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III CONCURSO DE DERECHO SOCIETARIO DE LA

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES


_____________________________

BOGOTÁ D.C., 18 DE FEBRERO DE 2019

Proceso de Acción Social de Responsabilidad de


Avocate S.A.S. contra Santiago Nasar y Coco Industrias S.A.S.

ALEGATOS DE CONCLUSIÓN

PARTE DEMANDADA

Equipo:

D
Señores
Superintendencia de Sociedades Estado de Acandí
E.S.D.

Ref.: Proceso de Acción Social de


Responsabilidad de Avocate S.A.S. contra Santiago
Nasar y Coco Industrias S.A.S.

Asunto: Alegatos de conclusión.

Nicolás Andrés Montaño, actuando en mi condición de abogado inscrito a la sociedad Abogados


Consultores S.A.S., apoderada judicial del señor Santiago Nasar y la sociedad Coco Industrias S.A.S., parte
demandada en el proceso de referencia, por medio del presente escrito, me permito presentar el siguiente
resumen escrito de los alegatos de conclusión, sin perjuicio de la exposición oral de los mismos en audiencia
programada para los días 5 y 6 de abril de 2019. Los alegatos serán presentados en los siguientes términos,
de acuerdo a la siguiente:
Tabla de contenido

1. Lista de referencias................................................................................................................................ II
2. Lista de abreviaturas..............................................................................................................................V
4. Resumen de los argumentos jurídicos ................................................................................................... 7
5. Argumentos jurídicos ............................................................................................................................ 9
5.1. El Sr. Nasar no fungía como administrador de derecho de Avocate durante el período en el que
sucedieron los hechos que la demandante reprocha .................................................................................. 9
5.2. El Sr. Nasar no fue administrador de hecho de Avocate .................................................................... 9
5.2.1. Ausencia de actos de gestión, administración o dirección en cabeza del Sr. Nasar después de
retirarse del cargo de Gerente General de Avocate ............................................................................... 9
5.2.2. Los hechos alegados por la parte demandante constituyen eventos aislados, que no cumplen con
el requisito de continuidad .................................................................................................................. 11
5.3. En todo caso, el Sr. Nasar, no infringió los deberes consagrados en el artículo 23 de la Ley 222... 12
5.3.1. El Sr. Nasar actuó con lealtad frente a Avocate ........................................................................ 12
5.3.2. El Sr. Nasar no incurrió en competencia con Avocate .............................................................. 14
5.3.3. En este caso, la información sobre los clientes no es secreto empresarial, no constituye
información privilegiada y no se le puede restringir su utilización al Sr. Nasar ................................. 16
5.4. El Sr. Nasar no es civilmente responsable de los supuestos perjuicios sufridos por Avocate ......... 18
5.4.1. Inexistencia de un comportamiento culposo en cabeza del Sr. Nasar ....................................... 18
5.4.2. Ausencia de daño causado a la sociedad Avocate imputable al Sr. Nasar ................................ 19
6. Petitorio ............................................................................................................................................... 21

I
1. Lista de referencias

—Abdala, Martín “La existencia de un acto antijurídico como presupuesto para imputar responsabilidad a
los administradores societarios”, Revista de Derecho (Valparaíso), n°. 40 (2013),
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=173628597001
—Castillo Hernández, Mendoza Domínguez, Caballero Mata, “Análisis de las propiedades fisicoquímicas
de gasolina y diésel mexicanos reformulados con Etanol” en Ingeniería, Investigación y Tecnología, vol.
13, núm. 3 (2012) Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-
77432012000300004&fbclid=IwAR1t52rME6T5ENxvTYWT2kv86V0hBAPV7agC37gpDntd9u1cfYBK
XZ4CO90
—Castro García, Juan David. La Propiedad Industrial. Ed.1. Bogotá. Ediciones Universidad Externado de
Colombia, 2009.
— Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-537 del 25 de enero de 2009. Magistrado Ponente:
Humberto Antonio Sierra Porto.
—C.S.J., Sentencia del 26 de agosto de 2011. Rad. 05001-3103-016-2002-00007-01. Magistrado Ponente:
Arturo Solarte Rodríguez.
—C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia del 21 de enero de 2013. Rad. 110131030262002-00358-01
Magistrado Ponente: Fernando Giraldo Gutiérrez.
—C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia de 24 de agosto de 2016. Rad. 05001-31-03-003-2005-00174-
01. Magistrado Ponente: Ariel Salazar Ramírez.
—C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia SC 18476-2017 del 15 de Noviembre de 2017. Rad. 68001-31-
03-001-1998-00181-02.
—C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia del 7 de diciembre de 2017. Magistrado Ponente: Margarita
Cabello Blanco.
—C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia SC10261-2014, Rad. 1998-07770-01. Magistrado Ponente:
Margarita Cabello Blanco.
—C.S.J., Sala de Casación Civil Sentencia del 1 de noviembre de 2013. Rad. 08001-3103-008-1994-26630-
01. Magistrado Ponente: Arturo Solarte Rodríguez.
—Decisión 486 del 2000, 14 de septiembre de 2000. CAN, Acuerdo de Cartagena. Régimen Común sobre
Propiedad Industrial.
—Decreto 410 de 1971, marzo 27 de 1971. Por el cual se expide el Código de Comercio. Diario oficial
33.339.
—Decreto Reglamentario 1486 de 2018. Por el cual se modifica el Decreto 2555 de 2010 en lo relacionado
con los criterios para determinar la calidad de vinculados, límites de exposición, concentración de riesgos y
conflictos de interés de los conglomerados financieros, y se dictan otras disposiciones.
—Departamento Nacional de Planeación, Plan Nacional de Desarrollo 2006 – 2010, Estado comunitario:
desarrollo para todos Tomo I. Bogotá: 2007.
—Delaware Supreme Court. Guth. Loft, Inc, 11 de abril de 1939.
—Goméz, Carlos y Corominas, Taylor. “¿Es un secreto empresarial el listado de clientes?” Economía 3.
(2012) Disponible en:
https://www.cuatrecasas.com/es/publicaciones/_es_un_secreto_empresarial_el_listado_de_clientes_econo
mia_3, _11_12_2012.htm
—Guarenas, Alexander “Producción de biodiesel de aceite de coco artesanal de una población del Estado
de Falcón” en Prospectiva, vol. 5, núm. 2, (2007), 16-23 Disponible en:
https://www.redalyc.org/pdf/4962/496251110004.pdf
—Isa, Felipe “La doctrina de la oportunidad corporativa”, Gaceta Judicial Vlex Global (2007):
http://vlex.com/vid/doctrina-oportunidad-360766446
—Jaramillo, Alejandra “Desarrollo Jurisprudencial de la Cláusula de prohibición de actos de competencia
desleal” en Revista de Derecho Privado, núm. 49, (2013). Disponible en:
https://www.redalyc.org/pdf/3600/360033220004.pdf

II
—Juárez, Luis; Ariza, José; Ramos, María; Luna, Silvia y Díaz, Joel, “Análisis de la producción de biodiesel
por transesterificación a partir de aceites crudos de pulpas de aguacate (Persea americana mil var. Has,
fuerte y criollo) de clase III” en Interciencia, vol. 41, núm. 11, (2016). Disponible en:
https://www.interciencia.net/wp-content/uploads/2017/10/774-REYES-41-11.pdf
—Ley 1151 de 2007, julio 25 de 2007. Por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2006-
2010.Diario Oficial 46.700.
—Ley 1258 de 2008, 5 de diciembre de 2008. Por medio de la cual se crea la sociedad por acciones
simplificada. Diario Oficial 47.194.
—Ley 222 de 1995, 20 de diciembre de 1995. Por la cual se modifica el Libro II del Código de Comercio,
se expide un nuevo régimen de procesos concursales y se dictan otras disposiciones. Diario Oficial 42156.
—Ley 1870 de 2017, 21 de septiembre de 2017. Por la cual se dictan normas para fortalecer la regulación
y supervisión de los conglomerados financieros y los mecanismos de resolución de entidades financieras.
Diario Oficial No. 50.363.
—Laura Marcotrigiano, “Discusión del concepto de “activo” dentro del Marco Conceptual de las Normasl
Internacionales de Información Financiera” en Actualidad Contable, vol. 14, núm. 22, (2011), Disponible
en: https://www.redalyc.org/pdf/257/25720061006.pdf
—Ospina, Guillermo y Ospina, Eduardo. Teoría General del Contrato y del Negocio Jurídico.Bogotá:
TEMIS, 2005.
—Otero, José. La competencia desleal del trabajador en el ámbito mercantil en, MEMORIAS DEL PRIMER
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—Otegui, Katallin, Los conflictos permanentes de interés entre el administrador y la sociedad. Madrid:
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https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/emerca/article/view/2011/1799
—Polania, Nicolás. Responsabilidad por violación de la buena fe en la sociedad por acciones simplificada:
Liability by Violation of Good Faith in Simplified Stock Company”. Revista de Derecho Privado, n° 23
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—Reyes, Francisco. Derecho Societario: Tomo I. Bogotá: Temis, 2011.
—Reyes, Francisco “Responsabilidad de los administradores en la sociedad por acciones simplificada”, en
Estudios sobre la sociedad por acciones simplificada. Bogotá, Universidad Externado de Colombia 2010.
—SIC. Resolución No. 81391, 31 de mayo de 2004.
—SIC. Sentencia 10 del 26 de diciembre de 2005.
—SIC. Sentencia 1647 del 30 de diciembre de 2011. Superintendente Delegado para Asuntos
Jurisdiccionales: Dionisio Manuel de la Cruz Camargo.
—SIC. Sentencia 1495 del 19 de diciembre de 2011. Superintendente Delegado Para Asuntos
Jurisdiccionales. Dionisio Manuel de la Cruz Camargo.
—S. Soc. Oficio 220-015163, 11 de febrero de 2013.
—S. Soc. Circular Básica Jurídica No. 100-000005, 21 de marzo de 2017.
—S. Soc. Oficio 220-042557, 30 de abril de 2013.
—S. Soc. Oficio 220-140389, 27 de noviembre de 2012.
—S. Soc., Pronunciamientos Administrativos: Inspección Vigilancia y Control (2017). Disponible en:
https://www.supersociedades.gov.co/prensa/Documentos_publicaciones/2017/Libro%20Pronunciamientos
%20Administrativos.pdf#search=pronunciamientos%20administrativos
—S. Soc. Sentencia 800-133 del 16 de octubre de 2015. Proceso número 2014-801-55. Superintendente
Delegado para Procedimientos Mercantiles: José Miguel Mendoza.
—S. Soc. Sentencia 800-29 del 14 de mayo de 2014 Número de proceso 2013-801-076. Superintendente
Delegado para Procedimientos Mercantiles: José Miguel Mendoza.
—S. Soc. Oficio 220-126249, 22 de septiembre de 2015.
—S. Soc. Concepto 220-13628. Acción Social de Responsabilidad.

III
—S. Soc. Concepto 220-38140, 30 de septiembre de 2001.
—S. Soc. Sentencia 800-107 del 27 de octubre de 2017. Superintendente Delegada para Procedimientos
Mercantiles: Catalina Guío Español.
— Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Cuarta Civil de Decisión. Sentencia del 24 de
septiembre de 2014. Rad. 11001 31 99 001 2013 43915 02. Magistrada Ponente. Liana Aída Lizarazo.
—Tribunal Supremo de España, Sala Civil. Resolución 1169 de 2006. Ponente: Vicente Luis Montes
Penades.
—Veiga, Abel. Responsabilidad de Administradores SAS: deberes legales, pérdidas, insolvencia y
aseguramiento. Bogotá: Universidad del Rosario, 2014.
—Velandia, Mauricio. Derecho de la competencia y del Consumo. Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 2011.

IV
2. Lista de abreviaturas

1. Amparo Moscote Sra. Moscote


2. Artículo (s) Art.
3. Avocate S.A.S. Avocate
4. Asamblea de Accionistas de Avocate A. Acc. Avocate
5. Comunidad Andina de Naciones CAN
6. Coco Industrias S.A.S. CocoInd.
7. Constitución Política C.P.
8. Código Civil C.C.
9. Código de Comercio C. Co.
10. Corte Suprema de Justicia C.S.J.
11. De conformidad con Cfr.
12. Florentino Ariza Sr. Ariza
13. Gerineldo Márquez Sr. Márquez
14. Hechos del caso Hc.
15. Junta Directiva de Avocate J.D. Avocate
16. Ley 222 de 1995 Ley 222
17. Ley 1258 de 2008 Ley 1258
18. Mariposas Amarillas S.A.S. Mariposas
19. Numeral (es) Num.
20. República Democrática de Acandí Acandí
21. Respuesta a Pregunta Aclaratoria RPA.
22. Santiago Nasar Sr. Nasar
23. Sociedades por Acciones Simplificadas SAS
24. Superintendencia de Industria y Comercio SIC
25. Superintendencia de Sociedades S. Soc.
26. Úrsula Iguarán Sra. Iguarán

V
3. Hechos relevantes

1. Desde el año 2007, el gobierno de Acandí promueve una iniciativa para que sus ciudadanos investiguen
formas alternativas de propulsión de vehículos que no impacten significativamente el medio ambiente —
específicamente en relación con el desarrollo de biocombustibles— (Cfr. Hc. 3). Por ello, el Sr. Nasar y el
Sr. Ariza emprendieron un proyecto que desembocó en la constitución de Avocate, la cual tenía como objeto
explotar una patente, obtenida por el Sr. Ariza, para la producción de un biocombustible a base de aguacate
en Acandí (Cfr. Hc. 8, 9 y 10).
2. Desde que se empezó a desarrollar el proyecto de Avocate, la Sra. Moscote —quien para ese momento
no era esposa del señor Nasar— tuvo contacto con el mundo de los biocombustibles pues brindó un gran
apoyo al Sr. Ariza y al Sr. Nasar (Cfr. RPA. 70 y Anexo 2).
3. Gracias a las gestiones del Sr. Nasar, Inversiones Buendía realizó una inversión en Avocate, en virtud de
la cual la composición accionaría de la compañía quedó de la siguiente manera (Cfr. Hc. 27 y Art. 4
Estatutos):

Nombre Tipo de acciones Porcentaje de participación


Acciones con dividendo
Inversiones Buendía 60%
preferencial sin derecho a voto
Sr. Ariza Acciones ordinarias 20%
Sr. Nasar Acciones ordinarias 20%
Total 2500 100%

Además, debido a las exigencias de Inversiones Buendía se modificó la administración de Avocate,


eligiéndose una Junta Directiva y una nueva Gerente (Cfr. Hc. 28 y 29). Toda esta operación fue
ampliamente cubierta por los medios de comunicación más importantes de Acandí (Cfr. Hc. 30).
4. El Sr. Nasar fue Gerente de Avocate desde el año 2012 hasta agosto de 2016. Desde entonces, el cargo
de Gerente lo ocupa la Sra. Iguarán (Cfr. Hc. 29) y el Sr. Nasar únicamente tiene la calidad de accionista
dentro de la compañía (Cfr. RPA. 77). Al finalizar sus labores como gerente, Santiago Nasar rindió informes,
cuentas comprobadas e hizo empalme sobre su gestión Dicha rendición de cuentas se efectuó de
conformidad con el artículo 45 de la Ley 222 (Cfr. RPA. 41 y 42).
5. El Sr. Nasar, durante la reunión de la J.D. Avocate llevada a cabo el 14 de julio de 2017, a la cual fue
invitado, propuso que se explorara la posibilidad de incursionar en la producción de un biocombustible a
base de coco (Cfr. Hc. 46). La propuesta fue rechazada por la J.D. Avocate al considerar que “focalizar la
inversión en una sola materia prima era lo que les había permitido posicionarse en el mercado y, además,
era demasiado riesgoso ya que desviar la inversión a otras materias primas podría afectar el ritmo de
crecimiento” (Hc. 47).
6. Después de la reunión efectuada el 14 julio de 2017, el Sr. Nasar se alejó de la compañía (Cfr. Hc. 49).
7. El 28 de mayo de 2018, La Sra. Moscote constituyó la sociedad CocoInd, para producir un biocombustible
a base de coco (Cfr. Hc. 52 y RPA. 119). En dicha compañía, la Sra Moscote, es accionista única y
representante legal (Cfr. RPA. 4).
8. En junio de 2018, CocoInd empezó a operar (Cfr. RPA. 95). En muy poco tiempo, CocoInd tuvo un
crecimiento exponencial y adquirió una participación significativa en el mercado de biocombustibles. Uno
de los diferenciales que causó tal éxito fue “el mejor rendimiento que este combustible ofrecía para los
vehículos” (Cfr. Hc. 53).
9. El 04 de febrero de 2019 Avocate inició una acción social de responsabilidad en contra del Sr. Nasar y
de CocoInd, respecto del cual nuestras representadas se opusieron oportunamente (Cfr. Hc. 59).
10. El ordenamiento jurídico de Acandí corresponde enteramente al ordenamiento jurídico de la República
de Colombia (Cfr. Hc. 1).

6
4. Resumen de los argumentos jurídicos

Las pretensiones propuestas por la demandante están llamadas al fracaso, puesto que se sustentan
sobre la base de una supuesta calidad de administrador de hecho de nuestro representado que carece de
cualquier sustento fáctico. No se puede confundir la intención y actos legítimos de un accionista interesado
en la rentabilidad y crecimiento de la compañía de la que es socio, con la calidad de administrador que se
adquiere producto de actos de gestión, administración o dirección de una sociedad.
Las conductas del Sr. Nasar fueron interpretadas de forma parcializada y descontextualizada por la
parte demandante. Así, ignora la accionante que el Sr. Nasar no actuó en representación de Avocate ni la
obligó frente a terceros, toda vez que los contratos eran suscritos por la Sra. Iguarán en su calidad de
representante legal de Avocate, cuyo nombramiento fue inscrito en el registro mercantil y cubierto
ampliamente por los medios de comunicación más importantes de Acandí.
Además, alega la demandante que nuestro poderdante recibió un reconocimiento a nombre de
Avocate y que emitía órdenes a empleados de la sociedad. No tiene en cuenta que dicho reconocimiento lo
recibió en razón de que la invitación iba dirigida a su persona y no a Avocate. Por su parte, las órdenes a las
que se hace referencia tuvieron su génesis en el periodo en que el Sr. Nasar fue Gerente General de la
compañía, tal y como él mismo se lo explicó a su socio y amigo, el Sr. Ariza. Cabe resaltar que todos los
actos de colaboración ejecutados por el Sr. Nasar, en su calidad de socio, fueron aislados, en contraste con
el requisito que ha exigido la jurisprudencia societaria para declarar a una persona como administrador de
hecho, a saber, la continuidad o habitualidad de sus actuaciones dentro de la gestión social de la compañía.
De esta manera, quedan sin fundamento los hechos que sirvieron de base para aseverar que nuestro
representado tenía la calidad de administrador de hecho de Avocate, luego de haber cesado sus funciones
como Gerente de esta. Consecuentemente, el Sr. Nasar no estaba sometido al régimen de responsabilidad
consagrado en la Ley 222, establecido exclusivamente para los administradores sociales.
De otro lado, la sociedad demandante afirma que la explotación del biocombustible de coco era una
oportunidad corporativa de Avocate y que el Sr. Nasar la tomó para sí. Dicha aseveración es equívoca, ya
que, conforme al test de la línea de negocio aplicado por la S. Soc., la manera como el administrador tuvo
conocimiento es uno de los factores determinantes al momento establecer si la oportunidad es de titularidad
de la sociedad. Frente a ello, se acreditó que nuestro representado y su esposa, conocieron del novedoso
procedimiento para obtener combustible a base de aceite de coco en unas vacaciones a la isla de Bougainville
en Papúa, Nueva Guinea. Además, se probó que la labor de investigación, aprendizaje y profundización
sobre la extracción de biocombustibles a base de coco fue realizada por parte del Sr. Nasar de forma personal
e independiente, por su cuenta y riesgo, sin ser ello financiado por Avocate ni hecho en su representación.
No obstante, el Sr. Nasar, sin tener la obligación de hacerlo y obrando lealmente, dio a conocer a la
J.D. Avocate la oportunidad de negocio buscando beneficiar los intereses de la compañía para que esta
desarrollara dicha oportunidad. Pese a ello, la propuesta presentada por el Sr. Nasar fue rechazada. Se
concluye que el Sr. Nasar no solo cumplió con el estándar de lealtad y diligencia de un administrador, sino
que además actuó por encima del mismo.
Por su parte, el Sr. Nasar tampoco ejecutó actos de competencia a través de la sociedad CocoInd.,
pues se acreditó que dicha empresa la constituyó la Sra. Moscote de manera autónoma, con los
conocimientos que había adquirido de su contacto con el mercado de los biocombustibles en Acandí. En
todo caso, se probó que CocoInd. no concurre en el mismo mercado que Avocate, toda vez que sus productos
no son sustituibles dadas sus propiedades fisicoquímicas diferenciadas cuyo uso implica adecuaciones a los
motores, para su correcto funcionamiento.
Adicionalmente, la parte demandante alega que mi mandante usurpó la lista de clientes de Avocate.
Dicha afirmación es incorrecta, porque Avocate no cuenta con un documento con las características para
poder ser considerado una lista de clientes y en todo si la hubiera, la no tiene la connotación ni de secreto
empresarial ni de información privilegiada.
No existen elementos que permitan sustentar la existencia de un secreto empresarial porque no es
posible: (i) discriminar qué tipo de información sobre los clientes constituiría secreto, y (ii) aseverar que

7
Avocate hubiera tomado medidas razonables para mantenerla “secreta”. Además, no se puede considerar
que los conocimientos relacionados con la profesión del Sr. Nasar y su relación con la clientela, puedan
llegar a formar, de manera alguna, parte del secreto empresarial de una empresa. Por otro lado, la mal
llamada lista de clientes tampoco constituye información privilegiada, en razón de que no está sometida a
reserva. En efecto, la información usada por el señor Nasar era de fácil acceso al público.
Asimismo, no se le puede impedir al Sr. Nasar que utilice los conocimientos propios de su profesión
como administrador de empresas relacionados con el manejo y tratamiento de la clientela. Esto implicaría
una restricción de sus derechos constitucionales, particularmente, el de libertad de empresa y elección de
profesión u oficio. Por tanto, al no ostentar la calidad de secreto empresarial o información privilegiada, no
se puede reprochar violación del régimen de administradores de la Ley 222, respecto de la “lista de clientes”.
En lo que respecta a la responsabilidad civil del Sr. Nasar se concluye que, no se presentan los
elementos estructurales de tal institución. En primer lugar, como se probó, el Sr. Nasar no ejecutó actos
contrarios a derecho porque no estaba sujeto a los efectos prohibitivos del régimen de los administradores
al no detentar la calidad. Cabe resaltar que estas disposiciones deben tener una interpretación restrictiva,
máxime cuando pueden implicar la limitación a derechos constitucionales como la libertad de empresa. En
todo caso, se demostró que nuestro poderdante actuó acorde a la buena fe, buscando el mayor beneficio para
la sociedad y con la diligencia de un buen hombre de negocios, aun cuando estos parámetros legales no le
eran exigibles, pues desde el 2016 dejó de ser administrador de Avocate.
Además, se acreditó que, no se presentó una pérdida de oportunidad en razón de la explotación por
CocoInd. de biocombustible a base de coco. A diferencia de lo que quiere hacer pensar la parte demandante,
la explotación de un biocombustible de coco no le representaba una oportunidad seria ni actual a Avocate,
pues como la J.D. Avocate manifestó cuando rechazó la propuesta de ampliar su producción a este nuevo
biocombustible: “focalizar la inversión en una sola materia prima era lo que les había permitido
posicionarse en el mercado y, además, era demasiado riesgoso ya que desviar la inversión a otras materias
primas podría afectar el ritmo de crecimiento”. De lo que se hace evidente, que Avocate no tenía aspiración
alguna de emprender la producción de combustibles a partir de coco.
Por último, se desvirtuó que el Sr. Nasar hubiera extraído activo alguno del patrimonio de Avocate.
Según la demandante la información difusa sobre la clientela constituía un activo de la sociedad y su
utilización por parte del Sr. Nasar le representó un daño emergente. La premisa de la que parte la demandante
es errónea porque una información abstracta y etérea, de la que, en ningún momento se especificó su
contenido, no puede ser tomada como un activo de la sociedad, toda vez que no es un recurso
individualizable del cual se pueda reputar un valor monetario. Además, el Sr. Nasar solo utilizó la
información sobre la clientela de la cual tiene conocimiento por su profesión de administrador de empresas.
Así las cosas, el Despacho debe desestimar las pretensiones hechas por la demandante, pues se
probó que el comportamiento del Sr. Nasar fue legítimo y se sujetó a los parámetros establecidos en ley,
incluso nuestro representado actuó siempre en favor de los intereses de la compañía, en ejercicio sus
derechos y deberes inherentes a la calidad de un socio diligente y no, como lo pretende hacer creer la
demandante, como administrador.

8
5. Argumentos jurídicos

La pregunta jurídica que se debe responder a efectos de decidir el presente caso es la siguiente:
¿es acaso posible aplicar el régimen de responsabilidad de los administradores consagrado en la Ley
222 a un socio diligente? A lo largo de este texto, se explicarán los motivos por los cuales la respuesta a
esta pregunta es negativa.
En efecto, no puede declararse la responsabilidad del Sr. Nasar, ya que en el proceso se acreditó:
(i) que el Sr. Nasar únicamente actuó como socio de Avocate; (ii) no trasgredió los deberes establecidos
en el artículo 23 de la Ley 222; y (iii) no se verificaron los supuestos para derivar su responsabilidad civil.

5.1. El Sr. Nasar no fungía como administrador de derecho de Avocate durante el período en el que
sucedieron los hechos que la demandante reprocha
De acuerdo con el Art. 25 de la Ley 222, uno de los presupuestos fundamentales para que prospere
la acción social de responsabilidad es que el accionado tenga la calidad de administrador de la sociedad que
ejerce la acción.1 En ese sentido, la Ley entiende como administrador al representante legal, liquidador,
factor, los miembros de juntas o consejos directivos y quienes conforme con los estatutos ejerzan o detenten
esas funciones.2
En el caso en cuestión, el Sr. Nasar únicamente ejerció labores de administración y representación
legal de Avocate mientras detentó la calidad de Gerente General de dicha compañía, esto es, desde 2012
hasta agosto de 2016 (Hc. 14, 15 y 16). En efecto, como resultado de la operación de capitalización efectuada
por Inversiones Buendía (Hc. 25), el 4 de agosto de 2016, en una reunión extraordinaria de la A. Acc.
Avocate (Hc. 26; RPA. 117), se decidió designar a la Sra. Iguarán como Gerente (Hc. 29), nombramiento
que fue registrado el mismo 4 de agosto de 2016 en la Cámara de Comercio (RPA. 121).
De lo anterior, se concluye que el Sr. Nasar no tenía la calidad de administrador de derecho de
Avocate al no ser representante legal, miembro de junta directiva ni tener funciones designadas de
administración en los Estatutos Sociales de Avocate. Así las cosas, desde agosto del 2016 hasta la fecha —
período en el que suceden los hechos que la demandante reprocha—, el Sr. Nasar únicamente ha tenido la
calidad de socio en la compañía accionante (RPA. 15 y 77).

5.2. El Sr. Nasar no fue administrador de hecho de Avocate


Ahora bien, en razón de que la parte demandante alega la calidad de administrador de hecho en
cabeza del Sr. Nasar, es necesario tener en cuenta que el material probatorio recaudado indica que dicha
afirmación es errónea toda vez que el Sr. Nasar no fungió como administrador de facto de Avocate y, por el
contrario, solo actuaba en ejercicio de sus derechos como socio en dicha compañía.

5.2.1. Ausencia de actos de gestión, administración o dirección en cabeza del Sr. Nasar después de
retirarse del cargo de Gerente General de Avocate
La Ley 1258 preceptúa que las personas naturales o jurídicas que, sin ser administradores de una
sociedad por acciones simplificadas, se inmiscuyan en una actividad positiva de gestión, administración o
dirección de la sociedad, incurrirán en las mismas responsabilidades y sanciones aplicables a los
administradores de derecho consagradas en la Ley 222. De ello, se extrae la introducción de la figura de
administrador de hecho en el ordenamiento de Acandí.3

1
S. Soc. Oficio No. 220-126249, 22 de septiembre de 2015; S. Soc. Concepto No. 220-13628.
2
Art. 22, Ley 222, 20 de diciembre de 1995. Por la cual se modifica el Libro II del Código de Comercio, se expide un
nuevo régimen de procesos concursales y se dictan otras disposiciones. Diario Oficial 42156.
3
Ley 1258. Parágrafo del Artículo 27; Nicolás Polania, “Responsabilidad por violación de la buena fe en la sociedad
por acciones simplificada: Liability by Violation of Good Faith in Simplified Stock Company”, Revista de Derecho
Privado, n° 23 (2012).

9
Aunque la legislación de Acandí no define los términos inmiscuirse, dirección, administración y
gestión, la S. Soc., en diferentes pronunciamientos, ha señalado como actos propios de un administrador
social los siguientes: identificarse como gerente de la empresa frente a clientes y proveedores, la celebración
de múltiples negocios jurídicos en representación de la sociedad, la preparación de estados financieros como
un mecanismo de participación activa en la gestión administrativa,4 la representación de la compañía ante
terceros y la impartición de órdenes relacionadas con la disposición de activos sociales.5 De igual manera,
la S. Soc., ha tenido como actos atribuibles a un administrador el ejercer de forma independiente, sin
subordinación alguna, un poder de dirección y gestión con consentimiento expreso de la representante legal
de la sociedad y sus accionistas.6
Es necesario resaltar que no cualquier actividad da lugar a que una persona sea considerada
administrador de hecho de una SAS, sino que debe tratarse de una verdadera intromisión en los
asuntos de la sociedad,7 es decir, actos que trasciendan funciones legítimas propias de una condición
diferente a la de administrador. Así, la conducta que puede configurar el administrador de hecho consiste
en “El "control de los hilos" de la administración que se cumple tras bambalinas, pero que implica una
pérdida en la autonomía de gestión de los representantes legales y miembros de junta directiva”.8
En el caso concreto, si bien el Sr. Nasar visitaba a clientes de la compañía y recorría la planta de
producción de Avocate (Hc. 32 y 33), se probó que ello se dio en razón del incremento en la producción y
las ventas de combustible de aguacate, que requerían la mayor atención de sus más altos ejecutivos. Incluso,
algunos clientes contactaban al Sr. Nasar debido a que lo conocían por su labor de comercialización y
publicidad del biocombustible, ejecutada durante el periodo en el que fue Gerente General de Avocate (Hc.
33). Esto es una muestra del cumplimiento del deber de colaboración9 que el Sr. Nasar tiene como socio
Avocate. Además, se evidencia de forma clara, que el acercamiento con clientes de la compañía se debió a
que estos buscaban al Sr. Nasar, mas no era él quien se inmiscuía en la gestión social para contactarlos.
Adicionalmente, y como prueba de que el Sr. Nasar se limitaba a colaborar con la sociedad sin llegar
a ser un administrador de esta, quien suscribía y obligaba a Avocate frente a terceros era su representante
legal, es decir, la Sra. Iguarán (Hc. 32; RPA. 36). Incluso, la modificación de la administración de la
sociedad fue divulgada públicamente por los medios de comunicación más importantes de Acandí (Hc. 30).
A ello se suma, la inscripción en el registro mercantil de la designación de la Sra. Iguarán como nueva
representante legal de Avocate (RPA. 84), conforme a lo cual era de conocimiento de los terceros el hecho
de que el Sr. Nasar se había retirado del cargo de Gerente de la compañía. Asimismo, tampoco existe prueba
alguna que indique que este celebró contratos con terceros en nombre de Avocate luego de culminar su
periodo como representante legal.
Por otro lado, la accionante alegó que el Sr. Nasar actuó en representación de la sociedad ante
terceros por el hecho de recibir el premio Bayardo San Román. Sin embargo, omite la demandante que se
probó que la invitación a la ceremonia iba dirigida de manera personal al Sr. Nasar y no a Avocate, pues

4
S. Soc. Sentencia 800-29 del 14 de mayo de 2014. Proceso número 2013-801-076. Superintendente Delegado para
Procedimientos Mercantiles: José Miguel Mendoza.
5
S. Soc. Sentencia 800-133 del 16 de octubre de 2015. Proceso número 2014-801-55. Superintendente Delegado para
Procedimientos Mercantiles: José Miguel Mendoza.
6
S. Soc., Pronunciamientos Administrativos: Inspección Vigilancia y Control (2017).
7
S. Soc. Op. cit. 6.
8
Francisco Reyes, “Responsabilidad de los administradores en la sociedad por acciones simplificada”, en Estudios
sobre la sociedad por acciones simplificada (Bogotá, Universidad Externado de Colombia 2010), 373.
“Mal haría el juez en extender la responsabilidad a quienes solamente gestionan sus intereses o vigilan el desarrollo
de la actividad de administración, comportamiento propio de cualquier accionista o empresario diligente…en la
medida en que no cumpliría con la función básica de limitar la responsabilidad”. María Pino, Víctor Armero y
Camilo Cubillos, “El Administrador de Hecho (SAS) frente al Director Oculto”, Revista@ e-mercatoria 9, n° 1 (2010)
9
“El principio de buena fe […] debe ser una guía en la lectura, interpretación y aplicación del [contrato], puesto que
los deberes de lealtad, claridad, equilibrio, solidaridad y colaboración, entre otros, están implícitos en cualquier
relación contractual […]” Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-537 del 25 de enero de 2009. Magistrado
Ponente: Humberto Antonio Sierra Porto.

10
él era reconocido públicamente como creador y “dueño” de la misma (RPA. 16). Por lo anterior, no es
posible afirmar que el Sr. Nasar se mostrara o actuara ante terceros en nombre de la sociedad; sino que
ejercía sus derechos como socio al recibir dicho premio.
Adicionalmente, es cierto que el Sr. Nasar emitió órdenes a trabajadores de la planta de producción
de Avocate (Hc. 42). No obstante, dichas órdenes tuvieron su génesis en las labores desarrolladas por nuestro
representado cuando tenía la calidad de Gerente General de la compañía, tal y como se lo señaló a su socio,
el Sr. Ariza: “los planes de negocios que había diseñado cuando era gerente requerían el ajuste de gastos
y estos incluían, entre otros, los gastos en energía” (Hc. 43).
Finalmente, quien ejercía efectivamente y de forma autónoma las labores de administración, gestión
o dirección de Avocate era la Sra. Iguarán. Así, era ella quien suscribía los contratos con los clientes en
nombre de Avocate (RPA. 36), se contactaba y reunía con ellos (Hc. 38, 54 y RPA. 67), manejaba la base
de datos de la empresa, convocaba a reuniones tanto a la A. Acc. Avocate como a la J.D. Avocate (Hc. 44,
56, 57) y presentaba informes de resultados (Hc. 45).
De todo lo anterior, se colige que los actos llevados a cabo por el Sr. Nasar no constituyen actos de
gestión, sino que simplemente configuran actos propios de un socio diligente, interesado en su compañía.
Esto, sin llegar a comprometer a Avocate ante terceros, ni ser reconocido como administrador de la sociedad
ni al interior ni al exterior de ella. En consecuencia, el Sr. Nasar no fungió como administrador de hecho de
Avocate y, por tanto, no le son exigibles los deberes y responsabilidades de los administradores de una
sociedad.

5.2.2. Los hechos alegados por la parte demandante constituyen eventos aislados, que no cumplen
con el requisito de continuidad
La S. Soc. ha analizado la existencia de continuidad en el ejercicio de las funciones de los
administradores para efectos de verificar dicha calidad. Así, en el caso Loyalty Marketing Services
Colombia S.A.S. contra Shirley Natalia Ávila Barrios, la S. Soc. descartó que el primer suplente hubiese
tenido la calidad de administrador al no haber ejercido sus facultades de manera continua durante el periodo
debatido en el proceso.10 En cambio, en el caso Rejax S.A.S. contra Beto, la S. Soc. verificó la calidad de
administrador de hecho del señor Beto al comprobar la continua ejecución de actos de gestión al interior de
la sociedad.11 Por consiguiente, actuaciones aisladas no son suficientes para atribuir las obligaciones y
responsabilidades propias del administrador de hecho, como sucede en el presente caso, sino que por
el contrario, se necesita demostrar una serie continuada de actos pertenecientes al ámbito propio de la
administración social.12
En febrero de 2017, el Sr. Nasar y su esposa, la Sra. Moscote, se fueron de vacaciones a la isla de
Bougainville en Papúa, Nueva Guinea (Hc. 37). Antes de irse de viaje y durante el tiempo en que el Sr.
Nasar se encontraba ausente, la Sra. Iguarán, y los empleados designados para tal labor en la empresa,
atendían todas las llamadas de los clientes de Avocate (Hc. 38; RPA. 67). Posteriormente, desde el 14 de
julio de 2017, el Sr. Nasar dejó de frecuentar las instalaciones de la empresa y de la planta sin abandonar
del todo sus actividades en la misma (RPA. 32). Así las cosas, no se especificó, y en el acervo probatorio
no consta, que las actividades desempeñadas por el Sr. Nasar en Avocate, fueran continuas, sino más bien
que se trataron de eventos aislados y circunstanciales, como por ejemplo la aceptación del premio Bayardo
San Román. Por el contrario, se acreditó que el Sr. Nasar únicamente actuaba como accionista, en ejercicio
de los derechos inherentes a esta calidad (RPA. 77).

10
S. Soc. Op. Cit. 4.
11
S. Soc. Op. cit. 6.
12
S. Soc. Sentencia 800-107 del 27 de octubre de 2017. Proceso número 2016-800-00146. La Audiencia Provincial de
Barcelona ha considerado que la figura del administrador de hecho “requiere la concurrencia de notas tales como la
habitualidad en el ejercicio de dicha función, la permanencia, la continuidad”. Maria Pino, Víctor Armero y Camilo
Cubillos, “El Administrador de Hecho (SAS) frente al Director Oculto”, Revista@ e-mercatoria 9, n° 1 (2010).

11
En conclusión, de lo que obra en el plenario no puede afirmarse que el Sr. Nasar ejecutó actos de
gestión de forma continua y habitual en Avocate, y por tanto, no pueden ser catalogadas dentro de las
funciones de un administrador de hecho.

5.3. En todo caso, el Sr. Nasar, no infringió los deberes consagrados en el artículo 23 de la Ley 222
Como quedó acreditado, el Sr. Nasar no cuenta con la calidad de administrador, ni de derecho ni de
hecho y, por tanto, no está sometido al régimen de responsabilidad consagrado en la Ley 222,
exclusivamente establecido para los administradores sociales. En todo caso, se demostró que, el Sr. Nasar
no infringió el artículo 23 de la Ley 222.

5.3.1. El Sr. Nasar actuó con lealtad frente a Avocate


El deber de lealtad exigible a los administradores en virtud del artículo 23 de la Ley 222, implica
que el gestor social debe actuar en la forma que consulte los mejores intereses de la sociedad.13 Consiste en
el actuar recto, honesto y positivo que le permite al administrador realizar cabal y satisfactoriamente el
objeto social de la empresa.14 Al respecto, la sociedad demandante afirma que el Sr Nasar violó este deber
ya que la explotación del biocombustible de coco era una oportunidad corporativa de Avocate y que el Sr.
Nasar la tomó para sí. A continuación, se exponen las razones por la cuales dicha aseveración es equívoca,
según quedó acreditado en este proceso.
5.3.1.1. El Sr. Nasar conoció de la oportunidad de negocio de forma autónoma y en actividades
de carácter personal
En Acandí no existe regulación específica sobre las oportunidades corporativas. Pese a ello, la S.
Soc., en el caso de Nydia Rocío Cepeda Lemus e Hijos y Cía. S. en C. contra Jorge Alberto Montañez
Vásquez, abordó el asunto para lo cual trajo a colación el test de la línea de negocios aplicado por la Corte
Suprema del Estado de Delaware, según el cual para verificar la existencia de una oportunidad corporativa
se requiere acreditar, entre otros, que el administrador conoció la oportunidad en ejercicio de sus funciones.15
De esta forma, la S. Soc, en el caso citado, verificó que las sociedades Sincromarcas Zipaquirá SAS y
Sincromarcas Bogotá SAS se constituyeron cuando el demandado detentaba el cargo de administrador de
Sincromarcas Ltda. y que este utilizó información a la que tenía acceso en razón de su cargo de
administrador para identificar la oportunidad de negocio.
En el asunto que nos concierne, se demostró que en febrero de 2017 el Sr. Nasar y su esposa, la Sra.
Moscote, se fueron de vacaciones a la isla de Bougainville en Papúa, Nueva Guinea (Hc. 37). Allí, el Sr.
Nasar y su esposa conocieron sobre un novedoso procedimiento para obtener combustible a base de coco
(Hc. 41). Además, luego del 14 de julio de 2017, fecha a partir de la cual el Sr. Nasar se alejó de Avocate,
este investigó sobre el procedimiento de extracción de combustibles a base de coco, ya que era un tema que
le había causado mucha curiosidad (Hc. 50). Esta investigación incluyó varias visitas a plantaciones de
palma de coco y a laboratorios de biocombustibles de la Universidad de la Cándida Eréndira (Hc. 50).
Lo anterior no fue financiado por Avocate ni fue hecho en representación de dicha sociedad (RPA.
109). Se concluye pues, que la labor de investigación, aprendizaje y profundización sobre la extracción de
biocombustibles a base de coco fue realizada por parte del Sr. Nasar de forma personal, independiente, por
su cuenta y riesgo. A raíz de lo anterior, el 2 de febrero de 2018, nuestro poderdante solicitó a las autoridades
de Acandí una patente del procedimiento que había conocido en Bougainville —y que posteriormente
desarrolló—, la cual fue concedida por veinte (20) años (Hc. 51 y RPA. 61).

13
S. Soc. Concepto No. 220-38140, 30 de septiembre de 2001.
14
S. Soc. Circular Básica Jurídica No. 100-000005, 21 de marzo de 2017; S. Soc. Oficio No. 220-015163 del 11 de
febrero de 2013.
15
S. Soc. Sentencia 800-107 del 27 de octubre de 2017. Proceso número 2016-800-00146. Delaware Supreme Court.
Guth v. Loft Inc. del 11 de abril de 1939.; Abel Veiga, Responsabilidad de Administradores SAS: deberes legales,
pérdidas, insolvencia y aseguramiento. (Bogotá: Universidad del Rosario, 2014) “El límite no puede ser otro que el
establecer como objeto de este conflicto únicamente aquellas operaciones y oportunidades de las cuales el
administrador hubiere tenido conocimiento con ocasión del ejercicio del cargo que ostenta.”

12
En suma, la sociedad accionante alega que nuestro defendido tomó para sí una oportunidad de
negocio que le pertenecía. Sin embargo, como quedó corroborado, el Sr. Nasar conoció de la misma en
actividades personales y por sus propios medios. Por consiguiente, no se cumple el requisito consistente en
que la oportunidad de negocio debió conocerse en ejercicio del cargo de administrador. Este elemento, no
solo ha sido exigido por la S. Soc. en el caso expuesto, y por la Corte Suprema del Estado de Delaware en
el caso Guth, sino que además está contenido en los Principios ALI dentro de los cuales se establece que,
para aplicar la teoría de las oportunidades corporativas es necesario verificar, entre otros, que el director o
alto funcionario haya tenido conocimiento de la oportunidad en desempeño de sus funciones.16
Por último, tampoco puede afirmarse, como lo hace la parte demandante, que el Sr. Nasar usurpó
la oportunidad de negocio de comercializar biocombustible a base de coco, toda vez que este no la
desarrolló, sino que fue su esposa — luego de conocer la misma oportunidad de manera autónoma (Hc. 37
y 41)—, quien decidió constituir una empresa para llevar a cabo la comercialización de este tipo de
biocombustible (Hc. 52) en ejercicio de sus derechos fundamentales a la libertad de empresa y oficio.
5.3.1.2. El Sr. Nasar puso en conocimiento la oportunidad de negocio a Avocate y esta la
rechazó
El Sr. Nasar actuó de forma honesta, recta y veló por los intereses de Avocate al poner en
conocimiento y plantear la oportunidad de negocio a la J.D. Avocate, a pesar de no estar obligado a hacerlo.
Así, obra en el plenario que, el 14 de julio de 2017, en una reunión extraordinaria de la J.D. Avocate, el Sr.
Nasar con la intención de continuar reinventándose, propuso a dicho órgano la posibilidad de incursionar
en la producción de biocombustibles a base de coco (Hc. 46).
En dicha reunión, nuestro poderdante le contó a los directivos de Avocate sobre su viaje a
Bougainville en Papúa Nueva Guinea, manifestándoles que le había llamado mucho la atención el
procedimiento implementado en la isla para extraer combustible de aceite de coco; mostró fotos de él y la
Sra. Moscote en la planta que habían visitado, y fotos de ellos con los tanques de biocombustible listos para
ser distribuidos al público (RPA. 22). Asimismo, les contó cómo se extraía el biocombustible en la isla,
según lo que había observado, y sugirió diversificar el portafolio de Avocate en el sentido de expandir su
producción de biocombustibles a aquellos derivados del aceite de coco (RPA. 22). Con fundamento en lo
anterior, les presentó un resumen ejecutivo del plan de negocios, y explicó que la etapa inicial consistía en
el desarrollo de un procedimiento novedoso para la producción dicho biocombustible (RPA. 22).
Luego de varias horas de discusión (RPA. 107), la propuesta del Sr. Nasar fue rechazada en el seno
de la reunión, por cuanto la J.D. Avocate consideró que “focalizar la inversión en una sola materia prima
era lo que les había permitido posicionarse en el mercado y, además era demasiado riesgoso ya que desviar
la inversión a otras materias primas podría afectar el ritmo de crecimiento” (Hc. 47).
Frente a todo lo precedente, es necesario recalcar que el ordenamiento jurídico de Acandí no regula
el procedimiento a seguir cuando se está frente a oportunidades corporativas, ni exige que las mismas sean
conocidas por un órgano societario específico. Sin embargo, la legislación societaria actual se inclina a que
sea la Junta Directiva el órgano que conozca sobre este tipo de asuntos. Muestra de ello es que la Ley 1870
de 201717 y su Decreto Reglamentario 1486 de 2018,18 establecieron en cabeza del administrador, en
ejercicio del deber de información, la obligación de poner en conocimiento de la junta directiva la existencia
del conflicto.19 Además, según los Estatutos Sociales de Avocate20 —Art. 27 Num. 5— la J.D. Avocate es
el órgano competente para desaprobar planes y proyectos de la compañía.

16
Los principios asociados con las oportunidades corporativas hacen parte de los Principios ALI de Gobierno
Corporativo de 1994. Felipe Isa, “La doctrina de la oportunidad corporativa”, Gaceta Judicial Vlex Global (2007):
http://vlex.com/vid/doctrina-oportunidad-360766446
17
Ley 1870 de 2017, 21 de septiembre de 2017. Por la cual se dictan normas para fortalecer la regulación y supervisión
de los conglomerados financieros y los mecanismos de resolución de entidades financieras. Diario Oficial No. 50.363
18
Decreto Reglamentario 1486 de 2018. Por el cual se modifica el Decreto 2555 de 2010 en lo relacionado con los
criterios para determinar la calidad de vinculados, límites de exposición, concentración de riesgos y conflictos de
interés de los conglomerados financieros, y se dictan otras disposiciones.
19
Ibídem.
20
Los estatutos sociales que contienen el conjunto de reglas que determinan el funcionamiento de la compañía, de sus

13
En resumen, el Sr. Nasar, aun sin tener la obligación de hacerlo (por lo expuesto en el acápite
anterior), decidió poner en conocimiento de la J.D. Avocate la oportunidad de negocio buscando beneficiar
los intereses de la compañía y que esta desarrollara dicha oportunidad. Para ello, expuso detalladamente la
forma en la que tuvo conocimiento de la extracción de biocombustible a base de coco y presentó un resumen
del plan de negocios con el fin de implementar esta oportunidad en la empresa. Pese a ello, la propuesta
presentada por el Sr. Nasar fue rechazada. En definitiva, el Sr. Nasar cumplió con el estándar de lealtad y
diligencia que pudiera llegársele a exigir.

5.3.2. El Sr. Nasar no incurrió en competencia con Avocate


Aunque no es posible aplicar las reglas de la Ley 222 al Sr Nasar; se acreditó, en todo caso, que el
demandado no infringió el deber de lealtad que le quiere endilgar la parte demandante y, tampoco, incurrió
en actos competitivos con la sociedad.
5.3.2.1. CocoInd. no implica competencia respecto de Avocate
La S. Soc. define actos de competencia como “aquellos que implican una concurrencia entre el
ente societario y el administrador, o un tercero en favor del cual este tenga la vocación de actuar, toda vez
que cada uno de ellos persigue la obtención de un mismo resultado”.21 Por eso, en sede jurisdiccional, la S.
Soc. estableció que: “para determinar si un administrador ejecutó actos de competencia, deberá analizarse
que las actividades desplegadas por éste persiguen el mismo objetivo que el de la sociedad”.22 La S. Soc.,
también, ha definido que para establecer la existencia de competencia es necesario estudiar el mercado al
cual se encuentran dirigidos.23 Para esto, es necesario verificar si los productos son sustituibles entre sí24
La demandante parte de la premisa equivocada de que CocoInd., compañía constituida por la Sra.
Moscote en mayo de 2018, desarrolla actividades competitivas respecto de Avocate. Sin embargo, en el
caso concreto se evidencia que los objetivos de Avocate son distintos de las finalidades de CocoInd. En
efecto, la primera compañía tenía la intención de “concentrarse únicamente en la producción de combustible
de aguacate” (RPA. 108). Así lo manifestó la J.D. Avocate cuando el Sr. Nasar les propuso incursionar en
biocombustibles con base en otras materias primas expresando, además, su falta de interés en tomar riesgos
que afectaran (positiva o negativamente) su crecimiento (Hc. 47). En contraste, CocoInd. sí tiene como
objetivo explorar la producción de biocombustibles a partir de biomasas distintas a las comúnmente
conocidas, con la única finalidad de tomar riesgos para obtener un crecimiento en el mercado de
biocombustibles (Hc. 52 y 53).
Además, los mercados a los se dirigen los productos comercializados por ambas compañías son
diferentes ya que no son solo productos diferenciados, sino que las características fisicoquímicas de un
biocombustible a base de coco distan de las de un biocombustible a base de aguacate. En materia de
combustibles, sus propiedades (densidad, viscosidad, etc.) derivan en una variación en el rendimiento del
combustible y en la necesidad de realizar modificaciones al motor.25 Así las cosas, un indicio de las
divergencias existentes entre el biocombustible a base de aguacate y el que está hecho a base de coco, es “el
mejor rendimiento que este combustible ofrecía para los vehículos” (Hc. 53).
Adicionalmente, científicamente se ha comprobado que un biocombustible derivado de coco suele

órganos sociales, su administración, entre otros aspectos. S. Soc. Oficio 220-042557, 30 de abril de 2013.; G. Ospina
Fernández y E. Ospina Acosta, Teoría General del Contrato y del Negocio Jurídico - 7ª Ed., 2005, Bogotá, Editorial
Temis; C.Co. Art. 110.
21
S. Soc. Circular Básica Jurídica No. 100-000005, 21 de marzo de 2017.
22
S. Soc. Op. cit. 15.
23
S. Soc. Op. cit. 22.
24
Katallin Otegui, Los conflictos permanentes de interés entre el administrador y la sociedad (Madrid: Marcial Pons,
2018), 152.
25
Así, por ejemplo, un automóvil ligero puede usar mezclas gasolina-etanol que contenga menos de 10% de entanol
en volumen. Pero, “[e]n caso de que se requiera usar una mezcla con mayor porcentaje de sustitución de gasolina por
Etanol, es necesario hacer modificaciones significativas al vehículo, sobre todo al tren motriz del mismo” Castillo
Hernández, Mendoza Domínguez, Caballero Mata, “Análisis de las propiedades fisicoquímicas de gasolina y diesel
mexicanos reformulados con Etanol” en Ingeniería, Investigación y Tecnología, vol. 13, núm. 3 (2012)

14
tener una viscosidad de entre 2 a 3 mm2 s-1,26 mientras que un biocombustible a base de aguacate tiene una
viscosidad de entre 4 a 5 mm2xs-1.27 Por ello, dadas las propiedades fisicoquímicas diversas de los
combustibles derivados de coco y de aguacate, los motores en que usen uno y otro requieren ciertas
modificaciones específicas para adecuarse a su viscosidad. En definitiva, los productos no están dirigidos a
una misma clientela y, por tanto no son parte de un mismo mercado, al no ser sustituibles entre los
consumidores, por los cambios constantes que requerirían los automóviles para poder intercambiar un
producto por el otro.
Es claro que ambas sociedades tienen objetivos e intenciones diferentes y sus productos no son
sustituibles entre sí, por lo que no se cumplen todos los presupuestos establecidos por la S. Soc. para concluir
que se está frente actos competitivos.
5.3.2.2. En todo caso, el Sr. Nasar no realizó por interpuesta persona acto de competencia
alguno
Si bien la prohibición de competencia prevista en la Ley 222 es susceptible de transgredirse de
manera indirecta, es claro que ello implica que el administrador se valga de un tercero para desarrollar la
actividad competitiva.28 Es decir, no es suficiente que el acto sea desarrollado por aquellas personas,
distintas al administrador, que la S. Soc. ha enlistado en su doctrina -entre ellas, su cónyuge-,29 para
determinar que el acto de competencia ha sido desarrollado por interpuesta persona, sino que se requiere la
intención positiva de la interposición. Esto es, debe probarse que dicho tercero se ha prestado como hombre
de paja dentro de una operación triangular para trasladar los efectos del acto a quien verdaderamente está
llamado a recibirlos.30 Si se aplicara de manera inconsulta, la prohibición de no competencia al tercero, se
estaría violando su derecho de libertad de empresa31 amparado por la Constitución (Art. 333 C. P.).
En efecto, el demandante no cumplió con esa carga, pues no acreditó que la Sra. Moscote, cónyuge
del Sr. Nasar (Hc. 37), haya actuado con la intención de sustituir a nuestro poderdante, o de servirle de
hombre de paja para la realización de actos de competencia contra Avocate. Por el contrario, se evidencia
que la Sra. Moscote, aun siendo cónyuge del demandado, constituyó ella misma, de forma autónoma, una
sociedad en la que es única accionista y representante legal (RPA. 4 y 72). A diferencia de lo que quiere
hacer ver la demandante, esto es, a una Sra. Moscote sin los conocimientos ni la capacidad para crear ella
misma una sociedad para la producción de un biocombustible a base de coco; la verdad es que la Sra.
Moscote tuvo contacto con el mundo de los biocombustibles desde mucho antes del crecimiento de Avocate
e incluso, desde antes de haberse casado con el Sr. Nasar (RPA. 22, 70 y Anexo 2.). Con la creación de
CocoInd., la Sra. Moscote solo quiso explotar este conocimiento, de manera independiente, aprovechando
la oportunidad de negocio que un nuevo biocombustible a base de coco, como el que había conocido
personalmente en Bougainville, podría representar (Hc. 41 y RPA. 22).
Así las cosas, es claro que la Sra. Moscote, con la constitución de Cocoind., solo aprovechó las
oportunidades de negocios que ofrecía el universo de los biocombustibles del que tenía conocimiento, en
ejercicio de su derecho de libertad de empresa que ha servido como premisa para la promoción de los
biocombustibles en Acandí.32 Por consiguiente, no puede concluirse que el Sr. Nasar infringió la prohibición
de competencia que supuestamente tiene, porque su esposa decidió, ella misma, sin ningún ánimo de

26
Alexander Guarenas, “Producción de biodiesel de aceite de coco artesanal de una población del Estado de Falcón”
en Prospectiva, vol. 5, núm. 2, (2007), 16-23.
27
Luis Juárez, José Ariza, María Ramos, Silvia Luna y Joel Díaz, “Análisis de la producción de biodiesel por
transesterificación a partir de aceites crudos de pulpas de aguacate (Persea americana mil var. Has, fuerte y criollo) de
clase III” en Interciencia, vol. 41, núm. 11, (2016).
28
S. Soc. Op. cit. 22.
29
S. Soc. Op. cit. 22.
30
S. Soc. Oficio 220-140389, 27 de noviembre de 2012.
31
Otegui. Op. cit. 25.
32
“De igual forma se promoverá la competencia en el mercado de biocombustibles”. Ley 1151 de 2007, de julio 25 de
2007. Por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010.Diario Oficial 46.700. “Competencia en el
mercado de biocombustibles. El Gobierno Nacional promoverá la competencia entre los diferentes biocombustibles,
con criterios de sostenibilidad financiera y ambiental, y abastecimiento energético”.

15
sustituirlo, emprender un negocio con base en un biocombustible a base de coco. Mucho menos se puede
pretender afirmar que se ejecutaron actos por interpuesta persona cuando no ha quedado acreditada la
intención de utilizar al tercero como hombre de paja y, por el contrario, se demostró el actuar autónomo de
ese tercero en ejercicio de sus libertades económicas.
5.3.2.3. Al Sr. Nasar, como socio, no le es aplicable la prohibición de no competir con la
sociedad, que establece la Ley 222
Las reglas contenidas en la Ley 222 no pueden aplicarse a aquellos que no ostenten la calidad de
administrador, pues extender sus efectos restrictivos implicaría la violación de derechos constitucionales.
Además, al consistir en prohibiciones, su interpretación o aplicación no puede ser, de ninguna manera,
extensiva. Por ello, la SIC. ha reconocido que un accionista puede legítimamente constituir una empresa
para competir con la sociedad de la cual es socio, “puesto que obedece al desarrollo constitucional de la
libertad de empresa” (artículo 333 de la C.P.)”.33
Al respecto, es necesario reiterar que la única calidad que detenta el Sr. Nasar dentro de Avocate es
la de accionista (RPA. 15 y 77). En otras palabras, el Sr. Nasar se limita a actuar como socio, “en ejercicio
de los derechos inherentes a esta calidad” (RPA. 77) y no tiene ningún tipo de relación fiduciaria con la
compañía, pues no es administrador de ella. Por ello, no se puede pretender que se le extiendan los efectos
restrictivos de los deberes fiduciarios al Sr. Nasar.
En esa medida, el Sr. Nasar era libre de patentar un procedimiento para obtener un biocombustible
de coco que él mismo desarrolló, máxime cuando se basó en un conocimiento que adquirió de manera
independiente, con un esfuerzo propio que le significó visitar varias plantaciones de palma de coco y
laboratorios de biocombustibles de la Universidad de la Cándida Eréndira, sin financiación alguna por parte
de Avocate (Hc. 41, 50, 51 y RPA. 109). Asimismo, el Sr. Nasar ejercía su libertad económica protegida
por la C.P. al dar en licencia dicha patente y prestar sus servicios profesionales34 en otra sociedad (Hc. 53 y
RPA. 64). En suma, al Sr. Nasar no se le puede pretender responsabilizar por el ejercicio legítimo de sus
derechos constitucionales, ni mucho menos se le puede extender las restricciones que establece la Ley 222
para los administradores.

5.3.3. En este caso, la información sobre los clientes no es secreto empresarial, no constituye
información privilegiada y no se le puede restringir su utilización al Sr. Nasar
A diferencia de lo que plantea la parte demandante, la información sobre los clientes con la que
contaba el Sr. Nasar no tiene la connotación de secreto empresarial ni de información privilegiada. Por el
contrario, su uso está amparado por los derechos económicos y la libre elección de profesión u oficio del
Sr. Nasar.
5.3.3.1. La lista de clientes no es secreto empresarial
Para que una información constituya secreto empresarial es necesario que: (i) sea secreta; (ii) posea
un valor competitivo; y (iii) su titular haya tomado medidas para mantenerla secreta.35 La falta de cualquiera
de estos tres elementos deriva en que la información no esté protegida como secreto empresarial.36
En el caso de Carlos Villegas contra Néstor Sarmiento, la SIC analizó si las recetas, lista de
proveedores, bases de datos de clientes, entre otros, podían tener la connotación de secreto empresarial. Al
respecto, la SIC afirmó que no se podía declarar la existencia de un secreto empresarial toda vez que la parte
accionante no especificó ni probó qué componente de la información se debía considerar como secreta.37

33
SIC. Sentencia 1495 del 19 de diciembre de 2011. Superintendente Delegado Para Asuntos Jurisdiccionales. Dionisio
Manuel de la Cruz Camargo.
34
El Sr. Nasar es profesional de la carrera de Administración de Empresas (Hc. 4 y 7).
35
Art. 260, Decisión 486 del 2000, 14 de septiembre de 2000. CAN, Acuerdo de Cartagena. Régimen Común sobre
Propiedad Industrial.
36
José Otero, La competencia desleal del trabajador en el ámbito mercantil” en Memorias Del Primer Congreso
Internacional De Derecho Comercial, 138.
37
SIC. Resolución No. 81391, 31 de mayo de 2004.

16
En este mismo sentido, en el caso de la Sociedad Cohete Net S.A. contra Carlos Arturo Maya Vélez
y Juan Fernando Mejía Vélez, la SIC afirmó que la información no constituía secreto pues “tampoco se
estableció por parte de la sociedad Cohete.net (demandante) qué información se consideró secreta, ya que
en el escrito de acción se hizo alusión a una serie de aspectos propios del funcionamiento de Cohete.net,
pero en estricto, no se indicó en qué consistían cada uno de ellos”.38
En adición, la Ley 256, en coherencia con lo señalado por la Decisión 486 de la CAN, consagra la
protección del secreto empresarial a través del régimen de competencia desleal.39 Esta Ley se basó en la Ley
española sobre la materia40 y, por este motivo, dada la poca profundidad que ha tenido el desarrollo teórico
de la lista de clientes como secreto empresarial en Acandí, es pertinente acudir a los criterios establecidos
por dicho ordenamiento. Así, el Tribunal Supremo español ha establecido que, “no pueden ser objeto de
secreto empresarial aquellas informaciones que forman parte de las habilidades, capacidades y experiencia
profesionales de carácter general de un sujeto, ni tampoco el conocimiento y relaciones que pueda tener
con la clientela, aun cuando dichas habilidades o capacidades se hayan adquirido en el desempeño de un
puesto determinado de unas concretas funciones desarrolladas para un determinado empleador”. 41
En el presente caso, no existe ningún hecho que permita determinar qué tipo de información
contiene la mal llamada “lista de clientes”. En consecuencia, no es dable afirmar que la parte demandante
discriminó cuál información específicamente sobre los clientes era la que se debía considerar como secreta.
Además, a diferencia de lo que alega la parte demandante, el Sr. Nasar no utilizó una lista de clientes
en provecho de CocoInd. Como se probó en el proceso, lo que el Sr. Nasar utilizó fue “su conocimiento
sobre los clientes” (RPA. 86), esto es, cómo tratarlos, dirigirse a ellos, negociar, etc. Todas estas habilidades
forman parte de su ejercicio profesional en el manejo de la clientela y de su experiencia como administrador
de empresas (Hc. 4). Por estos motivos, se acreditó que la información que el Sr. Nasar tenía y utilizó es
propia del ejercicio de su profesión y, por tanto, no puede ser declarada como secreto empresarial de una
empresa.
En todo caso, en relación con la necesidad de que el titular o poseedor de la información debe haber
tomado medidas razonables para mantenerla secreta, la jurisprudencia y la doctrina han considerado como
idóneas para cumplir este requisito las siguientes medidas: pactar acuerdos de confidencialidad con las
personas que tengan acceso a la información, incluir cláusulas de exclusividad con algunos trabajadores,
dividir los procesos de producción para fraccionar la información, adoptar medidas de protección contra el
espionaje comercial y manejar claves personales para el acceso a la información.42
En el proceso, no se constató que Avocate hubiese realizado alguna de las actividades descritas
anteriormente para mantener secreta la información. En efecto, de ningún hecho del caso se puede inferir la
existencia de cláusulas de exclusividad o confidencialidad dentro de los contratos de la empresa, o, en
general, el manejo de algún sistema de protección de la información. Aunque, la J.D. Avocate envió un
correo al Sr. Nasar, cuando se encontraba de vacaciones, en el que pedía una supuesta lista de clientes que
él tenía (Hc. 37 y 39), ello no es una medida razonable para mantener secreta la información toda vez que,
después del desacuerdo con el Sr. Nasar, no buscaron otras alternativas —judiciales o extrajudiciales— para
requerir esta información. En todo caso, si tan esencial era dicha información para Avocate, por qué no se
controlaba de manera frecuente que estuviera centralizada en las bases de datos de la compañía. Esta omisión
se evidencia en que fue solo hasta 6 meses después de que la Sra. Iguarán asumiera sus funciones como
Gerente General (RPA. 117), que se solicitó información sobre clientela. Cabe añadir que el Sr. Nasar al

38
SIC. Sentencia 10 del 26 de diciembre de 2005.
39
Art. 262. CAN. Op. cit. 36.
40
Alejandra Jaramillo, “Desarrollo Jurisprudencial de la Cláusula de prohibición de actos de competencia desleal” en
Revista de Derecho Privado, núm. 49, (2013).
41
Tribunal Supremo de España, Sala primera de lo Civil. Resolución 1169 de 2006. Magistrado Ponente: Vicente Luis
Montes Penades.
42
SIC. Sentencia 1647 del 30 de diciembre de 2011. Superintendente Delegado para Asuntos Jurisdiccionales:
Dionisio Manuel de la Cruz Camargo; Mauricio Velandia. Derecho de la competencia y del Consumo. Bogotá:
Universidad Externado de Colombia, 2011; Juan Castro. La Propiedad Industrial.Ed.1. Bogotá. Ediciones Universidad
Externado de Colombia, 2009.

17
dejar su cargo, realizó el correspondiente empalme con la Sra. Iguarán (RPA. 41) y su rendición de cuentas,
conforme a lo previsto en el Art. 45 de la Ley 222 (RPA. 43). Frente a ello no hubo objeción alguna.
En conclusión, no sólo no se hizo un requerimiento formal de la lista clientes al Sr. Nasar, sino que,
en la oportunidad para hacerlo (la rendición de cuentas que se realizó durante el empalme) tampoco se le
exigió dicha información. Por esto, Avocate no tomó medida alguna tendiente a mantener secreta la
información y, al no especificarse el tipo de información que se consideraba secreta, no constituía secreto
empresarial.
5.3.3.2. La lista de clientes no es información privilegiada
La Ley 222, en su artículo 23, prohíbe que el administrador utilice indebidamente información
privilegiada. Según la doctrina de la S. Soc., la información privilegiada es aquella que está sometida a
reserva y a la cual solo tienen acceso algunas personas en razón de su profesión u oficio. “En materia de
información se parte de una premisa particular: lo general es que la información sea pública, siendo la
excepción la reserva”.43 De esta manera, para que una lista de clientes sea reservada debe tener información
adicional a la que generalmente se encuentra “fácilmente en medios de comunicación y publicación (v.gr.
internet, directorios telefónicos, colegas del sector u otras bases de datos)”.44 “Este razonamiento guarda
todo el sentido, ya que en un mundo globalizado y abierto, como lo es el actual, la clientela está en
el propio mercado, pudiendo acudir el empresario a múltiples fuentes para localizar la clientela de su
competidor, tales como las cámaras de comercio, las asociaciones empresariales, colegios profesionales
o en la propia red de internet (google, facebook, linkedin, etc.), entre otros.”45 En ese sentido, la lista sólo
tendrá carácter reservado si “contiene otro tipo de información, como plazo de los contratos, valor,
frecuencia de compra, modos de pago, cantidad de pedidos, etc.”.46
En el caso en particular, como se explicó, no se tiene certeza sobre qué tipo de información
constituía la lista de clientes. Por el contrario, se probó que la lista de clientes no se encontraba formalmente
compilada (RPA. 25) y tampoco reposaba en la base de datos de compañía (RPA. 11). Esto es un indicio de
la precariedad de la información que el Sr. Nasar conocía, pues, de ser una información compleja o de difícil
obtención, por su misma naturaleza, esta debía estar recopilada de manera sistemática a fin de que no se
perdiera u olvidara.
Por este motivo, al no estar demostrado que la lista de clientes estaba compuesta por información
que no se pudiera obtener con facilidad, la parte demandante no puede alegar que esta información tiene el
carácter de reservada. En consecuencia, la lista de clientes no constituye información privilegiada y, por
tanto, no es posible afirmar una supuesta violación del Art. 23 de la Ley 222.

5.4. El Sr. Nasar no es civilmente responsable de los supuestos perjuicios sufridos por Avocate
Como se acreditó a lo largo del proceso, el Sr. Nasar no tiene la calidad de administrador ni de
hecho ni de derecho de Avocate. Por ello, el Art. 200 del C. Co. sobre responsabilidad de administradores
es inaplicable. En todo caso, dado que la responsabilidad del administrador es una especie de
responsabilidad civil,47se expondrán las razones por las cuales no se presentan los elementos básicos de esta,
a saber: (i) inexistencia de un actuar culposo; (ii) ausencia de daño; y (iii) carencia de un nexo causal.

5.4.1. Inexistencia de un comportamiento culposo en cabeza del Sr. Nasar


La C.S.J. ha señalado que “el comportamiento dañoso consistirá en un hecho positivo o negativo,

43
Mauricio Velandia. Derecho de la competencia y del Consumo. Editorial Universidad Externado de Colombia, 2011.
Pg. 393
44
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Cuarta Civil de Decisión. Sentencia del 24 de septiembre de
2014. Rad. 11001 31 99 001 2013 43915 02. Magistrada Ponente. Liana Aída Lizarazo.
45
Carlos Gómez y Taylor Corominas, “¿ES UN SECRETO EMPRESARIAL EL LISTADO DE CLIENTES?”
Economía 3. (2012)
46
Velandia. Op. cit. 44.
47
C.S.J. Sentencia del 26 de agosto de 2011. Rad. 05001-3103-016-2002-00007-01. Magistrado Ponente: Arturo
Solarte Rodríguez.

18
por regla general antijurídico”.48 De allí, es claro que, a falta de una conducta antijurídica, positiva o
negativa, es imposible endilgar responsabilidad al sujeto demandado. Cabe precisar, además, que una
conducta será antijurídica cuando se incurra en la infracción a un deber jurídico.49 Por ello, “un acto
ejecutado por el administrador de una sociedad será antijurídico cuando, de una u otra manera, contraríe
las disposiciones que integran el ordenamiento legal”.50 Además, la Ley 222 establece un criterio de
culpabilidad diferenciado, a saber, el de actuar con la diligencia de un buen hombre de negocios. Este patrón
de conducta implica que “las determinaciones que adopten los administradores de las compañías deben
cumplirse con una particular diligencia que representa una forma de actuar, propias de personas
conocedoras de las técnicas de administración”.51
Al respecto, en este proceso se probó que el Sr. Nasar no ejecutó ningún acto contrario a la Ley 222.
En realidad, el régimen que allí se establece es exclusivo para administradores, calidad que no posee el Sr.
Nasar. Aun bajo esa premisa, se comprobó en este líbelo que el Sr. Nasar, en todo caso, no transgredió los
numerales 4, 5 y 7 del Art. 23 de la Ley 222, ya que: (i) CocoInd. no compite con Avocate y, de ninguna
manera, la actividad de la primera sociedad no puede serle imputada al Sr. Nasar, pues fue la Sra. Moscote
quien, por su cuenta y de manera autónoma, aprovechando sus conocimientos independientes, decidió
ingresar en el mercado de biocombustibles; (ii) el Sr. Nasar no violó el deber de guardar el secreto
empresarial de Avocate, pues quedó establecido que la información acerca de los clientes de la compañía
no tenía la características necesarias para ser catalogada como secreto empresarial; y (iii) se probó que el
Sr. Nasar no incurrió en uso indebido de información privilegiada, porque la información que se le acusa
de usar no tenía tal naturaleza.
En todo caso, el comportamiento del Sr. Nasar, incluso después de dejar la administración de la
sociedad, concuerda con el de un buen hombre de negocios. En efecto, el Sr. Nasar, mientras era Gerente
de Avocate realizó todos los esfuerzos conducentes para que la compañía creciera y se posicionara en el
mercado, lo cual logró con creces al conseguir la cuantiosa inversión de Inversiones Buendía(Hc. 16, 17,
21, 23 y 25). Asimismo, aun sin ser gestor social de Avocate, se preocupó siempre por su prosperidad; tan
así fue, que, en cuanto vio una nueva opción de crecimiento para la compañía, el Sr. Nasar, como un buen
hombre de negocios y una persona conocedora de las técnicas de la administración, puso a disposición de
la J.D. Avocate un plan de negocios para diversificar el portafolio de la sociedad (RPA. 22 y Hc. 46).
Por todo ello, se concluye que el Sr. Nasar no ejecutó ninguna conducta contraria al ordenamiento.
Por el contrario, las actuaciones que llevó a cabo las ejecutó de manera legítima, acorde a la buena fe,
buscando el mayor beneficio para la sociedad, bajo los parámetros legales correspondientes y en ejercicio
de sus derechos constitucionales, especialmente, su libertad de empresa. Así las cosas, se evidencia que el
Sr. Nasar siempre fue diligente, cumpliendo incluso los estándares de un buen hombre de negocios, aun
cuando ya no le eran exigibles. Por consiguiente, es claro que no hay un factor de culpa que justifique
declarar como responsable a nuestro poderdante.

5.4.2. Ausencia de daño causado a la sociedad Avocate imputable al Sr. Nasar


La denominada pérdida de oportunidad, que pretende la parte demandante le sea reconocida,
requiere determinar la existencia de oportunidades reales, serias, actuales e idóneas52 Además, es
indispensable que la oportunidad exista para el momento en el que se realiza la conducta antijurídica que se

48
C.S.J. Sentencia del 21 de enero de 2013. Rad. 110131030262002-00358-01 Magistrado Ponente: Fernando Giraldo
Gutiérrez, 17.
49
C.S.J. Sentencia del 24 de agosto de 2016. Rad. 05001-31-03-003-2005-00174-01 Magistrado Ponente: Ariel
Salazar Ramírez.
50
Martín Abdala, “La existencia de un acto antijurídico como presupuesto para imputar responsabilidad a los
administradores societarios”, Revista de Derecho (Valparaiso), n°. 40 (2013): 47.
51
Francisco Reyes, Derecho Societario Tomo I (Bogotá: Temis, 2011), 589.
52
C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia SC10261-2014, Rad. 1998-07770-01. Magistrado Ponente: Margarita
Cabello Blanco., citando la C.S.J., Sala de Casación Civil Sentencia del 1 de noviembre de 2013. Rad. 08001-3103-
008-1994-26630-01. Magistrado Ponente: Arturo Solarte Rodríguez.

19
imputa al demandado, pues “[el demandante] debe, para obtener reparación del daño, demostrar que en
dicho momento estaba en capacidad de aprovechar la oportunidad o estar a punto de poder lograrlo”. 53
Ello excluye la reparación de esperanzas puramente eventuales, pues si la consolidación del daño
dependiera aún del futuro, se trataría de un perjuicio hipotético, no susceptible de ser indemnizado.54
En el caso concreto, se probó que Avocate renunció a incursionar en la producción de
biocombustible con base en una materia prima distinta al aguacate. Ello se extrae de la manifestación
expresa de la J.D. Avocate en una reunión llevada a cabo el día 14 de julio de 2017, en la que señaló que
“focalizar la inversión en una sola materia prima era lo que les había permitido posicionarse en el mercado
y, además, era demasiado riesgoso ya que desviar la inversión a otras materias primas podría afectar el
ritmo de crecimiento”. (Hc. 47)
Lo anterior demuestra que Avocate no tenía aspiraciones razonables de expansión en relación con
la diversificación de la producción e incluso atribuyó su fortaleza al hecho de centrarse en invertir en una
sola materia prima. Por tanto, no es cierto que la accionante haya sufrido un daño cierto y actual, toda vez
que no tenía siquiera previsto obtener beneficios patrimoniales de producir biocombustibles a partir de
biomasas diferentes al aguacate, mucho menos de coco. No puede entonces pretender la misma, que los
competidores en el mercado queden a la espera a que esta decida diversificar su producción porque ello
contraria los postulados de la libre competencia económica, la cual se protege desde la misma C.P de
Acandí. En conclusión, la pérdida de oportunidad que alega haber sufrido la accionante no es indemnizable,
toda vez que la explotación de biocombustible a base de coco era una oportunidad lejana y con poca
probabilidad de convertirse en cierta al momento en que CocoInd. empezó a funcionar. En definitiva, se
está en presencia de un daño meramente hipotético o eventual, que no resulta indemnizable.
Por su parte, la C.S.J. ha establecido que el daño emergente consiste en “la sustracción de un valor
que ya existía en el patrimonio del damnificado”. 55 De allí que sea necesario para declarar que existe un
daño emergente que el supuesto damnificado tuviera un activo que saliera de su patrimonio, siendo
considerado como activo “un recurso controlado por la entidad, identificado, cuantificado en términos
monetarios”.56Al respecto, la demandante afirmó que su “lista de clientes” había sido sustraída por el Sr.
Nasar y que, por tanto se le causó un daño. No obstante, en este proceso se acreditó que la accionante al
referirse a la “lista de clientes” en realidad estaba haciendo mención a una información etérea cuyo
contenido nunca especificó. En realidad, se basa la parte actora en especulaciones acerca de la importancia
de una información difusa, lo cual no es suficiente para hablar de un verdadero bien dentro de su patrimonio,
pues de una cosa indeterminable y etérea no se puede predicar un valor monetario. Además, el Sr. Nasar en
sus negociaciones utilizó la información sobre clientela que ha adquirido por su experiencia profesional en
el campo de la administración de empresas.
Por último, cabe aclarar que, en todo caso, los supuestos perjuicios que según la demandante le
causó la competencia de CocoInd. —que como quedó probado no es tal—, lo único que demuestran es que
Avocate no estaba preparada para encontrarse con otro actor en el mercado, lo que a su vez evidencia una
falencia estructural e interna de sus directores, máxime cuando el mercado de los biocombustibles en Acandí
lo ha promovido el Gobierno bajo la premisa de la libre competencia.57 Por todo ello, el Despacho debe
desestimar todas las pretensiones que la demandante propuso, pues la demandante no acreditó la
concurrencia de los elementos estructurales de la responsabilidad civil. Por el contrario, quedó probado que
el Sr. Nasar actuó conforme a derecho y que los perjuicios alegados por Avocate consisten tan solo en meras
expectativas de ganancias que no eran reales conforme a su realidad económica, sus aspiraciones y las
manifestaciones de sus órganos sociales.

53
C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia SC18476-2017 del 15 de Noviembre de 2017. Rad. 68001-31-03-001-
1998-00181-02.
54
Ibídem.
55
C.S.J., Sala de Casación Civil. Sentencia del 7 de diciembre de 2017. Magistrado Ponente: Margarita Cabello Blanco.
56
Laura Marcotrigiano, “Discusión del concepto de “activo” dentro del Marco Conceptual de las Normasl
Internacionales de Información Financiera” en Actualidad Contable, vol. 14, núm. 22, (2011).
57
“De igual forma se promoverá la competencia en el mercado de biocombustibles” Ley 1151. Op. cit. 33.

20
6. Petitorio

Por todo lo anterior, se concluye que el Sr. Nasar actúo conforme al ordenamiento jurídico de Acandí. En
primer lugar, se acreditó que no detentaba la calidad de administrador, ni de hecho ni de derecho, por lo que
resulta inaplicable el régimen que la Ley 222 consagra exclusivamente para los administradores sociales,
menos cuando los efectos prohibitivos de estas normas se deben interpretar y aplicar de manera restrictiva.
En segundo lugar, se estableció con claridad que el Sr. Nasar, en todo caso, actuó siempre de manera
legítima, en favor de los intereses de Avocate, con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios.
Por último, se demostró que, los supuestos perjuicios que alega Avocate le fueron causados, lejos de ser
verdaderos daños indemnizables, constituyen meras expectativas inatribuibles al Sr. Nasar. Por
consiguiente, con fundamento en los hechos narrados y en el ordenamiento jurídico citado en estos alegatos,
solicitamos respetuosamente que:

1°. - Se nieguen todas las pretensiones solicitadas por la parte demandante en su escrito inicial.
2°. - Se declare la prosperidad de las excepciones formuladas por mi mandante.
3°. - Se condene en costas a la parte demandante.

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