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usan para llamar las cosas. El hombre es la única especie en el planeta tierra que habla
y de esta manera se relaciona con los demás. Una mala utilización de estas podrá
generar un impacto no deseado en el receptor del mensaje.
Nuestras palabras nos definen como persona; nuestra forma de decirlas, nuestra
manera de usarlas nos delata. Nuestras palabras forman parte de nuestro patrimonio.
Las palabras son nuestra identidad, es decir quien somos y como nos relacionamos con
los demás, nuestra moralidad y ética.
Las palabras son pensamientos que se vuelven una acción, pueden distraer o engañar,
una palabra puede ser más potente que una lluvia de misiles, porque una palabra dicha,
o no; gritada o susurrada puede desatar una revolución.
La Palabra
Los seres racionales se distinguen de los irracionales en dos importantes atributos: la
razón y la palabra. Palabra proviene del latín parábola, que es la facultad natural de
hablar. Gramaticalmente, es el sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan
una idea.
Siendo este el instrumento natural más eficaz de que dispone el hombre para
intercambiar con sus semejantes, así como para transmitir su inteligencia,
conocimientos y emociones, lo razonable es que haga un uso adecuado de ella para
que la alternabilidad, el juego de las ideas y el dialogo, cumplan su verdadero sentido
humano y social.
La palabra expresada con propiedad, con significado exacto de la idea que se desea
exponer, producto de la reflexión, revela el grado de cultura, la inteligencia y la
educación del individuo. Sin embargo, cuan deprimente resulta ser la palabra sin
sentido, con altisonancias inadecuadas o en un lenguaje soez, rayando en la vulgaridad.
No quiere decir esto que sea necesaria una exagerada dialéctica; pero si una cuidadosa
pronunciación. La palabra bien usada, es hermosa; atrae e impresiona tan gratamente
que resulta influyente, persuasiva y convincente.
- Claridad y precisión
Muchos de los fracasos experimentados por personas catalogadas entre las
inteligentes y cultas, se basan en la dificultad que tienen para expresarse con claridad
y precisión.
El profesional debe estar en la plena posesión de los medios de expresión, que no son
solo la palabra y los gestos, sino también las tonalidades en sus articulaciones, la
intensidad, la propiedad, así como la forma atractiva y grata, el razonamiento, la
riqueza del vocabulario y el ingenio.
Cada palabra del profesional debe tener su valor y la tendencia a darle una expresión
agradable y una demostración de conocimiento del tema. Estos factores, sin excesos
de rebuscamiento que puedan culminar en la pedantería, rodean al individuo de
confianza y autoridad.
- Aspecto Legal
La revolución francesa conquistó, en 1789, el principio de la libertad de expresión,
cuyas esencias han perdurado como columna inconmovible a lo largo del tiempo. Estos
principios fueron igualmente aprobados y proclamados el 10 de diciembre del 1948,
con la declaración universal de los derechos humanos, que en su artículo 19 dice
textualmente: “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión;
este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar
y recibir información y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión”.
Esta acción conmovedora, que ha recorrido los años con la aceptación universal.
Tiende a estimular en la conciencia de los pueblos, la protección del libre pensamiento
expresado mediante la palabra, en cualquiera de sus formas de difusión pública, como
la mejor garantía de la defensa de los derechos, bajo cuyas influencias es necesario
mejorar el orden del mundo. Dice Anatole France: “solo el ermitaño es quien puede
pasar por alto las ventajas de usar del lenguaje con propiedad”. De ahí nuestro juicio,
de que la única limitación de la palabra debe ser cuando ponga en peligro el anhelo de
todos los hombres de bien, que es la paz.
Se castiga con severidad a los autores de incitar, mediante la palabra escrita o en otra
forma, a crímenes contra la seguridad interna del estado; las ofensas al presidente de
la república; la difusión de noticias falsas; el ataque al honor o a la consideración de la
persona; expresiones ultrajantes, términos de desprecio o invectiva que no conlleve
imputación de hecho alguno etc.
- Los refranes
¿De qué sirven los refranes, sino para salir del paso al querer expresar ideas? El refrán,
del latín “refrangere”, es un dicho agudo y sentencioso de general aprobación,
expresado en breves palabras. Estos son tan antiguos como la humanidad misma,
palabras que recogen la sabiduría popular, y mientras más sonoros y breves más se
generalizan.
Los hombres de todas las latitudes han usado y usan refranes perno no dejan de ser
formas vulgares de expresarse, cuyo único merito es el de ser entendidos por muchos
y encerrar casi siempre una moraleja. Ejemplos de refranes: “quien mucho abarca,
poco aprieta”. “quien siembra vientos cosecha tempestades”, etc.
- Palabras obscenas
Estas palabras del latín “obscenus”, que quiere decir indecente, contrario al pudor son
preferidas por algunas personas, en contradicción con las normas del decoro de la
personalidad del individuo. Ninguna utilidad practica representa la obscenidad en
estas expresiones a las que el vulgo ha bautizado como “malas palabras”, por su
naturaleza negativa, las cuales dejan entender, a su vez, desconocimiento de otra
palabra castizas y también, la falta de consideración que nos merece nuestro
interlocutor y la sociedad que nos rodea.
Bajo palabra: es la concesión que se hace a cualquiera, de perdonarle una falta, a cuyo
compromiso el beneficiario debe responder en un momento dado. Se concede la
libertad a un prisionero, palabra.
Palabra de rey: cuando el individuo emite su juicio sobre determinado asunto y no varía
por nada, se dice tener palabra de rey.
Palabra de Dios: nombre dado a las enseñanzas bíblicas y que son pronunciadas por
sacerdotes y pastores religiosos, para orientar a su feligresía.
Palabrero: así se le llama a quien habla mucho, o a quien ofrece mucho de palabra y no
cumple sus promesas.
Apalabrar: convenir algo, dar algo por seguro. (tengo apalabrada la venta de la casa).
Una persona que posea una buena comunicación tiene una alta probabilidad al éxito,
ya que facilita la expresión haciendo el día a día más fácil y por ende las relaciones con
el entorno. La palabra se convierte en nuestra herramienta para movernos en el
mundo. Para saber vender, convencer o realizar cualquier actividad cotidiana
necesitamos usar bien el lenguaje.
En conclusión, debemos tener en cuenta como manejar nuestras palabras, que tanto
respetamos a los demás, no prometamos nada sin saber si realmente podremos
cumplir, consideremos una vez más siempre. A todos nos da confianza estar
relacionados con alguien que hace lo que dice y esta comprometido con su palabra en
caso de que realmente no vaya a poder hacerlo, lo comunica con tiempo y se disculpa.