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Mayo-Junio de 1968: El

Descubrimiento – Jacques
Camatte [1977]
Posted on 2017/09/26

Nota A&C: Difundimos el texto “Mayo-Junio de 1968: el


descubrimiento”, publicado originalmente en la
revista Invariance (Serie III, 1977) bajo el título “Mai-June: le
devoilement”. El autor de este ensayo, Jacques Camatte,
trabajo con Amadeo Bordiga y el grupo de teóricos marxistas
que fueron conocidos como la Izquierda Comunista Italiana.
Después de los eventos que tuvieron lugar en Francia en mayo
de 1968, Camatte, junto con sus compañeros de Invariance,
comenzaron un análisis crítico de las actividades de la
izquierda comunista italiana, de la obra de Bordiga tanto como
la de Marx. El título de la revista originalmente se refería a “la
invariancia de la teoría del proletariado”, la teoría de la Liga de
los Comunistas y la Primera Internacional. Por el año 1973 los
críticos decían sobre esta revista que “nada varia más
que Invariance”. Camatte y sus compañeros, persiguiendo el
análisis crítico que ellos mismos habían iniciado, llegaron a
concluir que “lo que permanece invariante es la aspiración a
redescubrir la comunidad humana perdida, y esto no puede
tener lugar a través de un restablecimiento del pasado, sino
solamente a través de una nueva creación”. Su búsqueda
teórica/práctica los llevo a un completo rechazo de la teoría de
los partidos y organizaciones revolucionarias, la teoría de la
conciencia revolucionaria, la teoría de la consciencia venida
desde el exterior, la teoría del desarrollo progresivo de las
fuerzas productivas: “el movimiento del mayo francés demostró
que lo realmente necesario es un nuevo modo de vivir, una
nueva vida (las citas son del último artículo de la
revista Invariance n° 3, 1973).
La traducción de este texto fue realizada por un comunista por
la Anarquía del equipo editorial de Anarquía & Comunismo.

Mayo-Junio de 1968: El Descubrimiento[1]


En los textos que siguen, Mayo – Junio de 1968 es
considerado como un momento de ruptura fundamental: la
emergencia de la revolución, pero no la revolución misma. Este
enfoque involucra definir, demarcar y predecir lo que será la
revolución comunista en la fase de la dominación real del
capital sobre la sociedad; las revoluciones proletarias
anteriores tuvieron lugar en la fase de dominación formal [2].
Mayo – Junio de 1968 es considerado como el prólogo de un
vasto drama histórico que habría de conocer sus actos
decisivos muchos años después. Los actores principales ya no
son los mismos. En 1968, quienes intervinieron fueron los
estudiantes y las nuevas clases medias (todos los asalariados
que operan en el proceso de circulación del capital), fueron
ellos quienes sacaron a los proletarios de su letargo y les
hicieron entrar en el escenario de la historia. Desde ahora en
adelante, el partido del mañana no será más una reagrupación
de aquellos que son estrictamente proletarios, sino que será la
expresión de una unificación más amplia. Esto nos lleva hacia la
reflexión sobre la formación de una inmensa clase de seres
humanos situados en oposición al capital porque son esclavos
asalariados. Simultáneamente, esto involucra esclarecer el
fenómeno de profunda proletarización que está afectado a la
sociedad existente, puesto que el proletariado debe negarse a
sí mismo para llevar a cabo la revolución.

Sin embargo, la reflexión sobre el proceso de unificación de lo


que podríamos llamar el sujeto revolucionario resultó por poner
en evidencia el fenómeno de racketización, que nos obligó al
abandono de cualquier práctica grupal formal o informal, pero
no postergó el análisis de Mayo-Junio de 1968, reconociendo
entonces su importancia[3].
El estudio histórico del movimiento obrero, comparándolo con el
florecimiento revolucionario posterior a mayo de 1968,
demostró que lo que se manifestaba entonces era meramente
la reafirmación de algo que ya había ocurrido en los años
veinte; esto confirmó la discontinuidad de mayo de 1968, que
reveló que no éramos contemporáneos de nuestra época[4]. La
originalidad de este momento parecía ser, por tanto, la
readaptación histórica, lo que explica las modas salvajes, la
vertiginosa difusión de las ideas de W. Reich, la reivindicación
de la muerte del arte y su realización, las diversas tentativas
por crear comunidades, el entusiasmo por una pedagogía no
autoritaria (lo que ya se había manifestado en los años
anteriores), por la agricultura orgánica, la biodinámica, la
antroposofía, más también la reafirmación de lo sagrado, la
fascinación por las ciencias ocultas y el desarrollo de la
denominada corriente irracionalista.

Podemos darnos cuenta hasta qué punto el triunfo del fascismo


bajo sus diversas formas, el del estalinismo, la devastación de
la segunda guerra mundial y las inhibiciones engendradas por
la guerra fría habían causado un retroceso difícil de superar y
que, sin embargo, fue aniquilado dentro de unos pocos años.
Ello fue el producto de la introducción de otros elementos,
particularmente la ecología, incluyendo el descubrimiento de la
importancia de otros seres vivos y, para algunos, al menos en
los últimos años, del agonizante problema de la sobrepoblación.

Mayo-Junio de 1968 y, sobre todo, los sucesos posteriores


aportaron un nuevo elemento: la manifestación de un punto
muerto, de un impasse. La catástrofe permitió, de hecho, eludir
los siguientes problemas: ¿existe aún un sujeto revolucionario?
¿Tiene aún el proletariado una misión histórica que cumplir? ¿La
revolución será o no será clasista? ¿Puede aún haber una
revolución?

La mascarada había sido tanto más completa en cuanto que el


movimiento fascista, ayudado por el estalinismo, fue la
realización de la dominación real del capital sobre la sociedad.
Lo que todavía no había sido probado, vivido, pudo entonces
parecer una salida; tal como desde un punto de vista
superficial, la lucha contra el fascismo podría aparecer también
como una solución: puede aparentar ser el preludio de la
revolución.

Nosotros, por lo tanto, hemos concebido todo lo que se


manifestó después de mayo de 1968 bajo el prisma de lo que
ya se había desarrollado en la década de 1920, llegando a la
conclusión de que varios problemas fueron escamoteados en
ese entonces y que no debe pasar lo mismo hoy en día si no
queremos que sea en nuestra época que se realice el suicidio
de la especie.

Hay que admitir que en Mayo-Junio de 1968, y sobre todo a


partir de la agitación secundaria de 1973, el punto muerto en
que nos encontramos se manifestó claramente visible: mientras
más luchamos contra el capital, más fuerte se vuelve. En
consecuencia, los años 1975-1976 marcaron un retroceso. Una
y otra vez la retórica revolucionaria izquierdista logró
recuperarse de los acontecimientos en Chile, en Grecia, la
huelga de Lip [5], y la revolución en Portugal. Sin embargo, en
este último caso el impasse se manifestó claramente visible
una vez más. Los hombres y las mujeres deben tomar
consciencia de este callejón sin salida para decidirse a
abandonar las viejas representaciones y tender finalmente a
emprender una nueva dinámica, una salida de este mundo.

Cabe señalar que 1975 marcó un punto de inflexión, pero no


tan decisivo como se esperaba. En efecto, la crisis se propagó,
se instaló profundamente; al mismo tiempo, en el plano político,
los Estados Unidos abandonan la península indochina, punto
final de la expansión del imperialismo estadounidense, pero
también de la agitación izquierdista. Por otra parte, esta crisis,
que nunca termina[6] y que nunca llega a ser revolucionaria, es
la expresión más obvia del punto muerto en que uno se
sumerge buscando una contradicción decisiva en el corazón del
capital; contradicción que supuestamente catapultaría al sujeto
potencialmente revolucionario hacia la revolución.

El interés por esta crisis es diferente: desvelar el impasse al


destruir las viejas representaciones, las viejas certidumbres, los
apegos al pasado; poner en movimiento a los seres porque sus
viejas representaciones se derrumban y no se puede vivir sin
nada. Aunque actualmente la mayor parte de los seres
humanos viven el vacío, la vacuidad (¡la realización de lo
universal!) de la que hablábamos en Escatología y
resurrección [7]. El vacío es el complemento de la totalidad del
capital que lo secreta y estructura. Eso implica que esta crisis
se resolverá – si no hay una percepción generalizada del
impasse – de una forma positiva para el capital, es decir,
mediante un fortalecimiento de su despotismo.
Esta percepción generalizada del impasse tiene la oportunidad
de imponerse porque los diversos obstáculos para un devenir
diferente han sido abolidos: el mito del progreso y del
desarrollo de las fuerzas productivas, el de la URSS como país
del comunismo, de China como modelo sustituto, etc., junto con
sus corolarios: la necesidad del partido, de una teoría unitaria,
global, válida para todos, de la transmisión de la conciencia, de
la violencia revolucionaria, etc., así como el mito de la ciencia
neutral y benefactora de los seres humanos ; y que la crisis de
todas las instituciones significa que ya no pueden ser polos de
desviación de las fuerzas humanas en revuelta, lo que dejará el
campo libre a la manifestación de los diversos seres humanos.

En una cierta medida, los eventos posteriores a Mayo de 1968


constituyeron la confesión-revelación que Bordiga esperaba de
parte de los rusos y del sistema capitalista mundial. La brecha
entre la realidad y aquello que se afirma tiende a desaparecer,
en el momento actual, porque ha devenido cada vez más claro
para todo el mundo que, por ejemplo, la URSS no tiene nada de
comunista. Esto se afirma incluso entre los partidos que antaño
tuvieron que defender vigorosamente el comunismo de Moscú.
Sin embargo, no hay una afirmación de la revolución tal como la
concebía Bordiga. En cambio, esto nos permite comprender
hasta qué punto puede llegar la errancia y la perversión de los
ideales más generosos. Permanecer dentro de este análisis nos
llevaría solamente a tocar la superficie del fenómeno; lo
importante es poner en evidencia que luchar en el corazón de
la dinámica del capital solamente nos puede llevar hacia tales
aberraciones. Ahora, de una manera más o menos grotesca,
con excesos en todas direcciones, esta es una idea que tiende
a imponerse en la actualidad, incluso aunque a veces
conduzca al triunfo del derrotismo más absoluto, es decir, a
pensar que la transformación social no sería posible porque
los seres humanos siempre necesitarán de un amo.

La irrupción de mayo-junio de 1968 sacudió profundamente –


en un sentido literal – las mentes de las personas. A tal punto
que para explicarlo algunos han apelado a lo irracional, a un
resurgimiento de un comportamiento “primitivo”. Mayo de 1968
habría consistido en una inmensa catarsis y, en consecuencia,
también en una fiesta prodigiosa. Ambos aspectos no pueden
ser negados, pero no son más que solamente epifenómenos. En
realidad, se ha afirmado la dimensión biológica de la revolución.
Personalmente diría, ahora, que se ha afirmado la
transformación que debe producirse para que nuestra especie
continúe viviendo. Con el desarrollo del capital – aunque el
fenómeno estaba en marcha mucho antes de que el capital se
impusiera – los seres humanos son despojados del gesto, de
la palabra, de la imaginación. Mayo de 1968 fue la exigencia de
su liberación-recuperación. La locura biológica en que se está
hundiendo nuestra especie fue descubierta; en la medida en
que los seres humanos han perdido el gesto, puesto ya no
operan para un “hacer” dado, se vuelven inútiles para la
producción material (e incluso intelectual), están alienados por
la pérdida de la posibilidad concreta de crear y están
encerrados en esa incapacidad. A partir de este punto hay una
ruptura entre el sistema nervioso (proyección somático-motora
y somático-sensible) y su agente normal, la mano – una ruptura
intolerable que debe ser abolida. Incluso antes de 1968,
especialmente en Suecia, tuvieron lugar revueltas y disturbios
reveladores: los jóvenes bajaron por las calles, destruyendo
todo a su paso, sin ninguna reivindicación política, sindical o de
otro tipo. Expresaban lo inexpresable: la cárcel de la locura y el
deseo de liberarse de ella. ¿De dónde procede esta locura?
Con Mayo-Junio de 1968 sus orígenes profundos han sido
revelados.

La revelación atraviesa incluso el fenómeno de la recuperación


que, desde mayo de 1968, ha adquirido un amplio alcance. La
publicidad ha comprendido los deseos profundos de los seres
humanos y, puesto que debe esencialmente utilizar el lenguaje
de la diversión, debe conocer precisamente el terreno sobre el
que opera. Los deseos de la comunicación, de naturaleza, de
un ritmo más lento, a la vez más cósmico y más humano, deben
ser desviados hacia el consumo del capital, ya sea bajo formas
y representaciones materiales para quienes poseen el capital-
dinero o sólo bajo la forma de representaciones para quienes
carecen de él [8].

La emergencia de esos deseos profundos, incluso si están


incorporados en representaciones que permanecen dentro de
los marcos del capital, han puesto al descubierto otro
componente esencial de nuestro mundo: el marxismo en tanto
que consciencia represiva. Es en todas partes del mundo la
fuerza más efectiva que se opone al ardiente deseo de vivir; el
anarquismo, en sus formas individualistas y no-violentas
conserva aún una cierta carga de rebelión. Es gracias al
marxismo que el Modo de Producción Capitalista (MPC) fue
capaz de efectuar su transformación en dominación real, de
volverse universal. En efecto, sin él el MPC no habría sido
capaz de penetrar en zonas como las que la URSS domina
actualmente, en China, o en los países africanos. En ese
sentido, juega el mismo rol que el cristianismo de cara al
Imperio Romano. La verdadera universalidad de ese imperio fue
en realidad llevada a cabo por la religión que, en sus orígenes,
había jurado su destrucción.

El fenómeno profundo es, como decíamos en 1968, la


búsqueda de la Gemeinwesen [9] y, podríamos decir ahora, la
búsqueda del ser y de la vida inmediata por medio de la
recuperación del gesto, del habla y de la imaginación; esto se
percibe en la atracción que ejerce la artesanía en una multitud
de jóvenes (recuperable por el capital, como ya hemos
indicado) y en las diversas tentativas de creación de
comunidades [10]. Por supuesto esto a menudo toma aspectos
débiles. Sin embargo, la crítica más severa – que tiene razón en
lo que concierne a lo inmediato – es incapaz de intuir la
aspiración profunda de los seres; olvidan que no es posible
eliminar de un sólo golpe e inmediatamente los fenómenos de
la moda y el faddismo.

La afirmación de esta aspiración profunda, así como su


comprensión, se hacen difíciles a causa de una percepción del
mundo que ha sido pervertida por el hecho de que los seres
humanos se han convertido en usuarios del capital. Están en un
mundo donde ya no hay ningún valor de uso o valor de cambio.
Ellos mismos son un modo de ser del capital. Como el
capital, son una magnitud dada que debe aumentar. Ya no
podemos decir “realizan su valor” en la medida en que esto
todavía nos remite a la esfera del valor. Esto se manifiesta de
forma contundente en el mecanismo de perversión de la
revuelta. Consiste en ir cada vez más hacia a la izquierda.
Cada persona querría estar más a la izquierda, más al extremo
de quien acaba de ser considerado como tal porque ha
introducido algo en el llamado debate revolucionario; de esta
forma los revolucionarios ya no tienen tiempo para estructurar
su revuelta, porque inmediatamente se descubre, con burla, que
carece de fundamento, de veracidad, que hay algo más
revolucionario que lo que ellos acaban de afirmar. La teoría
revolucionaria se convierte, como el goce, en algo que no se
alcanza jamás. Nos sumergimos en lo indefinido y en la
evanescencia.
Por otra parte, en la actualidad, no sólo la vida se transforma
en conocimiento (Nietzsche), sino que lo posible se transforma
en objeto de saber. Varios investigadores revolucionarios
buscan nuevas ideas y, tan pronto como perciben el menor
sobresalto, el estremecimiento de alguna cosa inusual, la
afirmación de la más pequeña idea original, la agarran, la
circunscriben, la teorizan, extrapolan todo que aquello que
pueda contener. O bien, sirve para revisar su representación
anterior. En todos los casos, se trata de improvisar alguna
cosa que sea operativa y se la arroja al mercado. El autor de la
intuición o de la acción descubre que su impulso es vulgarizado,
capitalizado. No pueden evitar sentirse disgustados por lo que
pudieron hacer e incluso por sí mismos. Las posibilidades son
transformadas en representaciones, e incluso cuando los
hombres y las mujeres son capaces de realizar algo, y por lo
tanto de vivir, tienen un sentimiento de deja vu, el sentimiento
de que algo es banal, inesencial; que es algo que no vale la
pena. De allí el desaliento que se vuelve aún más agudo
cuando se dan cuenta de que con los diversos elementos
teóricos, con las diferentes posibilidades de externalización que
se nos presentan, hay infinitas combinaciones.
Solamente al alcanzar otra dinámica, al adoptar un marco de
referencia distinto al capital, es posible evitar toda esta
perversión-destrucción. Y cuando los fenómenos catastróficos
inherentes al desarrollo de nuestro mundo se verifiquen, los
obstáculos abolidos serán reconocidos como tales y los
hombres y mujeres se verán obligados a tener que
elegir: permanecer en la comunidad-capital o abandonarla. Se
comprenderá entonces que fue con mayo-junio de 1968 que se
dio a conocer esta alternativa.
Es debido a la ruptura que ha tenido lugar que podemos
emerger de un pasado mítico, de un futuro idealizado,
indefinidamente proyectado, aparentemente cercano pero
siempre relegado hacia el futuro; que podemos ensayar todas
las coordenadas del tiempo, encontrar el espacio y adoptar el
comportamiento que unificará el todo en una vida, desde ahora,
fuera de la del capital. .

Jacques CAMATTE

Marzo 1977

Notas
1 Hemos traducido la palabra francesa «devoilement » como
descubrimiento, privilegiándola por sobre otras posibles
traducciones como « revelación », « exposición »,
« desenmascaramiento », etc. La palabra francesa hace
referencia a la exposición o revelación de algo que se
encontraba oculto o encubierto por alguna especie de velo o
máscara. En este sentido, creo que la palabra descubrir,
entendida literalmente como el acto de des – cubrir, de quitar
la máscara o la cubierta a algo, reproduce correctamente la
expresión original de Jacques Camatte que hace referencia al
momento insurreccional de Mayo-Junio de 1968 como la
puesta al descubierto del impasse o punto muerto en que nos
hundimos al luchar según, y dentro de, las dinámicas del capital
[N. del T.].
2 Véase Invariance, série I, n°6, Avril-Juin 1969 : La révolution
communiste : thèses de travail.
3 Véase la carta del 4.9.1969 publicada bajo el título Sobre la
organización en Invariance, série II, 1972. Durante mucho
tiempo ha existido un proyecto para publicar los textos de
Adorno sobre la cuestión de los rackets a fin de mostrar tanto
los préstamos que hemos hecho su obra así como lo que nos
separa de él. Espero ser capaz de asegurar esta publicación en
un futuro no lejano.
4 Véase EL KAPD y el movimiento proletario, artículo
de Invariance, série II, n°1, 1971. (Hay traducción al español del
Colectivo
Germinal : http://colectivogerminal.org/2017/06/30/kapd-
movimiento-proletario/ [N. del T.].
5 Se conoce como « affaire Lip », o « asunto Lip », a una gran
huelga que llevaron a cabo los trabajadores/as de las
empresas Lip (una fábrica de relojes) ubicada en Besaçon. Un
movimiento de lucha increíble, que duró varios años, movilizó a
multitudes en Francia y Europa (la mayor marcha convocó más
de 100.000 personas), multiplicó las acciones ilegales sin ceder
nunca a la tentación de la violencia, impulsó la imaginación y la
búsqueda de la comunidad hasta límites jamás alcanzados en
ese entonces [N. del T.].
6 Sobre este asunto véase Invariance, série I, n°6, 4.4.
Développement du capitalisme et crises ; série II, n°3,
¿Decadencia del modo de producción capitalista o decadencia
de la humanidad? (Hay traducción al español realizada
también por Editorial
Hybris: https://anarquiaycomunismo.noblogs.org/post/2017/09/1
6/errancia-de-la-humanidad-jaques-camatte-1973/ [N. del T.]) ;
série II, n°5, Hay que dejar de este mundo (Traducción en
proceso de edición final y de próxima aparición [N. del T.]); série
II, n°6, C’est ici qu’est la peur, c’est ici qu’il faut sauter.
7 Artículo contenido en el n° especial de Invariance de
Noviembre de 1975 : Diálogo con Bordiga (Hay traducción al
español del Colectivo
Germinal : http://colectivogerminal.org/2017/07/06/jacques-
camatte-dialogo-bordiga-1988/#_ftn1[N. del T.]).
8 Véase sobre este punto la publicidad del Club Méditerranée.
La publicidad es el discurso concreto de la economía libidinal,
de las máquinas deseantes, etc.

9 En el Glosario de la página de Invariance encontramos la


siguiente definición de Gemeinwesen:
“Concepto ampliamente utilizado por K.Marx y G.W.F. Hegel. No
sólo indica el ser común, sino también una naturaleza y una
esencia comunes (Wesen). Es esto lo que nos funda y nos
acomuna (nous acommune), participando en el mismo ser, en la
misma esencia, en la misma naturaleza. Es el modo de
manifestación de este ser participante.
Puedo añadir una interpretación personal sobre gemein. Ge es
una partícula inseparable que expresa la generalidad, lo común,
lo colectivo. Mein indica lo que es individual: el mío. Así, la idea
subyacente, la idea de una no separación entre lo que es
común y lo que es individual; que implica el concepto de
participación en el cual uno se percibe en un todo que es
consustancial.

Gemeinwesen se presenta así como el conjunto de las


individualidades, comunidad que resulta de sus actividades en
la naturaleza y dentro del mundo creado por la especie, al
mismo tiempo que las engloba, dándoles su naturalidad
(indicada por wesen ), su sustancia como generalidad (indicada
por gemein), en un devenir (wesen)”. [N. del T.]

10 El siempre renovado proceso de cientificización de Marx


consiste en gravar en la ideología todo lo que ha podido
escribir sobre las comunidades, como fue el caso de la
alienación, lo que permitirá la búsqueda de una nueva ruptura
epistemológica.
Esto puede encontrar un gran eco y servir como un garante
teórico para rechazar cualquier intento de construir una
comunidad, especialmente porque en la actualidad estamos
asistiendo al desarrollo de patologías comunitarias. De hecho,
muchas comunidades producen y teorizan un despotismo
comunitario absolutamente inadmisible, como es
particularmente el caso en la comunidad AA (Análisis y Acción),
que realiza el modelo antagonista, chino, del modelo
americano: el Club Méditerráneo.
 

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