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GRUPOS SANGUÍNEOS

PRESENTADO POR:
GÉNESIS GARCES LICONA
LIZ VILLAR VILORIA
JESUS CALVO NORIEGA
JUAN MENDOZA NARVAEZ

DOCENTE
RAMON LOZADA DEVIA

GRUPO: 16

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO


FACULTAD DE EDUCACION
LICENCIATURA EN BIOLOGÍA Y QUÍMICA
PUERTO COLOMBIA, ATLÁNTICO
2018-II
CONTENIDO
 Introducción (completar)
 La sangre y su composición
 Descubrimiento de los grupos sanguíneos
 ¿Cómo funcionan los grupos sanguíneos?
 Patrón de herencia
 Importancia de los grupos sanguíneos
 Factor Rhesus
 Enfermedad de Rhesus
 Grupo Bombay
 Características del sistema ABO
 Compatibilidad
 Grupos sanguíneos en los animales
 Conclusiones
 Bibliografía (completar)
INTRODUCCION

En este trabajo se presentará el descubrimiento, la importancia de los grupos sanguíneos, el


factor Rhesus, teniendo en cuenta que el grupo sanguíneo es una clasificación de la sangre
de acuerdo con las características presentes o no en la superficie de los glóbulos rojos y en el
suero de la sangre. Las dos clasificaciones más indispensables para describir grupos
sanguíneos en humanos son los antígenos o, también conocido como sistema ABO y el factor
RH.
LA SANGRE Y SU COMPOSICIÓN.
FUNCIONES
La sangre es un vehículo líquido de comunicación vital, entre los distintos tejidos del
organismo. Entre sus funciones, destacan:
Distribución de nutrientes desde el intestino a los tejidos
Intercambio de gases: transporte de oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos y
de dióxido de carbono desde los tejidos hasta los pulmones
Transporte de productos de deshecho, resultantes del metabolismo celular, desde los
lugares de producción hasta los de eliminación
Transporte de hormonas desde las glándulas endocrinas hasta los tejidos diana
Protección frente a microorganismos invasores
Protección frente a hemorragias
COMPOSICIÓN
La sangre consta de una parte líquida, el plasma sanguíneo, en el que se encuentran
elementos formes (las células sanguíneas) en suspensión.
La sangre es de color rojo debido a la presencia de hemoglobina en los hematíes. Su
viscosidad y su densidad están relacionadas con la cantidad de hematíes y su presión
osmótica, sobre todo, con su contenido en proteínas. Su pH se encuentra entre 7.35- 7.45.
El volumen de sangre circulante o volemia es la cantidad total de sangre que tiene un
individuo y representa aproximadamente el 8% del peso corporal (5.5 L en un hombre de
70 Kg y 250 ml en un recién nacido que pese 3.2 Kg). Del volumen sanguíneo total,
alrededor de 1 litro se encuentra en los pulmones, 3 litros en la circulación venosa sistémica
y el litro restante se reparte entre el corazón, las arterias sistémicas, las arteriolas y los
capilares.
El plasma sanguíneo es un líquido amarillento claro constituido por un 95% de agua y el
5% restante por diversas sustancias en solución y suspensión. Estas sustancias incluyen:
iones minerales (sodio, potasio, calcio, cloro .....), pequeñas moléculas orgánicas
(aminoácidos, ácidos grasos y glucosa) y proteínas plasmáticas (albúminas, fibrinógeno....).
En condiciones normales, las proteínas del plasma constituyen el 7-9% del plasma (6-8
g/100 ml), destacando tres grandes grupos de proteínas: albúminas, globulinas y factores de
la coagulación como el fibrinógeno y la protrombina.
Las albúminas son las más pequeñas y abundantes y representan el 60% de las proteínas
del plasma. Las sintetiza el hígado y actúan como transportadoras de lípidos y hormonas
esteroides en la sangre, siendo responsables de la mayor parte de la presión osmótica
(presión oncótica) que regula el paso de agua y solutos a través de los capilares.
Las globulinas representan el 40% de las proteínas del plasma. Se dividen en -
globulinas, -globulinas y -globulinas. Las  y -globulinas se sintetizan en el hígado y
transportan lípidos y vitaminas liposolubles en la sangre. Las -globulinas
(gammaglobulinas) son anticuerpos producidos por las células plasmáticas y resultan
fundamentales en la defensa del organismo frente a las infecciones.
El fibrinógeno es un importante factor de la coagulación. Es sintetizado por el hígado y
representa el 2-4% de las proteínas del plasma.
Normalmente, la composición del plasma se mantiene siempre dentro de unos límites
seguros desde un punto de vista biológico, gracias a diversos mecanismos homeostáticos
(homeostasia = equilibrio).
Distinguimos entre plasma y suero:
o El plasma es la parte líquida de la sangre sin coagular.
o El suero es el líquido sobrenadante que queda cuando la sangre total se coagula, por
lo que tiene una composición similar a la del plasma, aunque sin fibrinógeno ni
otros factores de la coagulación.
Existen 3 tipos de células en la sangre:
 Glóbulos rojos o eritrocitos o hematíes

 Glóbulos blancos o leucocitos: Granulocitos o leucocitos granulares (neutrófilos,


eosinófilos y basófilos). Agranulocitos o leucocitos a granulares (linfocitos y monocitos)
 Plaquetas o trombocitos

CÓMO FUNCIONAN LOS GRUPOS SANGUÍNEOS

Existen 4 tipos de grupos sanguíneos A, B, AB y O y éstos a su vez pueden ser positivos o


negativos. Este abanico se abre a las amplias combinaciones que todos conocemos, que a su
vez dan lugar a compatibilidades posibles e imposibles. ¿Por qué el 0- es conocido como
donante universal y sólo puede recibir sangre de su grupo? Y ¿por qué los del grupo AB+
pueden recibir sangre de cualquier grupo?

La respuesta a estas preguntas pasa por conocer cómo funcionan los antígenos, que son
unas proteínas que se encuentran en la superficie de los hematíes o glóbulos rojos y que dan
lugar a los grupos sanguíneos, y en conocer cuál es la función de los anticuerpos, que
reaccionan en función de los antígenos y que dan lugar al Rh positivo o negativo.

Cómo funcionan los grupos sanguíneos

¿Por qué la sangre no es siempre compatible? La identificación de los grupos sanguíneos


supuso un hecho muy importante, tanto por su contribución a la genética como a la
importancia de las transfusiones. Fue el patólogo alemán Karl Landsteiner quien en el año
1900 descubrió que los grupos sanguíneos son unas sustancias que se encuentran unidas a
la membrana de los hematíes o también llamados glóbulos rojos. La presencia de estas
sustancias determina el grupo sanguíneo y la compatibilidad a la hora de realizar las
transfusiones de sangre.

Cuando coloquialmente hablamos de realizar una transfusión de sangre, no es la sangre


como tal lo que se transfiere sino cada componente de la misma, por separado, es decir los
hematíes o glóbulos rojos, el plasma y/o las plaquetas. Es la compatibilidad de unos y otros
elementos lo que se analiza antes de llevar a cabo una transfusión.

GRUPOS SANGUÍNEOS
Los grupos sanguíneos humanos se definen como un método de clasificación de la sangre
basado en la presencia o ausencia de varias proteínas antigénicas (antígeno: crea anticuerpos)
que se encuentran en los glóbulos rojos.
El sistema más conocido es el ABO. Su nombre proviene de los cuatro tipos de grupos que
se identifican con este sistema: los de antígeno A, de antígeno B, AB y O.
La presencia de estos antígenos se asocia con la expresión de anticuerpos en el plasma. Así,
las personas con sangre del tipo A tienen anticuerpos contra los antígenos B en el plasma de
su sangre. Las personas con sangre del tipo B presentan anticuerpos contra los antígenos A
en el plasma. Los individuos con sangre del tipo O tienen anticuerpos contra ambos tipos de
antígenos y las personas con tipo AB no fabrican ninguno de los dos anticuerpos. Un
anticuerpo es una proteína específica que es capaz de reconocer otra proteína como es el
antígeno, y unirse a ella.
El RH es otro sistema de clasificación basado en otro grupo de antígenos que se denomina
factores Rhesus. En función de este sistema la sangre se clasifica como Rh positiva, si están
presentes los antígenos y Rh negativa si está ausente.

Teniendo en cuenta el sistema ABO y el sistema Rh, podemos establecer una tabla de
compatibilidades para las transfusiones sanguíneas:

PATRONES DE HERENCIA
¿cuál es la base física de la herencia?
La herencia es el proceso por el cual las características de los individuos se transmiten a su
descendencia. Como aprendiste en capítulos anteriores, el DNA contiene la información
genética en la forma de secuencias de nucleótidos. En la mayoría de los casos, los segmentos
de DNA que van de unos cuantos cientos a muchos miles de nucleótidos son los genes que
codifican la información necesaria para sintetizar una proteína específica. Los cromosomas
están constituidos de DNA y varias proteínas. Los genes, por consiguiente, son partes de los
cromosomas. Finalmente, los cromosomas se transmiten de una célula a otra y de un
organismo a otro durante la reproducción. Así, la herencia ocurre cuando los genes se
transmiten de un progenitor a su descendencia. Comenzaremos nuestra exploración con un
breve panorama de las estructuras —genes y cromosomas— que conforman la base física de
la herencia. En este capítulo nos limitaremos a hablar de los organismos diploides, los cuales
incluyen a la mayoría de las plantas y animales que se reproducen sexualmente mediante la
fusión de gametos haploides.
Los genes son secuencias de nucleótidos en lugares específicos dentro de los cromosomas El
lugar físico que ocupa un gen dentro de un cromosoma se llama locus (plural, loci; FIGURA
12-1). Cada miembro de un par de cromosomas homólogos tiene los mismos genes que
ocupan los mismos loci. ¿Las secuencias de nucleótidos en el mismo locus de un par de
cromosomas homólogos siempre serán idénticas? Recuerda los capítulos 9 y 10.
Los errores en la duplicación del DNA, ciertas sustancias químicas y la radiación pueden
provocar mutaciones que modifican la secuencia de nucleótidos del DNA. Diferentes
secuencias de nucleótidos en el mismo locus de dos cromosomas homólogos se llaman alelos.
Los tipos sanguíneos humanos A, B y O, por ejemplo, son producto de tres alelos diferentes
del gen del tipo sanguíneo.
Los dos alelos de un organismo pueden ser iguales o diferentes Si dos cromosomas
homólogos de un organismo tienen el mismo alelo en un locus de un gen específico, se dice
que el organismo es homocigótico en ese locus. (El término homocigótico proviene de
palabras griegas que significan “el mismo par”). Por ejemplo, los cromosomas de la figura
12-1 son homocigóticos en los loci de los genes M y D. Si dos cromosomas homólogos tienen
diferentes alelos en un locus, se dice que el organismo es heterocigótico (“diferente par”) en
ese locus y en ocasiones se le conoce como híbrido.

Los cromosomas de la figura 12-1 son


heterocigóticos en el locus del gen Bk.
Recuerda del capítulo 11 que, durante la
meiosis, los cromosomas homólogos se
separan, de tal forma que cada gameto
recibe un miembro de cada par de
cromosomas homólogos.
Como resultado, cada gameto tiene un
solo alelo de cada gen. Por lo tanto,
todos los gametos que produzca un
organismo que es homocigótico en un
locus de gen específico contendrán el
mismo alelo. Los gametos producidos
por un organismo que es heterocigótico
en el mismo locus de gen son de dos
tipos: la mitad de los gametos contienen
un alelo, y la mitad restante, el otro
alelo.
Gregor Mendel (FIGURA 12-2), un monje austriaco, descubrió a mediados del siglo XIX
los PATRONES COMUNES DE LA HERENCIA y muchos hechos esenciales acerca de
los genes, los alelos y la distribución de éstos en los gametos y cigotos durante la
reproducción sexual. Mendel hizo sus investigaciones mucho antes del descubrimiento del
DNA, los cromosomas y la meiosis. Puesto que sus experimentos son ejemplos sucintos y
elegantes de la ciencia en acción, examinemos el camino que condujo a Mendel a sus
descubrimientos.

DESCUBRIMIENTO DE LOS GRUPOS SANGUÍNEOS


El médico inglés William Harvey a quien se le atribuye describir correctamente, por primera
vez, la circulación y las propiedades de la sangre al ser distribuida por todo el cuerpo a través
del bombeo del corazón y el inmunólogo austríaco Karl Landsteiner se dio cuenta de que no
toda la sangre era igual. Luego de realizar más de cuatro mil autopsias durante los diez años
que estuvo en el Instituto Patológico de Viena, descubrió en 1900 que la sangre extraída de
una persona a menudo se aglutinaba o coagulaba cuando se mezclaba con las células
sanguíneas de otra. Al año siguiente, demostró que la coagulación era causada por los
distintos anticuerpos contenidos en la sangre. Estos eran característicos de los diferentes
grupos sanguíneos, que Landsteiner denominó A, B y O (más tarde añadió el AB). Su
hallazgo rescató a la cirugía de la barbarie de las extracciones de sangre al azar, seguida a
veces de letales transfusiones. Los cirujanos utilizaban sangre de todo tipo (de animales, e
incluso leche) para las transfusiones, sin saber si las intervenciones salvarían o matarían al
paciente.

Landsteiner fue un patólogo y biólogo austriaco, conocido por haber descubierto y tipificado
los grupos sanguíneos; en aquel entonces, continuó investigando sobre el tema, puesto que
seguían produciéndose reacciones transfusionales y, así, descubrió, en 1940, el factor Rhesus
durante sus experimentos con macacos Rhesus. Este sistema comprende varios antígenos, el
más importante de los cuales es el factor D. Este factor se encuentra en la sangre del 85% de
las personas, que se denominan Rh positivas, mientras que el 15% restante que carece de este
factor, son Rh negativas. Por tanto, las personas se clasifican, por ejemplo, como 0 positivas
o AB negativas, basándose en los grupos AB0 y en el Rh. De esta manera, cuando se va a
realizar una transfusión hay que atender la compatibilidad de los dos factores.
Unos cuarenta años después, Landsteiner identificó el factor Rhesus en la sangre humana
(antes hallado en el mono Rhesus), un avance que permitió a la medicina moderna buscar
nuevos caminos para evitar la muerte de los embriones afectados por la falta del factor RH
de sus madres. El descubrimiento de Landsteiner tuvo poco eco hasta la Primera Guerra
Mundial, cuando la carnicería general que se cernía sobre Europa creó una desesperada
necesidad de sangre. Los masivos manejos de sangre de los años de la guerra se realizaron
siguiendo el esquema de grupos sanguíneos que él confeccionó, abriendo así el camino a los
modernos bancos de sangre.
Por eso se puede decir que las funciones de la sangre se desconocieron durante siglos. Los
médicos intuían su importancia y realizaron múltiples intentos de transfusiones sanguíneas
como medio para tratar distintas enfermedades. Pero, en la mayoría de los casos, resultaron
nocivos para el paciente por lo que esta práctica médica estuvo prohibida. Fue hasta el año
1900 que el patólogo alemán Karl Landsteiner comenzó a mezclar sangre de diferentes
personas, encontrando que algunas mezclas eran compatibles, mientras que otras no lo eran,
como ya se dijo anteriormente. También, descubrió que, en la superficie de los hematíes,
existían dos tipos de proteínas marcadoras o antígenos que denominó A y B. Observó,
además, que el plasma contiene también dos tipos de anticuerpos que reaccionan con las
proteínas de los glóbulos rojos y que llamó anticuerpos Anti-A y Anti-B. De esta manera
estableció cuatro tipos de grupos sanguíneos:
Grupo A: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos tienen el antígeno A y en las que su
plasma encontramos el anticuerpo Anti-B.
Grupo B: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos tienen el antígeno B y su plasma los
anticuerpos Anti-A.
Grupo AB: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos de este grupo tienen los dos tipos de
antígenos: A y B; pero el plasma no tiene ningún anticuerpo.
Grupo O: es el grupo de sangre cuyos glóbulos rojos no tienen antígenos, pero el plasma
tiene anticuerpos Anti-A y Anti-B.

Por otra parte, de esta clasificación se pudo determinar la compatibilidad entre los distintos
grupos según las reacciones que se producían, ya que los anticuerpos que posee cada grupo
sanguíneo reacciona cuando se introducen en el torrente sanguíneo hematíes con antígenos
“extraños”: Anti-A contra antígenos A y Anti-B contra antígenos B.
La primera transfusión humana con éxito fue probablemente la que realizó en 1667 Jean-
Baptiste Denis. Administró tres pintas o gotas de sangre de carnero a una persona sin observar
ninguna reacción funcional.

Aparentemente, ello le animó a inocular sangre de ternera a un joven de vida licenciosa para
aplacar su estado de agitación, con un desenlace mortal. Aunque fue exonerado por los
tribunales, la facultad de París prohibió las prácticas transfusionales. La incompatibilidad
sanguínea entre especies había sido ya puesta de manifiesto en 1873 por Landois y por
Ponfick en 1874.

Nos encontramos a finales del siglo XIX, y una nueva ciencia está naciendo, la inmunología,
interesada en sus inicios por los sueros y las vacunas. Las investigaciones llevadas a cabo
por Ehrlich, Bordet, Behring y otros inmunólogos, sientan las bases para el conocimiento de
las reacciones inmunológicas, responsables de los accidentes funcionales. Karl Landsteiner,
médico austriaco (1868-1943), enseñaba entonces anatomía patológica en la Universidad de
Viena. Uno de sus campos de investigación fue la genética de la sangre humana que comparó
con la de los simios.
Landsteiner observó que al mezclar la sangre de dos personas había ocasiones en que los
glóbulos rojos se aglutinaban formando grumos visibles. Analizó la sangre de un total de 22
personas, incluyendo la suya y la de cinco colaboradores de su laboratorio, para lo cual
procedía a separar el suero de la sangre total, lavaba después los glóbulos rojos y los sumergía
en una solución de suero salino fisiológico. A continuación, ensayaba cada suero con los
diferentes glóbulos rojos obtenidos y tabulaba los resultados. Llegó así a descubrir tres tipos
distintos de hematíes, denominados A, B y O, que daban lugar a reacciones de aglutinación.
Estos hallazgos los realizó en Viena hacia 1901. Dos años más tarde, dos discípulos suyos,
Alfredo de Castello y Adriano Sturli, analizando 155 muestras (de 121 pacientes y 34
controles sanos), descubren un cuarto grupo, al que llaman AB, sin poder aglutinante.

La sangre humana posee de forma natural unas moléculas conocidas como anticuerpos
capaces de reaccionar con otras moléculas de los glóbulos rojos llamadas antígenos o
aglutinógenos, produciendo como resultado de la interacción antígeno-anticuerpo su
aglutinación. Estos anticuerpos o isoaglutininas (que no existen en el tipo AB) son las
responsables de la incompatibilidad de las transfusiones sanguíneas si no se selecciona o se
tipa (es así como se dice técnicamente en el argot del laboratorio) la sangre a transfundir del
donante. Ottenberg en 1911 acuñó el término de “donante universal” para el grupo O por
carecer de antígenos en los eritrocitos. En 1908 Epstein y Ottenberg sugieren que los grupos
sanguíneos son hereditarios. Y en 1910, E. von Dungern y L. Hirszfeld descubren que la
herencia de estos grupos sanguíneos sigue las leyes de Mendel con un patrón dominante para
los tipos A y B. En 1927 junto con Philip Levine, inmunizando conejos, Landsteiner
descubrió tres antígenos más (M, N y P) similares a los antígenos de los grupos A y B pero
que, a diferencia de éstos, su presencia en los hematíes no supone la existencia en la sangre
humana normal de aglutininas naturales.

Posteriormente, en 1940, junto con Alexander Salomon Wiener, descubre otro antígeno en
los hematíes al que bautiza como factor Rh, al haberse hallado en el suero de conejos
inmunizados con sangre procedente de un mono de la India, el Macacus Rhesus. Un niño que
tiene el factor Rh, es decir, es Rh+, puede inmunizar a su madre Rh- durante la gestación.
Ésta desarrolla anticuerpos específicos anti-Rh que pueden en su segundo embarazo atravesar
la placenta y producir el aborto o una enfermedad hemolítica en el recién nacido que cursa
con ictericia, la temible eritroblastosis fetal. Más tarde, Ronald A. Fisher describe otros
sistemas de antígenos eritrocitarios y hoy en día se conocen un total de hasta 42 antígenos
distintos en los glóbulos rojos humanos.
Gracias a sus trabajos pioneros en inmunohematología se estableció la compatibilidad
sanguínea entre las distintas sangres de los seres humanos. El descubrimiento de los grupos
sanguíneos por Karl Landsteiner facilitó la labor de la justicia al permitir los análisis
periciales en casos de litigio de paternidad, y lo que es más importante, hizo posible las
transfusiones sanguíneas seguras basadas en criterios científicos, evitando los temibles
accidentes postransfusionales (hemólisis o destrucción de los glóbulos rojos y lesiones
renales) por la falta de compatibilidad sanguínea.

El día 19 de noviembre de 1914, E. Merlo, a la sazón administrador de la Clínica Médica de


la Universidad de Buenos Aires, lleva a cabo con éxito la primera transfusión indirecta en el
hombre siendo el donante R. Mosquera, un portero del establecimiento. Luego, muchos otros
investigadores (Carrel, Crile, Ellsberg, Unger) pusieron a punto multitud de técnicas para
optimizar la transfusión sanguínea, que han hecho posible que en los modernos bancos de
sangre la transfusión sea una práctica rutinaria.

En el campo de la antropología, el tipaje de los grupos sanguíneos favoreció los estudios


sobre la distribución de los grupos sanguíneos en las distintas etnias. La importancia de las
aportaciones de Landsteiner tuvieron justa recompensa y reconocimiento internacional por
la comunidad científica. Fue galardonado por la Academia sueca con el Premio Nobel de
Medicina y Fisiología en 1930.
Karl Landsteiner

Landsteiner nació en Viena el 14 de junio de 1868. Su padre Leopold Landsteiner, abogado,


fue un conocido periodista y editor. Murió cuando Karl tenía seis años. Su madre, por la que
sentía especial devoción, se llamaba Fanny Hess.
Estudió medicina en su ciudad natal entre 1885 y 1891, año en el que se graduó. Desde el
principio se interesó por los estudios de química, gracias a la influencia de Ernst Ludwig
(1842-1915). Con el fin de mejorar su formación en este campo pasó un largo periodo de
tiempo en Alemania y Suiza en los laboratorios de Arthur Rudolf Hantzsch (1857-1935).
En el año 1930 le fue concedido el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por el
descubrimiento de los grupos sanguíneos en la especie humana. Este hecho tuvo una
repercusión de gran alcance para la clínica. Las contribuciones de Landsteiner al
conocimiento de las relaciones entre estructura química y especificidad serológica fue
importante.
En 1940, junto con Alexander Salomon Wiener, descubrió otro antígeno en los hematíes al
que bautizó como factor Rh, por haberse hallado en el suero de conejos inmunizados con
sangre procedente de un mono de la India, el macaco Rhesus (Macaca mulatta). Un niño que
tiene el factor Rh, es decir, es Rh+, puede inmunizar a su madre Rh- durante la gestación.
Esta desarrolla anticuerpos específicos anti-Rh que pueden, en su segundo embarazo,
atravesar la placenta y producir el aborto o una enfermedad hemolítica en el recién nacido
que cursa con ictericia, la temible eritroblastosis fetal. Más tarde, Ronald A. Fisher describió
otros sistemas de antígenos eritrocitarios y hoy en día se conocen un total de hasta 42
antígenos distintos en los glóbulos rojos humanos.
Gracias a sus trabajos pioneros en inmunohematología se estableció la compatibilidad
sanguínea entre las distintas sangres de los seres humanos. El descubrimiento de los grupos
sanguíneos por Karl Landsteiner, del que se cumplió el primer centenario en 2016, facilitó la
labor de la justicia al permitir los análisis periciales en casos de litigio de paternidad y, lo que
es más importante, hizo posible las transfusiones sanguíneas seguras basadas en criterios
científicos, evitando los temibles accidentes postransfusionales (hemólisis o destrucción de
los glóbulos rojos y lesiones renales) por falta de compatibilidad sanguínea.
Tras permanecer en La Haya tres años, en 1922 se trasladó a Nueva York para trabajar en el
Rockefeller Institute for Medical Research, en calidad de médico investigador y en el que
descubrió el factor Rhesus.
El checo Jan Janský descubrió simultáneamente los grupos sanguíneos humanos en 1907. En
la época, el descubrimiento pasó casi desapercibido, pero en 1921 una comisión médica
reconoció su importancia. Su clasificación usaba numerales romanos, a saber: grupos I, II,
III y IV.3 Esta nomenclatura se utilizó en los países de Europa Oriental y en la antigua Unión
Soviética

Importancia de los grupos sanguíneos


Los grupos sanguíneos son de gran importancia porque permiten determinar la
compatibilidad en las transfusiones. Así, cuando el plasma de una persona con anticuerpos
anti B se pone en contacto con sangre de otra persona que tiene glóbulos rojos del tipo B, los
anticuerpos anti B se van a unir a esos antígenos tipo B, aglutinando y destruyendo los
glóbulos rojos. Ésta es la causa, por tanto, de que, si hacemos transfusiones sanguíneas entre
personas con tipos de sangre distintas, la transfusión falle: se dará en el receptor una rotura
generalizada de los glóbulos rojos (hemólisis) que puede degenerar en una insuficiencia renal
aguda. Hay que tener en cuenta que, hoy en día, casi no se realizan transfusiones de sangre
entera, sino que la sangre del donante se separa en distintos componentes: glóbulos rojos,
plasma, y plaquetas.

Ya que como sabemos cada individuo posee un conjunto diferente de antígenos eritrocitarios,
y por su número, que en la actualidad existen 32 sistemas antigénicos conocidos, más algunos
antígenos diferenciados que aún no han sido atribuidos a ningún sistema específico, es difícil
encontrar dos individuos con la misma composición antigénica. De ahí la posibilidad de la
presencia, en el suero, de anticuerpos específicos (dirigidos contra los antígenos que cada
individuo no posee), lo que resulta en aglutinación o hemólisis cuando ocurre una transfusión
incompatible. Diferentes sistemas antigénicos se caracterizan por inducir a la formación de
anticuerpos en intensidades diferentes; por lo que algunos son más comunes y otros, más
extraños.
Cuando nos referimos a sistemas antigénicos considerados más importantes son el sistema
ABO y el sistema Rh. Estos son los sistemas comúnmente relacionados a las temidas
reacciones de transfusiones hemolíticas. Reacciones contra antígenos eritrocitarios también
pueden causar la enfermedad hemolítica del recién nacido, causada por el factor Rh+ del
padre y del bebé y el Rh– de la madre (DHRN) cuya causa generalmente se asocia a
diferencias antigénicas relacionadas al sistema Rh.

Importancia en las disciplinas


La determinación de los grupos sanguíneos tiene importancia en varias especialidades y
disciplinas:
 En ginecología/obstetricia, se puede diagnosticar la enfermedad hemolítica del recién
nacido a través de su estudio, adoptándose medidas preventivas y curativas.

 En antropología, se pueden estudiar diversas poblaciones y sus interrelaciones


evolutivas, a través del análisis de la distribución poblacional de los diversos
antígenos, determinando su predominancia en cada etnia y haciéndose
comparaciones.

 En hemoterapia, se vuelve necesario estudiar al menos alguno de estos sistemas en


cada individuo para garantizar el éxito de las transfusiones. Así, antes de toda
transfusión, es necesario determinar, al menos el tipo AB0 y Rh del donador y del
receptor.

Factor Rhesus

Es un sistema de clasificación basado en otro grupo de antígenos que se denomina factores


Rhesus. Fueron descubiertos por Landsteiner y Wiener, en 1940, en experimentos realizados
con monos Macacus Rhesus. En función de este sistema la sangre se clasifica como Rh
positiva, si están presentes los antígenos Rh, y negativa si está ausente. En este caso, las
personas cuya sangre es Rh negativa fabrican anticuerpos antiRh si en algún momento de su
vida entran en contacto con sangre Rh positiva. Esto es otro factor a tener en cuenta en las
transfusiones sanguíneas, pero también en los embarazos, puesto los recién nacidos Rh
positivos de madres Rh negativas pueden desarrollar la enfermedad hemolítica del recién
nacido.

Enfermedad de Rhesus

La enfermedad hemolítica del recién nacido (HDN), se puede producir si hay


incompatibilidad Rh entre una madre y su hijo neonato. La incompatibilidad puede suceder
si una madre Rh negativo y un padre Rh positivo conciben un bebé Rh positivo. El HDN
también se conoce como "enfermedad de Rhesus, enfermedad Rh (D) o DHRN. En casos
severos de HDN, el feto puede morir sin tratamiento médico.

Por otro lado, tenemos que el gen Rh-negativo es recesivo, mientras que el gen Rh-positivo
es dominante. En otras palabras, existe una gran probabilidad de que una madre Rh-negativo
concibe un bebé Rh-positivo si el padre es también un Rh-positivo. El cuerpo de la madre, al
ser Rh-negativo, considera a las células Rh-positivo como una amenaza y monta una
respuesta del sistema inmunitario. Su sistema inmune produce anticuerpos (denominados
anti-D) contra las células de la sangre Rh-positivo. Si la madre concibe otro bebé Rh positivo,
sus anticuerpos anti-D atacarán a las células rojas del feto.
El tratamiento médico consiste en que la sangre dañada del bebé se sustituye periódicamente
por pequeñas cantidades de sangre de donantes compatibles. El intercambio de la sangre
continúa hasta que la sangre del bebé ha sido completamente reemplazada por la sangre de
donantes sanos. La transfusión materna también elimina los anticuerpos anti-D, que previene
el daño a los nuevos glóbulos rojos del bebé.
Para la prevención contra la HDN existe una vacuna que ayuda a que el sistema inmune de
la madre produzca anticuerpos anti-D y, a la vez, ofrece protección para futuros embarazos
contra la enfermedad de Rhesus. Los estudios demuestran que alrededor del 99% de las
madres Rh-negativo no producen anticuerpos anti-D después de recibir la vacunación.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

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http://biologiamedica.blogspot.com/2010/09/articulo-grupos-sanguineos-factor.html
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biología de organismos multicelulares”. Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
Colección Biblioteca del Profesional. pp. 76 - 77
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y Patología del hombre”. España, 2005. Editorial Reverté. pp. 170-173.
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