Sei sulla pagina 1di 5

USA TU IMAGINACIÓN PARA DEJAR TU HUELLA

Cuando era pequeño un día un profesor me dijo: “Que un hombre debía hacer
tres cosas en la vida: 1) tener un hijo; 2) escribir un libro; y 3) plantar un árbol.”

Lo escuché muchas otras veces. Pero jamás nadie me explicó las razones de
esas exigencias para todo hombre. Con el paso del tiempo, y la experiencia,
supe su significado.

Tener un hijo no es simplemente traerlos para dejarlos regados en el mundo


sin ningún propósito. Ni tenerlos para enorgullecernos de que son nuestros.
Tenerlos trae consigo muchas responsabilidades y un propósito mayor:
perennizar nuestro paso por este mundo; alargar nuestra progenie, nuestra
ascendencia; dejar un legado. Al igual que escribir el libro y plantar un árbol.

Escribir un libro no resulta fácil. Muchos de nosotros, no tenemos esa


habilidad o aptitud para hacerlo, pero nosotros mismos podemos ser ese libro,
abierto para que otros lo lean, para que aprendan de nuestras experiencias, de
nuestros conocimientos. Libros abiertos que deben ser transmitidos de
generación en generación, para que los caminos que otros tengan que recorrer
sean menos dificultosos que aquellos que nos tocó recorrer.

Y sembrar un árbol, no se traduce en solo plantarlo y ya está. Sembrar un


árbol tiene un significado mayor. Es ser agradecido con la naturaleza y con
Dios que nos ha permitido tomar de su tierra el alimento que nos ofrece, el aire
que nos permite respirar, el agua que nos da vida, apreciar la maravillas que él
creó, y cuidarla para dejar a las futuras generaciones que vendrán, un mejor
planeta, del que puedan también aprovechar sus recursos.

Entonces, procrear un hijo, escribir un libro y plantar un árbol, es un legado que


tiene una significación mayor, que la de dejar una herencia.

Según el experto en liderazgo John C. Maxwell, dice que: “cualquiera


puede dejar una herencia y la herencia es algo que le damos a nuestros
seres amados y esta se desvanece al utilizarse, pero que el legado es algo
que tú dejas y se mantiene aún después de que mueres”.


Luego, un legado es la forma como vamos ser recordados, por eso es tan
importante escoger como vamos a vivir, hacer de nuestra vida lo mejor.
Debemos vivir sabiendo que Dios nos ha diseñado para grandes cosas, que
nos ha dado todas las habilidades y todos los recursos para cumplir con el
propósito que a cada uno se le dio.

Dios no nos envió a este mundo, para que nos consumiéramos en lo efímero,
en lo superficial, o aún en lo superfluo, tampoco para que viviéramos
quejándonos de las circunstancias que nos tocó. Él todo lo hizo hermoso y ha
puesto eternidad en nuestros corazones.

“Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre,..”


Eclesiastés 3:1

En la biblia, encontramos muchas razones y ejemplos de lo que hasta aquí


dicho. De Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob y de éste a la siguiente, de
generación en generación, una tras otra, encontramos el legado que cada uno
de esos líderes espirituales fueron impregnando su huella, en la tierra, en su
familia, y en su pueblo.

Elías, el Profeta Precursor, admirado por su disponibilidad y mansedumbre a


Dios. El que traspasó dos tercios de su espíritu a Eliseo, con lo cual Dios se
aseguraba que su voz seguiría siendo escuchada por el legado de Elías. Ese
Elías, estimado por los israelitas, y considerado uno de los profetas más
importantes del antiguo testamento, jamás escribió un libro, como lo hicieron
otros profetas. Empero, su legado de vida es conocido, respetado, venerado
por su pueblo. Su vida, fue un libro abierto del que todos se nutrieron,
aprendieron y siguieron.

Moisés el representante de todos los Patriarcas de Israel. El que liberó a su


pueblo de la esclavitud en Egipto, el que lo condujo por el desierto hacia la
tierra prometida, el que recibió las leyes de Dios y constituyó la Alianza más
destacada de Dios con su pueblo. El Moisés de los cinco libros del Pentateuco,
también dejó un legado del cual su pueblo se nutrió y siguió sus enseñanzas.

No es de extrañar entonces, que ambos aparezcan junto a Jesús en el


maravilloso relato de la Transfiguración de Jesús, en Mateo 17: 1-8
2y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se
hicieron blancos como la luz. 3Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Elías y Moisés representan el resumen de todo el Antiguo Testamento. Al


aparecerse ambos con Jesús transfigurado ante los apóstoles, Dios quiere
decirnos que hay una nueva realidad, que ambos están entregando el relevo a
Jesús, en la salvación de la humanidad.

El legado que dejó Apóstol Pablo, el conocido Saulo de Tarso, a sus discípulos,
se sintetizan en una corta frase dicha en 1 Corintios 11:1:

11 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Y sus adiós postrero, presintiendo su muerte, no por causas naturales, sino,


como cordero en sacrificio, sintetizan también su legado. El amor y la devoción
que puso Pablo, después de su conversión, por el servicio de las cosas de Dios
y en la predica del evangelio de Jesús, tratando de alcanzar el perdón y la vida
eterna, ha quedado marcado para siempre a través del legado dejado en sus
trece aportes al Nuevo Testamento. Legado que permanece indeleble, en las
mentes, corazones y espíritus, de cada quien que ha leído su testimonio. Estos
versículos, de 2 de Timoteo 4 del 6 al 8, lo confirman:

6Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7He peleado
la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8Por lo demás, me está guardada
la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino
también a todos los que aman su venida.

Como debemos dejar nuestra huella en los demás

El llamado para que todos seamos seguidores de Dios en Jesús, ha sido


lanzado a todos los hombres a los que Jesús quiere salvar, rescatándolos y
poniéndolos a su servicio.

Debemos convocar a quienes nos escuchen a ser “imitadores de Cristo”


como lo entendió Pablo y como lo hemos entendido nosotros. y por ellos
debemos dejar huella. Elías lo hizo con su manto, Pablo con su palabra. Cada
cristiano debe hacerlo con su vida. Hay que dejar "descendencia" que continúe
los pasos hacia Jesús. No puede el cristiano pasar por el mundo sin dejar una
huella que pueda ser seguida por otros. Sus pasos deben ser anhelados por
otros. Los hermanos deben querer seguir el mismo itinerario. Esa es la huella
que deben dejar los cristianos, como lo hicieron Elías, Moisés y Pablo.

Y tú estás dejando huella.

“Empieza por hacer lo necesario, luego lo posible y de pronto te encontraras


haciendo lo imposible.” Francisco de Asís

Así que en el día de hoy proponte dejar un legado, algo especial, algo
significativo, y algo positivo para recordar y transmitir a esta generación y a las
que vendrán. Comienza a vivir la vida extraordinaria a la cual Dios te llamó.
Mateo 17 (La Transfiguración de Jesús)
1
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a
un monte alto;
2
y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se
hicieron blancos como la luz.
3
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
4
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres,
hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
5
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
6
Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.
7
Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.
8
Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.

Mateo 28 (La Gran Comisión)


16
Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
17
Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
18
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Potrebbero piacerti anche