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mirar imágenes
en la escuela
Serie Respuestas
G abriela Augustowsky
Alicia M assarini
Silvia Tabakm an
ADAVIA
üntafresca
PRESENTACIÓN
más y mejor. Por lo tanto, todo lo que sabemos acerca de la imagen, junto
con las numerosas experiencias visuales de nuestros alumnos, puede ser
aprovechado, ampliado y sistematizado en pos del aprendizaje.
Este libro surge como resultado de los talleres de capacitación que la
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
editorial Tinta Fresca ofrece a los docentes, y retoma muchos de los debates,
los intercambios, las dudas y los intereses de los asistentes. La obra está
organizada en dos partes. En la primera, se presentan preguntas y respues
tas que participan de una conversación ilustrada entre conceptos teóricos y
experiencias prácticas en relación con el mundo de la imagen (capítulo 1),
los tipos de imágenes (capítulo 2) y la imagen en la escuela (capítulo 3). En
la segunda, se desarrollan enunciados y orientaciones específicas para el
uso de imágenes en la enseñanza de las Ciencias Naturales (capítulo 4) y
de las Ciencias Sociales (capítulos 5 y 6).
Los textos de los capítulos son acompañados con ilustraciones en blanco
y negro y, en el centro del libro, se reproducen algunas imágenes en color.
Estas últimas son referidas en el texto mediante su número correspondiente
y la página (numerada en romanos) que las contiene.
En este libro se expresa también una invitación: se trata de una invi
tación a mirar, a mirar con tiempo y con ganas; a que maestros y alumnos
disfruten del placer de mirar.
Primera parte
CAPITULO 1
UN MUNDO DE IMAGENES, REPRESENTACION
Y REALIDAD
Gabriela Augustowsky
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la realidad. Los creadores de imágenes de cada época adoptaron conven
ciones, crearon artificios, trampas para el ojo, para lograr semblanzas cada
vez más perfectas.
Uno de los tantos ejemplos de estos artificios (que Gombrich presen
ta magistralmente) es la perspectiva renacentista. La perspectiva llamada
central, lineal o albertiniana es una de las convenciones desarrolladas por la
cultura occidental para crear la ilusión de un espacio tridimensional en una
superficie plana. Se trata de un recurso que ya empleaban intuitivamente
los griegos y los romanos, pero que se perfeccionó y se dotó de sustento
matemático en la Florencia del siglo XV. Su nombre proviene del apellido
de su principal difusor, el arquitecto, matemático y poeta renacentista León
Battista Alberti (Italia, 1404-1472).
La perspectiva central es un modelo ilusorio que simula un espacio
tridimensional gracias, sobrg'tódo, a lós tamaños aparentes de las figuras
que decrecen con la distancia y a la convergencia de las líneas longitudinales
paralelas en un punto de fuga ubicado en el horizonte a la altura de los ojos
del pintor y del observador.
Com o mis temas han sido siempre mis sensaciones, mis estados de
á n im o jlá s reacciones profundas que la vida ha producido en mí,
yo lo he llevado objetivamente y plasm ado en lasfiguras que hago
de m í misma, que es lo más sincero y real que he podido hacer para
expresar lo que yo he sentido dentro y fu era de m í m ism a.4
4 Extraído de su currículum vítae, presentado en una convocatoria para becas de la Fundación G uggen
h eim en 1 9 4 0 . Citado por Bea Porqueres (véase la nota 3).
transparentan, la representación del otro, del extraño, del ajeno, del que no
pertenece a la propia gente, a la propia familia.
En 1882, el fotógrafo de una expedición francesa a Tierra del Fuego
tomó una fotografía de tres niños yámanas. El registro, con intenciones
científicas, difiere enorm em ente de los retratos de niños europeos de
la época. La im agen revela a tres niños sentados en cuclillas, mirando
aterrorizados a la cámara. Se trata de un retrato distante, en el que el
fotógrafo pone en juego su posición ideológica respecto de este pueblo.
La fotografía da cuenta de una mirada muy poco am orosa hacia estos
niños yámanas.
Así to m o conocer la vida de Frida nos da pistas para comprender y
SERIE RESPUESTAS
disfrutar más de su obra, en este caso, conocer quién tomó la fotografía y para
qué permite completar el sentido de la imagen.
MALAOMÍG
ENSENAR A MIRAR IMÁGENES
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a ro m a
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U n padre de doctrina amenaza a una El corregidor de minas castiga cruelmente
tejedora andina que trabaja a sus órdenes. a los caciques principales.
5 Para ing resar a la página de Guarnan Pom a, se puede entrar al sitio de la Biblioteca (www.kb.dk »
[E n g lish ]» Related w ebsites from th e Royal Library, T he Guarnan Pom a W ebsite » [Español]) o bien
escrib ir “El sitio de G uarnan P om a” en u n buscador.
que fascina a sus hijos es muy violento. En Tomy y Daly, una parodia de Tom
y Jerry, los personajes utilizan sierras eléctricas, bombas y ácidos; el gato y el
ratón desparraman sangre y visceras en cada escena de persecución.
Marge decide tomar cartas en el asunto, reúne firmas entre sus vecinas,
envía notas al canal de televisión, organiza marchas y, finalmente, consigue
que modifiquen el contenido del programa infantil. A partir de esto, Tomy y
Daly se besan, se abrazan y se regalan bombones. Los niños, aburridísimos,
ya no miran más el programa.
Tiempo más tarde, llega a Springfield la escultura El David (1501-
1505) de Miguel Ángel para ser expuesta en el museo de bellas artes. Las
vecinas de Marge - a las que antes ella había acudido para protestar contra
SERIE RESPUESTAS
Tomy y Daly- la convocan para impedir que se exponga ese desnudo repug
nante en su ciudad. Pero Marge, de joven, había estudiado artes y conoce
la escultura, sabe que es una obra maestra y lo que significa en la historia
del arte universal. Además, su sensibilidad le permite reconocer en ese .
ENSEÑAR A MIRAR IMAGENES
22
La formación y la pertenencia a una sociedad determinada implican
contar con un bagaje de códigos culturales, de claves que posibilitan inter
pretar ciertas imágenes. En la actualidad, los niños y los jóvenes pueden
descifrar sin mayores dificultades m ensajes publicitarios complejos; sin
embargo -com o los australianos en el ejemplo de Panofsky-, por lo general
no cuentan con la información básica, las pautas o las pistas necesarias para
interpretar imágenes creadas en otros tiempos y en otras culturas, como los
códices aztecas o las pinturas del Renacimiento.
Doch on
Hein, mmm .
Una página de
Afftnöchstenfof jcskh «yrhedV
daworGtsciiORvselmögerer. ./ Pedrito el desgreñado
Öa m&éif :
f-T? »Ich -esse k&tfi# fo p p è jm m \ (1845), de Heinrich
v-^1 teh «ss# m<&H
Hoffmann. Aun sin
com prender alemán,
A m drifte« Tag, o weh yn d «c M
wie ístée r K asper áünn yo d sç^Woehf " es posible reconocer,
Doch oHdie Syps3e komfar&m, v
gieich fing er wieder s m ö sc^feßi.- en la secuencia
<4ch e&se keine Suppetnem !.
ich es&gmein« S«pp« mefef de imágenes, las
Nem, m m m Supp« eö i&>. fticbH*
consecuencias que
26
CAPITULO 2
LAS IMÁGENES FIJAS
Gabriela Augustowsky
Creo que las artes que aspiran a im itar ¡as creaciones ele la n a
turaleza se originaron del siguiente modo: en un tronco de árbol,
un terrón de- tierra i>en cualquier otra cosa se descubrieron un día
a¡,cide.ntalmente ciertos contornos que sulo requerían muy pocos
cam bios para parecerse notablem ente a algún objeto natural.
Fijándose en eso, los hombres exuminuron si no sería posible, por
adición o sustracción, completar lo que todavía Jultuba para un
parecido p u jid o . Asi. ajustando y quitando contornos y planos
según el modo requerido por ti propio objeto, los hombres logra
ron lo que se proponían y no sin placer. A partir de aquel día, la
capacidad del hom bre para crear imágenes j'u c creciendo hasta
que supo fo rm a r cualquier parecido, incluso cuando no había en
el m aterial ningún contorno que lo ayudara.
' j . B erger (2 0 0 0 ).
representación estereotipada con elementos fijos que siguen determinadas
normas y convenciones para la comunicación lingüística.
Los libros pintados o códices prehispánicos realizados por los indígenas
de México y América Central, así como las escrituras egipcias, constituyen
maravillosos ejemplos de la complejidad conceptual y la riqueza visual que
lograron adquirirlas expresiones denominadas pictográficas. Estas, además,
presentan un interés especial como testimonios históricos y contenidos de
enseñanza curriculares.
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Los signos no se distribuían al azar, sino que la utilización de colores
y la com paginación de los glifos en el espacio contienen un significado
que aún hoy, en m uchos casos, no se ha podido descifrar. Por lo general,
los códices se leen en zigzag, de izquierda a derecha y, luego, de derecha
a izquierda.
Para poder leer los códices, se los colocaba horizontalmente en el
suelo, sobre esteras. El tlacuino lector y los oyentes se situaban alrededor
del códice y, así, podían verlo en su totalidad.
El proceso de la conquista y las campañas de evangelización de los
franciscanos que llegaron a México hacia 1523 provocaron la diseminación
y, en ocasiones, la destrucción de estos testimonios pintados. Hacia 1525,
en México comenzaron a demolerse los templos en forma sistemática y,
después, los franciscanos prohibieron toda forma de culto público. Además,
los sacerdotes indígenas fueron perseguidos y se cerraron los calm ecac. Los
religiosos españoles confiscaron todas las pinturas que les parecían contrarias
a la fe: “Todo lo que es ceremoniástico y sospechoso quem am os”.2
En pocos años, los indígenas debieron abandonar los santuarios de
las ciudades y escoger lugares apartados y secretos para continuar con sus
prácticas ancestrales. Los libros pintados fueron escondidos, como se hacía
con los ídolos. Pero, aun en las difíciles condiciones de la conquista, a pesar
de las persecuciones y los riesgos que se corrían, la producción de pinturas
no se interrumpió y, en aquellos tiempos revueltos, se realizaron muchos
de los códices que se conservan en la actualidad.
Desde los primeros contactos con los españoles, muchos pintores
indígenas registraron la irrupción de esos extraños que consideraron dioses;
de esta forma, las pinturas también consignaron episodios relacionados con
la conquista española. A partir de la llegada de los españoles, el realismo
de las im ágenes europeas modificó las representaciones indígenas. Así,
en las expresiones pictográficas denominadas posthispánicas o coloniales,
es posible observar la yuxtaposición de dos maneras o estilos de ver y de
dibujar el mundo.
2 Citado en S. G ruzinski (2 0 0 4 ).
estos libros pintados, los indígenas registraron el repertorio de los prodigios
y los accidentes climáticos, los dioses, la cartografía, el comercio, la hacienda
pública y el traslado de dominio. Algunas son obras adivinatorias, como las
relacionadas con los sueños y los agüeros, los días, las fiestas y los presagios;
otras tratan acerca de los nombres que se daban a los niños y los bautismos,
las ceremonias y los ritos para observar en los matrimonios. Los indígenas
tam bién consignaron guerras y sucesiones dinásticas.
Muchos códices presentan listas e inventarios que ordenan los datos
contenidos en las pinturas; también incluyen listas de señoríos conquistados,
de límites, de mercancías entregadas como tributo, de años o de soberanos.
Apenas veinte códices anteriores a la conquista española han sobre
SERIE RESPUESTAS
a las 36 panorámicas del Monte Fuji, 25 x 38 cm, Metropolitan Museum o f Art, Nueva York.
A fines del siglo XVIII, se inventó la técnica de la litografía, que significó
un notable progreso para las artes gráficas, ya que resultó un procedimiento
más rápido y económico que las impresiones realizadas con moldes de m a
dera y de metal. El siglo X IX fue especialmente fecundo en el campo de la
ilustración impresa, no solo en libros, sino también en carteles publicitarios
de tipo comercial o político, caricaturas de prensa e historietas.
En la Argentina, hacia las primeras décadas del siglo X IX , con la
llegada de artistas y artesanos europeos com enzó a difundirse la técnica
litogràfica, que permitió representar acontecim ientos y costum bres u r
banas y rurales, así como reproducir retratos e ilustraciones para libros
escolares. La rapidez de su ejecución perm itía que una gran cantidad
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La pintura mitológica
La pintura m itológica trata acerca del mundo de los dioses paga
nos y el conjunto de historias narradas por la mitología clásica; fue muy
valorada a partir del Renacim iento. En m uchos casos, la representación
pictórica de estos relatos funcionaba como una excusa para pintar desnu
dos fem eninos.
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Para transmitir su contenido, este género utiliza como medio la alegoría,
palabra que significa literalmente “hablar de otra cosa”. El recurso de la alegoría
consiste en representar figuras, ideas o situaciones por medio de imágenes
simbólicas. Así, por ejemplo, la victoria era representada por una m ujer alada;
la paz, por una figura que sostiene una rama de olivo; el amor, por Venus; la
guerra, por Marte; la creatividad, por las musas.
Los símbolos empleados son convenciones culturales que resultan
familiares para los m iembros de una cultura y una época determinadas.
Los cuadros mitológicos presentan varios niveles de significado; además
de los personajes y la historia que narran, contienen m ensajes, ideas y
valores que el artista desea expresar.
El retrato
Los retratos representan a individuos específicos, reales y únicos, y
transmiten no solo su apariencia física, sino también -y principalm ente- su
posición social y cultural, así como sus actividades. En definitiva, muestran
personajes, es decir, seres humanos que cumplen un papel en su escenario
cultural (véase la imagen 5, en la página III).
Según explica -en tre otros autores- el historiador Peter Burke (Gran
Bretaña, 1937), el retrato es un género pictórico que se realiza según un sis
tema de convenciones que cambian muy lentamente en el tiempo. Las poses
y los gestos de los modelos, así como los accesorios y los objetos presentados
junto a ellos, siguen un esquema y están cargados de significados sim bó
licos. Por ejemplo, en los retratos del Renacimiento italiano, la presencia
de perros pequeños cerca de las mujeres o de las parejas representaba la
fidelidad (con lo que se daba a entender que la m ujer es fiel al marido como
el perro a su amo) ,6La inclusión de columnas clásicas remitían a las glorias
de Roma y las sillas con aspecto de trono intentaban vincular al retratado
con la realeza.
Por lo general, las convenciones de este género -anteriores al siglo
X X - exigían que se representara a las personas de una forma favorable.
Con este fin, los modelos solían ponerse sus m ejores galas para posar y
aparecían mostrando la m ejor actitud posible, sus posturas más elegantes.
Según Burke, los retratos revelan no tanto la realidad social, sino las ilusiones
sociales, es decir, qué le gustaría parecer a una persona, cómo ha querido
mostrarse y ser vista.
6 P. Bu rke (2001).
Además de los retratos individuales, existe una tradición de retratos de
grupo, como los de los gremios, que se pintaban en Holanda en los siglos XVI
y XVII. Cada m iem bro del gremio aportaba su contribución para pagar al
artista a cambio de aparecer en el retrato. Entre estos retratos, se encuentra
el famoso cuadro La lección de anatom ía del Dr. Nicolaes Tulp (1632), en el
que Rembrandt pintó un grupo de siete cirujanos y al médico Nicolaes Tulp.
La obra pertenece a una serie de retratos de grupo que se pintaron para la
cámara de administración del gremio de cirujanos.
Mientras que, durante siglos, solo las personas adineradas tuvieron
la posibilidad de encargar un retrato pintado, hacia el siglo X IX el género se
democratizó con la invención de la fotografía. En su afán igualador, el retrato
SERIE RESPUESTAS
El desnudo
En Occidente, el desnudo ha sido un género muy popular y un icono
cultural desde los tiempos clásicos hasta el presente. En la Grecia clásica y
en Roma, el cuerpo desnudo representaba la fuerza moral y la virilidad; los
cuerpos masculinos eran los que transmitían cabalmente estas nociones.
Con el advenimiento del cristianismo, la desnudez pasó a asociarse
con el pecado. En la Edad Media, se representaba a Adán y Eva desnudos
en secuencias de imágenes que narraban el origen de la especie humana.
En el Renacimiento, Adán y Eva aparecen tapados con hojas de higuera o
de parra para representar la vergüenza después de haber desobedecido el
50
mandato divino. En esta época se introdujo también el desnudo de la m ujer
reclinada, como la Venus de Urbino, pintada por Tiziano Vecellio (Italia,
1487-1576) (véase la imagen 9, en la página IV).
Mientras que, en tradiciones pictóricas no europeas -com o en el arte
indio, el persa, el africano o el precolom bino-, cuando el tema de una im a
gen es el amor sexual, tanto el varón como la m ujer se ven desnudos en la
escena, en el arte europeo la desnudez es siempre femenina. En la pintura
europea clásica, a partir del Renacimiento, las mujeres son representadas de
un modo totalmente diferente del de los varones, no porque lo femenino sea
diferente de lo masculino, sino porque la m ujer es un objeto contemplado
mientras que el espectador es varón.
En Europa, los pintores y los espectadores propietarios de desnudos eran
usualmente varones, y las mujeres eran tratadas como objetos. Es decir, el cuer
po femenino era un objeto pasivo de la mirada masculina. El cuadro realizado
por Édouard Manet (Francia, 1832-1883), Almuerzo en la hierba, es quizás una
de las imágenes más. Representativas de la desigualdad de género: la pintura
muestra a una mujer desnuda junto a dos hombres vestidos (véase la imagen
8, en la página IV). Se trata de un estereotipo por el cual la mujer aparece sin
ropa -del lado de la naturaleza- mientras que el varón, con su traje a la moda,
está del lado de la cultura.
Un ejercicio interesante es observar el cuadro y, luego, cerrar los ojos e
imaginarlo -o intentar dibujarlo- al revés: la mujer, vestida, y los dos hombres,
desnudos. Con este cambio, se transformaría el sentido de la obra. Resulta
difícil imaginarla de esta forma, porque estas relaciones -m ujer-objeto y va
rón-observador- están profundamente arraigadas en nuestra cultura.
Con el arte moderno, el desnudo comenzó a perder importancia. En
efecto, el cuadro Olimpia, también de Édouard Manet, constituye un punto
de ruptura con las convenciones del género: en esta obra, el artista pinta a
una m ujer recostada, tomando como referencia la Venus de Tiziano, pero
Olimpia mira de frente y desafiante al espectador (véase la imagen 10, en la
página IV). Además, varios detalles simbólicos -com o el gato a sus pies y el
ramo de flores (regalo habitual de clientes adinerados)- permiten reconocer
que se trata de una prostituta.
La visión realista de las prostitutas constituyó el tema de las pinturas
de los primeros cuadros vanguardistas (como los de Henri de Toulouse-
Lautrec). Ya en el siglo XX, movimientos como el cubismo y el surrealismo
recrearon el desnudo, y cuestionaron las nociones tradicionales de la simetría
y la proporción, fragmentando y distorsionando el cuerpo humano.
El arte contemporáneo ya no se ocupa del cuerpo impecable, identi
ficado con la belleza, sino que le da al cuerpo un carácter más físico, como
lugar del sufrimiento, del dolor y de la vulnerabilidad. Las ideas tradicionales
acerca del desnudo se continúan hoy a través de otros medios de difusión,
como la publicidad y la televisión.
El paisaje
El paisaje com o género surgió de forma autónoma alrededor del
siglo XVII, tardíamente en relación con otros géneros pictóricos. Si bien
con anterioridad ya se pintaban paisajes, estos aparecían como fondo o
escenario para las figuras y con un valor simbólico, por ejemplo, un jardín
SERIE RESPUESTAS
en una pintura. Sin embargo, cuando la obra fue expuesta, en 1874, fue
criticada duramente debido a la confusión de los elementos representados.
Los críticos se burlaron de esta y otras obras, y calificaron despectivamente
este movimiento con el término impresionismo.
En la Argentina, Martín Malharro (1865-1911) recorrió el país en busca
de motivos para sus pinturas de paisajes. Viajó a Rosario y a Córdoba, y fue
a Tierra del Fuego para estudiar el mar. En sus estadías en París, recibió la
influencia de varios movimientos artísticos europeos - e l romanticismo, el
im presionism o y el sim bolism o- y, así, creó obras en las que, rompiendo
con viejas convenciones académicas, representó el paisaje regional vincu
lado con sus propias emociones, como un modo de exteriorizar su estado
interior (véase la imagen 11, en la página V).
Además de los paisajes marinos, rurales o agrícolas, hacia el siglo XIX,
cuando el desarrollo de las ciudades llegó a ser un símbolo de vitalidad y
dinamismo, adquirieron relevancia los paisajes urbanos. El pintor argentino
Pío Collivadino (1869-1945) representó en varias de sus obras los barrios de
la ciudad de Buenos Aires y las zonas suburbanas que se transformaban por
el progreso con la introducción del asfalto y las nuevas construcciones (véase
la imagen 12, en la página V).
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La pintura de género
La expresión pintura de género se refiere a las imágenes que describen es
cenas de la vida cotidiana. El arte académico consideraba que este era un género
menor, ya que lo asociaba con lo ordinario. Se trata de obras que representan
cosas y experiencias comunes, es decir que son masivas o triviales. Además, la
pintura de género se ocupaba de los campesinos o de los trabajadores manuales,
grupos que las elites artísticas asociaban con la ignorancia y el mal gusto.
Peleas en las tabernas, fiestas familiares, patinadores en el hielo y
m ujeres ocupadas en sus tareas domésticas constituyen los temas de la
pintura costumbrista europea a partir del siglo XVII; en muchos casos, como
en las obras del holandés Jan Steen (1626-1679), además de la descripción
SERIE RESPUESTAS
de una escena, se transm iten m ensajes morales en relación con los com
portamientos considerados escandalosos.
En la Argentina, Prilidiano Pueyrredón (1823-1870), hijo del general
Juan Martín de Pueyrredón, fue un destacado pintor de escenas de cos
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
por esto, se los llamó despectivamente fauves, que significa “fieras” o “bestias
salvajes”. Por eso, este movimiento se denomina fauvismo.
Hacia 1909, en Italia, el escritor y dramaturgo Filippo Tommaso Mari-
netti (Egipto, 1876 - Italia, 1944) creó el movimiento futurista, al que luego se
incorporaron otros artistas. Sus ideas se expresaban mediante declaraciones
denominadas manifiestos futuristas. Los futuristas estaban fascinados con la
tecnología moderna y trataban de dar una sensación de dinamismo con líneas
enérgicas. Expresaban la noción de velocidad representando una misma figura
en diversas posiciones en una misma tela.
Pocos años más tarde, entre 1907 y 1908, los artistas Pablo Picasso
(España, 1881 - Francia, 1973) y Georges Braque (Francia, 1882-1963) crearon
un estilo, denominado cubismo, a partir de la noción de que un objeto no debe
ser representado como se lo percibe a simple vista. Según esta corriente, todo
objeto puede verse y representarse desde una enorme variedad de ángulos;
el objeto adquiere diferentes significados según el ángulo o el punto de vista
desde el cual se lo observa. Las pinturas deben representar tantos puntos de
vista como sea posible; para esto, las figuras se descomponen en bloques y
planos. Así, las imágenes se yuxtaponen y crean múltiples representaciones
de un m ism o objeto.
El expresionismo es una corriente que se desarrolló, principalmente,
en Alemania entre 1905 y 1930. A los artistas de este movimiento les pre
ocupaba la representación de sus experiencias emocionales. Algunos de los
recursos plásticos que empleaban eran el color violento, la distorsión, la exa
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geración y las líneas quebradas. Muchas de las obras mostraban la violencia
y la alienación de la vida moderna, los horrores de la guerra y la corrupción.
Algunos representantes de esta corriente fueron Franz Marc (Alemania,
1880 - Francia, 1916), Egon Schiele (Austria, 1890-1918) y Eduard Munch
(Noruega, 1863-1944).
El dadaísmo fue un movimiento internacional que surgió en Zurich
entre 1915 y 1922 como protesta contra la guerra y la burguesía. El poeta
Tristan Tzara (Rumania, 1896 - Francia, 1963) y otros artistas se reunían
en el cabaret Voltaire, donde realizaban escandalosas representaciones.
Intentaban crear un antiarte que expresara el lado irracional de la vida,
del que hacían un culto, mediante el recurso al hum or y a la sorpresa.
Para esto, empleaban técnicas como el m ontaje, el collage y los relieves
en madera.
En 1917, el francés Marcel Duchamp (1887-1968) presentó en una
exposición un mingitorio y una rueda de bicicleta como objetos artísticos.
La inclusión de-un mingitorio errun museo de arte constituyó un punto de
ruptura de enorme consecuencias para el arte moderno.
El dadaísmo preparó el escenario para la irrupción del surrealismo,
lanzado por el Manifiesto surrealista de André Bretón (Francia, 1896-1966),
en 1924. Los surrealistas postulaban que la coherencia devenía de la incohe
rencia y la falta de lógica; en el arte surrealista, el inconsciente y los aspectos
irracionales tienen un papel clave. El surrealismo cuestiona las nociones
convencionales de moralidad y la división entre la realidad y la irrealidad con
figuras misteriosas y situaciones ilógicas.
Algunos artistas surrealistas -co m o Salvador Dalí (España, 1904-
1 9 8 9 )- muestran escenas oníricas con técnicas convencionales, mientras
que otros experimentan con nuevas técnicas. Joan Miró (España, 1893-1983),
René Magritte (Bélgica, 1898-1967) e Yves Tanguy (Francia, 1900 - Estados
Unidos, 1955) pertenecieron a este movimiento.
¿Qué es la composición?
Reconociendo el género de una pintura, es posible saber a qué tradición
temática pertenece, sobre qué trata o qué tipo de cuestiones representa. Si
se establece en qué corriente o movimiento se inscribe una obra, es posible
identificar desde qué supuestos, principios o ideas fue concebida. Pero,
además de estos aspectos, toda pintura está compuesta por elementos que
se organizan en el espacio del cuadro con el propósito de producir sensa
ciones en quien la observa.
Se denomina composición la combinación o la organización de diversos
elementos en un todo. Se trata del ordenamiento de las figuras, los objetos
y los colores con una lógica interna.
Trazar líneas imaginarias es uno de los recursos para comprender la
composición de una pintura. Los tipos más usuales de composición son:
■ simétrica - asimétrica;
■ cerrada - abierta;
■ unificada - no unificada.
¿Qué es la textura?
El término textura deriva del latín y significa “tejido”. La textura de
una imagen se refiere a la especie de sensación táctil que produce visual
mente. El escritor gallego Manuel Rivas (1957) se refiere así a este fenómeno
en uno de sus^extes: "Hay cuadros que quieres tocar con los dedos y hay
cuadros que son ellos los que te tocan. Los que titilan como gotas de rocío
en las telarañas de tus ojos”.
Al hablar de texturas en una pintura, se emplean palabras que remiten
a sensaciones táctiles; por ejemplo, rugoso, suave, áspero, aterciopelado o resba
ladizo. Todos los materiales tienen textura; en nuestras vidas hemos tocado
muchos materiales y esas sensaciones han quedado guardadas en nuestros
cerebros. Por eso, podemos recordar sensaciones táctiles sin necesidad de
tocar, recurriendo solamente al sentido de la vista.
En algunas pinturas, las texturas son simuladas; por ejemplo, la rugosi
dad del encaje de la sombrilla en el Retrato de Elvira Lavalleja de Calzadilla, de
Prilidiano Pueyrredón (véase la imagen 5, en la página III), o la suavidad de la
piel en la Venus de Urbino de Tiziano (véase la imagen 9, en la página IV). En
estos casos, se trata de texturas visuales. Pero, en algunas obras, la textura es
real o física, es decir que si pasáramos la mano por encima, sentiríamos que
nuestros dedos se hunden en algunas partes o que hay zonas más ásperas, más
rugosas o más resbaladizas que otras. Este tipo de texturas es frecuente en
los collages, en los que se insertan varios tipos de materiales (papel, cuerdas,
esterillas o hierros, por ejemplo).
A veces, los pintores incorporan en sus materiales elementos como
arena, polvo de mármol o tiza para texturar sus pinturas y contribuir, así, a
producir variadas sensaciones táctiles en quien las observa.
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¿Cómo surgió la fotografía? ¿En qué consiste su técnica?
La historia de la fotografía sigue, en parte, la evolución del conocimien
to sobre sus tres fundamentos técnicos principales: la luz, el soporte y el
formato. En cada uno de estos tres niveles, es posible considerar su historia
como fruto de una interacción. Por una parte, la aparición de nuevos instru
mentos produce nuevas imágenes y, por la otra, exigencias y necesidades de
la creación visual favorecen y alientan algunos descubrimientos técnicos.
La fotografía se asienta en una serie de principios conocidos, al menos,
desde Aristóteles. Uno de sus componentes básicos, la cámara oscura, es des-
cripto en los textos de Al-Hazan, que datan del siglo XI. En el siglo XVI, este
dispositivo fue usado por pintores y dibujantes como los italianos Leonardo
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Los planos
El concepto de plano se establece tomando como referencia la figura
humana; para la toma de objetos, edificios o paisajes, se aplica el mismo
parámetro. Los planos se clasifican en tres grandes grupos.
■ Los planos generales sirven para mostrar una localización determinada
y para situar al espectador (véase la imagen 21 a, en la página VIII). Son,
fundamentalmente, informativos. Entre ellos, se reconocen tres tipos.
• Gran plano general: predomina el entorno sobre los objetos y los
personajes que forman parte del encuadre.
65
• Plano general: muestra los objetos o los personajes en el entorno,
pero de un modo más limitado en relación con el gran plano general.
• Plano general corto: toma el entorno de objetos y personajes, pero
más cercano o recortado aún que en el plano general.
■ Los planos intermedios se emplean para relacionar a los personajes
unos con otros; se aproximan más a la visión cotidiana que tenemos de la
realidad (véase la imagen 21 b, en la página VIII).
• Plano am ericano o tres cuartos: el cuerpo aparece cortado a la altura
de las rodillas. Su nom bre proviene de su uso en Hollywood durante las
décadas de 1930 y 1940.
• Plano medio: la figura humana se corta a la altura de la cintura. La
SERIE RESPUESTAS
Las angulaciones
Una escena, un objeto o una persona pueden ser tomados desde
diversos ángulos, que son puntos de vista desde los cuales se encuadra la
realidad. Existen tres angulaciones de cámara fundamentales, que, a su vez,
pueden presentar pequeñas variaciones.
■ Ángulo normal o estándar: a la altura de los ojos del observador (véase
la imagen 22 a, en la página IX).
■ Ángulo picado: desde una posición más elevada que el punto de vista
normal. El picado más extremo se denomina cenital. La cámara se coloca por
encima de la figura y, así, esta parece más pequeña (véase la imagen 22 b,
en la página IX).
■ Ángulo contrapicado: desde una posición por debajo de los ojos del obser
vador. La imagen se toma desde el suelo. La cámara se coloca debajo de la figura
y, entonces, esta parece más grande (véase la imagen 22 c, en la página IX).
Analizaremos a continuación un ejemplo del uso del encuadre, los
planos y las angulaciones (véase la im agen 20, en la página V III). Esta
66
fotografía fue publicada originalm ente en la revista Caras y C aretas en
1939, reproducida en una doble página. Presenta el festejo del Día de la
Bandera con un acto público al que asistieron representantes de num e
rosas escuelas de la ciudad de Buenos Aires, sus respectivos abanderados
y autoridades.
¿Dónde se habrá ubicado el reportero gráfico para realizar esta toma?
El fotógrafo se ubicó en un punto alto y distante, en un edificio frente a la
Plaza de Mayo. Tomó un gran plano general y seleccionó un ángulo picado
o cenital, similar a una imagen aérea.
¿Por qué habrá elegido esta posición? Seguramente, era el mejor modo
de mostrar la multitud, la enorme concurrencia y su prolija disposición en el
espacio público en una época en que los movimientos masivos de personas
y los desfiles militares eran ampliamente promovidos y valorados. El mismo
acto, tomado a. pie de calle, habría producido una fotografía diferente, con
más detalle y menos noción del entorno general.
En este ejemplo, es posible reconocer que la selección de un plano y
una angulación determinados no es azarosa y participa en la estructuración
del m ensaje de la imagen.
Descubrir los planos y las angulaciones permite saber más acerca de
una imagen. Un ejercicio interesante puede ser tomar un álbum fotográfico
y reconocer en las fotografías familiares las distancias y los puntos de vista
desde los cuales han sido tomadas las imágenes. Teniendo en cuenta esos
datos, tam bién se podrán establecer los efectos producidos.
67
CAPÍTULO 3
IMAGEN Y ENSEÑANZA, EDUCAR LA MIRADA
Gabriela Augustowsky
confronta lo nuevo con los conocimientos viejos. Tal como lo definió el poeta
Femando Pessoa (Portugal, 1888-1935): “Ver es haber visto”.
El ojo humano no es un perceptor neutro, pasivo, automatizado e
inocente, sino un instrumento condicionado por un aprendizaje cultural y
ENSEÑAR
’ R. A m h eim (1979).
68
tanto en el plano orgánico como en el psicológico, que genera una determinada
escala de valores, expectativas, preferencias, aversiones, etcétera.
Lo que debe retirarse de la vista del niño son ciertas lám inas
antiestéticas, com o figuras de anim ales abiertos o desollados o
lám inas donde se presentan visceras hum anas. Estas lám inas
útiles en la enseñanza de las cienc ias naturales no deben estar a
la vista del niño sino d tiempo necesario p ara lograr el servicio
que de ellas se espera .2
71
m an ip u lad ores,3 Uno de los rastros más notables de este modelo en los
textos actuales es el empleo del térm ino lectura para designar las tareas
de análisis e interpretación de las imágenes aun cuando no se utilicen las
pautas de la alfabetización visual.
En las últimas décadas, una serie de propuestas provenientes del campo
de la educación plástica intentan recuperar el papel de la representación como
conocimiento y el de la observación sistemática como una actividad formativa.
Por ejemplo, la perspectiva del arte como disciplina destaca la importancia
de las imágenes de arte en tanto contenido de enseñanza y como portado
ras de significados culturales y sociales. Para esto propone la enseñanza de
conceptos de la historia y la teoría del arte, así como de la estética.
SERIE RESPUESTAS
72
Uno de los propósitos fundamentales de la escuela es enseñar a los
alumnos a ver el mundo como seres conscientes y críticos de la realidad.
Para alcanzar este propósito, es necesario analizar las imágenes, es decir,
mostrar cómo han sido arm adas, en qué contexto y con qué supuestos fue
ron concebidas, qué efectos producen, que información transmiten, qué
ideologías las sustentan; y, para esto, con la mirada espontánea no basta.
En la escuela, aceptamos que la lectura de textos escritos requiere
habilidades intelectuales abstractas; por tanto, demanda un aprendizaje y
también cierto esfuerzo por parte del lector. En comparación, la observación
.723
cumpla la imagen en ese texto; esta puede incluirse como documento, como
ilustración, como ornamento, etcétera.
En el caso de las obras de arte, el epígrafe enuncia una serie de datos
tipificados, que conforman una especie de ficha técnica acerca de la obra.
Por lo general, contiene la siguiente información:
■ nombre del autor/a de la obra,
■ título de la obra,
■ fecha de realización,
■ técnica empleada,
■ medidas (expresadas en centímetros o en metros, primero el alto
y luego el ancho),
■ localización actual de la obra original.
4 J. Fontcuberta (2002).
78
Cada vez que seleccionamos una imagen y realizamos su análisis y su in
terpretación, estamos enseñando estrategias y modos de m irar que podrán
transferirse a la observación de otras imágenes.
No existen un único método ni un conjunto de reglas fijas para ana
lizar las imágenes, sino una multiplicidad de modos y recursos didácticos
para tratar cada componente y cada aspecto de las representaciones visuales.
Las estrategias didácticas y las buenas prácticas pueden ser leídas como
pautas o fuentes de inspiración para crear actividades a m edida teniendo
en cuenta los contenidos que se enseñan y el grupo de alumnos a los que
se enseña.
La observación de imágenes se planifica como una actividad y, por lo
tanto, es preciso asignarle un tiempo y un espacio específicos dentro de las
tareas del aula. Las imágenes que se utilizarán serán seleccionadas teniendo
en cuenta el proyecto de enseñanza en el que se inscriben. Además de las
representaciones que proporcionan los libros de texto, es posible ampliar y
enriquecer el universo de las imágenes que se introducen en el aula mediante
catálogos, folletos de museos y exhibiciones, revistas, textos no escolares,
producciones originales de artistas, entre otros elementos.
Una vez que se han asignado el tiempo y el lugar, y se han seleccio
nado una o varias imágenes, es necesario disminuir la velocidad, es decir,
desarrollar a un ritmo más pausado y consciente acciones que se realizan
todos los días de forma rápida y casi inconsciente. Los procesos de análisis
e interpretación implican desmenuzar, desarmar o deconstruir la imagen
para volver a armarla de otro modo. Aunque la imagen no cambia, en este
camino cambiará el modo de verla, entenderla y disfrutarla.
En la segunda parte de este libro, se ofrecen ejemplos de actividades
con imágenes particulares y con fines específicos. A continuación, se descri
ben algunas estrategias generales para enseñar a mirar las representaciones
visuales en el aula.
Formular preguntas
Las preguntas pueden tener diversos objetivos: guiar la observación
de la imagen; entablar una conversación acerca de ella; reconocer y aprove
char conocimientos previos de los alumnos, o despertar dudas e intereses.
Existen diferentes tipos de preguntas según su propósito y las habilidades
que deben ponerse en juego para responderlas.
■ Preguntas que orientan la observación. Sus respuestas se obtienen
solo mirando la imagen. Sirven para realizar descripciones. Por ejemplo:
“¿Qué elementos se ven?”; “¿Hay personas?, ¿de qué sexo?, ¿de qué edad?”;
“¿Cómo están vestidas?”; “¿En qué lugar se encuentran?”.
■ Preguntas orientadas al planteo de hipótesis interpretativas. Se vinculan
con las de observación e intentan atravesar el plano empírico para conside
rar aspectos interpretativos. Por ejemplo: “¿Por qué piensan que la m ujer
está llorando?”; “¿Por qué piensan que la espada está rota?”; “¿Por qué les
parece que el autor solo utilizó tres colores?”.
■ Preguntas que estimulan la invención, la creatividad o la fan tasía. En
este caso, se pide a los alumnos que agreguen elementos propios a los datos
de la imagen. Por ejemplo: “¿Qué le estará diciendo el hombre a su amada?”;
“¿Qué poema estará recitando la niña?”; “¿Qué título le pondrían a esta
SERIE RESPUESTAS
imagen, de todas las observadas, les gustó menos?, ¿por qué?”; “¿Qué palabra
define mejor esta irrfagen: temor, angüstia, soledad?, ¿por qué?”.
■ Preguntas acerca de conocimientos enseñados en la escuela. En este caso,
se propone relacionar la observación de los alumnos con conocimientos que
han obtenido en diversas disciplinas. Por ejemplo: “En el cuadro se ve un globo
terráqueo que incluye el continente americano; entonces, ¿después de qué
suceso histórico fue pintada esta obra?”; “¿Qué significa monocromático?”.
■ Preguntas acerca de conocimientos adquiridos en espacios informales.
Otros datos que los alumnos pueden vincular con la observación provienen
de fuentes distintas de la escuela. Por ejemplo: “¿Qué lugar de la ciudad se
ve en la im agen?”; “¿A qué están jugando los niños de la fotografía?”.
■ Preguntas retóricas. El propósito de estas preguntas es motivar inquie
tudes y nuevas miradas más que pedir una respuesta acabada o precisa. Por
ejemplo: “¿Podemos cambiar la sociedad en la que vivimos?”; “¿Se podrán
evitar las guerras?”.
■ Preguntas diferidas. Su respuesta requiere la búsqueda de otras
fuentes, como textos u otras imágenes. Por ejemplo: “¿Hasta qué año se
permitieron los baños en el Río de la Plata?”; “¿Quiénes gobernaban el país
cuando el pintor realizó esta obra?”; “¿Cómo se encendían los faroles que
se ven en el grabado?”.
1 a. U n retrato fotográfico de 1899. 1 b. Reverso de la fotografia m ontada sobre cartón. 2. Obder H effer Bisset,
Escena étnica (fines del siglo X IX ), tom ada en el estudio. Publicada e n Margarita Alvarado, Pedro M ege y Christian
Báez (2001), Mapuche:fotografías del sigloXIXyXX. Construcción y montaje de un imaginario, Santiago de Chile, Pehuén.
I
3. Francisco de Goya, Los fusilamientos del 3 de mayo (1814), óleo sobre tela, 2 6 6 x 3 45 cm , M useo del Prado,
M adrid. 4 . R obert Capa, Muerte de un soldado (1936).
II
5. Prilidiano Pueyrredón, Retrato de Elvira
Lavalleja de Calzadilla (1859), óleo sobre tela,
125,5 x 100,5 cm , M useo N acional de Bellas
Artes de Bu enos Aires.
III
j
C
|
IV
11. M artín Malharro, Las parvas (1911), óleo sobre tela, 65,5 x 8 2 cm , M useo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.
12. Pío Collivadino, Usina (c. 1914), óleo sobre tela, 82 x 106 cm , M useo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.
V
13. Prilidiano Pueyrredón, Un alto en el campo (1861), óleo sobre tela, 75,5 x 166,5 cm , M useo Nacional de Bellas
Artes de Buenos Aires. 14. Cándido López, Vista interior de Curuzú mirando aguas arriba el 20 de septiembre de 1866
(1891), óleo sobre tela, 4 8 ,5 x 152 cm , M useo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. 15. Ernesto de la Cárcova,
Sin pan y sin trabajo (1892-1893), óleo sobre tela, 125,5 x 216 cm , M useo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.
VI
16. Franz Snyders, Naturaleza
muerta con fruta y presas de caza
(siglo X V II), óleo sobre tela,
colección privada, París.
VII
.. .* > * - Sh<
»wViWmK?
2 0 . A cto del Dia de la Bandera en la ciudad de Bu en os A ires (1939). AGN. 21 a. Plano generai. 21 b. Plano
interm edio. 21 c. Plano corto o p rim er plano.
Vili
IX
23. E m eric Essex Vidal, Elfuerte (c. 1816), acuarela. “Esta vista está tom ada desde debajo de la
cabecera del m alecón, en una tarde de verano”. 2 4 . Em eric Essex Vidal, El matadero del Sud, una de
las carnicerías públicas de Buenos Aires (1820), acuarela. “Existen en B u en os A ires cuatro m ataderos o
carn icerías públicas, una en cada extrem o y dos en el cen tro de la ciudad”.
X
Negritos Blanco
Mongoloides
Melanesios-Papúes Bosquimano
Australianos Negntos del Congo
Hapálidos Negros de África
Cébidos Chimpancé
de costa
Lorisidos de montaña
Siamang
XI
6 MILLONES DE AÑOS ATRÁS j 5 MILLONES DE AÑOS ¡ 4 MILLONES DE AÑOS I 3 MILLONES DE AÑOS j 2 MILLONES DE AÑOS j 1 MILLON DE AÑOS HOy I
Hitos en Desarrollo del bipedismo Uso de herramientas Crecimiento del cerebro Capacidad de simbolización
la evolución j Los primeros homínidos Se empieza a trabajar Coincide con la expansión : Se habría producido hace unos
del hombre : comienzan a caminar en la piedra como de los homínidos fuera de 80000 años y permitió la
dos patas. instrumento. África. aparición del arte y el lenguaje.
Australopithecus afarensis
Ancestro común
Habría vivido de ó a 4
millones de años atrás.
«W AustralopiWjg^^fñMnus Australopithecus robustus
Australopitecus anamensis
El más importante
descubrimiento en estudio
Australopithecus aethiopicus
es el Sahelanthropus H
Tchadensis (Chad, 2002)
que habría vivido hace
Ardipithecus H 11 Homo neanderthalensis
ramidus Australopithecus Homo habilis
7 millones de años. garhi
Homo heidelbergensis
Homo rudolfensis
C itoplasm a Aparato
M itocondria de Golgi
■P eriostio
— V asos sanguíneos
H ueso Fotom icrografía en
M édula ósea am arilla
esp onjoso j l M EB de los tabiques
H u eso com pacto
" que constituyen el
•m&z - - tejido óseo esp onjoso
I N l
Fotom icrografía
en M EB de
h u eso haversiano Fotom icrografía
en M EB de la
Fotom icrografía
¡i m édula ósea roja
en M EB de osteocito
27. U na representación “híbrid a” de la evolución h um ana: si bien las barras reflejan la discontinuidad y la
coexistencia de diversas especies de h om ínid os, al pie de la figura se infiltra la marcha del progreso de una única
especie. 2 8 a. R epresentación b idim en sional de una célula. 2 8 b. R epresentación tridim ensional de una célula
anim al. 2 9 a. Im agen que ilustra los niveles de organización involucrados en la estru ctura de u n hueso.
XII
Endoscopia de entrada
al estóm ago Pliegues
O rificio del cardias gástricos
Endoscopia
de salida
del estóm ago
Piloro
i
M esenterio
Serosa
- M ucosa
G lándula anexa
Pene
P rep u cio —
Epididim o
U retra / Testículo
Escroto
2 9 b. R epresentación esqu em ática del estóm ago y detalle fotográfico de sus válvulas. 30 . Dos cortes diferentes
del intestino: a. corte transversal; b. corte longitudinal. 31. R epresen tación en corte lateral del aparato reproductor
fem enin o. 32. R epresen tación en corte lateral del aparato reproductor m asculino.
XIII
l Población de plantas o
partes de ellas (juncos,
especies acuáticas,
gramíneas)
I Fitoplancton
moléculas sencillas
▲ ■
O, E X O C IT O S IS
33. R epresentación de las interacciones qu e ocurren en la tram a trófica del ecosistem a de los esteros del Iberá.
34. M odelo sim plificado para com p render, destacar y re su m ir la variedad de procesos que ocurren durante el
m etabolism o celular.
XIV
35. Mapa an ó n im o del valle del río San M iguel hacia Francisco de C ham acu ero, realizado en el siglo X V I por
esp añoles a m odo de crón ica. Ind ica los puntos cardinales con u n sol que m arca el O riente, y la leyenda “Aquí se
pone el sol” en el lado opuesto.
XV
3 6 P lan isferio islám ico del siglo X III.
:»
£
|
XVI
“¿Cuántas sillas y cuántas mujeres se ven en el dibujo?”; “¿Qué animal se
ve en la puerta de la casa?”. En cambio, otras -sobre todo, las relacionadas
con la interpretación- permiten múltiples respuestas. Por ejemplo: “¿Qué
expresión tienen en sus caras?, ¿estarán felices de estar allí?”. Aunque, en el
marco de la interpretación o la explicación de una imagen, es posible realizar
numerosas y variadas afirmaciones, estas deben estar siempre justificadas
o ancladas - e n mayor o m enor m edida- en aspectos observables.
Utilizar visores
Los visores son dispositivos que permiten fragmentar o acotar el espacio
que se observa. Pueden realizarse con marcos de diapositivas vacíos, rollos
de cartón de papel higiénico o papel de cocina, o bien troquelando formas
-círculos, triángulos o rectángulos- en un cartón plano. El tipo de visor y
su forma dependerán de las dimensiones y del tipo de imagen. También,
y teniendo en cuenta la escala de las imágenes de los libros de texto, esta
operación se consigue tapando parte de la imagen con las manos o con un
papel. Dividir y seleccionar el campo visual sirve para analizar cómo ha sido
construida la imagen.
tos las fotografías que los chicos observan en libros y otras publicaciones,
resulta sum am ente útil proponerles que tomen fotografías desde distintos
ángulos y con diferentes planos.
82
Pero, además, la música, los poemas y las películas son lenguajes
expresivos que m antienen numerosos puntos de afinidad con la imagen.
Musicalizar una imagen, leer poemas o cuentos y ver películas afines son
formas de desarrollar la sensibilidad y un modo de dialogar con la imagen
empleando el lenguaje del arte.
84
Segunda parte
CAPÍTULO 4
LAS IMÁGENES EN LA ENSEÑANZA
DE LAS CIENCIAS NATURALES
Alicia Massarini
con aspectos del lenguaje visual: sus códigos, sus técnicas, su estética, y sus
m ensajes explícitos y ocultos. Muchos de estos estudios muestran que este
tipo de representaciones y sus significados son producidos en la atmósfera
cultural de cada momento histórico y, a la vez, la reproducen.
Debemos tener presente, sin embargo, que la cultura humana -tal
como la conocemos actualm ente- tiene solo algunos miles de años. Si nos
reconocemos como parte de un linaje de primates cuyo origen data de varios
millones de años, probablemente la biología tenga también algo que decimos
sobre este tema. Nuestra reciente invención de la palabra no puede ocultar
una herencia mucho más antigua: los primates somos animales visuales
por excelencia y quizás ello explique, al menos en parte, la generalizada
sensación de que las imágenes producen impresiones y evocaciones más
intensas y perdurables que las palabras.
Remontándonos a los orígenes, apreciamos que la representación
del entorno natural mediante pictogramas está presente desde hace mucho
tiempo en la historia humana y es una característica compartida por diver
sas culturas del mundo. En la historia de nuestros constantes intentos por
indagar, descifrar y comprender la naturaleza, la relación entre las imáge
nes y los enfoques científicos se muestra diversa y compleja. En la cultura
occidental, los primeros naturalistas describieron la diversidad del mundo
biológico mediante cuidadosas representaciones gráficas, que organizaban
en catálogos. Pero estos estudiosos no siempre se limitaron a describir
especies y a confeccionar colecciones. En muchos casos, sus ilustraciones
representaban modelos clasificatorios o incluso complejas explicaciones y
teorías acerca de los orígenes, los procesos y las relaciones que operan en
la naturaleza.
El vínculo entre las representaciones gráficas y las interpretaciones
científicas no siempre resulta claro. En ciertos casos, las hipótesis parecen
surgir de las imágenes. Por ejemplo, aunque no se la acompañe con un texto,
87
la representación de la evolución en forma de escalera sugiere la hipótesis
de una evolución lineal y progresiva en la que los humanos seríamos el
producto más elevado. En otros casos, es posible descubrir que una imagen
fue creada específicamente para legitimar, reforzar o completar una inter
pretación teórica que se ha explicitado previamente.
La historia de la ciencia muestra una trama intricada de relaciones
entre las explicaciones teóricas y sus representaciones a través de imágenes,
en la que estas dos formas de invención y expresión de las ideas se articulan
y se nutren mutuamente. Estas reflexiones son claves para analizar la pro
ducción científica actual y pueden ser especialmente útiles para la enseñanza
de la ciencia, ya que las imágenes, que muchas veces son interpretadas
SERIE RESPUESTAS
11. Podgorny (2 0 0 6 ).
2 S. G ould (1991).
Las imágenes y sus significados
Con frecuencia, las imágenes son concebidas como representaciones
conceptualmente neutras, que pueden embellecer un texto, ilustrar una idea o
incluso constituir la prueba de lo que se está proponiendo. Es habitual que los
científicos empleen imágenes en sus exposiciones, pero en general solo com
plementan sus argumentos construidos con palabras. Las fotografías son un
caso extremo de evidencias visuales presentadas como espejos de la realidad.
Sin embargo, las ilustraciones no son objetivas; por el contrario, se
encuentran cargadas de la subjetividad de sus creadores, y no siempre son
accesorias o complementarias, puesto que poseen significados propios. Aun
en el caso de las fotografías, además de la importancia de la mirada de su
SERIE RESPUESTAS
3 G. Fourez (1994).
94
En este am biente de discusión, el científico holandés Antón van
Leewenhoek (1632-1723) -inventor del microscopio y partidario de la teoría
preformista- disecó una anguila y observó, en su interior, un gusano vivíparo,
que a su vez contenía a sus pequeñas crías. Ilustró este hallazgo y lo propuso
como una prueba de la teoría de la preformación. Por la misma época, uno
de sus discípulos creyó ver un pequeño hombrecito (homúnculo) dentro de un
espermatozoide, y lo representó como se observa en la siguiente imagen.
de un espermatozoide: encogido en
posición fetal, se aprecia en su interior
un pequeño homúnculo.
96
PERÍODO
97
O T
Hom o sapiens Homo
1t neanderthalensis
Homo
V
1 - heidelbergensis Homo erectus
Hom o ergaster
Hom o
O rudolfensis
Homo
Paranthropus Paranthropus
¿z; habilis
< boisei
IZ
robustus
w
Q
t/i Australopithecus
w garhi
£ Australopithecus Paranthropus
O africanus aethiopicus
u
SERIE RESPUESTAS
Australopithecus
afarensis
4 —
Australopithecus
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
anamensis
Australopithecus
ramidus
Así como una imagen puede mantener vigente una concepción abando
nada, también puede ocurrir lo contrario. Una imagen o una representación
esquemática pueden ser el inicio de una gran idea De acuerdo con el relato
que hace en su autobiografía, Charles Darwin (Gran Bretaña, 1809-1882) tuvo
99
una experiencia de ese tipo. Al regresar
del viaje que realizó a bordo del buque
Beagle entre 1831 y 1836, comenzó a
organizar sus colecciones y a recopilar
datos de varias fuentes, en las que buscó
modelos y argumentos para explicar el
origen de las especies. Probablemente,
sus ideas inspiradas en estudios, lecturas
y experiencias se articularon durante ese
proceso en una hipótesis que expresó a
través de un pequeño dibujo, realizado
SERIE RESPUESTAS
Así com o los brotes, por crecimiento, dan origen a nuevos brotes,
y estos, si son vigorosos, se ram ifican y sobrepujan por lodos
lados a m uchas rainus m ás débiles, asi también, a mi parecer,
ha ocurrido mediante lu generación en el gran árbol de la vida,
que ion sus ram as muertus y rotas llena la corteza de lu Tierra,
cuya superficie cubre con sus hermosus ramificaciones, siempre
en nueva dii'isión.
101
para predecir las consecuencias didácticas de las posibilidades que involucra
su interpretación. Esta caracterización, que muestra las ilustraciones como
instrumentos abiertos o ambiguos, plantea interrogantes sobre su utilidad
y su impacto en la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias.
A los efectos de este análisis, resulta particularmente informativa una
revisión realizada por W.- Levie y R. Lentz (1982) de más de cincuenta publi
caciones sobre esta problemática, que les permitió alcanzar algunas gene
ralizaciones. Por un lado, estos autores señalan que los estudios analizados
muestran que las ilustraciones producen reacciones afectivas y hacen más
atractivos los materiales didácticos. Sin embargo, en algunas investigaciones
se advierte que, aunque en principio los lectores se sientan atraídos por ellas,
SERIE RESPUESTAS
Los crom osom as han sido tratados con diversas técnicas cuyo
resultado es la coloración en ban das que se observa en la f o
tografía. Luego de ser fotografiados a través de un m icrocopio
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
Lo mismo ocurre con las imágenes captadas con telescopio, en las que
el color es introducido artificialmente mediante procedimientos técnicos y
es relevante conocer la naturaleza de los medios tecnológicos con los que
fue obtenida. Por ejemplo, para interpretar una im agen de la galaxia de
Andrómeda, se requeriría la siguiente información:
104
La dimensión espacial: del plano al espacio tridimensional
Otra de las funciones de las imágenes es mostrar la complejidad de los
objetos y los procesos representados. En el caso particular de la biología, las
ilustraciones plantean problemas cuya adecuada resolución no resulta sencilla.
Por ejemplo, se requiere representar el volumen, mostrar la relación entre el
exterior y el interior, e integrar los niveles de organización que se encuentran
yuxtapuestos en un m ismo organismo, como células, tejidos y órganos.
Veamos algunos ejemplos. Las representaciones convencionales de
la célula la muestran como plana; esto conduce, en algunos casos, a una
C T I n t t f r * f C I « 4 t c l o n « I I .A . I ProhlWd» tu teKXopl» Lty 11,72)
105
Otro caso significativo es el de la ilustración de los genitales externos
femeninos. Cuando el sistema reproductivo femenino se ilustra lateralmente,
mostrando un corte longitudinal del cuerpo, es prácticamente imposible re
presentar adecuadamente los genitales externos. Las estructuras de la vulva
y el clítoris están ausentes en este tipo de imágenes (véase la imagen 31, en
la página X III). Esto no ocurre en el caso de los genitales masculinos, cuyas
estructuras internas y externas pueden ser relativamente bien representadas
en este tipo de corte (véase la imagen 32, en la página XIII). La elección de
este tipo de representaciones tiene, sin duda, una carga simbólica. Así como
algunas imágenes son capaces de recrear lo que ya no existe o mantener
forzadamente una hipótesis olvidada, otras, en sus ausencias, representan
SERIE RESPUESTAS
107
CAPÍTULO 5
LAS IMÁGENES CARTOGRÁFICAS
Silvia Tabakman
109
Los cartógrafos tuvieron en la mira destinos lejanos; los mapas eran
necesarios para emprender viajes o administrar imperios. Los gobernantes
les encargaron a los cartógrafos la ardua tarea de medir la superficie terrestre
o las dimensiones de los mares. Pero, desde sus inicios, la cartografía se
ocupó tam bién de representar el propio lugar y sus límites. Desde tiempos
muy remotos, se reconoció la necesidad de delinear y registrar los límites
de las propiedades, es decir, de realizar catastros. Por ejemplo, del reino de
Babilonia han quedado registros en tablillas de arcilla que se empleaban en
la administración y el control de las ciudades.
Como lo expresó el escritor Italo Calvino (Cuba, 1923 - Italia, 1985):
“La cartografía como conocimiento de lo inexplorado avanza a la par de la
SERIE RESPUESTAS
El magnetismo de la cartografía
Cartografía y geografía son dos términos que siempre han ido de la
ENSEÑAR A MIRAR IMAGENES
mano. Hasta hay quienes aseveran que, sin mapas, no habría geografía. Sin
embargo, en los últimos años del siglo XX, el protagonismo de la cartografía
para estudiar y comprender el espacio geográfico ha sido puesto en tela de
juicio. Dado que, para analizar el espacio geográfico, es necesario tener en
cuenta los problemas y los actores sociales, así como los modos de habitar
y construir esos espacios, la cartografía resulta insuficiente como única
herramienta para estudiar y comprender el espacio socialmente construido.
Aun así, el magnetismo que tienen estas imágenes lleva a preguntarse dónde
reside el atractivo del lenguaje cartográfico. Miles de láminas con imáge
nes de la Tierra representada, ilustrada, imaginada, anhelada y explicada
se venden a diario en las mesas de las grandes librerías o en los kioscos de
diarios y revistas. Estos negocios ofrecen guías de ciudades, atlas de rutas,
mapas históricos y cartas de navegación que invitan a trazar itinerarios del
deseo y la aventura.
La cartografía está incorporada a la decoración de las paredes de ofici
nas, bares y cuartos de hotel. Y también en la obra de artistas plásticos, como
la de Guillermo Kuitca (Argentina, 1961), que realizó, en varias ciudades
del mundo, instalaciones con camas cuyos colchones llevaban estampados
mapas reales o ficticios de las regiones más diversas del planeta. Años antes,
en 1935, otro artista, Joaquín Torres García (Uruguay, 1874-1949), mostró
el mapa invertido de América del Sur en una conferencia que ofreció en
2 1. Calvino, “El viandante en el m apa", en Colección de arena (1998). Este texto fue escrito a partir de su
visita a u n a m uestra de cartografía en el Centro Pom pidou de París.
110
Barcelona y que llevó el título de
Escuela del Sur. “He dicho Escue
la del Sur; porque, en realidad,
nuestro norte es el sur. No debe
de haber norte para nosotros,
sino por oposición a nuestro
sur. Por eso, ahora, ponemos
el mapa al revés y, entonces, ya
tenemos la justa idea de nuestra
posición”.
Generaciones posteriores
retomaron el mensaje del mapa
invertido que inauguró Torres
García como una metáfora tanto,
en los ámbitos políticos como
culturales. Hoy este mapa se
encuentra, además, en cientos de remeras, tazas, posavasos y bolsos que
se venden como un souvenir de su ciudad natal.
3 Ibídem.
111
En la muestra, se expuso un rollo japonés del año 700 que medía 19 me
tros de largo y representaba el itinerario de Tokio a Kyoto, a través de puentes
en arco, bosques, aldeas, alturas y ríos.
Los Lienzos de Cuauhtinchán -realizados por los aztecas en el siglo
X V I- fueron considerados representaciones cartográficas por los europeos.
Se los llamó lienzos, ya que fueron realizados en telas elaboradas con tela
res de cintura en grandes bandas, que se cosían para obtener la superficie
deseada. Tam bién se hallaron algunos hechos en papel fabricado con fibras
de maguey -u n a planta que crece en la zona de M éxico-, o en pieles prepa
radas para ese fin, como la Tira de peregrinación, que -segú n se explicó en el
capítulo 2 - narra la migración de los mexicas desde Aztlán hasta lo que fue
SERIE RESPUESTAS
indígenas del lugar: la representación del valle del río San Miguel hacia Fran
cisco de Chamacuero, que en la actualidad pertenece al territorio venezolano
(véase la imagen 35, en la página XV). En esta carta se aprecian caminos,
el curso del río, enfrentamientos armados entre españoles -c o n armas de
fu ego- e indígenas -c o n arcos y flechas-, indígenas cazando ganado y ac
tividades de evangelización en pequeñas iglesias a la vera de los caminos,
junto con ahorcamientos que parecen indicar un castigo ejemplijicador en
el dominio español de esas tierras. Tam bién se observan yuntas de bueyes
con cargamentos custodiados por soldados con armas y un inventario de
bosques, especies de plantas -co m o las tunas que salpican la escen a-,
tem eros mamando, toros y vacas copulando, ciervos y manifestaciones del
relieve de ese valle que fue conquistado por los españoles.
Se trata de una crónica en imágenes -co n pocas escrituras m anuscri
tas en español-, que debe leerse girando la carta. Su soporte es el territorio
organizado por el dominio español en América. Las instituciones coloniales,
los modos de trazar caminos y de explotar los recursos naturales están repre
sentados en forma de crónica, centrada en una pequeña zona de las colonias
españolas en América. La comprensión del relato se amplía en la medida en
que más datos o claves se tengan sobre su contexto, sobre las instituciones
coloniales en América, sobre el ganado traído por los europeos, sobre su
distribución, el tipo de construcciones y los medios de transporte.
Desde hace ya tiempo, los mapas son utilizados tam bién como sus
tento para transm itir ideas acerca de la actualidad política. Los territorios
112
se suelen personificar y se les otorga atributos subjetivos. Por ejemplo, en
1870, el ilustrador y caricaturista francés Paul Hadol (1835-1875) realizó una
litografía coloreada que aludía a las tensiones que desembocaron en la guerra
franco-prusiana, en la que los países europeos aparecían personificados. En
el centro de la imagen está Prusia, rodeada por sus sospechosos vecinos.
Gran Bretaña es una anciana que lleva a Irlanda con una correa, como si
fuera un perro. España y Turquía son mujeres que fuman distendidamente.
Al pie, e imitando la referencia a la escala mediante una bayoneta, se lee la
frase grados de longitud.
La utilidad de la cartografía
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
114
necesarios para esta actividad -hornos, leña y cubos de madera para su
mergir los tejidos-, se calcula la cantidad de personas que podrían estar
involucradas y, por supuesto, se establece cómo organizar el espacio para
desarrollar esa tarea.
Grabado valenciano del siglo XVII, anónimo, en el que se distinguen las etapas del
teñido de telas.
Esa dimensión requiere que los usuarios cuenten con claves o herramientas
para interpretarlos. Por otra parte, los mapas tienen una dimensión cultural
e ideológica. Como lo expresa el mismo autor: “La confección de un mapa
no es solo un acto técnico y científico, implica una lectura e interpretación
del mundo en función de una sociedad, de un momento histórico, de una
posición social o aun de una estrategia política o económ ica".6
Torricelli señala que el lenguaje cartográfico es también metafórico.
La visión de una imagen cartográfica -a u n la que se supone más objetiva y
exacta, como podría ser una imagen satelitaria de las Islas Malvinas- provoca
sensaciones y sentimientos en quienes conocen algo sobre ese espacio y su
historia. Para determinado observador, una imagen puede evocar los hechos
traumáticos vividos por la sociedad vinculada con ese territorio, mientras que
otras pueden resultarle indiferentes desde el punto de vista de los recuerdos
que evocan, aunque asombren por las decisiones técnicas o estéticas.
6 G . P. T orricelli (2 0 0 0 ).
116
el origen de la Tierra. Son innumerables los ejemplos sobre la relación entre
la concepción que una sociedad tiene del Universo y el modo en que lo re
presenta: desde tortugas y elefantes que sostienen la Tierra hasta complejos
relatos que presentan al océano rodeando la Tierra junto con la imagen del
Edén y las de Adán y Eva, además de cadenas montañosas y la señalización
del límite con las tierras desconocidas.
Las representaciones variaron tam bién según avanzaba el conoci
m iento sobre la Tierra, la precisión de los instrumentos de medición y de
cálculo, y la navegación de los mares. En el transcurso de los siglos, y en
particular en Occidente entre los siglos XV y XVI, instrumentos como la
brújula, el astrolabio y, luego, el cronómetro posibilitaron grandes avances
en la navegación. Esto permitió un conocimiento mayor de la superficie
terrestre y el desarrollo de la cosmografía, es decir, la descripción de las
características del Universo en forma de mapas que combinaban elementos
de la ciencia. Los progresos técnicos de la medición y los adelantos en la
navegación cambiaron la percepción del mundo.
Varios siglos más tarde, el desarrollo de la fotografía, la aviación y, mucho
más adelante, los sistemas satelitales permitieron una visión integral de la
Tierra desde el aire, lo que hizo posible cartografiar con mayor precisión cada
lugar del mundo.7 Pero, aun así, disponiendo de los más sofisticados medios e
instrumentos técnicos, los elementos culturales e ideológicos siguen y seguirán
siendo parte constitutiva de los mapas y sus modos de ser interpretados.
7 Para am pliar este tem a, se sugiere la lectura del apartado “Cóm o se hacen las fotos satelitales”, en
Clarín (2003), volum en 1, pp. 10 y 11.
117
Ptolomeo sentó las bases de la cartografía científica. Él consideraba
que la Tierra era esférica y el centro de un sistema; a su alrededor giraban el
Sol, la Luna y los planetas. Sus preocupaciones rondaban en torno al modo
de proyectar una superficie curva en un plano.
Su mapa fue recreado en reiteradas ocasiones, en las que se le agre
garon ilustraciones, como nubes soplando, que representan a los vientos y
las corrientes marinas.
El planisferio de Walsperger
Este planisferio, confeccionado en 1448 por Andrea Walsperger,
m onje de la orden de San Benito, es un tipo de representación que ocupa,
en la historia de la cartografía, la transición entre la Edad Media y el Rena
cimiento (véase la imagen 38, en la página XVI).
Está orientado hacia el sur -Á frica se observa en la parte superior- y
es de forma circular. Una enorm e fortaleza al este representa el Paraíso
Terrenal. A la manera de un mapa temático, se señalan en distintos colores
las ciudades de creencia cristiana y las infieles.
Este mapa recoge también relatos de viajeros y comerciantes de especias
que viajaban a Asia y representa sus historias. Walsperger lo acompañó con
textos en los que informaba sobre sus intenciones de representar el m un
do según la división por climas, latitudes y longitudes de Ptolomeo, y las
“aportaciones exactas y completas” de la carta de navegación de los mares,
aunque incluyó lugares de los relatos bíblicos, como el Paraíso Terrenal.
Cartografiar la ciudad
Una de las primeras representaciones de ciudades que se conocen fue
hallada en £atal Hüyük, en el actual territorio de Turquía, sobre el muro
de un sitio arqueológico; allí están representados el poblado y un volcán en
erupción. Junto con Jericó, £atal Hüyük es considerada uno de los espacios
urbanos más antiguos, datados en el Neolítico.
Las imágenes cartográficas de la ciudad muestran varios aspectos: por
un lado, las dimensiones de la ciudad, la organización de ese espacio urbano
y el modo de habitarlo: la ciudad en damero, como Buenos Aires; la ciudad
radial alrededor de un centro, como París; la ciudad atravesada por diago
nales, como La Plata. Los planos de cada una de estas ciudades presentan
diversos modos de organizar, diseñar y controlar el espacio urbano.
Los planos han servido para favorecer la visibilidad de un espacio
urbano. Una secuencia de planos de una m ism a ciudad en el transcurso
del tiempo permite observar, además de los cambios en ese espacio urba
no, transformaciones en los modos de entender la ciudad, sus funciones
y los usos del suelo urbano. En los planos de las ciudades, se pueden
sobredimensionar algunos aspectos, según quién sea el destinatario de la
representación. Un ejemplo de ello es el modo en que se ha representado
la ribera de la ciudad de Buenos Aires y, en particular, la zona en la que hoy
se ubica la Plaza de Mayo. Los primeros planos no eran de circulación local;
más adelante, sirvieron para el control administrativo local.
SERIE RESPUESTAS
A MIRAR IMÁGENES
Cartas famosas
Algunas cartas pueden ser consideradas también la objetivación de
un viaje. Una carta famosa, en este caso de un viaje de ficción, acompañó
la edición original de La vuelta al mundo en ochenta días, publicada por Julio
Verne en el año 1873 en Francia. Muestra el itinerario recorrido por Phileas
Fogg y su ayudante Passepartout alrededor del mundo.
Otra carta, esta vez de un itinerario concretado por Domingo Faustino
Sarmiento, traza los viajes cuyas crónicas e informes quedaron registrados
en su libro Viajes por Europa, África y A m érica 1845-1847; diario de gastos:
Los textos de ciencias sociales, tanto los académicos como los escolares,
contienen inform ación que se expresa de modos diversos:8
■ estadísticas (tablas de doble entrada, gráficos de pastel, etc.);
■ textos (textos periodísticos, fuentes documentales, textos informa
tivos, crónicas);
■ cartografía (mapas, planos, imágenes satelitarias);
■ imágenes (gráficos, fotografías de personas o de objetos, dibujos,
cuadros).
122
■ Los m apas son una representación a escala. El mapa es una imagen
reducida del área que representa. Dibujar un mapa a escala es reducir
determinada cantidad de veces el tamaño de todos sus elementos, m ante
niendo las proporciones. En los mapas se observan cifras que señalan el
valor de la escala'utilizada para su representación. Por ejemplo: si al pie de
un mapa se lee escala 1:10.000, quiere decir que la superficie reproducida
se ha reducido a la diezmilésima parte. La escala de los mapas puede ser
representada mediante palabras y cifras (por ejemplo, 1 centímetro = 1 kiló
metro), o mediante fracciones (como 1/100.000), en las que el numerador
es la unidad. Cuanto m enor sea la escala, en la m ism a superficie podremos
ver más cantidad de objetos, pero con m enos detalle. En la práctica o en los
recorridos y los itinerarios, entender el uso de la escala facilita conocer la
distancia que separa un punto del otro representado en el mapa y, a la vez,
calcular el tiempo de su recorrido.
■ Los m apas contienen una selección de la inform ación. Dada su re
ducción (a escala), el mapa no puede contener todos los elementos que es
posible representar. El cartógrafo debe seleccionar y reducir la cantidad de
fenómenos representados en un mapa.
■ Los m apas contienen símbolos y convenciones diversas, según su contexto.
La primera convención es el color. En los mapas topográficos, el relieve se
representa con colores, que corresponden a alturas y profundidades con
respecto al nivel del mar. La escala cromática es una convención establecida;
no responde a los colores que se ven en el espacio real. Es muy frecuente
que los alumnos identifiquen el amarillo con arena o desierto, y el verde con
pasto, cuando, en realidad, el color no remite al uso o a las características
del suelo, sino a la altitud sobre el nivel del mar o a las profundidades desde
los 0 metros, que es tam bién el nivel del mar.
Ahora bien, muchos atlas o mapas de diversa índole utilizan también
colores, que no siempre responden al mismo criterio. Por ejemplo, el color
puede usarse para agrupar los países que pertenecen a un mismo continente,
o los de habla inglesa, etcétera.
En segundo lugar, como los mapas necesitan sintetizar mucha infor
mación en poco espacio, esta información se expresa en símbolos -signos
convencionales- que representan elementos de la realidad. La enseñanza de
esos símbolos requiere variados acercamientos desde los primeros años.
Por ejemplo, las ciudades se representan con puntos o cuadrados de
varios tamaños. En los mapas políticos, el tamaño de las ciudades no depen
de de su superficie, sino de la cantidad de habitantes. Por otra parte, hay que
tener en cuenta que la definición de espacio urbano depende de cada país. Por
ejemplo, Dinamarca, que tiene 5 millones y medio de habitantes, considera
urbana una localidad de entre 100 y 200 habitantes. En cambio, en el Japón,
que tiene más de 127 millones de habitantes, un espacio urbano debe tener
más de 10 mil habitantes. Este dato suele estar consignado en las referencias,
como información adicional y complementaria de la que ofrece el mapa.
■ Algunos m apas recortan un tema específico. Un tipo particular de mapas
son los temáticos, como los mapas de población, de recursos naturales, de
circulación de bienes y mercaderías, los mapas históricos, los mapas regio
nales o los de los países del mundo en los que los automóviles circulan por
la izquierda. Estos mapas utilizan el contorno de un territorio e introducen
SERIE RESPUESTAS
el objetivo de los autores, que puede ser tanto concentrar la mirada en una zona
del país que se ofrece visitar como distribuir imágenes en toda la superficie del
mapa para dar una idea de que hay mucho para visitar en todas partes.
Según este trabajo, la cartografía turística propone dos tipos de infor
mación: la práctica, que sirve para tomar decisiones acerca de qué ruta hay
que tomar, dónde conviene cargar combustible o parar en el camino, y la
evocativa, es decir, la visualización de imágenes paisajísticas, con caracterís
ticas de postal, que evocan emociones gratificantes en quien las ve.
Como cualquier otra representación cartográfica, la cartografía turística
tiene una intención; en este caso, la de despertar el deseo y contribuir a la
planificación y la orientación de los recorridos. Cuando se usan en el aula, bien
vale ponerla en contexto. La práctica tradicional de solicitar a los alumnos que
se organicen como una agencia de turismo simulada debe tener en cuenta
las características de este tipo de cartografía y de la información contenida
en los folletos, que en general proponen imágenes idealizadas y resaltan las
posibilidades que estos lugares tienen para el ocio.
126
varias partes del mundo. Sin embargo, existen atlas más especializados; por
ejemplo, un atlas ambiental de Buenos Aires.
En la escuela los atlas se usan para localizar lugares. Para que los
alumnos puedan utilizar adecuadamente un atlas, es posible presentar la
publicación, y proponerles claves para la lectura del índice general de la obra
y del índice toponímico, que requiere conocer sistem as de coordenadas
simples, como los ejes x/y.
Los atlas -a sí como algunos libros académicos- contienen un inventario
de topónimos -las palabras que designan un lugar- y el modo de localizarlo en
las páginas de la obra. Por ejemplo, en el Nuevo atlas de la Argentina, publicado
por Clarín, el índice toponímico indica el nombre del lugar, el número de mapa
y las coordenadas en las que se puede encontrar un arroyo, una localidad, un
volcán, etcétera. Los nombres introducidos por un artículo se ordenan a partir
del sustantivo que le sigue. Si se deseara ubicar el sitio denominado La Tapera,
en el índice toponímico se encontraría esta indicación: Tapera, L a ......12; B-7.
Estas publicaciones también suelen emplear recursos visuales, como
referencias cromáticas, por ejemplo.
12 Algunos m useos que puede ser interesante visitar son, en la ciudad de Bu enos A ires, el Buque-M useo
C orbeta U ruguay y el C entro de Exposiciones Eduport en el Puerto Nuevo; en el partido de T ig re (pro
vincia de Bu enos Aires), el M useo Naval de la Nación, el M useo de la Prefectura y el M useo del Club de
R em o; en Puerto Belgrano (provincia de B u en os A ires), el M useo Naval; en U shuaia (Tierra del Fuego),
el M useo M arítim o; y en Puerto Madryn (Chubut), el M useo O ceanógrafico.
clubes de remo, en comercios dedicados a navegantes amateurs o en buques
escuela que llegan a las costas de una ciudad con puerto.
La visita debe ser cuidadosamente planificada. Será necesario que el
docente conozca bien el museo que visitará con el grupo, que lo recorra y
registre qué tipos de mapas y objetos de interés contiene, y que luego trace
el recorrido que propondrá a sus alumnos. De acuerdo con la selección que
haga, deberá planificar las actividades previas para que la visita sea bien
aprovechada.
Teniendo en cuenta que durante la visita de un grupo escolar al
m useo suele haber múltiples distracciones, es esperable que la atención
y la concentración de los alumnos no sea la m ism a que la que se puede
SERIE RESPUESTAS
los chicos algunos textos que luego puedan vincular con lo que vean en
la exposición.
U na de las actividades previas puede ser la lectura de fu entes
documentales y la observación de mapas y cartas que se exhiben en los
m useos, pero que están tam bién reproducidas en los libros. Tam bién se
puede ofrecer una selección de bibliografía. Por ejemplo, si en el museo
o la exposición se encuentran reproducciones de mapas europeos del
período renacentista o instrum entos de navegación que se empleaban en
aquella época, se puede proponer la lectura y el comentario de fragmentos
como los siguientes.
Con la p ro a a u ltram ar
H acia el año 1400, p ara la m ayoría de los europeos, el mundo
estaba reducido a su aldea o su ciudad y la zon a vecina. Solo unos
pocos habían viajado a otras regiones del continente y, en el mejor
de los casos, conocían lo que ocurría en otros lugares del mundo
p or relatos de comerciantes y viajeros, m uchas veces fantasiosos.
[...] Tras un período de grave crisis en el siglo XIV, los monarcas
europeos fom en taron los viajes de exploración u ltram arin a:
buscaban metales preciosos y otros bienes, que necesitaban p ara
fin an ciar sus Estados.
128
[...] Los viajes de navegación transoceánicos planteaban graves
inconvenientes técnicos. Las distancias eran mayores que las que
\os m o leo s estaban uco&uYnWdos a ucorm y '& rw\uman nuvK
más veloces. Además, la duración de los viajes planteaba serios
problemas de salud, por la escasez de agua potable."
Tam bién se puede preparar una hoja de visita para el museo, con la
que los alumnos se guiarán a medida que recorren las salas. Por supues
to, esa hoja debe responder a las características de la exposición y a los
SERIE RESPUESTAS
\_________________________________________________________
14 Dava Sobel (1997), Longitud, Madrid, D ebate (adaptación). Disponible en el sitio web Libros maravillosos
(w w w .librosm aravillosos.com » Serie Interesante, Longitud [Dava Sobel]).
130
la cartografía e identifiquen la información que está expresada en ellos. La
selección realizada en cada caso deberá estar vinculada con el contenido
que se esté enseñando.
Para esta actividad, es aconsejable desplegar, en un espacio sin muchos
muebles -cóm o la biblioteca, el comedor, un patio techado o el salón de usos
múltiples de la escuela-, varios tipos de mapas. En este caso, proponemos un
abanico de tipos de imágenes cartográficas, a modo de ejemplo.
■ Un mapa pizarra de la Argentina con división política, que permite
volcar datos y borrarlos una vez terminada la actividad.
ity 11.72)
del Muro de Berlín, para observar la importancia que tienen los aconteci
mientos políticos en la delimitación de un territorio.
■ Un globo terráqueo.
■ Un mapa físico de América del Sur.
■ Dos planos de la localidad de la escuela, con distintas escalas.
■ Un mapa temático, por ejemplo, de las campañas emancipadoras
de San Martín.
C
.
7. ¿Qué datos aparecen al pie del mapa?
8 ¿Para qué usarías este mapa? ¿Por qué?
V ...... ...... .................................. ....................................... ............................ -J
Al finalizar, se pondrá en común la información obtenida por cada uno
o cada grupo y se sacarán conclusiones acerca de la diversidad de información
que brinda la cartografía y las cuestiones que se deben tener en cuenta en
su lectura y su puesta en contexto.
Como vimos en este capítulo, las imágenes cartográficas -d el mismo
modo que otros tipos de im ágenes- surgieron a partir de la necesidad de
comunicar y registrar, como una práctica social que evolucionó con el tiempo.
Tanto para su realización como para su lectura, los cartógrafos desarrollaron
convenciones que fueron cambiando a medida que se modificaban las ideas
sobre el Universo y los modos de percibirlo.
La utilidad de la cartografía depende de quién la produce y quién
SERIE RESPUESTAS
a aparecer en las paredes del aula, en los libros, en la revista Billiken, en los
cuadernos. La historia se hilvanaba con el calendario de las efemérides, cada
una con sus estampas alusivas, sus ilustraciones recordatorias. Así, muchos
sucesos y personajes quedaron indefectiblemente unidos a estas representa
ciones y, en algunos casos, eran solo eso, una lámina, un dibujo. ¿Qué nos
enseñaron con estas imágenes?, ¿aprendimos historia con ellas?
Estas representaciones, que forman parte de las denominadas icono
grafías nacionales, tienen la capacidad de persistir y preservarse en la m e
moria de una comunidad. Son imágenes poderosas, cargadas de contenidos
emocionales y simbólicos que cumplieron, desde fines del siglo XIX, un
importante papel en la formación patriótica de los alumnos en la escuela.
En el contexto de una sociedad integrada por un alto porcentaje de inm i
grantes, las representaciones visuales de los proceres y las gestas patrias
debían contribuir al proceso de identificación de los ciudadanos con los
valores nacionales. El empleo de imágenes se vinculaba, así, con los aspectos
subjetivos, emocionales y emotivos de la conformación de la identidad, más
que con la transm isión de contenidos disciplinares.
En los últimos años, el uso de las imágenes en la enseñanza de H is
toria ha sido objeto de numerosas revisiones e innovaciones. Por una parte,
a partir de la recuperación de la democracia, la escuela se planteó el desafío
de volver a dotar los currículos de contenidos democráticos y resignificar
imágenes históricas usurpadas simbólicamente durante la dictadura. Por
otra parte, y a la luz de los nuevos desarrollos de la didáctica de las Cien
134
cias Sociales, se incorporaron en el área nuevos contenidos auriculares y
estrategias para su enseñanza. En este proceso de renovación -q u e hoy se
encuentra en pleno desarrollo-, se ha ampliado el universo de imágenes
que ingresan en la escuela: se rescatan y se difunden producciones prove
nientes del campo del arte, registros fotográficos documentales y creaciones
que introducen las miradas que los pueblos originarios tienen de su propia
cultura. Así, por ej.emplo, en libros, revistas y otros materiales para la ense
ñanza se reproducen códices mesoamericanos, dibujos de Guarnan Poma
de Ayala, algunos de los grabados realizados por Bacle y Cía., pinturas de
Goya, obras de Antonio Berni y fotografías de la Segunda Guerra Mundial
(véanse, sobre estos tipos de imágenes, los capítulos 1 y 2).
Pero, además de la cantidad y la variedad, tam bién ha comenzado
a cambiar su uso en el aula. Las imágenes se emplean de un modo más
sistem ático y con diferentes propósitos didácticos. Uno de los cambios
fundamentales se centra en el uso de la imagen como testimonio del pa
sado, como documento y como fuente portadora de información. Así, las
representaciones visuales dejan de ser solo ilustraciones o componentes
prescindibles de los textos y las" clases de Historia para pasar a tener, pro
gresivamente, entidad propia con sus particulares contenidos, lenguajes,
lógicas y procesos de conformación.
En la práctica, esta puesta en valor pone de m anifiesto el enorme
potencial de las imágenes como instrumento para involucrar cognitiva y
emocionalmente a nuestros alumnos con el pasado. Utilizar imágenes para
enseñar Historia implica construir un proceso en el que, paulatinamente,
los alumnos y las alumnas van pasando de una atención dispersa, de una
mirada distraída o fugaz a una mirada consciente, intencional e inquisitiva.
Se trata de la transformación de una mirada pasiva en una mirada activa,
motor de más y mejores aprendizajes.
La cultura material
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
La expresión cultura m a teria tse refiere a todos los objetos que una
sociedad produce en un m om ento determinado; por ejem plo, edificios,
mobiliario, infraestructura de transportes, vajilla, vestimenta, herramientas,
etcétera. Actualmente, los historiadores consideran testimonios documen
tales a los vestigios de estos objetos.
136
También se introdujeron la flora, la fauna y el paisaje americano en imágenes
producidas con los cánones de la tradición europea.
Entre 1810 y 1830 aproximadamente, se elaboraron las primeras re
presentaciones de los héroes libertadores -com o los retratos ecuestres de
San Martín y Belgrano-, que comenzaron a circular en grabados a m enu
do realizados en Europa, así como las representaciones de las batallas de
Chacabuco y Maipú que hizo el célebre pintor francés Théodore Géricault
(1791-1824). Estas obras fueron encargadas al renombrado artista por las
elites ilustradas de Buenos Aires.
Posteriormente, pasados los primeros años de las guerras revolucio
narias, además de hechos históricos y retratos de proceres, los llamados
pintores viajeros comenzaron a realizar representaciones de paisajes, perso
najes típicos y costumbres. Algunos de los pintores que arribaron al país
en la primera mitad del siglo X IX eran profesionales, mientras que otros
eran simplemente aficionados, pero, paradójicamente, esta mirada desde
afuera -la mirada del extranjero- fue la que contribuyó a crear un primer
repertorio de imágenes del ser nacional.
Entre 1816 y 1818, trabajó en el Río de la Plata el marino inglés Emeric
Essex Vidal (1791-1861). Vidal era un acuarelista aficionado y fue el primero
en representar la vida cotidiana de la ciudad de Buenos Aires: pintó el desem
barco, el fuerte, la Plaza Mayor, la Recova, el cabildo, la pirámide de Mayo, la
iglesia de Santo Domingo, la Plaza del Mercado, el matadero, las pulperías de
campaña y el pueblo de San Isidro. También representó aguateros, lecheros,
pescadores, damas porteñas, indígenas, gauchos y mendigos.
Cuando regresó a Gran Bretaña, el editor Rudolf Ackerm ann se
interesó en publicar sus acuarelas. De las cincuenta que había realizado
en Buenos Aires y Montevideo, Vidal eligió veinticinco, que volvió a
pintar especialm ente para la edición. Además, preparó el texto que las
acompañaba, que fue escrito a partir de su propia experiencia y con infor
m ación tomada de los libros de Félix de Azara y del deán Funes. El libro
apareció con éxito en 1820, con el nom bre de Picturesque Illustrations o f
Buenos Ayres an d M ontevideo, y sus lám inas se em plearon como modelo
para otras publicaciones posteriores. En 1828 realizó un segundo viaje al
Río de la Plata y al Brasil, del que se conocen algunas acuarelas fechadas
en 1829.
Para analizar las acuarelas de Emeric Essex Vidal como un testimonio
de la vida en Buenos Aires en las primeras décadas del siglo XIX, es fun
damental situarlas en su contexto de producción. Tal como se planteó en
137
capítulos anteriores, las imágenes son construcciones culturales realizadas
siempre por alguien y para alguien; así, dan cuenta de un modo de ver una
realidad determinada. En este caso, se trata de la mirada de un viajero que ve
con asombro y percibe como pintorescas las costumbres y los tipos humanos
de una ciudad muy lejana de la suya. En el momento de analizarlas con los
alumnos, también debemos tener en cuenta quiénes son los destinatarios de
su obra. El editor la presentaba así al público inglés:
138
1. La pluya está cubierta de herbáceas lomas inundadas durante
la alia m area, conteniendo muchos pozos pequeños, que la m area
deja llenos de agua, y que son el recurso de las lavanderas, que
aqu í se ven trabajar de a cientos todos los días, salvo los de fiesta.
C ada fa m ilia envía una o dos esclavas: pero m uchas de eslas
gentes se ocupan de lavar com o un medio de vida. No solo usan
jabón en esta operación, sino que golpean la ropa con paletas de
m adera y la secan sobre la hierbu.
3. Los restos se dejan desparram ados por el suelo. [...] Las ban
dadas de aves de rapiña lo devoran lodo y dejan los huesos que
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
La ciudad fotografiada
Con la invención de la fotografía (véase el capítulo 2), alrededor de
cincuenta años después de que Vidal produjera su obra, los m ism os espa
cios representados en sus acuarelas comenzaron a ser fotografiados. Desde
mediados del siglo XIX, las ciudades y los pueblos, con sus habitantes, sus
costumbres y sus actividades, fueron registrados fotográficamente con el
mism o interés descriptivo con el que habían trabajado antes los pintores
viajeros. Estas fotografías son un valioso testimonio de los cambios por los
que atravesaron los paisajes urbanos y rurales, así como las costumbres
de sus habitantes. Su análisis sistem ático en el aula perm ite acceder a
numerosos aspectos de la cultura material de la época.
Veamos ahora un ejemplo que permite observar uno de los usos del
río y la costa de la ciudad de Buenos Aires. La fotografía que reproducimos
a continuación m uestra una escena en la Costanera Sur hacia la década
de 1940; seguidamente presentamos un esquema de observación, análisis
e interpretación de esa imagen.
140 ,
| Prohibida su fotocopia, ley ! 1.723
Tinta fresca edldones S. A.
O
voluntad de m ostrar una escena populosa, cosa que habría sido difícil
desde un plano más cercano.
Una comparación entre las escenas pintadas por Vidal y esta fotografía
permitiría establecer con los alumnos los cambios y las permanencias en
ENSEÑAR A MIRAR IMÁGENES
Relatos visuales
Las imágenes denominadas históricas representan acontecimientos
particulares tales como juras, fundaciones, batallas, rendiciones, corona
ciones o revoluciones, y ofrecen información acerca de la organización y
la puesta en escena de acontecimientos del pasado (véase “¿Qué son los
géneros pictóricos?”, en el capítulo 2).
La narración gráfica de hechos históricos es muy antigua. Se ha reali
zado en vasos griegos, en las monedas de la Roma antigua y en bajorrelieves
de numerosos edificios y monumentos.
En Europa, hacia los siglos XVI y XVII, se incrementaron las imágenes
relativas a la vida pública; en las pinturas históricas de esa época, importaba
mucho más su discurso alegórico que el rigor con el que recreaban el pasado.
De hecho, la complejidad alegórica de un cuadro como La rendición de Breda
de Diego Velázquez (España, 1599-1660) -u n a de las piezas cumbres de la
pintura histórica del siglo X V II- es similar a la de cualquier obra de tema
religioso o mitológico de ese período.
142
Una de las dificultades -tan to para la realización como para la lectu
r a - de este tipo de representaciones consiste en que deben condensar en
una sola imagen un proceso que se desarrolla durante cierto período. Para
resolver este problema, se buscaba plasmar el momento m ás representativo de
un acontecimiento histórico basándose en la noción aristotélica de entelequia,
es decir, el punto final en el devenir de un ser, el momento en el cual el ser
expresa su perfección (por ejemplo, la entelequia de la semilla sería el árbol).
Así, la lectura de un acta o un instante en la ceremonia de la fundación de
una ciudad expresarían el significado pleno de esos hechos.
Según Peter Burke, las imágenes de este tipo no solo guardan m e
moria, sino que, además, influyen en el modo como esos acontecimientos
son vistos en su época; en cierta forma, actúan como agentes históricos. El
historiador señala como ejemplo la toma de la Bastilla. Esta fue representa
da casi inmediatamente después de los hechos en estampas que eran muy
baratas y que, además, podían verse en las vidrieras de algunas tiendas.
Estas representaciones contribuyeron a crear el mito de la Bastilla como un
símbolo de la represión del Antiguo Régimen.2
Algunos creadores de pinturas históricas fueron testigos de los hechos
que representaron o tuvieron una participación directa en ellos, mientras que
otros los recrearon a partir de documentos escritos u obras anteriores. Ha
habido artistas que realizaron intensas tareas de investigación para compo
ner sus cuadros, como lo hizo el uruguayo Juan Manuel Blanes (1830-1901)
antes de pintar el óleo El juram ento de los Treinta y Tres Orientales (1877).
Esta obra representa el desembarco de Juan Antonio Lavalleja y sus
hom bres el 19 de abril de 1825, el episodio inicial de la lucha contra la
ocupación de la Banda Oriental por parte del Imperio del Brasil. El pintor
viajó a la estancia Casablanca, en cuyas playas se encontraba el lugar del
desembarco. Realizó dibujos y recolectó arena del lugar en su afán por
documentar todos los detalles del hecho. Buscó datos en la memoria de
testigos, estudió por referencias la fisonomía de los protagonistas e hizo
un análisis minucioso de los tipos de armas, los equipos y la indumentaria
que llevaban los soldados.
Entre las pinturas históricas, ocupan un lugar destacado las imágenes
de batallas. Las representaciones de combates fueron, desde la Antigüedad,
una forma de propaganda, ya que daban la posibilidad de retratar a los
generales de modo heroico. En las escenas de batallas del Renacimiento,
143
los jefes aparecían participando de la lucha; más adelante -atendiendo a los
cambios en la organización militar-, se los representó contemplando el campo
de batalla después de la victoria.
A partir del siglo XIX, los horrores y los desastres invadieron las es
cenas, y se comenzó a mostrar las guerras de un modo más cruento. Más
adelante, con la difusión de la fotografía, algunos corresponsales de guerra
mantuvieron la tradición del estilo heroico, mientras que otros intentaron
representar la tragedia del soldado raso y las consecuencias de la guerra en
la población civil.
estilo propio. A partir de 1859, viajó por la provincia de Buenos Aires para
ofrecer sus servicios como retratista al óleo y en daguerrotipo.
En 1865, mientras se encontraba en San Nicolás, se declaró la guerra
contra el Paraguay y el pintor se enroló en el Batallón de Voluntarios de San
Nicolás, que integraba el primer ejército del general Wenceslao Paunero.
Durante la guerra, realizó a lápiz noventa dibujos y bocetos tomados en los
lugares en los que transcurrió la contienda. Uno de sus cuadernos de apuntes
se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.
El 22 de septiembre de 1866, López avanzó hacia las trincheras pa
raguayas al mando de una compañía de soldados. En ese ataque, un casco
de granada le destrozó la mano derecha; como resultado de la herida, le
amputaron el antebrazo derecho por arriba del codo. A los 26 años, su vida
de pintor cambió drásticamente. Al regresar, adiestró su mano izquierda
y, en 1870, comenzó a pintar sus óleos.
La guerra contra el Paraguay duró casi seis años, entre 1865 y 1870.
Fue un episodio trágico, en el que perdieron la vida centenares de miles de
personas. Los cuadros de batallas de Cándido López documentan exhausti
vamente escenas de la guerra, pero constituyen una forma atípica de mostrar
una contienda bélica.
López realizó sus obras en un formato que le permitió desplegar las
vastas escenas. Sus telas son tres veces más anchas que altas; son vistas a la
distancia que parecen maquetas de las estrategias militares. En sus cuadros
se ven soldados, carpas, armas, hospitales, aprestos bélicos, m om entos de
144
lucha y m om entos de descanso. Las escenas están pintadas en el marco
de un paisaje exuberante que destaca la vegetación y el río. En sus óleos
no se observan héroes ni la exaltación de un bando en particular. López
pintó a todos los hom bres desde una visión panorámica. Sus soldados
son anónim os; se los puede ver agobiados por el calor, los insectos y el
cansancio. Se trata de imágenes puestas al servicio de la narración de los
hechos que el pintor vio y vivió en primera persona.
En 1885, se expusieron por primera vez 29 de sus óleos, que fueron
juzgados en su carácter de ilustraciones de guerra. La crítica y los organizadores
valoraron su severidad histórica y la afición patriótica del autor al pintarlos
siendo un inválido de guerra, pero las pinturas no fueron consideradas obras
de arte, sino documentos; así las presentaba también el propio autor.
En la actualidad, al observar las pinturas de Cándido López, podemos
disfrutar de la complejidad y la riqueza de sus composiciones, de la fres
cura del dibujo y de la belleza del color, que se apartaron enorm em ente de
las convenciones de su tiempo. Luego de décadas de olvido, su trabajo fue
rescatado y sus obras se aprecian como arte de calidad. Hoy las pinturas del
m anco de Curupaytí constituyen un documento obligado cuando se estudian
en la escuela los episodios de la guerra del Paraguay. Paradójicamente, se
trata de bellas imágenes del horror.
Fotografiar la muerte
La fotografía Muerte de un soldado fue tomada en 1936 por el corres
ponsal gráfico de guerra Robert Capa (Hungría, 1813 - Vietnam, 1954), y es
quizás una de las imágenes más famosas de la Guerra Civil española. En
ella se muestra a un miliciano republicano en el instante en que cae herido
(véase la imagen 4, en la página II). Lo vemos en primer plano, con su fusil
en la mano, sobre la hierba y con un amplio cielo de fondo.
Valentina, de 10 años, observa atentamente la fotografía y pregunta:
“¿Por qué el fotógrafo, en vez de sacar la foto, no ayudó al soldado?”. Este
interrogante plantea varias cuestiones; en primer lugar, trae a la escena y
hace visible algo que no se ve, lo que a simple vista queda fu era de cuadro:
el fotógrafo con su mundo, su ética, su modo de entender la realidad; in
troduce, además, la relación entre la imagen y lo que esta representa, y da
cuenta tam bién de todas las ideas, los sentimientos y los cuestionamientos
que evoca una imagen.
¿Cuál es la relación entre una fotografía y lo fotografiado? Las fotografías
¿muestran la verdad? ¿Cuál es la función de un fotógrafo en la guerra?
146
Tal como lo expone Philippe Dubois, la práctica fotográfica se vio acom
pañada, desde su nacimiento, por un gran número de discursos.3 Así, desde
comienzos del siglo XIX, comenzó a plantearse la idea de que la fotografía es
un espejo de lo real. Todos los discursos coincidían en que la fotografía es una
imitación -y la más perfecta- de la realidad. La perfección de su capacidad
mimètica se obtiene de la técnica, que permite que se forme una imagen de
forma automática, objetiva, casi natural, sin que intervenga directamente la
mano humana. De esta forma, la fotografía se opone a la obra de arte, que se
considera producto del trabajo, del genio y del talento manual del artista.
En el transcurso del siglo XX, se insistió, mayoritariamente, en la
idea de la transform ación de lo real por medio de la fotografía. Se trata de
un vasto movimiento crítico hacia la noción del efecto de realidad, es decir,
la idea de que existen convenciones sociales por las cuales lo que vemos
nos parece reproducir la realidad. Los autores que adoptan esta perspec
tiva se levantaron contra el discurso que interpretaba la fotografía como
una im itación transparente de la realidad, y subrayaron su carácter em i
nentem ente codificado, desde todos los puntos de vista: técnico, cultural,
sociológico, estético, etcétera. Desde una posición crítica, se produjeron
análisis ligados a cuestiones ideológicas más que técnicas, que discutían
la neutralidad y la seudoobjetividad de la cámara. Para estos autores, la
cámara fotográfica no es un agente reproductor neutro, sino una máquina
que produce efectos deliberados. De manera sim ilar a la lengua, su fun
cionam iento se basa en convenciones, y es un instrum ento de análisis y
de interpretación de lo real.
Las teorías críticas cuestionaron el valor de espejo, de documento
exacto, de imitación infalible que se reconocía a la fotografía. Esta dejó de
interpretarse como transparente, inocente y realista.
Por otra parte, existe un conjunto de teorías que tratan a la fotografía
como perteneciente al orden del índice, es decir, como una representación
por contigüidad física del signo con su referente. La naturaleza técnica del
procedimiento fotográfico -e s decir, el principio elemental de la huella lu
minosa regida por las leyes de la física y de la quím ica- constituye el punto
de partida. La huella emparenta a la fotografía con el tipo de signos entre
los que se encuentra el humo -indicio del fuego-, la sombra -indicio de
una presencia-, una cicatriz -m arca de una herida-. Todos estos tienen
en com ún haber sido afectados por su objeto, m antener una relación física
3 P. D ubois (1999).
con él. Para que exista una fotografía, el objeto fotografiado tiene que haber
estado allí. La fotografía es una evidencia.
Pero considerar la fotografía como un índice no resuelve del todo el
problema de la verdad. Las fotos se arman, se posan, se cortan, se retocan.
Así, Joan Fontcuberta sostiene:
4 J. Fontcuberta (2002).
148
describían hombres sin cabeza, como los blemias; esciópodos, con una sola
pierna; antropófagos o caníbales; los pigmeos y las amazonas. Plinio el
Viejo transmitió estos estereotipos a la Edad Media y, posteriormente, estas
imágenes distorsionadas se situaron en el Nuevo Mundo; por ejemplo, el río
Amazonas se llama así porque se creía que allí vivían las amazonas, mujeres
guerreras que tenían un solo pecho.
Otra actitud habitual ha sido asimilar lo nuevo y desconocido a lo ya
conocido, y atribuir a las culturas diferentes la apariencia y las costumbres
propias y más familiares, eludiendo así sus particularidades.5
149
SERIE RESPUESTAS
denuncia de las atrocidades cometidas por los españoles, como las imágenes
de los pobladores del Perú acusados de sodomía que son devorados por los
perros salvajes de Balboa, o las escenas de mutilaciones y suicidios.
De Bry nunca viajó a América, nunca vio a las personas ni los escenarios
que dibujó. Sus grabados son documentos fundamentales para comprender
la visión, los estereotipos, los valores y los intereses europeos -especialmente
los in gleses- hacia fines del siglo XVI y las primeras décadas del XVII.
| Prohlbklasufoiocopla.Leyn.723
cemos a mirarlas.
SERIE RESPUESTAS
152
BIBLIOGRAFÍA
L
Sontag, S. (2005), Sobre la fotografia, Buenos Aires, Alfaguara.
Souto Gonzales, X. M. (1998), “Los elementos de una didáctica de la Geogra
fia para el siglo X X I”, en Didáctica de la Geografìa. Problemas sociales y
conocimiento-del medio, Barcelona, Ediciones del Serbal, capítulo 6.
Torricelli, G. P. (2000), El m apa: imagen, modelo e instrumento. Historia, teoría y
aplicación en las ciencias sociales y económicas, Buenos Aires, Universidad
de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Maestría en Políticas
Ambientales y Territoriales, Materiales del curso de posgrado.
LAS AUTORAS
Gabriela Augustowsky
Licenciada en Ciencias de la Educación. Magister en Didáctica egresada
de la Universidad de Buenos Aires, DEA (diploma de estudios avanzados),
Suficiencia investigadora en Bellas Artes por la Universidad Complutense
de Madrid. Docente e investigadora en la Universidad de Buenos Aires, el
Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA)
y otras instituciones. Responsable del área de Artes Plásticas del programa
“Buenos Aires en la Escuela” del GCBA. Autora, entre otras publicaciones,
de Imágenes de nuestra escuela 1900-1960 y Las paredes del aula.
Alicia Massarini
Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires,
especialista en biología evolutiva. Investigadora del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y docente en la Maestría
en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de
Buenos Aíres. Autora de numerosos artículos en revistas científicas, libros
académicos, escolares y de divulgación, y materiales dirigidos a la actuali
zación docente.
Silvia Tabakman
Licenciada en Ciencias de la Educación, egresada de la Universidad de
Buenos Aires. Docente del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y miembro de equipos de investigación en didáctica de
las ciencias sociales y del museo. A cargo de tareas de diseño y producción
de muestras y exhibiciones para la divulgación del patrimonio histórico y
cultural. Autora de Tras las huellas urbanas. Enseñar historia a partir de la
ciudad, El baúl de la quinta y La caja de baldosas.
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La colección Respuestas recupera
las preguntas que día a día se
formulan los docentes en ejercicio:
cómo planificar una secuencia o
un proyecto didáctico, cómo y qué
evaluar, cómo guiar el aprendizaje
de los alumnos, cómo recuperar los
saberes previos sobre un contenido,
cómo incluir a la familia en el
aprendizaje escolar y muchas otras.
Especialistas en la disciplina,
investigadores en el campo de la
didáctica y formadores de maestros
responden a sus inquietudes.