Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PRESENTADO POR:
GÉNESIS GARCES LICONA
LIZ VILLAR VILORIA
JESUS CALVO NORIEGA
JUAN MENDOZA NARVAEZ
DOCENTE
RAMON LOZADA DEVIA
GRUPO: 16
La respuesta a estas preguntas pasa por conocer cómo funcionan los antígenos, que son
unas proteínas que se encuentran en la superficie de los hematíes o glóbulos rojos y que dan
lugar a los grupos sanguíneos, y en conocer cuál es la función de los anticuerpos, que
reaccionan en función de los antígenos y que dan lugar al Rh positivo o negativo.
GRUPOS SANGUÍNEOS
Los grupos sanguíneos humanos se definen como un método de clasificación de la sangre
basado en la presencia o ausencia de varias proteínas antigénicas (antígeno: crea anticuerpos)
que se encuentran en los glóbulos rojos.
El sistema más conocido es el ABO. Su nombre proviene de los cuatro tipos de grupos que
se identifican con este sistema: los de antígeno A, de antígeno B, AB y O.
La presencia de estos antígenos se asocia con la expresión de anticuerpos en el plasma. Así,
las personas con sangre del tipo A tienen anticuerpos contra los antígenos B en el plasma de
su sangre. Las personas con sangre del tipo B presentan anticuerpos contra los antígenos A
en el plasma. Los individuos con sangre del tipo O tienen anticuerpos contra ambos tipos de
antígenos y las personas con tipo AB no fabrican ninguno de los dos anticuerpos. Un
anticuerpo es una proteína específica que es capaz de reconocer otra proteína como es el
antígeno, y unirse a ella.
El RH es otro sistema de clasificación basado en otro grupo de antígenos que se denomina
factores Rhesus. En función de este sistema la sangre se clasifica como Rh positiva, si están
presentes los antígenos y Rh negativa si está ausente.
Teniendo en cuenta el sistema ABO y el sistema Rh, podemos establecer una tabla de
compatibilidades para las transfusiones sanguíneas:
PATRONES DE HERENCIA
¿cuál es la base física de la herencia?
La herencia es el proceso por el cual las características de los individuos se transmiten a su
descendencia. Como aprendiste en capítulos anteriores, el DNA contiene la información
genética en la forma de secuencias de nucleótidos. En la mayoría de los casos, los segmentos
de DNA que van de unos cuantos cientos a muchos miles de nucleótidos son los genes que
codifican la información necesaria para sintetizar una proteína específica. Los cromosomas
están constituidos de DNA y varias proteínas. Los genes, por consiguiente, son partes de los
cromosomas. Finalmente, los cromosomas se transmiten de una célula a otra y de un
organismo a otro durante la reproducción. Así, la herencia ocurre cuando los genes se
transmiten de un progenitor a su descendencia. Comenzaremos nuestra exploración con un
breve panorama de las estructuras —genes y cromosomas— que conforman la base física de
la herencia. En este capítulo nos limitaremos a hablar de los organismos diploides, los cuales
incluyen a la mayoría de las plantas y animales que se reproducen sexualmente mediante la
fusión de gametos haploides.
Los genes son secuencias de nucleótidos en lugares específicos dentro de los cromosomas El
lugar físico que ocupa un gen dentro de un cromosoma se llama locus (plural, loci; FIGURA
12-1). Cada miembro de un par de cromosomas homólogos tiene los mismos genes que
ocupan los mismos loci. ¿Las secuencias de nucleótidos en el mismo locus de un par de
cromosomas homólogos siempre serán idénticas? Recuerda los capítulos 9 y 10.
Los errores en la duplicación del DNA, ciertas sustancias químicas y la radiación pueden
provocar mutaciones que modifican la secuencia de nucleótidos del DNA. Diferentes
secuencias de nucleótidos en el mismo locus de dos cromosomas homólogos se llaman alelos.
Los tipos sanguíneos humanos A, B y O, por ejemplo, son producto de tres alelos diferentes
del gen del tipo sanguíneo.
Los dos alelos de un organismo pueden ser iguales o diferentes Si dos cromosomas
homólogos de un organismo tienen el mismo alelo en un locus de un gen específico, se dice
que el organismo es homocigótico en ese locus. (El término homocigótico proviene de
palabras griegas que significan “el mismo par”). Por ejemplo, los cromosomas de la figura
12-1 son homocigóticos en los loci de los genes M y D. Si dos cromosomas homólogos tienen
diferentes alelos en un locus, se dice que el organismo es heterocigótico (“diferente par”) en
ese locus y en ocasiones se le conoce como híbrido.
Landsteiner fue un patólogo y biólogo austriaco, conocido por haber descubierto y tipificado
los grupos sanguíneos; en aquel entonces, continuó investigando sobre el tema, puesto que
seguían produciéndose reacciones transfusionales y, así, descubrió, en 1940, el factor Rhesus
durante sus experimentos con macacos Rhesus. Este sistema comprende varios antígenos, el
más importante de los cuales es el factor D. Este factor se encuentra en la sangre del 85% de
las personas, que se denominan Rh positivas, mientras que el 15% restante que carece de este
factor, son Rh negativas. Por tanto, las personas se clasifican, por ejemplo, como 0 positivas
o AB negativas, basándose en los grupos AB0 y en el Rh. De esta manera, cuando se va a
realizar una transfusión hay que atender la compatibilidad de los dos factores.
Unos cuarenta años después, Landsteiner identificó el factor Rhesus en la sangre humana
(antes hallado en el mono Rhesus), un avance que permitió a la medicina moderna buscar
nuevos caminos para evitar la muerte de los embriones afectados por la falta del factor RH
de sus madres. El descubrimiento de Landsteiner tuvo poco eco hasta la Primera Guerra
Mundial, cuando la carnicería general que se cernía sobre Europa creó una desesperada
necesidad de sangre. Los masivos manejos de sangre de los años de la guerra se realizaron
siguiendo el esquema de grupos sanguíneos que él confeccionó, abriendo así el camino a los
modernos bancos de sangre.
Por eso se puede decir que las funciones de la sangre se desconocieron durante siglos. Los
médicos intuían su importancia y realizaron múltiples intentos de transfusiones sanguíneas
como medio para tratar distintas enfermedades. Pero, en la mayoría de los casos, resultaron
nocivos para el paciente por lo que esta práctica médica estuvo prohibida. Fue hasta el año
1900 que el patólogo alemán Karl Landsteiner comenzó a mezclar sangre de diferentes
personas, encontrando que algunas mezclas eran compatibles, mientras que otras no lo eran,
como ya se dijo anteriormente. También, descubrió que, en la superficie de los hematíes,
existían dos tipos de proteínas marcadoras o antígenos que denominó A y B. Observó,
además, que el plasma contiene también dos tipos de anticuerpos que reaccionan con las
proteínas de los glóbulos rojos y que llamó anticuerpos Anti-A y Anti-B. De esta manera
estableció cuatro tipos de grupos sanguíneos:
Grupo A: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos tienen el antígeno A y en las que su
plasma encontramos el anticuerpo Anti-B.
Grupo B: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos tienen el antígeno B y su plasma los
anticuerpos Anti-A.
Grupo AB: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos de este grupo tienen los dos tipos de
antígenos: A y B; pero el plasma no tiene ningún anticuerpo.
Grupo O: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos no tienen antígenos, pero el plasma
tiene anticuerpos Anti-A y Anti-B.
Por otra parte, de esta clasificación se pudo determinar la compatibilidad entre los distintos
grupos según las reacciones que se producían, ya que los anticuerpos que posee cada grupo
sanguíneo reacciona cuando se introducen en el torrente sanguíneo hematíes con antígenos
“extraños”: Anti-A contra antígenos A y Anti-B contra antígenos B.
La primera transfusión humana con éxito fue probablemente la que realizó en 1667 Jean-
Baptiste Denis. Administró tres pintas o gotas de sangre de carnero a una persona sin observar
ninguna reacción funcional.
Aparentemente, ello le animó a inocular sangre de ternera a un joven de vida licenciosa para
aplacar su estado de agitación, con un desenlace mortal. Aunque fue exonerado por los
tribunales, la facultad de París prohibió las prácticas transfusionales. La incompatibilidad
sanguínea entre especies había sido ya puesta de manifiesto en 1873 por Landois y por
Ponfick en 1874.
Nos encontramos a finales del siglo XIX, y una nueva ciencia está naciendo, la inmunología,
interesada en sus inicios por los sueros y las vacunas. Las investigaciones llevadas a cabo
por Ehrlich, Bordet, Behring y otros inmunólogos, sientan las bases para el conocimiento de
las reacciones inmunológicas, responsables de los accidentes funcionales. Karl Landsteiner,
médico austriaco (1868-1943), enseñaba entonces anatomía patológica en la Universidad de
Viena. Uno de sus campos de investigación fue la genética de la sangre humana que comparó
con la de los simios.
Landsteiner observó que al mezclar la sangre de dos personas había ocasiones en que los
glóbulos rojos se aglutinaban formando grumos visibles. Analizó la sangre de un total de 22
personas, incluyendo la suya y la de cinco colaboradores de su laboratorio, para lo cual
procedía a separar el suero de la sangre total, lavaba después los glóbulos rojos y los sumergía
en una solución de suero salino fisiológico. A continuación, ensayaba cada suero con los
diferentes glóbulos rojos obtenidos y tabulaba los resultados. Llegó así a descubrir tres tipos
distintos de hematíes, denominados A, B y O, que daban lugar a reacciones de aglutinación.
Estos hallazgos los realizó en Viena hacia 1901. Dos años más tarde, dos discípulos suyos,
Alfredo de Castello y Adriano Sturli, analizando 155 muestras (de 121 pacientes y 34
controles sanos), descubren un cuarto grupo, al que llaman AB, sin poder aglutinante.
La sangre humana posee de forma natural unas moléculas conocidas como anticuerpos
capaces de reaccionar con otras moléculas de los glóbulos rojos llamadas antígenos o
aglutinógenos, produciendo como resultado de la interacción antígeno-anticuerpo su
aglutinación. Estos anticuerpos o isoaglutininas (que no existen en el tipo AB) son las
responsables de la incompatibilidad de las transfusiones sanguíneas si no se selecciona o se
tipa (es así como se dice técnicamente en el argot del laboratorio) la sangre a transfundir del
donante. Ottenberg en 1911 acuñó el término de “donante universal” para el grupo O por
carecer de antígenos en los eritrocitos. En 1908 Epstein y Ottenberg sugieren que los grupos
sanguíneos son hereditarios. Y en 1910, E. von Dungern y L. Hirszfeld descubren que la
herencia de estos grupos sanguíneos sigue las leyes de Mendel con un patrón dominante para
los tipos A y B. En 1927 junto con Philip Levine, inmunizando conejos, Landsteiner
descubrió tres antígenos más (M, N y P) similares a los antígenos de los grupos A y B pero
que, a diferencia de éstos, su presencia en los hematíes no supone la existencia en la sangre
humana normal de aglutininas naturales.
Posteriormente, en 1940, junto con Alexander Salomon Wiener, descubre otro antígeno en
los hematíes al que bautiza como factor Rh, al haberse hallado en el suero de conejos
inmunizados con sangre procedente de un mono de la India, el Macacus Rhesus. Un niño que
tiene el factor Rh, es decir, es Rh+, puede inmunizar a su madre Rh- durante la gestación.
Ésta desarrolla anticuerpos específicos anti-Rh que pueden en su segundo embarazo atravesar
la placenta y producir el aborto o una enfermedad hemolítica en el recién nacido que cursa
con ictericia, la temible eritroblastosis fetal. Más tarde, Ronald A. Fisher describe otros
sistemas de antígenos eritrocitarios y hoy en día se conocen un total de hasta 42 antígenos
distintos en los glóbulos rojos humanos.
Gracias a sus trabajos pioneros en inmunohematología se estableció la compatibilidad
sanguínea entre las distintas sangres de los seres humanos. El descubrimiento de los grupos
sanguíneos por Karl Landsteiner facilitó la labor de la justicia al permitir los análisis
periciales en casos de litigio de paternidad, y lo que es más importante, hizo posible las
transfusiones sanguíneas seguras basadas en criterios científicos, evitando los temibles
accidentes postransfusionales (hemólisis o destrucción de los glóbulos rojos y lesiones
renales) por la falta de compatibilidad sanguínea.
Ya que como sabemos cada individuo posee un conjunto diferente de antígenos eritrocitarios,
y por su número, que en la actualidad existen 32 sistemas antigénicos conocidos, más algunos
antígenos diferenciados que aún no han sido atribuidos a ningún sistema específico, es difícil
encontrar dos individuos con la misma composición antigénica. De ahí la posibilidad de la
presencia, en el suero, de anticuerpos específicos (dirigidos contra los antígenos que cada
individuo no posee), lo que resulta en aglutinación o hemólisis cuando ocurre una transfusión
incompatible. Diferentes sistemas antigénicos se caracterizan por inducir a la formación de
anticuerpos en intensidades diferentes; por lo que algunos son más comunes y otros, más
extraños.
Cuando nos referimos a sistemas antigénicos considerados más importantes son el sistema
ABO y el sistema Rh. Estos son los sistemas comúnmente relacionados a las temidas
reacciones de transfusiones hemolíticas. Reacciones contra antígenos eritrocitarios también
pueden causar la enfermedad hemolítica del recién nacido, causada por el factor Rh+ del
padre y del bebé y el Rh– de la madre (DHRN) cuya causa generalmente se asocia a
diferencias antigénicas relacionadas al sistema Rh.
Factor Rhesus
Enfermedad de Rhesus
Por otro lado, tenemos que el gen Rh-negativo es recesivo, mientras que el gen Rh-positivo
es dominante. En otras palabras, existe una gran probabilidad de que una madre Rh-negativo
concibe un bebé Rh-positivo si el padre es también un Rh-positivo. El cuerpo de la madre, al
ser Rh-negativo, considera a las células Rh-positivo como una amenaza y monta una
respuesta del sistema inmunitario. Su sistema inmune produce anticuerpos (denominados
anti-D) contra las células de la sangre Rh-positivo. Si la madre concibe otro bebé Rh positivo,
sus anticuerpos anti-D atacarán a las células rojas del feto.
El tratamiento médico consiste en que la sangre dañada del bebé se sustituye periódicamente
por pequeñas cantidades de sangre de donantes compatibles. El intercambio de la sangre
continúa hasta que la sangre del bebé ha sido completamente reemplazada por la sangre de
donantes sanos. La transfusión materna también elimina los anticuerpos anti-D, que previene
el daño a los nuevos glóbulos rojos del bebé.
Para la prevención contra la HDN existe una vacuna que ayuda a que el sistema inmune de
la madre produzca anticuerpos anti-D y, a la vez, ofrece protección para futuros embarazos
contra la enfermedad de Rhesus. Los estudios demuestran que alrededor del 99% de las
madres Rh-negativo no producen anticuerpos anti-D después de recibir la vacunación.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
Toro, C. (2010). Grupos sanguíneos y factor Rhesus. [En línea]. Disponible en:
http://biologiamedica.blogspot.com/2010/09/articulo-grupos-sanguineos-factor.html
(26-09-18)
ESPÍNDOLA D. CECILIA. Grupos sanguíneos y factor Rh. En “Prácticas de
biología de organismos multicelulares”. Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
Colección Biblioteca del Profesional. pp. 76 - 77
THEWS GERHARD. Historia de los grupos sanguíneos. En; “Anatomía, Fisiología
y Patología del hombre”. España, 2005. Editorial Reverté. pp. 170-173.
Morán, A. (2012). Los grupos sanguíneos. [En línea]. Disponible en:
http://www.dciencia.es/los-grupos-sanguineos/ (26-07-18)
Mazana, J. Karl Landsteiner y los grupos sanguíneos. [En línea]. Disponible:
http://thecult.es/tercera-cultura/karl-landsteiner-y-los-grupos-sanguineos.html (27-
09-18)
Aguado, C. (2017). ¿Qué es la sangre y cuáles son los grupos sanguíneos? [En
línea]. Disponible: https://okdiario.com/curiosidades/2017/07/21/que-sangre-
grupos-sanguineos-1144536 (27-09-18)
Jimenez, K. (2012). Grupos sanguíneos y factor Rhesus [En línea]. Disponible en:
https://prezi.com/ua_3uqcsidw1/grupos-sanguineos/ (28-09-18)
Salabert, E. Compatibilidad de los grupos sanguíneos. [En línea]. Disponible en:
https://www.webconsultas.com/belleza-y-bienestar/habitos-saludables/grupos-
sanguineos-13470 (28-09-18)
Fran Garrigues (2017), Patrones de herencia: Generación tras generación. El Blog
de divulgación de Revista Genética Médica. Disponible en:
https://revistageneticamedica.com/blog/herencia/