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Duncan, Gustavo. Más que plata o plomo.

El poder político del


narcotráfico en Colombia y México.
Bogotá: Debate, 2014, 350 pp.

Una pregunta que suele hacerse en los debates alrededor del tema del narcotráfico, pero
que no logra una respuesta contundente es aquella abordada por Duncan en este libro, el
cual inicialmente fue su tesis doctoral en Ciencia Política en la Universidad de
Northwestern. ¿Por qué países como México o Colombia no logran combatir efectivamente
y erradicar el narcotráfico? ¿Acaso son Estados tan débiles sin la capacidad necesaria para
afrontar amenazas internas durante tantos años? Sin embargo, la cuestión es mucho más
complicada de lo que podría pensarse.

Normalmente se cree que la política y el narcotráfico conviven porque los políticos


necesitan de los recursos provenientes de estas actividades ilícitas para financiar las cada
vez más costosas campañas electorales. O sino porque estos mismos políticos se
encuentran fuertemente amenazados por las mafias y, consecuentemente, inmóviles e
incapaces de encontrar soluciones verdaderas. Asimismo hay quienes afirman que estos
Estados no cuentan con la suficiente capacidad para administrar la ley y el orden en ciertos
territorios controlados por las bandas de narcotraficantes. Sin embargo, estas respuestas
son insatisfactorias. No se trata de la plata que reciben o del plomo que los atemoriza, sino
que debe de haber un motivo más allá de los hasta ahora esbozados.

Es precisamente aquí donde radica el gran aporte del libro de Duncan. El autor argumenta
que organizaciones dedicadas al narcotráfico cumplen funciones inclusivas allí donde el
Estado ni el desarrollo económico llega. En primer lugar, con el arribo del narcotráfico,
zonas marginadas social y económicamente recibieron grandes flujos de dinero (al menos
en términos relativos, para las cantidades que se percibían en esas áreas). Como contó
Duncan en una ponencia de su libro en el IX Coloquio de Estudiantes de Ciencia Política de
la PUCP 2015, las personas vieron su llegada como una fiesta, ahora tenían plata para
gastar, para elevar sus condiciones de vida, para salir a pasear con sus familias. De este
modo, grandes poblaciones marginadas pudieron acceder a bienes y servicios básicos y
suntuarios, que de otro modo ni siquiera habrían soñado con tener, debido a la
incapacidad del Estado.

Un segundo aspecto a considerar son las demandas de orden y protección de estas


personas excluidas por el sistema. Estas organizaciones criminales tuvieron la capacidad
de controlar el territorio en estas zonas periféricas, de modo que ganaron legitimidad
frente a la población. De esta forma el narcotráfico generó dos dinámicas de inclusión (del
mercado y del orden) que son complementarias entre sí. Sin embargo, aquí surge la
cuestión esencial: el Estado incapaz de integrar a ciertas zonas de su territorio encuentra
cómo una forma de nueva institucionalidad ilegal llena los vacíos dejados por él. En este
sentido, el Estado no puede erradicar el narcotráfico y las redes de inclusión que este ha
establecido con la población, por la sencilla razón de que se desataría una ola de conflictos
sociales. Es así que el Estado terminó delegando funciones a las nuevas instituciones
producto del narcotráfico, fue la solución que resultaba menos costosa.
Ahora bien, en la primera parte del libro, dedicada a la formulación teórica de lo que en las
líneas anteriores ha tratado de sintetizarse, se concibe una lucha política entre el Estado,
los narcotraficantes y la élite tradicional, quien se encuentra en la necesidad de adoptar
una nueva función social para no perder importancia. De este modo, la élite ganadera,
agrícola o industrial se vuelve el intermediario entre la ilegalidad y la política formal (las
instituciones estatales y las élites del centro del país).

Luego de presentada la teoría, Duncan realiza un análisis de los casos presentados.


Colombia y México atraviesan por trayectorias distintas para llegar al mismo destino: una
nueva institucionalidad producto del narcotráfico, ante la cual el Estado es incapaz de
actuar frontalmente. Sin embargo, inmediatamente toma conciencia de las características
particulares de los casos seleccionados (Estados relativamente fuertes, sociedades con
niveles intermedios de acumulación de capital, y territorios extensos y heterogéneos), de
modo que para ampliar el alcance de su teoría comprende otros casos. Así en una
perspectiva comparativa, incluye a Bolivia, Jamaica y EEUU, países que desempeñan
distintas funciones dentro de las etapas de la cadena productiva del narcotráfico
(productores, punto de transbordo en la ruta de la droga y compradores).

El libro aporta con una perspectiva novedosa respecto al tema del narcotráfico y la
incapacidad de los Estados para derribar a estas mafias organizadas. Además, no solo
discute con visiones ideales del Estado, que debe ser aquel que provee seguridad y
bienestar a su población, sino que aparte de ser incapaz de esto, delega funciones a estas
redes delictivas. Es sin duda alguna, un libro que aporta a una comprensión más profunda
del Estado latinoamericano.

Gianfranco Silva Caillaux

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