigos va diciendo nombres hasta que pro-
multáneamente, a los otros que hablan como nuncia el de Jorge Luis Borges. Por supuesto
El otro viaje del poeta Oquendo
cuchicheando sobre los poetas latinoameri- no falta quien asegura haberlo conocido en de Amat
canos: «En París hay un gran poeta peruano, España. CARLOS MENESES

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Oquendo sabe poco de Borges. Sólo co- Este Oquendo posibilitado de buena sa-
noce un pequeño cuento publicado en esa lud, optimista y ansioso de conocer gente,
revista de su tierra, y haber leído un poema ciudades, historia, no sólo pide que le cuen-
titulado «Rusia» que le encantó. No sabe que ten la vida política y literaria de España, él
ese pequeño cuento que llevaba como título también comunica lo suyo. Dice a quienes lo
el muy simple de «Cuento policial», creció en rodean que desciende del Almirante vasco,
extensión como había crecido el prestigio de Oquendo, y que por vía materna entronca
su autor ante los ojos de los más severos lec- con el cazurro, impositivo y vivaz virrey
tores, y se convirtió en «Hombre de esquina Amat y Junyet, que dejara huellas de su tem-
rosada». Pero sí sabe que «Rusia» fue perge- ple militar en Chile, y que cumpliera una eta-
ñado durante la larga estancia de la familia pa de severo control en el Perú. Lo conside-
Borges en Suiza, que se le hizo retoques más ran noble ante ese linaje expuesto. Titubean
adelante, y que tras su publicación en Grecia, antes de inquirir si él se siente socialmente
revista que nació modernista y derivó en ul- en un alto nivel. El poeta sonríe, elimina
traísta, así como también cambió de sede, de temores. Sus antepasados sólo le han dejado
Sevilla a Madrid, ese poema desapareció de la los apellidos, su mente y su sensibilidad no
circulación. proviene de genes tan antiguos. Cuenta so-
Le aconsejan que hable nuevamente con bre su padre, médico que estudió en París,
Cansinos, que es la clave para que le presente diputado en el congreso de Lima, defensor
a la mucha gente que él desea conocer. En de ideas avanzadas a favor del pueblo. A sus
una mesa cercana del hermoso café está Pedro contertulios de ese momento les llega la cal-
Garfias ante una copa de coñac. Le dicen que ma tras las aclaraciones del poeta.
en ausencia de Cansinos puede ser la persona No obstante las exhaustivas explicaciones
que le dé informaciones necesarias. Se acerca de Oquendo sobre la carrera política de su pa-
Garfias con la copa de coñac en la mano, dre, no todos han quedado satisfechos, espe-
asegura que conoció a Borges en Sevilla, que cialmente Pedro Garfias. Le interesa el relato
se volvieron a encontrar en Madrid, en pleno sobre el comportamiento político del médico
furor ultraísta. Afirma rotundamente haber Oquendo, le ha llamado la atención que este
leído el poema «Rusia», haber conocido a joven que está sentado a su lado haya hecho
Vando Villar, director de la revista Grecia, referencia a sus antepasados hispanos, pero
saber que Borges había reunido cuentos y él prefiere oírlo hablar de su propia poesía.
poemas para publicarlos en Madrid, pero que Entonces pregunta a boca de jarro: «¿tu poe-
algo le hizo cambiar de decisión. Que todos sía es un sueño? ¿Has leído apasionadamente
los poemas con tinte soviético, que no eran a Huidobro? ¿Qué te atrae del mar? ¿Por
muchos, habían desaparecido como por arte qué miras a la luna constantemente y quieres
de magia. Y que los cuentos los había des- pintarla de colores? ¿Consideras que el cine
truido. «Algún día aparecerán», lo consuela ha influido en tus versos?». Ha lanzado las
Oquendo sonriente. preguntas como si fuera una ametralladora.
El poeta sonríe otra vez, parece pedir calma y
En el hospital San Carlos está el otro disponerse a responder.
Oquendo, el que llegó con los pulmones Dice con su voz casi atiplada y mirando
pulverizados a Madrid. El que clama directamente al autor de las preguntas: «El
desesperado que lo cambien de lugar, que cine me gusta, me gusta mucho. Por eso lo he
no puede respirar porque está encerrado en trasladado a mis versos. Algunos de mis poe-
un sitio inhóspito. Tanto insiste en el cambio mas tienen ritmo cinematográfico, no todos.
que el agregado cultural de la embajada Yo diría que no ha habido una influencia sus-
peruana, Porras Barrenechea, decide hacer tancial sobre mí. Imagina un hermoso cofre,
las gestiones pertinentes para llevar al poeta sobre él caen flores, lluvia, diamantes, true-
a un sanatorio en la sierra del Guadarrama. nos, lágrimas, risas, de todo. Esa caja es mi
El enfermo ignora lo muy avanzado del mal sensibilidad». Vuelve a sonreír como diciendo
y la negativa de los médicos que lo atienden que ya ha respondido a todas las preguntas
a ese cambio que consideran un grave riesgo. que le han hecho. Que no hay nada más que
Oquendo está muy lejos de pensar que tras agregar. No obstante esa respuesta elegante de
El otro viaje del poeta Oquendo
de Amat ese desplazamiento ya no habrá ningún otro Oquendo, Garfias no cede. Quiere saber más.
CARLOS MENESES más ni cercano ni lejano. El interrogatorio se alarga. El poeta peruano

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escucha el cuestionario muy tranquilo, como gado, no joven pero con talante propio de
si lo conociera de antemano. quien tiene la mitad de su edad, que debe ser
Se produce una pausa. Carlos empieza a medio siglo. Ha llegado en ese momento al
responder. «No me siento creacionista, tam- café. Uno de los contertulios lo saluda, «hola,
poco surrealista. He leído a los franceses del Corpus Barga, qué de tiempo que no te veía».
XIX y del XX. Algo puede haber quedado en El de nombre que resulta raro para el poeta
mí de ellos. Tampoco soy ultraísta, me inte- de lejanas tierras se sienta procurando pasar
resaron mucho los poetas del Ultra, pero no inadvertido para el conjunto de amigos.
tengo esa fuerza que lucen algunos» y vuelve Adriano mira su reloj, calcula que se está
a callar. Alguien, un poeta joven que más ade- haciendo tarde y debe marcharse, pero no
lante se sabe que apellida Hernández y que quiere hacerlo sin antes plantear más que una
mucho más tarde le dicen que se llama Miguel pregunta un comentario. Para él es correcta la
y ha venido a Madrid desde Orihuela, le for- evitación de la sincronía que parece reclamar
mula una pregunta en voz baja, lentamente, Hernández y lo manifiesta: «Lo que hace
como si temiera perturbarlo ¿La reunión de la Oquendo es toda una hazaña. Preservar a la
poesía y la política, qué resultado te ha dado?. poesía de toda impureza». Don Corpus per-
Oquendo vuelve a sonreír, luego queda serio, manece callado. Garfias parece rendirse. Pero
mueve la cabeza, está dispuesto a contestar Miguel Hernández insiste. Para él se lucha
con la misma seriedad que ha sido formulada tanto con las armas como con la escritura.
la pregunta. «Eso es lo que he hecho, pero por separado.
Las miradas de todos los que lo rodean se Cuando descubrí que con la lírica no se logra
dirigen al poeta peruano. Aguardan con gran la justicia, le cerré la puerta a la poesía pero sin
interés lo que va a decir el joven extranjero. renunciar a ella». Más de uno le dio la razón, y
«Cuando decidí tomar parte activa en la polí- casi todos se pusieron de pie a la vez, era hora
tica y prácticamente cogí el fusil ya no hubo de abandonar el elegante café. Del Valle le su-
sitio para la pluma». Algunos quedan satis- surra al peruano que al día siguiente le entre-
fechos con esa manifestación y no parecen gará su libro La sombrilla japonesa, Oquendo
dispuestos a exigir más. Hernández y Adriano agradece con sonrisa de encanto.
del Valle muestran intranquilidad. No van a Ya andando hacia la puerta de salida Her-
permanecer callados, es evidente que no les nández señala que lo que le ha sorprendido
basta el breve argumento del hispanoameri- del libro de Oquendo es la ausencia de toda
cano. Pregunta el de Orihuela, luego casi sin protesta. «No hay malhumor» dice, «los
pausa interviene, Adriano. Miguel considera poemas son muy bellos, pero parecen huir
que la fusión entre ambas actividades es posi- de la realidad». Garfias interviene sólo para
ble, y agrega: «Es casi algo natural. Imposible indicar que la poesía del peruano tiene su
que un poeta separe una de la otra». Del Valle contrapartida no en los propios versos sino en
no es tan insistente en cuanto a esa amalgama, su decisión de romper toda torre de marfil y
aunque la ha comprobado a través de algunos dirigirse hacia la lucha sin titubeos. «Oquen-
poetas de la ya prestigiosa generación del 27. do ha escrito una poesía delicada, pulcra, e
Oquendo se da tiempo para echar una igualmente ha transitado el camino de la va-
mirada en redondo en la que caben todos lentía, dar la cara, salir de la trinchera gritando
quienes lo acompañan. Luego dice parsimo- ¡Viva la libertad! Y exponiéndose a las balas
nioso: «La poesía es flor, la política fuego. del enemigo». Todos parecen comulgar con
¿cómo incendiar la flor, cómo sosegar el esto último.
fragor de las balas». Ni a Garfias ni a Her- La noche madrileña está fría. Varios de los
nández han convencido las floridas palabras acompañantes del vate visitante ya se habían
del poeta peruano. Pedro comenta que un despedido. Corpus Barga era el único que no
poeta es un apasionado, y que la pasión del había abandonado el local. Otros tertulianos
luchador es capaz de inflamar los versos más lo habrían acogido en su mesa. Uno de los
delicados. Cuando Miguel va a intervenir, el pocos que acompañaba a Oquendo le recordó
poeta andino que no se ha alterado inicia su que al día siguiente tenía que leer poemas y
respuesta: «La lucha por un ideal inflama el dar una conferencia en el local del partido.
alma. Los poemas han de quedar intonsos de Otro insinuaba que aún era pronto para reti-
El otro viaje del poeta Oquendo
toda contaminación. Eso en lo que respecta rarse a casa y que podrían beber una copa más de Amat
a mí». Alguien aplaude. Es un hombre del- en un bar próximo a la Gran Vía. El andino CARLOS MENESES

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 133-138

dio muestras de no haber desdeñado nunca Versos como explosiones. Granadas estallan-
la vida bohemia, aunque su serio paso por la do en manos de los lectores. «No sé si sabré
política práctica y teórica le hubiera mermado escribir esos poemas» respondió con humil-
muchas horas a la distracción. dad Oquendo. «Si la situación cambiara de
Le hicieron saber que la España de esos signo, surgiera una grave amenaza para este
momentos no se deslizaba por un sendero de país, sé coger el fusil y salir hacia el frente».
rosas. Que aunque todos estimaban sus versos Hubo un abrazo del más fervoroso de los
muchos querrían oír voces guerreras. Pronun- contertulios. Todos empezaron a caminar
ciaron nombres de personajes que estaban hacia el bar que estaba cerca de la Gran Vía,
perturbando el libre discurrir del país hacia donde tomarían supuestamente la última copa
nuevos caminos. Uno, el más osado, tal vez de la noche.
también el más dramático, habló con voz de El otro Oquendo, tal vez en esos mismos
trueno, quería que el amigo peruano supiera momentos, agonizaba en el sanatorio de Na-
de los peligros que acechaban a diario. De la vacerrada. Cuando un enviado de la embajada
necesidad de estar preparados para cualquier peruana fue a visitarlo con la intención de
grave contingencia. La continua percusión cambiarlo de sitio, que era lo que el enfermo
de ese trasladar amenazas que se oían por había pedido, sólo encontró su cadáver. Le
doquier a los oídos del poeta quebró su entregaron la única pertenencia que había
comportamiento sereno, haciendo emerger al dejado: una vieja maleta. Enrique Chanyek,
guerrillero que había permanecido soñoliento que así se llamaba el enviado del embajador
bajo la capa del poeta. peruano, era estudiante de medicina. Abrió la
Otros más abundaron en nuevos testimo- valija, lo único que encontró fue algo de ropa
nios sobre la situación política. Parecería que interior, y un ejemplar de El Capital de Karl
le quisieran clavar lanzas al hispanoamericano Marx, que Oquendo estudió bajo la dirección
para que prometiera poemas comprometidos. de su maestro José Carlos Mariátegui.

El otro viaje del poeta Oquendo


de Amat
CARLOS MENESES

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ISSN: 1577-3442

Sylvia Miranda Lévano:


Licenciada en Filología hispánica
por la Universidad de Salamanca,
1996. Doctora en Filología hispá-
nica (especialidad: Literatura his-
panoamericana) por la Universidad
Complutense de Madrid. Mención
Doctor Europeo, 2007. Su tesis

LA DONNA ANGELICATA ANDINA


doctoral se tituló «El imaginario de
Lima y la ciudad moderna en los
poetas vanguardista peruanos: Car-
los Oquendo de Amat, César Moro

EN LA POESÍA DE LA VANGUARDIA y Emilio Adolfo Westphalen» y


obtuvo el Premio Extraordinario
de Tesis doctoral de la convocatoria

HISTÓRICA PERUANA 2008. Universidad Complutense de


Madrid.
Ha publicado artículos en revistas
SYLVIA MIRANDA LÉVANO especializadas sobre la vanguar-
dia histórica peruana. Su última
Universidad Complutense de Madrid publicación es: «Poesía y novela:
el París de Carmen Ollé», Anales
de Literatura Hispanoamericana,
Universidad Complutense de Ma-
drid, vol. 37, 2008, pp. 275-285.
Desarrolla una obra poética y na-
rrativa desde 1990.
En este artículo planteamos la hipótesis de, encontrará resonancias, transformaciones, 1
de que algunas figuras literarias femeninas de rasgos híbridos, en algunas imágenes feme- Beatriz Sarlo, «Prólogo» a Ray-
la poesía de la vanguardia histórica peruana, ninas de la poesía de la vanguardia histórica mond Williams, El campo y la
ciudad, Buenos Aires, Paidós,
están vinculadas con la figura mítica de la peruana. En la génesis de estas imágenes la 2001, p. 15.
Beatriz dantesca a través del arquetipo de la imbricación de la tradición autóctona (andina
2
donna angelicata. A éstas las denominamos o costeña) y la tradición clásica europea es Vicente Cervera Salinas, El sín-
«andinas» de manera general, como señal de palpable. La primera está representada por la drome de Beatriz en la literatu-
ra hispanoamericana, Madrid,
su trasvase al campo cultural peruano, aunque imagen de la aldeana y la segunda por rasgos Iberoamericana/Vervuert, 2006,
el término quiere englobar el concepto más asociados a la figura mítica de Beatriz. A la p. 18. En el «Liminar: la selva y
amplio de «autóctono». Definiremos su re- primera la caracteriza el esfuerzo de construc- las estrellas», Cervera da cuenta
de los procesos de transcultura-
presentación en las diferentes poéticas como ción de un paradigma de belleza y perfección ción del influjo italianizante en
reflejo de la heterogeneidad socio-cultural autóctonos y a la segunda la asentada tradi- Hispanoamérica (sobre todo de
Petrarca y, en menor medida, de
de la sociedad peruana y como una forma ción y resonancia simbólica asimiladas por Dante), que fueron introducién-
de construir «una arquitectura institucional estos poetas peruanos a través de un largo dose por diferentes vías: llegada
de libros en el siglo XVI, a través
de hechos artísticos y culturales»1 en favor proceso de transculturación y del auge que la de las obras de poetas españoles
de una visión integradora de la sociedad pe- materia dantesca había tenido en la generación influidos por la lírica italiana
ruana. modernista precedente. o ejemplares atestiguados en
bibliotecas, como la del Inca
Los primeros indicios de este singular Garcilaso de la Vega, lector de
1. Los nombres del ángel maridaje lo encontramos, no por casualidad, Boecio y Boccaccio, sin olvidar
el uso de la métrica dantesca en
en la poesía de José María Eguren; en nuestra poetas americanos como Bernar-
Vicente Cervera en su libro sobre el sín- opinión, la obra y trayectoria vital, que junto do de Balbuena, Clarinda o la
concepción retórica del amor en
drome de Beatriz sigue los rastros que, en la a las de César Vallejo, inauguran la poesía Sor Juana, etc. También subraya
literatura hispanoamericana, toma esta figura contemporánea peruana. Por esto mismo, la importancia de la literatura
mítica. En el caso de la Divina Comedia, no es extraño que ambos se encuentren entre anglosajona en la introducción
de la materia dantesca y de las
expresa Cervera, la materia dantesca experi- los constructores iniciales de la nueva ima- traducciones que se multiplicaron
mentó una nueva Edad de Oro en la América gen propuesta. En Eguren se configura lo en el siglo XIX. Cf. pp. 11-34.
Todos estos datos y modos de
hispana hacia la segunda mitad del siglo XIX, que Cervera ha denominado el síndrome de penetración, van construyendo
siendo su primera traducción parcial la reali- Beatriz: un sustrato que dará sus frutos
en la literatura modernista y, a
zada por el romántico peruano Manuel Nico- nuestro juicio, son una de las
lás Corpancho, quien publicó en el semanario un estado emocional que participa de la dimensión fuentes que permite la cons-
El Progreso de Lima (1850), su versión, en psicológica, ontológica, anímica y aun física de un trucción de estas nuevas figuras
femeninas de la poesía peruana
verso, del canto III del Infierno2. sujeto o individuo, y que se caracteriza por la sensa- que analizamos.
Esta traducción es el primer dato histórico ción de vacío erótico. Se trata de un fenómeno de la
La donna angelicata andina en la
de una presencia directa de la figura de Beatriz conciencia provocado por una grave crisis personal, poesía de la vanguardia histórica
en el campo cultural peruano que, más tar- en cuyo epicentro se halla el sentimiento de abando- peruana
SYLVIA MIRANDA LÉVANO

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no y de pérdida, ocasionado por la persistencia de El texto se abre con la descripción del


un estado profundo de fijación erótica en un sujeto balneario, una noche suave frente al malecón,
donde se ha vertido todas las apetencias del amor escenario amoroso que nos introduce a una
como figura esencial del alma3. estructura dialógica en la cual el poeta es el
único en hablar a su «amada del pasado»,
En el caso de Eguren, las similitudes con presentándose ésta bajo la forma de «un haz
la experiencia de Dante y la génesis de Beatriz de niebla» que sube por el acantilado hasta
son estrechas. Dante parte de un hecho real, y traspasar la baranda donde está el poeta:
es muy probable que Eguren también, la exis-
tencia de una amada niña que muere prema- ¿Adónde nos llevará esta noche? Hablas tan cerca
Retrato de José María Eguren turamente. Este hecho irrevocable, que puede de mí y tan lejana que tus palabras no pueden morir.
pintado por Abraham Valdelo- ser biográfico o simbólico, determina en los Quedarán en el infinito; cuando te siento a mi lado me
mar (Ilustración de la portada de
la Rev. Colónida, Lima, 1916) poetas una devoción eterna y la construcción parece estar en él; ¡qué cerca está! […] Tú disipas el te-
de la figura mítico-religiosa en el centro de la rror de la noche; porque eres una luz. Cuando caminas
obra literaria. azuleas las sombras. Al resplandor meridiano se te ve
3 De esta manera Beatriz se transforma en imprecisa, como el jazmín de la tiniebla y el verde azul
Cervera Salinas, op. cit., p. 35.
la donna angelicata, la mujer celestial que de la mañana. Pero eres una luz que me ha alumbrado
4 simboliza lo angélico, lo puro, en una suerte los ojos. Me guiarás por el sendero en bruma, como
«La amada, la niña (solo una de transfiguración erótico-poética que per- un ángel dormido. […] Nada sé de este amor que ha
o dos veces aparece la mujer
en los poemas de Eguren), se mite a Dante permanecer relacionado a la existido desde el ensueño del mundo en el corazón
transforma en la obra del poeta amada más allá de la muerte, en una segunda de Dios. […] Estás junto a mí en las sombras, pero es
no en una personificación preci-
sa, sino en un ser arquetípico»,
forma de existencia conjunta y eterna al inte- matutino tu perfume. Eres el clavel que Dios me ha
en Ricardo Silva-Santisteban, «El rior de la obra. En Eguren esta trayectoria se dado para consolarme de las miradas grises9.
universo poético de José María
Eguren», Escrito en el agua, Li-
repite. La diferencia radica en que la amada
ma, PUCP, vol. II, pp. 142-143. de Eguren es un ser arquetípico4 que adquie- La amada de Eguren simboliza lo angélico,
re distintos nombres que evocan sus excelsas llega como figura mediadora entre las sombras
5
José María Eguren, Obras com- cualidades. terrenales donde está el poeta y el paraíso lu-
pletas, Ricardo Silva-Santisteban Esta imagen femenina resuena en toda la minoso de donde ella procede, al que Eguren
(ed., pról., y notas), Lima, Mosca
Azul Editores, 1974, p. 14.
poesía de Eguren, desde Simbólicas (1911) llama infinito. Ella misma es luz que guiará al
hasta Rondinelas publicado en Poesías (1929). poeta por el sendero de bruma, siendo ángel
6
Ibid., pp. 23-24.
Es la blonda «Deliciosa mignon» a la que el dormido. La sublimación de la experiencia
poeta confiesa: «Yo tengo una añoranza de un amorosa transfigura ese sentimiento humano
7 triste cielo, / y de una muerta rosa en tu alma al campo de lo celestial e intemporal instalán-
Ibid., p. 51.
azul»5, es la «Dama I», personaje angelical dolo en el ensueño del mundo, siendo este uno
8 relacionado con el campo semántico místi- de los rasgos más connotados: la creación de
Silva-Santisteban cita otros ejem-
plos de la amada o la niña
co-religioso que, en Eguren, se asocia con la un universo ideal. La relación místico-religio-
muerta. Véase op.cit., p. 142, naturaleza: «Va en su góndola encantada, / sa, está siempre presente en Eguren mediante
siendo el poema «La muerta
de marfil» del libro Sombras,
de papel a la misa /verde de la mañana […] Y una visión panteísta de la existencia.
la que expresa el tópico más parte dulce, adormida, / a la borrosa iglesia / Esta amada es la niña que vislumbrara una
claramente. de la luz amarilla»6. La imagen está también tarde en un parque limeño, quedando marca-
9 en la «Diosa ambarina» y en «La niña de la do para siempre por este encuentro, por eso
Eguren, op. cit., p. 320-321. lámpara azul» que guía al poeta, cual Beatriz, más adelante le confiesa:
10
a través de la noche por «un mágico y poé-
Ibid., p. 323. tico camino»7, para citar sólo unos cuantos Cuando te vi en la tarde, me pareció que alguna cosa,
ejemplos8. una emoción inenarrable ocurría en las canoas y las
En el motivo «Noche azul», magnífico adelfas del parque. Quizá la emoción estaba en mí
poema en prosa, publicado en La Revista pero fue una realidad, simplista pero bella. La belle-
Semanal, febrero (1931), describe de manera za como el amor, es lo único serio de la vida; serio
más directa y dentro de la estética simbolis- en la sonrisa. El amor idealizado no es únicamente
ta, los rasgos que configuran la imagen de cerebral, pues hay pasión de fantasía. En la síntesis
la donna angelicata. Al tratarse de un texto creadora del sentimiento, se unen enfervecidos el
narrativo, más largo, el poeta encuentra la corazón y la mente10.
La donna angelicata andina en la posibilidad, no sólo de describir poéticamente
poesía de la vanguardia histórica
peruana a la amada sino de volcar recuerdos con más El tono de esta declaración parece expresar
SYLVIA MIRANDA LÉVANO detalle y no menos preciosismo. elementos biográficos reales, siempre embe-

140
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llecidos por la memoria y la idealización. El dan al olvido, 11


Cf. Silva-Santisteban, op. cit.,
sentimiento compuesto de razón y de pasión, ante la Tarde diosa pp. 18-20 y 143-144.
aunque irrealizable en la vida, existe vivo en a dormitar empiezan,
12
la dulce fantasía que inunda el mundo y lo y, en su idioma desconocido En uno de los pasajes el esce-
transforma. Por ello, la figura femenina, su- le rezan15. nario es la playa y una «quinta
jeto de amor, representa no sólo la expresión ruinosa de madera» cercana,
donde el poeta termina con-
del sentimiento amoroso sino un conglome- Los vampiros, espectros relacionados con versando con la niña. En su
rado de tensiones y deseos que van más allá la noche y la muerte, están en el poema, viejos descripción ella tiene diez años,
tez blanca y cabellera obscura.
del solo amor, el redescubrimiento de una y enfermos, lo que trasmite desde el comien- Se trata de un amor imposible,
armonía nueva, que echa raíces en el paisaje zo un aura gótico-romántica. Visten pijamas la niña está prometida prema-
turamente, además el destino
y a través de él remueve el complejo cultural blancos incidiendo en el aspecto fantasmal le deparaba «una vida bella y
subyacente. del símbolo. De esta forma, como si se tra- efímera». Al final del pasaje el
En el motivo «Visión nocturna», que fue tara de un viejo ritual, inician la búsqueda de poeta dice: «Han pasado los
años. Sé que está en Europa, ba-
escrito hacia la misma época que «Noche su diosa, entran sigilosos en el enmarañado jo una tumba blanca». En el otro
azul» Eguren anuló dos pasajes que conte- templo, localizan el altar, la hornacina de pasaje el encuentro se desarrolla
en una plaza donde la gente se
nían probablemente aspectos más biográficos. la diosa ambarina. Ella aparece como tenue ha reunido a ver un «castillo
Esta primera versión fue publicada por César luz rodeada por la oscuridad. Su situación de fuegos», la niña tiene 12
años y el poeta 18, es blonda y
Debarbieri en 1987 y transcrita por Silva- parece entrañar inconcientemente la imagen festiva, el poeta logra acercarse
Santisteban en su estudio11. En estos textos de la amada niña en su «tumba blanca». La y ella lo rechaza, dice llamarse
se narran versiones de ese encuentro entre el asociación con la amada muerta y ya diosa, «Noche» y pronto desaparece
entre la multitud. El poeta la
poeta y la niña, que aunque distintos y siem- sublimada, queda expresada en esta imagen. busca, los amigos afirman que la
pre consustanciados en su poética, nos dejan Los ojos de los vampiros, rojos y tristes, son ha imaginado. Cf. Silva-Santiste-
ban, ibid., pp. 18-20 y 143-144
la impresión de un enamoramiento platónico la traslación del dolor del poeta al contemplar respectivamente.
auténtico12. No existen datos reales sobre si la imagen del amor perdido. Ese dar al olvido
13
existió esa niña y sobre su prematura muerte, los ensueños de noche hermosa, presume la Silva-Santisteban hace referen-
lo que sí podemos afirmar es que esta imagen imposibilidad de la relación amorosa, pues la cia a una conversación sobre el
es más que el uso del tópico finisecular, pues «noche hermosa» a la que se hace referencia, tema: «Cuando César Francisco
Macera le preguntó si se ha-
no sólo está en algunos poemas sino que es no es sino el espacio de amor erótico, huma- bía enamorado muchas veces,
consustancial a toda su poesía13. no, anulado por la muerte. Es el instante de la Eguren respondió sonriendo:
Sí, muchas veces. Pero nunca
En la figura inquietante y profunda de «La catarsis, de esos signos rojos, de esos trazos dije de quién. He gozado y
Diosa ambarina», la «sensación de vacío eró- de sangre en el alma del poeta. La llegada de he sufrido. He dejado pasar la
oportunidad de ser feliz con
tico» que determina el síndrome de Beatriz, la Tarde, como si de una diosa gris se tratara, una mujer por escrúpulo. En
concluye en la veneración «místico-amorosa» determina el campo semántico de la tristeza estas cosas el hombre debe ser
de la diosa en un proceso de sublimación que es la realidad. Sólo queda el místico rezo, muy delicado. Su sobrina Teresa
Bérnizon ha dejado entrever los
que, como indica Cervera, está asociado a «la conclusión del ritual de veneración a la ima- posibles nombres de las amadas
materia literaria, que se brinda como ejemplo gen de la amada-diosa. ¿Lili…María Laura…Eva…?»,
ibid., pp. 17-18.
para tejer tramas donde la creación textual se Es interesante señalar cómo Eguren expre-
eleva a categoría estética de resonancias reli- sa en todo momento una religiosidad distinta, 14
Cervera Salinas, op. cit., p. 36.
giosas. En todo caso, la conciencia desdichada una visión panteísta, como apreciara también
persiste y propicia un permanente estado de Silva-Santisteban, asociada siempre a la má- 15
nostalgia de lo que fue o pudo haber sido»14. gica naturaleza. De esta manera el inteletto Eguren, op. cit., p. 32.

d’amore (razón de amor) que rige su poesía


La Diosa ambarina se une a un locus amoenus limeño, de regio-
nes lacustres, parques, playas, balnearios, de
A la sombra de los estucos garúas, de un color rosa y verde, o nácar,
llegan viejos y zancos, como veía el poeta a Lima; con flores como el
en sus mamelucos tacón, la camelia, la madreselva, el jazmín del
los vampiros blancos. Cabo y con una fauna silvestre abundante en
Por el templo de las marañas aves y pequeños insectos como la luciérnaga
bajan las longas pestañas; o la mariposa.
buscan la hornacina Queremos subrayar esto último, como un
de la diosa ambarina; aspecto determinante. La poesía de Eguren
y con signos rojos, está enraizada en un sentimiento hondo del La donna angelicata andina en la
poesía de la vanguardia histórica
la miran con sus tristes ojos. paisaje americano, no en su majestad, como peruana
Los ensueños de noche hermosa había sido cantado en toda nuestra tradición, SYLVIA MIRANDA LÉVANO

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16 sino en lo que tiene de extraño, de misterioso, 2. «Rita» y el Paraíso perdido


Luis Alayza Paz-Soldán, «Para
unas manos que adoro», en La de oculto y de elemental.
sed eterna (versos), Lima, Talle- De esta manera, la donna angelicata que El poema «Idilio muerto» de César Vallejo
res tipográficos de «La Revista»,
1911, p. 98.
Eguren construye consustanciada con la natu- escrito entre 1918 y 1919 representa, en Los
raleza profunda del paisaje limeño, se encuen- heraldos negros, la primera muestra significa-
17 tra en las antípodas de las imágenes femeninas tiva e intensa del trasvase andino de la figura
Eguren, «Notas limeñas», op.
cit., p. 329. loadas por la Lima letrada de su época como, de la donna angelicata en la poesía peruana.
por ejemplo, estos versos con los que el poeta Así lo considera también Ricardo González
18
Ibid., p. 330. Luis Alayza Paz-Soldán describe, en 1911, a Vigil en comentario al poema: «más impor-
su amada ideal: tante que la identificación de ‘Rita’ resulta
19
José Carlos Mariátegui, «Poesía
observar la intensidad con que encarna un
y verdad. Preludio del renaci- Piel nevada, sangre azul, perfume, gracia, tipo de amada llena de pureza, una adaptación
miento de José María Eguren», gentileza, aristocracia…16. de la ‘donna angelicata’ y de las pastoras bu-
Amauta, 21, pp. 11 y 12.
cólicas de Teócrito (cuyos poemas se titulan,
20 En estos versos Paz-Soldán define no sólo justamente, Idilios) y Virgilio, al ambiente an-
Lima y la valoración del paisaje
limeño en Eguren y su relación un patrón de belleza sino un estatus y un linaje dino, cultural y racialmente tan idealizado en
con los vanguardistas son aspec- relacionados directamente con su clase social y la sección ‘Nostalgias imperiales’. Una amada
tos que han sido tratados más
ampliamente en Sylvia Miranda
con una Lima como espacio de poder hispánico. andina con muchos rasgos maternos, como ha
Lévano, «El imaginario de Lima y Frente a este discurso, el arquetipo femenino señalado Paoli»21.
la ciudad moderna en los poetas erigido por Eguren transparenta un sentimiento
vanguardistas peruanos: Carlos
Oquendo de Amat, César Moro limeño distinto, devuelve a la ciudad su espíritu Idilio muerto
y Emilio Adolfo Westphalen», frágil, su carácter subjetivo, negado largamente,
Tesis doctoral, Madrid, Univer-
sidad Complutense de Madrid, como dijo, «por procederes atávicos, por cade- Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
2007, pp. 209-235. nas grises»17. Los espacios poéticos, que revelan de junco y capulí;
21
esa Lima subjetiva donde habitan sus amadas, ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
César Vallejo, Poesía Completa. determinan una función de esperanza, que sub- la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.
Los Heraldos Negros y otros yace en su definición de Lima como «la cuidad
poemas juveniles, T. I, nueva
edición crítica, estudio preli- poética de la esperanza»18. Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
minar, bibliografía e índice de Este cambio elemental de Eguren desde el planchaban en las tardes blancuras por venir;
Ricardo González Vigil, Trujillo,
Industria Gráfica Libertad SAC, centro de la Lima letrada a la que por ascen- ahora, en esta lluvia que me quita
2005, p. 236. dencia estaba ligado, lo coloca en las bases, las ganas de vivir.
22
junto con Manuel González Prada y César
Ibid., p. 235. Vallejo, de los que perciben lo que Raymond Qué será de su falda de franela; de sus
Williams llamó un cambio en la estructura de afanes; de su andar;
23
Ibid., p. 47. sentimiento, y que en la sociedad peruana pasa de su sabor a cañas de Mayo del lugar.
por evidenciar lo autóctono, sea costeño o sea
andino, frente al canon socio-cultural hispá- Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
nico hegemónico. Porque la obra de Eguren y al fin dirá temblando: «Qué frío hay…Jesús!».
evidencia ese cambio José Carlos Mariátegui Y llorará en las tejas un pájaro salvaje22.
comprende que el magisterio poético de Egu-
ren pertenece a la generación vanguardista: El año de 1918 es un año significativo
«Su poesía empieza solo ahora a influir en las para Vallejo, concluye Los heraldos negros en
cosas»19, como puede apreciarse en las obras Lima y se entera de la muerte de María Rosa
de Adán, Oquendo, Moro y Westphalen20. Sandoval en febrero y la de su madre María
La donna angelicata de Eguren (niñas, de los Santos Mendoza Gurrionero en el mes
diosas, amadas) es un ángel limeño, misterio- de agosto. González Vigil señala la presencia
so o festivo, con aliento de balneario encanta- de estas pérdidas en el verso 5 de «Los dados
do y fragilidad de garúa. Estas figuras están en eternos» que dicen: «Tú no tienes Marías que
el sustrato de creaciones como «Aldeanita» de se van»23. Es interesante también el comenta-
Oquendo, la «niña diosa» y la «Diosa amba- rio de Roberto Paoli que cita esos rasgos ma-
rina» de Westphalen, poetas que declararon, ternos al interior de la figura de Rita, que se
de distintas formas, su adhesión a la poesía y dejan percibir en las manos en actitud contrita
La donna angelicata andina en la persona de Eguren. El rescate de la naturale- que planchan, en la falda de franela, en sus
poesía de la vanguardia histórica
peruana za de Lima une su poética a la de La casa de afanes, en su andar. Como señaló Guillermo
SYLVIA MIRANDA LÉVANO cartón de Martín Adán. Sucre, el tema del amor en Vallejo, cuando se

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relaciona con el mundo del hogar, «adquiere del que se desprende una serena dignidad, que
una distinta plenitud […] Y es que de algún nos llega a través de la mirada del poeta. Esas
modo, la mujer es para Vallejo la madre, el ser blancuras futuras que expresan sus manos en
de la reconciliación cósmica»24. hacer cotidiano, imprimen sobre la amada un
La nostalgia por la pérdida de la amada poder sobre un noble destino, sobre un puro
está sustanciada con la añoranza e intensidad y sencillo camino, que se contrapone con
con la que describe el paisaje andino, visua- el destino que ha elegido el poeta de donde
lizado como el lugar del paraíso perdido. El surge la tensión. La ingenuidad con que se
dolor por la madre muerta subyace en la está a la puerta mirando algún celaje y ese
constitución del personaje de Rita, creado Dios retórico de la exhalación: «¡Qué frío
en contraposición al vacío que instaura esta hay…Jesús!», intensifican la fragilidad de la
Retrato de César Vallejo por
ausencia definitiva. A la figura de Rita se figura y su mundo, en permanente riesgo de Pablo Picasso.
transfiere ese sentido materno, en sus queha- desaparición, o ya desaparecido, por ellos
ceres, en la paz, en la lentitud y en la inocencia llora el pájaro salvaje. 24
que despide la amada aldeana. El dolor está La figura simbólica y patética del «pájaro Guillermo Sucre, «La nostalgia
doblemente intensificado, en tanto constituye salvaje» al final del poema, de tintes toda- de la inocencia», en Ángel Flo-
res (coord.), Aproximaciones a
no sólo la pérdida de este amor puro, imagen vía modernistas, nos impresiona hondamente César Vallejo, T. I, New York,
de los primeros amores, sino la de la infancia, porque no canta sino llora, porque su loa a L. A. Publishing Company INC,
1971, p. 262.
la realidad de la orfandad. Rita termina en llanto, un llanto que se enlaza
El contrapunto a este paisaje andino es con el paisaje andino y que, a su vez, tiene re- 25
Recuérdese que por esa época
Bizancio, figuración poética de Lima, que percusiones en el paisaje actual del poeta, esa Vallejo, como indica González
se experimenta como la Babel de la degrada- Lima lluviosa, que le quita las ganas de vivir. Vigil, mantiene «intrincadas re-
ción, el espacio de la modernidad, ligado a la Es, como a menudo en Vallejo, un sufrimien- laciones amorosas» con «Otilia
Villanueva en 1918-1919, con
imagen de ese «flojo cognac» en el que turba to universal. Todo el poema está recorrido presiones de los familiares de
su existencia el poeta, frente a la ternura y la por esas dos tensiones básicas: el campo y la ella para formalizar sus amoríos
y con una áspera ruptura en
tranquilidad que despide la aldea. ciudad. Ambos expresan las contradicciones 1919. El tema erótico inundó
La añoranza por el mundo andino, como de dos mundos a los que no pertenece por muchos poemas de Trilce». En
César Vallejo, op. cit., p. 48.
paraíso perdido de su infancia, es el senti- entero, pero que lo desgarran y de los que «Idilio muerto» corresponde a
miento que rige el poema, esta experiencia tiene que dar cuenta. los poemas que Vallejo escri-
está simbolizada en el «pájaro salvaje», ima- En el centro de esta contradicción es don- bió entre 1917 y 1918, por
eso planteamos la posibilidad
gen del mundo andino y del poeta al mismo de Vallejo levanta la imagen dignificada de su de que esta intrincada relación
tiempo. Se puede decir que en la creación de amada aldeana, como una estela de imágenes amorosa pudiera influir también
en el poema.
Rita subyace una pérdida irrevocable, real, imperecedera. Una belleza ignorada, que im-
que impulsa a erigir una figura angélica bajo plica indirectamente las tensiones derivadas
los rasgos de una donna angelicata andina. del implícito racismo de la sociedad peruana
Como amante define los atributos de y que el poeta subvierte al sustraerla y ele-
la amada en relación a la naturaleza, mujer varla a un código ideal, la figura de la donna
«andina y dulce», binomio que se sugiere con- angelicata. Es difícil decantar la complejidad
sustancial, espigada como el «junco» y de tez de este proceso en que la figura simbólica
dorada como el «capulí». Su «sabor» es fresco, aldeana queda expresada y se constituye en
azucarado, primaveral, como las «cañas de paradigma. Nos referimos a si el poeta es
Mayo del lugar». Es sintomática la elección consciente plenamente del significado com-
del gusto, como elemento de los sentidos que plejo de su construcción o, hasta qué punto,
resalta el poeta y que nos conduce a la esen- la complejidad del proceso creativo asume
cialidad donde radica la virtud de la amada, ya, en sí misma, esa conciencia y se expresa
su evidente connotación erótica lo relaciona en esa nueva realidad sin mayor premedita-
con el beso o el placer sexual. La expresión ción.
del erotismo permanece en el campo de lo Lo que nos parece irrefutable es que esta
natural, alejado de cualquier artificio, como si figura sólo es posible en una época en que
ese ámbito, en el mundo andino, se llevara de todo vuelve a cuestionarse y el problema de
manera más sencilla, lejos de las complejida- la identidad nacional está en el centro de ese
des y formalismos de la ciudad25. proceso transformativo. Los indigenistas y
La diosa, o el ángel, de la tradición euro- los vanguardistas participan de ese complejo La donna angelicata andina en la
poesía de la vanguardia histórica
pea ha sido sustituida, de esta manera, por la donde, en nuestros mejores representantes, peruana
inocencia y sencillez del personaje aldeano «lo nuevo» y «lo autóctono» no resultaron, SYLVIA MIRANDA LÉVANO

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en un balance posterior26, posiciones exclu- híbrida y compleja, sustentada por la pérdida


yentes. irreparable del paraíso perdido de la infancia.
Santiago López Maguiña comenta: Vallejo asume con total conciencia que la pér-
dida del mundo andino es una pérdida para la
Los indigenistas y los vanguardistas en las primeras humanidad.
décadas del siglo XX definieron sus naciones como
naciones indígenas, lo que hasta entonces había sido 3. «Aldeanita» o la donna angelicata andina
negado. Pero esa reivindicación implicaba una margi-
nación: ellos no eran indígenas y, en consecuencia, no El poema «Aldeanita» de Carlos Oquen-
podían asumir más que una función delegada con res- do de Amat abre su único libro 5 metros de
Carlos Oquendo de Amat.
pecto a la identidad nacional y frente a la lengua27. poemas (1927). Este texto está fechado en
1923, año doloroso en la vida del poeta ya
Para López Maguiña, «Idilio muerto» que queda totalmente huérfano al morir su
26 «tematiza una esquizofrenia básica» cuando madre, Zoraida Amat Machicao, el 14 de ju-
En las primeras décadas del siglo
XX las posiciones sobre lo nuevo, intenta resaltar a través de una «escritura mo- lio de 192330. Todos sus biógrafos consideran
la vanguardia, la técnica, lo derna unos valores naturales y arcaicos» que este hecho como la experiencia más triste y
autóctono, se discutieron abier-
tamente como queda evidencia- de no ser por esta escritura hubieran quedado profunda en la vida del joven Oquendo, que
do en el libro de Mirko Lauer, ignorados, «ágrafos», en palabra de Antonio con sólo dieciocho años queda sumido en
La polémica del vanguardismo
1916-1928, Lima, Fondo Edito-
Cornejo Polar, que cita28. la orfandad y la pobreza. Como en el caso
rial de la UNMSM, 2001. En nu- En este sentido los niveles de idealización de Vallejo, la muerte de la madre está muy
merosas investigaciones actuales de la figura andina de Rita quedan reforzados cerca de la creación del paradigma femenino
se ha establecido que los poetas
indigenistas encontraron en las por un sustrato cultural occidental que es que nos ocupa. La muerte de Zoraida puede
nuevas técnicas vanguardistas también parte de Vallejo, y que el poeta utiliza relacionarse con el síndrome de Beatriz, al que
una posibilidad de expresión
que permitía la universalización para erigir la figura de la belleza e inocencia hemos aludido, que determina la sublimación
de sus temas y que entendieron de la aldeana. El que escribe es un poeta del sentimiento amoroso y la creación de la fi-
que la recusación del espíritu
vanguardista iba acorde con
mestizo, no indígena, escribe en castellano y gura de la donna angelicata, como una forma
sus reivindicaciones sociales. Cf. siente su mundo andino como algo intransfe- de superar el vacío y enaltecer la figura en la
Jorge Cornejo Polar, «Notas so- rible. El esfuerzo creador asume una enorme ficción poética.
bre indigenismo y vanguardia en
el Perú», en James Higgins (ed.), complejidad, pues no sólo se transfiere la cos- La estructura original del libro, con ho-
Heterogeneidad y literatura en movisión andina, los sentimientos, sino una jas que se despliegan en forma de acordeón,
el Perú, Lima, CELACP, 2003,
pp. 199-221. lengua y una forma de expresión distinta, la su título, la disposición y tipografía de los
forma oral frente a la forma escrita. José María versos, la advertencia introductoria y la bio-
27
Santiago López Maguiña, «El
Arguedas explica esa complejidad cuando ex- grafía final y, por supuesto, el contenido de
concepto del discurso heterogé- presa: «En Vallejo empieza la etapa tremenda los propios poemas, confirman tácitamente
neo en la obra de Antonio Cor- en que el hombre del Ande siente el conflicto su voluntad de poner de relieve la nueva sen-
nejo Polar», en ibíd., p. 42.
entre su mundo interior y el castellano como sibilidad de la vanguardia y la nueva estética.
28 su idioma. El cambio violento que hay entre Por esto mismo, el hecho de colocar el poema
Cf. ibid., p. 43.
Los heraldos negros y Trilce es principalmente «Aldeanita» como pórtico nos parece un acto
29 la expresión de ese problema»29. poético premeditado, como lo es la composi-
José María Arguedas, «Entre
el quechua y el castellano», en
Arguedas considera, como un problema ción de todo el libro.
Ángel Flores (coord.), op. cit., del idioma, las tensiones y complejidades que Podemos decir entonces que la figura de
p. 186. desembocan en la búsqueda de una expresión la bella «Aldeanita de seda» aparece como
30 nueva, que será la gran hazaña del lenguaje una imagen tutelar, a la que el poeta rinde
Cf. Rodolfo Milla, Oquendo, T. I, que representa Trilce, una convulsión interna homenaje, y que simboliza la puerta de acceso
Lima, 2006, p. 402.
que se percibe ya en la temática y las tensiones que introduce al lector-espectador al mundo
que recorren «Idilio muerto». prístino y maravilloso del libro. Un libro que
La imagen idealizada de Rita está imbui- el poeta dedica a su madre: «Estos poemas
da de las inflexiones que fundan la escritura inseguros como mi / primer hablar dedico a
poética de Vallejo, su prístina figura no es mi madre».
una imagen gozosa, su belleza está inmersa
en el desamparo y en constante riesgo de Aldeanita
desaparición. De esta forma, Rita es el rastro
La donna angelicata andina en la y el esfuerzo por dar testimonio de un mundo Aldeanita de seda
poesía de la vanguardia histórica
peruana destinado a perecer y que el poeta universa- Ataré mi corazón
SYLVIA MIRANDA LÉVANO liza a través del tópico, en una construcción Como una cinta a tus trenzas

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Por que en una mañanita de cartón para lograr trasmitir una voz y un sentimiento
vivo muy particular, que José María Arguedas
(a este bueno aventurero de emociones) vinculaba con el idioma, y que describe como
«ciertos sentimientos característicos del co-
Le diste el vaso de agua de tu cuerpo razón indígena: la ternura, el cariño, el amor
y los dos reales de tus ojos nuevos31. a la naturaleza»34. La musicalidad, el impacto
afectivo, que logra trasmitir la palabra poética
Como en Vallejo la mujer loada es una de Oquendo, toca el espacio de una memoria
aldeana cuyo diminutivo cariñoso manifiesta colectiva que está en los orígenes, cuando
la ternura y la delicadeza con las que el poeta esto sucede el lenguaje se torna un aconteci-
trata a la joven. En Vallejo, las relaciones con miento.
el paisaje andino están descritas todavía bajo Resulta de sumo interés observar los dis-
una estética simbolista. En Oquendo estas tintos caminos recorridos por Vallejo y por Fotografía realizada por Martín
relaciones con la amada andina y el paisaje del Oquendo para dejar aflorar una palabra que Chambi, Campesina de Comba-
pata, Cusco, 1934.
altiplano, que es el paisaje de la infancia del nos relaciona con los orígenes de nuestra
poeta, están expresadas en un lenguaje van- cultura andina. En ambos casos, el espíritu
guardista, exento de tópicos costumbristas. vanguardista, la emergencia del indigenismo 31
Carlos Oquendo de Amat, 5 me-
Quizá la única referencia característica sea esa y los cambios estructurales de la sociedad tros de poemas (1927), Daniel
«cinta» de las «trenzas» de la aldeana, que es peruana sirvieron de contexto a esta rebelión Salas Díaz (ed.), Lima, col. El
manantial oculto, PUCP, 2002,
la forma tradicional del peinado de la mujer angustiosa en el lenguaje de Trilce y al ha- p. 21.
del Ande, pero ni en este caso el lenguaje del llazgo armonioso de esa voz andina, viva, en
poeta asume rezagos de color local sino que «Aldeanita». 32
Augusto Tamayo Vargas, «Car-
estos términos están allí sólo para marcar el Oquendo logra, a través de estos tres los Oquendo de Amat», «Domi-
origen andino del personaje. sentimientos que alude Arguedas, insertar nical» de El Comercio, Lima, 8
de junio de 1986, p. 9.
Lo que resulta maravilloso de este poema la ancestral voz andina en la actualidad del
es que todo él trasunta con claridad una voz poema, como testimonio de una realidad 33
Giorgio Agamben, «El lenguaje
que reconocemos andina. Evidentemente la contemporánea, mestiza y futura, dentro del y la muerte. Séptima jornada»,
nominación de la amada «Aldeanita» nos concepto universal que él tenía de la poesía. en Fernando Cabo Aseguinola-
centra la figura, pero el paisaje que la enmarca En este mismo sentido, aunque mediante esa za (comp.), Teorías sobre la líri-
ca, Madrid, Arco/Libros, 1999,
emerge en nuestra imaginación no sólo de las lengua de fuego que caracterizó su escritura, pp. 121-122.
palabras sino de lo que engarza esas palabras, César Moro resaltaba la actualidad del indio,
34
una musicalidad en la que los términos caste- abriendo los ojos a su «impecable belleza Cf. Emilio Adolfo Westphalen,
llanos cobran una resonancia antigua. Augus- clásica»35. «Las lenguas y la poesía», Escri-
tos varios sobre arte y poesía,
to Tamayo Vargas registra esta experiencia La descripción de la amada de Oquendo Lima, Tierra Firme, FCE, 1996,
cuando dice de este poema que comienza con comienza bajo el calificativo de «seda»36 que p. 160.
voz de viejo haravicu y lo vincula al decir se vincula con la tersura de la piel, para luego
35
poético de los cholistas32. señalar el peinado característico. Compara Cf., César Moro, «A propósito
El lenguaje poético de Oquendo expresa su cuerpo con un vaso de agua, que sugiere de la pintura en el Perú», El Uso
de la Palabra, 1, Lima, (diciem-
su heterogeneidad, su emoción andina y van- un manantial andino de aguas cristalinas, ya bre de 1939), p. 7.
guardista al mismo tiempo. Giorgio Agamben que el vaso denota la transparencia del vidrio
36
comentaba, refiriéndose a los aspectos musi- o el cristal. Sus ojos son «reales», monedas Milla revela la presunta identi-
cales de la poesía trovadoresca, un hecho que resplandecientes que llevan las gentes sencillas dad de «Aldeanita» en la per-
sirve para aclarar este aspecto trascendental de de los pueblos. Esta ingenua comparación sona de Armida Eduardo de
Amat, prima del poeta, con la
la palabra poética: la musicalidad, en el caso identifica inconcientemente a la amada con un que sostuvo un enamoramiento
de Oquendo, la voz andina que se percibe. símbolo de riqueza y nobleza de alma. Pero platónico cuando ella contaba
16 años y el poeta 18. Ade-
los ojos tienen otra cualidad, son «nuevos», más apunta el dato de que las
El elemento métrico-musical muestra ante todo al término que expresa la nueva sensibilidad, el hermanas Eduardo de Amat y
su madre elaboraban trabajos
verso como lugar de una memoria y de una repeti- comienzo, la proyección de la mirada hacia manuales en seda. Cf. Milla, op.
ción. […] En otros términos, a través del elemento el futuro. A esta delicada, despierta y sencilla cit., pp. 410-412.
musical, la palabra poética conmemora el inaccesible aldeana el poeta le ofrece su amor y su ren-
lugar originario y expresa la indecibilidad del acon- dida fidelidad simbolizada en el corazón que
tecimiento del lenguaje33. atará a su cabellera. Con estos rasgos adorna
la figura de su donna angelicata andina. Una La donna angelicata andina en la
poesía de la vanguardia histórica
Oquendo no utilizó términos quechuas o mujer andina sencilla y radiante al mismo peruana
aymaras, pero esto no fue un inconveniente tiempo, orgullosa de su cultura e integrada SYLVIA MIRANDA LÉVANO

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37 en su actualidad, como ya la captaba, por y emociones, con los que se define a sí mis-
Raúl Bueno se refería a ello
cuando comentó que la poesía la misma época, el lente sensible de Martín mo). Pero a diferencia de Vallejo la poesía de
de Oquendo «anula la disconti- Chambi. Oquendo no expresa el conflicto entre estas
nuidad CAMPO/CIUDAD para
fundar una continuidad poética
El erotismo velado del poema se introduce dos realidades sino sus posibilidades concilia-
en que el campo reverdece en la a través del explicativo «Por que…» [sic] me- doras en el espacio poético37. De esta forma,
ciudad y en que ésta civiliza al diante el cual el poeta declara su relación con el joven enamorado que busca emociones y
campo», en «Aproximación teó-
rico-metodológica e ilustración ella. El escenario es «una mañanita de cartón», aventuras en la ciudad traslada esta frescura
sumaria mediante el estudio de muy en la vena egureniana, que determina un cosmopolita al espacio idealizado del campo
5 metros de poemas de Oquen-
do de Amat», Poesía hispano- espacio casi infantil, de juego, en él la aldea- a través de la figura de su amada aldeana que,
americana de vanguardia. Pro- nita le entrega su amor que está impregnado a su vez, se presenta como una imagen dulce,
cedimientos de interpretación
textual, Lima, Latinoamericana
de esa candidez. La palabra «cuerpo» expresa libre y sencilla.
Editores, 1985, p. 132. la relación erótica, que no hace referencia Esta complementariedad natural que en-
38
necesariamente a una relación sexual, pero cuentran campo y ciudad en el espacio poé-
La construcción de la niña dio- sí de atracción física. De manera indirecta, a tico hace que la figura emblemática de su
sa, o la bella, guarda íntimas través del verbo dar, «le diste», se configura aldeana sea una figura gozosa, llena de luz,
relaciones con las figuras erigi-
das por Eguren que ya hemos la entrega física de la amada y con ello una pureza y actualidad. El poema actualiza el
comentado: la niña como centro liberalidad en la acción amorosa del personaje sentimiento andino al interior de la nueva
de amor puro y de misterio. Más
tarde, la imagen de la diosa
que es también un rasgo que nace de la nueva sensibilidad e ilusión vanguardista con que
ambarina aparecerá con este sensibilidad de la vanguardia y su relación se construye la figura de la amada andina. El
mismo nombre en los poemas con una imagen femenina activa, liberada del sentido del juego infantil, la sensación aven-
escritos por Westphalen en los
años 80. Aunque la niña está tabú sexual. Por su parte, el poeta se figura turera, imprimen al poema la utopía de un
ya en el último poema que cie- un joven en busca de emociones, un viajero, mundo maravilloso peruano, en tanto que se
rra Las ínsulas extrañas (1931),
es en Abolición de la muerte aspecto que está en perfecta concordancia identifica a través de la amada andina con la
(1935) donde se encuentra im- con las primeras experiencias amorosas y la pureza de ese mundo que fue el de la infancia
pregnando su poética. Como
para vincular más claramente
forma de expresión vanguardista, signada por del poeta. El hecho que queremos destacar es
este libro con la materia dan- la aventura y los viajes. que el mundo andino no es aquí el mundo del
tesca y la figura de Beatriz en El lector tiene la impresión de que el poeta dolor, el espacio que desaparece, el paraíso
particular, Westphalen abre la
edición príncipe de Abolición habla desde el recuerdo de un amor noble, de perdido, sino el paraíso redescubierto a los
de la muerte con la dedicatoria: un hecho del pasado, siendo el ofrecimiento ojos de la nueva sensibilidad. La donna ange-
«IDA BEATRIZ». Diríamos, con
estos datos expuestos, que los de veneración a la amada un acto simbó- licata de Oquendo es una figura femenina en
dados están echados. La imagen lico posterior y, además, futuro: «Ataré». la que se abrazan felices el campo y la ciudad,
de Beatriz presidiendo el libro,
su vinculación con la poética
Tratándose de un texto tan pequeño resulta la tradición y la vanguardia.
de Eguren, el título del libro que sorprendente la forma en que Oquendo ma-
nos remite a la construcción de neja los tiempos verbales. La veneración es 4. Otras aldeanas
un espacio ideal, que anula la
muerte y permite la existencia una promesa, un acto futuro, y la relación
infinita del poeta y la amada. amorosa se encuentra en el pasado. La lógica En la poesía de Emilio Adolfo Westpha-
Estamos frente a un libro que nos
introduce, a través de la estética del discurso debería ser el establecimiento len, la figura de la donna angelicata es quizá
vanguardista, a un espacio poé- del hecho amoroso y, luego, la consiguiente más sugestiva y directa en ciertos aspectos,
tico entendido como Paraíso.
declaración de veneración, pero esta lógica pero también más compleja como para anali-
está invertida, lo que complejiza y enriquece zarla en el espacio que nos resta del presente
el discurso. La conciencia presente subyace en artículo. Basta decir que no se trata de una al-
la definición que hace de sí mismo el amante deana, sino de una «niña diosa», que destruye
en tercera persona: «a este bueno aventurero y rehace un universo poético signado por la
de emociones». El adjetivo «bueno» quita al Abolición de la muerte o una existencia eterna
término «aventurero» su valor negativo de- de los amantes en el Paraíso38.
jando su figura en el centro de una condición Nos interesa destacar aquí, un poema de
poética ideal de tintes románticos. El poeta Westphalen de su segunda época. En él apare-
está solo, su mundo real es la poesía. Desde ce la figura de la aldeana desde una perspectiva
esa íntima orfandad y en ese espacio poético crítica muy distinta. La lectura de este poema
del poema erige su donna angelicata andina, fue lo que nos sugirió el tema del presente
a la que rinde homenaje. artículo. El mundo rural peruano casi no apa-
Como en Vallejo, la poesía de Oquendo rece como tal en la poesía de Westphalen de
La donna angelicata andina en la representa el binomio campo/ciudad. En el los años treinta, pero hay una alusión directa
poesía de la vanguardia histórica
peruana campo está la amada idealizada y el poeta en un poema de su libro Ha vuelto la diosa
SYLVIA MIRANDA LÉVANO escribe desde la ciudad (lugar de aventuras ambarina (1988). En este poema, sin título, el

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mundo rural se presenta, como en Oquendo la vincula con antiguos


y Vallejo, relacionado con la belleza de una ritos de los orígenes y
joven de la serranía. denota esa magia simpa-
tética que une al hombre
UNA jovencita recién venida –tal la apariencia –directamente con cualquier parte de
de lejana serranía –sin escala en villorio aldea o pueblo grande su cuerpo, sobre todo
o pequeño –sorprendía por el cuidado extremo que tomaba en el pelo y las uñas, que
no mostrar en su español rezago o tonalidad –aún tenues –que son destruidos mediante
trasluciera su quechua materno-. el fuego para evitar que
No tenía empacho (por lo contrario) en quemar ritualmente a vista caigan en manos de los
de todos la vedija enredada en el peine luego de acariciar su brujos.
desbordante A través del misterio
vigorosa y luenga cabellera. y de los atavismos cul- Emilio Adolfo Westphalen.
(Hermoso dibujo nos hubiera dado Rendir de su enhiesto cuerpecillo turales, el poeta llena de
–más que núbil aunque con teticas minúsculas– ocultado en parte por contenido y de profun-
la espesa la abundante catarata de pelo negro exuberante)39. didad la imagen simbólica, que se concentra 39
Emilio Adolfo Westphalen, Bajo
en un isomorfismo que opone la juvenil zarpas de la quimera. Poemas
La perspectiva desde la cual se presenta belleza y la antigüedad ancestral, la aparente 1930-1988, presentación de Jo-
esta imagen dista mucho de la Rita de Vallejo ingenuidad adolescente y la vieja sabiduría. sé Ángel Valente, Madrid, Alian-
za Editorial, 1991, p. 235.
o la Aldeanita de Oquendo. En ambos poetas El poeta aborda el tema del idioma, ese
la conciencia de estar refiriendo un espacio quechua materno que la joven intenta escon- 40
Westphalen, «Las lenguas y la
físico propio: la aldea, el mundo andino, que der como una vergüenza. Para Westphalen poesía», en Escritos varios…,
sienten como lugar de origen, alejado del mal esa realidad conflictiva de pertenecer cultu- op. cit., p. 160.
del mundo, o como lugar utópico donde los ralmente a un pueblo del cual se desconoce el
contrarios se concilian, hace que la figura fe- idioma, un idioma despreciado por las clases
menina se presente de manera lógica como la que ostentan el poder económico y social, es
amada ideal. En el caso de Westphalen, el poe- una experiencia de desarraigo fundamental de
ta no describe a su «jovencita recién venida», la sociedad peruana hispanohablante y urba-
sino a «UNA jovencita…». Aquí, el artículo na, con la cultura y con el paisaje del propio
definido indica una distancia afectiva. No país. Este problema lo percibió el poeta desde
estamos delante de la imagen de una donna su infancia ya que, como comentó él mismo,
angelicata como es evidente, sino frente a un hubo en su casa personas cariñosas que ha-
poema que declara, a través del elogio de la blando en quechua le dejaron sentir su afecto.
belleza de la joven, la privación de un mundo A este hecho se suma su amistad con José
que tendría que ser el suyo, pero que no lo es, María Arguedas:
un mundo negado culturalmente.
La «recién venida» alude, dentro de la con- Siempre lamentaré que en la escuela y la universidad
textualización cultural limeña, a la expresión en lugar de inglés no me enseñaran quechua –lo cual
popular y despectiva la recién llegada. De esta no sé si hubiera contribuido a esa ambigua «integra-
manera, a través de la revalorización del sen- ción social» que tanto se predica pero entendiéndola
tido de la frase, el poeta se opone al prejuicio más bien como una sumisión y desaparición conse-
estatuido y rectifica el lugar de lo andino en cuente de los remanentes de las tradiciones indígenas
el discurso. Lo mismo sucede con la apelación –al menos hubiera permitido quizás un conocimiento
«UNA jovencita», que constituye parte del mayor de los factores culturales mutuos y –desde
rescate del personaje y de la cultura a través luego– la apreciación de las cualidades poéticas y
de su dignificación en el lenguaje. otras que Arguedas reivindicaba40.
Westphalen emprende esta tarea reivin-
dicativa desde su posición de hombre de Otra de las formas que el poeta usa para
ciudad, del limeño, del que ve venir a la joven elevar la imagen de la muchacha indígena es
e intenta dirigir una mirada distinta sobre compararla con una de esas jóvenes france-
ella, mediante el hálito de sencillo misterio sitas de los cuadros de Renoir. Otorga a su
que emana de las formas que utiliza para su belleza un rango paralelo a la de cualquier
descripción. joven bella del mundo, al verter sobre ella esa La donna angelicata andina en la
poesía de la vanguardia histórica
El acto ritual de quemar su cabello, pro- mirada erótica que sobre las jóvenes expresa peruana
porciona a la joven un aura simbólica que el poeta repetidamente en este libro. SYLVIA MIRANDA LÉVANO

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41 También Martín Adán, quien dejó su con- Vallejo y Oquendo, por ello se valieron
Martín Adán, La casa de car-
tón (1928), Eva Mª Valero Juan dición aristocrática en aras de su libertad –como Westphalen de Renoir o Adán de una
(ed.), prólogo de Luis Alberto humana y poética, idealiza en su prosa lírica, estructura bucólica– de la figura modélica y
Sánchez, colofón de José Carlos
Mariátegui, Madrid, Huelga y
La casa de cartón (1928), una fuga con una universal de la donna angelicata para erigir la
Fierro Editores, 2006, p. 114. cholita de casi 15 años con la que le gustaría construcción de una belleza fuera del canon
escapar de la ciudad e internarse en el campo. establecido, una belleza autóctona, costeña o
El narrador ve a una cholita intentando domi- andina, elevándola al plano universal frente al
nar una mula, esta visión le hace representarse discurso hispánico hegemónico.
una fuga con aquella adolescente: Para este discurso detentado por la ciudad
letrada la única belleza posible y loable era la
y yo quiero raptar a la cholita y fugarme con ella en de la mujer blanca, el único amor conveniente
una mula, a la sierra, tan próxima, que sus cimbros se daba entre los pares, la visión del paisaje
me arañan la piel de la nariz, haciéndome bizquear que deseaban alabar era el épico, como el de
cuando la miro fijamente. Yo descendería, con la los aplaudidos poemas de José Santos Cho-
cholita en mis brazos y la mula entre mis piernas, en cano, o lugares de la decadencia urbana de
una sima sombría llena de cactos, con una sonámbula Lima, casonas señoriales, patios y verjas que
seguridad en la pesadilla feliz… 41. abundan en los poemas de José Gálvez.
Este ha sido otro terreno en el que la
Este texto también manifiesta, mediante poesía vanguardista peruana inició, en el
la imagen de la joven, el deseo de un mundo poema, una revaloración, en lo profundo del
andino que siendo tan cercano es casi inacce- sentimiento, de la imagen de la mujer andina
sible, donde una imagen bucólica, que expresa y, a través de ella, de la cultura, la lengua y del
el amor con una cholita, se convertiría rápi- sentimiento andino como parte estructurante
damente en una pesadilla dentro del contexto de una nación determinada por la diversidad.
social en el que se encuentra el poeta. Sacar a la luz estos hechos, encontrar sus
relaciones, sus peculiaridades en el interior
5. Conclusión de cada creación poética y vincularlos a un
cambio general en la estructura de sentimien-
La belleza femenina, el amor y el paisaje, to que experimenta la sociedad peruana de
dentro del marco socio-cultural peruano, las primeras décadas del siglo XX, sirve para
se convierten en un profundo lugar de colocar otro pequeño peldaño en el edificio de
subversión. Así lo advirtieron Eguren, nuestra historia cultural.

La donna angelicata andina en la


poesía de la vanguardia histórica
peruana
SYLVIA MIRANDA LÉVANO

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 149-159
ISSN: 1577-3442

Helena Usandizaga:
Es profesora titular de literatura his-
panoamericana en la Universidad
Autónoma de Barcelona. Sus líneas
de investigación son la poesía pe-
ruana contemporánea y la literatura
andina. Ha publicado numerosos
artículos y capítulos de libro sobre

EL PEZ DE ORO, DE GAMALIEL


estos temas, entre los que se desta-
can los dedicados a Moro, Eielson
y Blanca Varela, por un lado, y a
Arguedas y Gamaliel Churata, por

CHURATA, EN LA TRADICIÓN DE LA otro. Es investigadora principal,


desde 2003, de proyectos sobre la
presencia de los mitos prehispáni-

LITERATURA PERUANA cos en la literatura latinoamerica-


na, financiados por el MEC; sobre
este tema, como editora y coautora,
HELENA USANDIZAGA ha publicado el libro La palabra
recuperada. Mitos prehispánicos
en la literatura hispanoamericana,
Madrid / Frankfurt, Iberoamericana
/ Vervuert, 2006. Actualmente pre-
para la edición de El Pez de Oro, de
Gamaliel Churata.

Nadie vio en el mugriento español de Huamán turales sin postular un idealizado mestizaje;
3
Poma, o Tupak Khatari, la dialéctica de una estética; esto implica la pregunta sobre la posibilidad Antonio Cornejo Polar, La forma-
ningún crítico tabuló la chaskhadera; se la dejó para de que un no-indígena pueda conocer estos ción de la tradición literaria en
los espectáculos del Thantakhatu; jamás se pensó en mundos, lo que lo acerca a casos como el el Perú, Lima, Centro de Estudios
y Publicaciones, 1989, p. 140
extraerla de las zonas plebeyas a que el alma ameri- de Arguedas que, aunque catorce años más nota. El reto se ha asumido en
cana fue confinada1. joven que Churata, no está tan lejano de él en los últimos años con una can-
tidad considerable de trabajos
algunas fechas de publicación: El pez de oro, que han abierto el debate sobre
Este trabajo pretende ser una reflexión so- la obra clave de Churata, aparece en 1957; esta obra.
bre la obra poco conocida de Gamaliel Chu- Los ríos profundos, quizás la novela más re- 4
rata (Arequipa, 1897-Lima, 1969), especial- presentativa de Arguedas, es de 1958. Ambos Cynthia Vich, Indigenismo de
mente sobre El Pez de Oro (1957), que para mueren en 1969; Arguedas, después de haber vanguardia en el Perú. Un es-
tudio sobre el Boletín Titikaka,
algunos es «la Biblia del indigenismo»2 y para publicado bastantes obras posteriores a Los Lima, Pontificia Universidad Ca-
otros «uno de los grandes retos no asumidos ríos profundos; Churata, con varios inéditos y tólica del Perú, 2000.

de la crítica peruana»3, si bien el reto se está textos dispersos que se van recuperando gra- 5
asumiendo en los últimos años en una serie de cias a estudiosos como Gonzales6 y Badini7. Antonio Cornejo Polar, »El in-
digenismo y las literaturas he-
trabajos críticos que mencionamos a lo largo Churata no tiene el mismo tipo de contacto terogéneas: su doble estatuto
de estas páginas. Para evaluar esta obra, hay directo, de vivencia en los años de formación socio-cultural», Revista de Crí-
que observar la evolución de Churata desde en el mundo indígena que Arguedas; pero su tica Literaria Latinoamericana
(Lima), 7-8, (1978), pp. 7-21.
la época del Boletín Titikaka (1926-30), órga- proyecto literario implica activar todo lo que
no difusor del movimiento Orkopata que él conoce de este mundo. 6
Guissela Gonzales Fernández,
mismo dirige desde 1925, hasta la publicación Tengamos en cuenta que el propio Chu- El dolor americano. Literatura
de El Pez de Oro en 1957. Este movimien- rata propone explícitamente sacar lo indígena y periodismo en Gamaliel Chu-
rata, Lima, Univesidad Nacional
to ha sido objeto de varios estudios, el más y lo popular del lugar a donde fue confinado; Mayor de San Marcos, 2009.
completo de los cuales es el de Vich4; pero es entonces, explorar en el resultado que logra, Reúne los artículos de la época
necesario distinguir a partir de él la evolución sin hacernos caer en la tentación de desdibujar boliviana de Churata.

de un proyecto literario que se plasma en El las jerarquías, nos permite ir más allá de las 7
Pez de Oro y que gira sobre uno de los ejes rígidas separaciones entre la cultura hegemó- Riccardo Badini (ed.), Gamaliel
Churata, «El alfabeto del incog-
más importantes de la literatura peruana, la nica y la subordinada en los Andes: cualquier noscible», en preparación.
heterogeneidad de sus materiales literarios5. entrada de la escritura en la cultura oral no
se puede describir en términos sólo de apro-
El proyecto literario de Gamaliel Churata piación, aunque apropiaciones las hay, y por

Nos centramos en el proyecto estético y 1 2


literario de Gamaliel Churata, en el que un Gamaliel Churata, El Pez de Omar Aramayo, El pez de El pez de oro, de Gamaliel Churata,
Oro. Retablos del laykhakuy, oro, la biblia del indigenis-
elemento fundamental es el de hacer comu- La Paz / Cochabamaba, Ca- mo, Puno, Mimeo, 1979.
en la tradición de la literatura
peruana
nicar e interactuar las diferentes zonas cul- nata, 1957, p. 25. HELENA USANDIZAGA

149
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 149-159

8 lo general la cultura hegemónica desconoce Huamán13 –por ejemplo, Dioses y hombres de


Churata, op. cit., p. 108.
y deforma aquello de lo que se apropia, pero Huarochirí, o su estela oral– y con el conoci-
9 conviene ver aquellos casos en los que la inte- miento de las comunidades nativas y de sus
Ibid., p. 90.
racción ilumina la relación entre ambas partes. ritos, que debe de haberle comunicado algo
10 Observemos también que el propio Churata, de esa sabiduría. En este sentido, Vich14 cita
Vich, op. cit., p. 25. en su proyecto, no estratifica privilegiando a Tamayo Herrera para registrar que Churata
11 el espacio de la escritura, puesto que en la y sus contertulios, en las reuniones que cele-
Id. cita que encabeza este trabajo no se habla de braban los sábados por la tarde hasta el ano-
12 una literatura o cultura esencialmente «oral», checer (las llamadas «pascanas nocturnas») o
Ibid., p. 25. «popular» o «plebeya», que estaría por debajo los domingos durante el día, «bebían chicha
13
de la «culta», sino de una que fue catalogada y licor, picchaban coca, se ponían chullos,
Humán, op. cit., p. 63. como tal para marginarla; no hay tampoco en cantaban en quechua y aymara, leían libros
14
Churata un desprecio por un estrato supues- en voz alta, se sahumaba la habitación con
Vich, op. cit., p. 28. tamente inferior, sino una protesta que tiene incienso y consumían picantes»15. Pero esta
que ver con el encasillamiento y la incomuni- relación, que sugiere una especie de forzada
15
José Tamayo Herrera, Historia cabilidad de determinados modos culturales, representación teatral, como si se jugara a «ser
social e indigenismo en el alti- a base de adjudicar connotaciones peyorativas indios», es chocante sólo por la enumeración:
plano, Lima, Ediciones Treintai-
trés, 1982, p. 265.
a sus productos. habría que confrontarla con las prácticas que
El Pez de Oro representa así un esfuerzo realmente y con bastante naturalidad lleva a
16
Después de la inencontrable pri-
por construir una estética a partir de la cos- cabo la capa misti y mestiza especialmente en
mera edición que reseñamos más movisión andina en contacto con la cultura las zonas rurales de la región de Puno.
arriba, se hizo una segunda que occidental de Churata; ambas culturas se
fue poco difundida, editada en
Puno, Corpuno, 1987. Actual- manifiestan y se declaran en este proyecto El Pez de Oro en el contexto literario de
mente se está preparando una como precarias y caóticas, pues el propio Gamaliel Churata
nueva edición: Helena Usandi-
zaga, (ed.), El pez de oro.
Churata reconoce que maneja mal las lenguas
Retablos del laykhakuy, Madrid, y la cultura nativas, como veremos al hablar Churata escribió algunas narraciones y
Cátedra, en preparación. de su proyecto lingüístico, y que su cultura poemas y muchos artículos; los artículos de
17 occidental a veces le llega a través de recopi- la época de La Paz acaban de recogerse en el
Churata, op. cit., p. 7. laciones divulgativas. Es cierto que tan pronto antes mencionado libro de Gonzales Fernán-
cita a Platón como a Goethe, a Einstein o a dez. Su obra más importante, sin embargo,
Marx, pero reconoce con una humildad no es El Pez de Oro, publicada como dijimos en
exenta de ironía que sus fuentes no son a ve- 195716. Pues El Pez de Oro es un texto bas-
ces directas: «En la mecánica del movimiento, tante más tardío que la época de Orkopata y
enseña Bergson (y al testimonio acudo de ese el Boletín Titikaka, al parecer reescrito antes
prodigioso Museum, de que yo y no pocos de su publicación en 1957, puesto que una
analfabetos nos abastecemos: The Reader edición anterior del texto comenzado hacia
Digest)...»8; en otro momento cita como au- 1927, ya en la imprenta en 1930, habría sido
toridad el almanaque Bristol9. destruida por un ataque fascista17. El texto
Pero Churata usa con naturalidad sus tiene once secciones o capítulos, algunos divi-
referencias, que muchas veces parecen leídas didos en subsecciones, la última de las cuales
directamente: sobre su formación cabe decir es «EL PEZ DE ORO», que no sólo repite
que la letrada es más bien autodidacta10, a el título sino también una sección anterior, si
partir de lecturas procesadas por un espíritu bien esta última se distingue tipográficamente
«iluminado» que es lo que significa Churata por estar en mayúsculas. El discurso se for-
en aymara: clásicos griegos y romanos, San mula sobre todo como narración, apelación, y
Agustín, Spinoza, Vives; más tarde, Whitman a veces diatriba, de un enunciador que cambia
y Nietzsche, como explica Vich11, quien tam- su identidad (en varios pasajes es el propio
bién señala su elección de quedarse en Puno Khori-Puma, uno de los seres míticos que
como colaborador con el periodismo en vez pueblan la obra) y que se dirige a menudo a
de asistir, como la mayor parte de la inte- un enunciatario, también cambiante («amigo
lectualidad sureña, a la Universidad de San mío», «querida niña», «Capitán»...), quien
Agustín de Arequipa12. La autóctona tiene a menudo interviene en el discurso que se
El pez de oro, de Gamaliel Churata, seguramente que ver con determinadas lec- convierte así en diálogo; en ocasiones uno
en la tradición de la literatura
peruana turas que reivindica –Huamán Poma, Tupac de los dos se convierte en un narrador que
HELENA USANDIZAGA Khatari, Garcilaso– y aquellas que detecta se dirige a un hipotético lector. Los capítulos

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cambian pues de situación, lo cual a veces sacudirá las estructuras del Universo! ¡Temblaréis los 18
Ibid., p. 228.
se señala con una línea de puntos. Por otro vivos y se levantarán los muertos!23.
lado, la estructura básica del diálogo incluye 19
Ibid., p. 484.
diferentes tipos de texto: versículos numera- Pero este proceso no es sólo una reivin-
dos18, poemas de forma autóctona escritos ca- dicación, sino una búsqueda estética y de 20
si siempre en un castellano híbrido, y a veces conocimiento. Churata propone que América Ibid., p. 520.

en quechua o en aymara, ensayos filosóficos sea América a partir de esa integración en lo 21


o políticos, relatos sobre personajes de la previo y lo profundo, lo cual no implica ni Ibid., p. 172.

historia de América desde la colonia, mitos o fatalismo ni retroceso, sino apertura: 22


leyendas que corresponden o no a la materia Ricardo Kaliman, «Literatura
andina contemporánea». Curso
tradicional, otros relatos de índole más rea- Vivir en caverna, en la caverna y para la caverna, con dictado en el Centro de Estudios
lista, que a veces corresponden a la vida del el infracturable destino de la unidad vital, que no es Andinos Bartolomé de las Casas.
enunciador. En el trasfondo de la obra juegan más que el gozo de la fertilidad. Y como no se puede Cusco, Perú, agosto de 1996.

textos como los de Guamán Poma, el Diario estar vivo y muerto, ni estar en dos naturalezas, ni 23
de Colón, la Biblia, los clásicos españoles, las objetiva y simultáneamente, estar en dos sitios, hay Churata, op. cit., p. 448.

vidas de santos que leyó en Potosí, hechos que estar en tensión lactéa, que el punto de tensión 24
relativamente contemporáneos como la ma- es el punto de la caverna24. Ibid., p. 45.
tanza de Chicago en 1886, alusiones al impe- 25
rialismo norteamericano... En esta estructura Esta obra, que se resiste a la clasificación Ricardo Badini, «La ósmosis de
intervienen además otro tipo de textos como genérica, busca en la caverna primordial la Gamaliel Churata», Memorias
de JALLA Tucumán 1995, vol.
propuestas de leyes para los educadores19, o conexión con lo andino, y cabe preguntarse I, Tucumán, Proyecto «Tucumán
arengas del Inka20. Todo ello, como decíamos, cuáles son los elementos de esta búsqueda. El en los Andes», pp. 344-351;
Marco Thomas Bosshard, «Mito
trufado de citas prestigiosas usadas con cierta contenido andino tradicional de la obra se ha y mónada: la cosmovisión an-
ironía. Por otro lado, los diálogos presentan a discutido, pero en los últimos años se viene dina como base de la estética
vanguardista de Gamaliel Chu-
todo tipo de personajes: por ejemplo, hay un ya demostrando y trabajando25. Además de rata», Revista Iberoamericana,
duelo verbal entre el Diablo, que es español, y la hibridez lingüística y de las formas litera- 73: 220 (2007), pp. 515-540;
el Khori-Puma, pero no termina con una vic- rias, el texto intenta incorporar la sabiduría Miguel Ángel Huamán, Fronte-
ras de la escritura. Discurso y
toria sino con la compasión del Khori Puma21. y el conocimiento andinos, canalizándolo utopía en Churata, Lima, Hori-
Desde luego, la propuesta de Huamán de vin- sobre todo a través de los mitos y también zonte, 1994; Manuel Pantigoso.
El ultraorbicismo en el pensa-
cularlo con el tinkuy, ritual indígena de lucha de modos de conocimiento o articulación miento de Gamaliel Churata,
y encuentro, tiene sentido por la reunión de del mundo que se convierten en procesos Lima, Universidad Ricardo Pal-
ma, 1999; Ulises Juan Zevallos
distintos géneros y por el tipo de relaciones discursivos: los modos cognoscitivos basa- Aguilar, Indigenismo y nación.
que se establecen entre los contrarios; Hua- dos en la oposición y complementariedad de Los retos a la representación
mán añade a éste otro modelo, el del pukllay los contrarios que estudian los mencionados de la subalternidad aymara y
quechua en el Boletín Titikaka
o carnaval andino en todo su dialogismo y trabajos de Huamán y Bosshard, a través de (1926-1930), Lima, Instituto
conflictividad, que conforma el tono cultural conceptos como pachakuti, tinkuy, yanan- Francés de Estudios Andinos,
2002.
que define al texto en su totalidad. Lo más tin, taypi, kuti, así como el pukllay o carnaval
interesante es esta mezcla y la forma frecuen- andino al que aludimos en el trabajo de Hua- 26
Estudiada en Helena Usandi-
temente dialógica, polifónica, estructurada mán; el animismo; la sabiduría chamánica zaga, «Cosmovisión y conoci-
en forma de discusiones paradójicas a veces y sus modos peculiares de enunciación, en miento andinos en El Pez de
llevadas por un mismo sujeto desdoblado. especial la estructura de la convocación26. Oro, de Gamaliel Churata»,
Revista andina, 40 (2005), pp.
Según Kaliman22, el hilo conductor es la uto- Todo esto hace que el texto sea polifónico 237-259.
pía de restauración dinástica: el Pez de oro y dialógico, pues a menudo cambia el enun-
es sucesor del Puma de oro a quien Manco ciador, quien, como decíamos, se dirige a di-
Capac encargó restaurar la dinastía antes de versos enunciatarios, incluido por supuesto
desaparecer en el lago Titicaca; esta vuelta del el lector, de modo que el texto se estructura
Khori-Challwa, paralela a la vuelta de Inkarrí como una conversación que logra presentar
en los mitos andinos postcoloniales, represen- los temas no como algo dado, sino como un
ta un pachacuti, una inversión catastrófica del saber que se construye en el texto mediante
mundo, pero también una restauración y una estos modos dialógicos y a menudo paradó-
regeneración: jicos. A través de estas formas, la preocupa-
ción de Churata no es tanto «representar» al
Cuando el lago arda, bramen volcanes, y el Khori- indio como conectar con su saber, que, según El pez de oro, de Gamaliel Churata,
en la tradición de la literatura
Challwa regrese de la tierra a la tierra, florecerá el apunta el autor, no se manifiesta debido a peruana
corazón del mundo. ¡Estad atentos a un rugido que circunstancias históricas. HELENA USANDIZAGA

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27 Por eso añadimos que el significado de los americano mismo33, intuimos que su búsque-
Huamán, op. cit., p. 32.
mitos, en la obra, no es el de una repetición da es la de una estética capaz de expresar este
28 del pasado, ni el de la prefiguración ineludible mundo: en El Pez de Oro el indio no es un te-
Ibid., p. 66.
de algo por venir, sino el de la propuesta de ma sino que se integra en la búsqueda de una
29 un punto de partida que es a la vez sabiduría forma y de una utopía que se alimentan de la
Churata, op. cit., p. 43. y goce, exploración en el futuro a partir de tradición, ya que para Churata el quechua y el
30 lo previo. Huamán detecta «una estrategia aymara son a ciertas civilizaciones americanas
Pantigoso, op. cit., pp. 304- de lectura que nos permite acceder a otros lo que el griego y el latín para las civilizacio-
330.
niveles de análisis»27, es decir, un movimiento nes europeas. Por otro lado, Churata rechaza
31 cognitivo, perceptivo y organizativo y no una toda idealización en el planteamiento del pro-
Khatarina Niemeyer, Subway
de los sueños, alucinamiento,
representación de «lo otro» como en gran blema indígena, y lo relaciona claramente con
libro abierto. La novela van- parte del indigenismo de la época. El Pez la desposesión y la injusticia, tal como señala
guardista hispanoamericana, de Oro no es solamente un texto que marca Gonzales Fernández34, citando un fragmento
Madrid / Frankfurt, Iberoame-
ricana / Vervuert, 2004. una percepción andina, sino también, según de un artículo de 1937. Claro que las ideas
Huamán28, un texto que dibuja un receptor de Churata no solucionarán la marginación
32
Gonzales Fernández, Guisella, andino: «Presiento que me leen Challwas», del indio, pero el resultado de esta posición
«Gamaliel Churata: una visión dice, citando a Churata29. La disposición del ideológica y estética queda plasmado en El
del indio y de Mariátegui», en
Simposio Internacional «Amau-
texto en retablos, señalada en el subtítulo de Pez de Oro, como lo muestra el hecho de que
ta y su Época», Lima, Libre- la obra y analizada por Huamán, o en mo- Churata mismo haga una reflexión muy com-
ría Editorial «Minerva», 1998. vimientos inspirados en las constelaciones pleja y completa sobre el valor de lo andino
(247-253), p. 250.
estudiados por Pantigoso30, corresponde al en la literatura peruana, un valor que para él
33 valor no lineal ni secuencial del texto, que es fundamental. Este planteamiento, que se
Ibid., p. 252.
se organiza así por la lectura de mitos, temas expone en el texto introductorio de El Pez
34 y motivos mediante diferentes estructuras y de Oro (1957) titulado «Homilía del Khori
Op. cit., p. 251.
convenciones genéricas. Por otro lado, Nie- Challwa», sería comparable a los mucho más
35 meyer31 ha señalado lo productivo de una conocidos de Mariátegui, pero lógicamente
Vich, op. cit., p. 60. lectura que tenga en cuenta también la trama más informado sobre la materia andina. Te-
36 del texto, basada sobre todo en la búsqueda niendo en cuenta la evolución de Churata y la
Luis Emilio Valcárcel, Tempestad que realiza el enunciador de sus raíces andinas inserción de El Pez de Oro en este contexto
en los Andes, Lima, Universo,
1972. y de una escritura que conecte con ellas y con literario, ideológico y estético, examinaremos
la reivindicación de este mundo. algunas de las diferencias con el proyecto del
37
Vich, op. cit., p. 92.
Boletín Titikaka.
El Pez de Oro en el contexto ideológico y
38 estético de Churata La visión del mestizaje
Uriel García, «El nuevo indio»,
Amauta, 8, pp. 19-20 y 25
(1927) p. 20, citado por Vich, Para entender hasta qué punto Churata es En primer lugar, el mestizaje idealizado
op. cit., p. 98. El proyecto de
Valcárcel y éste de García son consciente de su inserción en el contexto cul- al que se refiere Vich35 como presente en
quizás los que más peso tuvie- tural andino, antes de examinar su proyecto, declaraciones del Boletín Titikaka, propio
ron en el discurso peruano de
la época.
hay que situar al Churata de El Pez de Oro de muchos discursos de la época, es releído
en su época de maduración ideológica y es- por Churata, quien desde luego no propo-
tética, que coincide con su estancia en Potosí ne, como Valcárcel36, una supuesta pureza
(Bolivia), donde se refugió por la persecución o inmutabilidad del indio, el cual «habría
ideológica y artística de Sánchez Cerro, entre persistido fuera del tiempo esperando su
1932 y 1964. En cuanto a lo ideológico, para futura resurrección»37. Del mismo modo,
Churata, el socialismo no es un descubri- sí percibe lo conflictivo y agónico de la he-
miento de esta época, pero sí lo es la profun- terogeneidad, al contrario de Uriel García,
dización en el marxismo y la ligazón con la cuyo «neoindianismo», según Vich, es «una
reflexión estética, todo ello unido a un interés ondulación en la que se alternaba el influjo
predominante, ya desde los años 20, por las hispánico con el indígena en constante pro-
ideas de Mariátegui, que le marcarían pro- ceso de fusión»38. En El pez de oro, Churata
fundamente32. A partir también de Gonzales es categórico al respecto:
Fernández, quien opina que su preocupación
El pez de oro, de Gamaliel Churata, por «lo americano» se hace en este momento Cualquier mestizaje es imposible, mas hay alguno
en la tradición de la literatura
peruana más precisa y más ligada a lo indio como com- impasable; y uno –bien se lo ve en este libro– es el
HELENA USANDIZAGA ponente básico de lo americano o como lo del hispano y las lenguas aborígenes de la América, si

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en lo que llevamos de cultura cristiana, y lo mismo es cancelarla en nosotros es volviendo por el régimen
decir española, hemos originado hasta el deleitoso y de la salud celular43.
pecador connubio de Juan de la Cruz y Verlaine; mas
hay infarto estético en que podamos decir: he aquí el El rechazo de lo español que propone
connubio indo-hispano39. Churata parece más bien una manera de acce-
der a lo propio que un rechazo definitivo de
Habría que matizar por lo tanto las afir- lo otro porque, de manera más consciente que
maciones que se basan en textos del Boletín Arguedas, Churata reivindica una corriente
Tititkaka y hacerlo señalando las diferencias autóctona oculta pero viva, una corriente que
con El Pez de Oro; Vich afirma, comentan- se manifiesta también en la escritura. Al mis-
do «Indoamericanismo» (1928), un texto de mo tiempo, aparte de su vocación cervantina,
Churata en esta revista, que conecta con lo más auténtico y desgarrado de
la literatura española (Calderón, Santa Teresa
por medio de este tipo de pronunciamientos, Churata de Jesús…). Como decíamos, Churata pro-
Portada de la primera edición
aboga por la facilidad que tienen los latinoamericanos pone rescatar «lo popular» para la literatura de El pez de oro. Retablos del
para articular sus propias tradiciones con otras que culta, y no exactamente hablar de lo popular Laykhakuy de Gamaliel Churata
(1957).
vienen de fuera; para ser cosmopolitas sin dejar de desde lo culto. Por otro lado, en la exposición
ser regionales a la vez. La idealización de la categoría que hace de las relaciones entre lo andino
de mestizaje (entendida como una fusión positiva sin y lo español, muestra una perspectiva muy 39
conflicto alguno) salta a la vista40. poco idealizante del mestizaje, como señalá- Churata, op. cit., p. 533.
bamos anteriormente, y una conciencia clara 40
Leyendo El Pez de Oro, por el contra- de la subalternidad de lo andino respecto a Vich, op. cit., p. 60.
rio, se aprecia que Churata sale al paso de lo español, así como de la importancia de la
41
muchas ideas de la época, y aun sostenidas conservación de la percepción andina en de- Ibid., p. 14.
muchos años después, sobre el mestizaje: ni terminados sujetos coloniales (Huamán Poma
42
siquiera el racial le parece inocente, pues en es para él un ejemplo, al contrario de Garci- Ibid., p. 42.
él se manifiesta la desigualdad de la unión, laso) y del contagio de la percepción andina a
y también el cultural lo analiza destruyendo los españoles. Aunque Churata a veces habla 43
Ibid., p. 533.
tópicos, como el supuesto mestizaje armónico en términos de lengua, es evidente que su
de Garcilaso, ya que detecta en él «la eviden- perspectiva es mucho más amplia; es cultural, 44
Ibid., p. 17.
te subalternidad de lo indio»41. Del mismo y por lo tanto perceptiva y estética:
modo, rechaza la celebración de la síntesis
donde se ha impuesto la jerarquía, como en La verdadera capacidad estética de la América está
el supuesto valor mestizo del barroco, por en la sangre del indio y, por tanto, la forma de hacer
ejemplo en las iglesias de Pomata y Juli, que estética americana es hacer de América un mundo
sin duda Churata tuvo ocasión de contemplar indio; que será indio siempre, si la genésica de la cul-
largamente: «Los símbolos del Sol y de la Lu- tura la suministra el habitante en cuanto naturaleza
na en las ideografías del plateresco colonial no y fruto44.
han sido impuestas por el indio, ni admitidas
con valor categorial por la Iglesia; son tan Sin embargo, hay que repetir que lo estéti-
subsidiarias que sólo pueden obedecer a una co no se separa del sentido, ni aun de lo ideo-
concesión dentro del proceso catequista»42. lógico y de lo ético. El aspecto de resistencia
La propuesta de Churata, es cierto, cabe inter- de la propuesta de Churata lo subraya Hua-
pretarla como una estrategia antes que como mán; aquí querría solamente observar que se
una definición definitiva: podría hablar de una identificación genésica
con el espíritu de la raza y con la tierra; pero
No se vea en nuestra actitud fobia alguna contra que para Churata la tierra, gracias al mito,
España; la admiración que cultivamos por su genio, no anula la historia, lo cual me parece de una
por el genio de sus grandes hijos, como –y más– por importancia fundamental, porque las palabras
los españoles chicos de la gleba, nos cura de odiosi- del primer capítulo de El pez de oro contradi-
dades de espantapájaros. Pueda que en el fondo nos cen de nuevo la perspectiva del mestizaje y la
inspiren odio sus hechos; pero el odio no destruye supuesta «visión biológica» de Churata:
sino a quien le cultiva. Estamos, como hombres, El pez de oro, de Gamaliel Churata,
en la tradición de la literatura
frente a la negación de nuestra naturaleza que ella El mito griego es el alma mater del mundo occiden- peruana
representa y supone; y sabemos que la manera de tal; el mito inkásico debe serlo de una América del HELENA USANDIZAGA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 149-159

Sur con «ego». Ciertamente, en la del Norte, frente de sensibilidad, lo cual supone una estética
al monstruoso poderío neobritánico, no es hispana que se origina en lo primordial.
la guardia de la frontera: es azteca. Deber de quienes
detentan la Wiphala del Inka es no abandonar la El proyecto lingüístico de Churata
batalla antes de la Victoria45.
El lenguaje churatiano de la época del
La visión genérica en El Pez de Oro Boletín Titikaka se ha visto como un van-
guardismo sólo superficial, ejemplificado en
Del mismo modo, la visión genérica en Versos del achachila, aparecido en el Boletín
este trabajo más tardío se aleja del «criterio Titikaka52. Comparando este texto aislado
valorativo falocéntrico» que detecta Vich46 con la totalidad de El Pez de Oro, podemos
comentando «Indoamericanismo» (1928), observar en esta obra un vanguardismo que
texto aparecido en el número 22 del Boletín tiene que ver sobre todo con la ya comentada
Titikaka. En el texto que cita Vich hay, en estructura y composición de la obra. Como
Arturo Peralta, Gamaliel Chura- efecto, una oposición entre lo materno y lo veremos, el de Churata es en efecto un len-
ta, en la época de Puno.
varonil que se corresponde con la oposición guaje desarticulado, en el que se mezclan el
germen/ plenitud y que, así leída, puede ca- español y las lenguas autóctonas en un intento
lificarse de falocéntrica. En cuanto a El Pez repetido de desaprender lo aprendido para
45
Ibid., p. 33. de Oro, hay en esta obra una complicada buscar una nueva expresión que conecte con
doctrina sobre los roles sexuales y sobre la la cultura andina; en este sentido, Churata
46
Vich, op. cit., pp. 59-60. fecundación/ germinación, así como sobre la busca su propia tradición en textos ligados a
paternidad/ maternidad y su relación con el lo andino. A este rescate, a esta reivindicación
47
Churata, op. cit., pp. 84-99,
erotismo, el amor y el dolor47; que es descon- del lenguaje de por ejemplo Guamán Poma53,
362. certante lo muestra la referencia a las parejas que podría llevar al uso del aymara y el que-
varón/varona48, doncella/doncello49. Pero, a chua, se opone algo que sí se rechaza de modo
48
Ibid., p. 84. falta de espacio para entrar en este tema, categórico, y que es la retórica española, «lo
baste señalar que el valor de lo materno es que no soltamos del legado hispánico: la tró-
49
Ibid., p. 86. bastante diferente en El Pez de Oro; esto es nica, que truena con más vaciedad ahora que
especialmente evidente en uno de los mitos España nos falta con el humanismo de Vitoria,
50
Ibid., p. 40.
que cohesionan la obra, el de la germinación el genio de Calderón, el romanticismo qui-
materna ligada al mito de la Pachamama. jotesco del padre Las Casas». No ha habido
51 Aunque, si bien este mito refiere la ligazón independencia («De la España española, sí.
Id.
del hombre con lo sagrado, ligada a la estética No de sus porquerizos») en cuanto a lo más
52 que se origina en lo primordial, y se opone negativo de lo cultural: «Seguimos españoles
Vich, op. cit., pp. 127-128.
a una serie de arquetipos de lo femenino, no en el sentido obsceno de la españolidad; esto
53 deja de establecer una polaridad hombre/ es en madrileñismo curialesco (sostenerlo no
Churata, op. cit., p. 16.
mujer que adjudica roles aparentemente no infiere fosca alguna por la nobiliaria de los
54 intercambiables: Madriles) o sea en «pizarrismo» híspido, bra-
Las últimas citas corresponden vucón y dipsómano»54.
todas a ibid., p. 25.
Tenemos palingenesia, indudablemente. Se percibe aquí la mencionada estrategia
55 A la mundolatría que prende por acción oceánica en de Churata, contraria al mestizaje, para llegar
Vich, op. cit., pp. 190-191
sus grupos artísticos, el desasimiento hoy cardinales, a lo propio. Del mismo modo, Churata pare-
seguirá un arte de génesis, de lujuria y afincamiento ce en esta obra mucho más consciente de las
en la patria láctea; pues allí se verá que la patria posibilidades y limitaciones del uso de las len-
láctea no puede ser suprimida y todo lo que se hizo guas vernáculas en la literatura, separándose
fue obligarla a permanecer en acecho, encrucijada y de la consideración, por parte del Boletín, del
zozobra. El artista sentirá la voluntad creadora de «español como la única lengua posible en el
una mujer genésica (sobrevendrá especie de matriar- campo de la cultura letrada»55. Churata es en
calismo mental)...50. él más realista y más crítico puesto que, al la-
do del español andino que le inspira Huamán
Se propone así una vuelta a la «patria lác- Poma, percibe otras dos posibilidades que
tea» que comporta un «matriarcalismo men- parece dejar abiertas, pero que no emprende
El pez de oro, de Gamaliel Churata, tal»51; de tal modo que el papel preponderante por diferentes razones. Después de reconocer
en la tradición de la literatura
peruana lo tiene el elemento femenino. Esta presencia que no hay todavía literatura americana, que
HELENA USANDIZAGA de lo femenino produce un ritmo corporal y ésta es aún española, Churata señala que:

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 149-159

«En tal punto el alud volcánico se dirige a la gloria de trinos y de oros, es ya sólo un trino de tu
posibilidad Garcilaso, la posibilidad Huamán oro. Trina el monte, trina el aire, trina el agua. Trina
Poma o la posibilidad «Ollantay»». Es decir, en la Khellka la Imilla que por trinarte vino y ya es
una lengua hispanizante, una lengua híbrida o la pirwa de tus trinos. Trina la Pacha-Mama y es su
las lenguas autóctonas. «Si Huamán nos da el corazón el nido de tus trinos. Tus trinos son, no he-
diapasón, nada tenemos que acometer que no morragia de mis llagas, Khori-Challwa. Trinos para
sea jerarquizar el español híbrido que hablan el niño viejo, trinos para el viejo niño. Y los mismos
nuestros pueblos, si lo tercero...»56, añade alaridos del chullpar que espantan a los chiñis, son el
Churata; pues, en efecto, parece que se inclina trino de oro que trina con tus trinos61.
por esta solución híbrida, pero no porque la
tenga por definitiva, sino por adaptarla a sus Este lenguaje híbrido parte de un español
posibilidades lingüísticas reales, en lo que arcaico inspirado seguramente en sus lecturas Gamaliel Churata en Bolivia.
se refiere al uso de las lenguas autóctonas, de los clásicos, para mezclarlo con términos Fotos: cortesía de Pedro Pineda
Aragón y de José Luis Velásquez
y porque considera que ya no es el momen- en quechua y aymara, términos que incluye Garambel
to de explorar en lo más hispánico (piensa en principio en un guión lexicográfico al
además Churata57 que lo mestizo desemboca final, guión que en realidad constituye más
56
en la «quejumbre», y critica58 al indio que se bien un diccionario personal. El castellano, Churata, op. cit., p. 22.
«cholifica»). La primera solución se rechaza a pesar de cierto descuido, está usado con
57
entonces así, puesto que además la «trónica» pericia de diferentes maneras: a veces es un Ibid., p. 18.
española anteriormente mencionada constitu- castellano «plebeyo»62, pero las más de las
58
ye uno de los mayores obstáculos para llegar veces está elaborado de modos diversos, ya Ibid., pág. 34.
a una literatura americana. Parece entenderse, sea con el lenguaje filosófico63, ya con juegos
entonces, que a la larga una opción sería el uso de palabras («Que la Muerte y Putifar tienen 59
Ibid., p. 25.
del aymara y el quechua: «Una posibilidad la suerte del badajo, mi docto Renacuajo, si
de literatura americana quedaría resuelta (se bajo el barajo caen de tu atajo: ampollas, o 60
Ibid., p. 26.
entiende que para el área del Tawantinsuyu) bambollas, o centollas»64). Hay otros ecos in-
si los escritores americanos pudiesen emplear tertextuales que cabría investigar: bequerianos 61
Ibid., p. 45.
el aymara y el kheswa»59. Es, por lo tanto, («Entonces comprendí porque se muerde»65);
una imposibilidad real y momentánea la que o conectados con el discurso modernista 62
ve Churata para el uso de las lenguas autóc- y postmodernista, tal vez egurenianos, lu- Ibid., p. 170.

tonas, pero vislumbra la posibilidad de que se gonianos o valleinclanescos («Mama-Khilla, 63


llegue a ello en el futuro: «El español tendrá clorótico fanal de todo drama de Ultratumba, Ibid., p. 379.

que hibridarse rendiendo parias a Huamán a la sombra de sus ojeras volcaba lunáticos 64
Poma, o romperemos los «atajamientos» de albayaldes en el montón de arrugas viejas de Ibid., p. 363.
Garcilaso, volviendo al aymara y al kheswa. la tierra, donde, Duendes sin ellas, complota- 65
Sólo entonces el punto de partida de «Ollan- ban la fuga»66). La intertextualidad es profusa, Ibid., p. 375.
tay» habrá encontrado continuidad. Y ya con segmentos de la tradición occidental tan
66
podremos hablar de Literatura Americana»60. dispares como Walt Whitman o los versos al Ibid., p. 288.
Si bien es cierto que la lengua de Churata hay alma de Adriano. Pero, por otro lado, el texto
que tomarla como un ensayo, qué duda cabe se propone como algo ciertamente estimulan-
de que se trata de algo original y valioso en te para un lector occidental, quien no puede
tanto que expresión de este lugar fronterizo apoyarse para descifrarlo en las referencias
que es su literatura. Tomamos uno de los andinas, que no conoce, y que tampoco puede
múltiples ejemplos de ese lenguaje: basarse sólo en el código vanguardista para
entenderlo.
Elake, Khori-Challwa, que en estas kellkas se trata de
tu patria de oro y se llora en trinos la patria de tu tri- La visión de lo indígena como universo
no. Se llora el trino de los huesos, del lakato, las tha- cultural
yas y del phesko. El agua gorgorea con gorjeos. Aúlla
el perro lobo por sus trinos. Trina la kharka que te A partir de esas diferencias con lo más in-
ama. La ahayu ya no trina porque te habla. Trina, genuo del Boletín Titikaka hay que buscar la
llora y espera el Chullpa-tullu. El hombre de cabeza originalidad de esa obra de Churata, y evitar
de llamo trina con tus trinos. Llamarada de trinos, el uniformizarlo a priori con los estereotipos El pez de oro, de Gamaliel Churata,
en la tradición de la literatura
Khori-Puma, que con alada garra fue a despertarte que generan afirmaciones autoritarias y que peruana
del sueño en tu adormida estrella. Wirakhocha en su muestran el desconocimiento y la idealización HELENA USANDIZAGA

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67 de mundo indígena, plasmados en un actitud como Marco Aurelio, tan sensitivo como Adriano, y
Vich, op. cit., pp. 176-184.
paternalista. Vich67, por ejemplo, comenta el conquistador digno de hombrearse a Filipo o Ciro.
68 proyecto educativo del poeta y profesor Emi- Caben en un puño sus máximas; pero la experiencia
Ibid., p. 177.
lio Vásquez, componente de Orkopata, y de- de los hombres que ellas acusan, ya no. ¿Si la kuka
69 tecta la afirmación, en la base de este proyecto, hace posible tal iluminación psicofísica, cómo puede
Ibid., p. 179. de las capacidades intelectuales limitadas de embrutecer? El auki en el ámbito de su mundo tiene
70 los indígenas, «a los que siempre se les ubica mayestática de Loja; y su agudez inspira la certi-
Ibid., p. 179. en un nivel inferior, instintivo, completamente dumbre de que los mestizos podremos penetrar en la
71 sub-desarrollado»68, opiniones que se susten- interna sabiduría de su palabra sólo cuando valores,
Id. tan en el concepto caduco y poco operativo internos también, nos confieran la aptitud necesaria
72
de la oposición «civilización/barbarie»69. A para insumirnos en su profundidad. Eso es cultura y
Churata, op. cit., p. 237. partir de lo que dice Gonzales Fernández en sólo eso patria72.
73
su estudio sobre los artículos que escribió en
Ibid., p. 17. la época de Potosí, en el mencionado contexto En relación con su valoración antropoló-
ideológico de Churata, a partir de los años 30, gica y no únicamente telúrica de lo indígena,
74
Ibid., pp. 17-18. observamos algo diferente: cuando Churata Churata reclama para los indios la capacidad
habla de la educación, propone un modelo en de generar cualquier producto cultural; si esto
el que el indio no tiene que ofrecer folklore no se ha hecho efectivo, se debe a su condi-
a cambio de un regalo paternalista que no lo ción de oprimidos, no a su inferioridad:
sacaría de su servidumbre; la educación que él
defiende ha de desarrollarse en el ámbito del Si no conciliamos las prerrogativas del criollo con
indígena, para salvarlo en su cultura y permi- las mayores del indio, y de éste creemos que sirve
tirle que busque su propio progreso. Churata para más que menestral, covachuela, portero de ho-
es aún más claro en El Pez de Oro, y en estas tel, pillastre electoralero, alcahuetista, mientras para
afirmaciones y en otras que comentaremos a aquél reservamos los dones de la arcangelidad, nunca
continuación, se diría que polemiza con su tendremos un poeta indio, como en cuatrocientos
propio contexto de los años 20-30. años no hemos metido un santo cuprífero a las hor-
En este contexto, Vich70 contrapone a las nacinas ortodoxas, que no se escatimaron para negros
afirmaciones paternalistas aquellas que expli- ni amarillos. El indio no es un subhumano, si ya
can las acusaciones de alcoholismo y adicción sabemos que las imbecilidades de Sepúlveda fueron
a la coca como modos de discriminación del aniquiladas en su mismo vitriolo; es sí un subnutrido
indígena; pero la posición de Churata muestra a causa de los sobrenutridos que lo apalearon y lo
algo que va más allá, un conocimiento cultural apaleamos todavía en prosa y en verso73.
que no aparece en esa polémica. El rechazo
por parte de Vázquez de «los vicios orgáni- Además, Churata se muestra consciente
cos de la raza»71, es decir, el alcohol y la coca, de los intereses que entran en juego cuando
contrasta con el conocimiento de Churata del se decreta la inferioridad del indio:
valor sagrado y cultural de la coca: podemos
relacionar el conocimiento de lo sagrado an- El gran poeta «indio», que es don Franz Tamayo,
dino que se deriva de esto con su oposición a decreta que de él se haga artesano, mecánico, tal vez
ciertos tópicos del discurso indigenista más práctico en ingeniería. Mas no, ni se procure, filósofo
común en la época; en uno de los diálogos de o esteta, que todo lo que ve con las elaboraciones de
la obra, el enunciador polemiza con la idea de la imaginación le está negado. Realmente, por mucho
que la coca estupidiza, y muestra que conoce que se medite en tesis tan insólita se penetra en sus
bien sus efectos y simbología: razones. ¿Es que el indio es un animal detenido en
las subestructuras de la volición instintiva? ¿Por qué
En innumerables hechos como éste me fundo para constituiría ese estrato inmoble, si todos los pueblos,
creer que ni el valor nutritivo de la coca, ni el espíritu y los más típicamente manuales, como el sajón, han
del pueblo indio, han sido comprendidos. De la coca, sido fecundos en poetas y filósofos? Dígase que más
afirman, y tú entre otros, ha bestializado al indio, que útil es en pongo y se comprenderá quién lo dice74.
integra un hato de bestias... Soberbias orejas, doctor
Fausto... Pachakutek, que cobra fama con Lloke Yu- Churata no es crítico únicamente con la
El pez de oro, de Gamaliel Churata, panki, si la memoria no me engaña, de uno de los más opresión española, sino que se muestra muy
en la tradición de la literatura
peruana kukanis de los Inkas («gran mascador de coca»), dice consciente de fracaso que supone la indepen-
HELENA USANDIZAGA el Cronista), fue tan sabio como Licurgo, tan filósofo dencia para la liberación del indígena:

156
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Hay, sin embargo, monstruosidad mayor. Es la ciclo vital humano: señala al pasado pero no 75
Ibid., p. 32.
legislación que se dan las «republiquetas» hispa- como «vuelta al origen», sino como espacio
noamericanas, pantográfico remedo y secuela de la de exploración y lucha para controlar el futu- 76
Vich, op. cit., p. 59.
Revolución Burguesa, con sustantivo y clamoroso ro. No en vano Churata hace una referencia al
desconocimiento de las «Leyes de Indias», que concepto marxista de la historia y la relaciona 77
aunque fuese solo teóricamente y para negarlo, con esta visión mítica del pasado: Tal como señala Badini (op. cit.,
p. 348), lo que sin duda está en
comprendían el problema del SER americano, son Churata es este impulso del pa-
vestigio de reconocimiento de sus texturas75. «¿Cuál la Abracadabra? En los indios de hoy deben sado, del mundo de los muertos,
estudiado por Bouysse-Cassagne
estar los indios de ayer; o estos indios no son indios. y Harris, hacia el futuro: «La
Esta exploración en lo andino se plantea Ya que sólo está el que estuvo, o el que está, y se dice, próxima edad brotará de donde
salen los poderes repentinos e
como decíamos a partir de la vuelta a la célula, no es... Nada será sin estar. El «los muertos mandan» inciertos que nos dan vida y
a la caverna; pero no se trata de una vuelta a de Karl Marx, sonaba a paradoja para quienes no ob- así los antepasados, la gente
los orígenes que ignoraría la historia, sino de servan que el Materialismo Histórico debe ser mosai- de tiempos anteriores, no sólo
hacen fecundar la tierra des-
volver al pasado a través del Khori-Challwa, co en lo fundamental, por tanto secuela de mesianis- de el Manqha Pacha, sino que
el pez del origen, para encontrar la manera de mo profético. ¿Pero, Marx entendía que los muertos además son fuente de un futuro
más lejano». Thérese Bouysse-
situarse en el presente y en el futuro. Muchos mandan por que los muertos no son los vivos? En ese Cassagne y Olivia Harris, «Pa-
de los elementos andinos que Churata mezcla caso su pleroma búdico no poco y hasta tomista. Mas cha: en torno al pensamiento
aymara», en Tres reflexiones
con los occidentales tienen que ver con la idea su paradoja se concreta ahora, puesto que podemos sobre el pensamiento andino.
de la búsqueda en el pasado; pero no como un decir, sin anfibologías, sólo tiene autoridad el que ha La Paz: Hisbol, 1987, (pp. 11-
eco spengleriano que también se le ha atribui- muerto (por eso puede mandar) y autoridad de sabio 59), p. 56.

do. Churata pudo acercarse a esta concepción aquél que sabe que el muerto es él79. 78
«biológica», según un esquema positivista que Churata, op. cit., p. 540.

asemejaría la historia de América al desarrollo Estas concepciones de tiempo y espacio 79


del ciclo vital del ser humano76 en la época del están muy a menudo ligadas a figuras míticas Ibid., p. 121.
Boletín Titikaka, pero leyendo El Pez de Oro más concretas, por ejemplo el «mito tempo- 80
se hace evidente que se sitúa ahora más allá rario» de la isla del Waksallu, que formula Todas las citas del párrafo co-
del tópico de la joven América frente a la vieja la sensación que el Runahakhe obtenía del rresponden a ibid., p. 122.

y caduca Europa. En efecto, su concepción devenir: el Achachila, o Jefe arcaico, «incrus- 81


del tiempo es más mítica que biológica, pero tado en chinkhanas, manantiales, lagos, o Ibid., p. 97.

no a la manera cíclica repetitiva con que se kharkhas» no es así mera presencia nostálgica 82
simplifican las visiones prehispánicas, sino en del ancestro. Del mismo modo, los chullpares Ibid., p. 81.
esta especie de ciclicidad en espiral que habría no son meras necrópolis, sino «altares necro-
que explorar más en culturas como la maya o látricos, donde adquiere el hombre conciencia
la andina. de estancia y de raíz». En estos muertos reside
Justamente en esta encrucijada temporal el «Pasado no yerto, fértil; no detenido, flu-
la perspectiva de Churata incorpora la visión yente»80. Por eso para Churata el lugar de los
andina del mundo de los muertos como lugar muertos es el lugar de la semilla; la lección de
de génesis y de fecundidad para los vivos77. los chullpares es la de la vida y la inmortali-
En cuanto a la idea de los muertos como se- dad:
milla, lo relaciona con figuras míticas, y con
el concepto de chullpa, que Churata define En el corazón de los chullpares está el imperio de la
como sepulcro, mientras que el chullpar es el sangre y se percibe su inmortalidad. Bulle con torren-
cementerio y el chullpa-tullu es «el esqueleto, tes ardorosos, habla con la lengua de todos nuestros
mas el esqueleto vivo»; hay también referen- muertos, se agita con sus vidas, duele con los sueños,
cia a El Chullpa, «americano legendario de reclama sus derechos; de allí afloran para brindarnos
edades presolares»78. El pasado ha de ser el el beso de la fraternidad que no se trunca, para avivar
pasado indígena, porque se busca la perma- la hornalla que arde sin principio81.
nencia de un proyecto histórico específico: en
un típico procedimiento churatiano, imagina De este modo se explica que la relación
que el maestro Eckardt pregunta al indio, entre la vida y la muerte sólo puede produ-
quien le responde que en los indios muertos cir más vida, pues la semilla debe arder para
busca a los vivos, y en los indios antiguos a germinar, y la semilla son los antepasados, los
los nuevos. No se trata entonces de una tem- muertos: «¡Tata-Lupi: ya arden los chullpa- El pez de oro, de Gamaliel Churata,
en la tradición de la literatura
poralidad biológica, sino de una tempo-espa- res!»82 Ese incendio, entonces, es del sujeto y peruana
cialidad mítica que, decíamos, no reproduce el del universo y la percepción andina –la coca y HELENA USANDIZAGA

157
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 149-159

83 el Tawantinsuyu, o sea, el imperio inca– llevan la reflexión existencial del relato, en la que
Id.
a la acción: «Repugno de los tibios de corazón esta figura, en su cualidad de hijo, representa
84 y de los tibios de voluntad»83. la continuidad de la cadena vital y la posibi-
Bosshard, op. cit., p. 529.
Como vemos, la obra se estructura en lidad de la permanencia en la materia ligada
85 torno a referencias míticas: la historia del al pensamiento animista andino, estudiado90
Ibid., p. 530. Pez de oro o Khori-Challwa está construida a propósito de otro capítulo. En tercer lugar,
86 literariamente a partir de historias encajadas el Pez de Oro se relaciona con la expresión
Francisco de Ávila, Ritos y tra- en la principal o sólo aludidas, pero resulta y la creación, pues la dificultad de crear una
diciones de Huarochirí. Manus-
crito quechua de comienzos del sorprendente explorar en la materia mítica escritura andina relacionada con las lenguas
siglo XVII, Gerald Taylor (ed.), quechua y aymara, porque encontramos co- nativas y los contenidos andinos se presenta
Lima, Instituto de Estudios Perua-
nos/Instituto Francés de Estudios
incidencias, sobre todo en el sentido global desde el punto de vista de la conexión con
Andinos, 1987. de los mitos: El mito que subyace a todo el la raíz del canto, representada por el Pez de
87
libro es en efecto el del Pez de Oro; se trata Oro y su «trino» primordial, y por una serie
Efraín Morote Best, Aldeas del relato del nacimiento de este hijo mítico de personajes míticos ligados a las cavernas y
sumergidas: cultura popular y engendrado por la unión del Khori-Puma a lo acuático91.
sociedad en los Andes, Cus-
co, Centro de Estudios Andi- con una sirena del lago Titikaka, tras una No sólo las figuras míticas y la cosmovi-
nos «Bartolomé de las Casas», serie de búsquedas y pruebas que incluyen sión andina estructuran buena parte del senti-
1988.
episodios de canibalismo (tal vez simbólicos, do del libro, sino que también están presentes
88 porque el Khori-Puma devora a la Sirena y al los sujetos del conocimiento andinos al lado
Millones, Luis y Tomoeda, Hiro- Khori-Challwa, hijo de ambos, aún antes de la de los occidentales: el Runa-hake, el Pako-
yasu, «Las sirenas de Sarhua»,
Letras, LXXV: 107-108 (2004), secuencia en que se describe su nacimiento, tal Achachila, el Kolliri, el Auki, el Layka, que
p. 107. como recalca Bosshard84), y que acompañan el proponen sabidurías alternativas y fundamen-
89 cambio de era que supone la caída del «Lodo tales frente a la simple información. También
Alberto Flores Galindo, Buscan- ardiente»85. Me parece que en esta historia en los modos de conocimiento se combinan
do un Inca, La Habana, Casa de
las Américas,1986.
podemos hallar las huellas de mitos andinos lo escrito andino y no andino, que en lo oc-
como la lucha de Huallallo Carhuincho, el cidental incluye entre muchos pensadores y
90 devorador de niños, con Pariacaca (el dios místicos a Kierkegaard, Goethe, Kempis, Ni-
Usandizaga, op. cit.
que habita dentro de un huevo, del que nacerá colás de Cusa, Eckardt, Rousseau, Nietzsche,
91 posteriormente); el episodio de las aguas y el Schopenhauer...; al Cristo de la tradición eso-
En este valor semántico del mito
hay que observar un aspec- fuego que caen sobre la laguna narrados en el térica, a la filosofía oriental; por otro lado, lo
to especialmente interesante: si Manuscrito de Huarochiri86; las del dios con no escrito: los mitos y la adivinación; la coca
bien el relato se puede sólo par-
cialmente asimilar con unidades
apariencia pobre –es el caso de Cuniraya Vira- como ofrenda, visión, curación y profecía; el
narrativas de la tradición andina cocha– presentes también en el Manuscrito de valor iniciático de los sueños... El paralelismo
(transcritas en el momento de la Huarochiri y en la tradición oral87; las uniones del Layka con Cristo es un ejemplo de la
colonia o transmitidas oralmen-
te), el relato «inventado» por entre seres de arriba y de abajo, así como las confluencia de las tradiciones que no lleva a
Churata funciona siempre uti- historias de la tradición oral relativas a seres una adopción de modelos foráneos, sino a que
lizando elementos estructurales
de la cosmovisión mítica andina, que habitan en los manantiales y lagunas y ellos propicien la revelación: «¡Atrévete a ser
tal como podemos reconstruir que a veces reciben el nombre de sirinus, Se- tú mismo!»92. La idea andina de la conexión
a partir de los testimonios anti-
guos, de la tradición oral y de
reno o Serena: este ser existe previamente a la con el universo, de la unión con el cosmos,
prácticas rituales actuales. importación del nombre occidental, y éste se le hace citar a Goethe: «Naturaleza es todo
92
le adjudica por su coincidencia con rasgos de en uno»93 y religar este concepto con la di-
Churata, op. cit., p. 64. la Sirena europea88. mensión filosófica del romanticismo alemán;
En este mito sincrético se sitúa el hilo el runa-hake, según Churata, ha asimilado a
93
Ibid., p. 108. narrativo de El Pez de Oro, pero la inter- Nietzsche avant la lettre «y cultiva otra fe que
pretación de esta historia tiene diferentes «la fe en la tierra», y, lo que es más importan-
94
Ibid., p. 93.
niveles, a través del núcleo de significado del te, la fe de la tierra; que esa fe es conciencia de
advenimiento del Pez de Oro, el Hijo: históri- la posesión de la vida»94.
co-reivindicativo, existencial y creativo. En el Los conceptos andinos guían a menudo
primero de ellos el Pez de Oro, en tanto que la exploración en los diferentes estratos te-
sucesor del Puma de Oro, su padre, sugiere máticos, como cuando apela a la distinción
una continuidad de la dinastía inca o más entre naya (alma colectiva, pero susceptible
bien una restauración y una regeneración que de individuarse) y ahayu (alma de la tierra),
El pez de oro, de Gamaliel Churata, apuntan a un contenido reivindicativo del mi- o hallpakamaska, tierra animada. Por eso,
en la tradición de la literatura
peruana to, paralelo al del mito de Inkarrí89. En el se- para Churata, la exploración en cierto cono-
HELENA USANDIZAGA gundo, el Pez de Oro aparece relacionado con cimiento andino representa trazar múltiples

158
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 149-159

y paradójicas relaciones con el conocimiento Éste sería, parece, el camino para desen- 95
Véase por ejemplo Reynaldo
occidental y hasta con el oriental, pero tam- trañar el papel de las diferentes referencias Jiménez, «Verás que no lo en-
bién es un modo de situar a este conocimiento culturales en el texto de Churata: ni tomar- sartas tan fácilmente», Mar con
soroche, Santiago de Chile-La
en otras dimensiones. Volver a la célula, al las como una imposible síntesis ya hecha y Paz, 2, (2006).
pasado genésico, es un modo de resistencia, y bendecida en el texto, ni considerarlas indivi-
es también un modo de creatividad, pues en dualmente como definitorias de los diferentes
el lugar del origen, en la caverna, ocurren las universos culturales, sino estudiar su precaria
revelaciones; la caverna, en la chinkana, es el y contradictoria relación con los universos
fundamento: no un espacio de refugio, sino a los que pertenecen y su interrelación en el
uno de regeneración, adonde se vuelve para texto. Este intento de lectura que tiene como
luego emprender mejor la aventura espacial guía la confluencia de tradiciones en El pez
de articular los espacios exteriores. El Pez de de oro no agota la riqueza de la obra, que se
Oro representa así lo genésico, la memoria presenta como extraordinariamente sugerente
atávica, la raíz casi inconsciente manifestada también desde un punto de vista literario, tal
en el lenguaje como ordenador del mundo, como muestran las últimas lecturas que ponen
en la percepción que hace sentido. Pero este de relieve lo subversivo y productivo del tex-
mundo, como se ve en la figura de la célula- to en tanto que obra de la tradición literaria
cosmos, no es tampoco un universo cerrado, peruana95.
porque Churata es partidario de sustratos e
intercambios, no de la cerrazón.

El pez de oro, de Gamaliel Churata,


en la tradición de la literatura
peruana
HELENA USANDIZAGA

159
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167
ISSN: 1577-3442

Carmen Alemany Bay:


Profesora titular de Literatura his-
panoamericana de la Universidad
de Alicante y directora del Centro
de Estudios Iberoamericanos Mario
Benedetti de la citada Universidad.
Ha sido antóloga y editora de obras
de Miguel Hernández, entre ellas,
la Obra completa. Es autora de
los libros Poética coloquial hispa-
noamericana, El meridiano inte-
SINGULARIDADES DE JOSÉ MARÍA
ARGUEDAS COMO ESCRITOR
lectual en Hispanoamérica, Mario
Benedetti y Residencia en la poe-
sía: poetas latinoamericanos del
siglo XX. Ha publicado numerosos
artículos sobre literatura latinoame-
CARMEN ALEMANY BAY
ricana del siglo XX y es editora de Universidad de Alicante-España
varios números monográficos.

Los críticos dedicados a la obra de José se podía llegar a la aculturación, y ya dejó bien
María Arguedas (1911-1969) han resaltado claro el escritor en su discurso de entrega del
1 su originalidad como narrador y coinciden Premio Inca Garcilaso de la Vega cual era su
Véase, Mario Vargas Llosa, La en que ésta nace, en parte, de la forma cómo posición: «Yo no soy un aculturado; yo soy
utopía arcaica. José María Ar-
guedas y las ficciones del in-
el escritor peruano analizó desde adentro el un peruano que orgullosamente, como un
digenismo, México, FCE, 1997. mundo andino. Un universo que en no po- demonio feliz, habla en cristiano y en indio,
No en los mismos términos pero cas ocasiones aparece articulado a través de en español y en quechua»3.
sí en la misma idea incidía Giu-
seppe Bellini unos años antes en dualidades que atañen tanto a aspectos indivi- Un total de seis novelas y una veintena de
el artículo «Función del símbolo duales como sociales: blanco / indio, español / relatos componen la obra narrativa de José
en Los ríos profundos de J.Mª.
Arguedas»: «Ernesto, como Jo- quechua, mundo de la niñez / mundo adulto, María Arguedas: la primera publicación en
sé María Arguedas, no se en- nación peruana / capitalismo, costa / sierra, libro fueron los cuentos de Agua (1935), y su
cuentra a gusto en el presente,
vive continuamente del pasado
el bien / el mal, etc. Sin embargo, su obra primera novela fue editada en 1941, Yawar
y anhela regresar a él, como significa algo más, y esa significación creemos Fiesta. En la década de los cincuenta verían la
si el pasado fuera una entraña que viene determinada por una serie de singu- luz Diamantes y pedernales (1954) y su mejor
maternal y en ella consistiera
la vida verdadera. Es lo que laridades que van más allá de su obra literaria, narración, Los ríos profundos (1958). En los
irá continuamente insidiando pero que sin duda inciden en ella: la fusión años sesenta publicó El sexto (1961), Todas
al narrador, hasta llevarlo a la
decisión de suicidarse», en Jo- entre su vida y su obra, su formación literaria, las sangres (1964) y Amor mundo y todos los
sé Carlos Rovira (editor), José la inclusión de la antropología y la etnología cuentos (1967); en 1971 conoceríamos su obra
María Arguedas. Indigenismo
y cuestión cultural como crisis
en sus ficciones, la búsqueda de un lenguaje póstuma, El zorro de arriba y el zorro de aba-
contemporánea hispanoame- singular y cómo cada uno de estos aspectos jo, novela inconclusa.
ricana, Barcelona, Anthropos, contribuyen a la creación de un universo na-
1992, pp. 53-54.
rrativo único. En definitiva, la construcción Una obra entre la literatura y la vida
2 de un mundo original donde algunos, sobre
Juan Larco (compilador), Recopi-
lación de textos sobre José Ma- todo Mario Vargas Llosa, han querido ver a A José María Arguedas le gustaba contarse
ría Arguedas, Serie Valoración un escritor en busca de una utopía arcaica1. y ficcionalizar sobre su propia experiencia:
múltiple, La Habana, Casa de las
Américas, 1976, p. 157.
Desde la posición de escritor poco con- recorrer su trayectoria narrativa supone tam-
vencional y desde la convicción de que era bién ir visualizando sus pulsaciones vitales, y
3 «un narrador más intuitivo que erudito», precisamente éste es otro nivel de atracción
José Carlos Rovira (presenta-
ción y selección de textos), José quiso reivindicar la cultura quechua en sus que emanan sus escritos.
María Arguedas. Una recupera- ficciones; pero con el paso de los años intuyó Nacido el 18 de enero de 1911 en An-
ción indigenista del mundo pe-
ruano. Suplementos, Barcelona, que, si bien ésta debía tener un papel prepon- dahuaylas, en el departamento de Apurímac,
Anthropos, 1992, p. 41. derante, no debía obviarse la importancia que fue hijo del abogado Víctor Manuel Arguedas
la cultura española había tenido en la forma- y de Victoria Altamirano, fallecida cuando
ción idiosincrásica de su país. Como él mismo el autor contaba con tres años. Poco tiempo
afirmó: «una integración entre ambos mundos después, el padre contrajo segundas nupcias
que en la realidad histórica no se ha realizado con Grimanesa Arangoitia, viuda de Pache-
Singularidades de José María
Arguedas como escritor
y acaso no culmine jamás»2. Pero al menos el co, quien aportó al matrimonio tres hijos.
CARMEN ALEMANY BAY intento debía realizarse, porque de no ser así Con la madrastra y el hermanastro tendrá

160
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

una relación tormentosa de maltratos físicos implicando –a través de otros nombres– en


y psicológicos que marcarán el resto de su una misma realidad.
vida y que serán recordados en más de una Un autobiografismo más directo y menos
ocasión en sus novelas y relatos. Elocuentes a ficcional se hará presente en El Sexto, obra
este respecto son las palabras que José María en la que, como ya reseñamos, nos cuenta la
Arguedas pronunció en su «Intervención en experiencia vivida en una de las cárceles más
Arequipa»: «Voy a hacerles una confesión un agresivas del país; aunque el autobiografismo
poco curiosa: yo soy hechura de mi madastra más puro lo reservará para su última novela.
[…] Mi niñez pasó quemada entre el fuego y En ella Arguedas va barajando la realidad
el amor […] Pero no solamente he sido he- de la costa con sus diarios para relatarnos
chura de mi madastra, hubo otro modelador con detalle la agonía de sus últimos años,
tan eficaz como ella, un poco más bruto: mi su voluntad de suicidarse –que empezaría a
hermanastro»4. aflorar en 1966– y la imposibilidad de seguir
Desde Agua hasta El zorro de arriba y escribiendo. La novela va creciendo a medida 4
el zorro de abajo conocemos una biografía que su espíritu se va consumiendo hasta lo- José María Arguedas, «Interven-
entrelazada con la literatura en la que nos va grar poner el punto final a su vida; sin duda, ción en Arequipa», en Primer
Encuentro de Narradores Pe-
relatando su infancia en una cocina india, la su trágica muerte será el capítulo final de El ruanos. Arequipa 1965, Lima,
intransigencia de su madrastra, los viajes con zorro de arriba y el zorro de abajo. Casa de la Cultura, 1969. Toma-
mos la referencia de Rovira, José
su padre por la sierra peruana, el ingreso en La múltiple personalidad de Arguedas, María Arguedas, op. cit., p. 9.
el colegio de Abancay o sus experiencias en sus inquietudes más íntimas, quedarán plas-
5
Viseca y Puquio. Después vendrán otras vi- madas en los nombres ficcionalizados que Una cronología de la vida de
vencias que no siempre formarán parte de sus hemos citado; pero también recordará, para José María Arguedas puede
obras, como su estancia en Lima para estudiar conformar un cuadro más complejo, a otros consultarse en Carmen Alemany
Bay, «Cronología de José María
en la Universidad de San Marcos, su ingreso personajes que fueron decisivos en su vida. Arguedas», ibid., pp. 27-29.
en la cárcel, sus primeras nupcias con Celia Don Felipe Maywa y don Víctor Pusa serán
Bustamante Bernal y las segundas con Sybila mencionados en Los ríos profundos con el fin
Arredondo, su trabajo como antropólogo y de homenajear los valores humanos que le
finalmente su obsesión por el suicidio5. trasmitieron durante su estancia en Viseca y
La hacienda de Viseca descrita en los cuen- en Utek. También será recordado, pero desde
tos de Agua, ciudades como Puquio en Yawar la amargura en este caso, la experiencia trau-
Fiesta, Abancay y los pueblos de la sierra pe- mática que vivió con su hermanastro Pablo
ruana en Los ríos profundos, Lima en El Sexto Pacheco y que relatará en el cuento «El horno
o el puerto de Chimbote en El zorro de arriba viejo» de Amor mundo: en el citado relato
y el zorro de abajo conformarán sus espacios el protagonista es obligado por un misti a
ficcionales que no son más que el resultado de acompañarlo en un intento de seducción. Esta
lo vivido. Pero si los espacios estaban deter- misma vivencia, pero con sutiles matices, ya
minados y fijados por su conocimiento vital, había sido recreada en uno de sus primeros
no menos desconocidos serán para el lector cuentos, específicamente en «Warma kuyay»,
que haya indagado en la vida de Arguedas y repetida en otro perteneciente a Amor mun-
los personajes que aparecen y reaparecen en do, «Don Antonio».
sus ficciones. El escritor peruano proyectó el Los ejemplos señalados aquí son los más
niño que fue en Ernesto, personaje principal significativos que podemos encontrar en un
de algunos cuentos de Agua (el que da nom- rastreo por las ficciones arguedianas, pero
bre al libro y el titulado «Warma kuyay»), y a cada paso el lector puede hallar múltiples
también el protagonista de la novela Los ríos referencias personales, y hasta podría resultar
profundos. Otros yo del autor se harán tangi- ocioso la recopilación de todo el anecdotario
bles en el personaje de Juan, del cuento «Los vivencial que encontramos en los escritos de
escoleros» (Agua); o en Santiago, el motor este autor. Con todo ello, cualquier acerca-
de la acción de los relatos de Amor mundo. miento a su obra debe tener muy presente
Todos ellos, al igual que el autor, son hijos de la no disociación entre vida y ficción, pero
un misti y han sido criados por los sirvientes, también no se debe olvidar que el suyo fue
como también el niño anónimo que aparece un caso extremo; como nos declara en El
en «Doña Cayetana», los personajes inno- zorro de arriba y el zorro de abajo, vivió para
Singularidades de José María
minados de «Orovilca» o «La muerte de los la literatura y para su creación. Cuando sus Arguedas como escritor
Arango»; ejemplos en los que el autor se va temas se fueron agotando y la imposibilidad CARMEN ALEMANY BAY

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

de seguir escribiendo resultó apremiante de- por ello dejará de sentir admiración en su ju-
cidió, el 28 de noviembre de 1969, que ese era ventud por autores peruanos –y seguimos con
el momento de poner punto y final a su vida: la respuesta del autor– como Manuel Gonzá-
su existencia no tenía sentido si ésta no iba lez Prada (1844-1918) y en especial su soneto
acompañada de la creación. «El amor». Otro poeta, José María Eguren
(1874-1942), será uno de sus predilectos. In-
La campana María Angola. Algunos datos sobre la formación literaria tuimos que esta afinidad con Eguren proviene
arguediana de que el autor de Simbólicas supo reflejar
en sus versos el espíritu de la costa peruana;
6
Larco, op. cit., p. 22.
Pocos son los datos que tenemos sobre pero este poeta simbolista también imprimió
las lecturas que realizó José María Arguedas, en sus versos una conciencia herida que tuvo
7 tampoco él se prodigó en dejarnos demasia- su origen en la infancia y que no supo suturar
Id. En otra ocasión afirmó que
«a medida que fui aprendiendo dos testimonios en las entrevistas que conce- a pesar del paso del tiempo, un caso sin duda
la literatura occidental, y leyen- dió a lo largo de su vida, y ni siquiera su obra comparable al de nuestro autor.
do los clásicos, especialmente
españoles y rusos, decidí es- es transparente en este sentido. Seguramente, El libro Paisajes peruanos –compuesto
cribir, no con el propósito muy quien se creía no ser un escritor profesional, entre 1912 y 1915 y dado a conocer frag-
expreso de publicar, sino de
desahogar mi estado de amar-
como confesó en El zorro de arriba y el zorro mentariamente entre 1926 y 1941– de José de
gura, de descontento, casi de de abajo, se preocupó más por realizar lec- la Riva-Agüero (1885-1944) dejó probable-
irritación contra esta descripción turas orientadas a perfeccionar su creación, mente alguna mella en la obra de Arguedas,
totalmente falsa que se hacía de
la población indígena», en «La o a tomar posibles modelos para aquello que específicamente en Los ríos profundos, ya que
narrativa en el Perú contempo- deseaba transmitir, que hacer una lectura sis- en aquella obra se describían con suntuosos
ráneo», Rovira, José María Ar-
guedas, op. cit., p. 43. El texto temática de los referentes imprescindibles o detalles los paisajes desde Cuzco hasta Lima
pertenece a una conferencia que canónicos de la literatura. pasando por el río Apurímac y por Abancay.
Arguedas pronunció en un ciclo
sobre narrativa latinoamericana
En verdad José María Arguedas no nece- No sólo hay algunas identificaciones de los
actual organizado por la Casa sitó amarrarse a fuentes de las que abrevar espacios sino que existen algunas pruebas que
de las Américas de Cuba del posibles temas, ya que la propia experiencia nos indican que conocía el mencionado texto
16 de enero al 22 de febrero
de 1968. vivencial y sus intensas investigaciones an- porque fue citado en una ponencia que sobre
tropológicas y etnológicas eran materiales la cultura mestiza en Ayacucho pronunció
8
En «La narrativa en el Perú con- lo suficientemente sugerentes y penetrantes nuestro autor. Sin embargo, esta identifica-
temporáneo», op.cit., p. 43. En para configurar una obra de indudable ori- ción ficcional no significaba que Arguedas
«Intervención de Arequipa» dirá
a este respecto: «Yo comencé a
ginalidad. Desde nuestro punto de vista, lo compartiese los puntos de vista de quien
escribir cuando leí las primeras que en realidad buscaba el narrador peruano él consideró un «hispanista» por defender
narraciones sobre los indios, los en la obra de otros escritores es cómo poder un mestizaje en el que preponderaba la raíz
describían de una forma tan fal-
sa escritores a quien yo respeto, representar con la mayor fidelidad su propia hispánica, la cristiana y la occidental en detri-
de quienes he recibido leccio- vida y, sobre todo, reflejar la complejidad del mento de la quechua.
nes como López Albújar, como
Ventura Calderón […] En estos mundo andino. De ahí que la literatura oral A quienes sí leerá con intensidad en los
relatos estaba tan desfigurado quechua, como manifestó en una entrevista años universitarios será a Enrique López
el indio y tan meloso y tonto el
paisaje o tan extraño que dije:
del año 1969, le sirvió desde sus primeras Albújar (1871-1966) y a Ventura García
`No, yo lo tengo que escribir tal obras para encontrar un nuevo estilo. Ante Calderón (1886-1959), autores que al igual
cual es, porque yo lo he gozado, la pregunta «¿Cómo empezó su relación que Arguedas describieron algunos usos y
yo lo he sufrido´», op. cit., 9.
con la literatura?» responderá: «Creo que costumbres de las comunidades indígenas
al escuchar los cuentos quechuas que eran peruanas; aunque las posiciones que toma-
narrados por algunas mujeres y hombres ron estos respecto al mundo indígena tam-
que eran muy queridos en los pueblos de poco fueron del agrado de nuestro escritor.
San Juan de Lucanas y Puquio, por la gracia Son suyas expresiones como las siguientes:
con que cautivaban a los oyentes. Creo que «Me sentí tan indignado, tan extrañado, tan
influyó mucho la belleza de la letra de las defraudado que consideré que era impres-
canciones quechuas que aprendí durante la cindible hacer un esfuerzo por describir al
niñez»6. hombre andino tal como era y tal como yo
Con esta base fundamental para sus escri- lo había conocido a través de una conviven-
tos, muy tempranamente comprenderá que cia muy directa»8. A pesar de las diferencias
«los modelos de la literatura castellana no me evidenciadas por nuestro autor, lo cierto es
servían para interpretar el mundo que anhe- que la lectura de los mencionados escritores
Singularidades de José María
Arguedas como escritor laba revelar»7. Ni los modelos de la literatura sirvió para dar un nuevo impulso a Arguedas
CARMEN ALEMANY BAY castellana, ni los de otras literaturas; pero no en su intento de describir desde dentro y con

162
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

fidelidad los valores que él había aprendido ni más exacta que la que hace Pedro Cieza de 9
En «La narrativa en el Perú con-
de su experiencia en contacto con los indí- León»11. temporáneo», op. cit., p. 43.
genas. Fuera ya de su país, pero sin salirnos
10
Será otro escritor peruano, César Vallejo del ámbito latinoamericano, nuestro autor Véase, ibid., p. 46.
(1892-1938), con el que Arguedas se sentirá confiesa que Don Segundo Sombra (1926),
plenamente identificado, pero no por sus del argentino Ricardo Güiraldes (1886-1927), 11
José María Arguedas, «La sierra
impresionantes versos sino por la novela El será otra de las lecturas que le «alumbraron en el proceso de la cultura pe-
tungsteno (1931) en la que el autor de Poemas el camino». Seguramente porque esta obra ruana», en Formación de una
cultura nacional indoamericana
humanos denuncia la situación de abuso sobre define la esencialidad de las raíces argentinas, (prólogo de Ángel Rama), Méxi-
el indígena en las minas peruanas. Asimismo, porque recoge las costumbres de la pampa y la co, Siglo XXI, 1975, p. 9.
con el autor de Trilce compartirá lecturas: las sabiduría popular de los gauchos y fundamen- 12
obras de José Carlos Mariátegui (1894-1930) talmente porque Güiraldes está describiendo En el suplemento dominical del
y, en la misma coordenada política, las de el final de una época y también de una forma periódico limeño El Comercio,
José María Arguedas publicó
Lenin; ambos, pero sobre todo el primero, le de vida en la pampa. Y precisamente, esta mis- el 8 de mayo de 1960 una elo-
sirvieron para adquirir una conciencia política ma intencionalidad es la que intuimos en los giosa reflexión sobre Juan Rulfo
titulada «Reflexiones peruanas
y social, aunque el socialismo no mató en él lo escritos arguedianos: preservar culturalmente sobre un narrador mexicano
mágico como se apresuró a afirmar. lo que se sabe que con la marcha de los tiem- (Juan Rulfo)».
Sin duda, otra de las lecturas continuadas pos está condenado a desaparecer. 13
serán las obras de Ciro Alegría (1909-1967), a Otros escritores más coetáneos serán tam- De esta manera expresa Argue-
quien le unía la misma devoción por el mundo bién referentes del escritor. Admirará a Juan das sus querencias y desavenen-
cias con los escritores citados:
indígena, aunque cada uno lo reflejase desde Rulfo (1918-1986) por su personalidad y «A Onetti lo vi en México. An-
diferentes perspectivas. Obras como La ser- porque en su obra describió la entraña misma daba con bastón, atendido por
algunos que le conocían. Yo no
piente de oro (1935), Los perros hambrientos de lo mexicano, otra realidad ajena a las tribu- había leído nada de él. Lástima.
(1939) y sobre todo El mundo es ancho y laciones de la Ciudad de México. A este autor Le hubiera saludado: a don Ale-
jo [Carpentier] no me atreví a
ajeno (1941) son referencias obligadas de la le dedicará párrafos afectuosos en el «Primer acercarme, me lo presentaron
literatura peruana y también lo fueron para diario» de El zorro de arriba y el zorro de dos veces. Dicen que es tímido,
Arguedas: «lo que ocurre –como apuntó el abajo y con anterioridad, en el año 1960, pero sentía, o lo sentía como a
un europeo muy ilustre que ha-
autor de Los ríos profundos– es que en las no- escribió un efusivo comentario sobre Pedro blaba castellano. Muy ilustre, de
velas de Ciro Alegría aparece un indio que es Páramo12. También recordará en el citado esos ilustres que aprecian lo indí-
gena americano, medidamente
tal desde el punto de vista social, pero no lo es diario al uruguayo Juan Carlos Onetti (1909- […] Carlos Fuentes es mucho
desde el punto de vista cultural; entonces no 1994) con especial simpatía, y al colombiano artificio, como sus ademanes. De
Cortázar sólo he leído cuentos.
tiene todas estas características, tan distintas, Gabriel García Márquez (1928) lo comparará, Me asustaron las instrucciones
tan originales, como las del indio del sur»9. En por su forma de contar historias, con doña que pone para leer Rayuela.
cualquier caso, ambos pretendieron, a pesar Carmen Taripha, vecina del pueblo de Maran- Quedé, pues, merecidamente
eliminado, por el momento, de
de no ser maestros en técnicas narrativas, re- ganí (Cuzco). Lo que Arguedas destacará de entrar en ese palacio», en José
flejar de manera fidedigna el mundo quechua la obra de los escritores antes mencionados, María Arguedas, El zorro de
arriba y el zorro de abajo,
con todas sus cargas espirituales y de una como también de la del brasileño Joao Gui- Buenos Aires, Losada, 1971, pp.
forma directa, diversa y múltiple10. marâes Rosa (1908-1967), es que ellos, al igual 17-18. De Fuentes dirá más ade-
lante: «¡Ah! La última vez que
Siguiendo en el ámbito peruano, pero que él, escriben por pasión literaria. vi a Carlos Fuentes, lo encontré
remontándonos unos siglos atrás, hay dos Menos simpatías le reportarán la obra de escribiendo como a un albañil
autores que tendrán una notable significación Alejo Carpentier (1904-1980), la de José Le- que trabaja a destajo. Tenía
que entregar la novela a plazo
en su formación literaria: el Inca Garcilaso de zama Lima (1910-1976), la de Carlos Fuentes fijo. Almorzando, rápido, en su
la Vega (1539-1616) y Pedro Cieza de León (1928) y, sobre todo, la de Julio Cortázar casa. Él tenía que volver a la
máquina», p. 26.
(1520-1560). Del primero aprenderá la histo- (1914-1984), con quien mantuvo una ardua
ria de su país y también el valor del mestizaje, polémica13. A todos ellos les recriminará ser
encarnado en la vida y obra de este autor, pero escritores profesionales y tener como único
sobre todo el intento de Garcilaso de imitar el mérito el aplicar «una técnica que se ha apren-
lenguaje de la vida real, los sonidos propios de dido y se ejerce específicamente, orondamen-
la lengua y algunas alteraciones fonéticas de te, para ganar plata».
determinadas regiones del Perú. De Cieza de Fuera ya de la literatura latinoamericana
León, mencionado en el discurso de entrega confesará en diversas entrevistas que leyó
del Premio Inca Garcilaso, le deslumbraron con gusto a algunos novelistas franceses y
las descripciones que este español, historiador rusos; entre los primeros destacará a Víctor
Singularidades de José María
del Perú, realizó en sus escritos: «ninguna Hugo (1802-1885) y específicamente dos de Arguedas como escritor
descripción del Perú nos parece más hermosa sus obras, Los miserables (1862) y sobre to- CARMEN ALEMANY BAY

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

14 do Los trabajadores del mar (1866); y entre la voluntad de transmitirlos a la literatura,


Véase, «Introducción» a Los ríos
profundos (edición de Ricardo los rusos a Fedor Dostoievsky y su obra El transformándolos en materia ficcional.
González Vigil), Madrid, Cáte- sepulcro de los vivos. Mención mucho más Por lo dicho hasta estos momentos, se
dra, 1998, pp. 89-91.
general tendrán otros escritores que sin du- intuye que la tarea de investigación antropo-
15 da pertenecen al ámbito de la universalidad: lógica y etnológica ocupó gran parte de su
Una visión más extensa sobre vida, pero fue entre 1953 y 1963 el período en
este aspecto puede verse en Car-
Sófocles, William Shakespeare, Edgar Allan
men Alemany Bay, «José María Poe, Herman Melville, Arthur Rimbaud, Walt el que se concentran la mayoría de sus publi-
Arguedas y su acercamiento a lo Whitman, Tomas S. Eliot, Brecht o Albert caciones en este campo, ya que en las citadas
español a través de la antropolo-
gía, la etnología y la literatura», Camus; entre los españoles citará a Francisco fechas ocupó el cargo de Jefe del Instituto de
Relaciones entre la literatura de Quevedo y recordará El Quijote en su Estudios Etnológicos del Museo de Cultura.
española e hispanoamericana
en el siglo XX. América sin nom-
novela El Sexto. De entre todas las investigaciones antro-
bre, 3 (2002), pp. 5-13. Tampoco se nos escapa su lectura de algu- pológicas y etnológicas queremos señalar su
16
nas obras de William Faulkner (1897-1962), libro Las comunidades de España y del Perú
Puede verse la relación de artícu- autor decisivo para los escritores del boom, (1968), un trabajo por el que se recibió como
los que sobre este tema publicó y fundamentalmente Las palmeras salvajes doctor en Etnología en 1963 por la Univer-
el autor en Carmen Alemany
Bay, «Bibliografía de y sobre (1939), novela decisiva para la configuración sidad de San Marcos de Lima. Se trata de un
José María Arguedas», en Ro- de Los ríos profundos. El entusiasmo por esta estudio comparativo entre dos pueblos agrí-
vira, José María Arguedas.
Una recuperación indigenista,
obra quedó manifiesto en una carta que envió colas de la región de Zamora pertenecientes
pp.136-137. a Manuel Moreno Jimeno el 4 de abril de 1941 al partido judicial de Sayago, Bermillo y La
donde, por otra parte, admite su ignorancia de Muga, y algunas regiones del Perú andino. La
la «literatura americana»14. investigación fue realizada en 1958, y las po-
Si algún sentido tiene elaborar el elenco blaciones citadas fueron elegidas por el perua-
de escritores destacados por el propio José no por ser pueblos aislados y con un acusado
María Arguedas, es por las posibles conclu- retraso social respecto a otras comunidades
siones que de éstas pueden derivarse. Desde españolas. José María Arguedas quedó sor-
nuestro punto de vista, intentó sacar de cada prendido por las múltiples semejanzas entre
una de estas lecturas una experiencia abocada estas y las poblaciones de la sierra peruana.
a extraer aquello que le sirviese para contar Su experiencia en tierras españolas y sus
su mundo desde adentro; de ahí que sea fun- investigaciones en esta zona tendrán al menos
damental la lectura de autores universales y dos aspectos reseñables. En su estadía en Es-
también de escritores latinoamericanos que paña conoció y le entusiasmaron dos ensayos
como él intentaron acercarse a un mundo de Joaquín Costa citados con frecuencia en
similar al suyo, a los que entienden la lite- Las comunidades de España y del Perú, nos
ratura como necesidad y no como profesio- referimos a Colectivismo agrario y a Derecho
nalidad. consuetudinario. Es curioso que un neoindi-
genista como José María Arguedas lea con
La antropología y etnología en la narrativa profundidad a un krausista como Joaquín
arguediana15 Costa, tal como lo hiciera años antes en Es-
paña otro narrador, el indigenista boliviano
La verdadera fuerza de la narrativa de José Alcides Arguedas, quien compartió las ideas
María Arguedas, en cualquier caso, no nace de krausistas españolas y las consideró como
sus conocimientos literarios sino de la utiliza- modelo para solucionar el problema indígena
ción que él hace de sus estudios etnológicos y en su país. Por otro lado, y este aspecto sí
antropológicos, así como de la aplicación de fue muy decisivo para su pensamiento y su
estos a su narrativa. Desde nuestro punto de obra, se dio cuenta de que el futuro, y tam-
vista, aquello debe ser considerado como una bién el pasado, de los pueblos andinos tienen
originalidad y no como una diferenciación que tener indispensablemente en cuenta –y
marginal. Sus estudios y publicaciones en este no siempre de forma negativa– el referente
campo16 siguen siendo hoy en día referentes, español, idea que plasmó de forma definitiva
y es que el autor de Los ríos profundos estuvo en Los ríos profundos que fue publicada en el
siempre al tanto de los avances de estas disci- mismo año de su estancia en España.
plinas. Asimismo, estas investigaciones, que Las novelas y cuentos de José María Ar-
formarán parte de su trabajo como docente y guedas, a medida que van avanzando sus
Singularidades de José María
Arguedas como escritor como investigador, concurrirán en un mismo conocimientos sobre la cultura española –gra-
CARMEN ALEMANY BAY fin: el conocimiento de la cultura quechua y cias, insistimos, a sus estudios de antropo-

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logía y etnología– evolucionarán hacia la rios que al menos en el lenguaje español o se 17


Ángel Rama, «Diez problemas
convicción de que la fusión de culturas es desconocía o se había olvidado. para el novelista latinoamerica-
imprescindible para entender el pasado del El convencimiento de que la fusión de no», Casa de las Américas, 26
(octubre-noviembre de 1964),
Perú, pero también para construir un sólido ambas lenguas, aunque con predominio del p. 22.
futuro exento de aculturación. Es por ello que castellano, era una forma legítima de explicar
la obra arguediana, que empezó con marcadas la realidad del mundo andino fue expresado 18
Este proceso de asimilación y de
diferencias entre las culturas que integran el sin paliativos en un artículo del año 1939, catadura de nuevos lenguajes se
Perú, pasará por un proceso de necesaria in- «Entre el kechwa y el español». En esas pá- irá configurando, fundamental-
mente, a través de dos etapas si
tegración y, tras esa aceptación, sus ficciones ginas destacó que el primero era un idioma seguimos lo dicho por William
derivarán hacia los profundos cambios de su «sin prestancia y sin valor universal» para la Rowe en Mito e ideología en
la obra de José María Argue-
país en los años sesenta. literatura, y que por ello el mejor camino era das, Lima, Instituto Nacional de
la construcción de una lengua literaria mixta, Cultura, 1979, pp. 61-63. En la
La búsqueda de un lenguaje singular hecha fundamentalmente de habla española primera, en la que se incluirían
los cuentos de Agua y su novela
pero con sintaxis, palabras y frases prove- Yawar Fiesta, Arguedas intentó
Si la formación literaria de José María nientes del quechua; en palabras de Arguedas, una mezcla lingüística del espa-
ñol y del quechua, aunque desde
Arguedas lo dota de originalidad, así como «encontrar los sutiles desordenamientos que el punto de vista cultural predo-
la integración de elementos antropológicos harían del castellano el molde justo, el instru- minase la cultura indígena. En la
segunda, a partir de Diamantes
y culturales a sus textos, de trascendente po- mento adecuado»18. y pedernales y de manera plena
dríamos calificar la búsqueda de un lenguaje Si estos son los objetivos19, necesario es en Los ríos profundos, Arguedas
singular que sin duda sorprende a cualquier aclarar los procedimientos. Ya se han señalado optó por introducir mecanismos
más sutiles en ese intento de que-
lector que se acerque a sus obras. No es ex- algunos, pero cabría insistir en la alteración chuización de la lengua castella-
traño por tanto que la crítica haya insistido del orden lógico de la frase por la dislocada na. Estos se resumirían, según el
citado crítico, en la variación del
en este aspecto de la obra arguediana. Los sintaxis y el reiterado empleo del gerundio orden gramatical y en un orden
trabajos de Alberto Tauro, Sebastián Salazar que frena el ritmo temporal creando la sensa- especial de las palabras que
aparecen determinados por el
Bondy, Edmundo Bendezú, Juana Martínez y, ción de lentitud; asimismo, se favorece cierta continuo uso del asíndeton y de
sobre todo, Alberto Escobar, William Rowe y ambigüedad en la concordancia de las pala- las repeticiones.
José Antonio Rodríguez Garrido nos señalan bras y se incluyen vocablos quechuas en el 19
la importancia del intento de quechuización interior de los textos. Para que aquellos sean Según Antonio Cornejo Polar, la
del español que intentó José María Arguedas traducibles por el lector, Arguedas utiliza va- búsqueda de ese nuevo lenguaje
se proyectaría hacia dos metas.
y sus repercusiones en la literatura latinoa- rios recursos que van desde la introducción de Por una parte, que el lenguaje
mericana como valor de modernización. Este palabras o frases en quechua, y a continuación tenga la capacidad de men-
cionar las dimensiones inéditas
aprovechamiento literario de su condición de la traducción al español; hasta la explicación del hombre y del mundo, es
bilingüe será, según Ángel Rama, la empresa semántica del término quechua y a partir de decir, revelar lo que aún no se
«más difícil que ha intentado un novelista en ésta la introducción de descripciones que ha revelado: la intimidad del
mundo indio; y otra, que esta
América»17. en ocasiones nos remiten a su labor como revelación no se limite a la ex-
El conocimiento del quechua antes que etnólogo; el caso más paradigmático es el presión sino que se resuelva en
comunicación, en «El sentido de
del castellano («mi lengua predominante era comienzo del capítulo VI de Los ríos profun- la narrativa de Arguedas», Re-
el quechua. Hasta los nueve años hablaba dos. El resultado es lo que Juana Martínez ha vista Peruana de Cultura, 13-14
(diciembre de 1970), p. 40.
muy poco español y dominaba el quechua»), denominado la «transcripción simultánea» al
capacitó excepcionalmente a nuestro autor español de las palabras quechuas: se interviene 20
para crear una lengua en la que se estableciese en quechua pero la voz se deja oír en español. Juana Martínez, «Acerca de Los
ríos profundos y José María Ar-
una íntima relación entre la experiencia y el De esta forma no hay dificultad para com- guedas», en José María Argue-
lenguaje, buscando siempre la armonía entre prender el texto y el lector acaba aceptando das, Los ríos profundos (edición
de Juana Martínez), Madrid,
las dos lenguas y que el resultado fuese, en estas transformaciones de forma natural20. Anaya & Mario Muchnik, 1995,
la medida de lo posible, un lenguaje unívo- Esta lengua ficticia, artificial, nos puede p. 311.
co y universal. Esta experimentación y este dar impresión de realidad; pero no debemos
atrevimiento verbal suponen la sacralización caer en el engaño, ya que se trata de un recur-
del lenguaje y sacar a éste de su uso normal, so lingüístico en el que José María Arguedas
no sólo para expresar a través de la escritura buscó la forma de trasmitir su cultura princi-
el pensamiento y las costumbres quechuas, pal, la quechua. No sólo ésta fue su intención,
sino desde el convencimiento de que se le sino que pretendió que su visión del mundo
está dando a la literatura una nueva vida. Con fuese conocida como una realidad más de ese
esta proeza lingüística Arguedas consiguió la complejo mundo que es América Latina.
Singularidades de José María
creación de un lenguaje y un universo litera- Arguedas como escritor
CARMEN ALEMANY BAY

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

21 Las ficciones de José María Arguedas natural y que pase a ser un ingrediente más de
El autor afirmó en «La narrativa
en el Perú contemporáneo» que la visión de su mundo.
«en este pequeño libro de relatos Como ya hemos señalado, José María Será en Los ríos profundos24 cuando José
están descritos dos elementos
del mundo andino: el odio y la
Arguedas, a través de sus novelas y relatos, María Arguedas logre la plena integración de
ternura. El odio, odia, odia con se convirtió en un intérprete del mundo an- ambas culturas: la española y la quechua. A
todas sus fuerzas a los que lo partir de una serie de imágenes que el autor
explotan y a los que lo odian a
dino en sus primeras obras y, poco a poco,
su vez, pero hay un hecho que su punto de mira se fue ampliando al integrar incluye en el primer capítulo podemos llegar
es muy importante: en los indios en este proceso literario su visión sobre lo a la conclusión de que Arguedas aboga por
el odio no es más grande que
la ternura, porque entre ellos se español con el fin de explicar su país a tra- un Perú mestizo, fuertemente cargado de he-
aman intensamente, y esto hace vés de la fusión de culturas. En sus últimas rencia indígena, pero también con presencia
que el odio sea verdaderamente
un odio de tipo fecundo y no
obras, en cambio, nos ofrecerá una visión de lo hispánico: el muro incaico y la María
un odio perturbador», op. cit., integral del Perú, y en todo este proceso Angola, el Viejo y el adolescente Ernesto, el
p. 43. pongo y el Cristo de la Catedral, o la Catedral
serán fundamentales los aportes de cada una
22 de las singularidades que hemos señalado y la alegría de los ríos. No sólo los espacios
Antonio Cornejo Polar, «Un con anterioridad. son decisivos, también el lenguaje a través
ensayo sobre `los zorros´ de
Arguedas», en José María Ar- Con la publicación de su primer libro de la fusión del español y el quechua. Como
guedas, El zorro de arriba y de cuentos, Agua, el autor va desgranando el mismo autor subrayó, en Los ríos pro-
el zorro de abajo (edición crí-
tica de Eve-Marie Fell), Madrid,
un universo, el andino, en donde muestra fundos halló «los sutiles desordenamientos»
CSIC, Colección Archivos, 1990, claramente una posición política a través de que hacían del castellano «el molde justo, el
p. 297. instrumento adecuado» para conseguir sus
la descripción de la vida en el pueblecito de
23 San Juan de Lucanas. En apariencia, poca ori- propósitos: acercar al lector no familiarizado
Rita Gnutzmann, Novela y cuen- ginalidad encontramos en estos tres cuentos con el mundo andino a las cosas que él vivió
to del siglo XX en el Perú,
Alicante, Cuadernos de América de factura cuantitativamente asimétrica, sin y conoció en profundidad.
sin nombre, 2007, p. 85. Ello no embargo, concurren algunos rasgos que mar- El niño Ernesto nos describirá en las pri-
es óbice, como sigue apuntando
Gnutzmann, para que «el capí-
carán su obra posterior y que serán identifica- meras páginas de la novela la sensación de
tulo II, `El despojo´, se convierta tivos de su producción literaria21. Entre ellos, vida que transmite el muro inca, y frente a
en un verdadero ensayo socio- esa emoción encontramos otras sensaciones,
lógico sobre el abuso (robos de
la inclusión de un protagonista infantil, blan-
los mistis, rebelión de los indios co, que vive en la sierra peruana y, como ha ahora de sufrimiento y de tristeza, que trans-
y el consiguiente escarmiento». señalado Antonio Cornejo Polar, será a partir mite el sonido de la campana de la catedral,
Y como se advierte a pie de
página, en la novela «existe una de estos cuentos cuando se diseñe la persona- la «María Angola». Su sonido, lleno de poder
auténtica estratificación y ampli- lidad cultural de Arguedas como personaje22. trasformador y de una significación muy es-
ficación social: mistis (principales
y menos principales), comuneros
De manera específica, uno de los cuentos de pecial para los cuzqueños, se oye en los gran-
(indios de ayllus y, los inferiores, Agua, «Warma kuyay» –que previsiblemente des lagos donde «a su canto triste –nos dice el
punarunas y los concertados), narrador– salen del agua toros de fuego, o de
además los «chalos», emigrantes
fue escrito antes de «Los escoleros» y del que
aculturados venidos de Lima con da título al libro–, podríamos considerarlo oro, arrastrando cadenas» (p. 17). Estos toros
ideas socialistas (mariateguia- como precedente de su novela Yawar Fiesta. –símbolo español– serían antiguas serpientes
nas). Pero también se distinguen
los «mistis» socio-culturalmente: Además, el autor describe en las páginas de –amarus– convertidas por «María Angola»:
el tradicionalista don Julián, in- este relato algunos juegos indígenas propios «Pensé que esas campanas debían ser illas,
fluido por la cultura indígena
frente a los terratenientes moder-
de la sierra peruana, lo que supone la inclu- reflejos de la María Angola, que convertiría
nos unidos al poder y al dinero sión de observaciones que nacen de su labor a los amarus en toros. Desde el centro del
exteriores a la sierra». mundo la voz de la campana, hundiéndose en
como antropólogo y que pasará a ser una
24 constante en títulos posteriores. No debemos los lagos, habría transformado a las antiguas
Algunos de los argumentos ex- olvidar, por otra parte, que la fusión de fic- criaturas» (p. 17). No será la primera ni la úl-
puestos en la explicación de
Los ríos profundos proceden del ción y antropología era inédita en la novela tima vez que José María Arguedas haga refe-
artículo escrito en colaboración indigenista. rencia a los amarus, en un artículo publicado
con José Carlos Rovira y titula-
do «Sobre algunas visiones de
Su primera novela, Yawar Fiesta, supo- en Cultura y Pueblo los define de la siguiente
lo español y una perspectiva ne una superación del esquema indigenista, manera: «Antiguo dios, el Amaru, que tenía
indigenista», en Actes du Co- forma de serpiente y vivía en el fondo de
lloque Almoreal. Espagnols et
ya que la lucha entre los dos poderes no se
Hispano-Américains des XIXº et centra en lo social, sino en la reivindicación los lagos, fue trasformado en toro, según las
XXº siécles: représentations réci- cultural23. Pero podríamos añadir algo más, creencias indígenas». Una mutación en la que
proques, Le Mans, Université du
Maine, 1990; específicamente Arguedas se aleja en esta entrega de los un símbolo propiamente incaico se ha trans-
las pp. 103-105. conflictos socioeconómicos presentes en la culturado en un símbolo español.
novela indigenista y opta por incorporar un No menos significación tendrá la catedral,
Singularidades de José María
Arguedas como escritor planteamiento de índole telúrica que ayuda a construida, como dice el padre de Ernesto
CARMEN ALEMANY BAY que la presencia de lo español sea mucho más en la novela, por «el español, con la piedra

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 160-167

incaica y las manos de los indios»; mestizaje centrado fundamentalmente en el mensaje, ya 25


José María Arguedas, Indios,
entre lo indio y lo español o un sincretismo que intenta ofrecernos una visión totalizadora mestizos y señores (compila-
cristiano con aporte andino. Y aquí podría- de la situación social, política, cultural y eco- ción e introducción de Sybila
Arredondo de Arguedas), Lima,
mos sacar nuevamente a colación otro texto nómica de Perú mediante un diseño ficcional Horizonte, 1985.
en el que Arguedas relaciona la ficción con en el que se entremezclan la realidad y la
la investigación. Nos referimos a «El nuevo utopía. La diferencia insalvable que entre los 26
Véase, Martínez, op. cit., p.
sentido histórico del Cuzco», reproducido en indios y los blancos aparecía en sus primeros 301.
Indios, mestizos y señores, y en donde el au- escritos se convierte en esta novela en un
27
tor reflexiona sobre el sincretismo de algunas mestizaje casi ideal que podría vislumbrarse José María Arguedas, «No soy
construcciones cuzqueñas como la catedral: como posible solución al galopante proceso un aculturado»; palabras pro-
nunciadas en el acto de entrega
de aculturación que según el autor estaba del Premio Inca Garcilaso. To-
[los españoles] no pudieron o no quisieron derruir sufriendo su país. mamos la referencia de Rovira,
los cimientos de algunos templos o residencias; sin De diferente talante será su última fic- José María Arguedas, op. cit.,
p. 40.
sospechar que esto también llegaría a ser un símbolo ción, publicada póstumamente, El zorro de
y una imagen del futuro mundo peruano. [...] En arriba y el zorro de abajo. La novela se
los siglos duros y brutales de la Colonia germinó desarrolla en el costeño puerto de Chim-
un nuevo Perú que hoy parece muy próximo a su bote, paradigma del nuevo Perú y a su vez
definición. El pueblo español llegó para fecundar el un universo degradado por las constantes
Nuevo Mundo, no sólo para conquistarlo25. transformaciones industriales que han traído
consigo la desintegración social y cultural
Y el niño Ernesto sale del Cuzco entre las de los indios y de los sectores marginados.
imágenes de la tristeza que auditivamente le Este hilo argumentativo se entremezcla con
ha trasmitido la campana, o visualmente el cuatro diarios y un epílogo autobiográficos
Cristo arguediano. Pero esta imagen del Cru- e insiste sobre todo en la imposibilidad de
cificado sintoniza con la visión que del indio seguir escribiendo y, como consecuencia, el
tiene Arguedas, y así lo dejó explicitado en incansable deseo de poner fin a su vida. Los
«El valor poético y documental de los him- citados fragmentos se fusionan con otro re-
nos religiosos quechuas», incluido en Indios, lato, una leyenda indígena que fue escrita en
mestizos y señores, o en el culto del indio a la quechua y que da título al libro.
cruz («La fiesta de la Cruz») perteneciente al El autor de Los ríos profundos, quizá a
citado libro. esas alturas, al borde del suicidio, fue cons-
En definitiva, como apuntó el autor en ciente de las dificultades reales de llevar a
«La sierra en el proceso de la cultura perua- cabo un mestizaje auténtico, sin acultura-
na», cuando una cultura es invadida por otra, ción, máxime cuando otras fuerzas imperio-
pero la sometida tiene una profunda historia sas e imperialistas estaban rearticulando la
«el sometimiento al estado de servidumbre no idiosincrasia del país. A pesar de ello, en su
la destruye, se produce un inevitable estado discurso de entrega del Premio Inca Garcila-
de intercambio, de mestizaje con la cultura so, que fue incluido en El zorro de arriba y
invasora»26. No sólo eso queda plasmado en el zorro de abajo, insistirá en la integración
Los ríos profundos, José María Arguedas ha de las dos culturas principales del Perú, la de
logrado además introducir en su justa medida la sierra y la de la costa, y también en otra
todo aquello por lo que venía luchando desde de orden superior, la quechua y la española;
hacía años: un lenguaje preciso, la fusión de pero más allá de todo ello: «Contagiado para
la literatura y la antropología, la interacción siempre de los cantos y los mitos, llevado
de dos culturas, la lucha de los indígenas por la fortuna hasta la Universidad de San
representadas por las chicheras y la revela- Marcos, hablando por vida el quechua, bien
ción del espacio autobiográfico de su niñez incorporado al mundo de los cercadores, vi-
y juventud. sitante feliz de grandes ciudades extranjeras,
Su siguiente novela, Todas las sangres, intenté convertir en lenguaje escrito lo que
supone otro intento de superación narrativa era como individuo»27.

Singularidades de José María


Arguedas como escritor
CARMEN ALEMANY BAY

167
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 168-173
ISSN: 1577-3442

Javier de Navascués:
Profesor Titular de Literatura His-
panaomericana en la Universidad
de Navarra. Entre sus publicacio-
nes, se encuentran varias mono-
grafías sobre literatura peruana y
argentina (Adán Buenosayres: una
novela total; El esperpento con-
trolado. La narrativa de Adolfo
Bioy Casares; Los refugios de la
memoria. Un estudio espacial so-
bre J.R. Ribeyro), además del tomo
JULIO RAMÓN RIBEYRO:
6, dedicado a la narrativa del siglo
XX, en el Manual de literatura
hispanoamericana, obra coordina-
UNA TENSIÓN RESUELTA ENTRE
da por Felipe Pedraza y ediciones
de obras de Quiroga, Teresa de la
Parra, Ángel Gaztelu, etc.
EL SILENCIO Y LA ESCRITURA
JAVIER DE NAVASCUÉS
Universidad de Navarra

1 Empecemos con una famosa boutade de de Lima o la de París, por seguir su vocación
Julio Ramón Ribeyro, Cuentos
completos, Madrid, Alfaguara, nuestro autor extraída de su relato «Sólo para literaria. El itinerario por las páginas memo-
1994, p. 583. fumadores»: «Escribir es para mí un placer rialísticas de La tentación del fracaso propone
2
complementario al de fumar»1. Una decla- escenas patéticas y melancólicas reflexiones
Julio Ramón Ribeyro, La tenta- ración así puede confundir a alguno en estos acerca de la carencia de recursos económicos
ción del fracaso. Diario per- tiempos de corrección sanitaria. Pero la frase para hacer frente al duro día a día. ¿Cómo
sonal (1950-1978), Barcelona,
Seix Barral, 2003, pp. 496- está muy lejos de frivolizar sobre el asunto, ya y por qué se llega a esta situación tan poco
497. que fumar no es una actividad trivial o secun- deseable y sin embargo tan fácilmente prede-
daria para Julio Ramón Ribeyro. Su persona- cible? Ribeyro durante años va afirmándose
je, por ejemplo, llega a abandonar la novela en en un credo escéptico que no sólo afecta a sus
la que está empeñado debido a las dificultades creencias religiosas o políticas, sino a las mis-
que encuentra en Alemania para conseguir ci- mas actitudes con que afronta sus proyectos
garrillos. Y de esta forma asistimos a toda una personales. Sólo hay un reducto que, a pesar
reivindicación del tabaco como tema literario de quejas y lamentos, permanece en medio de
y, más aún, a una indagación tragicómica del la adversidad: su vocación de escritor. Habla
vicio de fumar. Las consecuencias del vicio por sí misma esta anotación del 18 de julio de
son, por supuesto, nefastas, pero al protago- 1976, cuando Ribeyro ya es dolorosamente
nista narrador le da lo mismo. Como se recor- consciente de que un cáncer de estómago,
dará, supera toda clase de prohibiciones y una con dos operaciones detrás, pende sobre su
enfermedad que lo pone a la vista de la muerte cabeza:
para continuar sumergido en un hábito que es
incapaz de vencer. Debo tener siempre presente esto, que a menudo
Algo semejante siente Ribeyro –si hace- tiendo a olvidar: lo que quedará de mí será lo que
mos caso de sus copiosas declaraciones auto- escriba y todo lo demás –eficacia en mi traba-
biográficas– respecto del arte de escribir. La jo oficinesco, brillantez en las reuniones sociales,
escritura comparte con el tabaquismo el he- etc.– carece completamente de importancia. Debo
cho de ser una tentación irresistible y delicio- hacer lo único que sé hacer más o menos bien, lo
sa que acaba conduciendo a la propia destruc- que me agrada hacer y lo que otros no pueden hacer
ción personal y familiar. Así, la lectura de los en mi lugar: escribir mis historias boludas o sutiles,
diarios del escritor nos depara la impresión de hasta reventar2.
que, mientras éste siga decidido a volcarse en
la escritura, sus magros recursos económicos Si para Ribeyro la escritura es la misión
Julio Ramón Ribeyro: una tensión disminuirán. De vez en cuando, Ribeyro se que justifica una vida, una y otra vez en sus
resuelta entre el silencio y la
escritura
plantea si son verdaderamente necesarios los textos más o menos autobiográficos hará men-
JAVIER DE NAVASCUÉS sacrificios que impone a su familia, ya sea la ción de ella para considerar retos narrativos o

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 168-173

lamentarse de su falta de tiempo para escribir, insobornable ante cualquier señuelo que no
de sus períodos de sequedad creativa o de la sea el de su propio compromiso con su obra.
frustración que le supone darse cuenta de que Sin embargo, es obvio que tampoco puede
no ha logrado los objetivos que pretendía con relacionarse su poética con la de otros autores
tal cuento o novela. Este tipo de limitaciones peruanos seguidores de la palabra pura y a los
traen consigo el riesgo del silencio definitivo, que Ribeyro, por cierto, trató con alguna cer-
el abandono de la palabra, un escollo peligro- canía. Es el caso, por ejemplo, de poetas como
so que hay que sortear como sea. Cualquier Westphalen, quien se encastilló en un silencio
interrupción, cualquier oportunidad de caer creativo durante décadas después de sus dos
en el silencio, sume a Ribeyro en la tristeza de primeros libros. Así, desde sus poemas de
no estar a la altura del ideal de vida al que se los años treinta Westphalen manifiesta una
ha adherido desde siempre: ser un escritor. atracción por el silencio en la medida en que
Su escritura ha de ser, por cierto, creativa siente el fracaso de la palabra para descifrar
y no admite componendas con otros modos una realidad inefable: Julio Ramón Ribeyro.
expresivos. En una carta a su hermano Juan
Antonio fechada el 28 de julio de 1965, Ri- Empeño manco este esforzarse en juntar palabras
beyro se queja de que últimamente no tiene que no se parecen ni a la cascada ni al remanso,
tiempo de escribir ficción porque anda dema- que menos transmiten el ajetreo de vivir. […]
3
siado ocupado en llevar la correspondencia al qué será el poema sino un espejo de feria, Julio Ramón Ribeyro, Cartas a
día. «Espero que esta puntualidad sea provi- un espejismo lunar, una cáscara desmenuzable, Juan Antonio, tomo II, Lima, Jai-
sional y no se convierta en mí en una cuali- la torre más falsa y despreciable5. me Campodonico, 1998, p. 17.

dad erigida a expensas de la otra: mis dones 4


literarios»3. Y años más tarde, cuando asiste al Dentro ya de la generación de Ribeyro, la Ribeyro, La tentación…, op. cit.,
p 62.
despegue fulminante de Vargas Llosa, por en- del 50, algunos poetas destacados como Javier
tonces amigo suyo, anota en su diario: «Tengo Sologuren o Jorge Eduardo Eielson manifes- 5
Emilio A. Westphalen, Bajo las
la impresión de que cuando uno alcanza cierta taron una inquietud creciente por la delicada zarpas de la quimera, Madrid,
fama vive más para los artículos, las relaciones relación entre la aspiración expresiva y el Alianza, 1991, p. 90.
mediatas de la nota, la correspondencia, el resultado escrito. De hecho, el silencio acaba
6
coloquio multitudinario de un congreso lite- convirtiéndose en núcleo temático y fuente de Jorge E. Eielson, Eielson, Poesía
rario, la entrevista, etc., que para la relación reflexión metapoética. Eielson, en el poema escrita, México, Vuelta, 1989,
p. 154.
directa de persona a persona»4. Al margen de último de Mutatis mutandis parece anunciar
que tal vez se adivine cierta envidia secreta esa tentación del silencio a la que él mismo no
en este comentario, no deja de ser cierto que se va a resistir en el futuro:
Ribeyro siempre huyó de la notoriedad pú-
blica y que trató de llevar, en la medida de sus escribo algo
posibilidades, una vida alejada del relumbrón algo todavía
y los compromisos adquiridos, a saber, las algo más aún
conferencias, los artículos y toda clase de es- añado palabras
critos no directamente comprometidos con la pájaros hojas secas viento
escritura creativa. Escribió novelas, cuentos, escribo algo todavía
teatro, prosa fragmentaria y ensayo, amén de vuelvo a añadir palabras
un diario íntimo que sólo vio la luz al final de palabras otra vez
su vida y de forma incompleta. Sin embargo, palabras aún
frente al número de textos periodísticos, notas además pájaros hojas secas viento
o conferencias que han dejado sus contem- borro palabras nuevamente
poráneos más notorios como Bryce o Vargas borro pájaros hojas secas viento
Llosa, el de textos de esta clase firmados por borro todo por fin
Ribeyro es mucho menor. no escribo nada6.

Una poética del silencio en la literatura pe- Para comprender el abandono temporal
ruana del medio siglo por parte de Eielson de la poesía a partir de
finales de la década del cincuenta, hay que
Este desinterés por una literatura de oca- sopesar algunos factores personales. Uno de Julio Ramón Ribeyro: una tensión
resuelta entre el silencio y la
sión, de valor inmediato, nos ofrece la ima- ellos seguramente es el descubrimiento del escritura
gen de un Ribeyro como escritor «puro», budismo zen, lo que suponía, según explicaba JAVIER DE NAVASCUÉS

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el propio artista, una renuncia a la palabra del silencio. La secular fascinación de los poetas por
en busca de una trascendencia que se iden- el silencio en sus múltiples manifestaciones (poder
tifica con la nada, el total desasimiento de y censura, revelación y conocimiento, suspensión
la realidad visible7. La convicción de que lo y espera, esterilidad y creación) se radicaliza en la
verdaderamente esencial se encuentra a partir modernidad y se traduce en la capacidad del poema
del silencio contemplativo o, más aún, reside de ser leído como representante dramático del acto
en el silencio mismo, deriva sin duda de la in- mismo de la escritura9.
fluencia del pensamiento oriental en el poeta
peruano. Pero, además, se debe tener en cuen- En Ribeyro la tensión entre estos opuestos
ta la atracción por las artes visuales, la pintura acaba resolviéndose. No es que la solución se
y la escultura de vanguardias. Eielson siempre plantee de una forma ingenua, mediante el
Julio Ramón Ribeyro.
se mostró un artista inquieto por trabajar con recurso a una especie de concepción fideísta
muy distintos códigos expresivos, desde la en los poderes del lenguaje, sino que el deseo
representación convencional al arte efímero de escribir, por sí mismo, anula la posibilidad
7 pasando por la música electrónica. del silencio. Es notable que el ejemplo poco
Así se lo expone en el impres- En los años ochenta aparece su poemario locuaz de Westphalen le atraiga muy poco e
cindible libro de entrevistas con
Martha L. Canfield (ed.): El Ptyx. Este título, y la edición de otros poema- incluso le inspire algunas reservas:
diálogo infinito. Una conversa- rios inéditos, son síntomas de una resurrección
ción con Martha L. Canfield,
Universidad Iberoamericana, del interés por la publicación. De hecho, poco Admito que no conozco toda su poesía. He leído
México, 1995 (pp. 31-34 espe- tiempo antes, en 1976, sale a la luz una edición sólo poemas sueltos. ¿Será en realidad el gran poeta
cialmente).
en Lima de su poesía casi completa, con algu- de su generación? […] Tal vez. De esto debo cer-
8 nos retoques y supresiones, bajo el rótulo de ciorarme. No excluyo que alguien pueda quebrar el
Lo que no quiere decir que se Poesía escrita. Esta edición ha conocido dos muro de lo efímero con una obra minúscula que se
desinteresara del silencio como
actitud vital ligada a la contem- versiones más, una en México (1989) a cargo de reduce a una treintena de poemas, escritas además
plación o como tema literario. la editorial Vuelta, y otra en Bogotá (1998) por en su juventud. Son casos raros. Pero el importante
La mudez simbólica se encuen-
tra inequívocamente reflejada la editorial Norma. El título de Poesía escrita es, –y con esto veo que llevo el agua a mi molino– es el
en «Los jacarandás», Alicante, por cierto, revelador. La poesía, para Eielson, escritor de la segunda etapa, el de la madurez, que no
como ha estudiado Eva Valero
en La ciudad en la obra de Julio
no se limita a la forma literaria, sino que abarca se deja amilanar por nada, ni siquiera por la propia
Ramón Ribeyro, Universidad de otros medios de expresión de carácter visual opinión que tiene de sí mismo, y sigue escribiendo
Alicante, 2003, pp. 193-207. y/o auditivo. Hay «poesía» más allá de lo que hasta reventar10.
9 convencionalmente consideramos como tal.
Eduardo Chirinos, La morada Para el poeta el lenguaje escrito tendrá siempre Dos títulos esenciales que vienen a sinte-
del silencio. Una reflexión sobre
el silencio en la poesía a partir una carencia expresiva esencial que explica su tizar nada menos que toda la obra cuentística
de las obras de Westphalen, abandono casi total durante décadas. y memorialística de Ribeyro, la parte más
Rojas, Orozco, Sologuren, Eiel-
son y Pizarnik, México, FCE,
apreciada de su producción, aluden a la po-
1998, p. 230. Luchar contra el silencio sibilidad del silencio como una dimensión
superable por el escritor, vencible a pesar del
10
Ribeyro, La tentación…, op. cit., Por supuesto, la posición de Ribeyro es desaliento que puedan infligir unas amenazas
pp. 604-605. distinta. El silencio no es una atracción a la que siempre proceden de fuera. Esos títulos
que ceda en ningún momento, aunque pueda son, claro está, La palabra del mudo y La
sentir permanentemente su tentación8. Su tentación del fracaso. En las líneas siguientes
vocación por la escritura no ofrece dudas, me detendré algo en las implicaciones que tie-
aunque los desánimos sean constantes, según ne la elección de estas imágenes como signos
se refleja en sus textos más o menos auto- representativos de la poética ribeyriana de la
biográficos: cuentos, diario, cartas o prosa escritura.
fragmentaria. Tal vez no es casual, por cier- Vayamos con el primero de ellos: la pala-
to, que la poesía fuera un territorio vedado bra del mudo. Dar la voz a los que no la tienen
para él. Podemos ciertamente pensar que su justifica el título de las ediciones de sus relatos
condición de narrador lo alejó sin excusa de reunidos. En principio, la imagen remite a las
los problemas que se le suscitan al poeta en coordenadas del realismo crítico vigente en los
su combate con el lenguaje. Como recuerda años cincuenta del siglo pasado. Los primeros
Eduardo Chirinos, crítico y poeta, cuentos, Los gallinazos sin plumas o Tres
Julio Ramón Ribeyro: una tensión historias sublevantes encuentran acomodo en
resuelta entre el silencio y la
escritura la poesía ha sido siempre un espacio privilegiado esta idea que, en realidad, no está tan lejos de
JAVIER DE NAVASCUÉS para poner en escena las discusiones sobre el tema otras poéticas socializantes de la época, por

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muy dispares que nos resulten el recorrido ciente de que la frustración de sus ambiciones
de Ribeyro frente al Neruda de las «Alturas literarias entra en el abanico de destinos vero-
de Macchu Picchu» o las declaraciones de un símiles para su vida, las anotaciones de diarios
Roa Bastos o un Miguel Ángel Asturias a fa- y prosas sueltas se refieren una y otra vez con
vor de la misión del escritor en las sociedades morbosa complacencia a la proximidad de las
sometidas de América Latina11. Lo único que desdichas físicas, sentimentales, económicas,
hace Ribeyro es cambiar el contexto: del ám- familiares… y, por supuesto, creativas. «Don-
bito rural pasa al urbano. Sin embargo, como de empieza la felicidad, empieza el silencio»14,
sabemos, según vaya avanzando la produc- observa de forma reveladora en una de sus
ción ribeyriana, el espectro de los «sin voz» Prosas apátridas. Pero, atención, el infortunio
se amplía a otros estratos sociales. El escritor puede vincularse a una buscada impresión de
entonces presta su habla a otro tipo de olvi- derrota personal:
dados, desde los mediocres burgueses limeños Julio Ramón Ribeyro.
hasta los niños perdidos en la memoria de sus A veces pienso que la literatura es para mí una coar-
crepusculares Relatos santacrucinos. De esta tada de la que me valgo para liberarme del proceso
manera, la escritura superadora del silencio de la vida. Lo que yo llamo mis sacrificios (no ser 11
Reléanse, por ejemplo, estas de-
encontraría una explicación de orden ético. El abogado, ni profesor de universidad, ni político, ni claraciones de Asturias: «Entre
escritor sentiría la urgencia de dar algún tipo agregado cultural) son tal vez fracasos simulados, los indios existe una creencia
en el Gran Lengua, el vocero
de testimonio de la vida de los excluidos por imposibilidades. Mi excusa: soy escritor15 (la cursiva de la tribu. Y en cierto modo es
algún tipo de coyuntura. A pesar de todo, más es mía). lo que he sido: el vocero de la
adelante comprobaremos que ésta no es la ra- tribu». Luis López Álvarez, Con-
versaciones con Miguel Ángel
zón primigenia del élan creativo de Ribeyro. Se trata de fomentar, pues, la sensación de Asturias, San José, Universidad
Si La palabra del mudo apunta hacia di- fracaso en otros ámbitos para proseguir en de Costa Rica, 1976, p. 7.

recciones importantes en la obra del peruano, la escritura que es búsqueda de nuevos retos 12
mayor interés hermenéutico tiene, a mi modo que no permitan el silencio: es decir, la obra Ribeyro, La tentación…, op. cit.,
p. 9.
de ver, La tentación del fracaso. El fracaso es, perfecta, acabada. Conviene reforzarse en la
por supuesto, el abandono de la vocación li- convicción de las propias miserias para esti- 13 Víctor H. Palacios, «La mi-
teraria, el refugio en una comodidad burguesa mular el aliento vocacional. Y éste, además, rada y la palabra. La escritura
como comprensión de la vida»,
a la que su entorno social parece confinarle. se alimenta morbosamente no sólo de las frus- en Crisanto Pérez y Víctor Pala-
Ribeyro tiene muy clara esa tentación desde traciones profesionales, sino de la baja consi- cios (eds.), Julio en el rosedal.
Memoria de una escritura, Uni-
el principio y coquetea con ella, como cuando deración que le merece su misma condición versidad de Piura, 2008, p. 64.
registra en una página temprana de su diario de creador. Como vuelve a declarar el propio
14
personal: Ribeyro, siempre tan autoconsciente, en uno Ribeyro, Prosas apátridas com-
de los prólogos de su Diario completo: pletas, Barcelona, Tusquets,
Estoy decidido a liquidar de una vez por todas este 1986, p. 167.

diario. No puedo escribir una página más en él. Ha Lo único que yo he percibido y que le da una cierta 15
sido una ocupación inútil. Basura, como todo lo que continuidad es justamente ese desasosiego, esa sensa- Ribeyro, La tentación…, p.
301.
he escrito fuera de él12. ción de descontento, de duda, esa constante interro-
gación sobre si lo que estoy escribiendo tiene algún 16
Ibid., p. XIX.
No está mal como inicio para un diario valor, y hasta una especie de deseo de no realizar una
que sigue llevando durante cuatro décadas y obra definitiva, pues quizá eso me condenaría a no
que alcanza más de setecientas páginas desde hacer nada más. Es la idea de seguir buscando, y de
el momento en que supuestamente Ribeyro ahí surge el título, La tentación del fracaso16.
está decidido a tirar la toalla hasta su final
conocido. La posibilidad del fracaso, es decir, Una vocación ancestral
del silencio definitivo como escritor, no deja
de ser, mediante una finta paradójica, un aci- Cabe preguntarse cuándo y de dónde sur-
cate para seguir en la brecha. Las dudas y el ge este impulso permanente por tantear la rea-
malestar permanente contra sí mismo acaban lidad y consignarla mediante un proceso en
convirtiéndose en una actitud calculada, casi el que se entreveran las dudas sobre la propia
diríamos una pose si no tuviese esta palabra valía y los sentimientos opresivos de la infeli-
un matiz peyorativo. Señala Palacios que cidad. Ribeyro es un autor gobernado por la
para Ribeyro «la escritura es inseparable de la introspección y, así como en varias ocasiones Julio Ramón Ribeyro: una tensión
resuelta entre el silencio y la
adversidad y la insatisfacción o, mejor aún, es medita en su diario y en sus prosas apátridas escritura
el recurso solitario que las dignifica»13. Cons- sobre el papel que juega la escritura en su vida, JAVIER DE NAVASCUÉS

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 168-173

también en su propia fic- posible comprender las incertidumbres coti-


ción encontraremos in- dianas en relación con un destino que las ex-
quietudes similares. Un plique, sólo queda refugiarse en la imagen in-
cuento suyo, «Página de manente pero consoladora de la escritura. Es
un diario», ofrece una la felicidad perdida que parece reencontrarse
respuesta a la pregun- a través de la escritura heredada metafórica-
ta por el origen de una mente a través de la pluma. Y es de nuevo la
vocación señalada por la sensación de carencia, una pérdida originaria
fatalidad. Se trata de un como la muerte de un padre, la que desata el
relato de juventud que nudo irresistible de las palabras.
establece un hilo, por
entonces íntimo y se- Escribir por escribir
Barriadas de Lima.
creto, con el diario que
empezaba a llevar Ribe- En su madurez Ribeyro va dejando cons-
yro. Y la anécdota vertida en él conecta con tancia del intento de recuperación de un pa-
esa preocupación esencial de La tentación del raíso perdido a través de su misma puesta en
fracaso que es el sentido del escribir vinculado escena19. Desde algunos cuentos como «Los
a la carencia ontológica. eucaliptos» o Los geniecillos dominicales hasta
En el cuento se escenifica la muerte del los Relatos santacrucinos el espacio limeño de
padre del protagonista, Raúl. La característica la infancia y juventud se evoca con sabores
sequedad de la prosa subraya la desolación del distintos: desde la acidez hacia un mundo
huérfano y su familia, y cómo el sentimiento todavía presente hasta la dulzura nostálgica
doloroso de ausencia –ese sentimiento que proyectada sobre una Arcadia irrecuperable.
empuja a la creación en Ribeyro– lo empuja Ahora bien, llenar el vacío de ese ámbito
hasta el escritorio del difunto, en donde en- implica justamente la representación de ese
cuentra una pluma dorada, aquella que tantos mismo vacío. En otras palabras, el espacio
años admiró en el chaleco del padre como un primigenio sólo adquiere una existencia en el
emblema de prestigio, inteligencia y virtud. lenguaje que lo trae hasta nosotros. Cuando
De inmediato nace en él un deseo de escribir en «Página de un diario» el narrador descu-
17 con ella, estableciéndose así una invisible bre la pluma paterna y su propio destino,
Ribeyro, Cuentos …, p. 116.
cadena que une vida y muerte. La vocación encerrado simbólicamente en ella, siente la
18 literaria nace en Raúl a partir de la pérdida revelación de que la palabra escrita lo une de
Peter Elmore, El perfil de la pa-
labra. La obra de Julio Ramón
del origen como un medio de religarse con los forma íntima con su padre, a quien salva de la
Ribeyro, Lima-México, Pontifi- seres queridos y, al mismo tiempo y de forma muerte y del silencio con su relato. El lengua-
cia Universidad Católica y FCE, paradójica, como un descubrimiento del pro- je, en este cuento de juventud, se convierte en
2002, p. 65.
pio yo: «Pero si soy mi padre», descubre el transmisor de un legado de signos. Sin duda a
19 protagonista emocionado17. la luz de su lectura se comprende la vocación
Sobre este asunto, puede consul-
tarse más extensamente mi libro de lucha contra los elementos de Ribeyro. In-
Los refugios de la memoria. Esta metamorfosis íntima, que parte del desconcierto cluso –creo yo– se entiende mejor que con la
Un estudio espacial sobre Julio
Ramón Ribeyro, Madrid, Ibero-
de la pérdida para arribar a la lucidez del aprendizaje, justificación de dar la voz a los oprimidos de
americana, 2004. no habría sucedido sin los poderes de la palabra La palabra del mudo, aunque una explicación
escrita: los signos permiten que el sujeto descubra su no excluya la otra.
identidad y, tácitamente, reconozca su vocación, pues Por otro lado, es más que dudoso que
el nombre trazado sobre la página no sólo lo certifica esta confianza en los poderes religadores del
como integrante de un linaje sino que habrá de ser- lenguaje se mantenga en el resto de la obra.
virle también para indicar la autoría de sus textos18. El Ribeyro de los años setenta, incluso de
la década anterior, seguirá escribiendo hasta
La escritura es una vía de autoconocimien- reventar, repitiendo en su diario sus quejas y
to, como ha afirmado la crítica y lo intuyó el sus palabras de aliento, pero poco a poco va
mismo Ribeyro. Conocimiento, en este caso, perdiendo aquella inocencia primigenia acerca
de un origen que desmonta el silencio creado del valor epifánico de la literatura y, en senti-
a partir de la muerte. Las palabras escritas co- do amplio, del lenguaje artístico. El canónico
Julio Ramón Ribeyro: una tensión munican con el padre difunto y permiten una «Silvio en El Rosedal» muestra a su personaje
resuelta entre el silencio y la
escritura identificación con él. Si cerramos la puerta a movido por el deseo de tocar el violín para na-
JAVIER DE NAVASCUÉS una explicación trascendente, esto es, si no es die, sin otra motivación que el hecho mismo

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de ejecutar una pieza de la forma más perfecta por tanto, sólo puede comparecer a través del
posible. La elección de Silvio por la música lenguaje. La memoria del espacio se refugia
solitaria, con independencia del estruendo de en la escritura.
la fiesta a su alrededor, guarda semejanzas con Sin embargo, el resultado no esconde
las convicciones del mismo Ribeyro sobre su ahora su condición efímera, pues también la
misión como escritor y las amenazas que la literatura está imbuida de temporalidad. Las
acechan (familia, amores, trabajo, etc.). Como líneas finales de uno de sus últimos cuentos,
señala Crisanto Pérez, «el hecho de que Silvio «Los otros», proponen una consideración
se decante por el arte como solución a sus desconfiada y melancólica del recuerdo:
problemas de identidad es, del mismo modo,
un alegato del autor a favor de su vocación Los otros ya no están. Los otros se fueron definitiva-
literaria»20. mente de aquí y de la memoria de todos salvo quizá
Poco importa ya, en cambio, el sentido de mi memoria y de las páginas de este relato, donde
de las líneas y puntos misteriosos del jardín, emprenderán tal vez una nueva vida, pero tan preca-
porque ya se descree de la posibilidad de un ria como la primera, pues los libros, y lo que en ellos 20
conocimiento acabado y pleno de las cosas. contienen, se irán también de aquí, como los otros21. Crisanto Pérez, «Espejos, pris-
mas y otras formas de ver el
Algo semejante sucede con «El ropero, los mundo», en Crisanto Pérez y
viejos y la muerte», en donde el espejo deja En un vaivén característico, Ribeyro acaba Víctor Palacios (eds.), Julio en
de reflejar la imagen del padre y, en conse- afirmando y negando, proponiendo incansa- el rosedal. Memoria de una
escritura, Universidad de Piura,
cuencia, no es posible ya la religación con el ble la recuperación de las cosas a través de 2008, p. 59.
mundo de los ancestros. Este relato viene a ser la escritura, y dudando de su permanencia,
21
la contrafigura escéptica del juvenil «Página mostrando el fracaso inevitable. La dolorida Ribeyro, Cuentos…, op. cit., p.
de un diario». conciencia de las limitaciones del lenguaje y 749.
Cuando en los años finales del escritor, la condición humana, en especial la del propio
Ribeyro regrese a Lima con mayor frecuen- autor, resuelve lo que para otros creadores es
cia, la recuperación del entorno miraflorino una tensión insufrible. Para Ribeyro, en cam-
se traduce en un conjunto de cuentos que bio, se trata de una contradicción necesaria y
retornan de manera obsesiva al tiempo y es- fructífera porque permite preservar, paradóji-
pacio de la infancia. Ribeyro no se interesa en camente, el afán por escribir y el rechazo del
apariencia por la Lima de los años noventa, silencio.
sino por aquella otra que ya no existe y que,

Julio Ramón Ribeyro: una tensión


resuelta entre el silencio y la
escritura
JAVIER DE NAVASCUÉS

173
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 174-182
ISSN: 1577-3442

Fernando Rodríguez
Mansilla:
(Lima, 1979) es licenciado en Li-
teratura Hispánica por la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Es
doctor en Literatura por la Univer-
sidad de Navarra. Actualmente es
profesor visitante en la Universidad

BOB LÓPEZ Y ADÁN QUISPE:


de Carolina del Norte en Chapel
Hill (Estados Unidos). Ha publi-
cado «Los cachorros» de Mario

MARGINALES EN LA LIMA IMAGINADA


Vargas Llosa. Guía de lectura, en
la editorial Cénlit.

DE RIBEYRO Y BRYCE
FERNANDO RODRÍGUEZ MANSILLA
University of North Carolina at Chapel Hill

Este trabajo propone una reflexión sobre narradores que aparecen en la época. Javier de
el tratamiento narrativo que merecen los Navascués ha observado que Ribeyro, uno de
personajes de Bob López y Adán Quispe en los puntales de dicha generación literaria, em-
el relato «Alienación» de Julio Ramón Ri- pieza a escribir sus relatos sobre Lima en Euro-
beyro y la novela No me esperen en abril de pa, por lo que, si bien posee una poética realista
Alfredo Bryce Echenique.
Alfredo Bryce Echenique, respectivamente. de estirpe decimonónica, también se alimenta
Ambos personajes comparten la condición de su evocación personal de la ciudad:
de marginales en la Lima que les toca vivir
y sus itinerarios guardan más de un paralelo: Parece necesario resaltar que, sin menoscabo de la
1
Javier de Navascués, Los refu- despreciados, frustradas sus expectativas de importancia del interés por documentar las menudas
gios de la memoria. Un estu- superación social, condenados como se sien- y amargas realidades de su tiempo, también la memo-
dio espacial sobre Julio Ramón
Ribeyro, Madrid-Frankfurt Am ten a desempeñar oficios bajos y mantenerse ria del autor debió de jugar su papel en la recreación
Main, Iberoamericana-Vervuert, como sujetos subalternos, encuentran en el del espacio limeño, con todo lo que de fragmentario
2004, p. 29.
«sueño americano», el ansiado viaje a Estados tiene el ejercicio del recuerdo1.
2 Unidos, una solución, fatal, para sus dilemas
Alfredo Bryce Echenique, «La existenciales. López y Quispe reiterarán su Con más razón podemos hablar de la
historia personal de mis libros»,
en Rubén Bareiro, María Fernan- fracaso en Norteamérica y acaban muriendo introducción de los recuerdos, por el tiempo
da Lander y Julio Ortega (eds.), en defensa de su patria adoptiva en territorios transcurrido, en un relato como «Aliena-
Alfredo Bryce Echenique ante
la crítica, Caracas, Monte Ávila tan remotos como Corea y Vietnam. Nos ción», fechado en París en 1975. Algo similar
Editores Latinoamericana, 2004, interesa comparar, en especial, la función del puede afirmarse sobre No me esperen en abril,
p. 169.
personaje marginal en los dos textos, tanto una novela cuyo gran tema, junto a los de la
los puntos en común como los divergentes, amistad y el amor adolescentes, es la nostalgia,
ya que el análisis puede arrojar algunas luces la de su protagonista, Manongo Sterne, frente
sobre la representación del subalterno como a una Lima que ya no existe. El propio Bryce
chivo expiatorio de la sociedad en el contexto Echenique ha declarado que No me esperen…
de la Lima «imaginada» de los años cincuenta, era un proyecto que fue aplazando casi por un
es decir la ciudad generada por los textos, an- cuarto de siglo:
tes que simplemente reproducida por ellos.
No existe estudio de la narrativa urbana en Tuvieron que pasar veinticinco años para que el
el Perú que no empiece por reflexionar sobre personaje de esta novela [Manongo Sterne] cesara de
el proceso de modernización que sufre Lima a huir de mis manos cada vez que yo quería hablar de
mediados del siglo pasado. Factores como el él; veinticinco años de conversar con peruanos, vein-
fenómeno migratorio, la expansión de la ciu- ticinco años de leer cosas, veinticinco años de ver la
Bob López y Adán Quispe:
marginales en la Lima imaginada dad y los cambios impulsados por el gobierno evolución de la sociedad peruana, para que este libro
de Ribeyro y Bryce
dictatorial de Manuel A. Odría han servido no se quedara en un conjunto de anécdotas que son
FERNANDO RODRÍGUEZ
MANSILLA para identificar los nuevos intereses de los las que cualquiera recuerda de su vida2.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 174-182

Esto no excluye el manto memorialista, y inferior socialmente (vive en un callejón y su 5


Guillermo Nugent, «Apología de
por tanto imaginario, que recubre la novela, madre es lavandera). El eufemismo no debe Bob López (lo esencial es visible
pero puede darnos la clave para explicar la ser pasado por alto: no se trata de «blancos» a los ojos)», en Moisés Lemlij
y Luis Millones (eds.), Historia,
postura del narrador frente al personaje de propiamente dichos (como lo sería el norte- memoria y ficción, Lima, Biblio-
Adán Quispe en la trama de No me esperen americano Billy Mulligan, el novio de Que- teca Peruana de Psicoanálisis,
en abril, algo distinta de la del narrador del ca), a sabiendas de que todos poseen algún 1996, p. 145.

cuento ribeyreano frente a Bob López, como grado de mestizaje que les impide asumirse 6
veremos. La lejanía geográfica de Ribeyro como racialmente puros; de allí que además Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 452.
en los tempranos años cincuenta así como la de «blanquiñosos», más adelante el narrador
lejanía temporal de Bryce a la hora de escribir emplee un término afín: «blancones»8. Es- 7
Ibid., p. 453.
su novela permiten ratificar una vez más el te «nosotros», personaje-narrador colectivo,
adjetivo «imaginada» para esta Lima que sus empieza adorando a Queca, una jovencita cu- 8
textos recrean. No hay que descartar cierto ya familia se ubica algo por debajo de la clase Ibid., p. 458.

grado de influencia del autor de La palabra media imperante en el barrio: su padre es «un 9
del mudo sobre el de Un mundo para Julius. empleadito que iba a trabajar en ómnibus» Ibid., p. 452. El detalle de los
geranios en vez de rosas no
Bryce siempre considera a Ribeyro, diez años y su casa tenía «un solo piso y geranios en ha de ser pasado por alto. En
mayor que él, «mi más grande maestro y mi lugar de rosas»9. Luego, conforme esta va de- «Una medalla para Virginia» el
geranio es una «flor popular»
amigo en aquellos años [de París]»3, por lo sarrollándose y madurando, se muestra muy en oposición a la rosa, que se
que los vasos comunicantes entre sus textos selectiva con sus amistades, relegando a los, vincula con la vida burguesa;
son una veta siempre abierta: Bob López y por así decirlo, menos blancos. Por último, las flores operan como marca
de distinción social. Javier de
Adán Quispe están hermanados por su mar- va a su fiesta de promoción con Chalo Sander, Navascués, op. cit., pp. 58-63.
ginalidad, su obsesión por Norteamérica y sus blanquiñoso de colegio norteamericano, paso
10
tristes destinos. previo necesario para llegar a Mulligan. Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
La actitud de Queca es analizada por Bob, p. 453.
Bob López: motivo de irrisión quien había sido rechazado por ella espetán- 11
dole su condición racial («yo no juego con Ibid., p. 455.
«Alienación» se abre con una definición zambos»10). Para Bob, Queca se constituye 12
de Lima sumamente iluminadora: una «ciu- en el mejor observatorio para estudiar cómo Guillermo Nugent, op. cit., p.
dad colonial»4. Como ciudad colonial, Lima funciona la «ciudad colonial» que es Lima 153.

posee castas y se rige por ellas. Ahora bien, y cómo hay que proceder para superarse y 13
siendo tal el statu quo del ambiente urbano escapar de la predestinación a la subalterni- Puesto que, como se sabe, «la
causa de la violencia que his-
donde se mueve Bob, este no cuenta con dad. De hecho, ella es la que le da la idea de tóricamente corroe los cimientos
muchas opciones para elaborar su proyecto volverse norteamericano a partir del despre- de toda cultura y de todo sistema
vital: como «zambo» debe atenerse a oficios cio que muestra hacia los «blanquitos» y su institucional, y aquello de lo cual
se alimenta, a su vez, la violencia,
ínfimos, propios de la plebe, como defensa entrega al «gringo»: hay que saltar un grado no serán las diferencias entre los
del Alianza Lima (club identificado tradicio- en la escala de la jerarquía racial, ya que «¿de individuos de esa cultura o ese
sistema, sino la profunda igualdad
nalmente con la población negra de la capital), qué le valía [a Bob] ser un blanquito más si entre todos ellos». Cesáreo Bande-
portero o chófer. A decir de Guillermo Nu- había tantos blanquitos fanfarrones, deses- ra, Mímesis conflictiva. Ficción li-
teraria y violencia en Cervantes y
gent, «los que son como López, los zambos perados, indolentes y vencidos?»11. Mediante Calderón, Madrid, Gredos, 1975,
por ejemplo, no tienen proyecto, solo pueden esta operación, Queca «los hace sentirse [a p. 80. Justamente los muchachos
aspirar a un destino»5. Frente a este destino los muchachos blanquiñosos] como si fueran blanquiñosos de «Alienación» se
dedican a hacer proezas que los
predeterminado, nuestro personaje intenta una partida de zambos»12. He allí el terrible singularicen ante Queca: «Peluca
acabar con su identidad de «zambo», que lo trasfondo de la historia de «Alienación»: Rodríguez se lanzó una vez de la
rama más alta de un ficus, Lucas
llama al conformismo, y volverse un «grin- esos muchachos que se sentían seguros de sí de Tramontana vino en una relu-
go», es decir un norteamericano, que a todas mismos habían aspirado hasta entonces a dis- ciente moto que tenía ocho faros,
el chancho Gómez le rompió la
luces aparece, al menos en el mundo ficcional, tinguirse mediante la competencia entre ellos nariz a un heladero que se atrevió
casi como una categoría humana superior. El para obtener el favor de la muchacha de sus a silbarnos, Armando Wolff estre-
resultado de este proyecto es visto como algo sueños, la inalcanzable Queca, quien les hace nó varios ternos de lanilla y hasta
se puso corbata de mariposa.
monstruoso, un «cruce contranatura» o una ver que no son nada especiales, sino que son Pero no obtuvieron el menor favor
«ascensión vertiginosa hacia la nada»6. todos iguales13. Son tan uniformes e idénticos de Queca». Julio Ramón Ribeyro,
op. cit., p. 453.
El proyecto de Bob López es tachado 3 4
como imposible a priori por el narrador en Alfredo Bryce Echenique, «Ins- Julio Ramón Ribeyro, «Aliena-
Bob López y Adán Quispe:
talar el humor en el corazón ción» en Cuentos completos,
primera personal plural, un «nosotros» que se mismo de la tristeza», en Rubén Madrid, Alfaguara, 1994, p.
marginales en la Lima imaginada
de Ribeyro y Bryce
identifica con los «blanquiñosos»7 del barrio Bareiro, María Fernanda Lander 452. FERNANDO RODRÍGUEZ
y Julio Ortega, op. cit., p.12.
de clase media en que vive Bob, no obstante MANSILLA

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14 en relación con el singular Mulligan como era lo de menos, lo importante era la mosca,
Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 455. lo son los zambos para los blanquiñosos. Al el agua, el molido, conocía miles de palabras
grupo de «nosotros» le cuesta aceptar que para designar la plata»17. Morales aplica la
15
Ibid., p. 456.
puede ser susceptible de discriminación: le máxima de que el dinero ‘blanquea’ y encubre
parece en primera instancia inconcebible, ya cualquier rasgo étnico por más incómodo que
16 que significa ser tratado como el zambo hijo
Id.
sea. Por ello, al no querer entender esta máxi-
de la lavandera. ma vital, la salida de Bob de la pastelería que
17 El descubrimiento de esta verdad genera Morales regenta resulta ser un preludio de su
Id.
que la colectividad apele al mecanismo del expulsión del país.
18 chivo expiatorio. Para que no se desate el Ante este panorama de incomprensión
Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 458.
caos producto del descubrimiento de lo que total hacia su proyecto, Bob, ahora con su
consideran una afrenta (su terrible gregarismo cómplice José María Cabanillas (otro zambo
19 y su inferioridad respecto del gringo) el grupo
Ibid., p. 459.
como él), se refugia en un espacio utópico
de blanquiñosos canaliza la violencia simbó- levantado entre cuatro paredes: con música e
20 lica hacia el zambo Bob López, su inmediato imágenes tópicas (Frank Sinatra y fotografías
Id.
inferior en la escala de la ciudad colonial. De de Nueva York), Bob tiene un Estados Unidos
21 allí que la historia de Queca pase a un segun- imaginario en su habitación, considerada «un
Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 460.
do plano (aunque no se olvida) y el colectivo refugio inviolable, que les permitió [a López
relegue igualmente su protagonismo para y a Cabanillas] interpolar lo extranjero con lo
refugiarse solo en la posición de narrador. Sus nativo»18, aunque lo «nativo» son solamente
objetivos quedan manifiestos tras el abandono ellos mismos. Resultado de su aislamiento y
de Queca: «Las decepciones, en general, nadie tesón, «nadie quería ver aquí [en Lima] con
las aguanta, se echan al saco del olvido, se ter- ellos»19 y por ende se sienten impulsados a
giversan sus causas, se convierten en motivo escapar, ya que no pueden integrarse.
de irrisión y hasta en tema de composición Tomada la decisión por López y Caba-
literaria»14. En efecto, se han desviado las cau- nillas de irse a Estados Unidos, el narrador
sas de la decepción: se ha pasado de discutir la afirma que el resto de la historia es fácil de
elección de Queca a discutir la de Bob López. elucubrar: «Todo lo que viene después es
Lo que se vuelve «motivo de irrisión» ya no previsible y no hace falta mucha imagina-
es la decepción provocada por el rechazo, sino ción para completar esta parábola»20. Esta
el personaje del zambo que quiere convertirse aseveración es sumamente tendenciosa y
en gringo. En ese aspecto, Bob sustituye a exhibe el carácter dirigido y unívoco del re-
Queca como punching-ball del grupo. A su lato, que es considerado una «parábola», es
manera, ella también ha querido convertirse decir una narración que pretende transmitir
en gringa, no mediante la transformación una verdad o enseñanza moral a través de la
física, sino mediante el vínculo matrimonial. comparación. En este caso, el mensaje sería
Queca se volvería una gringa por contacto y el de erradicar cualquier aspiración a erigir
sus hijos lo serían de pleno. un proyecto similar al de Bob López, a sa-
La conversión de Bob en gringo, además biendas de lo que le puede ocurrir al iluso
de retoques inútiles a su físico, pasa por que lo abrace.
un cambio en el vestido. Ya que no está en El narrador se regocija contando la ver-
sus posibilidades traerse la ropa de Estados dad desnuda: el trato que reciben Bob y
Unidos, la compra en remates de norteame- Cabanillas en Estados Unidos no es muy
ricanos que se van del Perú15. Al señalar el distinto del que merecían en el Perú. Allá son
narrador que Bob viste ropa usada, resalta tan zambos como aquí y son tratados con el
una identidad también de segunda mano, mismo desdén aplicado a los marginales. Se
artificial. Bob empieza a sufrir la crítica de la quiebra el mito de Norteamérica como el pa-
gente al pretender ser lo que no es, por negar raíso de la igualdad y la posibilidad de supe-
su identidad convencionalmente inferior. El ración, a no ser mediante el enrolamiento en
parecer de su jefe, Cahuide Morales, «mestizo la milicia: «El que quisiera ir a pelear allí [a
huatón, ceñudo y regionalista»16, una suerte Corea] tenía todo garantizado a su regreso:
Bob López y Adán Quispe:
de encarnación de la conciencia nacional, es nacionalidad, trabajo, seguro social, integra-
marginales en la Lima imaginada contundente sobre las pretensiones de Bob: ción, medallas»21. Aquel «todo» ofrecido es
de Ribeyro y Bryce
FERNANDO RODRÍGUEZ
«Nada [a Cahuide Morales] lo reventaba más lo que no poseerían jamás dos zambos en el
MANSILLA que no ser lo que uno era. Cholo o blanco Perú, a saber: ciudadanía y reconocimiento.

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El sentido de «parábola» para el relato cul- informan: «Quienes entonces lo vieron [en el 22
Ibid., p. 461.
mina con la aplicación de la justicia poética instituto] dicen que fue el clásico chancón»28.
a manos del narrador. Bob fracasa y muere En otras ocasiones, cuando no se cuenta con 23
Wolfgang Luchting, «Sobre zam-
como castigo a su intención de negarse a ser información de primera mano, el narrador hi- bos y zambas», en Estudiando a
un zambo más. Cabanillas también fracasa, potetiza, piensa en voz alta: «La pareja [López Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt
pero tiene la oportunidad de redimirse frente y Cabanillas] debía tener largas, amenísimas am Main, Vervuert, 1988, p.
329.
a su país, pues regresa a Lima habiéndose conversaciones»29. Se deduce que la estancia
aceptado y asumido su identidad colonial en Estados Unidos y la desaparición de Bob 24
Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
con creces, «desempolvado ya y zambo el narrador las recoge del relato de Cabani- p. 461.
como nunca»22, sirviendo de ejemplo acerca llas, pues este «estaba allí vivo [de regreso en
25
de las consecuencias de abrazar un objeti- Lima], contando estas historias»30. Como se Lubomír Doležel, «Truth and Au-
vo tan diabólico como pretender escapar ve, el narrador siempre guarda este compor- thenticity in Narrative», Poetics
de un destino preconcebido. La conclusión tamiento que le otorga condición fidedigna a Today, 1:3 (1980), p. 18.

aberrante a que nos induce la «parábola» en todo su relato, al menos hasta llegar al colo- 26
torno al final de López y el de Cabanillas fón. ¿Cómo es posible que el narrador supiera Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 456.
no puede ser más contundente: «La premisa el triste desenlace de la historia de Queca? Ja-
es, obviamente, que quien quiere ser lo que más lo declara. No hay cómo saber de dónde 27
Ibid., p. 457.
no es, por ejemplo quien emigra e inmigra, extrae esa información.
merece morir [como López], a no ser que se En el colofón el narrador se arroga, in- 28
arrepienta [como Cabanillas]»23. consistentemente, una omnisciencia que no Ibid., p. 458.

A continuación, tras relatar el final de la le compete. Se trataría de su venganza final 29


pareja de amigos, el narrador introduce un sobre la mujer que a su vez lo maltrató y que Id.

colofón que debe liquidar la «parábola» y ser- deja mucho más en ridículo al pobre Bob (su 30
virle de puntillazo definitivo para demostrar modelo, su inspiración para volverse gringo, Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 461.
los peligros de un comportamiento rebelde: acabó mal). Queca lleva una vida mediocre en
como Bob, Queca también ha fracasado. un pueblo remoto, abrumada por la tecnolo- 31
Vejada por Mulligan, se marchita y es una gía (cuenta con «todos los aparatos eléctricos Id. Llama la atención que en sus
Prosas apátridas aumentadas
«chola de mierda»24 en Estados Unidos, tal inventados por la industria humana»31) y Ribeyro, quizás evocando este
como lo sería también en Perú. No obstante, despreciada, ya que siempre será una «chola breve pasaje de su cuento, desa-
rrolle mucho más la idea: «Entro
si analizamos la construcción del mundo na- de mierda»32. a la cocina y veo a mi mujer
rrativo ficcional en «Alienación» se descubre Hemos dicho que el narrador-personaje sumergida bajo centenares de
platos, tazas, fuentes, ollas, co-
un detalle: el colofón a todas luces es falso, «nosotros» deseaba a Queca. Queca se fue pas, cubiertos, coladores, es-
postizo. Un narrador en primera persona, con Mulligan y despreció a «nosotros». Por pumaderas, aparatos eléctricos,
como el de este relato ribeyreano, puesto que ello, «nosotros» tuvo que despreciar a Bob tratando de limpiarlos y ponerlos
en orden. Y me digo que no hay
posee características humanas y no es por para compensar la discriminación ejercida nada peor que caer bajo la do-
tanto omnisciente (como lo sería un típico por Queca. Con el falaz colofón el círcu- minación de los objetos. La única
manera de evitarlo es poseyendo
narrador en tercera persona), debe justificar lo se cierra, hundiendo más el miserable lo menos posible. Toda adquisi-
su conocimiento de los hechos narrados25, proyecto de vida de Bob, ratificándole post ción es una responsabilidad y
por ello una servidumbre». Julio
para lo cual debe dar a menudo testimonio de mortem que ni siquiera la linda Queca se Ramón Ribeyro, Prosas apátri-
sus fuentes de información. salvó de su condición inferior en el barrio das aumentadas, Lima, Milla
En efecto, a lo largo de «Alienación» el pese a que escapó al país de las oportuni- Batres, 1978, p. 107. Mediante
esta prosa apátrida, la crítica al
narrador se preocupa en declarar de dónde dades. A propósito de esto, el subtítulo de consumismo, rasgo emblemático
obtiene el conocimiento de la historia que nos «cuento edificante seguido de breve colo- del capitalismo norteamericano,
queda patente en aquella línea
cuenta. Inicialmente, es un narrador testigo fón» es una fina ironía: demuestra los peli- de «Alienación» y se suma a la
de los actos de Bob en el barrio, durante la gros de un modo de pensar, la «alienación» invectiva contra Norteamérica
que ejerce el narrador.
adolescencia. Luego, es la madre de Bob la propiamente dicha que da título al relato,
que informa acerca de los avatares de su hijo. pero no propone una forma de superar los 32
Así, por ejemplo: «En el callejón, decía su conflictos de identidad y marginación que Julio Ramón Ribeyro, «Aliena-
ción», en Cuentos completos,
madre cuando venía a casa [a lavar la ropa de personajes como Bob, Queca o Cabanillas Madrid, Alfaguara, 1994, p.
sus vecinos más pudientes], le habían quitado poseen. Ése era su destino. «Así es el Perú», 461.

el saludo»26; «Su madre nos contó un día que nos diría el narrador desde su privilegiada
al fin Roberto había encontrado un trabajo»27. posesión de blanquiñoso. Bob López y Adán Quispe:
Más adelante, cuando Bob ingresa a estudiar Efraín Kristal ha caracterizado al narra- marginales en la Lima imaginada
de Ribeyro y Bryce
inglés a un instituto, son otros muchachos, dor ribeyreano como un narrador escéptico, FERNANDO RODRÍGUEZ
seguramente conocidos del barrio, los que «siempre observando pero incapaz de com- MANSILLA

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33 prender el mundo observado»33. En este caso, contemplarse como un triángulo, en cuya


Efraín Kristal, «El narrador en la
obra de Julio Ramón Ribeyro», si algo ignora o no comprende el narrador de base se encuentran los blanquiñosos y Bob
en Ismael Márquez y César Fe- «Alienación» es el sentido de las infructuosas López. Están al mismo nivel precisamente
rreira (eds.), Asedios a Julio
Ramón Ribeyro, Lima, Fondo
acciones de Bob, de Queca y de Cabanillas. porque Queca, objeto del deseo, situada en
Editorial de la Pontificia Univer- ¿A qué rebelarse contra el sistema de la «ciu- lo alto, los trata como zambos. Los blan-
sidad Católica del Perú, 1996, dad colonial» que es Lima? Por otro lado, quiñosos, para Queca, son tan desdeñables
p. 141.
«Alienación», cuyo meollo es el rechazo de como Bob. Cuando el colectivo intuye esta
34 Queca hacia los «blanquiñosos», reflejaría la catástrofe, desplaza a Queca a un segundo
Hecho que va de la mano con
el ingreso del capital norteame- humillación real de un sector desplazado por plano y usurpa su espacio para denigrar a
ricano en la economía peruana un proceso de modernización que tiene a Es- Bob López. Queca es destronada y reubicada
por entonces. Como señala Cor-
nejo Polar, «la disciplina social
tados Unidos como paradigma cultural34. Son en la base, junto al zambo, para que quede
impuesta represivamente [por estos «nuevos aires» norteamericanos los que constancia de su inferioridad frente al grupo
el régimen de Odría] permitió son tan duramente criticados en el cuento: de los blanquiñosos.
la realización de una política
económica dirigida a captar este país o su cultura no son tan maravillosos
inversiones norteamericanas a como los ingenuos de Bob, Queca o Caba- Adán Quispe: el sacrificio del inca
gran escala». Antonio Cornejo
Polar, «Hipótesis sobre la na- nillas suponen. El contraste de estos con el
rrativa peruana última», Hueso personaje del chancho Gómez no debe ser pa- No me esperen en abril tiene por prota-
húmero, 3 (1979), p. 48. La
guerra de Corea (en la que
sado por alto: el blanquiñoso Gómez «se fue a gonista a Manongo Sterne, un nostálgico que
participará Bob López) es otro estudiar a Londres»35. Además, como lo hace sueña con recuperar su paraíso perdido: el ve-
hito en este proceso, ya que Nugent, aquella última línea del relato que rano de 1953 en el Country Club y aquel abril
se produce una gran demanda
de materias primas, como el dice «París, 1975»36, bien podría atribuirse en que empezó a estudiar en el colegio San
algodón, que será beneficiosa también al narrador, produciendo otro fuerte Pablo y conoció a sus compañeros. Una vez
para la economía peruana. En
No me esperen en abril uno de contraste con los personajes de final aciago: que el colegio acaba y la relación con Teresa
los mejores amigos de Manongo «Por alguna razón, que en el cuento no se Mancini naufraga, Manongo se impone recu-
Sterne, el parvenu José Antonio
Billinghurst Cajahuaringa, es el
hace explícita, ocurren cosas desgraciadas y perar el pasado y fijarlo, por ello goza tanto
hijo de un hacendado algodo- lamentables cuando un par de zambitos van a los reencuentros que se producen cada abril.
nero de Ica enriquecido por ese Nueva York o una huachafita a Kentucky, pe- Adán Quispe es un joven inmigrante que vive
boom generado por la guerra.
Alfredo Bryce Echenique, No me ro es algo apenas normal que un blanquiñoso en un corralón de San Isidro, cerca de la casa
esperen en abril, Lima, Peisa, [como lo sería el narrador] viaje a París»37. El de Manongo, de quien se hace pronto amigo.
1995, p. 156.
narrador parece resistirse a aceptar que se está La historia de Adán Quispe, de su proyecto
35 produciendo en los años cincuenta un cambio vital, surca la novela de principio a fin y se
Julio Ramón Ribeyro, op. cit.,
p. 455.
en el centro de la cultura que se irradia hacia entrelaza con las pretensiones de Manongo de
el Perú: Europa, en el imaginario de gente traer de vuelta un pasado caduco.
36 común como López, Cabanillas o Queca, es Adán Quispe quiere irse a Estados Uni-
Ibid., p. 461.
desplazada por Estados Unidos38, así como el dos porque ha sido rechazado por los curas
37 inglés empieza a ganarle terreno lentamente al alemanes, que le quiebran su sueño de ser
Guillermo Nugent, op. cit., p.
147. francés. Esta postura reaccionaria de parte del también él un sacerdote. Sostiene Adán:
narrador se encuentra también en la opinión
38
El fenómeno posee su correlato
de los adultos de No me esperen en abril, Me trataron [los curas alemanes] como a un indio de
real cuando Vargas Llosa cuenta aunque será desatendida por los jóvenes de la mierda, yo años estudiando y aguantándoles todo, yo
los destinos opuestos que hacia misma novela. sirviendo desayunos y limpiando claustros y altares
1958 tomaron él y sus padres.
Mientras el joven aspirante a Finalmente, las relaciones establecidas en- y, con las justas, si un blanquiñoso faltaba alguna
novelista, todo un afrancesa- tre el colectivo de blanquiñosos (aquel «noso- mañana, me dejaban ayudar la misa, me dejaban ves-
do, parte a Europa, con París
como destino final, a realizar tros» narrador), Queca y Bob López pueden tirme de acólito, y el tiempo pasaba y yo cada día más
sus sueños de letrado, en una beato, más estudioso, yo quería llegar a ser alguien,
especie de peregrinaje bastante
común para el intelectual latino-
Manongo, quería ser como ellos, ¿por qué no?, ¿qué
americano desde el siglo XIX; aprendido inglés desde muy en sus objetivos y medios: tienen ellos que yo no tenga?39.
su padre, Ernesto J. Vargas, de joven), se va con su madre a mientras el inglés es la lengua
origen humilde (y que, gracias a Estados Unidos, a Los Ánge- del que se va a ser obrero, el
su espíritu emprendedor, había les, para ejercer ambos labor francés es la lengua del que Ante la discriminación, piensa que en Es-
de obreros durante más de quiere ser un intelectual. tados Unidos cumplirá sus sueños y encontra-
una década y acabar como
porteros y guardianes de si- 39 rá la justicia divina: «Dios no existe, Manon-
Bob López y Adán Quispe:
nagoga (Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique, op. go… […] Y si existe, espero encontrármelo
El pez en el agua. Memorias, cit., p. 47.
marginales en la Lima imaginada
Barcelona, Seix Barral, 1993,
cara a cara dentro de unos añitos en Estados
de Ribeyro y Bryce
FERNANDO RODRÍGUEZ
p. 339). Dos tipos de migra- 40 Unidos… Sacaré mi cinturón negro en karate
MANSILLA ción radicalmente opuestos Ibid., p. 48. y ya oirán hablar de mí en Estados Unidos»40.

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Así como para Bob López, Norteamérica York, de ahí a Washington D.C. hay un solo paso,
es para Adán la tierra de las oportunidades, Manongo, después pescas a tu gringa, triunfas en
donde no será discriminado. Pero a diferencia el karate, el mundo en tu bolsillo, hermano»44. Para
de «Alienación», donde el narrador mostraba Adán volverse gringo significa ser libre, no sumiso,
poco o ningún aprecio por Estados Unidos, el alejado del comportamiento servil que debe cumplir
narrador de No me esperen en abril describe en Lima: «Ya yo estaré en YU-ES-EI y algún dinero
un ambiente juvenil limeño de plena simpatía les mandaré [a los de su familia] pero que se queden
por el país del Norte a través de su entrega a ahí [en el corralón] por ignorantes, por obedientes,
modelos culturales (música, películas) venidos por no saber mandar a la mierda a unos curas como
de allá: «Pasan demasiado veloces las horas los de San Felipe»45.
con Nat [King Cole] y Lucho [Gatica], con Julio Ramón Ribeyro.
Pat [Boone] y Paul [Anka], con los Platters y La visión pesimista de Adán Quispe sobre
el esfuerzo de ser como James Dean, de pare- sus congéneres venidos de la Sierra no se cum-
cerse a Marlon Brando, de hablar golpeado, plirá del todo, según lo atestigua el paso de 41
Ibid., p. 61.
de estar Humphrey Bogart en una fiesta y no las décadas en No me esperen en abril. Teddy
morirse en el intento»41. Boy, el ilustre profesor del colegio San Pablo, 42
Ibid., p. 75.
Esto naturalmente no es bien visto por los quien tiene dotes de premonición, advertirá
padres, provenientes de la oligarquía, forma- más tarde que «mucho cholo está invadiendo 43
dos en una visión del mundo cuyo centro cul- Lima y cada día hay más barriadas»46. Mu- Ibid., p. 90.

tural todavía es Europa, en especial Inglaterra. cho más adelante, el narrador nos revela que 44
El nacimiento del internado británico San Adán Quispe resulta ser el primer inmigrante Ibid., p. 91.
Pablo, con el objeto de formar a la futura cla- andino en la capital peruana. De allí su nom- 45
se dirigente del Perú, obedece a este cambio bre de pila. Como el Adán bíblico, el primer Ibid., p. 93.
percibido por los adultos, como se lo dice a hombre que habitó el paraíso, Adán Quispe 46
Manongo su padre: «Lo que pasa es que aho- (cuyo apellido es el más estereotipadamente Ibid., p. 214.
ra, en estos tiempos de cine norteamericano y serrano, junto tal vez con «Huamán») es el
47
cómics y chicles y todas esas vulgaridades… primer andino que habita en Lima: Ibid., p. 482.
Pero, en fin, todo eso se acabó ahora [con la
48
creación del colegio]»42. La complicidad de El Agustino… histórico lugar de nacimiento de las Antonio Cornejo Polar, «Una
Manongo y Adán Quispe se comprende a barriadas limeñas en años de prados y odrías cuarenta heterogeneidad no dialéctica:
sujeto y discurso migrantes en el
partir de la admiración que ambos sienten, y cincuenta y del problema estructural migración Perú Moderno», Revista Ibero-
no obstante sus divergentes pretensiones, por campo-ciudad que hace llegar a Adán Quispe, una americana, 62:176-177 (1996),
la american way of life. Asimismo, el conoci- guagüita, a Lima, después a unos seis millones más p. 840.

miento mutuo se da gracias al hecho de que como él47.


son vecinos, aunque Manongo vive en una re-
sidencia y Adán en un corralón, cuya vista en- A continuación, el narrador resumirá to-
tristece al primero: «Dolía todo en el corralón dos los cambios sociales que experimenta
de Adán, pero dolía sobre todo que quedara Lima en los última mitad del siglo XX: la
tan cerca y tan lejos de su casa»43. Notable tugurización, el derrumbe de las izquierdas y
diferencia con los vecinos blanquiñosos de demás partidos tradicionales, la elección de un
Bob López, a los que no conmovía un ápice presidente de origen japonés, la religiosidad
su vida en el callejón. Y es que Manongo es popular encarnada en Sarita Colonia… en
un idealista: siente remordimiento de ser rico suma la tan manida ‘cholificación’ de Lima.
sabiendo que existe gente como Adán Quispe, No me esperen en abril en estas alturas adopta
que es su amigo. No lo ve como otro (visión una perspectiva sumamente optimista de la
de blanquiñosos y Queca sobre López), sino migración, con triunfo económico incluido.
como un semejante. El narrador recoge la voz de un inmigrante
andino, cuyo discurso, el cual Cornejo Polar
El sueño de Adán de ser un gringo no pasa por la identificaría como inscrito en los «estereoti-
transformación física, sino, a la manera de Queca, pos puramente celebratorios»48, va en cursivas
por las vías del matrimonio, del agringamiento por en el original:
contacto. Pero reconoce que debe pasar por el aro Bob López y Adán Quispe:
del arribismo, pues tras limpiar muchas residen- Siete de mis hijos trabajos trabajan hoy en el micro- marginales en la Lima imaginada
de Ribeyro y Bryce
cias, «terminaría en la residencia de la embajada taller, monseñor, dos se dieron de baja por fiebre por- FERNANDO RODRÍGUEZ
norteamericana, y de ahí a Miami, de ahí a Nueva cina y Dios los tenga en gloria, a la diestra de Sarita MANSILLA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 174-182

Colonia, y los otros tres que sobrevivieron ya están El vacío dejado por Adán es cubierto por
programados para mandar repuestos desde Nueva la ensoñación de Manongo, especialista en
Jersey, Nebraska y Orlando, y los tres últimos que he labrar fantasías sobre cómo querría él que
tenido naturalmente van ya al colegio y después irán fuese el mundo que lo rodea: Kid Corralón
a la universidad para que estudien Derecho, Conta- se opone a la mediocridad en la que recala
bilidad y Administración de empresas, con destino al Adán, malcasado y muerto en la guerra.
microtaller que ya por entonces será macroexportador, Piensa Manongo: «Serás un ídolo, Adán. Al
si Sarita y San Martín de Porres y el Señor de los Mi- menos tú ganarás y campeonarás en lo tuyo:
lagros y, bueno, Dios también, para que vea que yo a el karate»52. La invención de Kid Corralón
usted lo respeto, señor obispo, lo permiten49. es un acto de imaginación: «Tú ganas y yo
gano contando de ti»53. Lo mismo se aplica a
Julio Ramón Ribeyro. Lo que ocurre es que el narrador en ter- Teresa: «Lo que hice fue meterme en mi mun-
cera persona omnisciente de No me esperen do para poderte esperar siempre ahí y fingir
en abril a menudo asume la óptica del propio que la vida cotidiana también me era posible.
Manongo Sterne. Con este accionar, el narra- Encontré toda una vida de sedantes en mis
49
Alfredo Bryce Echenique, op.
dor de la novela se inscribe en lo que Lubomír amigos»54. La palabra clave aquí es mundo:
cit., p. 489. Doležel denomina Subjetivized Er-Form o «Porque de sus seres más queridos solo había
50
narrador en tercera persona subjetivado. En perdido a Tere, pero Tere le había roto a él en
Lubomír Doležel, op. cit., pp. esta modalidad se adopta, en el plano formal, pedazos un mundo entero»55. La ausencia, la
16-17. la narración en tercera persona, pero en el imposibilidad de poseer a Teresa se subsana
51 nivel semántico se asumen las características con el jolgorio y la inversión del orden, por
Ibid., p. 423. del discurso propio de un personaje. Es el ello Kid Corralón triunfa: un imposible (el
52
modo que adopta Gustave Flaubert en algu- éxito del chico del corralón) cubre otro im-
Ibid., p. 476. nos pasajes de Madame Bovary, por ejemplo, posible (el amor de Tere). El paraíso perdido
53
cuando el narrador en tercera persona expone por tanto involucra la recreación de la amistad
Ibid., p. 477. haciéndolos suyos los pensamientos negativos transgresora de las reglas (la de un chico sani-
y los reproches silenciosos de Emma hacia su sidrino y el serrano del corralón) y el amor
54
Ibid., p. 481. marido50. El narrador de No me esperen en platónico, infecundo, inmóvil, no presencial
abril ve y pondera los hechos narrados en más hacia Teresa, una nueva Beatriz.
55
Ibid., p. 499.
de una ocasión a través de los ojos de Manon- De esta forma, en No me esperen en abril
go. Este, nostálgico y sentimental, impregna se invierte el mecanismo del chivo expiato-
56
Ibid., p. 416.
la narración total de la novela de todos sus rio y se erige, por el contrario, a un (falso)
afectos, sus filias y sus fobias. ídolo que tome el lugar de la chica (la deidad
Tras finalizar el colegio y al mismo tiem- auténtica) que podría darle un sentido a la
po romper con su amada Teresa Mancini, existencia de Manongo. Este último no quie-
Manongo Sterne se vuelve un outsider, en re admitir la realidad que se cierne sobre su
situación afín, mas no igual, a la de su amigo idealismo, que se concentra en el éxito de su
Adán Quispe, quien partirá al poco tiempo íntimo amigo y el amor de su chica. Teresa,
a Estados Unidos a intentar cumplir sus me- asumiendo una postura más pragmática, le
tas. El éxito de este último como karateca, en reprocha su vocación de fantasear, pero en-
el mundo real, parece ser inalcazable y pese tiende a la perfección el funcionamiento de
a que trata de mantener contacto con Ma- la compensación que le otorga a Manongo el
nongo, Adán Quispe acabará por esfumar- invento de Kid Corralón:
se. Solo el narrador conoce y nos informa
acerca del trágico final de Adán, muerto en Desnutrido, enano, enclenque, feo, cholo y peruani-
la guerra de Vietnam al caerle por accidente to. Dime, ¿te parece poco, Manongo? ¿Te acuerdas
una bomba lanzada por un ex alumno del cuando me contaste lo del sacrificio del Inca, en el
San Pablo, James Alan Oxley51. Nadie en el colegio? Pues imagínate al pobre Inca en Harlem,
mundo de nuestra novela llegará a saber este por lo menos… Imagínatelo desnutrido, enano,
desenlace, con lo que el narrador propone a enclenque, feo, cholo y peruanito. ¿Realmente te
los lectores una relación de complicidad con parece poco?56.
Bob López y Adán Quispe:
él y una consecuente mirada de compasión
marginales en la Lima imaginada hacia el personaje de Manongo Sterne, quien Si el personaje colectivo de los blanquiño-
de Ribeyro y Bryce
FERNANDO RODRÍGUEZ
moverá cielo y tierra para encontrar a Adán sos se ensañaba con Bob López en «Aliena-
MANSILLA Quispe. ción» para victimizarlo, Manongo se dedica

180
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al enaltecimiento de Adán Quispe a sabiendas te la idealización de la empresa de su amigo 57


Ibid., p. 480.
de que la realidad le da la espalda: «Tu triunfo Adán. El éxito imaginario de Adán alivia el
en YU ES EI, amigo, me ayudaba a haber fracaso de Manongo con Tere. Cuando Adán 58
Ibid., p. 528.
perdido a Tere. Pero un día Tere, Adán ya no desaparece definitivamente y la ilusión se va,
me ayudó ni con esa esperanza […] Adiós, la base del triángulo flaquea y se viene abajo. 59
cholo Adán, lo intenté todo pero dejaste del Por eso, Tere le ruega a Manongo, en el último Ibid., p. 543.

todo de escribirme y nunca mandaste fru- capítulo de la novela, que acepte «las canas 60
ta»57. El personaje de Adán Quispe, como el de la realidad»60. Entonces Manongo acaba Ibid., p. 609.

inca (versión ensalzada del sujeto andino), fue por quebrarse, pues su formación, aquellos
sacrificado en aras del ensueño de Manongo años esenciales en los que su sensibilidad y
Sterne, permitiéndole a este no morir de amor su horizonte de expectativas tomaron forma,
durante un buen tiempo. resulta un fraude. De haber triunfado Adán,
La experiencia de primera mano con puede que la ensoñación hubiera seguido en
Adán Quispe permitiría explicar igualmen- pie o que simplemente Manongo encontrara
te la simpatía de Manongo por el general en la auténtica amistad el mejor remedio al
Velasco, con quien se entrevista en una de amor imposible.
sus visitas a Lima, y reconocer como válidos Puestos en diálogo los textos de Ribeyro
sus objetivos de reivindicación social para y Bryce, «Alienación» y No me esperen en
las masas excluidas. Cuando un próspero abril parecen brindarnos dos visiones con-
Manongo Sterne, en los años setenta, se en- trapuestas del mismo tema o dos soluciones a
cuentra con la casa ruinosa donde nació el la función del marginal en la sociedad limeña
dictador, no le queda más que reflexionar: recreada: Bob López es expulsado, es el chivo
«Si yo hubiera nacido en esta casa también expiatorio que asegura la buena marcha del
habría sido un resentido o, cuando menos, sistema de exclusión que el narrador de «Alie-
también habría odiado a un señor llamado nación» representa y exalta. Por su parte,
Lorenzo Sterne [padre de Manongo]»58. Di- Adán Quispe o, mejor dicho, su versión idea-
ríase que su posición también de marginal, lizada como Kid Corralón, es glorificado para
en razón de su personalidad soñadora y revertir la derrota que el tiempo ha impuesto
solitaria, le otorga una visión del mundo que sobre Lima y la clase social del protagonista
no comparten sus amigos, encerrados en sus de No me esperen en abril. ¿A qué obedece
prejuicios oligárquicos. esta notable diferencia en el tratamiento me-
Es tan fuerte la impronta de Adán Quispe recido por estos personajes en sus respectivos
en No me esperen en abril que hasta en la mundos ficcionales? Probablemente obedezca
última fase de la vida de Manongo, cuando a la misma distancia cronológica y hasta men-
este pretende reconstruir el pasado invirtien- tal, diríase, establecida entre ambos textos: ni
do todo su dinero para comprar réplicas del más ni menos que veinte años (1975-1995).
Country Club, dotando de casas enormes y Mientras en el cuento de Ribeyro el marginal
apoyando económicamente a sus amigos en es un oriundo limeño, un personaje cuyo pa-
bancarrota, nuestro protagonista también ha pel secundario es hasta cierto punto ancestral
contemplado en su plan maestro ubicar a Adán e institucionalizado al menos desde las Tradi-
para comprobar que le va bien, que no fracasó ciones peruanas de Ricardo Palma (piénsese
en su intento: «Adam Quispe, ex Adán, tenía en un texto como «Los aguadores de Lima»);
que ser encontrado vivo o nada»59. Aunque en la novela de Bryce el marginal es un recién
este objetivo, como tantos otros de la utopía llegado al escenario urbano y de allí tal vez
obstinada de nuestro protagonista, se diluye que su tratamiento literario –a sabiendas de
entre el marasmo y la entrega a la bebida, sin cómo ha cambiado el país– resulte bien dis-
poder comprender un país que ya no se parece tinto. Cuando Ribeyro crea a Bob López está
al que era el suyo. escribiendo sobre Lima a mediados del XX,
Así como en «Alienación», en No me es- pero remitiéndose a una tradición literaria
peren en abril puede observarse un triángulo cimentada desde el siglo XIX; cuando Bryce
de relaciones, pero operando de manera dis- escribe sobre Adán Quispe lo hace con pleno
tinta. Manongo y Adán Quispe, en la base del conocimiento de los resultados que la mi- Bob López y Adán Quispe:
triángulo, son amigos y por ello se encuentran gración del campo a la ciudad provocó. Los marginales en la Lima imaginada
de Ribeyro y Bryce
al mismo nivel. En lo alto está Teresa, cuyo orígenes literarios de Bob López, así como los FERNANDO RODRÍGUEZ
abandono será paliado por Manongo median- de la «huachafita» Queca, se encuentran en un MANSILLA

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61 rancio costumbrismo, en tanto Adán Quispe Todo ello dispuesto, naturalmente, bajo la
Cf. los trabajos de Efraín Kristal,
op. cit., pp. 127-148 y Antonio es un pioneer, un recién llegado a la geografía férula del recuerdo de Ribeyro y Bryce en su
Cornejo Polar, «Hipótesis sobre urbana limeña. recreación de Lima, no obstante la sociología.
la narrativa peruana última»,
Hueso húmero, 3 (1979), pp.
Otro aspecto que puede explicar la dis- No es lo mismo contemplar la sociedad pe-
45-64. crepancia de base entre estos narradores es ruana de mediados del siglo XX desde 1975
62
el generacional. La voz narrativa de Ribeyro, que hacerlo desde 1995. Son dos décadas en
Antonio Cornejo Polar, op. cit., surgida a inicios de los cincuenta, es la de un que la sociedad peruana ha cambiado drásti-
p. 53. escéptico61, testigo de la decadencia de una camente, en buena parte como resultado de
cosmovisión eurocéntrica y de rasgos colo- las reformas del gobierno militar encabezado
niales; Bryce, que empieza su producción una por el general Velasco (1968-1975), época en
década después, se encuentra solo con ruinas que publica Ribeyro «Alienación». Dichas
y su mirada hacia la otrora ‘ciudad colonial’ reformas dieron paso a los «nuevos lime-
es, ya desde entonces, algo distante. A decir ños» que serían los virtuales lectores de No
de Cornejo Polar: «Esta distancia y la nitidez me esperen en abril, publicada en mitad del
del corte con el pasado espléndido activa [en gobierno de Alberto Fujimori (1990-2001).
Bryce] una memoria irónica, crítica y nos- Finalmente, nos hallamos frente a dos versio-
tálgica: el humor es solo la forma de suscitar nes de la extinta Lima de los años cincuenta,
con elegancia esos contenidos»62. El humor a la última más simpática que la otra (no por
veces ácido de Bryce, omnipresente en No me ello menos literaria), tal vez en razón de que
esperen en abril, le permite superar, refugiado sus destinatarios sean esos descendientes de
en la ironía, la frustración que en el cuento de Adán Quispe que se quedaron en Perú, pero
Ribeyro aparece como original. lograron salir del corralón primigenio.

Bob López y Adán Quispe:


marginales en la Lima imaginada
de Ribeyro y Bryce
FERNANDO RODRÍGUEZ
MANSILLA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191
ISSN: 1577-3442

Guadalupe Fernández
Ariza:
Guadalupe Fernández Ariza es
Catedrática de Literatura Hispa-
noamericana de la Universidad
de Málaga, donde ha desarrollado
una notable labor docente e in-
vestigadora. Su área investigadora

MARIO VARGAS LLOSA,


se centra en la Literatura Hispa-
noamericana de los siglos XIX y
XX. Destacan los trabajos sobre

LA CREACIÓN Y LA CRÍTICA
Fray Servando Teresa de Mier,
Jorge Luis Borges, Manuel Mujica
Lainez, Alejo Carpentier, Gabriel
García Márquez y Mario Vargas
GUADALUPE FERNÁNDEZ ARIZA Llosa. Sus libos más recientes: El
Universidad de Málaga héroe pensativo. La melancolía en
Jorge Luis Borges y en Gabriel
García Márquez, Universidad de
Málaga, 2001; Homo ludens. Ho-
menaje a Mario Vargas Llosa,
Ayuntamiento de Málaga, 2007;
La morada del fantasma. Itine-
rarios artísticos de Mario Var-
En una escena sorprendente, final y prin- de Oliveros y Fierabrás». El periodista miope gas Llosa, Roma, Bulzoni, 2007;
cipio de una fábula, el periodista miope y el refugiado en ese lugar piensa: «Esos bultos, Literatura Hispanoamericana del
siglo XX. Literatura y Arte, Uni-
Barón de Cañabrava se encuentran y dialogan que él no conseguía saber si eran hombres o versidad de Málaga, 2008.
sobre los sucesos extraordinarios que han mujeres, permanecían quietos y era evidente
acontecido en el sertón brasileño de Canudos, que el relato los mantenía absortos, fuera
antigua propiedad y feudo del Barón, ahora del tiempo y de Canudos. ¿Cómo era posi-
destruido por la lucha armada y por el fuego ble que aquí, en el fin del mundo, estuviera 1
Mario Vargas Llosa, La guerra
arrasador, que dejó escombros y cenizas, y oyendo, recitado por un enano que sin duda del fin del mundo, Barcelona,
sepultó en el olvido las razones de aquella in- no sabía leer, un romance de los Caballeros Seix Barral, 1981, pp. 332-
surrección fatídica de «fanatismos encontra- de la Mesa Redonda llegado a estos lugares 341.

dos». Alborea ya el siglo XX y la República haría siglos, en las alforjas de algún navegante 2
sustituye al Imperio en el moderno Brasil. o de algún bachiller de Coimbra?2. No cabe Ibid., p. 350.
Volviendo a la mencionada escena, sor- duda del influjo de las aventuras caballerescas 3
prendemos el diálogo entre el periodista y y del propio Cervantes en estos pasajes de Cf. Miguel de Cervantes, Don
Quijote de la Mancha, Barcelo-
el Barón: el miope le expresa al Barón que la novela de Mario Vargas Llosa, pues en el na, Planeta, 1980. I, cap. 13.
quiere ayudar a su amigo, el Enano del circo Quijote son evocadas también las mismas
ambulante, al que conoció en Canudos, cuyo hazañas recordadas por el hidalgo manchego
oficio era recorrer las aldeas recitando ro- cuando caminaba en pos de sus aventuras y
mances. Ante una explicación somera de los explicaba a su escudero Sancho los prodigios
hechos, el miope increpa a su interlocutor: de los paladines que él quería imitar3, pero
hay otros significados de interés en este largo
Me salvó la vida. ¿Quiere saber cómo? Hablando diálogo (creo que toda la fábula es justamente
de Carlo Magno, de los Doce Pares de Francia, de lo que se filtra en aquella conversación y lue-
la Reina Magalona. Cantando la Terrible y Ejemplar go tomaría forma organizada en la escritura,
Historia de Roberto el Diablo. […] El Barón recordó algo similar a Conversación en La Catedral).
al Profesor Thales de Acevedo, un académico amigo, El Barón oye además otra idea asombrosa,
que lo visitó en Calumbí, años atrás: se quedaba cuando el periodista le comunica que quiere
horas fascinado oyendo a los troveros de las ferias, escribir la historia de Canudos para que no se
se hacía dictar las letras que oía cantar y contar y olvide, pues era la única forma de mantenerla
aseguraba que eran romances medievales traídos en la memoria y, como testigo y escritor, se
por los primeros portugueses y conservados por la imponía ese quehacer. Y una tercera conclu-
tradición sertanera1. sión había sacado el miope de la aventura de
Canudos. Existía la felicidad junto a Jurema,
Cuando el Enano relata sus historias y esta mujer primitiva del sertón, antes protegi-
cuenta las leyendas a los sertaneros para dis- da del Barón y de su esposa, después casada
traelos, en medio del combate se produce un con Rufino, el guía, y, finalmente, violada por Mario Vargas Llosa, la creación y
hecho singular: «El Enano proseguía enume- el aventurero europeo, Galileo Gall. Ante el la crítica
GUADALUPE FERNÁNDEZ
rando las aventuras, desventuras y galanterías Barón había pronunciado dos palabras in- ARIZA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191

4 quietantes, «el amor, el placer», dos palabras de 4 de septiembre de 1858. La cita tomada
Cf. Mario Varrgas Llosa, op.
cit., p. 473. que al hacendado le parecieron sacrílegas pro- es la siguiente: «Le seul moyen de supporter
nunciadas por un personaje ridículo: «para él l’existence, c’est de s’étourdir dans la littéra-
5
Mario Vargas Llosa, La señorita
esas palabras evocaban el lujo, el refinamien- ture comme dans une orgie perpétuelle». En
de Tacna, Barcelona, Seix Ba- to, la elegancia de una sensibilidad adiestrada el breve fragmento recordado está el núcleo
rral, 1981, p. 9. por las lecturas, los viajes y la educación», de la idea que Mario Vargas Llosa haría suya
6 pero serán el acicate para que el Barón sueñe más tarde.
Mario Vargas Llosa, La orgía experiencias eróticas y viva la felicidad y el Entrando en el poético diálogo del escritor
perpetua, Madrid, Taurus, 1975,
p. 22. placer4. con un personaje ajeno, se destaca la indul-
En el mismo año de la publicación de La gencia del juicio y la fascinación del crítico
7
Ibid., p. 43.
guera del fin del mundo, 1981, unos meses cuando analiza a este personaje:
antes, Mario Vargas Llosa había publicado y
estrenado una obra de teatro, La señorita de Las ambiciones por las que Emma peca y muere son
Tacna, con un Prólogo titulado «Las mentiras aquellas que la religión y la moral occidentales han
verdaderas», donde el autor anticipa el tema combatido más bárbaramente a lo largo de la historia.
de su pieza: «Aunque, en un sentido, se puede Emma quiere gozar […] y quiere, además, rodear su
decir que La señorita de Tacna se ocupa de vida de elementos supérfluos y gratos, la elegancia,
temas como la vejez, la familia, el orgullo, el el refinamiento, materializar en objetos el apetito de
destino individual, hay un asunto anterior y belleza que han hecho brotar en ella su imaginación,
constante que envuelve a todos los demás y su sensibilidad y sus lecturas6.
que ha resultado, creo, la columna vertebral
de esta obra: cómo y por qué nacen las histo- Emma Bovary se rebela frente a la me-
rias»5. La señorita de Tacna ilustra «el curioso diocridad y a las normas de la moral, vive su
proceso que es el nacimiento de una ficción». fantasía, intenta hacerla realidad, pero Vargas
Es decir, cómo la realidad se transforma con Llosa, a su vez, es seducido por los dos polos
el «elemento añadido», con la confabulación de la historia, el horror y la belleza: la muerte
de la imaginación y la memoria. de Emma Bovary, su agonía, actuará como
Tanto en la novela, como en la composi- bálsamo contra la profunda melancolía del
ción dramática, hay una reflexión, una repre- escritor. Pero no sólo ese momento de fata-
sentación y una fabulación donde se cumple lidad, que culmina en el suicidio de Emma
esa teoría, de vital importancia en la larga y y que sirve de catarsis al novelista, son lazos
compleja novela sobre Canudos y en la breve de admiración y entusiamo por la obra de
pieza teatral. Y eso representa un cambio fun- Flaubert, el tratamiento del erotismo fascina
damental en la obra del escritor: esta reflexión a Mario Vargas Llosa; la sutileza de Flaubert
casi obsesiva sobre la necesidad y la felicidad para guardar las normas que impone su épo-
de la fantasía para escapar del mundo, sobre ca, incluso la pormenorizada delectación en
la magia de las historias, orales o escritas, por los objetos, ese fetichismo que, como destaca
su facultad para compensar la vida corriente, Vargas Llosa, ha sabido utilizar Flaubert para
trágica o mediocre, por medio de una ilusión sugerir la sacralidad de los objetos como sím-
nacida y motivada a expensas de los sueños bolos del erotismo.
imaginativos de otro, el contador o el escritor, Vargas Llosa destaca, asimismo, el gran
se va imponiendo hasta erigirse en aspecto logro de Flaubert al crear a su heroína, quien
central de su discurso creativo. Mario Vargas respondería a un tipo de personaje ya logrado
Llosa reivindica sobre todo la función de la en el Quijote o en Hamlet.
literatura y convierte en tema reiterado esa
reivindicación. Pero habrá que considerar el Ella resume en sus personalidad atormentada y su
influjo de los modelos que inciden en esta mediocre peripecia, cierta postura vital permanente,
aventura literaria. capaz de aparecer bajo los ropajes más diversos en
En 1975 había salido a la luz un precioso distintas épocas y lugares, y que al mismo tiempo
libro de Mario Vargas Llosa en el que el escri- que universal y durable, es una de las más privativas
tor mantiene tres diálogos con la protagonista postulaciones de lo humano, de la que han resultado
de una novela famosa y alejada en el tiempo, todas las hazañas y todos los cataclismos del hombre:
Mario Vargas Llosa, la creación y Madame Bovary. El ensayo de Vargas Llosa la capacidad de fabricar ilusiones y la loca voluntad
la crítica
GUADALUPE FERNÁNDEZ
comienza con un epígrafe, tomado de una car- de realizarlas7.
ARIZA ta de Flaubert a Mlle. Leroyer de Chantepier,

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La lectura de Flaubert, con el paso del gen reflejada en el agua-


tiempo, será una semilla que irá germinando espejo. La pasión por la
para dar sus frutos en obras como Elogio de la imagen inerte y artística,
madrastra y Los cuadernos de don Rigoberto, en Pigmalión, y refleja,
posteriormente El paraíso en la otra esquina y en Narciso, conjuga en
Travesuras de la niña mala. Al analizar las dos el largo poema medieval
primeras encontramos como hilo esencial de lujuria e idolatría; ambas
la trama a un personaje que no acepta su vida pasiones tendrán su cas-
mediocre de asegurador en Lima y, dominado tigo en el propio tema de
por el taedium vitae, se escapa del mundo en la locura de amor.
sus largas noches de insomnios, donde la ima- Pero lo destacable es
ginación le lleva a territorios placenteros cuyo la vitalidad de estos mi-
centro es el erotismo. Los sueños de Rigober- tos, que se instauran en
to, su rebeldía y su inconformismo le harán la modernidad con una François Boucher: Diana saliendo del baño
buscar la felicidad en aventuras imaginarias, fuerza poderosa y que
compartidas con su esposa Lucrecia y con su son recreados en la literatura y en las artes
hijo, el perverso Fonchito. La sensibilidad de plásticas, pues estos mitos nos entregan dos
Rigoberto aflora ante la lectura de sus cua- artificios de incalculable valor, la imagen ar-
dernos anotados, donde guarda las citas que tística y el espejo.
le impresionaron de sus autores preferidos, Sabemos que la modernidad puso en pri-
junto a las estampas que le ofrecen las obras mer plano la idea de la sublimación del yo, el
de arte en un recorrido que va desde Fra An- yo del artista, que era un precepto fundamen-
gelico hasta Fernando de Sszyszlo. Además tal de Zarathustra, que llevó consigo el desa-
de Gustav Klimt y Egon Schiele, entre otros rrollo de una sensibilidad narcisista, puesta
pintores. de relieve en ejemplos singulares: Traté du
No obstante, hay cuestiones previas que Narcisse de André Gide; El retrato de Dorian
plantear antes de abordar estas obras, que nos Grey de Oscar Wilde, sin olvidar el incorregi-
conectan con modelos literarios del periodo ble misterio de los juegos especulares de Poe y
finisecular y traen con ellas una estética, una de su admirador, Jorge Luis Borges, este amo
filosofía del arte y de la creacion literaria. Aún de tantos y tan diferentes espejos; sus artifi-
así entendemos que hay que echar una mirada cios, por excelencia, para la creación literaria.
hacia atrás y tocar la tradición más antigua de la Pero aún debemos entrar en un aspecto
lieratura amorosa y erótica. La propia inclusión necesario y es el propio diseño de la fantasía,
de Fra Angelico en las estampas seleccionadas que la tradición poética y filosófica habían
por Rigoberto ya nos avisa de que el recorrido explicado asumiendo su complejidad. Para
de Vargas Llosa ha sido largo en el tiempo y sintetizar este complejo tema diremos que
en el espacio. Nos vemos obligados a revisar para explicar la génesis del amor, tanto en la
algunos libros interesantes del pasado. lírica trovadoresca como en la poesía del dolce
Dos mitos alumbran la modernidad, de stil novo (corrientes que han dejado su huella
forma semejante a como ya lo habían logrado en la poesía moderna), se produciría, según
en su momento de esplendor ligados a la te- Agamben, «una imagen interior, es decir, un
mática del amor y del erotismo: estos modelos fantasma impreso, a través de la mirada, en los
constantes en su permanencia a través del espíritus fantásticos, origen y objeto del ena-
tiempo son Pigmalión y Narciso. El mito de moramiento; y sólo la atenta elaboración y la
Pigmalión está recogido en las Metamorfosis inmoderada contemplación de este simulacro
de Ovidio y llega a su desarrollo ejemplar en fantástico mental se consideraba que tenían la
El libro de la Rosa para ilustrar el tema de la capacidad de una auténtica pasión amorosa».
locura de amor. Pigmalión era un escultor que El amor sería «la inmoderata cogitatio» del
se enamora de una imagen creada con sus ma- fantasma interior; «ex sola cogitationes…pas-
nos, la cree animada y viva e incluso celebra sio illa procedit». Mi libro, p. 49.
un matrimonio con esta figura inerte. De su Sobre estos fundamentos esbozados, ire-
significado extraemos un sentido alegórico- mos hasta las extravagancias de Rigoberto,
simbólico, que es el amor por la imagen. El objeto de dos libros, hasta el presente. Mario Vargas Llosa, la creación y
la crítica
segundo mito nos lleva al episodio del joven En Elogio de la madrasta encontramos GUADALUPE FERNÁNDEZ
Narciso también enamorado de su propia ima- a un exitoso agente de seguros, que vive ARIZA

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en completa soledad, las ensoñaciones quedan estructuradas en dos


hastiado ante una vida planos, el de Rigoberto, Lucrecia y Fonchito,
rutinaria y desengañado y el que corresponde a las metamorfosis de
ante la realidad social de estos personajes con el auxilio de las imáge-
su época. Este limeño se nes de los cuadros. La fábula así organizada
refugia en su casa de Ba- –entendemos– adquiere el estatismo y la es-
rranco, en la que guarda pacialidad de los cuadros, que constituyen
sus libros nunca más de una serie versátil de seis grandes momentos
4.000, y sus grabados, inmortalizados en el arte. Rigoberto busca
copias de obras famosas. en estas figuras eternas una motivación de su
Rigoberto es, por tanto, imaginación alerta para la evasión hedonista.
Tiziano: Venus, el amor y la música. un coleccionista rigu- El primer cuadro recoge una versión de la
roso y maniático, mi- famosa historia del rey Candaules, tema de la
sántropo, pero de gran pintura y de la literatura, el pintor elegido es
imaginación, lo que hará posible que, en sus Jacob Jordaens. Los ecos de esta leyenda nos
noches insomnes, viva aventuras extraordina- llegan desde Heródoto, quien refiere que el
rias, fantásticas, que se desvanecen al amane- rey de Lidia (Turquía), orgulloso de la belleza
cer, cuando la luz alborea y oye el sonido de de su esposa, pide a su ministro Giges que
las olas romper en el malecón. En esas noches la contemple desnuda. Cuando esto sucede,
Rigoberto está acompañado de Lucrecia y de Giges se enfrenta a Candaules, le vence y
su hijo Fonchito, y juntos tendrán experien- ocupa su lugar. El cuadro recoge el momento
cias eróticas, ya que Rigoberto dará rienda de la contemplación furtiva. Ahí Rigoberto
suelta a su instinto dormido, a sus impulsos se identifica con Candaules. Esas imágenes
reprimidos. En el itinerario, que traza Vargas se pusieron de moda en el exotismo de fin de
Llosa en esta novela, las imágenes acompañan siglo, por ejemplo, la recreación de Téophile
Jacob Jordaens: Candaules.
al soñador, vivificadas en sus cuadros para Gautier, quien hace de Nyssia un modelo de
formar parte de la aventura galante o, mejor mujer fatal. Pero la conclusión que podemos
dicho, para prestar sus figuras a una Lucrecia, extraer a partir del ejercicio creativo es el
a un Fonchito y a un Rigoberto, que quieren valor de las imágenes, su función como un ob-
vivir en otra realidad, enmascarados gracias a jeto de admiración, tal y como ya indicáramos
la amble generosidad de las imágenes inertes. al aludir al referente de Pigmalión, enamorado
Rigoberto es un Narciso que se pone ante un de su estatua de níveo marfil. Como Pigma-
espejo y encuentra una imagen diferente de lión, Rigoberto ejemplificaría el tema de la
sí mismo, así como Lucrecia y Fonchito, sus locura de amor.
fantasmas, quienes le acompañan en la meta- El segundo cuadro es el de Diana después
morfosis nocturna, que están determinadas de su baño de François Boucher, en el que
por la personalidad de un melancólico, para aparece Diana con su ninfa, los enseres de
quien los reflejos especulares son alucinacio- caza y los perros. Este cuadro fue un poco
nes. Las imágenes de los cuadros se ofrecen a escandaloso en su época, aunque hablamos
Rigoberto para ser interpretadas, y estos prés- del siglo XVIII, puesto que la postura de
tamos hacen posible que Rigoberto encuentre Diana y la ninfa rompe el decorum que exigía
la felicidad. Al mismo tiempo, Rigoberto, la convención. Vargas Llosa teje una historia
sabemos, es un maniático del orden y en los imponiendo una figura más a la escena, un
cuadros encuentra esa composición delimita- niño extraño, enamorado de la diosa y ob-
da, ese espacio acotado, y deshistorizado, de servador de los juegos eróticos de Lucrecia y
manera que el orden del cuadro es el orden del de su criada Justiniana, quienes han asumido
episodio novelesco. Seis cuadros constituyen la representación y suplantado a las imágenes
el patrimonio de Elogio de la madrastra, de del cuadro. Esta fiesta arcádica está presidida
manera que el autor seguiría una pauta fabu- por la diosa de los bosques, que ha perdido
ladora según los dictados de Wilde, es decir, su porte majestuoso para participar en una
que el escritor estaría en el papel de el crítico fiesta orgiástica con un observador singular,
como artista, aunque con un sentido lúdico el pastorcillo, que toca el pífano y que toma
Mario Vargas Llosa, la creación y que Vargas Llosa aprende en Homo ludens de la imagen de Dioniso. Esta extraña criatura,
la crítica
GUADALUPE FERNÁNDEZ
Huizinga; por tanto, son ejercicios eróticos deslumbrada por la diosa, es también un con-
ARIZA ritualizados. Hay que considerar, además, que templador, como Candaules y Giges.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191

El tercer cuadro Venus con el amor y la quien se viste ahora con


musica, ofrece a Lucrecia, al músico y a un las galas polícromas del
amorcillo, por ello vemos que están todos los Arcángel San Gabriel y
miembros de la familia de Rigoberto, quien lleva la buena nueva a la
bajo el disfraz del músico que se retira al doncella. Pero este ser
convento quiere conservar su pureza frente a espiritual lleva asimismo
la tentación de la belleza que contempla. La la tristeza y contagia a la
atracción de la belleza de Venus y la imposibi- joven su melancolía. Re-
lidad de alcanzarla es también un acicate para cordemos la imagen de
gozar y sufrir, tal y como sucedía en los cua- Bacon, también tenía la
dros anteriores. Aquí se conjugan la lujuria y misma función. Pero aún
la castidad. En la descripción de esta escena creo pertinente destacar
entendemos que se ha querido sugerir la doble un rasgo significativo de
dirección del sentimiento, es decir, estamos la pintura de Fra Ange- Fra Angelico: Anunciación.
ante la melancolía amorosa y la melancolía lico, cual es el gesto de
religiosa. Tiziano había pintado también otro los brazos cruzados, con los que María y el
cuadro, Amor sagrado, amor profano, sobre Arcángel aparecen, y que entendemos con-
esta temática. fiere un sentido especial a las imágenes. El
El cuarto cuadro es la Cabeza de Francis gesto no es sólo señal de recogimiento, sino
Bacon. Está dentro de un cubo de vidrio, síntoma del estado de ánimo melancólico, por
aislada y monstruosamente deformada, como ejemplo, es oportuno recordar a la figura del
es característico en Bacon. Es una imagen enamorado del frontispicio de Robert Burton
apropiada para ocupar el ámbito de una pe- en su Anatomía de la melancoía, y a la enig-
sadilla. Creo que, en la narración de Vargas mática Gioconda, o al enamorado desdichado
Llosa, viene a ser una figuración del tiempo, en la comedia de Shakespeare, Trabajos de
la obsesión de un personaje de complexión amor perdidos, o a algunos autorretratos
melancólica, que mide la rutina de los días, expresionistas, o a Lucrecia en su casa del
aunque, para escapar a su asedio busque ins- Olivar de San Isidro, separada de Rigoberto
tantes de eternidad y de goce sensual. Esta y lamentando su separación.
monstruosa Cabeza es la personificación del Todas las escenas han sido soñadas por
tiempo-memoria, del tiempo destructor y de el solitario Rigoberto, quien, a través de su
la melancolía. En la descripción de la novela doble o espíritu fantástico, ha podido vivir
hay rasgos coincidentes con el Asterión de experiencias y aventuras eróticas imaginarias.
Borges. Sus fantasmas han sido creados con este pro-
El cuadro de Fernando de Szyzslo, Cami- pósito y le aguardan para seguir el juego del
no de Mendieta, es difícil de interpretar dado deseo no realizado, de los celos, y de tantas
su nivel de abstracción, sin embargo, parece experiencias de la imaginación organizada y
que Vargas Llosa construye una alegoría de la dirigida por la literatura y el arte. Empero,
creación, en la que se funden erotismo y arte y cada día el «coro de sombras» desaparece y
reafirma la sacralidad de la inspiración. Tam- queda la soledad.
bién la idea de la contemplación subyace a la Los cuadernos de don Rigoberto consti-
explicación del narrador. La madrastra es un tuyen la segunda parte del díptico dedicado
símbolo de esa fuerza creadora, el erotismo y al mundo fantástico de Rigoberto. En esta
la inspiración se fundirían en esta imagen. obra se completa la biografía de Rigoberto y
Antes de pasar al último cuadro es preciso se marca el origen del nombre de Lucrecia;
tener en cuenta que Fonchito, este querube Rigoberto polemiza en sus diatribas satíricas
inverosímil, ha seducido a la madrastra y contra los mitos de su época, nuestra época,
mantiene con ella encuentros eróticos; que contra el gregarismo y el colectivismo, para
Fonchito escribe su «Elogio de la madras- afirmar la voluntad soberana del individuo, la
tra» como tarea escolar y que Rigoberto libertad de los instintos reprimidos, aunque
descubre la traición; que Lucrecia se despide fuese sólo como juego imaginario.
de ellos y se va de la casa; que Rigoberto Lucrecia debe su nombre a la famosa dama
es presa del arrepentimiento y se convierte romana violada por Sexto Tarquino, la cual Mario Vargas Llosa, la creación y
la crítica
en un ser espiritual. La Anunciación de Fra se clavó el puñal para lavar su honra. El tema GUADALUPE FERNÁNDEZ
Angelico mostrará ese cambio del soñador, de Lucrecia dio lugar a la instauración de la ARIZA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191

República en Roma en el año 509 antes de veintiocho años y ya había creado una obra
Cristo. Lucrecia se convirtió en modelo de la extraordinariamente original. Vargas Llosa
dama virtuosa y honesta. La historia fue reco- le ofrece su homenaje y rivindica su figura,
gida por Tito Livio, Plutarco, los humanistas también convienen a su fábula el erotismo,
y moralistas, Cervantes, Shakespeare, además el narcisismo y la melancolía de Egon Shiele.
de la pintura: Tiziano, Tiépolo, Rembrant, Rigoberto participa de estos mitos y se vale de
Rubens, Durero, Lucas Cranach… Este mo- su prestigio artístico. Pero otra línea narrativa
delo se invierte en la novela en la que los va- completará la interpretación de la obra de
lores han cambiado profundamente, donde el Egon Shiele, aquella que nos narraba como
moralismo de otras épocas ha cedido su lugar recuerdos los episodios de la vida secreta de
al hedonismo. Lucrecia y Rigoberto.
Francis Bacon: Cabeza. Llega Fonchito a la casa del Olivar, el Todos los episodios eróticos en los que
exilio de Lucrecia tras su separación de Ri- participa Lucrecia se caracterizan por la ex-
goberto; ella se asombra ante la llamada del clusión de Rigoberto como protagonista. Éste
niño pero le perdona y éste se convierte en sólo ocupa el papel de un testigo o un oyente
asiduo visitante de Lucrecia y Justiniana. El de las peripecias, así que el modelo de Can-
pequeño lleva consigo una mochila con los daules será un referente reiterado. Los rivales
dibujos de Egon Schiele, el pintor protago- de Rigoberto, los que le disputan a Lucrecia,
nista de estas aventuras. Ahora Rigoberto, son, en esencia, duplicaciones del solitario ha-
alejado en su casa de Barranco, manda a su bitante de la casa de Barranco, quien va hacia
mensajero imaginario para que se acerque a el encuentro de la esposa perdida, recuperada
Lucrecia y puedan continuar los juegos eró- por las artimañas de Fonchito y por el poder
ticos. Justiniana formará parte del grupo y comunicativo de unos mensajes anónimos,
los tres (siempre son agrupaciones de tres) se recibidos por Lucrecia, que la erigen en figura
identificarán con las imágenes de Egon Shie- central del erotismo a partir de la identifica-
Egon Schiele: Dos mujeres le, que Fonchito va mostrando, a la vez que ción con las figuras femeninas de la pintura de
evoca la vida breve y trágica del expresionista Courbet (El sueño), de Gustav Klimt (Dánae),
vienés. Sabemos que Schiele fue un pintor de Balthus (Nu avec chat) o Jonas Drentwet,
erótico y que escandalizó en su tiempo, con con sus monstruosas arpías. Entre los amantes
sus desnudos de jovencitas y sus escenas eró- de Lucrecia se encuentra el mismo Restif de
ticas, aprovechadas por el comentarista de sus la Bretonne, pues no podía faltar ese culto al
cuadros, que va elaborando la vida del pintor fetichismo, que Mario Vargas Llosa destacara
a partir de su obra, poniendo una selección ya en su análisis de Madame Bovary. Junto a
de sus cuadros al servicio de la fábula. En la Lucrecia aparecerá incluso Restif de la Bre-
fábula cobran relieve las figuras femeninas tonne, así com también un Narciso galante
con sus poses eróticas, aisladas o en grupos de que se integrará en aquellos cortejos eróticos
dos o más mujeres, los retratos de desnudos tan estimulantes para el soñador. Entretanto
de jovencitas y los autorretratos en los que se Rigoberto oscila entre el llanto y la risa, las lá-
multiplica la imagen, se duplica y se triplica la grimas del solitario agente de seguros y la risa
imagen del pintor, incluso se echa mano de la perversa del soñador, duplicación antagónica
anécdota en la que Egon Schiele robó un espe- ante un espejo versátil. Paso a paso Rigoberto
jo de la casa de su madre porque era para él un se irá acercando a Lucrecia hasta su completa
artificio esencial de su pintura, su narcisismo reconciliación. Cuando esto suceda, Rigober-
se expresaba en tantas multiplicaciones ante to habrá perdido los asideros al mundo real y,
el espejo que ilustraban los autorretratos. La finalmente, dará el salto irremediable hacia lo
semblanza del pintor, narrada por Fonchito, imaginario para quedar atrapado en ésa irrea-
muestra la grandeza de su obra, su libertad de lidad, es decir, estará al otro lado del espejo.
creador, y los problemas de intolerancia e in- Ese artefacto tan crucial en la obra de Egon
compresión de la sociedad de su época por su Schiele del que se apropia Rigoberto para
libertad para expresar la sexualidad. El tema propiciar la aparición de una quimera.
del artista incomprendido en su época surge Dos obras ilustran la situación del pro-
aquí para ilustrar una narración que es tam- tagonista de Vargas Llosa, dos referentes de
Mario Vargas Llosa, la creación y bién una novela de artista, y plantea asimismo prestigio, La vida es sueño de Calderón de la
la crítica
GUADALUPE FERNÁNDEZ
la dualidad entre la grandeza de la obra y la Barca y La vida breve de Juan Carlos Onetti.
ARIZA miseria de la vida. Egon Schiele murió a los En ambas se confunden lo vivido y lo soñado,

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191

pero las diferencias son fundamentales, pues el García Márquez y Onet-


sueño de Segismundo, el príncipe encadenado ti, supieron sacar partido
en su torre de sueños, es impuesto y tiene una de sus enseñanzas…» (p.
salida en la que se afirma la realidad frente a 82).
lo soñado. La vida como sueño sabemos es Destaca asimismo
una espléndida metáfora de la fugacidad. En el influjo de Borges en
la obra de Onetti, Brausen Larsen controla Onetti, a pesar de la fal-
su itinerario del sueño a la realidad, hasta que ta de amistad entre am-
queda atrapado en los hilos de ese mundo que bos y de la descortesía
él mismo ha construido. de Onetti para Borges
Esta es la doble lección que trae a su novela y del juicio negativo de
Mario Vargas Llosa: el desafío de Rigoberto, Borges sobre la obra de Egon Schiele: Mujer frente al espejo.
su juego, entraña el peligro de quedar en sus Onetti. Lo que a Mario
redes, como le sucedió al personaje de Onetti. Vargas Llosa le intere-
Y esa es la definitiva morada del héroe que sa es poner de relieve esos juegos entre la 8
Mario Vargas Llosa, El viaje a
buscara la evasión en un camino sin regreso. realidad y la ficción, el hecho de que sean la ficción. El mundo de Juan
En un ensayo reciente titulado El viaje a la territorios sin fronteras. Así Borges, antes que Carlos Onetti, Madrid, Alfa-
ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti, Ma- Onetti, habría creado su planeta imaginario guara, 2008. Sigo siempre esta
edición.
rio Vargas Llosa acomete la tarea de analizar en el relato «Tlon, Uqbar, Orbis Tertius»,
la vida y la obra del escritor uruguayo. Abre donde «narra la secreta conspiración de un
el trabajo con una afirmación válida tanto pa- grupo de eruditos para inventar un mundo e
ra el escritor objeto de su estudio como para interpolarlo secretamente en la realidad, como
el propio exégeta. Estas afirmaciones justifi- Brausen con Santa María, y ‘Las ruinas cir-
can y explican una concepción de la literatura culares’ fantasea el descubrimiento que hace
que ya Borges había defendido y que ahora un mago, empeñado también en una empresa
Vargas Llosa nos recuerda: parecida…» (p. 105).
Todo ello nos retrotrae al comienzo del
Antes de hablar de las profundas relaciones entre las ensayo de Vargas Llosa, cuando vuelve sobre
obras de Faulkner y de Onetti hay que disipar un sus personajes más queridos para reiterar
prejuicio: que haber recibido «influencias» merma que:
la originalidad de un escritor. Parece inútil repetir
lo obvio, pero, en vista de que aquella falacia asoma El tema de la ficción y la vida es una constante que,
tanto en trabajos académicos como en artículos pe- desde tiempos remotos, aparece en la literatura, y
riodísticos, conviene recalcar esta evidencia. Ningún además de las obras que ya he citado –el Quijote
escritor es una isla, todas las obras literarias, aun y Madame Bovary–, muchas otras lo han recreado
las más renovadoras, nacen en un contexto cultural y explorado de mil maneras diferentes. Pero acaso
que esté presente en ellas de alguna manera […] y en ningún otro autor moderno aparezca con tanta
todos los escritores, sin excepción, encuentran su fuerza y originalidad como en las novelas y en los
personalidad literaria-sus temas, su estilo, sus téc- cuentos de Juan Carlos Onetti, una obra que, sin exa-
nicas, su visión del mundo-gracias a un intercambio gerar demasiado, podríamos decir está íntegramente
constante8. (pp. 80-81) concebida para mostrar la sutil y frondosa manera,
como, junto a la vida verdadera, los seres humanos
Tras estas contundentes afirmaciones es- hemos venido construyendo una vida paralela, de pa-
tamos obligados a recordar la propuesta de labras e imágenes tan mentirosas como persuasivas,
Borges, su defensa de la felicidad de la lectura donde ir a refugiarnos para escapar de los desastres
y su teoría, expuesta en su relato en «La bus- y limitaciones que a nuestra libertad y a nuestros
ca de Averroes», de reivindicar lo antiguo, sueños opone la vida tal como es. (p. 32)
condenar el vicio de innovar y considerar la
originalidad «pretenciosa y vana». Después de haber seguido la lectura com-
Vargas Llosa destaca el magisterio de pleta del ensayo dedicado a Onetti, llegamos
Faulkner y es rotundo al afirmar que sin su a la conclusión de que Mario Vargas Llosa
influjo «no hubiera habido novela moderna está realizando una confesión implícita y un
en América Latina. Los mejores escritores lo rendimiento de cuentas de lo debido a Borges Mario Vargas Llosa, la creación y
la crítica
leyeron y, como Carlos Fuentes y Juan Rulfo, y a Onetti, escritores que se suman a los in- GUADALUPE FERNÁNDEZ
Cortázar y Carpentier, Sábato y Roa Bastos, dicados previamente para alumbrar el camino ARIZA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191

de la creación literaria del novelista peruano. ma que cambia e interpreta diversos papeles,
Sin ellos no hubieran sido posibles ni Elogio sufre metamorfosis constantes, como si ante
de la madrastra ni Los cuadernos de don un espejo su imagen se multiplicara, o como
Rigoberto, obras en que la visión que Vargas si hubiese de representar muy diferentes pa-
Llosa da sobre Onetti puede servir de clave peles en el teatro de la vida. El paciente y fiel
absoluta para explicar sus propias novelas. enamorado ha conseguido tocar la utopía de
Este homenaje al modelo, a los modelos, ya París, meta de los revolucionarios y de los
estaba en Los cuadernos de don Rigoberto, artistas, pero la esquiva niña mala es, para él,
pero se vuelve transparente en el ensayo jus- un ser inmarcesible.
tamente debido. El diálogo de Mario Vargas Las claves explicativas de la inverosímil fi-
Llosa con Juan Carlos Onetti, que comenzaba delidad de Ricardo Somocurcio a su perversa
en Los cuadernos de don Rigoberto, culmina «niña mala» hay que buscarlas en esa facultad
en el ensayo Viaje a la ficción. imaginativa del futuro escritor, obsesionado
Quiero comentar brevemente Travesuras por un fantasma de su erotismo, que ofrece
de la niña mala, la última novela de Mario variaciones según la capacidad inventiva del
Vargas Llosa (2006). Una nueva historia que soñador. La vida rutinaria del traductor pe-
tiene como tema central la pasión de Ricardo ruano, su falta de objetivos, han propiciado el
Somocurcio por la peruanita, «la niña mala»; hastío y las fugas imaginarias de la realidad, es
y como telón de fondo la crónica de una épo- decir el don creativo. Pero hay que considerar
ca: la revolución cubana y sus proyecciones algunas cuestiones esenciales en esta fábula.
latinoamericanas, las guerrillas peruanas, las Hay algún ejemplo iluminador, puesto que la
ideas y modas europeas, los cambios sociales narración ofrece una pauta certera:
y políticos en ambos continentes, todos los
sucesos más importantes a lo largo de cuatro «A Bao A Qu», una leyenda recogida por los tra-
décadas (1950-1990). La narración está figu- ductores ingleses de Las mil y una noches. […] El
rada como unas memorias por su carácter de cuento en cuestión, traducido y acaso enriquecido
crónica abierta a los acontecimientos externos por Borges, refería la historia de un maravilloso
al personaje protagonista. Como aspectos animalito que vivía en lo alto de una torre en estado
relacionados con obras anteriores, tenemos la letárgico y sólo despertaba a la vida activa cuando
creación de un personaje solitario, que consi- alguien subía la escalera. Dotado de la propiedad de
gue hacer realidad la ilusión de vivir en París: transformarse, cuando alguien bajaba o ascendía los
peldaños, el animalito empezaba a moverse, a ilu-
Desde que tenía uso de razón soñaba con vivir en minarse, a cambiar de forma y color. […] emulando
París. Probablemente fue culpa de mi papá, de esos aquel prodigio, los bailarines y bailarinas, subiendo
libros de Paul Féval, Julio Verne, Alejandro Dumas y bajando aquellas escaleras mágicas, que diseñaría
y tantos otros que me hizo leer antes de matarse en Marcella y gracias a los efectos de las luces también
el accidente que me dejó huérfano. Esas novelas me a su cargo, irían cambiando de personalidad, de mo-
llenaron la cabeza de aventuras y me convencieron vimiento, de expresiones, hasta convertir el escenario
de que en Francia la vida era más rica, más alegre, en un pequeño universo en el que cada danzante sería
más hermosa y más todo que en cualquier otra muchos, en que cada hombre y mujer contendría a
parte. innumerables seres humanos.

Este peruano discreto, alejado de la polí- En el texto transcrito se contiene una ale-
tica, es un testigo indiferente ante los acon- goría, que tiene que ver con las posibilidades
tecimientos históricos que tienen lugar en su de la creación, mediante la utilización de una
época, pero se apasiona con un amor juvenil imagen sugerente, «un maravilloso animalito
que vuelve a encontrar varias veces en el que vivía en lo alto de una torre en estado
curso de su vida. La niña mala va cambiando letárgico», y que entendemos se trata de una
de identidad, guerrillera, personaje de La metáfora de la Inspiración, este ser que era
educación sentimental, sometida al amante animado y cambiante como «la niña mala»,
perverso o incluso en su decrepitud será la dotado de la propiedad de transformarse….
pasión inalcanzable y, aunque siempre se Ese, creo, es el sentido de la historia. La crea-
Mario Vargas Llosa, la creación y aleja, volverá inexorablemente. El amor de ción es también pasión erótica que esclaviza,
la crítica
GUADALUPE FERNÁNDEZ
Ricardo Somocurcio es invencible, aunque de conquista subjetiva del mundo, la forma de
ARIZA su dama reciba el desdén o el olvido. Esta da- vencer la soledad.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 183-191

Volviendo a la época en que Vargas Llosa Pensar es ante todo querer crear un mundo (o limi-
publica su novela La guerra del fin del mun- tar el propio lo cual viene a ser lo mismo). Es parte
do, 1981, éste era también el año de La seño- del desacuerdo fundamental que separa al hombre
rita de Tacna, y de otro ensayo titulado Entre de su experiencia para encontrar un terreno de en-
Sartre y Camus, revelador porque aglutinaba tendimiento conforme a su nostalgia, un universo
una serie de trabajos desde años anteriores encorsetado con razones o aclarado con analogías
(1975), en los que va mostrando la evolución que permite resolver el insoportable divorcio.
de sus ideas sobre la literatura. Frente a la fir-
me militancia sartreana que postulaba la idea El filósofo opina asimismo que los mitos
de la literatura y el compromiso social, Mario son historias abiertas y que «están hechos pa-
Vargas Llosa ha ido cambiando de ideas y ra que la imaginación los anime», recordando
se va distanciando de Sratre para acercarse a al condenado a los infiernos que debe subir
Albert Camus. Es decir, si antes la literatura la roca hasta la montaña para que, después, la Egon Schiele: Autorretrato con
se afirmaba por su estar en el mundo, ahora roca caiga de nuevo y deba otra vez repetir la la mano en la mejilla

ese estar en el mundo queda cuestionado y se tarea de arrastrarla hasta su destino y así hasta
abren nuevas vías al mundo imaginario, como el infinito. El filósofo discurre que «Sísifo
lo hiciera Cervantes o el Flaubert de Madame contempla entonces cómo la piedra rueda en
Bovary. El personaje de Travesuras de la niña unos instantes hacia ese mundo inferior del
mala representa este estado apático, indife- que habrá de volver a subirla a las cumbres. Y
rente ante las utopías de un latinoamericano regresa al llano». Sísifo es un héroe absurdo.
de la segunda mitad del siglo XX. Este pe- Sísifo piensa en su miserable condición: «Esa
ruano ve cómo otros creen y participan en lo hora que es como un respiro y que se repite
que consideran puede cambiar el mundo. El con tanta seguridad como su desgracia, esa
traductor sólo tiene una pasión incontrolada, hora es la de su conciencia. […] La clarivi-
la niña mala, la Inspiración, y al final tendrá dencia que debía ser su tormento consuma
su historia para contar. al mismo tiempo su victoria. No hay destino
Pero quiero terminar con un texto de inte- que no se supere mediante el desprecio».
rés, El mito de Sísifo de Albert Camus, quien Esa reflexión es sin duda un puntal deci-
en «Filosofía y novela», plantea: sivo de la creación literaria de Mario Vargas
Llosa.

Mario Vargas Llosa, la creación y


la crítica
GUADALUPE FERNÁNDEZ
ARIZA

191
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202
ISSN: 1577-3442

Rita Gnutzmann:
Catedrática de Literatura Hispa-
noamericana en la Universidad
del País Vasco. Su investigación
se centra en la literatura argentina
desde el siglo XIX y la peruana del
siglo XX. Dentro de estos campos
ha publicado libros sobre La nove-
la naturalista en Argentina (Ro-
dopi, 1998), Julio Cortázar, Guía
de lectura de Rayuela (Alhambra.
1989), Roberto Arlt, Innovación
UNA RETROSPECTIVA SOBRE MEDIO
y compromiso (Univ. de Lérida,
2004), Mario Vargas Llosa, Cómo
leer a Mario Vargas Llosa (Júcar,
SIGLO DE NARRATIVA PERUANA
1992) y la prosa peruana, Novela RITA GNUTZMANN
y cuento del siglo XX en el Perú
(Cuadernos de América Sin Nom-
Facultad de Letras, Vitoria
bre, 2007). Además ha editado tex-
tos de Florencio Sánchez, Eugenio
Cambaceres, Roberto Arlt, Pablo
de Rokha, Ramón Griffero y César
de María.
Comenzaré esta exposición con los es- Llosa] pudo darse cuenta de que su literatura
critores que publicaron a mediados del siglo no debía ser retratista, sino inventora y mítica,
1 pasado, la llamada «Generación del 50». La desinteresada, sin ‘tesis’»2.
Sebastián Salazar Bondy, Lima
la horrible, Lima, Populibros,
temática de estos escritores es predominan- Al ser imposible abordar el conjunto de
s.f., p. 16. temente urbana y aborda la situación preca- obras de esta generación, me centraré aquí en
ria de las clases bajas y el lumpen (Enrique una novela de Enrique Congrains y otra de
2
José Miguel Oviedo, La inven- Congrains) o de la clase media en peligro Oswaldo Reynoso para mostrar los logros de
ción de una realidad, Barcelo- de descenso social (Sebastián Salazar Bondy, aquel grupo.
na, Seix Barral, 1982, p. 55.
Oswaldo Reynoso, Luis Loayza y Carlos En 1954, Congrains publica el libro de
3 Eduardo Zavaleta, quien se ocupa también cuentos Lima, hora cero3 en el que introduce
Enrique Congrains Martín, Li-
ma, hora cero, Lima, Círculo
del mundo del serrano). Todos ellos están in- la problemática vida en las barriadas limeñas
de novelistas peruanos, 1955 y fluidos por las ideas socialistas de Mariátegui de los que llegaron de otras partes del país,
No una, sino muchas muertes, y la experiencia de –en algún caso incluso la llenos de esperanza de una mejor vida. Todos
Barcelona, Planeta, 1975.
Para las citas, sigo siempre las lucha contra– la dictadura del General Odría ellos terminan frustrados y explotados, como
ediciones que se encuentran en que sofocó el país entre 1948 y 1956 y que fue el joven e ingenuo protagonista de «El niño
las notas, indicando la p. entre
paréntesis. la fuente de inspiración para Conversación en de junto al cielo» quien será estafado por
la Catedral de Vargas Llosa. Asimismo hay otro chico de la calle, más experimentado,
que tener presentes los cambios que sufrió que le quita los diez pesos con el pretexto de
la capital en aquellos años: si Lima tenía 645 invertirlos en un negocio conjunto de com-
mil habitantes en 1940, en 1961 contaba con pra-venta de revistas. Naturalmente el nuevo
1.846.000 y para finales de los años 50 los «amigo» se esfuma con el dinero y el joven
sociólogos ya registraban 56 barriadas en la provinciano ha aprendido su primera lección
capital. Salazar Bondy nos ofrece una imagen sobre la engañosa metrópoli y el capitalismo.
de la Lima de entonces en su ensayo Lima la También su única novela No una, sino muchas
horrible: «El embotellamiento de vehículos en muertes (1958) está ubicada en una barriada
el centro y las avenidas, la ruda competencia y denuncia la violencia, la delincuencia y
de buhoneros y mendigos, las fatigadas colas la explotación. Narra dos días en la vida de
ante los incapaces medios de transporte, la Maruja, de diecisiete años, que trabaja en un
crisis del alojamiento, los aniegos debidos a lavadero de pomos, regentado por una vieja
las tuberías que estallan...»1. Con la «Genera- avara y un matón zambo. Aunque Congrains
ción del 50» se introducen en la novela perua- retome el consabido tema de la lucha por
na las técnicas modernas de Joyce y Faulkner el ascenso social, tan frecuente en el relato
y el estilo depurado de Hemingway. Sin em- realista-naturalista del siglo XIX, en la novela
bargo, su objetivo social y de denuncia no les éste adquiere un nuevo matiz al ser una mujer
permite liberarse del realismo decimonónico la protagonista. El comienzo de la novela, con
o como explica José Miguel Oviedo: mientras Maruja observando los alrededores desde un
Una retrospectiva sobre medio siglo estos escritores creen «en la virtualidad so- basural, describe eficazmente tanto el medio
de narrativa peruana
RITA GNUTZMANN
cialmente redentora de la literatura, [Vargas ambiente como el condicionamiento de la

192
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

joven: «al fondo [...] el barranquito que daba conciencia (la vista del tubo fluo-
al acequión [...] a su derecha el mísero con- rescente que enmarca sus pensa-
junto de chozas de adobe y estera [...] y a su mientos entre las pp. 27-34).
izquierda, las chimeneas del barrio industrial» En su primera novela Los
(p. 17). Maruja quisiera liberarse de este con- inocentes (1961), reeditada como
dicionamiento como también rechaza el la- Lima en rock (Los inocentes)4,
mento inútil de la madre que parece anticipar Oswaldo Reynoso se ocupa de los
el leitmotiv de Zavalita de Conversación en la jóvenes limeños de clase media.
Catedral: «Todo es una joda. Joda desde que Sus adolescentes se mueven en
una nace, joda hasta que una revienta» (p. 29). los ambientes públicos de «medio
Pero ni su coraje ni su búsqueda de valores pelo»: parques, bares y billares, Oswaldo Reynoso
por encima de las simples necesidades mate- prostíbulos, la calle en general y
riales –su «afán de perfeccionamiento y supe- podían constituir un antecedente
ración» (p. 32)– son suficientes para conseguir de los protagonistas que Oscar Malca, trein- 4
Oswaldo Reynoso, Lima en rock
su objetivo. Pretende inculcar su propio afán ta años más tarde, plasma en Al final de la (Los inocentes), Lima, Populi-
en los hombres que la rodean, pero éstos sólo calle (1993). En el primer libro de Reynoso, bros, s.f.
están interesados en cosas inmediatas como constituido por cinco breves textos unidos
5
el alcohol, el sexo y el dinero rápido. Maruja por el tema y los personajes que pertenecen Oswaldo Reynoso, En octubre
realmente es más ‘macho’ que los hombres en a la misma pandilla, la influencia de la «Beat no hay milagros, Lima, Edics.
Wuaman Puma, 1965, p. 49.
general y que el débil y cobarde Alejandro en Generation» norteamericana resulta obvia.
particular, al que ha elegido como amante y El tema de las cinco historias es la voluntad
compañero de su gran plan: secuestrarle a la de los adolescentes de ser «hombre». En el
vieja los veinte locos esclavizados para esta- primer capítulo, «Cara de Ángel», se estable-
blecer su propio lavadero. Pero ni Alejandro cen las normas que rigen las acciones de los
ni el resto de la pandilla están a la altura de jóvenes: «Hay que ser valiente, pendejo. Hay
sus planes; todos ellos prefieren el botín se- que saber fumar, chupar, jugar, robar, faltar al
guro de los ahorros de la vieja, robados por el colegio, sacar plata a maricones y acostarse
zambo, en vez de invertir en un futuro a largo con putas» (p. 16). «El Rosquita» ofrece la
plazo como es un establecimiento propio. A descripción más detallada de estos «rocanro-
pesar de su derrota debida a la inercia y el leros»: cabello negro alborotado, ojos niños y
«inmediatismo» de los demás, Maruja no se tristes; cigarrillo, que se cae de la boca, casaca
resigna sino que, al final, avanza hacia la gran roja y pantalón negro. Todos han sucumbido
ciudad «a pleno aire con la dura compañía de o van a sucumbir como Rosquita, algo más
[sus] manos acrecentadas». Algunos símbolos joven, a la seducción de la capital: «Porque
en torno a Maruja refuerzan la idea de un en Lima está la tentación [...]: billares, cine,
carácter extraordinario, como su gorrita roja, carreras, cantinas. Y el dinero. Sobre todo el
el tubo fluorescente (encontrado al comienzo dinero» (p. 70).
y roto al final), la llama y el fuego. Si algunos Pero la novela más innovadora de Reyno-
críticos han visto en Maruja una persona de- so es En octubre no hay milagros (1965), que
finitivamente fracasada, a mi parecer, la última narra en contrapunto las experiencias de dos
frase antes citada y su voluntad de «subir» y grupos sociales: don Lucho Colmenares, pe-
de «agigantarse» (p. 73) dejan un final abierto queño empleado de Banca (cf. su apellido) en
hacia futuras victorias. busca desesperada de un hogar para su fami-
Aunque la estructura es tradicional, con lia, y don Manuel, dueño del Banco del Perú,
un desarrollo cronológico y un lenguaje del empresario e influyente político, manipulador
narrador que resulta a ratos artificial, no le de todas las ‘fuerzas vivas’ del país a las que
faltan aciertos como las descripciones del am- reúne en su casa en Ancón para preparar
biente o de personajes de los que son buena un complot contra el actual gobierno con el
muestra la vieja y el zambo: «la abominable objetivo de conseguir otro más propicio para
pareja, él emanando su fétido aliento y su- sus intereses. Sigue la consigna de su padre de
dando grasa [... y ella], la maligna dueña de gobernar «a este pueblo de zambos, indios y
[...] astutamente calculadores ojos de vieja rata cholos [por la] fuerza: hambre, cárcel y bala»5.
metálica» (p. 107), el personaje de Maruja, el A la misma trama de don Lucho pertenecen
Una retrospectiva sobre medio siglo
argot de los jóvenes delincuentes e incluso los destinos de su mujer doña María y de sus de narrativa peruana
algún intento embriónico de la corriente de la hijos Bety, Carlos (alias «Zorro») y Miguel RITA GNUTZMANN

193
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

y, en relación con éste, el profesor y escri- simultaneidad temporal, etc.). Otro logro de
tor fracasado León. En torno a don Manuel la novela constituye el lenguaje de los per-
seguimos los pasos de su amante Tito (alias sonajes, diferenciado según la pertenencia a
«Caradehumo») y su hijo Toño (llamado sus clases sociales: la «replana» (argot) para
«HIJO DE MARICÓN» (p. 139). Las his- las pandillas, el estilo cursi y beato para doña
torias fragmentadas alternan en contrapunto María y sus radionovelas; el lenguaje pre-
sin un orden fijo y el tiempo se reduce a tencioso y calculador de Bety; la parodia del
doce horas del 12 de octubre, día del Señor estilo periodístico; el lenguaje pornográfico
de los Milagros, en la década de los sesenta. de las pandillas en la procesión del Señor o el
La posición social separa claramente a los dos lenguaje oficial de Don Manuel, contrapuesto
grupos: don Manuel practica la manipulación a sus pensamientos verdaderos...
y ejerce el poder (económico, político, sexual Algunos críticos quieren incluir también
y hasta jurídico) mientras que los Colmenares en la «Generación del 50» a Julio Ramón Ri-
sufren la humillación, frustración y angustia, beyro6 e incluso a Vargas Llosa, éste excluido
6
si bien tampoco ellos están libres de prejuicios de mi estudio, igual que José María Arguedas,
Cf. James Higgins, A History sociales y raciales frente al serrano y a otros puesto que ambos tuvieron una atención es-
of Peruvian Literature, Liverpool, inferiores en la escala social y son amorales en pecial en otras dos ponencias. Efectivamente,
Francis Cairns, 1987, p. 21;
Ana María Alfaro-Alexander, su propósito de medro social, como Bety que Ribeyro prefiere, como aquella «generación»,
Hacia la modernización de la piensa atar a un miraflorino mediante el sexo. la brevedad del cuento frente a la novela (aun-
narrativa peruana. El Grupo
Palermo, New York, Peter Lang,
La descripción de una de las fiestas en la casa que es igualmente autor de tres novelas) y, en
1991, pp. 87 y ss. de campo de Don Manuel muestra su poder y parte, se ocupa del tema de la difícil supervi-
7
amoralidad, mientras que, en Lima, los estu- vencia de las clases desfavorecidas en la capital.
Julio Ramón Ribeyro, La tenta- diantes mueren bajo las balas de la policía: Pero amplía el radio de sus preocupaciones a
ción del fracaso. Diario perso- otros grupos y otros países, inducido por su
nal, 3 vols., Lima, Jaime Campo-
dónico, 1992, 1993, 1995; vol. sus íntimos, viejos femeninos, llegaron con sus jóve- estancia durante, aproximadamente, cuatro
I, pp. 59, 61. nes amantes al refugio de Santa Inés. En el almuerzo décadas en Europa, sobre todo en París, si
8
hubo langosta, ave, uvas de invierno traídas espe- bien es cierto que un único libro, Los cautivos
En este cuento se describen los cialmente de Ica para su Tito goloso como ninguno, (1972), tiene como escenario exclusivo a este
cambios de Miraflores: «De
lugar de reposo y baños de
vino francés y habanos olorosos. [...] Don Manuel continente. En alguno de sus textos teóricos,
mar, se había convertido en una llevó a todos los íntimos con sus amantes en grupo Ribeyro explica su enfoque del cuento como
ciudad moderna, cruzada por ebrio, a galope de cadera suelta al aire, entre naranjos «una unidad de tiempo, lugar y acción» que
anchas avenidas de asfalto. Las
viejas mansiones republicanas y olivos, al Nido Sevillano. (p. 37) evita «la dispersión del relato y logra [...] una
de las avenidas Pardo, Benavi- especie de ‘condensación dramática’», centra-
des, Grau, Ricardo Palma, Leuro
y de los malecones, habían sido
Al final, Miguel Colmenares se rebela da en el momento «de una decisión humana»7.
implacablemente demolidas pa- contra la sociedad corrompida e injusta ata- En cuanto al estilo, insiste en la simplicidad y
ra construir en los solares edi-
ficios de departamentos de diez
cando la figura del Señor de los Milagros, acto la «expresión directa» (p. 47). En sus relatos
y quince pisos, con balcones de por el que paga con su vida. Pero también el limeños predominan los años 40 y 50, época
vidrio y garajes subterráneos», poderoso Don Manuel ha sido humillado y de los mayores cambios estructurales de la
Julio Ramón Ribeyro, Cuentos
completos, Madrid, Alfaguara, su casa destruida por su amante proletario ciudad y de problemas de hambre, miseria,
1994, p. 422. Tito, dejando a su dueño sin fuerza vital. La violencia y falta de trabajo; la precariedad de
sensación que brinda esta novela es la de un la clase media; el racismo y el clasismo en
Perú «podrido» («jodido» para Zavalita en todas sus variantes... Ribeyro explora tanto el
Conversación en la Catedral) y en crisis eco- mundo de los marginados (al igual que Rey-
nómica, moral y política, sensación reforzada noso y Congrains) como el de la clase media
en los fragmentos brevísimos que cierran el (los miraflorinos típicos que también pueblan
relato sin orden alguno (pp. 268 y ss.). los textos de Vargas Llosa y L. Loayza) y el
Con este texto, la novela peruana se abre decadente de la vieja «aristocracia» (como
a todas las innovaciones técnicas de los es- Bryce Echenique). Refleja, además, los cam-
critores anglosajones (Huxley, Joyce, Woolf, bios urbanísticos, por ejemplo la destrucción
Faulkner, Dos Passos), como el contrapunto, de la vieja Lima colonial en «Los eucaliptos»
el monólogo interior, la alternancia de pun- y «Tristes querellas en la vieja quinta»8. Sin
tos de vista, la yuxtaposición de fragmentos, embargo, a Ribeyro no le interesan los pai-
innovaciones tipográficas (frases entre pa- sajes urbanos en sí sino los pequeños dramas
Una retrospectiva sobre medio siglo
de narrativa peruana réntesis, negritas para episodios del pasado (comedias o tragedias) de los personajes que
RITA GNUTZMANN y/o para monólogos interiores, flashbacks, los pueblan, dramas impulsados por diferen-

194
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

cias de clases y razas (o, por el contrario, la de Leandro y la de otros marginados por salir
comprensión más allá de las fronteras nacio- adelante. La llegada de bañistas a este mo-
nales en «Los moribundos»), la ambición, el desto lugar ofrece algunos ingresos, aunque
autoengaño, el amor, la envidia, etc. La mayo- con la muerte del hijo Pepe, quien se ahoga al
ría de sus personajes son perdedores, algunas arrancar los viejos hierros del mar para atraer
veces por las circunstancias socio-económicas a más turistas, Leandro sufre el primer revés
y otras por desconocimiento de sus propias y más tarde se sume en la soledad, puesto
capacidades o por no distinguir entre fantasía que su hijo Toribio prefiere retornar con su
y realidad, como el protagonista de «Explica- mujer a la ciudad, que lentamente extiende
ciones a un cabo de servicio». sus tentáculos hasta el acantilado. El nuevo
Los dos cuentos más cercanos a la «Ge- plan de Leandro de sacar un dinerillo con la
neración del 50» son «Los gallinazos sin plu- pesca se frustra al aparecer tres hombres re-
mas» (1954) y «Al pie del acantilado» (1959). presentantes de la voraz ciudad. Son agentes
El primero narra las penurias de los jóvenes municipales que reclaman el acantilado y sus Edgardo Ribera.

Efraín y Enrique, explotados por su abuelo playas para construir un nuevo estableci-
don Santos, quien les obliga a obtener comi- miento de baños. El narrador, «a la deriva» y
da del vertedero para su cerdo Pascual, aun «cansado de la vida, [...] cansado de todo» (p.
cuando, pronto, los chicos caen enfermos. El 225), encuentra en el último momento una
sacrificio del perrito Pedro, único compañero nueva higuerilla. En contra del cacareado pe-
de su infancia desolada, para servir de alimen- simismo de su autor9, ésta simboliza un nuevo
to al cerdo cada vez más voraz es el detonador comienzo, todo lo precario que se quiera, a la
de la tragedia: el hermano mayor Enrique em- vez que muestra la fortaleza de los pobres pa- Enrique Congrains Martín.
puja a su abuelo al chiquero, donde, indefenso ra valerse ellos mismos en momentos en que
por culpa de su pata de palo, será devorado las instituciones sociales y políticas no sólo no
por su propio cerdo. El futuro de los jóvenes funcionan sino que se convierten en enemigos
9
hermanos tampoco parece prometedor, pues- de su frágil supervivencia. En su diario (op. cit., 1995,
to que la «gigantesca mandíbula» de la feroz Pero los cuentos de Ribeyro en absoluto vol. III, p. 248), Ribeyro da una
definición del pesimista a la que
bestia urbana les espera al final. No existen se limitan a la reivindicación social; incluyen él mismo se adhiere: «Se puede
relaciones humanas entre el abuelo y sus lo fantástico, la nostálgica reconstrucción ser pesimista, pero henchido de
nietos por la dureza de éste, metafóricamente autobiográfica y los grandes temas existen- esperanza».

expresada por la pata de palo que refleja su ciales como la soledad (del judío errante
mutilación interior. Mientras que don Santos Monsieur Baruch), el amor («Silvio en el
«canta» a su «Pascualito», pega a los chicos rosedal»), la ilusión frustrada (la quimera del
por «haraganes», les «berrea» y los llama «pe- amor y la juventud del otoñal Huamán en
dazos de mugre». Don Santos, con nombre «La juventud en la otra ribera»), la vida y la
irónico, actúa como un inhumano empresario muerte (el aprendizaje tardío y peligroso del
y su muerte en las fauces de su propio cerdo, mismo Huamán), etc. Dos buenos ejemplos
simboliza al capitalismo que a menudo devora de cuento fantástico son «Los jacarandás»
a los suyos. (1970) y «Doblaje» (1955), que juegan con el
La situación precaria se denuncia también mismo nombre (Winnie) de la mujer y están
en «Al pie del acantilado», que pertenece a centrados en el tema del doble, favorito de
Tres historias sublevantes, dedicadas a las tres los románticos y también frecuentado por
regiones principales del Perú: costa, sierra y Borges y Cortázar con excelentes resultados.
selva. El narrador de «Al pie...» es el propio «Doblaje» gira en torno a un joven pintor
protagonista Leandro quien ha sido desaloja- londinense que busca su doble en Australia,
do de Lima con sus dos hijos para hacer sitio donde se enamora de una mujer, Winnie, para
a la «modernización» y ha debido instalarse rechazarla más tarde al sospechar que ella ya
al pie del mencionado acantilado. En el fondo estuvo en la nueva casa con otro hombre. Al
del barranco, en el lugar del antiguo balneario retornar a Londres no sólo su último cuadro
de Magdalena, ahora en ruinas, ellos cons- inacabado ha sido terminado sino también
truyen un nuevo hogar. El descenso social un hombre idéntico a él acudió a su club de
está simbolizado en este descenso geográfico siempre.
lo mismo que la higuerilla que crece en el Son claramente autobiográficos los cuen-
Una retrospectiva sobre medio siglo
acantilado y se alimenta «de piedras y de ba- tos de Sólo para fumadores (1982) y Rela- de narrativa peruana
sura» expresa metafóricamente la tenacidad tos santacrucinos (1992), dedicados al barrio RITA GNUTZMANN

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

10 miraflorino de su infancia y adolescencia, del mundo». Para P. Elmore, Silvio renuncia


La tentación, 1993, vol. II, pp.
219-220. cuando Lima aún era «una ciudad limpia y a la idea de que «su vida esté sujeta [...] a un
apacible [...] rodeada de huertos y cultivos» plan concebido por un Autor trascendente»14.
11
Julio Ortega, «Los cuentos de
(p. 681). Pero también otros relatos son cla- En una entrevista con G. Minardi, Ribeyro
Ribeyro», Cuadernos Hispa- sificados por el propio autor como «autobio- comenta que en el cuento quiso expresar sus
noamericanos, 417 (1985), p. gráficos»10, por ejemplo, «Por las azoteas», «ideas sobre la realidad, sobre la vida»15. Co-
134.
«El polvo del saber», «El ropero, los viejos y incide con la busca del autor «de serenidad,
12 la muerte», «Los eucaliptos» y «Página de un de conocimiento de sí mismo, de felicidad
También el crítico P. Elmore, El
perfil de la palabra. La obra de diario». En el primero, un niño de diez años gracias a una ascesis»16. Aunque el tema del
Julio Ramón Ribeyro, ve en el descubre en las vacaciones de verano el mun- hombre mayor, enamorado de una quincea-
misterioso hombre una parábola
del artista y «con el paso de los
do de las azoteas, «recinto aéreo» o mundo ñera, es tratado con una ironía sutil, Silvio
años el pequeño escolar también de la libertad en oposición al «mundo de los merece comprensión por su anhelo artístico,
se entregará al oficio de con- bajos» que habitan los adultos, «atroz mundo, su rechazo del mundo basado en el dinero y el
tar historias». Lima, PUCP/FCE,
2002, p. 102. donde todo era obediencia» (Cuentos, p. 163). status y por su afán de conocimiento.
Pero no sólo dominan el desorden y los de- Es cierto que Ribeyro no ha introducido
13
James Higgins, Cambio social sechos en el mundo de arriba sino también en sus relatos innovaciones técnicas sino que
y constantes humanas. La na- lo desconocido y la literatura («un espacio le inspiraba «una aprehensión inédita de la
rrativa corta de Ribeyro, Lima,
PUCP, 1991, p. 163.
imaginario» como lo llama J. Ortega)11 en la realidad»17, como bien muestra el texto que se
persona del misterioso hombre de la perezosa acaba de mencionar. Su estilo es sutil y culto
14 que le cuenta historias y le regala un (su) libro. y cada vez más parco en lo que a discurso di-
Op. cit., p. 214.
Será la herencia de aquel desconocido, marca- recto se refiere, en el que, por otro lado, nunca
15 do por la muerte, que años más tarde permite intenta remedar los lenguajes orales socio-
Giovanna Minardi, La cuentís-
tica de Julio Ramón Ribeyro, al hombre mayor evocar en primera persona culturales, ni siquiera en los relatos autodie-
Lima, Banco Central de Reserva aquellos momentos de aprendizaje de la vida géticos como «Al pie del acantilado». Domina
del Perú, 2002, pp.187-188.
y del arte de narrar y fantasear12. el arte de sugerir y de crear determinadas
16 La preocupación por los grandes temas atmósferas y, sobre todo, el empleo acertado
Ibid., p. 190. existenciales como la soledad y la muerte o del símbolo para mostrar las significaciones y
17 el amor están presentes en: «Nada que hacer, relaciones secretas, como la higuerilla en «Al
La tentación, 1993, vol. II, pp. Monsieur Baruch» (1967) y «Silvio en El Ro- pie del acantilado», el rosedal en «Silvio...», el
216-217.
sedal» (1976). Sírvanos brevemente el último espacio «aéreo» en «Por las azoteas», la «hora
18 para ver su tratamiento del amor. El joven celeste» en «Los gallinazos sin plumas»...
Alfredo Bryce Echenique, Un
mundo para Julius, Lima, Mosca
Silvio hereda la finca El Rosedal y, atraído Uno de los autores peruanos más cono-
Azul, 1980. por su belleza, decide instalarse definitiva- cidos en España, junto a Vargas Llosa, es sin
19
mente en ella. Pronto descubre un extraño duda Alfredo Bryce Echenique; saltó a la fa-
Bryce ensaya otra historia muy dibujo en el rosedal, parecido a la palabra ma con su novela Un mundo para Julius18 que
distinta con los mismos elementos RES. Perplejo busca diversos significados (en aún hoy es considerada su obra maestra. En-
en el cuento «¡Al agua patos!»
de La felicidad ja, ja (1974) en latín «cosa», en catalán «nada») o leerlo como tra dentro del subgénero del Bildungsroman
torno a la decadencia de otra palíndromo SER, el cual lo instiga a realizarse (novela de aprendizaje), aunque sólo abarca la
(¿la misma?) familia limeña y el
doloroso episodio de la muerte
(«ser») en la música y retomar la práctica del infancia de Julius entre los cinco y once años.
de un patito que se sobrepone a violín. Transcurridos aproximadamente diez Tempranamente huérfano de padre crece en el
la de la hermana Rafaela en Bos- años, aparece la joven sobrina Roxana Elena ambiente superficial de la oligarquía limeña,
ton, a la cual ya había sustituido
por una vecinita hace tiempo. Settembrini y Silvio, rendido ante la belleza con un padrastro ricachón y mujeriego y una
Cf. Wolfgang Luchting, Alfredo de la quinceañera, cree haber encontrado por madre frívola, aparte de los hermanos mayo-
Bryce/Humores y malhumores,
Lima, Milla Batres, 1975, p. 85. fin la solución al enigma ya que las iniciales res Santiago y Bobby, productos de su clase.
de la joven coinciden con la palabra de su Sólo la hermana Cinthia comprende al niño19,
jardín. Sin embargo, en una fiesta, Silvio des- pero su muerte en la lejana Boston lo deja al
cubre que Roxana sólo se fija en el hijo del cuidado de la servidumbre, sobre todo de su
hacendado más rico. Subido al minarete de su ama Vilma. Los criados provienen de las tres
jardín entiende que en éste «no había enigma regiones del Perú y representan las diferentes
ni misiva» y «empezó a tocar [el violín] para mezclas raciales: el ama chola de Puquio,
nadie [...]. Y tuvo la certeza de que nunca lo Vilma; la cocinera selvática Nilda; el chófer
había hecho mejor» (Cuentos, p. 502). Queda limeño y zambo Carlos y el serrano Celso;
al lector la labor de descifrar la simbología con ellos el niño hace su primer aprendizaje
Una retrospectiva sobre medio siglo
de narrativa peruana del cuento. Para J. Higgins13, el jardín es «un social y racial. El colegio y la piscina del Club
RITA GNUTZMANN símbolo de la ineluctable incomprensibilidad exclusivos completan su formación infantil

196
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

que termina de manera traumática al enterarse nuevo capitalismo, nuevas relaciones sociales,
de que su querida ama Vilma se ha convertido migración del campo a la ciudad, surgimiento
en prostituta después de haber sido expulsada de las barriadas, abandono del centro por la
por su familia por culpa del hermano Santiago clase alta y su establecimiento en barrios ex-
quien la violó y de que su otro hermano Bo- clusivos como Monterrico, el surgimiento de
bby acaba de usar su servicio sexual. Termina la nueva clase media profesional (periodistas
la novela con Julius llorando silenciosamente como el «Gargajo» López, el historiador gor-
ante el «vacío grande, hondo, oscuro» que le do y homosexual, el arquitecto de moda) y la
espera a partir de ahora. De esta forma, dos presencia del capital norteamericano.
momentos traumáticos enmarcan la historia Los logros más llamativos de esta pri-
de Julius: la pérdida del padre al comienzo y mera novela (antes, Bryce había publicado
la de la inocencia (la infancia) al final. los cuentos Huerto cerrado) son el estilo, el
El mundo de Julius está dividido en dos multiperspectivismo y la pluralidad de voces.
grupos: la de la familia oligárquica y la de los Si en la frase que abre el relato parece tratarse
sirvientes; el niño no se integra ni en uno ni en de un narrador omnisciente («Julius nació en
20
otro: «de espaldas» con respecto a su familia, un palacio...»), en seguida se entromete una Existen fechas concretas como
tampoco pertenece al ambiente de la servi- frase en estilo directo «[la carroza] usó tu bis- 1937 (Susan se enamora de su
primer marido), la presidencia
dumbre como muestra el episodio de la lavan- abuelo, Julius [...] no la toques», prohibición de Eisenhower (de 1953-1961,
dera Arminda, de cuya casa huye vomitando, pronunciada por la madre en algún momento op.cit. p. 115) y la (segunda)
aunque más tarde compensa aquella afrenta no concretado, puesto que la descripción que de Batista en Cuba (1952-1959,
ibid., p. 331).
sacando el ataúd de la pobre lavandera por sigue reza: «y él, de espaldas a su mamá [...]
la puerta grande del nuevo palacio familiar. tratando de alcanzar la manija de la puerta» 21
Erwin Snauwaert, Crónica de
En el mundo de esta clase dominan «valores» (op.cit., p. 9). La forma cariñosa «su mamá» una escritura inocente. La fo-
como el dinero, el éxito, el machismo (para (aunque en tercera persona del posesivo) deja calización implícita como base
interpretativa de las novelas
los hombres) y la belleza, la elegancia y el lujo claro que la perspectiva se ajusta a la del pro- de Alfredo Bryce Echenique,
(para las mujeres). Por su carácter diferente, tagonista, aunque él no sea el narrador (la di- Leuven, Leuven UP, 1998, pp.
el padrastro considera a Julius un «cojudo», ferencia genettiana entre quien narra y quien 19, 26.

«chupa cirios» e «imbécil» y prefiere a sus ve; cf. los recuadros en E. Snauwaert21. La
hermanos vividores y «viriles». La madre de focalización cambia constantemente, pasando
Julius, Susan-«linda» y el padrastro Juan Lu- del narrador a un personaje y de éste a otro
cas son duplicados (y completamente ridiculi- o de un discurso directo a pensamientos del
zados) en los advenedizos Juan Lastarria y su mismo personaje que delatan la falsedad de
mujer, Susana-«fea»; a estos se añaden los de las palabras pronunciadas. Estos cambios de
Altamira (decadentes y germanófilos), perio- perspectiva se indican mediante los cambios
distas, algún historiador, los norteamericanos del tiempo («venía a buscarlo una muchacha,
(Lester Lang III y IV) y los amigos de Bobby una que su mamá [...] decía hermosa la chola,
para completar la fauna adinerada. debe descender de algún indio noble», Un
La servidumbre del viejo palacio se distin- mundo…, p. 10), introducción de adverbios
gue por su cariño y fidelidad hacia la familia temporales y deícticos espaciales («esta» en
de Julius; pero con Juan Lucas, todavía hacen- vez de «aquella»), exclamaciones, imperativos
dado pero ya metido en el mundo moderno («no la toques»), denominaciones particula-
de los negocios, se abandona el viejo sistema res y nombres cariñosos según el hablante
patriarcal y se sustituye a los viejos por nuevos (el «darling» estereotipado de Susan; «Lolo,
criados, más egoístas y mandones como «la Lolín, Lololo» de la profesora de castellano);
Decidida» o preocupados por su promoción palabrotas y aumentativos («cojudo, cocte-
y que son capaces de cambiar de dueño o pro- lazo», típicos de Juan Lucas), adjetivos de
fesión, como Imelda; su domicilio está alejado enjuiciamiento (nada mejor que el hilarante
del palacio de Julius; viven en barrios como episodio de Juan Lucas como acólito con sus
La Florida (Arminda), ejercen en La Victoria calificaciones «horrible, inmundo, asqueroso,
(Vilma) o deben volver a la selva de donde sucio, espantoso» para los demás feligreses,
habían venido (Nilda). El relato, al parecer en p. 125), diminutivos o aumentativos (el «bue-
torno a un individuo y su desarrollo, muestra nísimo» del ingenuo niño), anacolutos...
a las claras los grandes cambios experimenta- El resultado es un discurso híbrido, mez-
Una retrospectiva sobre medio siglo
dos por el Perú y, sobre todo por su capital, a cla de diégesis y diálogo y diferentes pers- de narrativa peruana
fines de los años 40 y comienzos de los 5020: pectivas. Gracias a la corta edad de Julius, se RITA GNUTZMANN

197
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22 crean momentos de ambigüedad, crítica indi- experiencias de un inmigrante judío ruso


Julio Ortega, «Introducción» a
A. Bryce Echenique, Un mundo recta o abierta hilaridad como en el episodio (ukraniano) en Perú. No sólo se encuentra
para Julius, Madrid, Cátedra, de Ranchal-padre que llega en un automóvil con el rechazo de los peruanos sino, igual-
1993.
«increíble», «Sí, como en las películas de gans- mente, con la incomprensión y el desprecio de
23 ters», y que es (y no parece ser) Al Capone, su propia comunidad. Una variedad de voces
Isaac Goldemberg, La vida a con voz «mala» y mirada «terrible» (p. 262). y documentos aportan fragmentos sobre la
plazos de don Jacobo Lerner,
Lima, Libre.1, 1978. La novela, además, se caracteriza por el tono vida del personaje y la de otros inmigrantes
coloquial, espontáneo y lleno de digresiones judíos como Daniel Abromovitz (quien se
24
Gregorio Martínez, Canto de si- que irán en aumento en novelas posteriores, suicida), León Mitrani (perdido), las mujeres
rena, Lima, Mosca Azul, 1977. sobre todo en La vida exagerada de Martín Miriam y Sara o Samuel Edelman («hombre
25
Romaña (1981), un verdadero «gusto» por la noble»), el único que se arraiga en el país
Kam Wen Siu, La vida no es una redundancia y la proliferación (W. Luchting, adoptivo. La población negra está represen-
tómbola, Morrisville/NC, Abajo p. 86). Al contrario de Ribeyro que busca un tada en los relatos de Gregorio Martínez (y,
El Puente, 2008.
estilo neutro, Bryce pretende dar la sensación antes, en los de Antonio Gálvez Ronceros).
de estilo oral, imitar la «quintaesencia del En Canto de sirena (1977)24 Martínez pone
habla de Lima» que encontraba en su amigo, en boca del octogenario negro Candelario
el Gordo (Alberto) Massa, al que imaginaba (Candico) Navarro el relato de su vida, cerca-
como interlocutor de su relato (pp. 85,105). no a las «novelas de testimonio» que también
Esta (fingida) oralidad y, unidos a ella, la frecuentaban autores como Miguel Barnet
proliferación, la digresión y el humor consti- en Cuba y Elena Poniatowska en México. El
tuirán, con los años, los rasgos inconfundibles protagonista no sigue ninguna cronología des-
de su estilo. Aparte de este «tonito Bryce», de su nacimiento en 1895 hasta el momento de
Julius (el relato y el personaje) anticipa carac- fijar sus memorias en 1976. Nos enteramos
terísticas que se volverán a encontrar en otros de su época de trabajador con los Denegri y
protagonistas como Manongo Sterne (guiño como «huaquero» con el arqueólogo (real)
al autor de A Sentimental Journey) de No Tello, sus faenas en las tierras de un ministro
me esperen en abril (1995): son héroes indi- y su regreso a Coyungo (en Nazca), de donde
vidualistas, sentimentales y solitarios, de una era oriundo. Martínez subraya sobre todo el
exagerada sensibilidad; buenos observadores saber (y sabor) del hombre cercano a la tierra
de la sociedad, rechazan su materialismo y la naturaleza, con gustos culinarios y eróti-
y machismo (aunque Manongo se haga un cos definidos. Tampoco se olvida de la lucha
tiburón corrupto de las finanzas) y exaltan por los derechos de igualdad de su raza y de
determinados valores como el amor, la amis- mostrar el habla popular del personaje. Una
tad y la lealtad. Incluso la vocación literaria década más tarde, en 1985, Siu Kam Wen se
de estos protagonistas se puede ya detectar en ocupa de los inmigrantes chinos en los cuen-
la composición escolar de Julius «El señor de tos El tramo final, sobre todo de los descen-
negro» (Un mundo, p. 269) dedicada al padre dientes de éstos en segunda generación como
de su enemigo Fernandito Ranchal, una ven- Héctor de «El deterioro», quien será también
ganza más refinada que un puñetazo infantil. protagonista de la reciente novela de Siu, La
La mayoría de los protagonistas son relatores vida no es una tómbola (2008)25. Vive explo-
de su propia historia (se trataría de «biogra- tado por su padre en la tienda de abarrotes y
fías imaginarias» en palabras de J. Ortega22; conoce la violencia, el racismo y el desprecio
tanto Pedro Balbuena (Tantas veces Pedro), contra su comunidad y los selváticos en el
como Martín Romaña, Felipe Carrillo y Max colegio nocturno Bentín. La problemática de
Gutiérrez (Reo de nocturnidad) compensan la identidad cultural, lingüística y social de la
sus fracasos diarios al evocar sus vidas con comunidad china conoce variaciones en otros
humor y nostalgia. personajes como la bella y frustrada Maggie,
En los años 70 se publican algunas novelas el tío artista Elías, el criminal Hermanito Ca-
que comprueban la multiculturalidad y mul- ñón, etc. Maggie lo expresa a las claras: no se
tietnicidad del Perú, más allá de la reconocida identifica «ni con los peruanos ni con los chi-
«heterogeneidad» (Antonio Cornejo Polar), nos» y toda su vida será «una exiliada doble»
aplicada a la población indígena. Por ejemplo, (op. cit., p. 109).
Isaac Goldemberg, de ascendencia judía, pu- En la década de los 90 llamaron la atención
Una retrospectiva sobre medio siglo
de narrativa peruana blica en 1978 La vida a plazos de Don Jacobo tres novelas sobre el problemático mestizaje
RITA GNUTZMANN Lerner23 (original en inglés) sobre las duras del Perú: La violencia del tiempo (1991) de

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Miguel Gutiérrez, País de Jauja (1993) de nos y profesionales con un nivel educativo y 26
Miguel Gutiérrez, La violencia
Edgardo Rivera Martínez y Ximena de dos cultural por encima de otras regiones. A ello del tiempo, 2 vols., Lima, Milla
caminos (1994) de Laura Riesco. Gutiérrez se agrega su apertura al mundo gracias a su Batres, 1992.
y Rivera Martínez se sitúan en las antípodas atracción como centro de salud internacional 27
al enfocar el tema: el primero hace hincapié para tuberculosos. La familia Alaya, aunque Edgardo Rivera Martínez, País
modesta, ostenta una amplia cultura que in- de Jauja, Lima, Peisa, 1994. El
en las desigualdades e injusticias; el segundo autor pone como epígrafe la cita
subraya el logrado equilibrio en la sociedad cluye la tradición clásica y la popular-andina; de un ensayo arguediano que
mestiza de Jauja. La novela de Riesco mues- el quinceañero Claudio domina las partitu- caracteriza el valle de Jauja co-
mo ejemplo de «integración ex-
tra, por su parte, las diferencias sociales y ras de Bach, Beethoven y Mozart igual que cepcional de razas, de culturas y
raciales, pero pretende superarlas mediante transcribe los yaravíes, huaynos y pasacalles de sistemas económicos».
la fantasía y la creación. andinos con la ayuda de la madre; lee, por ins- 28
La violencia del tiempo26, un inmenso tigación de su hermano bibliotecario, la Iliada Laura Riesco, Ximena de dos
y los poemas de Vallejo y Eielson; pero, para- caminos, Lima, Peisa, 1994.
fresco de más de mil páginas, se centra en la
familia piurana de los Villar, que se origina en lelamente, la criada chola le cuenta de amarus,
el desertor español Miguel Villar de los tiem- ríos de aguas oscuras y la flor sullawayta;
pos de la independencia, y la indígena vio- Claudio se siente atraído por la misteriosa
lada, Sacramento Chira. La humillación del Elena Oyanguren, nueva Helena de Troya, y
bisabuelo por el terrateniente regional es el hace el amor con la odalisca Zoraida pero ama
origen del odio de los descendientes mestizos a la niña chola Leonor; las muy andinas tías-
obsesionados con su «linaje». Esta «herida abuelas y hermanas Heros repiten un amor
inicial», causada por los azotes públicos de incestuoso de los tiempos griegos y entierran
Cruz Villar a manos del blanco Benalcázar, al hermano-amante, como Antígona, contra la
es el recordatorio de su inferioridad social voluntad del padre... Otros personajes, como
y racial, y provoca «pasiones, homicidios, el fabricante de ataúdes Fox Caro, el «Caron-
venganzas» (vol. I, pp. 15, 36). Como en la te» Mitrídates o el rumano Radulescu, apor-
célebre saga de García Márquez, se trata de tan cosmopolitismo a la vez que participan en
varias (aquí cinco) generaciones que sirven de la vida de la pequeña ciudad andina. En fin, un
paradigma para la población mestiza, provin- verdadero himno a la armonía de lo propio y
ciana y marginal del Perú «los comemierda lo internacional, un modelo de convivencia
del mundo» (p. 222), y sus sufrimientos, a la pacífica y tolerancia, sorprendente en el mo-
vez que se denuncia su propia violencia, ma- mento en que fue escrito.
chismo y prejuicios raciales, como el mismo Parecido en su intento de plasmar la vida
Cruz que no pedía amor a su familia sino en un pueblo andino pero menos idílico por
«sometimiento total a su potestad». Cruz los claros choques sociales resulta Ximena
también es machista al fundar dos familias pa- de dos caminos28. Igual que en la novela de
ralelas con dos hermanas aindiadas, Trinidad Rivera Martínez se trata de un aprendizaje,
y Lucero, a la vez que desprecia a los indios en este caso de una niña de unos cuatro o
como «hembras por naturaleza condenadas cinco años en un pueblo innombrado de la
[...] para ser violadas por el macho» (vol. II, p. sierra, claramente identificable con La Oroya,
138) y es él quien vende su hija Primorosa al donde el padre de la autora trabajaba para la
blanco Benalcázar. No en vano el «cronista» compañía minera norteamericana Cerro de
Martín, último descendiente de los Villar, que Pasco Corporation, objeto de denuncia en
se niega a tener hijos, cita la conocida frase de la pentalogía de Manuel Scorza, La guerra
Stephen Dedalus: «La historia es una pesadilla silenciosa. Abarca unos quince meses de los
de la cual quisiera despertar» (vol. I, p. 133). también años cuarenta, cerca del final de la
País de Jauja, por el contrario, sugiere un II Guerra mundial (pp. 28, 36, 43). En este
mestizaje sin conflictos entre el mundo occi- tiempo, Ximena hace varios aprendizajes: el
dental y el andino, entre la cultura clásica y la socio-cultural dentro y fuera de la familia y
tradicional peruana27. El tema se plantea como otro personal, el de la escritura, un punto este
relato de aprendizaje del joven Claudio Alaya en que coincide con el Claudio riverano. El
en la pequeña ciudad de los Andes centrales padre no sólo le enseña las primeras letras y
durante las vacaciones estivales de 1946/1947. las mitologías clásicas o cosas prácticas como
Rivera se basa en los hechos reales de que saltar acequias, sino también llama la atención
Una retrospectiva sobre medio siglo
Jauja nunca sufrió el latifundismo y que sus sobre las desigualdades sociales que reinan de narrativa peruana
habitantes son pequeños agricultores, artesa- aún en el campo: critica el comportamiento de RITA GNUTZMANN

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

29 la clase alta peruana para con sus trabajadores haberse convertido en aquella visitante mis-
Dice Zein Zorrilla en «La novela
andina»: «desde finales de los y peones (ejemplarizada en la arrogante prima teriosa que le interroga sobre lo que ocurrió
años setenta […] la Novela An- Casilda que llama «propios» a los empleados en aquel campamento minero y le obliga a
dina muda de temas y tramas,
de personajes y escenarios. La
(p. 43). Aunque la madre de Ximena pertene- fijar por escrito aquel episodio traumático
devastación de la gran socie- ce a este mundo (es la guardiana del pasado (p. 222).
dad feudal es el gran tema, la familiar mediante su álbum de fotos), es tam- La reivindicación por Riesco y Rivera
migración y la búsqueda de un
nuevo orden [...] Los temas de la bién la que introduce a la hija en el mundo de Martínez del mundo andino, pero no desde lo
novela andina contemporánea, la fantasía y los cuentos de hadas y hace de en- rural-indígena sino desde una clase media ur-
no son más los temas de la no-
vela indigenista. Andino no es lace con el mundo quechua del Ama Grande. bana culta, conocedora del mundo quechua y
más sinónimo de Indigenista». Son sobre todo el primer y el último capítulo el cuidadoso empleo en sus relatos de técnicas
Revista peruana de literatura,
2005, www.pasacalle.net.
los que se ocupan del aprendizaje social y literarias modernas y con una obvia preocu-
racial de Ximena; el primero muestra a la mi- pación lingüística y estilística, les acerca a lo
30 mada y egoísta niña defendiendo sus peluches que escritores como Luis Nieto Degregori,
El término, derivado del griego
anomos (sin ley), fue introducido americanos contra el paupérrimo chico indio Zein Zorrilla y Enrique Rosas Paravicini pro-
en la sociología por E. Durkheim que quisiera tocarlos. En el último, Ximena claman como la nueva «narrativa andina»29.
y significa «ausencia de normas
o valores sociales aceptables» observa el maltrato que se inflige a los mine- Pero ya desde los años 80 habían surgido
con referencia tanto al individuo ros indios en huelga, quienes, al estilo de la textos (primero cuentos breves), que se pre-
como a la sociedad en general.
novela indigenista, son represaliados por los ocupaban de la situación creada en el país con
31 militares. La historia de la familia del pequeño el surgimiento de Sendero Luminoso, situa-
Fernando Ampuero, Cuentos es- Pablo recuerda igualmente los relatos indige- ción que pronto se degradó en una guerra de
cogidos, Lima, Alfaguara, 1998,
y Caramelo verde, Lima, Jaime nistas, con la expulsión de los campesinos de exterminio entre este grupo y el ejército, en-
Campodónico, 1992. sus tierras por un terrateniente codicioso y el cargado de restablecer la seguridad tanto por
maltrato y la miseria de los obreros indios en el presidente Belaúnde como por Alan García
las minas. Aunque Ximena, como hija de un (1980-1985; 1985-1990), que dejó un saldó de
empleado de la misma compañía explotadora más de 70.000 muertos, la mayoría de ellos
y bisnieta de un terrateniente expoliador, se campesinos quechuaparlantes de las zonas
siente culpable, no es capaz de defender al andinas. Tampoco Lima se salvó de apagones,
joven minero acusado injustamente de se- atentados, coches bombas y masacres, un es-
cuestrarla. tado de «anomia» según los sociólogos30. Más
Como se dijo anteriormente, otro objetivo tarde, en los años 90, el gobierno de Fujimori,
de la autora es el cultural. La novela incluye con su corrupción rampante y la subordina-
una gran variedad de textos culturales y litera- ción de las instituciones al poder personal
rios, mezclando, como en la novela de Rivera del presidente y su Rasputín, Montesinos, su
Martínez, el mundo occidental y el andino, el autogolpe en 1992, los asesinatos selectivos
clásico y el popular, lo racional y lo mágico, de Barrios Altos y la Cantuta (1991 y 1992),
la escritura y la oralidad. Frente al mundo oc- el exterminio de los secuestradores del MRTA
cidental de los padres (popular el de la madre (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru)
con sus cuentos de hadas, brujas y princesas en la Embajada Japonesa (1997) continuaron
y racional el del padre y su enciclopedia), el estado de anormalidad, a pesar de que ya en
el Ama Grande introduce a Ximena en el 1992 había sido capturado el líder senderista
mundo de la magia andina, con culebras que Abimael Guzmán.
conocen el futuro y el pasado, cóndores y pu- Naturalmente los intelectuales no podían
mas sobrenaturales, huacas y árboles, aunque quedarse alejados de lo que ocurría y fueron
ella como india creyente cuenta igualmente sobre todo los escritores y la gente del cine
historias bíblicas y de santos. También Pablo, quienes pronto reflejaron su preocupación en
el niño minero indio, puede comunicar con la relatos y películas. Aunque tal vez Fernando
blanca Ximena gracias a sus dotes de narrador Ampuero31 no fuera el primero, su cuento ka-
de cuentos mágico-míticos; conjura el peligro fkiano «El departamento» convence aún hoy
del asalto militar mediante sus cuentos, que con su tono objetivo para retratar una situa-
incluyen el mito del Inkarrí recopilado por ción absurda, en la que un inocente vendedor
J. M. Arguedas. Aunque narrado en tercera de coches es detenido y liberado cuatro veces
persona, la perspectiva está cerca de la prota- tras largos interrogatorios por el simple hecho
gonista y el último capítulo no deja ninguna de haber alquilado un apartamento ocupado
Una retrospectiva sobre medio siglo
de narrativa peruana duda de que en realidad estamos leyendo los antes por un «subversivo». Naturalmente no
RITA GNUTZMANN recuerdos de ésta años más tarde, después de sobrevivirá a la quinta detención, la misma

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

noche que los subversivos vuelan una torre paralelos con el presente. Como en la llamada 32
Alfonso Cueto, Grandes mi-
de alta tensión. No menos excepcional resulta «nueva novela histórica», se suele tratar de radas, Barcelona, Anagrama,
su «Taxi Driver sin Robert de Niro», retrato personajes marginados por su raza (india o 2005 y La hora azul, Barcelo-
na, Anagrama, 2005 (Premio
de comienzos de los 90, puesto en boca del negra), su religión (judía) su sexo o profe- Herralde). También el recien-
mismo personaje forzado por el paro a ejercer sión (mujeres y prostitutas), su aspecto físico te Premio Alfaguara, Santiago
de taxista que se gana un dinero extra robando (desfigurado) o su carácter (contestatario e Roncagliolo, usa el patrón en
Abril rojo (2006).
y vendiendo a borrachos. La perplejidad del intelectual). Los momentos elegidos son los
propio personaje se prolonga en la del lector, de extrema violencia, como el exterminio de 33
Sandro Bossio, El llanto en las
aliviado por un humor sutil. los últimos resistentes de Vilcabamba por el tinieblas, Huancayo, Industria
A menudo el género policial y negro sirve virrey Toledo, la Inquisición, el levantamiento Gráfica Obregón, 2005.
para retratar el país, como lo hace el mismo de Tupac Amaru y Atusparia, las sublevacio- 34
Ampuero en Caramelo verde (1992, con un nes de esclavos negros, etc. El llanto en las Félix Huamán Cabrera, Candela
epígrafe de D. Hammett) que denuncia los tinieblas de Bossio (2002)33 es un excelente quema luceros, Lima, Ed. San
Marcos, 2003.
años de hiperinflación y empobrecimiento ejemplo. Si a primera vista cuenta el amor
de Alan García, con una Lima «informal» de con final trágico entre el músico desfigurado
cambistas, vendedores ambulantes, mendigos, Balmes y la prostituta Ligia María, la historia
huelguistas, matones, prostitutas, senderistas, profunda denuncia el fanatismo y las perse-
blanqueadores de dinero, policías corruptos y cuciones de la Inquisición en tiempos de la
negocios donde comprar todo tipo de armas, Ilustración. Las catástrofes naturales como
ametralladoras incluidas. Otro especialista terremotos y la peste contribuyen igualmente
en el género policial es Alonso Cueto, sobre a acentuar el ambiente de terror. El mejor
todo con Grandes miradas (2003) y La hora amigo, el inocente médico Bisbal, sucumbe
azul (2005)32; la primera revela la podredum- a las nuevas máquinas importadas para la
bre de los años de Fujimori-Montesinos; el tortura, porque ni la inocencia ni el hecho de
asesinato del juez honesto, Guido Paz (ba- no ser «blasfemo, ni hechicero, ni judío, ni
sado en un hecho real) convierte a su novia luterano» ofrecen la garantía de escapar a las
en ángel vengador y asesina ella misma. Una garras de la Inquisición (p. 28). No sólo son
cita sobre el funcionamiento de las bandas de proscritas las grandes obras del humanismo y
matones, autoproclamados «médicos», da el la teoría heliocéntrica de Galilei, también las
ambiente de la época: «operan» metiendo el mujeres sufren el estigma de ser consideradas
cuchillo «en la barriga y después jalar arriba inferiores y a los negros se les niega la posi-
y abrir rico» (p. 42). En la segunda, un abo- bilidad de tener alma. Bossio no sólo critica
gado acomodado se convierte en detective el oscurantismo, la intolerancia y la violencia
para rastrear la vida criminal de su padre, el del siglo XVIII (el «Siglo de las Luces») sino
Comandante Ormache, que torturó, violó y que nos hace pensar inevitablemente en el
ejecutó a sus víctimas en el cuartel so pretexto parecido ambiente apocalíptico de «la década
de que eran terroristas. Por encima del trata- de la violencia» con su guerra interna y una
miento policial, los relatos de Cueto siempre epidemia de cólera, aparte de la mencionada
bucean en la psicología de los protagonistas hiperinflación.
y su capacidad para la violencia y el crimen. Para no alargar más, termino con un tema
El más importante director de cine peruano, muy frecuente en estos años, tanto en los
Francisco Lombardi, filmó la novela bajo el relatos como en el cine: el exterminio de toda
título Mariposa negra (guión de la poeta Gio- una comunidad a manos de los militares. Fé-
vanna Pollarollo), con importantes cambios, lix Huamán Cabrera tuvo un éxito inaudito
como la eliminación del locutor Javier y la (aunque casi secreto) con Candela quema
ampliación del papel de la periodista Angela, luceros (1989)34, aún inédita y desconocida en
que hereda el cinismo del locutor, aparte del España y Europa. El origen de la masacre de
final que convierte a la protagonista en una los yawarhuaitinos es la secular incompren-
más de los miles de «desaparecidos». sión lingüística y cultural entre el indígena y
También el relato histórico fue una for- el blanco. Los comuneros acusan a un abigeo
ma de reflexionar sobre la violencia; auto- del asesinato de la virgen de su pueblo; cuan-
res como José Antonio Bravo, Luis Nieto do las autoridades blancas comprueban que
Degregori, Oscar Colchado Lucio, Fietta no se trata de una mujer viva sino del culto
Una retrospectiva sobre medio siglo
Jarque y Sandro Bossio evocan episodios del a una estatua sagrada sueltan al «criminal» de narrativa peruana
pasado para explicar o buscar antecedentes y e insultan a los indígenas por su ignorancia. RITA GNUTZMANN

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 192-202

35 Estos pretenden aplicar su propia ley, por lo a muerte a un comunero y acusar falsamente
Cf. Comisión de la Verdad y
Reconciliación, Informe final, que sus dirigentes son encarcelados y más a los convidados de una boda de ser sende-
2003, vol. IV, p. 34 (www.cver- tarde liberados por la comunidad, acto que ristas. No se usa, como en Candela, la voz
dad.org.pe).
sirve de pretexto para un «escarmiento» por dolorida de un comunero como relator, pero
36 parte del ejército. El único superviviente es la mirada escrutadora de la niña al comienzo
Cf. Ángel Fernández-Santos, el narrador Cirilo que evoca la masacre y los y al final hace el mismo papel. Tal vez el éxito
«Una película polémica. La boca
del lobo», El País, 2-1-1989. muertos, quienes le responden desde ultra- de la película no se deba tanto al hecho de
tumba. Probablemente muchos recordarán haberse basado en acontecimientos reales (el
la película del mencionado Lombardi, La fusilamiento de la comunidad de Socos)35 si-
boca del lobo (1988), igualmente sobre un no a haber usado la estructura de «los viejos
guión de la poeta Pollarollo. En la película Westerns de patrullaje militar en un territo-
la violencia no es fruto de un malentendido, rio hostil»36, este territorio «comanche» de
sino del desprecio y la prepotencia de los mi- amenaza oculta pero omnipresente que re-
litares (especialmente Quique y el Teniente presenta la situación que vivían los peruanos
Roca) al violar a una joven indígena, golpear en aquellos años.

Una retrospectiva sobre medio siglo


de narrativa peruana
RITA GNUTZMANN

202
América sin nombre, nos 13-14 (2009) 203-214
ISSN: 1577-3442

Marco Martos Carrera:


Presidente de la Academia Peruana
de la Lengua. Es Premio Nacional
de poesía del Perú. Ha publicado
los siguientes libros de poesía: Ca-
sa nuestra (1965), Cuaderno de
quejas y contentamientos (1969),
Donde no se ama (1974), Carpe
diem (1979), El silbo de los aires

LA POESÍA PERUANA DEL SIGLO XX amorosos (1981), Muestra de arte


rupestre (1990), Cabellera de Bere-
nice (1990), Leve reino (1996), El
MARCO MARTOS CARRERA mar de las tinieblas (1999), Jaque
perpetuo (2003) Dondoneo (2004),
Noche oscura (2005), Aunque es
de noche (2006), Dante y Virgi-
lio iban oscuros en la profunda
noche (2008) y Adiós San Miguel
de Piura, secretario de mis penas
(2009). Poemas suyos han sido tra-
Texto dedicado a la memoria de Luis Mon- so y San Juan de la Cruz. Garcilaso inventa ducidos al inglés, francés, alemán,
guió y Roberto Paoli. una música nueva en el idioma español que, italiano, portugués, griego, húngaro
y chino.
si bien tiene reminiscencias de sus maestros
Primera indagación: los caballos, un tema italianos, posee acentos únicos, nacidos de
recurrente en la poesía peruana su propio magín, donde el sol que se filtra
entre las hojas de la verdura de los campos
Buenos poetas hay en toda época y cir- acompaña a los pastores que van explicando
cunstancia y hasta cierto punto es fácil perci- sus quejas por los amores perdidos. La poe-
birlo. Lo complejo es señalar en ese manojo sía de Garcilaso no cede en calidad a la de
a un reducido número de los mejores, sobre sus propios modelos y ha quedado como el
todo porque no se sabe a ciencia cierta qué mejor ejemplo de una época luminosa de la
criterios con alguna presunción de objetivi- poesía española. San Juan de la Cruz, quien
dad podemos aplicar, teniendo en cuenta que formalmente puede confundirse con el pro-
el paladeo de la poesía es histórico, es decir pio Garcilaso, trae por primera vez al idioma
depende de cada época y circunstancia, y tiene español la búsqueda mística, la apetencia de
una dosis de subjetividad que no podemos Dios, con profundidad nunca vista. El siglo
soslayar. Aun así podemos ensayar alguna XVII nos ofrece a dos grandes poetas, Que-
indagación que nos ayude a dilucidar de un vedo y Góngora, uno denso y profundo, el
modo social y no individual cuáles son los otro, buscador perenne de los laberintos de
poetas y los textos que parecen mejores, es palabras. En los siglos XVIII y XIX, si bien
decir clásicos para la posteridad en una tradi- la poesía desplegó sus oriflamas, no hubo
ción literaria determinada. Hemos escogido ningún poeta, ni Bécquer, ni Espronceda, ni
para principiar esta reflexión una pregunta Rosalía de Castro, que dejase su huella de
que puede ayudarnos en nuestro derrotero: manera indeleble en la poesía española. A
¿Cuáles son los textos y cuáles son los poetas fines del siglo XIX, un poeta verdaderamente
dentro de la lengua española que mejor han original, aunque atrapado por la retórica,
ampliado las fronteras del idioma? Pregunta nació en América: Rubén Darío. Hubo que
mayor que exige una meditada respuesta. esperar hasta el siglo XX para que apareciera
Sin duda alguna no puede soslayarse al un gran poeta, verdaderamente grande entre
Mío Cid como el primer monumento de los grandes, César Vallejo. La sola mención
nuestra lengua en el siglo XII; hubieron de de su nombre convoca a su alrededor a una
pasar dos centurias para que otra obra verda- constelación de orífices de la palabra: Vicente
deramente memorable se escribiera: El libro Huidobro, Jorge Guillén, Federico García
del buen amor, de Juan Ruiz, arcipreste de Lorca, Pablo Neruda, Luis Cernuda, Pedro
Hita, texto admirable que concentra lo divino Salinas, pero ante ninguno de ellos Vallejo
y lo humano en versos inimitables. Un siglo cede la palma. Vallejo significó, entre otras
más tarde, Jorge Manrique dejó el testimonio cosas, para la poesía escrita en español en el
del afecto por su padre en versos que aún Perú, el tránsito definitivo de una época de
resuenan como los mejores que hablan de la tanteos a otra de logros persistentes, que es el
fugacidad de la vida. En el siglo XVI hay dos punto en que nos hallamos. Ignorar este he- La poesía peruana del siglo XX
poetas verdaderamente innovadores: Garcila- cho, como algunos de cuando en cuando pre- MARCO MARTOS CARRERA

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tenden, nos pone en el terreno de la poesía en que nos hablan de las bondades de esa escri-
una situación adánica, comenzando siempre tura. Lo interesante es que nuestros puntos
de nuevo, partiendo de la nada. Vallejo es una de vista, después de una meditada lectura, ter-
mole en medio de nuestro camino literario y minan corroborando lo dicho por lectores de
su poesía tiene una fuerza y una belleza nunca otras generaciones y de otra circunstancia his-
vistas en el idioma español. Así lo reconoce tórica. Otras veces oímos un texto de forma
Jorge Eduardo Eielson en este texto: casual y sin saber de quién es, exaltamos sus
calidades. En ocasiones, leemos unos versos
No me es posible escribir y la fuerza y la profundidad de lo dicho, nos
sin recordar gana definitivamente. De ese tipo de escritor
por lo menos tu nariz padre César es César Vallejo. Los versos y las prosas que
No me es posible enterrar tu perfil salieron de su pluma son ejemplares, no sola-
César Vallejo
en una rima y nada más. El fulgor mente para la literatura del Perú, sino para la
que pone en marcha mi esqueleto literatura de la lengua española y la literatura
y tiñe mi sangre de rojo universal. Para decirlo de otro modo. Su nom-
no viene de las estrellas bre se menciona con el mismo respeto que
sino de ti padre César despiertan Quevedo o San Juan de la Cruz en
Tú que ayunabas noche y día la literatura española, Baudelaire o Rimbaud,
en este mundo pero te nutrías en la literatura francesa, Quasimodo o Unga-
de universo ¿cómo hiciste retti en la literatura italiana.
para convertir tu sollozo No es, sin embargo, César Vallejo el pri-
en pan de todos tu desesperación mer poeta de la modernidad peruana. Manuel
en agua pura? González Prada (1844-1918), uno de los escri-
tores peruanos de mayor temple y calidad, de
La literatura peruana es relativamente jo- prosa cincelada con fuego, de actitud política
ven, sobre todo si la comparamos con otras contestataria y de profundo contenido ético,
Manuel González Prada
literaturas. En diez siglos de producción que tiene un sitial de honor en el afecto de los
literaria es natural que otras comunidades peruanos es, al mismo tiempo, el iniciador de
tengan escritores de gran valía. Así ocurre en la poesía contemporánea en el Perú. Con él
la literatura italiana con Dante, en la litera- este difícil arte deja de ser un ejercicio de des-
tura inglesa con Shakespeare, en la literatura ocupados para convertirse en una actividad
española con Cervantes. En los cinco siglos compleja y riesgosa. No es azar que sea él,
en los que podemos hablar de literatura pe- junto con el poeta boliviano Ricardo Jaimes
ruana, desde el siglo XVI hasta nuestros días, Freyre (1868-1933), uno de los teóricos más
el Perú ha tenido y tiene escritores de valía, reputados de la versificación castellana. En
el primero de todos, el Inca Garcilaso de la uno de sus poemas más hermosos González
Vega, a quien también recordamos en esta Prada canta a unos caballos blancos:
temporada porque conmemoramos también
cuatrocientos años de la publicación de los Los caballos blancos
Comentarios reales. Por qué trepida la tierra
Pero, sin embargo, el escritor que mejor nos y asorda las nubes fragor estupendo?
representa ante el mundo no es el Inca Garcila- ¿Segundos titanes descuajan los montes?
so, ni es tampoco Ricardo Palma, por tantas ra- ¿Nuevos Hunos se desgalgan abortados por las nieves
zones excelente, ni lo es el magnífico José María o corre inmensa tropa de búfalos salvajes?
Arguedas, ni el estupendo Mario Vargas Llosa. No son los bárbaros, no son los titanes ni los búfalos:
Ese escritor es César Vallejo, que como ningún son los hermosos caballos blancos.
otro se ha convertido en un clásico. Esparcidas al viento las crines,
Un escritor clásico, lo ha dicho Ítalo Cal- inflamados los ojos, batiendo los ijares,
vino, viene precedido de una fama, se habla pasan y pasan en rítmico galope:
de él y a la sola mención de su nombre, una avalancha de nieve rodando por la estepa,
empatía nace en nosotros, un deseo vehemen- cortan el azul monótono del cielo
te de leerlo. Una fuerza interior nos lleva a con ondulante faja de nítida blancura.
buscar sus páginas, un deseo de confrontar Pasaron. Lejos, muy lejos, en la paz del horizonte,
La poesía peruana del siglo XX nuestras opiniones, todavía por formarse, con expira vago rumor, se extingue leve polvo.
MARCO MARTOS CARRERA otras que conocemos apodícticas y directas, Queda en la llanura, queda por vestigio,

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ancha cinta roja. los que imagina fuertes y ágiles, de pescuezos


¡Ay de los pobres Caballos blancos! finos y ancas relucientes y de cascos musica-
Todos van heridos, les. Chocano exalta la epopeya de estos caba-
heridos de muerte. llos singulares, detrás de los cuales se levanta
la nube de la gloria por los aires.
Una creencia muy antigua que permanece
en la memoria de todos los pueblos asocia Se diría una epopeya
originariamente el caballo al mundo de las de caballos singulares
tinieblas, a las entrañas de la tierra, a los abis- que a manera de hipogrifos desalados
mos del mar. Hijo de la noche y del misterio, o cual río que se cuelga de los Andes,
ese caballo arquetípico es portador a la vez de llegan todos sudorosos,
la vida y de la muerte; está ligado al fuego y empolvados, jadeantes, José Santos Chocano
al agua nutricia y a la vez asfixiante. Símbolo de unas tierras nunca vistas
contradictorio, conduce a la destrucción o al a otras tierras conquistables;
triunfo, y es, principalmente una figura lunar y, de súbito, espantados por un cuerno
relacionada imaginativamente, por analogía, que se hincha con soplidos de huracanes,
con la tierra, en su rol de madre, las aguas y dan nerviosos un relincho tan profundo
la sexualidad, los sueños de adivinación y la que parece que quisiera perpetuarse…
renovación periódica. Para los artistas, y para y, en las pampas sin confines,
buena parte de la humanidad, el caballo es ven las tristes lejanías, y remontan las edades,
portador del deseo, uno de los grandes relojes y se sienten atraídos por los nuevos horizontes,
naturales, arquetipo de la memoria arcana del se aglomeran, piafan, soplan… y se pierden al escape:
mundo. Salido de la noche, va perdiendo poco detrás de ellos una nube,
a poco sus formas originales para elevarse al que es la nube de la gloria, se levanta por los aires…
cielo, a la plena luminosidad. Existe una rela- ¡Los caballos eran fuertes!
ción dialéctica particular entre el hombre y el ¡Los caballos eran ágiles!
caballo. En el día el caballo galopa a la ciega
y el caballero lo conduce por los caminos y En el gusto de la mayoría de lectores de la
toma decisiones en las encrucijadas, pero por poesía moderna en el Perú, José María Egu-
la noche el caballo es guía y se interna con su ren (1874-1942) y César Vallejo (1892-1938)
jinete en el misterio. Cuando hay conflicto son antagónicos. Al primero se le considera
entre el hombre y el caballo, simbólicamente el padre de la poesía pura y al segundo, la
estamos hablando de locura y muerte porque fuente de la poesía llamada comprometida.
ambos están hechos el uno para el otro, en una Pero esa es solamente una parte de la verdad.
relación de equilibrios, aquello que se llama, Ambos poetas fueron estrictamente margina-
de diferente manera, una carrera triunfal. les en la sociedad peruana; llevaron toda su
Dentro de la simbología del caballo, Gon- vida una actitud que bien mirada es parecida:
zález Prada escoge unos caballos blancos, entregados en cuerpo y alma a su oficio, son
sujeto colectivo, clave de la luz. Se trata de más hermanos que antagonistas. En el tema
los sentimientos elevados, de las imágenes del caballo debemos a Eguren y a Vallejo lo
positivas que el poeta puede señalar. Pero ese que podríamos llamar la individualización
espíritu triunfante en el Perú civilista que a del símbolo. El caballo de Eguren, de origen
González Prada le tocó vivir, en ese país de la simbolista, es nocturno y sonámbulo.
derrota y el desánimo, no tenía lugar, estaba,
como esos caballos, herido de muerte. El caballo
Muy diferente fue la posición de José
Santos Chocano (1875-1934). A diferencia de Viene por las calles,
González Prada, Chocano fue un poeta que a la luna parva,
procuró tener armonía con la sociedad en la un caballo muerto
que vivió y más precisamente, con la franja en antigua batalla.
dominante de esa comunidad, que tenía, en el
plano de las ideas, una visión pasadista de la Sus cascos sombríos…
historia. No resulta extraño por eso que Cho- trepida, resbala;
cano, en uno de sus poemas más conocidos, da un hosco relincho, La poesía peruana del siglo XX
exaltase a los caballos de los conquistadores a con sus voces lejanas. MARCO MARTOS CARRERA

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En la plúmbea esquina No necesitamos ser muy perspicaces para


de la barricada advertir lo que podríamos llamar la humani-
con ojos vacíos zación del equino. Se trata de una relación de
y con horror se para. vasos comunicantes donde caballo y hombre
sienten de una manera parecida y complemen-
Más tarde se escuchan taria. Todos saben que Vallejo fue un poeta
sus lentas pisadas, desgarrado. Trilce es un libro descarnado,
por vías desiertas un libro de tuétanos y no de remansos; sin
y por ruinosas plazas. embargo, el poeta tiene en el mundo familiar
siempre algo de paz, aun en medio del sufri-
Eguren poseía ¿qué duda cabe?, una aris- miento. En el poema que nos ocupa esa paz
tocracia de espíritu, cuyos valores estaban tiene su origen precisamente en el compañe-
José María Eguren fijados en el pasado. Veía pasar una república, rismo con el animal.
si bien aristocrática en las formas, de baja ra- Han pasado muchos años desde aquel
lea en las cuestiones de espíritu. Era, al mismo 1909 cuando Marinetti habló de la belleza de
tiempo, un hombre apocado, podríamos decir un automóvil de carreras. Los caballos que
que suavemente nocturno; como su propio arrastraron los carruajes de La Iliada, que
caballo, tenía un espíritu desvanecido; era, trotaron con el Cid en las llanuras españolas,
ya mientras escribía, una voz lejana que se continúan teniendo un prestigio proverbial
encontraba más cómoda no entre el gentío tal vez porque son símbolo vivo como los
abigarrado de una Lima que crecía entre calles hombres que les cantan.
y plazas; tampoco ciertamente en los grandes
salones de una burguesía falsamente liberal; Yo no sé por qué
su lugar era la plaza ruinosa, la vía desierta y mi madre hablaba siempre
caminaba o escribía con lentas pisadas, con de mi padre
sigilo, sí, precisamente como un caballo muer- como de un caballo
to en una antigua batalla, como el espíritu de grande y silencioso
un caballo muerto, pero vivo en una antigua como un perro
batalla. o de un perro grande
César Vallejo es el poeta peruano que más y silencioso
ha comprendido la simbología de los animales. como un caballo
En su poema LXI de Trilce Vallejo establece la verdad es que mi padre
una relación afectiva muy poderosa con el era tan alto
equino. El caballo de Vallejo, individualizado, y encendido
no es símbolo del propio poeta, pero sí su par. que me era difícil mirarlo
En ningún otro caso, está el equino tan digni- y cuando lo miraba
ficado, en relación dialéctica, justamente con me caía el sol en la garganta.
el hombre. Habría que remontarse a Homero
para encontrar caballos que hablan: En el texto de Jorge Eduardo Eielson, el
foco de atención se desplaza naturalmente
Esta noche desciendo del caballo, de los animales al padre del poeta, que, se-
ante la puerta de la casa, donde mejante a los animales, es silencioso y es casi
me despedí con el cantar del gallo. una deidad a la que el niño mira desde abajo,
Está cerrada y nadie responde. situación arquetípica que es tratada muchas
[…] veces en la poesía.
Carlos Germán Belli (1927) es el poeta
Llamo de nuevo y nada. peruano que en este momento llama más la
Callamos y nos ponemos a sollozar, y el animal atención a los editores y traductores en todo
relincha, relincha más todavía. el mundo. Dueño de una retórica precisa que
bebe en los clásicos de la lengua, maneja un
Todos están durmiendo para siempre, vocabulario característico en el que se entre-
y tan de lo más bien, que por fin mezclan arcaísmos y palabras poco corrientes
mi caballo acaba fatigado por cabecear con otras voces que recoge del lenguaje calle-
La poesía peruana del siglo XX a su vez, y entre sueños, a cada venia, dice jero. Toda su poesía desde sus principios hasta
MARCO MARTOS CARRERA que está bien, que todo está muy bien. su espléndida madurez está en permanente

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búsqueda de una arcadia negada casi siempre que se trató de un intento frustrado de revolu-
por las realidades que va encontrando, pero ción y que esa revolución se quiso hacer desde
atisbada en la esfera del amor. El equino que la cúpula sin la participación popular. En su
imagina, es, si se quiere, tradicional y está en poema «Balada para un caballo» Pimentel se
contraste con la especie humana: homologa con un caballo salvaje, fuera de su
medio natural, trotando en el cemento de las
A mi esposa calles, sorteando toda clase de trampas, pero Carlos Germán Belli
libre de alguna manera cuando bebe el agua
Ya valerme yo quiero pues siquiera de los ríos, rebelde cuando ve la doma de los
del corto ocio que por ventura gozo, caballos en los hipódromos, con una utopía
y publicar mis gracias en la cabeza, siempre la utopía de la felicidad,
por uniros conmigo, aunque con un fuerte sentimiento de desva-
limiento.
sin tomar vos el tiento a mi linaje,
que tan lejano al vuestro se veía Seré libre y así al menos mis guardacaballos cuidarán
bajo el ceño del látigo de mí
como del Orión al orbe. y de mi yegua
y de mi potranco.
Porque prójimos no éramos nosotros,
y en horma yo lucía de cuadrúpedo, Dice en las últimas líneas. Y va aparecien-
del hocico a la cola, do así la yegua en la poesía peruana.
exactamente un bruto. Años más tarde, en la década de 1980-
1990, en medio de un desánimo político que
Tal estado ¿qué? Por los dioses no, atraviesa a toda la sociedad peruana, algunos
ni en el materno claustro fue jamás, poetas jóvenes como Eduardo Chirinos o co-
sino a la orilla fiera mo Roger Santiváñez van construyendo una
del Betis que me helaba. poesía bastante individual que por cierto sur-
ge también en otros lugares de América, como
Mas vos llegásteis hasta el pesebre mío, en Chile, donde el poeta José Luis Martínez
Y mudado fui a vuestra ufana grey, contrasta el puro lenguaje de los pájaros que
por siempre recobrando hablan en pajarística y el opaco lenguaje de
la faz y el seso humano. los humanos que está lleno de tautologías. Un
mensaje así en poesía solo se puede explicar
De los caballos que hablan de Homero si el que lo escribe conoce algo de lingüística
y Vallejo, hemos retornado al cuadrúpedo, contemporánea. En esos años, en el Perú, Jo-
símbolo de lo bruto, aunque no deja de ser sé Antonio Mazzoti, poeta y estudioso de la
irónico que Marco Junio Bruto, uno de los literatura, escribió el siguiente texto:
asesinos de Julio César, dejara su nombre
como herencia a animales que casi siempre Yegua es la hembra del caballo
tienen nobleza. (después de una lectura de R. Jakobson)
En el Perú de los años setenta del siglo
pasado apareció un belicoso grupo de poetas Yegua es la hembra del caballo y yegua
que se bautizaron como «Hora Zero», título es mi mujer impronunciable por el resto de mis días,
de uno de los poemas de Ernesto Cardenal. [la frescura
El propósito adánico era evidente. Esos va-
tes lanzaron manifiestos que, como suele de su sudor y de sus patas duras como un diente
ocurrir, han envejecido más rápidamente que y el lomo en que cabalgo rodeado de metrallas y sirenas
sus poemas. Entre ellos hubo y hay poetas anunciando un bombardeo.
de valía como Enrique Verástegui o Carmen Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer
Ollé. Uno de ellos, Jorge Pimentel, ha sabido, de suave relincho a cien violines, cuatro flautas dos
mejor que otros, expresar el clima personal, [trompetas
pero al mismo tiempo colectivo que se vivió y un músico olvidado y legañoso
durante el gobierno de Juan Velasco Alva- a media barba
rado. Independientemente de las posiciones y noches de terrible soledad. La poesía peruana del siglo XX
políticas de cada quién se puede convenir en Ella se mueve por los parques hinchando sus ancas MARCO MARTOS CARRERA

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(yo hincho mis pulmones) o dormir en una alcoba


salta y patea y no conoce a los flemáticos con piso de madera.
desnuda una sonrisa A veces pienso
como quien abre una bolsa de arroz que debería dejarlo irse libremente
sabe y no sabe siente y no siente grita y no grita en busca de su propia muerte.
y esparce el arroz entre los novios. ¿Y los prados lejanos
Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer sin los cuales yo no podría vivir?
Retrato de Washington Delgado
[impronunciable Guardo un caballo en mi casa
divina metalengua que pronuncio y no decoro desesperadamente encadenado
y salto y pateo y relincho y ya no sigo a mi sueño de libertad.
sé que ella viene como un pasto dulce a perdonarme
[estas palabras. Manuel González Prada veía a los caballos
blancos como los sueños del hombre, Choca-
Los saberes universitarios se juntan con los no como epopeya del pasado; Eguren señala
saberes vitales para dar una poesía muy ligada a en el caballo el espíritu aristocrático que vive
la vida, pero también al pensamiento científico, y muere en soledad; Vallejo se hermana con
como fue la de Lucrecio en la lejana Roma. el caballo; Belli se diferencia del cuadrúpedo
En 1986, el poeta Wáshington Delgado, al que llama bruto; Pimentel se siente un ca-
uno de los más reputados en la lírica peruana ballo salvaje suelto en las ciudades; Mazzotti
del siglo XX, ligado tempranamente a la poe- cabalga en la intimidad; Delgado juega con
sía de Pedro Salinas y posteriormente a la de la ambivalencia, alimenta el deseo de libertad
Bertolt Brecht, escribió un texto sobre otro y lo sofrena en un involuntario símil con los
caballo, el que está prisionero y es amante días que vivimos hogaño.
insobornable de la libertad.
Segunda indagación
Un caballo en casa Blanca Varela y sus contemporáneos

Guardo un caballo en mi casa. El Perú ha sido, desde el momento que


De día patea el suelo empezó a ser llamado con ese nombre, tie-
junto a la cocina. rra de poetas. Puede que en otras áreas de
De noche duerme al pie de mi cama. la creación artística, haya intermitencias y
Con su boñiga y sus relinchos discontinuidad. No ocurre lo mismo con la
hace incómoda la vida lírica, en todo tiempo y circunstancia. Sin
en una casa pequeña. embargo, salvo las excepciones de rigor, pocas
¿Pero qué otra cosa puedo hacer mujeres, a lo largo de los siglos XVI, XVII,
mientras camino hacia la muerte XVIII y XIX, se han dedicado a la poesía. En
en un mundo al borde del abismo? la época virreinal, la mitológica Amarilis que
¿Qué otra cosa sino guardar este caballo intercambió escritos en verso con el célebre
como pálida sombra de los prados abiertos Lope de Vega, permanece, a pesar de su rostro
bajo el aire libre? difuminado en su deseado anonimato, como
En la ciudad muerta y anónima, el mejor ejemplo de una mujer de temple
entre los muertos sin nombre, yo camino que escoge la literatura como vehículo de su
como un muerto más, naturaleza femenina. La incipiente marca lite-
Las gentes me miran o no me miran, raria de la mujer en el Perú, fue la de aquella
Tropiezan conmigo y se disculpan fémina que se atrevió a hacer lo que las otras
O me maldicen y no saben soñaban.
que guardo un caballo en mi casa. En el primer siglo de nuestra época re-
En la noche, acaricio sus crines publicana, el XIX, hubo muchas mujeres
y le doy un trozo de azúcar, que escribieron versos. Aparecen en sesudas
como en las películas. investigaciones, pero no nos dejaron nada
Él me mira blandamente, unas lágrimas memorable. Fueron novelistas las que desta-
parecen a punto de caer de sus ojos redondos. caron, Clorinda Matto de Turner y Mercedes
Es el humo de la cocina o tal vez Cabello de Carbonera.
La poesía peruana del siglo XX le desespera vivir en un patio Iniciado el siglo XX, hubo una dama que
MARCO MARTOS CARRERA de veinte metros cuadrados pronto llamaría la atención, por lo descarnado

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de sus versos y su capacidad de entrar de lleno ciendo un liderazgo no en el grupo inicial sino
en la acción política. Tempranamente conoci- en toda la sociedad. En vísperas de su muerte,
da por José Carlos Mariátegui, su prestigio de en 1965, escribió uno de los libros más bellos
luchadora opacó un poco su actividad litera- del siglo XX: El tacto de la araña.
ria. Finada su vida, lentamente se le empieza La poesía inicial de Sologuren y Eielson
a valorar, como una de las más importantes muestra un gran conocimiento de la tradición,
escritoras peruanas de estos tiempos difíciles. tanto de la española como, de la que viene del
Magda Portal es ahora estudiada en artículos simbolismo y del surrealismo además de la
de revistas especializadas, en tesis y en libros poesía peruana del siglo XX. Algunos de los
que le son dedicados. poemas de Detenimientos (1947) de Sologu-
La poesía peruana en el siglo XX, aparte ren o de Reinos (1945) de Eielson, continúan
del caso de Magda Portal, fue privilegio de ahora mismo estando entre los mejores de sus Blanca Varela
varones. Dos de ellos, César Vallejo y José respectivos autores.
María Eguren, copan, ellos solos, con la ca- Paralelamente a esta actividad de los poe-
lidad de sus versos, cuatro décadas de poesía tas mencionados y sin ninguna relación con
en el Perú. ella, algunos estudiantes de la Universidad
En los años cuarenta, dos jóvenes poetas, Nacional Mayor de San Marcos se agruparon
Jorge Eduardo Eielson y Sebastián Salazar bajo la denominación «Los poetas del pue-
Bondy, se reunían en los alrededores de la blo». Entre ellos figuraban Mario Florián,
Universidad de San Marcos con una incipien- Gustavo Valcárcel, Felipe Neira, Eduardo
te escritora, menor que ellos mismos. Blanca Jibaja, Guillermo Carnero H., Luis Carne-
Varela había nacido en 1926 y tenía una pro- ro Checa. Aparte de Mario Florián, el más
funda vocación literaria que desarrollaría re- destacado fue Gustavo Valcárcel, quien en
cién a partir de 1959, cuando publicó en Vera- su propia práctica poética mostró que ciertos
cruz, México, con un prólogo de Octavio Paz, decires limeños de media voz no se ajustaban
su primer libro Ese puerto existe. Se cuenta la a la verdad. Se sostenía que había una distan-
anécdota de que leyendo el poema liminar, cia muy grande entre estos jóvenes de patio
titulado Puerto Supe, Paz le preguntó a su y plazuela y Sologuren, Eielson y Salazar. A
amiga. ¿Ese puerto existe? Y como ese puerto estos últimos se les reconocía calidad poética
existía, Blanca Varela le dijo, ese puerto existe, y se les atribuía arte purismo y a los del grupo
y Paz concluyó, ese puerto existe es el título de Valcárcel se les tenía por ignaros en poesía.
del libro. Y así fue, el libro Puerto Supe se Valcárcel escribió un poemario, Confín del
transformó en Ese puerto existe, pero sin duda tiempo y de la rosa, que rendía expreso ho-
Puerto Supe también era muy hermoso. menaje, a través de varios epígrafes elegidos,
La llamada ahora generación del cincuen- a Jorge Eduardo Eielson y Martín Adán. Con
ta, evolucionó a partir de 1945. Hubo poetas ese libro Valcárcel mereció en 1948 el Premio
que genéricamente podemos llamar platóni- Nacional de Poesía. Esa distinción la había
cos como Javier Sologuren, Jorge Eduardo obtenido en 1944 Mario Florián y en 1945
Eielson y otros aristotélicos, como Sebastián Jorge Eduardo Eielson.
Salazar Bondy, Wáshington Delgado, Alejan- En los años cincuenta emigraron Eielson,
dro Romualdo, Gonzalo Rose, y otros a los Sologuren y Blanca Varela y aparece otra
que podemos llamar sofistas, porque adoptan promoción de escritores de la misma gene-
cualquier punto de vista en su discurso poéti- ración. Uno de ellos, Alejandro Romualdo
co, como Pablo Guevara. Valle (1926) hizo, junto con Sebastián Salazar
Deteniéndonos más en el detalle podemos Bondy, una de las mejores antologías de la
decir que a principios de los años cuarenta poesía peruana. Con este hecho se prueba que
hubo un grupo conformado por Javier Solo- entre los poetas de la época hubo no solamen-
guren, cuyos primeros versos se publicaron te cordialidad sino continuidad en el trabajo
en 1939, Jorge Eduardo Eielson, Sebastián poético. Poco tiempo después que Romualdo
Salazar Bondy y Blanca Varela. Cada uno de entraron en liza literaria Carlos Germán Be-
estos poetas ha alcanzado mucha calidad y lli, Francisco Bendezú, Wáshington Delga-
se ha convertido en paradigma de entrega al do, Efraín Miranda, Leoncio Bueno, Pablo
oficio. Uno de ellos, Sebastián Salazar Bondy, Guevara, Américo Ferrari, José Ruiz Rosas,
se transformó en animador cultural, en perio- Fernando Quíspez Asín, Leopoldo Chariar- La poesía peruana del siglo XX
dista, en crítico de arte y poco a poco fue ejer- se, Yolanda Westphalen, Cecilia Bustamante, MARCO MARTOS CARRERA

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Francisco Carrillo, Manuel Velázquez, todos una legión de devotos lectores que la disfrutan
ellos poetas de reconocido talento dentro y con entusiasmo. Escribió este poema:
fuera del Perú.
Hay una leyenda falsa que habla de una Exacta dimensión
oposición y hasta de una polémica entre los
poetas llamados puros y los considerados Me gustas porque tienes el color de los patios
sociales. Machado decía no conocer la poe- de las casas tranquilas…
sía pura y eso vale para los poetas peruanos.
Un orífice como Eielson es capaz de los y más precisamente:
más desgarrados acentos en un libro como me gustas porque tienes el color de los patios
Habitación en Roma (1954), y un poeta apa- de las casas tranquilas
rentemente ensimismado como Javier Solo- cuando llega el verano…
guren puede entregarnos un poema sentido
que busca la entraña del significado del Inca Y más precisamente:
Garcilaso. Lo que hubo entre 1958 y 1959 me gustas porque tienes el color de los patios
fue una polémica entre un poeta, Alejandro de las casas tranquilas en las tardes de enero
Juan Gonzalo Rose Romualdo, que había escrito en 1958 Edición cuando llega el verano…
extraordinaria y algunos críticos como José
Miguel Oviedo o Mario Vargas Llosa, que le y más precisamente:
reprochaban a Romualdo «el sacrificio de la me gustas porque te amo.
poesía» como puede verse en la revista Lite-
ratura Nº 3 de 1959, publicación que dirigían Desde el punto de vista de la retórica y
Abelardo Oquendo, Luis Loayza y Mario de la técnica, la eficacia del poema puede
Vargas Llosa. Más allá de la hojarasca que resumirse en pocas frases: manejo diestro de
deja un enfrentamiento de circunstancias, la anáfora, en la modalidad de la anadiplosis,
los críticos se equivocaron porque en ese y conocimiento certero del ritmo en poesía,
manojo de poemas de Romualdo hay tres o aquello que Oldric Belic llama la expectati-
cuatro que merecen estar en toda antología va y la expectativa frustrada, dicho de otro
de poesía peruana. modo, la repetición rítmica y la suspensión
Reactivado en los años cincuenta el gru- de la repetición. En una época de tantos des-
po «poetas del pueblo», incorporó entre sus creimientos, la poesía de Rose se sostiene en
miembros a Juan Gonzalo Rose y a Manuel el plano de los significados, por la delicadeza
Scorza. Rose es uno de los líricos más finos de los sentimientos amorosos y la rotundidad
del siglo XX y Scorza después de haber publi- con la que son expresados.
cado tres libros de poesía, ha destacado como Han pasado poco más de cincuenta años
novelista y como animador cultural. Juan desde que estos poetas empezaron a escribir.
Gonzalo Rose significa en la poesía peruana Algunos críticos prefieren la escritura de Jor-
del siglo XX la aparición de una voz origina- ge Eduardo Eielson, otros, la de Javier Solo-
lísima. Desde César Vallejo no había existido guren o la de Blanca Varela, o la de Wáshing-
en el rico transcurrir de la lírica nacional una ton Delgado, o la de Carlos Germán Belli, o
escritura que se afincara en el hondón de la la de Alejandro Romualdo o la de Francisco
ternura y de la tristeza más profundas. Poesía Bendezú. En todo caso les debemos agradecer
del dolor la suya, pero también de sensualidad a todos. En numerosos momentos de su his-
difuminada sobre personas y objetos amados toria el Perú tuvo poetas de gran calidad des-
y así mismo sobre la naturaleza y sus encan- de González Prada, Vallejo, Eguren, Martín
tos. Lírica que sin ninguna intermediación es Adán, Westphalen, Moro, Oquendo, Abril,
captada por el lector con empatía inmediata, pero entre ellos y sus coetáneos hubo a veces
que da la engañosa sensación de ser naturalísi- diferencias abismales. No ocurre esto con los
ma para su autor, pero que es producto no so- poetas de los años cincuenta. Nunca hubo en
lamente de una técnica depurada, sino de una el Perú antes un grupo de tanta calidad.
temprana sabiduría alcanzada por el poeta Después de este necesario paréntesis, vol-
desde su juventud y que se fue mostrando sin vamos a Blanca Varela. Si existen, como dice
prisas pero sin pausas a lo largo de décadas, Northrop Frye, poetas del cielo, del edén, de
La poesía peruana del siglo XX dejando en el Perú y en otros países de Amé- la tierra y de las cavernas, aunque algunos
MARCO MARTOS CARRERA rica Latina como México, Chile y Guatemala, como Dante, atraviesan todas las zonas, con-

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viene señalar que Blanca Varela es poeta de la esa asfixiante seda, ese pesado espacio
tierra y, principalmente, de las cavernas. Es poblado de agua y de pálidas corolas.
una poeta que excava en sus propias entrañas
y que establece un curioso contraste entre En esta costa soy el que despierta
una dicción límpida y el sentimiento exacer- entre el follaje de alas pardas,
bado de estar arrojada en el mundo. Es, si las el que ocupa esa rama vacía,
comparaciones caben, el par femenino de Paul el que no quiere ver la noche. Manuel Scorza

Celan. Y si hablamos de formación literaria,


sin duda conoce bien el expresionismo, el Aquí en la costa tengo raíces,
surrealismo y el existencialismo, pero resulta manos imperfectas,
aventurado juzgarla de acuerdo a los moldes un lecho ardiente en donde lloro a solas.
de cualquier escuela literaria. La potencia de
ese primer poema que publicó, Puerto Supe, Este poema llamó la atención cuando se
llega intacta hasta nosotros, cuarenta años publicó y continúa llamándola, cuando se le
después de su publicación. somete a diferentes análisis literarios. Basta
decir que la originalidad reside tanto en la
Puerto Supe límpida dicción, en la que con una imaginería
Está mi infancia en esta costa, de herencia simbolista, se da cuenta de una
bajo el cielo tan alto, situación donde la hermosura de naturaleza,
cielo como ninguno, cielo, sombra veloz, contrasta con una voluntad de destrucción y
nubes de espanto, oscuro torbellino de alas, un sufrimiento. Quien dice que destruye la
azules casas en el horizonte. casa de sus padres, está separándose de ma-
nera violenta de su tradición y de su propia
Junto a la gran morada sin ventanas, historia. Nace independiente de su prosapia.
junto a las vacas ciegas, El otro aspecto que la crítica ha subrayado
junto al turbio licor y al pájaro carnívoro. ha sido el carácter masculino de la vox que
narra el poema. Aunque este hecho aparece
¡Oh mar de todos los días, solo al final del texto, resulta ingenuo negar
mar montaña, que tiñe desde esa posición todo el poema.
boca lluviosa de la costa fría! Es, pues, una vox varonil, la que nos dice
todo lo que expresa Puerto Supe. Repárese
Allí destruyo con brillante piedras que está situación no volverá a repetirse en
la casa de mis padres, toda la escritura de Blanca Varela. Aun así, la
allí destruyo la jaula de las aves pequeñas, elección de una vox masculina para el primer
destapo las botellas y un humo negro escapa poema que en su vida da a conocer una mujer
y tiñe tiernamente el aire y sus jardines. es un hecho revelador dentro de una sociedad
patriarcal. Cierto es que existen otras formas
Están mis horas junto al río seco, literarias diferentes de la poesía lírica, el teatro
entre el polvo y sus hojas palpitantes, por ejemplo o la novela, donde una mujer
en los ojos ardientes de esta tierra escritora, indistintamente, desarrolla parla-
adonde lanza el mar su blanco dardo. mentos o modos de pensar de hombres, pero
pocas veces en la historia literaria, las mujeres,
Una sola estación, un mismo tiempo cuando se expresan líricamente, escogen una
de chorreantes dedos y aliento de pescado. vox masculina. El hecho amerita un esbozo de
Toda una noche larga entre la arena. interpretación por lo menos. Jung, el célebre
Amo la costa, ese espejo muerto discípulo de Freud que tempranamente se
en donde el aire gira como loco, apartó de las enseñanzas del maestro, sostenía
esa ola de fuego que arrasa corredores, que los varones tienen una parte femenina a
círculos de sombra y cristales perfectos. la que llamó alma, y que las mujeres tienen
una parte masculina, a la que llamó animus.
Aquí en la costa escala un negro pozo, Aceptemos o no las denominaciones de Jung,
voy de la noche hacia la noche honda, no cuesta mucho consentir en que muchas
voy hacia el viento que recorre ciego mujeres de valor, llámense Teresa de Ávila o
pupilas luminosas y vacías, Sor Juana Inés de la Cruz, destacan precisa- La poesía peruana del siglo XX
o habito el interior de un fruto muerto, mente por su ánimo. Adjudicarle al ánimo, al MARCO MARTOS CARRERA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 203-214

temple, a la fortaleza, valores masculinos, sin La diferencia con el primer texto de la es-
duda es una variable de la sociedad patriarcal. critura de Blanca Varela es muy grande. Aho-
Lo que hay en el texto de Blanca Varela es la ra la escritora no necesita recurrir a ningún
desolación de un individuo que rompe con el recurso retórico. No intenta guarecer su vox
pasado, simbolizado por la casa de los padres bajo ropajes masculinos. Es una mujer la que
destruida, que rompe su mundo afectivo y habla, está claro. Y esta mujer tiene todas las
queda desolado, en una costa hermosa que es marcas del sufrimiento en la sociedad patriar-
como un lecho donde llora a solas. cal. Pobre, miserable, debe abortar cada luna.
En uno de sus libros posteriores Valses y El hombre adopta, en cambio disfraces, mago
otras falsas confesiones, de 1971, Blanca Varela o proxeneta, general en Bolivia o tanquista
escribe un texto que conviene contrastar con en Vietnam, o eunuco en las puertas de los
el que acabamos de leer. Es su Vals del Ánge- burdeles. Individuo que expresa en sus actos
lus. Dice: la explotación símbolo de la muerte, imagen
de la castración. La vox narradora del poema
Ve lo que has hecho de mí, la santa más pobre se compara con el alacrán en su nido, con la
del museo, la de la última sala, junto a las letrinas, la tortura desollada, el árbol bajo el hacha.
de la herida negra como un ojo bajo el seno izquierdo. La intensidad expresiva de este texto,
Ve lo que has hecho de mí, la madre que devo- pocas veces alcanzada en la poesía del Perú,
ra a sus crías, la que se traga sus lágrimas y engorda, descarnadamente denuncia a un mundo hecho
la que debe abortar en cada luna, la que sangra todos para la guerra entre países, para la confronta-
los días del año. ción de género, con ventaja aparente para el
Así te he visto vertiendo plomo derretido en varón, pero en verdad causa una degradación
las orejas inocentes, castrando bueyes, arrastrando que envuelve tanto al hombre como a la mu-
tu azucena, tu inmaculado miembro, en la sangre de jer, como se evidencia en la última línea: «Tu
los mataderos. Disfrazado de mago o de proxeneta imagen en el espejo me habla de una terrible
en la plaza de la Bastilla —Jules te llamabas ese día semejanza».
y tus besos hedían a fósforo y cebolla. De general El título del poemario y el propio título
en Bolivia, de tanquista en Vietnam, de eunuco en la del poema merecen también una breve ex-
puerta de los burdeles en la Plaza México. plicación. El vals europeo se adoptó en el
Formidable pelele frente a los tableros de con- Perú y sufrió una serie de transformaciones
trol; gran chef de la desgracia revolviendo catástrofes musicales. Pero más importante, para lo que
en la inmensa marmita celeste. Ve lo que has hecho nos interesa, es que el vals peruano tiene letra,
de mí. y esta letra es preferentemente quejumbrosa.
Aquí estoy por tu mano en esta ineludible Los más conocidos valses peruanos, los de Fe-
cámara de tortura, guiándome con sangre y con lipe Pinglo, nos hablan de amores imposibles
gemidos, ciego por obra y gracia de tu divina baba. entre un plebeyo y una aristócrata o del triste
Mira mi piel envejecida al paso de tu aliento, transcurrir de la vida en los barrios populares.
mira el tambor estéril de mi vientre que sólo conoce Cuando no es así, los valses están colmados de
el ritmo de la angustia, el golpe sordo de tu vientre nostalgia por un tiempo pasado mejor como
que hace silbar al prisionero, al feto, a la mentira. ocurre con las composiciones de Chabuca
Escucha las trompetas de tu reino. Noé naufraga Granda. Durante décadas, el vals fue el tipo
cada mañana, todo mar es terrible, todo sol es de hielo, de pieza preferida en las fiestas, tanto en las
todo cielo es de piedra. ¿Qué más quieres de mí? llamadas de sociedad como en las populares.
Quieres que ciega, irremediablemente a os- En los años setenta el vals ya había iniciado
curas deje de ser el alacrán en su nido, la tortuga su decadencia en el gusto de los peruanos.
desollada, el árbol bajo el hacha, la serpiente sin piel, Hoy mismo existe un corpus intocable de
el que vende a su madre con el primer vagido, y el valses que son los mismos desde hace treinta
que sólo es espalda y jamás frente, el que siempre tro- años. Cristalizados, son piezas de museo que
pieza, el que nace de rodillas, el viperino, el potroso, los peruanos recuerdan de cuando en cuando,
el que enterró sus piernas y está vivo, el dueño de la pero que no expresan sentimiento alguno,
otra mejilla, el que no sabe amar como a sí mismo aunque cuando fueron concebidos y cantados
porque siempre está solo. Ve lo que has hecho de mí. hayan parecido desgarradores. Cantando un
Predestinado estiércol, cieno de ojos vaciados. vals, nadie se confiesa. Un vals es necesaria-
La poesía peruana del siglo XX Tu imagen en el espejo de la feria me habla de mente una falsa confesión. Escogiendo el títu-
MARCO MARTOS CARRERA una terrible semejanza. lo Valses y otras falsas confesiones, la autora se

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 203-214

distancia de la materia que narra, horrorizada mi cabeza llena de agua


hasta cierto punto de exhibir un sufrimiento de rumores y ruinas
como Benn, el gran poeta alemán quien dijo: seca sus negras cavidades
«¿Sentimientos? Yo no tengo sentimientos». bajo un sol semivivo
La mayor parte de la poesía de Blanca Va-
rela está atravesada por el dolor que se resiste mi cabeza en el más crudo invierno
a exhibirse. Escribir para ella no es acumular dentro de otra cabeza
poemas, ni libros, ni distinciones. Es una retoña
obligación interior. Cada uno de sus poemas
es cabal, antologable, de un despiadado rigor. En el texto Visitación, publicado en 2000
Veamos éste, por ejemplo. en su libro El falso teclado, escribe:

Secreto de familia dejé al demonio encerrado


en un cajón
soñé con un perro en su pequeño lecho de crespón
con un perro desollado
cantaba su cuerpo su cuerpo rojo silbaba afuera el ángel vuela
pregunté al otro toca la puerta
al que apaga la luz al carnicero espera
qué ha sucedido
en una mano la rima
por qué estamos a oscuras
como una lágrima
en la otra el silencio
es un sueño estás sola
como una espada
no hay otro
la luz no existe échame de mi cuerpo
tú eres el perro tú eres la flor que ladra son las doce
afila dulcemente tu lengua sin sol ni estrellas
tu dulce negra lengua de cuatro patas
Demasiado se ha hablado en occidente
la piel del hombre se quema con el sueño sobre la poesía del silencio, tanto que a algu-
arde desaparece la piel humana nos parece una moda, una manera de hablar
solo la roja pulpa de can es limpia de los poetas y de sus círculos; sin embargo,
la verdadera luz habita su legaña en los orífices más entregados al oficio, es
tú eres el perro con el silencio con el que se dialoga. Como
tú eres el desollado can de cada noche lo dijo Francisco Bendezú, cuando editó en
sueña contigo misma y basta 1961 su libro Los años, la poesía es palabra
y silencio. Al borde del silencio es cuando la
Han transcurrido más de cuarenta años des- poesía dice con mayor profundidad y niti-
pués de la publicación del primer libro de Blan- dez su verdad. Ahorra palabras, como en el
ca Varela y su nombre se encuentra ahora, junto texto que hemos copiado de Blanca Varela,
con el de Jorge Eduardo Eielson, a la cabeza de es expresión definitiva mordaz que sabe
ese extraordinario grupo llamado generación del concretar en un puñado de versos desolados,
cincuenta, y aún más, su poesía, dura, metálica, toda la profundidad que resume la existencia
sin concesiones, está entre las más leídas de humana.
Hispanoamérica. En su libro titulado Concierto Difundida durante décadas, la poesía de
animal de 1999 escribe estos versos: Blanca Varela ha sobrevivido a las incle-
mencias del tiempo, a la incuria, al desdén,
mi cabeza como una gran canasta gracias al impacto profundo que ha hecho
lleva su pesca en tantos lectores. Estamos seguros, de
que su lectoría aumentará más todavía en
deja pasar el agua mi cabeza el futuro.
Tradicionalmente la poesía occidental ha
mi cabeza dentro de otra cabeza sido escrita por varones. Sus mejores logros,
y más adentro aún conseguidos a partir de Dante y Petrarca, es- La poesía peruana del siglo XX
la no mía cabeza tán asociados a un platonismo que idealiza a MARCO MARTOS CARRERA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 203-214

la mujer. Su origen es medieval y se construye no necesaria coincidencia entre personajes y


sobre la estructura del vasallaje. La mujer es el sexo del propio autor.
alta dama y señora; con el poeta que la canta Pero hay algo más. El enmascaramien-
existen obligaciones, de reciprocidad, o por to, bajo la apariencia de un discurso auto-
lo menos de tolerancia, como ocurría en el biográfico, prosigue a lo largo de toda la
siglo XVI con Fernando de Herrera y su producción poética de Blanca Varela. Sus
inalcanzable musa, pero el sujeto que emite confesiones son deliberadamente falsas, son
el discurso es narcisista, tiene enfermiza sa- sumamente intensas, pero al mismo tiempo,
tisfacción en su propio canto. Pero, como se por su parquedad, por su cultivada sequedad,
ha dicho en numerosas ocasiones, el siglo XX producen en poesía ese efecto de distancia-
se caracteriza en la poesía hispanoamericana miento que anhelaba para la escena Bertolt
por la variación de los registros del lenguaje. Brecht. Varela introduce en sus versos, co-
El sujeto emisor, mezcla, como en el caso de mo Vallejo, distintos registros de lenguaje,
Vallejo, el lenguaje de la ciudad y el lenguaje una alusión culta puede convivir con una
del campo, el habla culta y el habla familiar. expresión típica limeña, y esa yuxtaposición
En esa dirección, lo que hace Blanca Varela da como resultado una sensación de extra-
es abandonar el centro del discurso y hablar ñeza. Esa extrañeza, esa dureza metálica que
desde periferias y violentar al sujeto emisor. envuelve a un corazón palpitante y secreta-
En el poema Puerto Supe, cambia la máscara mente sentimental, da a esta escritura un pa-
habitual, que es de identidad entre la mano del rentesco, como queda dicho, con Paul Celan
sujeto emisor y la vox que emite el discurso, y con Arthur Rimbaud. «Yo soy otro» había
por la discordancia. La vox que habla en el dicho el extraordinario poeta francés. «Mi yo
poema bien puede ser femenina o masculina, es andrógino» y abarca todo el sufrimiento
sólo al final, se percibe que es masculina. humano, podría decir si no Blanca Varela, su
Traslada así Blanca Varela a la poesía lírica, propia escritura, si acaso pudiera reflexionar
una característica de la novela o del teatro; la sobre sí misma.

La poesía peruana del siglo XX


MARCO MARTOS CARRERA

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226
ISSN: 1577-3442

R E S Ú MENES

JOSÉ CARLOS ROVIRA SOLER

»PROCESO DE LA LITERATURA» PERUANA

RESUMEN

José Carlos Mariátegui revisa y actualiza en 1928 la mirada sobre la literatura peruana en
un texto, «Proceso de la literatura», el último de los 7 ensayos de interpretación de la realidad
peruana, a través del cual se conforma una nueva visión del complejo proceso de formación de
la literatura nacional. La reflexión de Mariátegui resulta un hito imprescindible en el debate
cultural de principios de siglo XX sobre la identidad peruana y una respuesta fundamental a
las controversias suscitadas en torno a los argumentos en disputa (hispanismo, colonialismo,
indigenismo) sobre la conformación de una literatura nacional.
Palabras clave: Mariátegui, literatura nacional, hispanismo, colonialismo, indigenismo.

ABSTRACT

In 1928 José Carlos Mariátegui revises and updates the perspective on Peruvian literature in
the text »Proceso de la literatura» in 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. This last
essay provides a new vision of the complex process in the creation of a national literature. This
reflection by Mariátegui became a landmark essay in the cultural debate at the beginning of the
20th century on Peruvian identity and a fundamental answer to the controversy concerning the
debates (hispanism, colonialism, indigenism) that affected the creation of a national literature.
Keywords: Mariátegui, national literature, hispanism, colonialism, indigenism.

TRINIDAD BARRERA

DE ACADEMIAS, TRANSTERRADOS Y PARNASOS ANTÁRTICOS

RESUMEN

Con las academias se establecían escuelas y se orientaban los gustos, fueron sobre todo un es-
fuerzo de las sociedades ilustradas criollas pero contaron con el apoyo entusiasta de los ingenios
peninsulares que celebraban a sus colegas americanos. Uno de los integrantes de la Academia
Antártica peruana fue el sevillano Diego Mexía de Fernangil, autor de una curiosa traducción
de la Heroidas ovidianas hecha totalmente en territorio americano, entre Perú y México, pero
mandada a imprimir a Sevilla en 1608.
Palabras clave: academias literarias, Diego Mexía, Heroidas, Ovidio, ingenios peninsula-
res.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

ABSTRACT

The literary academies established schools and dictated tastes and they were formed with
great effort by the Creole societies and also supported enthusiastically by Spanish writers on
the peninsula. Diego Mexía de Fernangil was one of the members of the Peruvian Academia
Antártica, he was the author of an interesting translation of Ovid’s Heroides written completely
on American soil in Peru and Mexico and printed in Seville in 1608.
Keywords: literary academies, Diego Mexía, Heroides, Ovid, Spanish writers.

RAQUEL CHANG-RODRÍGUEZ

LA RUTA DEL INCA GARCILASO

RESUMEN

Como todo viajero de la época, en su travesía transatlántica el Inca Garcilaso de la Vega visitó
varias ciudades americanas y europeas antes de llegar a su destino en Sevilla. Fino observador de
su entorno, en Comentarios reales (1609, 1617) el autor cuzqueño describe la geografía costera
o da detalles de las villas donde su barco hace escala. Lo visto en esas paradas frecuentemente
le ofrece un pretexto para reflexionar sobre la conquista, la naturaleza americana y su propia
persona. Este ensayo explora cómo el periplo transatlántico, recordado desde la distancia de los
años en varias secciones de su obra maestra, se convierte en una compleja meditación donde el
autor entreteje, valiéndose de intrigantes anécdotas y breves observaciones, ideas que informan
tanto su concepto de la historia como percepción del futuro del Perú, su patria.
Palabras clave: Inca Garcilaso, Comentarios reales, periplo trasatlántico, historia, conquista,
Perú.

ABSTRACT

During the colonial period it was customary for travellers on transatlantic voyages to stop at
several American and European cities before arriving in Seville, the final destination, as did Inca
Garcilaso de la Vega. As a keen observer of his surroundings, in Royal Commentaries (1609,
1617) the Cuzcan author offers details of the coastal geography and of the cities where his ship
stopped. What he sees in these ports of call frequently provides a pretext for reflecting on the
conquest, New World nature, and his own persona. This essay explores how Garcilaso’s journey,
remembered decades later in various sections of his masterpiece, becomes a complex meditation
where the author intertwines, through intriguing anecdotes and brief remarks, many ideas that
illustrate his notion of history and his perception of the future of Peru, his homeland.
Keywords: Inca Garcilaso, Comentarios reales, transatlantic voyage, history, conquest,
Peru.

ROSA PELLICER

CONTINENS PARADISI: EL LIBRO SEGUNDO DE EL PARAÍSO EN EL NUEVO


MUNDO DE ANTONIO DE LEÓN PINELO

RESUMEN

En El Paraíso en el Nuevo Mundo, León Pinelo trató de demostrar que el Paraíso terrenal
fue un lugar real y que estuvo en América del Sur. Una vez superada la dificultad geográfica, le
quedaba a León Pinelo otra aún mayor, la histórica. Dado que el Jardín del Edén se encuentra en
América, el hombre primigenio procede de allí, la cuestión principal es solucionar cómo pasó a
poblarse el mundo conocido, y cómo se repobló el nuevo. Es en el Libro segundo donde León

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

Pinelo dedica sus esfuerzos a fundamentar su tesis del origen del hombre americano, en la que
tiene una importancia fundamental Noé y su arca.
Palabras clave: León Pinelo, historia americana, paraíso, Jardín del Edén.

ABSTRACT

In El Paraíso en el Nuevo Mundo, León Pinelo wanted to show that earthly Paradise was
a reality and that this place existed in South America. When he had overcome the geographic
difficulty, he had a much bigger one, the historic problem. As the Garden of Eden was in
America, man therefore originated there, thus the principal matter was to resolve how the rest of
the World had been populated, and the how the new World was repopulated. It is in the second
book where León Pinelo devotes his efforts to advance his thesis of the origins of humanity, in
which Noah and his Ark have great importance.
Keywords: León Pinelo, American history, paradise, Garden of Eden.

VIRGINIA GIL AMATE

RECEPCIONES DEL INCA GARCILASO EN EL SIGLO XVIII

RESUMEN

La vigencia de la obra del Inca Garcilaso en el siglo XVIII está fuera de toda duda. Tanto el
autor, como su obra historiográfica, fueron referencias obligadas para historiadores, escritores,
filósofos o viajeros ilustrados y la valoración que mereció el Inca Garcilaso no siempre se ajustó
a los temores que el propio autor dejó expresos en sus obras. El estudio realiza un acercamiento
a los juicios y a la utilización que de la obra del Inca hicieron diversos autores peninsulares, crio-
llos y extranjeros observando la fiabilidad que la autoridad del Inca les merecía, no sujeta esta
al origen de los autores, y las manipulaciones imaginarias que apenas pasaron por la fidelidad al
sentido histórico de los Comentarios reales.
Palabras clave: Inca Garcilaso, recepción, siglo XVIII, Comentarios reales.

ABSTRACT

The literary importance of Inca Garcilaso during the 18th century is evident. The author and
his works were necessary references for historians, writers, philosophers and educated trave-
llers. This importance was often not shared by the author himself whose works were used by
other Spanish, Creole and foreign authors who saw the Comentarios reales as a reliable source
of historical information.
Keywords: Inca Garcilaso, reception, 18th century, Comentarios reales.

CONCHA REVERTE

EL NUEVO DEPOSITARIO Y LA NUEVA DEPOSITARIA DE JOSÉ JOAQUÍN DE


LARRIVA CONTRA GASPAR RICO, MÁS LITERATURA QUE PERIODISMO

RESUMEN

En este artículo se habla del autor peruano, generalmente olvidado hoy, José Joaquín de
Larriva y Ruiz (Lima, 1780-1832), escritor satírico notable y precursor del costumbrismo, que
muestra su ingenio a través de los periódicos El Nuevo Depositario y La Nueva Depositaria,
escritos durante la guerra de la Independencia para rebatir la publicación del Depositario realista
de don Gaspar Rico y Angulo (La Rioja, ¿- Lima, 1825). Como expresa el título del artículo, en
los periódicos de Larriva las cualidades literarias sobrepasan su condición informativa.
Palabras clave: Larriva, periodismo, literatura peruana, Independencia.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

ABSTRACT

This article is about the forgotten Peruvian author José Joaquín de Larriva y Ruiz (Lima,
1780-1832) who was a renown satiric writer. His witty cleverness is clearly seen in the newspapers
El Nuevo Depositario and La Nueva Depositaria, written during the war of Independence to
refute the royalist newspaper the Depositario by don Gaspar Rico y Angulo (La Rioja, - Lima,
1825). In the newspapers by Larriva, the literary quality overshadows the informative function
as stated in the title of the article.
Keywords: Larriva, journalism, peruvian literature, Independence.

EVA Mª VALERO JUAN

DE MICAELA BASTIDAS A MAGDA PORTAL:


RECUPERACIONES CRÍTICO-LITERARIAS DE LAS INDEPENDENTISTAS DEL
PERÚ

RESUMEN

En el proceso de independencia política y cultural del Perú, cuatro mujeres principales


destacan en su actividad por la emancipación, política y cultural: Micaela Bastidas, Francisca de
Zubiaga »la Mariscala», Flora Tristán y Clorinda Matto de Turner. Un apunte sobre el protago-
nismo de estas mujeres nos descubre en los dos primeros casos a las heroínas que encabezaron
las guerras de independencia y discordias civiles posteriores, y en los dos segundos a las escri-
toras que se convirtieron en las grandes »obreras del pensamiento» emancipador de la mujer y
de los indígenas peruanos en el siglo XIX. Este apunte se realiza con el objetivo de reflexionar
sobre el olvido al que se sometió a las protagonistas de la emancipación hispanoamericana, así
como con el propósito de indagar sobre sus huellas en el »proceso de la literatura» peruana.
Palabras clave: independencia, Micaela Bastidas, Francisca Zubiaga, Flora Tristán, Clorinda
Matto.

ABSTRACT

In the process of cultural and political independence in Peru, four women standout in
the areas of political and cultural emancipation: Micaela Bastidas, Francisca de Zubiaga »la
Mariscala», Flora Tristán and Clorinda Matto de Turner. The first two were the heroines who
lead the wars of independence and the later civil strife. The last two were writers who became
»workers of thought» who supported the emancipation of women and indigenous Peruvians in
the 19th century. By following their literary footsteps in the process of Peruvian literature, it is
necessary to reflect on how these women, protagonists of the Hispano-American emancipation,
were cast into oblivion.
Keywords: independence, Micaela Bastidas, Francisca Zubiaga, Flora Tristán, Clorinda
Matto.

ROCÍO FERREIRA

CARTOGRAFÍAS PAN/AMERICANAS EN COCINA ECLÉCTICA (1890) DE


JUANA MANUELA GORRITI

RESUMEN

Dos años antes de su muerte, Juana Manuela Gorriti (1818-1892) publicó Cocina ecléctica
(1890); libro que reúne las recetas culinarias que les solicitó a sus amigas de diversos lugares
de Hispanoamérica para su publicación. Este artículo analiza algunas particularidades de este

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

compendio en relación al enfoque pan/americanista del texto y a la experiencia cultural de


Juana Manuela Gorriti en el Perú. A su vez, dada su fascinante pluralidad y riqueza, el artículo
muestra que el libro de recetas configura una notable reflexión, no sólo sobre la cocina y sus
elementos innatos en sí, sino también que éste sugiere nítidamente que a través de este espacio
»doméstico», marginado (»la cocina») pero propio, se cocinan ciertos saberes que van más allá
de una receta. En función de lo que hemos expuesto, el ensayo ilustra la diversidad de discursos
que traen en sí mismas las recetas y ve la relación que éstas presentan con la ideología particular
de las autoras.
Palabras clave: Gorriti, cocina, literatura, panamericanismo.

ASTRACT

Two years before her death, Juana Manuela Gorriti (1818-1892) published Cocina ecléctica,
(1890) a book that contains a collection of recipes from many places in Spanish America. This
article analyzes the peculiarities of the Pan/American text and the cultural experience of Juana
Manuela Gorriti in Peru. The book provides not only an interesting reflection on cooking but
also on the kitchen as a marginized domestic space where not only cooking is learned. Through
the many recipes, different types of discourse will be discussed which illustrate different
ideologies.
Keywords: Gorriti, literature, cuisine, pan-americanism.

TEODOSIO FERNÁNDEZ

LA GENERACIÓN DEL NOVECIENTOS Y LOS DISCURSOS DE IDENTIDAD

RESUMEN

José de la Riva-Agüero, Víctor Andrés Belaúnde y los hermanos Francisco y Ventura García
Calderón fueron los representantes más destacados de la generación peruana de 1900. Sus escri-
tos muestran el proceso que los llevó desde los planteamientos positivistas heredados del siglo
XIX, con los que iniciaron el análisis de los males que aquejaban al país, hasta otros de signo
idealista y vitalista que, al indagar en el pasado histórico y literario del Perú, les animaron a
buscar una síntesis capaz de conciliar el mundo prehispánico con la herencia colonial, con vistas
a la creación de un nuevo Perú consciente de su pasado y, por tanto, de su identidad nacional,
sobre la que habría de edificarse el futuro.
Palabras clave: novecentismo, positivismo, idealismo, Incario, Colonia, identidad.

ABSTRACT

José de la Riva-Agüero, Víctor Andrés Belaúnde and the brothers Francisco and Ventura
García Calderón were the most well known writers of the Peruvian generation of 1900. Their
writings illustrate the process that took them from the positivist approach inherited from the
19th century which with they initially analyzed the problems in the country towards other
idealistic and vitalistic approaches which lead to a historical and literary analysis. This pushed
them to look for a synthesis able to reconcile the pre-hispanic world with colonial heritage in
an attempt to create a new Peru aware of its past and its national identity in order to build the
future.
Keywords: novecentism, positivism, idealism, Incario, Colony, identity.

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FRANCISCO JOSÉ LÓPEZ ALFONSO

NARRATIVA INDIGENISTA Y RACISMO: VENTURA GARCÍA CALDERÓN,


ENRIQUE LÓPEZ ALBÚJAR Y LUIS E. VALCÁRCEL

RESUMEN

A través de la lectura de las que tal vez sean sus obras más significativas, este trabajo se pro-
pone revisar el juicio que la historiografía literaria mantiene sobre estos tres escritores peruanos
de las primeras décadas del siglo XX, Ventura García Calderón, Enrique López Albújar y Luis
E. Valcárcel, tan importantes en la conformación de la narrativa indigenista, recordando cuál fue
el origen de este juicio y sometiéndolo a crítica.
Palabras clave: Enrique López Albújar, Ventura García Calderón, Luis E. Valcárcel, indi-
genismo.

ABSTRACT

This article proposes a revision of the opinion that literary history has of three Peruvian
writers: Ventura García Calderón, Enrique López Albújar and Luis E. Valcárcel, through their
most important works in the first decades of the 20th century. They were considered vital in the
creation of indigenous literature which will be critically discussed and analyzed.
Keywords: Enrique López Albújar, Ventura García Calderón, Luis E. Valcárcel,
indigenism.

EUGENIO CHANG-RODRÍGUEZ

»JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO»

RESUMEN

En este artículo se tratan los antecedentes de ese movimiento en el Perú de los años 30, la
vigencia de la prédica de Manuel González Prada (1844-1918) y la polémica del indigenismo
de 1927 en las revistas limeñas Mundial y Amauta, entre Enrique López Albújar (1872-1966),
José Escalante (1883-1965), Luis Alberto Sánchez (1900-94).y José Carlos Mariátegui (1894-
1930). El artículo analiza el legado de Mariátegui, su interpretación marxista del problema del
indio, así como su influencia en el indigenismo de Ciro Alegría (1909-67) y el neo-indigenismo
de José María Arguedas (1911-69) al recalcar un movimiento beligerante, de reivindicaciones y
transformaciones concretas, en vez de una restauración antihistórica y antidialéctica.
Palabras clave: Mariátegui, indigenismo, Mundial, Amauta, neoindigenismo.

ABSTRACT

This article explains the background of indigenism (the pro-Amerindian movement) in Peru
during the 1930’s, as well as the lingering effects of the essays and speeches by the progressive
writer Manuel González Prada (1844-1918), and the 1927 debate on indigenism in the well known
Lima journals Mundial and Amauta with the participation of Enrique López Albújar (1872-
1966), José Escalante (1883-1965), Luis Alberto Sánchez (1900-94) and José Carlos Mariátegui
(1894-1930). This article analyzes Mariátegui’s legacy, his original Marxist interpretation of the
Indian problem and how it influenced Ciro Alegría (1909-67) and José María Arguedas (1911-
69) on stressing concrete revolutionary responses to the exploitation of the natives, without
promoting an anti- historical and anti-dialectic restoration of Amerindian rights.
Keywords: Mariátegui, indigenism, Mundial, Amauta, neo-indigenism.

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ROCÍO OVIEDO PÉREZ DE TUDELA

REFUTACIÓN DE LA PARADOJA. LA DIALÉCTICA POÉTICA Y SOCIAL DE


CÉSAR VALLEJO

RESUMEN

El artículo se distribuye en dos grandes apartados. El primero, revisión de los escritos que
Vallejo dedica al Perú, en géneros tales como la poesía, el ensayo, la novela o el teatro. En ellos
surge con claridad una terminología de denuncia que se hace explícita a través de la literatura.
Un lenguaje que es innovador en un doble aspecto: el primero el compromiso del escritor y el
pensamiento paradójico, como fruto de la dialéctica y la diégesis que son los cristales a través
de los que Vallejo contempla el mundo, y el segundo, referido a la utilización de la retórica de
la paradoja mucho más perceptible en la poesía y su anulación precisamente en esa puesta en
escena de la victoria de la revolución del proletariado que es el poema cenital Masa.
Palabras clave: César Vallejo, paradoja, poesía, compromiso.

ABSTRACT

The article is distributed in two sections. The first one is a review of the writings that
Vallejo dedicates to Peru, in such genres as poetry, essay, novel or theatre. The terminology
of denunciation becomes explicit across his literature and this language is doubly innovative.
Firstly it demonstrates the commitment of the writer and his paradoxical thoughts, as fruit of
the dialectics and the diegesis which are the glasses through which Vallejo contemplates the
world. The second one refers to the use of the rhetoric of paradox which is more obvious in
his poetry and its absence is notable in the poem Masa in the victory scene of the proletariat
revolution.
Keywords: César Vallejo, paradox, poetry, commitment.

EDSON FAÚNDEZ

LOS HERALDOS NEGROS: UN »VERSO GRIS» SEDUCIDO POR LA DINÁMICA


DE LOS TRAYECTOS

RESUMEN

César Vallejo es fiel e infiel a la fábula de tradición que ha decidido acoger y mantener con
vida. Tal vez por ello en Los heraldos negros se despliega un »verso gris» seducido por la diná-
mica de los trayectos. Su presencia conecta sugerentemente el primer libro con la obra poética
ulterior del poeta legatario.
Palabras claves: César Vallejo, Heraldos negros.

ABSTRACT

César Vallejo is both faithful and unfaithful to the fable of tradition that he decided to
embrace and keep alive. Perhaps this is why in Los heraldos negros he unfolds a »gray verse»,
seduced by the dynamics of the trajectories. This presence suggestively connects his first book
with his later poetics as poet who is legatee of a tradition.
Keywords: César Vallejo, Heraldos negros.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

CARLOS MENESES

EL OTRO VIAJE DEL POETA OQUENDO DE AMAT

RESUMEN

Carlos Oquendo de Amat, uno de los poetas más interesantes del Perú, no sólo por su bre-
ve pero exquisita obra, sino también por su vida tan llena de sobresaltos, angustias, hambres
y pasiones, es presentado en este artículo desde una doble visión. Por un lado el hombre que
llega a Madrid casi sin aliento y condenado irremediablemente a una pronta muerte, y por otro,
mostrándolo en el hipotético caso de ser dueño de una buena salud, y poder haber realizado en
la capital hispana todo lo que hubiese deseado hacer, y que muchos creyeron que había hecho,
como dar conferencias, recitales de su propia poesía, y hasta haber llegado al frente de Aragón.
Todo eso pertenece al sueño febril del vate nacido a orillas del lago Titicaca.
Palabras clave: Oquendo de Amat, biografía, Perú, Madrid.

ABSTRACT

One of the most interesting Peruvian poets Carlos Oquendo de Amat, is doubly so not only
due to his brief but fascinating literary career but also due to his tumultuous personal life. On
the one hand, he arrived in Madrid condemned to an early death as a result of his failing health,
and on the other hand, his work showed a man who was healthy and who had achieved literary
success in Madrid and who had even reached the boarders of Aragon. Nevertheless, this was
only a dream of a young man was born on the shores of lake Titicaca.
Keywords: Oquendo de Amat, biography, Peru, Madrid.

SYLVIA MIRANDA LÉVANO

LA DONNA ANGELICATA ANDINA EN LA POESÍA DE LA VANGUARDIA


HISTÓRICA PERUANA

RESUMEN

El artículo trata de la influencia de la figura mítica de Beatriz, a través del arquetipo de la


donna angelicata, en algunas imágenes femeninas de la poesía de la vanguardia histórica peruana.
A éstas las denominamos »andinas» de manera general, como señal de su trasvase al campo cul-
tural peruano. Demostramos que los poetas analizados sienten la necesidad de erigir una figura
femenina autóctona como una forma de revalorar la belleza y la dignidad de la mujer andina y, a
través de ella, a la cultura, la lengua y el paisaje peruano frente al discurso hispánico hegemónico
de comienzos del siglo XX.
Palabras clave: Beatriz, donna angelicata, vanguardia peruana, Eguren, Vallejo, Oquendo,
Westphalen.

ABSTRACT

The article looks at the influence of the mythical character of Beatriz, through the archetype
of donna angelicata, in some of the feminine figures of the poetry from the Peruvian historical
avant-guard. These are called »Andeans» in a general way, filtering through to Peruvian culture.
We show that the analysed poets feel the need to create a native feminine figure as a way of
revalue the beauty and the dignity of the Andean woman and, through it, to the culture, the
language and the Peruvian scenery against the predominant Spanish discourse of the beginning
of the twentieth century.
Keywords: Beatriz, donna angelicata, peruvian avant-garde, Eguren,Vallejo, Oquendo,
Westphalen.

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

HELENA USANDIZAGA

EL PEZ DE ORO, DE GAMALIEL CHURATA, EN LA TRADICIÓN DE LA


LITERATURA PERUANA

RESUMEN

Este trabajo es una reflexión sobre la obra poco conocida de Arturo Peralta, que firmó su obra
literaria de madurez como Gamaliel Churata (Arequipa, 1897-Lima, 1969), especialmente sobre
El Pez de Oro (1957), una obra que va más allá de lo planteado por el movimiento Orkopata,
fundado y dirigido por el autor, y cuyo órgano fue el Boletín Titikaka (1926-30), en el sentido
de profundizar en la heterogeneidad de los materiales culturales que confluyen en la tradición
literaria peruana. Churata, en efecto, desarrolló la preocupación de conectar con la tradición lite-
raria, cultural y filosófica del indígena a partir del »indigenismo de vanguardia» de aquellos años,
pero su proyecto de crear una nueva escritura y de reivindicar las raíces indígenas y el mundo del
propio indígena constituye un esfuerzo insólito en la literatura de la época, sólo comparable al de
José María Arguedas, pues ninguno de los dos pretende »representar» al indígena, sino conectar
con su mundo y explorar en él. Se estudia el proyecto literario de Churata dentro de su contexto
literario, ideológico y estético, y se revisan aspectos como la visión del mestizaje, la visión gené-
rica y el proyecto lingüístico. Finalmente, se presentan de modo breve algunos de los elementos
del universo cultural andino proyectados en la obra: los mitos, los sujetos del conocimiento, los
conceptos andinos, lo que muestra que Churata integra estos elementos con los occidentales de
modo que constituye un punto de referencia en la tradición literaria peruana.
Palabras clave: Gamaliel Churata, El pez de oro, literatura andina peruana, heterogeneidad,
cultura indígena.

ABSTRACT

This article is a reflection on the little known work of Arturo Peralta who signed under the
pseudonym Gamaliel Churata (Arequipa, 1897-Lima, 1969), including El Pez de Oro (1957). This
work goes far beyond the ideology of the Orkopata movement, that was founded and led by the
author and evident in the Boletín Titikaka (1926-30) where the objective was to study in depth
the heterogeneity of the cultural elements in Peruvian literary tradition. Through avant-garde
indigenism, Churuta delved deeper into the literary, cultural and philosophical tradition of the
indigenous. Consequently, this work is unique in that era and is only comparable with that of José
María Arguedas, as both so not attempt to represent the indigenous but rather to connect with their
world and explore it. The works of Churuta are analysed in their literary, ideological and aesthetic
contexts revising concepts such as the perspective on mixed races, the general vision and the linguistic
project. Lastly, some of the elements of the universal Andean culture are discussed: myths, subjects
of knowledge, and Andean concepts demonstrating that Churuta integrates these elements with
western culture in such a way as to become a reference point in the Peruvian literary tradition.
Keywords: Gamaliel Churata, El pez de oro, Andean Peruvian literature, heterogeneity,
indigenous culture.

CARMEN ALEMANY BAY

SINGULARIDADES DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS COMO ESCRITOR

RESUMEN

José María Arguedas es uno de los escritores más singulares de la narrativa peruana y, por
extensión, de la latinoamericana. La originalidad de sus escritos nace de una serie de aspectos
que trataremos de analizar en estas páginas y que serían la fusión de vida y literatura, la inclusión
de la antropología y la etnología en sus ficciones y la búsqueda de un lenguaje singular. Todos

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

estos vértices contribuyen a la creación de novelas y relatos en los que el autor parte una marca-
da dualidad entre lo quechua y lo español en sus primeros escritos para posteriormente abogar
por el mestizaje cultural. En sus últimas novelas, en cambio, reflejará el galopante proceso de
aculturación que según el autor estaba sufriendo su país.
Palabras clave: Arguedas, antropología, etnología, vida, ficción, dualidad, mestizaje, acul-
turación.

ABSTRACT

Jose Maria Arguedas is one of the most singular writers of Peruvian narrative and, by extension,
of Latin-America. The originality of his writings is born of a series of aspects that we will try
to analyze in these pages and that would be the blending of life and literature, the incorporation
of anthropology and ethnology in his fiction and the search for a singular language. All these
combinations contribute to the creation of novels and statements in which the author starts from
the point of a marked duality between Quechua and Spanish in his first writings later to plead for
cultural miscegenation. In his last novels, on the other hand, he will reflect on the rapid process
of acculturation that according to the author his country was suffering from.
Keywords: Arguedas, anthropology, ethnology, life, fiction, duality, mixed race, acculturation.

JAVIER DE NAVASCUÉS

JULIO RAMÓN RIBEYRO: UNA TENSIÓN RESUELTA ENTRE EL SILENCIO Y


LA ESCRITURA

RESUMEN

Se sugiere una interpretación de ciertos cuentos y textos autobiográficos de Julio Ramón


Ribeyro en relación con un conflicto hipotético entre la escritura y el silencio tal y como se
presenta en ciertas poéticas contemporáneas en el Perú. A diferencia de poetas como Eielson
o Westphalen, Ribeyro se manifiesta a favor del poder de la palabra escrita y, más aún, su con-
cepción de la creación se vincula y se alimenta de los sufrimientos de su propia vida. Su lúcida
autoconciencia acerca de sus defectos personales resuelve, paradójicamente, dudas y tensiones
acerca de su vocación literaria. El silencio no es una opción debido a que la creación se presenta
como la única protección contra las limitaciones de la condición humana.
Palabras clave: Ribeyro, escritura, silencio, vida, condición humana.

ABSTRACT

This paper proposes a reading of Julio Ramón Ribeyro’s autobiographical texts and short
stories according to a hypothetical conflict between writing and silence as it is presented in
some contemporary poetics in Peru. In opposition to poets like Eielson or Westphalen, Ribeyro
argues the power of written words and, furthermore, his conception of creation, which is linked
to his life and sufferings. His self-awareness of his personal shortcomings solves, paradoxically,
the anxiety and doubts about his literary vocation. Silence would not be an option because
creation appears as the only protection against any limitation of human condition.
Keywords: Ribeyro, writing, silence, life, human condition.

FERNANDO RODRÍGUEZ MANSILLA

BOB LÓPEZ Y ADÁN QUISPE: MARGINALES EN LA LIMA IMAGINADA DE


RIBEYRO Y BRYCE

RESUMEN

El presente trabajo constituye una reflexión sobre el tratamiento narrativo que reciben los
personajes de Bob López, del cuento »Alienación» de Julio Ramón Ribeyro, y Adán Quispe,

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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 215-226

de la novela No me esperen en abril de Alfredo Bryce Echenique. Dichos personajes compar-


ten la condición de marginales en la Lima recreada en los textos. El presente análisis pretende
esclarecer la representación del sujeto subalterno en las mencionadas ficciones. Mientras que
Bob López es expulsado por el sistema de exclusión representado en el cuento, Adán Quispe
es exaltado para revertir la derrota que el tiempo ha impuesto sobre la clase social protagonista
de No me esperen en abril.
Palabras clave: Ribeyro, Bryce Echenique, alienación, derrota, Lima.

ABSTRACT

This article offers a reflection on the literary treatment of Bob López, the protagonist of
»Alienación» by Julio Ramón Ribeyro, and of Adán Quispe, a character from No me esperen en
abril by Alfredo Bryce Echenique. Both characters have their marginal status in common inside
these fictional texts. The proposed analysis aims to clarify the representation of the secondary
subject in both works. While Bob López is expelled by the exclusion system modelled in the
short story, Adán Quispe, in contrast, is praised in order to reverse the failure of the social class
that is the protagonist of No me esperen en abril.
Keywords: Ribeyro, Bryce Echenique, alienation, defeat, Lima.

GUADALUPE FERNÁNDEZ ARIZA

MARIO VARGAS LLOSA, LA CREACIÓN Y LA CRÍTICA

RESUMEN

El estudio »Mario Vargas Llosa, la creación y la crítica» se centra en una parcela de la obra del
escritor peruano, que abarca las diversas realizaciones genéricas (la novela, el teatro, el ensayo)
e integra un amplio periodo temporal: desde La orgía perpetua (1975) hasta El viaje a la ficción
(2008), además de otras obras, tales como la novela histórica La guerra del fin del mundo, la
pieza teatral La Señorita de Tacna y las novelas de arte, Elogio de la madrastra y Los cuadernos
de don Rigoberto. En estas obras se aprecia un cambio de rumbo en la concepción de la literatura
del autor, con una orientación muy clara hacia la exaltación de lo imaginario, el predominio de la
fantasía y del erotismo, buscado en los modelos pictóricos más excelentes a lo largo de las épo-
cas. Dos mitos clásicos se despliegan por las fábulas, el mito de Narciso y el mito de Pigmalión,
además de una materia construida con elementos de la tradición literaria más universal.
Palabras clave: Vargas Llosa, pintura, fantasía, erotismo, mitos, Narciso, Pigmalión.

ABSTRACT

»Mario Vargas Llosa, la creación y la crítica» focuses on an ample cross-section of the work
of the Peruvian writer including a variety of creative forms (novel, play, essay), while also
spanning a broad chronological landscape: from La orgía perpetua (1975) to El viaje a la ficción
(2008), in addition to works as the historic novel La guerra del fin del mundo, the play La
Señorita de Tacna and the art novels Elogio de la madrastra and Los cuadernos de don Rigoberto.
These works herald a reformulation in the author’s understanding of the concept of literature,
leading to a shift toward emphasis on imaginary creation, on fantasy and on eroticism, sought
through the most paradigmatic paintings brought upon us by each creative era. Two classical
myths are interwoven throughout his fables: the myth of Narcissus and the myth of Pygmalion,
re-elaborated in the context of a rich fabric made up of elements borrowed from the timeless,
greater universal literary tradition.
Keywords: Vargas Llosa, painting, fantasy, eroticism, myths, Narcissus, Pygmalion.

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RITA GNUTZMANN

UNA RETROSPECTIVA SOBRE MEDIO SIGLO DE NARRATIVA PERUANA

RESUMEN

Según indica el título, intento ofrecer un panorama de la narrativa peruana de la segunda


mitad del siglo XX, panorama del que se excluye a J. M. Arguedas y M. Vargas Llosa por haber
sido objeto de un estudio aparte. Para evitar una lista superficial de autores y obras, me centraré
en algunos títulos paradigmáticos y representativos para una etapa o tendencia, como son los
relatos de O. Reynoso y E. Congrains para la »Generación del 50». Justa fama han obtenido J. R.
Ribeyro por sus cuentos despojados y A. Bryce Echenique por sus novelas rebosantes de humor
y ternura. En los años 70 la multiculturalidad toma el relevo con textos sobre los mundos judío
(I. Goldenberg), negro (G. Martínez) y chino (K. W. Siu). Para la década del 90 son representa-
tivos tres textos de M. Gutiérrez, E. Rivera Martínez y L. Riesco sobre el problemático mesti-
zaje. Sin embargo, desde la irrupción de Sendero Luminoso, muchos escritores se ocupan de la
violencia que sumía a la sociedad peruana en el abismo (F. Ampuero, A. Cueto, S. Bossio).
Palabras clave: narrativa peruana, Arguedas, Vargas Llosa, Ribeyro, Generación del 50.

ABSTRACT

A retrospective of fifty years of Peruvian narrative

This essay provides an overview of Peruvian narrative in the last half of the 20th century.
Two authors, J. M. Arguedas and M. Vargas Llosa, both of whom are discussed in other essays,
will be excluded from this one. In order to avoid merely listing a series of titles, this paper
concentrates on texts and authors that are representative of specific tendencies or periods, such
as O. Reynoso and E. Congrains of the »Generación del 50». The laconic, unsentimental short
stories of J. R. Ribeyro and the humorous, tender novels of A. Bryce Echenique have been given
a due amount of attention. Three multicultural texts from the seventies that deal with the Jewish
(I. Goldemberg), black (G. Martínez) and Chinese (K. W. Siu) sectors of Peruvian society are
discussed. In the nineties, M. Gutiérrez, E. Rivera Martínez and L. Riesco produced important
novels about the problematic Peruvian »mestizaje». The essay ends with an analysis of the
»novela de la violencia» (F. Ampuero, A. Cueto, and S. Bossio), a sub-genre which coincides
with the violent emergence of »Sendero Luminoso» in Peru.
Keywords: peruvian narrative, Arguedas, Vargas Llosa, Ribeyro, 50’s Generation.

MARCO MARTOS CARRERA

LA POESÍA PERUANA DEL SIGLO XX

RESUMEN

El texto aborda la poesía peruana del siglo XX desde un motivo, el caballo, en algunos de los
poetas más importantes: González Prada, Eguren, Vallejo, Delgado, Belli, Pimentel y Mazzotti.
Concomitantemente hace una cala en la poesía de Blanca Valera.
Palabras clave: poesía peruana, siglo XX, caballo.

ABSTRACT

This article focuses on the symbol of the horse in Peruvian poetry of the 20th century in
some of the most renown poets: González Prada, Eguren, Vallejo, Delgado, Belli, Pimentel y
Mazzotti. Additionally, the poetry of Blanca Vera is also discussed.
Keywords: peruvian poetry, 20th century, horse.

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