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Reflexiones Padre José Román Flecha

EL TRIGO Y LA CIZAÑA
Domingo 16 del Tiempo Ordinario
20 de julio de 2008

Una y otra vez hemos contemplado la escena del Juicio Final que
preside la Capilla Sixtina en el Vaticano. Otra impresionante
representación del Juicio corona el retablo mayor de la Catedral Vieja de
Salamanca. Pero también encontramos esta escena en la portada de
muchas de nuestras catedrales.
En su encíclica “Salvados en esperanza”, el Papa Benedicto XVI ha
recordado la importancia que la representación del juicio tenía para los
cristianos medievales. Gracias a ella recordaban la responsabilidad que les
aguardaba en el mundo profano, apenas dejaran el templo.
Nuestra visión “forense” de la sociedad nos impide descubrir la
dimensión salvadora del juicio de Dios. Esa dimensión de providencia y de
gracia es la que subraya una hermosa oración que se encuentra en el libro
de la Sabiduría: “No hay más Dios que tú, que cuidas de todo, para
demostrar que no juzgas injustamente” (Sap 12,13).
Como ha dicho el Papa, en la sociedad secular son muchos los que
acusan a Dios como causante del mal. En consecuencia, tratan de sustituir
la justicia de Dios por la justicia humana. Por desgracia, con tal sustitución
son los más pobres e indefensos los que más pierden.

LA BONDAD DEL INTRANSIGENTE

Ese contraste entre la justicia humana y la justicia divina queda claro


en la parábola de la cizaña y el trigo que hoy se proclama en la liturgia (Mt
13, 24-30). La buena simiente y la mala han sido sembradas y crecen en el
mismo campo.
El relato refleja sin duda el panorama de las primeras comunidades
cristianas. Ya entonces había hermanos que dificultaban el camino a los
que pretendían seguir la Señor con fidelidad. La tentación de los más
intransigentes era la de expulsar a “los malos”.
La parábola incluye dos preguntas que los criados dirigen al dueño de
los campos. La primera es más teórica y la segunda más práctica.
- “¿De dónde sale la cizaña?” El dueño del campo tiene muy clara la
respuesta. La cizaña ha aparecido en el campo porque un enemigo
lo ha hecho. Nosotros buscamos muchas explicaciones sociales,
pero la razón última no puede ser olvidada.
- “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Los criados procuran
defender los intereses del dueño. Seguramente son celosos de su
propio trabajo. Esperan recoger una buena cosecha. Su
intransigencia no nace de su maldad, sino de su amor por las
obras bien hechas.

ESPERANZA ACTIVA

La parábola atribuye al dueño del campo un dictamen que a todas


luces se refiere a Dios. Él permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos. Al
arrancar la cizaña se correría el riesgo de arrancar también el trigo. Pero el

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Reflexiones Padre José Román Flecha

Señor de la historia dará el aviso oportuno a los segadores:


• “Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla”. La
frase no pretende dar una lección sobre el “lugar” destinado a los malos.
Ni justifica una afirmación sobre la naturaleza del “fuego” como destino de
los malos. Pero revela el fracaso mismo del mal.
• “El trigo almacenadlo en mi granero”. Tampoco esta frase ha de ser
tomada como una explicación literal del “lugar” que aguarda a los buenos.
Pero revela que la suerte de los buenos está en manos de Dios. Y que sus
buenas obras permanecerán en la presencia divina.
La afirmación del juicio de Dios sobre la historia no es un motivo de
terror, sino una ocasión para adquirir conciencia de nuestra
responsabilidad en el mundo
- Señor Jesús, en nuestra profesión de fe, confesamos que tú
vendrás con gloria para juzgar a vivos y muertos y tu reino no
tendrá fin. Que nuestra esperanza sea viva y activa, tolerante y
responsable. Amén.
José-Román Flecha Andrés

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