BIOGRAFÍA: Antonio Leoncio Gálvez Ronceros nació en Chincha Alta el 14 de octubre de 1932. La primaria y la secundaria la realizó en el colegio José Pardo donde asistían desde hijos de hacendados y grandes comerciantes hasta hijos de maestros y campesinos. “El mundo rural rodeaba a Chincha, y aún la rodea de modo que quienes vivíamos en la ciudad realizábamos incursiones a la campiña, ese espacio estaba dominado por el campesino mestizo, el cholo costeño. En cambio, el campo profundo, regido por la cultura de la hacienda y latifundios, estaba poblado por la figura del negro. Eran zonas campestres muy alejadas y de difícil acceso. Mi primer libro os ermitaños recrea el mundo y el lenguaje del primer escenario y Monólogo desde las tinieblas del segundo”, cuenta el autor. Estudió Educación en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, donde se graduó en 1958, y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que le abrió las puertas a la carrera de Literatura. Actualmente es profesor principal del Departamento de Lingüística de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de este centro de estudios. Siendo muy joven publicó su primer cuento, “De perros”, en el suplemento cultural de El Comercio en 1956. En 1961 publicó el libro de cuentos Los Ermitaños. “Tenía yo una historia que me obsesionaba, elaboraba mentalmente párrafos breves y los “mejoraba” constantemente, es decir, los corregía. Ese cuento se titula “Joche” y aparece en Los Ermitaños. Es quizá mi cuento más ambicioso porque trata sobre la muerte. Escribirlo me tomó aquel cuento, pero sucede que hasta el sesenta me encontraba en Chincha, así que me dije: “si me quedo acá, no termino nunca”. Entonces salí para Lima y pude terminar el cuento y escribir uno más”, refiere. A finales de los sesenta, pasó a formar parte del Grupo Narración: “Cuando frecuentaba el Bar Palermo conocí a Oswaldo Reynoso, Eleodoro Vargas Vicuña, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez, entre otros. Formé parte del grupo Narración, que nació por las afinidades relacionadas con el oficio de escritor, y el común interés en la escritura y la lectura de ficción narrativa. Las discusiones y planteamientos políticos eran parte del horizonte ideológico de la época, pero solo será en el segundo número de la Revista Narración que se asumirá una posición política determinada”. ENTREVISTA.- Nos remitimos, al periódico.- El Comercio. El Dominical. Lima, domingo 23 de enero del 2011. Dibujos del autor. Con su lápiz Antonio Gálvez Ronceros ha inmortalizado paisajes y escenas rurales chinchanas que han empezado a desaparecer. ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI ¿Empezaste a dibujar en tus inicios como escritor? No. Fue cuento sentí la necesidad de ponerle a “Monólogo desde las tinieblas” (19759 dibujos míos. Torné algunos apuntes en Chincha y luego los trabajé en casa. No soy un dibujante profesional, pero me gusta el dibujo. ¿Habías dibujado antes? En la secundaria hice varias tareas de dibujo y pintura, yo tenía entendido que debía ir a la Escuela de Bellas Artes. Pero alguien se opuso en casa y tuve que obedecer. Pero seguiste cultivando el dibujo… De vez en cuando. Algunos los hacía de rente, a pluma y tinta china, y otros han merecido antes un trazo con lápiz. En otros casos he usado bolígrafo de color negro. Con todo he dibujado. En la primera reedición de “Los ermitaños” también aparecen tus dibujos… Cuando se reeditó en 1987, el poeta Jorge Eslava de la editorial Colmillo Blanco, me pidió que lo ilustrase. Me fui a Chincha a tomar unos apuntes y luego los trabajé en Lima. Desde entonces ese libro parece con mis dibujos. En Chincha, ¿qué opinan de tus cuentos y dibujos? Percibo que cierta cantidad de personas los ha leído. En una que otra reunión, personas que acabo de conocer recuerdan algunos de mis cuentos, citando las partes que le parecían más divertidas o interesantes. También han comentado mis dibujos. Cuando empezaste a escribir sobre lo afro ¿temiste ser encasillado como costumbrista? No. En el arte, el asunto esencial el tratamiento. Que el costumbrismo haya privilegiado los ambientes regionales no significa que si se toman esos mismos ambientes sea costumbrismo. Si hay una visión moderna de las técnicas narrativas, la obra no podrá catalogarse como costumbrista. ¿De dónde partiste para esa parte de tu obra? De algunas tradiciones orales de mi entorno. Hay, por ejemplo, una historia sobre un pacto con el diablo que menciona incluso el nombre de un personaje real que vivió a principios del siglo pasado en Chincha. Se dice que cuando murió y lo estaban velando, se apagaron las luces y cuando la gente se acerca al cadáver este había desaparecido. Esa historia se ha contado siempre en términos folclóricos, pero convertirlo en un cuento fue otra cosa. Entraron un juego estrategias literarias, de lenguaje y cierto final revelador. Esa es la diferencia con la leyenda, con la oralidad. ¿Cómo nace la idea de incorporar en tus cuentos el habla de los afroperuanos de Chincha? Ocurrieron varias cosas. Tuve oído para escuchar las expresiones utilizadas por los campesinos. Hubo un amor inmenso por captar ciertas expresiones producto de la imaginación de las personas menos ilustradas. Eso fue clave. Me ayudó muchos ser lector de la literatura moderna. ¿De qué autores? Esencialmente, el mexicano Juan Rulfo. Otros autores equivocaron el camino usando vocablos muy locales que cerraban la comunicación con el lector. ¿En qué época escribiste esos cuentos? Cuando estudiaba en La Cantuta para profesor. Al graduarme fui a trabajar dos años a Chincha. Regresé a Lima y trabé amistad con otros escritores en el bar El Palermo de la avenida La Colmena: Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez y Eleodoro Vargas Vicuña, que era de una generación anterior. ¿Estás escribiendo ahora? Trato de terminar tres libros, uno de cuentos y dos novelas. Una de las novelas es “Perro con poeta en la taberna”, un diálogo entre un perro y un poeta, en una madrugada que dura bastante. Trata de los problemas existenciales de los artistas, sobre todo de los poetas y es probable que algunos se reconozcan. Facetas: Antonio Gálvez Ronceros (El Carmen, Chincha, 1932) es autor de notables libros de narrativa como: “Los ermitaños”, “Monólogo desde las tinieblas” –con historias protagonizadas por afroperuanos de El Carmen-; “Historias para reunir a los hombres” y “Aventuras con el candor”. Gálvez Ronceros es también un consumado dibujante. La Obra.- “Antonio Gálvez Ronceros (Chincha 1932) está considerado por la crítica literaria y por numerosos lectores, como uno de los cuentistas más valiosos de la tradición literaria peruana. Su primer libro de cuentos, Los ermitaños de 1962, que no se ha reeditado, es objeto de culto puesto que sólo se le puede encontrar en bibliotecas especializadas. Ese breve conjunto de relatos, que desde el punto de vista de la técnica literaria son de una maestría ejemplar muestran también un profundo conocimiento del lenguaje del campesino de la costa del Perú. El segundo libro de cuentos de Gálvez Ronceros, Monólogo desde las tinieblas de 1975 se propuso captar lo peculiar del lenguaje de los personajes negros de Chincha, especialmente el humor que suele aparecer en el habla diaria. Esta actitud ya aparecía en el primer libro de Gálvez Ronceros, pero en ese texto, como en los relatos de Arguedas o de Alegría, podía distinguirse la voz del autor, cultivada, con arreglo a las más exigentes normas gramaticales, y las voces de los personajes que atienden al modo corriente de expresarse de los campesinos. En Monólogo desde las tinieblas, el autor se vuelve un orífice de la prosa. Cada frase del léxico popular está trabajada con fina delectación. Los hechos jocosos que se narran, las situaciones insólitas que se plantean, con un lenguaje que sólo utiliza las palabras indispensables, son un vehículo adecuado para conocer la visión del mundo del campesino chinchano, de un realismo descarnado, de una fina ironía y con elementos de carácter mágico. La voz que narra estos relatos, es la del mismo protagonista o es la de alguien semejante a él. Ya no existe ese distanciamiento, propio de los primeros relatos. En 1988, Gálvez Ronceros publicó otro breve conjunto de cuentos, Historias para reunir a los hombres. Se trata de relatos de extensión mínima de fuerte intención didáctica”. Fuente: Literatura Peruana Contemporánea. Pág. 154. Marco Martos/Manuel Valdivia. Edición Gráfica: Bruño. Valoración de la obra: Para quienes amamos la vida y los hombres sencillos, Los ermitaños han sido durante un tiempo amigos que hemos tenido lejos. Esta nueva edición celebra –enriquecida con dibujos del autor- los veinticinco años de su primera aparición. Aquélla nació creando matices de color, de sentido, de tono en nuestra narrativa y revelando a Joche como uno de los más hondos y bellos cuentos peruanos. Las siete historias de este libro anunciaron la pericia y el talento de su narrador: cultivo de la imagen, poesía y pulcritud en la prosa, respeto por el habla popular, indagación en los sentimientos auténticos y virtuosismo en el tejido argumental. Antonio Gálvez Ronceros (Chincha, 1932) confirmaría estos juicios con Monólogo desde las tinieblas (1975), el Premio de la Municipalidad de Lima (1982), los breves relatos dispersos y ahora con el goce de esta (re)lectura. Obra: LOS ERMITAÑOS / Antonio Gálvez Ronceros. Carátula e ilustraciones del autor. Editorial COLMILLO BLANCO. LA Punta, otoño de 1987. Con MONÓLOGO DESDE LAS TINIEBLAS (1975) Antonio Gálvez Ronceros es responsable de la apertura de una nueva vertiente en la literatura peruana, a partir de una fresca interpretación del habla popular de raíz afro de su tierra costeña. En esta deliciosa colección de relatos recoge, con espontaneidad y fluidez sin procedentes, una versión llena de humor y, por momentos, agria de la vida de los campesinos negros chinchanos, quienes en su propio lenguaje, gracias al as anónimas intervenciones del autor llegan a insospechados niveles filosóficos. La Municipalidad de Lima Metropolitana presenta esta edición, a precios populares, en el marco de su campaña de difusión de la lectura. Obra: MONÓLOGO DESDE LAS TINIEBLAS / Antonio Gálvez Ronceros. 1ra. Edición, Julio 1986. Impreso en el Perú. Municipalidad de Lima Metropolitana. Tomando sus motivos en las fisuras de una sociedad que nació resquebrajada y que por ello mismo no puede ser el modelo de sociedad que el hombre necesita para vivir con dignidad. Historias para reunir a los hombres en un libro en pro y en contra: en pro de ese vasto sector doliente de la sociedad –el sector de los que padecen miseria e injusticias- y en contra de quienes se empeñan, con diligencia vil o con indiferencia, en mantener ese gran dolor. La necesidad del cambio de modelo se desprende inevitablemente de los relatos, con una dirección ideológica muy específica que lleva la denuncia hacia una toma de posición. En este sentido, este libro de Gálvez Ronceros es un claro ejemplo de cómo el relato literario, cuando se lo asume con dignidad, es capaz de entregar un contenido político, sin desmedro de su naturaleza artística. Historias para reunir a los hombres –que dentro de la producción narrativa del autor viene a sumarse a sus dos libros anteriores: Los ermitaños y Monólogo desde las tinieblas- es una obra de insospechados personajes, de extrañas situaciones, de formas de resistencia al poder, de esclarecimientos y ciertas utopías, pero también un libro de advertencia. Constituye una imagen nueva dentro de la narrativa peruana. HISTORIAS PARA REUNIR A LOS HOMBRES: Antonio Gálvez Ronceros. EDITORIAL EXTRAMUROS. Manuel del Pino 890, Lima. Enero de 1988. Selección Mínima.- Los cuentos que te presentamos, forman parte de la obra literaria, Monólogo desde las tinieblas. “Como todos los que aparecen en el libro, estos cuentos presentan al lector aspectos de la cultura negra en la costa del Perú, fuertemente ligada al mundo agrario y con una visión propia del mando y en modo de manejar el lenguaje que no eran conocidos en nuestro país hasta la aparición de este libro”. TRE CLASE DE SO Por el callejón del Guayabo venían de un sembrado de yucas dos negras encima de sus burras. Las burras caminaban medio agachadas del lomo porque debajo de la carga negra traían los serones reventando de yucas. Era el mediodía y el sol quemaba como candela. Como les habían cobrado un sol por cada planta de yuca, una de las negras empezó a quejarse: ─Cómo etán lo tiempo… ¡A só cada planta e yuca! Y mirando el cielo agregó: ─Y con ete só como en ese instante su burra se desvió del camino, demandó colérica: ─¡ Só, borica! Enderezó al animal y prosiguió la marcha. La otra anduvo largo techo pensativa. Al cabo habló en tono de sentencia: ─En eta vida hay tre clase de só: só de prata, só de cielo y só de borica. HACHA I ─Fraincica, hoy domingo quiedo que me compes un poco e pescao pa comelo firto con el frijó. Ya me cansé de comé puro frijó toa la semana. II ─¿Y el pescao? ─Ay, Fraincico, hoy nuabío güen pescao en la plaza. Había machete nomá, que no se puee comé. ─Y eso qué tiene que ve. Yo hasta hacha como, que e má jodío quel machete. ─¿ Hacha? ─Hacha. ─Pero, Fraincico, exite pescao machete, pero no pescao hacha. ─¿Y quién ta hablando de pescao? Yo toy hablando de herramienta.