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¿CONDUCE LA CONTINENCIA
SEXUAL A UNA MAYOR
ESPIRITUALIDAD?

C UANDO LOS HOMBRES desechen la errónea creencia en


las ventajas de la continencia sexual, muchas menos desgra-
cias habrá también. La continencia impuesta es un abuso que puede
ser causa de amargas consecuencias.
Las leyes establecidas en toda la creación muestran claramente el
camino a seguir, adondequiera que se mire. Toda opresión es antin-
atural, y todo lo antinatural es una rebelión contra las leyes naturales,
es decir, contra las leyes divinas, lo cual, tanto en esto como en todo,
no puede dar buenos resultados.
El caso que nos ocupa no constituye una excepción. Es preciso sola-
mente que el ser humano no se deje dominar por la excitación sex-
ual; no debe hacerse esclavo de su instinto; pues, entonces, éste se
convierte en una pasión, por lo que lo natural y sano se transforma
en mórbido vicio.
El hombre debe estar por encima de todo eso, es decir, no debe im-
poner una continencia forzada, sino que, con pura moral interior,
ha de controlar sus instintos, a fin de evitar todo mal, para él y para
otros.
A los hombres que pretenden alcanzar un nivel espiritual más alto
mediante la continencia, puede sucederles muy fácilmente que con-
sigan precisamente lo contrario. Según su constitución, habrán de
mantener una lucha más o menos tenaz contra los instintos naturales.
Esa lucha acapara una gran parte de sus fuerzas espirituales, las re-
tiene para sí, impidiendo de ese modo que sean empleadas para otros
fines. Se obstaculiza así la libre expansión de las fuerzas espirituales.
De cuando en cuando, esos hombres sufren opresores accesos de

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¿Conduce la continencia sexual a …?

melancolía, los cuales les impiden sentir un gozoso impulso interior.


El cuerpo es un bien confiado al hombre por el Creador, y el hombre
tiene el deber de proporcionarle los cuidados requeridos. Así como
el ser humano no puede abstenerse impunemente de satisfacer las
necesidades corporales tales como comer, beber, dormir, evacuación
intestinal y vesicular; así como la falta de aire puro y el poco ejer-
cicio físico se traducen en seguida en desagradable sensación, del
mismo modo no podrá ser reprimida artificialmente la sana actividad
sexual, de que el cuerpo maduro tiene necesidad, sin perjudicarse a
sí mismo de alguna forma.
La satisfacción de las naturales apetencias corporales redunda en fa-
vor de la vida interior del hombre, es decir, favorece el desarrollo
espiritual, y nunca servirá de obstáculo para ello, pues, de ser así, el
Creador no las habría hecho inherentes al cuerpo.
Pero en esto, lo mismo que en todas las cosas, todo exceso es nocivo.
Es preciso evitar con sumo cuidado, que esas apetencias sean mera
consecuencia de una fantasía artificialmente excitada por la lectura o
por otras cosas, o bien que sean debidas a una debilidad corporal o a
una sobreexcitación nerviosa. Ha de tratarse de la verdadera necesi-
dad de un cuerpo sano, la cual nunca se hace sentir muy a menudo
en los hombres.
Eso sólo acontecerá cuando, previamente, se haya establecido una
perfecta armonía espiritual entre ambos sexos, la cual también im-
plica, de vez en cuando, una unión corporal.
Todas las demás causas son, para ambas partes, denigrantes, impuras
e inmorales, incluso en el matrimonio. Dondequiera que esa armonía
espiritual no esté presente, el mantenimiento de los lazos conyugales
constituye una absoluta inmoralidad.
El hecho de que el orden social aún no haya encontrado una solución
adecuada a tal respecto, es una falta que no cambia en nada las leyes
naturales, las cuales nunca se regirán por reglamentos humanos, ni
por sus conceptos erróneos. Por el contrario, a los hombres no les qu-

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¿Conduce la continencia sexual a …?

edará otro remedio que adaptar finalmente sus instituciones estatales


y sociales a las leyes naturales, a las leyes divinas, si es que quieren
verdaderamente la paz interior y la salud.
La continencia sexual no tiene, tampoco, nada que ver con castidad.
Todo lo más, podría ser clasificada como “disciplina”, en el sentido
de dominio de uno mismo, educación o autodisciplina.
Se entiende por verdadera castidad la pureza de los pensamientos,
pero pureza en todas las cosas, hasta en los pensamientos profesion-
ales. Castidad es una cualidad de orden puramente espiritual, no
es de carácter físico. También en la satisfacción del instinto sexual
puede ser salvaguardada completamente la castidad mediante la mu-
tua pureza de pensamientos.
Además, la unión corporal no tiene solamente un fin procreador, sino
que con ella tiene lugar un proceso no menos importante y necesa-
rio: un mayor despliegue de fuerzas ocasionado por la íntima fusión
y por el mutuo intercambio de fluidos.

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Esta conferencia fue extractada de:

EN LA LUZ DE LA VERDAD
MENSAJE DEL GRIAL
por Abd-ru-shin

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Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der


Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:

español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano,


checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio

***

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“Con mi palabra, os conduzco nuevamente a Dios, del que,


poco a poco, os habéis alejado a causa de todos los que ponen ese
pretendido saber humano por encima de la sabiduría divina.”

– Abd-ru-shin

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