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La Mujer en el Islam

Introducción

La enseñanza islámica sobre el trato a la mujer es una de las que mayores


malentendidos suscita. La mujer occidental, por lo general, considera que la mujer musulmana
vive reprimida y privada de derechos. Los medios de comunicación representan a la mujer
musulmana totalmente cubierta y dominada por su marido, con un estatus no superior al del
esclavo cuando sorprende comprobar el hecho de que durante 1400 años la mujer musulmana
ha disfrutado de derechos, que la mujer occidental aún no ha conseguido.

El Islam nos ofrece una guía para una sociedad pacífica e ideal. Para que dicha sociedad exista
debe existir un sistema social que defienda los derechos y responsabilidades de cada individuo.
Tal sistema generaría un equilibrio entre el papel y el estatus del hombre y de la mujer, situando
a la mujer a un nivel similar al del hombre. En realidad, esta sociedad fue creada hace 1400 años
por el Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él), bajo las direcciones divinas del
Santo Corán.
Este escrito define los derechos que disfruta la mujer musulmana, junto con otros temas
relacionados con la mujer y su lugar en la sociedad.

Trato hacia la Mujer en el Islam

Antes de exponer la posición de la mujer en el Islam, es importante entender en qué condiciones


se encontraba la mujer antes de la aparición del Islam. En la Arabia pre-islámica, así como en el
resto del mundo, su condición era similar a la de los esclavos o subordinados sin derecho
alguno. La mujer no poseía ningún derecho sobre la propiedad o la herencia. En asuntos
domésticos carecía de derechos sobre sus hijos e incluso sobre sí mismas. De hecho, podía ser
puesta a la venta o abandonada por su marido arbitrariamente. No tenía opción al divorcio aún
siendo víctima de abuso por parte de su marido. Las mujeres carecían de estatus en la sociedad y
no eran respetadas como esposas, madres o hijas. De hecho, a las hijas se las consideraba
inútiles y a menudo se les asesinaba al nacer. La educación que recibían era escasa o nula y no
disfrutaban de voz ni voto en asuntos religiosos, al considerarse su capacidad limitada en el
ámbito intelectual y espiritual.

Esta situación degradante aún existía en el siglo XIX en la mayor parte del mundo, incluyendo
los E.E.U.U., donde la mujer comenzó a disfrutar de sus derechos básicos a comienzos del siglo
XX.

Sin embargo, en la Arabia del siglo VI, la situación de la mujer cambió drásticamente con la
aparición del Islam. Prácticamente de la noche a la mañana, se confirió a la mujer derechos
similares a los del hombre, situándola al mismo nivel. En el Santo Corán, Dios dice claramente
que ha creado iguales a los hombres y a las mujeres:

“Él os creó de un solo ser; a partir de él creó a su compañera…” (39:7)

Este versículo por sí solo elimina cualquier trazo de inferioridad que fue impuesto a las mujeres
por los hombres y por otras Escrituras. El Santo Corán, además, asegura la igualdad de la mujer
a nivel espiritual, intelectual, social y económico. Los derechos de la mujer también han sido
salvaguardados por el Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) al tratar él
mismo a las mujeres con gran honor, amabilidad y dignidad según los mandamientos de Dios.

El Estado Espiritual de la Mujer Musulmana

“Pero quien hace buenas obras, sea hombre o mujer, y es creyente, entrará en el
Cielo…” (4:125)

El Santo Corán es la única entre todas las Escrituras que hace hincapié en esta igualdad
dirigiéndose tanto al hombre como a la mujer en muchos versículos. No deja lugar a dudas
respecto al nivel espiritual de la mujer. Dice:

“En verdad, los hombres que se someten a Dios y las mujeres que se someten a Él,
y los hombres y mujeres que creen, los hombres y mujeres obedientes, los hombres
y mujeres veraces, los hombres y mujeres perseverantes en su fe, los hombres y
mujeres humildes, los hombres y mujeres que dan limosnas, que ayunan, guardan
su castidad, los hombres que recuerdan mucho a Al-lah y las mujeres que Lo
recuerdan mucho: para todos ellos Al-lah ha preparado Su perdón y una
magnífica recompensa”. (33:36)

El Estado Intelectual de la Mujer Musulmana


Un plano en el que la mujer musulmana supera a otras mujeres es el campo de la educación. El
Islam hace hincapié en que la educación es igualmente importante para hombres como para
mujeres, y el Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) declaró que la educación
es obligatoria para ambos. Dijo:

“La adquisición de conocimiento es una obligación para todos los hombres


y mujeres musulmanes”.

También exhortó a ambos a “buscar conocimiento aunque hubiera que viajar a China” y
“buscar conocimiento de la cuna a la tumba”.

El Santo Corán dice:

“Él concede la sabiduría a quien le place. Y a quien se le da la sabiduría se le


concede un bien excelente; y nadie se acuerda excepto los dotados de
conocimiento”. (2:270)

En otras palabras, sólo quienes meditan pueden entender las señales deDios y acercarse a Él. El
Santo Corán también, nos enseña una breve oración que dice:

“Oh, señor mío, aumenta en mí el conocimiento”. (20:115)

En cumplimiento de estos mandamientos, las mujeres musulmanas, especialmente las áhmadis


musulmanas, están dotadas de buena educación. El Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios
sean con él) alentó a sus esposas a buscar conocimiento afirmando en una ocasión que “la mitad
de la religión islámica se puede aprender de Hazrat Aysha (su esposa)”. De hecho, tras su
fallecimiento, toda la Comunidad musulmana buscó conocimiento a través de sus esposas. En la
actualidad, las mujeres musulmanas se dedican a diversas profesiones como la medicina,
enfermería y enseñanza.

Es interesante recalcar que en la misma época en que el Islam produjo tal ilustración en
la mujer, en Europa, cualquier mujer que manifestara cualquier tipo de conocimiento, corría el
riesgo de ser quemada en la hoguera por brujería. Además, hasta el siglo presente, en la mayoría
de las universidades, incluyendo los E.E.U.U., no se admitía a las mujeres en niveles superiores.

Posición Económica de la Mujer Musulmana

El Islam otorgó a la mujer una libertad económica que nunca había disfrutado anteriormente. El
Islam clarifica que tiene derecho a poseer su propia riqueza o propiedades, bien sea de herencia
o ganancial, y que su derecho sobre ella es pleno. El Santo Corán dice:

“Los hombres tendrán una parte de lo que han ganado y las mujeres parte de lo
que también han ganado. Pedid a Al-lah de Su magnanimidad. En verdad, Al-lah
conoce perfectamente todas las cosas”. (4:33)

Este versículo establece la igualdad de hombres y mujeres en lo que respecta a su trabajo. La


mujer tiene derecho a administrar su propia riqueza. A la mujer casada ni siquiera se le permite
gastar de su propia riqueza, pues es obligación de su marido proveerla.

El Santo Corán también dice:


“…Los hombres son protectores de las mujeres porque Al-lah ha hecho
que algunos de ellos sobresalgan sobre otros y porque ellos (los hombres) gastan de
sus bienes.” (4:35)

Esto significa que el marido es responsable de las necesidades de su esposa y de su


protección, y a él corresponde proveer el dinero para el mantenimiento de su esposa y su hogar.

Además, el Islam protege la situación económica de la mujer exigiendo al marido la


concesión de la dote en el momento de contraer matrimonio.

Ésta forma parte de su riqueza exclusiva y su marido no tiene derecho sobre ella, a menos que
ella desee compartirlo con él. El Santo Corán dice:

“Y entregad de buen grado su dote a las mujeres. Pero si ellas, por su propia
voluntad, os devuelven una parte de ella, disfrutadla como algo agradable y
edificante”. (4:5)

Es interesante recalcar que esta prescripción va dirigida no sólo al marido sino a los
familiares de la mujer, que tampoco tienen derecho alguno sobre ella. Hoy en día, es práctica
común en algunos países musulmanes que el novio exija a su novia aportar una dote en oro y en
artículos del hogar para el matrimonio. Esto es totalmente no islámico.

Por último, el Islam concede a la mujer el derecho a la herencia. Tiene derecho a heredar del
fallecido en su papel de madre, esposa, hija o hermana. El Santo Corán expone claramente:

“A los hombres les corresponde una parte de lo que dejan sus padres y parientes
cercanos; a las mujeres les corresponde también una parte de lo que dejan sus
padres y parientes cercanos, sea poco o mucho, una parte determinada”. (4:8)

El Santo Corán contiene una exposición detallada y específica del reparto de la


propiedad (4:12-13).

El Estatus Social de la Mujer Musulmana

El estatus social de la mujer cambió drásticamente con la aparición del Islam. La vida de las
mujeres se transformó radicalmente. El Santo Corán y el Santo Profeta (la paz y bendiciones de
Dios sean con él) orientaron claramente a la sociedad respecto al trato de la mujer en su papel de
esposa, hija y madre.

1. Hija

La práctica pre-islámica de matar a las recién nacidas por miedo a la humillación o a la pobreza,
fue abolida totalmente por el Islam. Dios dice en el Santo Corán:

“…No matéis a vuestros hijos por temor a la pobreza. – Nosotros somos quienes
proveemos para vosotros y para ellos – que no os acerquéis a las malas acciones, ni
manifiestas ni ocultas…” (6:152)

“…Él crea lo que le place. Concede hijas a quien quiere y concede hijos a quien le
agrada.” (42:50)
Tras la prohibición de matar a los niños, el Islam enseña al padre a criar a sus hijas de la misma
manera que a sus hijos. De hecho, la educación esmerada de una hija le abre la puerta al paraíso.
El Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) dijo:

“Quien cría a dos niñas en su infancia aparecerá en el Día del Juicio tan unido a
mí como los dedos de una mano”. (Muslim)

Es pues, evidente que el Islam convirtió a las hijas que antes eran despreciadas y rechazadas,
en seres queridos y amados.

2. Esposa:

El Islam transformó el papel de la esposa, que pasó de ser prácticamente una esclava a una
persona equiparable al marido en todos los niveles. El Santo Corán expone claramente que la
mujer posee derechos similares a los del hombre. Dice:

“Y uno de Sus Signos es éste: Que Él ha creado esposas para vosotros de entre
vosotros mismos para que encontréis la paz del espíritu en ellas, y ha puesto amor
y ternura entre vosotros. En eso hay, ciertamente, Signos para los hombres que
reflexionan”. (30:22)

El matrimonio es una unión armoniosa de dos almas y su objetivo es el bienestar de ambos


cónyuges. El Santo Corán expone con belleza la igualdad de estas relaciones en este versículo:

“…Ellas son una vestidura para vosotros y vosotros una vestidura para ellas”.
(2:188)

Esto demuestra que el Islam considera iguales al marido y a la mujer en cuestión de apoyo,
bienestar y protección mutua, y han de compenetrarse mutuamente de igual forma como la
vestidura se ajusta al cuerpo. El Islam enseña además que la mujer ha de ser tratada con
amabilidad y generosidad, y disfruta de los mismos derechos tanto en el matrimonio como en el
divorcio. Antes de la aparición del Islam, una mujer no podía iniciar el proceso del divorcio, aún
siendo víctima de malos tratos. El Islam permite el divorcio cuando es absolutamente necesario.
(El sistema de matrimonio islámico, se expone con más detalle en otro apartado).

3. Madre

La mujer musulmana alcanza su máximo estatus social en el papel de madre, pues el Islam
reverencia a las madres en mayor medida que a otras personas. El Santo Corán exhorta repetidas
veces a los musulmanes a cuidar de sus padres, especialmente a la madre. Dios dice:

“Hemos recomendado al hombre sobre sus padres – su madre lo lleva con pena
tras pena, y tarda dos años en destetarlo -…” (31:15)

El Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) hizo hincapié en el amor y respeto
que la madre merece, con estas palabras:

“El paraíso está debajo de los pies de la madre”.

En otro hadiz, dijo, al preguntársele con quién debería ser amable un hombre: “con tu madre”.
Al preguntársele a quién debería mostrar bondad un hombre en segundo lugar, volvió a
responder: “a tu madre”. La tercera vez, su respuesta también fue: “con tu madre”. Sólo a la
cuarta vez respondió: “con tu padre”. De esta forma, enfatizó tres veces lo importante que es
para un musulmán el cuidado de su madre, a quien debe otorgarle la consideración y respeto
adecuados a sus necesidades y deseos.

Hiyab (el Velo)

La enseñanza del Islam respecto al hiyab (el velo) es probablemente la más confusa y la más
difícil de aceptar para la sociedad occidental. Esto es debido a la errónea y amplia noción de que
la enseñanza del hiyab es una severa restricción impuesta a la mujer musulmana, siendo la
realidad totalmente distinta. El hiyab es un instrumento de protección a la mujer, que le libera
de muchos males sociales. La palabra “pardah” también se usa para describir el concepto y la
práctica del hiyab.

El Islam no sólo establece normas para los individuos, sino también para el bienestar de toda la
sociedad en general. En este caso, la institución del hiyab/pardah protege la condición moral de
la sociedad. A la mujer musulmana no sólo le recaen responsabilidades como madre e hija, sino
que comparte con el hombre la responsabilidad de elevar el estándar moral de la sociedad. El
Santo Corán menciona el hiyab como uno de los métodos para que el hombre y la mujer
alcancen esta meta. Dice:

“Di a los hombres creyentes que recaten su mirada y guarden sus partes privadas.
Esto es más puro para ellos. En verdad, Al-lah sabe perfectamente lo que hacéis”.
(24:31)

“Y di a las mujeres creyentes que recaten su mirada y conserven sus partes


privadas, y no revelen sus adornos, excepto lo que sea visible de ellos, y coloquen
sus velos sobre sus pechos…” (24:32)

El versículo continúa enumerando a familiares cercanos con quienes no es preciso la


observancia del hiyab/pardah.

Estos versículos indican que tanto los hombres como las mujeres deben adoptar la modestia y
decencia en todo momento, especialmente en presencia del sexo opuesto. Esta enseñanza se
basa en el hecho de que el Islam reconoce que “prevenir es mejor que curar”. Por lo tanto, se
prescribe la segregación de sexos con el fin de evitar situaciones que al final no puedan llegar a
ser controladas. De esta forma, se puede prevenir el deterioro de los valores morales y se
salvaguarda a la sociedad de problemas como el adulterio, embarazos de adolescentes y
enfermedades de transmisión sexual.

El Santo Corán requiere a las mujeres musulmanas que vistan con modestia, se cubran la cabeza
y lleven una prenda exterior que oculte su belleza ante los ajenos.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que esta protección física constituye sólo un primer paso
hacia el cumplimiento del hiyab. El verdadero y pleno cumplimiento del hiyab/pardah, se
alcanza cuando “el velo” abarca el corazón y la mente del hombre y la mujer. Esto significa que
los hombres y mujeres deben tapar y proteger su mente y corazón de pensamientos impuros e
inmorales en presencia del sexo opuesto. Nuestros pensamientos, palabras y actos deben reflejar
un amor y respeto fraternales hacia el prójimo. Esta actitud contribuye a elevar la moralidad en
la sociedad creando una atmósfera de respeto y entendimiento entre el hombre y la mujer, libre
de degradación y resentimiento.

Otro versículo del Santo Corán, indica:

“¡Oh, Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes, que
deben llevar, sobre ellas, con holgura, parte de sus vestimentas externas. Esto es
más conveniente para que sean así reconocidas y no molestadas. Pues Al-lah es el
Sumo Indulgente, Misericordioso”. (33:60)

Es poco probable que la mujer que cumple las normas del hiyab respecto a su vestimenta y
actitud sea tratada irrespetuosamente por el hombre. De esta forma, el hiyab o pardah libera a la
mujer de algunos de los problemas que afectan a la mujer de la sociedad occidental. En el Islam,
la mujer no es considerada un “objeto sexual”, ni es víctima de una degradante explotación ni
acoso. Como ya sabemos, algunos grupos feministas están intentando abordar el tema hoy en
día, pero con escaso éxito.

No queda, pues, lugar a dudas de que el Islam ha otorgado a la mujer dignidad y honor a través
del hiyab/pardah, un instrumento de protección que le otorga mayor libertad en sus actividades
y le depara tranquilidad. Se ha observado que la mujer musulmana que sigue la práctica del
hiyab/pardah, lleva una vida más relajada y tranquila. Esto es debido a que el Islam, no
considera la apariencia física como un signo de dignidad. La mujer musulmana puede hacer gala
de otras facultades, sin tener que depender en la belleza física para conseguir lo que desea.
Cuando la mujer observa el hiyab/pardah correctamente, cumple su responsabilidad hacia la
sociedad obteniendo a la vez satisfacción por haber logrado la cercanía a Dios.

El Papel de la Mujer Musulmana en la Actualidad

Este apartado expone el estatus de la mujer musulmana en la sociedad y los derechos que el
Islam le otorga. Cabe señalar que ninguna otra enseñanza alude tan específicamente a las
necesidades de las mujeres. Las mujeres musulmanas disfrutan de los mismos derechos que el
hombre y en cierta forma tienen privilegios que los hombres no poseen.

En resumen, el deber primordial de la mujer musulmana es su obligación hacia Dios en primer


lugar y después hacia el prójimo. El Islam le recuerda que el marido y los hijos son su principal
responsabilidad. Sin embargo, su función no se limita solamente a esta tarea ya que posee el
derecho a salir del hogar y trabajar, sin asumir la responsabilidad económica de su hogar. Se le
alienta a aumentar su educación para su propio bien y el de su descendencia. La institución del
pardah crea a su alrededor un entorno de respeto y dignidad sin impedirle en absoluto realizar
una carrera profesional, negocio o cualquier otro tipo de actividad productiva.

Hoy en día, prevalecen algunos malentendidos respecto al papel de la mujer en la


sociedad, debido a que, desafortunadamente, algunos países musulmanes no practican las
enseñanzas del Santo Corán. En estas sociedades, existe una gran negligencia en el campo de la
educación y desarrollo de las mujeres musulmanas.

Esto se debe a razones políticas o al hecho de que algunas de estas sociedades viven en una
absoluta pobreza, que priva a las mujeres de su derecho a la educación. Al carecer de cultura,
ignoran el estatus que el Islam les otorga y están sometidas a una condición semejante a la que
precedió al Islam.

Sin embargo, en el contexto del Movimiento Ahmadía del Islam, la mujer es perfectamente
consciente de los derechos que el Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) les ha
otorgado. No sólo ellas, sino los hombres de la Comunidad también son conscientes de los
derechos de sus mujeres. Hazrat Mirza Masrur Ahmad, el Jefe actual de la Comunidad recuerda
continuamente a sus seguidores sus derechos y obligaciones. La mayoría de las mujeres
musulmanas poseen una buena formación y permanecen activas en muchas esferas de la vida, a
la vez que mantienen su dignidad como musulmanas. Un aspecto atrayente de la enseñanza
islámica es que al definir el papel de la mujer en la sociedad y conceder dignidad a este papel, la
mujer se siente realizada como persona. Es una gran bendición de Dios Todopoderoso.
Los Derechos Humanos
El hombre y la mujer, son iguales en cuanto a su humanidad. El Islam no categoriza a
la mujer, por ejemplo, como la fuente del mal por el pecado original, que echó a Adán
del Paraíso o que ella sea la causa del mal en el mundo, como sostiene la doctrina
judeocristiana y ciertasfábulas, como la mitología griega que sostiene que la Mujer
había abierto la caja de Pandora que contenía todos los vicios de la humanidad.

Dios Enaltecido dice en el Sagrado Corán:

4:(1) “¡OH GENTES! Sed conscientes de vuestro Sustentador, que os ha creado de


un sólo ente vivo, del cual creó a su pareja y de esos dos hizo surgir a multitud de
hombres y de mujeres. Y manteneos conscientes de Dios, en cuyo nombre os
reclamáis mutuamente [vuestros derechos], y de estos lazos de parentesco. ¡En
verdad, Dios os observa continuamente!”

Y dice también:

75:(36) ¿PIENSA, acaso, el hombre que se le dejaría hacer a su antojo?

(37) ¿No fue una vez una simple gota de esperma eyaculada,

(38) y luego se convirtió en una célula embrionaria –y entonces Él [lo] creó y le dio
forma con arreglo a su función,

(39) e hizo a partir de ello los dos sexos: varón y hembra?

(40) ¿No es, pues, capaz Él de devolver la vida a los muertos?

Dios Exaltado dice en otra Versículo:

3:195:"No dejaré que se pierda la labor de ninguno de los que se esfuerzan por Mi
causa, sea hombre o mujer: cada uno de vosotros ha surgido del otro.”

El Credaor ilustra en estos versículos que Él ha creado a ambos sexos de una misma
fuente. No hay diferencia entre los sexos en cuanto a las cualidades humanas y
cada uno es un complemento del otro como dos géneros de la misma especie.

El Islam abolió y derogó todas las leyes previas que eran injustas y que consideraban a
la mujer de naturaleza inferior o causante del pecado original.

El Profeta Muhammad (s.a.s) dijo:

"Las mujeres son hermanas de los hombres".[Transmitido por Abu Da’wood, Tirmidi y
otros]

Derecho de igualdad
El Creador prevé las situaciones de discriminación y remarca la igualdad entre el
hombre y la mujer. En este sentido, es paradigmático el capítulo 33 versículo 35, en la
que Dios Exaltado proclama 10 veces la igualdad de cualidades y las mismas
recompensas por su obediencia y los mismos castigos si lo desobedecen en este
mundo y en el Otro.

33:(35) EN VERDAD, para [todos] los hombres y mujeres que se han sometido a
Dios, los creyentes y las creyentes, los hombres y mujeres realmente devotos, los
hombres y mujeres fieles a su palabra, los hombres y mujeres pacientes en la
adversidad, los hombres y mujeres humildes [ante Dios], los hombres y mujeres
que dan limosna, los abstinentes y las abstinentes, los hombres y mujeres que
guardan su castidad, y los hombres y mujeres que recuerdan mucho a Dios: para
[todos] ellos ha preparado Dios perdón de los pecados y una magnífica
recompensa.

Dios dice en otro versículo:

9:(72) Dios ha prometido a los creyentes y a las creyentes jardines por los que
corren arroyos, en los que permanecerán, y hermosas viviendas en jardines de
felicidad perpetua: pero la complacencia de Dios es la mayor felicidad de todas --
pues este es, precisamente, el triunfo supremo.

Las enseñanzas coránicas son básicamente normativas y trascendentales y, por lo tanto,


todas las prescripciones sobre mujeres están basadas en derechos, trascendiendo la
constricción del tiempo y el espacio.

Dios dice en el Corán:

2:228…En justicia, los derechos de las mujeres [con respecto a sus maridos] son
iguales que los derechos de estos con respecto a ellas…

El hombre y la mujer tienen las mismas obligaciones religiosas. El Testimonio de Fe


(Shahadah), las Oraciones Diarias (Salat), la Caridad (Zakat), el Ayuno (Siam) y la
Peregrinación (Hayy) deben ser realizados por ambos sexos. En algunos casos, se le
facilitan ciertas obligaciones a la mujer para aliviarla, por ejemplo, en relación a su
salud y a su condición física, cuando una mujer está menstruando o sufre del sangrado
del posparto, está absuelta de rezar y de ayunar. Luego recuperará los días perdidos
de ayuno, pero no las oraciones perdidas para que no sean una carga.

El Sheij "Muhammad Mutawali ash-Sharawi" uno de los grandes Exegetas del


Corán del Siglo 20 dijo:

"Desde el comienzo de la creación, el hombre ha sido diferenciado de la mujer. Uno


complementa al otro, por eso, creemos que tan precisa división de género implica dos
misiones diferentes en la vida, sino, no habría necesidad de hacer diferentes sexos.

Esto indica que, si bien ambos son seres humanos, cada sexo tiene sus propios méritos.
Hay ciertas cosas que son obligatorias para el hombre por su predisposición natural y,
de igual modo, es para la mujer. Aún así, ambos son seres humanos y tienen muchas
características en común."
En cierto sentido, la igualdad entre el hombre y la mujer es posible y razonable porque
ambos son seres humanos, pero Según "The Journal of the American Medical
Association": "El cuerpo de la mujer y el del hombre son diferentes, no sólo
algunos órganos son específicos de su cuerpo (como la próstata y el útero), la fisiología,
o funcionamiento del cuerpo, es diferente entre hombre y mujer. El sexo, la constitución
biológica de cada individuo (basada en sus genes y cromosomas), es diferente de un
sexo a otro. Como consecuencia las enfermedades y problemas médicos se manifestarán
de forma diferente y sus necesidades de asistencia sanitaria no serán las mismas. Según
investigaciones médicas." (January 22/29, 2003-Vol 289, Nº 4)

Teniendo en cuenta esta investigación médica, podemos concluir que tanto hombre
como mujer son seres humano pero con una importante diferenciación tanto a nivel
Fisiológico, morfológico como psicológico.

El Islam deja claro no sólo, que los hombres y las mujeres son iguales, sino que además
son complementarios, ser iguales no significa ser idénticos, los derechos y obligaciones
que otorga el Islam a la mujer son iguales que los del hombre, aunque no sean necesaria
ni absolutamente idénticos debido a la distinción en los aspectos morfológico,
fisiológico y psicológico de cada uno ellos.

Dios dice en el Sagrado Corán:

9:(71) Y Los creyentes y las creyentes están próximos unos de otros: [todos] ellos
ordenan la conducta recta y prohíben la conducta inmoral, son constantes en la
oración, pagan el impuesto de purificación y obedecen a Dios y a Su Enviado.
Sobre esos derramará Dios Su misericordia: en verdad, Dios es todopoderoso,
sabio.

La mujer tiene las mismas obligaciones morales y los mismos derechos que el hombre
en cuanto a cuidar su castidad, integridad, honor y respeto. No se permiten
ambigüedades, por ejemplo, quienes acusan falsamente de adulterio o fornicación a una
mujer casta, son castigados públicamente, tal como si acusaran a un hombre. Dios
Altísimo dice en el Sagrado Corán:

24:(4) Y aquellos que acusan de adulterio a mujeres castas, sin poder presentar
luego cuatro testigos [en apoyo de su acusación], dadles ochenta azotes; y en
adelante no aceptéis jamás su testimonio --¡ pues esos, precisamente, son los
verdaderamente depravados!

Derechos Económicos
Al igual que el hombre, la mujer está calificada y puede realizar cualquier transacción
comercial o financiera. Según la ley Islámica, una mujer puede tener, comprar,
vender o realizar cualquier transacción sin el consentimiento de un tutor y sin
imponérsele ninguna restricción o limitación. Sin duda esto es un concepto que no se
empezó a aplicar en la mayoría de las sociedades occidentales hasta finales del siglo 19.

Dios dice en el Coran:


4:32: No codiciéis lo que Dios ha concedido a unos más que a otros. Los hombres
obtendrán su parte de lo que ganaron, y las mujeres obtendrán su parte de lo que
ganaron. Pedid a Dios que os conceda Su favor. Alá es conocedor de todas las
cosas.

La mayor responsabilidad económica otorgada a los hombres requiere que ellos provean
a las mujeres con no sólo la manutención sino la protección física y un trato bondadoso
y respetuoso.

Dios dice en el sagrado Corán:

4:(34) LOS HOMBRES son responsables del cuidado de las mujeres en virtud de
lo que Dios les ha concedido en mayor abundancia a ellos que a ellas, y de lo que
ellos gastan de sus bienes

Por el contrario, la mujer no tiene responsabilidad financiera alguna, excepto la


pequeña correspondiente a sus gastos personales, las cosas lujosas que desee tener.
Goza de seguridad económica y está mantenida. Si es esposa, la provee el marido; si
es madre, el hijo; si es hija, el padre y, si es hermana, el hermano..

La mujer en el Islam no está obligada en ningún momento a compartir sus bienes


con su marido, esos bienes ( La dote, el salario, las propiedades, la herencia familiar,
etc) al ser de su esclusiva propiedad puede gastarlos e invertirlos como ella quiere,
disponiendo por ello de su propia cuenta bancaria, ella tiene el poder y las habilidades
para ello. Si algún día fracasa el matrimonio esos bienes le dan la oportunidad de ser
independiente económicamente, de esta forma podría conseguir su máxima
independencia después del divorcio.

La mujer en el Islam tiene derecho a recibir su herencia, derecho que era impensable en
muchas sociedades. Este tema está ampliamente tratado y explicado en detalles en el
artículo: "la Herencia de la mujer en el Islam."

Dios dice en el Coran:

4:(7) A LOS HOMBRES les pertenece una parte de lo que dejen los padres y los
parientes, y a las mujeres les pertenece una parte de lo que dejen los padres y los
parientes, sea poco o mucho -- es una parte prescrita por Dios.

Derechos Sociales
El Islam le otorga a la mujer los mismos derechos que al hombre en cuanto a la
educación.

El Profeta Muhammad (s.a.s) dijo: "Buscar el conocimiento es una obligación de


cada musulmán (sea hombre o mujer)." Transmitido por Ibn Majah y al-Baihaqi.

El Profeta también dijo: "Quien se haga cargo de tres hijas mujeres y las eduque
bien, las case y las trate con buenos modales tendrá su recompensa en el Paraíso.."
[Transmitido por Ahmad e Ibn Habban]
El Profeta Muhammad declaró hace más de 14 siglos que no hay distinción entre
hombre y mujer a la hora de buscar la sabiduría.

Esto incluye el conocimiento del Corán y los Hadices así como también otro tipo de
conocimientos. Los hombres y las mujeres poseen la capacidad de aprender y
comprender. Ya que es también su obligación promover el buen comportamiento, y
condenar el malo de este en las esferas de la vida. Las mujeres musulmanas deben
adquirir la apropiada educación para realizar esta tarea de acuerdo a sus propios talentos
e intereses naturales.

-La mujer musulmana como esposa tiene derecho a conservar su propio apellido
sin tener que adoptar él del marido como lo que ocurre en la sociedad occidental. En el
Islam no sólo son marido y mujer, sino que además son compañeros, así que la
conservación del apellido de la mujer permite una cierta independencia tanto de la
mujer como del hombre.

-Con respecto a la mujer como madre, El Islam le ha otorgado la medalla de Oro, de


Plata y de Bronce, quedándose el Hombre con un pequeño detalle simbólico.

Un día, un hombre vino a preguntar al Profeta Muhammad (s.a.s): "¿Quién tiene más
derecho a ser tratado con la mejor cortesía y el mejor respeto?, y el profeta dijo:
"Tu madre", el hombre preguntó: "¿Y quién después?", "Tu madre", respondió
otra vez el profeta. De nuevo el hombre preguntó: "¿Y quién sigue?", "Tu
madre". El hombre preguntó por cuarta vez: "¿Y quién después?", "Ahora tu
padre", dijo el profeta. [Bujari y Muslim]

Basta recordar el famoso dicho del Profeta Muhammad (s.a.s): "El paraíso está en los
pies de las madres".

Derechos Políticos
Un derecho otorgado a las mujeres musulmanas por su Creador hace más de 1431 años,
es el derecho a votar. En cualquier asunto público, una mujer puede hacer oír su opinión
y participar en la política. Un ejemplo de ello, lo encontramos en el Corán:

60:(12) "¡Oh Profeta! Cuando acudan a ti las creyentes para jurarte fidelidad,
[comprometiéndose a] que [en lo sucesivo] no atribuirán divinidad a nada excepto
a Dios"

Así pues, una vez "comprobada" su creencia en la medida de lo posible, el Profeta


(s.a.s) –o, en épocas posteriores, el jefe del estado islámico o comunidad de
musulmanes— puede aceptar su juramento de fidelidad (baiaa), con el que concluye,
por así decirlo, su "examen".

Hay muchos ejemplos que se constatan de mujeres que han participado en política, se
encuentra en el propio Corán. "Bilqlis", más conocida como "la Reina de Saba",
destaca por su gran capacidad y astucia. De igual forma, otras mujeres siguieron su
ejemplo, como ocurrió con "Shajar Ad-Durr", que tomó el mando de Egipto a la
muerte de su marido, dirigiendo la resistencia a Luis IX. No menos espectacular fue el
trabajo desempeñado por "Arwa Bint Ahmad", que dirigió Yemen y cambió la
dedicación del país de las armas a la agricultura.

Derecho al Divorcio
En el Corán, tanto los hombres como las mujeres pueden solicitar y obtener el divorcio.
En el caso de que sea el marido quien divorcie a la mujer (Talaq), el Corán deja muy
claro que ella debe conservar la casa, excepto en caso de que ella haya cometido
adulterio. Si la mujer rechaza su derecho a conservar el hogar conyugal, el hombre debe
darle provisión y despedirla de manera honorable.

Dios dice en el Corán a este respeto:

33:49 "..proveedlas [ya] de lo necesario, y dejadlas ir con delicadeza."

En el caso de que sea la mujer quien divorcie al hombre ( jul‘ ), si no existe un motivo
importante, será ella quien deba devolver el regalo recibido con el contrato matrimonial
( mal llamado "dote", que es justo lo contrario). Por cierto que la traducción habitual de
la palabra árabe "Talâq" (divorcio) por "repudio" es una falacia."Talâq" proviene
del verbo "soltar, dejar ir".

Derecho a Trabajar
La mujer en el islam al igual que el hombre tiene también derecho a trabajar,
aunque a diferencia de él, ella no está obligada a realizarlo. El dinero que obtiene la
mujer de ese trabajo es para ella, puesto que al esposo le corresponde la manutención de
la familia, es decir que la mujer musulmana no está obligada en ningún momento a
compartir sus bienes con su marido, esos bienes ( la dote, salario, propiedades, herencia
familiar,etc) son su esclusiva propiedad puede gastarlos e invertirlos en lo que ella crea
necesario y/o pertinente, disponiendo por ello de su propia cuenta bancaria.

Dios dice en el Corán:

4:32 " Los hombres obtendrán su parte de lo que ganaron, y las mujeres
obtendrán su parte de lo que ganaron. "

Las mujeres participaron activamente en la organización del Islam, en los


juramentos de fidelidad al Profeta, en su defensa, y emigraron de la Meca a la
Medina en pie de igualdad. Participaban y opinaban en las asambleas (shûrà) y
dirigieron oposiciones contra las mayorías. Las mujeres musulmanas trabajaron en
las labores de regadío, en las de la agricultura en general, en las industrias artesanales,
en la dirección de los trabajos, en la salud, en la limpieza y en labores domésticas, lo
que les permitía llevar una vida digna para ellas y para sus familias.

Precisamente porque se reconocía el derecho de la mujer al trabajo y a la


propiedad, el Islam gravó sobre ella el impuesto del Zakat (ayudar a los
necesitados), al igual que pesa sobre cada varón. Y el Zakat (ayudar a los
necesitados) no es otra cosa que colaborar en la construcción del Islam, por lo que el
esfuerzo de las mujeres es igual de meritorio que el de los hombres. Con su aportación,
la mujer se destacaba como participante en todo.

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 Llegar al Islam por la logica
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 La Mujer, la Sexualidad y la Esclavitud
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El Islam y la igualdad de género


Nuestra lucha es contra el enfoque del Corán dirigido a mantener el
status quo, siendo nuestro deber desarrollar una nueva hermenéutica
coránica que tenga en cuenta las necesidades de nuestra época

24/03/2010 - Autor: Asghar Ali Engineer - Fuente: Revista Alif Nûn n° 80

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 0






Asghar Ali Engineer.

La cuestión de la igualdad entre los sexos es un parámetro muy importante de la


modernidad, junto a la democracia y los derechos humanos. Al margen de cuál sea el
estatus de la mujer en el Corán, la situación de la mujer en las sociedades musulmanas
está lejos de ser satisfactoria, ya sea en la India, Pakistán, Bangla Desh o cualquier otro
país musulmán de Asia Occidental o el sudeste asiático, como Malasia o Indonesia. En
todos estos países, el problema de la situación de la mujer ha adquirido unas
proporciones críticas. Muchas organizaciones de mujeres han surgido en estos países y
están luchando por sus derechos. El problema está adquiriendo proporciones cada vez
más serias a medida que la educación moderna se extiende entre las mujeres de clase
media.

Al principio, los “ortodoxos” dentro de la comunidad se oponían enérgicamente a la


educación de las mujeres. Incluso hoy en día, en algunas zonas rurales y pueblos
pequeños, educar a las niñas está mal visto. Sin embargo, en las grandes ciudades y
entre la creciente clase media es más difícil impedir que las mujeres se eduquen, y por
eso la proporción de mujeres con estudios está aumentando, lo que ha permitido que
también sean más conscientes de sus derechos. Ellas exigen cada vez con más
insistencia que se les reconozca un estatus igual al de los hombres. Algunas mujeres
tienden a mostrarse indiferentes hacia la religión e incluso la consideran un serio
obstáculo en su camino hacia la igualdad de derechos.
Por su parte, los musulmanes “ortodoxos” también ofrecen una dura resistencia frente a
cualquier cambio y prefieren mantener la situación actual. Por supuesto, citan el Corán
y el Hadiz, así como las opiniones expresadas por algunos juristas musulmanes, para
demostrar sus opiniones. Esto refuerza aún más entre esas mujeres la impresión de que
el Islam no va a ayudarlas, y por eso empiezan a rechazarlo.

Sin embargo, también hay mujeres decididas a usar la religión en su favor y a librar su
batalla contra la interpretación sexista del Libro sagrado. Ellas confían en las mujeres
que leen e interpretan el Corán. Así pues, existen varias organizaciones de mujeres que
llevan a cabo esta tarea de reinterpretación del Corán. En mi opinión, este es un signo de
lo más esperanzador. Las mujeres tienen todo el derecho a comprender e interpretar el
Corán desde su propia perspectiva. Incluso el más ortodoxo de entre los musulmanes
estaría de acuerdo en que las mujeres también tienen derecho a interpretar el Corán.

La igualdad entre los sexos y el Corán

La cuestión fundamental es si el Corán otorga la igualdad a las mujeres o les adjudica


una posición inferior. Según el punto de vista conservador, las mujeres tienen una
posición inferior y los ‘ulamas (estudiosos) citan versículos coránicos, hadices y
opiniones de los fuqaha’ (alfaquíes, juristas musulmanes) para apoyar sus ideas. Pero
esto también plantea una cuestión importante que debemos tratar.

¿Debería prevalecer también en las generaciones actuales la desigualdad sexual de las


antiguas sociedades musulmanas? También podemos plantear la pregunta a la inversa:
¿Podría justificarse la proyección de nuestros valores en el pasado? ¿Deberíamos
esperar que las generaciones pasadas siguieran nuestras normas sobre la igualdad entre
los sexos? Obviamente, ésta sería una postura injusta, y por eso también sería injusto
esperar que imitáramos ciegamente a las generaciones anteriores y a sus líderes de
opinión. Debemos desarrollar nuestras propias normas y valores. Pero muchos de
nosotros no aceptamos los cambios de normas y de valores y los consideramos
contrarios a la Voluntad Divina.

También debería arrojarse algo de luz sobre la filosofía del derecho en el Islam. Se
considera que la ley islámica es de origen divino y, por lo tanto, inmutable. Se supone
que el paso del tiempo no debe ejercer ninguna influencia y que los cambios externos
deben rechazarse o adaptarse hasta el punto de ser aceptables para la inmutable ley
divina. Sin embargo, existe un punto de vista alternativo heredado también del pasado.
Por ejemplo, el imam Shatibi, quien vivió en la España del siglo XIV, desarrolló una
teoría de la ley islámica que tenía en cuenta lo que él llama maqasid al-shari‘ah (es
decir, “los objetivos de la ley) y masalih al-umma (es decir, “el bien de la comunidad”).

Según este punto de vista alternativo, son los objetivos (maqasid) la razón por la cual se
ha redactado la ley, de manera que la ley en sí misma, teniendo en cuenta los cambios
de maqasid, puede verse afectada para alcanzar esos objetivos, y el bien o el bienestar
de la comunidad nunca debe perderse de vista. No pueden sacrificarse los objetivos o el
bienestar de la comunidad en el nombre de la ley. Así pues, esta teoría alternativa es
más dinámica y más proclive al cambio.

De hecho, seguir la shari‘ah nunca ha significado ser un inmovilista, tal y como muchos
creen hoy en día. La shari‘ah ha sido muy dinámica y ha reflejado las necesidades de su
tiempo. Los distintos juristas que vivieron en distintos lugares y en distintas
circunstancias adoptaron distintos puntos de vista y no se pusieron de acuerdo entre
ellos en muchos temas. Shah Waliyullah –el pensador islámico del siglo XVIII,
procedente del subcontinente indio– también sostiene en su magna obra Huyyat Allah
al-Balighah que la shari‘ah ha sido concebida de acuerdo a la naturaleza del ser
humano y las necesidades de la época. Dedica un capítulo entero de su libro a
desarrollar este argumento. Incluso ofrece un ejemplo de cómo los ahkam
(mandamientos jurídicos) cambian con las circunstancias.

El ejemplo que ofrece es muy interesante y se refiere a las leyes sobre la herencia.
Cuando el Profeta (la Paz sea con él) emigró desde La Meca a Medina, sus vínculos
consanguíneos quedaron atrás y por eso estableció la llamada muwajat (fraternidad
mutua), siendo revelado un versículo coránico sobre la herencia. Sin embargo, cuando
los que dejaron atrás La Meca regresaron y se unieron a sus familias, fue revelado un
nuevo versículo que convirtió la herencia en un derecho de los familiares
consanguíneos, derogando el versículo anterior. Así pues, con el cambio de las
circunstancias, el hukm (pl. ahkam) o “mandamiento jurídico” también cambió. De este
modo ilustra Shah Waliyullah la idea según la cual los ahkam de la shari‘ah , en lo que
concierne a las mu‘amalat (es decir, las relaciones interpersonales), deben reflejar la
realidad social. 3

Los grandes imames que dieron origen a las escuelas de derecho islámico también son
conocidos por su papel social 4 . Así, el imam Malik era conservador y es conocido
como imam al-muhafizin (“el líder de quienes desean preservar tanto como les sea
posible”). Por su parte, el imam Abu Hanifa era más liberal y abierto y se refieren a él
como imam al-muyaddidin (“el líder de los modernistas”), y el imam Shafi‘i era
moderado y se le ha llamado imam al-wast wa itidal (“líder de los moderados”). Ibn
Hanbal, que era mucho más rígido, ha sido descrito como imam al-mutashaddidin
(“líder de quienes adoptan posturas extremas”). El imam Hanbal es el más ampliamente
seguido en Arabia Saudita. Esta clasificación también demuestra que había diferencias
significativas entre los juristas islámicos, y que algunos de ellos eran abiertos y
liberales, mientras que otros eran bastante rígidos e inflexibles. Los cambios de la
situación social influyeron en las opiniones de eminentes juristas como el imam Abu
Hanifa y el imam Shafi‘i. 5

La situación actual es muy distinta y por eso se hace muy necesario replantearse muchas
cuestiones, como las relaciones entre el hombre y la mujer. Tal y como señalan Shah
Waliyullah y otros ‘ulamas musulmanes, incluso el Corán dio respuesta a circunstancias
sociales y algunos versículos revelados al principio fueron derogados más tarde, cuando
esas circunstancias cambiaron. El debate sobre al-nasij (el versículo que deroga otro
anterior) y al-mansuj (el versículo que es derogado) continúa rabiosamente vigente
incluso hoy en día, y se inscribe en el importante capítulo de las ‘ulum coránicas, es
decir, las ciencias del Corán.

Así pues, también encontramos diversos versículos sobre la relación entre hombres y
mujeres, seleccionados y citados tanto por quienes se oponen a la igualdad entre los
sexos y como por quienes se muestran a favor. Estos versículos fueron revelados en
respuesta a distintas situaciones, y de ahí las diversas posturas adoptadas en los mismos.
Algunos versículos hacen determinadas concesiones a favor del hombre, motivadas por
el contexto, y otros establecen normas más duraderas. Es importante señalar que el
Corán no está limitado a una situación o un escenario concretos (aunque a veces deba
hacer ciertas concesiones a éstos), sino que, básicamente, desea trascenderlos. La
característica más importante del Corán es su trascendencia y su espíritu contrario al
inmovilismo.

Antes de la revelación coránica, la situación de las mujeres estaba lejos de ser


satisfactoria. No sólo no eran iguales al hombre, sino que estaban sometidas a éste en
todos los aspectos, aunque también había diferencias significativas entre La Meca y
Medina. La sociedad de La Meca poseía un carácter muy patriarcal, mientras que la de
Medina fue tal vez matriarcal en un pasado distante, y las huellas de este matriarcado
sobrevivieron hasta el nacimiento del Islam.

Sin este trasfondo social no podemos apreciar los cambios producidos por el Corán en
la vida de las mujeres árabes de la época. Sin embargo, los hombres árabes no se
adaptaron fácilmente a estos importantes cambios en la situación de las mujeres. La
revolución islámica volvió mucho más conscientes de sus derechos a las mujeres de su
tiempo, al igual que la moderna sociedad democrática ha vuelto más conscientes de sus
derechos a las mujeres musulmanes de hoy en día.

Hay dos importantes versículos coránicos que reflejan el debate sobre la relación entre
hombres y mujeres en el Islam de Medina. En los versículos revelados en La Meca no
encontramos estos debates, pues los musulmanes eran demasiado débiles para
reflexionar sobre estos asuntos en ese periodo. Fue sólo en Medina cuando los
musulmanes comenzaron a adquirir una posición dominante y estas cuestiones de
género pasaron a primer plano. Las mujeres eran mucho más conscientes de sus
derechos tras convertirse al Islam y planteaban preguntas al Profeta (la Paz sea con él)
sobre su estatus, en respuesta a las cuales fueron revelados estos versículos.

Los dos versículos más significativos son 4:34 y 33:35. Ambos hablan sobre las
relaciones entre hombres y mujeres, y en apariencia son muy diferentes. Los estudiosos
modernos están debatiendo a fondo sobre ellos. Mientras que 4:34 es citado a menudo
por los “ortodoxos” para demostrar su punto de vista, hay controversia en torno a 33:35
y su auténtica postura con respecto a la igualdad entre los sexos. Una vez más, los
‘ulama “ortodoxos” mantienen que este último versículo sólo hace referencia a la
igualdad espiritual. ¿Es eso cierto? La cuestión requiere un debate.

En primer lugar, veamos el versículo 4:34. Maulana Muhammad Ali, de Lahore, lo


traduce como sigue: “Los hombres son quienes mantienen a las mujeres con aquello que
Allah ha hecho que algunos de ellos superen a otros y con aquello que gastan de su
riqueza. Por eso las mujeres buenas son obedientes, guardando lo oculto como Allah lo
ha guardado. Y para aquellas que temáis que deserten, amonestadlas, dejadlas solas en
el lecho y castigadlas. Pero si os obedecen, no os metáis más con ellas...”

El mismo versículo, Muhammad Asad lo traduce como sigue: “Los hombres son
responsables del cuidado de las mujeres en virtud de lo que Dios les ha concedido en
mayor abundancia a ellos que a ellas, y de lo que ellos gastan de sus bienes. Y las
mujeres virtuosas son las verdaderamente devotas, las que guardan la intimidad que
Dios ha ordenado que se guarde. Pero a aquellas cuya animadversión temáis,
amonestadlas primero, luego dejadlas solas en el lecho; luego pegadles; pero si entonces
os obedecen, no tratéis de hacerles daño.” 6
Sin embargo, Ahmed Ali, en su Al-Quran , difiere tanto de Maulana Muhammad Ali
como de Muhammad Asad a la hora de traducir la palabra wadribuhunna 7 . Maulana
Muhammad Ali y Muhammad Asad la traducen como “castigadlas” y “pegadles”,
respectivamente. Pero Ahmad Ali la traduce como “id a la cama con ellas” y cita el
Mufridat fi Gharib al-Quran de al-Raghib, el Lisan al-Arab 8 y a Zamajshari, reputado
comentarista coránico. Daraba ‘ala, según al-Raghib, se dice cuando un camello copula
con una camella, y por eso Ahmed Ali traduce la expresión coránica wadribuhunna
como “ir a la cama” (con la esposa), en lugar de “golpeadla”.

Así pues, vemos que hay diferencias importantes en la traducción de este controvertido
versículo. Hay unas cuantas palabras clave en él: qawwam, qanitat, nushuz y
wadribuhunna. Comprender este versículo dependerá en gran medida de comprender
adecuadamente estas palabras. Qawwan tradicionalmente ha sido traducido como
“soberano”, “autoridad sobre la mujer”, etc. Sin embargo, los modernistas y los
defensores de los derechos de la mujer están poniendo en duda este significado.
Maulana Muhammad Ali lo traduce como “quien mantiene”, Muhammad Asad como
“responsable del cuidado” y Ahmed Ali como “protector/guardián”.

Así pues, qawwan no significaría “soberano” o “autoridad”, sino alguien que cuida o
mantiene a la esposa, o actúa como su protector o guardián. Por lo tanto, no se trataría
de una declaración de superioridad sobre la mujer, sino de una función económica. Y
debemos señalar que la mujer también puede desempeñar esta función (y lo hace en
nuestra época), de modo que también puede ser qawwan de acuerdo al Corán. Por eso
este versículo no puede comprenderse adecuadamente a menos que entendamos estas
palabras clave.

Otra palabra clave es qanitat , la cual suele traducirse como “obediente”, lo que
implicaría por tanto “obediencia al marido”. Pero también se trata de una traducción
problemática. Qaniqat significa “devoto de Dios” u “obediente a Dios”, no al marido.
Seguimos con la palabra nushuz, que literalmente significa “rebelión” y que
Muhammad Asad ha traducido como “animadversión”, Maulana Muhammad Ali como
“desertar” y Ahmed Ali como sentir “aversión” hacia el marido. Sin embargo, nushuz
como tal se aplica tanto al marido como a la esposa. El término legal moderno para esta
palabra sería “crueldad mental”, y con respecto al marido también significa “malos
tratos” hacia la esposa, en el sentido físico, acepción que podemos encontrar en el
versículo coránico 4:128. Por lo tanto, queda claro que nushuz se aplica tanto al marido
como a la esposa. Otra palabra clave, wadribuhunna, ya ha sido explicada. La palabra
daraba tiene varios significados en lengua árabe, y aquí, como ha señalado el propio al-
Raghib, podría significar mantener relaciones sexuales con la esposa, en lugar de
golpearla o castigarla. Así pues, Ahmed Ali se acerca mucho más al significado de este
versículo.

Es importante señalar que el Profeta (la Paz sea con él) también rechazó por completo
golpear a la propia esposa. Encontramos un hadiz en colecciones auténticas, que dice:
“¿Podría alguno de vosotros golpear a su esposa como si fuera un esclavo, y después
acostarse con ella por la noche?” Y, de acuerdo a un hadiz de Abu Da’ud, Nasa’i, Ibn
Mayah, Ahmad bin Hanbal y otros, “no golpeéis nunca a las siervas de Dios”, es decir,
que prohibió golpear a cualquier mujer. 9
De hecho, el versículo en cuestión fue revelado en respuesta a una situación que
Zamajshari explicó en su Kasshaf. Este versículo demuestra que era práctica habitual
golpear a la esposa, sobre todo entre los árabes originarios de La Meca. Según
Zamajshari, Habiba bint Zaid se quejó al Mensajero de Allah de que su marido Sa’d bin
Rabi‘i la abofeteaba. El Profeta le dijo que “tomaría represalias”, pero esto provocó
serios problemas entre los hombres, pues éstos no aceptarían represalias de sus esposas.
Por eso se quejaron al Profeta, y entonces fue revelado este versículo (4:34).

Sin embargo, esto causó revuelo entre las mujeres de Medina. Ellas estaban
preocupadas y se dirigieron al Profeta, pues deseaban conocer su verdadero estatus con
respecto a los hombres. A raíz de esta circunstancia fue revelado el versículo 33:35.
Este versículo es muy importante en relación al estatus de las mujeres, y Maulana
Muhammad Ali lo traduce como sigue: “En verdad, los sumisos y las sumisas 10 , los
creyentes y las creyentes, los obedientes y las obedientes, los sinceros y las sinceras, los
pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, los caritativos y las caritativas,
los que ayunan y las que ayunan, los que guardan su castidad y las que guardan su
castidad, los que recuerdan a Allah y las que recuerdan a Allah –para ellos Allah ha
preparado el perdón y una enorme recompensa.”

Este versículo representa una importante declaración de igualdad entre hombres y


mujeres. Menciona diez veces a hombres y mujeres, diciendo que son iguales en todos
los sentidos y que su recompensa también será la misma. No sólo habla en términos
espirituales, como a algunos les gustaría creer, pues el versículo habla también de ser
sincero/a, guardar la castidad y ser humilde y paciente. Así pues, los hombres no son
superiores a las mujeres en ningún aspecto, espiritual o material. Esta afirmación se hizo
en una época en la cual los filósofos griegos todavía estaban discutiendo si la mujer
tiene alma o no. El Corán, por otro lado, declara que tanto los hombres como las
mujeres serán perdonados y recibirán una gran recompensa, de igual nivel. Hay otros
versículos coránicos que establecen la igualdad entre hombres y mujeres. El versículo
2:228, por ejemplo, es uno de éstos. Este versículo dice: “...en justicia, los derechos de
las esposas con respecto a sus maridos son iguales a los derechos de los maridos con
respecto a ellas, aunque los hombres tienen prioridad sobre ellas.”

Comentando este versículo, Maulana Abdul Kalam Azad dice que el Corán, mediante
estas cuatro palabras (lahunna mizlul ladhi ‘alayhinna) 11 ha hecho una revolucionaria
declaración de igualdad entre hombres y mujeres. Según él, estas cuatro palabras han
otorgado a las mujeres los derechos de los que eran merecedoras, pero que nunca habían
disfrutado. Estas cuatro palabras sacaron a las mujeres de la depravación y la
humillación y las situó en el trono de la dignidad y la igualdad.

También explica las palabras “los hombres tienen prioridad sobre ellas”, diciendo que
ellos gastaban en ellas y las alimentaban (versículo 4:35). Es interesante observar que
Maulana también aclara que los hombres no poseen esta prioridad sobre las mujeres por
el hecho de nacer hombres. Si las mujeres gastan en la familia y la mantienen, las
mujeres también disfrutan de esta distinción de tener prioridad sobre los hombres. Así
pues, la afirmación coránica de que “los hombres tienen prioridad sobre ellas” no es
absoluto de carácter biológico, sino funcional.

El significado del Libro se revela de manera distinta en función de las diversas culturas
y condiciones sociales. Los antiguos juristas y ‘ulama no podrían entender el Corán en
su entorno social y económico como lo entendemos nosotros hoy en día. Por lo tanto, la
interpretación del Corán no debe ser estática, pues ello conduciría a congelar el
significado del Corán en una época en particular. Aunque no debemos criticar las
interpretaciones de eminentes juristas y ‘ulama de periodos anteriores, tampoco
debemos renunciar a nuestro derecho a comprender e interpretar el Corán según
nuestras propias circunstancias.

Por lo tanto, nuestra lucha es contra el enfoque del Corán dirigido a mantener el status
quo, siendo nuestro deber desarrollar una nueva hermenéutica coránica que tenga en
cuenta las necesidades y los objetivos económicos y sociales de nuestra época. Las
mujeres están jugando un papel muy importante en nuestra sociedad e incluso se han
convertido en líderes y responsables económicos. Así pues, la vieja hermenéutica no
puede llevarnos muy lejos hoy en día.

Si las mujeres eran tan conscientes de sus derechos en la época del Profeta, y eran
activas en el frente social y en el religioso, ¿Cómo podrían permanecer pasivas hoy en
día, aceptando el papel que les han asignado los ‘ulama “ortodoxos”, quienes se niegan
a tener en cuenta la nueva dinámica socioeconómica? Los humanos siempre se han
esforzado por comprender los designios divinos tan sinceramente como les ha sido
posible. Si nuestros antepasados lo hicieron, nosotros también podemos hacerlo hoy en
día con la misma sinceridad, pero con una interpretación diferente, marcada por nuestras
necesidades socioeconómicas.

Bibliografía recomendada

- Fatna Ait Sabbah, La mujer en el inconsciente musulmán , Oriente y Mediterráneo,


Madrid, 2000.
- Fatima Mernissi , El harén político: el Profeta y las mujeres , Oriente y Mediterráneo,
Madrid, 2002.
- Marion Reder Gadow / Mª Paz Torres (coords.), Realidades y símbolos sobre las
mujeres en el Islam y Occidente , Universidad de Málaga, Málaga, 2002.
- Fatima Mernissi , El poder olvidado , Icaria, Madrid, 2003.
- Joan Ventura, El surco del labrador. La mujer según el texto del Corán , Regué, Sevilla,
2006.
- Sophie Bessis, Los árabes, las mujeres, la libertad , Alianza, Madrid, 2008.
- VV.AA, La emergencia del feminismo islámico , OOZEBAP, Barcelona, 2008.
- Dolors Bramon, Ser mujer y musulmana , Bellaterra, Barcelona, 2009.
- Sophie Bessis / Gema Martín Muñoz (coords.), Mujer y familia en las sociedades
árabes , Bellaterra, Barcelona, 2010.

Notas
1 Traducción, extracto y adaptación del artículo aparecido en:
http://www.countercurrents.org/engineer-140104.htm (Nota de la Redacción).

2 Asghar Ali Engineer nació en la India en 1939. Actualmente es el máximo responsable del
Instituto de Estudios Islámicos y del Centro para el Estudio de la Sociedad y el
Secularismo, fundados en 1980 y 1993, respectivamente. Asghar Ali Engineer está
comprometido con diversos movimientos y asociaciones que trabajan a favor de los
derechos humanos y en fomentar la armonía entre las religiones. Ha escrito más de 50
libros y numerosos artículos en varios periódicos de todo el mundo. Véase de este
mismo autor: “ ¿Islam frente a nacionalismo?: una perspectiva laica ”, revista Alif Nûn
nº 78, enero de 2010. (Nota de la Redacción).

3 La shari‘ah regula dos esferas de la vida humana: los actos que permiten al ser humano
relacionarse con Dios (‘ibadat), y los que le permiten relacionarse con sus semejantes
(mu‘amalat ). Mientras que las ‘ibadat se han mantenido más o menos inmutables en
la shari‘ah , las mu‘amalat han experimentado diversos cambios a lo largo de la
historia. (Nota de la Redacción).

4 Para más información, véase Yusuf Fernández, “ El Islam y las escuelas jurídicas ”, revista
Alif Nûn nº 43, noviembre de 2006. (Nota de la Redacción).

5 Cuentan las crónicas que el Imam Shafi‘i fue partidario de una estricta segregación sexual
hasta que se trasladó a Egipto –había nacido en Palestina–, donde ejerció la profesión
de modisto y tuvo que estar en contacto directo con las mujeres, a las que debía tomar
medidas para diseñar sus trajes. Desde entonces modificó su opinión sobre la
separación entre sexos y se mostró mucho más flexible al respecto. Citado en Yusuf
Fernández, ob.cit. (Nota de la Redacción).

6 Para más información, véase la traducción al castellano del Corán y del comentario del
mismo realizado por Muhammad Asad: El mensaje del Qur’ân , The Book Foundation,
USA, 2006. (Nota de la Redacción).

7 Wadribuhunna es una forma verbal del verbo daraba , sobre cuyo significado se discute
en las próximas líneas. (Nota de la Redacción).

8 Véase Ibn Manzûr, Lisân al-‘Arab (CD-Rom) , Dar Sader, Líbano, 1995; Ibn Manzûr, Lisân
al-‘Arab (15 vol.) , Dar Sader, Líbano, 1994. (Nota de la Redacción).
9 Es decir, que también habría prohibido golpear a las esclavas. Para más información
sobre la esclavitud en las sociedades árabes y musulmanas, véase Owen Alik
Shahadah, “ El Islam y la esclavitud en las sociedades árabes y africanas ”, revista Alif
Nûn nº 69, marzo de 2009; Bernard Lewis , “ Una aproximación histórica a la esclavitud
en Oriente Medio ”, revista Alif Nûn nº 69, marzo de 2009. (Nota de la Redacción).

10 En el original árabe se usa la expresión al-muslimîn ua-l-muslimât , es decir, “los


musulmanes y las musulmanas”, pero el traductor al inglés ha preferido traducir las
palabras muslimîn y muslimât por su sentido etimológico en árabe de “sumisos” y
“sumisas” (se entiende que a Dios). (Nota del Traductor).

11 Se refiere a la igualdad de derechos entre marido y mujer que se expresa en Corán,


2:228. (Nota de la Redacción).

ntender las razones por las que la aplicación estricta de la Sharia es o no


compatible con el modelo occidental de democracia nos obliga, de entrada, a
recordar las circunstancias en las que el Corán fue revelado a Mahoma y la
significación y alcance de las enseñanzas que contiene. En primer lugar, a
diferencia de la Biblia, el Corán es considerado por los musulmanes como un
dictado sobrenatural recogido por un profeta con la mediación del arcángel
Gabriel. El Corán no expresa la voluntad de Dios de acuerdo a la transcripción
más o menos ajustada que llevaron a cabo en épocas diversas un grupo de
humanos; es la palabra de Dios misma.

La única versión oficial de ese texto sagrado universalmente aceptada fue


redactada en 652, durante el gobierno del califa Otmán, con arreglo a las
revelaciones recibidas y transmitidas por Mahoma, quien había fallecido veinte
años antes. La obra consta de 6.226 versículos agrupados en 114 suras o
capítulos. En palabras del escritor Eric Santoni, «los fieles de esa religión
contemplan la historia del mundo, las relaciones de los hombres con Dios y
entre ellos mismos a través de ese libro sagrado».

En segundo lugar, el Corán no es tan sólo para los musulmanes una referencia
religiosa. Contiene, además, un código de vida revelado. No sólo dice a sus
creyentes en qué deben creer, sino que además prescribe qué deben hacer.

El Islam aspira a regular todos los aspectos de la existencia individual de las


personas y el Corán se reveló en su día insuficiente para dar respuesta a las
cuestiones que comenzaron a plantearse tras la muerte del profeta. Para
resolver ese problema, comenzaron a recuperarse los dichos de Mahoma no
contenidos en la revelación (Hadiz), además de sus conductas y actitudes ante
situaciones semejantes (la Sunna). La Sunna vino a llenar todos los huecos
que no cubría el libro sagrado y se convirtió, a la postre, en el segundo pilar de
la jurisprudencia. Y así hasta el día de hoy.
Así pues, el objetivo último de cualquier musulmán es el establecimiento de la
ley coránica que rige tanto los vínculos entre los hombres y Dios como entre
ellos mismos. En el Islam no hay iglesia, ni sacerdotes, ni jerarquías a la
manera cristiana; sólo existe una comunidad o umma que a veces tiende a
confundirse con el propio estado.

Por el mismo motivo, entre los musulmanes no puede ni debe haber conflictos
entre los asuntos temporales y los espirituales. De hecho, como sostiene el
estudioso Louis Gardel, los musulmanes no pretenden distinguir entre lo
temporal y lo espiritual, «sino adecuar lo secular a los fundamentos de las
normas divinas».

En tal caso, ¿se puede bendecir un trato jurídico y social diferente en función
del género o la religión del ciudadano sin dejar de ser un buen musulmán? Las
feministas de organizaciones como Femen consideran que sí. En su opinión, el
Corán es difícilmente compatible con los valores laicos de las democracias
occidentales dado que, en tanto que palabra de Dios, no puede ni debe estar
sujeto a interpretaciones ni a negociaciones con el fin de adaptarlo a los
valores "cuasi universales" de los europeos.

Por el contrario, la iraní Shirín Ebadi, premio Nobel de la Paz, considera que el
problema no se halla en la religión, sino en las interpretaciones que han hecho
los varones. Esta iraní sostiene que la discriminación de las mujeres es
producto de la costumbre y «de una cultura patriarcal secular». De idéntica
opinión son las feministas islámicas de la organización Mushawar, para quien
sí es posible luchar por los derechos básicos de las mujeres sin volver la
espalda a Alá.

En el mismo sentido, la musulmana hispano-francesa Natalia Andújar recuerda


que existen ulemas disidentes que interpretan los preceptos islámicos de un
modo mucho más heterodoxo y cercano a los derechos humanos modernos.
Andújar señala a este respecto que todos estos doctores de la ley "coinciden
en que ‘hiyab’ aparece ocho veces en el Corán, y que en ninguna de ellas se
hace referencia al pañuelo para cubrirse el pelo, sino que se le otorga un
sentido de ‘cortina’”. Es decir, en ningún lugar del Corán se especifica de forma
explícita e imperativa que las mujeres deban cubrirse el cabello.
Recientemente, Sheik Zaki Badawi emitió una fatwa (o pronunciamiento legal)
en la que dispensaba de ocultarse el pelo a las musulmanas de Gran Bretaña
para evitar que fueran víctimas de agresiones.

Por último, si en algo coinciden todas las feministas, es en que la posibilidad de


que las mujeres elijan si cubren o no su cabello es sólo una variable (y no la
más importante) a la hora de determinar la situación de la mujer en los países
que se rigen por la Sharia. Lo importante, en todo caso, es que sirve para
evaluar si el Islam brinda o no margen de maniobra. A la postre, queda por
determinar también qué preceptos son de ineludible cumplimiento y cuáles son
la consecuencia de una tradición secular hecha a la medida de los hombres.
Obviamente, el Corán no dice nada acerca de si las mujeres deben conducir o
no vehículos. Pero en él se ha resguardado la paleodinastía saudí para
justificar esa y otras prohibiciones.
Los lectores de este suplemento que quieran dar su opinión sobre este asunto
pueden hacerlo a través de la herramienta de votación situada en la portada de
Diásporas (en la parte superior de la columna derecha). Transcurridas
veinticuatro horas desde que se abrió la votación, más de un 70 por ciento de
los lectores que se han pronunciado creen que Islam e igualdad de género no
son compatibles.

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