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VERITATIS SPLENDOR (Comentario)

La encíclica Veritatis Splendor es la primera que trata de modo amplio y armónico los
fundamentos de la moral, siendo de aportación decisiva y referencia necesaria para la vida
de la Iglesia; nos dice la misma encíclica que tiene como fin el recordar algunas verdades
fundamentales de la doctrina católica, que en el contexto actual corren el riesgo de ser
deformadas o negadas.1 Si este era su fin hace ya varios años, ahora lo sigue siendo con
mayor fuerza en un mundo tan relativista y que muchas veces acalla la voz del Señor que
resuena en su interior, llamándole a obrar el bien y evitar el mal, leyendo la ley de Dios que
“llevamos escrita en nuestro corazón”2

La encíclica analiza el episodio del joven rico: el joven pregunta a Jesús que de bueno hay
que hacer para llegar a la vida eterna. La contestación de Jesús trasforma la pregunta en
pregunta religiosa: Solo uno es bueno. Aquí la categoría del encuentro es importante: la moral
cristiana se fundamenta en el encuentro con Cristo, es él donde encontramos la
fundamentación de nuestro obrar cristiano, de un obrar que interpela y cuestiona (defensa de
la vida, familia, virtudes, pureza….)

En toda la encíclica late una de las grandes verdades “El hombre, imagen y semejanza de
Dios”, está llamado a ser esplendor a irradiar aquella verdad de la que fue hecho, esta verdad
ilumina su inteligencia y modela su libertad ayudándolo a conocer y amar a Dios, ayudándole
a conocerse así mismo, a encontrar respuesta a su propio misterio, como nos lo recuerda el
concilio Vaticano II, “El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo
encarnado”, es en la profundización del que ha sido y es el hombre por excelencia de donde
surgen nuestros deseos de buscar la verdad y de obrar el bien , de iluminar las oscuridades
de nuestra sociedad, de formar nuestra conciencia aprendiendo a elegir en virtud de lo que
somos hijos de Dios, “nación santa” 3

Me deja en lo personal el corazón inflamado en gratitud, deseos de compartir a Cristo, para


que muchas personas encuentren en él la fuente, la riqueza y grandeza de las normas cristinas,
que lo único que hacen es ayudarnos a vivir de manera más plena como hombres, cristianos,
ciudadanos de este mundo.

Hna. Gloria Guadalupe Hernández Hilerio

1
VS 4
2
Jer 31,33.
3
1 Pe 2,9.

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