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Frederick Taylor (1856-1915) fue un ingeniero e inventor americano, considerado como el padre de
la administración científica, y cuyos aportes fueron fundamentales para el desarrollo de la industria
a principios del siglo XX.
Su obra más importante, Los Principios de la Administración Científica, fue publicada en 1911 y a
pesar de los cambios sociales y tecnológicos ocurridos desde aquella época, muchas de sus ideas
siguen vigentes o han sido la base para el desarrollo de nuevas contribuciones.
Biografía
Problema visual
Taylor comenzó a estudiar Derecho en la Phillips Exeter Academy, ubicada en New Hampshire. Más
tarde aprobó el examen para ingresar en Harvard; sin embargo, tuvo que abandonar su formación
como consecuencia de una grave enfermedad que le afectó la vista.
Se dice que comenzó a sufrir este padecimiento de la vista cuando era un adolescente. Durante esta
etapa de su vida también presentaba un cuerpo con una composición débil; esto influyó en que no
pudiera participar en las actividades deportivas de las que formaban parte sus compañeros.
A partir de esta característica que, de algún modo, lo incapacitaba, Taylor comenzó a reflexionar
sobre las opciones que podían existir para mejorar la respuesta física de los deportistas a través del
perfeccionamiento de los instrumentos y herramientas que estos empleaban.
Estas primeras concepciones formaron la base sobre la cual sustentó luego todo su modo de pensar,
vinculado con la ubicación de estrategias a través de las cuales fuera posible aumentar la producción
de la manera más eficiente posible.
Vida laboral
En 1875 Frederick Taylor tenía una visión ya recuperada. En esa época ingresó a una empresa
siderúrgica industrial ubicada en Filadelfia donde laboró como obrero.
Tres años después, en 1878, trabajó en la Compañía de Acero de Midvale, en Utah, Estados Unidos.
Muy rápidamente ascendió dentro de la compañía y desempeñó las labores de maquinista, jefe de
grupo, capataz, jefe de capataces y director de la oficina de planos, hasta llegar a ser ingeniero jefe.
En 1881, cuando Frederick Taylor tenía 25 años, comenzó a introducir el concepto de estudio del
tiempo en la Compañía de Acero de Midvale.
Frederick e caracterizó desde joven por ser sumamente observador y minucioso. En la compañía de
acero observó con mucha atención y detenimiento cómo laboraban los hombres encargados de
cortar los materiales metálicos
Se concentró mucho en prestar atención a cómo llevaban a cabo cada paso de ese proceso. Como
consecuencia de esta observación, concibió la noción de descomponer el trabajo en pasos sencillos
para poder analizarlo de mejor forma.
Además, para Taylor era importante que dichos pasos tuvieran un tiempo de ejecución determinado
y estricto, y que los trabajadores cumplieran con esos tiempos.
En 1883, Taylor obtuvo el título de ingeniero mecánico del Stevens Institute of Technology,
formación que llevó a cabo estudiando en las noches, dado que en esa época ya laboraba en la
compañía de acero.
Fue en ese año cuando llegó a ser ingeniero jefe de la Compañía de Acero de Midvale, y en este
momento diseñó y construyó un nuevo taller de máquinas para aumentar la productividad de
manera eficiente.
Retiro y reconocimientos
Cuando contaba con 45 años, Taylor decidió retirarse del ámbito laboral, pero siguió ofreciendo
charlas y conferencias en diversos institutos y universidades, con la intención de promover los
principios de la administración científica del trabajo.
Taylor y su esposa habían adoptado tres niños, y durante la década que abarcó desde 1904 hasta
1914, todos ellos vivieron en Filadelfia.
Una de sus participaciones más emblemáticas tuvo lugar en 1912, cuando se presentó ante un
comité especial del Congreso de los Estados Unidos de América, con la intención de exponer las
características del sistema de gestión de maquinaria que él había creado.
Fallecimiento
Frederick Taylor murió el 21 de marzo de 1915 en Filadelfia a los 59 años de edad. Hasta el día de
su muerte, continuó dando a conocer su sistema de organización científica del trabajo en diversos
escenarios académicos y profesionales.
Su experiencia como operario y jefe de taller le permitió descubrir que los trabajadores no eran tan
productivos como podían y eso disminuía el rendimiento de la empresa.
Por eso propuso un enfoque científico: observar la forma en que trabajaban para descubrir cuáles
eran las acciones que más retrasaban el trabajo y reorganizar las actividades de la manera más
productiva.
Por ejemplo, si en una fábrica de ropa cada operario se encarga de la fabricación de una prenda de
principio a fin, se perdería mucho tiempo en el cambio de tareas y de herramientas.
En cambio, si se organizan las actividades para que un operario corte todas las prendas y otro se
encargue de coserlas, es posible reducir el tiempo de fabricación y aumentar las ganancias de la
empresa.
Hoy en día parece obvio que antes de realizar una tarea debemos planear cuáles van a ser los pasos
para desarrollarla. Sin embargo, no siempre fue así.
Taylor fue el primero en estimar que para crear cualquier producto en menor tiempo, era necesario
planificar los pasos a seguir y las responsabilidades de todos los participantes dentro de ese proceso.
Taylor observó que en las industrias era frecuente que los directivos no supieran cómo se
elaboraban sus productos y dejaran todo el proceso en manos de los empleados.
Por eso, uno de los principios de su enfoque científico, consistía en que los directivos observaran y
aprendieran de todos los procesos de su empresa para poder planearlos y controlarlos,
asegurándose de estaban realizándose de la forma más eficiente.
En aquellas fábricas se acostumbraba que todos los trabajadores supieran hacer todo y no fueran
expertos en nada concreto, lo cual hacía que se cometieran muchos errores.
Taylor observó que todos los trabajadores tenían habilidades diferentes, por eso era necesario
asignarles una sola actividad que pudieran desarrollar muy bien en lugar de muchas tareas que
hicieran mediocremente.
Esta práctica aún se mantiene y es la razón de ser de los departamentos de Recursos Humanos en
las empresas.
Como ya se mencionó, uno de los principios del enfoque científico de Taylor consistía en seleccionar
a los empleados de acuerdo a sus capacidades para desarrollar una determinada actividad
Este hecho implicaba que tanto los empleados como los administradores se capacitaran en tareas
específicas para ser atractivos para las empresas, una práctica que sigue vigente hasta el día de hoy.
Los Gilbreth
Frank y Lillian Gilbreth fueron una pareja de ingenieros industriales estadounidenses que dedicaron
su carrera al estudio del movimiento y la organización científica en entornos industriales y
comerciales.
Ambos personajes ya habían desarrollado una carrera profesional en distintas áreas antes de
contraer matrimonio.
No obstante, estando juntos participaron con mayor influencia en el estudio de nuevos escenarios
en la ingeniería industrial y el desarrollo de elementos y propuestas para maximizar ciertos
procesos.
Aparte de sus publicaciones especializadas, también son conocidos por ser los protagonistas de Más
barato por docena, novela escrita por Frank Gilbreth Jr., en la que su padre y su madre encarnan
personajes con una familia de hijos a los cuales atender.
Esta novela es considerada muy popular y ha llegado a tener varias adaptaciones cinematográficas.
Frank propuso y desarrolló una serie de movimientos básicos para la realización efectiva de
cualquier tarea.
Estos son 17, y cada uno representa un escenario y la acción a tomar para superarlo. Cada uno
contiene en sí mismo una acción que debe estar apegada al flujo de trabajo interno de la empresa
o industria.
En orden, estas acciones o movimientos son: buscar, seleccionar, tomar, alcanzar, mover, sostener,
soltar, colocar en posición, precolocar en posición, inspeccionar, ensamblar, desensamblar, usar,
demora inevitable, demora evitable, planear y descansar.
Esta serie de pasos fue puesta en práctica por los Gilbreth a través de la aplicación de una serie de
tarjetas que específica y califica los méritos de los trabajadores según su etapa o nivel de trabajo
dentro del flujo propuesto.
Los Gilbreth aplicaron el método científico para la consolidación de sus propuestas. Su filosofía se
basaba en aumentar la efectividad a partir de la realización de menos movimientos posibles en una
técnica o una etapa de trabajo.
Debido al carácter psicológico que brindaba Lillian, su aproximación conjunta manifestaba una
mayor preocupación hacia el bienestar del trabajador dentro del proceso productivo.
A partir de esto, una vez aplicadas las técnicas, pudieron obtener una mejor perspectiva acerca de
cómo la reducción de movimientos influía de manera positiva en el desgaste físico y moral del
trabajador durante una jornada.
Entre sus esfuerzos para la reducción de la fatiga se encontraban técnicas como la reducción de
movimientos necesarios, el rediseño de herramientas, la colocación de piezas y partes, la altura y
comodidad de los asientos de trabajo, entre otros.
Este aporte puede atribuirse en mayor parte a Lillian; no obstante, la participación e influencia de
Frank también está presente en esta propuesta.
Con el apoyo y participación de sus hijos, Lillian logró diseñar una serie de propuestas de disposición
espacial para la instalación y utilización de los elementos de cocina.
Su afinidad profesional por lo doméstico la llevó a investigar a profundidad para garantizar el diseño
perfecto de un horno.
Al igual que su esposo, fue inventora y patentó objetos de gran utilidad doméstica, como el cesto
de basura con pedal y los compartimientos para huevos y mantequilla de los refrigeradores; también
se le atribuye la invención de las puertas internas de estos.
Medición del Trabajo
Según la OIT, la medición del trabajo (MT) se refiere a la aplicación de técnicas cuantitativas para
determinar el tiempo que tarda un trabajador “calificado” en efectuar sus tareas comparándolas
contra estándares preestablecidos.
Detectar, reducir y/o eliminar el tiempo improductivo, entendiéndose como aquel que no añade
valor a los productos o servicios. Es tiempo ocioso y de inactividad que a veces los empleados
malgastan consciente e inconscientemente.
Crear normas o estándares de tiempo que consideren las debidas tolerancias y retrasos inevitables,
a fin de que funcionen como referencia del tiempo de ejecución de una tarea y a través de éstos se
detecte cuando un empleado toma más tiempo del que debiera para ejecutar su trabajo.
Las normas de tiempo creadas se utilizan no sólo como medio de control y supervisión del
desempeño de los empleados, sino que estos datos pueden y deben auxiliar al resto de la empresa
en su planeación (de la producción, por ejemplo), en la creación de presupuestos, normas de
utilización de la maquinaria, fijación de políticas de salarios e incentivos (recursos humanos),
etcétera. También pueden auxiliar a comparar varios métodos de trabajo (métodos propuestos) y
determinar cuál es el más conveniente para la compañía. Como el lector puede deducir, existe una
estrecha vinculación entre las funciones del EM y de la MT, si bien los objetivos de estos estudios
son distintos, ambos complementan la formación básica del ingeniero industrial, pues para
asegurarse de que los métodos propuestos son los mejores posibles, el ingeniero debe asumir los
roles de analista de métodos y analista de tiempos; es sobre todo en las PyMEs cuando estas dos
actividades suelen ser desempeñadas por la misma persona. Ambas técnicas darán el sustento para
un diseño correcto del trabajo.
La medición del trabajo consiste en técnicas mediante las cuales se pretende determinar el tiempo
que invierte un trabajador calificado en la realización de su tarea. Este tipo de medición tiene como
objetivo conocer el tiempo total de fabricación de un producto para poder de esta manera optimizar
su producción entre otros factores a considerar. Si se reduce el tiempo que insume la elaboración
de un producto se podrá incrementar la productividad de los recursos ya sea con respecto a la mano
de obra o a las instalaciones. La medición del trabajo permite investigar, reducir y luego eliminar el
tiempo improductivo o que es lo mismo determinar el tiempo en el cual no se ejecuta el trabajo
productivo por el motivo que sea.
La medición también permitirá que la dirección mida el tiempo que insume ejecutar una operación
para de esa manera despejar el tiempo improductivo de aquel que se considera productivo,
pudiendo apreciar su existencia, naturaleza y la importancia que reviste en la organización. Una vez
que se tiene conocimiento de la existencia el tiempo improductivo, se pueden tomar medidas para
su reducción o eliminación del circuito operacional de la empresa. Además permite establecer
nuevos estándares de tiempo laboral para la realización de una determinada actividad.
Estudio del trabajo
El estudio del trabajo, es una evaluación sistemática de los métodos utilizados para la realización
de actividades con el objetivo de optimizar la utilización eficaz de los recursos y de establecer
estándares de rendimiento respecto a las actividades que se realizan.
Definición:
Comprende las técnicas del estudio de métodos y de la medida del trabajo, mediante las cuales se
asegura el mejor aprovechamiento de los recursos materiales y humanos para llevar adelante una
tarea determinada. (O.I.T.)
Estudio de métodos
Es el registro y análisis sistemático y examen crítico de las formas existentes y propuestas de hacer
el trabajomediante el desarrollo y aplicación de métodos más sencillos y eficientes, para la
reducción de costos.
Es la aplicación de técnicas para determinar el contenido del trabajo en una tarea definida fijando
el tiempo que un trabajador calificado invierte en realizarlo de acuerdo a normas y rendimientos
preestablecidos
Referencias:
https://www.gestion.org/la-medicion-del-trabajo/
https://www.lifeder.com/frank-lillian-gilbreth/
https://www.lifeder.com/aportaciones-de-frederick-taylor/
http://www.cecma.com.ar/__mm/biblioteca/estudio-del-trabajo-rev1-solo-lectura-modo-de-
compatibilidad.pdf
http://materias.fi.uba.ar/7628/Produccion2Texto.pdf
Introducción a la Ingeniería Industrial (Gabriel Baca U., Margarita Cruz V., I. Marco Antonio
Cristóbal V., Gabriel Baca C., Juan Carlos Gutiérrez M., Arturo Andrés Pacheco E., Ángel Eustorgio
Rivera G, Igor Antonio Rivera G., María Guadalupe Obregón S.) Segunda edición ebook, México,
2014