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Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal

Plantel Benito Juárez

Vida y Obra de Agustín Barrios

T R A B A J O DE
INVESTIGACIÓN DEL PROBLEMA EJE

Presenta

Diana Denis Aguilar Uribe

Matrícula 1313090133

Director: Francisco Villegas Guevara


Revisor: Sergio Isaías Gasca Gutiérrez
Comisión Evaluadora: Carlos Alberto Zamora Delgado
Tutor: Sergio Isaías Gasca Gutiérrez
Fecha: 12 de Julio, 2018
ÍNDICE.
Introducción………………………………………………………………………….….....3

1. Paraguay y contexto histórico en la década de 1880………………………………4

2. Biografía de Agustín Barrios Mangoré…………………………………………….....6

3. Análisis de la obra “Canción de la Hilandera”…….. …………….….…………….20

Conclusiones…………………………………….……………………..………………...23

Bibliografía…………………………………………………………..……………………24

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Introducción

En este trabajo se abordará la vida del célebre compositor paraguayo Agustín


Barrios Mangoré y el análisis de la obra titulada: Canción de la Hilandera.

La intención de hablar sobre Agustín Barrios Mangoré es conocer cómo fue su vida,
su historia y además cómo es que logró convertirse en uno de los compositores e
intérpretes más importantes en la historia de la guitarra en Latinoamérica y el
mundo. Es importante hablar sobre la vida de Agustín Barrios para así entrar en
contexto y vincular la obra que se va a analizar; También es importante para ser
más consciente de cómo es la vida de un artista y el trabajo duro que conlleva llegar
a ser un músico de élite.

La biografía de Agustín Barrios Mangoré estará dividida en cuatro secciones, la


primera sección abordará los primeros años de su vida donde muestra su interés
por la guitarra y otras artes, su primer acercamiento con la guitarra clásica, el cómo
se convirtió en uno de los estudiantes universitarios más jóvenes de la historia de
Paraguay y sus primeras presentaciones como artista.

La segunda sección habla sobre la faceta como artista, el interés y la pasión que
demostró por la música, y la decisión de dejar Paraguay para ir a Montevideo y
desarrollar una carrera artística.

La penúltima sección de la biografía es la faceta como compositor. Destaca el estilo


popular con raíces latinoamericanas y el sello romántico en las composiciones.
Y finalmente la última sección de la biografía habla sobre su muerte y el impacto
que dejó con la música que compuso y que dejó como parte final de este proyecto
de investigación del tema eje se realizará el análisis de la obra “Canción de la
Hilandera”. Que es una de sus composiciones más bellas. Se analizará la
estructura, armonía y secciones de la pieza.

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1. Paraguay y contexto histórico en la década de 1880

Paraguay (en guaraní: Paraguái), oficialmente República del Paraguay, es un país


de América, situado en la zona central de América del Sur. Su territorio está
compuesto en 17 departamentos y un distrito capital. Su capital es la ciudad de
Asunción. Limita con Argentina al sudeste, sur y sudoeste, con Bolivia al norte y con
Brasil al este. Es el cuarto país más pequeño tanto en extensión territorial como en
población de América del Sur. Su territorio está caracterizado por dos regiones
diferentes separadas por el río Paraguay, la Oriental, que es la más poblada, y la
Occidental, que forma parte del Chaco Boreal. Si bien es un Estado sin litoral
marítimo, cuenta con puertos sobre los ríos Paraguay y Paraná que le dan una
salida al océano Atlántico a través de la Hidrovía Paraguay-Paraná.

La Constitución paraguaya lo declara como un país multicultural y bilingüe, que


establece como idiomas oficiales el español y guaraní. Esta última es hablada en el
país por el 87% de sus habitantes y su uso oral y escrito está regulado por la
Academia de la Lengua Guaraní. (colaboradores de Wikipedia, 2018)

“Durante la década de 1870, Brasil y Argentina estaban profundamente


involucrados con el Paraguay a través de las fuerzas políticas. Estas fuerzas
llegaron a ser conocidas como el coloradismo y el liberalismo en un futuro corto. La
larga y legendaria rivalidad política entre los liberales y los colorados apareció por
primera vez en 1869. La Asociación Nacional Republicana, o sea el Partido
Colorado, dominó la vida política paraguaya desde los últimos años de la década
de 1880 hasta 1904 cuando los liberales lo derrocaron. Ese ascenso liberal marcó
el declive del Brasil que había apoyado al coloradismo como fuerza política principal
en el Paraguay y comenzó el periodo de influencia argentina. En la década que
siguió a la guerra, los principales conflictos políticos paraguayos reflejaron la lucha
liberal-colorada. Los legionarios batallaban contra los lopistas (ex seguidores del
mariscal López) por el poder. Fundaron un gobierno constitucional y prontamente
lograron hacerse del poder. Basaron el nuevo gobierno sobre las reglas liberales

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normales de la libre empresa, elecciones libres y el comercio libre. Los presidentes
que se sucedían actuaban como dictadores, las elecciones nunca fueron libres y los
legionarios perdieron el poder en menos de una década. El jefe militar pro argentino
Benigno Ferreira surgió como dictador de facto hasta su derrocamiento con apoyo
brasileño en 1874. Después del turbio asesinato del presidente Juan Bautista Gil en
1877, Caballero (Lopista) usó su poder de comandante del ejército como presidente
en 1878. Trajo cierta estabilidad política, fundó un partido gobernante, el colorado,
para regular la elección de presidentes y la distribución de favores políticos e inició
un lento proceso de reconstrucción económica. “ (Moreira, 2005)

Paraguay sufrió un periodo de dictaduras, desequilibrio político y guerras civiles, lo


que nos permite entender que el periodo de reconstrucción del país fue largo
comenzando por Asunción y tardó mucho más tiempo en llegar a las áreas rurales
como San Juan Bautista de las Misiones, lugar donde nació Agustín Pío Barrios
“Mangoré”.

“El hecho de ser un país mediterráneo fue una de las razones principales para que
la inmigración europea recibida en Paraguay fuese mínima en comparación a la de
otras ciudades sudamericanas como Buenos Aires y Montevideo. Estos dos
importantes puertos, localizados en Argentina y Uruguay, respectivamente, fueron
los primeros puntos de arribo de los inmigrantes venidos de Europa y, en
consecuencia, recibieron la cultura europea que los benefició en todos los aspectos
en aquella época. Los inmigrantes trajeron con ellos sus ideas, sus conocimientos,
su cultura, su música, sus artes. Eventualmente, todo esto también llegó a
Paraguay, aunque mucho después de que se conociera en Buenos Aires o
Montevideo. Paraguay era un país próspero, pero después de soportar una larga
guerra de cinco años de duración (1865-1870), a la que se denominó Guerra de la
Triple Alianza” (Rojas, 2002)

El proceso de reconstrucción se inició en Asunción, la capital, y tardó aún más


tiempo en alcanzar las áreas rurales como San Juan Bautista de las Misiones, el

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pequeño pueblo en donde nació Agustín Barrios 15 años después de terminada la
guerra. Fue en esos momentos en que los inmigrantes empezaron a llegar al
Paraguay, atraídos por la perspectiva de reconstruir la nación. Hacia finales del siglo
XIX, el 30% de la población paraguaya estaba constituida por inmigrantes. Ellos
residían, principalmente, en Asunción, donde en ese entonces, y hasta ahora, se
concentran la mayoría de las actividades económicas, políticas y culturales del país.
Durante el momento de la reconstrucción coexistían en el Paraguay dos países
diferentes, con dos estilos de vida completamente distintos: uno era el que tenía
lugar en la propia capital, donde se daban las mejores condiciones
socioeconómicas, y el otro era el que se vivía en las áreas rurales, donde reinaba
la pobreza. (Moreira, 2005)

2. Primeros años de Mangoré.

Agustín Barrios nace en San Juan Bautista, Paraguay (1885). Fue uno de los más
importantes compositores latinoamericanos del post-romanticismo no solamente
por captar tan satisfactoriamente sonidos de su parte del continente, sino por su
vida misma, enmarcada por la falta de oportunidades y problemas económicos
superados por su inigualable talento.

El padre de Agustín Barrios, llamado Doroteo, fue vicecónsul de Argentina en


Paraguay, y en sus tiempos libres solía tocar algunas melodías folclóricas,
rasgueando las cuerdas de su guitarra. Su madre, Martina, era una maestra de
escuela que amaba la literatura y el teatro. Agustín y sus 6 hermanos crecieron en
un hogar rodeado de cultura: él se volvió músico y Francisco Martín, su hermano,
un poeta que merece ser recordado también como uno de los primeros teatrógrafos
en lengua vernácula. Según estudios de Richard Stover, el padre de Barrios poseía
una biblioteca extensa, lo que era una preciada posesión en la relativamente aislada
zona de Misiones. La familia tenía en abundancia lo que faltó a todos en las áreas
rurales (REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, 2005)

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Perteneció a una familia numerosa constituida por sus padres y siete hermanos,
todos ellos músicos dedicados a distintos instrumentos.

Barrios también estudia caligrafía, siendo además un talentoso artista gráfico;


amaba la cultura, diciendo una vez: "Una persona no puede ser un guitarrista sin
haberse bañado en la fuente de la cultura". Además de español, hablaba Guaraní,
la lengua nativa de Paraguay, entendía francés, inglés y alemán. (REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA, 2005)

A los 13 años inicia su estudio formal de la guitarra con el maestro Gustavo Sosa
Escalada.

Gustavo Sosa Escalada (1877-1943), el único maestro de guitarra que tuvo Barrios,
era un guitarrista argentino que vivió en Paraguay. Éste se había formado en
Buenos Aires con algunos de los guitarristas más destacados que vivieron en la
capital porteña en ese entonces, como Carlos García Tolsa (1858-1905), Juan Alais
(1844-1914), entre otros. Sosa Escalada era amigo de Héctor, el otro hermano de
Agustín, que visitó a la familia de los Barrios, en San Juan Bautista de las Misiones,
en 1898. Impresionado por el talento del joven Agustín, le dio sus primeras lecciones
de guitarra y convenció a la familia de que enviaran al muchacho a Asunción, para
proseguir con sus estudios. Un año después, en 1899, ingresó al Colegio Nacional
de la Capital. Sosa Escalada le enseñó a Agustín sus primeras piezas para guitarra
clásica, y le mostró los métodos de estudio que estaban de moda en aquel
momento, con exponentes como Sor, Aguado y Sagreras a la cabeza. Se
desconoce por cuánto tiempo se prolongó la relación con Sosa, pero lo que sí se
sabe con certeza es que él fue su único maestro de guitarra clásica.

En el año 1903, cuando Barrios tenía 18 años, se encontró el programa de un


concierto que se realizó en esa fecha y que lo muestra tocando a dúo de guitarras,
se cree que podría ser su primera aparición pública. Barrios dejó la escuela y buscó
un trabajo. En esos días era absolutamente imposible ganarse la vida tocando la

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guitarra. Lo consiguió en el Banco Agrícola como escriba o calígrafo, sacando
provecho de su bonita caligrafía. Más tarde, trabajó como ilustrador en el
Departamento Nacional de Ingeniería de la Armada paraguaya, y también como
reportero de un periódico. No fue capaz de mantener ninguno de estos puestos de
trabajo porque, evidentemente, la única cosa que realmente le interesaba era tocar
la guitarra. (Rojas, 2002)

Barrios realizó actuaciones en el interior del Paraguay, en ciudades como Villarrica,


Paraguari y San Bernardino. Al mismo tiempo, empezó a enseñar, pero ésta no era
su verdadera vocación. De nuevo él se dio cuenta de que no le era posible subsistir
económicamente dando alguno que otro concierto. Bajo la influencia de Viriato Díaz
Pérez, un intelectual español, crítico literario y maestro que lo introdujo a la teosofía,
Barrios se aventuró a salir del Paraguay. Empezó a realizar viajes cortos para
presentarse en ciudades de Argentina, como Corrientes, Resistencia y Posadas, y
de vuelta en Paraguay, realizó conciertos en la ciudad sureña de Encarnación.
Finalmente, llegó a Buenos Aires, la tierra de las oportunidades, la capital del
negocio de la música y el mayor centro cultural de Sudamérica por entonces. En
esta etapa de su vida, tomó la decisión de migrar de Paraguay para conquistar otros
países de Latinoamérica.

"En estos primeros tiempos su virtuosismo contribuyó a mantener en segundo plano


su condición de compositor. Andrés Segovia, contemporáneo de Agustín Barrios,
fue su admirador, comentador y amigo; aunque algunos historiadores insisten en
afirmar que entre ellos existía una rivalidad y enfrentamiento, jamás existieron según
lo prueban las cartas del propio maestro español a su colega paraguayo. Sus
virtudes de gran observador, su espíritu analítico y reflexivo y la enorme facilidad
que tuvo para adquirir conocimientos lo llevaron a atesorar sabiduría y otras
habilidades. Aparte de la música, gustaba de la literatura, la ópera y el teatro. Su
cultura le hacía dar calidad y universalidad al verso.” (REPÚBLICA BOLIVARIANA
DE VENEZUELA, 2005)

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Agustín Pío Barrios no solo fue un gran artista, compositor y ser humano. También
fue una persona culta que estaba interesada en aprender más allá de la música.
Además de gustarle la caligrafía y la literatura, también escribía poemas. Aquí uno
de sus trabajos:

EL BOHEMIO

Cuán raudo es mi girar!

Yo soy veleta

Que moviéndose a impulsos del destino

Va danzando en loco torbellino

Hacia los cuatro vientos del planeta.

Llevo en mí el plasma de una vida inquieta

Y en mi vagar incierto, peregrino,

El Arte va alumbrando mi camino

Cual si fuera un fantástico cometa.

Yo soy hermano en gloria y en dolores

De aquellos medievales trovadores

Que sufrieron romántica locura.

Como ellos, también, cuando haya muerto,

! Dios solo sabe en qué lejano puerto

Iré a encontrar mi tosca sepultura

(REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, 2005)

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2.1 Mangoré y su carrera como artista

“Para muchos sociólogos, el arte tiene el deber social de captar y dar salida a las
tensiones y angustias de una colectividad a través de los mitos y de los símbolos.
El artista que no albergue en el fondo de su corazón los sentimientos de su época
no puede, en rigor, ser considerado como tal. “ (REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA, 2005)

Esto muestra como Mangoré era un artista como tal, en esencia. Llevaba bien
entradas sus raíces, conocía su historia y sus composiciones siempre estuvieron
dedicadas a algo o alguien.

“El artista es siempre un intérprete, un mediador de estas pulsaciones colectivas,


un creador de las formas simbólicas (llámense música, pintura o escultura, por
ejemplo) que se condensan y vibran en el corazón de la realidad. El arte es la
realidad misma y el artista contribuye al enriquecimiento y densificación de la
cultura. “ (REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, 2005)

Agustín Barrios supo plasmar muy bien la historia de su pueblo y sus raíces
latinoamericanas en la guitarra y sus composiciones. Fue un artista en su máxima
expresión, su arte cautivó a innumerables guitarristas y espectadores de todo el
mundo.

La trayectoria de Agustín Barrios siguió un rumbo que llevo al mundo la imagen del
Paraguay. Era todo un personaje, pero al margen de sus extravagancias personales
y de la curiosidad de que tocara la guitarra con cuerdas de metal, es considerado
como el mejor compositor de la primera mitad del siglo XX. Musicalmente era un
gran improvisador y gran virtuoso que combinaba con deliciosa creatividad la finura
de las composiciones barrocas, románticas y clásicas con la música popular
paraguaya y latinoamericana.

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“Según varias historias se dice que muchas piezas las improvisaba de manera
espontánea, a veces en pleno concierto. Compuso más de 300 obras para guitarra,
lamentablemente muchos de los manuscritos se han perdido. En su música
podemos apreciar una gran creatividad e inspiración combinada con un gran
conocimiento técnico de la capacidad armónica de la guitarra. Gran parte de su
música se caracteriza por ser de carácter folclórico, imitativo y religioso. Compuso
preludios, estudios, valses, mazurcas, tarantelas, romanzas, etc. y muchas piezas
onomatopéyicas. Barrios también interpretaba gran cantidad de música popular, y
muchas de sus composiciones se basan en cantos y danzas de toda América Latina
como: la cueca, el choro, la milonga, el pericón, tangos, zambas y zapateados.”
(Rojas, 2002)

Barrios no solo fue intérprete de la música clásica. La parte más importante de su


personalidad de artista radica en el hecho de que supo sentir y expresar la
peculiaridad de la música americana sin recurrir a recursos fáciles y ortodoxos de
efectos o de postura.

“En su instrumento resonaba ciertamente la expresión de lo que la guitarra trae vivo


desde su remoto origen por el cauce más nuevo de la sangre española. Era pasmosa
su facilidad de captación folclórica. Barrios nunca quiso ni pudo disimular la nostalgia
que en sus andanzas sentía por su tierra. Y esta nostalgia fue quizás una de las más
dolorosas compañías de su vida.” (REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA,
2005)

Además de Paraguay, Barrios vivió en Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, Costa


Rica, y El Salvador. Dio continuamente conciertos en Chile, México, Guatemala,
Honduras, Panamá, Colombia, Cuba, Haití, República Dominicana y Trinidad,
desde 1906 hasta su muerte. Entre los años 1934-1936 viajó a Europa, tocando en
Bélgica, Alemania, España e Inglaterra. En 1932 estando en Venezuela, un amigo
le escribe el nombre al revés: Nitsuga; Barrios adopta la idea y lo combina con
Mangoré. Empezó entonces a llamarse "Nitsuga Mangoré", Nitsuga (Agustín escrito
al revés) y Mangoré por un legendario jefe Guaraní que peleó ante la conquista
española. (Rojas, 2002)

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Barrios fue el primer artista en grabar música para guitarra de forma comercial en
discos de 78 r.p.m. Muchas de sus obras sólo sobreviven en estas grabaciones que
datan de años anteriores a 1910 y otros cuantos entre 1912 y mediados de 1920.
Entre 1922 a 1929 grabó para el sello Odeón, hoy EMI, de Buenos Aires y de San
Pablo. El catálogo incluye temas como Danza Paraguaya, Suite andina, Madrigal, y
La Catedral. También abordó a grandes clásicos como el Minueto de Beethoven, el
Capricho Árabe de Francisco Tárrega y Traumerei de Robert Schumann. (Rojas,
2002)

Barrios realizó actuaciones en el interior del Paraguay, en ciudades como Villarrica,


Paraguari y San Bernardino. Al mismo tiempo, empezó a enseñar, pero ésta no era
su verdadera vocación. De nuevo él se dio cuenta de que no le era posible subsistir
económicamente dando alguno que otro concierto. Bajo la influencia de Viriato Díaz
Pérez, un intelectual español, crítico literario y maestro que lo introdujo a la teosofía,
Barrios se aventuró a salir del Paraguay. Empezó a realizar viajes cortos para
presentarse en ciudades de Argentina, como Corrientes, Resistencia y Posadas, y
de vuelta en Paraguay, realizó conciertos en la ciudad sureña de Encarnación.
Finalmente, llegó a Buenos Aires, la tierra de las oportunidades, la capital del
negocio de la música y mayor centro cultural de Sudamérica por entonces. Barrios
no tuvo otra alternativa más que dejar el Paraguay, y su retorno fue postergado
hasta 12 años más tarde, luego de haber conquistado los salones de Buenos Aires,
Montevideo y Río de Janeiro, y después de haberse convertido en el compositor
que hoy todos nosotros conocemos.

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2.2 Mangoré el compositor.

En 1910 Barrios ya vive en Buenos Aires, descubriendo lo mejor de la música


europea y de la guitarra clásica. Él escucha tocar a Jiménez Manjón, Sagreras,
Domingo Pratt, Miguel Llobet, de este último declaró que había sido el mejor
guitarrista que hubo escuchado alguna vez. Su primera guitarra, una José Ramírez,
fue un regalo de su patrocinador de ese entonces, Sáenz Valiente, el dueño del
periódico La Nación. Con esta guitarra, el músico hizo sus primeras grabaciones,
que sentaron precedente, porque pasaron a ser también las primeras grabaciones
en la historia de la guitarra clásica. Según Richard Stover, Barrios se ganó la vida
tocando en cine-teatros, donde acompañaba con música las películas mudas, y
también en cafés ofreciendo funciones privadas; no es que él empezó su carrera de
concertista inmediatamente al llegar a Buenos Aires. De allí, él hizo alguno que otro
viaje a Chile y Perú, mediante la ayuda que recibió a través de su relación de
amistad con Pérez Freire, un conocido compositor chileno, a quien Barrios dedicó
su Tango “Don Pérez Freire”.

Barrios pasó tiempos muy duros mientras trataba de ganarse un espacio como
guitarrista en Buenos Aires. Fue rechazado porque su repertorio se basaba,
principalmente en la música popular, y aunque ésta resultaba placentera, no era lo
que los críticos esperaban en un concierto. Sin embargo, no se amedrentó con las
críticas negativas y continúo codeándose con los músicos populares como Pérez
Freire, pero los contactos con los maestros clásicos se mantenían alejados o
cerrados dentro de un mundo tan especial. Se piensa que el hecho de que fuera un
guitarrista y de que proviniera de Paraguay sería uno de los motivos para que no
pudiera entrar en el círculo cerrado de los maestros de ese tiempo, porque ellos
vivían una realidad que la vieja aristocracia se empeñaba en no ver y de alguna
manera en no aceptar. Tampoco jugó a su favor el hecho de que tocaba con cuerdas
de metal, pues éstas habían sido fuertemente rechazadas por los puristas de la
época.

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Por el año 1912, Barrios encuentra finalmente en Montevideo a un amigo, Martín
Borda Pagola, que entendió el inmenso valor de su talento. Aunque no era rico, éste
era un hombre que llevaba una vida confortable. Era un guitarrista aficionado, que
tocaba y arreglaba un poco de música para la guitarra; poseía varios instrumentos,
entre ellos una guitarra hecha por Domingo Esteso; coleccionaba partituras; tenía
acceso a cuerdas; por lo que su casa era, probablemente, un paraíso para Barrios.
Borda patrocinó a Barrios por un período de 15 años.

A través de todos esos años, Borda cuidó de él, lo recibió en su casa, acogió a su
familia como si fuera la suya, y le proporcionó el apoyo necesario para guiar su
carrera hasta alcanzar niveles de talento artístico que antes ni había soñado.
Inmerso en sí mismo, Barrios se concentró en crear nueva música. Algunas de sus
más bellas piezas fueron compuestas durante ese tiempo. Poco a poco, su faceta
de compositor fue ganando estatura, y empezó a distanciarse de sus tímidas
primeras obras. Borda instó a Barrios para que escribiera sus composiciones, algo
a lo que él no estaba acostumbrado, a pesar de que era absolutamente capaz de
hacerlo y de que contaba con excelentes habilidades caligráficas. Barrios se
caracterizaba también por su don para la improvisación, tan frecuente en los
músicos populares; por lo tanto, escribir música era probablemente un ejercicio
disciplinario que absorbía gran parte de sus días.

Barrios no intentó estudiar más guitarra con los bien establecidos maestros de
Buenos Aires o Montevideo. Él era su propio nombre, se contaba a sí mismo, y
estudió solo armonía usando el texto de Hugo Riemann. Su repertorio era popular
y sus prioridades se centraron en el mundo de la música popular. Empezó a
contactar lo más prestigioso de la música uruguaya, Eduardo Fabini, un violinista y
compositor con quien realizó una gira por Uruguay unos años más tarde.

Segovia y Barrios coincidieron en Montevideo en 1920. Ambos presentaron sólidos


programas para ese tiempo, exponiendo piezas de Sor, Tárrega y Bach. Había una
diferencia grande, sin embargo, pues en uno de esos conciertos Barrios basó su
entera programación en sus propias composiciones.

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Agustín Barrios contrajo tifus por ese entonces en Montevideo. Descansando en la
casa de Borda, en el campo, él compuso una serie de piezas nuevas, entre ellas,
Vals de Primavera y su obra maestra, La Catedral. Floreciendo como un exquisito
compositor, Barrios tiene momentos de bienestar y conciertos en los que le va bien,
pero la mayoría del tiempo lleva una vida simple, sin recursos monetarios
sustanciales.

En 1924 estaba de nuevo en Argentina, pero ésta vez en Rosario. Después fue a
Buenos Aires, donde no fue bien recibido. Allí realizó solo uno de los tres conciertos
que había planeado. A la elite argentina de la guitarra clásica no le gustaban su
música ni su interpretación ni sus cuerdas de metal. Sin embargo, llama la atención
el hecho de que, aunque Barrios no recibió el apoyo del público de Argentina, él
grabó en ese país una colección de aproximadamente 40 discos que contienen dos
piezas, a veces tres, a lo largo de diferentes períodos, que abarcaron aquellas sus
primeras composiciones, desde 1910, hasta sus últimas creaciones, hacia 1928,
cuando grabó toda su discografía.

Barrios tuvo toda una serie de penurias e incertidumbres que lo obligaron a que su
imagen cambiara radicalmente provocando una estrategia de mercadeo: se
transforman a sí mismo en “Nitsuga Mangoré, el Paganini de la Guitarra de las
Selvas del Paraguay”. Él aparece en los conciertos con el pecho al desnudo,
luciendo plumas, y usando un completo disfraz teatral. Actuó en todo el Brasil, desde
Recife, Bahía, Río, Manaus, hasta Sao Paulo. En 1931, viajó hacia el norte, rumbo
a Venezuela, donde permaneció por una corta estadía, para más tarde ir a parar a
Martinica, un puerto de España. En 1932, regresa a Venezuela, dónde se queda
más tiempo, mientras disfruta del mayor éxito de su vida. Había alcanzado el cenit
de sus habilidades artísticas. En ningún otro futuro escenario, Barrios disfrutó del
éxito como lo hizo en Caracas. Él agregó a su repertorio algunas piezas folclóricas
venezolanas, como Joropos o la famosa Alma Llanera, actuando con el
acompañamiento de un cuatro y de maracas. Muchos años después Carlos
Barbosa-Lima, el intérprete brasileño, toca con un instrumentista de cuatro, lo que
hace pensar cuán vanguardista era Barrios que había hecho lo mismo en 1932.

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Completó una gira por Venezuela, yendo primero a Maracaibo, luego a San
Cristóbal, Mérida y Carora. Su próximo objetivo fue Colombia, donde no sólo actuó
en Bogotá, sino también en otras ciudades del interior, pudiendo cosechar un amplio
reconocimiento.

2.3 Muerte de Mangoré

Agustín Barrios “Mangoré” muere en el año 1944 dejando pocas riquezas


materiales, en contraparte dejó un catálogo de más de cien obras escritas para
guitarra solista. El reconocido concertista John Williams dice:

“Ha sido, obviamente el compositor de la guitarra moderna más subestimado. Fue


opacado por Segovia y es una pena que Segovia lo ignorara como músico: Segovia
procedía de un mundo completamente diferente y hubiera tenido razones de ser
incluso un campeón en la interpretación de la música de Barrios. Pese a esto,
Barrios es cada día más apreciado como el mayor guitarrista compositor de este
tiempo, debo agregar yo, de todos los tiempos.” (Rojas, Berta. 2011: 4)

Dentro de su genialidad, pareciera que los grandes creadores presienten su muerte.


Francisco Tárrega escribió 16 compases maravillosos de la obra titulada Oremus,
quince días antes de su muerte, los cuales como Mozart con el Réquiem, nunca
ejecutó. Y Mangoré dejó su última composición sin nombre alguno, pero con la plena
conciencia de que era una de sus más excelsas creaciones: El Gran Trémolo. Uno
de sus más delicados escritos son los trémolos. Trabajados a la perfección como
en Un sueño en la floresta, o en Contemplación, Barrios buscando dar aún mayor
variedad a ese estilo de composición, introdujo pausas en la ejecución del trémolo.
Lo más novedoso en esta pieza es el manejo temático del bajo en las bordonas,
como una fórmula rítmica repetida constantemente, mientras se suceden
insensibles y bellas modulaciones. Esta pieza es única por su grandeza melódica y
armónica. Esta obra es también mal conocida como Una limosna por el amor de
Dios, y fue compuesta en junio de 1944 (dos meses antes de su muerte), y es
considerado un verdadero réquiem de un genio que veía cercano su fin, y lo expresó
16
diciendo: "La inspiración de esta obra nació libre de la influencia de este mundo."
14 El 7 de agosto de 1944, Agustín Barrios Mangoré reclama la presencia de un
sacerdote, con quien habla largamente, mientras en la casa se hacía música de
guitarra. Barrios entonces les dice: “No temo al pasado, pero no sé, si podré superar
el misterio de la noche”. Al promediar la tarde deja de latir su corazón y rodeado
de sus alumnos y su esposa Gloria, muere uno de los más grandes artistas que tuvo
América.

2.4 Catálogo de obras

La mayor parte de sus obras se pueden considerar de carácter Romántico tardío, a


pesar de haber vivido musicalmente en la primera mitad del siglo XX. Compuso
preludios, estudios, valses, mazurcas, tarantelas y romanzas.

Su conocimiento de la teoría musical le permitió componer en varios estilos: barroco,


clásico, romántico y descriptivo. Su música se caracteriza por ser de carácter
folclórico, imitativo y religioso.

Sus composiciones se basan en cantos y danzas de toda América Latina,


entreotras: cueca, chôro, estilo,maxixe (tango brasileño) , milonga, pericón, tango,
zamba, zapateado, polca paraguaya, etc.

Entre sus obras más importantes en orden cronológico encontramos: Souvenir d’un
Revé (Un Sueño en la Floresta) (1918), Romanza en imitación al violonchelo
(Pagina d’Album) (1919), Mazurca Apassionata (1919), La Catedral (1921), Preludio
en Sol (1921), Valses Op. 8 (1923), Danza Paraguaya (1924), Choro de Saudade
(1929), Julia Florida (1938), Una Limosna por Amor a Dios (1944). Para Cayo Sila
Godoy (1919- )

Souvenir d’un Reve o Un Sueño en la Floresta fue, probablemente, la composición


con trémolo más exigente que jamás se haya escrito. Un sueño en la floresta está
escrito en Sol Mayor, con tres secciones precedidas por una introducción. Una

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novedad que Barrios agregó en esta obra, que contrastaba con otras piezas de
trémolo escritas en aquel momento y que usaban técnica del trémolo desde el
principio hasta el final como en Recuerdos de la Alhambra, fue el hecho de agregar
secciones completas que exploran técnicas como escalas, arpegios, acordes, y
muestran mucho más la paleta expresiva de la guitarra.

Otra de sus piezas maestras, Mazurka Appasionata también pertenece a este


período, una pieza romántica al estilo de Chopin, fascinante en su estructura
armónica, pues muestra en plenitud aquello que Barrios hizo mejor: su vena
melódica y su talento extraordinario para manejar las posibilidades infinitas de la
guitarra.

Otras piezas del mismo período son Estudio de Concierto en A Mayor, Madrigal,
Allegro Sinfónico, y Vals No. 3 Loreley –que lleva el nombre de la hija mayor de
Borda.

Compuso más de 300 obras para guitarra, lamentablemente muchos de los


manuscritos se han perdido, las cuales son fuertemente impulsadas y defendidas
por guitarristas importantes como Berta Rojas, César Amaro, John Williams, David
Russell, Laurindo Almeida, Abel Carlevaro, Jesús Benitez, Alirio Díaz, entre otros.
Además de ser consideradas ampliamente de las más importantes en el repertorio
de la guitarra clásica. Compuso preludios, estudios, valses, mazurcas, tarantelas,
romanzas y muchas piezas onomatopéyicas, las cuales son destacadas por la
imitación o representación de un sonido natural o de situaciones, se describen
objetos y acciones. Un ejemplo de pieza onomatopéyica es “La Catedral”, Barrios
escribió esta obra a partir de su experiencia en la Catedral de San José en
Montevideo. Los acordes del Andante representan al organista de la catedral
tocando a Bach. El Allegro quiere reflejar el ambiente espiritual y de paz del interior
del recinto, mientras que los arpegios de semicorcheas serían el ajetreo de la calle.
Barrios en “La Catedral” también imita el sonido del interior de las campanas.

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Catálogo de obras escritas por Agustín Barrios Mangoré.

Abri la puerta mi china Estudio en Arpegio Preludio in C minor


Aconguija Estudio de Concierto Prelude in G minor
Allegro Sinfonico Estudio del Ligado en La Romanza en Imitación al
A mi Madre Estudio en Sol menor Violonchello
Aire de Zamba Gavota al Estilo Antiguo Sarita (Mazurka
Armonías de América Jha, Che Valle! Serenata Morisca
Ay, Ay, Ay Julia Florida Tango No. 2
Canción de Cuna La Catedral – Preludio Tarantella
Canción de la Hilandera La Catedral – Andante Tua Imagem
Capricho Español La Catedral – Allegro Una Limosna por el Amor de
Confesion Las Abejas Dios
Contemplación Leyenda de España Un Sueño en la Floresta
Cueca (Danza Chilena) Mazurka Appasionata Vals Op. 8 No. 3
Danza Paraguaya Medallón Antiguo Vals Op. 8 No. 4
Dinora Minueto en La Variations on a Theme of
Divagación Minueto en Mi Tárrega
El Sueño de la Muñequita Minueto en Si Mayor Vidalita
Estilo Uruguayo Preludio in D minor

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3. Canción de la Hilandera (Análisis Musical)

Agustín Barrios Mangoré escribió a lo largo de todo amplio repertorio un total de


cuatro obras que incluyen la técnica de guitarra conocida como “Trémolo”. Una
limosna por el amor de Dios, Un sueño en la floresta, Contemplación y la Canción
de la Hilandera.

Esta última ha sido objeto de análisis en el presente trabajo.

Quizá pudiéramos considerar esta obra como un trabajo menor en comparación con
las demás mencionadas con anterioridad, debido a su duración, complejidad y
dificultad técnica.

Sin embargo presenta algunos detalles de interés, en particular el desarrollo de una


célula melódica permanente y el acompañamiento de la segunda voz tiene un
diseño que podremos considerar polifónico.

La obra está constituida por 3 secciones y un puente de enlace, con una repetición
de la sección A como una CODA.

SECCIÓN A SECCIÓN B SECCIÓN C


PUENTE
Tonalidad: Dm Tonalidad: F --- A Tonalidad: Bb – F – A - Dm

La primer sección (A) está construida en la tonalidad de Dm, consta de 16


compases que inician en anacrusa.

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La segunda sección es similar a la sección A, pero elaborada en la tonalidad del
relativo mayor (Fa Mayor).

El puente que enlaza la sección A y la C, constituido por 4 compases rompe con la


idea previa del tremolo ya que traslada el motivo melódico a la parte grave.

Finalmente la tercera parte (C), el autor busca un cambio total de sonoridad ya que
desarrolla de manera no literal el motivo melódico que ha prevalecido en toda la
pieza pero lo utiliza en las notas que han de tocarse en el registro grave de la
guitarra, dejando en la parte superior una melodía muy lánguida conformada por
puras notas de 2 tiempos. Cabe destacar que armónicamente establece una
progresión de acordes formado por dominantes empezando por el cuarto grado (Bb)
del relativo mayor de la tonalidad principal (Dm).

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Podríamos considerar que la valía y aportación de esta breve obra radica en su
belleza melódica, la singularidad con la que elabora la segunda voz
(acompañamiento) que es diferente a la mayoría de las piezas en “tremolo”
existentes en el repertorio universal de guitarra y la forma en que desarrolla y
material mínimo melódico.

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Conclusiones

A partir de la investigación realizada tuve un vasto aprendizaje sobre la vida de


Agustín Barrios, sus etapas y mucha información sobre Agustín Barrios que
desconocía.

En este trabajo obtuve la consciencia de entender lo que representa ser un artista,


en este caso un músico con mucho talento y pasión por la música. Porque una cosa
es ser un artista talentoso con mucho amor por lo que hace pero aún más
importante, me hice consciente de lo que representa ser un músico en
Latinoamérica y aunque haya sido uno de los compositores e intérpretes más
importantes, el camino para ser un artista no le fue fácil.

Aprendí a detallar la obra “Canción de la Hilandera”, detectar la melodía principal y


analizar su estructura armónica y las secciones que tiene la obra.

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Bibliografía
colaboradores de Wikipedia. (9 de julio de 2018). Wikipedia, Enciclopedia libre. Recuperado el 9 de
julio de 2018, de https://es.wikipedia.org/wiki/Paraguay

Moreira, M. G. (2005). Portal Guaraní. Recuperado el 9 de julio de 2018, de


http://www.portalguarani.com/672_mary_monte_de_lopez_moreira/1671_la_decada_de_la_pos
guerra_1870__1880__maria_g_monte_de_lopez_moreira.html

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. (2005). Agustín Barrios, El indio Mangoré. Venezuela:


historia de la musica latinoamericana.

Rojas, B. (2002). Agustín Barrios. Un viaje a través de la vida y el trabajo del gran compositor
latinoamericano. Paraguay.

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