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Definición de Epistemología

El primer paso necesario a la hora de definir un concepto es determinar el origen


etimológico del mismo. En este sentido, podemos subrayar que es en el griego
donde encontramos los antecedentes del término epistemología que ahora nos
ocupa. Más aún, este sustantivo está compuesto por la unión de dos palabras:
episteme que se puede traducir como “conocimiento o ciencia” y logos que
vendría a significar “discurso”.
La epistemología es una disciplina que estudia cómo se genera y se
valida el conocimiento de las ciencias. Su función es analizar los preceptos
que se emplean para justificar los datos científicos, considerando los factores
sociales, psicológicos y hasta históricos que entran en juego.
En ese sentido, podemos establecer de manera más clara aún que la
epistemología de lo que se encarga es de abordar la filosofía y el conocimiento
a través de la respuesta a diversas preguntas de vital importancia como las
siguientes: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo llevamos a cabo los seres
humanos el razonamiento? o ¿cómo comprobamos que lo que hemos entendido
es verdad?
Asimismo podemos subrayar que este concepto fue utilizado por primera vez,
durante el siglo XIX, por el filósofo escocés James Frederick Ferrier quien acuñó
el término en su obra titulada Institutos de Metafísica. En la misma aborda
diversas teorías sobre el conocimiento, la inteligencia o el sistema filosófico.
Hay quienes utilizan la noción de epistemología como sinónimo de gnoseología.
Ambos conceptos, sin embargo, no se refieren a lo mismo. Mientras que la
epistemología se centra en el conocimiento científico y es considerada como una
teoría acerca de la ciencia, la disciplina que se conoce como gnoseología
pretende descubrir el origen y el alcance de dichos conocimientos.
La epistemología, por otra parte, suele ser vinculada a la filosofía de la ciencia,
aunque ésta es bastante más amplia. Ciertas cuestiones metafísicas, por citar
un ejemplo, forman parte de la filosofía de la ciencia y no son objeto de estudio
de los epistemólogos.

Otra disciplina relacionada a la epistemología es la metodología. Hay que


resaltar que, para el metodólogo, el conocimiento no está sometido a un juicio
de valor: se lo considera, en cambio, como información ya validada y admitida
por los científicos. Lo que hace la metodología es analizar cómo se puede
expandir o incrementar el conocimiento científico.

Podríamos decir que la epistemología, en última instancia, busca conocer el


conocimiento. Este juego de palabras nos ayuda a entender que, al tomar el
conocimiento científico como epicentro de sus preocupaciones, lo que hace el
epistemólogo es perfeccionar dicho conocimiento, incrementando su utilidad y
su valor a nivel social.

Además del padre del término que nos ocupa tenemos que subrayar que, a lo
largo de la Historia, han existido otros epistemólogos de gran importancia como
es el caso de Bertrand Russell que logró obtener un Premio Nobel en el ámbito
de la Literatura, que ofreció importantes trabajos en la filosofía analítica y que,
dentro de la ciencia que abordamos, se convirtió en uno de los principales
representantes del llamado neopositivismo lógico.

Relación de la Epistemología con otra Ciencia

La epistemología se relaciona con otras disciplinas que también abordan el tema


y la cuestión del conocimiento, tales como la Gnoseología, la Filosofía de la
Ciencia, la Lógica y la Metodología.

La comprensión de sus relaciones se hace más clara y distinta a partir de


la conceptualización de cada una:

Epistemología: Estudio crítico de los principios, procedimientos, hipótesis,


resultados de las diversas ciencias con el fin de determinar sus relaciones lógicas
y grado de validez o condiciones de objetividad. Reflexiona sobre el Método
científico.

Filosofía de la Ciencia: Reflexión sobre la naturaleza (dimensión ontológica o


metafísica), el valor (dimensión axiológica), el fin y sentido (dimensión
teleológica) de las ciencias en función crítica, orientadora, fundamenta dora,
unificadora y humaniza dora. Se ocupa de la Cosmovisión científica
(Weltschauung) mediante el Método filosófico.
Gnoseología: Aborda las Teorías filosóficas que plantean el problema del
conocimiento humano en general: Posibilidad, Origen, Esencia, Formas y
Objetividad.

Lógica: Estudia las leyes que rigen el proceso de construcción del pensamiento
formalmente correcto: Conceptos, Juicio y Raciocinios.

Metodología: Teoría de los métodos, técnicas y estrategias utilizadas en el


proceso de construcción del conocimiento. Es una Teoría del método científico

Epistemología y ciencia en la modernidad


Para poder entender cuáles han sido las tendencias de la investigación es
necesario ir a los fundamentos epistemológicos que han predominado en la
investigación a través de la historia. En ese sentido, desde los griegos de la
antigüedad, se estableció un núcleo gnoseológico entre el sujeto y el objeto de
investigación, Se fundamentó una separación entre sujeto y objeto de estudio.
Desde el principio nació la objetividad como garantía de la ciencia, ajena a
los valores y nociones del investigador. Nace el método como mediador entre
sujeto y objeto y como garantía de verdad. Desde entonces, el sujeto
investigador se desdibujo y el objeto se cristalizó en una estática permanente. Y
cuando pasaron a estudiar al hombre o la sociedad los convirtieron en simple
objetos de estudio. Esto podría hasta "justificarse en las ciencias naturales" pero
pasó sin problemas al campo de las ciencias sociales, humanas y culturales.
Este acercamiento permitió definir que los problemas de la realidad como objetos
de estudio eran siempre fenómenos, para luego convertirlos en dato, estos en
variables e indicadores, para tratarlos con la tecnología metodológica
y estadística, desapareciendo el ser humano como problemática de estudio. La
epistemología de la época señalaba que la ciencia buscaba explicar
objetivamente las leyes que presiden la realidad y estas leyes obedecían a un
núcleo ontológico donde existe un orden inmutable de la propia naturaleza.
Descubierto ese orden se explicarían los problemas como desviación del mismo
y la solución de estos consistía en volver a la normalidad, al orden.
Para conocer esa realidad solo era posible por medio de la razón, a su vez, esta
razón era lógica, propuesta por Aristóteles (2006) en la antigüedad, derivando
los dos métodos por excelencia de la investigación como la deducción y
la inducción. Habría que estudiar la realidad de manera objetiva aplicando esos
criterios y métodos. Excluyendo los demás componentes de la investigación
como la subjetividad, la creatividad, la intuición, la imaginación. Es increíble que
estos postulados epistemológicos fueron los que nutrieron las investigación
científica desde los griegos de hace dos mil quinientos años, haciendo un
paréntesis en la edad media y restableciéndose en el renacimiento hasta los
años cuarenta del siglo pasado. Esta epistemología regía la investigación en
las ciencias naturales y fue transferida por el empirismo inglés y
el positivismo francés al ámbito de la investigación en las ciencias sociales, en
el siglo XIX. Esta fue la tendencia de la investigación predominante.
Los filósofos de la ciencia y los epistemólogos modernos se dedicaron a
fundamentar estos criterios. Por ejemplo, el planteamiento empirista de Francis
Bacon y John Locke, por un lado y por el otro, el planteamiento racionalista de
Descarte y Newton, hasta llegar al Circulo de Viena, al empirismo lógico, en el
siglo pasado, llegando hasta Mario Bunge (1983) en América Latina.
Por su parte, los científicos de la modernidad lo que hicieron fue sistematizar y
aplicar estos criterios, desde Galileo en el siglo XVI y XVII hasta mediados del
siglo veinte legitimaron y fundamentaron la investigación como lógica (lineal de
la investigación). Esta lógica llevó a pensar la investigación solo como aplicación
de una metodología y así proliferaron decenas de libros de metodología de la
investigación como un sistema seguro de aplicación de pasos para
la producción de conocimiento, qué desviación tan grandes y tan perjudicial para
el avance dela ciencia. Muchas universidades han caído en esta trampa
quedando rezagadas de la vanguardia científica, pasando a ser consumidoras
de teorías y metodologías, desempeñando el papel de reproductoras de
conocimiento o tecnología, o de simples aplicadores del mismo. Se empezó a
hacer un rito a la metodología, despareciendo cualquier forma creatividad al
realizar la investigación.
Hubo una reducción tal que se asemejaba la metodología a una receta de cocina
para tener éxito en la investigación. Esta tendencia de la investigación se ha
institucionalizado en las universidades y es hoy cuando todavía en muchas de
ellas y en sus departamentos y centros de investigación se sigue sosteniendo
esta visión de la investigación. El método como mediador llevo a la utilización
del laboratorio, de la experimentación, de la medición y esto daba legitimidad a
todas las ciencias. Se habló de ciencias duras si se aplicaban
estos procedimientos y la ciencias sociales tendrían sentido si los aplicaba
también, naciendo la era de la investigación cuantitativa en estas ciencias.
Investigación que no tuviera encuestas, o cuadros estadísticos era de entrada
descartada y descalificada. Naciendo una cultura cuantitativita que terminó
paralizando las ciencias sociales, quedando reducida a simples estudios
descriptivos de la realidad. Paralelamente, los otros intentos de investigación
como la cualitativa, cuyo centro de interés estuvo en la Escuela de Chicago entre
los años veinte y treinta del siglo XX, en los EEUU, pasaban a un segundo plano.
La metodolatrÍa cancelo inclusive la epistemología, era un asunto extraño hablar
de ella, solo se pedían expertos en metodología y técnicas de investigación.
La epistemología en el caso que existiera se redujo solo a la fundamentación de
la lógica de la investigación científica, inclusive Popper, siguió esta orientación.
Desde el nacimiento de las ciencias tanto naturales como sociales partieron de
un postulado según el cual siendo compleja la realidad, la única forma de
investigarla era por medio de la disciplinas científicas, por medios de la
especialización, por medios de la fragmentación de la realidad, por medio de la
división del trabajo científico, por medio de lo que llamamos disciplinar edad. El
mundo fragmentado se conjugaba con una investigación especializada y súper
especializada.
La realidad sin embargo no admitía esa fragmentación a la hora de explicarla y
transformarla. Poco a poco, se fue manifestando posiciones individuales para
luego posicionarse como tendencia las epistemologías de la complejidad las
cuales sostenían la indivisibilidad de la realidad y la imposibilidad de un
conocimiento fragmentario. Se empezó a cambiar la visión de esa realidad. Se
comienza por romper ese núcleo objeto- fenómeno – orden, y sujeto – razón, y
desde los al años cuarenta del siglo pasado, la propuesta de la teoría general de
sistema de Bertalanffy (1980) la teoría cibernética de Viener (1948, 1998)
marcaron el inicio de una nueva fundamentación de las ciencias. Y la primera
medida fue la superación de la investigación disciplinaria para constituir la
investigación interdisciplinaria hasta su consolidación en los años setenta
cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) presentara un estudio donde demostraba que ya se había
instalado como tendencia mundial y de vanguardia dicha modalidad de
investigación. Jean Piaget (1979) autor de la epistemología genética y de la
teoría constructivista en psicología y pedagogía, fue el protagonista a nivel
internacional de ese acontecimiento científico epistemológico. Se empezaron a
conocer propuestas en diferentes campos como la Sociología Sistémica de
Talcott Parsons, la teoría de la Gestalt en Psicología., entre otros. Sin embargo,
la teoría de sistema todavía asumía la modernidad con el determinismo
ontológico, es decir, son las estructuras las que determinan la vida y
el comportamiento de los seres humanos. La investigación moderna temprana
produjo los dos paradigmas opuestos pero con la misma base determinística
como lo fue el Positivismo y el Marxismo. La modernidad tardía produjo los
paradigmas funcionalistas, estructural funcionalista y el estructuralismo francés.
Se hizo ley el determinismo de la naturaleza, de la sociedad, de la cultura. El
actor eran las estructuras, pero había desaparecido el ser humano como actor
de su propia vida, dejando poco margen para el cambio social. Se marcó como
tendencia el holismo como estudio de la totalidad de la realidad. Esta tendencia
de la investigación se mantuvo hasta finales de los años setenta. Esto unido al
fracaso de las grandes propuestas del progreso tras la primera y segunda guerra
mundial.
Epistemología y ciencia en la postmodernidad
Ahora bien, en los años ochenta, del siglo pasado, se produce un nuevo giro en
la investigación. Se re fundamenta la visión compleja de la realidad y del
conocimiento, en este proceso empieza la era postmoderna de la ciencia. Se
generan ontologías, epistemologías y metodologías de la complejidad. Se dan
en varias direcciones, apareciendo una propuesta más consolidada con el
nombre de la teoría de la complejidad, donde Edgar Morin (1981),
desde Francia, cumplió un papel protagónico en la fundamentación de la
epistemología de la complejidad con su libro el Método (1981). Igualmente hubo
autores en muchos campos aplicando estos criterios de la complejidad. En una
primera dirección, la teoría de la complejidad rompió el núcleo epistemológico -
ontológico de la antigüedad griega y de la modernidad de la ciencia. Introdujo
el concepto según la cual realidad compleja es una conjugación entre orden, el
desorden y organización. Es una dialéctica múltiple por la simultaneidad de
realidades, percepciones, visiones, tramas psicosociales, comunicacionales y
ambientales. La realidad más que un acontecimiento que sigue la flecha del
tiempo es siempre imprevisible, y por lo tanto creativa. En una segunda dirección,
decimos que se presenta una versión postmoderna de la ciencia porque aparece
en escena de la investigación científica el sujeto como productor de la vida y del
conocimiento. Que no hay que someterlo a experimentación para conocer la
verdad, sino que en dialogo permanente con otros sujetos invitados como
investigadores logran esclarecer, comprendiendo e interpretando su propia
realidad. Y es una realidad simultáneamente doble, la particular y la global. Lo
particular está en lo global y lo global está en la particularidad. Frente a un
determinismo legal aparece el sujeto intencional en la realidad y en la
investigación que produce y es producido por la cultura, en su sentido amplio
donde van por supuesto la ciencia y el arte y demás saberes.
Frente a un objetivismo científico aparece la subjetividad como fundamento de
la realidad y de la investigación, de allí el nacimiento de la investigación
cualitativa como movimiento postmoderno. La investigación cualitativa rescata el
sujeto como actor de su propia realidad y de su propio destino. En
su dinámica interna y externa. Y esto hoy marca una tendencia, ya no es una
propuesta aislada, sino que ya es una visión de la ciencia arraigada en
las instituciones de educación superior y en los centros e institutos de
investigación, en las revistas, en los congresos y encuentros de investigadores.
El sujeto reaparece simultáneamente como sujeto de la realidad y como sujeto
investigador. Ya no hay objetos de investigación sino problemáticas subjetivas e
intersubjetivas en proceso de investigación.
La investigación cualitativa como tendencia postmoderna de investigación
supone que es el sujeto el actor de su propia existencia particular y de la propia
existencia social e histórica. Al tiempo que porta en su saber y en su
comportamiento el mundo en que vive. El ser humano es un holograma y por ello
la historias de vida como método de investigación permite reconstruir la sociedad
misma, y la reconstruye en su visión compleja y sistemática; ya no tenemos que
medir el comportamiento y hacer inferencias estadísticas para explicar la
realidad, porque ya el sujeto de la problemática estudiada porta la explicación y
a partir de su vivencia, se convierte por lo tanto la investigación científica en una
modalidad de vivencia, en un acompañamiento entre sujetos; entre el actor
implicado en la problemática y el investigador. Estos sujetos son capaces
conjuntamente de reconstruir la realidad vivida; para ello, dado
el carácter simbólico de la vida, se recurre a la hermenéutica, a los métodos
etnográficos, la semiología y la teoría fundamentada, para ayudar a comprender
interpretando las realidades humanas. Frente a las teorías y paradigmas
modernos, empiezan a aparecer paradigmas como la Fenomenología en Ciencias
Sociales con base a la propuesta con el mismo nombre formulada por Husserl
en filosofía, el Interaccionismo Simbólico, el Conductismo Social, ambas con una
fuente pragmatista, la Etnometodología, entre otras. La investigación cualitativa
se sale del abstraccionismo para instalarse en la realidad. No solo busca
interpretarla sino cambiarla.
De allí nace la necesidad de transformar la realidad vivida, por ello la vigencia de
la investigación acción donde se investiga para transformar. El investigador deja
de ser contemplativo para pasar a ser actor de la propia investigación y de la
propia realidad.
Existe una crítica que los investigadores cuantitativos hacen a los cualitativos y
es que este tipo de "investigación" no podría ser nunca científica porque no
alcanza un nivel de universalización o generalización del conocimiento
elaborado, como lo hacen ellos. Argumentan que la subjetividad solo queda en
eso, en lo particular, en lo coyuntural, en lo pasajero. Sostienen que al involucrar
la subjetividad como eje de la investigación pierden el lado fuerte de la ciencia
como lo es la objetividad, y solo con esta se alcanza la universalización del
conocimiento científico. Se alcanza la verdad. Pero lo que no dicen es que la
famosa universalización o generalización es producto de una generalización
estadística; lo universal es la ampliación de casos, justificada matemáticamente,
estadísticamente, contenido y reconociendo márgenes de error en la inferencia
de lo particular a lo general. En todo caso la investigación cuantitativa es una de
las opciones posibles, mas no la única, para alcanzar la universalización. Estas
críticas positivistas intentan, además, desnaturalizar y desmoralizar la
investigación cualitativa. Pues bien, esta postura hoy está equivocada. Por su
parte la investigación cualitativa busca fundamentarse desde lo ontológico -
antropológico, desde lo humano y no desde las estructuras legales que buscan
las ciencias naturales.
La investigación cualitativa no solo se remite al individualismo metodológico sino
que también busca formas de generalización del conocimiento. No se queda solo
con el caso, aunque es también una opción válida de investigación, sino que ha
generado fundamentos y mecanismos para lograr la generalización o las
tendencias sociales. Han fundamentado el método comparativo de casos,
situaciones, comunidades, culturas, etnias, clases, grupos, organizaciones o
acontecimientos, buscando los elementos comunes y diferenciales de las
mismas.
Complementando con la triangulación teórica, metodológica o epistemológica
para determinar los elementos de verdad del conocimiento de esas realidades
investigadas. La triangulación busca múltiples miradas para determinar
similitudes, coincidencias, tendencias. Y no solo la comparación y la
triangulación sino que también utilizan el criterio de saturación como la pauta
límite para demostrar que con casos determinados es suficiente para alcanzar la
interpretación holística de la realidad. Se demuestra que un caso más no
aportaría nada nuevo a la investigación, por lo que la muestra que llega al punto
de saturación es suficiente para lograr una interpretación fenomenológica
universal de la realidad estudiada. Mientras que las muestras de la investigación
cuantitativa, la validez la da la inferencia estadística sobre casos determinados
para lograr la generalización, en la investigación cualitativa se busca la
generalización, determinado las esencias de los procesos estudiados.
Pero hay un argumento mayor a favor de la legitimidad de la investigación
cualitativa y es que al preguntarlos qué es el ser humano, nos encontramos que
un elemento diferenciador con respecto a otras especies, es que produce y vive
en un mundo de valores. La cultura no es más que la cristalización y acción de
los valores que el ser humano ha construido. Es lógico que el propósito de las
ciencias humanas, sociales, humanísticas o culturales, como queramos llamarle,
es el estudio del hombre como ser genérico, contextual e histórico, por lo que el
centro del estudio es la subjetividad, porque la subjetividad viene del sujeto, un
sujeto que desde que nace, desde que hace su aparición en este planeta busca
vivir y vive dándole significado a cada acto, a cada acción, a cada relación con
sus semejantes, con sus instituciones, y para darle significado crea un mundo de
valores. En ese sentido, la investigación de los procesos antroposociales se
fundamenta en solo en la ontología y en la metodología, sino también en la teoría
de los valores (Axiología). Por ejemplo, la familia al considerarla como la
célula fundamental de la sociedad, es porque es considerada como un valor. La
educación cuando se le considera prioritaria para el desarrollo de la sociedad es
porque se le considera un valor.
El ser humano no solo crea valores, sino que los refleja en sus creencias, sus
ideologías, en sus motivaciones, en su comportamiento, en sus relaciones
sociales y en sus estructuras. Este encuentro humano no es estático, es
profundamente dialectico, de armonía y discordia, de acuerdos y desacuerdos,
de avances y retrocesos, de paz y de guerra.
Dados en múltiples direcciones y dimensiones de la realidad. Teniendo múltiples
despliegues según las condiciones históricas de cada situación. Y esta
diversidad es lo que tiene se tiene que investigar. Para preservarnos como
humanos, creamos un mundo de los valores específicos para fundamentar
la familia, las instituciones, y el Estado, ese tipo particular de valores son los
valores éticos, valores que permiten construir y desarrollar por ejemplo el
concepto de justicia o de los derechos humanos. Permite la convivencia para
respetar y considerar al otro, para ayudarlo, para darle las mismas
oportunidades. Por ello nace la democracia como valor central de la política.
Todo esto va constituyendo tramas de vida, que terminan siendo complejas para
los propios actores, de modo que se tiene que someter a una investigación, que
llamamos investigación cualitativa, la cual trasciende la mera experiencia de los
involucrados, buscando el significado de las acciones, buscando los valores que
se utilizan, tratando de establecer las implicancias hacia el sujeto individual y
hacia el sujeto colectivo o la sociedad, buscando conexiones históricas y
estructurales de la subjetividad humana. Por ello, la investigación cualitativa
explica desde una visión transcompleja y no es fácil, porque para comprender la
complejidad de la realidad es necesario trascender la visión disciplinaria de la
ciencia, es necesario fundamentar entonces la transdisciplinariedad como una
nueva forma de hacer ciencia social. No se trata de hacer narraciones de la vida,
se trata de investigación científica para comprender explicando el ser humano
en su contexto. Es más difícil hacer este tipo de investigación que la cuantitativa;
en ésta aislamos problemas de su contexto, estudiamos solo los fenómenos y
no vamos a su esencia. La auténtica investigación es entonces la investigación
cualitativa. Esta también se anota en la universalización como ideal de la ciencia,
y es que es obvio porque en el estudio de los valores podemos identificar
aquellos que definen y caracterizan la especie humana y esto es lo que los hace
universales. Una situación particular refleja ese carácter universal, por lo que se
cumple entonces con ese ideal. En definitiva, la investigación cualitativa y lo que
vamos a denominar la investigación creación en el campo de las artes restablece
y vuelve a colocar en escena lo que verdaderamente es el ser. Este argumento
es vital para entender que las ciencias sociales o antroposociales, más que
fundamentarse exclusivamente en el método debe hacerlo de manera integral
desde la axiología, ontología y lo gnoseológico-metodológico. Debe hacerse de
manera integral, mientras que la investigación cuantitativa se fundamenta
básicamente en el componente metodológico. En la discusión de la investigación
cualitativa se está refunda mentando las ciencias socio-antropológicas, o
CIENCIAS DEL SER HUMANO. Y precisando serían las CIENCIAS DEL SER
HUMANO Y ECOLÓGICO.
La opinión común dice que no hay investigación cualitativa, solo existe la
cuantitativa, pero eso se debe más al desconocimiento de la epistemología que
a otra cosa. La investigación cualitativa, que es en verdad la investigación de la
subjetividad humana, ya es una realidad, una tendencia en este siglo XXI, tan
científica como la cuantitativa. Pero si vamos un poco más allá quiero decirle que
la realidad no es ni cuantitativa ni cualitativa, son ambas dimensiones a la vez, y
no solo estas, sino que es también estructural, sistémica, histórica, ecológica, de
modo que en último término podemos hacer investigación cruzada de estas
dimensiones, y podemos hacer investigaciones multímétodos. Y precisando más
todavía podemos hacer investigaciones estructurales y cualitativas,
investigaciones macros y micros. En definitiva, hacemos una investigación
transcompleja. Esta es la tendencia de investigación en la actualidad. Les doy
una buena noticia. La epistemología de las ciencias naturales, como en la física,
la química y la biología, desde mediados del siglo pasado admitió la subjetividad,
frente al determinismo como criterio duro de las mismas. Desde la aparición de
la teoría de la relatividad y de la mecánica cuántica, a principios del siglo XX, el
determinismo legal, el objetivismo absoluto empezaron por ser sustituidos por
fundamentos más cualitativos, así lo demuestra el principio de indeterminación
de Heisenberg, el mundo pleglado y desplegado propuesto por Bohn
(Wilber,1994; Capra,1990), las estructura disipativas , explicadas por Prigogine
(1997), la demostración de los organismos autopoiéticos explicados por
Maturana y Valera (2003) y la cibernética de segundo orden expuesto por
Forestes (2000)
Epistemología, artes e investigación creación
En el campo de las artes se pueden especificar tres formas de investigación,
siguiendo los aportes de Borgdoff (2005). En primer lugar, tenemos la
investigación sobre las artes, donde aparecen todas las tendencias modernas y
postmodernas de la investigación, explicadas en el punto anterior,
trazando objetivos tanto descriptivos como explicativos e interpretativos de las
artes. Representa una mirada desde afuera de las artes, hecha por especialistas
de todo tipo. Así tenemos la Estética, la Historia del Arte, Sociología del Arte,
la Antropología del Arte, Psicología del Arte, la semiótica, la hermenéutica del
Arte, entre otras. En segundo lugar, está la investigación para las artes que no
es más que la aplicación del conocimiento científico y tecnológico al desarrollo
de las artes. Aquí aparece la investigación con carácter instrumental. Se aplica
como un medio o instrumento en el desarrollo del arte. Por ejemplo para
desarrollar el arte digital se necesita conocer y aplicar los avances científicos y
tecnológicos de la computación y el internet.
Y en tercer lugar tenemos la investigación de las artes y específicamente la
investigación creación. Esta es una tendencia mundial que va apareciendo en
las escuelas de arte de Europa, Estados Unidos y América Latina. Se trata de
investigar desde el seno mismo de la práctica artística, desde la propia
producción del arte, que no es fácil sino compleja por los
múltiples aspectos, dimensiones, categorías y actores implicados en creación y
producción artística. Hasta ahora, este proceso se perdía y se le daba poca
importancia. En la investigación creación hay procesos cognitivos implicados que
no necesariamente son los clásicos como el nivel lógico lineal de origen
aristotélico, sino que están involucrados procesos de inteligencia de
y conciencia. Se conjuga un nivel racional con un nivel creativo e intuitivo del
conocimiento y de la producción artística. Se integra lo lógico y lo creativo, pero
una nueva la lógica, la borrosa o difusa donde los escenarios de respuestas no
son binarios (si, no, o verdadero o falso), sino múltiples y simultáneos.
Esta integración de lo racional y lo creativo ya está explicada en la neurociencia (
Carminati y Waipan, 2012) al demostrar la presencia de los dos cerebros, el
izquierdo (el lógico) y el derecho ( el creativo), de modo que la investigación
creación nace prácticamente justificada y fundamentada en la vanguardia de la
ciencia. Por su parte, la investigación creación, desde el punto de vista
metodológico, nace de manera autónoma, sin pretender, trasferir ni copiar las
metodologías de las ciencias sociales y humanas. Esto sin desmerecer esos
avances. Busca autonomía por lo que la metodología siempre será emergente
con respecto a la producción científica y artística. Es abierta, vivencial, reflexiva,
comprometida, donde el sujeto artista nace simultáneamente como sujeto
investigador científico. ¡Tremenda síntesis epistemológica e histórica! En la
investigación creación, la subjetividad dormida o reprimida o escondida tras
bastidores durante la modernidad florece con la frente en alto y lo hace ahora
con fundamento científico al interior de todas las artes.
La investigación creación es transcompleja porque sintetiza ciencia y arte,
integra las complejidades de la actividad y producción artística con la
complejidad del medio ambiente cultural donde se desenvuelve.
Necesariamente asume la epistemología como guía para esa integración
cognitiva y creativa. No solo el artista busca con su creatividad generar una forma
de arte como una pieza musical, una pintura o una escultura, sino que reflexiona
científicamente sobre su proceso de producción; en esta instancia se busca esa
relación dialéctica entre espectador y creador. Este estos y su ambiente. Esta
visión transcompleja nos recuerda que ya era una visión renacentista, como caso
típico tenemos a Leonardo da Vinci (1990) y lo vemos en su legado y en sus
escritos. El investigador creador hace creadores al espectador, a los tutores, a
los compañeros de estudio; es una investigación típicamente creadora, es una
investigación artística, esa es su originalidad y su desafío al desarrollarla. Y ¿qué
es el artista en este contexto (y que es el científico)? Es un ser, no solo creativo,
sino racional, consciente e intencional y con un alto compromiso con su práctica
y con su sociedad. Y se amplía este perfil hacia un ser comunicativo con sus
publicaciones y presentaciones, buscando satisfacer de alguna manera las
expectativas estéticas y cognitivas del público.
Importancia y necesidad de la Ética Profesional
Estamos lejos de la época en que se pensaba dicotómicamente que la ciencia
era neutra y que sólo la política, la economía, o la ética tenían que ver con los
asuntos relacionados con los valores. En este momento vivimos una etapa de
pensamiento "postmoderno", es decir de un pensamiento (¿y también una
sensibilidad?) que ha hecho una severa crítica a la ciencia y sus pretensiones
ingenuas de objetividad. Estamos en una época en que de nuevo se vuelve a
caer en la cuenta de que la ética está por encima y es la que tiene que guiar a la
ciencia en su capacidad de servir a la humanización del hombre.
Es posible que la ciencia brinde los medios y el conocimiento para construir una
estación aeroespacial, pero es la ética la que juzgará si es lícito o no el usarla o
el desarticularla. La ciencia, -si quiere ser tal- es ciega pero no neutra. No es
neutra ni en los usos que se le pueda dar, ni en los medios que utiliza para
alcanzar su fin, que es el conocimiento. Desde la física o la biología -en las que
los mismos métodos de observación que se usan "construyen" una realidad
diferente según los que sean,- hasta las ciencias de la comunicación social -en
las que la forma de presentar la noticia muchas veces deforma una "realidad" de
acuerdo a lo que le interesa al periodista-, es evidente que el riesgo de manipular
la realidad para los intereses valorativos del ser humano, es un hecho que
acecha permanentemente cualquier área del saber y de la acción humana.
Estamos pues, en un mundo en el que cada vez se hace más necesaria la
clarificación de los dilemas éticos que presenta la acción humana. El siglo XXI
será probablemente el siglo de la ética. Y eso, por múltiples factores.
Los avances de la bio-medicina: especialmente de la tecno genética, que
introduce en la conducta del hombre capacidades insospechadas de
manipulación de la naturaleza biológica y humana que hasta ahora no eran
posibles. Si hasta el momento la evolución de las especies se producía por
mecanismos más o menos naturales, ahora el hombre es capaz de romper esas
barreras e intervenir en las mismas leyes que gobiernan la evolución. ¿Vale la
pena que nos preguntemos por cual debe ser el límite adecuado para esta
intervención? ¿O seguiremos pensando que el valor absoluto y por encima de
todo es el avance del conocimiento por sí mismo? ¿Acaso es "bueno" para el
hombre que el conocimiento se convierta en un fin en sí mismo, y ponga en
riesgo otro valor -que a mi juicio es mucho más importante-: la convivencia
armónica entre los seres humanos? Hace unos años nos parecían asuntos
"teóricos" o propios de los países desarrollados ciertos problemas éticos
provocados por el avance de la ciencia y de la tecnología. Ahora, el hecho de
que caiga lluvia ácida en países subdesarrollados, la extinción de especies
animales y otros temas similares no son ninguna novedad. Que un país haya
desarrollado tecnología para tener niños por fecundación in vitro no es ya noticia
porque estos procedimientos ya forman parte de los tratamientos que se
plantean normalmente a las parejas estériles. Pronto será posible diagnosticar
por medio del análisis cromosómico de una muestra de sangre periférica, a
costos accesibles a cualquier madre, las características genéticas del niño que
pocos días atrás ha sido concebido.
La caída del sistema económico centralizado de los países del este, y su
sustitución por otro de mercado. El año 1989 va a pasar a la historia como pasó
a ella la revolución bolchevique de 1917 o la revolución francesa de 1789. Podría
pensarse ingenuamente que de ahora en adelante entramos en una era en que,
el precio fijado por la oferta y la demanda será lo único que determine el
verdadero "valor" de las cosas y de las acciones humanas. En la práctica, la ética
de la sociedad capitalista es "tanto tienes, tanto vales".
No obstante, cada vez hay más conciencia de que una economía dejada a sus
solas fuerzas salvajes de oferta y demanda termina construyendo o manteniendo
horrendas diferencias sociales, indignas de una humanidad que ha declarado en
1948 la igualdad de la gran familia humana. El desafío que tiene la sociedad del
siglo XXI es la de introducir correctivos a la economía de tal manera que se
supere la insolidaridad y el egocentrismo para construir una humanidad fraterna
tal como ha sido afirmada por casi todos los países del mundo en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Así, de nuevo caemos en la cuenta que
una economía sin una ética se hace ciega e inhumana. Sólo una toma de
conciencia de que es el "sujeto" humano el que tiene que asignar valor a las
cosas y establecer los criterios para distribuir los bienes escasos para beneficio
de todos, es lo que hará posible una convivencia humana sin nuevos "bloques"
que terminen siendo peores que los que se derribaron con el muro de Berlín.
A diario recibimos información de cualquier canal de televisión del mundo por
medio de las antenas parabólicas y podemos acceder a la base de datos de
cualquier país por medio de la informática o de los telefax. Un periodista con dos
valijas apropiadas puede trasmitir desde cualquier rincón de la tierra una noticia
que valga la pena ser conocida. Los problemas sociales, éticos, políticos o
religiosos de cualquier región de la tierra tienen implicación en los demás. Pero
ninguno de estos problemas se podrá resolver si no se apela a la ética. El
derecho no es más que la positivación de los valores éticos. Pero las leyes no
pueden formularse sin una previa reflexión de la sociedad, que busque las
convergencias axiológicas sin discriminar las minorías de ningún tipo. Por otra
parte, ninguna legislación, código o constitución es capaz de agotar en su
positivación todos los dilemas éticos que se plantean en la convivencia social.
De ahí que cada vez sea más necesaria una formación moral a todos los niveles
de la sociedad.
La Ética Profesional es importante porque ayuda a los profesionales a reflexionar
los dilemas éticos específicos que le plantea su práctica y constituye además un
aporte a toda persona que descubra la necesidad de emprender este camino de
progresiva humanización.
Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la
lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor.
Villarini (1994) describe que "la ética de una profesión es un conjunto de normas,
en términos de los cuales definimos como buenas o malas una práctica y
relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una
comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio".
Señala, además, que hay tres tipos de condiciones o imperativos éticos
profesionales: competencia - exige que la persona tenga los conocimientos,
destrezas y actitudes para prestar un servicio al cliente - la actividad profesional
sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente solidaridad -
las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre sus miembros.
Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada
es que se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos se concentran los
valores organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su
comportamiento, y se establecen normas o directrices para hacer cumplir los
deberes de su profesión.

En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con


unos deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es
importante saber distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la
misma vez saber cuáles son sus derechos. En la medida que él cumpla con un
deber, no debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al exigir sus
derechos. Lo importante es ser modelo de lo que es ser profesional y moralmente
ético. Por ejemplo, un deber del profesional es tener solidaridad o compañerismo
en la ayuda mutua para lograr los objetivos propios de su empresa y, por
consiguiente, tener el derecho de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral,
no ético, sin ser víctima de represalia, aun cuando esto también sea para lograr
un objetivo de la empresa. Al actuar de esa manera demuestra su asertividad en
la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus
derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda
conducta ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se
deja la honestidad fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al
profesional a exhibir conducta inmoral y antiética.
Hay tres factores generales que influyen en el individuo al tomar decisiones
éticas o antiéticas (Ferrell, 87-96), los cuales son:
Valores individuales - La actitud, experiencias y conocimientos del individuo y de
la cultura en que se encuentra le ayudará a determinar qué es lo correcto o
incorrecto de una acción.
Comportamiento y valores de otros - Las influencias buenas o malas de personas
importantes en la vida del individuo, tales como los padres, amigos, compañeros,
maestros, supervisores, líderes políticos y religiosos le dirigirán su
comportamiento al tomar una decisión.
Código oficial de ética - Este código dirige el comportamiento ético del empleado,
mientras que sin él podría tomar decisiones antiéticas.
Un aumento en las regulaciones rígidas en el trabajo a través de los códigos de
ética ayudará a disminuir los problemas éticos, pero de seguro no se podrá
eliminarlos totalmente. Esto es así, debido a las características propias de la
ética que establecen que ésta varía de persona a persona, lo que es bueno para
uno puede ser malo para otro; está basada en nuestras ideas sociales de lo que
es correcto o incorrecto; varía de cultura a cultura, lo cual no se puede evaluar
un país con las normas de otro; y está determinada parcialmente por el individuo
y por el contexto cultural en donde ocurre. No obstante, el profesional debe
reconocer que necesita de la ética para ser sensible a los interrogantes morales,
conocer cómo definir conflictos de valores, analizar disyuntivas y tomar
decisiones en la solución de problemas.
Etimología
La ética (del latín ethicus y éste del griego clásico ēthikós, «moral, relativo al
carįcter») es una de las grandes ramas de la filosofía. Tiene como objeto de
estudio la moral y la acción humana. Su estudio se remonta a los orígenes de la
filosofía moral en la Grecia clásica y su desarrollo histórico ha sido diverso
Los problemas capitales de la Ética
Es un principio, indiscutido ya por lógicos y metodológicos, que el progreso
de una ciencia se mide por la precisión con que formula sus problemas. Las
ciencias cuya problemática es más exacta y minuciosa, sin duda alguna, son las
que ostentan una evolución más perceptible. Esta consideración para la
filosofía moral. Sus más eminentes especialistas propugnan por caracterizar
del mejor modo los problemas que le son peculiares. Atendiendo a este
propósito, a continuación desdoblaremos el concepto de ética, ganado ya,
para formular los problemas fundamentales de ella. Las denominaciones
empleadas se han seleccionado entre las usadas por los pensadores más
destacados. Con todo, quedarán consignadas aquellas de gran popularidad, a
fin de felicitar la comprensión de toda literatura sobre asuntos de filosofía moral.
La reflexión filosófica sobre el factum de la cultura llamado moralidad conduce a
los siguientes temas capitales: a) El problema de la esencia del acto ético. La
libertad. Hay que subrayar aquí que la palabra ³esencia´ no está tomada
en un sentido metafísico, sino meramente lógico. No significa para nosotros una
substancia o ³cosaen sí´ supra empírica; al contrario, lo que para los lógicos
de nuestros tiempos designa, a saber, la significación fundamental de un
objeto, la unidad de las determinaciones permanentes de una cosa.¶ Dentro
de esta aceptación del término, podemos decir, v. gr., ¿cuál es la esencia del
triángulo?, para preguntar sencillamente por lo que es, lo que significa triángulo
en general, La esencia, así, es el conjunto de determinaciones gracias a las
cuales se reconocen que innúmeras figuras son triángulos por igual, a pesar
de su diverso tamaño, situación recíproca de sus lados, etcétera
Evolución más perceptible. Esta consideració del mejor modo los problemas que
le son peculiares. Atendiendo a este propósito, a continuación desdoblaremos el
concepto de ética, ganado ya, para formular los problemas fundamentales de
ella. Las denominaciones empleadas se han seleccionado entre las usadas por
los pensadores más destacados. Con todo, quedarán consignadas aquellas de
gran popularidad, a fin de felicitar la comprensión de toda literatura sobre asuntos
de filosofía moral. La reflexión filosófica sobre el factum de la cultura llamado
moralidad conduce a los siguientes temas capitales: a) El problema de la esencia
del acto ético. La libertad. Hay que subrayar aquí q n para la filosofía moral. Sus
más eminentes especialistas propugnan por caracterizar Que la palabra
"esencia" no está tomada en un sentido meta físico, sino meramente lógico. No
significa para nosotros una substancia o "cosa en sí" supra empírica; al contrario,
lo que para los lógicos de nuestros tiempos designa, a saber, la significación
fundamental de un objeto, la unidad de las determinaciones permanentes de una
cosa.' Dentro de esta aceptación del término, podemos decir, v. gr., ¿cuál es la
esencia del triángulo?, para preguntar sencillamente por lo que es lo que significa
triángula en general. La esencia, así, es el coniunto de determinaciones [28/12
11:17 a. m.] Amor: gracias a las cuales se reconocen que innúmeras figuras son
triángulos por igual, a pesar de su diverso tamaño, situación recíproca de sus
lados, etcétera. El problema de la eseneia del acto moral podemos
circunscribirlo, por tanto, en las siguientes preguntas: ¿qué es acto ético?
¿Cuándo puede decirse que un sujeto realiza un acto moral? ¿Qué
pensamientos Así se comprende, dentro del tema general de la esencia del acto
ético, tenga pertinente acomodo el clásico problema de la libertad humana. El
problema de la esencia del acto ético La ética es un tema que angustia a muchas
personas porque es una especie de guía y a la vez de freno a muchos actos que
están dentro de la conducta humana, la cuestión ética siempre es Qué hacer y
Qué no hacer, conocer los límites y respetarlos. Francisco Larroyo bien plantea
la cuestión hablándonos de El problema de la Esencia del A cto Ético: la Libertad.
[28/12 11:22 a. m.] Amor: El asunto no es de buscar en cuestiones metafisicas o
ininteligibles a la comprensión cotidiana, estamos hablando de algo tan común
como es la filosofía de lo moral. Cu ando se habla de acto ético rápidamente
pensamos en las implicaciones de la conciencia, del origen de la acción moral.
Si pensamos en la cuestión que planteábamos al inicio podríamos decir que es
ético revelarle a un enfermo terminal su condición porque la ética indica que hay
que actuar conforme al deber profesional, y el médico, tiene la obligación de
decirle al paciente su estado de salud, pero si se consulta con los familiares entra
en juego la conciencia moral, el sentimiento humano de no considerar apropiado
amargarle la corta existencia que le queda al enfermo. Nuestras vivencias
personales nos han enseñado que la ética se mueve entre la idea de lo correcto
y lo incorrecto, de lo que está bien o mal hacer. Por eso nos encontramos en
ocasiones frente a lo que se debe hacer que profesionalmente se le considera
bueno y lo que no debería hacerse, que se le llama malo. No se puede decir que
algo sea malo en el sentido de que hay que Matar a alguien, lo malo lo que es
contrario a lo que el sentido común dicta que se tiene que hacer como acto propio
de la profesión o como destino último que se persigue Se plantea otra situación
El Problema de la Valoración Moral, este problema es consecuencia del primero.
Para entenderlo es necesario reconocer que existen actos moralmente buenos
y actos que no necesariamente lo son, por ejemplo, si un hombre por defender
su casa de un ladrón asesina al ladrón, ¿podría decirse que lo que hizo es malo?
[28/12 11:24 a. m.] Amor: Los actos heroicos, moralmente positivos o negativos
se rigen por la misma premisa: "asesinar es inmoral", pero la ética admite a veces
ese valor doble de permitírnos hacer lo malo porque en otras circunstancias sería
malo- bajo la etiqueta de "estuvo bien", es un problema ático, porque no en todos
los casos se dice tan pronto que lo malo estuvo bien, a veces, depende del cristal
con que se mira. Un tercer problema es La Obligatoriedad Moral. A este respecto
se habla de lo social que está regido por norma
Ley natural derecho natural y político

Qué es la ley natural


El concepto de ley natural es un concepto filosófico, del que se han ocupado
ampliamente las más variadas orientaciones del pensamiento ético a lo largo de
la historia. Es verdad que también está presente en las principales religiones del
mundo, y en la religión católica tiene una gran importancia. Pero eso no hace de
la ley natural un tema confesional, sea porque la noción es originariamente
filosófica, sea porque la religión católica lo ve como un instrumento de diálogo
con todos los hombres, que debería permitir la convergencia en torno a unos
valores comunes que la actual dimensión global de los problemas éticos hace
particularmente necesaria: los problemas comunes exigen soluciones
universalmente compartidas.

Entendiéndola en su sentido ético más básico, la ley natural es la orientación


fundamental hacia el bien inscrita en lo más profundo de nuestro ser, en virtud
de la cual tenemos la capacidad de distinguir el bien del mal, y de orientar la
propia vida, con libertad y responsabilidad propia, de modo congruente con el
bien humano. Santo Tomás de Aquino la considera como un aspecto inseparable
de la creación de seres inteligentes y libres, y por ello la entiende come la
participación de la sabiduría creadora de Dios en la criatura racional. Esta ley,
dice Santo Tomás, “no es otra cosa que la luz de la inteligencia infundida en
nosotros por Dios. Gracias a ella conocemos lo que se debe hacer y lo que se
debe evitar” Con estas palabras se quiere afirmar que la inteligencia humana
tiene la capacidad de alcanzar la verdad moral, y que cuando esta capacidad se
ejercita rectamente y se logra alcanzar la verdad, nuestra inteligencia participa
de la Inteligencia divina, que es la medida intrínseca de toda inteligencia y de
todo lo inteligible y, en el plano ético, de todo lo razonable. En virtud de esa
presencia participada, nuestra inteligencia moral tiene un verdadero poder
normativo, y por eso se la llama ley.

Para entender bien qué es la ley natural conviene no olvidar que la noción de
ley es análoga. Lo que a nosotros nos resulta más conocido son las leyes
políticas emanadas por el Estado, y por eso existe el peligro de entender la ley
natural como la expresión de un poder que se nos impone, o bien como un código
inmutable de leyes ya hechas deducible especulativamente de una concepción
de la naturaleza humana, como en siglos pasados pretendió el racionalismo

A mi juicio es importante entender bien el significado de la razón práctica en


la constitución de la ley natural. La ley natural no es una especie de código civil
universal. En realidad no es otra cosa que el hecho, incontestable, que el hombre
es un ser moral y que la inteligencia humana es, de suyo, también una
inteligencia práctica, una razón moral, capaz de ordenar nuestra conducta en
vista del bien humano. Con otras palabras, ley moral natural significa que la
instancia moral nace inmediata y espontáneamente del interior del hombre, y
encuentra en él una estructura que la alimenta y sostiene, sin la cual las
exigencias éticas serían opresivas e incluso completamente ininteligibles.

La ley moral natural fundamentalmente está formada por los principios que la
razón práctica posee y conoce por sí misma, es decir, en virtud de su misma
naturaleza. La ley natural es la ley de la razón práctica, la estructura fundamental
del funcionamiento de la razón práctica, de todas sus evidencias y de todos sus
razonamientos. Pero hay que añadir inmediatamente que la razón práctica se
diferencia de la razón especulativa porque la razón práctica parte no de premisas
especulativas, sino del deseo de unos fines, que la ponen en movimiento para
buscar el modo justo de realizarlos. Por eso la razón práctica se mueve en el
ámbito de las inclinaciones naturales, de las tendencias propias de la naturaleza
humana (como son, por ejemplo, la sociabilidad, la creatividad y el trabajo, el
conocimiento, el deseo de libertad, la tendencia sexual, el deseo de amar y de
ser amado, la tendencia a la propia conservación y la seguridad, etc.).

La ley moral natural se llama “natural” porque tanto la razón que la formula
como las tendencias o inclinaciones a las que la razón práctica hace referencia
son partes esenciales de la naturaleza humana, es decir, se poseen porque
pertenecen a lo que el hombre es, y no a una contingente decisión que un
individuo o un poder político puede tomar o no. De aquí procede lo que suele
llamarse “universalidad” de la ley moral natural. La universalidad de la ley natural
no se debe concebir como si se tratase de una especie de ley política válida para
todos los pueblos de todos los tiempos. Significa simplemente que la razón de
todos los hombres, considerada en sus aspectos más profundos y estructurales,
es substancialmente idéntica. La universalidad afirma la identidad substancial de
la razón práctica. Si la razón práctica no fuese unitaria en sus principios básicos,
no sería posible el dialogo entre las diversas culturas, ni el reconocimiento
universal de los derechos humanos, ni el derecho internacional. Esta
universalidad coexiste con la diversidad de aplicaciones prácticas por parte de
los diferentes pueblos a lo largo de la historia, diversidad que se hace más
grande cuanto más lejos de los principios básicos están los problemas de que
se trata.

Si quisiéramos añadir algunas consideraciones desde el punto de vista


cristiano, habría que decir que la ley moral natural es objetivamente insuficiente
y fragmentaria. Es insuficiente para ordenar la convivencia social, y por eso ha
de ser completada por las leyes civiles; y, en la práctica, es también insuficiente
para garantizar la realización del bien personal: aunque, en línea de principio,
indica todas las exigencias del bien humano, no posee la fuerza necesaria para
evitar el oscurecimiento de la percepción de algunas exigencias éticas, debido al
desorden introducido por el pecado en el hombre. Por otra parte, considerada la
totalidad del designio salvífico de Dios, es obvio que el bien sobrenatural del
hombre, es decir, la realización de la unión con Cristo a través de la fe, la
esperanza y la caridad, excede completamente el alcance de la ley moral natural.

Derecho natural y política


Se llama “derecho natural” a un ámbito particular de la ley natural: el ámbito
de la justicia. El derecho natural es por ello algo más restringido que la ley
natural. Se refiere fundamentalmente a la relación entre personas, entre
instituciones o entre personas e instituciones, y por eso está en la base del orden
social.

El derecho natural no es un cuerpo de leyes distinto de lo que nosotros


llamamos hoy “ordenamiento jurídico” o cuerpo de las leyes del Estado.
Aristóteles lo entendía de otra manera. En el derecho y en las leyes políticas,
dice en la Ética a Nicómaco, hay dos componentes: uno natural y otro legal. Es
natural “lo que tiene en todas partes la misma fuerza, independientemente de
que lo parezca o no”; es legal “aquello que en un principio da lo mismo que sea
así o de otra manera, pero una vez establecido ya no da lo mismo”[8]. El derecho
natural es una parte de lo que comúnmente llamamos derecho y ley, la parte que
es naturalmente justa y por ello debe ser siempre así. Si consideramos, por
ejemplo, la ley de tráfico española e inglesa, por la cual en España los
automóviles van por la derecha de la carretera y en Inglaterra en cambio por la
izquierda, se distingue en ella algo natural y algo convencional: es naturalmente
justo y razonable que, dada la impenetrabilidad de la materia y mientras ésta
dure, los coches que van y los que vienen no pueden ir por el mismo lado de la
carretera; es convencional que los automóviles vayan por la derecha o por la
izquierda. Se puede elegir lo que más guste, pero una vez que se llegue a una
decisión, todos la han de aceptar. El respeto de la justicia natural asegura un
primer ajuste de la vida social a la realidad del mundo y al bien de las personas
y de los pueblos. Si alguien se empeña en organizar la vida social como si la
tierra fuera cuadrada o como si los hombres se encontrasen a gusto a una
temperatura ambiente de diez grados bajo cero, se estrellará y, si todos le
seguimos, nos estrellaremos todos. El respeto de lo que es justo por naturaleza
es parte esencial de una característica fundamental de toda ley: la racionalidad,
el ser razonable.

Los que trabajan en el mundo de la justicia, y muy particularmente los


gobernantes y los legisladores, suelen notar una cierta incomodidad ante el
concepto de derecho natural, porque les parece que se puede convertir en una
instancia a la que cada ciudadano se puede apelar para desobedecer, por
motivos de conciencia, a las leyes del Estado. El derecho natural se podría
convertir en un instrumento desestabilizador en manos del arbitrio o de los
intereses subjetivos, principio de desorden, enemigo de la certeza del derecho.
Es una desazón semejante a la que suscita en los gobernantes la idea de
objeción de conciencia y, en general, todo lo que podría justificar la
desobediencia a las leyes.

No cabe duda de que puede haber algo de verdad en estos temores, y en


ocasiones lo habrá. Pero si vamos derechamente al núcleo de la cuestión, habrá
que reconocer con Karl Popper que la “sociedad abierta”, democrática y laica, se
fundamenta sobre el dualismo fundamental entre “datos de hecho” y “criterios de
valor”. Una cosa son los datos de hecho (leyes e instituciones concretas) y otra
son los criterios éticos justos y verdaderos, que son independientes y superiores
al proceso político que produce los datos de hecho. Los datos de hecho pueden
conformarse a los criterios racionales de justicia, y generalmente se conforman,
pero pueden también no conformarse. Como añade Popper, querer negar dicho
dualismo equivale a sostener la identificación del poder con el derecho; es, pura
y simplemente, expresión de un talante totalitario El totalitarismo es un monismo,
es poner todo en las mismas manos, identificar la fuente del poder político con
la del valor moral y con la de la racionalidad. Es cierto que las instituciones
políticas gozan de una autonomía política y jurídica, pero esto no comporta en
modo alguno negar la trascendencia de los criterios de valor sobre los hechos y
los acuerdos políticos. Quien negase esta dualidad, estaría a un paso de
“convertir los hechos mismos —mayorías concretas, medidas legislativas, en
valores políticos supremos y moralmente inapelables.
DEFINICIÓN Y DIVISIÓN DE LA LEY MORAL
Es tema clásico en la Ética el que trata acerca de las leyes morales. Por lo pronto,
es un hecho que han existido esas leyes actuando en nuestra conciencia. Lo
importante es fundamentarlas, es decir, reflexionar sobre ellas, y hacer notar
cuáles son las condiciones de su validez.
¿De dónde procede el carácter de obligatoriedad que muchas de ellas poseen?
¿Puede justificarse la obligación moral que implican ciertos mandatos? ¿O se
trata acaso de una exclusiva situación de hecho, como la presión social, o la
presión del Súper Yo, que en realidad no implica obligación moral? Y en caso
afirmativo, ¿cómo se salvaría la autonomía del hombre, tan apreciada por todo
sistema ético? La ley y la obligación ¿no constituyen un atentado contra la
libertad humana? Dar respuesta a estas preguntas es el objetivo que se pretende
en esta sección.
Aunque, para ello, es necesario comenzar haciendo una definición de lo que es
la ley moral, y distinguiendo, además, los diversos tipos de leyes morales. Este
capítulo tendrá, pues, un carácter preponderantemente descriptivo.
1. NATURALEZA DE LA LEY MORAL. Además de las leyes físicas que
gobiernan los seres materiales y que se definen como "la expresión de una
relación constante entre dos fenómenos", nos encontramos con las leyes
morales, que gobiernan al hombre en su conducta libre.
Santo Tomás de Aquino nos proporciona la siguiente definición de ley moral: "Es
una ordenación de la razón, promulgada para el bien común por quien tiene el
cuidado de la comunidad." Esta definición está llena de contenido que es
necesario explicitar:
a) "Ordenación...": En efecto, una ley es una orden o mandato. Nótese que la
palabra orden significa, en general, la correcta disposición de las partes en el
todo. La ordenación {ordinario, en latín) es, pues, una indicación para disponer
las cosas en su correcto lugar. En otras palabras, actuar conforme a la ley
significa asumir el puesto que le corresponde en relación con Dios, los demás
hombres y consigo mismo. Quien actúa conforme a la ley que manda respetar a
los padres, por ejemplo, está colocándose en el puesto que le corresponde en
cuanto hijo de familia. Es decir, cumplir una orden es lo mismo que colocarse en
orden.
Es digna de notarse esta cualidad de la ley. Lo que más llama la atención en
ciertos ambientes, al tratar acerca de las leyes, es su carácter imperativo e
inclusive impositivo. Sin embargo, la orden (en tono imperativo) sólo se justifica
en función del orden (en tono indicativo).
b) ". . . de la razón. . .": Esto significa que la fuente u origen de la ley es la razón.
Solamente así se garantiza una correcta legislación, con carácter universal.
Aquella ley que, de hecho, esté originada en otra facultad humana (como la
pasión, por ejemplo), corre el riesgo de perder su validez, si acaso no está acorde
con la razón. El despotismo de las autoridades que mandan "porque yo así lo
quiero" o "porque se me pega la gana, sin ninguna razón positiva que sustente
el mandato, queda, con esto, fuera de toda justificación.
c) ". . . promulgada . . .": Esta palabra significa: dictaminada o publicada. Como
veremos poco más adelante, esta promulgación puede ser explícita (como en el
caso de las leyes positivas) o simplemente implícita (como en el caso de la ley
natural), de tal modo que el hombre tiene que descubrirla tal como está inscrita
en la misma naturaleza humana.
d) "...para el bien común...": Aquí está la finalidad propia de la ley moral. No se
trata sólo de beneficiar exclusivamente a la autoridad o a un sector de los
súbditos, sino a la comunidad en general, aun cuando esto implique el sacrificio
de ciertos bienes particulares.

Es necesario tomar cabal conciencia de esta cualidad de la ley. Si, de hecho,


abunda la gente que experimenta cierta fobia ante la ley, esto se debe (al menos,
en la mayor parte de los casos) a la oscuridad en que han vivido respecto a la
finalidad de un mandato. Claro está que las circunstancias concretas han dado
pie a esa oscuridad, pues más de alguna ley se ha dictado sólo para beneficio
de la propia autoridad. Sin embargo, la auténtica ley debe estar siempre
apuntando hacia el beneficio de la comunidad.
e)". ..por quien tiene el cuidado de la comunidad": Esta última parte de la
definición de ley moral nos indica quién es la persona que debe dictar leyes.
Efectivamente, la autoridad, el jefe de la comunidad, aquel que ha asumido la
responsabilidad de preocuparse por el bienestar de la sociedad, ése es el más
indicado para dictar las ley correctas, en función del conocimiento que debe
adquirir acerca de las necesidades de los súbditos.
Éstas son, pues, las cualidades que ha de tener una ley moral. En la medida que
carezca de ellas, pierde su validez como ley moral. Nótese que todas estas
características, en realidad, constituyen diversas facetas de una sola cualidad:
el carácter racional de la ley. Cuando falta una de ellas, también las demás
quedan truncadas. Si una ley no está encaminada al bien común, es que no está
originada en la razón. Y, si no está originada en la razón, difícilmente expresará
un orden. El núcleo o esencia de la ley moral está en ser una expresión de la
razón, de la recta razón, que trasciende los intereses inmediatos, y dispone las
cosas en el puesto que les corresponde.
2. DIVISIÓN DE LA LEY MORAL. Existen varios tipos de leyes morales. Cada
autor las clasifica según diversos criterios.
Aquí daremos una división sencilla, pero suficiente para ilustrar los capítulos que
siguen:
a)Por su naturaleza, la ley moral puede ser imperativa, prohibitiva y permisiva.
La ley imperativa manda hacer algo; la prohibitiva lo impide; la permisiva
solamente dice lo que es lícito.

Nótese que (al revés de lo que muchos creen y acostumbran) el núcleo de una
legislación está en las leyes imperativas, y no tanto en las prohibitivas. El
legislador tiene por función indicar el camino que hay que seguir y, sólo
secundariamente, aclarar lo que no se debe hacer. Igualmente, una educación
correcta debe evitar ese exceso de prohibiciones que continuamente se están
imponiendo al educando. Educar significa conducir, no coartar.
b) Por su promulgación, la ley puede ser natural y positiva. La ley natural está
inscrita en la naturaleza. La ley positiva está escrita materialmente en un código.
La ley natural debe ser descubierta por el hombre y no es producto de la inventiva
de éste, en cambio la ley positiva es el resultado de una legislación especial. En
el capítulo siguiente estudiaremos las relaciones entre estos dos tipos de leyes.
c) Por su duración, la ley es eterna y temporal. La ley eterna siempre ha tenido,
y tendrá, vigencia. Por supuesto, sólo se concibe en la mente de Dios. La ley
temporal tiene una vigencia transitoria.
d) Por su autor, la ley es divina o humana. Hay que advertir que la ley natural
sólo puede ser divina (es decir, procede de Dios, creador de la naturaleza). En
cambio, la ley positiva puede ser divina o humana, pues tanto el hombre como
Dios pueden dictar leyes que expliciten la ley natural.

Entre todos estos tipos de leyes destacan tres, y en el orden que sigue:
 Ley eterna
 Ley natural
 Ley positiva

NORMA SOCIAL
Norma social es una regla que se debe seguir o a la que se deben ajustar las
conductas, tareas y actividades del ser humano. La palabra moral proviene del
latín moralis, equivalente al griego éfhos. Sin embargo, la traducción latina
adquiere un matiz distinto de la griega y pierde parte del significado inicial. Moral
quiere decir carácter o costumbre, en cuanto algo que ha sido adquirido, y ya no
tiene el sentido de estructura originaria.
El sistema de normas, reglas o deberes que regula las acciones de los individuos
entre sí es lo que llamamos moral. Ésta, entonces, exige el cumplimiento de
aquellas normas, que se vuelven deberes morales adquiridos.
La sociedad es el origen de la moral. "Cada sociedad dicta las reglas que los
individuos deben acatar para vivir en ella y son la defensa de la estructura social,
que se vería quebrantada por el comportamiento desordenado de sus miembros
cuando obedece únicamente a los intereses particulares". Las reglas morales
representan necesidades sociales y colectivas, por lo que también son el origen
del derecho, el cual aplicará la coacción y la sanción, con el fin de que se
cumplan las leyes
La sociedad que tenemos hoy en día no es muy diferente, en lo que se refiere a
normas sociales, a aquellas del periodo romántico (siglo XIX). El sistema de
normas sociales relativas a los diferentes sistemas sociales y a los papeles rol
según posición social y que las personas identifican y asumen, lo estudia la
sociología.

Tipos de Normas
Las normas sociales pueden ser clasificadas según diversos criterios, uno de los
más habituales siendo agrupadas dentro de sistemas normativos según el grado
de la sanción que se aplica al infractor. Con este sistema obtenemos una
clasificación de los comportamientos desviados según su gravedad:
Normas penales: son las recogidas en el código penal, que representa el núcleo
duro de cualquier sistema social. Recoge las normas que tutelan los bienes
fundamentales del grupo social (la vida, la propiedad, las instituciones...). El
incumplimiento de estas es un delito, y convierte al autor en delincuente.
Conlleva el tipo de sanción más grave: la pena.
Normas jurídicas: son las normas contenidas en reglamentos u ordenamientos,
su violación es un acto ilícito y conlleva sanciones de tipo pecuniario o
administrativo.
Normas sociales: es un amplio grupo de normas socialmente reconocidas, como
la moda, la tradición, los usos y costumbres, etc. Su incumplimiento no implica
una sanción institucionalizada, aunque sí algún tipo de recriminación o reproche
social. En las últimas décadas existe la tendencia a re conceptualizar estos
comportamientos de desviados en diversos
Moral individual: son las normas autoimpuestas, del tipo no comeré nunca en un
McDonald's. Incumplirlas tiene escasa relevancia social, pero puede ser
calificado como hipocresía.
En el diagrama podemos observar como los distintos sistemas normativos se
agrupan unos dentro de otros. Esto se hace porque, por ejemplo, aunque no
todas las normas sociales están en el código penal, todas las normas del código
penal son normas sociales. En realidad este modelo es una simplificación de
cómo se interrelacionan los sistemas normativos, ya que existen multitud de
excepciones: es habitual que alguna de las normas sociales existentes no sea
aceptada por la moral individual de algunas personas, lo que da lugar a la
aparición de las subculturas; también sucede a menudo que algunas normas del
sistema jurídico o penal no lleguen a integrarse dentro de las normas sociales.
Esto sucede sobre todo en los sistemas no democráticos, aunque también ocurre
en las democracias. Un ejemplo actual es la contradicción de muchas
legislaciones con la aceptación social de las descargas por internet. Cuando
existen fuertes contradicciones entre los sistemas normativos puede producirse
una crisis que los modifique. Por este motivo autores como Durkheim consideran
la desviación como un motor del cambio social.

Qué es Conciencia.
Como conciencia se define el conocimiento que un individuo tiene de sus
pensamientos, sus sentimientos y sus actos. Como tal, la palabra proviene del
latín conscientĭa, y esta a su vez del calco del griego συνείδησις (syneídesis),
compuesta por el prefijo συν- (syn-), que significa ‘con’, y είδησις (eídesis), que
traduce ‘conocimiento’, es decir: con conocimiento.
La conciencia es la capacidad propia de los seres humanos de reconocerse a sí
mismos, de tener conocimiento y percepción de su propia existencia y de su
entorno. En este sentido, la conciencia está asociada a la actividad mental que
implica un dominio por parte del propio individuo sobre sus sentidos. Así, una
persona consciente es aquella que tiene conocimiento de lo que ocurre consigo
y en su entorno, mientras que la inconsciencia supone que la persona no sea
capaz de percibir lo que le sucede ni lo que pasa a su alrededor.
Por otro lado, conciencia también tiene una connotación en cuanto sentido del
deber, como reflexión sobre la conducta y sobre los propios actos. De allí que
también tenga un carácter ético, pues permite distinguir al individuo entre aquello
que está bien y lo que está mal, de modo que a la hora de obrar pueda conducirse
de acuerdo a sus valores morales.

¿Conciencia o consciencia?
¿Cuándo escribir conciencia y cuándo consciencia? La duda sobre si estas
palabras son intercambiables en todos los casos es común, no obstante, hay
contextos donde esto no es posible. Por ejemplo, cuando queremos emplearlas
en un sentido moral, aludiendo a la capacidad de discernimiento entre lo bueno
y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto, lo aceptado es emplear la forma
conciencia: “Después de lo que hizo el presidente, su conciencia no lo va a dejar
en paz”. Por otro lado, cuando se usa con el sentido de percepción o
conocimiento, pueden utilizarse ambas formas, aunque se aconseja el empleo
de la escritura más simple conciencia: “Él conduce como si no tuviera conciencia
de los riesgos”.
Conciencia moral
La conciencia moral es aquella que nos señala si las acciones o actitudes que
tomamos son correctas o incorrectas. Como tal, la conciencia moral está
sustentada en el conjunto de valores morales que ostenta el individuo. Son los
valores los que orientan el comportamiento y las acciones de las personas,
siendo que quien se rige por ellos procura obrar bien, correctamente, de
conformidad con sus principios. La ausencia de valores, por el contrario, implica
un vacío de conciencia según el cual el individuo no se sentirá impelido a actuar
de tal o cual manera. Por su parte, aquel que, a pesar de actuar a conciencia,
obra malamente, empieza a experimentar aquello que llamamos cargo de
conciencia.

Conciencia histórica
La conciencia histórica es aquella que permite a un individuo percibirse a sí
mismo incurso en un devenir colectivo, partícipe de un momento particular en el
tiempo y en la historia de una sociedad. Como tal, la conciencia histórica dota a
la persona de la capacidad de comprender que todo lo que acontece en la
actualidad es resultado de un conjunto de acciones llevadas a cabo en el pasado.
En este sentido, el individuo con conciencia histórica es también capaz de darse
cuenta de que sus propios actos y los de los otros que con él cohabiten en su
tiempo tendrán consecuencias en el futuro en las vidas de otras personas.
Conciencia en Psicología
Para la Psicología, como conciencia se denomina el acto mediante el cual una
persona es capaz de percibirse a sí misma en el mundo. En este sentido, la
conciencia implica el hecho en sí de un individuo darse cuenta de aquello que
ocurre a su alrededor, fuera del Yo, como resultado de un conjunto de reflexiones
sobre las propias acciones y las realidades presentes en su entorno.

Las funciones de la Conciencia


Por razones en buena medida estimables, el tema de la conciencia ha
permanecido relegado a un segundo término, cuando no decididamente proscrito
de la psicología científica occidental, durante una gran parte de nuestro siglo. De
serlo casi todo en la época de Wundt, pasó a no ser nada, o casi nada, con
Watson. Ya en 1904, uno de los prohombres de la psicología de aquel entonces,
y de la de siempre, William James, se había permitido dudar públicamente de la
existencia de la conciencia, al menos como entidad, en un sonado artículo que
aún sigue citándose: Does consciousness exist? La respuesta no se hizo esperar
mucho. En 1913, John Broadus Watson declaró a la conciencia persona non
grata, en cualquiera de sus formas, para la ciencia de la conducta, la gran
innovación psicológica de aquel momento. Fueron años amargos. La psicología
introspectiva se desplomó espectacularmente, y hasta la década de los sesenta
apenas se volvió a oír hablar de la conciencia en los laboratorios de psicología,
excepto para renegar de ella o convertirla en chivo expiatorio de todas las \
culpas. Hoy, aunque algunos psicólogos todavía se resistan fren- -11- te a lo que
consideran una regresión al mentalismo, lo cierto es que la reposición de la
denigrada conciencia es ya un hecho manifiesto, imposible de ignorar. Las
últimas revisiones del problema que han llevado a cabo Hilgard y Natsoulas, y
en España Ruiz de la Peña, así lo prueban sin lugar a dudas l. Es mi parecer que
con la recuperación de la conciencia la psicología ha recobrado también una
parte del sentido que había perdido al reducirse a una ciencia de la conducta sin
más, esto es, ajena a la experiencia interna. Reconozco, sí, que a través de la
«noche oscura del alma» impuesta por las psicologías objetivas de 1900, el
mentalismo recibió una merecida penitencia. Pero entiendo también que, desde
entonces, la mente se ha disciplinado y tiene una compostura que la hace apta
para ser objeto de una disciplina científica. Ya diremos cómo y por qué. Pero el
tema es amplio, el tiempo corto, mis conocimientos menguados, y así habré de
limitarme a una sola de las tantas cuestiones que podrían plantearse. Ella no es
otra que averiguar, si pudiere, para qué sirve la conciencia: cuál es su función.
Se trata de un viejo problema que conviene retomar. Antes de abordarlo, sin
embargo, tendremos que explicar lo que queremos decir con la palabra
conciencia. No será fácil.

Segunda etapa del Progreso


Se entiende que correctamente-cuando hablamos de actividad moral? o, quizás
todavía con más vigor: ¿Qué es el factum dela moralidad? En la literatura de la
filosofía moral el tema de la esencia del acto ético también se designa con el
rubro del problema del origen de la moralidad. Esta denominación se explica y
justifica, porque cuando se indaga qué es un acto ético, no se hace otra cosa
sino precisar qué condiciones de la conciencia hacen posible, determinar el
nacimiento de la acción moral. Justamente, una de las condiciones que hacen
posible el acto moral es la actitud o capacidad del hombre para tomar por sí
mismo una decisión en su conducta, vale decir la libertad de elección (libre
albedrío, liberum arbitrium) Es un principio, indiscutido ya por lógicos y
metodológicos, que el progreso de una ciencia se mide por la precisión con que
formula sus problemas. Las ciencias cuya problemática es más exacta y
minuciosa, sin duda alguna, son las que ostentan una evolución más perceptible.
Esta consideración del mejor modo los problemas que le son peculiares.
Atendiendo a este propósito, a continuación desdoblaremos el concepto de ética,
ganado ya, para formular los problemas fundamentales de ella. Las
denominaciones empleadas se han seleccionado entre las usadas por los
pensadores más destacados. Con todo, quedarán consignadas aquellas de gran
popularidad, a fin de felicitar la comprensión de toda literatura sobre asuntos de
filosofía moral. La reflexión filosófica sobre el factum de la cultura llamado
moralidad conduce a los siguientes temas capitales: a) El problema de la esencia
del acto ético. La libertad. Hay que subrayar aquí q n para la filosofía moral. Sus
más eminentes especialistas propugnan por caracterizar Que la palabra
"esencia" no está tomada en un sentido meta físico, sino meramente lógico. No
significa para nosotros una substancia o "cosa en sí" supra empírica; al contrario,
lo que para los lógicos de nuestros tiempos designa, a saber, la significación
fundamental de un objeto, la unidad de las determinaciones permanentes de una
cosa.' Dentro de esta aceptación del término, podemos decir, v. gr., ¿cuál es la
esencia del triángulo?, para preguntar sencillamente por lo que es lo que significa
triangula en general. La esencia, así, es el conjunto de determinaciones [28/12
11:17 a. m.] Amor: gracias a las cuales se reconocen que innúmeras figuras son
triángulos por igual, a pesar de su diverso tamaño, situación recíproca de sus
lados, etcétera. El problema de la esencia del acto moral podemos
circunscribirlo, por tanto, en las siguientes preguntas: ¿qué es acto ético?
¿Cuándo puede decirse que un sujeto realiza un acto moral? ¿Qué
pensamientos Así se comprende, dentro del tema general de la esencia del acto
ético, tenga pertinente acomodo el clásico problema de la libertad humana. El
problema de la esencia del acto ético La ética es un tema que angustia a muchas
personas porque es una especie de guía y a la vez de freno a muchos actos que
están dentro de la conducta humana, la cuestión ética siempre es Qué hacer y
Qué no hacer, conocer los límites y respetarlos. Francisco Larroyo bien plantea
la cuestión hablándonos de El problema de la Esencia del acto Ético: la Libertad.
[28/12 11:22 a. m.] Amor: El asunto no es de buscar en cuestiones metafísicas
o ininteligibles a la comprensión cotidiana, estamos hablando de algo tan común
como es la filosofía de lo moral. Cu ando se habla de acto ético rápidamente
pensamos en las implicaciones de la conciencia, del origen de la acción moral.
Si pensamos en la cuestión que planteábamos al inicio podríamos decir que es
ético revelarle a un enfermo terminal su condición porque la ética indica que hay
que actuar conforme al deber profesional, y el médico, tiene la obligación de
decirle al paciente su estado de salud, pero si se consulta con los familiares entra
en juego la conciencia moral, el sentimiento humano de no considerar apropiado
amargarle la corta existencia que le queda al enfermo. Nuestras vivencias
personales nos han enseñado que la ética se mueve entre la idea de lo correcto
y lo incorrecto, de lo que está bien o mal hacer. Por eso nos encontramos en
ocasiones frente a lo que se debe hacer que profesionalmente se le considera
bueno y lo que no debería hacerse, que se le llama malo. No se puede decir que
algo sea malo en el sentido de que hay que Matar a alguien, lo malo lo que es
contrario a lo que el sentido común dicta que se tiene que hacer como acto propio
de la profesión o como destino último que se persigue Se plantea otra situación
El Problema de la Valoración Moral, este problema es consecuencia del primero.
Para entenderlo es necesario reconocer que existen actos moralmente buenos
y actos que no necesariamente lo son, por ejemplo, si un hombre por defender
su casa de un ladrón asesina al ladrón, ¿podría decirse que lo que hizo es malo?
[28/12 11:24 a. m.] Amor: Los actos heroicos, moralmente positivos o negativos
se rigen por la misma premisa: "asesinar es inmoral", pero la ética admite a veces
ese valor doble de permitirnos hacer lo malo porque en otras circunstancias sería
malo- bajo la etiqueta de "estuvo bien", es un problema ático, porque no en todos
los casos se dice tan pronto que lo malo estuvo bien, a veces, depende del cristal
con que se mira. Un tercer problema es La Obligatoriedad Moral. A este respecto
se habla de lo social que está regido por normas

Definición de Acto Moral


La ética es la disciplina de la filosofía que estudia el comportamiento humano. Y
de manera más específica, la ética analiza un tipo de conducta, el acto moral.

Un acto moral es aquella acción realizada por un individuo y que puede ser
valorada como buena o mala desde un punto de vista ético. Las acciones que
realizamos podrían dividirse en dos grupos: las que no tienen implicaciones
morales porque son neutrales (respirar, moverse, rascarse o protegerse de la
lluvia) y aquellas acciones que sí pueden tener alguna consideración moral, es
decir, pueden valorarse como buenas o malas. Este último tipo de acciones es
mucho más amplio de lo que parece a primera vista. Dar la mano a alguien puede
parecer neutral, pero dar la mano a un terrorista sanguinario ya se puede discutir
moralmente. Trabajar en una fábrica para ganarse el pan de la familia no tiene
una implicación moral, pero si la fábrica contamina un río y esto provoca
enfermedades, la neutralidad del trabajo en la fábrica desaparece. Esto quiere
decir, que casi cualquier acto es un acto moral en potencia, pues el contexto en
el que se produzca determinará una valoración determinada.

Un acto moral depende de varios elementos. Para que hablemos con rigor de
acto moral éste tiene que ser algo elegido libremente, sin ningún tipo de
coacción. Por otra parte, el acto debe tener una finalidad, un motivo por el cual
se realiza. Por último, el acto moral se encuentra dentro de un contexto humano
que condiciona cualquier análisis ético.
Cualquier acto moral se puede analizar desde perspectivas diferentes, es decir,
desde varios criterios éticos. Si tomo la decisión de ayudar a todo el que lo
necesita, alguien podría preguntarme por qué actúo así. Mi respuesta podría ser
muy diversa: 1. Considero que es mi deber hacerlo, 2. Entiendo que al ayudar al
necesitado estoy cumpliendo con lo que Dios quiere de mí, Mi conducta moral
se rige por mis sentimientos internos. Estas tres posibles respuestas a un acto
moral son ejemplos de las justificaciones racionales o criterios que podemos
emplear a la hora de llevar a término un acto moral.

Por último, vale la pena recordar que la mayoría de actos pueden tener una
dimensión moral y, por este motivo, estar sujeto a la discusión y al debate ético.

La moralidad es un inclinación universal del hombre. A lo largo de una jornada


decidimos con cierto grado de libertad una serie de acciones y éstas son
valorables como buenas o malas.

El deber de ser de la ética Kantiana


La ética kantiana es una teoría ética deontológica formulada por el filósofo
Immanuel Kant. Desarrollada como producto del racionalismo ilustrado, está
basada en la postura que la única cosa intrínsecamente buena es una buena
voluntad; por lo tanto una acción solo puede ser buena si su máxima —el
principio subyacente— obedece a la ley moral. Central a la construcción kantiana
de la ley moral es el imperativo categórico, que actúa sobre todas las personas,
sin importar sus intereses o deseos. Kant lo formuló de varias maneras. Su
principio de universalidad requiere que, para que una acción sea permisible,
debe ser posible aplicarla a todas las personas sin resultar contradictoria. Su
formulación de la humanidad como un fin en sí misma exige que los humanos
nunca sean tratados meramente como un medio para un fin, sino también un fin
en sí mismos. La formulación de la autonomía concluye que los agentes
racionales están obligados a la ley moral por su propia voluntad, mientras que el
concepto de Kant del Reino de los fines exige que las personas actúen como si
los principios de sus propias acciones establecieran una ley para un reino
hipotético. Kant también distinguió entre deberes perfectos e imperfectos. Un
deber perfecto, como el deber de no mentir, es siempre verdadero; uno
imperfecto, como donar a la caridad, puede flexibilizarse y aplicarse en un tiempo
y espacio particulares.
El filósofo estadounidense Louis Pojman ha citado al pietismo como influencia
en el desarrollo de la ética kantiana, mientras que el filósofo político Jean-
Jacques Rousseau señala al debate contemporáneo entre racionalismo y
empirismo y la influencia de la ley natural. Otros filósofos sostienen que los
padres de Kant y su profesor, Martin Knutzen, influenciaron su ética. Aquellos
influenciados por la ética kantiana incluyen al filósofo Jürgen Habermas, el
filósofo político John Rawls y el psicoanalista Jacques Lacan. El filósofo alemán
G. W. F. Hegel criticó a Kant por no proveer suficientes detalles concretos en su
teoría moral para afectar la toma de decisiones y por negar la naturaleza
humana. El filósofo alemán Arthur Schopenhauer argumentó que la ética debería
intentar describir cómo se comportan las personas y criticó a Kant por ser
normativo. Michael Stocker ha argumentado que actuar por deber puede
disminuir otras motivaciones morales como la amistad, mientras que Marcia
Baron ha defendido la teoría al sostener que no lo hace. La Iglesia católica ha
criticado la ética kantiana como contradictoria y considera que la ética cristiana
es más compatible con la ética de las virtudes.
La afirmación de que todos los humanos merecen dignidad y respeto como
agentes autónomos implica que los profesionales médicos deberían estar felices
porque sus tratamientos se realicen en quienquiera, y que los pacientes nunca
deben ser tratados simplemente cómo instrumentos para la sociedad. La actitud
de Kant hacia la ética sexual surge por su postura que los humanos nunca deben
usarse simplemente como medios para un fin, lo que le llevó a considerar la
actividad sexual como degradante y a condenar ciertas prácticas sexuales.
Filósofas feministas han empleado la ética kantiana para condenar prácticas
como la prostitución y la pornografía debido a que no tratan a las mujeres como
fines. Kant también creía que, ya que los animales no poseen racionalidad, no
podemos tener deberes hacia ellos excepto el deber indirecto de no desarrollar
inclinaciones inmorales mediante la crueldad animal. Usó el ejemplo de mentir
como una aplicación de su ética: debido a que existe un deber perfecto de decir
la verdad, nunca debemos mentir, incluso si parece que mentir producirá mejores
consecuencias que la verdad.
Linkografìa:
https://definicion.de/epistemologia/
https://www.monografias.com/trabajos107/relaciones-epistemologia-ciencia-y-
arte/relaciones-epistemologia-ciencia-y-arte.shtml
https://www.monografias.com/trabajos47/etica-profesional/etica-
profesional2.shtml
https://www.almudi.org/articulos/517-ley-natural-derecho-natural-y-politica
https://es.scribd.com/doc/141534918/Definicion-y-Division-de-La-Ley-Moral

https://www.monografias.com/trabajos71/norma-social-norma-juridica/norma-
social-norma-juridica.shtml
http://www.racmyp.es/R/racmyp/docs/discursos/D54.pdf
https://definicion.mx/acto-moral/

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