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Para la década de los 1970 el entorno Internacional favorecía la participación de las mujeres en la
vida política, con el apoyo del movimiento feminista Internacional la Asamblea General de la ONU
declaró a 1975 como el “Año Internacional de la Mujer” y llevó a cabo en la ciudad de México la
Primera Conferencia Mundial de la Mujer, convirtiendo a México en el país anfitrión de la primer
reunión de feministas de todo el mundo, quienes tenían un propósito en común, unificar esfuerzos
para reapropiarse de los derechos humanos de las mujeres.
Éste Instrumento se considera como “Carta reivindicativa de los Derechos Humanos de las
Mujeres” al reconocer que éstas han sido y siguen siendo objeto de discriminación directa e
indirecta con base en la diferencia sexual, es decir por el solo hecho de ser mujeres.
Por tal motivo, el Estado está obligado a garantizar las bases legales para que exista igualdad
formal entre hombres y mujeres y asegurar la igualdad de resultados o “igualdad sustantiva”. Para
lograrla, se deben modificar las circunstancias que impiden que las personas (hombres y mujeres)
ejerzan plenamente sus derechos o la forma en que tienen acceso a las oportunidades. Es
necesario generar medidas estructurales legales o de política pública que propicien el desarrollo
en el ámbito social, personal, económico, intelectual y político de las mujeres.
La discriminación directa e indirecta hacia las mujeres debe ser erradicada del ámbito público y
privado, así como la eliminación de los estereotipos tradicionales de género (estructurados desde
una visión heteropatriarcal) que permean a las instituciones y facilitan la continuidad de la
discriminación.
Otro Instrumento diseñado para el respeto de la dignidad humana de las mujeres es la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención de
Belém Do Pará”, ésta fue suscrita en 1994, y México suscribió dicha convención en 1995 y fue
ratificada en 1998, dirigida a aplicar una acción concertada para prevenir, sancionar y eliminar la
violencia contra las mujeres, basada en su género, al tiempo que condena todas las formas de
violencia contra la mujer perpetradas en el hogar, en el mercado laboral o por el Estado y/o sus
agentes.
Esta Convención permite y fomenta la interacción entre los sistemas internacional y nacional de
los derechos humanos, como por ejemplo la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, decretada en 2007, que no hubiera sido posible sin esa interacción proveniente
de la esfera internacional.
Para poder aportar una alternativa significativa que nos conduzca a un cambio del paradigma de
los estereotipos de género y la eliminación de la violencia contra las mujeres es fundamental
entender que los liderazgos femeninos han sido moldeados desde una visión patriarcal de
subordinación y que muy a pesar de contar con instrumentos internacionales, la participación de
la mujer aun es limitada en relación al total de la población femenina.
Es responsabilidad del Estado salvaguardar el derecho a la igualdad sustantiva y a vivir una vida
libre de violencia, por este motivo el Instituto de la Mujer se plantea distintos Programas que de
manera visual y significativa comparta un mensaje a distintas áreas de la población: niños, niñas,
hombres y mujeres con distintas actividades como ser estudiantes, trabajadoras/es, servicio
público, docencia, autoridades, para todas y todos hemos planteado y adaptado acciones
encaminadas a fomentar la igualdad sustantiva y la eliminación de la violencia.
La situación de Violencia en México atrajo los reflectores internacionales a raíz de la Sentencia del
Campo Algodonero, en donde la el tribunal internacional dictó una serie de obligaciones que debía
realizar el Estado mexicano, entre ellas:
“el Estado deberá, en un plazo razonable, continuar con la estandarización de todos sus
protocolos, manuales, criterios ministeriales de investigación, servicios periciales y de
impartición de justicia, utilizados para investigar todos los delitos que se relacionen con
desapariciones, violencia sexual y homicidios de mujeres, conforme al Protocolo de
Estambul, el Manual sobre la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones
Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de Naciones Unidas y los estándares internacionales
de búsqueda de personas desaparecidas, con base en una perspectiva de género, conforme
a lo dispuesto en los párrafos 497 a 502 de esta Sentencia. Al respecto, se deberá rendir un
informe anual durante tres años.”
El 01 de febrero del 2007 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se
crea la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de violencia, con el objeto
establecer la coordinación entre la Federación, las entidades federativas y los municipios para
prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como los principios y
modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y
bienestar conforme a los principios de igualdad y de no discriminación, así corno para garantizar la
democracia, el desarrollo integral y sustentable que fortalezca la soberanía y el régimen
democrático establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En pleno reconocimiento de que la violencia de género sucede en casa, en las calles a plena luz del
día, en los callejones, en la escuela, en el centro de trabajo, en las oficinas gubernamentales, por la
mañana y a altas horas de la noche; que no se trata de actos esporádicos o que sólo se comenten
a un porcentaje bajo de mexicanas. La violencia contra las mujeres parte de un contexto histórico
en donde la visión patriarcal les asigno roles sociales que las subordinan. A este fenómeno lo han
definido como “continuum de violencia” que no es ejercido por una sola persona, sino por una
serie de actores que realizan otras acciones que fomentan y preservan la violencia contra las
mujeres. Hacerla permisible es justificarla y “naturalizarla” para la sociedad.
La Legislatura del Estado de México tuvo a bien aprobar a través del Decreto Número 218, la Ley
de acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de México en mayo del 2008 con
la premisa de que toda mujer y niña debe de vivir libre de todo acto de violencia. Definiendo en el
Artículo 3 de la presente ley a la violencia de género como el conjunto de amenazas, agravios,
maltrato, lesiones y daños asociados a la exclusión, la subordinación, la discriminación y la
explotación de las mujeres y las niñas y que es consubstancial a la opresión de género en todas sus
modalidades. La violencia de género contra las mujeres y las niñas involucra tanto a las personas
como a la sociedad en sus distintas formas y organizaciones, comunidades, relaciones, prácticas e
instituciones sociales y al Estado que la reproduce al no garantizar la igualdad, al perpetuar formas
legales, jurídicas, judiciales, políticas androcéntricas y de jerarquía de género y al no dar garantías
de seguridad a las mujeres. La violencia de género se ejerce tanto en el ámbito privado como en el
ámbito público manifestándose en diversos tipos y modalidades como la familiar, en la
comunidad, institucional, laboral, docente y feminicida de manera enunciativa y no limitativa;
En el Artículo 22:
Artículo 23
El territorio Municipal de Atizapán de Zaragoza colinda al Norte con Cuautitlán Izcalli, al Sur con el
Municipio de Naucalpan, al Oriente con el Municipio de Tlalnepantla de Baz, municipios con
declaratoria de alerta de género y por éste motivo y como lo describe el Artículo 25 de la citada ley
pero sin contar con los índices alarmantes de violencia de género, el Ayuntamiento de Atizapán de
Zaragoza implemento acciones para la prevención de la violencia de género.
El principal objetivo es informar a la ciudadanía los tipos de violencia y sus manifestaciones a fin
de que la persona violentada logre detectar en qué nivel están siendo agredidas y pueda acudir a
las instancias competentes para su oportuna atención.
Líneas de acción:
La Organización Mundial de la Salud definió a la violencia contra mujeres y niñas como una
pandemia, al considerar que las consecuencias de la violencia de género repercuten en la salud de
los integrantes de la familia que la vive, consideramos emplear la “Campaña de Vacunación contra
la Violencia” como una metáfora de prevención, y dirigirla a estudiantes de jardín de niños y de
primer a tercer año de primaria nos permite transformar a espectadores en individuos que a pesar
de su corta edad son factor de cambio
El cuento empleado es una adaptación del cuento para padres “En el espejo” sobre la violencia de
género del autor Luis Pisa Tolosa en donde los personajes ahora son una familia de borregos.
Dicho cuento se narra y se emplea un teatro con títeres, se pregunta a las/los niños ¿quién creen
que lastima a mamá borrega? y ¿porque al final del mismo el personaje principal (borrego hijo) le
contesta a su papá que “no pasa nada es normal” esperando las participaciones de las y los
estudiantes, quienes llegan a la conclusión “el papá lastima a la mamá” y que le contesta a su papá
“no pasa nada es normal” porque es la respuesta que él le da para explicar el hecho de ver a su
mamá lastimada.
Programa Coeducando:
El programa “Coeducando con Pasión” deriva de las responsabilidades y atribuciones que tiene el
Instituto de la Mujer, con base en los tratados Internacionales en Derechos y Nuestro Bando
Municipal para generar herramientas necesarias desde el enfoque de Igualdad de Género,
sumando las propuestas y opiniones de las y los participantes integrando alternativas para
eliminar el sexismo y los estereotipos de Género que discriminan a las mujeres y niñas , y que
constituyen un serio obstáculo para lograr la igualdad de Género; toda vez que la escuela y familia
son Instituciones pilares en la formación de hombres y mujeres contribuyendo al establecimiento
de las diferencias y brechas de desigualdad.
La violencia basada en el género se ha convertido en un término general para cualquier daño que
se cometa contra una persona, y que resulte de las desigualdades de poder que se basan en los
roles y estereotipos de género; no obstante, en todo el mundo y en todas las culturas casi siempre
tiene un impacto negativo mayor en las mujeres y en las niñas.
En enero del 2015, Helen Clark administradora del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) afirmó “Este año, los líderes mundiales tienen la oportunidad sin precedentes
de poner el mundo en la senda del desarrollo incluyente, sostenible y resiliente" durante la
cumbre del Desarrollo Sostenible, los estados Miembro aprobaron la Agenda 2030 que incluye 17
objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y
la injusticia, y hacer frente al cambio climático.
El desarrollo humano sustentable constituye el principio rector de la política pública, por tal
motivo las estrategias a seguir deben integrar la multiplicidad de necesidades de las personas. Tal
planteamiento exime realizar acciones e innovaciones de tipo económico, social, cultural y político
que garanticen las oportunidades y condiciones concretas para que mujeres y hombres puedan
desarrollar sus capacidades y gozar plenamente de calidad de vida.
Para este fin es ineludible visibilizar las brechas de género, es decir, la desigualdad que subyace
ante el acceso a los recursos y las oportunidades entre mujeres y hombres en las distintas regiones
y municipios del país originada por la discriminación que ha puesto en desventaja a las mujeres en
cuanto al acceso y ejercicio de los derechos humanos por el sólo hecho de ser mujeres.
Ante este escenario se debe promover la igualdad efectiva entre los géneros y la adecuación de
políticas públicas encaminadas a defender la integridad, la dignidad y los derechos de todas las
mujeres.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 4º señala que el varón y la
mujer son iguales ante la ley; sin embargo, en la práctica no es así.
De manera internacional existen instrumentos que nos instruyen a realizar acciones deliberadas
dirigidas a personas o grupos humanos que están sometidos a desigualdades por motivo de su
sexo biológico.
Su papel fundamental es el reconocimiento de la cultura y las tradiciones como una variable que
permite el mantenimiento de la discriminación contra las mujeres, además de obligar a los Estados
a eliminar estereotipos en los roles de hombres y mujeres que contribuyen a perpetuar un rol
pasivo y sumiso para la mujeres.
Reconoce que para lograr la plena igualdad entre el hombre y la mujer es necesario modificar el
papel tradicional de ambos en la sociedad y en la familia.
En el Artículo 5 encamina a los estados parte “a) Modificar los patrones socioculturales de
conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las
prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la
inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y
mujeres”.
Es indispensable subrayar este artículo pues la violencia constituye en sí una relación de poder y
control de una persona sobre otra en condiciones de subordinación.
Desde este enfoque la violencia de género constituye un acto de discriminación ya que se trata de
un acto premeditado con intensión de infligir daño, que ocurre en una relación en donde uno de
los sujetos actores se encuentra en una situación de subordinación y en muchos casos, de
vulnerabilidad social y de derecho.
En nuestro país éste problema, ha sido una constante; sin embargo, durante los últimos años la
percepción de la violencia ejercida contra las mujeres ha cambiado radicalmente al volverse un
tema de interés público.
Construir una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y hombres ha
implicado realizar esfuerzos y acciones de gran importancia a lo largo de muchos años. México por
su parte ha adquirido compromisos internacionales en materia de no discriminación, e igualdad
entre mujeres y hombres.
Derivado de dichos compromisos es que se crean la Ley general para la igualdad entre mujeres y
hombres, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley de Igualdad de
Trato y Oportunidades entre Mujeres y Hombres del Estado de México y la Ley de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de México, cuyo objetivo es garantizar la
igualdad entre mujeres y hombres mediante lineamientos y mecanismos institucionales
orientados al cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, el derecho
a vivir una vida libre de violencia y el empoderamiento de las mujeres a través del andamiaje
jurídico que sustente las políticas públicas tales como el Bando Municipal.
En este sentido se puede decir que los Ayuntamientos son parte de una maquinaria nacional que
puede y debe trabajar de manera multidisciplinaria, intersectorial y participativa.
En este caso las redes de mujeres han probado ser una estrategia efectiva para avanzar en temas
arraigados estructuralmente en los distintos ámbitos de la vida pública y privada de las y los
ciudadanos.
Cabe señalar que una red se forma con una participación voluntaria en la que se presupone un
reconocimiento mutuo a la labor entre las personas participantes, el perfil de quienes conforman
la red comunitaria es diverso; pero con un objetivo en común; además de que su formación no es
casual, sino deliberada.
Por tal motivo se pretende crear redes de detección, apoyo y referencia de casos de violencia
contra las mujeres atizapenses. Para lo cual se requiere contar con mecanismos eficaces, esfuerzos
coordinados y la participación de mujeres y hombres líderes de colonias.
Es por ello que la presente propuesta tiene como finalidad coadyuvar en el cumplimiento y
ejercicio del derecho de las mujeres atizapenses a vivir una vida libre de violencia, así como al
derecho de libre asociación a través de la conformación de Redes Comunitarias integradas por
hombres y mujeres organizadas y con la capacidad de proporcionar una orientación certera a
mujeres víctimas de violencia. Para dicho fin cada integrante de la red debe ser capaz de
reconocer situaciones de violencia, de riesgo y/o de vulnerabilidad.
Objetivos Específicos:
Al finalizar la capacitación, las integrantes de la red, desarrollaran herramientas y
habilidades que les permitan identificar casos de violencia de género para coadyuvar en la
atención de la problemática al referirlas a las instituciones indicadas.
Al finalizar la capacitación las integrantes de la Red serán capaces de definir qué acciones
pueden implementar en materia de prevención o de atención de violencia para su colonia.
Al finalizar la capacitación, las integrantes de la red serán capaces de identificar espacios
públicos que representen un factor de riesgo de violencia de género.
Contenido de la Capacitación.
Las causas de la violencia contra las mujeres se encuentran en la discriminación, desigualdad, las
normas sociales y los estereotipos de género que la perpetúan, una de las maneras de
contrarrestar la violencia de género es prevenirla tratando sus orígenes y causas estructurales.
De acuerdo con ONU mujeres la prevención debe comenzar en las primeras etapas de la vida,
mediante una educación que promueva las relaciones de respeto y la igualdad de género; así
como, la implementación de políticas públicas que lleven al empoderamiento de las mujeres y el
disfrute de sus derechos.
Construir una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y hombres ha
implicado realizar esfuerzos y acciones de gran importancia a lo largo de muchos años. México por
su parte ha adquirido compromisos internacionales en materia de no discriminación, e igualdad
entre mujeres y hombres.
El reto es eliminar la violencia de género, si bien estas acciones son compromiso de los tres
órdenes de gobierno, en el ámbito de nuestras atribuciones, en Atizapán de Zaragoza el pasado 8
de marzo de 2017, en el marco del Día Internacional de la Mujer se dio inicio a la campaña “Por
un Atizapán Sin Violencia, Acoso, No calles, Acusa”, y la presentación de la policía de género.
Cabe mencionar que una de las acciones más relevantes de dicha campaña es que nuestro
municipio trabaja con el protocolo de la alerta de género, a pesar de que Atizapán no se encuentra
dentro de los municipios alertados.
El Instituto de la Mujer por su parte ha implementado las acciones necesarias para brindar la
atención a las mujeres víctimas de violencia. Una de ellas es la adquisición de una unidad de
acompañamiento a personas víctimas de violencia de género.
De tal manera que pueda se pueda brindar un servicio de calidad al trasladar y acompañar a las
personas que así lo requieran a iniciar sus denuncias, a los albergue en caso de que las mujeres
víctimas de violencia sus hijas e hijos estén pasando por unas situación de violencia extrema
Establecerse un contacto directo con las y los usuarios, en las comunidades, proporcionando las
herramientas y procedimientos que normen, permita, intervengan, garanticen la protección y
seguridad de las mujeres así como de sus hijas e hijos en caso de encontrase en una situación de
violencia de género.
Por tal motivo, se establece esta herramienta que permita guiar en los procedimientos legales con
la finalidad de proporcionar las bases de operación y consulta; conocer las características y
particularidades de la víctima así como del agresor, para facilitar su intervención y el manejo de la
situación.
Al estar en cercanía con la comunidad, se puede dar el seguimiento puntual a los casos de
violencia de género, a partir de la detección e identificación de los factores de riesgo.
Con los ordenamientos jurídicos, las mujeres tienen elementos para defenderse y construir en la
sociedad una vida de desarrollo y bienestar.
En donde se les brinda el acompañamiento y traslado a las diferentes instancias para iniciar
procedimientos en materia penal, civil o familiar, en compañía del área psicológica y jurídica.
La atención se caracterizará por un buen trato, empatía, sin juzgar lo que las usuarias piensan,
dicen o sienten, de atenta escucha y comprensión de la situación por la que atraviesan y de
acompañamiento en los procesos de recuperación.
Se proporciona información, orientación o asesoría en forma clara, precisa y oportuna a las
mujeres víctimas de violencia sobre las opciones con las que cuenta y los derechos que se protege.