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Ruptura de la Representación

“La vanguardia rechaza la idea de arte como representación. En tanto que productor de una realidad específica, el arte
renuncia a cualquier cometido de traducir en figuras realidades ajenas a su propio universo: la obra de arte vanguardista
contiene lo real en calidad de juicio respecto al uso de los materiales – instrumentos técnicos, valores, mitos – que la
historia ofrece; como condición implícita de posibilidad de la forma, no como referente de alusiones simbólicas; expresa
su modo particular de referirse a lo existente (…)”

(Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 15)

Rupturas de la tradición

“La composición clásica se fundamenta en las ideas de jerarquía y totalidad; el elemento es la parte constitutiva, y sólo
tiene sentido en el marco de la unidad a la que pertenece. Las relaciones que establece el canon compositivo clasicista
son explícitas; su faceta metodológica alude a un principio esencial: la unidad como totalidad. Su marco de referencia es
la mímesis, directa o analógica, que da un sentido trascendente a la obra de arte. La forma vanguardista, en cambio,
parte de una idea fragmentaria de la unidad; posible por la autonomía de las relaciones que la construyen. La estructura
es inmanente, no excede al ámbito de la obra y, a la vez, cuestiona su materialidad como objeto.”

(Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 18)

Primera Tesis de Peter Bürger: la Vanguardia como momento de autorreflexión del arte.

“(…) la plena diferenciación de los fenómenos artísticos solo se alcanza en la sociedad burguesa, con el esteticismo, al
que responden los movimientos históricos de la vanguardia.”

El concepto de los movimientos históricos de vanguardia (…) no se limitan a rechazar un determinado procedimiento
artístico, sino el arte de su época en su totalidad y, por tanto, verifican una ruptura con la tradición.”

(Peter Bürger: Teoría de la vanguardia, p 56)

“Solamente la vanguardia (…) permite percibir el medio artístico en su generalidad, porque ya no lo elige desde un
principio estilístico, sino que cuenta con él como medio artístico. ”

Segunda Tesis: la vanguardia como autocrítica del arte.

Mi segunda tesis afirma que con los movimientos de vanguardia el subsistema artístico alcanza el estadio de la
autocrítica. El dadaísmo, el más radical de los movimientos de la vanguardia europea, ya no critica las tendencias
artísticas precedentes, sino la institución arte tal y como se ha formado en la sociedad burguesa. Con el concepto de
institución arte me refiero aquí tanto al aparato de producción y distribución del arte como a las ideas que sobre el arte
dominan en una época dada y que determinan esencialmente la recepción de las obras. La vanguardia se dirige contra
ambos momentos: contra el aparato de distribución al que está sometida la obra de arte, y contra el status del arte en la
sociedad burguesa descrito por el concepto de autonomía. Sólo después de que con el esteticismo el arte se desligara
por completo de toda conexión con la vida práctica, pudo desplegarse lo estético en su <<pureza>>; aunque así se hace
manifiesta la otra cara de la autonomía, su carencia de función social. La protesta de la vanguardia, cuya meta es
devolver el arte a la praxis vital, descubre la conexión entre autonomía y carencia de función social.

“La intención de los vanguardistas se puede definir como el intento de devolver a la práctica la experiencia estética
(opuesta a la praxis vital) que creó el esteticismo. Aquello que más incomoda a la sociedad burguesa, ordenada por la
racionalidad de los fines, debe convertirse en principio organizativo de la existencia.”

(Peter Bürger: Teoría de la vanguardia, pp 62-63)

Manifiestos
“El sentido de la práctica del arte coincidía con el de la reflexión entorno a él; pero no mediante la jerarquía con que en
el Clasicismo el canon determinaba la obra, sino en un proceso de mutua incidencia en el que la reflexión se hace
interesada, y la práctica, reflexiva.” (Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 12)

“La identificación entre marco estético y práctica artística adquiere cuerpo en la figura atípica del vanguardista como
artista empeñado en elaborar una reflexión estética que peralta el sentido de sus obras. Reflexión que no precede a la
obra, sino que, comentándola, la anticipa y la trasciende a la vez. Marco legal, no sistema normativo; condición
epistémica de la acción, no vía operativa que la reduce a mera aplicación de prescripciones exteriores.

(Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 13)

La vanguardia es irreductible a cualquier sistema doctrinal: su empeño activo en el campo de la estética modifica las
condiciones de la forma, alterando la idea de belleza y proponiendo una nueva mediación entre la obra y la realidad (…
)”

(Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 13)

“La vanguardia no se colma de sentido sin la componente teórica: si se ignora cuanto tiene de proyecto estético, pierde
su condición de ruptura epistemológica para convertirse en muestra de un extraño estilo, solo distinto por lo novedoso,
que no cabe sino reproducir por mímesis.”

(Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 13)

“(…) conviene advertir el carácter intensivo de la vanguardia. Como proyecto para cambiar el arte a través de la
autorreflexión, de la autocrítica de sus principios y técnicas, la vanguardia une el tono axiomático de sus textos con el
carácter ejemplar de sus obras.”

(Helio Piñón, “Prólogo” a Teoría de la vanguardia de Peter Bürger, p 14)

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