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LA VIEJA RELIGIÓN

Por Silvia Flores

ritanarvarte@yahoo.com.mx
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PERSONAJES PRINCIPALES

CASANDRA
MATEO
JULIETA – Amiga de Casandra
PADRE ALFONSO
PADRE PABLO
PETRA
JOAQUIN
TENORIA

PERSONAJES SECUNDARIOS

EMILIANO
MUJER DE SERVICIO CASA DE EMILIANO
PACIENTE DE PETRA
ROSALÍA
SIMÓN
OLGA
TEODORO – Comandante
CORDELIA– Madre de Casandra
ILDEFONSO - Padre de Casandra
ARMIDA – Tía de Mateo
MONJE JEREMÍAS
MONJE X

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SINOPSIS

Casandra es una detective privada que tiene poco


desarrollando su carrera. Su vida se desenvuelve muy
lentamente hasta que le encomiendan un caso de unos
asesinatos en donde está involucrado un grupo de mujeres
llamadas beguinas. Estas mujeres le rinden culto a Ixchel,
la diosa de la luna y le ofrecen rituales para conseguir
sus favores.
Sesenta años atrás, este grupo se reunió por última vez
pues fueron asesinadas vilmente mientras llevaban a cabo su
ritual. Unos años después los asesinos comenzaron a acabar
con las descendientes de esas mujeres y nadie ha sabido
quienes son ni por qué atacan solo a estas personas.
En la actualidad, en el pueblo ha habido una serie de
asesinatos los cuales solo se limitan, otra vez, solo a los
descendientes de esas mujeres.
Casandra Comienza a investigar y, poco a poco va
descubriendo que esa hermandad de Ixchel tiene que ver
mucho con su familia. Y entre amenazas, tropiezos y
recuerdos, va dándose cuenta de sus raíces.

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Negros. Aparece la siguiente frase.

“La "vieja religión" es la magia de la Tierra misma.


Durante siglos, la iglesia fue silenciando el conocimiento,
que estaba en manos de las mujeres. Hasta que el poder de
la magia, como ellos llamaban a los antiguos rituales, fue
sustituido por el poder del pecado”.

1. EXT. ABADIA. MEDIA NOCHE.

Edad media. Luna llena.


Una monja camina de prisa, llevando una olla de agua
humeante.

Escuchamos gritos de dolor lejanos de mujer voces


inteligibles alteradas.

La monja entra a una celda.

2. INT. CELDA DE MONJA. MEDIA NOCHE.

Semi oscuro.
La estancia está alumbrada con un candelabro que emite una
tenue luz amarillenta.

La abadesa (Ildegarda de bingen) está atendiendo a una


parturienta.

Entra la otra monja con el agua, se la da a la abadesa y


esta la pone en un banco cerca de la parturienta.

De sus ojos salen lágrimas silenciosas aunque se afana en


atenderla con prisas.

La prepara para sacar a bebé con mantas o compresas de agua


caliente.

Al rato escuchamos un llanto potente de bebé el cual la


abadesa cubre con una manta, limpiándolo y poniéndolo en
brazos de la otra monja.

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Rápidamente se dirige a la parturienta que mueve la boca y
le dice algo al oído.
La abadesa asiente con lágrimas en los ojos, mirándola con
mucho amor.

Luego la parturienta muere en sus brazos.

La abadesa se muerde los labios tratando de tragarse el


dolor pero finalmente suelta un grito desgarrador.

3. INT. CUARTO DE CASANDRA. MADRUGADA.

Aquí comienzan los créditos

1990
CASANDRA, 30 años, despierta bañada en sudor y se sienta en
la cama, llorando.

Respira con dificultad. Mira el reloj: las 5am. Salta de la


cama y sale.

4. INT. BAÑO DE CASANDRA. MADRUGADA.

Casandra se está mojando la cara. Se mira en el espejo.


Se seca la cara. Se mira otra vez y cierra los ojos.

5. EXT. PARQUE. MAÑANA.

El sol está saliendo y apenas se ven sus primeros rayos.

La silueta de Casandra a contra luz, haciendo ejercicios de


Qi Gong. Trae una bata larga de algodón bastante holgada y
un lazo atado a la cintura.

Gente que pasa de prisa.

6. INT. COCINA DE CASANDRA. MÁS TARDE.

Casandra entra con la ropa de ejercicio.

Se prepara un café.

Se quita la bata, y la pone sobre una silla.

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Se toma un trago de café y sale.

7. INT. BAÑO. DE CASANDRA. MAÑANA.

Casandra se está bañando.

De repente empieza a canturrear música de Ildegarda de


Bingen. Parece que está en trance.

Sacude la cabeza y deja de canturrear, con el ceño


fruncido.

Se restriega el cuerpo con ansia…

8. INT. CUARTO DE CASANDRA. MAÑANA.

Casandra está vestida con jeans y una blusa de cuello


alto.

Se está poniendo unas botas.

Se sacude el cabello.

Se queda quieta, pensativa un rato luego termina y sale.

CORTE A:

9. EXT. CIUDAD. MAÑANA.

Trafico moderado. Muchos árboles. Gente que pasa de prisa.

Casandra viene en una bici, mirando a uno y otro lado los


árboles y aspirando su aroma.

Escuchamos insistentes pitidos de carro, Casandra mira


hacia el frente y para.

PUNTO DE VISTA de Casandra: una anciana va cruzando la


calle, lentamente, y un conductor de carro le está pitando,
haciéndole caras de fastidio.

Casandra se acerca al carro.

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CASANDRA:
Oye, no ves que es una mujer mayor? Cálmate.

CONDUCTOR:
Tú no te metas, vieja imbécil.

CASANDRA:
Imbécil tu madre, que le dio vida a un ser
tan despreciable como tú.

El hombre, enseguida se baja del carro y la enfrenta.

Casandra se baja también de la bici y va hacia él, furiosa.

CASANDRA: (Cont.)
Ah… me vas a golpear? Se ve que estás
acostumbrado a golpear mujeres, pero conmigo
no te vas a ir limpio, te lo aseguro. Ándale,
pégame!

El hombre se queda viéndola un rato, sorprendido. Luego se


sube al carro y arranca con furia.

Casandra, respira aliviada y luego mira a la anciana que ha


presenciado todo, ella le sonríe. Casandra se acerca a
ella.

CASANDRA:
¿Está bien, señora?

ANCIANA:
Sí, niña, Gracias, eres muy valiente. Pero ese
Hombre parecía más fuerte que tú…

CASANDRA:
Sí… qué bueno que no me hizo caso, de pegarme,
quiero decir (Se ríe a carcajadas)

La mujer la mira largo rato y luego la bendice.

ANCIANA:
Eres un ser muy especial, un ser de luz.
Los ángeles te protegen siempre.

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A Casandra se le rosan los ojos.

La anciana le da un beso en medio de la frente y se va


lentamente.

10. EXT. CENTRO DE LA CIUDAD. DÍA.

Casandra conduce su bicicleta. Su bolso cruzado sobre la


espalda. Llega a un café-restaurante bohemio, deja la bici
y le pone la cadena. Entra en el restaurante.

11. INT. RESTAURANTE. DÍA.

Poca gente.
Casandra se dirige hacia una mesa donde está sentado MATEO,
33 años, tipo nerd.

Mateo la mira, le sonríe y va a su encuentro. Se sientan.

Mateo pide el servicio y la mira fijamente, poniendo su


mano sobre la de Casandra, pero esta la retira rápidamente.

MATEO:
Casandra, ¿Sabes algo de la historia
de La Hermandad de Ixchel y demás?

Casandra lo fulmina con la mirada.

CASANDRA?
¿Me haces venir hasta aquí para hablarme
de historia?

Mateo se la queda mirando un rato, vuelve la vista a su


alrededor y otra vez a ella.

MATEO:
Está bien. Quiero pedirte una cosa…
no, mejor dicho quiero proponerte algo…

El mesero llega con dos cafés y los pone en la mesa.

Mateo le da las gracias.


Casandra toma su café, se recarga en la silla, y mira a

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Mateo mientras lo toma.

CASANDRA:
Venga, te escucho.

Mateo se toma su café con lentitud, mirándola.

Casandra se reacomoda en su silla cruza las piernas y los


brazos.

MATEO:
Tengo un trabajo para ti…

Casandra se descruza y se acerca a Mateo como para hablar


en secreto.

CASANDRA:
¿Un trabajo?

MATEO:
Un trabajo muy especial… Te preguntaba
que si has escuchado hablar de la
hermandad de Ixchel…

CASANDRA:
Pues he escuchado algo, sí… Qué hay
con eso?

MATEO:
Bueno, en Valladolid, que es donde estuvo
hace sesenta años un grupo muy activo
de estas mujeres, fueron cruelmente
asesinadas y nunca se supo quién las
mató. El punto es que han comenzado a
aparecer varias personas sacrificadas…
Y se dice que son los descendientes
de esas mujeres…

Casandra está con la boca abierta. La taza de café en su


mano. Mira a Mateo como hipnotizada. De pronto reacciona.

CASANDRA:
¿Y por qué yo?

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MATEO:
Porque eres la mejor. Que yo sepa,
nunca has dejado un caso sin resolver.
Además, la persona que quiere
contratarte prefiere que sea una mujer
la que haga este trabajo de investigación.

A Casandra se le sale una carcajada.

CASANDRA:
¿Y por qué una mujer?

Mateo se queda muy serio mirándola y se le acerca.

MATEO:
Creo, Casandra, que doscientos mil
pesos no son para tomárselo a broma.

Casandra está bebiendo el café, y se atraganta,


escupiéndolo hacia Mateo, que se hace a un lado aunque
tarde.

CASANDRA:
¿Doscientos mil pesos? ¿Te está burlando
de mí?

Mateo niega con la cabeza.

CASANDRA: (Cont.)
¿Y quién es la persona que quiere
contratarme?

MATEO:
Lo conozco de vista solamente… Solo he
hablado con él un par de veces y… Esta,
porque me preguntó si sabía de alguien…
Ya sabes… Te espera mañana en su casa.

Saca una tarjeta y se la da.

MATEO: (Cont.)
Estos son los datos.

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Cassandra toma el papel mientras está viendo más allá de
Mateo.
De pronto se levanta de un brinco y se va deprisa.

Punto de vista de Mateo:


Casandra está corriendo hasta una banca donde está una
mujer joven que golpea y maltrata a un niño.

El niño llora tapándose la cabeza con sus brazos.

NIÑO:
Ya mami, no me pegues…

CASANDRA
(deteniendo el próximo golpe)
Hey, qué pasá, por qué le pegas a tú hijo?

La mujer para y la mira con rabia.

MUJER:
¿A ti qué te importa? Es mi hijo y yo sé
lo que hago.

Y vuelve a descargar golpes contra el niño.

Casandra se apresura y abraza a la mujer quien, fuera de sí


la golpea y la jala de los cabellos.
Casandra la aprieta y casi se funde con ella.
La mujer comienza a llorar y deja de golpear a Casandra,
ella poco a poco la va soltando pero la mujer sigue
abrazándola y hablándole con cariño.

CASANDRA:
Sea lo que sea que esté pasando tu hijo
No tiene la culpa. No te desquites con él…
Todo se puede arreglar.

La mujer se separa y la mira con tristeza. Luego mira al


niño que está viendo la escena con los ojos rojos, lo
abraza y lo besa con ternura.

MUJER:
Perdón, perdóname, mi niño! Te juro

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que nunca volverás a pasar por esto.

Casandra los mira con una gran sonrisa cuando llega Mateo
junto a ella y le dice cerca del oído.

MATEO:
Esa es mi chica. La que nunca se queda
Quieta ante la injusticia…

12. EXT. CASA DE EMILIANO.TARDE.

Una casa bonita.


Casandra llega en bicicleta. Su vestimenta casi no cambia
en la estructura, solo en el color. Oprime el timbre.

Abre una mujer joven, la del servicio. La hace pasar con


todo y bici y cierra.

13. INT. CASA DE EMILIANO. TARDE.

La casa es todo lujo.

Casandra está de pie, mirando todo.

La mucama viene con una charola con agua y vasos y la pone


sobre la mesita central.

Casandra la mira y le sonríe haciendo una inclinación de


cabeza.

Entra EMILIANO, 26 años, muy guapo e impecable, con un


folio bajo el brazo. Mira a Casandra y le brinda una
sonrisota. Ella se queda viéndolo, sonriéndole tímidamente.

EMILIANO:
Señorita detective. ¡Qué gusto conocerla!
Aunque la creía mucho mayor…

CASANDRA:
Señor Camargo… Créame que la más
sorprendida soy yo. Lo imaginé un
anciano…

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Emiliano se carcajea y la invita a sentarse. Pone los
papeles sobre la mesa y le sirve agua, le ofrece el vaso y
se sirve él. Dan un trago.

Emiliano toma el fajo de papeles y lo revisa.

EMILIANO:
Bueno, Casandra. Dejemos esos tratos
solemnes y tuteémonos. Ni que
fuéramos tan viejos. Para comenzar,
quiero que leas esto.

Le da el fajo de papeles.

Ella Asiente y le sonríe abiertamente. Se pone a revisar.

Son recortes de periódicos con los titulares: “Encuentran


otro cadáver sacrificado en Valladolid” en la foto una niña
como de diez años.

“La policía piensa que estos sacrificios son ofrecidos a


Ixchel” en la foto una mujer joven.

“Hacía 10 años que no se cometían estos asesinatos”, en la


foto una niña de seis años. “El asesino en la sombra”.

Todas las fotos que muestran los titulares son de cadáveres


en un charco de sangre a los pies de la estatua de Ixchel,
la diosa.

Casandra está horrorizada. Deja los recortes y cierra la


carpeta.

CASANDRA:
¿Por qué le interesa… te interesa
esto? La policía ya está investigando.

EMILIANO:
Casandra… todas esas personas fueron
asesinadas en el mismo lugar, a la misma
hora y de la misma forma, ¿no te dice
eso nada?.

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CASANDRA:
Por supuesto: me dice que un asesino
serial anda por ahí suelto.

EMILIANO:
También, todos los muertos hasta hoy,
todos, son descendientes de un grupo
de mujeres adoradoras de Ixchel que fue
asesinado hace sesenta años. No.
Todo eso significa que son
sacrificios religiosos… un exterminio!
Y yo quiero saber quién o quiénes están
detrás.

CASANDRA:
Pero, ¿por qué te interesa tanto?

EMILIANO:
Bueno, digamos que soy un amante de los
misterios.

Casandra lo mira intensamente y luego se vuelve a los


papeles.

EMILIANO: (Cont.)
Casandra, discúlpame, soy un despistado.
¿Quieres beber algo más que agua?

Casandra está absorta en la información. Se vuelve


lentamente a él y lo mira un rato, luego sacude la cabeza
y le sonríe amplia y forzadamente.

CASANDRA:
Perdón… decías algo?

EMILIANO:
Te preguntaba que si quieres algo
fuerte para beber.

CASANDRA:
Ah… sí. Un Martini estaría excelente.

Emiliano asiente y sale.

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14. INT. CASA-COCINA DE CASANDRA. NOCHE.

Casandra está cocinando.

“Cannon in D” de Pachelbel como fondo musical.

El timbre de la puerta. Casandra sale.

15. INT. SALA DE CASANDRA. NOCHE.

Casandra Abriendo la puerta.

En el umbral está JULIETA, treinta y algo de años, muy


guapa, y vestida elegantemente y con una gran sonrisa.

Se saludan con mucho afecto.

Casandra cierra la puerta mientras Julieta entra con suma


elegancia, como si estuviera modelando, y se sienta en un
sillón y cruza las piernas.

Casandra se ríe y se sienta.

JULIETA:
Y bien, amiga. ¿Qué es eso tan importante
que ameritó que yo renunciara a una velada
tan insípida para venir hasta aquí?

Julieta se ríe a carcajadas y Casandra le hace señas de que


está loca. Luego se levanta de un brinco, dejando sus aires
elegantes y va hasta la barra y se pone a preparar bebida.

JULIETA: (Cont.)
¿Lo de siempre, señorita detective?

CASANDRA:
(Riendo)
Sí, payasa. ¿Sabes que esa misma frase
la usó Emiliano hoy?

JULIETA:
¿En serio? Oye, y qué tal está… ya sabes…

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Julieta hace unos movimientos sensuales mientras agita los
martinis y los sirve.

CASANDRA:
Es muy guapo, sí…

JULIETA:
¡Hey! Cupido ha tensado su arco!
CASANDRA:
¡NO! Si es un niño… Además ya sabes que
yo amo a Mateo…

JULIETA:
Entonces por qué no se lo dices? Él
siempre te ha amado.

CASANDRA:
Ay, Juli, no estoy segura de querer entrar
en una relación seria… primero necesito
encontrarme yo misma… y luego está la
separación con mi padre…

JULIETA:
(Se sienta junto a ella y la abraza)
Sí… lo siento, no debí hablar de eso.
Perdón.

Julieta se levanta y toma los dos martinis y le lleva a


Casandra.

JULIETA: (Cont.)
Pues brindemos por el éxito de esta nueva
misión. Que este sea lo que siempre has
esperado: tu salto a las ligas mayores.
Salud, amiga!

16. ETX. JARDÍN DE PETRA. AMANECER.

El sol se está asomando por el horizonte.

Podemos escuchar cantos de diferentes pájaros.

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La puerta de la cabaña se abre y sale PETRA, ochenta años,
haciéndose una cola.

Se pone a cortar plantas. Las hace bonches y las va


colgando de un hilo.

Por el camino viene saltando Jazmín, siete años, trae un


ramo de Caléndulas.

Mira a Petra, que ya la ha mirado, le saluda con la mano y


una gran sonrisa.

Llega hasta la puertita y se mete.

JAZMIN:
Hola Petra, le traje un ramo de caléndulas…
Las caléndulas sirven para…

Jazmín se queda seria y frunce el ceño.

PETRA:
… Para cicatrizar las heridas, Jazmín.

JAZMIN:
¡Sí! Y para limpiar la cara de impurezas y…
para alegrar el corazón a través de la vista,
por su hermosura.

Petra se ríe y la abraza después de tomar el ramo.

PETRA:
¡Eso es, mi niña! ¿Cómo estás?

JAZMIN:
Bien. ¿Y usted?

PETRA:
También.

Jazmín ya está recorriendo todo el jardín, feliz viendo y


sintiendo las plantas.

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Petra la mira y en su rostro podemos ver un rictus de
tristeza.

Petra sigue cortando y haciendo bonches de plantas mientras


la niña anda de aquí para allá, oliendo y acariciando las
plantas.

17. INT. PARROQUIA DE SAN BERNARDINO DE SIENA. DÍA.


(Valladolid)

PADRE ALFONSO, Ochenta años, camina de un lado a otro de la


minúscula habitación que le sirve de oficina, inquieto y
nervioso.

PABLO, 25 años, su ayudante, le observa con un cierto


temor.

ALFONSO:
Estamos en quiebra, en quiebra total…

PABLO:
¿Y por qué no habla con Don Teodoro? Tal
vez él quiera ayudarnos.

ALFONSO:
No, ya sabes que entre nosotros no hay
mucha cordialidad… Tal parece que nos
odia… y desde que se encontró aquel
tesoro parece que olvidó sus miserables
orígenes.

PABLO:
No creo que nos odie. Este monasterio
siempre se ha ocupado de las necesidades
de su familia por generaciones, según me ha
contado usted y algunos compañeros.

ALFONSO:
¡Pero ya se le olvidó todo eso! Su ego
se hizo muy grande cuando subió a
teniente… Maldito arribista!

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Pablo se santigua, mirándolo con cierto temor.

ALFONSO: (Cont.)
Y para colmo de males tenemos a Tenoria,
la loca!

Levanta los brazos al techo, como esperando que le caiga


algo.
ALFONSO: (Cont.)
Y Petra. La gente, en lugar de correr a
curarse con el médico del monasterio,
corre a la choza de esa bruja. Créame,
hermano, nomás falta que nos caiga un rayo.

PABLO:
Dicen que Petra hace milagros, padre. Jesús,
el del molino, me contó que curó a una mujer
ante sus propios ojos. Dice que, igual que
nuestro señor, puso sus manos en el cuerpo
de la enferma, que se retorcía de dolor.
Y a los pocos minutos la mujer lloraba de
alegría.

AFONSO:
(Iracundo)
¿Usted también cree en eso, hermano?
¡Actos del diablo encarnado en esa impía!
Seguramente esa mujer le hace segunda a
Tenoria y no deja de criticarnos y lanzarnos
indirectas.
A nosotros, que somos hijos de Dios!

Alfonso se detiene ante Pablo con los ojos muy abiertos, su


cara, una máscara de incredulidad.

Pablo retrocede unos pasos, con la mirada baja, frotándose


las manos con nerviosismo.

PABLO:
No Padre, Petra no habla mal de nadie.
Y la gente está convencida de que es una
santa, vive pobremente… Se alimenta de

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plantas que ella misma cultiva. Y Tenoria…
Quizás sea un poco retrasada, pero no hace
daño a nadie.

Alfonso fija su mirada en el techo en un gesto desesperado


y dando la espalda a Pablo.

ALFONSO:
(Para sí mismo)
Esto no puede seguir así. Necesitamos
hacer algo.

PABLO:
Necesitamos un milagro, padre. Debemos
rezar para que ocurra un milagro y
encontremos donaciones y los fieles
vuelvan sus ojos hacia Dios.

ALFONSO:
(Escandalizado)
¿Rezar? No vamos a molestar al Santísimo
con nuestros mezquinos problemas. Eso
es asunto nuestro, hermano, para ello
estamos aquí.

Pablo camina hacia la ventana mirando a Alfonso de reojo y


habla como sin ninguna importancia.

PABLO:
La Madre Rosalía cree que se debería renovar
el culto a Santa Ildegarda.
Ya sabe la devoción que ella siente por la
santa y la fe que deposita en ella. ¿No le
parece una buena idea?

ALFONSO:
(Se persigna)
¡Dios nos proteja!

Alfonso se queda serio, asustado. Se acerca a su escritorio


tambaleándose y se sienta. Pasa una mano por la tapa de una

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biblia que hay sobre él, acariciándola, con la cabeza
inclinada, mirando sin ver.

Pablo, muy impresionado, va hasta él y traga saliva.

PABLO:
¿Se siente mal padre Alfonso? Lo noto
muy pálido de repente.

ALFONSO:
Estoy bien, muy bien, gracias por
preocuparse, hermano. Déjeme solo,
necesito aclararme. Váyase, se lo ruego.
Si lo necesito iré a buscarle.

Pablo sale de espaldas, mirándolo, intrigado.

18. INT. CABAÑA DE PETRA.MAÑANA.

Otro día…
Muy acogedor, llena de frascos con pomadas, aceites y
brebajes sobre anaqueles de madera, bonches de hierbas
colgando del techo.

Petra va de un lado a otro de la estancia, preparando


medicina. Se mueve con lentitud pero con cierta elegancia.

OLGA, veintitantos, está sentada en un banco de madera.

Sobre la mesa está un gran libro de recetas abierto que


Petra consulta de vez en cuando mientras prepara.

Toma varios frascos de los anaqueles y vacía chorritos


sobre el mortero y vuelve a moler hasta formar una pomada.

De otro anaquel toma un frasco limpio y mete la pomada. Se


lo da a Olga.

Luego toma un frasquito de gotas.

PETRA:
Toma, úntate esto en las partes que
te duelen tres veces al día. Y de estas,

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tomate 5 gotas por la mañana y 5 por la
tarde. En unas horas te sentirás mejor.
Pero recuerda: termina los frascos, de lo
contrario, no sanarás.

Olga afirma con la cabeza repetidas veces.

OLGA:
Sí doña petra, sí… ¿Cuánto le debo?
Petra la mira detenidamente y podemos ver unos ojos
hundidos, limpios y llenos de bondad.

PETRA:
Por ahora nada. Pero ya sabes, cuando
te pongas bien me pagas… Cómo está Jazmín?

OLGA:
Muy bien. Creciendo… Es muy lista… qué puedo
decirle a usted que la conoce tanto como yo?

Petra asiente y Olga sale dando las gracias.

Petra pone en su lugar los frascos y limpia el mortero.


Cuando termina sale.

19. EXT. CORRAL DE PETRA. TARDE.

Petra sale de la cabaña y se dirige a un pequeño huerto,


más allá de las plantas donde se ven variadas hortalizas.
Se pone a limpiarlas de hojas muertas, basura y las riega,
susurrándoles palabras de amor. Les sonríe y las acaricia.

Se escuchan pasos.
Petra mira a su alrededor y podemos apreciar desde su punto
de vista un hermoso bosque frondoso.

La mirada se Petra se detiene en la puerta del corral donde


vemos a ROSALÍA, una monja muy vieja, que viene hacia la
casa con una canasta llena de galletas.

Petra le sonríe abiertamente.

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Rosalía llega hasta la puerta cansadísima y casi aventando
la canasta en el suelo lanzando una imprecación.

Petra se ríe y le ayuda a recoger la canasta. Entran al


corral.

PETRA:
Ama a tu cuerpo, querida, en lugar de
reñirle. Aunque estamos viejas, no
muchos pueden presumir de llegar a nuestra
edad para contarlo…

ROSALÍA:
Pues tú sí puedes presumir de eso. Mírate,
tienes cara de muchacha. Ya quisiera dejar
todo esto pero no puedo abandonar ese lugar,
nunca podré hacerlo.

PETRA:
Sí puedes, pero tus creencias te lo impiden.
Y la iglesia tampoco puede prescindir de los
servicios de las mujeres… aunque las odien.

ROSALÍA:
Ah, ¡mira quién habla! A ti nadie te quiere
en San Bernardino y sigues aquí, en esta
miserable casucha frente a ese bosque
siniestro…

PETRA:
(Riendo fuerte)
Oye tú, monja loca, que mi casa no es miserable
ni ese hermoso bosque es siniestro… y si sigo
aquí es porque espero que mi hija regrese algún
día. Anda, pasa que tenemos otras cosas
importantes de qué hablar.

Rosalía se ríe y entran a la cabaña.

20. INT. APARTAMENTO DE CASANDRA. DÍA.

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Amueblado. Casandra lo está recorriendo junto con el
arrendador. Consta de un cuartito, una cocinita, salita y
baño.
Junto a la puerta está una maleta y una mochila.

Terminan de recorrerlo.

Casandra le entrega un cheque y despide al arrendador. Toma


las maletas y se mete al cuarto. Sale y recorre el lugar,
se asoma a las ventanas.
Finalmente toma su bolso y sale.

21. INT. ESTACIÓN DE POLICÍA. DÍA.

Casandra está caminando por la estación.

Llega a una puerta y toca.

Le abre un hombre apocado, flaco y de lentes.

CASANDRA:
Buenos días, estoy buscando a la persona a
cargo de esta oficina.

HOMBRE:
Buenos días señorita. Ah, el teniente Rubio
pero ahora no está… ¿gusta esperarlo? No creo
que tarde mucho ya. ¿Gusta pasar?

CASANDRA:
No. Digo, sí, lo esperaré pero daré algunas
vueltas mientras espero. Muy amable.

Casandra se da la vuelta muy rápido y se topa con TEODORO,


entre cincuenta y sesenta años pero fuerte y robusto,
morenote.
TEODORO:
Oh, disculpe señorita… yo…

CASANDRA:
Perdone usted… fue mi culpa…

Casandra lo mira a la cara y se alegra.

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CASANDRA: (Cont.)
¡Teo, Tío Teo! Soy yo, la hija de tu amigo
Ilde. ¿Me recuerdas?

Teodoro la sostiene por los hombros y la retira para verla


mejor. Casandra está muy sonriente.

TEODORO:
Por todos los cielos… ¿Luna? ¡Pero si
eres toda una mujer! Ven pasa.

Casandra se le queda mirando, arrugando las cejas…

CASANDRA:
No… mi nombre es Casandra… Me estarás
confundiendo.

Teodoro sacude la cabeza y la mira detenidamente.

TEODORO:
Seguramente sí… Perdona, estoy hecho un viejo.
Pero ¿cómo me reconociste si hace años que no
me veías? Estabas así de chiquita.

Teodoro hace ademanes con las manos.

CASANDRA:
Pues por la foto que tiene mi padre…
Además, nunca podré olvidar esa voz de
trueno.

Se ríen, él le da el pase y entran a la oficina.

22. INT. OFICINA DE TEODORO. DÍA.

Teodoro y Casandra están sentados en una salita charlando


muy sonrientes.

El hombre de las gafas les lleva café.

TEODORO:
¿Y cómo está el granuja de tu padre?

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CASANDRA:
Pues espero que bien. Casi no nos vemos.

TEODORO:
Mmmm… y tú, ¿cómo has estado? Qué te trae
por estos rumbos tan lejanos?

CASANDRA:
Soy detective. Estoy en un caso…
y necesito que me ayudes con algunas
preguntas.

TEODORO:
¿Ah, mira, finalmente seguiste los
pasos de tu padre, eh? Pues estoy a
tus órdenes, pregúntame lo que quieras
saber.

CASANDRA:
Gracias tío. Quiero saber todo lo
relacionado con los sacrificios de
Ixchel. Nombres de las víctimas,
familiares etc.

Teodoro se pone serio, se levanta y va hasta su escritorio,


muy rápido.

TEODORO:
¿Te has vuelto loca, Casandra? No me
digas que ese es el caso que te trajo
hasta aquí porque…

CASANDRA:
Pues sí… pero, ¿por qué te afecta tanto?

TEODORO:
Porque es un caso muy peligroso. Ha muerto
mucha gente. Llevamos años, muchos años
investigándolo y aún no tenemos pistas que
nos lleven al o los culpables. Y desde ya te
digo: regresa por donde viniste.

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Casandra se levanta del sillón y va hasta el escritorio de
Teodoro, muy seria.

CASANDRA:
No. No voy a dejarlo. Soy detective y este
es mi trabajo. Mejor dime qué pasa…

TEODORO:
No, chiquilla. No lo haré. Tu padre y yo
fuimos compañeros muchos años. Íntimos
amigos. Y en memoria de esa amistad no te
expondré a que te maten.

CASANDRA:
(Molesta)
Bien. No lo hagas. Pero yo no dejaré este
caso. Es lo mejor que he encontrado desde
que me gradué. Así que con tu ayuda o sin
ella llegaré al fondo del asunto.

Casandra se dirige a la puerta y cuando la abre Teodoro se


levanta y la alcanza.

TEODORO:
Casandra… No seas necia! Deja que yo resuelva
esto por ti. Esto puede ser muy peligroso…

Casandra lo mira largamente, con sospecha.

Teodoro está sudando, saca un pañuelo y se limpia el sudor,


mirándola siempre.

Casandra cierra la puerta.

23. EXT BOSQUE. CREPUSCULO.

Petra va caminando por el bosque, descalza. Acaricia los


árboles y las plantas a su paso.

De pronto se queda quieta y mira hacia el cielo que se está


cubriendo con nubes negras.

27
Después mira hacia los árboles y se estremece.

PETRA:
Los espíritus malignos andan sueltos otra vez…

Luego se va rápidamente.

24. INT. CABAÑA DE PETRA. MAÑANA.

Petra, se levanta de la cama, se pone su bata, toma una


ollita de la cocina y se dirige hasta la parte de atrás, a

un cuartito del fondo donde tiene gallinas y una cabra.


Se sienta junto a la cabra en un tronco de madera y la
acaricia.

PETRA:
Eres una buena niña, Delfina. Tienes
hambre, ¿verdad? Que feo viento hacía
anoche. ¿Lo oíste? ¿No te dio miedo?
A mí sí.

Petra la toma de la cabeza a la cabra y pega sus rentes


mientras le canturrea.

Toma la ollita y le saca la leche, sin dejar de


canturrearle.

Cuando deja de salir leche de las ubres, Petra se limpia


las manos en la falda, toma la olla y se levanta. Va hasta
la puerta, derrama un poco en el umbral y luego bebe unos
tragos directamente de la olla.

Lejano, se escuchan voces.

Pronto se escuchan cerca. Ella, haciéndose un chongo, abre


la puerta.

Al frente está un grupo de gente comandado por SIMÓN,


veinte y muchos y Olga. Ella llora y él se ve desesperado.

SIMÓN:

28
Petra, tiene que ayudarnos… nuestra hija
desapareció y nadie en el pueblo la ha visto.
¿Ha venido hoy por aquí?

PETRA:
¿Cómo? ¿Jazmín ha desaparecido? No, Simón,
hoy no la ha venido. Pasen, por favor.

Simón y Olga se meten y Petra cierra la puerta. Los hace


sentarse y ella se pone frente a ellos.

OLGA:
(Llorando)
Ayúdenos a encontrarla, por favor.

Petra asiente, va hasta la cocina, pone una olla con agua


al fuego, corta de varios ramos de hierbas y la echa a la
olla. Los mira con tristeza.

El agua comienza a hervir y Petra, con una cuchara de palo,


remueve el agua en círculos en sentido de las manecillas
del reloj hasta que se forma un remolino en el cual se a
formando una imagen de una niña bañada en sangre sobre un
altar.

Petra se lleva la mano a la boca ahogando un grito. De sus


ojos comienzan a salir lágrimas.

De repente suelta la cuchara y abre los ojos llorosos


mirando a Simón y Olga. Estos la miran con angustia.

Petra niega con la cabeza, se levanta y sale seguida por


Simón y Olga.

25. EXT. BOSQUE. MAÑANA.

Petra camina por el bosque seguida por Simón y Olga y un


grupo de gente, gritando el nombre de la niña.

Llegan a la estatua de Ixchel. Y a sus pies, desde su


punto de vista, vemos el cuerpo de Jazmín en un charco de
sangre, con la garganta abierta. Silencio sepulcral.

29
Simón se acerca despacio mientras Olga lanza un alarido y
corre gritando. La toma entre sus brazos tratando de
animarla. Simón las abraza a las dos, llorando.
Petra está mirando la escena con lágrimas en los ojos. Cae
de rodillas, susurrando.

PETRA:
¡No, por favor, señora, basta ya de tanta
sangre! ¿Por qué Jazmín, un alma tan pura
e inocente?

26. INT. DEPARTAMENTO DE CASANDRA. MEDIO DÍA.

La mesa está llena de papeles y recortes de periódico.


Casandra los está revisando.

La televisión está encendida.

De pronto, noticia de última hora.

OFF-TV:
El cuerpo degollado de otra niña fue encontrado
esta mañana en el altar a Ixchel, la diosa… se
cree que es un grupo de fanáticos que al
parecer, quieren acabar con la descendencia de
un grupo que se reunía algunos años atrás y fue
asesinado durante la práctica de un ritual…

Casandra mira el televisor, sorprendida, toma su bolso,


apaga la televisión y sale disparada.

27. EXT. BOSQUE. TARDE.

Gente curiosa tras la zona acordonada de la policía.

Teodoro está revisando el lugar mirando, escudriñando.

Casandra está llegando y se quiere cruzar pero un policía


la detiene. Ella le dice algo y apunta hacia Teodoro.

30
El policía va y habla con Teodoro y este mira hacia donde
está Casandra que le sonríe haciendo señas de saludo con la
mano.

Teodoro asiente y el policía va y deja pasar a Casandra que


ya tiene listo su cuaderno y lápiz.
TEODORO:
Eres terca como una mula… igual que tu padre.

CASANDRA:
Bueno, ¿qué quieres? Así soy. Tienes alguna
pista de lo que pasó aquí?

TEODORO:
No. Ni pizca. Este es un asesino muy hábil.

CASANDRA:
¿Y los testigos, quién descubrió el cadáver?
TEODORO:
Fueron sus padres, con Ayuda de Petra,
una curandera que puede ver más allá
que cualquiera.

CASANDRA:
(Anotando todo)
Y… donde puedo ver a Petra?

TEODORO:
Todo mundo sabe… vive en una cabaña de barro.
Por ese sendero.

Teodoro apunta hacia el camino por donde llegaron Petra y


los demás.

Casandra asiente, inclina la cabeza en señal de gracias y


se va.

28. EXT. CABAÑA DE PETRA. MÁS TARDE.

Casandra va llegando a la puerta del corral, mirando todo.


Cuando llega, busca una piedra y toca. Silencio.

31
Mira hacia las ventanas y alrededor.

Mira las plantas con interés. Se queda seria.

29. INT. CABAÑA DE PETRA.

Petra está preparando un té. Sus ojos están llorosos. Se


sirve el té y escucha los toquidos. Con la taza en la mano
abre muy poquito la cortina.

PUNTO DE VISTA DE PETRA:

Casandra está mirando todo a su alrededor.

Petra cierra, bebe un poco del té y se pone de espaldas a


la ventana, pensando.

Los toquidos se vuelven a escuchar. Petra se voltea y


vuelve a abrir la rendijita.
PUNTO DE VISTA DE PETRA:

Casandra tira la piedra y se aleja del lugar.

Petra la mira largo rato. Algo cambio en su mirada.

30. INT. PARROQUIA DE SAN BERNARDINO DE SIENA. DÍA.

Los novicios caminan de prisa y con miedo. En los rincones


grupitos murmuran.

Pablo camina de prisa, el miedo y la preocupación pintados


en su rostro.

Toca en una puerta al mismo tiempo que la abre y se mete.

31. INT. CUARTO-OFICINA DE ALFONSO. TARDE.

Oscuro.
Pablo entra despacio, tratando de ajustar su vista a la
oscuridad.

Alfonso está reclinado en su cama con un rosario en las


manos, rezando muy concentrado.

32
Pablo lo descubre y se acerca lentamente.

PABLO:
¿Me mandó llamar Padre Alfonso?

Silencio.
Alfonso sale de su rezo y lo mira largamente, como si no lo
conociera.

PABLO:
¿Se siente usted bien?

ALFONSO:
Ah, es usted, hermano Pablo. Sí, le mandé
llamar.

De repente Alfonso se pone histérico.

ALFONSO: (Cont.)
!Otra vez ha pasado Hermano! Es una desgracia
pobre niña, pobre niña (se persigna) que dios
la tenga en su santa gloria. Pero tal vez así
tiene que ser.

PABLO:
Cálmese Padre. Y no creo que tenga que ser
así. Era solo una niña. Y el maldito que hizo
eso es un asesino sin entrañas… (Se persigna)
Perdone, pero me siento muy enojado.

ALFONSO:
¡Lo comprendo, pero no se deje llevar
por sus bajas pasiones!

PABLO:
Padre… Tal vez debería permitir que se
reviva el culto a la diosa Ixchel…

ALFONSO:
¡No blasfeme! No, no, lo que debemos
hacer es seguir rezando para que Dios

33
nos perdone por tanta maldad y…

PABLO:
Ah, había olvidado decirle, hay una
detective que anda investigando.
Llegó hace tres días de la capital
y no dudo que pronto venga a hacerle
preguntas. Yo mañana iré con el señor
Mendoza a ver si él sabe algo de todo
esto.

ALFONSO:
¿Cómo que anda una detective investigando…?
Bueno… Tenga cuidado con Mendoza. No sabemos
si él pueda estar detrás de las muertes, ya
ve cuanto odia el culto a Ixchel.

Pablo frunce el ceño mirando a Alfonso, sorprendido, y


asiente.

Alfonso suspira hondo y va a hincarse y sigue rezando.

32. INT. CUARTO DE CASANDRA. NOCHE.

Semi oscuro.
Casandra duerme inquieta. Suda y mueve mucho la cabeza.
En un flashazo vemos el mismo sueño que tiene en la primera
escena.

Luego el llanto desgarrador de la abadesa

Despierta con un grito aterrador. Se baja de la cama y


sale.

33. INT. COCINA DE CASANDRA. NOCHE.

Casandra está tomando agua. Sale y luego entra con una


agenda en la mano, toma el teléfono y marca un número.
Suena.

OFF-MATEO:
Hola, Casandra.

34
CASANDRA:
Mateo, perdón por despertarte. Acabo de
tener una pesadilla.

OFF-MATEO:
¿Lo de siempre?

CASANDRA:
Sí… pero cada vez es más fuerte…
(Se le quiebra la voz) fue horrible.

OFF-MATEO:
Cálmate. Es solo una pesadilla.
Y dime, cómo vas con la investigación?
CASANDRA:
(Se limpia las lágrimas)
Voy despacio. Aún no he podido encontrar
personas claves que puedan decirme algo
importante, pero las encontraré… y tú,
¿cómo estás?

OFF-MATEO:
Bien, trabajando. Oye, te gustaría que
fuera a echarte un poco la mano? Solo
sería el fin de semana…

CASANDRA:
(Demasiado emocionada)
¡Sí! Me encanta la idea!

OFF-MATEO:
Bueno, entonces nos vemos por allí.
Cuídate mucho y no bajes la guardia
con nadie. Beso.

Casandra deja el teléfono. Se asoma por la ventana y desde


su punto de vista vemos que está clareando.

34. INT. CASA DE JOAQUIN MENDOZA. MAÑANA.

JOAQUIN, rondando los 80 años, alto, con bigotes a lo Dalí,


camina de un lado para el otro, furioso.

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Pablo está de pie, mirándolo.

Joaquín se detiene frente a Pablo y le apunta el pecho.


JOAQUIN:
¿Insinúa usted, padre, que yo asesiné a esas
personas?

PABLO:
No, señor, solo le hice una pregunta sin
intención de ofenderle.

JOAQUIN:
¡Pues a mí más bien me parece una
impertinencia que no estoy dispuesto
a tolerar!

PABLO:
Tranquilícese Don Joaquín. Solo quiero saber
si usted sabía algo de esas horribles muertes…
He oído rumores de que no es la primera vez
que ocurren hechos de esta naturaleza en el
bosque.

JOAQUIN:
¿Quién ha dicho eso? ¡Éste es un pueblo
tranquilo!

PABLO:
Nadie del Pueblo ha dicho nada, se lo aseguro,
su gente parece haber perdido la memoria al
respecto, nadie sabe nada. Lo mismo que usted,
por lo que veo.

JOAQUIN:
Entonces, seguro que es cosa del cura ese de
San Bernardino. Nomás anda metiéndose en lo
que no le incumbe.

PABLO:
Nadie del monasterio ha dicho una sola
palabra del asunto, ni tampoco en contra
suya.

JOAQUIN:
A mí no me importa quién los haya puesto
en mi contra pero todo es falso y están

36
faltando a la justicia.

PABLO:
Señor… No es mi intención perjudicar
su buen nombre, pero corren rumores,
le repito, rumores extraños que sueltan
palabras confusas y peligrosas.

Joaquín se detiene y da un puñetazo en la mesa.

Pablo se aleja unos pasos de él.

JOAQUIN:
¿A qué rumores se refiere, padre?

PABLO:
Nada en concreto, ya se lo dije. Frases
sueltas, incontextas entre sí y confusas,
algo sobre que usted puede estar vinculado
con la antigua hermandad de la diosa Ixchel.
Y que las protege bajo una máscara de odio.

JOAQUIN:
Ah, así que se trata de eso. Usted habla de
unos hechos enterrados en tiempos muy lejanos,
la hermandad ya ni existe.

Pablo se dirige hacia la puerta y la entre abre. Se vuelve


a Joaquín.

PABLO:
Yo solo le digo para que tenga cuidado.
Por cierto, no ha pasado a dejar su cheque
mensual al monasterio… Con su permiso.

Sale dejando a Joaquín con la intención de hablar.

35. INT. HABITACIÓN DE PETRA. MEDIA NOCHE.

Petra está durmiendo en su cama. Hay una mesita a un lado


en la cual está encendida una vela. Está soñando.
Se mueve de un lado a otro, sudorosa y agitada.

Flashazo a su sueño.

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Una niña que le tiende los brazos. Petra, más joven
alejándose entre lágrimas.

El altar de Ixchel lleno de sangre.

Una voz de hombre gritándole.

Petra, en su cama, se voltea al escuchar el nombre y casi


se cae. Se despierta sudorosa y se levanta.

Alguien sigue llamándola por su nombre. Sale.

36. INT. SALA DE PETRA. MEDIA NOCHE.

Petra está abriendo la puerta. Entra Joaquín (Solo vemos su


silueta) de prisa. Susurran.

JOAQUÍN:
!Otra vez está pasando, Petra!

Se abrazan.

PETRA:
Sí… Mi pobre niña Jazmín ¿Cuántos murieron
la última vez? no puedo recordarlo…

JOAQUÍN:
Ocho, estoy casi seguro. Y todos eran, eran…

PETRA:
Descendientes de las hijas de Ixchel…
Debemos acabar con esto, hay que destruir
la estatua de la diosa…

JOAQUIN:
Sí… debemos recordar qué pasó la última vez,
la desaparición de tu hija.

PETRA:
Hay que detenerlo, esta vez debemos detenerlo
como sea ¿Por qué razón se repite?, ya nadie
recuerda la vieja religión, los rituales a
Ixchel. Todo terminó hace mucho… ¿por qué?
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JOAQUÍN:
Tal vez alguien no desea olvidar, ni tampoco
que olvidemos… veré qué puedo hacer. Tengo
que irme…

Se abrazan un rato y luego el hombre sale.

37. INT. DEPARTAMENTO DE CASANDRA. NOCHE.

Casandra, acompañada por Mateo, está abriendo la puerta


cuando suena el teléfono. Están muy contentos.

Casandra corre a responder y hace señas a Mateo de que vaya


a la cocina a traer bebidas.

Una voz con furia contenida tratando de parecer amable.


CASANDRA:
Sí, diga…

OFF-VOZ:
¿Detective Lares? ¿Casandra Lares?

CASANDRA:
Sí…

OFF-VOZ:
Me alegro de encontrarla al fin en casa.
Está usted investigando lo de los asesinatos
de Ixchel, ¿verdad?

CASANDRA:
(Secamente)
¿Quién es?

OFF-VOZ:
Un amigo, señorita… Casi debería usted
llamarme un ángel guardián (risa fantasmal).
Deje las cosas como están. Tiene usted unos
ojos tan bonitos… Me horrorizaría ver cómo
alguien echa ácido en ellos.

La comunicación se cortó.

Casandra se queda viendo el teléfono, petrificada.


Mateo se acerca con las bebidas.

MATEO:
¿Qué pasa, Cas?

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Casandra pone lentamente la bocina sobre la base mientras
recita en son de burla.

CASANDRA:
"Si aprecias tu vida en algo, no te
acerques al páramo de noche".

MATEO:
Estás pálida, Casandra. ¿Quién estaba al
teléfono?

Casandra sacude la cabeza, despejándose.

CASANDRA:
Me gustaría saberlo. La voz era tan… tan
contenida. Tan filosa… Como un estilete.
Alguien quiere que me retire de la
investigación de los asesinatos con
bastante interés como para amenazarme
con echarme ácido en los ojos.

MATEO:
¡Tienes que llamar a la policía!

Mateo abraza a Casandra y ella se deja.

CASANDRA:
La policía no puede hacer nada, Mat.
Si les llamo y se los cuento… ¿Tienes
idea del número de llamadas de locos
que se hacen cada día?

MATEO:
Pero podrían mandar a alguien a vigilar
un poco.

CASANDRA:
(Sarcástica)
Claro. Si no tuvieran ochocientos crímenes
que investigar. Y diez mil robos a mano
armada. Y unos cuantos miles de violaciones.
Eso sin contar los que yo investigo. Olvídalo.
No creo que pase a mayores. Hablemos de otra
cosa.

Casandra lo toma de la mano y se lo lleva a sentar.

38. INT. IGLESIA DE SAN BERNARDINO. MUY TEMPRANO.

Cantos gregorianos lejanos.


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Casandra, está caminando por un pasillo, pasando junto a
imágenes y puertas cerradas.

Un par de hombres con hábitos marrón se cruzaron con ella,


la miran y discuten acaloradamente pero en voz baja.

Casandra sigue caminando y da vuelta encontrándose con una


capilla. Los cantos son más fuertes. Abre la puerta y
entra.

39. INT. CAPILLA. MAÑANA.

Un grupo de monjes cantan dirigidos por el padre Alfonso.

Parece una reunión en una iglesia medieval.

Casandra camina hacia el centro y se sienta a escuchar.

DISOLVENCIA A MAS TARDE.

El servicio está terminando. Casandra tiene los ojos


llorosos, se los limpia cuando mira que Pablo viene hacia
ella. Le murmura algo al oído. Ella asiente y se dirigen al
interior de la capilla.

Los monjes cantores la están mirando, tres de ellos


intercambian miradas sospechosas.

40. INT. OFICINA DE PADRE ALFONSO. MÁS TARDE.

Alfonso está al teléfono cuando Pablo abre la puerta


dándole el paso a Casandra.

Pablo se retira y cierra la puerta.

Alfonso le hace señas a Casandra de que se siente.

ALFONSO:
Bueno, está aquí en este momento, teniente
Rubio… No, no, creo que sí tengo que hablar
con ella.

Casandra levanta las cejas cuando escucha al Padre.

ALFONSO: (Cont.)
No se preocupe. Diré solo lo que tenga
que decir. Adiós…

41
Alfonso se vuelve a Casandra y la mira, sin ninguna emoción
en su rostro.

ALFONSO:
Es usted la detective Lares, ¿verdad?

Casandra le sonríe, saca una tarjeta y se la da.

CASANDRA:
Sí. Era Teodoro Rubio?

ALFONSO:
El comandante de la policía, sí. Es el
encargado de la investigación de los
asesinatos. No sé cómo se enteró de que
nos veríamos pero me estaba pidiendo que
no hablara con usted.

CASANDRA:
¿Dijo por qué?

ALFONSO:
Piensa que es asunto de la policía.
Me dijo que una aficionada como usted
podría enturbiar las aguas y hacer más
difícil la investigación.

Casandra se frota el labio superior pensativa.

CASANDRA:
Eso es en cierto modo lo que le dije a la
persona que me contrató cuando hablé ayer
con ella. La policía está especializada en
manejar este tipo de investigaciones. Pero
yo, hace unos siete años que soy detective
privado.

ALFONSO:
Tranquilícese, señorita Lares. No tiene
que convencerme. Le dije al comandante
que hablaría con usted y creo que a esas
personas muertas se lo debemos.

Casandra se sienta mirándolo a los ojos.

CASANDRA:
No puedo imaginar lo que ocurre aquí a
menos que alguien me lo diga. ¿Por qué
no me cuenta usted la historia, o lo que
sepa de ella?
42
Alfonso le sonríe tímidamente.
Se levanta y la hace que le siga hasta un rincón de la
estancia.

Abre una Puerta y le muestra un gran cuadro de Hildegarda


De Bingen.

Casandra mira el cuadro y se queda como hipnotizada. Se


arrodilla para contemplarlo mejor.

ALFONSO:
Hildegarda de Bingen. La primera rebelde
que existió en tiempos medievales. Luego
le siguieron otras y otras. Mujeres que no
estaban dispuestas a someterse al matrimonio
ni a la iglesia y, en cambio, le ofrecían
culto a la Luna, “Las beguinas” les llamaban.
Cada cultura ha tenido su propio nombre para
la diosa de la Luna, aquí entre los mayas se
llama Ixchel.

CASANDRA:
(Muy quedito)
Esta es la mujer de mis sueños…

Casandra deja de mirar el cuadro y saca su cuaderno y lápiz


volviéndose a Alfonso.

CASANDRA:
¿Hildegarda de Bingen era una beguina?

ALFONSO:
¡No! Era una bruja disfrazada de monja!
Pero ella fue la pionera de este movimiento
rebelde y hereje y aquí, por estas tierras,
la tenían como Santa. Ah, y no le estoy
hablando de gente inculta. Le hablo de
gente civilizada, educada.

CASANDRA:
¿Quiénes…? ¿Y por qué?

Alfonso regresa a su escritorio y se sienta. Su semblante


enrojecido. Mirando hacia ningún lado.

ALFONSO:
Hace sesenta años, en el bosque, se reunió el
último grupo de estas beguinas ante su diosa

43
Ixchel. No sé si le tocó ver el último asesinato,
el de la niña Jazmín…

Casandra asiente rápidamente. Alfonso la mira.

CASANDRA:
Sí, por supuesto. Fue terrible.

ALFONSO:
Unos cinco años atrás había llegado una mujer
desde España… que resucitó esta nueva forma de
adoración que, irónicamente, se extinguió con
los españoles. Nadie, excepto las mujeres que
reclutó en su grupo, la conoció; pues solía
verse de noche con ellas. Se reunían cada luna
llena, desnudas, para danzarle y pedirle que
les diera fertilidad y no sé qué cochinadas
más. Eso es todo lo que puedo decirle.

CASANDRA:
Pero eso no me da ninguna pista para mi
investigación. Cuantas personas tienen en
este monasterio?

ALFONSO:
Si está insinuando que los asesinos son de
este sagrado recinto es mejor que se vaya…

Casandra lo mira largamente.

CASANDRA:
No insinúo nada. Pero es parte de mi trabajo.
Además, usted no tiene nada que esconder… o sí?

ALFONSO:
No. Nada. Pero le aconsejo que mejor busque
fuera de aquí. Y si me disculpa… Tengo mucho
que atender en este lugar que parece que el
santísimo ha olvidado.

Alfonso se levanta y le muestra la puerta.

Casandra guarda sus cosas y se levanta tambien, sin dejar


de mirarlo.

Él la mira salir, le sonríe con burla.

ALFONSO:
Cuídese, los lobos andan sueltos…
44
y con hambre.

41. INT. CASA DE CASANDRA. DÍA.

Casandra está preparándose un Martini. Toma el teléfono y


marca el número de Mateo. Suena.

OFF-MATEO:
Sí?

CASANDRA:
Mateo, necesito un favor. Puedes averiguarme
todo lo que puedas sobre una tal Hildegarda
de Bingen y un grupo de mujeres llamadas las
beguinas?

OFF-MATEO:
¿Las beguinas? Estás de suerte. Mi tía Armida
lleva toda una vida estudiando ese grupo… al
cual, creo, que ella pertenece. Por cierto que
es ultra secreto, ¿cómo supiste?

CASANDRA:
Parece que los asesinatos están relacionados
con ese grupo. Más bien, creo que hay un
encono contra esas mujeres desde la era
medieval.

MATEO:
Sí… Bueno, si quieres puedo llevarte la info
Este fin y de paso te cuento lo poco que yo
sé por medio de mi tía. O… ¿qué tal si mejor
vamos a verla?

CASANDRA:
Es una idea genial. ¿Cuándo podrá ser? Mira…
Este fin de semana mejor voy a ver a mi padre…
Y nos vemos, ¿tal vez pueda ser entonces…?

MATEO:
Sí… Yo le llamo para decirle que vamos.

CASANDRA:
Gracias… Nos veremos pronto.

Casandra corta y se queda mirando el teléfono un buen rato


mientras da un sorbo a la copa.

45
Marca otro número. Timbre.

OFF-EMILIANO:
¿Hola…?

CASANDRA:
Emiliano, soy Casandra…

EMILIANO:
¡Casandra! Mucho gusto me da tu llamada.
¿Qué tal estás?

CASANDRA:
Bueno, además de una amenaza de dejarme ciega,
y de gente que no sabe nada o no quiere decir
nada, más un policía que me tiene por un
estorbo, estoy muy bien…
OFF-EMILIANO:
Un momento. ¿Cómo que una amenaza de dejarte
ciega? ¿Hablas en serio?

CASANDRA:
Sí. Muy en serio. Un tipo me llamó y me
dijo que si no dejaba la investigación
echaría acido en mis “hermosos ojos”.

OFF-EMILIANO:
Cuanto siento escuchar eso… ¿Quieres
parar aquí? Por mí no habrá problema,
estoy dispuesto a pagarte lo establecido.

CASANDRA:
No. Ni lo digas. No soy mujer que se asusta
tan fácil. Algo se ha removido y quiero saber
qué es. Además, me gusta este caso, estoy
aprendiendo cosas nuevas para mí. Y tú, ¿cómo
estás?

OFF-EMILIANO:
Bien. Aquí con mi madre… está un poco delicada
pero se pondrá bien.

CASANDRA:
Ah… ¿Vives con tu madre? Qué maravilla…

OFF-EMILIANO:
Sí, vivo con ella aun. Bueno, nos hablamos.
Chao.
46
Casandra se queda sentada en el sillón poco a poco se va
quedando dormida.

42. INT. CARRO CASANDRA. DÍA.

Música clásica.

Casandra está conduciendo. Escuchamos las palabras de


Emiliano en su mente.

OFF-EMILIANO:
Bien. Aquí con mi madre… está un poco delicada
pero se pondrá bien.

OFF-CASANDRA:
Ah… ¿Vives con tu madre? Qué maravilla…

OFF-EMILIANO:
Sí, vivo con ella aun…

Lagrimas salen de sus ojos. Se los limpia y sube la música.

43. EXT. TAPALPA.TEMPRANO.

Una colonia de clase acomodada. Las calles son de piedra.

El carro de Casandra se estaciona.


Casandra baja tomando su bolso y entra a una finca grande,
como de campo.

Camina por un sendero en el cual se ve una casona al final


rodeada por un jardín muy descuidado.

Llega hasta la casa y se asoma por la ventana.

PUNTO DE VISTA DE CASANDRA:

ILDEFONSO, sesenta y muchos años, acabadón, está sentado


ante una chimenea leyendo un libro.

Se levanta, sale un momento y luego regresa con una taza de


café.

Mira hacia arriba de la chimenea donde está colgado un


cuadro de Casandra, le habla aunque no escuchamos nada.

A Casandra se le rosan los ojos, se da la vuelta


violentamente y se desliza por el muro hasta quedar sentada
y se abraza las piernas.
47
Se levanta limpiándose las lágrimas, mira otra vez hacia
dentro donde ve a Ildefonso sentado otra vez tomando su
café, luego se va casi corriendo.

44. INT. CARRO DE CASANDRA. TEMPRANO.

Casandra está conduciendo con los ojos arrasados. En su


mente escenas con su padre.

Flashback 12 años antes

45. INT. SALA DE LA CASONA DE SU PADRE. HORA INDEFINIDA.

Casandra e Ildefonso está discutiendo. Ella se ve muy


enojada.

CASANDRA:
Lo siento papá, pero debo irme de aquí…

INDEFONSO:
¿Qué te pasa? ¿Por qué quieres irte?

Casandra solo lo mira. Luego estalla.

CASANDRA:
Durante años hemos vivido como esas parejas
de ancianos que se comunican por señas; en
el fondo, que me vaya de la casa no cambia
mucho las cosas.

ILDEFONSO:
Pero hija, compréndeme, todo lo he hecho por
ti, para protegerte. Tu madre…

CASANDRA:
(Furiosa)
¿Mi madre? Si no sé nada de ella es por tu
culpa, me lo has ocultado siempre todo, me
obligas a ir una hora al cementerio todos
los domingos, haga el tiempo que haga, en
tu compañía o sola y para qué?

ILDEFONSO:
Entonces, debes de odiarme…

Casandra, suspirando, sin fuerzas de sienta y se echa a


llorar.

48
CASANDRA:

Ojalá… Ojalá pudiera odiarte.

Casandra cierra los ojos y estamos en el presente.

MOVIMIENTO HACIA ATRÁS para ver que estamos en:

46. EXT. UN CEMENTERIO. MÁS TARDE.

Casandra estaciona el carro y sale. Abre la puerta del


cancel cubierto de óxido que chirría, se mete.

Camina por las tumbas hasta que encuentra una. Está un poco
descuidada pero tiene un ramo de flores frescas, dice:
Cordelia Lares 1940-1963.

CASANDRA:
Yo apenas tenía tres años… Qué poco tiempo
de vida compartimos, mamá…

Se arrodilla y se pone a limpiar y acaricia las flores.


Entonces, cuando limpia la lápida se queda petrificada con
los ojos bien abiertos. Se fija mejor y, bajo el nombre de
su madre, está escrito: Casandra Lares 1960-1978.

CASANDRA: (Cont.)
¿Qué?
Casandra hace arcadas y vomita. Termina y se va corriendo.
Tropezando.

47. INT. CASA DE CASANDRA. NOCHE.

Julieta de pie, tomando un Martini. Mateo, sentado


abrazando a Casandra que llora desconsolada.

CASANDRA:
¡Perverso! ¡No puedo creerlo: ¡me ha matado!
¡Mi padre, mi propio padre, me ha matado! 1978.
El año en que acabé la preparatoria, el año en
que me fui de su casa. ¿Cómo ha sido capaz? Me
pregunto si me preparó un verdadero entierro, si
compró algún cadáver para que todo fuera como
Dios manda… ¡Qué bajeza! Estoy indignada.

49
Julieta se acerca y se sienta del otro lado, pone su copa
en la mesita y la abraza también. Casandra se abraza a
ella.

JULIETA:
Ya, cálmate bonita, tal vez todo esto tenga
una explicación lógica.

MATEO:
Sí, ¿por qué no hablas con él?, deja que
te explique.

CASANDRA:
(Con tristeza)
¿Y qué explicación puede haber? Nunca ha
querido hablar de mi madre. Y si prefirió
que me fuera no creo que lo haga ahora…
Aun así estoy más resuelta que nunca a
ajustar las cuentas con el capitán de
policía. Todas las cuentas.

Julieta y Mateo se miran, tristes.

Casandra, de repente se limpia los ojos y se levanta. Toma


la copa de Martini de Julieta y se la empina hasta el
fondo.

Julieta y Mateo la miran, alarmados.


CASANDRA: (Cont.)
Pero eso tendrá que esperar. Mateo,
¿tienes la info que necesitamos, tú
tía puede recibirnos?

MATEO:
Sí y sí. La información la tengo ahora y mi
Tía nos recibe mañana… ¿Estás bien, Cas…?

CASANDRA:
Sí, estoy bien. No se preocupen por mí.
Ya me conocen y saben que a veces me sale
lo sensiblero… no es nada.

Los abraza a los dos y los besa.

50
CASANDRA: (Cont.)
Gracias por estar aquí, y en mi vida. Son
muy importantes para mí, la verdad… no sé
qué haría sin ustedes. Gracias!

48. EXT. CASA DE ARMIDA. MAÑANA.

Una colonia y una casa elegantes. Un jardín al frente y una


puerta de madera.

Mateo y Casandra están de pie en el cancel.

MATEO:
Mi tía es algo… Excéntrica. Llámala por su
nombre, no le gusta de otra forma… ni a mí
me lo permite.

Abre la puerta ARMIDA, 50 y pocos, muy jovial y guapa.

En cuando ve a Mateo corre, abre el cancel y se abalanza


sobre él abrazándolo.

ARMIDA:
¡Ay, mi pequeño Mateo, cuanto tiempo
sin verte!

MATEO:
Hola Armida. También a mí me da gusto
verte.

Le da unos cuanto besos y abrazos más y luego repara en


Casandra. Deja a Mateo y la abraza.

ARMIDA:
¿Tú eres Casandra, verdad? Qué gusto
conocerte. Mateo me habla mucho de ti.
Yo soy Armida.

Mateo le hace caras de que se calle pero Armida lo ignora.

CASANDRA:

51
Qué tal Armida. Sí, soy yo…

ARMIDA:
Qué gran placer conocerte. Pasen. Ahora
estoy sola. Tu abuela se fue a su clase
de yoga.

49. INT. SALA DE ARMIDA. MAÑANA.

Están entrando.
Una sala muy amplia con un piano antiguo.

Sobre el piano, en la pared, un cuadro igual al que le


mostró el padre Alfonso de Hildegarda.

Y a un lado otro cuadro donde, sobre un fondo difuminado de


una monja adolescente, está escrito el poema Desiderata.

Casandra, mira a Hildegarda y se queda fascinada pues


además tiene iluminación especial.

Armida y Mateo miran a Casandra y el cuadro


alternativamente.

ARMIDA:
Hidegarda de Bingen. La precursora de las
beguinas.

CASANDRA:
Sí… el padre Alfonso de San Bernardino
tiene un cuadro igual… solo que con otra
descripción.

ARMIDA:
¿Y qué hace un cura con el cuadro de “una
hereje”, según le llaman ellos?

CASANDRA:
No lo sé. Solo puedo suponer que tiene miedo
de deshacerse de él.

MATEO:

52
Por eso estamos aquí, Armida. Casandra está
investigando un caso de asesinatos en relación
a estas mujeres llamadas beguinas…

Armida asiente. Luego sale un momento, el cual Casandra


emplea en seguir mirando el cuadro y Mateo en sentarse.

Armida regresa con una bandeja con café y galletas. Habla


nomás entrando y repartiendo las tazas.

ARMIDA:
Las beguinas es un movimiento religioso
desconocido surgido en la Edad Media, y
durante siglos dio insólitos espacios de
libertad a la mujer en tiempos en que no
tenía más opción que entregar su vida al
hombre o a Dios.

Armida le da un sorbo a su café.

Casandra y Mateo están fascinados y ni parpadean,


mirándola. Ella toma una galleta y les sonríe.

Casandra le da un sorbo a su café.

CASANDRA:
Y… a qué se dedicaban?

ARMIDA:
Se dedicaban a la caridad, el estudio,
la oración y unas pocas con dones
especiales, como Hildegarda, a la
curación con hierbas y energía.

CASANDRA:
Hildegarda… era una beguina?

ARMIDA:
No en toda la extensión de la palabra pero
fue la primera mujer que desafío a la iglesia
para hacer lo que ella creía estaba bien a
los ojos de dios, del cual hasta llegó a decir
que era mujer.

53
Mateo se levanta para mirar el cuadro de Hildegarda más de
cerca.

MATEO:
Vaya, esta mujer sí que era sabia…

ARMIDA:
Y eso no es todo… Hildegarda fue la primer
médico de la historia. Tenía grandes poderes
para curar, tantos que la gente creía que si
podían obtener un mechón de sus cabellos o un
pedazo de su ropa, o cualquier cosa que ella
hubiese tocado, podría sanarlos.

Armida sale un momento mientras Casandra mira a Mateo que


está mirando el cuadro de Hildegarda, de perfil, con los
lentes en la mano, a contra luz da el aspecto de un ángel.
Sonríe y sus ojos se enternecen.

Mateo lentamente voltea a mirarla y le sonríe. Ella baja la


vista.

Armida entra con un libro viejo, los mira y sonríe, ellos


no se percatan de su presencia hasta que le entrega el
libro a Casandra.

Casandra hojea el libro pero luego pone su atención en


Armida.

ARMIDA:
Mira ese libro… “Liber Causae et Curae”,
Causa y remedio de las enfermedades, escrito
por Hildegarda… Muchas personas aún utilizan
sus métodos curativos con plantas o cualquier
otra índole natural… Yo misma he experimentado
algunos de ellos y, créeme, son tan o más
efectivos que los de la medicina moderna.

CASANDRA:
(Hojeando el libro)
¿Y las beguinas, cómo surgieron?

54
ARMIDA:
Poco después de la muerte de Hildegarda,
muchas mujeres, que de alguna u otra forma
la conocían, quisieron independizarse de
la iglesia, ah, porque Hildegarda fue la
primera mujer que luchó por obtener un
monasterio netamente femenino, ya que en
aquel entonces eran mixtos.

CASANDRA:
Y lo de la adoración a la luna…?

ARMIDA:
Bueno, yo no le llamaría adoración en sí.
Hildegarda, en algunos de sus escritos dice
que la luna es como una guía para la creación,
es importante en la siembra, en la cosecha etc.
Pero sobre todo, que tiene poder en las mujeres.
Y, aclarando, no es a la luna a la que le rinden
culto sino al espíritu de la luna, en este caso,
a Ixchel.

Armida se queda callada.


Mira el piano, se levanta y va hasta él poniéndose a tocar
y vocalizar “Antiphon O quam mirabilis est” una melodía de
Hildegarda.

Casandra y Mateo escuchan, atentos.

Cuando Armida termina de tocar. Ellos aplauden y ella se


inclina.

ARMIDA.
Es de Hildegarda de Bingen. Es un Himno
para el creador; Se llama quam mirabilis
est, o “Oh, qué maravilloso es”.

CASANDRA:
(Limpiándose las lágrimas)
¡Yo he ronroneado ese tema! ¡Es maravilloso!
Me trajo añoranzas de cosas que no conozco…
como si… las hubiera vivido.

55
ARMIDA:
Y además sanadora. Hildegarda también escribió
varias sinfonías para sanar el alma, el cuerpo
y el espíritu.

Casandra se pone de pie seguida por Mateo.

CASANDRA:
Armida, quiero que volvamos a vernos… esto me
tiene muy emocionada… cuando me hablas así de
esta mujer, siento como si le conociera de toda
mi vida… como si estuviéramos conectadas de
alguna manera, ¿sí me explico?

Armida la mira profundamente a los ojos hasta que se le


rozan de lágrimas.

ARMIDA:
Aquí estaré esperando… (En voz muy baja)
Hildegarda.

MATEO:
Yo estoy fascinado. Nunca creí que existieran
mujeres así… tan valerosas, tan fascinantes.

Armida deja de mirar a Casandra y sonríe abiertamente.


Luego mira a Mateo.

ARMIDA:
Bueno, cariño, aquí tiene dos enfrente de ti.

Se ríe a carcajada contagiando a Casandra y luego a Mateo


que está frunciendo el ceño.

50. EXT. BOSQUE. CASI NOCHE.

TENORIA, 55-60 años, con una melena de risos, descuidada,


pero con ropa limpia, camina por el bosque muy feliz,
disfrutando la hierba que huele con profundas aspiraciones.

Se tira en ella y mira al cielo, se levanta y con sus manos


echa hojas secas al aire.

56
Llega hasta un árbol y se esconde para ver la cabaña de
Petra que está casi oscura.

Se acerca con cautela y abre con mucho cuidado la rejilla


de madera, llega hasta la ventana y se asoma con
precaución.

PUNTO DE VISTA DE TENORIA:

Petra está en la hornilla, cocinando. Su cuerpo recto y


lleno de energía.

Tenoria se queda viéndola un buen rato.

Petra, sin dejar de hacer lo que hace, habla.

PETRA:
No me gusta que me espíes. Si quieres entrar
entra. O vete y déjate de tonterías.

Tenoria abre con cuidado la puerta y se mete.

51. INT. CABAÑA DE PETRA CASI NOCHE.

Petra mira a Tenoria y sus ojos se enternecen aunque no


sonríe.

PETRA:
Estaba pensando en ti.

Tenoria abre mucho los ojos, habla con un lenguaje infantil


en ratos y en otros como adulta.

TENORIA:
¿Petra sabía que Tenoria iba a venir?

PETRA:
No. Pero pensaba en ti. ¿Quieres cenar? Acabo
de cocinar unos ricos garbanzos con espinacas.
Siéntate.

57
Tenoria se sienta en una silla, encogida, como no queriendo
ocuparla toda. Mira a su alrededor.

TENORIA:
Tu casa me parece muy bonita… huele a ti.

Petra le pone el plato de comida y otro para ella.

PETRA:
¿A qué viniste, Tenoria? No me hagas perder el
tiempo con tonterías.

Tenoria come con rapidez, muy hambrienta.

Deja de comer y mira a Petra, muy seria y habla


maduramente.

TENORIA:
Quiero que me ayudes… alguien quiere matarme…

PETRA:
¿Quién quiere matarte? No digas tonterías.

TENORIA:
Tú no crees en mí, crees que estoy loca.
Pero yo sí creo en ti, también quieren
matarte. Ixchel me dijo que viniera a
avisarte.

Tenoria acaba de comer y se levanta muy de prisa, asustada.

PETRA:
Tranquilízate. Nadie va a hacerte daño.

TENORIA:
Tenoria no puede decirte más o ellos
la matarán.

Va hacia la puerta, la abre y se vuelve a Petra mirándola


con ternura.

TENORIA: (Cont.)

58
Petra… eres muy bonita y Tenoria te ama
mucho… Tenoria no quiere que te maten ni
que te hagan daño, por eso vino para
avisarte.

Tenoria Sale furtivamente.

Petra se queda pensando y sus ojos se le llenan de


lágrimas.

52. INT. MONASTERIO DE SAN BERNARDINO. DÍA.

Joaquín Mendoza está caminando por los pasillos del


monasterio. Derrochando elegancia.
Detrás por el pasillo viene el padre Alfonso que lo ve y su
primer gesto es de enfado. Luego sonríe abiertamente y se
apresura a alcanzarlo.

PADRE ALFONSO:
¿Don Joaquín Mendoza?

Joaquín se vuelve y se sorprende al ver la gran sonrisa del


padre.
JOAQUÍN:
Ah… es usted, Padre Alfonso. Espero no haber
llegado a una hora inapropiada y sin avisar.

ALFONSO:
Su presencia siempre es bienvenida a este
sagrado recinto… no se preocupe. Pase por
favor, venga, vayamos a un lugar más cómodo.

Se van caminando por el pasillo.

53. INT. OFICINA DEL PADRE ALFONSO. DÍA.

Rosalía está limpiando la oficina. Limpia el escritorio


con sumo cuidado, las librerías, los cuadros sobre las
paredes.

Va hasta la puerta del armario y saca el cuadro de


Hildegarda, se persigna ante él y lo mira largo rato.

59
ROSALÍA:
Santa Hildegarda… Ampáranos. No dejes que
el odio acabe con más vidas inocentes. Tú
que eres capaz de hablar directamente con
dios intercede por nosotros… no permitas
que el altar de Ixchel se vuelva a teñir
de sangre…

La puerta se abre y Alfonso y Joaquín entran.

Rosalía rápidamente comienza a limpiar el cuadro y mira


hacia la puerta.

Alfonso la mira y su semblante risueño y amable cambia a


severo.

ALFONSO:
¿Qué está haciendo con ese cuadro, hermana
Rosalía? Guárdelo inmediatamente en su lugar.

ROSALÍA:
Sí, padre. Solo estaba limpiándolo… está muy
sucio.
Rosalía va a guardar el cuadro cuando Joaquín lo mira y va
hacia ella.
JOAQUÍN:
Espere, madre. Déjeme ver ese cuadro.

Rosalía se lo da a Joaquín y este lo mira muy interesado,


casi emocionado.

ALFONSO:
No es nada importante don Joaquín, es un
cuadro de una monja que ha estado ahí por
años…

JOAQUIN:
Santa Hildegarda… La Sibila del Rin…

ALFONSO:
(Persignándose)
Sí… la bruja del Rin, mejor dicho… Oiga,
¿Qué le pasa? Parece que estuviera viendo

60
a la Virgen…

Joaquín carraspea y pone semblante duro y mira al padre.

JOAQUÍN:
¡Oh, por Dios! Solo estaba viendo el
trabajo del pintor… ¿Por qué lo tiene
escondido? ¿De dónde lo sacó?

Alfonso casi corre y se lo quita de las manos, lo mete al


armario y cierra.

ALFONSO:
No lo sé, don Joaquín… ese cuadro representa
el mal… esa mujer era una verdadera hereje,
hija de lucifer.

JOAQUÍN:
Vamos, padre, no es para tanto. ¡Vendádmelo!
Le pago lo que me pida por él… he sabido que
tienen problemas económicos en el monasterio…

Alfonso lo mira de reojo, con sospecha.


Se le acerca y da vueltas alrededor de Joaquín frotándose
las manos. Se detiene y lo mira directamente a los ojos.

ALFONSO:
¿Y por qué querría un hombre como usted
pagar cualquier precio por un cuadro sin
importancia? ¿No será que…?

Joaquín se vuelve rápidamente hacia el escritorio sacando


un cheque de su saco y lo pone sobre este.

JOAQUÍN:
¡No será nada, padre! Ustedes necesitan
dinero y yo quiero ayudarlos. Eso es todo.
Pero si no le interesa… aquí le dejo la ayuda
de siempre.

Alfonso va rápidamente al escritorio con una actitud servil


y le sonríe.

61
ALFONSO:
Perdone usted, don Joaquín. No era para
tanto… Hermana Rosalía, saque el cuadro
y entrégueselo a nuestro querido benefactor.

Rosalía, con una gran sonrisa, saca el cuadro y lo mira con


alegría antes de llevarlo y entregarlo a Joaquín.

Joaquín mira a Alfonso al tiempo que pone el cuadro sobre


el escritorio y saca una chequera de su bolso interno del
saco y un bolígrafo, se dispone a escribir. Mira a Alfonso

JOAQUÍN:
Bueno, dígame cual es el precio…

Alfonso toma el cheque que antes puso Joaquín, lo mira y


luego mira a Joaquín a los ojos, desafiante.

Joaquín se vuelve a la chequera.

ALFONSO:
¿Qué le parece diez veces más esta cantidad?

Alfonso, lentamente vuelve a mirar a Alfonso, que le está


sonriendo con cinismo. Aprieta las mandíbulas y asiente.
Llena el cheque.

Alfonso mira cómo lo está llenando y sonríe moviendo la


cabeza afirmativamente.

Rosalía está viendo todo, luego sale lentamente.

Joaquín termina el cheque, se lo da a Alfonso, toma el


cuadro y sale.

Alfonso mira el cheque mientras se sienta, luego mira la


puerta que se ha cerrado.

54. EXT. CABAÑA DE PETRA. MAÑANA.

Verde, acaba de llover y las plantas están llenas de rocío.

62
Casandra viene llegando.

De pronto escucha ruido y se para buscando. Nada. Sigue


caminando.

Llega a la rejita de madera y abre. Se mete y toca a la


puerta de la cabaña.

Escucha ruido y busca pero no ve nada.

Rodea la cabaña, mira detrás y luego regresa a la puerta y


toca otra vez.

Se va y cierra la puertita de madera.

55. INT. BOSQUE. MÁS TARDE.

Casandra está de pie, mirando toda la belleza del bosque.


Aspira profundamente, deja su bolso y se pone a practicar
Qi Gong.

De repente escucha ruido, mira hacia unos árboles y mira la


cara de Tenoria que le está sonriendo.

Casandra, sin dejar el ejercicio, la mira bien y le sonríe.

CASANDRA:
¡Hola!

Tenoria, poco a poco se acerca, sonriéndole y mirándola de


lado pues el cabello le tapa la cara.

TENORIA:
Niña bonita busca a Petra pero Petra no está.

Casandra, se ha dado cuenta de su desorden mental y trata


de igualarse con ella.

CASANDRA:
No… ¿tú sabes dónde fue? Soy Casandra,
¿y tú?

TENORIA:

63
Petra está curando enfermo. Casandra…
Niña bonita Casandra.

Se pone a danzar alrededor de Casandra.

TENORIA: (Cont.)
Niña bonita, Casandra busca a Petra.
Niña bonita Casandra busca a Petra.

De repente se detiene frente a Casandra y la mira.

TENORIA (Cont.)
¿Tú quieres matar a Petra?
Casandra deja el ejercicio y la mira fijamente, como si le
recordara algo. Reacciona.

CASANDRA:
¡No! Yo no quiero matar a Petra. Solo
quiero hablar con ella. ¿Alguien quiere
matar a Petra?

Tenoria comienza a danzar otra vez alrededor de Casandra.


Está la sigue y se pone a danzar con ella.
TENORIA:
Tenoria no puede decir nada a niña Bonita
Casandra. Tenoria no quiere que hagan daño
a niña bonita Casandra.

CASANDRA:
¿Quién quiere matar a Petra?

Tenoria deja de danzar y se tira al suelo con los brazos y


piernas abiertos.

Casandra hace lo mismo quedando sus pies encontrados.

Tenoria se sienta y la mira poniendo su dedo índice en los


labios.

TENORIA:
Shhhht… ellos pueden oírte. Tenoria no puede
decir nada a niña bonita Casandra… Nada.
Petra está curando enfermo. Llega de noche.

64
CASANDRA:
¿Quiénes…?
Casandra se sienta. Tenoria se acerca a Casandra y le
susurra al oído.

TENORIA:
Los diablos con capucha…

Tenoria se levanta con una tremenda rapidez y se va


corriendo.

Casandra se levanta también rápido para alcanzarla pero


Tenoria ya ha desaparecido en el bosque.

CASANDRA:
¡Espera…!

56. EXT. DEPARTAMENTO DE CASANDRA. NOCHE.

Casandra está poniendo una bandeja con una jarra de café y


bocadillos sobre la mesita.

Tocan la puerta.

Abre, en el umbral está Pablo, vestido de civil.

Casandra se sorprende y lo mira.

Él le sonríe levemente.

PABLO:
Perdone que venga a verla así, sin avisar
pero necesito hablar con usted. ¿Puedo pasar?

CASANDRA:
Claro, pase y siéntese, le ofrezco algo para
beber?

Pablo inclina la cabeza y entra. Se queda de pie frente a


Casandra.
PABLO:
Muchas gracias, le acepto un café.

65
Casandra sale y luego vuelve con dos tazas, las pone sobre
la mesa y sirve.
Se sienta y luego Pablo hace lo propio.

CASANDRA:
Estaba a punto de cenar y preparé unos
bocadillos, quiere acompañarme?. Tome lo
que guste.

Pablo asiente y toma un sándwich y le da una gran mordida.

PABLO:
Perdone que le tome la palabra pero hace
mucho que en San Bernardino no comemos
cosas tan buenas. ¿Qué es lo que necesita
saber para su investigación? Quiero ayudarla.

Casandra se queda quieta, mirándolo. Toma su cuaderno de


notas y lo hojea.

CASANDRA:
Bien. Muchas gracias. Quiero saber, hermano,
qué es la hermandad de Ixchel, para entender
el porqué de todas esas muertes.

PABLO:
(Comiendo)
En la mitología maya Ixchel era diosa del
amor, de la gestación, de los trabajos
textiles, de la luna y la medicina. Se
venera como la diosa de la luna, por el
carácter femenino de ésta.

Casandra está tomando nota de todo.

CASANDRA:
He sabido que el último grupo de adoradoras
de Ixchel se reunió hace sesenta años y que
entonces hubo un accidente que acabó con
todas ellas…

Pablo se pone muy serio. Se levanta, alterado.

66
PABLO:
No fue un accidente… fueron asesinadas.
CASANDRA:
Se dice que durante aquellas ceremonias
tenían lugar apareamientos especiales, y
que las hijas que resultaban de aquella
unión eran llamadas las Hijas de Ixchel.
Y que todas ellas formaban la hermandad
y tenían un gran poder.

Pablo se vuelve a ella y comienza a ponerse nervioso.


Se acerca ella y se arrodilla tomando sus manos.

PABLO:
Prométame que esto que hablemos no saldrá
de esta habitación… ¿Puedo confiar en usted…?

Casandra levanta la mano y asiente.

Pablo se levanta y camina de un lado a otro.

PABLO: (Cont.)
Mi abuela murió en ese ataque. Y los enemigos
de las beguinas buscan a los descendientes
para borrar la huella de esas mujeres. De
alguna manera, y a través de los años, se han
enterado quienes somos y primero mataron a mi
madre… después a mi hermana.

Pablo se pone a llorar.

Casandra se levanta y se acerca a él, con cautela.

CASANDRA:
Perdóneme. No era mi intención ponerlo en este
estado…

PABLO:
No, perdone usted, toda esta situación
altera mis nervios y ya no sé ni lo que
me digo… ¡la horrible muerte de esa niña,
santo Dios!

67
CASANDRA:
Entonces su abuela pertenecía a estas
beguinas… Y usted tiene miedo de morir…
y se metió de monje para protegerse…

PABLO:
No… no tengo miedo de morir. Me metí a la
iglesia para investigar. Pero le juro que
las beguinas no son malas mujeres. Al
contrario; son muy sabias, inteligentes,
sanadoras, amorosas. Mujeres que quieren
mantener viva la vieja religión… que viene
siendo la magia misma de la Tierra, pues de
la tierra sacan las plantas que usan para
curar.

Pablo se emociona mientras está hablando.

Casandra lo escucha fascinada y vuelve a retomar su


escritura.

CASANDRA:
Habla usted tan apasionadamente que quiero
preguntarle, la hermandad, ¿solo se limitaba
a las mujeres?

PABLO:
Sí… Porque antes de que la iglesia lo
silenciara, el conocimiento estaba en
manos de las mujeres. Pero luego, todo
ese poder que tenía la magia, lo fueron
sustituyendo por el poder del pecado. O
sea, lo que antes era puro, sano y
verdaderamente divino, lo convirtieron
en pecado.

CASANDRA:
Y… ¿por qué la iglesia haría algo así?

PABLO:

68
Vaya usted a saber… por miedo, por orgullo
machista, ¿qué sé yo? El resultado es este:
anularon el poder de las mujeres para
reducirlas a poco menos que sirvientas…
Pero ya no se puede parar, el poder de las
mujeres resurgirá porque esa es la rueda de
la vida y…

Escuchamos un ruido en la puerta, una nota se está


deslizando por abajo.

Pablo se apresura a abrir. Sale y solo alcanza a ver el


vuelo de un hábito que desaparece.

Corre pero no lo alcanza.

Regresa a la puerta donde está Casandra leyendo el papel.


Se lo entrega, se meten y cierran.

PABLO:
“Ya sabemos dónde están los hijos de Ixchel”.

Pablo y Casandra se miran, sorprendidos.

57. INT. COMANDANCIA DE POLICÍA. TARDE.

Teodoro está hablando por teléfono al mismo tiempo que lee


carpetas y se mueve en su silla guardando y sacando de los
cajones.

La puerta se abre y aparece Casandra, se mete y la cierra.

Teodoro le hace señas de sentarse y luego se despide.

TEODORO:
Sí, sí… hasta entonces. Hola Casandra,
¿Qué te trae por aquí?

CASANDRA:
Hola Tío. Vine a ver si me dejas revisar
algunos archivos que necesito.

TEODORO:

69
¿Has averiguado algo de los asesinatos?
Si es así me gustaría que me lo dijeras.

CASANDRA:
No. Nada aun.

Teodoro se levanta y se pone enfrente de ella recargado


sobre el escritorio.

TEODORO:
Aunque lo que más me gustaría es que
dejaras todo esto y te fueras.

Casandra se levanta mirándolo a los ojos fijamente


poniéndose a su altura.

CASANDRA:
¿A qué le temes, qué es lo que sabes de esto
y no me quieres decir? Por qué insistes en
que me vaya?

Teodoro la mira largo tiempo y luego se aleja hasta detrás


del escritorio.

TEODORO:
Nada… Solo que en 60 años van treinta
Asesinatos y que estamos ante una secta
de asesinos generacionales. Y aunque no
lo creas, tu padre era mi amigo y no
quiero que te pase nada malo.

CASANDRA:
¿Bien, entonces tú debes saber qué fue lo
que pasó con mi madre… Mi padre nunca ha
querido hablarme de ella… solo conozco su
tumba.

TEODORO:
No. Yo solo sé que ella murió. En todo caso
pregúntale a él, convéncelo. Ahí están los
archivos, puedes revisar lo que quieras y
cierra cuando termines.

70
Teodoro sale.

Casandra se queda un rato viendo la puerta cerrada y luego


se dirige al archivero.

Mira en un cajón, revisa las carpetas. No encuentra nada.

Revisa otro de vez en cuando se detiene en alguna carpeta.


Nada.

Revisa otro cajón y mira una carpeta que dice Ixchel, 1961.
La saca del cajón se sienta en el escritorio a leerla.
Tiene recortes de periódicos. Casandra los lee…
Palabras sueltas, incontextas hasta que se topa con algo.

CASANDRA:
…Incendio fatal. El capitán Ildefonso Lares
y su familia fueron atacados en su casa esta
madrugada. Fueron encontrados cinco cuerpos
calcinados, se presume que el capitán y su
familia, su esposa y su hija de 27 y 3 años
respectivamente, murieron. Existen rumores de
que este es un crimen ritual como los que, hasta
hoy, se les han atribuido a los enemigos de la
hermandad de Ixchel…

Hay una foto borrosa de los tres. Pero Casandra no repara


en eso. Furiosa, cierra la carpeta, la dobla y la mete en
su bolso. Sale como alma que lleva el diablo.

58. INT. EDIFICIO DE CASANDRA. NOCHE.

Oscuro.
Casandra abre la puerta y apenas vemos su silueta. Se
detiene, mirando y luego busca en su bolso y saca las
llaves.

Saca también una linterna.

Sube las escaleras en semi penumbra.

En los escalones se ven huellas de zapatos mojados pero


como si alguien quisiera borrarlas.

71
Casandra se queda tiesa, se cruza el bolso, apaga la
linterna y la agarra con las dos manos y sigue subiendo,
alerta.

De repente, alguien sale de la oscuridad con un frasco en


las manos.

Casandra apenas tiene tiempo de ver cuando ya están en el


suelo. Ella le pega un linternazo en la cara y se escucha
un quejido.

Casandra, con los pies se echa hacia atrás, alejándose del


hombre y grita cuando este se acerca a su cara con el
frasco, el hombre trata de vaciarle el frasco en la cara
pero Casandra se saca y le cae en los hombros.

Luego, le da una patada que lo echa escaleras abajo.

Ella se levanta rápidamente y abre la puerta y se mete,


temblando.

59. INT. BAÑO DE CASANDRA. NOCHE.

Casandra entra corriendo, quitándose la ropa.

Se la quita se mete a la regadera abriéndola


apresuradamente.

La piel de su hombro está muy irritada, se la talla,


quitándose todo residuo de ácido.

Cuando se ha limpiado se queda quieta bajo el chorro y


grita… Se derrumba y se sienta, abrazándose las piernas,
llorando.

60. INT. CUARTO DE CASANDRA. MEDIA NOCHE.

Casandra está sentada en la cama, poniéndose una pasta en


toda la parte irritada de su hombro. Luego se pone una
gasa.

Su rostro rojo y sus ojos hinchados de llorar.

72
Cuando termina marca el número de Emiliano. Y le cuenta sin
que escuchemos.

Se hace una disolvencia a minutos más tarde.

OFF-EMILIANO:
Pero ¿te encuentras bien?

CASANDRA:
Ahora sí… pero me puse muy mal.

OFF-EMILIANO:
Casandra… cuando te pedí que investigaras esto
no sabía la magnitud del peligro que corrías.
Lo mejor será que lo dejes. No puedo exponerte
más.

CASANDRA:
¡No! No voy a dejarlo. Mañana iré a verte.

OFF-EMILIANO:
Yo puedo ir si te parece mejor.

CASANDRA:
No… de todos modos debo ir… tengo una cuenta
pendiente con alguien, que necesito saldar.

OFF-EMILIANO:
Está bien, como tú quieras. Hasta entonces…

Casandra deja el teléfono y se acomoda para dormir.

Poco a poco se va quedando dormida y en sus sueños aparece


la siguiente escena.

60ª. EXT. UN JARDÍN. HORA INDEFINIDA.

Casandra, de 3 años, está ayudando a una mujer que solo le


vemos el cabello, a limpiar las plantas. Está feliz.

CASANDRA:

73
¿Y qué es magia?

MUJER:
Mira este jardín… está lleno de vida…
eso es magia.

CASANDRA:
Ah no… eso no es magia.

La mujer se ríe a carcajadas y la besa.

MUJER:
Entonces, dime tú qué es magia.

CASANDRA:
No sé… convertir a los sapos en príncipes,
aparecer cosas de la nada.

MUJER:
¿Aparecer cosas de la nada?

CASANDRA:
Bueno… no es muy emocionante aprender cual
es la diferencia entre la menta y la verbena,
creí que lo de ser bruja…

La mujer la estrecha entre sus brazos le habla con infinita


dulzura.

MUJER:
Ser bruja es comprenderte a ti misma como
un espíritu libre y creador, y eso es magia
y eso es poder. La magia, mi niña, es el
poder de trascender a las limitaciones del
miedo y construir el mundo a tu medida.

Casandra la mira y luego la abraza contra su pecho. Su


carita está feliz.

CASANDRA:
Qué raro hablas… te amo mucho…

74
Volvemos a la realidad, al rostro de Casandra que está
dormida, pero sonriente. Abre lentamente los ojos y se
sienta

61. INT. CASA DE ARMIDA. DÍA.

Silencio.

Escuchamos el timbre.

Armida pasa hacia la puerta cruzando la sala y la abre.

Son Casandra, Mateo y Julieta.

Armida los hace pasar con una gran sonrisa y los invita a
sentarse mientras sale.

Ellos, van hasta el piano y miran el cuadro de Hildegarda.

Luego, Julieta se pasa al poema de desiderata y se queda


largamente leyéndolo en voz alta, frunciendo el ceño en
momentos sin respirar.
Y como si tal cosa habla para sí misma.

JULIETA:
Juraría por lo más sagrado que este poema
fue escrito por una mujer para otra mujer…
¿Quién lo escribió…?

OFF-ARMIDA:
Hildegarda de Bingen.

Todos se vuelen a mirarla menos Mateo que está leyendo el


cuadro.

Armida está detrás de ellos con una charola con tazas de


café y galletas.

MATEO:
¿Quéeeeeee!? Este poema, hasta donde sé,
fue escrito por un abogado llamado…

ARMIDA:

75
… Max Ehrmann… Eso es lo que se dice. Pero en
realidad, fue descubierto en la iglesia de Saint
Paul de Baltimore, Indiana en 1691. Los que lo
encontraron aseguraban que un monje medieval lo
había escrito. Nadie se ocupó más de él hasta que
en 1927 este escritor y abogado, Max Ehrmann, se
lo adjudicó. Y hasta hoy esa es la creencia. Pero
ese texto fue escrito por Ildegarda, según está
escrito en sus diarios.

Los tres se quedan mirando a Armida y el cuadro


alternativamente.
MATEO:
Pero… lo escribió para una mujer como supone
Julieta? Por cierto, te la presento, es la
única amiga de Casandra.

Armida sonríe a Julieta, deja la charola y va y la abraza.

ARMIDA:
Mucho gusto Julieta… Ya veo que tienes
una gran intuición… Coman galletas y café…

Cada uno toma una taza, se sientan mirando a Armida.

ARMIDA: (Cont.)
Efectivamente, Hildegarda lo escribió para una
mujer… Era una niña… hija de una monja del
monasterio la cual fue violada por su monje
confesor y, que a la vez, murió en el parto…
Hildegarda la amaba mucho y sufrió lo indecible
por su perdida…

Mientras habla Armida, Casandra se levanta y va hasta el


cuadro. Se pone a leerlo y, poco a poco… sus ojos van
llenándose de lágrimas.

CASANDRA:
…Por eso se hizo cargo de la niña… a la cual
nombró Desiderata, del latín desiderare, Deseo…
Deseaba que la madre no hubiese muerto, que
siguiera a su lado para sentir que no estaba

76
sola en aquel mundo de hombres… la única amiga
íntima y verdadera que llegó a tener… Y escribió
este poema como una guía para la vida de la niña…

Casandra se vuelve a ellos, limpiándose las lágrimas.


Todos están paralizados, con los ojos bien abiertos.

ARMIDA:
No sabía que conocías esa historia… Así es como
está escrito en sus diarios.

CASANDRA:
No la conozco, es la primera vez que leo
esto, pero de repente las palabras salieron
sin mi consentimiento, era como si… Yo misma
la hubiera escrito.

ARMIDA:
¿Crees en la reencarnación, Casandra?

CASANDRA:
Nunca me lo he planteado pero estoy
Dispuesta a creer, ya que muchas veces
siento y veo cosas que, sin haberlas vivido,
me traen tremenda añoranza y tristeza…

JULIETA:
Como en este momento…

Casandra asiente.

Julieta y Armida se miran muy asombradas.

62. CASA DE ILDEFONSO. MAÑANA.

Ildefonso está sentado tomando café, mirando la foto de


Casandra, cuando escucha el timbre.

Con desgana se levanta y lentamente va y abre.

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En el umbral está Casandra llena de furia que, al ver a
Ildefonso, se trasforma en ternura. Abre la boca para decir
algo pero no puede.

Ildefonso reacciona y se hace a un lado para dejarla


entrar.

ILDEFONSO:
¿Perdiste tus llaves?. Pasa.

Casandra entra y se pone frente a él y lo único que mira es


amor y ternura en sus ojos.

Se mete y va a sentarse en un sillón.


Ildefonso cierra la puerta.

ILDEFONSO:
¿Quieres café?

Casandra no responde, solo lo mira y de repente se levanta


rápidamente y se dirige hacia la puerta.

CASANDRA:
Lo mejor será que me vaya…

Ildefonso saca fuerzas del pecho y habla fuerte.

ILDEFONSO:
¡Tranquilízate, Casandra!

Casandra, automáticamente se calma y se vuelve a sentar.

Ildefonso la mira un buen rato, sale un momento y vuelve


con una taza con el nombre de Casandra y un dibujo
infantil. Se sienta.

ILDEFONSO:
¿Doce años, no?

CASANDRA:
Doce. Un poco más…

Ildefonso le sirve café y Casandra mira la taza.

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CASANDRA:
¿Aun tienes esa taza?

ILDEFONSO:
Sí… Como todo lo tuyo. Pienso en ti todos
los días; guardo todos tus recuerdos, los
enmarco, los…

CASANDRA:
Ya, los entierras en una caja. Como hiciste
conmigo.

ILDEFONSO:
¿Qué dices?

Casandra traga saliva. Hace un esfuerzo por no estallar.

CASANDRA:
Padre, he pasado por el cementerio… y he visto
mi tumba…

ILDEFONSO:
Te explico, hija… No era nada contra ti… lo
hice por tu madre… para protegerte a ti…

CASANDRA:
¡¿Por mi madre?! Me has hecho pasar por muerta,
¡Muerta, papá!, ¿por mi madre? ¡Has matado a tu
propia hija!

A Ildefonso le empiezan a temblar las manos y derrama el


café. Deja todo y se vuelve a Casandra que se saca para que
no la toque.

ILDEFONSO:
Déjame explicártelo…

CASANDRA:
Claro que vas a explicármelo… ¡esto,
por ejemplo!

79
Saca una fotocopia de su bolso y se la da.

Ildefonso saca unas gafas y se las pone y lee.

ILDEFONSO:
¡No! No puede ser… ¿No habrás ido…? No…
no… nooo…

Ildefonso literalmente se derrumba: baja la cabeza, los


hombros, el cuerpo, se hace un ovillo, y acaba sentado en
el sillón. Su voz débil, desvalida, como el quejido de un
niño.

Casandra lo mira y no sabe qué hacer pero no baja el tono.


CASANDRA:
¿Qué es esa hermandad de Ixchel? ¿Tiene que
ver con la tumba de mi madre… con nuestra
tumba? Es más, es mi madre la que está en
esa tumba? Ya ves que yo no…

Ildefonso se levanta, sale y luego entra con un trapo y se


pone a limpiar.

ILDEFONSO
Ahora te lo digo, mi niña, pero deja que te
cuente… Hay que remontarse atrás, muy atrás…

Casandra inmóvil, sentada con las piernas cruzadas, observa


fijamente a su padre. Luego se sirve ella misma el café.

ILDEFONSO:
Yo era capitán de la policía en Valladolid
cuando conocí a tu madre. Ella trabajaba en
el orfanato donde creció, en Mérida. En el
tiempo cuando ella era niña, hubo una serie
de asesinatos. Las víctimas eran hijos de
unas mujeres que le rendían culto a la diosa
de la luna, Ixchel… Nos dimos cuenta de que
esos locos querían acabar con todos los
descendientes de esas mujeres de la cual tu
abuela formaba parte.

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Casandra, como si hubiera sido expulsada por un resorte
salta y tira el café.

CASANDRA:
¿¡Qué!? ¿Mi madre descendía de ese grupo?

Ildefonso asiente y le hace señas de que se siente.

Casandra, contrariamente, se pone a caminar.

ILDEFONSO:
Alguien se la arrancó a tu abuela… no sé
si con su consentimiento y la dejó ahí,
yo supongo que fue su padre, ella nunca
lo supo. Yo acababa de ser ascendido y me
proponía investigar pero luego naciste tú
y con la emoción y la felicidad que nos
trajiste ella dijo que lo dejáramos así…
pero yo lo hice a escondidas… entonces conocí
a tu abuela, que me contó algunas cosas. Pero
una noche, cuando tú tenías 3 años, alguien
incendió nuestra casa…

Ildefonso comienza a llorar y tose con fuerza.

Casandra corre a traerle un vaso con agua y lo ayuda a


sentarse.

Él le agradece y toma el agua.

ILDEFONSO: (Cont.)
Ella desapareció… la dieron por muerta,
aunque yo seguí buscándola por muchos años…
pero nunca pude encontrarla. Y como yo sabía
que los enemigos de Ixchel estaban de por
medio, la maté de verdad… igual que a ti… y
también desaparecí. Esa es la razón de las
tumbas. De ese modo, si los asesinos me
encontraban verían que estaban muertas. Por
eso nunca te inscribí en ninguna escuela… No
quería que te mataran esos malditos locos.
¡Perdóname, Hija!

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Casandra está llorando viendo a Ildefonso abatido sentado
en el sillón. Se acerca y lo abraza.

CASANDRA:

Dime algo, fue el tío Teodoro quien te ayudó a


desaparecer?

Ildefonso asiente.

CASANDRA:
Ay, papá, cuanto dolor te has guardado todos
estos años. Perdóname tú a mí… Bueno, y mi
abuela ¿Vive aún? ¿Dónde?
Ildefonso asiente…

ILDEFONSO:
Vive en Valladolid… se llama Petra.

Casandra abre mucho los ojos.

CASANDRA:
¿Petra? ¡Ay, no! Tengo que irme.

ILDEONSO:
¿Qué pasa, hija? ¿Acaso ya la conociste?

CASANDRA?
No… tengo tiempo tratando de hablar con una
Petra pero nunca he podido. Ella, mi abuela,
es curandera?

ILDEONSO:
Sí… y de las mejores que existen pero…

Casandra se levanta de inmediato y se encamina hacia la


puerta.

CASANDRA:
Discúlpame Padre, tengo que irme. En estos
momentos quizás hasta ella esté en peligro.
Después te explico todo.

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Lo abraza y lo besa. Luego lo mira y se emociona hasta las
lágrimas y sale.

63. INT. CASA DE CASANDRA. NOCHE.

Sentados están Mateo y Casandra. Julieta está preparando


Martinis.
Mateo está muy serio, pálido. Mira a Casandra y su rostro
se ensombrece.

Julieta les lleva un Martini y luego va por el de ella y se


sienta junto a Casandra.

MATEO:
Pero Cas… eso significa que, si antes
estabas en peligro por investigar, ahora
estás en doble peligro por ser quien eres.

JULIETA:
Pero tenemos una ventaja: ellos no lo saben.

MATEO:
No tardarán en saberlo. Si pudieron encontrarlos
hace años, podrán hacerlo ahora… a menos que
demos con ellos antes.

CASANDRA:
Hay algo que no les he dicho. En el bosque
conocí a una mujer un poco retrasada… Tenoria,
se llama. Ella me dijo, entre otras cosas, que
los diablos con capucha quieren matar a Petra.
¿Eso qué les dice?

JULIETA:
Que los asesinos se ponen capuchas para matar?

MATEO:
NO, no, espera… Quienes usan capucha en
Valladolid…? ¡Los monjes! Si lo que Tenoria
dice es cierto, entonces los asesinos son
monjes.

83
JULIETA:
O se disfrazan de monjes…

CASANDRA:
Puede ser, aunque… el que me atacó a mí con el
ácido, no estaba vestido de monje, sin embargo…
olía a parafina e incienso. Todavía necesito
entrevistarme con Don Joaquín Mendoza y con
Petra, naturalmente… (Sonríe) mi abuela.

JULIETA:
¡Ay, qué emoción Casandra! Por tus venas
corre sangre de una verdadera sanadora.
Ahora entiendo por qué tienes esas manos
tan divinas para relajar. Déjame acompañarte
a conocerla.

MATEO:
Yo creo que Cas debe verla primero a solas.
Después podremos conocerla nosotros, ¿no te
parece, Casandra?

JULIETA:
Sí, tienes razón, Mateo. Pero podemos ir
contigo y quedarnos el fin de semana, quizás
podamos apoyarte en algo.

CASANDRA:
¡Sí! Eso me gustaría mucho. Nos iremos ahora
mismo.

MATEO:
Y, Casandra, con tu padre, ¿cómo quedaron las
cosas?

CASANDRA:
Bien, Mat. Muy bien. Pobre viejo… todo lo que
tuvo que pasar solo por protegerme.

Julieta se levanta con su copa en la mano y vuelve a tomar


su pose de diva.

JULIETA:

84
Por lo menos ya sabes dónde están tus
raíces. Bueno, chicos guapos, brindemos
por mi amiga la bruja y por nuestro viaje
a esas tierras mágicas del sur. Salud!

Casandra y Mateo levantan su copa y brindan.

64. EXT. BOSQUE. MAÑANA.

Cantos de pájaros. Ruidos lejanos de animales.

A lo lejos se ve la cabaña de Petra.

Casandra viene caminando despreocupadamente cuando, de un


árbol sale un monje encapuchado y la golpea con un palo en
la cabeza.

Casandra cae hacia atrás cuan larga es, desangrándose,


inconsciente.

El monje saca una daga antigua de sus hábitos y se pone de


rodillas para clavarla en el corazón de Casandra cuando
sale Tenoria corriendo desde un árbol con un leño grueso y
le atiza un golpe tremendo en la cabeza.

El monje cae de lado soltando la daga.

Tenoria recoge la daga y se la guarda en sus ropas.

Luego toma a Casandra de los pies y la arrastra hacia unos


arbustos.

Vuelve y borra el rastro poniendo piedras y follaje.

65. INT. UNA CUEVA. MÁS TARDE.

Casandra está acostada en una cama hecha de palos de árbol


y paja.

Tenoria está preparando una pasta en una piedra con


hierbas.

85
Termina de molerla y va a ponérsela a Casandra en la
herida.

TENORIA:
Consuelda… Tenoria sabe que consuelda cura,
niña bonita Casandra. Petra le enseño a
Tenoria.

Termina de ponerle la pasta y le amarra la cabeza con un


trapo.

Luego va y sirve en una taza de peltre un té que está


hirviendo en una hornilla rustica y mal hecha.

Lo enfría con otro vaso mientras mira a Casandra.

Lo toca con el dedo y va a dárselo a beber.

TENORIA: (Cont.)
Consuelda cura por fuera y también desde
dentro. Bebe, niña bonita Casandra.

Casandra medio abre los ojos y la mira borrosamente. Bebe


traguitos de té y vuelve a cerrarlos.

Tenoria le sigue dando el té hasta que Casandra ya no bebe


más. Pone el vaso a un lado y sale.

Luego entra y se sienta a un lado de Casandra, mirándola.

Busca entre sus ropas. Saca la daga. La mira por todos


lados.

TENORIA:
Esto es de diablos encapuchados. Diablos
encapuchados quieren matar a Niña bonita
Casandra. Tenoria matar a Diablo encapuchado.

66. INT. SAN BERNARDINO. DÍA.

Una corredera de monjes.

Pablo viene caminando de prisa, preocupado.

86
Se mete a la oficina del Padre Alfonso.

67. INT. OFICINA DEL PADRE ALFONSO DÍA.

Alfonso está sentado, abatido. Consolado por Rosalía que le


está poniendo compresas de agua en la cabeza.

Pablo entra y lo mira. Luego se acerca mirando a Rosalía.

ROSALÍA:
¿No sabe lo que pasó, hermano? Encontraron
muerto a uno de los estudiantes. A un tal
Demetrio.
PABLO:
¿Cómo? ¿Dónde fue eso?

ROSALÍA:
En el bosque. Tiene un golpe en la cabeza.

ALFONSO:
Seguramente fueron los hijos de Ixchel…
La diosa esa comienza a castigarnos.

PABLO:
Pero padre Alfonso, Demetrio vino de la
capital del país. Nada tenía que ver con
este conflicto.

ALFONSO:
No importa. Tal vez hoy empieza la venganza
de Ixchel. El Altísimo nos ha abandonado.

Alfonso se levanta de repente y bruscamente que casi tira a


Rosalía.

ALFONSO:
¿O qué tal si fue esa loca de Tenoria?
O Petra…?

Rosalía se alarma y mira a Pablo. Este se pone enfrente de


Alfonso.

87
PABLO:
Padre, eso es algo muy delicado, ni siquiera
lo mencione delante de otra gente o meterá en
problemas a esas pobres mujeres. Tenoria es
inofensiva, ya se lo he dicho… Y Petra… No,
ella no.

ALFONSO:
¿Y quién puede saberlo? Tenoria nos odia y
siempre anda hablando en contra de nosotros.

ROSALÍA:
Una cosa es hablar, Padre. Y otra muy
distinta, matar. Conozco a Tenoria desde
que era una niña y es incapaz de hacer
daño.

Alfonso los mira, alternativamente, luego vuelve a


sentarse. Quejándose.

68. INT. CABAÑA DE PETRA. MADRUGADA.

Semi oscuro.

Petra está durmiendo. Se oyen leves ruidos.

Abre los ojos y se queda quieta, luego mira hacia la


puerta.

PETRA:
Entra… y deja esa costumbre de espiarme.

Tenoria abre poco a poco la puerta y entra lentamente


mirando alrededor. Petra se sienta al borde de la cama.

TENORIA:
A Tenoria le gusta tu casa. Siempre la sueña.

PETRA:
¿A qué viniste?

TENORIA:

88
Diablo encapuchado querer matar a niña bonita
Casandra. Tenoria matar a Diablo encapuchado
y llevar a niña bonita a cueva…

Petra abre mucho los ojos y se lleva la mano a la boca para


ahogar un grito.

Rápidamente va hacia la ventana, la abre y se asoma para


ver que no haya nadie.

Vuelve con Tenoria y le hace señas de que baje la voz.

PETRA:
¿Así que fuiste tú? ¡Madre Santa! ¿Por qué
mataste a Diablo encapuchado?

TENORIA:
Te lo dije… Diablo quería matar a Niña
Bonita Casandra.

PETRA:
¿Y quién es esa niña bonita Casandra?

Tenoria sonríe abiertamente y podemos ver unos dientes muy


bonitos. Le dice al oído muy bajito.

TENORÍA:
Niña bonita es pedazo de ti… ella es como tú
cuando joven.

Petra se queda lívida. Toma del brazo a Tenoria y se la


lleva.

69. INT. CUEVA DE TENORIA. CASI EL AMANECER.

Semi oscuro, una vela encendida.

Silencio, solo se puede escuchar la respiración suave de


Casandra que sigue dormida.

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El sol se está asomando y poco a poco la cueva se va
iluminando.

En la puerta de la cueva hecha de ramas, las están quitando


Petra y Tenoria que se ven a contra luz.

Petra mira a Casandra y se dirige hacia ella.

Le revisa la herida y asiente.

Se sienta a un lado del cuerpo de Casandra, mirándola.

Sus ojos se rosan de lágrimas.

Tenoria se sienta a un lado de Petra y la mira.


TENORIA:
¿Petra está triste por niña bonita Casandra?

PETRA:
(Le sonríe levemente)
No. No estoy triste. Estoy feliz por ti. Por lo
Inteligente que eres a pesar de todo.

A Tenoria se le ilumina el rostro y se pone de pie a


danzar.

TENORIA:
Petra está feliz por Tenoria, Petra está
feliz por Tenoria.

Casandra se mueve y se queja.

Poco a poco abre los ojos.

PUNTO DE VISTA DE CASANDRA:

Petra está borrosa. La está mirando y le habla pero


Casandra no le oye, está aturdida.

Quiere levantarse pero no tiene fuerza. Se agarra la cabeza


con dolor.

90
Tenoria ha dejado de danzar y las está mirando, como
esperando algo muy bueno.

PETRA:
Tranquila, mi niña, tienes una herida en tu
cabeza.

Casandra se queda un rato con los ojos cerrados. Luego los


abre y mira una piedra de bruja que se ha salido del cuello
de Petra y está oscilando.
En la cabeza de Casandra resuenan escenas pasadas.

Petra está mirando a través de la piedra bruja hacia el


bosque.

OFF-CASANDRA NIÑA:
¿Qué haces, abuela? ¿Qué es eso?

Petra la mira y le sonríe.

OFF-PETRA:
¿Quieres ver el mundo de las hadas y de los
duendes? ¿Quieres ver a los ángeles?

Casandra salta de alegría.

OFF-CASANDRA NIÑA:
¡Sí, sí, sí!

Petra le pone la piedra en la manita y se la lleva a los


ojos.

Casandra mira a través y grita de emoción, pues realmente


mira a las hadas.

CASANDRA:
¡Qué bonito, abuela! ¡Me gusta mucho
esta piedra!

Se vuelve hacia Petra que la está mirando con asombro.


Petra toma la piedra de sus manos y se la pone en el
cuello a Casandra.

91
PETRA:
Esta piedra será tu protección. Siempre
cárgala contigo.

Casandra sale de su ensoñación.

CASANDRA:
Abuela… tú eres mi abuela.

Se sienta con dolor y abraza a Petra. Petra está llorando


en sus brazos.

PETRA:
Lo supe desde el primer día que te vi. Pero
no quería que te quedaras… aquí corres un
gran peligro.

CASANDRA:
No me importa. Mi padre por fin me contó toda
la verdad… Y me siento feliz de que estés aquí…

Tenoria se pone muy feliz y aplaude a la vez que vuelve a


danzar.
TENORIA:
Petra es abuela de niña bonita Casandra…
Petra es abuela de niña bonita Casandra.

Casandra vuelve a desmayarse.

Petra se suelta de sus brazos y se pone de pie, tapándole


la boca a Tenoria.

Va a la salida de la cueva y se asoma.

PETRA:
Silencio Tenoria, que alguien puede oírte.
Niña bonita está en peligro. Esta noche la
llevaré a otro lugar y no quiero que tú
salgas para nada de esta cueva, ¿Me entiendes?
Ahora tengo que salir. Cuídala como si fuera
tu hija.

92
Tenoria asiente repetidas veces, muy feliz.

70. INT. CASA DE JOAQUÍN. MEDIO DÍA.

Joaquín está sentado en su sillón mirando el cuadro de


Hildegarda.

Entra Petra sigilosamente y lo mira con tristeza. Y también


al cuadro.

PETRA:
Nuestra señora… Ampáranos, por favor!

Joaquín la mira y se sorprende mucho, va a su encuentro,


muy preocupado.

JOAQUÍN:
Querida Petra ¿qué haces aquí? No esperaba esta
visita tan agradable. ¿Alguien te vio entrar?

PETRA:
No, me cuidé muy bien de que no me vieran.
¿Escuchaste lo del monje que fue asesinado?

JOAQUÍN:
Sí, todo el pueblo lo sabe. El cura de san
Bernardino piensa que fueron los hijos de
Ixchel.

PETRA:
Fue Tenoria…

JOAQUÍN:
¿Tenoria? Y eso, ¿por qué Tenoria hizo algo
así? Tenemos que entregarla y…

PETRA:
¡No! fue en defensa propia. Para salvar a una
inocente… el pasado se nos vino encima, querido.
Y ya no podemos frenarlo. Es hora de terminar
con todo este horror.

JOAQUÍN:

93
Pero no me hables en claves, dime qué es
lo que está pasando.

Petra le cuenta todo lo que pasó con Casandra.

DISOLVENCIA A UN RATO DESPUÉS.

JOAQUÍN:
Aun así debemos avisar a la policía, para
que investiguen y no estén culpando a inocentes.
Petra se sienta y se pone a llorar.

Joaquín se sienta a su lado, la abraza y le besa la cabeza.

JOAQUÍN: (Cont.)
Pero ¿qué pasa, querida? ¿Por qué lloras?
Petra no puede dejar de llorar. Joaquín la deja hasta que
se desahoga.

PETRA:
¿Es que no lo entiendes, Joaquín? Tenoria
es mi hija…

Joaquín la suelta y se levanta, alarmado con los ojos bien


abiertos.

Petra lo mira y luego mira el cuadro de Hildegarda.

JOAQUÍN:
Pero me dijiste que tu hija había desaparecido.
Que estabas esperando su regreso… y la has tenido
aquí todo este tiempo.

PETRA:
No, no. Tuve dos hijas, gemelas. Pero Tenoria
nació con una deficiencia en su cerebro y nunca
dejó de ser niña… La dejé libre, en el bosque
estaba más segura. Aunque siempre he estado al
pendiente de ella. Y a Cordelia la dejé en un
orfanato… Tu padre me ayudó. La idea fue suya,
creyó que mi hija estaría más segura allí y me
convenció.

94
Joaquín se rasca la cabeza incrédulo.

JOAQUÍN:
Pero, ¿por qué mi padre estaba interesado
en proteger a tu hija?

PETRA:
Porque… era su nieta…

Joaquín se pone muy rígido, mirando intensamente a Petra.

PETRA:
No juegues, Petra, por favor. ¿Por qué dices
eso?

PETRA:
Tú eres el padre de mis hijas, Joaquín. Aquel
viejo amor que nos tuvimos dio su fruto… Te lo
digo ahora porque estoy harta de secretos y de
muertes.

Joaquín está emocionado hasta las lágrimas. La abraza y la


besa repetidas veces.

JOAQUÍN:
¿No me mientes, mujer?

Petra niega.

JOAQUÍN: (Cont.)
¿Por qué nunca me lo dijiste? Lo felices
que hubiéramos sido juntos. Yo las hubiera
protegido…

PETRA:
No, querido, nadie podía protegernos de los
enemigos de Ixchel… Y tú te fuiste, tenías que
cumplir tu destino. Después, ya no tenía caso.
Pero ahora era necesario que lo supieras porque…
también tenemos una nieta…

JOAQUÍN:
¿Una nieta? acaso Tenoria…

95
PETRA:
No. Tu nieta es hija de Cordelia, nuestra
otra hija. Y necesito que la tengas aquí,
está herida, quisieron matarla.

71. INT. CABAÑA DE PETRA. DÍA.

Petra está preparando unos brebajes.


Los está guardando en frascos y los frascos en un morral.
Su semblante ha cambiado, ahora se ve más alegre.

Se escuchan ruidos que vienen de fuera. Tocan.

Va hacia la ventana y abre una rendijita de la cortina.

Medio abre la Puerta. Son el padre Alfonso y Pablo.

Petra los saluda con una leve inclinación de cabeza.

Su rostro no transmite ninguna expresión.

Les abre la puerta y los deja pasar.

Petra les indica las sillas con un gesto de su mano y trae


un bule con cerveza que pone en la mesa, y tres vasos.

Sirve en los vasos y se los da, sentándose frente a ellos.

Alfonso huele la cerveza y mira a Petra, después mira a


Pablo, que le hace señas de que se la tome.

PETRA:
Es una cerveza hecha por mí, preparada con
hierbas cultivadas por mí, fermentada en el
bosque al cuidado de las hadas. Nunca ha
probado nada igual, se lo aseguro.

Petra mira el ceño fruncido de Alfonso al llevarse el vaso


a los labios, y se carcajea.

PETRA:
No lo matará, Padre, se lo puedo asegurar.

96
Antes bien le va limpiar los riñones. No
esperaba su visita. ¿En qué puedo servirles?

Alfonso bebe la cerveza y hace un gesto de satisfacción.

ALFONSO: (Cont.)
Es riquísima esta cerveza, Petra, te felicito…
Estoy buscando a Tenoria…

PETRA:
¿A Tenoria? Hace días que no la veo. ¿Para qué
la busca? Creí que a los de su iglesia no les
gustaba su presencia.

ALFONSO:
Sí sabes lo que pasó con uno de mis alumnos,
¿no? Yo pienso que Tenoria tuvo que ver en eso
y solo quiero ayudarla…

PETRA:
¿Y no será que usted ya tomó cartas en el
asunto y viene a fingir que la está buscando?
Yo la he buscado y no la encuentro por ningún
lado.

PABLO:
Tal vez esté en lo profundo del bosque,
Petra…

PETRA:
Sí, ya lo he pensado, Hermano, es el único
lugar en donde no he buscado y pensaba ir
ahora.

Petra mira a Alfonso penetrantemente.

ALFONSO:
¡Te aseguro que no sé nada de ella! ¿Crees
que yo le haría daño solo por sospechas? ¡Dios
misericordioso, Petra, no tengo nada que ver
con su desaparición!

PABLO:

97
Le dije, padre, que Tenoria no estaba aquí.

ALFONSO:
Por cierto, Petra, hay algo que deseo
preguntarte. Me comentaron que tenías una
hija y murió en un incendio… ¿Es cierto
eso?

Petra se esfuerza para no temblar. Pero a pesar del


esfuerzo, sus palabras tiemblan ligeramente.
PETRA:
No, Don Alfonso, se equivoca y le informaron
mal. Yo no tengo hijos… Y si ya no tiene otra
cosa que tratar les ruego que se marchen.

Alfonso se bebe toda la cerveza del vaso y lo pone en la


mesa.

Pablo hace lo mismo, mirando a Petra con complicidad.

ALFONSO:
Es una cerveza deliciosa.

PETRA:
Tenga, llévese el bule, yo tengo más.

Petra se lo da y los encamina hasta la puerta.

Salen y ella se queda parada un buen rato tras la puerta.

72. INT. CUARTO-CASA DE DON JOAQUÍN. MEDIA NOCHE.

Oscuro.

Se enciende una luz y vemos a Joaquín y Pablo entrar con


Casandra enmedio, ayudándole a caminar. Aún está aturdida.

Petra viene detrás de ellos.

La acuestan en la cama y Casandra medio los mira y se queda


dormida.

Pablo sale.

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Petra y Joaquín le quitan los zapatos, Joaquín la mira con
infinito amor y sus ojos se rosan de lágrimas.

JOAQUÍN:
Es mi nieta… nuestra nieta. No puedo ser más
feliz que en este momento, Petra. Gracias.

PETRA:
Esto es una señal de Ixchel. Volveremos a
renacer…

JOAQUÍN:
Sí, ya lo profetizó Santa Hildegarda: Que
las mujeres resurgirían de sus cenizas, en
la Era de Acuario… La era del Amor…

73. INT. DEPARTAMENTO DE CASANDRA. MEDIA NOCHE.

Mateo y Julieta están sentados, dormidos.

Mateo se despierta, mira el reloj y se levanta desesperado


y se asoma a la ventana.

Julieta lo siente, también se levanta y le hace compañía.

MATEO:
Me parece muy extraño que Casandra no
regrese, hace ya más de veinticuatro
horas que no aparece y es muy tarde.

JULIETA:
¿Qué hacemos? Salimos a buscarla?

MATEO:
Pero, ¿a dónde?

Mateo mira a Julieta, desalentado.

MATEO:
Ahora no podemos hacer nada. Confiemos
en que está con su abuela… y que no la
hayan descubierto.

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74. INT. CUARTO-CASA DE JOAQUIN. TEMPRANO.

El cuarto está silencio. Iluminado por la luz que se filtra


por las rendijas.

Casandra duerme profundamente en la cama y Petra y Joaquín


están en el sillón sentados, mirándola.

Un rayo de sol pega en la cara de Casandra y abre los


ojos. Mira el techo, luego a su alrededor.

Su vista se detiene en Petra y Joaquín que la están mirando


con ansias de que diga algo. Se sobresalta y se sienta en
la cama, agarrándose la cabeza.
Petra se pone de pie y le dice, con señas, que no se
agarre la cabeza.

CASANDRA:
¿Qué pasó? ¿Abuela…? ¿No ha sido un sueño?

PETRA:
Todo está bien, mi niña. Dormiste mucho.
Tienes una herida en la cabeza.

Casandra se toca la venda improvisada que le puso Tenoria.

CASANDRA:
No recuerdo nada… solo que iba a tu casa y
alguien o algo me golpeó.

PETRA:
Sí… un Monje te golpeó, te quería matar pero
Tenoria te salvo. Esta casa es de don Joaquín
Mendoza. Nos hizo el favor de esconderte
mientras te pones bien.

CASANDRA:
Mire, qué suerte. Apenas estaba pensando en
venir a entrevistarlo para mi investigación.
¿Cuánto tiempo tengo aquí?

Joaquín se acerca y Casandra lo mira y le sonríe.

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JOAQUÍN:
Desde ayer… Te ruego que te quedes aquí
hasta que termines tu trabajo, si quieres.

CASANDRA:
¿Podría usar su teléfono? Necesito llamar
a mi casa.
Joaquín asiente y le alcanza el teléfono que está en el
buró.

Casandra saca su cuaderno y marca.

CASANDRA:
Hola Mateo, soy yo…
OFF-MATEO:
¡Casandra! ¿En dónde estás? Estamos muy
angustiados.

CASANDRA:
Espera Mateo. ¿En dónde estamos? Mis amigos
están en mi casa, ¿puedo decirles que vengan?

JOAQUÍN:
Desde luego, esta es tu casa y puedes hacer
lo que quieras e invitar a quien quieras.
Diles que pregunten por la casa de Joaquín
Mendoza, todos me conocen.

CASANDRA:
Bien. ¿Mateo? Estoy en casa de Joaquín Mendoza.
Pregunta y cualquiera te dirá donde es.

OFF-MATEO:
Pero, ¿estás bien?

Casandra mira a Petra, que le está sonriendo. Se emociona


hasta las lágrimas.

CASANDRA:
Sí, estoy muy bien… con mi abuela…

Casandra deja el teléfono.

101
Joaquín sale una rato mientras Petra ayuda a Casandra a
recostarse.

Le quita la venda y le revisa la herida. Está mejor.

Saca una pomada de su morral y le pone.


Luego le pone una venda de verdad, limpia y le envuelve la
cabeza.

Joaquín entra con una bandeja con un plato de caldo de


pollo, agua y fruta.

Se lo pone a Casandra sobre las piernas.

Petra quiere darle en la boca pero Casandra medio se


rehúsa, al final acepta.

Se escucha el timbre de la calle.

Joaquín sale presuroso.

Luego regresa con Mateo y Julieta que, al ver a Casandra


con la venda se abalanzan sobre ella.

Casandra les da a entender que no pasa nada.

Casandra los presenta con Petra y Joaquín el cual hace una


reverencia a Julieta y le besa la mano.

Se quedan platicando un buen rato.

DISOLVENCIA A MÁS TARDE.

MATEO:
¡Cielos, Cas. Si me lo hubiese platicado otra
persona, te juro que me hubiera reído hasta
morir. Pero aquí está tu abuela… Y eso es
maravilloso!

JULIETA:

102
¡Qué amiga tan afortunada tengo! Don Joaquín,
tengo una curiosidad. ¿Usted es descendiente de
alguna beguina, es hijo de Ixchel?

JOAQUÍN:
No, señorita, yo soy abuelo de unas de las
hijas de Ixchel.

Joaquín mira a Casandra significativamente.


Casandra se queda quieta, viéndolo a él y a Petra.

Joaquín se acerca a Casandra y sus ojos se rosan.

JOAQUÍN: (Cont.)
Sí, querida, yo soy tu abuelo… Nunca me había
sentido tan dichoso y completo, hasta hoy.

75. INT. CABAÑA DE PETRA. TARDE.

Dos días después…

Mateo, Julieta, Joaquín y Petra están sentados charlando y


tomando té.

Casandra, restablecida, está viendo todos los anaqueles,


fascinada.

CASANDRA:
Ahora recuerdo todo esto… siempre me
persiguió en mis sueños…

PETRA:
De algún modo, tu padre dio conmigo…
y periódicamente te traía… pensó que
todo había pasado, hasta que sucedió
el incendio… y yo le pedí que jamás
volvieran.

CASANDRA:
Y fue cuando nos quedamos encerrados
a cal y canto… Pobre de mi padre.

103
Casandra va hasta su bolso y saca la piedra bruja. Se la
muestra a Petra con orgullo.

CASANDRA:
Mira… nunca me he despegado de ella…
Aunque hace mucho que no he vuelto a mirar
a través… tengo miedo de que la magia haya
terminado.

PETRA:
La magia nunca terminará… porque la llevas
dentro de ti, mi niña… Y ahora estás aquí.

Petra la abraza.

Entra Rosalía, precipitadamente y los mira.

ROSALÍA:
Petra, acabo de estar en el altar de Ixchel.
Hay un monje atado y alrededor de la estatua
hay dinamita. Parece que habrá otro sacrificio.

Todos se levantan alarmados.

MATEO:
Lo mejor será que vayamos a buscar al teniente,
Casandra.

JOAQUIN:
Sí, vayan, mientras nosotros iremos al claro.

76. EXT. BOSQUE, LA ESTATUA DE IXCHEL. CREPÚSCULO.

Está muy nublado y amenaza lluvia.

Hay antorchas de petróleo alrededor de la estatua.

Un monje está sentado ante la estatua. Está amarrado.

Otro monje, JEREMÍAS, cuarenta y muchos, se acerca rápido.


Llega hasta él y le atiza una paliza.

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JEREMÍAS:
¡Creí que te habías escapado, maldito cobarde!

MONJE:
¡Suéltame Jeremías te has vuelto loco, no diré
nada! ¡Lo juro!

JEREMÍAS:
¡Eres un repugnante traidor, tus juramentos
no me impresionan! has roto la confianza que
el maestro depositó en ti. ¡Y ni siquiera has
podido quitar de en medio a esa entrometida!
Por tu culpa nuestro hermano está muerto…

MONJE:
Tú no eres nadie para juzgarme. ¡Deja que
Dios juzgue mi pecado!

JEREMÍAS:
¿Pecado…? ¿Llamas pecado a defender nuestra
fe de esos viles herejes, a evitar que caigan
en la obscenidad y en la inmundicia? No, no
has entendido nada y nunca lo hiciste. Y
ahora tengo que ser yo quien me ocupe de ti.

Jeremías, mientras habla, busca entre sus ropas y saca una


gran daga, va a asestar un golpe a la garganta del Monje
cuando escucha la voz de Petra.

OFF-PETRA:
¿Por qué quieres matar a tu amigo, Jeremías…?

Jeremías retrocede maldiciendo y arrastrando a su


prisionero, con la hoja de la daga en el cuello del Monje.
Mira hacia la estatua de Ixchel y ve a Petra, superpuesta a
la de Ixchel.

JEREMÍAS:
Lárgate Petra. Lárgate o lo mato enfrente
de ti.

PETRA:
Hazlo, es tu cómplice. A mi no me importa.

105
JEREMÍAS:
No creo que te quedes tan campante viendo
morir a este inocente.

Petra se ríe a carcajadas.

PETRA:
¿Inocente? ese hombre que quieres matar
posiblemente es el responsable de los
asesinatos, al igual que tú.

Petra saca de sus ropas la daga que Tenoria le quitó al


monje muerto.

TENORIA: (Cont.)
¿Empuñaste esta daga para acabar con la
vida de aquellas pobres criaturas, esas
niñas inocentes…? ellas sí eran inocentes,
Jeremías, y tú estás en pecado, ¡en el peor
de los pecados!

JEREMÍAS:
¡Estás loca, ciega a la verdad! No eran niñas,
eran demonios encarnados… ¡No he cometido
ningún pecado!, mi fe me ha dado fuerzas para
luchar contra la oscuridad y ha guiado mi mano.

Joaquín está detrás de la estatua, tratando de desbaratar


los cables pero es inútil. Le susurra a Petra.

JOAQUÍN:
Baja, es inútil quitar los cartuchos.

Petra baja y se pone frente a Jeremías, que aún tiene al


monje con la daga en el cuello.

MONJE:
Sálveme Petra. Estoy muy arrepentido.

Jeremías le atiza un cachazo y el monje se desmaya. Luego


salta hasta donde antes estaba Petra y levanta algo del
suelo, es el detonador de la dinamita.

106
Llegan Mateo, Julieta, Casandra y Teodoro.

Teodoro corre y arrastra al monje desmayado lejos de la


estatua.

Jeremías mira la estatua y la escupe.

JEREMÍAS:
¡Por fin voy acabar con el mal en este
pueblo, maldita Ixchel!

CANSADRA:
(A Mateo)
Ese es el que me echó el ácido. Es su
misma voz!

Teodoro está hablando bajito con Joaquín y Petra. Luego se


vuelve a Jeremías.

TEODORO:
Baja de ahí, Jeremías, ya todo terminó.
No tienes salvación.

JEREMÍAS:
Se equivoca, teniente. Los que no tienen
salvación son todos esos herejes hijos de
esta.

Apunta hacia Ixchel con su daga.

El cielo se ilumina con un rayo y comienza a lloviznar.

TEODORO:
No seas tonto. Nunca nadie podrá acabar
con los hijos de Ixchel. ¿Y sabes por qué?
Porque en tu estupidez y la de quien sea
que esté detrás de esto, nunca se dieron
cuenta de que tenían a la única
sobreviviente directa frente a sus narices.

JEREMÍAS:
¿Qué quiere decir con eso? ¿Quién es esa

107
impía?

TEODORO:
Es tanta la repugnancia que siento por tu
“celo divino” que quiero que lo sepas antes
de ir a la cárcel o morir…

Petra se adelanta unos pasos hasta donde está Teodoro y


mira a Jeremías, casi desafiándolo.

PETRA:
Yo, Jeremías. Yo soy la sacerdotisa de
Ixchel.

Jeremías la mira y salta desde el altar daga en mano, pero


Teodoro lo desvía y lo empuja.

Jeremías va a caer cerca del altar, pero se levanta y


vuelve a subir y toma el detonador.

JEREMÍAS:
Pues se te acabo tu reinado, hija del demonio.
Ya no tendrás donde rendirle culto al diablo.
Ni donde bailar desnuda.

Jeremías agarra con las dos manos el detonador.

Teodoro se hace para atrás cubriendo a Petra y grita.

TEODORO:
¡Atrás, atrás!

Jeremías hace estallar la dinamita y la estatua vuela en


mil pedazos, junto con él.

La lluvia arrecía pero aun así la explosión es grande.

En el piso, camuflados con las plantas y llenos de


escombro, están Casandra, Julieta Mateo y Joaquín, quien
tiene una gran herida en la cabeza y una piedra a su lado.

Teodoro abrazando a Petra.

108
Poco a poco va aplacándose el humo.

Teodoro, se levanta poco a poco, mirando y animando a Petra


que está desmayada.

Petra tose y luego se levanta también.

Teodoro corre a ver a los demás, Petra detrás de él.

Revisa a Casandra, Mateo y Julieta luego a Joaquín, mirando


su herida. Le toma el pulso y niega.

Petra se inclina para ver a Joaquín, sus ojos se llenan de


lágrimas mientras le limpia la cara con cuidado.

Julieta, Mateo y Casandra se levantan también.

Casandra mira a Petra y a Joaquín, se dirige hacia ellos y


mira a Petra que llora. La braza.

CASANDRA:
Oh, abuela, cuanto lo siento!

Se quedan abrazadas, los otros los miran con tristeza.

77. INT. SAN BERNARDINO. MADRUGADA.

Alumbrado por luces tenues. Cantos gregorianos.

Llegamos hasta la capilla donde están los monjes cantando


dirigidos por el Padre Alfonso.

Alfonso se ve preocupado, angustiado.

Mira insistentemente hacia la Puerta. Está sudando mucho.

Los monjes terminan de cantar.

Alfonso sale apresurado, casi corriendo.

78. INT. OFICINA DE ALFONSO. MAÑANA.

Semi oscuro.

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Alfonso entra y se sienta al escritorio. Cierra los ojos y
se recuesta sobre sus brazos.

Entra Rosalía, enciende la luz y mira al padre.

Alfonso se sobresalta y se espabila.

ALFONSO:
Ah, es usted, hermana Rosalía.

ROSALIA:
¿Esperaba a alguien más, padre? Ya se
enteró de lo que paso esta noche? Por
fin dieron con los asesinos de los hijos
de Ixchel… Tantos años escondidos en los
muros de este lugar…
Alfonso se levanta de un golpe y la silla va a dar lejos,
volteándose.

Rosalía se asusta y lo mira, sin comprender.

ROSALÍA:
¿Qué le pasa, Padre Alfonso? Se ha puesto
pálido.

ALFONSO:
Nada, nada. Así que ya dieron con los
asesinos… Y qué pasó…

Tocan la puerta.

Rosalía abre y en el umbral aparece Teodoro. Entra y mira


al Padre.

TEODORO:
Lo siento, Padre, tendrá que acompañarme.
Está detenido y acusado como autor intelectual
de 8 muertes hace 15 años y 5 actuales lo cual
suma 13 en total… Eso, sin contar su complicidad
de hace 60 años. No hable, de lo contrario, todo
lo que diga será usado en su contra…

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Alfonso recula negando con la cabeza mirando a Teodoro que
trae unas esposas.

ALFONSO:
¡Yo no hice nada malo! ¡Yo solo limpié
la iglesia de Dios…!

Teodoro lo esposa y lo toma del brazo. Salen y Rosalía se


queda como estatua.

79. EXT. BOSQUE. TARDE.

Otro día…

Casandra, Mateo, Julieta, Petra, y Tenoria, están de pie


ante una tumba cerrada. Tiene una cruz simple de madera con
el nombre de Joaquín Mendoza.
Dicen unas cuantas palabras… Casandra pone un ramo de
flores.

Tenoria está junto a Petra, la mira con tristeza.

TENORIA:
Petra está triste por don Joaquín.

Petra la mira y Tenoria le sonríe abiertamente.

PETRA:
No estoy triste, Tenoria, Don Joaquín está mejor
ahora. No se ha ido, está esperándonos.

Tenoria asiente rápidamente.

El sol comienza a ocultarse.

La comitiva se aleja de la tumba, lentamente.

80. INT. CASA DE EMILIANO. DÍA.

Casandra y Emiliano están sentados charlando y tomando


café.

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Ella tiene una carpeta en las manos que le está mostrando.
Está muy feliz narrándole toda su odisea.

Emiliano de repente se levanta, camina un poco y luego se


vuelve viendo a Casandra. Sus ojos están rosados, a punto
de derramar lágrimas.

Casandra se calla y lo mira, preocupada.

CASANDRA:
Pero, ¿Qué pasa?

Él se acerca y se sienta otra vez, toma sus manos y la mira


a los ojos. Las lágrimas por fin corren, se las limpia.

EMILIANO:
Casandra… cuando te encargué esta
investigación, te juro que no sabía
en qué iba a terminar. Lo hice por
mi madre, ella es una hija de Ixchel,
y ella y yo acordamos investigar
porque está cansada de esconderse…
Espera… te la voy a presentar…

Emiliano sale. Casandra se queda intrigada.

Casandra mira a su alrededor mientras espera.

Entra Cordelia, 55-60 años, guapa y elegante aun con las


cicatrices leves que tiene en un lado de su cara y el
cuello, semblante triste, empujada por Emiliano en una
silla de ruedas.

Casandra se vuelve a verla y su respiración se acelera. La


mira sin parpadear, suspendidas en el tiempo.

Cordelia la mira y la reconoce enseguida. Sus ojos se rosan


de lágrimas.

Emiliano la ayuda a levantarse.

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CORDELIA:
¿Hija… Mi Luna? Creía que estabas muerta…
(Se echa a llorar).

CASANDRA:
¡No puede ser…! ¿Mamá…?

Se quedan de frente un rato. Luego Casandra se arroja a sus


brazos.

Emiliano está emocionado, mirándolas.

DISOLVENCIA A MÁS TARDE

Están sentados, Casandra y Emiliano ya le contaron toda la


historia.

Cordelia, de repente se levanta el vestido y la manga


derecha, le muestra una pierna y brazo quemados con unas
horribles cicatrices.

CORDELIA:
Así quedé desde aquel incendio que nos
separó… Un buen hombre, un bombero, tuvo
piedad de mí y me cuidó todos estos años,
hasta que murió hace un año.

CASANDRA:
(A Emiliano)
¿Tu padre? Lo siento mucho…

CORDELIA:
No, hija. El padre de Emiliano es tu padre…
cuando estaba en el hospital supe que estaba
embarazada.

EMILIANO:
Aunque fue un gran Padre. A pesar de que mi…
nuestra madre nunca pudo corresponderle…

Casandra se pone muy contenta, abrazando a Emiliano.

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CASANDRA:
¡Entonces somos hermanos, no medios! Qué
felicidad, eso le dará mucho gusto a mi
padre! Un segundo: antes me llamaste Luna…
¿por qué?

CORDELIA:
Ese es, o era, tu nombre real… Meztly.
Naciste una noche de hermosa Luna llena y tu
padre y yo quisimos que ese fuera tu nombre.

CASANDRA:
Me gusta… Y ahora entiendo.

Emiliano asiente y la abraza. Luego abrazan a Cordelia.

EMILIANO:
Mamá… Ya puedes vivir en paz… Tu sueño está
cumplido…

CASANDRA:
Bueno, pues lo único que queda es irnos
todos a que conozcas a tu abuela y tu tía…
y a tu padre.

81. EXT. ORILLA DEL BOSQUE EN LA PLAYA.

Días después… Luna llena.

Casandra, Julieta, Petra, Cordelia, Tenoria y Armida están


danzando alrededor de una hoguera. Todas tienen túnicas
blancas

Mateo, Teodoro, Emiliano e Ildefonso las están mirando.

Casandra voltea hacia Mateo y le cierra el ojo.

Casandra va hasta Mateo y lo besa en los labios.

Emiliano los mira y luego mira a Julieta que sigue


danzando.

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TENORIA:
Tenoria está feliz… Tenoria está feliz…
Tenoria tiene hermana… Tenoria tiene a
niña bonita Casandra… y a niño Emiliano…

Disolvencia final.

Créditos finales.

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