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CADA DÍA SU AFÁN 19.7.08
MIGRACIONES Y COMUNIDADES
Las implicaciones religiosas del fenómeno migratorio son tan numerosas que
necesariamente requieren una reflexión que no puede resumirse en una sola entrega. Junto a
las relaciones interpersonales, hay que repensar la integración grupal.
• Las estructuras y comunidades religiosas del país de destino habrán de prestar el
servicio de la caridad a quien lo necesite, como escribió Juan Pablo II: “Cada día, en muchas
partes del mundo, emigrantes, refugiados y desplazados se dirigen a parroquias y
organizaciones católicas, buscando apoyo, y son acogidos sin tener en cuenta su pertenencia
cultural y religiosa. Junto con el pan material, es indispensable no descuidar el ofrecimiento
del don de la fe, especialmente a través del propio testimonio existencial y siempre con gran
respeto a todos. La acogida y la apertura recíproca permiten conocerse mejor y descubrir que
las diversas tradiciones religiosas contienen a menudo valiosas semillas de verdad. El diálogo
que resulta de ello puede enriquecer a cualquier espíritu abierto a la verdad y al bien”
Por otra parte, las comunidades cristianas habrán de examinar siempre hasta qué punto
son capaces de aceptar a los miembros de su propia religión que llegan de otros países.
Cuando los inmigrantes provienen de otra cultura y hablan otra lengua, no siempre las
comunidades de acogida se muestran dispuestas a facilitar a los inmigrantes la comprensión
de los signos catequéticos y celebrativos que deberían compartir. Estas barreras se dan
también entre nosotros, incluso con relación a las migraciones de una región a otra en el
ámbito del mismo Estado.
Cuando los inmigrantes provienen de otros países que comparten la cultura y la lengua,
la integración será más fácil y sin duda habrá de ser beneficiosa para todos. Las comunidades
de acogida se enriquecen gracias a las tradiciones, a los puntos de vista y a las prácticas
religiosas de los inmigrantes. Y éstos pueden a veces encontrar un espacio de mayor
espontaneidad y libertad para vivir su fe y aun para realizar un nuevo estilo de vida.
• Las autoridades políticas y las administraciones públicas de los países de origen no
deberían poner obstáculos a la emigración por razones religiosas. Tampoco las de los países
de acogida deberían practicar estrategias de selección de los inmigrantes basadas en criterios
de discriminación religiosa.
Evidentemente, tal discriminación puede hacerse notoria no sólo en la admisión sino en
el acceso de los emigrantes a los servicios sociales.
También es cierto que en algunas ocasiones son precisamente los nativos los que se
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Reflexiones Padre José Román Flecha
sienten discriminados ante el acceso a los servicios sociales que se facilitan precisamente a los
inmigrantes por participar en otra religión. Se tiene a veces la impresión que las autoridades
públicas olvidan los criterios de justicia y de equidad por un cierto temor a ser acusadas de
xenofobia o bien para ganarse la etiqueta de progresistas.
JoséRomán Flecha Andrés
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