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PERSONAJES PRINCIPALES
CASANDRA
MATEO
JULIETA – Amiga de Casandra
PADRE ALFONSO
PADRE PABLO
PETRA
JOAQUIN
TENORIA
PERSONAJES SECUNDARIOS
EMILIANO
MUJER DE SERVICIO CASA DE EMILIANO
PACIENTE DE PETRA
ROSALÍA
SIMÓN
OLGA
TEODORO – Comandante
CORDELIA– Madre de Casandra
ILDEFONSO - Padre de Casandra
ARMIDA – Tía de Mateo
MONJE JEREMÍAS
MONJE X
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SINOPSIS
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Negros. Aparece la siguiente frase.
Semi oscuro.
La estancia está alumbrada con un candelabro que emite una
tenue luz amarillenta.
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Rápidamente se dirige a la parturienta que mueve la boca y
le dice algo al oído.
La abadesa asiente con lágrimas en los ojos, mirándola con
mucho amor.
1990
CASANDRA, 30 años, despierta bañada en sudor y se sienta en
la cama, llorando.
Se prepara un café.
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Se toma un trago de café y sale.
Se sacude el cabello.
CORTE A:
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CASANDRA:
Oye, no ves que es una mujer mayor? Cálmate.
CONDUCTOR:
Tú no te metas, vieja imbécil.
CASANDRA:
Imbécil tu madre, que le dio vida a un ser
tan despreciable como tú.
CASANDRA: (Cont.)
Ah… me vas a golpear? Se ve que estás
acostumbrado a golpear mujeres, pero conmigo
no te vas a ir limpio, te lo aseguro. Ándale,
pégame!
CASANDRA:
¿Está bien, señora?
ANCIANA:
Sí, niña, Gracias, eres muy valiente. Pero ese
Hombre parecía más fuerte que tú…
CASANDRA:
Sí… qué bueno que no me hizo caso, de pegarme,
quiero decir (Se ríe a carcajadas)
ANCIANA:
Eres un ser muy especial, un ser de luz.
Los ángeles te protegen siempre.
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A Casandra se le rosan los ojos.
Poca gente.
Casandra se dirige hacia una mesa donde está sentado MATEO,
33 años, tipo nerd.
MATEO:
Casandra, ¿Sabes algo de la historia
de La Hermandad de Ixchel y demás?
CASANDRA?
¿Me haces venir hasta aquí para hablarme
de historia?
MATEO:
Está bien. Quiero pedirte una cosa…
no, mejor dicho quiero proponerte algo…
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Mateo mientras lo toma.
CASANDRA:
Venga, te escucho.
MATEO:
Tengo un trabajo para ti…
CASANDRA:
¿Un trabajo?
MATEO:
Un trabajo muy especial… Te preguntaba
que si has escuchado hablar de la
hermandad de Ixchel…
CASANDRA:
Pues he escuchado algo, sí… Qué hay
con eso?
MATEO:
Bueno, en Valladolid, que es donde estuvo
hace sesenta años un grupo muy activo
de estas mujeres, fueron cruelmente
asesinadas y nunca se supo quién las
mató. El punto es que han comenzado a
aparecer varias personas sacrificadas…
Y se dice que son los descendientes
de esas mujeres…
CASANDRA:
¿Y por qué yo?
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MATEO:
Porque eres la mejor. Que yo sepa,
nunca has dejado un caso sin resolver.
Además, la persona que quiere
contratarte prefiere que sea una mujer
la que haga este trabajo de investigación.
CASANDRA:
¿Y por qué una mujer?
MATEO:
Creo, Casandra, que doscientos mil
pesos no son para tomárselo a broma.
CASANDRA:
¿Doscientos mil pesos? ¿Te está burlando
de mí?
CASANDRA: (Cont.)
¿Y quién es la persona que quiere
contratarme?
MATEO:
Lo conozco de vista solamente… Solo he
hablado con él un par de veces y… Esta,
porque me preguntó si sabía de alguien…
Ya sabes… Te espera mañana en su casa.
MATEO: (Cont.)
Estos son los datos.
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Cassandra toma el papel mientras está viendo más allá de
Mateo.
De pronto se levanta de un brinco y se va deprisa.
NIÑO:
Ya mami, no me pegues…
CASANDRA
(deteniendo el próximo golpe)
Hey, qué pasá, por qué le pegas a tú hijo?
MUJER:
¿A ti qué te importa? Es mi hijo y yo sé
lo que hago.
CASANDRA:
Sea lo que sea que esté pasando tu hijo
No tiene la culpa. No te desquites con él…
Todo se puede arreglar.
MUJER:
Perdón, perdóname, mi niño! Te juro
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que nunca volverás a pasar por esto.
Casandra los mira con una gran sonrisa cuando llega Mateo
junto a ella y le dice cerca del oído.
MATEO:
Esa es mi chica. La que nunca se queda
Quieta ante la injusticia…
EMILIANO:
Señorita detective. ¡Qué gusto conocerla!
Aunque la creía mucho mayor…
CASANDRA:
Señor Camargo… Créame que la más
sorprendida soy yo. Lo imaginé un
anciano…
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Emiliano se carcajea y la invita a sentarse. Pone los
papeles sobre la mesa y le sirve agua, le ofrece el vaso y
se sirve él. Dan un trago.
EMILIANO:
Bueno, Casandra. Dejemos esos tratos
solemnes y tuteémonos. Ni que
fuéramos tan viejos. Para comenzar,
quiero que leas esto.
Le da el fajo de papeles.
CASANDRA:
¿Por qué le interesa… te interesa
esto? La policía ya está investigando.
EMILIANO:
Casandra… todas esas personas fueron
asesinadas en el mismo lugar, a la misma
hora y de la misma forma, ¿no te dice
eso nada?.
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CASANDRA:
Por supuesto: me dice que un asesino
serial anda por ahí suelto.
EMILIANO:
También, todos los muertos hasta hoy,
todos, son descendientes de un grupo
de mujeres adoradoras de Ixchel que fue
asesinado hace sesenta años. No.
Todo eso significa que son
sacrificios religiosos… un exterminio!
Y yo quiero saber quién o quiénes están
detrás.
CASANDRA:
Pero, ¿por qué te interesa tanto?
EMILIANO:
Bueno, digamos que soy un amante de los
misterios.
EMILIANO: (Cont.)
Casandra, discúlpame, soy un despistado.
¿Quieres beber algo más que agua?
CASANDRA:
Perdón… decías algo?
EMILIANO:
Te preguntaba que si quieres algo
fuerte para beber.
CASANDRA:
Ah… sí. Un Martini estaría excelente.
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14. INT. CASA-COCINA DE CASANDRA. NOCHE.
JULIETA:
Y bien, amiga. ¿Qué es eso tan importante
que ameritó que yo renunciara a una velada
tan insípida para venir hasta aquí?
JULIETA: (Cont.)
¿Lo de siempre, señorita detective?
CASANDRA:
(Riendo)
Sí, payasa. ¿Sabes que esa misma frase
la usó Emiliano hoy?
JULIETA:
¿En serio? Oye, y qué tal está… ya sabes…
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Julieta hace unos movimientos sensuales mientras agita los
martinis y los sirve.
CASANDRA:
Es muy guapo, sí…
JULIETA:
¡Hey! Cupido ha tensado su arco!
CASANDRA:
¡NO! Si es un niño… Además ya sabes que
yo amo a Mateo…
JULIETA:
Entonces por qué no se lo dices? Él
siempre te ha amado.
CASANDRA:
Ay, Juli, no estoy segura de querer entrar
en una relación seria… primero necesito
encontrarme yo misma… y luego está la
separación con mi padre…
JULIETA:
(Se sienta junto a ella y la abraza)
Sí… lo siento, no debí hablar de eso.
Perdón.
JULIETA: (Cont.)
Pues brindemos por el éxito de esta nueva
misión. Que este sea lo que siempre has
esperado: tu salto a las ligas mayores.
Salud, amiga!
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La puerta de la cabaña se abre y sale PETRA, ochenta años,
haciéndose una cola.
JAZMIN:
Hola Petra, le traje un ramo de caléndulas…
Las caléndulas sirven para…
PETRA:
… Para cicatrizar las heridas, Jazmín.
JAZMIN:
¡Sí! Y para limpiar la cara de impurezas y…
para alegrar el corazón a través de la vista,
por su hermosura.
PETRA:
¡Eso es, mi niña! ¿Cómo estás?
JAZMIN:
Bien. ¿Y usted?
PETRA:
También.
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Petra la mira y en su rostro podemos ver un rictus de
tristeza.
ALFONSO:
Estamos en quiebra, en quiebra total…
PABLO:
¿Y por qué no habla con Don Teodoro? Tal
vez él quiera ayudarnos.
ALFONSO:
No, ya sabes que entre nosotros no hay
mucha cordialidad… Tal parece que nos
odia… y desde que se encontró aquel
tesoro parece que olvidó sus miserables
orígenes.
PABLO:
No creo que nos odie. Este monasterio
siempre se ha ocupado de las necesidades
de su familia por generaciones, según me ha
contado usted y algunos compañeros.
ALFONSO:
¡Pero ya se le olvidó todo eso! Su ego
se hizo muy grande cuando subió a
teniente… Maldito arribista!
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Pablo se santigua, mirándolo con cierto temor.
ALFONSO: (Cont.)
Y para colmo de males tenemos a Tenoria,
la loca!
PABLO:
Dicen que Petra hace milagros, padre. Jesús,
el del molino, me contó que curó a una mujer
ante sus propios ojos. Dice que, igual que
nuestro señor, puso sus manos en el cuerpo
de la enferma, que se retorcía de dolor.
Y a los pocos minutos la mujer lloraba de
alegría.
AFONSO:
(Iracundo)
¿Usted también cree en eso, hermano?
¡Actos del diablo encarnado en esa impía!
Seguramente esa mujer le hace segunda a
Tenoria y no deja de criticarnos y lanzarnos
indirectas.
A nosotros, que somos hijos de Dios!
PABLO:
No Padre, Petra no habla mal de nadie.
Y la gente está convencida de que es una
santa, vive pobremente… Se alimenta de
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plantas que ella misma cultiva. Y Tenoria…
Quizás sea un poco retrasada, pero no hace
daño a nadie.
ALFONSO:
(Para sí mismo)
Esto no puede seguir así. Necesitamos
hacer algo.
PABLO:
Necesitamos un milagro, padre. Debemos
rezar para que ocurra un milagro y
encontremos donaciones y los fieles
vuelvan sus ojos hacia Dios.
ALFONSO:
(Escandalizado)
¿Rezar? No vamos a molestar al Santísimo
con nuestros mezquinos problemas. Eso
es asunto nuestro, hermano, para ello
estamos aquí.
PABLO:
La Madre Rosalía cree que se debería renovar
el culto a Santa Ildegarda.
Ya sabe la devoción que ella siente por la
santa y la fe que deposita en ella. ¿No le
parece una buena idea?
ALFONSO:
(Se persigna)
¡Dios nos proteja!
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biblia que hay sobre él, acariciándola, con la cabeza
inclinada, mirando sin ver.
PABLO:
¿Se siente mal padre Alfonso? Lo noto
muy pálido de repente.
ALFONSO:
Estoy bien, muy bien, gracias por
preocuparse, hermano. Déjeme solo,
necesito aclararme. Váyase, se lo ruego.
Si lo necesito iré a buscarle.
Otro día…
Muy acogedor, llena de frascos con pomadas, aceites y
brebajes sobre anaqueles de madera, bonches de hierbas
colgando del techo.
PETRA:
Toma, úntate esto en las partes que
te duelen tres veces al día. Y de estas,
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tomate 5 gotas por la mañana y 5 por la
tarde. En unas horas te sentirás mejor.
Pero recuerda: termina los frascos, de lo
contrario, no sanarás.
OLGA:
Sí doña petra, sí… ¿Cuánto le debo?
Petra la mira detenidamente y podemos ver unos ojos
hundidos, limpios y llenos de bondad.
PETRA:
Por ahora nada. Pero ya sabes, cuando
te pongas bien me pagas… Cómo está Jazmín?
OLGA:
Muy bien. Creciendo… Es muy lista… qué puedo
decirle a usted que la conoce tanto como yo?
Se escuchan pasos.
Petra mira a su alrededor y podemos apreciar desde su punto
de vista un hermoso bosque frondoso.
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Rosalía llega hasta la puerta cansadísima y casi aventando
la canasta en el suelo lanzando una imprecación.
PETRA:
Ama a tu cuerpo, querida, en lugar de
reñirle. Aunque estamos viejas, no
muchos pueden presumir de llegar a nuestra
edad para contarlo…
ROSALÍA:
Pues tú sí puedes presumir de eso. Mírate,
tienes cara de muchacha. Ya quisiera dejar
todo esto pero no puedo abandonar ese lugar,
nunca podré hacerlo.
PETRA:
Sí puedes, pero tus creencias te lo impiden.
Y la iglesia tampoco puede prescindir de los
servicios de las mujeres… aunque las odien.
ROSALÍA:
Ah, ¡mira quién habla! A ti nadie te quiere
en San Bernardino y sigues aquí, en esta
miserable casucha frente a ese bosque
siniestro…
PETRA:
(Riendo fuerte)
Oye tú, monja loca, que mi casa no es miserable
ni ese hermoso bosque es siniestro… y si sigo
aquí es porque espero que mi hija regrese algún
día. Anda, pasa que tenemos otras cosas
importantes de qué hablar.
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Amueblado. Casandra lo está recorriendo junto con el
arrendador. Consta de un cuartito, una cocinita, salita y
baño.
Junto a la puerta está una maleta y una mochila.
Terminan de recorrerlo.
CASANDRA:
Buenos días, estoy buscando a la persona a
cargo de esta oficina.
HOMBRE:
Buenos días señorita. Ah, el teniente Rubio
pero ahora no está… ¿gusta esperarlo? No creo
que tarde mucho ya. ¿Gusta pasar?
CASANDRA:
No. Digo, sí, lo esperaré pero daré algunas
vueltas mientras espero. Muy amable.
CASANDRA:
Perdone usted… fue mi culpa…
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CASANDRA: (Cont.)
¡Teo, Tío Teo! Soy yo, la hija de tu amigo
Ilde. ¿Me recuerdas?
TEODORO:
Por todos los cielos… ¿Luna? ¡Pero si
eres toda una mujer! Ven pasa.
CASANDRA:
No… mi nombre es Casandra… Me estarás
confundiendo.
TEODORO:
Seguramente sí… Perdona, estoy hecho un viejo.
Pero ¿cómo me reconociste si hace años que no
me veías? Estabas así de chiquita.
CASANDRA:
Pues por la foto que tiene mi padre…
Además, nunca podré olvidar esa voz de
trueno.
TEODORO:
¿Y cómo está el granuja de tu padre?
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CASANDRA:
Pues espero que bien. Casi no nos vemos.
TEODORO:
Mmmm… y tú, ¿cómo has estado? Qué te trae
por estos rumbos tan lejanos?
CASANDRA:
Soy detective. Estoy en un caso…
y necesito que me ayudes con algunas
preguntas.
TEODORO:
¿Ah, mira, finalmente seguiste los
pasos de tu padre, eh? Pues estoy a
tus órdenes, pregúntame lo que quieras
saber.
CASANDRA:
Gracias tío. Quiero saber todo lo
relacionado con los sacrificios de
Ixchel. Nombres de las víctimas,
familiares etc.
TEODORO:
¿Te has vuelto loca, Casandra? No me
digas que ese es el caso que te trajo
hasta aquí porque…
CASANDRA:
Pues sí… pero, ¿por qué te afecta tanto?
TEODORO:
Porque es un caso muy peligroso. Ha muerto
mucha gente. Llevamos años, muchos años
investigándolo y aún no tenemos pistas que
nos lleven al o los culpables. Y desde ya te
digo: regresa por donde viniste.
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Casandra se levanta del sillón y va hasta el escritorio de
Teodoro, muy seria.
CASANDRA:
No. No voy a dejarlo. Soy detective y este
es mi trabajo. Mejor dime qué pasa…
TEODORO:
No, chiquilla. No lo haré. Tu padre y yo
fuimos compañeros muchos años. Íntimos
amigos. Y en memoria de esa amistad no te
expondré a que te maten.
CASANDRA:
(Molesta)
Bien. No lo hagas. Pero yo no dejaré este
caso. Es lo mejor que he encontrado desde
que me gradué. Así que con tu ayuda o sin
ella llegaré al fondo del asunto.
TEODORO:
Casandra… No seas necia! Deja que yo resuelva
esto por ti. Esto puede ser muy peligroso…
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Después mira hacia los árboles y se estremece.
PETRA:
Los espíritus malignos andan sueltos otra vez…
Luego se va rápidamente.
PETRA:
Eres una buena niña, Delfina. Tienes
hambre, ¿verdad? Que feo viento hacía
anoche. ¿Lo oíste? ¿No te dio miedo?
A mí sí.
SIMÓN:
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Petra, tiene que ayudarnos… nuestra hija
desapareció y nadie en el pueblo la ha visto.
¿Ha venido hoy por aquí?
PETRA:
¿Cómo? ¿Jazmín ha desaparecido? No, Simón,
hoy no la ha venido. Pasen, por favor.
OLGA:
(Llorando)
Ayúdenos a encontrarla, por favor.
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Simón se acerca despacio mientras Olga lanza un alarido y
corre gritando. La toma entre sus brazos tratando de
animarla. Simón las abraza a las dos, llorando.
Petra está mirando la escena con lágrimas en los ojos. Cae
de rodillas, susurrando.
PETRA:
¡No, por favor, señora, basta ya de tanta
sangre! ¿Por qué Jazmín, un alma tan pura
e inocente?
OFF-TV:
El cuerpo degollado de otra niña fue encontrado
esta mañana en el altar a Ixchel, la diosa… se
cree que es un grupo de fanáticos que al
parecer, quieren acabar con la descendencia de
un grupo que se reunía algunos años atrás y fue
asesinado durante la práctica de un ritual…
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El policía va y habla con Teodoro y este mira hacia donde
está Casandra que le sonríe haciendo señas de saludo con la
mano.
CASANDRA:
Bueno, ¿qué quieres? Así soy. Tienes alguna
pista de lo que pasó aquí?
TEODORO:
No. Ni pizca. Este es un asesino muy hábil.
CASANDRA:
¿Y los testigos, quién descubrió el cadáver?
TEODORO:
Fueron sus padres, con Ayuda de Petra,
una curandera que puede ver más allá
que cualquiera.
CASANDRA:
(Anotando todo)
Y… donde puedo ver a Petra?
TEODORO:
Todo mundo sabe… vive en una cabaña de barro.
Por ese sendero.
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Mira hacia las ventanas y alrededor.
Oscuro.
Pablo entra despacio, tratando de ajustar su vista a la
oscuridad.
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Pablo lo descubre y se acerca lentamente.
PABLO:
¿Me mandó llamar Padre Alfonso?
Silencio.
Alfonso sale de su rezo y lo mira largamente, como si no lo
conociera.
PABLO:
¿Se siente usted bien?
ALFONSO:
Ah, es usted, hermano Pablo. Sí, le mandé
llamar.
ALFONSO: (Cont.)
!Otra vez ha pasado Hermano! Es una desgracia
pobre niña, pobre niña (se persigna) que dios
la tenga en su santa gloria. Pero tal vez así
tiene que ser.
PABLO:
Cálmese Padre. Y no creo que tenga que ser
así. Era solo una niña. Y el maldito que hizo
eso es un asesino sin entrañas… (Se persigna)
Perdone, pero me siento muy enojado.
ALFONSO:
¡Lo comprendo, pero no se deje llevar
por sus bajas pasiones!
PABLO:
Padre… Tal vez debería permitir que se
reviva el culto a la diosa Ixchel…
ALFONSO:
¡No blasfeme! No, no, lo que debemos
hacer es seguir rezando para que Dios
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nos perdone por tanta maldad y…
PABLO:
Ah, había olvidado decirle, hay una
detective que anda investigando.
Llegó hace tres días de la capital
y no dudo que pronto venga a hacerle
preguntas. Yo mañana iré con el señor
Mendoza a ver si él sabe algo de todo
esto.
ALFONSO:
¿Cómo que anda una detective investigando…?
Bueno… Tenga cuidado con Mendoza. No sabemos
si él pueda estar detrás de las muertes, ya
ve cuanto odia el culto a Ixchel.
Semi oscuro.
Casandra duerme inquieta. Suda y mueve mucho la cabeza.
En un flashazo vemos el mismo sueño que tiene en la primera
escena.
OFF-MATEO:
Hola, Casandra.
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CASANDRA:
Mateo, perdón por despertarte. Acabo de
tener una pesadilla.
OFF-MATEO:
¿Lo de siempre?
CASANDRA:
Sí… pero cada vez es más fuerte…
(Se le quiebra la voz) fue horrible.
OFF-MATEO:
Cálmate. Es solo una pesadilla.
Y dime, cómo vas con la investigación?
CASANDRA:
(Se limpia las lágrimas)
Voy despacio. Aún no he podido encontrar
personas claves que puedan decirme algo
importante, pero las encontraré… y tú,
¿cómo estás?
OFF-MATEO:
Bien, trabajando. Oye, te gustaría que
fuera a echarte un poco la mano? Solo
sería el fin de semana…
CASANDRA:
(Demasiado emocionada)
¡Sí! Me encanta la idea!
OFF-MATEO:
Bueno, entonces nos vemos por allí.
Cuídate mucho y no bajes la guardia
con nadie. Beso.
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Pablo está de pie, mirándolo.
PABLO:
No, señor, solo le hice una pregunta sin
intención de ofenderle.
JOAQUIN:
¡Pues a mí más bien me parece una
impertinencia que no estoy dispuesto
a tolerar!
PABLO:
Tranquilícese Don Joaquín. Solo quiero saber
si usted sabía algo de esas horribles muertes…
He oído rumores de que no es la primera vez
que ocurren hechos de esta naturaleza en el
bosque.
JOAQUIN:
¿Quién ha dicho eso? ¡Éste es un pueblo
tranquilo!
PABLO:
Nadie del Pueblo ha dicho nada, se lo aseguro,
su gente parece haber perdido la memoria al
respecto, nadie sabe nada. Lo mismo que usted,
por lo que veo.
JOAQUIN:
Entonces, seguro que es cosa del cura ese de
San Bernardino. Nomás anda metiéndose en lo
que no le incumbe.
PABLO:
Nadie del monasterio ha dicho una sola
palabra del asunto, ni tampoco en contra
suya.
JOAQUIN:
A mí no me importa quién los haya puesto
en mi contra pero todo es falso y están
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faltando a la justicia.
PABLO:
Señor… No es mi intención perjudicar
su buen nombre, pero corren rumores,
le repito, rumores extraños que sueltan
palabras confusas y peligrosas.
JOAQUIN:
¿A qué rumores se refiere, padre?
PABLO:
Nada en concreto, ya se lo dije. Frases
sueltas, incontextas entre sí y confusas,
algo sobre que usted puede estar vinculado
con la antigua hermandad de la diosa Ixchel.
Y que las protege bajo una máscara de odio.
JOAQUIN:
Ah, así que se trata de eso. Usted habla de
unos hechos enterrados en tiempos muy lejanos,
la hermandad ya ni existe.
PABLO:
Yo solo le digo para que tenga cuidado.
Por cierto, no ha pasado a dejar su cheque
mensual al monasterio… Con su permiso.
Flashazo a su sueño.
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Una niña que le tiende los brazos. Petra, más joven
alejándose entre lágrimas.
JOAQUÍN:
!Otra vez está pasando, Petra!
Se abrazan.
PETRA:
Sí… Mi pobre niña Jazmín ¿Cuántos murieron
la última vez? no puedo recordarlo…
JOAQUÍN:
Ocho, estoy casi seguro. Y todos eran, eran…
PETRA:
Descendientes de las hijas de Ixchel…
Debemos acabar con esto, hay que destruir
la estatua de la diosa…
JOAQUIN:
Sí… debemos recordar qué pasó la última vez,
la desaparición de tu hija.
PETRA:
Hay que detenerlo, esta vez debemos detenerlo
como sea ¿Por qué razón se repite?, ya nadie
recuerda la vieja religión, los rituales a
Ixchel. Todo terminó hace mucho… ¿por qué?
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JOAQUÍN:
Tal vez alguien no desea olvidar, ni tampoco
que olvidemos… veré qué puedo hacer. Tengo
que irme…
OFF-VOZ:
¿Detective Lares? ¿Casandra Lares?
CASANDRA:
Sí…
OFF-VOZ:
Me alegro de encontrarla al fin en casa.
Está usted investigando lo de los asesinatos
de Ixchel, ¿verdad?
CASANDRA:
(Secamente)
¿Quién es?
OFF-VOZ:
Un amigo, señorita… Casi debería usted
llamarme un ángel guardián (risa fantasmal).
Deje las cosas como están. Tiene usted unos
ojos tan bonitos… Me horrorizaría ver cómo
alguien echa ácido en ellos.
La comunicación se cortó.
MATEO:
¿Qué pasa, Cas?
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Casandra pone lentamente la bocina sobre la base mientras
recita en son de burla.
CASANDRA:
"Si aprecias tu vida en algo, no te
acerques al páramo de noche".
MATEO:
Estás pálida, Casandra. ¿Quién estaba al
teléfono?
CASANDRA:
Me gustaría saberlo. La voz era tan… tan
contenida. Tan filosa… Como un estilete.
Alguien quiere que me retire de la
investigación de los asesinatos con
bastante interés como para amenazarme
con echarme ácido en los ojos.
MATEO:
¡Tienes que llamar a la policía!
CASANDRA:
La policía no puede hacer nada, Mat.
Si les llamo y se los cuento… ¿Tienes
idea del número de llamadas de locos
que se hacen cada día?
MATEO:
Pero podrían mandar a alguien a vigilar
un poco.
CASANDRA:
(Sarcástica)
Claro. Si no tuvieran ochocientos crímenes
que investigar. Y diez mil robos a mano
armada. Y unos cuantos miles de violaciones.
Eso sin contar los que yo investigo. Olvídalo.
No creo que pase a mayores. Hablemos de otra
cosa.
ALFONSO:
Bueno, está aquí en este momento, teniente
Rubio… No, no, creo que sí tengo que hablar
con ella.
ALFONSO: (Cont.)
No se preocupe. Diré solo lo que tenga
que decir. Adiós…
41
Alfonso se vuelve a Casandra y la mira, sin ninguna emoción
en su rostro.
ALFONSO:
Es usted la detective Lares, ¿verdad?
CASANDRA:
Sí. Era Teodoro Rubio?
ALFONSO:
El comandante de la policía, sí. Es el
encargado de la investigación de los
asesinatos. No sé cómo se enteró de que
nos veríamos pero me estaba pidiendo que
no hablara con usted.
CASANDRA:
¿Dijo por qué?
ALFONSO:
Piensa que es asunto de la policía.
Me dijo que una aficionada como usted
podría enturbiar las aguas y hacer más
difícil la investigación.
CASANDRA:
Eso es en cierto modo lo que le dije a la
persona que me contrató cuando hablé ayer
con ella. La policía está especializada en
manejar este tipo de investigaciones. Pero
yo, hace unos siete años que soy detective
privado.
ALFONSO:
Tranquilícese, señorita Lares. No tiene
que convencerme. Le dije al comandante
que hablaría con usted y creo que a esas
personas muertas se lo debemos.
CASANDRA:
No puedo imaginar lo que ocurre aquí a
menos que alguien me lo diga. ¿Por qué
no me cuenta usted la historia, o lo que
sepa de ella?
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Alfonso le sonríe tímidamente.
Se levanta y la hace que le siga hasta un rincón de la
estancia.
ALFONSO:
Hildegarda de Bingen. La primera rebelde
que existió en tiempos medievales. Luego
le siguieron otras y otras. Mujeres que no
estaban dispuestas a someterse al matrimonio
ni a la iglesia y, en cambio, le ofrecían
culto a la Luna, “Las beguinas” les llamaban.
Cada cultura ha tenido su propio nombre para
la diosa de la Luna, aquí entre los mayas se
llama Ixchel.
CASANDRA:
(Muy quedito)
Esta es la mujer de mis sueños…
CASANDRA:
¿Hildegarda de Bingen era una beguina?
ALFONSO:
¡No! Era una bruja disfrazada de monja!
Pero ella fue la pionera de este movimiento
rebelde y hereje y aquí, por estas tierras,
la tenían como Santa. Ah, y no le estoy
hablando de gente inculta. Le hablo de
gente civilizada, educada.
CASANDRA:
¿Quiénes…? ¿Y por qué?
ALFONSO:
Hace sesenta años, en el bosque, se reunió el
último grupo de estas beguinas ante su diosa
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Ixchel. No sé si le tocó ver el último asesinato,
el de la niña Jazmín…
CASANDRA:
Sí, por supuesto. Fue terrible.
ALFONSO:
Unos cinco años atrás había llegado una mujer
desde España… que resucitó esta nueva forma de
adoración que, irónicamente, se extinguió con
los españoles. Nadie, excepto las mujeres que
reclutó en su grupo, la conoció; pues solía
verse de noche con ellas. Se reunían cada luna
llena, desnudas, para danzarle y pedirle que
les diera fertilidad y no sé qué cochinadas
más. Eso es todo lo que puedo decirle.
CASANDRA:
Pero eso no me da ninguna pista para mi
investigación. Cuantas personas tienen en
este monasterio?
ALFONSO:
Si está insinuando que los asesinos son de
este sagrado recinto es mejor que se vaya…
CASANDRA:
No insinúo nada. Pero es parte de mi trabajo.
Además, usted no tiene nada que esconder… o sí?
ALFONSO:
No. Nada. Pero le aconsejo que mejor busque
fuera de aquí. Y si me disculpa… Tengo mucho
que atender en este lugar que parece que el
santísimo ha olvidado.
ALFONSO:
Cuídese, los lobos andan sueltos…
44
y con hambre.
OFF-MATEO:
Sí?
CASANDRA:
Mateo, necesito un favor. Puedes averiguarme
todo lo que puedas sobre una tal Hildegarda
de Bingen y un grupo de mujeres llamadas las
beguinas?
OFF-MATEO:
¿Las beguinas? Estás de suerte. Mi tía Armida
lleva toda una vida estudiando ese grupo… al
cual, creo, que ella pertenece. Por cierto que
es ultra secreto, ¿cómo supiste?
CASANDRA:
Parece que los asesinatos están relacionados
con ese grupo. Más bien, creo que hay un
encono contra esas mujeres desde la era
medieval.
MATEO:
Sí… Bueno, si quieres puedo llevarte la info
Este fin y de paso te cuento lo poco que yo
sé por medio de mi tía. O… ¿qué tal si mejor
vamos a verla?
CASANDRA:
Es una idea genial. ¿Cuándo podrá ser? Mira…
Este fin de semana mejor voy a ver a mi padre…
Y nos vemos, ¿tal vez pueda ser entonces…?
MATEO:
Sí… Yo le llamo para decirle que vamos.
CASANDRA:
Gracias… Nos veremos pronto.
45
Marca otro número. Timbre.
OFF-EMILIANO:
¿Hola…?
CASANDRA:
Emiliano, soy Casandra…
EMILIANO:
¡Casandra! Mucho gusto me da tu llamada.
¿Qué tal estás?
CASANDRA:
Bueno, además de una amenaza de dejarme ciega,
y de gente que no sabe nada o no quiere decir
nada, más un policía que me tiene por un
estorbo, estoy muy bien…
OFF-EMILIANO:
Un momento. ¿Cómo que una amenaza de dejarte
ciega? ¿Hablas en serio?
CASANDRA:
Sí. Muy en serio. Un tipo me llamó y me
dijo que si no dejaba la investigación
echaría acido en mis “hermosos ojos”.
OFF-EMILIANO:
Cuanto siento escuchar eso… ¿Quieres
parar aquí? Por mí no habrá problema,
estoy dispuesto a pagarte lo establecido.
CASANDRA:
No. Ni lo digas. No soy mujer que se asusta
tan fácil. Algo se ha removido y quiero saber
qué es. Además, me gusta este caso, estoy
aprendiendo cosas nuevas para mí. Y tú, ¿cómo
estás?
OFF-EMILIANO:
Bien. Aquí con mi madre… está un poco delicada
pero se pondrá bien.
CASANDRA:
Ah… ¿Vives con tu madre? Qué maravilla…
OFF-EMILIANO:
Sí, vivo con ella aun. Bueno, nos hablamos.
Chao.
46
Casandra se queda sentada en el sillón poco a poco se va
quedando dormida.
Música clásica.
OFF-EMILIANO:
Bien. Aquí con mi madre… está un poco delicada
pero se pondrá bien.
OFF-CASANDRA:
Ah… ¿Vives con tu madre? Qué maravilla…
OFF-EMILIANO:
Sí, vivo con ella aun…
CASANDRA:
Lo siento papá, pero debo irme de aquí…
INDEFONSO:
¿Qué te pasa? ¿Por qué quieres irte?
CASANDRA:
Durante años hemos vivido como esas parejas
de ancianos que se comunican por señas; en
el fondo, que me vaya de la casa no cambia
mucho las cosas.
ILDEFONSO:
Pero hija, compréndeme, todo lo he hecho por
ti, para protegerte. Tu madre…
CASANDRA:
(Furiosa)
¿Mi madre? Si no sé nada de ella es por tu
culpa, me lo has ocultado siempre todo, me
obligas a ir una hora al cementerio todos
los domingos, haga el tiempo que haga, en
tu compañía o sola y para qué?
ILDEFONSO:
Entonces, debes de odiarme…
48
CASANDRA:
Camina por las tumbas hasta que encuentra una. Está un poco
descuidada pero tiene un ramo de flores frescas, dice:
Cordelia Lares 1940-1963.
CASANDRA:
Yo apenas tenía tres años… Qué poco tiempo
de vida compartimos, mamá…
CASANDRA: (Cont.)
¿Qué?
Casandra hace arcadas y vomita. Termina y se va corriendo.
Tropezando.
CASANDRA:
¡Perverso! ¡No puedo creerlo: ¡me ha matado!
¡Mi padre, mi propio padre, me ha matado! 1978.
El año en que acabé la preparatoria, el año en
que me fui de su casa. ¿Cómo ha sido capaz? Me
pregunto si me preparó un verdadero entierro, si
compró algún cadáver para que todo fuera como
Dios manda… ¡Qué bajeza! Estoy indignada.
49
Julieta se acerca y se sienta del otro lado, pone su copa
en la mesita y la abraza también. Casandra se abraza a
ella.
JULIETA:
Ya, cálmate bonita, tal vez todo esto tenga
una explicación lógica.
MATEO:
Sí, ¿por qué no hablas con él?, deja que
te explique.
CASANDRA:
(Con tristeza)
¿Y qué explicación puede haber? Nunca ha
querido hablar de mi madre. Y si prefirió
que me fuera no creo que lo haga ahora…
Aun así estoy más resuelta que nunca a
ajustar las cuentas con el capitán de
policía. Todas las cuentas.
MATEO:
Sí y sí. La información la tengo ahora y mi
Tía nos recibe mañana… ¿Estás bien, Cas…?
CASANDRA:
Sí, estoy bien. No se preocupen por mí.
Ya me conocen y saben que a veces me sale
lo sensiblero… no es nada.
50
CASANDRA: (Cont.)
Gracias por estar aquí, y en mi vida. Son
muy importantes para mí, la verdad… no sé
qué haría sin ustedes. Gracias!
MATEO:
Mi tía es algo… Excéntrica. Llámala por su
nombre, no le gusta de otra forma… ni a mí
me lo permite.
ARMIDA:
¡Ay, mi pequeño Mateo, cuanto tiempo
sin verte!
MATEO:
Hola Armida. También a mí me da gusto
verte.
ARMIDA:
¿Tú eres Casandra, verdad? Qué gusto
conocerte. Mateo me habla mucho de ti.
Yo soy Armida.
CASANDRA:
51
Qué tal Armida. Sí, soy yo…
ARMIDA:
Qué gran placer conocerte. Pasen. Ahora
estoy sola. Tu abuela se fue a su clase
de yoga.
Están entrando.
Una sala muy amplia con un piano antiguo.
ARMIDA:
Hidegarda de Bingen. La precursora de las
beguinas.
CASANDRA:
Sí… el padre Alfonso de San Bernardino
tiene un cuadro igual… solo que con otra
descripción.
ARMIDA:
¿Y qué hace un cura con el cuadro de “una
hereje”, según le llaman ellos?
CASANDRA:
No lo sé. Solo puedo suponer que tiene miedo
de deshacerse de él.
MATEO:
52
Por eso estamos aquí, Armida. Casandra está
investigando un caso de asesinatos en relación
a estas mujeres llamadas beguinas…
ARMIDA:
Las beguinas es un movimiento religioso
desconocido surgido en la Edad Media, y
durante siglos dio insólitos espacios de
libertad a la mujer en tiempos en que no
tenía más opción que entregar su vida al
hombre o a Dios.
CASANDRA:
Y… a qué se dedicaban?
ARMIDA:
Se dedicaban a la caridad, el estudio,
la oración y unas pocas con dones
especiales, como Hildegarda, a la
curación con hierbas y energía.
CASANDRA:
Hildegarda… era una beguina?
ARMIDA:
No en toda la extensión de la palabra pero
fue la primera mujer que desafío a la iglesia
para hacer lo que ella creía estaba bien a
los ojos de dios, del cual hasta llegó a decir
que era mujer.
53
Mateo se levanta para mirar el cuadro de Hildegarda más de
cerca.
MATEO:
Vaya, esta mujer sí que era sabia…
ARMIDA:
Y eso no es todo… Hildegarda fue la primer
médico de la historia. Tenía grandes poderes
para curar, tantos que la gente creía que si
podían obtener un mechón de sus cabellos o un
pedazo de su ropa, o cualquier cosa que ella
hubiese tocado, podría sanarlos.
ARMIDA:
Mira ese libro… “Liber Causae et Curae”,
Causa y remedio de las enfermedades, escrito
por Hildegarda… Muchas personas aún utilizan
sus métodos curativos con plantas o cualquier
otra índole natural… Yo misma he experimentado
algunos de ellos y, créeme, son tan o más
efectivos que los de la medicina moderna.
CASANDRA:
(Hojeando el libro)
¿Y las beguinas, cómo surgieron?
54
ARMIDA:
Poco después de la muerte de Hildegarda,
muchas mujeres, que de alguna u otra forma
la conocían, quisieron independizarse de
la iglesia, ah, porque Hildegarda fue la
primera mujer que luchó por obtener un
monasterio netamente femenino, ya que en
aquel entonces eran mixtos.
CASANDRA:
Y lo de la adoración a la luna…?
ARMIDA:
Bueno, yo no le llamaría adoración en sí.
Hildegarda, en algunos de sus escritos dice
que la luna es como una guía para la creación,
es importante en la siembra, en la cosecha etc.
Pero sobre todo, que tiene poder en las mujeres.
Y, aclarando, no es a la luna a la que le rinden
culto sino al espíritu de la luna, en este caso,
a Ixchel.
ARMIDA.
Es de Hildegarda de Bingen. Es un Himno
para el creador; Se llama quam mirabilis
est, o “Oh, qué maravilloso es”.
CASANDRA:
(Limpiándose las lágrimas)
¡Yo he ronroneado ese tema! ¡Es maravilloso!
Me trajo añoranzas de cosas que no conozco…
como si… las hubiera vivido.
55
ARMIDA:
Y además sanadora. Hildegarda también escribió
varias sinfonías para sanar el alma, el cuerpo
y el espíritu.
CASANDRA:
Armida, quiero que volvamos a vernos… esto me
tiene muy emocionada… cuando me hablas así de
esta mujer, siento como si le conociera de toda
mi vida… como si estuviéramos conectadas de
alguna manera, ¿sí me explico?
ARMIDA:
Aquí estaré esperando… (En voz muy baja)
Hildegarda.
MATEO:
Yo estoy fascinado. Nunca creí que existieran
mujeres así… tan valerosas, tan fascinantes.
ARMIDA:
Bueno, cariño, aquí tiene dos enfrente de ti.
56
Llega hasta un árbol y se esconde para ver la cabaña de
Petra que está casi oscura.
PETRA:
No me gusta que me espíes. Si quieres entrar
entra. O vete y déjate de tonterías.
PETRA:
Estaba pensando en ti.
TENORIA:
¿Petra sabía que Tenoria iba a venir?
PETRA:
No. Pero pensaba en ti. ¿Quieres cenar? Acabo
de cocinar unos ricos garbanzos con espinacas.
Siéntate.
57
Tenoria se sienta en una silla, encogida, como no queriendo
ocuparla toda. Mira a su alrededor.
TENORIA:
Tu casa me parece muy bonita… huele a ti.
PETRA:
¿A qué viniste, Tenoria? No me hagas perder el
tiempo con tonterías.
TENORIA:
Quiero que me ayudes… alguien quiere matarme…
PETRA:
¿Quién quiere matarte? No digas tonterías.
TENORIA:
Tú no crees en mí, crees que estoy loca.
Pero yo sí creo en ti, también quieren
matarte. Ixchel me dijo que viniera a
avisarte.
PETRA:
Tranquilízate. Nadie va a hacerte daño.
TENORIA:
Tenoria no puede decirte más o ellos
la matarán.
TENORIA: (Cont.)
58
Petra… eres muy bonita y Tenoria te ama
mucho… Tenoria no quiere que te maten ni
que te hagan daño, por eso vino para
avisarte.
PADRE ALFONSO:
¿Don Joaquín Mendoza?
ALFONSO:
Su presencia siempre es bienvenida a este
sagrado recinto… no se preocupe. Pase por
favor, venga, vayamos a un lugar más cómodo.
59
ROSALÍA:
Santa Hildegarda… Ampáranos. No dejes que
el odio acabe con más vidas inocentes. Tú
que eres capaz de hablar directamente con
dios intercede por nosotros… no permitas
que el altar de Ixchel se vuelva a teñir
de sangre…
ALFONSO:
¿Qué está haciendo con ese cuadro, hermana
Rosalía? Guárdelo inmediatamente en su lugar.
ROSALÍA:
Sí, padre. Solo estaba limpiándolo… está muy
sucio.
Rosalía va a guardar el cuadro cuando Joaquín lo mira y va
hacia ella.
JOAQUÍN:
Espere, madre. Déjeme ver ese cuadro.
ALFONSO:
No es nada importante don Joaquín, es un
cuadro de una monja que ha estado ahí por
años…
JOAQUIN:
Santa Hildegarda… La Sibila del Rin…
ALFONSO:
(Persignándose)
Sí… la bruja del Rin, mejor dicho… Oiga,
¿Qué le pasa? Parece que estuviera viendo
60
a la Virgen…
JOAQUÍN:
¡Oh, por Dios! Solo estaba viendo el
trabajo del pintor… ¿Por qué lo tiene
escondido? ¿De dónde lo sacó?
ALFONSO:
No lo sé, don Joaquín… ese cuadro representa
el mal… esa mujer era una verdadera hereje,
hija de lucifer.
JOAQUÍN:
Vamos, padre, no es para tanto. ¡Vendádmelo!
Le pago lo que me pida por él… he sabido que
tienen problemas económicos en el monasterio…
ALFONSO:
¿Y por qué querría un hombre como usted
pagar cualquier precio por un cuadro sin
importancia? ¿No será que…?
JOAQUÍN:
¡No será nada, padre! Ustedes necesitan
dinero y yo quiero ayudarlos. Eso es todo.
Pero si no le interesa… aquí le dejo la ayuda
de siempre.
61
ALFONSO:
Perdone usted, don Joaquín. No era para
tanto… Hermana Rosalía, saque el cuadro
y entrégueselo a nuestro querido benefactor.
JOAQUÍN:
Bueno, dígame cual es el precio…
ALFONSO:
¿Qué le parece diez veces más esta cantidad?
62
Casandra viene llegando.
CASANDRA:
¡Hola!
TENORIA:
Niña bonita busca a Petra pero Petra no está.
CASANDRA:
No… ¿tú sabes dónde fue? Soy Casandra,
¿y tú?
TENORIA:
63
Petra está curando enfermo. Casandra…
Niña bonita Casandra.
TENORIA: (Cont.)
Niña bonita, Casandra busca a Petra.
Niña bonita Casandra busca a Petra.
TENORIA (Cont.)
¿Tú quieres matar a Petra?
Casandra deja el ejercicio y la mira fijamente, como si le
recordara algo. Reacciona.
CASANDRA:
¡No! Yo no quiero matar a Petra. Solo
quiero hablar con ella. ¿Alguien quiere
matar a Petra?
CASANDRA:
¿Quién quiere matar a Petra?
TENORIA:
Shhhht… ellos pueden oírte. Tenoria no puede
decir nada a niña bonita Casandra… Nada.
Petra está curando enfermo. Llega de noche.
64
CASANDRA:
¿Quiénes…?
Casandra se sienta. Tenoria se acerca a Casandra y le
susurra al oído.
TENORIA:
Los diablos con capucha…
CASANDRA:
¡Espera…!
Tocan la puerta.
Él le sonríe levemente.
PABLO:
Perdone que venga a verla así, sin avisar
pero necesito hablar con usted. ¿Puedo pasar?
CASANDRA:
Claro, pase y siéntese, le ofrezco algo para
beber?
65
Casandra sale y luego vuelve con dos tazas, las pone sobre
la mesa y sirve.
Se sienta y luego Pablo hace lo propio.
CASANDRA:
Estaba a punto de cenar y preparé unos
bocadillos, quiere acompañarme?. Tome lo
que guste.
PABLO:
Perdone que le tome la palabra pero hace
mucho que en San Bernardino no comemos
cosas tan buenas. ¿Qué es lo que necesita
saber para su investigación? Quiero ayudarla.
CASANDRA:
Bien. Muchas gracias. Quiero saber, hermano,
qué es la hermandad de Ixchel, para entender
el porqué de todas esas muertes.
PABLO:
(Comiendo)
En la mitología maya Ixchel era diosa del
amor, de la gestación, de los trabajos
textiles, de la luna y la medicina. Se
venera como la diosa de la luna, por el
carácter femenino de ésta.
CASANDRA:
He sabido que el último grupo de adoradoras
de Ixchel se reunió hace sesenta años y que
entonces hubo un accidente que acabó con
todas ellas…
66
PABLO:
No fue un accidente… fueron asesinadas.
CASANDRA:
Se dice que durante aquellas ceremonias
tenían lugar apareamientos especiales, y
que las hijas que resultaban de aquella
unión eran llamadas las Hijas de Ixchel.
Y que todas ellas formaban la hermandad
y tenían un gran poder.
PABLO:
Prométame que esto que hablemos no saldrá
de esta habitación… ¿Puedo confiar en usted…?
PABLO: (Cont.)
Mi abuela murió en ese ataque. Y los enemigos
de las beguinas buscan a los descendientes
para borrar la huella de esas mujeres. De
alguna manera, y a través de los años, se han
enterado quienes somos y primero mataron a mi
madre… después a mi hermana.
CASANDRA:
Perdóneme. No era mi intención ponerlo en este
estado…
PABLO:
No, perdone usted, toda esta situación
altera mis nervios y ya no sé ni lo que
me digo… ¡la horrible muerte de esa niña,
santo Dios!
67
CASANDRA:
Entonces su abuela pertenecía a estas
beguinas… Y usted tiene miedo de morir…
y se metió de monje para protegerse…
PABLO:
No… no tengo miedo de morir. Me metí a la
iglesia para investigar. Pero le juro que
las beguinas no son malas mujeres. Al
contrario; son muy sabias, inteligentes,
sanadoras, amorosas. Mujeres que quieren
mantener viva la vieja religión… que viene
siendo la magia misma de la Tierra, pues de
la tierra sacan las plantas que usan para
curar.
CASANDRA:
Habla usted tan apasionadamente que quiero
preguntarle, la hermandad, ¿solo se limitaba
a las mujeres?
PABLO:
Sí… Porque antes de que la iglesia lo
silenciara, el conocimiento estaba en
manos de las mujeres. Pero luego, todo
ese poder que tenía la magia, lo fueron
sustituyendo por el poder del pecado. O
sea, lo que antes era puro, sano y
verdaderamente divino, lo convirtieron
en pecado.
CASANDRA:
Y… ¿por qué la iglesia haría algo así?
PABLO:
68
Vaya usted a saber… por miedo, por orgullo
machista, ¿qué sé yo? El resultado es este:
anularon el poder de las mujeres para
reducirlas a poco menos que sirvientas…
Pero ya no se puede parar, el poder de las
mujeres resurgirá porque esa es la rueda de
la vida y…
PABLO:
“Ya sabemos dónde están los hijos de Ixchel”.
TEODORO:
Sí, sí… hasta entonces. Hola Casandra,
¿Qué te trae por aquí?
CASANDRA:
Hola Tío. Vine a ver si me dejas revisar
algunos archivos que necesito.
TEODORO:
69
¿Has averiguado algo de los asesinatos?
Si es así me gustaría que me lo dijeras.
CASANDRA:
No. Nada aun.
TEODORO:
Aunque lo que más me gustaría es que
dejaras todo esto y te fueras.
CASANDRA:
¿A qué le temes, qué es lo que sabes de esto
y no me quieres decir? Por qué insistes en
que me vaya?
TEODORO:
Nada… Solo que en 60 años van treinta
Asesinatos y que estamos ante una secta
de asesinos generacionales. Y aunque no
lo creas, tu padre era mi amigo y no
quiero que te pase nada malo.
CASANDRA:
¿Bien, entonces tú debes saber qué fue lo
que pasó con mi madre… Mi padre nunca ha
querido hablarme de ella… solo conozco su
tumba.
TEODORO:
No. Yo solo sé que ella murió. En todo caso
pregúntale a él, convéncelo. Ahí están los
archivos, puedes revisar lo que quieras y
cierra cuando termines.
70
Teodoro sale.
Revisa otro cajón y mira una carpeta que dice Ixchel, 1961.
La saca del cajón se sienta en el escritorio a leerla.
Tiene recortes de periódicos. Casandra los lee…
Palabras sueltas, incontextas hasta que se topa con algo.
CASANDRA:
…Incendio fatal. El capitán Ildefonso Lares
y su familia fueron atacados en su casa esta
madrugada. Fueron encontrados cinco cuerpos
calcinados, se presume que el capitán y su
familia, su esposa y su hija de 27 y 3 años
respectivamente, murieron. Existen rumores de
que este es un crimen ritual como los que, hasta
hoy, se les han atribuido a los enemigos de la
hermandad de Ixchel…
Oscuro.
Casandra abre la puerta y apenas vemos su silueta. Se
detiene, mirando y luego busca en su bolso y saca las
llaves.
71
Casandra se queda tiesa, se cruza el bolso, apaga la
linterna y la agarra con las dos manos y sigue subiendo,
alerta.
72
Cuando termina marca el número de Emiliano. Y le cuenta sin
que escuchemos.
OFF-EMILIANO:
Pero ¿te encuentras bien?
CASANDRA:
Ahora sí… pero me puse muy mal.
OFF-EMILIANO:
Casandra… cuando te pedí que investigaras esto
no sabía la magnitud del peligro que corrías.
Lo mejor será que lo dejes. No puedo exponerte
más.
CASANDRA:
¡No! No voy a dejarlo. Mañana iré a verte.
OFF-EMILIANO:
Yo puedo ir si te parece mejor.
CASANDRA:
No… de todos modos debo ir… tengo una cuenta
pendiente con alguien, que necesito saldar.
OFF-EMILIANO:
Está bien, como tú quieras. Hasta entonces…
CASANDRA:
73
¿Y qué es magia?
MUJER:
Mira este jardín… está lleno de vida…
eso es magia.
CASANDRA:
Ah no… eso no es magia.
MUJER:
Entonces, dime tú qué es magia.
CASANDRA:
No sé… convertir a los sapos en príncipes,
aparecer cosas de la nada.
MUJER:
¿Aparecer cosas de la nada?
CASANDRA:
Bueno… no es muy emocionante aprender cual
es la diferencia entre la menta y la verbena,
creí que lo de ser bruja…
MUJER:
Ser bruja es comprenderte a ti misma como
un espíritu libre y creador, y eso es magia
y eso es poder. La magia, mi niña, es el
poder de trascender a las limitaciones del
miedo y construir el mundo a tu medida.
CASANDRA:
Qué raro hablas… te amo mucho…
74
Volvemos a la realidad, al rostro de Casandra que está
dormida, pero sonriente. Abre lentamente los ojos y se
sienta
Silencio.
Escuchamos el timbre.
Armida los hace pasar con una gran sonrisa y los invita a
sentarse mientras sale.
JULIETA:
Juraría por lo más sagrado que este poema
fue escrito por una mujer para otra mujer…
¿Quién lo escribió…?
OFF-ARMIDA:
Hildegarda de Bingen.
MATEO:
¿Quéeeeeee!? Este poema, hasta donde sé,
fue escrito por un abogado llamado…
ARMIDA:
75
… Max Ehrmann… Eso es lo que se dice. Pero en
realidad, fue descubierto en la iglesia de Saint
Paul de Baltimore, Indiana en 1691. Los que lo
encontraron aseguraban que un monje medieval lo
había escrito. Nadie se ocupó más de él hasta que
en 1927 este escritor y abogado, Max Ehrmann, se
lo adjudicó. Y hasta hoy esa es la creencia. Pero
ese texto fue escrito por Ildegarda, según está
escrito en sus diarios.
ARMIDA:
Mucho gusto Julieta… Ya veo que tienes
una gran intuición… Coman galletas y café…
ARMIDA: (Cont.)
Efectivamente, Hildegarda lo escribió para una
mujer… Era una niña… hija de una monja del
monasterio la cual fue violada por su monje
confesor y, que a la vez, murió en el parto…
Hildegarda la amaba mucho y sufrió lo indecible
por su perdida…
CASANDRA:
…Por eso se hizo cargo de la niña… a la cual
nombró Desiderata, del latín desiderare, Deseo…
Deseaba que la madre no hubiese muerto, que
siguiera a su lado para sentir que no estaba
76
sola en aquel mundo de hombres… la única amiga
íntima y verdadera que llegó a tener… Y escribió
este poema como una guía para la vida de la niña…
ARMIDA:
No sabía que conocías esa historia… Así es como
está escrito en sus diarios.
CASANDRA:
No la conozco, es la primera vez que leo
esto, pero de repente las palabras salieron
sin mi consentimiento, era como si… Yo misma
la hubiera escrito.
ARMIDA:
¿Crees en la reencarnación, Casandra?
CASANDRA:
Nunca me lo he planteado pero estoy
Dispuesta a creer, ya que muchas veces
siento y veo cosas que, sin haberlas vivido,
me traen tremenda añoranza y tristeza…
JULIETA:
Como en este momento…
Casandra asiente.
77
En el umbral está Casandra llena de furia que, al ver a
Ildefonso, se trasforma en ternura. Abre la boca para decir
algo pero no puede.
ILDEFONSO:
¿Perdiste tus llaves?. Pasa.
ILDEFONSO:
¿Quieres café?
CASANDRA:
Lo mejor será que me vaya…
ILDEFONSO:
¡Tranquilízate, Casandra!
ILDEFONSO:
¿Doce años, no?
CASANDRA:
Doce. Un poco más…
78
CASANDRA:
¿Aun tienes esa taza?
ILDEFONSO:
Sí… Como todo lo tuyo. Pienso en ti todos
los días; guardo todos tus recuerdos, los
enmarco, los…
CASANDRA:
Ya, los entierras en una caja. Como hiciste
conmigo.
ILDEFONSO:
¿Qué dices?
CASANDRA:
Padre, he pasado por el cementerio… y he visto
mi tumba…
ILDEFONSO:
Te explico, hija… No era nada contra ti… lo
hice por tu madre… para protegerte a ti…
CASANDRA:
¡¿Por mi madre?! Me has hecho pasar por muerta,
¡Muerta, papá!, ¿por mi madre? ¡Has matado a tu
propia hija!
ILDEFONSO:
Déjame explicártelo…
CASANDRA:
Claro que vas a explicármelo… ¡esto,
por ejemplo!
79
Saca una fotocopia de su bolso y se la da.
ILDEFONSO:
¡No! No puede ser… ¿No habrás ido…? No…
no… nooo…
ILDEFONSO
Ahora te lo digo, mi niña, pero deja que te
cuente… Hay que remontarse atrás, muy atrás…
ILDEFONSO:
Yo era capitán de la policía en Valladolid
cuando conocí a tu madre. Ella trabajaba en
el orfanato donde creció, en Mérida. En el
tiempo cuando ella era niña, hubo una serie
de asesinatos. Las víctimas eran hijos de
unas mujeres que le rendían culto a la diosa
de la luna, Ixchel… Nos dimos cuenta de que
esos locos querían acabar con todos los
descendientes de esas mujeres de la cual tu
abuela formaba parte.
80
Casandra, como si hubiera sido expulsada por un resorte
salta y tira el café.
CASANDRA:
¿¡Qué!? ¿Mi madre descendía de ese grupo?
ILDEFONSO:
Alguien se la arrancó a tu abuela… no sé
si con su consentimiento y la dejó ahí,
yo supongo que fue su padre, ella nunca
lo supo. Yo acababa de ser ascendido y me
proponía investigar pero luego naciste tú
y con la emoción y la felicidad que nos
trajiste ella dijo que lo dejáramos así…
pero yo lo hice a escondidas… entonces conocí
a tu abuela, que me contó algunas cosas. Pero
una noche, cuando tú tenías 3 años, alguien
incendió nuestra casa…
ILDEFONSO: (Cont.)
Ella desapareció… la dieron por muerta,
aunque yo seguí buscándola por muchos años…
pero nunca pude encontrarla. Y como yo sabía
que los enemigos de Ixchel estaban de por
medio, la maté de verdad… igual que a ti… y
también desaparecí. Esa es la razón de las
tumbas. De ese modo, si los asesinos me
encontraban verían que estaban muertas. Por
eso nunca te inscribí en ninguna escuela… No
quería que te mataran esos malditos locos.
¡Perdóname, Hija!
81
Casandra está llorando viendo a Ildefonso abatido sentado
en el sillón. Se acerca y lo abraza.
CASANDRA:
Ildefonso asiente.
CASANDRA:
Ay, papá, cuanto dolor te has guardado todos
estos años. Perdóname tú a mí… Bueno, y mi
abuela ¿Vive aún? ¿Dónde?
Ildefonso asiente…
ILDEFONSO:
Vive en Valladolid… se llama Petra.
CASANDRA:
¿Petra? ¡Ay, no! Tengo que irme.
ILDEONSO:
¿Qué pasa, hija? ¿Acaso ya la conociste?
CASANDRA?
No… tengo tiempo tratando de hablar con una
Petra pero nunca he podido. Ella, mi abuela,
es curandera?
ILDEONSO:
Sí… y de las mejores que existen pero…
CASANDRA:
Discúlpame Padre, tengo que irme. En estos
momentos quizás hasta ella esté en peligro.
Después te explico todo.
82
Lo abraza y lo besa. Luego lo mira y se emociona hasta las
lágrimas y sale.
MATEO:
Pero Cas… eso significa que, si antes
estabas en peligro por investigar, ahora
estás en doble peligro por ser quien eres.
JULIETA:
Pero tenemos una ventaja: ellos no lo saben.
MATEO:
No tardarán en saberlo. Si pudieron encontrarlos
hace años, podrán hacerlo ahora… a menos que
demos con ellos antes.
CASANDRA:
Hay algo que no les he dicho. En el bosque
conocí a una mujer un poco retrasada… Tenoria,
se llama. Ella me dijo, entre otras cosas, que
los diablos con capucha quieren matar a Petra.
¿Eso qué les dice?
JULIETA:
Que los asesinos se ponen capuchas para matar?
MATEO:
NO, no, espera… Quienes usan capucha en
Valladolid…? ¡Los monjes! Si lo que Tenoria
dice es cierto, entonces los asesinos son
monjes.
83
JULIETA:
O se disfrazan de monjes…
CASANDRA:
Puede ser, aunque… el que me atacó a mí con el
ácido, no estaba vestido de monje, sin embargo…
olía a parafina e incienso. Todavía necesito
entrevistarme con Don Joaquín Mendoza y con
Petra, naturalmente… (Sonríe) mi abuela.
JULIETA:
¡Ay, qué emoción Casandra! Por tus venas
corre sangre de una verdadera sanadora.
Ahora entiendo por qué tienes esas manos
tan divinas para relajar. Déjame acompañarte
a conocerla.
MATEO:
Yo creo que Cas debe verla primero a solas.
Después podremos conocerla nosotros, ¿no te
parece, Casandra?
JULIETA:
Sí, tienes razón, Mateo. Pero podemos ir
contigo y quedarnos el fin de semana, quizás
podamos apoyarte en algo.
CASANDRA:
¡Sí! Eso me gustaría mucho. Nos iremos ahora
mismo.
MATEO:
Y, Casandra, con tu padre, ¿cómo quedaron las
cosas?
CASANDRA:
Bien, Mat. Muy bien. Pobre viejo… todo lo que
tuvo que pasar solo por protegerme.
JULIETA:
84
Por lo menos ya sabes dónde están tus
raíces. Bueno, chicos guapos, brindemos
por mi amiga la bruja y por nuestro viaje
a esas tierras mágicas del sur. Salud!
85
Termina de molerla y va a ponérsela a Casandra en la
herida.
TENORIA:
Consuelda… Tenoria sabe que consuelda cura,
niña bonita Casandra. Petra le enseño a
Tenoria.
TENORIA: (Cont.)
Consuelda cura por fuera y también desde
dentro. Bebe, niña bonita Casandra.
TENORIA:
Esto es de diablos encapuchados. Diablos
encapuchados quieren matar a Niña bonita
Casandra. Tenoria matar a Diablo encapuchado.
86
Se mete a la oficina del Padre Alfonso.
ROSALÍA:
¿No sabe lo que pasó, hermano? Encontraron
muerto a uno de los estudiantes. A un tal
Demetrio.
PABLO:
¿Cómo? ¿Dónde fue eso?
ROSALÍA:
En el bosque. Tiene un golpe en la cabeza.
ALFONSO:
Seguramente fueron los hijos de Ixchel…
La diosa esa comienza a castigarnos.
PABLO:
Pero padre Alfonso, Demetrio vino de la
capital del país. Nada tenía que ver con
este conflicto.
ALFONSO:
No importa. Tal vez hoy empieza la venganza
de Ixchel. El Altísimo nos ha abandonado.
ALFONSO:
¿O qué tal si fue esa loca de Tenoria?
O Petra…?
87
PABLO:
Padre, eso es algo muy delicado, ni siquiera
lo mencione delante de otra gente o meterá en
problemas a esas pobres mujeres. Tenoria es
inofensiva, ya se lo he dicho… Y Petra… No,
ella no.
ALFONSO:
¿Y quién puede saberlo? Tenoria nos odia y
siempre anda hablando en contra de nosotros.
ROSALÍA:
Una cosa es hablar, Padre. Y otra muy
distinta, matar. Conozco a Tenoria desde
que era una niña y es incapaz de hacer
daño.
Semi oscuro.
PETRA:
Entra… y deja esa costumbre de espiarme.
TENORIA:
A Tenoria le gusta tu casa. Siempre la sueña.
PETRA:
¿A qué viniste?
TENORIA:
88
Diablo encapuchado querer matar a niña bonita
Casandra. Tenoria matar a Diablo encapuchado
y llevar a niña bonita a cueva…
PETRA:
¿Así que fuiste tú? ¡Madre Santa! ¿Por qué
mataste a Diablo encapuchado?
TENORIA:
Te lo dije… Diablo quería matar a Niña
Bonita Casandra.
PETRA:
¿Y quién es esa niña bonita Casandra?
TENORÍA:
Niña bonita es pedazo de ti… ella es como tú
cuando joven.
89
El sol se está asomando y poco a poco la cueva se va
iluminando.
PETRA:
(Le sonríe levemente)
No. No estoy triste. Estoy feliz por ti. Por lo
Inteligente que eres a pesar de todo.
TENORIA:
Petra está feliz por Tenoria, Petra está
feliz por Tenoria.
90
Tenoria ha dejado de danzar y las está mirando, como
esperando algo muy bueno.
PETRA:
Tranquila, mi niña, tienes una herida en tu
cabeza.
OFF-CASANDRA NIÑA:
¿Qué haces, abuela? ¿Qué es eso?
OFF-PETRA:
¿Quieres ver el mundo de las hadas y de los
duendes? ¿Quieres ver a los ángeles?
OFF-CASANDRA NIÑA:
¡Sí, sí, sí!
CASANDRA:
¡Qué bonito, abuela! ¡Me gusta mucho
esta piedra!
91
PETRA:
Esta piedra será tu protección. Siempre
cárgala contigo.
CASANDRA:
Abuela… tú eres mi abuela.
PETRA:
Lo supe desde el primer día que te vi. Pero
no quería que te quedaras… aquí corres un
gran peligro.
CASANDRA:
No me importa. Mi padre por fin me contó toda
la verdad… Y me siento feliz de que estés aquí…
PETRA:
Silencio Tenoria, que alguien puede oírte.
Niña bonita está en peligro. Esta noche la
llevaré a otro lugar y no quiero que tú
salgas para nada de esta cueva, ¿Me entiendes?
Ahora tengo que salir. Cuídala como si fuera
tu hija.
92
Tenoria asiente repetidas veces, muy feliz.
PETRA:
Nuestra señora… Ampáranos, por favor!
JOAQUÍN:
Querida Petra ¿qué haces aquí? No esperaba esta
visita tan agradable. ¿Alguien te vio entrar?
PETRA:
No, me cuidé muy bien de que no me vieran.
¿Escuchaste lo del monje que fue asesinado?
JOAQUÍN:
Sí, todo el pueblo lo sabe. El cura de san
Bernardino piensa que fueron los hijos de
Ixchel.
PETRA:
Fue Tenoria…
JOAQUÍN:
¿Tenoria? Y eso, ¿por qué Tenoria hizo algo
así? Tenemos que entregarla y…
PETRA:
¡No! fue en defensa propia. Para salvar a una
inocente… el pasado se nos vino encima, querido.
Y ya no podemos frenarlo. Es hora de terminar
con todo este horror.
JOAQUÍN:
93
Pero no me hables en claves, dime qué es
lo que está pasando.
JOAQUÍN:
Aun así debemos avisar a la policía, para
que investiguen y no estén culpando a inocentes.
Petra se sienta y se pone a llorar.
JOAQUÍN: (Cont.)
Pero ¿qué pasa, querida? ¿Por qué lloras?
Petra no puede dejar de llorar. Joaquín la deja hasta que
se desahoga.
PETRA:
¿Es que no lo entiendes, Joaquín? Tenoria
es mi hija…
JOAQUÍN:
Pero me dijiste que tu hija había desaparecido.
Que estabas esperando su regreso… y la has tenido
aquí todo este tiempo.
PETRA:
No, no. Tuve dos hijas, gemelas. Pero Tenoria
nació con una deficiencia en su cerebro y nunca
dejó de ser niña… La dejé libre, en el bosque
estaba más segura. Aunque siempre he estado al
pendiente de ella. Y a Cordelia la dejé en un
orfanato… Tu padre me ayudó. La idea fue suya,
creyó que mi hija estaría más segura allí y me
convenció.
94
Joaquín se rasca la cabeza incrédulo.
JOAQUÍN:
Pero, ¿por qué mi padre estaba interesado
en proteger a tu hija?
PETRA:
Porque… era su nieta…
PETRA:
No juegues, Petra, por favor. ¿Por qué dices
eso?
PETRA:
Tú eres el padre de mis hijas, Joaquín. Aquel
viejo amor que nos tuvimos dio su fruto… Te lo
digo ahora porque estoy harta de secretos y de
muertes.
JOAQUÍN:
¿No me mientes, mujer?
Petra niega.
JOAQUÍN: (Cont.)
¿Por qué nunca me lo dijiste? Lo felices
que hubiéramos sido juntos. Yo las hubiera
protegido…
PETRA:
No, querido, nadie podía protegernos de los
enemigos de Ixchel… Y tú te fuiste, tenías que
cumplir tu destino. Después, ya no tenía caso.
Pero ahora era necesario que lo supieras porque…
también tenemos una nieta…
JOAQUÍN:
¿Una nieta? acaso Tenoria…
95
PETRA:
No. Tu nieta es hija de Cordelia, nuestra
otra hija. Y necesito que la tengas aquí,
está herida, quisieron matarla.
PETRA:
Es una cerveza hecha por mí, preparada con
hierbas cultivadas por mí, fermentada en el
bosque al cuidado de las hadas. Nunca ha
probado nada igual, se lo aseguro.
PETRA:
No lo matará, Padre, se lo puedo asegurar.
96
Antes bien le va limpiar los riñones. No
esperaba su visita. ¿En qué puedo servirles?
ALFONSO: (Cont.)
Es riquísima esta cerveza, Petra, te felicito…
Estoy buscando a Tenoria…
PETRA:
¿A Tenoria? Hace días que no la veo. ¿Para qué
la busca? Creí que a los de su iglesia no les
gustaba su presencia.
ALFONSO:
Sí sabes lo que pasó con uno de mis alumnos,
¿no? Yo pienso que Tenoria tuvo que ver en eso
y solo quiero ayudarla…
PETRA:
¿Y no será que usted ya tomó cartas en el
asunto y viene a fingir que la está buscando?
Yo la he buscado y no la encuentro por ningún
lado.
PABLO:
Tal vez esté en lo profundo del bosque,
Petra…
PETRA:
Sí, ya lo he pensado, Hermano, es el único
lugar en donde no he buscado y pensaba ir
ahora.
ALFONSO:
¡Te aseguro que no sé nada de ella! ¿Crees
que yo le haría daño solo por sospechas? ¡Dios
misericordioso, Petra, no tengo nada que ver
con su desaparición!
PABLO:
97
Le dije, padre, que Tenoria no estaba aquí.
ALFONSO:
Por cierto, Petra, hay algo que deseo
preguntarte. Me comentaron que tenías una
hija y murió en un incendio… ¿Es cierto
eso?
ALFONSO:
Es una cerveza deliciosa.
PETRA:
Tenga, llévese el bule, yo tengo más.
Oscuro.
Pablo sale.
98
Petra y Joaquín le quitan los zapatos, Joaquín la mira con
infinito amor y sus ojos se rosan de lágrimas.
JOAQUÍN:
Es mi nieta… nuestra nieta. No puedo ser más
feliz que en este momento, Petra. Gracias.
PETRA:
Esto es una señal de Ixchel. Volveremos a
renacer…
JOAQUÍN:
Sí, ya lo profetizó Santa Hildegarda: Que
las mujeres resurgirían de sus cenizas, en
la Era de Acuario… La era del Amor…
MATEO:
Me parece muy extraño que Casandra no
regrese, hace ya más de veinticuatro
horas que no aparece y es muy tarde.
JULIETA:
¿Qué hacemos? Salimos a buscarla?
MATEO:
Pero, ¿a dónde?
MATEO:
Ahora no podemos hacer nada. Confiemos
en que está con su abuela… y que no la
hayan descubierto.
99
74. INT. CUARTO-CASA DE JOAQUIN. TEMPRANO.
CASANDRA:
¿Qué pasó? ¿Abuela…? ¿No ha sido un sueño?
PETRA:
Todo está bien, mi niña. Dormiste mucho.
Tienes una herida en la cabeza.
CASANDRA:
No recuerdo nada… solo que iba a tu casa y
alguien o algo me golpeó.
PETRA:
Sí… un Monje te golpeó, te quería matar pero
Tenoria te salvo. Esta casa es de don Joaquín
Mendoza. Nos hizo el favor de esconderte
mientras te pones bien.
CASANDRA:
Mire, qué suerte. Apenas estaba pensando en
venir a entrevistarlo para mi investigación.
¿Cuánto tiempo tengo aquí?
100
JOAQUÍN:
Desde ayer… Te ruego que te quedes aquí
hasta que termines tu trabajo, si quieres.
CASANDRA:
¿Podría usar su teléfono? Necesito llamar
a mi casa.
Joaquín asiente y le alcanza el teléfono que está en el
buró.
CASANDRA:
Hola Mateo, soy yo…
OFF-MATEO:
¡Casandra! ¿En dónde estás? Estamos muy
angustiados.
CASANDRA:
Espera Mateo. ¿En dónde estamos? Mis amigos
están en mi casa, ¿puedo decirles que vengan?
JOAQUÍN:
Desde luego, esta es tu casa y puedes hacer
lo que quieras e invitar a quien quieras.
Diles que pregunten por la casa de Joaquín
Mendoza, todos me conocen.
CASANDRA:
Bien. ¿Mateo? Estoy en casa de Joaquín Mendoza.
Pregunta y cualquiera te dirá donde es.
OFF-MATEO:
Pero, ¿estás bien?
CASANDRA:
Sí, estoy muy bien… con mi abuela…
101
Joaquín sale una rato mientras Petra ayuda a Casandra a
recostarse.
MATEO:
¡Cielos, Cas. Si me lo hubiese platicado otra
persona, te juro que me hubiera reído hasta
morir. Pero aquí está tu abuela… Y eso es
maravilloso!
JULIETA:
102
¡Qué amiga tan afortunada tengo! Don Joaquín,
tengo una curiosidad. ¿Usted es descendiente de
alguna beguina, es hijo de Ixchel?
JOAQUÍN:
No, señorita, yo soy abuelo de unas de las
hijas de Ixchel.
JOAQUÍN: (Cont.)
Sí, querida, yo soy tu abuelo… Nunca me había
sentido tan dichoso y completo, hasta hoy.
CASANDRA:
Ahora recuerdo todo esto… siempre me
persiguió en mis sueños…
PETRA:
De algún modo, tu padre dio conmigo…
y periódicamente te traía… pensó que
todo había pasado, hasta que sucedió
el incendio… y yo le pedí que jamás
volvieran.
CASANDRA:
Y fue cuando nos quedamos encerrados
a cal y canto… Pobre de mi padre.
103
Casandra va hasta su bolso y saca la piedra bruja. Se la
muestra a Petra con orgullo.
CASANDRA:
Mira… nunca me he despegado de ella…
Aunque hace mucho que no he vuelto a mirar
a través… tengo miedo de que la magia haya
terminado.
PETRA:
La magia nunca terminará… porque la llevas
dentro de ti, mi niña… Y ahora estás aquí.
Petra la abraza.
ROSALÍA:
Petra, acabo de estar en el altar de Ixchel.
Hay un monje atado y alrededor de la estatua
hay dinamita. Parece que habrá otro sacrificio.
MATEO:
Lo mejor será que vayamos a buscar al teniente,
Casandra.
JOAQUIN:
Sí, vayan, mientras nosotros iremos al claro.
104
JEREMÍAS:
¡Creí que te habías escapado, maldito cobarde!
MONJE:
¡Suéltame Jeremías te has vuelto loco, no diré
nada! ¡Lo juro!
JEREMÍAS:
¡Eres un repugnante traidor, tus juramentos
no me impresionan! has roto la confianza que
el maestro depositó en ti. ¡Y ni siquiera has
podido quitar de en medio a esa entrometida!
Por tu culpa nuestro hermano está muerto…
MONJE:
Tú no eres nadie para juzgarme. ¡Deja que
Dios juzgue mi pecado!
JEREMÍAS:
¿Pecado…? ¿Llamas pecado a defender nuestra
fe de esos viles herejes, a evitar que caigan
en la obscenidad y en la inmundicia? No, no
has entendido nada y nunca lo hiciste. Y
ahora tengo que ser yo quien me ocupe de ti.
OFF-PETRA:
¿Por qué quieres matar a tu amigo, Jeremías…?
JEREMÍAS:
Lárgate Petra. Lárgate o lo mato enfrente
de ti.
PETRA:
Hazlo, es tu cómplice. A mi no me importa.
105
JEREMÍAS:
No creo que te quedes tan campante viendo
morir a este inocente.
PETRA:
¿Inocente? ese hombre que quieres matar
posiblemente es el responsable de los
asesinatos, al igual que tú.
TENORIA: (Cont.)
¿Empuñaste esta daga para acabar con la
vida de aquellas pobres criaturas, esas
niñas inocentes…? ellas sí eran inocentes,
Jeremías, y tú estás en pecado, ¡en el peor
de los pecados!
JEREMÍAS:
¡Estás loca, ciega a la verdad! No eran niñas,
eran demonios encarnados… ¡No he cometido
ningún pecado!, mi fe me ha dado fuerzas para
luchar contra la oscuridad y ha guiado mi mano.
JOAQUÍN:
Baja, es inútil quitar los cartuchos.
MONJE:
Sálveme Petra. Estoy muy arrepentido.
106
Llegan Mateo, Julieta, Casandra y Teodoro.
JEREMÍAS:
¡Por fin voy acabar con el mal en este
pueblo, maldita Ixchel!
CANSADRA:
(A Mateo)
Ese es el que me echó el ácido. Es su
misma voz!
TEODORO:
Baja de ahí, Jeremías, ya todo terminó.
No tienes salvación.
JEREMÍAS:
Se equivoca, teniente. Los que no tienen
salvación son todos esos herejes hijos de
esta.
TEODORO:
No seas tonto. Nunca nadie podrá acabar
con los hijos de Ixchel. ¿Y sabes por qué?
Porque en tu estupidez y la de quien sea
que esté detrás de esto, nunca se dieron
cuenta de que tenían a la única
sobreviviente directa frente a sus narices.
JEREMÍAS:
¿Qué quiere decir con eso? ¿Quién es esa
107
impía?
TEODORO:
Es tanta la repugnancia que siento por tu
“celo divino” que quiero que lo sepas antes
de ir a la cárcel o morir…
PETRA:
Yo, Jeremías. Yo soy la sacerdotisa de
Ixchel.
JEREMÍAS:
Pues se te acabo tu reinado, hija del demonio.
Ya no tendrás donde rendirle culto al diablo.
Ni donde bailar desnuda.
TEODORO:
¡Atrás, atrás!
108
Poco a poco va aplacándose el humo.
CASANDRA:
Oh, abuela, cuanto lo siento!
Semi oscuro.
109
Alfonso entra y se sienta al escritorio. Cierra los ojos y
se recuesta sobre sus brazos.
ALFONSO:
Ah, es usted, hermana Rosalía.
ROSALIA:
¿Esperaba a alguien más, padre? Ya se
enteró de lo que paso esta noche? Por
fin dieron con los asesinos de los hijos
de Ixchel… Tantos años escondidos en los
muros de este lugar…
Alfonso se levanta de un golpe y la silla va a dar lejos,
volteándose.
ROSALÍA:
¿Qué le pasa, Padre Alfonso? Se ha puesto
pálido.
ALFONSO:
Nada, nada. Así que ya dieron con los
asesinos… Y qué pasó…
Tocan la puerta.
TEODORO:
Lo siento, Padre, tendrá que acompañarme.
Está detenido y acusado como autor intelectual
de 8 muertes hace 15 años y 5 actuales lo cual
suma 13 en total… Eso, sin contar su complicidad
de hace 60 años. No hable, de lo contrario, todo
lo que diga será usado en su contra…
110
Alfonso recula negando con la cabeza mirando a Teodoro que
trae unas esposas.
ALFONSO:
¡Yo no hice nada malo! ¡Yo solo limpié
la iglesia de Dios…!
Otro día…
TENORIA:
Petra está triste por don Joaquín.
PETRA:
No estoy triste, Tenoria, Don Joaquín está mejor
ahora. No se ha ido, está esperándonos.
111
Ella tiene una carpeta en las manos que le está mostrando.
Está muy feliz narrándole toda su odisea.
CASANDRA:
Pero, ¿Qué pasa?
EMILIANO:
Casandra… cuando te encargué esta
investigación, te juro que no sabía
en qué iba a terminar. Lo hice por
mi madre, ella es una hija de Ixchel,
y ella y yo acordamos investigar
porque está cansada de esconderse…
Espera… te la voy a presentar…
112
CORDELIA:
¿Hija… Mi Luna? Creía que estabas muerta…
(Se echa a llorar).
CASANDRA:
¡No puede ser…! ¿Mamá…?
CORDELIA:
Así quedé desde aquel incendio que nos
separó… Un buen hombre, un bombero, tuvo
piedad de mí y me cuidó todos estos años,
hasta que murió hace un año.
CASANDRA:
(A Emiliano)
¿Tu padre? Lo siento mucho…
CORDELIA:
No, hija. El padre de Emiliano es tu padre…
cuando estaba en el hospital supe que estaba
embarazada.
EMILIANO:
Aunque fue un gran Padre. A pesar de que mi…
nuestra madre nunca pudo corresponderle…
113
CASANDRA:
¡Entonces somos hermanos, no medios! Qué
felicidad, eso le dará mucho gusto a mi
padre! Un segundo: antes me llamaste Luna…
¿por qué?
CORDELIA:
Ese es, o era, tu nombre real… Meztly.
Naciste una noche de hermosa Luna llena y tu
padre y yo quisimos que ese fuera tu nombre.
CASANDRA:
Me gusta… Y ahora entiendo.
EMILIANO:
Mamá… Ya puedes vivir en paz… Tu sueño está
cumplido…
CASANDRA:
Bueno, pues lo único que queda es irnos
todos a que conozcas a tu abuela y tu tía…
y a tu padre.
114
TENORIA:
Tenoria está feliz… Tenoria está feliz…
Tenoria tiene hermana… Tenoria tiene a
niña bonita Casandra… y a niño Emiliano…
Disolvencia final.
Créditos finales.
115