Sei sulla pagina 1di 251

Comprensión de las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo a partir de

la intervención clínica sistémica

Carolina Herrera Smallº & Juliana Andrea Torres Orozco¹

Ángela Hernández Córdoba, Ph.D.*

Facultad de Psicología - Pontificia Universidad Javeriana

2011

*Directora del Trabajo de Grado, Psicóloga de la Pontificia Universidad


Javeriana con Maestría en Filosofía Latinoamericana de la Universidad Santo Tomás y
Doctorado en Ciencias Psicológicas de la Universidad Católica de Lovaina. Docente -
investigadora universitaria, psicoterapeuta y consultora.
º carosmall2000@hotmail.com
¹ jatocolom@hotmail.com
Parejas del mismo sexo 2

Agradecimientos

Muchas gracias a nuestra directora de tesis Ángela Hernández Córdoba por su

orientación siempre cálida, aguda, cercana y certera. Gracias por confiar en nuestro

trabajo y por acompañarnos en las intuiciones, las preguntas, los sueños y las

convicciones. Gracias por ayudarnos a estructurar las ideas y por la constante vigilancia

que nos permitió seguir en movimiento. Finalmente, gracias por la presencia firme y

paciente de un ritmo que no se afana pero que no da espera.


Parejas del mismo sexo 3

Tabla de contenidos

1.Resumen 4

2.Introducción 5

3.Fundamentación Bibliográfica 13

4.Objetivos 79

5.Método 79

6. Resultados 96

7.Discusión 209

8. Referencias 230

9.Apéndice 245
Parejas del mismo sexo 4

Comprensión de las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo a partir de

la intervención clínica sistémica

Carolina Herrera Small & Juliana Torres Orozco

Ángela Hernández Córdoba, Ph.D.*

Palabras Clave

Pareja, Homosexualidad, Orientación sexual, Psicología, Enfoque sistémico

El objetivo de ésta investigación es comprender las dinámicas de relación de parejas del


mismo sexo que acuden a terapia y proponer un modelo de abordaje desde la
intervención clínica sistémica. Para ello, se revisaron los conceptos de pareja, terapia de
pareja y diversidad sexual desde el enfoque sistémico y las premisas epistemológicas
constructuvistas. Se utilizó una metodología de investigación-intervención y un diseño
mixto que incluyó la revisión de historias clínicas de 98 personas (30 parejas y 38
consultantes) y el análisis del proceso terapéutico con 6 parejas. Los participantes
fueron personas y parejas que solicitaron asesoría psicológica por dificultades de pareja.
Se utilizaron como instrumentos el SPSS y las matrices categoriales. Como resultados
se definieron dos tipos de parejas con características predominantes distintas en los
cinco ejes analíticos asociados a la emergencia del conflicto conyugal. El modelo de
abordaje terapéutico implica desarrollar una evaluación completa de la dinámica
conyugal siguiendo los ejes de configuración de la relación, motivos para permanecer
en la misma y fuentes de tensión, para establecer conexiones con el motivo de consulta
y proponer estrategias interventivas que faciliten el posicionamiento de los miembros de
la pareja y la exploración de las posibilidades de la relación.

This study seeks to understand the relational dynamics of same-sex couples who
attend couple therapy and to develop an interventive approach based on the premises of
systemic therapy. The epistemological basis of this study are the constructivist premises
and systemic concepts regarding couple dynamics, couple therapy and sexual diversity.
The methodology of this interventive research included a mixed design based on the
review of 98 clinical histories (30 couples and 38 individuals) and the analysis of the
therapeutic process with 6 couples. The participants were individuals and couples who
requested psychological counseling in order to address couple conflicts. The
instruments used were the Statistical Package for the Social Sciences and categorial
matrices. Two different couple profiles were established according to their predominant
features regarding the five analytic areas associated with couple conflict. The
therapeutic approach developed implies a complete evaluation of each couple dynamics
in areas such as relationship configuration, motives to remain in the relationship and
sources of tension, in order to establish useful connections with the reason for
consultation and to introduce interventive strategies that promote a clear positioning of
each couple member and an open consideration of other relational alternatives.

*Directora del Trabajo de Grado, Psicóloga de la Pontificia Universidad


Javeriana con Maestría en Filosofía Latinoamericana de la Universidad Santo Tomás y
Doctorado en Ciencias Psicológicas de la Universidad Católica de Lovaina. Docente -
investigadora universitaria, psicoterapeuta y consultora.
Parejas del mismo sexo 5

Introducción

Actualmente la diversidad sexual y de géneros es un tema que genera interés en

múltiples disciplinas, incluyendo la psicología, en tanto la mayor visibilidad de

personas, parejas, familias y comunidades que deciden asumir posturas diferentes a la

heteronormativa y binaria del sistema sexo-género, ha empezado a generar

cuestionamientos importantes en cuanto a los paradigmas, modelos y

conceptualizaciones vigentes sobre las dinámicas de relación familiares, de pareja y

sociales (García, 2009). A nivel internacional se han evidenciado en los últimos años

avances legales que garantizan los derechos de personas LGBT (lesbianas, gays,

bisexuales y transgénero), en tanto en veintiséis países, incluyendo Colombia, se ha

despenalizado la homosexualidad y el matrimonio homosexual se ha legalizado en

España, Holanda, Bélgica, Sudáfrica, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia, Portugal,

Islandia, Argentina, México y en los Estados de Massachussets, Iowa, Vermont,

Connecticut y Maine en los Estados Unidos (Ottosson, 2010). Estos avances legales han

estado acompañados de transformaciones culturales más lentas a partir de la necesidad

de de-construir ciertas creencias que han legitimado históricamente prácticas sociales de

discriminación, homofobia y silenciamiento de la diversidad sexual y de géneros.

La lectura del contexto colombiano que las investigadoras han hecho como

psicólogas que desarrollan procesos terapéuticos con personas, parejas y familias

LGBT, ha permitido tener un conocimiento previo no sólo de las personas que hacen

parte de dicha comunidad, sino del movimiento social como conjunto, con sus

elementos políticos, sociales, comerciales y transformadores de las historias que se

narran sobre las personas LGBT. Es así como se han observado los avances legales que

se desprenden de las Sentencias de la Corte Constitucional sobre los derechos de las

parejas del mismo sexo, tales como los derechos patrimoniales y la sustitución
Parejas del mismo sexo 6

pensional del/de la compañero/a permanente a partir de las sentencias C-075 y C-336

del 2007, la afiliación al sistema de salud y de pensiones a partir de la sentencia T-856

del 2007, el deber/derecho de alimentos entre compañeros/as permanentes del mismo

sexo a partir de la sentencia C-798 del 2008, y finalmente el reconocimiento del

patrimonio de familia inembargable, los derechos migratorios, la garantía de no

discriminación en materia penal, las circunstancias de agravación punitiva y el subsidio

familiar en servicios y vivienda a partir de la sentencia C-029 de 2009 (Colombia

Diversa, 2010). Mediante estas Sentencias de la Corte Constitucional se amplió la

protección en todos los derechos de las parejas heterosexuales en unión marital de

hecho a las parejas del mismo sexo, exceptuando el derecho a la adopción, lo cual se

contrapone por otra parte a actos públicos de discriminación, amenazas, crímenes de

odio y negación de los derechos fundamentales a personas LGBT, los cuales han sido

documentados por la ONG Colombia Diversa (2009a) en sus informes anuales.

Activistas asesinados por motivos de su orientación sexual o su identidad de género,

adolescentes expulsados del colegio ante sus expresiones de una sexualidad diversa,

miradas de desaprobación ante muestras de afecto en público de parejas del mismo

sexo, despidos injustificados de personas transgénero y panfletos con amenazas directas

para las emisoras radiales lideradas por la comunidad LGBT son algunas de las historias

que hacen eco en las narrativas dominantes sobre las personas LGBT en la actualidad

colombiana (Colombia Diversa, 2009b).

Por otra parte las investigadoras han sido testigos de cómo los discursos

internalizantes que giran alrededor de la comunidad LGBT se relacionan en primera

medida con el discurso médico y psiquiátrico, en el que se han construido socialmente

relatos sobre lo “normal”, lo “sano”, lo “deseable” y lo “natural” a pesar de que desde

1973 la homosexualidad no es considerada una enfermedad mental por la Asociación


Parejas del mismo sexo 7

Americana de Psiquiatría (Ardila, 2007). Sin embargo, la transexualidad aún aparece en

el DSM-IV como un “trastorno de la identidad sexual” (López & Valdés, 2003), lo cual

genera mucho sufrimiento en personas que construyen su identidad de género desde

referentes alternativos que no se ajustan al sistema sexo-género normativo (García,

2009). En el año 2010 la ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas Gays,

Bisexuales, Trans e Intersexuales) desarrolló una campaña llamada “Stop

Transpathologization 2012” para exigir que se elimine el trastorno de identidad sexual

como diagnóstico psiquiátrico de la nueva versión del DSM, la cual se dará a conocer en

el 2012 (ILGA, 2009). Es así como mientras el trastorno de la identidad sexual aun hace

parte del manual diagnóstico DSM-IV y se cataloga dentro de los trastornos sexuales y

de la identidad sexual, las personas que se identifican como transgénero (término más

abarcador en el que se incluyen las personas transexuales, intersexuales, queer, travestis

y transformistas) construyen sus identidades desde otros referentes y exigen la

despatologización de la transexualidad, así como la garantía plena de sus derechos como

ciudadanos/as. Todas estas críticas al discurso psiquiátrico acerca de la transexualidad

tienen implicaciones sociales, colectivas y personales a partir de la patologización de

una legítima construcción de identidades de género no normativas, ya que además del

estigma social que genera un rechazo y en muchas ocasiones una discriminación de

estas personas en los diferentes espacios vitales como el familiar o el laboral, se genera

un sufrimiento a partir de no encontrar un lugar en el que se dignifiquen las experiencias

y las construcciones alternativas en torno al género que estas personas proponen

(García, 2009).

Observar cómo estos aspectos políticos, sociales y culturales afectan las vidas de

las personas LGBT resulta fundamental, en tanto, como lo señala Payne (2000), “las

personas suelen culparse por las injusticias resultantes de estos factores, cosa que
Parejas del mismo sexo 8

quienes están en el poder favorecen implícitamente.” (p.28). De acuerdo con los

planteamientos de Epston & White (1993), se reconoce la importancia de tener en

cuenta la dimensión política de la terapia, en tanto las investigadoras asumen la postura

de desarrollar procesos terapéuticos que ayuden a las personas a oponerse a los efectos

de las relaciones de poder visibles o encubiertas que las constriñen.

En este clima controversial, de cambio social y cultural, en el que las narrativas

sobre las experiencias vividas al interior de la comunidad LGBT han permanecido

secretas, clandestinas y silenciadas por tanto tiempo y ahora empiezan a ser audibles

para otros/as, el tema propuesto cobra importancia. Es así como el equipo de

investigadoras, quienes ejercen la profesión en el campo de la psicología clínica, se han

interesado por las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo y en este sentido por

las características de las intervenciones a nivel de pareja desde el enfoque sistémico.

A partir de lo anterior se propone una mirada de dos órdenes recursivos

diferentes que se retroalimentan: una primera mirada a las dinámicas de relación de las

parejas del mismo sexo y una segunda mirada al proceso de intervención clínica desde

el enfoque sistémico con dichas parejas. A continuación se resaltan los argumentos más

importantes que justifican esta propuesta investigativa, tanto por su relevancia social

como por el aporte que este estudio da al conocimiento psicológico desde el enfoque

sistémico.

El interés del presente estudio se centra en profundizar sobre las dinámicas de

relación de parejas del mismo sexo y las comprensiones más precisas en cuanto a estas

dinámicas, en tanto la problemática actual se presenta a partir de una cultura

heterocentrista basada en un sistema binario sexo-género, en la que se ha legitimado la

heterosexualidad como la única orientación sexual válida a nivel social y los géneros

masculino y femenino, correspondientes al hombre y a la mujer respectivamente, han


Parejas del mismo sexo 9

invisibilizado otras formas de construir el género y las corporalidades (Cordero, 2005).

Teniendo en cuenta que existen referentes comunes a todas las modalidades de

vinculación humana, tales como el intercambio afectivo y sexual, la comunicación, el

manejo del poder, la relación con el entorno, entre otras, se pretende lograr una

caracterización de estas parejas, comprendiendo sus particularidades y el contexto

colombiano en el que se enmarcan, sin asumir sus dinámicas como necesariamente

idénticas a las que han sido identificadas en parejas heterosexuales sino partiendo de la

hipótesis de que en este caso surgirán nuevas categorías comprensivas que deben ser

tenidas en cuenta. Esta perspectiva permite superar la invisibilización social e

investigativa que ha sufrido este grupo poblacional, así como algunas de las limitantes

constantes en las comprensiones elaboradas en estudios anteriores, como los llevados a

cabo por Flaks, Ficher, Joseph & Masterpasqua (1995), por Brooks, Chan, Patterson &

Raboy (1998), o el desarrollado por Crawford, Jordan, McLeod & Zamboni (1999), en

los que esta mirada compleja no ha sido tenida en cuenta al abordar el tema de la

diversidad sexual y las relaciones de pareja.

En cuanto a la mirada de segundo orden mencionada, en la experiencia clínica

de las investigadoras y en la lectura del contexto que se ha realizado, lo cual corrobora

lo mencionado por Slater (1999), se ha identificado una demanda de ayuda amplia y

clara por parte de las parejas con orientaciones sexuales e identidades de género

diversas, en tanto la mayoría de estas parejas tienen que vivir en soledad tanto sus

alegrías como sus tristezas y conflictos, sin rituales sociales que marquen las

transiciones, muchas veces sin contar con el apoyo social y familiar con el que cuentan

las parejas heterosexuales, bajo una invisibilización a partir de la

homo/lesbi/bi/transfobia, sin espacios para narrar historias alternativas sobre sus

relaciones y con un reconocimiento legal aun limitado que marca en otro contexto la
Parejas del mismo sexo 10

aun incipiente legitimidad de estas relaciones ante la sociedad (Butler, 2002). En este

sentido la construcción de la relación de pareja, que tiene una gran importancia para el

proyecto vital de personas LGBT, debe enfrentar múltiples retos que pueden llevar a una

demanda de ayuda ante el sufrimiento que implica no tener referentes claros ni un apoyo

social o comunitario adecuado. Por lo tanto resulta relevante investigar acerca de qué

tipo de intervenciones clínicas pueden resultar útiles desde la perspectiva sistémica para

promover o acompañar a estas parejas en la construcción de sus relaciones y de historias

alternativas que las dignifiquen. Algunos trabajos anteriores, tales como los

desarrollados por Ardila (2007), Sanders (1993), Sanders (2009) y la Asociación de

Psicología de Puerto Rico (2008), han propuesto algunas directrices acerca del trabajo

terapéutico con personas LGBT, pero estos no recogen las dinámicas particulares de la

intervención clínica con parejas con orientaciones sexuales e identidades de género

diversas desde el enfoque sistémico y la mayoría tampoco desarrollan análisis desde la

metodología de investigación-intervención. Además estos estudios se han llevado a cabo

en otros contextos culturales diferentes al colombiano y únicamente exponen algunas

directrices generales para cualquier psicólogo/a que tenga contacto con personas LGBT,

o comparan las dinámicas heterosexuales con las homosexuales, lo cual es importante

pero insuficiente para comprender a fondo los procesos terapéuticos con parejas del

mismo sexo.

De acuerdo con lo anterior, con este estudio se propone aportar a la

transformación de las prácticas de construcción del poder que se han basado en una

heterosexualidad obligatoria legitimada como único modelo de construcción de pareja,

lo cual ha generado sufrimiento en las parejas del mismo sexo y las ha llevado a

construir su identidad desde “un deber ser” lejano y ajeno a sus propias realidades. Así

pues se pretende aportar a la construcción de conocimientos sobre las diferentes formas


Parejas del mismo sexo 11

de ser pareja desde la diversidad sexual y de géneros, sin necesidad de extrapolar esta

realidad a la heterosexual. Así mismo se espera contribuir a la transformación de

prácticas clínicas excluyentes y discriminatorias que intentan comprender e intervenir

en todas las parejas con el mismo lente, dejando de lado las particularidades que deben

ser tenidas en cuenta para comprender algunas dinámicas de relación de este grupo

poblacional en el contexto colombiano.

Es así como resulta relevante la comprensión de estas parejas y de las

intervenciones clínicas más útiles ante sus demandas de acompañamiento psicológico,

en tanto proporciona elementos que facilitan el ejercicio profesional para dar respuesta

al contexto social de una forma respetuosa, teniendo en cuenta las especificidades de la

población LGBT colombiana. Por otra parte, este trabajo investigativo, inscrito en la

línea investigativa de Familia y Redes sociales de la Facultad de Psicología de la

Pontificia Universidad Javeriana, sumará comprensiones a la línea de desarrollo desde

una perspectiva sistémica sobre las dinámicas de relación de pareja y la intervención

clínica, teniendo como eje central la categoría de la diversidad sexual y de géneros.

Es así como a nivel disciplinar este trabajo investigativo resalta y hace visible lo

que hasta ahora ha permanecido oculto o se ha minimizado al punto de volverse

imperceptible en estudios con amplias muestras, en los cuales no se tiene en cuenta la

categoría de la diversidad sexual y de géneros o únicamente se la estudia desde la

comparación con los parámetros heteronormativos. A nivel interdisciplinar esta

investigación es un esfuerzo que resulta pertinente para las ciencias humanas en la

medida en que genera más elementos para desarrollar intervenciones oportunas en el

diseño de políticas públicas, en el desarrollo de procesos terapéuticos y en la

formulación de preguntas teóricas.


Parejas del mismo sexo 12

En este sentido esta investigación resulta importante para la promoción y

atención en salud mental de personas que hacen parte del sector LGBT, en tanto

actualmente la diversidad sexual y de géneros ha empezado a ser vista como un sector

desatendido por el Estado y que desde el discurso de los Derechos Humanos reclama el

diseño de una política pública que garantice el cumplimiento de los derechos

fundamentales, entre ellos el derecho a la salud (Colombia Diversa, 2009a). El tema de

la salud mental de la comunidad LGBT está dejando de verse con el lente médico y

patológico para pasar a concebirse desde el discurso legal de derechos, lo que implica

una nueva mirada en el reconocimiento de las necesidades, así como nuevos retos y

rupturas paradigmáticas sobre el abordaje del sufrimiento que tiene matices distintos en

esta comunidad. Hasta ahora se han evidenciado algunas necesidades de este sector

poblacional y se han destinado algunos recursos económicos y humanos para suplirlas,

pero muchas veces las acciones e intervenciones emprendidas en el tema de la salud

mental de personas LGBT no promueven el bienestar, se llevan a cabo desde

generalizaciones que se fundamentan en parámetros heterosexuales o que parten de

supuestos y preconceptos sobre dichas necesidades y se quedan en buenas intenciones

que no se concretan (García, 2009; Colombia Diversa, 2010).

La relevancia social de esta investigación es evidente no sólo para la comunidad

LGBT y para psicólogos/as que trabajen con esta comunidad, sino para la sociedad en

general, en tanto la perspectiva asumida a lo largo de la investigación promueve la

valoración de la diferencia y de la diversidad humana en la cultura colombiana al

validar las experiencias, particularidades y procesos de intervención con personas que

ejercen la ciudadanía plena desde la diversidad.

Es así como a nivel ético los/as terapeutas en Colombia tienen el deber de

contribuir a la potenciación de la diversidad humana, lo que se articula con la misión y


Parejas del mismo sexo 13

la filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana, la cual valora la investigación de la

problemática social en general y la búsqueda del saber que amplía las fronteras del

conocimiento y de su aplicación (Pontificia Universidad Javeriana, 1992). Por último es

fundamental resaltar el deber de los/as investigadores/as en la Universidad Javeriana, el

cual consiste en cimentar su labor científica sobre la argumentación, expresar sus

planteamientos con claridad y respeto, ejercer y aceptar la crítica, y estar en disposición

de modificar los presupuestos científicos. En este sentido la investigación en la

Universidad Javeriana debe considerar siempre las implicaciones éticas inherentes a los

métodos y a las aplicaciones de sus descubrimientos a partir de una reflexión y crítica

permanente de la forma como los individuos y la sociedad se apropian del desarrollo

científico y técnico (Pontificia Universidad Javeriana, 1992).

Así, teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, se pretende profundizar

específicamente en la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las características de las

dinámicas de relación de parejas del mismo sexo que acuden a asesoría psicológica y de

qué forma pueden desarrollarse procesos terapéuticos útiles con estas parejas mediante

la intervención clínica sistémica?

Fundamentación Bibliográfica

A continuación se expone la estructura paradigmática, teórica y conceptual que

guiará el proceso de investigación-intervención propuesto, resaltando las relaciones que

se han establecido entre diferentes módulos teóricos y propuestas conceptuales

partiendo de una postura paradigmática y epistemológica clara que invita a asumir la

responsabilidad de las propias observaciones, conceptualizaciones e intervenciones en

torno a la problemática abordada.

Esta investigación se inscribe en las cosmovisiones y formas de construir el

conocimiento propias de un paradigma ecosistémico que sienta sus bases en la


Parejas del mismo sexo 14

epistemología constructivista, en tanto se parte del reconocimiento del papel

fundamental de las relaciones interpersonales y sociales en la co-construcción de los

significados, las prácticas sociales y las formas de relación de los seres humanos. El

objeto de conocimiento se entiende desde este paradigma como las interacciones entre

los miembros de uno o varios sistemas, comprendiendo que es en la relación donde se

configuran las realidades que guían a su vez nuevas co-construcciones significativas

para dar sentido a las relaciones y a la existencia misma de los seres humanos. Es así

como esta matriz semántica ecosistémica se distancia de la lógica esencialista e

individualista que pretende explicar los fenómenos complejos a partir de la búsqueda de

causas lineales, objetivas, neutrales, descontextualizadas y ahistóricas. Por el contrario

se asume una postura que no reduce los fenómenos complejos sino que los aborda

manteniendo como eje la relación entre múltiples contextos, sistemas y miradas. Por lo

tanto, el objetivo desde esta perspectiva deja de ser la búsqueda de verdades absolutas y

universales, en tanto se privilegia la contextualización del fenómeno en cuestión y la

inclusión de las características del/ de la observador/a en la descripción misma de dicho

fenómeno. Desde la epistemología constructivista la objetividad es un acuerdo

intersubjetivo que se construye en la interacción y que se enmarca en un contexto

histórico-social específico, ante lo cual el concepto de objetividad se pone entre

paréntesis (Maturana, 1995).

Es así como este paradigma de primer nivel sienta las bases para articular los

planteamientos teóricos y conceptuales que hemos elegido como guía y punto de

referencia del estudio, al establecer que los seres humanos, así como las

preocupaciones, el sufrimiento y el cambio, se configuran como tales en un contexto

biológico, subjetivo, social, cultural, histórico e ideológico específico y que el


Parejas del mismo sexo 15

conocimiento es construido en las relaciones interpersonales y en las prácticas socio-

culturales en el lenguaje. Al respecto Anderson (1997) plantea lo siguiente:

“Desde la perspectiva constructivista la realidad objetiva desaparece como

concepto organizador, y pierde sentido la interrogación por la esencia del

propio ser. El posmodernismo cuestiona la idea de un ser único y fijo, un

núcleo que se revela tan pronto como terminamos de sacar todas las

capas. A cambio, nos invita a pasar de la postura lógica del modernismo

(el sí mismo como realidad verificable) a una postura narrativo-social (el

sí mismo como realidad construida; a considerar el propio ser y la

identidad propia no como datos universales incuestionables de las cosas

mismas, sino como significados que emergen en el entendimiento

humano.” (p. 276).

De acuerdo con lo anterior, el paradigma del constructivismo rompe con la

epistemología representacional que pretendía descubrir un conocimiento verdadero,

objetivo y universal sobre el mundo, y por el contrario reconoce el papel de cada

persona como co-constructora de una realidad elegida a partir de narrativas,

significados, formas de relación y de comunicación que legitiman cierto tipo de

conocimiento en un contexto histórico y cultural específico. Por lo tanto es posible

afirmar que en la perspectiva constructivista se asume una ontología relativista, una

epistemología subjetivista y una metodología naturalista. De acuerdo con los

planteamientos de Von Glaserfeld (1987),

“El constructivismo es una teoría del conocimiento activo, no una

epistemología convencional que trata al conocimiento como una

encarnación de la Verdad que refleja al mundo “en sí mismo”,

independiente del sujeto cognoscente.” (p. 45).


Parejas del mismo sexo 16

Encontramos una estrecha relación entre este paradigma de primer nivel con el

posmodernismo al considerarlo un paradigma de segundo nivel en el que se mantiene

una marcada desconfianza o “desencantamiento” de la racionalidad propia de la

modernidad, así como de la posibilidad de utilizar los conceptos de objetividad,

universalidad y racionalidad para promover el progreso de la humanidad (Beck, 2002).

Desde el paradigma posmoderno se pretende lograr una reivindicación ética a partir de

la de-construcción de dichos conceptos, rescatando lo local, lo contextual, lo cultural e

histórico y lo comunicacional que se construye en la interacción. Como psicólogas

clínicas, las investigadoras se conectan también con el escepticismo y la crítica reflexiva

de los saberes establecidos y les interesa resaltar, tal y como lo hacen los teóricos del

posmodernismo, las circunstancias sociales e históricas, las fuerzas ideológicas y

políticas, así como las construcciones estéticas o literarias de las relaciones en

comunidades que piden ser comprendidas desde la diversidad. De acuerdo con lo que

señala Anderson (1997),

“el posmodernismo cuestiona la noción de un conocimiento dualista, por

representaciones: la idea de entendimiento cognoscente individual que

construye internamente el conocimiento de un mundo real, que está allí

para ser conocido. El posmodernismo ve en el conocimiento un fenómeno

social de cultura, comunicación y lenguaje.” (p. 264).

Estos dos paradigmas en los que se marca una transición de la racionalidad

monológica con pretensiones de verdad, a una realidad dialógica construida en un

multiverso de posibilidades encajan con las observaciones clínicas del equipo de

investigadoras acerca de la problemática que será objeto de estudio, así como con las

bases epistemológicas de la teoría sistémica cuyos elementos de comprensión y de

intervención circulan en la práctica clínica del equipo con personas LGBT. Es así como
Parejas del mismo sexo 17

desde esta postura paradigmática el foco deja de ser la búsqueda de verdades y pasa a

ser la responsabilidad ética desde cuestionamientos como los siguientes: ¿Qué hacemos

con nuestras vidas? ¿Qué construimos juntos? ¿Qué prácticas y formas de relación

privilegiamos? ¿Qué generan nuestras co-construcciones en nuestras vidas y en las

vidas de otros/as? Es así como esta mirada crítica a la psicopatología nos puede permitir

un reconocimiento más amplio del papel que juega cada terapeuta en el ejercicio de la

psicología clínica y de los intereses que se están representando con las prácticas

profesionales al tomar distancia de la tradición psiquiátrica, de las categorías

nosológicas y de los rótulos fijos, resaltando el papel importante del lenguaje y la

semántica en los procesos de co-construcción de significados alrededor del sufrimiento.

En este punto vale la pena resaltar los planteamientos de Shotter (1993), quien enfoca la

responsabilidad ética desde las oportunidades que se establecen, y las que no se

legitiman, para contribuir en la co-construcción de las realidades sociales. Por lo tanto,

al reconocer la co-construcción de las realidades sociales en las que los seres humanos

viven, es necesario generar cuestionamientos sobre la posibilidad de tener una voz que

sea tenida en cuenta en este proceso de construcción.

A partir de esta postura paradigmática las investigadoras asumen también una

reconceptualización del sufrimiento humano y del objeto de estudio e intervención de la

psicología clínica, tal y como lo propone Moreira (2005), quien comprende la

psicopatología crítica desde una perspectiva de la complejidad y de lo cultural como

lente que atraviesa los procesos de co-construcción de los significados y de las

ideologías alrededor del sufrimiento humano. Es así como para Moreira (2005) la

psicopatología se concibe como una construcción conceptual con múltiples contornos

que se configuran culturalmente a partir del proceso ideológico que contempla no sólo

lo biológico, sino también lo histórico, lo social, lo político y lo antropológico. Mientras


Parejas del mismo sexo 18

los abordajes tradicionales de la psicopatología mantienen una epistemología

individualista que hace parte de la ideología moderna del Occidente, en la cual la

enfermedad mental es interna y la responsabilidad corresponde a cada individuo,

Moreira (2005) propone el concepto de lo holístico (en inglés “worldly”) para

trascender las miradas dicotómicas y dualistas al sufrimiento (hombre/mujer,

interno/externo, sujeto/objeto, individuo/sociedad, real/imaginario), lo que permite

trascender la persona y contemplar la sociedad en la que se construye este sufrimiento.

La psicopatología crítica propuesta por Moreira (2005) es necesariamente no

individualista y da prioridad a las comprensiones complejas del fenómeno

psicopatológico, teniendo en cuenta las condiciones sociales de inequidad y distribución

inequitativa del poder, los significados que se privilegian en cada época y comunidad,

así como la forma en que esto contribuye al sufrimiento psíquico. De acuerdo con

Parker (2007), cualquier estudio investigativo constituye una acción política que puede

contribuir al mantenimiento del orden establecido a través de la reproducción de las

relaciones de poder existentes o a través de la defensa de la neutralidad de las

explicaciones científicas.

Otro elemento importante de esta propuesta es que no se pretende lograr una

neutralidad científica, reconociendo la necesidad de un compromiso científico que

propenda por el bienestar humano. Para lograrlo se hace necesario dar prioridad a la

toma de una postura ética clara en la que la lectura de lo psicopatológico sea también

social, cultural e ideológica, sin olvidar lo biológico. El objetivo de la psicología clínica

desde esta propuesta es no ser sólo un alivio paliativo a los síntomas individuales, sino

también la resolución de la pregunta por los contextos sociales que favorecen estas

dinámicas. En este sentido los síntomas se comprenden como lenguaje y no se pretende

la eliminación rápida de estos, sino que por el contrario se analizan los procesos de
Parejas del mismo sexo 19

inequidad, pobreza, explotación humana y la forma como estos instalan la sensación de

falta de sentido y desempoderamiento en las personas. Al tener en cuenta estos

elementos, las intervenciones terapéuticas para abordar lo psicopatológico resultan más

complejas, dando prioridad a los procesos políticos, culturales y multifactoriales que

promueven la salud mental, entendiendo que el sufrimiento no es patológico sino que

hace parte de la vida (Hernandez, 2004). Moreira (2005) concluye que la psicopatología

crítica ha de ser des-ideologizante, de-construyendo los significados que mantienen las

injusticias sociales, así como los intereses que mantienen la existencia de la

psicopatología tradicional. Por lo tanto se resalta la responsabilidad ética de todos/as

los/as psicólogos/as clínicos/as sobre las prácticas profesionales que privilegian, sobre

la postura que asumen ante los procesos terapéuticos que dirigen y la necesidad de

poder tener claras las implicaciones de esta postura, explicitando qué realidades sociales

se quieren construir con los/as consultantes y la contribución de los/as terapeutas

sistémicos a la transformación de la concepción de salud mental en Colombia, en la cual

se debe potenciar la diversidad humana y la comprensión compleja de este fenómeno,

no desde la ausencia de enfermedad o de síntomas, sino desde la reconstrucción del

tejido social y comunitario para contener el sufrimiento.

En relación con lo anterior, la teoría sistémica aporta una perspectiva útil que

pretende lograr una comprensión más amplia y compleja del sufrimiento humano y del

objeto de la psicología clínica. Una comprensión sistémica de los problemas

psicológicos se refiere a ir más allá de los síntomas o del motivo de consulta o queja

mencionado por los/as consultantes y contextualizar lo que está ocurriendo para

reconocer cómo se está organizando el sistema para que emerja ese motivo de consulta

que le molesta a alguien. De no hacer este ejercicio que complejiza y contextualiza el

motivo de consulta inicial, el/la terapeuta se convierte fácilmente en agente de control


Parejas del mismo sexo 20

social al considerar que su tarea es suprimir los síntomas sin tener claras las

implicaciones que esto traería para la persona que consulta y para todo el sistema. Por lo

tanto, al obedecer a modelos psicológicos descontextualizados se corre el riesgo de

asumir prácticas profesionales excluyentes, las cuales dejan de lado la configuración

compleja y ecosistémica de los problemas psicológicos (Moreira, 2005).

Al asumir este distanciamiento del modelo médico e individualista, el enfoque

sistémico propone una mirada más amplia y compleja sobre el sufrimiento humano, en

la que es posible de-construir las ideologías de la normalidad y de la patologización del

sufrimiento, y de esta forma dar cabida a conceptualizaciones que incluyan miradas

binoculares sobre el mismo, en las que los recursos personales, familiares y

comunitarios, así como los contextos sociales y culturales en los que surge este

sufrimiento no se excluyan de las comprensiones y del proceso de hipotetización. En

este sentido, tal y como lo plantea Hernandez (2008), el sufrimiento se relaciona con

múltiples factores y relaciones en un contexto social, histórico, político, financiero,

cultural y conceptual específico, ante lo cual la salud no puede ser definida como la

ausencia de síntomas sino como parte de un continuo salud-enfermedad en el que se

hace necesario trascender la intervención individual para incluir los contextos

familiares, laborales y comunitarios.

Por lo tanto, una comprensión sistémica de los problemas psicológicos hace

referencia a la co-construcción de dichos problemas en el lenguaje y en las relaciones

con otros/as, ante lo cual los problemas psicológicos no tienen una existencia

independiente o esencial ni pueden ser comprendidos desde una óptica individualista

que atribuye a cada persona la responsabilidad de la enfermedad mental, sino que por el

contrario la responsabilidad es compartida en un contexto social particular que

privilegia ciertos paradigmas, ciertas prácticas sociales, ciertas ideologías y ciertas


Parejas del mismo sexo 21

formas de relación. De esta forma, teniendo en cuenta el pensamiento complejo, en el

ejercicio de la psicología clínica se da un tránsito de los atributos personales al contexto

interaccional como el foco de comprensión de lo psicopatológico y se reconoce la

necesidad de cuestionar la idea que ha puesto el contexto del consultorio como lugar

privilegiado para el ejercicio de la psicología clínica, ya que para mantener una

coherencia epistemológica y metodológica siguiendo las comprensiones mencionadas,

vale la pena buscar otros espacios institucionales o comunitarios que permitan

intervenciones que respondan a la finalidad clínica de aportar eficaz y respetuosamente

al desarrollo de la autonomía responsable como objetivo general de cualquier proceso

psicoterapéutico (Hernandez, 2008).

Todo lo anterior se fundamenta en los principios básicos asumidos por el

enfoque sistémico, los cuales se basa en establecer las relaciones entre los diferentes

elementos de un sistema, reconociendo la complejidad de los sistemas humanos y el

papel del/de la propio/a clínico/a en dichos sistemas (Garciandía, 2005). Retomando la

definición de Ashby (1977), un sistema se comprende como un todo integrado cuyas

propiedades esenciales surgen de las relaciones entre sus partes. Por lo tanto la mirada

se centra en una comprensión de los sistemas a partir del concepto de totalidad desde

una perspectiva interaccional, en la cual se privilegia una perspectiva centrada en las

relaciones entre los elementos y en las propiedades emergentes a partir de estas

relaciones, lo cual supera la mirada analítica en la que se pretende separar los elementos

para lograr comprensiones sobre los mismos (Bertalanffy, 2006). Esta propuesta se

conecta también con lo que las investigadoras han recogido de la propia experiencia

clínica en asesoría psicológica a personas y parejas LGBT, en tanto esta experiencia

permite ir más allá de las expectativas o comprensiones sobre parejas heteronormativas,

pudiendo mantener una postura de curiosidad y de valoración de la diversidad al


Parejas del mismo sexo 22

intentar comprender el funcionamiento y las dinámicas de relación de cada sistema

particular sin pretender reducirlo, etiquetarlo o encasillarlo en los presupuestos

socialmente esperados.

A la base de estas comprensiones se encuentra una elaboración de lo que

significa la causalidad circular, en la cual no existen causas y efectos como se vería en

una causalidad eficiente, sino que por el contrario los fenómenos se comprenden como

conectados con otros elementos a partir de patrones de relación que se retroalimentan

(Garciandía, 2005). Para comprender la causalidad circular, resulta importante detenerse

sobre el funcionamiento de los mecanismos de retroalimentación que regulan la

interacción y que son responsables del mantenimiento de la homeóstasis en los

diferentes sistemas. La retroalimentación se comprende desde la teoría general de los

sistemas como el mecanismo según el cual las salidas del sistema o las influencias de

dichas salidas en el contexto vuelven a ingresar al sistema como recursos o información.

Desde esta perspectiva ecosistémica y compleja, un último concepto clave que

hace parte de la postura asumida por el equipo de investigadoras es la cibernética de

segundo orden, según la cual el/la observador/a y el sistema observado conforman

sistemas observantes con capacidad de autonomía y autorreferencia (Von Foerster,

1991). Es así como resulta importante lograr una inclusión de los/as observadores/as en

los sistemas observados a nivel profesional, en tanto se considera que los caminos

recorridos y los que quedan por recorrer como psicólogos/as clínicos/as atraviesan las

comprensiones e intervenciones clínicas y le dan un matiz único a las conversaciones

que se construyen en los procesos terapéuticos con los consultantes. Por lo tanto, en esta

investigación se asume la perspectiva de la cibernética de segundo orden y se acogen las

posibles paradojas que puedan surgir en el proceso investigativo, en tanto esta postura
Parejas del mismo sexo 23

permite resaltar las características autorreferenciales de las observaciones e

intervenciones clínicas. Siguiendo a Von Foerster (1991),

“Cuando las características del observador, precisamente las

características de la observación y la descripción, son excluídas, no queda

nada más, ni la observación ni la descripción. Sin embargo, todavía

existía una excusa para perseverar en este principio. Se trata del miedo al

surgimiento de las paradojas si se les permitiera a los observadores entrar

en el universo de sus propias observaciones.” (p. 2). [la traducción es

nuestra]

En este sentido, la cibernética de segundo orden facilita la recursividad entre los

diferentes niveles sistémicos, tal y como lo propone Pearce (2004), lo cual también se

corresponde con el concepto de metamirada o “distinciones de las distinciones”

expuesto por Garciandía (2005). Es así como desde la propuesta del “Manejo

coordinado del significado” de Pearce (2004) los niveles de acto de habla, episodio,

relación, guión de vida y guión cultural se relacionan constantemente en las

interacciones humanas a partir de la fuerza contextual que coordina el manejo de los

significados partiendo de niveles superiores en el orden jerárquico, así como también se

relacionan a partir de la fuerza implicativa, en la cual los niveles sistémicos inferiores

tienen impacto en la transformación de los significados culturales más amplios. Estas

dos fuerzas permiten mantener un lente complejo en la comprensión sistémica del

sufrimiento humano, pudiendo retomar los diferentes niveles sistémicos y las fuerzas

que están actuando en cada momento de la interacción, con el fin de mantener la mirada

binocular que invita a la “doble descripción” de las dinámicas relacionales de los

consultantes y del proceso terapéutico en sí mismo.


Parejas del mismo sexo 24

De acuerdo con lo anterior, el sistema terapéutico se establece a partir de las

relaciones entre terapeuta y consultantes como un sistema observante en el que se

incluye la autorreferencia, en tanto requiere que el terapeuta fluctúe entre el rol de actor

y metaobservador del sistema terapéutico al cual pertenece. Desde este marco

epistemológico y metodológico se estructura el proceso terapéutico bajo un lente

complejo en el que se configuran comprensiones e intervenciones más allá de la

respuesta emocional de los/as consultantes, considerando las implicaciones de las

mismas y teniendo en cuenta la categoría de cambio terapéutico de segundo orden que

atraviesa cualquier comprensión e intervención (Hernandez, 2004). El cambio de

segundo orden, tal y como es planteado por Bateson (1976), se comprende como un tipo

de cambio que supera la simple remisión de los síntomas y por el contrario se enfoca en

los cambios de los patrones de relación que están a la base de dichos síntomas o del

sufrimiento experimentado por el/la consultante o por otros miembros del sistema y que

se construye como motivo de consulta.

Al caracterizar al sistema terapéutico, así como al sistema consultante, es

necesario profundizar en los conceptos de estructura, patrón de relación y límites. El

patrón interaccional es la configuración de las relaciones entre los componentes,

mientras la estructura es lo que se mantiene estable de estas relaciones y patrones. Los

límites son dispositivos que permiten al sistema acoplarse y mantener cierta distancia

del entorno, a la vez que definen las reglas de participación de los diferentes miembros

y subsistemas (Minuchin, 1984). En el sistema terapéutico estos límites se establecen

desde el inicio pero son cambiantes, de acuerdo con las definiciones del problema y su

solución.

En este sentido resulta importante la distinción que hace Umbarger (1983) del

proceso y el contenido tanto en las interacciones del sistema consultante, como en los
Parejas del mismo sexo 25

focos de atención que se establecen al interior del sistema terapéutico, en tanto esta

mirada al proceso permite hacer distinciones sobre los patrones relacionales, sobre las

pautas que conectan diferentes quejas de los/as consultantes y sobre la estructura del

sistema consultante, mientras que la mirada al contenido hace referencia a lo que se

manifiesta en la narración de las personas que consultan y en las historias en cuya

creación participan (Minuchin, 1984). Esta mirada al proceso, tal y como es expuesta

por Minuchin (1984), se relaciona también con los axiomas pragmáticos de la

comunicación humana, en los que Watzlawick (1989) señala la imposibilidad de no

comunicarse como también los niveles digitales o de contenido y analógicos o

relacionales de cualquier comunicación, precisando que el analógico constituye un nivel

de metacomunicación que enmarca al primero.

De acuerdo con lo anterior es necesario comprender el sistema terapéutico como

un fenómeno social, reconociendo las condiciones de su emergencia y mantenimiento,

así como su lógica y racionalidad para comprender sus resultados y limitaciones. En

este sentido el contexto terapéutico puede ser comprendido en su doble dimensión

pragmática y hermenéutica, en tanto desde la primera el contexto terapéutico y los

aspectos formales de la situación de intervención actúan como una abstracción de la

situación comunicativa, mientras que desde la dimensión hermenéutica se trata de los

marcos de referencia de consultantes y terapeutas que interactúan creando nuevos

sentidos a las experiencias humanas (Van Dijk, 1983). La comunicación en el sistema

terapéutico es específica en tanto es cara a cara, se dirige a las vivencias y a las

interacciones emocionalmente significativas de los consultantes, se da dentro de un

contexto espacio-temporal específico y se orienta a generar cambios en el sistema

consultante. Este contexto no es inamovible, sino que evoluciona con cada encuentro a

partir de los acuerdos iniciales.


Parejas del mismo sexo 26

Es así como el proceso terapéutico se configura como un contexto específico que

funciona con una estructura particular, con lógicas de funcionamiento propias y formas

de relación permitidas y otras no permitidas, en tanto se establece como parte de una

construcción social específica en torno a la salud mental y al bienestar personal. A su

vez el sistema terapéutico también se construye con las características de un sistema de

ayuda, en tanto la estructura se va creando y transformando en la medida que existe una

relación terapéutica que se propone como objetivo el cambio. Por lo tanto, en la

configuración del sistema terapéutico entran en juego tanto la composición del sistema

(roles, comunicación propia de la terapia, marco de referencia, patrones de relación), la

autorreferencia del terapeuta, los límites entre el sistema y el entorno (el contrato

terapéutico y la definición del contexto), así como el reconocimiento del interjuego de

los psiquismos individuales en la terapia y de los tipos de relación que son permitidos

en el contexto terapéutico (Hernández, 2004). Por lo tanto es posible concebir el sistema

terapéutico como una red organizada funcionalmente, siendo los/as consultantes los

expertos en el motivo de consulta y en el estado deseado, mientras los/las terapeutas son

los/as expertos/as en la generación de un contexto de cambio.

Siguiendo las propuestas de Anderson & Goolishian (1988) en este sentido y

concibiendo los sistemas humanos como sistemas lingüísticos que se conforman

alrededor de la co-creación de un problema en el marco del lenguaje, el sistema

terapéutico define la naturaleza del problema en la conversación, teniendo en cuenta

otras conversaciones previas con otros sistemas de ayuda, así como también define las

personas que se incluirán en dicho sistema para facilitar su resolución. De esta forma,

las realidades que se privilegien y que se construyan a lo largo del proceso terapéutico

tendrán un efecto pragmático en las vidas de los consultantes y en sus decisiones sobre

la situación que se vive como problemática o preocupante. Por lo tanto resulta necesario
Parejas del mismo sexo 27

incluir en el proceso terapéutico fuentes prácticas de acción que constituyan un pasaje a

la responsabilidad relacional desde una propuesta ética en la que se valoren las

múltiples realidades construidas por cada persona. En una de estas prácticas, el equipo

reflexivo, se invita a un equipo terapéutico a observar el desarrollo de las sesiones

terapéuticas, pudiendo utilizar las observaciones del equipo para nutrir el proceso

terapéutico con otras miradas y facilitando la postura de reflexión en el sistema

consultante y en el sistema terapéutico (Andersen, 1994).

En este sentido se resalta la importancia del equipo reflexivo, ya que resulta

necesario mantener la coherencia con el modelo adoptado como marco de referencia, en

el cual es necesario alternar entre diálogos internos y externos con el equipo reflexivo,

con el fin de promover la creación de nuevas distinciones, teniendo en el mismo

momento diferentes discursos que posibilitan cambios en los significados que cada

uno/a tiene de la situación a partir de compartir con el equipo ideas, reflexiones,

posturas y miradas frente a los/as consultantes, frente a las intervenciones y frente a las

miradas de primer, segundo y tercer orden que se proponen, logrando así lo que

Andersen (1994) llamaría “diálogos sobre los diálogos”.

En cuanto a la terapia sistémica breve como una de las escuelas que hacen parte

del enfoque sistémico, ésta se comprende como una forma específica de dar solución a

problemas humanos, más que por el número de sesiones o el tiempo. La terapia

estratégica se comprende como una postura por medio de la cual el/la terapeuta asume

la responsabilidad de influir directamente sobre los/as consultantes a partir de una

solicitud de ayuda por parte de éstos/as, identificando problemas solubles y metas

alcanzables y diseñando estrategias de intervención que se retroalimentan con los/as

consultantes para ajustar dichas intervenciones. Desde la terapia estratégica breve, los

problemas que son motivo de consulta en terapia se mantienen por la interacción de los
Parejas del mismo sexo 28

consultantes con su entorno significativo. Por lo tanto, si se cambia esta interacción, la

cual generalmente incluye soluciones intentadas ineficaces que se repiten hasta

aumentar el problema, éste se resolverá. En este sentido, en el proceso terapéutico el

objetivo es lograr que el/la consultante haga algo diferente en cuanto a su problema, ya

que no es suficiente que entienda lo que está pasando. El terapeuta se centra en qué está

ocurriendo, cómo se mantiene y cómo puede movilizarse el cambio, lo que implica un

abordaje directivo (Haley, 1963). Lo primero que debe lograr el terapeuta es una

definición del problema que resulte soluble y unas metas claras para su solución. Los

objetivos de esta intervención hacen referencia ante todo a la interrupción de las pautas

relacionales que mantienen el problema y a la apertura de nuevas posibilidades de

comportamiento y de relación más complejas. El insight no es prerrequisito para el

cambio, sino que puede darse luego de que se ha logrado el cambio (Beyebach, 2006).

Algunas condiciones que señala Hernández (2004) para la formulación de

estrategias sistémicas de intervención son las siguientes: tener en cuenta las condiciones

del contexto, asumir múltiples niveles de evaluación e intervención, enfocarse sobre lo

posible y no sobre lo perfecto, tener en cuenta las particularidades de cada caso,

enfocarse sobre el futuro y no sobre el pasado, tener en cuenta las implicaciones del

cambio propuesto en el sistema consultante y movilizar el cambio a partir de la

resolución de problemas específicos.

Partiendo de estos paradigmas y propuestas teóricas, a continuación se

presentarán algunos elementos conceptuales específicos sobre el vínculo, las relaciones

de pareja, las parejas LGBT y la intervención clínica en dichas parejas, los cuales

resultaron útiles en el proceso investigativo. Reconociendo la co-construcción social del

conocimiento y los elementos autorreferenciales mencionados anteriormente, se

retoman conocimientos tanto de publicaciones científicas, como los provenientes de la


Parejas del mismo sexo 29

experiencia clínica y personal de las investigadoras, en la medida que resulten

pertinentes para la estructuración de nuevas conexiones conceptuales. Las precisiones

conceptuales que se desarrollan a continuación se refieren a las comprensiones en

cuanto al vínculo desde una conceptualización amplia y ecosistémica, los significados

de la pareja, las intervenciones terapéuticas con parejas desde el enfoque sistémico y la

diversidad sexual y de géneros, profundizando sobre las especificidades de las

relaciones de pareja entre personas con orientaciones sexuales e identidades de género

diversas y los procesos de intervención con dichas parejas.

En cuanto a la conceptualización de la noción del vínculo desde una perspectiva

compleja, Hernández (2008) señala la importancia de este concepto articulador, en tanto

“permite comprender el proceso recursivo de construcción del mundo subjetivo y del

mundo interaccional” (p. 10). Por lo tanto, siguiendo los planteamientos de Hernández

(2008), la noción de vínculo debe ser comprendida desde una perspectiva eco-eto-

antropológica en la que se tengan en cuenta las dimensiones filogenéticas,

ontogenéticas, epigenéticas y culturales para dar cuenta de las relaciones entre lo

individual y lo colectivo. Para poder establecer estas relaciones y dar cuenta de la

configuración de los vínculos es preciso tener en cuenta el contexto relacional y sus

múltiples particularidades, tales como la idiosincrasia individual y familiar, las etapas

del ciclo vital, los contextos históricos y socio-culturales, así como las dimensiones

biológicas, geográficas, políticas y económicas. Es así como desde una postura

compleja la psicología clínica debe relacionarse con el/la otro/a como un ser en un

contexto específico, reconociendo las diversas dimensiones de la vida que tienen un

papel en la forma como se construyen los vínculos.

De acuerdo con lo anterior, la noción de vínculo adquiere una importancia

central como eje comprensivo del sufrimiento humano, reconociendo que el objetivo de
Parejas del mismo sexo 30

la psicología clínica no es lograr una adaptación a las exigencias sociales sino por el

contrario promover una autonomía en los/as consultantes, reconociendo la

interdependencia con las dimensiones contextuales. La autonomía de los seres humanos

se comprende al entender los sistemas humanos como sistemas abiertos que tienen la

capacidad de autorregularse, organizarse por sí mismos y de transformarse, ante lo cual

pueden constituirse como sistemas autónomos que se autodeterminan y que co-

construyen con otros/as las realidades en las que viven (Garciandía, 2005). Sin

embargo, esta capacidad autopoiética que constituye el objetivo último de cualquier

proceso terapéutico desde la perspectiva asumida, sólo puede construirse a lo largo de la

vida en el marco de unos vínculos afectivos y sociales adecuados. En este sentido,

autonomía no significa solipsismo ni se corresponde con el concepto moderno de la

autonomía rampante del individuo racional que no necesita de nadie para desarrollarse y

progresar, sino que por el contrario el concepto de autonomía desde esta mirada

reconoce las necesidades de vinculación de las personas, la imposibilidad de una

autosuficiencia total y las posibilidades de generar procesos de vinculación que

promuevan y acompañen esta autopoiesis, concibiendo la complementariedad de la

autonomía y la dependencia a lo largo del ciclo vital. Por lo tanto, el sufrimiento surge

en muchas ocasiones al no poder ejercer una autonomía responsable en los diferentes

ámbitos de la vida. De acuerdo con Hernandez (2008), la severidad y complejidad de los

síntomas que tradicionalmente hacen parte de los denominados trastornos psicológicos

y que se mantienen en el plano vincular, depende de factores como los riesgos vitales

que implican, la multifactorialidad que los configura, las interferencias al proceso de

autonomización de los sujetos portadores de los síntomas, la intensidad de los síntomas

y su expresión en el terreno relacional al amenazar la identidad y la integridad de las

personas, y finalmente la cantidad de actores involucrados en la creación y en la


Parejas del mismo sexo 31

solución de los problemas. Por lo tanto se requieren intervenciones coordinadas desde

múltiples disciplinas.

Teniendo una mirada de proceso en cuanto a la individuación de cada persona a

lo largo del ciclo vital, tal y como lo propone Bowen (1991), se concibe la

diferenciación del self como una de las funciones más importantes adquiridas en la

interacción al interior del sistema familiar. Desde esta perspectiva la familia se entiende

como un sistema que se transforma constantemente, con el fin de garantizar su

supervivencia como sistema y a la vez promover el crecimiento y la individuación de

sus miembros. Para lograr la indiviuación del self cada persona debe pasar de una etapa

de fusión a una de diferenciación dentro del complejo de interacciones de la familia

como sistema de referencia, pudiendo asumir su autonomía para crear un nuevo sistema

familiar y resignificando sus relaciones con la familia de origen. Es así como el

concepto de diferenciación da cuenta del grado de autonomía que se evidencia en el

funcionamiento emocional e intelectual de una persona en un contexto específico y

desde esta perspectiva, la patología se ha relacionado con mayores grados de fusión en

familias restrictivas que no favorecen la individuación de sus miembros.

Otras conceptualizaciones que se han interesado por el proceso de individuación

le dan importancia a conceptos como la lealtad en relación a las expectativas familiares

y al mérito de los miembros del sistema para garantizar su pertenencia al mismo,

acogiendo los mandatos tácitos de acuerdo con la disposición emocional y la posición

de cada miembro que establece sus derechos y obligaciones al interior del sistema

(Boszormenyi-Nagy & Spark, 1983). Desde estos planteamientos, las lealtades

verticales, las cuales se trasmiten entre las diferentes generaciones, pueden entrar en

conflicto con las lealtades horizontales entre personas de la misma generación como

hermanos, pareja o amistades, lo que genera malestar y sufrimiento en muchas


Parejas del mismo sexo 32

ocasiones. En este sentido, el concepto de autonomía ecodependiente adquiere

importancia, en tanto la autonomía total desde una visión moderna en la actualidad no

se sustenta como alcanzable, sino que por el contrario, al reconocer la centralidad de los

vínculos en la vida humana, es posible asumir como objetivo clínico el favorecer la

autonomía dentro de los procesos de vinculación y en contextos ecológicos (Hernández,

2010).

Siguiendo las propuestas de Cyrulnik (2002) y Miermont (1993), citado por

Hernández (2008), es posible recoger las aproximaciones previamente presentadas

desde una perspectiva compleja, en la que los vínculos se conciben desde lo ecológico,

lo etológico, lo antropológico y lo social. En este sentido, para dar cuenta de los

vínculos específicos que construyen realidades e identidades particulares es necesario

tener en cuenta el funcionamiento de los operadores temporo-espaciales del vínculo, los

cuales hacen referencia a rituales, mitos y epistemes y dan cuenta del macrosistema en

el que se favorece el surgimiento de ciertas formas de vínculo. De acuerdo con

Miermont (1993), citado por Hernández (2008), estos son dispositivos que “organizan la

interacción humana y activan los sistemas de significación en contextos específicos.” (p.

73). Estos sistemas de significación hacen referencia a los procesos de configuración de

sentidos ante las experiencias interaccionales y por lo tanto pueden adquirir la forma de

creencias, mitos o epistemes para funcionar como marcos de referencia que organizan la

interacción tanto a nivel semántico como pragmático.

El concepto de episteme desde esta perspectiva, retomado de los postulados de

Foucault (2002), hace referencia a las prácticas discursivas que se sostienen en cada

época a partir de un conjunto de relaciones en las que el sujeto toma una posición y

asume unos roles que le dan sentido a unos saberes particulares y a ciertas formas de

resolver los problemas. Este concepto ha sido muy inspirador para la práctica clínica de
Parejas del mismo sexo 33

las investigadoras, pues facilita el reconocimiento de la unidad que se establece entre el

problema presentado y las practicas discursivas con que se aborda. Por lo tanto, este

concepto rescata una metamirada importante en la que los marcos de referencia, las

teorías, los juicios previos, las interacciones con otros profesionales de la salud y los

roles dentro de una práctica discursiva específica tienen impacto sobre la configuración

y la resolución de los problemas que los consultantes traen a la terapia. Desde la

experiencia clínica de las investigadoras con personas LGBT, hoy en día se ha

desarrollado un saber específico alrededor de la diversidad sexual y de géneros como un

conjunto de fenómenos atravesados por prácticas discursivas desde la lógica médica,

legal, política y psicológica, ante lo cual se evidencian fuertes tensiones entre la

patologización y la despatologización, la victimización y la desvictimización, la

criminalización y la garantía de los derechos humanos. Por lo tanto, el abordaje de las

diferentes epistemes y sus implicaciones pragmáticas en las vidas de los/as consultantes

es de gran importancia, en tanto las distintas epistemes que se manejan en cada ámbito

organizan las interacciones que se desenvuelven en el mismo, legitimando ciertos

saberes, definiendo los objetos de intervención y los actores que activan dichas

epistemes para intervenir en los sujetos desde el rol que encarnan en este sistema

epistémico (Hernández, 2008).

Por otra parte, los mitos se comprenden desde esta perspectiva como relatos

compartidos por una comunidad particular con una alta carga de significado alrededor

de asuntos trascendentales (Miermont, 2001, citado por Hernández, 2008). A nivel

familiar los mitos pueden cumplir diversas funciones como conjunto de creencias

compartidas que garantizan la homeóstasis y la cohesión interna del sistema familiar,

especialmente cuando éste se enfrenta a un reto o a una dificultad. A su vez, un ritual se

comprende como un comportamiento simbólico que sigue una lógica diferente a la


Parejas del mismo sexo 34

racional con el fin de introducir a las personas que participan del mismo, en alternativas

de solución para enfrentar la incertidumbre o las crisis propias de las transiciones en el

ciclo vital. De acuerdo con Miermont (1987), citado por Hernández (2008) los rituales

tienen la importante función de aclarar la naturaleza de las relaciones a nivel familiar y

social. Por lo tanto, los rituales organizan la sintaxis, la semántica y la pragmática de la

comunicación y le dan una dimensión subjetiva a los eventos “objetivos”. Además, las

prácticas ritualizadas se constituyen como performances culturales, en los cuales las

secuencias y los patrones de comportamiento permanecen idénticos, integrando

relaciones múltiples y en ocasiones incompatibles a forma de reestructuración de las

mismas (García, 2009). Finalmente se resaltan los efectos de las interacciones

ritualizadas, en tanto a partir de la autoridad de la que gozan este tipo de interacciones,

la ejecución misma de los rituales favorece la co-construcción y la legitimación de

ciertas emociones y significados. Entre las principales funciones de los rituales se

cuentan la función de comunicación, de autonomización de las unidades sociales, la

función preformativa, de mantenimiento de la cohesión de los grupos, la demarcación

de las distintas etapas del ciclo de vida y la transmisión de valores intergeneracionales.

Una implicación importante de esta perspectiva es la comprensión de la

psicoterapia como un ritual de paso en el que el cambio ecosistémico se produce de

forma discontinua favoreciendo la transformación de las relaciones al interior del

sistema consultante y del sistema terapéutico. Las condiciones que permiten hablar del

proceso terapéutico como un ritual hacen referencia al tránsito de una situación de

sufrimiento a otra donde se establecerán otros patrones de interacción y se superará el

estancamiento en el desarrollo de la persona que sufre los síntomas y de su familia

como sistema (Epston, 2008). Aun no existen trabajos científicos que muestren la forma

como el proceso terapéutico puede constituirse en un ritual importante para personas o


Parejas del mismo sexo 35

parejas con orientaciones sexuales o identidades de género diversas, pero desde la

práctica clínica las investigadoras han observado la importancia que tiene para

muchos/as consultantes la posibilidad de recibir un reconocimiento en el espacio

terapéutico de sus decisiones y proyectos de vida, así como de las transiciones y retos

vitales, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones no se cuenta con otros espacios que

acompañen o marquen estos momentos vitales importantes.

Todas las elaboraciones conceptuales mencionadas hasta este punto se

relacionan con las comprensiones alrededor de las parejas del mismo sexo y sus

dinámicas de relación. Resulta importante poder explicitar los marcos de referencia con

los que se cuenta para el abordaje de dichas parejas en la intervención clínica y en este

sentido las premisas sistémicas mencionadas, así como la referencia al vínculo, a la

teoría transaccional y a las epistemes actúan como referentes importantes que

hipotéticamente pueden ofrecer una comprensión amplia de cualquier forma de

vinculación de pareja, independientemente de la orientación sexual o de la identidad de

género asumida. El objetivo del presente estudio es precisamente poder afinar la mirada

y clarificar cuáles referentes teóricos pueden resultar útiles en la intervención clínica de

parejas del mismo sexo y cuáles son las dinámicas particulares y las características

contextuales específicas que requieren otro tipo de comprensiones y elaboraciones

conceptuales más precisas y ajustadas a las vivencias de dichas parejas. A continuación

se explicitarán algunos otros referentes generales en torno a las relaciones de pareja y a

la terapia de pareja, para luego profundizar sobre los avances investigativos en torno a

las parejas del mismo sexo.

En cuanto al concepto de pareja, se considera importante reconocer tres esferas

diferentes que se retroalimentan de forma recursiva y que permiten comprender las

dinámicas de relación de forma amplia: los significados o las narrativas co-construidas


Parejas del mismo sexo 36

en pareja y en las interacciones con otros, los patrones de relación que se mantienen al

interior de la relación y que le dan forma a dichos significados, y las emociones como

parte del proceso comunicacional que circula en la relación entre los miembros de la

pareja. En cuanto a la primera esfera mencionada se considera pertinente retomar los

planteamientos de Caille (1992) acerca de los significados que se construyen al interior

de la relación de pareja como producto de las dinámicas de relación. Es así como el

concepto del absoluto relacional, comprendido como un tercero incluido en la relación o

como propiedad emergente de la relación en la que se conjugan los significados que se

tejen alrededor de la misma, da cuenta del “nosotros/as” que resulta de la constante co-

construcción de ambos miembros de la pareja y que es más que la suma de las partes

involucradas (Caille, 1992). Como lo hemos descrito en otro lugar,

“la pareja se concibe como una dinámica relacional en constante cambio,

la cual se configura mediante las realidades comunicadas por medio del

lenguaje, teniendo en cuenta los referentes personales y culturales que

hacen parte de los relatos construidos.” (p. 70). (Herrera & Torres, 2008).

Por lo tanto, en el absoluto relacional entran en juego creencias, valores,

aspiraciones y expectativas sobre la relación de pareja, constituyendo una red semántica

que le da sentido o no a la unión de pareja.

En cuanto a los patrones de relación, retomamos los planteamientos de Tomm

(1991), quien señala que un patrón de relación interpersonal se define como una

interacción repetitiva o recurrente entre dos o más personas que puede ser distinguida

por un observador, que muestra el acople entre dos clases de comportamientos,

sentimientos, actitudes o creencias, cuya interacción se refuerza mutuamente.

Dependiendo de lo que genera en las relaciones y en las personas involucradas en el

patrón, se diferencian los patrones de relación patologizantes que generan sufrimiento y


Parejas del mismo sexo 37

deterioran la relación, los patrones de relación saludables que promueven el bienestar en

la relación y los patrones de relación transformadores que son introducidos en el espacio

terapéutico para transformar los patrones de relación patologizantes en patrones

saludables (Tomm, 1991). La dimensión pragmática de las relaciones interpersonales y

específicamente de las relaciones de pareja resulta importante, en tanto da cuenta de las

pautas relacionales que se mantienen y de los efectos que tienen los significados que se

construyen en la interacción.

Por otra parte, teniendo en cuenta los planteamientos del análisis transaccional,

es posible tener una comprensión amplia de las emociones que no riñe con la

perspectiva sistemica, porque se trata de una versión interaccional del mundo subjetivo .

Es así como las emociones hacen parte de los Estados del Yo, los cuales se comprenden

como partes funcionales distintas en cada persona. Es así como los Estados del Yo,

Padre, Adulto y Niño, se definen como “un sistema de emociones y pensamientos,

acompañado de un conjunto afín de patrones de conducta” (p.7) y hacen parte del

análisis estructural de primer orden propuesto por el análisis transaccional (Brown &

Woollams, 1979), a partir del cual podemos comprender la compleja interacción entre

los pensamientos, las emociones y los patrones relacionales de cada uno de los tres

Estados del Yo. Mientras que el Niño contiene emociones auténticas y está dirigido a

buscar el placer, el Adulto usa el pensamiento lógico y pragmático para buscar la

conveniencia, y finalmente el Padre contiene elementos morales y socioculturales

dirigidos al deber. En cuanto al análisis funcional, se menciona que todos los seres

humanos funcionan en cada momento dado de acuerdo con uno de sus tres Estados del

Yo, ante lo cual una persona emocionalmente estable es capaz de decidir aquel que más

le convenga para cada situación. Por el contrario, la patología se presenta, de acuerdo

con los planteamientos de Brown & Woollams (1979), cuando existe contaminación por
Parejas del mismo sexo 38

parte del Padre o del Niño al Adulto, o cuando existe exclusión de dos Estados del Yo y

dominancia de uno. Dentro de este análisis funcional se definen además las

posibilidades del funcionamiento del Padre como Padre Crítico, Padre Nutritivo y Padre

Protector, así como las posibilidades de funcionamiento del Niño como Niño Libre o

Niño Adaptado, señalando que todas estas formas de funcionamiento tienen aspectos

positivos y negativos, dependiendo del contexto y las formas en las que se asuman

dichos Estados. Mientras que el Padre Crítico juzga, moraliza y dictamina sobre lo

bueno y lo malo, el Padre Protector ayuda y da apoyo. Por su parte, el Niño Libre

contiene las emociones auténticas y las posibilidades de actuar espontáneamente ante

las interacciones, mientras que el Niño Adaptado se acostumbra a sentir, ser y hacer de

acuerdo con las expectativas de otros, por lo cual puede responder con “rebusques” o

emociones inauténticas que implican la descalificación de una emoción auténtica para

conseguir un fin determinado (Brown & Woollams, 1979).

Otro aporte importante del análisis transaccional a la comprensión de las

dinámicas interaccionales hace referencia a la noción de simbiosis o fusión relacional,

comprendida como una forma de vinculación en la cual dos personas que tienen algunos

Estados del Yo subdesarrollados se vinculan a partir de las dificultades para funcionar

como personas totales, sin la presencia psicológica o real del otro. La simbiosis puede

traer dificultades cuando se presenta como prolongación de un vínculo irresuelto de

mutua dependencia entre madre e hijo/a y se presenta en etapas posteriores de la vida,

en tanto lleva implícita la descalificación de uno o dos de los Estados del Yo de los

individuos que la componen (Brown & Woollams, 1979).

Estas tres esferas de la relación de pareja, los significados, los patrones

relacionales y la dimensión emocional, las cuales se encuentran en constante interacción

y recursividad, permiten un acercamiento general a las dinámicas de relación de las


Parejas del mismo sexo 39

parejas desde una perspectiva que aboga por la curiosidad y la valoración de las

diversidades que atraviesan los cuerpos, las identidades y las co-construcciones en el

lenguaje. Para ampliar dicha perspectiva se considera fundamental la presentación del

desarrollo histórico de la terapia de pareja hasta la actualidad. Ante dicho objetivo de

presentar el estatus actual de la terapia de pareja y la importancia de los caminos

recorridos hasta llegar a la posición actual, Fraenkel & Gurman (2002) asumen una

perspectiva histórica, enfatizando en la historia conceptual de este campo y en las

tendencias teóricas, prácticas e investigativas. Para tal fin, se define la terapia de pareja

como la terapia que se centra en los elementos de la relación diádica entre dos personas

y en la cual participan ambos miembros de la pareja. El término acuñado por Jackson

(1965a) para nombrar este tipo de terapia de pareja es el de terapia conjunta, lo que la

diferencia de otros abordajes individuales a problemas relacionales o de pareja en los

que sólo participa uno de los miembros de la misma. A su vez se aclara que el término

terapia marital se ha cambiado por el de terapia de pareja, lo que implica un

reconocimiento del vínculo afectivo independientemente del reconocimiento social que

se le de a dicho vínculo y de sus particularidades. Finalmente, Fraenkel & Gurman

(2002) asumen distinciones importantes entre la terapia reparativa, la cual se lleva a

cabo a partir de una demanda de ayuda por parte de la pareja o un tercero, y la

consejería preventiva que se lleva a cabo antes de cualquier conflicto o dificultad para

que la pareja que se está formando gane elementos para su desarrollo adecuado.

Es así como Fraenkel & Gurman (2002) señalan que la terapia de pareja es un

área de la práctica clínica que cuenta con una larga historia pero que a su vez no cuenta

con una amplia tradición. De acuerdo con Olson (1970), quien ha sido uno de los

primeros cronistas de ésta área, la terapia marital de la década de los 70´s no había

desarrollado una base teórica sólida ni había puesto a prueba sus asunciones y principios
Parejas del mismo sexo 40

fundamentales. Luego de aproximadamente treinta años, Gurman & Jacobson (2002)

señalan que la terapia de pareja había empezado a mostrar un mayor reconocimiento del

significado y la importancia de los valores personales y culturales, así como un balance

más ajustado entre el impacto de variables intrapsíquicas e interaccionales en las

relaciones de pareja. En la actualidad, la terapia de pareja ya incluye un enfoque más

interaccional e informado por la teoría sistémica y se encuentra más sólida en cuanto a

sus bases teóricas, a la capacidad de mantener una conexión con sus orígenes y a la

posibilidad de entrar en diálogo con otras conceptualizaciones que nutren los propios

desarrollos desde este campo.

Un primer hito importante en este recorrido histórico de la terapia de pareja hace

referencia a la separación concebida por la AFTA (American Family Therapy Academy)

entre la terapia familiar y la terapia de pareja o la consejería matrimonial, tal y como se

la denominaba en los años 70´s (Fraenkel & Gurman, 2002). Este hito resulta

importante en la medida que los pioneros en la terapia familiar no consideraban

especialmente importante o interesante la terapia de pareja y en muchos de los artículos

simplemente omite cualquier referencia a este tema. Incluso algunos textos que recogen

el estado del arte de la terapia familiar, tales como el texto de Nichols & Schwarz

(1998) o el de Gurman & Kniskern (1991), sólo le asignan a la terapia de pareja un

pasaje corto o una corta referencia pero no se profundiza sobre la teoría y la práctica

clínica específicamente relacionada con la pareja.

Sin embargo, el estatus secundario de la terapia de pareja entra en contradicción

con el contundente hecho clínico que señala que los terapeutas familiares trabajan en la

mayoría de ocasiones con una pareja y en muy pocas ocasiones con una familiar de dos

generaciones. La investigación desarrollada por Rait (1988), citado por Fraenkel &

Gurman (2002), muestra la prevalencia de casos de pareja que acuden a terapia familiar
Parejas del mismo sexo 41

sistémica, los cuales constituyen aproximadamente una quinta parte del total de casos

atendidos por los/as terapeutas entrevistados/as. Lo anterior se complementa con el

hallazgo que señala que el sesenta y tres por ciento de los pacientes identificados

mencionan entre los tres principales motivos de consulta las “dificultades maritales”.

Doherty & Simmons (1996) también concluyen en la investigación nacional

desarrollada alrededor de las prácticas clínicas de terapeutas familiares, que éstos

trabajaban con una proporción de dos a uno de parejas en relación a familias completas.

Estos mismos resultados han sido corroborados más tarde por los estudios de Donovan

(1999), así como los desarrollados por Dixon, Johnson & Whisman (1997). La

conclusión fundamental a partir de lo anterior hace referencia a que la terapia de pareja,

a pesar de haber sido desde hace mucho tiempo una práctica clínica prioritaria para los

terapeutas familiares, no ha tenido la misma relevancia en cuanto a la investigación y

los esfuerzos de conceptualización teórica, ante lo cual la terapia de pareja ha

permanecido a la sombra de la terapia individual y de la terapia de familia.

En primera medida la importancia de la terapia de pareja se clarifica al analizar

los hallazgos de Gurin, Veroff & Feld (1960), citados por Fraenkel & Gurman (2002),

quienes encontraron que más del cuarenta por ciento de las personas que buscan

asesoría psicológica comprenden la naturaleza de sus problemas como maritales. Este es

un primer argumento que aboga por la construcción de intervenciones de pareja que

resulten efectivas. Por otra parte, la creciente importancia de la terapia de pareja

también encuentra explicación en la crisis actual del matrimonio y de otras formas de

relación de pareja a largo plazo, lo que se ha convertido en una preocupación de salud

pública a partir del impacto de las separaciones y el conflicto crónico de las parejas en

los/as niños/as y en los miembros de la pareja (Fraenkel & Gurman, 2002).


Parejas del mismo sexo 42

En cuanto a la historia conceptual de la terapia de pareja, se reconocen cuatro

fases diferentes a nivel teórico y clínico, las cuales no se asumen como fases discretas y

únicamente se distinguen con propósitos heurísticos de una mejor comprensión de las

tendencias principales en el campo de la terapia de pareja. En la descripción de dichas

fases se tienen en cuenta tanto las concepciones de cada modelo acerca de la

salud/disfunción relacional, los objetivos terapéuticos típicos, la teoría del cambio

asociada a un balance específico entre factores intrapsíquicos e interaccionales, la

naturaleza de la relación terapéutica en cuanto al grado de directividad, las técnicas

típicas y preferidas, así como los tipos de problemas y pacientes tratados. Una primera

fase denominada Formación ateórica en consejería matrimonial (1930-1963), la cual es

ampliamente descrita por Gurman & Kniskern (1991) y en la cual se reconoce un

periodo inicial dominado por unos cuantos terapeutas pioneros (1929-1932), un periodo

de establecimiento en el que se crea la Asociasión Americana de Consejeros

Matrimoniales (1934-1945), un tercer periodo de consolidación en la que se reconoce a

nivel legal la importancia de la profesionalización de la consejería marital y finalmente

un cuarto periodo de formación de profesionales para la consejería matrimonial a partir

de la clarificación de los criterios y las competencias necesarias.

Estos cuatro periodos de la primera fase dan cuenta del énfasis en la formación

de una identidad profesional para los consejeros matrimoniales, quienes como

profesionales de la salud recibían solicitudes de ayuda de parejas acerca de la vida

familiar y la unión marital dentro de su práctica profesional. En este sentido la

consejería matrimonial inicialmente no era concebida como una rama de la salud mental

y su enfoque era más didáctico bajo un formato de tratamiento que no correspondía con

la terapia conjunta, sino que por el contrario se desarrollaba a partir de reuniones

individuales con un miembro de la pareja. Una seria crítica al modelo utilizado por la
Parejas del mismo sexo 43

consejería matrimonial es la que propone Olson (1970), quien señala que este abordaje

no cuenta con principios empíricamente probados ni tampoco con una base teórica

sólida para el trabajo clínico. En busca de una teoría para llenar este vacío del

conocimiento, la consejería matrimonial se nutrió, luego de tres décadas desde su

formación, de algunos supuestos psicoanalíticos para formular una hipótesis de base

acerca de las disfunciones maritales, en la cual se comprendía que dichas disfunciones

correspondían a la interacción neurótica de los miembros de la pareja o a la

psicopatología de uno o ambos miembros (Fraenkel & Gurman, 2002).

Una segunda fase (aproximadamente desde 1931 hasta 1966) que corresponde a

la experimentación psicoanalítica tuvo lugar de forma paralela a la primera fase ya

mencionada. En esta segunda fase, algunos psiquiatras psicoanalistas notaron la

inefectividad en el tratamiento individual de pacientes que referían problemas maritales,

ante lo cual creció el interés por temas como la elección de la pareja, el significado del

matrimonio en la vida familiar y los efectos del psicoanálisis en la pareja del analizado.

A partir de este interés algunos psicoanalistas empezaron a experimentar con técnicas

menos ortodoxas como el análisis individual sincrónico de ambos miembros de la pareja

por el mismo analista e incluso las sesiones conjuntas. Dentro de este abordaje clínico

se mantenía la búsqueda de una verdad al comparar los relatos de ambos miembros de la

pareja, ante lo cual el énfasis en el individuo se mantuvo (Fraenkel & Gurman, 2002).

Una tercera fase (desde 1963 hasta 1985) en la que se incorpora la terapia

familiar a la práctica clínica y a las conceptualizaciones alrededor de la pareja, se

desarrolla a partir del reconocimiento de las limitaciones de una visión individualista de

las dificultades de la pareja para el abordaje clínico. Esta incorporación de la terapia

familiar tuvo un primer impacto en la terapia marital, en tanto generó una pretendida

unicidad entre la primera y la segunda. En este sentido, los teóricos de la terapia


Parejas del mismo sexo 44

familiar se interesaron desde el principio por el lugar del matrimonio en el

funcionamiento familiar general y en la formación de los síntomas, así como por los

requerimientos para un matrimonio saludable. A su vez se propusieron desde esta

perspectiva algunos principios guía para el abordaje de parejas en conflicto. En esta

tercera fase se consideran especialmente relevantes las contribuciones de Jackson

(1965b), Satir (1972), Bowen (1991) y Haley (1963) tanto a nivel teórico como clínico.

Un concepto angular en los planteamientos de Jackson (1965b) alrededor de las

relaciones de pareja es el de “quid pro quo”, comprendido como un esfuerzo de ambos

miembros de la pareja por confirmarse que son iguales o pares, con el fin de asegurar la

dignidad de cada uno a partir de una afirmación metafórica del intercambio y del

posicionamiento de cada uno en la relación de pareja. Este “quid pro quo” genera unas

reglas básicas en la relación que muchas veces no son explícitas pero que mantienen

dicho intercambio. De acuerdo con Lederer & Jackson (1968), una de las funciones más

importantes del terapeuta marital es “hacer a la pareja consciente de las reglas

inconscientes que están generando fricción... y ayudarles a desarrollar nuevas reglas que

sean más funcionales.” (p.442). Es así como para Jackson (1965b) el insight no era

suficiente, sino que por el contrario era necesario que la pareja se comprometiera a lo

largo del proceso terapéutico con secuencias interaccionales que demostraran la

ausencia o la presencia de las reglas específicas y que luego se promoviera la

formulación de un nuevo intercambio marital con nuevas definiciones del self de cada

uno en la relación. En conclusión, el trabajo de Jackson (1965b) actuó como puente

entre la visión individualista del psicoanálisis y de la consejería marital y la visión

interaccional de la terapia familiar.

En cuanto al aporte de Satir (1972) a la terapia de pareja, ella enfatiza la

perspectiva de la dimensión individual y del funcionamiento psicológico de cada


Parejas del mismo sexo 45

miembro de la pareja. Los criterios para este funcionamiento individual incluyen de

acuerdo con Satir (1972) la habilidad para aceptarse a sí mismo/a y a los demás, la

comodidad al reconocer esta aceptación, la habilidad para comunicarse de forma clara, y

por último la habilidad para aceptar los desacuerdos y los puntos de vista de los demás.

A su vez los síntomas que se generan en la pareja surgen a partir de reglas

disfuncionales que limitan el desarrollo individual y la intimidad diádica. Para Satir

(1972) el objetivo de la terapia de pareja no está en separar a la pareja o en mantener la

relación, sino por el contrario en “ayudar a cada miembro a hacerse cargo de sí mismo”

(p.45). Para lograr dichos objetivos se proponen metas intermedias como aumentar la

congruencia y la claridad de la expresión de las necesidades relacionales, de las

percepciones de sí mismo y de la pareja, así como valorar las diferencias.

Por otra parte, los aportes de Bowen (1991) partieron de sus conceptualizaciones

sobre los sistemas familiares a nivel transgeneracional y multigeneracional, enfatizando

en la diada marital como unidad principal de tratamiento. Partiendo de la premisa de

que cualquier síntoma individual corresponde a problemas relacionales, el formato de

terapia preferido por Bowen (1991) fue el trabajo con la pareja de esposos. Desde esta

perspectiva multigeneracional, la diferenciación del self resulta importante, en tanto es

una condición necesaria para el buen funcionamiento de la pareja y de la familia al

permitir la autonomía personal y la posibilidad de crear intimidad con otros. De acuerdo

con Bowen (1991), la elección de la pareja está atravesada por el nivel de diferenciación

de cada miembro, ante lo cual se elige una pareja con un nivel similar al propio. Un

nivel deficiente de diferenciación puede llevar en la relación de pareja a un

distanciamiento emocional, conflictos maritales, la emergencia de síntomas por parte de

un miembro de la pareja o a la búsqueda de un chivo expiatorio para expresar las

emociones que se sienten en relación a la pareja. Es así como desde esta perspectiva los
Parejas del mismo sexo 46

conflictos maritales no apuntan sólo a problemas en la relación, sino además a

problemas en la relación con la familia extensa. La postura terapéutica propuesta para

resolver estos problemas es la de un tercero que se mantiene en contacto con ambos

miembros de la pareja y que a su vez se mantiene destriangulado afectivamente,

permitiendo que la pareja resuelva por sí misma su ansiedad a la intimidad. Según

Bowen (1991), “el conflicto entre dos personas se resuelve automáticamente si pueden

relacionarse con un tercero de forma activa, quien no toma partido por ninguno.” (p.

177).

Por último, los aportes de Haley (1963) en cuanto a la terapia de pareja hacen

referencia en primera medida a los dos conceptos centrales referidos al poder y al

control como dinámica fundamental de la pareja. Por lo tanto, según Haley (1963) los

problemas maritales surgen cuando existe una estructura jerárquica ambigua, cuando no

hay flexibilidad o cuando la pauta relacional predominante se vuelve rígidamente

complementaria o simétrica. En este sentido, los síntomas se asumen como metáforas

que definen las relaciones y como formas de ganar poder en las mismas. A su vez, estos

síntomas permiten a la pareja distraerse de otros problemas que pueden ser muy

dolorosos para ser abordados directamente. Por lo tanto, los síntomas se asumen como

protectores de la relación y de sus miembros, al cumplir ciertas funciones para la pareja,

ante lo cual la resistencia al cambio se asume como casi inevitable y las técnicas para

promover el cambio deben ser indirectas y no reflexivas inicialmente.

Otros aportes importantes de Haley (1963) al campo de la terapia de pareja se

refieren a los cuestionamientos alrededor de los conceptos y las técnicas terapéuticas

instauradas en las prácticas clínicas de otros terapeutas familiares. Por ejemplo, para

Haley (1963) el pasado no debe explorarse en la terapia ante el riesgo de que la pareja

se involucre en un debate sobre dichos eventos. A su vez, Haley (1963) señala la poca
Parejas del mismo sexo 47

utilidad de que el terapeuta genere interpretaciones para ayudar a los consultantes a ver

el problema de forma diferente, que les pida explícitamente que digan qué quieren del

otro o que los invite a expresar sus emociones, en tanto esta forma de comunicación no

es la corriente y la catarsis emocional no se relaciona con un cambio en la secuencia

interaccional de la pareja. Las estrategias terapéuticas preferidas por Haley (1963) en

cuanto a la intervención con parejas hace referencia a un esfuerzo planeado, pragmático,

parsimonioso y orientado al presente para cortar las secuencias interaccionales que

mantienen los problemas de la pareja. Para lograrlo, el terapeuta puede hacer uso de

prescripciones directas o paradójicas a partir de reencuadres o prescripción del síntoma,

entre otros. En conclusión, Haley (1963) muestra la necesidad de evitar discutir el

pasado, así como evitar caer en la tentación de generar insight o de llevar a los

consultantes a la expresión directa de deseos y emociones.

Retomando las fases del desarrollo histórico de la terapia de pareja, la cuarta y

última fase (desde 1986 hasta la actualidad) de refinamiento, extensión, diversificación

e integración de los conocimientos y prácticas clínicas vigentes en cuanto a la terapia de

pareja permitió el establecimiento del enfoque sistémico en el campo de la terapia de

pareja. En esta última etapa se dio a conocer la primera evaluación de la efectividad de

la terapia de pareja y el campo de la terapia de pareja ganó un espacio influyente en las

conceptualizaciones científicas de la psicoterapia (Fraenkel & Gurman, 2002).

A su vez, la extensión de la terapia de pareja en su cuarta etapa corresponde al

abordaje de los desórdenes psiquiátricos de los miembros de la pareja, prestando

especial atención a la influencia de variables de la relación de pareja en la emergencia y

el mantenimiento de la depresión, la ansiedad y el alcoholismo, entre otros. Además, la

terapia de pareja se ha extendido también hacia la prevención con parejas que no tienen

un motivo de consulta específico, sino que por el contrario quieren desarrollar


Parejas del mismo sexo 48

programas específicos que garanticen su crecimiento personal y como pareja. Estos

programas preventivos han mostrado ser eficientes, llevando a una satisfacción

relacional y sexual mayor, una menor intensidad en los problemas y mejores habilidades

comunicacionales (Floyd, Markman, Stanley & Storaasli, 1988). Sin embargo, existen

serios cuestionamientos alrededor del movimiento de terapia de pareja preventiva, en

tanto sus intervenciones no cuentan con una demanda de ayuda clara.

En cuanto a la diversificación del campo de la terapia de pareja, existen tres

influencias identificables que han llevado al cuestionamiento de algunas premisas o

conceptualizaciones. Estas tres influencias corresponden al feminismo, al

multiculturalismo y al posmodernismo. Las principales críticas se refieren a la

necesidad de visualizar la pareja como una unidad diversa que no necesariamente

corresponde con el modelo heterosexual y monógamo occidental, sino que asume

diversas formas y configuraciones. Además se invita a los/as terapeutas a considerar el

impacto de los sistemas de creencias más amplios sobre las parejas y en este mismo

sentido a tener en cuenta otros sistemas que se relacionan con la pareja. Finalmente se

hace una invitación clara a considerar las características de raza, género, orientación

sexual, origen étnico y clase social dentro del marco socio-histórico de su constitución,

logrando enmarcar en una perspectiva más compleja el intercambio emocional de cada

pareja en particular.

Finalmente, en cuanto a la integración teórica y técnica que se ha observado en

las últimas décadas en el campo de la terapia de pareja, sobresalen la propuesta de

Feldman (1992) denominada “terapia integrativa multinivel” que integra las

perspectivas biológica, comportamental, psicoanalítica y sistémica al abordar la terapia

de pareja, así como la propuesta de Fraenkel (1997) denominada “paleta terapéutica”, en

la cual se disciernen los argumentos específicos para elegir una teoría sobre otras en un
Parejas del mismo sexo 49

momento específico de la intervención. Por otra parte, la integración no ha ocurrido

únicamente entre diferentes modelos al interior de la terapia de pareja, sino que además

se ha llevado a cabo una integración entre la terapia de pareja y la terapia breve como

propuesta amplia que pretende lograr una economía en el abordaje terapéutico tanto en

tiempo como en recursos (Donovan, 1999). Los argumentos que trae Gurman (2001)

enfatizan la redundancia de hablar de terapia de pareja breve, en tanto la terapia de

pareja en sí suele ser más corta que la terapia individual. En las investigaciones sobre la

duración promedio de la terapia de pareja, se ha evidenciado que esta suele tener una

duración máxima de 15 a 20 sesiones. A su vez, se ha observado que la mayoría de

terapeutas de pareja acogen los principios que son propios de la terapia breve individual,

tales como la parsimonia, el enfoque en las fortalezas de la pareja y el énfasis en el

presente. Además, se tiende a mantener un balance entre el cambio que ocurre en la

sesión de terapia y el cambio que ocurre en la vida cotidiana de los consultantes,

logrando cambios importantes con pocas sesiones de terapia (Fraenkel & Gurman,

2002).

La conclusión general de la revisión desarrollada por Fraenkel & Gurman (2002)

acerca de la terapia de pareja hace referencia a cuatro elementos que han marcado esta

historia y que contribuyen a su desarrollo actual. El primer elemento hace referencia a la

reincorporación del individuo en la terapia de pareja de corte sistémico, lo que ha

facilitando la inclusión de los diferentes niveles de la experiencia humana en los

abordajes terapéuticos y en las conceptualizaciones teóricas al respecto. Otro elemento

importante ha sido la mirada a los diagnósticos psiquiátricos bajo el lente de la pareja,

con el fin de expandir la aplicabilidad de la terapia de pareja pero también con el fin de

reconocer sus límites. Un tercer elemento responde al reconocimiento de los múltiples

orígenes de la terapia de pareja y de la multiplicidad de abordajes actuales que


Parejas del mismo sexo 50

componen este campo. Finalmente, a pesar de una historia llena de cuestionamientos

sobre la utilidad y sobre el lugar en la tradición de la psicoterapia, la terapia de pareja se

posiciona en la actualidad como un campo establecido con múltiples variantes y muchos

campos de desarrollo.

Ya teniendo claros algunos elementos del desarrollo histórico conceptual de la

terapia de pareja, resulta importante profundizar sobre lo que algunos autores como

Haley (1963) y Hernández (2004) han propuesto en cuanto al abordaje terapéutico de

parejas en conflicto, con el fin de fundamentar las conceptualizaciones que sirven como

referentes para el presente trabajo de investigación-intervención y las estrategias de

intervención que se llevaron a cabo en los procesos terapéuticos de los/as consultantes

que participaron en el estudio. Una primera claridad importante hace referencia a la

diferencia entre la psicoterapia de pareja y la psicoterapia individual en cuanto al objeto

de la intervención, que en el primer caso es la relación y no sólo sus miembros. Es así

como Hernández (2004) señala que las condiciones ideales para hablar de terapia de

pareja se cumplen cuando ambos miembros asisten a las sesiones, así luego se mezclen

sesiones individuales con sesiones conjuntas como parte de la estrategia de

intervención. Por el contrario, cuando sólo uno de los miembros de la pareja busca la

asesoría psicológica, se corren riesgos éticos de movilizar un sistema sin el

consentimiento de uno de sus miembros y con poca claridad de las implicaciones de los

cambios propuestos o de que el/la terapeuta se convierta en un elemento que mantiene la

homeóstasis de sistema.

Para comprender la dinámica de la relación de pareja se deben considerar, según

Hernández (2004), los siguientes factores: los motivos para permanecer o no en la

relación, los cuales surgen de unos acuerdos de pareja abiertos o encubiertos que

definen la relación como voluntaria u obligatoria, las reglas de la relación (explícitas e


Parejas del mismo sexo 51

implícitas sobre su funcionamiento, lo que incluye reglas sobre los roles y sobre la

forma de resolver los conflictos), la flexibilidad para asumir el cambio, el grado de

autonomía personal de los miembros de la pareja (referido a la libertad emocional de

cada miembro de la pareja) y otras interferencias para la consolidación de la pareja (en

cuanto a sus límites, a las dinámicas de relación que se privilegian, la distribución del

poder y las dificultades en la organización de la relación en los ámbitos de la

comunicación y la resolución de conflictos), la historia de la relación, la satisfacción

con la misma y el contenido de la relación en cuanto a los elementos significativos de la

historia compartida que dan cuenta de los motivos para estar juntos/as.

Dicha satisfacción con la relación se comprende como una apreciación subjetiva

de cada miembro de la pareja al hacer un balance de la relación, dando cuenta de la

compatibilidad en las características específicas del/ de la compañero/a sentimental,

tales como hábitos, necesidades básicas emocionales, estados de ánimo, estilo de

expresión emocional y de toma de decisiones, así como la compatibilidad en el estilo de

comunicación y en el marco de referencia valorativo. Además se debe considerar el tipo

de relación que se mantiene y la función que cumple en la vida de cada miembro

(Jackson, 1965b). Otros factores importantes son cuestiones como los roles en los

diferentes ámbitos vitales, el manejo del dinero, el intercambio sexual, las actividades

de entretenimiento y el manejo del tiempo, entre otros.

Otra conceptualización que complementa lo mencionado sobre la importancia de

las reglas de la relación de pareja para el trabajo terapéutico es la presentada por Haley

(1963), quien señala cuatro dominios en los cuales puede surgir conflicto en cuanto a las

reglas que se asumen en la relación, lo que puede llevar a la pareja a solicitar asesoría

psicológica. Un primer dominio es el referido al conflicto sobre las reglas que se deben

seguir y en este sentido sobre el tipo de relación que se debe mantener. Algunos
Parejas del mismo sexo 52

conflictos propios de este dominio se relacionan con las implicaciones de la

convivencia, el establecimiento de los espacios personales y los comportamientos

esperados al ser novios/as o esposos/as. Un segundo dominio en el que puede surgir

conflicto es el relacionado con quien fija las reglas y las implicaciones de privilegiar

una relación predominantemente simétrica o complementaria. Por otra parte, puede

surgir conflicto por una regla que se vuelve incompatible al evidenciarse una

contradicción entre el tipo de relación asumido y las reglas específicas que organizan la

interacción cotidiana. Finalmente, también es posible que los conflictos que se

solucionan a un nivel queden no resueltos en otros niveles de la relación, generando

insatisfacción con la relación. En conclusión, es muy importante tener en cuenta estos

diferentes niveles de análisis para no reducir los problemas de pareja a interpretaciones

simplistas y lineales, cuando se trata de sistemas complejos.

Desde esta perspectiva compleja, Hernández (2004) hace una completa

diagramación de las fases del proceso terapéutico, explicitando los objetivos de cada

fase y las tareas del terapeuta en cada una de estas. Esto resulta importante si se tiene en

cuenta la responsabilidad del terapeuta de dirigir estratégicamente el proceso terapéutico

y las intervenciones, haciéndose directamente responsable del pedido de ayuda de sus

consultantes. Es así como se señala la importancia de empezar a estructurar

estratégicamente la intervención desde la recepción del caso, observando quien llama a

solicitar ayuda y con qué definición del problema. Algunos de los riesgos a los que los

terapeutas deben hacer frente en este momento del proceso hacen referencia a evitar la

utilización del terapeuta en el juego conyugal para buscar alianzas. Es importante por lo

tanto tener en cuenta las implicaciones de las decisiones contextuales sobre quienes

asisten a la primera sesión y como se maneja la relación con cada miembro de la pareja,

para evitar la exacerbación de los problemas de la pareja. Además, resulta importante


Parejas del mismo sexo 53

poder generar hipótesis iniciales sobre las dinámicas relacionales del sistema

consultante, identificando elementos contextuales que den cuenta de la magnitud de los

problemas, los recursos de la pareja y las posibles dinámicas de relación que privilegian.

Finalmente, la autorreferencia del/de la terapeuta en cuanto a lo que le suscitan las

demandas de ayuda, le permiten a éste mantener una postura de neutralidad terapéutica

como factor ineludible para el éxito del proceso.

En la primera sesión los objetivos principales dentro del proceso terapéutico de

pareja, sugeridos por Hernández (2004), son el establecimiento de contacto con ambos

cónyuges, la configuración del problema y la visualización del estado deseado, la

redefinición del problema, el establecimiento de los objetivos de la intervención y la

formulación de la estrategia terapéutica y finalmente los acuerdos, tareas y sugerencias

como cierre de la primera sesión. En cuanto a la dinámica de la relación conyugal,

resulta importante establecer conexiones que enriquezcan la definición del problema

hecha por los miembros de la pareja. Las dinámicas relacionales a profundizar, de

acuerdo con lo que observado en el trabajo clínico con parejas del mismo sexo, son las

siguientes: los casos en los que el motivo de consulta es la infidelidad, el agotamiento

de una relación rígidamente complementaria, la escalada simétrica y las dinámicas

alrededor del maltrato conyugal.

En los casos en los que la infidelidad es el motivo de consulta, pueden

encontrarse dificultades importantes alrededor de la traición a la confianza, en las cuales

el engaño intencional, premeditado y sostenido en el tiempo es el aspecto más lesivo de

la infidelidad. Otra dinámica relacional que puede ser fuente de malestar en la pareja

hace referencia a la rigidez complementaria, comprendida como un proceso simbiótico

basado en la complementariedad de roles, donde un miembro de la pareja asume el

liderazgo y la protección del cónyuge para cumplir metas comunes, mientras el otro
Parejas del mismo sexo 54

miembro de la pareja muestra una apariencia de fragilidad que le impide tomar las

riendas sobre su vida. En este proceso cualquiera de los miembros de la pareja puede

sentir agotamiento al no recibir el reconocimiento emocional esperado o al no querer

posponer sus propios proyectos personales a partir del chantaje emocional del cónyuge

que se muestra frágil o dependiente de la relación de pareja (Hernández, 2004).

Por otra parte, las escaladas simétricas se presentan cuando la relación de pareja

ha sido explícitamente planteada como una relación de iguales, en cuya evolución se

presentan conflictos que generan una lucha por el poder y el control de las reglas de la

relación (Hernández, 2004). Finalmente, en las dinámicas de maltrato conyugal la

agresión física se comprende como una movida más de una dinámica conflictiva más

amplia, en la que existe una insatisfacción afectiva que no se logra solucionar a partir de

la descalificación mutua de los intentos de acercamiento, ante lo cual se empiezan a

utilizar estrategias de control y de evitación del conflicto que exacerban el malestar y

preparan la explosión violenta ante un evento frustrante (Ravazzola, 1999).

Luego de la exploración de la configuración del problema y la visualización del

estado deseado, un objetivo importante es la redefinición del problema, comprendida

como el proceso mediante el cual el/la terapeuta establece conexiones entre las

condiciones y necesidades personales, la dinámica interaccional, el motivo de consulta y

el cambio deseado, con el fin de hacer una reconceptualización del motivo de consulta

en términos interaccionales y poner a consideración dicha conceptualización con los

consultantes para el planteamiento conjunto de una estrategia de intervención para

resolver el problema. Este proceso de redefinición implica primero que todo la

concreción de cuál es el problema para cada miembro de la pareja, los intereses y las

necesidades de ambos/as y el impacto de este problema en la relación de pareja y en

otros sistemas como la familia extensa, el ámbito laboral o el círculo de amistades


Parejas del mismo sexo 55

(Hernández, 2004). Luego de haber logrado llegar a una redefinición del problema con

la que ambos miembros de la pareja se sienten satisfechos, se procede a establecer los

objetivos de la intervención, con los cuales se pretende explorar el problema de forma

amplia y contextualizada para revisar la relación con sus recursos y posibilidades, así

como las condiciones de continuidad o de separación.

A partir de estas comprensiones iniciales logradas en la primera sesión, dentro de

la estrategia terapéutica se establecen los lineamientos sobre quiénes deben asistir a las

sesiones, la frecuencia y el número de las sesiones, la disponibilidad del/de la terapeuta

y los focos del proceso terapéutico, teniendo en cuenta los objetivos terapéuticos

planteados y las especificidades de cada caso. El objetivo fundamental de cualquier

estrategia que se construya es el de activar, mediante variadas técnicas terapéuticas, las

diferentes dimensiones del cambio, las cuales incluyen las experiencias emocionales, los

marcos de referencia, las reglas y pautas de interacción conyugal, los marcadores de

contexto, la identidad y conciencia e intencionalidad (Hernández, 2004).

A partir de la anterior presentación de los elementos fundamentales con respecto

al primer eje conceptual, a continuación se dará paso al segundo eje conceptual

alrededor del cual gira esta investigación, referido al tema de la diversidad sexual y de

géneros. Primero que todo, resulta necesario aclarar los términos que se utilizarán a lo

largo de la investigación, comprendiendo su significado así como las implicaciones de

su utilización. El término orientación sexual hace referencia a la atracción sexo-afectiva

y al deseo de cada persona de construir relaciones de pareja con personas del mismo

sexo, del sexo contrario, de ambos sexos o con personas de cualquier identidad de

género. Es así como las orientaciones sexuales son diversas e incluyen la homosexual,

bisexual, heterosexual y pansexual, entre otras. Las personas heterosexuales son

aquellas que sienten atracción sexo-afectiva por personas del sexo opuesto, mientras que
Parejas del mismo sexo 56

las personas homosexuales sienten atracción sexo-afectiva por personas del mismo sexo

y las personas bisexuales sienten atracción por personas de ambos sexos. Finalmente las

personas pansexuales sienten atracción sexo-afectiva por cualquier persona,

independientemente de su identidad de género, lo que incluye personas transexuales,

intersexuales o con identidades queer que no asumen las categorías binarias del género

(Malley & Tasker, 1999). Desde la práctica clínica de las investigadoras se ha observado

que cada una de estas palabras tiene implicaciones políticas importantes, debido a la

connotación que tiene por ejemplo el término homosexual y a la episteme médica de la

que ha hecho parte históricamente. Por lo tanto, en la actualidad se prefiere el uso de

palabras como gay y lesbiana para denominar a hombres y mujeres homosexuales

respectivamente. A su vez, en esta investigación se utiliza el término “parejas del mismo

sexo”, en tanto refleja una comprensión compleja de las posibilidades variadas para la

formación de dichas parejas a partir de miembros gays, lesbianas, bisexuales o que no se

identifican con estas categorías y asumen una mayor fluidez en su orientación sexual a

lo largo de sus vidas (Phillips, 2000).

Otros conceptos importantes en este eje conceptual son los referidos a la

homofobia y al heterocentrismo, tal y como son definidos por Herek (2000). La

homofobia se comprende como el miedo irracional y el rechazo hacia personas

homosexuales y hacia la homosexualidad en general, lo que tiene implicaciones

pragmáticas en las relaciones con otros, tales como actos de discriminación,

descalificación y generalización a partir de estereotipos o prejuicios. A su vez, el

heterocentrismo se comprende como una visión del mundo o un sistema de valores en el

que se valora la heterosexualidad, al considerarla la única manifestación legítima del

amor y la sexualidad, descalificando la homosexualidad y todas las demás

manifestaciones no heteronormativas. Por lo tanto, el heterocentrismo tiene su base en


Parejas del mismo sexo 57

una lógica que no concibe la posibilidad de múltiples realidades y decisiones y por lo

tanto contribuye a la legitimación de la invisibilización, la discriminación o la

subvaloración de otras construcciones personales y colectivas alrededor del género y la

sexualidad.

En cuanto a las parejas conformadas por personas con orientaciones sexuales o

identidades de género diversas, desde la psicología se han estudiado temas como la

vulnerabilidad de las parejas del mismo sexo de acuerdo con los marcos legales vigentes

y la discriminación social que sufren en los diferentes ámbitos vitales (Herek, 2006;

Hamrin, Prather, Riggle & Rostosky, 2006; Riggle & Rostosky, 1998), así como las

dinámicas de relación de pareja y la satisfacción con la misma (Patterson, 1995; Brooks,

Chan, Patterson & Raboy, 1998; Kurdek, 1995; Kurdek, 1988) y las estrategias de

afrontamiento y recursos que desarrollan estas parejas al co-construir su relación en un

contexto heterocentrista (Mencher & Slater, 1991), entre otros.

Sin embargo este tipo de investigaciones no están limitadas al estudio de las

parejas lésbicas, gays o con miembros bisexuales o transgénero, en tanto el elemento

común que introducen es el concepto de la diversidad sexual y de géneros como una

categoría digna de ser estudiada en el análisis de la realidad social. Por tanto, en esta

investigación se eligió esta categoría como una propuesta académica, ética y política en

la que las categorizaciones no encasillan ni empobrecen la experiencia propia de cada

persona, sino que se permiten las contradicciones y los movimientos constantes y

subvertidos, a la vez que se valoran las descripciones cercanas a la experiencia

(“experience near descriptions”) y las “preguntas merecedoras de respeto”, tal y como

lo define Epston (2008).

Los referentes para visibilizar cómo afecta la diferencia sexual y las múltiples

construcciones de género y orientación sexual a la salud mental, no como concepto ni


Parejas del mismo sexo 58

como el funcionamiento satisfactorio de la persona, sino como una dimensión de las

relaciones entre las personas y los grupos que se concreta en prácticas cotidianas y en la

legitimación de ciertas lógicas de funcionamiento, requieren una lectura crítica de los

datos epidemiológicos, de los malestares particulares de los géneros, de las teorías

psicológicas y de las dinámicas de funcionamiento de la intervención clínica, con el fin

de poder pensar y nombrar otras posibilidades que desde propuestas que complejizan la

mirada se han comprometido con la visibilización de lo que cotidianamente ha sido

naturalizado, descalificado, distorsionado o censurado (Velasco, 2006). En este sentido,

resulta pertinente traer los puntos críticos que pretenden rectificar los Estudios de la

Mujer y las epistemologías feministas en la producción del conocimiento considerado

científico para hacer un cuestionamiento a las premisas que se sostienen sobre el

concepto de ser humano, los contenidos de los conocimientos, los métodos utilizados y

los fines del conocimiento (Bonder, 1984).

Es así como estas propuestas revisionistas que dan prioridad a la lectura de las

diferencias, desmitificando el conocimiento científico como situado y fechado y

ubicando las diversas construcciones de subjetividad como en-generizadas, corporizadas

e históricas, contribuyen, de acuerdo con Burín (1990), a “sacar de la invisibilidad

conflictos que se producen en la cotidianidad, que quedan opacados o que se hacen

visibles sólo bajo la caracterización de enfermedades para ubicarlos en un discurso que

los resalte y les otorgue nitidez.”(p. 89). Esta perspectiva, fundamentada en la noción de

campo de Bourdieu (1999), permite un acercamiento a los sistemas de pensamiento que

legitiman en el plano social y científico ciertas prácticas, definiciones alrededor de la

producción del conocimiento particulares y una clara delimitación de los actores que

contribuyen a dichas producciones a partir de una estructura viva que da cuenta de las

posiciones asumidas y de los intereses que sostienen dichas posiciones. Como


Parejas del mismo sexo 59

conclusión a las anteriores reflexiones se recoge la propuesta de Burin (1990) en cuanto

a la necesidad de crear nociones y posturas fronterizas para romper con los dualismos

del sistema sexo-género y de las comprensiones individuales/colectivas, encontrando

formas de proponer miradas que cuestionen el binarismo de género, las identidades

normativas, las jerarquías sexuales y que hagan del cuerpo un espacio explícitamente

político donde se desarrollen intensas guerras que persiguen la autonomía y el derecho a

un cuerpo y una subjetividad propia. De acuerdo con Burín (1990), a veces no basta con

tomar conciencia o con informarse sobre estos asuntos, porque la dominación y la

discriminación se ubican en los cuerpos, en las disposiciones de estos cuerpos y en sus

sentidos prácticos cotidianos.

Desde esta perspectiva, la postura y el performance de Brigitte Baptiste y de

Harry Olarte en el programa “A LIBERARTE con el sexo” de Dominio G (2009), así

como los planteamientos de García (2009) desde la antropología, resaltan cómo las

construcciones de los cuerpos, las identidades y las orientaciones sexuales diversas

cuestionan el sistema binario sexo-género, así como la heterosexualidad obligatoria en

la sociedad actual. Siguiendo los planteamientos de Araiza & Gisbert (2007), las

comprensiones de la corporeidad humana se relacionan no sólo con las

transformaciones sociales, sino además con los cambios en el conocimiento científico y

con las nuevas biotecnologías a las que se tiene acceso. Es así como hoy en día,

siguiendo los planteamientos de Araiza & Gisbert (2007), se cuenta con una libertad

biotecnológica en cuanto a las múltiples posibilidades de transformar el cuerpo, lo cual

muestra la cualidad del cuerpo como un continuo devenir que se reescribe

constantemente a lo largo de la vida. Teniendo en cuenta las múltiples posibilidades de

intervención de los cuerpos que existen hoy en día, la frase célebre de Simone de

Beauvoir (1949) “no se nace mujer, llega una a serlo” (p.68) se hace tangible y basta
Parejas del mismo sexo 60

con afinar el lente de la diversidad para vislumbrar la forma como las tecnologías

encargadas de crear y recrear cuerpos diversos de acuerdo con las preferencias o

necesidades de cada quien, producen subjetividades distintas que se encarnan en un

cuerpo material y biológico que es interpretado y construido desde unos referentes

culturales particulares. Desde esta perspectiva, la posibilidad de ofrecer una resistencia

performativa a través de la repetición estilizada de actos encarnados que subvierten las

convenciones regulativas del afecto y las normas sociales dominantes, implica

elementos como la parodia, la provocación y la configuración de nuevas estéticas

encarnadas que rompen con el sistema sexo/género, tal y como lo describe Rubin

(1986), citada por Cordero (2005), para dar paso a metáforas del cuerpo variadas y a

configuraciones relacionales distintas a las heteronormativas. Resulta interesante en este

punto retomar la propuesta de Cordero (2005), quien sostiene que

“la identidad de género no sería algo sustancial, sino el efecto

performativo de una invocación de una serie de convenciones de

feminidad y masculinidad. Una invocación que necesita repetirse

constantemente para hacerse normativa, por lo que se puede operar una

inversión y generar la subversión del efecto performativo.” (p. 49).

Estos planteamientos, afines a los de Butler (2002), muestran claramente el

alcance de la diversidad alrededor del manejo del cuerpo y de las construcciones de

género posibles, las cuales incluyen matices como los cuerpos abyectos que menciona

Butler (2002), los cuales hacen referencia a cuerpos que no responden a las

convenciones regulativas y cuyas prácticas sociales se consideran indeseables. Es en

este punto donde cobra relevancia el planteamiento de Foucault, citado por Araiza &

Gisbert (2007), quien comprende el cuerpo como “lugar de resistencias, constructo de

epistemes, y sobre todo nudo de estrategias de poder.” (p. 114).


Parejas del mismo sexo 61

A partir de estas reflexiones, la sexualidad se comprende como un producto

social que se refiere a los aspectos erótico-amorosos y de afiliación de cada persona,

mucho más allá de la genitalidad. Entendiendo la sexualidad desde los planteamientos

de Lagarde (1977) como “un complejo cultural históricamente determinado consistente

en relaciones sociales, instituciones sociales y políticas, así como en concepciones del

mundo, que define la identidad básica de los sujetos” (p. 4), resulta fundamental poder

distinguir el concepto amplio de sexualidad como un atributo histórico de los sujetos y

de las culturas del concepto de erotismo que se maneja en el lenguaje popular, con el fin

de resaltar la complejidad de la sexualidad como fenómeno bio-socio-cultural que

incluye a los individuos, a los grupos, a las interacciones, las instituciones y las

concepciones del mundo. En conclusión, las dimensiones de la orientación sexual,

referida a la dirección erótico-afectiva de esta afiliación, y la identidad de géneros,

referida a la construcción de corporalidades y subjetividades no limitadas por el sistema

binario sexo-género, no son lineales, sino que por el contrario se superponen e

interactúan de manera cambiante a través del tiempo, en las diferentes etapas de la vida

(García, 2009).

De acuerdo con la perspectiva compleja y ecosistémica asumida, resulta

relevante incluir en esta conceptualización de las parejas del mismo sexo las

comprensiones que existen específicamente sobre dichas parejas a nivel internacional,

en tanto se ha evidenciado un vacío en el conocimiento acerca de dichas parejas en el

contexto colombiano y únicamente se encuentran pocos estudios exploratorios llevado a

cabo por estudiantes de pregrado en Psicología de diversas universidades, tales como el

estudio referido a las experiencias personales, familiares y sociales de jóvenes que

hacen explícita su orientación sexoerótica homosexual (Reyes, 2002), el estudio

relacionado con la percepción de sí mismo en adolescentes homosexuales y su


Parejas del mismo sexo 62

enunciación de experiencias sociales de aceptación y rechazo (Sánchez, 2001), la

investigación sobre los discursos de mujeres lesbianas acerca la homosexualidad (Ángel

& Gaitán, 2006), y las investigaciones alrededor del ajuste, la adaptación y las

diferentes conductas en las áreas de la relación marital en homosexuales colombianos

(Sierra, 1979; Arboleda, 1990). A pesar de que existen algunos estudios relacionados

con la temática de la homosexualidad y las dinámicas de pareja, tales como los llevados

a cabo por Lutz & Pardo (2002), no se encuentran estudios que aborden la intervención

clínica con parejas del mismo sexo y que propongan un modelo de abordaje para estas

parejas que tenga en cuenta sus particularidades contextuales y relacionales. El referente

más cercano es el de Ardila (2007), quien parte de la propuesta de una terapia afirmativa

para homosexuales y brinda algunos lineamientos generales a tener en cuenta en la

intervención clínica con consultantes gays y lesbianas, recogiendo los avances legales y

científicos de las últimas décadas que permiten considerar la homosexualidad como una

opción de vida válida que no va en detrimento de la salud mental de las personas. Sin

embargo, estos lineamientos generales son útiles pero insuficientes para dar cuenta de

las particularidades de la intervención clínica que se desprenden de una comprensión

compleja de las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo. Por lo tanto, esta

investigación pretende aportar elementos para lograr una comprensión más amplia de

dichas parejas y de la estructuración de intervenciones útiles que partan de posturas

epistemológicas e investigativas fundamentadas.

En cuanto a los procesos contextuales más amplios, además de lo ya mencionado

en la introducción, resulta importante tener en cuenta los procesos que acompañan la

transición hacia la modernidad líquida y las transformaciones que se están presentando

en los significados que circulan en torno al amor y a la relación de pareja, los cuales han

sido conceptualizados por autores posmodernos como Beck & Beck-Gernsheim (2001)
Parejas del mismo sexo 63

y Bauman (2005). Al comparar la sociedad moderna con la premoderna, se observa que

en la sociedad premoderna occidental los vínculos estaban enmarcados por las normas

sociales, religiosas, económicas y culturales. A lo largo del proceso de transición hacia

la modernidad y finalmente hacia la modernidad líquida, surgen tendencias de

individuación que permiten el desprendimiento de las personas de sus relaciones y sus

credos, creando así nuevas posibilidades para la construcción de la subjetividad. Estas

nuevas posibilidades son el comienzo progresivo de las exigencias y obligaciones de

una vida propia, lo cual conlleva por un lado la liberación de los controles y las

obligaciones delimitadas por el contexto y por otro lado la pérdida de seguridad y

protección, creando así una pérdida de estabilidad emocional, en tanto se pierden

muchos referentes generadores de sentido y de arraigo dentro de un contexto más global

(Beck & Beck-Gernsheim, 2001).

Es así como la emergencia de los procesos de individualización le brindan más

libertad y responsabilidad a cada persona en la definición de su biografía, sin dejar de

lado las determinaciones de la vida social (Beck, 2002). En el ámbito de la pareja la

transformación más importante en este sentido fue la introducción de la elección

personal de pareja guiada por el amor romántico para constituir las relaciones afectivas,

en tanto anteriormente este era concertado por las familias de origen de los cónyuges

bajo intereses políticos o económicos. Actualmente se evidencia la pareja negociada,

cambiante, múltiple y temporalizada, comprendida como un despliegue de la pareja de

por vida. Desde esta perspectiva el amor se entiende actualmente como una autogestión

personal a partir del discurso del libre dominio sin controles externos, en tanto

actualmente los megarrelatos se desvanecen y se diversifican. Por lo tanto, aspectos que

anteriormente se consideraban normativos en la relación de pareja, empiezan a ser

discursivos.
Parejas del mismo sexo 64

De acuerdo con lo anterior, Beck & Beck-Gernsheim (2001) señalan el “caos

normal del amor”, el cual se basa en los procesos de individualización propios de la

modernidad reflexiva. En contra de los presupuestos de la institución del matrimonio

católico, en el cual el principio de la libertad individual no debe dominar el derecho

matrimonial, actualmente la biografía se desliga de los referentes tradicionales,

quedando ésta bajo la determinación del propio sujeto. En cuanto a las relaciones de

pareja, todos los aspectos referentes a la misma, tales como la elección de pareja, el

matrimonio, la paternidad, la sexualidad y el amor, varían de sujeto a sujeto y de

relación en relación, en tanto deben ser negociados y fundamentados. Los sujetos se

convierten entonces en los legisladores de su propia forma de vida y en los jueces de sus

errores (Beck & Beck-Gernsheim, 2001). Es así como se concluye que en la actualidad

los sujetos son “despedidos de las certidumbres del progreso de la sociedad industrial

hacia la soledad de la autorresponsabilidad, de la autodeterminación y de la

autoamenaza de sus vidas y amores” (p.20). Estos significados en torno al amor se

relacionan con el deseo de consumir al otro y desecharlo cuando deja de proporcionar la

satisfacción esperada. Por lo tanto, Bauman (2005) plantea que el amor deja de ser un

“contrato de por vida” y ahora empieza a configurarse como un “contrato hasta nuevo

aviso”. Las relaciones de pareja se convierten desde la lógica de Bauman (2005) en

“relaciones de bolsillo”, de las cuales se puede disfrutar sin esfuerzo y las cuales se

pueden llevar “como abrigos ligeros, que pueden dejarse de lado en cualquier

momento” (p. 41). En conclusión, el análisis presentado por autores posmodernos como

Bauman (2005) y Beck & Beck-Gernsheim (2001) permite tener otras perspectivas

sobre niveles sistémicos más amplios que tienen un impacto importante en las

dinámicas de relación de las parejas y que se relacionan con procesos sociales e

históricos en los que se de-construyen y se re-construyen sentidos y referentes que


Parejas del mismo sexo 65

pueden hacer parte del marco valorativo de los miembros de la pareja al estar inmersos

en un contexto relacional que sostiene premisas y prácticas particulares.

En cuanto a las comprensiones que existen específicamente sobre las parejas del

mismo sexo a nivel internacional, se ha evidenciado un gran vacío en el conocimiento y

por lo tanto una preocupación constante por parte de los/as investigadores/as que han

profundizado sobre este tema en cuanto de las implicaciones que este vacío en la

literatura científica de las ciencias sociales tiene para desarrollar un abordaje terapéutico

que resulte útil a dichas parejas (Malley & Tasker, 1999). En la revisión que hacen

McNair & Spitalnick (2005) de la literatura científica alrededor de este tema, señalan

específicamente la falta de investigación en terapia de parejas del mismo sexo, en

cuanto se han dejado de lado el clima sociopolítico y su impacto en la configuración de

dichas parejas. Esto tiene relación además con las transformaciones culturales e

ideológicas alrededor de la homosexualidad, lo que ha generado un cambio en las

preguntas investigativas y en los objetivos de la intervención terapéutica, pasando de

intereses curativos o “reparativos” a intereses comprensivos y facilitadores del proceso

de autonomía de estas personas y parejas en cuanto a sus estilos de vida y sus

decisiones. De hecho, la mayor parte de las investigaciones realizadas hasta los 1970 se

enfocaban en buscar una posible cura o tratamiento para llevar a la población

homosexual a la heterosexualidad normativa (Brown, 1986; MacDonald, 1998; Sandfort

& de Keizer, 2001).

De acuerdo con McNair & Spitalnick (2005), existen muy pocas investigaciones

en los últimos treinta años cuyo objeto de estudio sean las parejas del mismo sexo o la

intervención terapéutica con dichas parejas. Alrededor de 1980 se partía del supuesto

que afirmaba que con un entorno de apoyo adecuado y un terapeuta bien entrenado, la

terapia con parejas del mismo sexo sería prácticamente idéntica a la terapia con parejas
Parejas del mismo sexo 66

heterosexuales en cuanto a las estrategias y técnicas de intervención utilizadas (Mattison

& McWhirter, 1978). Esta opinión se basaba en la premisa que señala que “la

homosexualidad y la heterosexualidad tienen muchas más similitudes que diferencias”

(p. 403) (Masters & Johnson, 1979), lo que llevó durante muchos años a restarle

importancia a las diferencias entre las relaciones de pareja heterosexuales y las

conformadas por personas del mismo sexo, con grandes implicaciones para la terapia

(Gordon, 1986). Sin embargo, estudios posteriores han mostrado que es un error igual

de serio el suponer que las dificultades presentadas como motivo de consulta se deben

exclusivamente a la orientación sexual de la persona, que suponer que éstas no tienen

relación alguna con su orientación sexual (McNair & Spitalnick, 2005).

Para dar cuenta de esta falta de literatura sobre el tema, Clark & Serovich (1997)

llevaron a cabo un análisis de todos los artículos publicados en revistas académicas que

abordaban el tema de la pareja y la familia, a partir del cual encontraron que sólo el

0.006% de todos los artículos abordaban asuntos relacionados con gays, lesbianas o

bisexuales. Actualmente, a partir de las conclusiones de diversas investigaciones, las

cuales han mostrado que no existen diferencias significativas entre el funcionamiento

psicológico de personas heterosexuales y personas LGBT, y teniendo en cuenta que la

homosexualidad ya no se asume como criterio diagnóstico de enfermedad mental en los

manuales psiquiátricos, el interés investigativo se teje en torno a las comprensiones e

intervenciones de los matices del sufrimiento que tienen personas, parejas o familias

que hacen parte de la comunidad LGBT. Sin embargo, estos intereses aún no han sido

suficientemente explorados y se ha partido del supuesto erróneo y peligroso que señala

que estas parejas funcionan de forma idéntica a las parejas heterosexuales. Como

consecuencia, desde los planteamientos de McNair & Spitalnick (2005), se requieren

más investigaciones que no sólo den cuenta de los motivos de consulta más usuales a
Parejas del mismo sexo 67

nivel clínico en estas parejas, sino que también revisen la utilidad de diferentes enfoques

terapéuticos que han sido desarrollados con parejas heterosexuales. Por otra parte, de

acuerdo con Murphy (1991), las relaciones de pareja han sido una preocupación y una

prioridad constante en gays, lesbianas y personas bisexuales que buscan asesoría

psicológica con psicólogos clínicos, lo cual se corresponde con las observaciones de las

investigadoras en LIBERARTE. Sin embargo, investigaciones como la desarrollada por

Murphy (1991) únicamente describen la importancia que tienen las relaciones de pareja

como motivo de consulta a nivel clínico, pero no proponen una lectura compleja de

estos datos y queda abierta la pregunta de cómo comprenderlos y en qué momentos y

contextos pueden tener algún sentido.

Además de haber identificado algunas de las necesidades de atención

psicológica en parejas del mismo sexo, también se han aclarado algunos de los

obstáculos más importantes a los que se enfrentan los/as terapeutas y los/as consultantes

miembros de la comunidad LGBT para dar respuesta a estas necesidades. Un primer

obstáculo es la prevención de estos últimos a asistir a terapia, en tanto tradicionalmente

los/as terapeutas han tendido a patologizar la homosexualidad y a manejar el objetivo

implícito o explícito de “curarla”. A pesar de que desde 1973 la homosexualidad ya no

hace parte de los manuales psiquiátricos y no se considera una enfermedad mental

(Ardila, 2007), aún quedan estereotipos sociales que se mantienen y en muchos casos

limitan el acceso de las parejas del mismo sexo a espacios terapéuticos, asumiendo que

la orientación sexual se pondrá en tela de juicio así el motivo de consulta sea diferente

(Murphy, 1991). Además, los/as terapeutas tampoco reciben entrenamiento específico

sobre las dinámicas o las dificultades que tienen aspectos diferenciales en parejas del

mismo sexo y se vuelven renuentes a trabajar con estas parejas o lo hacen sin los marcos
Parejas del mismo sexo 68

de comprensión necesarios, lo cual corrobora y aumenta los temores y prevenciones por

parte de los/as consultantes.

En este sentido, algunos esfuerzos por romper este patrón de relación entre las

parejas consultantes y los/as terapeutas se han centrado en la identificación de las

particularidades de la intervención con parejas del mismo sexo. Las áreas específicas

que se han profundizado incluyen la relación terapéutica, las diferencias y similitudes

entre parejas heterosexuales y parejas del mismo sexo, y algunas dificultades y

dinámicas que usualmente surgen al trabajar con estas parejas. Sin embargo, no existe

suficiente apoyo empírico para fundamentar algunos de los planteamientos, pues no se

registran investigaciones científicas que examinen enfoques terapéuticos específicos con

esta población (McNair & Spitalnick, 2005).

En cuanto a los planteamientos generales sobre la atención a parejas del mismo

sexo, los cuales surgen de la experiencia clínica de terapeutas que han atendido a esta

población, primero que todo se ha evidenciado la importancia de que el/la terapeuta

maneje un conocimiento específico sobre el tema de la diversidad sexual y de géneros y

sobre las realidades legales, políticas y culturales que viven las parejas configuradas por

personas del mismo sexo, con el fin de mantener una perspectiva amplia y compleja del

motivo de consulta de cada pareja. En este sentido, al considerar la orientación sexual

como una variable cultural específica que tiene un valor importante en la terapia de

pareja, los/as clínicos se encuentran en mejores condiciones para identificar las

dificultades que tiene cada pareja, lo cual facilita la construcción de una estrategia

terapéutica más efectiva (Fassinger & Richie, 1997).

En cuanto a la pregunta de si los/as terapeutas pertenecientes a la comunidad

LGBT pueden ofrecer una mejor asesoría que los/as terapeutas heterosexuales, se ha

encontrado que son las prácticas de cada terapeuta y su perspectiva que apoya o
Parejas del mismo sexo 69

descalifica estas uniones las que tienen un impacto en la utilidad que los/as consultantes

encuentran en los procesos terapéuticos (Liddle, 1996). Algunas de las prácticas que

descalifican las relaciones entre personas del mismo sexo incluyen los prejuicios sobre

la homosexualidad como enfermedad, pecado o característica indeseable, la falta de

conocimiento sobre los riesgos que enfrentan las personas LGBT al salir del closet, la

descalificación del impacto que tiene la discriminación en las vidas de las personas

LGBT y de los retos especiales que asumen las parejas del mismo sexo a lo largo del

ciclo vital, entre otros. Por otro lado, las prácticas que facilitan los procesos terapéuticos

hacen referencia a poder evaluar conjuntamente con los/as consultantes cuáles son las

mejores decisiones para ellos de acuerdo con las condiciones en las que viven y no

problematizar la orientación sexual cuando no es relevante (McNair & Spitalnick,

2005). Estos hallazgos se relacionan además con lo que otros clínicos han encontrado

sobre la importancia de promover un entorno afirmativo de la orientación sexual

diversa. Sin embargo, estos resultados no son concluyentes y se resalta la necesidad de

tener más apoyo empírico.

En cuanto a las diferencias y similitudes entre parejas del mismo sexo y parejas

heterosexuales, gran parte de lo que se conoce en la actualidad sobre las parejas del

mismo sexo está basado en estudios comparativos (Atkinson & Hackett, 1998; Bailey

and Zucker, 1995; Cardell, Finn, & Marecek, 1981; James & Murphy, 1998; Loulan,

1987; MacDonald, 1998; Ossana, 2000; Cochran & Peplau, 1990). Las conclusiones

generales de estos estudios hacen referencia a diferencias en algunos aspectos que se

mencionarán a continuación, los cuales tendrán que ser estudiadas más a fondo, pues tal

y como ya se ha mencionado, la comparación es importante pero insuficiente para

comprender las dinámicas de las parejas del mismo sexo.


Parejas del mismo sexo 70

En cuanto a las dinámicas de la relación, se han encontrado diferencias en

cuanto a los roles sexuales asumidos, los cuales hacen referencia a comportamientos y

características definidas que se asocian a nivel cultural con hombres o mujeres y que por

lo tanto se basan en normas culturales estereotipadas que se perciben como masculinas

o femeninas (Cardell, Finn, & Marecek, 1981; MacDonald, 1998; Goff, 1990). Cardell,

Finn, & Marecek (1981) concluyeron en este sentido que los miembros de parejas

heterosexuales se identifican con roles sexuales más estereotipados que los miembros de

parejas del mismo sexo, ante lo cual las parejas heterosexuales muestran una mayor

diferenciación en los roles sexuales que las parejas del mismo sexo. A partir de estas

conclusiones surge la necesidad de investigar qué impacto tienen los roles sexuales en

otras dinámicas relacionales como la solución de problemas, la negociación de

responsabilidades y el manejo del poder y de la economía en la relación.

Otra diferencia importante se relaciona con la presencia y el impacto de

referentes de pareja para la relación y sus miembros. Mientras que las parejas

heterosexuales tienen múltiples referentes en la familia y en los medios de

comunicación, existen pocos referentes para parejas del mismo sexo y éstas usualmente

desarrollan sus propias dinámicas relacionales normativas (MacDonald, 1998). Es así

como las parejas heterosexuales reciben más fácilmente consejos o validación cuando

tienen dudas sobre la relación, pero para parejas del mismo sexo este tipo de

retroalimentación es más difícil de encontrar. A partir de esta situación las parejas del

mismo sexo pueden fácilmente concluir que sus dificultades se deben a defectos

individuales o a la orientación sexual de los miembros, lo que debe ser tenido en cuenta

en la intervención terapéutica. En este punto también son escasas las investigaciones

que profundicen más sobre el impacto de los referentes y del acceso a la

retroalimentación por los pares en las dinámicas de la pareja. Sin embargo, al no tener
Parejas del mismo sexo 71

referentes estereotipados, estas parejas se muestran más dispuestas a crear sus propias

reglas y a usar los roles de género tradicionales como parodia para mostrar las

posibilidades de manipular el género y su significado en el contexto social. En este

sentido, los/as terapeutas también deben tener en cuenta esta diferencia para no imponer

como objetivo de la terapia un modelo heterosexual de relación con roles

estereotipados.

Por otra parte, un área que ha sido estudiada a profundidad hace referencia al

comportamiento sexual en las parejas heterosexuales en comparación con dicho

comportamiento en parejas del mismo sexo. En este sentido, Cove & Boyle (2002)

encontraron que el porcentaje de exclusividad sexual en parejas de hombres es inferior

al que se encuentra en parejas de mujeres y en parejas heterosexuales. A su vez, en

cuanto al tipo y a la cantidad de comportamiento sexual en las parejas, se ha

evidenciado que las parejas de mujeres mantienen menos relaciones sexuales genitales

que las parejas de hombres y que las parejas heterosexuales pero asumen más

comportamientos sexuales no genitales como caricias y besos (James & Murphy, 1998).

Además, las parejas de mujeres tienden a valorar más la monogamia, la intimidad

emocional y el amor romántico que las parejas de hombres y tanto mujeres

heterosexuales como mujeres lesbianas parecen menos interesadas en el sexo casual que

los hombres gays o heterosexuales.

De acuerdo con McNair & Spitalnik (2005), algunos temas que cualquier clínico

debe conocer al trabajar con parejas de mujeres son la “muerte en la cama de las

lesbianas” y la fusión relacional. El término de “muerte en la cama de las lesbianas”

hace referencia a los hallazgos de Blumenstein & Schwartz (1983), quienes encontraron

que las mujeres lesbianas que están en relaciones de larga duración tienen

significativamente menos relaciones sexuales genitales que las mujeres heterosexuales o


Parejas del mismo sexo 72

que los hombres gays en relaciones largas. Esto se ha intentado explicar acudiendo a

variadas hipótesis, entre las cuales se cuentan las explicaciones a partir de la

socialización diferencial de las mujeres que las puede llevar a ser menos asertivas a

nivel sexual, explicaciones que contemplan el grado de conexión emocional que

desarrollan las mujeres en relaciones lésbicas, también denominado fusión, o

explicaciones que acuden a nociones como la homofobia internalizada, comprendida

como el proceso por medio del cual una persona que es miembro de un grupo que ha

sido estigmatizado históricamente asume los estereotipos y las expectativas de la

mayoría, lo que conlleva sentimientos como la culpa, la vergüenza y las dudas sobre las

propias capacidades.

La conceptualización existente alrededor de la fusión relacional que se presenta

sobre todo en las relaciones entre mujeres hace referencia al proceso por medio del cual

los límites y la distancia emocional entre ambos miembros de la pareja se desdibujan

hasta llegar a una cercanía emocional extrema. De acuerdo con Sandfort & de Keizer

(2001), los problemas llegan cuando ninguna de las dos mujeres construye una

identidad autónoma en la relación. Una posible explicación para el desarrollo de esta

cercanía relacional en las parejas lésbicas se encuentra en el impacto que tienen las

presiones sociales, la estigmatización y los estereotipos negativos en la relación de

pareja y en la necesidad de darse mutuamente apoyo mientras se retiran de otras

relaciones que las descalifican (MacDonald, 1998).

Sin embargo, se requieren más investigaciones que ayuden a comprender las

dinámicas relacionales de las parejas de mujeres, ya que estas hipótesis iniciales no

tienen suficiente fundamentación empírica y por lo tanto no son concluyentes. Sin

embargo, estas hipótesis pueden resultar sugerentes en la intervención clínica con estas

parejas, con el fin de desarrollar estrategias terapéuticas que les permitan establecer
Parejas del mismo sexo 73

alguna diferenciación y autonomía a la vez que se valida y se apoya la conexión

emocional que mantienen. Esto podría permitir en algunos casos el establecimiento de

patrones relacionales nuevos que faciliten la intimidad y la autonomía en la relación

(Schnarch, 2000).

En cuanto al trabajo clínico con parejas de hombres, se ha encontrado que

buscan asesoría psicológica por razones variadas, entre las cuales se cuentan los

problemas sexuales, las dificultades en el balance entre intimidad y autonomía o

conflictos por el manejo del dinero y el poder (Ossana, 2000). La terapia con parejas de

hombres tiene sus propios retos y se beneficia del conocimiento de algunos asuntos

importantes como lo son las dificultades sexuales que se presentan específicamente en

estas parejas, las decisiones sobre la monogamia u otros acuerdos de fidelidad y las

relaciones entre miembros seroconcordantes/discordantes (Carballo-Dieguez, &

Remien, 2001).

En cuanto a las dificultades sexuales específicas en parejas de hombres, éstas se

relacionan con emociones desagradables durante o después de las relaciones sexuales y

con diferencias en cuanto al tipo de relación que quiere cada uno de los miembros (por

ejemplo preferencias en cuanto a la exclusividad sexual) (Cove & Boyle, 2002). Es así

como se ha encontrado que muchas parejas tienen acuerdos explícitos de relaciones

abiertas que implican la no monogamia. Algunas dificultades que pueden surgir a partir

de estas preferencias se relacionan con la negociación de expectativas sobre la relación,

las precauciones para proteger a la pareja de infecciones de transmisión sexual, la forma

de manejar las experiencias sexuales fuera de la relación de pareja y el surgimiento de

celos o desconfianza al interior de la pareja (Ossana, 2000). Además, es frecuente que

estos acuerdos lleven a disminuir la frecuencia de las relaciones sexuales al interior de

la pareja y por lo tanto generen conflictos. Es importante reconocer que mientras en la


Parejas del mismo sexo 74

cultura heterocentrista existe una alta valoración de la exclusividad sexual y emocional,

en la cultura de hombres gays y bisexuales se valora el poder tener más de un

compañero sexual y la presión social puede presentarse cuando una persona quiere ser

monógama o tiene preocupaciones sobre el riesgo de infectarse con infecciones de

transmisión sexual, pues está en juego su imagen y su aceptación como miembro de un

círculo social. Por lo tanto es importante que los/as terapeutas reconozcan que las

razones que puede tener un hombre para permanecer en una pareja heterosexual

insatisfactoria, actúan de forma diferente o no se aplican en parejas de hombres, quienes

están más dispuestos a asumir otras definiciones de la relación o a terminar la relación si

los problemas no se resuelven.

Teniendo en cuenta las conclusiones de Bonello (2009), es importante resaltar

que el establecimiento de relaciones no monógamas entre hombres o mujeres no lleva

necesariamente a la insatisfacción en estas parejas, sino que por el contrario la mayoría

de estas parejas se encuentran satisfechas y cuentan con recursos importantes para

asumir los retos contextuales y del ciclo vital. Es así como el concluir que la

monogamia es el signo inequívoco del compromiso, la intimidad y la estabilidad de una

relación conlleva riesgos al invisibilizar otras opciones posibles en cuanto a la

definición de la relación de pareja (Greenan, 2003).

A su vez, existe controversia a nivel investigativo en cuanto al manejo que le dan

las parejas de hombres a las relaciones extradiádicas, en tanto algunos estudios como

los llevados a cabo por Sinka & Soldan (2003) muestran la alta prevalencia de VIH

entre hombres gays debido a las relaciones sexuales casuales sin prácticas seguras,

mientras que otras investigaciones señalan que la mayoría de parejas de hombres se

comprometen con prácticas seguras antes de tener cualquier experiencia sexual con

personas serodiscordantes o desconocidos (LaSala, 2004). Por lo tanto, es posible


Parejas del mismo sexo 75

encontrar diferencias en la forma como la pareja de hombres puede manejar este tema y

vale la pena indagar sobre las particularidades de cada pareja en este campo, teniendo

en cuenta los referentes presentados. Algunos temas que según Bonello (2009) resultan

importantes se relacionan con las creencias y valores, la confianza, la fidelidad

emocional, la exclusividad sexual, las reglas y los límites en estas parejas. De acuerdo

con Yip (1997), la mayoría de hombres que mantienen relaciones de pareja no

monógamas a nivel sexual comparten creencias alrededor de la equidad, la libertad

personal y prefieren la variedad sexual, marcando distinciones claras entre el sexo

recreativo y el compromiso emocional a partir de límites establecidos y reglas claras

para los encuentros sexuales fuera de la pareja.

Así como en el caso de mujeres lesbianas, también existe la necesidad de

reevaluar el modelo de función o disfunción sexual para hombres gays, cuestionando el

énfasis que se ha puesto en la erección y en la penetración (Zilbergeld, 1999). Se ha

evidenciado que los hombres gays están más dispuestos a buscar ayuda terapéutica ante

las disfunciones sexuales, ya que reconocen el impacto de estas dificultades en sus vidas

y en la relación de pareja. Para poder asesorar a la pareja en este sentido, resulta

importante que el/la terapeuta conozca la diversidad de prácticas sexuales que

mantienen los hombres gays y los significados que tienen para cada pareja. A su vez, los

clínicos muchas veces se ven enfrentados a dificultades emocionales relacionadas con el

diagnóstico del VIH en uno o ambos miembros de la pareja. En cuanto al

funcionamiento sexual de hombres con VIH se ha encontrado que éstos pueden

experimentar una disminución en el interés sexual, en la satisfacción sexual y en el

deseo sexual, así como mayores dificultades en la erección. A su vez se puede presentar

angustia o temor a trasmitir el VIH a los compañeros sexuales (Bor & Palmer, 2001).
Parejas del mismo sexo 76

Finalmente, entre las dificultades presentadas en terapia, muchas parejas del

mismo sexo se enfrentan al secreto, a la vergüenza, al aislamiento y al temor asociado

con pertenecer a una minoría sexual. Más específicamente, la decisión de salir o no del

closet con la familia y amigos y las diferencias entre ambos miembros de la pareja en

estas decisiones pueden ser un obstáculo importante y una fuente de estrés para la

relación (Ossana, 2000). Además, otras presiones contextuales sobre la relación de

pareja se relacionan con la ausencia de un ritual legal para legitimar el vínculo afectivo,

las dificultades para tener y criar hijos/as, las dificultades para manejar las identidades

públicas y privadas en los ámbitos laborales, académicos y familiares, entre otros. Todo

lo anterior se encuentra fundamentado en un heterocentrismo que califica cualquier

expresión afectiva y erótica no heterosexual como inferior, desviada o indeseable

(Herek, 2000). Por lo tanto, muchas parejas del mismo sexo deciden terminar la relación

ante las dificultades y no tienen acceso a procesos terapéuticos que les permitan tomar

una decisión mejor calculada.

De acuerdo con lo anterior, las creencias y los valores del/ de la terapeuta son

centrales para que el proceso terapéutico resulte útil para estas parejas, así

tradicionalmente se pretenda una neutralidad y objetividad científica que descalifica la

importancia de la autorreferencia del/de la terapeuta. Estas creencias y valores, al no ser

tenidos en cuenta, influyen directamente en la definición del problema y en la estrategia

de intervención planteada, lo que implica riesgos importantes para el proceso al actuar

desde los prejuicios, las generalizaciones y los estereotipos con respecto a la

homosexualidad. Si se trata de no invisibilizar a las parejas del mismo sexo al ignorar

las dificultades relacionales o sexuales que enfrentan, los/as terapeutas deben enfrentar

los retos y las particularidades del trabajo con clientes gays y lesbianas (Phillips, 2000).

Sin embargo, la educación formal en el tema de diversidad sexual y de géneros sigue


Parejas del mismo sexo 77

siendo inadecuada entre los profesionales de la salud (Amin, Baca, Bohanske, Kilgore

& Sideman, 2005; Murphy, 1991). También se ha evidenciado que muchos psicólogos

se abstienen del trabajo con personas y parejas LGBT al sentir que están éticamente

impedidos por no contar con suficiente conocimiento y competencia (Murphy, 1991).

Como conclusión general en cuanto a la temática de las parejas LGBT

señalamos la importancia de una mirada compleja a estas parejas que permita distinguir

las particularidades, así como las similitudes en las formas de vinculación que se

privilegian en cada pareja. Es así como aunque el humanismo liberal como corriente que

privilegia los Derechos Humanos ha contribuido a la despatologización de la diversidad

sexual y de géneros, este avance legal y cultural se ha confundido con la idea que señala

que las personas LGBT son exactamente iguales a las personas heterosexuales y aunque

las personas que asumen esta postura tienen actitudes neutrales o de comprensión hacia

personas LGBT, se corre el riesgo de imponer patrones heterocentristas en cuanto al

ciclo vital familiar a las relaciones de pareja del mismo sexo (Hartman, 1993). En el

campo de la terapia familiar, esto ha llevado a la creencia de que no se necesitan

comprensiones diferenciadas o específicas para el trabajo terapéutico con personas

LGBT, sino que por el contrario se pueden asumir los mismos modelos de comprensión

y las mismas estrategias de intervención que se han desarrollado en las diferentes

escuelas (Malley & Tasker, 1999). Por ejemplo, la propuesta de McGoldrick (1989) en

cuanto al ciclo vital familiar está enteramente basada en un modelo heterosexual y

específicamente en un tipo de familia nuclear, centrado en los eventos reproductivos, lo

que invisibiliza otras propuestas de construcción familiar, entre ellas las propuestas que

hacen las personas LGBT. En este sentido, los modelos de Slater (1999) y Mattison &

McWhirter (1984) proponen modelos específicos para parejas del mismo sexo,

contemplando otros ejes distintos a la reproducción y la crianza, ya que se ha observado


Parejas del mismo sexo 78

que las parejas del mismo sexo no tienen en muchas ocasiones planes de criar hijos/as o

tienen poco acceso a la pater/maternidad. Además, estos modelos resaltan los retos a los

que se enfrentan dichas parejas a lo largo de las distintas etapas relacionales y destacan

sus recursos al hacer frente a la falta de reconocimiento y a la descalificiación desde

creencias heterocentristas. Sin embargo, existen otras dificultades para el uso de estos

modelos en la terapia con parejas del mismo sexo, en tanto se concibe a la pareja como

monógama y en convivencia permanente, lo que no va de acuerdo con los estilos de

vida diversos de otras parejas (Coyle & Kitzinger, 1995).

Sin embargo, la propuesta del ciclo vital de pareja lésbico de Mencher & Slater

(1991) resulta interesante en la medida que contiene elementos que son comunes a las

parejas conformadas por personas que tienen orientaciones sexuales e identidades de

género diversas. Desde esta propuesta se señala que estas parejas deben afrontar

diversos factores de estrés recurrentes, tales como la falta de validación social, las

múltiples formas de discriminación, la invisibilidad, el silencio o el desprecio por parte

del gobierno y de los medios, la homofobia internalizada y la negociación constante de

las identidades públicas y privadas. Estos factores de estrés recurrentes pueden producir

miedo y dificultar la búsqueda de apoyo por parte de los grupos o movimientos LGBT,

lo que implica un aislamiento de las fuentes de apoyo emocional potencialmente

valiosas y del acceso a información legal acerca de personas u organizaciones que

podrían apoyarlas. Por otra parte también se resaltan las estrategias de afrontamiento,

tales como los fuertes significados de unión e intimidad en la pareja y la creación de una

comunidad como forma de abordar la homofobia y la falta de reconocimiento social.

Por lo tanto, el sufrimiento de muchas de estas parejas, de acuerdo con lo mencionado

por Mencher & Slater (1991), lo cual a su vez concuerda con lo observado por el equipo

de investigadoras, se relaciona con estos factores de estrés que generan tensión al


Parejas del mismo sexo 79

interior de las dinámicas de relación de la pareja, especialmente durante las transiciones

propias del ciclo vital personal y de pareja, generando conflictos al interior de la pareja,

ante los cuales no se encuentran soluciones fácilmente, lo que lleva a muchas de estas

parejas a buscar asesoría psicológica.

Objetivos

Objetivo General

Comprender las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo que acuden a

asesoría psicológica y proponer un modelo de abordaje para estas parejas desde la

intervención clínica sistémica.

Objetivos específicos

Comprender las dimensiones individual, interaccional y contextual que dan

cuenta de los significados (en cuanto a las creencias y a las explicaciones que se dan las

parejas sobre sus pautas), las pautas relacionales, las formas de comunicación y el

intercambio afectivo de las parejas que asisten a procesos terapéuticos.

Comprender las particularidades de los procesos de intervención clínica desde el

enfoque sistémico en el ámbito parejas del mismo sexo.

Método

Diseño

Se concibe el proceso de investigación-intervención como un acto comunicativo,

complejo y continuo, en el cual se debe asegurar que todas las conversaciones

necesarias ocurran y que las demandas contrastantes se equilibren. En este sentido las

conversaciones privilegiadas y las gramáticas de dichas conversaciones deben estar

regidas por los órdenes morales, la ética del cuidado hacia el/la otro/a y las
Parejas del mismo sexo 80

concepciones que como investigadoras y psicólogas clínicas se tienen sobre el mundo

social, el conocimiento y el ejercicio investigativo (Pearce, 1999). Es así como esta

investigación se llevó a cabo a partir de una aproximación metodológica mixta a la

problemática planteada, la cual incluye, por una parte, la revisión de las historias

clínicas de noventa y ocho personas (30 parejas del mismo sexo y 38 personas) que

consultaron entre octubre de 2008 y abril de 2011 el servicio de asesoría psicológica en

LIBERARTE por dificultades en su relación de pareja, y por otra, el análisis cualitativo

de los procesos terapéuticos desarrollados con seis (6) parejas (tres parejas de mujeres y

tres parejas de hombres). Esta aproximación parte de la premisa acerca de la necesaria

interacción pragmática entre los métodos cuantitativos y cualitativos como medio para

construir una teoría fundamentada, densa, integrada y exhaustiva, teniendo en cuenta la

complejidad de los fenómenos sociales a estudiar (Corbin & Strauss, 2002); por esto se

adecua a la pregunta de investigación, a los objetivos planteados y a la construcción

intersubjetiva del conocimiento, en tanto se pretende comprender el sentido de las

diferentes experiencias de parejas del mismo sexo y de las intervenciones clínicas desde

el enfoque sistémico, atendiendo especialmente a las dinámicas de relación particulares

en un contexto temporal y espacial específico (Bonilla-Castro y Rodríguez, 1997).

LIBERARTE es una empresa privada dedicada a la asesoría psicológica de

personas, parejas y familias sexualmente diversas con sede en Bogotá. El equipo

terapéutico está compuesto por las psicólogas Carolina Herrera Small y Juliana Torres

Orozco, quienes prestan la atención clínica desde el enfoque sistémico. Los/as

consultantes asisten a la asesoría por su propia iniciativa bajo la modalidad de consulta

particular. LIBERARTE tiene una trayectoria de tres años como empresa y cuenta con

un programa de televisión por internet llamado “A LIBERARTE con el sexo” y otro de


Parejas del mismo sexo 81

radio por internet llamado “Pajazo Mental: LIBERARTE al desnudo”, en los que se

abordan temas relacionados con la salud mental de la comunidad LGBT.

El análisis inicial de las historias clínicas permitió aprovechar la información

existente para hacer una primera descripción de las características sociodemográficas de

las parejas del mismo sexo que acuden a consulta, de su dinámica relacional y de su

abordaje terapéutico. Dicha descripción sirvió además como referente para orientar los

procesos terapéuticos analizados en detalle en este trabajo y como aporte para la

caracterización de dicha población en cuanto a su dimensionamiento social.

La caracterización de la dinámica relacional se realizó mediante la formulación

de ocho (8) categorías interaccionales deductivas, con sus respectivas subcategorías, las

cuales se fueron ajustando y afinando en sus tendencias principales a lo largo de todo el

proceso de investigación-intervención, lo cual puede aportar elementos importantes al

conocimiento existente desde el enfoque sistémico sobre las parejas del mismo sexo.

Las categorías y subcategorías deductivas propuestas se presentarán en el apartado

sobre los procedimientos.

Entendiendo la metodología desde los planteamientos de Corbin & Strauss

(2002) como una manera de pensar la realidad social, para esta investigación se eligió la

metodología de investigación-intervención, en tanto se resalta la necesidad de articular

la intervención clínica desde el enfoque sistémico con una práctica investigativa que

promueva la construcción de conocimiento sobre cada caso en particular. Es así como

en este proceso recursivo, en el cual la teoría, la investigación y la intervención se

retroalimentan constantemente, la construcción del conocimiento se da en el interjuego

entre la intervención y la reflexión conceptual sobre el trabajo terapéutico. De acuerdo

con Schön (1983), la investigación-intervención se entiende como una metodología que

permite la construcción de un “conocimiento en acción” a partir de una postura de los/as


Parejas del mismo sexo 82

investigadores como practicantes reflexivos (Pakman, 1995). A su vez, el método de

muestreo utilizado en esta investigación fue no probabilístico, en tanto no se pretende

generalizar los resultados obtenidos a una población extensa sino estudiar a fondo los

casos elegidos para dar cuenta de las principales tendencias y características tanto de la

dinámica de las parejas del mismo sexo como del proceso terapéutico que resulta útil

con dichas parejas. La técnica de muestreo empleada fue por conveniencia, en tanto se

eligieron las parejas del mismo sexo que asisten a asesoría psicológica en LIBERARTE

(Bogdan & Taylor, 1998).

De acuerdo con lo anterior, el diseño que se manejó estuvo estratégicamente

estructurado, con el fin de orientar la investigación desde un sustento epistemológico,

clínico, metodológico y práctico, manteniendo cierta flexibilidad requerida desde la

propuesta metodológica de investigación-intervención para lograr comprensiones

amplias y propuestas terapéuticas ajustadas a las necesidades de atención de las parejas

del mismo sexo.

Participantes

Los/as participantes en la investigación son parejas del mismo sexo y personas

que consultaron entre octubre de 2008 y abril de 2011 el servicio de asesoría psicológica

en LIBERARTE por dificultades en su relación de pareja. Las edades oscilaron entre los

20 y 52 años y el estrato socioeconómico era medio o alto. La participación en la

investigación fue voluntaria y los/as participantes firmaron el formato de

consentimiento informado, en el cual se explican los objetivos del estudio, la temática

abordada y se garantiza la confidencialidad de la información otorgada por los/as

participantes (Apéndice A).

Se revisaron las historias clínicas de noventa y ocho personas (30 parejas del

mismo sexo y 38 personas), cuyo motivo de consulta estaba estrechamente relacionado


Parejas del mismo sexo 83

con insatisfacciones en la dimensión de la pareja. Para el análisis cualitativo se trabajó

con seis (6) parejas (tres parejas de mujeres y tres parejas de hombres) que asistieron a

asesoría psicológica de pareja, con un promedio de cinco (5) sesiones de intervención

clínica. El método de escogencia de estas seis parejas fue no probabilístico por

conveniencia, ya que se seleccionaron las parejas con quienes se estaba llevando a cabo

un proceso terapéutico en LIBERARTE al momento de la investigación.

Se plantea esta propuesta metodológica acudiendo a razones de orden

epistemológico, clínico y práctico, además de las razones metodológicas que se han

expuesto previamente. En cuanto a los argumentos epistemológicos, la perspectiva

sistémica compleja asumida no fundamenta la validez de un estudio en un número de

casos que permita generalizar los resultados a una población dada, sino en el rigor

metodológico de corte hermenéutico que de cuenta de la pertinencia y relevancia de las

conclusiones, para lo cual se explicitan los propósitos, los argumentos teóricos, los

criterios de categorización y de organización de las inferencias y conclusiones, teniendo

también como referente el contexto (Maxwell, 2005). A nivel clínico, se comprenden los

procesos terapéuticos como procesos que se desarrollan a partir de una demanda de

ayuda específica por parte de los consultantes y de una lectura compleja de cada caso en

particular, definiendo así las dimensiones de la intervención desde las necesidades

particulares de los/as consultantes. Por tanto, esta investigación da cuenta de cómo se

construyeron estos procesos terapéuticos en cuanto al número de sesiones y las

estrategias propuestas para el abordaje de cada caso, de acuerdo con las necesidades que

se observaron. Este es precisamente el objetivo de este estudio y por lo tanto se

utilizaron algunos protocolos heurísticos que únicamente tienen unos criterios

generales, así como unas guías de acción y de proyección que permiten un margen de

maniobra y de flexibilidad para respetar la complejidad de los casos. Finalmente, en


Parejas del mismo sexo 84

cuanto a las razones prácticas, un argumento importante para la propuesta mencionada

se relaciona con la viabilidad del estudio, en tanto el número de casos que se incluyó en

la investigación se relaciona con la demanda actual del servicio de asesoría de pareja.

Instrumento

De acuerdo con la metodología de investigación-intervención planteada y con la

aproximación mixta al fenómeno a estudiar, se utilizaron diferentes instrumentos para el

registro, la recolección y el análisis de la información tanto cuantitativa como

cualitativa. El instrumento para el registro de la información cuantitativa

correspondiente a cada una de las noventa y ocho personas (30 parejas del mismo sexo

y 38 personas) fueron las descripciones escritas por las terapeutas en la historia clínica

de cada caso, lo que incluye el formato diligenciado en la primera entrevista y el

formato de evolución y de cierre de cada caso. Esta información se clasificó con base en

las categorías que emergieron del análisis de los casos, las cuales se organizaron como

una base de datos cuantitativa, la cual se construyó a partir de un proceso de

codificación abierta. Mediante el análisis estadístico desarrollado mediante el SPSS

(Statistical Package for the Social Sciences) y específicamente a través de la prueba

estadística Chi-cuadrado, se obtuvieron las tablas correspondientes y se consolidó una

una matriz categorial de doble entrada, la cual permitió establecer una caracterización

de las parejas que consultan y orientar inicialmente la construcción del modelo de

abordaje que se propone para dichas parejas (Landero, 2006). A partir de este

instrumento también se hicieron los análisis descriptivos pertinentes en cuanto a la

frecuencia y el porcentaje de cada una de las categorías sociodemográficas, así como de

las referidas al motivo de consulta, a la dinámica de la relación y a los efectos de la

intervención (Apéndice B).


Parejas del mismo sexo 85

Por otra parte, el instrumento para el registro de la información cualitativa

correspondiente a cada uno de los seis (6) casos fue la grabación en audio de las

sesiones de terapia de pareja, la cual fue transcrita, manteniendo el anonimato de los/as

consultantes. Para el análisis de la información cualitativa se utilizaron las matrices

categoriales, en las cuales se organizó la información relevante a partir de la definición

de categorías previa y de un proceso de codificación abierta. El proceso de codificación

abierta, de acuerdo con Corbin & Strauss (2002), hace referencia al proceso analítico

por medio del cual se identifican los conceptos y se descubren en los datos sus

propiedades y dimensiones, pudiendo formular y matizar las categorías y subcategorías

planteadas mediante el establecimiento de las regularidades y las particularidades que se

evidencien en los diferentes casos. La información que arrojó este análisis corresponde

a las tendencias más llamativas que se presentan en las parejas participantes y las

dimensiones de la intervención que dan cuenta del modelo de abordaje propuesto para

dichas parejas. En este informe se anexan los apéndices digitales para ser consultados,

en los cuales se incluye el formato de consentimiento informado utilizado (Apéndice A),

así como las tablas de frecuencia y porcentaje que arrojó el SPSS (Apéndice B).

Procedimiento

De acuerdo con los objetivos de esta investigación, se plantearon cinco fases

procedimentales para el desarrollo de la misma, las cuales no se conciben de forma

lineal progresiva, sino que por el contrario se retroalimentan de forma circular y nutren

de esta forma las comprensiones alcanzadas y el abordaje propuesto para el trabajo

terapéutico con parejas del mismo sexo:

Fase I: Revisión teórica de los referentes epistemológicos y conceptuales

alrededor de la pregunta de investigación planteada.


Parejas del mismo sexo 86

Fase II: Toma de decisiones metodológicas y definición de las categorías y

subcategorías de análisis, teniendo en cuenta que dichas categorías se precisaron a lo

largo de toda la investigación mediante el procedimiento analítico de la codificación

abierta.

Fase III: Revisión de las historias clínicas de noventa y ocho personas (30

parejas del mismo sexo y 38 personas) y caracterización inicial de las parejas del mismo

sexo que consultan el servicio de asesoría psicológica LIBERARTE.

Fase IV: Análisis cualitativo de la información obtenida de los seis casos de

terapia de pareja en cuanto a las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo y al

proceso de abordaje terapéutico con dichas parejas.

Fase V: Elaboración de la discusión, la cual tiene como punto de partida la

confrontación y argumentación de los resultados, a partir del marco teórico y los

objetivos investigativos.

Categorías y subcategorías de análisis

Partiendo de esta propuesta metodológica, se definieron las siguientes categorías

y subcategorías de análisis para facilitar el procesamiento de la información recogida a

lo largo del proceso de investigación/ intervención:

1. Motivo de consulta

Esta dimensión hace referencia a la definición por parte de los/as consultantes de

la situación que está generando dificultades en la relación de pareja y los/as ha llevado a

asistir a asesoría psicológica.

Las subcategorías emergentes fueron las siguientes: (a) las peleas, entendidas

como conflictos constantes entre los miembros de la pareja que no se resuelven; (b) la

ruptura, la cual se refiere a la amenaza o la terminación constante de la relación de

pareja, la cual de todos modos continua; (c) los celos, entendidos como inseguridades
Parejas del mismo sexo 87

sobre el vínculo de pareja en uno o ambos miembros de la pareja que generan malestar

ante los vínculos con otras personas o actividades; (d) la infidelidad, la cual hace

referencia al incumplimiento del compromiso sexual y/o afectivo en la relación de

pareja; (e) la mala comunicación, la cual se refiere a las dificultades en la expresión de

las necesidades emocionales y de las dificultades en la relación de pareja; (f) el

maltrato, relacionado con formas de violencia física y psicológica al interior de la

pareja; (g) la toma de decisiones, la cual se refiere a poder ganar claridades sobre la

continuidad del vínculo de pareja desde las opciones personales de cada miembro; (h) el

fortalecimiento individual, el cual se refiere a la necesidad de uno o ambos miembros de

desprenderse emocionalmente de la pareja a partir de una insatisfacción generalizada

con la relación y del deseo de terminar con el vínculo.

2. Dinámica de la relación

2.1 Reglas de la relación que favorecen la emergencia del conflicto

Estas reglas se comprenden como acuerdos explícitos o implícitos entre los

miembros de la pareja sobre el funcionamiento de la relación (Hernández, 2004). Las

subcategorías emergentes que tenemos en cuenta son el conflicto en la distribución de

roles de género, el conflicto en la distribución de tareas y el conflicto en el manejo de la

economía.

2.1.1 Conflicto en roles de género culturales y convencionales

La distribución de roles de género hace referencia a las reglas sobre los derechos

y deberes, así como sobre las funciones de cada miembro de la pareja en los diferentes

ámbitos relacionales, teniendo como referente la socialización y los presupuestos de

género a nivel cultural (Carter, Papp, Silverstein & Walters, 1988). Los conflictos en

esta distribución de roles se presentan cuando los miembros de la pareja no se sienten


Parejas del mismo sexo 88

satisfechos con dicha distribución o cuando manejan referentes distintos que no se

explicitan.

2.1.2 Conflicto en distribución de tareas

Los conflictos en este ámbito se presentan cuando la distribución de tareas

productivas (trabajo remunerado) y reproductivas (tareas domésticas u otras tareas

necesarias para la subsistencia no remuneradas) al interior de la pareja es considerada

injusta o inequitativa por uno o ambos miembros de la pareja o cuando los acuerdos

establecidos no se cumplen.

2.1.3 Conflicto en el manejo de la economía

Este conflicto se relaciona con dificultades para establecer un modelo de manejo

de los ingresos y gastos con el que ambos miembros de la pareja se sientan satisfechos.

De acuerdo con Shapiro (2007), la economía en la pareja se puede relacionar a forma de

metáfora con el compromiso, la seguridad, el reconocimiento y la aceptación, ante lo

cual es posible que se presente una confusión entre la dependencia económica y la

afectiva.

2.2 Eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la

emergencia del conflicto

Esta dimensión hace referencia a las características psicológicas y relacionales

individuales e incluye eventos que se constituyen en fuentes de tensión, motivos para

permanecer en la relación de pareja y creencias y valores que aparecieron asociados a la

emergencia y mantenimiento de las dificultades motivo de consulta.

2.2.1 Fuentes de tensión

Las fuentes de tensión corresponden a los cambios del ciclo vital, las relaciones

conflictivas y los eventos estresantes que contribuyen a alimentar y mantener el

conflicto conyugal. En esta subcategoría se tienen en cuenta las particularidades de las


Parejas del mismo sexo 89

vivencias de personas sexualmente diversas, las cuales hacen referencia a los retos

sociales en un contexto heteronormativo (Mencher, & Slater, 1991). Entre las fuentes de

tensión que de acuerdo con el análisis cuantitativo tienen un impacto en la dinámica de

pareja, se encuentran las siguientes: (a) la pérdida del trabajo, la cual hace referencia a

que uno o ambos miembros de la pareja pierden sus empleos o deben parar las labores

de sus negocios independientes; (b) el conflicto con la familia política, el cual se refiere

a las tensiones con la familia política que no se resuelven; (c) el conflicto con la familia

de origen, el cual se refiere a las tensiones con la familia de origen que no se resuelven;

(d) el conflicto con la orientación sexual propia o de la pareja, el cual se comprende

como una fuente de tensión en la relación conyugal proveniente de las creencias y

valores que se construyen alrededor de las orientaciones sexuales y de sus implicaciones

para la vida de pareja; (e) las dificultades económicas, referidas a un cambio

significativo en los ingresos que limita los recursos económicos de la pareja; (f) la

salida de la universidad, la cual se relaciona con la transición de la vida de estudiante a

la vida laboral; (g) el conflicto con los hijos, referido a tensiones que no se resuelven en

la relación con los hijos que se concibieron en relaciones heterosexuales previas; (h) la

infidelidad de un miembro de la pareja, la cual hace referencia al no cumplimiento del

compromiso sexual y/o afectivo en la relación de pareja por uno o ambos miembros; (i)

el conflicto con los tiempos compartidos, el cual se refiere a posibles interferencias en

cuanto a los tiempos de pareja; (j) el cambio de vivienda; (k) el cambio de ciudad; (l) la

salida del closet, la cual se comprende como la enunciación de la propia orientación

sexual ante familiares o amigos/as; (m) las diferencias culturales y sociales, referidas a

diferencias en el origen cultural, social, económico y/o étnico de los miembros de la

pareja.

2.2.2 Motivos para permanecer en la relación


Parejas del mismo sexo 90

Los motivos para permanecer en la relación de pareja pueden ser explícitos o

implícitos y pueden relacionarse con lo siguiente: (a) motivos económicos, relacionados

con la estabilidad financiera que puede ofrecer la relación de pareja a uno o ambos

miembros; (b) la aceptación familiar de la relación, referida al interés por mantener el

vínculo de pareja debido a que se ha logrado la legitimación de la relación por parte de

una o ambas familias de origen; (c) compartir el proyecto de vida, lo cual implica que

ambos miembros de la pareja asumen metas, estilos de vida y prioridades vitales

similares; (d) es la primera relación seria, lo que hace referencia a que la relación de

pareja se vivencia como un primer vínculo emocional comprometido y a largo plazo; (e)

compañía; (f) satisfacción sexual, la cual hace referencia a la satisfacción de deseos o

necesidades en el campo del erotismo y la sexualidad, comprendida más ampliamente y

no únicamente desde la genitalidad; (g) necesidades emocionales, las cuales hacen

referencia a las necesidades básicas de los miembros de la pareja en cuanto al afecto,

reconocimiento y validación, entre otros; (h) miedo a la soledad, el cual hace referencia

a un temor a la experiencia de estar o sentirse solo/a; (i) amenazas de suicidio de la

pareja, las cuales hacen referencia al chantaje emocional en el que uno o ambos

miembros de la pareja explicitan un deseo de suicidio ante la posibilidad de perder el

vínculo de pareja; (j) amenazas de acusaciones al jefe, las cuales aparecen como

chantaje emocional en cuanto a exponer la orientación sexual de la pareja en los

momentos en que se pretende terminar con la relación.

2.2.3 Creencias y valores

Estos elementos de la dimensión individual hacen referencia al marco de

referencia personal, compuesto por creencias, valores y posturas. Estas creencias y

valores pueden hacer referencia a lo siguiente: (a) religiosos, los cuales se fundamentan

en doctrinas e imaginarios construidos en el marco de las insituciones religiosas, (b)


Parejas del mismo sexo 91

valores heteronormativos, los cuales se privilegian formas de vida, distribución de roles

y modelos de pareja y familia heterosexuales; (c) homofobia internalizada, la cual se

comprende como la interiorización de los temores y prejuicios que circulan en la cultura

más tradicioal acerca de las formas de vida y los vínculos afectivos de personas LGBT;

(d) vulnerabilidad al expresar emociones, lo cual hace referencia a la creencia que

señala que la expresión de emociones no es adecuada e implica necesariamente una

debilidad de carácter a la vez que expone a la persona a ser vulnerada por otros/as; (e) la

convivencia legitima la relación, lo cual se comprende como una creencia basada en la

idea de que la mejor forma para consolidar un vínculo afectivo de pareja es la

convivencia temprana luego de pocas semanas después del inicio de la misma.

2.3 Pauta predominante en la relación que favorece la emergencia del conflicto

La pauta predominante de la relación se comprende como la pauta que conecta

las interacciones de la pareja, siendo las tendencias más llamativas la simétrica, la

complementaria, la ambigua y la simbiótica.

2.3.1 Simétrica

Esta pauta relacional está basada en la igualdad y en ella los miembros de la

pareja tienden a igualar su conducta recíproca (Watzlawick, 1989).

2.3.2 Complementaria

Se comprende como la pauta relacional basada en la diferencia, en la que existen

dos posiciones distintas y en la que se destaca el carácter de mutuo encaje de la relación

en la que ambas conductas, disímiles pero interrelacionadas, tienden cada una a

favorecer a la otra (Watzlawick, 1989).

2.3.3 Ambigua

La pauta relacional ambigua se presenta cuando hay dudas en los miembros de la

pareja en cuanto al compromiso con la relación, las cuales no se explicitan ni se


Parejas del mismo sexo 92

resuelven a través de una comunicación abierta sobre las necesidades de cada uno/a,

sino que alimentan patrones de relación predominantes de maltrato o chantaje

emocional para comprometer al/a la otro/a, proyectando en la pareja la responsabilidad

de la propia satisfacción.

2.3.4 Simbiótica

La simbiosis hace referencia a la fusión entre dos personas que se sienten

incompletas y por lo tanto no pueden funcionar como personas totales sin la presencia

psicológica o real del otro (Brown & Woollams, 1979). Además, la pauta simbiótica se

comprende como procesos basados en la rigidez complementaria de los roles, donde un

miembro de la pareja asume el liderazgo y la protección del cónyuge para cumplir metas

comunes, mientras el otro miembro de la pareja muestra una apariencia de fragilidad

que le impide tomar las riendas sobre su vida. En este proceso cualquiera de los

miembros de la pareja puede sentir agotamiento al no recibir el reconocimiento

emocional esperado o al no querer posponer sus propios proyectos personales a partir

del chantaje emocional del cónyuge que se muestra frágil o dependiente de la relación

de pareja.

2.4 Conformación de la relación y vicisitudes que favorecen la emergencia del

conflicto

Esta dimensión hace referencia a las circunstancias en las que surge y avanza la

relación de pareja, asociadas con la emergencia del conflicto actual. Las subcategorías

que se tuvieron en cuenta son las siguientes: (a) el inicio en una relación triangular,

definida como una dinámica de relación en la que interviene una tercera persona que

tiene un vínculo amoroso con alguno de los miembros de la pareja; (b) la tendencia a

mantener triángulos en la relación, lo cual hace referencia a que las relaciones

triangulares se presenten en varios momentos de la relación de pareja; (c) el tiempo


Parejas del mismo sexo 93

luego del cual conviven; (d) las inseguridades con respecto a la relación desde su inicio,

lo cual hace referencia a las dudas que se presentan desde el principio de la relación en

cuanto a las posibilidades de la misma; (e) las relaciones heterosexuales previas, lo cual

se relaciona con las experiencias de cada uno de los miembros en relaciones de pareja

con personas del sexo opuesto; (f) la relación a distancia, comprendida como una

relación de pareja entre dos personas que no viven en la misma ciudad; (g) la fusión de

la pareja en tiempo y actividades, definida como la eliminación de los espacios

individuales en la vida cotidiana de la pareja.

2.5 Insatisfacciones en la vida de pareja

Mediante esta categoría de análisis se exploró el nivel de satisfacción de cada

miembro de la pareja en los ámbitos que resultan más relevantes de la vida de pareja.

Mediante esta dimensión se explora qué tan satisfecho/a se encuentra cada miembro de

la pareja en los ámbitos que resultan más relevantes de la vida de pareja.

2.5.1 Expectativas afectivas

Hace referencia al intercambio afectivo en cuanto a lo siguiente: (a) la

exclusividad del vínculo, lo cual hace referencia al compromiso de la pareja en cuanto

al lugar que ocupa el/la otro/a en la vida de cada uno y a la posibilidad o imposibilidad

de que cada miembro mantenga otros vínculos afectivos cercanos; (b) la expresión de

afecto, entendida como las formas en las que cada miembro muestra al otro sus

sentimientos; (c) el grado de cercanía afectiva, referido a las preferencias de cada

miembro de la pareja en cuanto a qué tan cerca debe estar la pareja afectivamente para

sentir que sus necesidades emocionales son satisfechas.

2.5.2 Vida sexual

Esta subcategoría se refiere al intercambio sexual y en ella se evalua el grado de

satisfacción con la vida sexual de cada uno de los miembros, comprendiendo la


Parejas del mismo sexo 94

sexualidad como una experiencia amplia que incluye pero no se agota con la genitalidad

(Sandfort, & De Keizer, 2001).

2.5.3 Comunicación y resolución de conflictos

Esta subcategoría hace referencia a los elementos digitales y analógicos que

permiten a la pareja compartir ideas, emociones y posiciones sobre sí mismos y sobre la

relación, así como resolver conflictos y diferencias (Watzlawick, 1989). Los focos en

este sentido, de acuerdo con lo observado en el análisis cuantitativo, son los siguientes:

(a) la evitación del conflicto, referida a las estrategias que se emplean en la pareja para

no abordar los temas y las dinámicas en las que existe un conflico que no se ha resuelto,

lo cual a su vez lo amplifica; b) mensajes contradictorios, los cuales hacen referencia a

las contradicciones entre los mensajes digitales y los analógicos por parte de los

miembros de la pareja en su comunicación; c) no se escuchan, lo cual implica que

existen interferencias para una comunicación clara y abierta, en tanto los miembros de

la pareja se interrumpen constantemente y/o no tienen en cuenta las opiniones de/de la

otro/a en la conversación; d) las peleas como forma de comunicación, lo cual implica

que el único momento en el que la pareja puede abordar sus ideas, emociones y posturas

sobre sí mismos y sobre la relación es en medio de una confrontación abierta; e)

reclamos encubiertos, los cuales se refieren a que las insatisfacciones con la relación no

se explicitan sino que se expresan de forma encubierta; f) interacciones violentas, lo que

implica que se privilegian las confrontaciones en las que existe violencia física, sexual

y/o psicológica para resolver los conflictos en la relación.

2.6 Relaciones con la familia de origen que favorecen la emergencia del

conflicto

Las relaciones de la pareja con las familias de origen pueden tener un impacto en

los conflictos de la pareja, en tanto estos sistemas actúan como referentes de pertenencia
Parejas del mismo sexo 95

y de aceptación y como parte de la red social de apoyo. En este sentido se evalúan los

límites y la falta de legitimación del estatus de pareja.

2.6.1 Límites

Los límites se comprenden como los dispositivos que permiten al sistema

acoplarse y mantener su autonomía, a la vez que definen las reglas de participación de

los diferentes miembros y subsistemas (Minuchin, 1984). Los límites que favorecen la

emergencia del conflicto son: (a) rígidos, lo que implica que se trata de límites

demasiado fuertes e inamovibles que impiden la flexibilidad necesaria para responder a

los cambios propios de la vida; (b) porosos, lo que implica que se trata de límites

demasiado permeables que generan dificultades para la diferenciación del subsistema

pareja con respecto a la familia de origen.

2.6.2 Falta de legitimación del estatus de pareja

Esta subcategoría hace referencia a la falta de reconocimiento y validación de la

pareja como unidad diferenciada por parte de las familias de origen (Mencher & Slater,

1991).

2.7 Efectos de la intervención

Los efectos de la intervención se comprenden tanto desde los avances y cambios

evidenciados por los/as consultantes a partir del proceso terapéutico, como también

desde las observaciones de las terapeutas. Los principales efectos evidenciados en el

análisis cuantitativo son los siguientes: (a) un aumento en la confianza mutua,

entendiendo por confianza la claridad sobre el vínculo y su definición; (b) una mejor

comunicación, lo cual hace referencia a poder explicitar de forma clara las propias

ideas, emociones y posturas, así como a poder captar las que explicita la pareja; (c) la

aceptación de diferencias individuales, lo cual se refiere al logro de una mayor

diferenciación al interior de la pareja que permite a cada miembro recuperar su


Parejas del mismo sexo 96

singularidad; (d) la toma de decisiones, las cuales se relacionan con la continuidad o no

de la relación, la recuperación de proyectos vitales personales o compartidos y la

asunción de posturas claras frente a la propia vida; (e) la definición de la relación,

relacionada con la explicitación del compromiso conyugal, sus posibilidades y sus

limitaciones; (f) el cese de las interacciones violentas, lo cual hace referencia a que la

pareja detiene el maltrato físico o psicológico; (g) la interrupción de la pauta

predominante de la relación, lo cual se refiere a que a partir del proceso terapéutico la

pareja logra transformar la pauta que predomina de tal forma que se ajuste a sus

necesidades y posibilidades actuales; (g) la disminución de las peleas en número e

intensidad; (h) el reconocimiento de las fortalezas individuales, lo cual se relaciona con

un cambio en el posicionamiento personal frente a la propia vida.

Resultados

De acuerdo con las decisiones metodológicas asumidas para esta investigación, a

continuación se presenta el análisis de los resultados de las dos partes que componen

este estudio: 1) los referidos a la revisión de las historias clínicas de noventa y ocho

personas (30 parejas del mismo sexo y 38 personas) que consultaron entre octubre de

2008 y abril de 2011 el servicio de asesoría psicológica en LIBERARTE con motivo de

su relación de pareja, los cuales son de carácter cuantitativo; 2) los referidos al análisis

cualitativo del proceso terapéutico con seis parejas del mismo sexo, tres de hombres y

tres de mujeres. Finalmente se presenta una síntesis de los resultados en la que se

establecen las características predominantes de las parejas del mismo sexo que

consultan, la caracterización de las dinámicas de relación que favorecen la emergencia

del conflicto y las características de la propuesta de abordaje para dichas parejas,


Parejas del mismo sexo 97

teniendo como ejes articuladores el motivo de consulta, las dimensiones relevantes de la

dinámica de la relación y los efectos de la intervención.

Del análisis de las historias clínicas surge la caracterización de las parejas del

mismo sexo a partir de la distribución de frecuencias y porcentajes, así como del

análisis de las diferencias y relaciones estadísticamente significativas en cuanto a

motivos de consulta, dinámica de la relación y efectos de la intervención, asociadas a la

edad, el sexo, la orientación sexual, la convivencia en pareja, el conocimiento familiar

de su orientación sexual, la duración de la relación y la duración del proceso

terapéutico. Las pruebas estadísticas aplicadas fueron el Chi-cuadrado y los estadísticos

descriptivos de la distribución de frecuencias y los porcentajes.

En dicho análisis se retoman además las categorías deductivas de análisis

mencionadas en el método y se precisan las subcategorías según lo evidenciado en la

revisión de las historias clínicas, avanzando así en el afinamiento de las principales

tendencias de la dinámica conyugal de parejas del mismo sexo y en la especificación de

las características del proceso de intervención clínica.

Por otra parte, en el análisis cualitativo de los seis procesos terapéuticos de

pareja se presenta inicialmente una viñeta de cada caso con los datos necesarios para

ubicar al/ a la lector/a en el subsiguiente análisis (incluyendo algunos datos

sociodemográficos, algunas características de la relación y de sus miembros que

resultan llamativas, así como el motivo de consulta que presentan al asistir a la asesoría.

Luego se da paso al análisis descriptivo de las categorías referidas al motivo de

consulta, a la dinámica de la relación y a los efectos de la intervención. En dicho

análisis se señalan las principales tendencias y los elementos que resultan novedosos o

llamativos, retomando las dimensiones emergentes de los resultados cuantitativos, con


Parejas del mismo sexo 98

lo cual se identifican los factores que mejor caracterizan a estas parejas y sus procesos

terapéuticos.

Para el análisis global de los resultados, se propone una mirada de tres órdenes

recursivos diferentes que se retroalimentan: una primera mirada a las dinámicas de

relación de las parejas del mismo sexo, una segunda mirada a los procesos de

intervención clínica desde el enfoque sistémico, y por último una tercera mirada que

recoja los elementos evidenciados alrededor de una propuesta de abordaje con estas

parejas. Cabe resaltar que esta mirada de tres órdenes recursivos se llevó a cabo a lo

largo de todo el proceso de la investigación, en tanto no se comprende el análisis de

resultados como una etapa final, sino como un proceso que se retroalimenta

constantemente (Corbin & Strauss (2002) y que contribuye por lo tanto con la

intervención clínica. En los tres tipos de análisis que se llevaron a cabo resulta

fundamental mantener una mirada a la totalidad dentro de la labor analítica que permite

construir nuevas comprensiones sobre la particularidad, en tanto desde el enfoque

sistémico es importante poder establecer relaciones entre los elementos, ya que son

estas relaciones las que permitirán construir conocimientos “cercanos a la experiencia”,

tal y como lo menciona Geertz (1994).

En la síntesis de resultados se presenta la caracterización de las parejas del

mismo sexo que consultan en LIBERARTE, las tendencias más destacadas de la

dinámica de relación de dichas parejas y los elementos fundamentales de la propuesta

de abordaje planteada para responder a sus necesidades de asesoría psicológica.

Resultados de la revisión de historias clínicas

A continuación se presentan los resultados de las diferencias estadísticamente

significativas de las parejas en cuanto a motivos de consulta, dinámica de la relación y

efectos de la intervención, asociadas con la edad, el sexo, la orientación sexual, la


Parejas del mismo sexo 99

convivencia en pareja, el conocimiento familiar de su orientación sexual, la duración de

la relación y la duración del proceso terapéutico. A partir de estos resultados se destacan

las cracterísticas más llamativas de dichas parejas y la interpretación de lo que esto

significa tanto para la comprensión de la dinámica de la relación de pareja, como para el

trabajo terapéutico.

Tabla 1.
Frecuencias, porcentajes y diferencias significativas en las característicass
sociodemográficas, el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según la edad.
Categorías Subcategorías Edad Significación
20 – 30 años 31-40 años 41-52 años
61.3% 29.6% 9.2%
Frec. % Frec. % Frec. %
p= 7.807 sig 0.020 c.
Convivencia 18 0,3 13 61.9 9 52.9%
0%
Motivo de p= 12.368 sig 0.002
Tomar decisiones 8 13.3% 7 33.3% 9 52.9%
consulta c. 16.7%
Conflicto en manejo p= 8.795 sig 0.012 c.
Reglas 25 41.7% 11 52.4% 14 82.4%
de la economía 0%
Conflicto con p= 9.558 sig 0.008 c.
38 63.3% 6 28.6% 6 35.3%
familia de origen 0%
Conflicto con p= 7.754 sig 0.021 c.
24 40% 8 38.1% 13 76.5%
orientación sexual 0%
Eventos y marco Dificultades p= 11.972 sig 0.003
18 30% 8 38.1% 13 76.5%
de ref. individual- económicas c. 0%
Fuentes de Salida de la p= 21.755 sig 0.000
28 46.7% 1 4.8% 0 0%
tensión universidad c. 0%
Conflictos con los p= 6.242 sig 0.044 c.
49 81.7% 14 66.7% 9 52.9%
tiempos compartidos 16.7%
Diferencias p= 9.354 sig 0.009 c.
15 25% 8 38.1% 11 64.7%
culturales y sociales 0%
Eventos y marco p= 9.335 sig 0.009 c.
Motivos económicos 14 23.3% 10 47.6% 10 58.8%
de ref. individual- 0%
Motivos para Primera relación p= 25.275 sig 0.000
47 78.3% 12 57.1% 2 11.8%
permanecer en rl. seria c. 0%
Eventos y marco Valores p= 14.932 sig 0.001
22 36.7% 5 23.8% 14 82.4%
de ref. individual- heteronormativos c. 0%
Creencias y Homofobia p= 18.997 sig 0.000
21 35% 5 23.8% 15 88.2%
valores internalizada c. 0%
Inseguridades desde p= 8.426 sig 0.015 c.
34 56.7% 12 57.1% 16 94.1%
el inicio 0%
Conformación y
Relaciones
vicisitudes p= 6.359 sig 0.042 c.
heterosexuales 24 40% 4 19% 10 58.8%
0%
previas
Insatisfacc. en la
vida de pareja- Evitación del p= 6.730 sig 0.035 c.
25 41.7% 14 66.7% 12 70.6%
Com. y resol. de conflicto 0%
confl.
Efectos de la Definición de la p= 16.279 sig 0.000
10 16.7% 9 42.9% 11 64.7%
intervención relación c. 0%
Parejas del mismo sexo 100

Como se muestra en la tabla 1, la edad del 61.3% de personas que consultan por

dificultades en su relación de pareja está comprendida en el rango de los 20 a los 30

años, mientras que el porcentaje de personas entre los 31 y los 52 años apenas alcanza el

38.8%, lo cual indica que se trata en su mayoría de personas jóvenes que se encuentran

en sus primeras relaciones de pareja o en los primeros años de relación. Esto se revela

también más adelante en la tabla 5, en la que se muestra que en la mayoría de casos

(62.2%) la duración de la relación no supera los tres años. Se observa que en las

personas con edades entre los 20 y los 30 años existen interferencias para el ajuste y la

consolidación del vínculo en cuanto al establecimiento de relaciones confusas, en las

que se evidencian inseguridades desde el inicio en el 56.7% de los casos y en las que las

fuentes de tensión que más pesan son las propias de la relación en cuanto a los

conflictos con los tiempos compartidos (81.7%), las tensiones familiares como los

conflictos con las familias de origen (63.3%) y finalmente las tensiones externas

referidas a cambios vitales como la salida de la universidad (46.7%). El principal

motivo para permanecer en la relación es la intención de establecer la primera relación

seria (78.3%).

A su vez, en personas entre los 31 y los 41 años de edad, así como en el grupo de

personas entre los 42 y los 52 años de edad, los conflictos están más relacionados con

las dinámicas propias de la convivencia en pareja, por ejemplo en cuanto a las reglas de

la relación para el manejo de la economía (52.4% para personas entre los 31 y los 41

años de edad y 82.4% para personas entre los 42 y los 52 años de edad) y los conflictos

aparecen como acumulados en el tiempo a partir de pautas comunicacionales de

evitación del conflicto (66.7% para personas entre los 31 y los 41 años de edad y 70.6%

para personas entre los 42 y los 52 años de edad). En las personas con edades entre los

42 y los 52 años se evidencia una vivencia de la propia sexualidad asociada a valores


Parejas del mismo sexo 101

heteronormativos (82.4%), homofobia internalizada (88.2%) y experiencias

heterosexuales previas (58.8%) que limitan la validación personal en dicha vivencia,

resultando en inseguridades desde el inicio de la relación (94.1%) y en dificultades para

la claridad en la definición y en la consolidación del vínculo de pareja. En estos casos, a

diferencia de lo evidenciado en los otros dos rangos de edad, los motivos para

permanecer en la relación no tienen que ver con la posibilidad de consolidar una

primera relación seria, sino por el contrario hacen referencia a factores económicos

(58.8%), lo cual se asocia con fuentes de tensión más relacionadas a los recursos y las

posibilidades de aporte de cada miembro de la pareja y a relaciones que avanzan con

muchas interferencias referidas a dudas sobre las expectativas y posibilidades de la

relación.

Finalmente, se observa que la conformación de las relaciones de pareja,

independientemente de la edad de sus miembros, se encuentra interferida desde el inicio

a partir de las inseguridades de sus miembros, lo cual se suma a fuentes de tensión

propias de la relación como los conflictos con los tiempos compartidos que dificultan la

consolidación del vínculo.


Parejas del mismo sexo 102

Tabla 2.
Frecuencias, porcentajes y diferencias significativas en las característicass
sociodemográficas, el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según el sexo.

Categorías Subcategorías Sexo Significación sexo

Hombres Mujeres
29.6% 70.4%
Frec. % Frec. %

Orientacion sexual Lesbiana 0 0 54 78.3% p= 89.530 sig 0.000 c. 0%

Gay 27 93.1% 0 0 p= 89.530 sig 0.000 c. 0%

Bisexual 2 6.9% 15 21.7% p= 89.530 sig 0.000 c. 0%

Reglas de la
6 20.7% 35 50.7% p= 6.907 sig 0.007 c. 0%
relación Conflicto en roles

Eventos y marco 13 44.8% 8 11.6% p= 13.394 sig 0.001 c. 0%


Pérdida del trabajo
de ref. individual-
Fuentes de tensión Conflicto con familia 2 6.9% 23 33.3% p= 7.510 sig 0.004 c. 0%
política
Confl. con
8 27.6% 37 53.6% p= 5.574 sig 0.015 c. 0%
orientación sexual
Diferencias
19 65.5% 15 21.7% p= 17.271 sig 0.000 c. 0%
culturales y sociales
Eventos y marco Comparten proyecto 15 51.7% 12 17.4% p= 12.058 sig 0.001 c. 0%
de ref. individual- de vida
Motivos para Primera relación
permanecer en rl. 24 82.8% 37 53.6% p= 7.375 sig 0.005 c. 0%
seria
Compañía 24 82.8% 43 62.3% p= 3.944 sig 0.037 c. 0%

Eventos y marco
de ref. individual-
Creencias y valores Vulnerabilidad al 28 96.6% 52 75.4% p= 6.114 sig 0.009 c. 0%
expresar emociones
Inicia en relación 7 24.1% 34 49.3% p= 5.302 sig 0.018 c. 0%
triangular
Conformación y Tendencia a 11 37.9% 44 63.8% p= 5.535 sig 0.017 c. 0%
vicisitudes mantener triángulos
Inseguridades desde
12 41.4% 50 72.5% p= 8.489 sig 0.004 c. 0%
el inicio
Relaciones
heterosexuales 2 6.9% 36 52.2% p= 17.632 sig 0.000 c. 0%
previas
Insatisfacc. en la
vida de pareja-
Com. y resol. de Mensajes
confl. 16 55.2% 58 84.1% p= 9.213 sig 0.003 c. 0%
contradictorios
Rl. con flía de Falta de legitimación
20 69% 60 87% p= 4.408 sig 0.038 c. 0%
origen de la relación
Efectos de la
Mejor comunicación 3 10.3% 44 63.8% p= 6.705 sig 0.007 c. 0%
intervención
Reconocimiento de
fortalezas 18 62.1% 23 33.3% p= 6.929 sig 0.008 c. 0%
individuales
Parejas del mismo sexo 103

Como se muestra en la tabla 2, el 70.4% del total de consultantes son mujeres y

el 29.6% son hombres. Llama la atención que el 21.7% de las mujeres se definió como

bisexual mientras sólo el 6.9% de los hombres definió su orientación sexual de esta

forma, lo cual se relaciona con la predominancia de referentes heteronormativos y en

este sentido con un permiso mayor para las mujeres de explorar su sexualidad, mientras

que para los hombres la opción bisexual tiene un mayor costo tanto social como

personal. Sin embargo, esta mayor flexibilidad desde los permisos culturales no va

acompañada de una claridad en cuanto a la conformación del vínculo, a la vivencia

subjetiva de la propia sexualidad o a los roles asumidos en las parejas de mujeres. Es así

como se evidencia que las mujeres son más confusas en sus relaciones de pareja en

cuanto a una mayor tendencia a los triángulos (63.8%) y a inseguridades desde la

conformación del vínculo (72.5%), las cuales se conjugan a su vez con fuentes de

tensión referidas a la falta de validación personal y social de la orientación sexual y del

vínculo de pareja en cuanto al conflicto con la orientación sexual propia o de la pareja

(53.6%) y a la falta de legitimación familiar de la relación (87%). A su vez se evidencia

que las mujeres tienen más conflictos de roles (50.7%) y en general son las tensiones

propias de la relación y las interferencias de terceros las que impactan en mayor medida

a estas parejas.

Por el contrario, las relaciones entre hombres se ven más afectadas por las

fuentes de tensión externas como las diferencias sociales y culturales (65.5%). Así

mismo los hombres cuentan con motivos emocionales y personales para permanecer en

la relación como el compartir el proyecto de vida (51.7%), la intención de consolidar la

primera relación seria (82.8%) y la compañía (82.8%).

Finalmente, tanto en hombres como en mujeres se evidencian algunas

expresiones de estereotipos de género tradicionales en las creencias y valores que


Parejas del mismo sexo 104

limitan la expresión abierta y tranquila de las emociones (96.6% para hombres y 75.4%

para mujeres), lo cual se asocia con patrones comunicacionales contradictorios al

interior de la pareja (55.2% para hombres y 84.1% para mujeres) y con un contexto

hostil en el que no existe validación familiar ni social de la relación de pareja (69% para

hombres y 87% para mujeres), ante lo cual su viabilidad es cuestionada continuamente.

Tabla 3.
Frecuencias, porcentajes y diferencias significativas en las características
sociodemográficas, el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según la convivencia en pareja.
Significación
Categorías Subcategorías Convivencia
convivencia
Si conviven No conviven
40.8% 59.2%
Frec. % Frec. %
p= 17.064 sig 0.000 c.
Estado del caso abierto 22 0,55 9 15.5%
0%
p= 17.064 sig 0.000 c.
cerrado 18 0,45 49 84.5%
0%

Motivo de consulta Ruptura 4 10% 12 20.7% p= 6.100 sig 0.014 c. 0%


Fortalecimiento
12 30% 6 10.3% p= 6.100 sig 0.014 c. 0%
individual

Conflicto en Roles 23 57.5% 17 29.3% p= 7.788 sig 0.005 c. 0%


Conflicto en la
Reglas de la relación 25 62.5% 18 31% p= 9.518 sig 0.002 c. 0%
distribución de tareas
Conflicto en el manejo
28 70% 22 37.9% p= 9.743 sig 0.002 c. 0%
económico
Conflicto con la familia p= 21.999 sig 0.000 c.
Eventos y marco de 9 22.5% 41 70.7%
de origen 0%
ref. individual-
Fuentes de tensión Salida de la universidad 5 12.5% 24 41.4% p= 9.476 sig 0.002 c. 0%

Eventos y marco de Motivos económicos 21 52.5% 13 22.4% p= 9.458 sig 0.002 c. 0%


ref. individual-
Motivos para Aceptacion familiar de la
permanecer en rl. 3 7.5% 14 24.1% p= 4.571 sig 0.028 c. 0%
relación

Eventos y marco de
ref. individual-
Creencias y valores La convivencia legitima p= 13.763 sig 0.000 c.
22 55% 11 19%
la relación 0%
Pauta predominante Pauta simbiótica 18 45% 15 25.9% p= 3.882 sig 0.040 c. 0%
Efectos de la Interrupción de la pauta p= 14.023 sig 0.000 c.
7 17.5% 32 55.2%
intervención predominante 0%
Parejas del mismo sexo 105

Como se muestra en la tabla 3, el 40.8% del total de parejas conviven en pareja,

mientras que el 59.2% de las parejas no conviven. La convivencia en pareja se asocia

con conflictos en la dimensión de las reglas de la relación, tales como el conflicto en los

roles tradicionales y culturales asumidos (57.4%), en la distribución de tareas (62.5%) y

en el manejo de la economía (70%). A su vez, la pauta predominante en estas parejas es

simbiótica (45%), lo cual se relaciona con los motivos enunciados para permanecer en

la relación, en los que no se reconocen las propias necesidades y preferencias, sino que

se acude únicamente a razones económicas (52.5%) que pueden dar cuenta de la

fragilización de uno de los miembros propia de los procesos simbióticos basados en la

rigidez complementaria de los roles.

Por otra parte, en cuanto a las parejas que no conviven se evidencia que sus

fuentes de tensión son familiares y externas, así como las interferencias a la validación

requerida para avanzar en una consolidación del vínculo. Las principales fuentes de

tensión son el conflicto con la familia de origen (70.7%) y la salida de la universidad

(41.4%).Es así como en estas parejas pesa más la fuerza de la expectativa social en la

aceptación o el rechazo del vínculo, en tanto las fuentes de tensión y los motivos para

permanecer en la relación hacen referencia a la expectativa de validación familiar. A

partir de lo anterior, en las parejas que no conviven se observa una mayor inestabilidad

en el ajuste de la pareja a partir de la ausencia de prácticas sociales que formalicen la

relación y que le den legitimidad, frente a lo cual dichas parejas consultan

predominantemente por rupturas constantes o amenazas de ruptura (20.7%), las cuales

cuestionan continuamente su viabilidad. Vale anotar que en la intervención terapéutica

se obtuvo el efecto de interrumpir la pauta predominante de la relación en el 55.2% de

los casos, lo cual indica, teniendo en cuenta lo que se muestra en la tabla 6 en cuanto a

la duración total del proceso terapéutico, que a pesar de todos estos factores
Parejas del mismo sexo 106

desestabilizantes, las parejas que no conviven se comprometen con la terapia como

proceso de cambio y reflexión.

Tabla 4.
Frecuencias, porcentajes y diferencias significativas en las característicass
sociodemográficas, el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según el conocimiento familiar de la orientación sexual.
Significación
Categorías Subcategorías Conocimiento familiar conocimiento
Familiar
Si conocen No conocen
50% 50%
Frecuencia % Frecuencia %
Conflicto con orientación p= 6.944 sig 0.007 c.
Eventos y marco de 16 32.7% 29 59.2%
sexual 0%
ref. individual-
Fuentes de tensión p= 7.127 sig 0.008 c.
Conflicto con los hijos 1 2% 9 18.4%
0%
Eventos y marco de
ref. individual-
Motivos para p= 7.338 sig 0.006 c.
permanecer en rl. Primera Relación Seria 37 75.5% 24 49%
0%

Eventos y marco de Homofobia Internalizada 14 28.6% 27 55.1%


ref. individual-
Creencias y valores La convivencia legitima la p= 3.701 sig 0.043 c.
21 42.9% 12 24.5%
relación 0%
Tendencia a mantener p= 5.014 sig 0.021 c.
22 44.9% 33 67.3%
triángulos 0%
Conformación y Inseguridades desde el p= 4.391 sig 0.029 c.
26 53.1% 36 73.5%
vicisitudes Inicio 0%

Insatisfacc. en la vida
de pareja-
Expectativas afectivas Conflicto con la 38 77.6% 45 91.8%
p= 3.857 sig 0.045 c.
exclusividad del vínculo 0%
Falta de legitimación de la p= 9.800 sig 0.002 c.
Rl. con flía de origen 34 69.4% 46 93.9%
relación 0%

Como se muestra en la tabla 4, las parejas en las que no existe un conocimiento

familiar de la orientación sexual, las cuales corresponden al 50% del total de las parejas,

presentan fuentes de tensión relaciondas con la validación personal desde creencias

heteronormativas asumidas que se asocian a su vez con conflictos alrededor de la

orientación sexual propia o de la pareja (59.2%), así como desde una falta de

legitimación de la relación de pareja (93.9%). Es así como en estas parejas la

conformación inicial y la fuerza del vínculo se ve interferida por una definición


Parejas del mismo sexo 107

informal de la relación, la cual cuestiona la legitimidad de la misma y favorece la

inestabilidad, lo cual se evidencia en las inseguridades de sus miembros desde el inicio

(73.5%), en la tendencia a mantener triángulos (67.3%) y en las insatisfacciones con la

vida de pareja, específicamente en cuanto a la exclusividad afectiva (91.8%).

En el caso de las parejas en las que existe un conocimiento familiar de la

orientación sexual, se cuenta con prácticas sociales que formalizan la relación y los

motivos para permanecer en ella tienen que ver precisamente con un interés por dicha

formalización, en tanto se trata de la primera relación seria (75.5%). Sin embargo, el

conocimiento familiar de la orientación sexual no garantiza el reconocimiento familiar

del vínculo ni un ajuste de la pareja en cuanto a una reducción de las interferencias en

este sentido. Tanto cuando existe como cuando no se presenta el conocimiento familiar

de la orientación sexual se presentan inseguridades en la conformación inicial del

vínculo, asociadas con insatisfacciones en la vida de pareja en cuanto a conflictos con la

exclusividad, lo cual genera cuestionamientos sobre la fuerza del vínculo y sobre la

forma como las parejas se conectan a nivel emocional.


Parejas del mismo sexo 108

Tabla 5.
Frecuencias, porcentajes y diferencias significativas en las característicass
sociodemográficas, el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según la duración de la relación.
Significación duración
Categorías Subcategorías Duración de la relación
de la relación
De 1 a 3 años De 4 a 7 años De 8 años en
62.2% 30.6% adelante 7.1%
Frec. % Frec. % Frec. %
Motivo de p= 19.098 sig 0.000 c.
Tomar decisiones 6 9.8% 14 46.7% 4 57.1%
consulta 16.7%
Eventos y Conflicto con los p= 8.897 sig 0.012 c.
49 80.3% 21 70% 2 28.6%
marco de ref. tiempo compartidos 16.7%
individual-
Fuentes de Amenazas de p= 6.829 sig 0.033 c.
16 26.2% 2 6.7% 0 0,00%
tensión suicidio de la pareja 16.7%

Eventos y
marco de ref.
individual-
Creencias y Vulnerabilidad al p= 10.208 sig 0.006 c.
54 88.5% 19 63.3% 7 100%
valores Expresar Emociones 16.7%

Efectos de la Disminución de las p= 6.560 sig 0.038 c.


20 32.8% 4 13.3% 0 0,00%
intervención peleas 16.7%

En la tabla 5 se muestra que las parejas que están iniciando su relación, las

cuales corresponden al 62.2% del total de parejas participantes, son las parejas que se

encuentran en una fase de ajuste y consolidación de la relación. En estos casos las

fuentes de tensión que más pesan son las propias de la relación, tales como los

conflictos con los tiempos compartidos (80.3%), las cuales se asocian a creencias que

dificultan la exprensión abierta de las emociones (88.5%), lo cual favorece la

exacerbación de los conflictos presentes y se constituye en una interferencia importante.

Por otra parte, las parejas que han mantenido su relación por 4 a 7 años

constituyen el 30.6% de los casos y las parejas con relaciones que han durado 8 años o

más constituyen el 7.1% del total de parejas. En estos dos rangos se mantienen las

creencias alrededor de la vulnerabilidad al expresar emociones (63.3% para parejas con

una duración de su relación de 4 a 7 años y 100% para parejas que tienen una relación

hace más de 8 años), aunque estas creencias no se asocian con fuentes de tensión
Parejas del mismo sexo 109

espcíficas que afecten la dinámica de la relación. Finalmente, el motivo de consulta de

las parejas con relaciones de más de 8 años hace referencia a la toma de decisiones con

respecto a la continuidad de la relación (57.1%), lo cual al ser asociado con lo

mencionado en la tabla 1 acerca del rango de edad entre los 42 y los 52 años de edad, da

cuenta de la exacerbación de los conflictos de estas parejas en las que los miembros

mantienen creencias heteronormativas y en las que la relación ha estado impactada por

múltiples fuentes de tensión que han contribuído a la fragilizaición de los miembros y a

un constante cuestionamiento sobre la viabilidad del vínculo.

Tabla 6.
Frecuencias, porcentajes y diferencias significativas en las característicass
sociodemográficas, el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según la duración del proceso terapéutico.

Categorías Subcategorías Duración de la terapia Significación

2 Mes-3 Meses y 2
2 Sem-2 Meses (2-5 3 Meses 2 semanas-5
semanas (5-8
sesiones) Meses (8-12 sesiones)
sesiones)
73.5% 17.3%
9.2%
Frec. % Frec. % Frec. %
Interrupción de
Efectos de la p= 11.553 sig 0.003 c.
la pauta 23 31.9% 3 33.3% 13 76.5%
intervención 16.7%
predominante

Como se muestra en la tabla 6, la duración del 73.5% de las parejas fue de 2

semanas a dos meses y en estos casos la interrupción de la pauta predominante de la

relación se logró como efecto de la intervención en el 31.9% de los casos. Resulta

interesante observar que en los casos en los que el proceso terapéutico duró entre tres

meses y medio y cinco meses y en el que se llevaron a cabo de 8 a 12 sesiones de

terapia se tuvo este mismo efecto para el 76.5% de los casos. Se concluye entonces que

para lograr este efecto de la intervención se requieren de 8 a 12 sesiones bajo el modelo

de abordaje propuesto, lo cual se asocia con la complejidad de los casos, tal y como se

evidencia en los siguientes apartados.


Parejas del mismo sexo 110

A continuación se expone la descripción de los motivos de consulta, las

dimensiones de la dinámica de la relación y los efectos de la intervención hallados en la

revisión de las historias clínicas en tablas que sintetizan la distribución de frecuencias,

los porcentajes y la significación estadística de las relaciones entre dichas categorías y

dimensiones. La lógica asumida para esta presentación de resultados parte de un criterio

cronológico de la conformación y la consolidación del vínculo de pareja, así como de la

forma como el equipo terapéutico organiza la comprensión de la dinámica de pareja

dentro del abordaje terapéutico propuesto. Por tanto, los cinco ejes de análisis son los

siguientes: la conformación de la relación y las vicisitudes, los motivos para permanecer

en la relación, las fuentes de tensión que se asocian al surgimiento y mantenimiento del

conflicto actual, los motivos de consulta y los efectos de la intervención.

1. Conformación de la relación y vicisitudes que favorecen la emergencia del conflicto

Tabla 7.
Distribución de frecuencias y porcentajes de la conformación de la relación y
vicisitudes para parejas y personas que consultaron a nivel individual.
Conformación y vicisitudes
Pareja Individual Total
de la rl.

Frec. % Frec. % Frec. %

Inicia en relación triangular 28 46.7 13 34.2 41 41.8

Tendencia a triángulos 36 60.0 19 50.0 55 56.1

Inseguridades desde el inicio 36 60.0 26 68.4 62 63.3

Rl. heterosexuales previas 30 50.0 8 21.1 38 38.8

Relación a distancia 6 10.0 6 15.8 12 12.2


Fusion de tiempo y
36 60.0 14 36.8 50 51.0
actividades

Como se muestra en la tabla 7, los porcentajes más altos en la conformación de


la relación y las vicisitudes se refieren a las inseguridades desde el inicio (63.3%), la
tendencia a mantener triángulos en la relación (56.1%), la fusión de tiempo y
actividades (51%) y el inicio en una relación triangular (41.8%). Llama la atención que
Parejas del mismo sexo 111

el porcentaje más alto a nivel individual se refiere a las inseguridades desde el inicio
(68.4%), mientras a nivel de pareja estas inseguridades (60%) están asociadas a la
tendencia a mantener triángulos (60%) y a la fusión de tiempo y actividades, las cuales
pueden leerse como dos expresiones de dichas inseguridades en la relación de pareja.
Tabla 8.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según la conformación de la relación y las vicisitudes.
Inicia en Relación Tendencia a mantener Inseguridades Desde Relaciones Hetero Fusión y tiempo de
Triangular Triángulos el Inicio Previas Actividades
b
Pérdida del trabajo.a
Manejo Economía. b Pérdida del trabajo a
Roles de genero. p= a
Roles de genero. p=
p= 3.569 sig0.048 p= 4.045 sig0.035 p= 7.286 sig0.008 5.363 sig0.018 (0%) 3.564 sig0.046 (0%)
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (+) (+)
b
Conflicto con b
Pérdida del trabajo b Conflicto con b
Pérdida del trabajo.b
Conflicto con
orientación sexual p= p= 8.239 sig0.004 orientación sexual p= p= 9.633 sig0.001 familia de origen. p=
4.520 sig0.027 (0%) (0%)(-) 5.408 sig0.017 (0%) (0%)(-) 4.961 sig0.021 (0%)
(+) (+) (-)
b
Infidelidad de un b
Conflicto con b
Cambio de ciudad. b
Conflicto con b
Dificultades
miembro de la pareja orientación sexual p= p= 12.301 sig0.001 familia política p= económicas p= 6.346
p= 6.983 sig0.007 5.507 sig0.016 (0%) (0%)(-) 8.995 sig0.003 (0%) sig0.010 (0%)(+)
(0%)(+) (+) (+)
c
Económicos p= b
Infidelidad de un c
Aceptación familiar b
Conflicto con c
Aceptación familiar
6.174 sig0.012 (0%) miembro p= 13.662 de la relación p= orientación sexual p= de la relación p=
(+) sig0.000 (0%)(+) 6.924 sig0.010 (0%) 23.094 sig0.000 (0%) 5.331 sig0.019 (0%)
(-) (+) (+)
c
Comparten proyecto c Económicos. p= c
Comparten proyecto c
Primera relación c
Compañía p= 4.380
de vida p= 8.328 8.754 sig0.003 (0%) de vida p= 18.142 seria p= 10.712 sig0.030 (0%)(+)
sig0.003 (0%)(-) (+) sig0.000 (0%)(-) sig0.001 (0%)(-)
c
Primera relación c
Comparten proyecto c Primera relación c
Compañía p= 12.655 e Pauta Ambigua. p=
seria p= 10.092 de vida p= 7.860 seria p= 20.960 sig0.000 (0%)(-) 3.419 sig0.050 (0%)
sig0.001 (0%)(-) sig0.005 (0%)(-) sig0.000 (0%)(-) (-)
d
Heteronormativos p= c Primera relación c
Miedo a la soledad d
Heteronormativos p=i Reclamos
5.891 sig0.013 (0%) seria p= 4.832 p= 7.025 sig0.008 14.634 sig0.000 (0%) encubiertos p= .476
(+) sig0.023(0%)(-) (0%)(+) (+) sig0.049 (0%)(+)
d
Vulnerabilidad al d
Heteronormativos p= c Amenazas de d
Homofobia j
Rígidos p= 11.934
expresar emociones 6.110 sig0.011 (0%) suicidio de la pareja Internalizada sig0.001 (0%)(+)
p= 11.705 sig0.001 (+) p= 3.821 sig0.042 p=18.026 sig0.000
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(+)
f
Tendencia a d
Homofobia d
Heteronormativos d
Vulnerabilidad al
mantener triángulos Internalizada p= p= 2.976 sig0.064 expresar emociones
p= 55.111 sig0.000 8.320 sig0.003 (0%) (0%)(+) p= 7.225 sig0.008
(0%)(+) (+) (0%)(-)
f
Inseguridades desde d Vulnerabilidad al d
Homofobia f
Inicia en relación
el inicio p= 4.622 expresar emociones Internalizada p= triangular p=11.595
sig0.025 (0%)(+) p= 6.630 sig0.009 11.725 sig0.001 (0%) sig0.001 (0%)(+)
(0%)(+) (+)
f
Relaciones hetero f Inicia en relación d
La convivencia f
Tendencia a
previas p=11.595 triangular p= 55.111 legitima la relación mantener triángulos
sig0.001 (0%)(+) sig0.000 (0%)(+) p= 6.791 sig0.009 p= 7.773 sig 0.005
(0%)(-) (0%)(+)
g
Exclusividad del f
Relaciones hetero e Pauta ambigua p= f
Inseguridades desde
vinculo p= 9.003 sig previas p= 7.773 13.859 sig0.000 (0%) el inicio p= 4.549
0.002 (0%)(+) sig0.005 (0%)(+) (+) sig0.026 (0%)(-)
Parejas del mismo sexo 112

Tabla 8.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según la conformación de la relación y las vicisitudes.
Inicia en Relación Tendencia a mantener Inseguridades Desde Relaciones Hetero Fusión y tiempo de
Triangular Triángulos el Inicio Previas Actividades
i
Mens contradictorios g Exclusividad del f
Inicia en relación g
Exclusividad del
p= 5.762 sig0.014 vinculo p= 9.385 triangular p= 4.622 vínculo p= 7.691 sig
(0%)(+) sig0.003 (0%)(+) sig 0.025 (0%)(+) 0.004 (0%)(+)
i
Interacciones i
Mens contradictorios f Relaciones hetero
Violentas p= 6.174 p= 9.378 sig0.002 previas p= 4.549 sig
sig 0.012 (0%)(-) (0%)(+) 0.026 (0%)(-)
j
Porosos p= 9.893 sig i No se escuchan g
Exclusividad del
0.002 (0%)(+) p= 4.903 sig0.024 vínculo p= 4.125 sig
(0%)(-) 0.043 (0%)(+)
j
Porosos p= 10.863 i Mens.
sig0.001 (0%)(+) contradictorios p=
6.380 sig0.012 (0%)
(+)
i
Interacciones
Violentas p= 5.840
sig 0.013 (0%)(-)
Nota. a. Reglas de la relación que favorecen la emergencia del conflicto, Conflicto en:. b. Dimensión individual que
favorece la emergencia del conflicto, Fuentes de tensión. c. Dimensión individual que favorece la emergencia del
conflicto, Motivos para permanecer en la relación. d. Dimensión individual que favorece la emergencia del conflicto,
Creencias y valores. e. Pauta predominante en la relación que favorece la emergencia del conflicto. f. Conformación y
vicisitudes de la relación que favorece la emergencia del conflicto. g. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la
vida en pareja, Expectativas afectivas. h. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Intercambio
sexual. i. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Comunicación y resolución de conflictos. j.
Relaciones con la familia de origen que favorecen la emergencia del conflicto, Limites.
(+) Asociación positiva. (-) Asociación negativa

Al observar los resultados evidenciados en la tabla 8, es claro que los factores

asociados a más conflictos son el inicio en relaciones triangulares, la tendencia a

mantener triángulos, las inseguridades desde el inicio y las relaciones heterosexuales

previas, mientras que la fusión de tiempo y actividades no se asocia con tantos

conflictos conyugales en esta primera fase de la relación de pareja. A su vez, en estos

cuatro factores se evidencian asociaciones positivas comunes como las fuentes de

tensión referidas a los conflictos con la orientación sexual propia o de la pareja, las

creencias y valores heteronormativos, así como las insatisfacciones con la vida de

pareja, específicamente en cuanto a los conflictos con la exclusividad del vínculo y en

cuanto a los mensajes contradictorios como forma de comunicación privilegiada.

También resulta llamativo que cuando se presentan estos cuatro factores, no se


Parejas del mismo sexo 113

presentan los motivos para permanecer en la relación referidos a compartir el proyecto

de vida y a establecer la primera relación seria. A partir de estas asociaciones es posible

afirmar que las parejas en las que se presentan los cuatro factores mencionados se

establecen de forma confusa e informal bajo referentes heteronormativos y conflictos

individuales no resueltos de sus miembros con relación a su propia sexualidad, lo cual

se traduce en inestabilidad y en dificultades para la conexión emocional de la pareja.

Por tanto, estas parejas no se conforman desde una compatibilidad en las preferencias y

expectativas personales y la consolidación del vínculo se ve interferida desde el inicio,

favoreciendo una pauta ambigua predominante. Con fines de claridad en la exposición

de los resultados, estas parejas se denominarán grupo 1.

Por el contrario, las parejas en las que se presenta la fusión de tiempo y

actividades son parejas en las que las principales fuentes de tensión son externas y los

motivos para permanecer en la relación hacen referencia a las necesidades emocionales

y de validación de sus miembros. Retomando lo observado en la tabla 3, estas son

parejas que conviven, que presentan conflictos propios de la dinámica de convivencia

en pareja como los conflictos en los roles y que no presentan una pauta predominante

ambigua. Lo anterior suma elementos para afirmar que en estas parejas se ha logrado un

mayor ajuste, lo cual se confirma al evidenciar que no se presentan tantos conflictos

asociados en esta primera fase de la relación. Con fines de claridad en la exposición de

los resultados, estas parejas se denominarán grupo 2.


Parejas del mismo sexo 114

2. Motivos para permanecer en la relación

Tabla 9.
Distribución de frecuencias y porcentajes de los motivos para permanecer en la
relación para parejas y personas que consultaron a nivel individual.
Eventos y aspectos del
marco de ref. indiv.-
Pareja Individual Total
Motivos para permanec. en
la rl.

Frec. % Frec. % Frec. %

Motivos económicos 28 46.7 6 15.8 34 34.7


Aceptación familiar de la
14 23.3 3 7.9 17 17.3
relación
Compartir proyecto vital 20 33.3 7 18.4 27 27.6

Primera relación seria 34 56.7 27 71.1 61 62.2

Compañía 40 66.7 27 71.1 67 68.4

Satisfacción sexual 6 10.0 5 13.2 11 11.2

Necesidades emocionales 50 83.3 36 94.7 86 87.8

Miedo a la soledad 42 70.0 28 73.7 70 71.4


Amenazas de suicidio de la
10 16.7 8 21.1 18 18.4
pareja
Amenazas de acusaciones
4 6.7 2 5.3 6 6.1
al jefe

Como se muestra en la tabla 9, los porcentajes más altos en cuanto a los motivos

para permanecer en la relación están referidos a las necesidades emocionales (87.8%), el

miedo a la soledad (71.4%), la compañía (68.4%) y establecer la primera relación seria

(62.2%). A nivel individual las necesidades emocionales (94.7%) y el miedo a la

soledad (73.7%) son los motivos que más pesan y a nivel de pareja las necesidades

emocionales (83.3%) y el miedo a la soledad (70%) se encuentran acompañados del

deseo de compañía (66.7%) y del deseo de establecer la primera relación seria (56.7%).

Por tanto, los motivos para permanecer en la relación son bastante similares a nivel

individual y a nivel de pareja, refiriéndose sobre todo a las necesidades emocionales de


Parejas del mismo sexo 115

sus miembros. A partir del análisis de la tabla 10 es posible distinguir los motivos que

más pesan en los dos grupos de parejas evidenciados.

Tabla 10.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según los motivos para permanecer en la relación.
Motivos Aceptación Comparten Primera Compañía Satisfacc. Necesid. Miedo a la Amenazas
Economic. fliar de rl. proyecto de relación sexual emocional. soledad de suicidio
de pareja vida seria de la pareja
a
Roles de b Conflicto b
Pérdida a
Roles de a
Distrib. a
Manejo dHomofobi aDistrib. b
Conflicto
género p= con flia de del Trabajo género p= tareas p= Economía Internaliza tareas p= O. sexual
6.988 origen p= P= 15.803 6.253 11.073 p= 8.717 da p= 3.729 p= 9.013
sig0.008 5.331 sig0.000 sig0.011 sig0.001 sig0.003 6.180 sig sig0.043 sig0.003
(0%)(+) sig0.019 (0%) (+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) 0.015 (0%) (0%)(+) (0%) (-)
(0%)(-) (-)
a
Distrib. b Salida de b
Conflicto bDificultad. a
Manejo i Evitación b
Conflicto c
Miedo a
tareas p= universidad con familia económicas Economía del O. sexual la soledad
18.589 p= 5.382 de origen p= 7.137 p= 4.380 conflicto p= 6.907 p= 5.723
sig0.000 sig0.024 p= 4.665 sig0.007 sig0.030 p= 5.692 sig0.007 sig0.012
(0%)(+) (0%)(-) sig0.026 (0%)(+) (0%)(+) sig0.018 (0%)(+) (0%)(-)
(0%)(-) (0%)(-)
a
Manejo c
Económic. b
Conflicto b Salida de b
Pérdida c
Económic. Inseg.
f

Economía p= 4.773 O. sexual universidad del Trabajo p= 4.905 inicio


p= 44.158 sig0.024 p= 5.998 p= 10.063 p= 6.041 sig0.021 p= 3.821
sig0.000 (0%)(-) sig0.012 sig0.001 sig0.010 (0%)(+) sig0.042
(0%)(+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
b
Conflicto Primera
c c
Primera b Conf. con b
Dificultad. c
Compañía i
Interacción
con familia relación relación tiempos económicas p= 3.968 violenta p=
de política seria p= seria p= compartido p= 3.704 sig0.041 9.949
p= 6.724 8.891 5.868 s p= 5.986 sig0.043 (0%)(+) sig0.002
sig0.010 sig0.002 sig0.012 sig0.014 (0%)(+) (0%)(+)
(0%)(+) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
b
Dificultad. d
Conviven. d
Homofob.I b Cambio c Miedo a c
Amenaza
económicas legitima la nternali. p= de ciudad la soledad de suicidio
p= 24.728 relación p= 8.328 p= 6.513 p= 3.968 de la pareja
sig0.000 5.825 sig0.003 sig0.008 sig0.041 p= 5.723
(0%)(+) sig0.018 (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) sig0.012
(0%)(+) (0%)(-)
b
Diferencia e Pauta dConviven. Económic. fRelaciones
c e
Pauta
cultural y Ambigua legitima la p= 9.834 hetero Simbiótica
social p= p= 5.487 relación p= sig0.002 previas p= p= 4.391
13.379 sig0.019 5.514 (0%)(-) 12.655 sig0.029
sig0.000 (0%)(-) sig0.019 sig0.000 (0%)(+)
(0%)(+) (0%)(+) (0%)(-)
c
Aceptac. fInsegurid. e
Pauta c
Aceptac. fFusión de f
Insegurid.
fliar de la desde Ambigua familiar de tiempo y desde
relación p= inicio p= p= 7.990 la relación actividades inicio p=
4.773 6.924 sig0.005 p= 8.891 p= 4.380 7.025
sig0.024 sig0.010 (0%)(-) sig0.002 sig0.030 sig0.008
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
Parejas del mismo sexo 116

Tabla 10.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según los motivos para permanecer en la relación.
Motivos Aceptación Comparten Primera Compañía Satisfacc. Necesidad. Miedo a la Amenazas
Economic. familiar de proyecto de relación sexual emocion. soledad de suicidio
la relación vida seria de la pareja
de pareja
c
Primera f Fusión de f Inicia en Compart.
c i
Evitación Mensajes
i

relación tiempo y relación proyecto de del contradicto


seria p= actividades triangular vida p= conflicto rios p=
9.834 p= 5.331 p= 8.328 5.868 p= 6.508 7.151
sig0.002 sig0.019 sig0.003 sig0.012 sig0.009 sig0.009
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(+)
c
Miedo a i
Peleas f Tendencia d
Heteronor
la soledad forma de a mantener mativos p=
p= 4.905 comunica triángulos 7.586
sig0.021 p= 3.843 p= 7.860 sig0.005
(0%)(+) sig0.044 sig0.005 (0%)(-)
(0%) (+) (0%)(-)
d
Heteronor iInteracción fInsegurida d
Homofob.I
mativos p= violenta p= des inicio nternalizap
8.497 7.536 p= 18.142 = 12.954
sig0.003 sig0.004 sig0.000 sig0.000
(0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-)
d
Homofob.I i
Mensajes d
Vulnera al
nternalizap contradict. expresar
= 4.221 p= 5.322 emociones
sig0.033 sig0.023 p= 7.843
(0%)(+) (0%)(+) sig0.006
(0%)(+)
d
Vulnera al e
Pauta
expresar Ambigua
emociones p= 3.734
p= 4.235 sig0.042
sig0.039 (0%)(+)
(0%)(+)
d
Conviven.l Inicia en
f

egitima la relación
relación p= triangular
6.214 p= 10.092
sig0.012 sig0.001
(0%)(+) (0%)(-)
f
Inicia en f
Tendencia
relación a mantener
triangular triángulos
p= 6.174 p= 4.832
sig0.012 sig0.023
(0%)(+) (0%)(-)
f
Tendencia f
Insegurid.
a mantener desde el
triángulos inicio p=
p= 8.754 20.960
sig0.003 sig0.000
(0%)(+) (0%)(-)
Parejas del mismo sexo 117

Tabla 10.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según los motivos para permanecer en la relación.
Motivos Aceptación Comparten Primera Compañía Satisfacc. Necesidad. Miedo a la Amenazas
Economic. familiar de proyecto de relación sexual emocional. soledad de suicidio
la relación vida seria de la pareja
de pareja

Exclusiv.
g f
Relaciones
del vinculo hetero
p= 3.567 previas p=
sig0.050 10.712
(0%)(+) sig0.001
(0%)(-)
i
Mensajes i
Mensajes
contradict. contradict.
p= 4.559 p= 3.873
sig0.026 sig0.040
(0%)(+) (0%)(+)
i
Interacción i
Peleas
violenta p= forma de
13.379 comunica
sig0.000 p= 6.513
(0%)(+) sig0.009
(0%)(+)
j
Porosos i
Interacción
p= 3.562 violenta p=
sig0.047 5.109
(0%)(+) sig0.021
(0%)(-)
Nota. a. Reglas de la relación que favorecen la emergencia del conflicto, Conflicto en:. b. Dimensión individual que
favorece la emergencia del conflicto, Fuentes de tensión c. Dimensión individual que favorece la emergencia del
conflicto, Motivos para permanecer en la relación. d. Dimensión individual que favorece la emergencia del conflicto,
Creencias y valores. e. Pauta predominante en la relación que favorece la emergencia del conflicto. f. Conformación y
vicisitudes de la relación que favorece la emergencia del conflicto. g. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la
vida en pareja, Expectativas afectivas. h. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Intercambio
sexual. i. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Comunicación y resolución de conflictos. j.
Relaciones con la familia de origen que favorecen la emergencia del conflicto, Limites.
(+) Asociación positiva. (-) Asociación negativa

Como se muestra en la tabla 10, las parejas incluídas en el grupo 1 permanecen

en la relación por motivos económicos y por amenazas de suicidio de la pareja, mientras

que las parejas del grupo 2 lo hacen en mayor medida por miedo a la soledad, compañía

y por establecer la primera relación seria, y en menor medida por compartir el proyecto

vital y por la aceptación familiar de la relación. En el grupo 1 los motivos mencionados

se encuentran asociados con interacciones violentas como forma de resolución de

conflictos, con conflictos en las reglas de la relación en cuanto a roles, distribución de


Parejas del mismo sexo 118

tareas y manejo de la economía, con fuentes de tensión propias de la relación, familiares

y externas, así como con creencias y valores heteronormativos que se asocian a

conflictos con la orientación sexual propia o de la pareja.

Por otra parte, en las parejas que se incluyen en el grupo 2 las fuentes de tensión

que más pesan son las externas y las propias de la relación, no se presentan asociaciones

comunes en cuanto a las creencias y valores heteronormativos y las peleas y mensajes

contradictorios se asumen como formas de comunicación privilegiadas.

Específicamente cuando uno de los motivos para permanecer en la relación es el miedo

a la soledad se presenta la pauta simbiótica como predominante. Vale la pena anotar que

en este grupo de parejas la conformación de la relación no está asociada al inicio en

relaciones triangulares, a la tendencia a mantener triángulos, a las inseguridades desde

el inicio o a la las relaciones heterosexuales previas. Por el contrario, cuando los

motivos para permanecer son económicos o referidos a las amenazas de suicidio de la

pareja, lo cual ocurre en el grupo 1, estas vicisitudes si se presentan. Finalmente vale la

pena resaltar que los motivos referidos a las necesidades emocionales de los miembros

son los que menos se asocian con conflictos en la relación.


Parejas del mismo sexo 119

3. Fuentes de tensión

Tabla 11.
Distribución de frecuencias y porcentajes de las fuentes de tensión para parejas y
personas que consultaron a nivel individual.

Eventos y aspectos del


marco de ref. indiv.- Fuentes Pareja Individual Total
de tensión

Frec. % Frec. % Frec. %

Pérdida del trabajo 12 20.0 9 23.7 21 21.4


Conflicto con familia
18 30.0 7 18.4 25 25.5
política
Conflicto con familia de
24 40.0 26 68.4 50 51.0
origen
Confl. con orientación
30 50.0 15 39.5 45 45.9
sexual
Dificultades económicas 30 50.0 9 23.7 39 39.8

Salida universidad 14 23.3 15 39.5 29 29.6

Confl. con hijos 8 13.3 2 5.3 10 10.2

Infidelidad de un miembro 36 60.0 23 60.5 59 60.2


Confl. con tiempos
44 73.3 28 73.7 72 73.5
compartidos
Cambio de vivienda 4 6.7 2 5.3 6 6.1

Cambio de ciudad 8 13.3 6 15.8 14 14.3

Salida del closet 2 3.3 2 5.3 4 4.1


Diferencias culturales y
22 36.7 12 31.6 34 34.7
sociales

Como se muestra en la tabla 11, las fuentes de tensión con un porcentaje mayor

son los conflictos con los tiempos compartidos (73.5%), la infidelidad de un miembro

(60.2%), los conflictos con la familia de origen (51%) y los conflictos con la orientación

sexual propia o de la pareja (45.9%). A nivel de pareja se suman las dificultades

económicas (50%) aparte de las fuentes de tensión ya mencionadas y a nivel individual

cobra más relevancia el conflicto con la familia de origen (68.4%) y menos relevancia el

conflicto con la orientación sexual propia o de la pareja (39.5%).


Parejas del mismo sexo 120

Tabla 12.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según las fuentes de tensión.
Pérdida Conflicto Conflicto Conflicto Infidel. Conflicto Cambio Dificult.
Dificult. Salida
del familia familia orientac. de 1 con t. de cultur. y
Económ. universi.
trabajo política de origen sexual miembro compart. ciudad sociales
a
Roles b
Pérdida a
Manejo b
Conflic. b
Conflic.
a
Distrib. a
Manejo a
Manejo a
Distrib. a
Distrib.
de del Econom. con O. familia
tareas p= Econom. Econom. tareas tareas p=
género Trabajo p= sexual de origen
5.637 p= 8.380 p= 4.508 p=11.667 4.723
p= 4.944 p= 7.771 38.871 p= 4.132 p= 4.961
sig0.017 sig0.003 sig0.028 sig0.000 sig0.025
sig0.022 sig0.005 sig0.000 sig0.033 sig0.025
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(-)
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-)
b
Conflic. b
Pérdida b
Conflic. b
Perdida b
Conflic. b
Salida b
Infideli. a
Manejo
b
Salida b
Dificult
familia del familia del familia universid de un Econom.
universi. económ.
política Trabajo política Trabajo origen ad p= miembro p=
p= 4.326 p= 6.983
p= 6.055 p= 6.055 p= 8.380 p= 5.453 p=10.17 4.215 p= 4.089 13.494
sig0.032 sig0.008
sig0.009 sig0.009 sig0.003 sig0.019 1 sig.001 sig0.032 sig0.043 sig0.000
(0%)(-) (0%)(+)
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(+)
b
Conflic. b
Conflic. b
Salida b
Infideli. bConflic. b
Conflic. b
Cambio b
Salida c Primera c
Econó.
con O familia universi. de un familia con O de universid relación
p=
sexual de origen p= miembro política sexual ciudad ad p= seria p=
13.379
p= 7.771 p= 8.380 10.171 p= 4.132 p= 3.678 p= 4.326 p= 4.089 5.536 6.513
sig0.000
sig0.005 sig0.003 sig0.001 sig0.033 sig0.047 sig0.032 sig0.043 sig0.014 sig0.008
(0%)(+)
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+)
f
Inicia en
b
Cambio c
Compar. c
Primera
b
Dificul. b
Dificul. b
Salida b
Dificul. relación e
Pauta d
Hetero-
de proyecto relación
Económ. Económ. universi. Económ. triangula Ambigua normat.
ciudad de vida seria p=
p= 5.453 p= 3.678 p= 4.215 p= 4.215 r p= p= 7.486 p= 6.174
p= 4.961 p= 5.998 5.986
sig0.019 sig0.047 sig0.032 sig0.032 6.983 sig0.007 sig0.012
sig0.025 sig0.012 sig0.014
(0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) sig0.007 (0%)(-) (0%)(+)
(0%)(-). (0%)(-) (0%)(+)
(0%)(+)
c
Compart f
Tendenc
c
Acepta. c
Primera b
Conflict b
Infideli. f
Insegu.
proyecto c mantener d
Homof. d
Homof.
Econó. familiar relación tiempos de un desde
de vida triángulo Internal. Internal.
p= 6.724 relación seria p= compart. miembro inicio p=
P= s p= p= 5.645 p= 6.174
sig0.010 p= 5.331 7.137 p= 6.983 p= 4.215 12.301
15.803 13.662 sig0.016 sig0.012
(0%)(+) sig0.019 sig0.007 sig0.008 sig0.032 sig0.001
sig0.000 sig0.000 (0%)(-) (0%)(+)
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-)
(0%)(+) (0%)(+)
c
Compart b
Conflict i
Peleas
c
Compa- d
Homof c
Compa- c
Econó. i
Mensaje
proyecto tiempos i
Evitac. forma de
ñía p= Internal. ñía p= p= contradi.
de vida comparti del comuni
6.041 p= 9.441 3.704 24.728 p= 6.076
p= 4.665 p= 5.536 conflicto p= 5.552 sig0.015
p= 8.820
(0%)
sig0.010 sig0.002 sig0.043 sig0.000 sig0.016
sig0.026 sig0.014 (-) sig0.003
(0%)(+) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(+)
f
Rl.
d
Homof c
Amenaz c
Miedo d
Hetero- c
Aceptac Peleas
i
hetero
Internali suic pare soledad normat. fami rela com. p=
prev p=
p= 3.569 p= 9.013 p= 6.907 p= 7.819 p= 5.382 4.696
8.995
sig0.048 sig0.003 sig0.007 sig0.005 sig0.024 sig0.026
sig0.003
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(+)
(0%)(+)
Parejas del mismo sexo 121

Tabla 12.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta, la dinámica de la relación y los
efectos de la intervención, según las fuentes de tensión.
Pérdida Conflicto Conflicto Conflicto Dificult. Infideli. Conflicto Cambio Dificult.
Salida
del familia familia orientac. Económi de un con t. de Cultur. y
universi.
trabajo política de origen sexual cas miembro Comp. ciudad sociales
d
Convive f
Fusión dHomofo d
Homofo c
Primera
legitima tiempo y Internali Internali relación
relación actividad zada p= zada p= seria p=
p= 9.538 p= 4.961 11.281 13.198 10.063
sig0.003 sig0.021 sig0.001 sig0.000 sig0.001
(0%)(+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
f
Inicia f
Inicia d
Vulnera d
Vulnera
i
Reclam
relación relación expresar expresar
encubiert
triangula triangula emoción emoción
p= 4.056
p= 3.569 p= 4.520 p= 9.677 p= 6.114
sig0.036
sig0.048 sig0.027 sig0.002 sig0.009
(0%)(+)
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
f
Tendenc f
Tendenc d
Convive
mantener mantener legitima Evitació
i

triángulo triángulo relación n del


p= 8.239 p= 5.507 p= 4.518 conflicto p= 5.088 sig0.021 (0%)
sig0.004 sig0.016 sig0.029 (-)
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(-)
f
Inseguri f
Inseguri f
Fusión i
Peleas
desde el desde el tiempo y forma
inicio p= inicio p= actividad comunic
7.286 5.408 p= 6.346 p=4.508
sig0.008 sig0.017 sig0.010 sig0.028
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(+)
f
Relacio f
Relacion i
Reclam
hetero hetero
encubiert
previas prev p=
p= 3.523
p= 9.633 23.094
sig0.049
sig0.001 sig0.000
(0%)(+)
(0%)(-) (0%)(+)
g
Exclusiv
idad del
vinculo
p= 7.573
sig0.005
(0%) (+)

Nota. a. Reglas de la relación que favorecen la emergencia del conflicto, Conflicto en:. b. Dimensión individual que
favorece la emergencia del conflicto, Fuentes de tensión c. Dimensión individual que favorece la emergencia del
conflicto, Motivos para permanecer en la relación. d. Dimensión individual que favorece la emergencia del conflicto,
Creencias y valores. e. Pauta predominante en la relación que favorece la emergencia del conflicto. f. Conformación y
vicisitudes de la relación que favorece la emergencia del conflicto. g. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la
vida en pareja, Expectativas afectivas. h. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Intercambio
sexual. i. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Comunicación y resolución de conflictos. j.
Relaciones con la familia de origen que favorecen la emergencia del conflicto, Limites.
(+) Asociación positiva. (-) Asociación negativa

Como se muestra en la tabla 12, las fuentes de tensión que más se presentan para

parejas del grupo 1 son la infidelidad de un miembro, los conflictos con la orientación
Parejas del mismo sexo 122

sexual propia o de la pareja, las dificultades económicas, las diferencias culturales y

sociales, mientras que para el grupo 2 las fuentes de tensión que se observan son los

conflictos con los tiempos compartidos, los conflictos con la familia de origen, la salida

de la universidad, los conflictos con la familia política, la pérdida del trabajo y el

cambio de ciudad. A su vez, se observa que las fuentes de tensión que más pesan para el

grupo 1 son las individuales y las propias de la relación, mientras que las que más pesan

para el grupo 2 son las tensiones familiares y las propias de la relación. En este eje se

confirman nuevamente las tendencias generales ya mencionadas para ambos grupos,

como por ejemplo la conformación de la relación marcada por un inicio en relación

triangular, la tendencia a mantener triángulos en la relación, las inseguridades desde el

inicio y las relaciones heterosexuales previas, la mayor presencia de creencias y valores

heteronormativos, así como los motivos económicos y de miedo a la soledad para

permanecer en la relación para el grupo 1. Para el grupo 2 se observan nuevamente las

tendencias referidas a los conflictos con los tiempos compartidos, las relaciones

conflictivas con las familias de origen y políticas, así como los motivos para

permanecer en la relación referidos a establecer la primera relación seria y a compartir

el proyecto vital.
Parejas del mismo sexo 123

4. Motivo de consulta

Tabla 13.
Distribución de frecuencias y porcentajes del motivo de consulta para parejas y
personas que consultaron a nivel individual.

Motivo de consulta Pareja Individual Total

Frec. % Frec. % Frec. %

Las peleas 10 16.7 2 5.3 12 12.2

Celos 2 3.3 3 7.9 5 5.1

Infidelidad 4 6.7 2 5.3 6 6.1

Mala comunicación 4 6.7 0 0 4 4.1

La ruptura 0 0 16 42.1 16 16.3

El maltrato 6 10.0 7 18.4 13 13.3

La toma de decisiones 22 36.7 2 5.3 24 24.5

Fortalecim. individual 12 20.0 6 15.8 18 18.4

Como se muestra en la tabla 13, la toma de decisiones sobre la continuidad de la

relación constituye el motivo de consulta para el 24.5% del total de consultantes y

específicamente el 36.7% de parejas consultan por este motivo. El fortalecimiento

individual es el motivo de consulta para una quinta parte del total de casos (18.4%) y a

nivel de pareja se presenta en el 20% de los casos atendidos. A nivel individual la

ruptura constituye el motivo de consulta para el 42.1% de los casos y en total se

presenta en el 16.3% de los casos. A partir de lo anterior se concluye que los motivos de

consulta referidos a la toma de decisiones sobre la continuidad de la relación, al

fortalecimiento individual, a la ruptura constante y al maltrato son los que más se

presentan. Específicamente a nivel de pareja los motivos de consulta más frecuentes son

la toma de decisiones sobre la continuidad de la relación y el fortalecimiento individual,

mientras a nivel individual los principales motivos de consulta son las rupturas

constantes y el maltrato.
Parejas del mismo sexo 124

Tabla 14.
Asociaciones significativas entre la dinámica de la relación y los efectos de la
intervención, según el motivo de consulta.
Las peleas La ruptura El maltrato La toma de Fortalecimiento
decisiones individual
f
Inicia en relación a
Roles de genero p= b
Conflicto familia de bConflicto familia de a
Distribución tareas
triangular p=6.180 9.458 sig0.001 (0%) origen p= 4.024 origen p= 8.611 p= 4.199 sig0.035
sig0.015 (0%)(+) (-) sig0.042 (0%)(+) sig0.003 (0%)(-) (0%)(-)
j
Porosos p=4.533 b
Conflicto familia de b
Conflicto O. sexual b Conflicto O. sexual b
Conflicto O. sexual
sig0.031 (0%)(+) origen p= 4.400 p= 5.627 sig0.016 p= 0.000 sig0.03 p= 3.822 sig0.045
sig0.033 (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(+)
d
Convivencia d
Homofobia b
Dificultades d
Heteronormativos
legitima la relación Internalizada p= económicas p= 9.579 p= 5.741 sig0.014
p= 3.838 sig0.042 4.310 sig0.034 (0%) sig0.002 (0%)(+) (0%)(-)
(0%)(-) (-)
f
Relaciones i
Peleas como forma b Salida universidad f
Inicia en relación
heterosexuales de comunicación p= p= 9.861 sig0.001 triangular p= 15.861
previas p=5.561 7.617 sig0.006 (0%) (0%)(-) sig0.000 (0%)(-)
sig0.015 (0%)(-) (+)
f
Fusión tiempo y c
Primera relación f
Tenden mantener
actividad p= 11.354 seria p= 8.281 triángulos p= 10.290
sig0.001 (0%)(-) sig0.005 (0%)(-) sig0.002 (0%)(-)
i
Evitación del d
Heteronormativos i
Reclamos
conflicto p= 5.602 p= 8.053 sig0.005 encubiertos p= 4.653
sig0.017 (0%)(-) (0%)(+) sig0.025 (0%)(+)
i
Interacción violenta d
Homofobia j
Rígidos p= 12.991
para solucionar Internalizada p= sig0.000 (0%) (+)
conflictos. p= 4.157 10.982 sig0.001
sig0.035 (0%)(-) (0%)(+)
j
Porosos p= 7.330 i
Evitación del
sig0.006 (0%)(+) conflicto p= 9.370
sig0.002 (0%)(+)
i
Mensaje
contradictorios p=
10.308 sig0.000
(0%)(+)
i
Reclamos
encubiertos p= 3.694
sig0.044 (0%)(+)
Nota. a. Reglas de la relación que favorecen la emergencia del conflicto, Conflicto en:. b. Dimensión individual que
favorece la emergencia del conflicto, Fuentes de tensión c. Dimensión individual que favorece la emergencia del
conflicto, Motivos para permanecer en la relación. d. Dimensión individual que favorece la emergencia del conflicto,
Creencias y valores. e. Pauta predominante en la relación que favorece la emergencia del conflicto. f. Conformación y
vicisitudes de la relación que favorece la emergencia del conflicto. g. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la
vida en pareja, Expectativas afectivas. h. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Intercambio
sexual. i. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la vida en pareja, Comunicación y resolución de conflictos. j.
Relaciones con la familia de origen que favorecen la emergencia del conflicto, Limites.
(+) Asociación positiva. (-) Asociación negativa

Como se observa en la tabla 14, el motivo de consulta asociado con los

conflictos con la orientación sexual propia o de la pareja es el fortalecimiento

individual, mientras que las dificultades económicas se asocian con el motivo de

consulta referido a la toma de decisiones sobre la relación de pareja, ante lo cual es


Parejas del mismo sexo 125

posible afirmar que estos dos motivos de consulta se encuentran más asociados a las

parejas del grupo 1. Esta asociación es también coherente con la conformación confusa

que se presenta en estas parejas y con la mayor presencia de conflictos individuales

relacionados con la orientación sexual propia o de la pareja, los cuales se encuentran

fundamentados en creencias heteronormativas. En este escenario es comprensible que

los motivos de consulta principales de este grupo hagan referencia a un posicionamiento

individual más claro que permita la toma de decisiones frente a la relación de pareja.

Por otra parte, los motivos de consulta referidos al maltrato entre los cónyuges y

a las rupturas constantes que amenazan la relación de pareja se asocian con las fuentes

de tensión referidas a los conflictos con la familia de origen y por consiguiente, desde lo

evidenciado en la tabla 12, a los conflictos con la familia política. Por tanto, estos dos

motivos de consulta se asocian a las parejas del grupo 2, en las que desde lo evidenciado

hasta ahora, se presentan conflictos con la familia de origen, no se presentan creencias y

valores heteronormativos ni conflictos con la orientación sexual propia o de la pareja.

En este escenario, en el que las fuentes de tensión son familiares y externas y en el que

se cuenta con la relación de pareja como única fuente de apoyo resulta comprensible

que el aferramiento emocional lleve a dinámicas de maltrato o de rupturas constantes,

las cuales finalmente constituyen los motivos de consulta para el grupo 2.


Parejas del mismo sexo 126

5. Efectos de la intervención

Tabla 15.
Distribución de frecuencias y porcentajes de los efectos de la intervención para parejas
y personas que consultaron a nivel individual.

Efectos de la intervención Pareja Individual Total

Frec. % Frec. % Frec. %

Aumento de confianza 8 13.3 3 7.9 11 11.2

Mejor comunic. 26 43.3 2 5.3 28 28.6


Aceptación de diferencias
28 46.7 12 31.6 40 40.8
individuales
Toma de decis. 32 53.3 24 63.2 56 57.1

Def. de la relación 22 36.7 8 21.1 30 30.6

Cesan interac. violentas 6 10.0 7 18.4 13 13.3

Interrup. depauta predom. 26 43.3 13 34.2 39 39.8

Dismin. de peleas 22 36.7 2 5.3 24 24.5

Recon. de fortalez. Individ. 14 23.3 27 71.1 41 41.8

Como se muestra en la tabla 15, los efectos de la intervención terapéutica más

frecuentes hacen referencia a la toma de decisiones sobre la continuidad de la relación

(57.1%), el reconocimiento de fortalezas individuales (41.8%), la aceptación de

diferencias individuales (40.8%) y la interrupción de la pauta predominante (39.8%). A

nivel individual el efecto más frecuente es el reconocimiento de fortalezas individuales

(71.1%). A nivel de pareja la toma de decisiones (53.3%) es el efecto más frecuente,

seguido por la aceptación de diferencias individuales (46.7%), la interrupción de la

pauta predominante (43.3%) y la mejoría en la comunicación (43.3%). A partir de lo

anterior es posible afirmar que los efectos logrados con la intervención tienen que ver

con un posicionamiento individual más claro de los miembros de la pareja, lo cual a su

vez facilita la interrupción de la pauta predominante de la relación y la toma de

decisiones con respecto a la relación de pareja.


Parejas del mismo sexo 127

Tabla 16.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta y la dinámica de la relación,
según los efectos de la intervención.
Interrupción Mejor Aceptación Toma de Definición de Cesan Disminución Reconocimie
de la pauta comunición de decisiones la relación interacciones de las peleas nto de
predominant diferencias violentas fortalezas
e de relación Individuales Individuales
a
Roles de a
Roles de b
Perdida del b
Cambio de b
Conflicto a
Roles de a
Roles de a
Roles de
genero p= genero p= Trabajo p= ciudad p= famil origen genero p= genero p= genero p=
4.265 15.207 14.383 8.507 p= 10.261 5.009 6.186 7.873
sig0.031 sig0.000 sig0.000 sig0.004 sig0.001 sig0.027 sig0.013 sig0.004
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-)
b
Perdida del b
Perdida del b Conflicto c
Económicos. c
Comparten a
Manejo b
Conflicto b
Conflicto
Trabajo p= Trabajo p= O. sexual p= p= 3.607 proyecto vida Economía p= O. sexual p= O. sexual p=
7.260 4.752 3.651 sig0.046 p= 5.395 6.769 3.519 3.934
sig0.006 sig0.023 sig0.044 (0%)(-) sig0.020 sig0.009 sig0.050 sig0.037
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-)
b
Salida b
Conflicto b
Conflicto c
Compañía e
Pauta f
Fusión tiem c
Primera b
Diferencias
universidad fam origen tiem compart p= 4.282 Ambigua p= y actividad relación seria cultu y socia
p= 4.065 p= 5.590 p=9.475 sig0.032 3.986 p= 6.769 p= 15.258 p= 8.497
sig0.037 sig0.016 sig0.002 (0%)(+) sig0.038 sig0.009 sig0.000 sig0.003
(0%)(+) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(+)
c
Primera b
Conflicto b Cambio de c
Necesidades i
Evitación del c
Comparten c
Compañía
relación seria O. sexual p= ciudad p= emocionales conflicto p= proyecto vida p= 6.909
p= 4.045 10.273 7.667 p= 3.830 3.706 p= 11.280 sig0.007
sig0.035 sig0.001 sig0.004 sig0.046 sig0.043 sig0.001 (0%)(+)
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(-) (0%)(-)
d
Convivencia e
Pauta c
Amenaza d
Homofobia i
Mensaje d
Homofobia Amenaza
c

legit relación Ambigua p= suicid pareja Internalizada contradictori Internalizada.suicidio de la


p= 5.024 3.964 p= 6.100 p= 3.578 os p= 4.909 p= 5.762 pareja p=
sig0.020 sig0.039 sig0.014 sig0.045 sig0.021 sig0.14 (0%) 5.741 sig0.14
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) (-) (0%)(-)
g
Afecto f
Tendencia a fInseguridade d
Convivencia i
Reclamos d
Convivencia d
Convivencia
expresado p= mantener desde el legitima la encubiertos legitima la legitima la
11.565 triángulos p= inicio p= relación p= p= 10.089 relación p= relación p=
sig0.001 3.729 4.005 4.401 sig0.001 3.793 4.337
(0%)(-) sig0.043 sig0.036 sig0.030 (0%)(-) sig0.046 sig0.030
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-) (0%)(-)
i
Evitación del f Relaciones f Fusión f
Inseguridade i
Interacción e
Pauta f
Inicia en
conflicto p= heterosexuale tiempo y s desde el Violenta p= Ambigua p= relación
3.776 s previas p= actividad p= inicio p= 4.120 6.088 triangular p=
sig0.041 10.746 9.743 5.565 sig0.034 sig0.013 4.576
(0%)(+) sig0.001 sig0.002 sig0.016 (0%)(-) (0%)(-) sig0.026
(0%)(-) (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-)
f
Inseguridade i Reclamos i
Mensaje j
Rígidos p= e
Pauta f
Relaciones
s desde el encubiertos contradictori 5.779 simbiótica p= heterosexuale
inicio p= p= 12.482 os p= 13.409 sig0.014 3.793 s previas p=
4.005 sig0.000 sig0.000 (0%)(+) sig0.046 13.985
sig0.036 (0%)(+) (0%)(+) (0%)(-) sig0.000
(0%)(-) (0%)(-)
Parejas del mismo sexo 128

Tabla 16.
Asociaciones significativas entre el motivo de consulta y la dinámica de la relación,
según los efectos de la intervención.
Interrupción Mejor Aceptación Toma de Definición de Cesan Disminución Reconocimie
de la pauta comunición de decisiones la relación interacciones de las peleas nto de
predominant diferencias violentas fortalezas
e de relación Individuales Individuales
f
Fusión j
Rígidos p= j
Rígidos p= f
Inseguridade k Falta de
tiempo y 8.285 5.610 s desde el legitimación
actividad p= sig0.004 sig0.015 inicio p= de la relación
4.447 (0%)(+) (0%)(+) 12.253 p= 5.741
sig0.029 sig0.001 sig0.014
(0%)(-) (0%)(-) (0%)(-)
i
Evitación del f
Fusión
conflicto p= tiempo y
8.279 actividad p=
sig0.004 7.314
(0%)(-) sig0.006
(0%)(-)
i
Reclamos i
Evitación del
encubiertos conflicto p=
p= 11.600 9.370
sig0.000 sig0.002
(0%)(-) (0%)(-)
i
Peleas como
forma de
comunicació
n p= 6.074
sig0.012
(0%)(-)
i
Reclamos
encubiertos
p= 11.728
sig0.000
(0%)(-)
Nota. a. Reglas de la relación que favorecen la emergencia del conflicto, Conflicto en:. b. Dimensión individual que
favorece la emergencia del conflicto, Fuentes de tensión c. Dimensión individual que favorece la emergencia del
conflicto, Motivos para permanecer en la relación. d. Dimensión individual que favorece la emergencia del conflicto,
Creencias y valores. e. Pauta predominante en la relación que favorece la emergencia del conflicto. f. Conformación y
vicisitudes de la relación que favorece la emergencia del conflicto. g. Insatisfacción en los diferentes aspectos de la
vida en pareja que favorecen la emergencia del conflicto, Expectativas afectivas. h. Insatisfacción en los diferentes
aspectos de la vida en pareja que favorecen la emergencia del conflicto, Intercambio sexual. i. Insatisfacción en los
diferentes aspectos de la vida en pareja que favorecen la emergencia del conflicto, Comunicación y resolución de
conflictos. j. Relaciones con la familia de origen que favorecen la emergencia del conflicto, Limites. k. Relaciones
con la familia de origen que favorecen la emergencia del conflicto, falta de legitimación de la relación.
(+) Asociación positiva. (-) Asociación negativa
Como se muestra en la tabla 16, cuando los motivos para permanecer en la

relación estaban referidos al deseo de compañía, se presentaban conflictos en los roles

asumidos, la conformación de la relación estaba asociada a la fusión de tiempo y

actividades o las fuentes de tensión principales estaban asociadas a la salida de la

universidad, lo cual ocurre en las parejas incluídas en el grupo 2, se logró la toma de

decisiones sobre la continuidad de la relación, el reconocimiento de las fortalezas


Parejas del mismo sexo 129

individuales, la interrupción de la pauta predominante de la relación, la aceptación de

las diferencias individuales y una mejoría en la comunicación. Por otra parte, cuando la

conformación de la relación estaba asociada a inseguridades desde el inicio, los

principales motivos para permanecer en la relación estaban relacionados con amenazas

de suicidio de la pareja, las principales fuentes de tensión eran los conflictos con la

orientación sexual y las diferencias culturales y sociales, así como cuando se

presentaban creencias y valores heteronormativos, lo cual ocurre en las parejas del

grupo 1, se logró la toma de decisiones sobre la continuidad de la relación, el

reconocimiento de las fortalezas individuales y la aceptación de las diferencias

individuales.

Resultados del proceso terapéutico con seis parejas

Como base del análisis cualitativo se retoma el mapa de categorías y

subcategorías formulado para cumplir con los objetivos del estudio y evidenciado en el

análisis de las historias clínicas, en tanto a nivel cualitativo aparecen las mismas

categorías como relevantes y útiles para ampliar las comprensiones sobre la dinámica

conyugal de parejas del mismo sexo.

A continuación se presentan las viñetas de cada uno de los casos para ubicar a

los/as lectores/as en las características generales de las parejas consultantes:

Caso 1: Julia y Alejandra

78 77

42 44

Alejandra Julia

19
21

Figura 1. Genograma de la pareja número uno de acuerdo con los planteamientos de McGoldrick
(1987).
Parejas del mismo sexo 130

Como se muestra en la figura 1, la pareja número uno está compuesta por Julia y

Alejandra, dos mujeres de cuarenta y cuatro (44) años y cuarenta y dos (42) años

respectivamente, quienes mantienen una relación de pareja desde hace siete años. Julia

trabaja como independiente y además maneja los aspectos contables del negocio de

Alejandra que ella asume como un negocio compartido, pero que para Alejandra es un

negocio que sólo le pertenece a ella.

Julia tuvo una relación de pareja previa a la relación con Alejandra, la cual duró

seis años y se terminó cuando Julia y Alejandra ya habían iniciado la relación de pareja,

en tanto Julia se sentía insatisfecha con dicha relación y tenía conocimiento de que su

pareja tenía una relación con otra mujer, pero no quería quedarse sola. La relación de

Julia con su madre es muy estrecha y ella es quien la ha acompañado a lo largo de la

vida en los momentos de profunda tristeza que ha vivido ante las rupturas de sus

relaciones de pareja. Julia ha trabajado desde muy joven en el sector financiero y

cuando conoció a Alejandra decidió retirarse de su empleo para montar un negocio que

ella propuso como proyecto compartido. Luego, las discusiones constantes con

Alejandra acerca de la falta de ingresos de Julia y acerca de la participación de cada una

en este negocio, la llevaron a retomar un trabajo como independiente y a apoyar

únicamente la parte contable del negocio.

Alejandra, quien es estilista, tiene dos hijos, una hija de veintiún (21) años y un

hijo de diez y nueve (19) años, quienes desde la separación de su esposo hace 15 años

fueron criados por la abuela paterna. Alejandra estuvo casada con el padre de sus hijos

por doce años y él fue su primer novio desde sus catorce años de edad. Actualmente sus

hijos viven de forma independiente, trabajan para sostenerse y estudian en la

universidad. Alejandra tiene una relación distante con ellos y se ven sólo

ocasionalmente. Ella dice que sus hijos no tienen conocimiento de su relación con Julia.
Parejas del mismo sexo 131

En su familia de origen, Alejandra fue víctima de maltrato durante su niñez por parte del

padre, ante lo cual decidió salir de su casa a temprana edad y formalizar su relación con

el padre de sus hijos a sus diez y siete (17) años. Los padres de Alejandra tienen fuertes

creencias religiosas y no tienen conocimiento de la relación que mantiene Alejandra con

Julia. La relación de Alejandra con su familia de origen es distante.

La relación de pareja entre Julia y Alejandra inicia el mismo día en que se

conocen en un lugar de homosocialización. A los pocos días deciden convivir, a partir

de que Julia decide terminar su relación de pareja previa y Alejandra insiste en que no

debe regresar a vivir con su madre. A lo largo de la relación cada una ha tenido

insatisfacciones diversas con la relación de pareja que mantienen, pero éstas no se

explicitan y han llevado en dos ocasiones a interacciones violentas en las que el maltrato

es psicológico y físico, luego de lo cual se reconcilian pero las tensiones siguen

presentes.

Julia y Alejandra asisten a asesoría psicológica de pareja, señalando como

motivo de consulta las discusiones constantes y la desconfianza de Julia frente a la

relación que mantiene Alejandra con algunos amigos hombres, a quienes no les comenta

de su relación con Julia y con quienes pretende compartir una amistad. A su vez,

Alejandra se siente desgastada al estar bajo la constante vigilancia de Julia, quien se

opone a que ella pueda tener otros vínculos de amistad y tener espacios personales.
Parejas del mismo sexo 132

Caso 2: Yasmin y Vanessa

23 27 47

Yasmin Vanessa

Figura 2. Genograma de la pareja número dos de acuerdo con los planteamientos de McGoldrick
(1987).

Como se muestra en la figura 2, la pareja número dos está compuesta por

Yasmin y Vanessa, dos mujeres de veintitres (23) años y veintisiete (27) años

respectivamente, quienes mantienen una relación de pareja desde hace tres años y un

mes. Ambas mujeres son profesionales y trabajan como empleadas. Yasmin vive fuera

de Bogotá con su familia y viaja cada dos semanas aproximadamente para reunirse con

Vanessa, quien está haciendo una especialización en la capital. La relación de Yasmin

con sus padres y sus hermanas es unida pero conflictiva, especialmente con la madre,

con quien tiene discusiones acaloradas e incluso violentas acerca de su peso y de las

palabras soeses que utiliza Yasmin en las conversaciones cotidianas. Los padres de

Yasmin saben de su relación con Vanessa y no existe un conflicto explícito alrededor de

este tema, aunque constantemente hacen comentarios sobre el momento en el que

Yasmin se case y tenga una familia. Antes de conocer a Vanessa, Yasmin tuvo una

relación con una mujer que duró dos años, la cual terminó cuando ésta se enteró de la
Parejas del mismo sexo 133

relación que ya había iniciado Yasmin con Vanessa. Yasmin aún se arrepiente de haberle

hecho tanto daño a su ex-pareja.

Vanessa estaba en una relación de pareja con un hombre, con quien llevaba una

relación de cuatro años y con quien se iba a casar en poco tiempo, cuando conoció a

Yasmin y empezó con ella una relación paralela para luego de algunos meses dar por

finalizada la relación heterosexual. Según Vanessa, existían fuertes presiones familiares

y expectativas sobre su proyecto de vida que la llevaron a mantener dicha relación por

tanto tiempo, aun cuando no se sentía satisfecha en lo absoluto. Antes de esta relación

heterosexual, Vanessa tuvo una relación con una profesora mucho mayor que ella, con

quien no convivió y con quien la relación de pareja duró un año. La relación entre

Vanessa y su familia, proveniente de una cuidad fuera de Bogotá, es distante ahora y

ellos no están enterados de su orientación sexual ni de su relación con Yasmin.

La relación de pareja entre Yasmin y Vanessa se da cuando se conocen en el

lugar de trabajo de Vanessa, al cual Yasmin llega como practicante, y experimentan una

fuerte atracción física. Sin embargo, aparte de las interferencias debidas a las relaciones

de pareja que cada una sostenía en ese momento, la distancia ha sido otra interferencia

importante, pues Yasmin vive fuera de Bogotá y sólo pueden reunirse cada quince días o

cada mes. Los gastos de los viajes y las actividades compartidas estuvieron durante los

primeros dos años a cargo de Vanessa, en tanto Yasmin aún no había terminado su

carrera y contaba con menos recursos económicos que Vanessa quien ya era profesional

y tenía un trabajo estable. Actualmente cada una se hace cargo de sus gastos y Yasmin

contribuye con el sostenimiento económico de su familia de origen.

Yasmin y Vanessa asisten a asesoría psicológica de pareja, señalando como

motivo de consulta las dificultades que han tenido en la relación de pareja, las cuales las

llevan a enfrentamientos violentos a nivel psicológico y físico, ante lo cual quieren


Parejas del mismo sexo 134

mejorar su relación de pareja y poder hacer frente a los cambios vitales que enfrentar,

referidos al ingreso de Vanessa a la especialización el próximo mes.

Caso 3: Juliana y Milena

28 26 14 24

Juliana Milena

Figura 3. Genograma de la pareja número tres de acuerdo con los planteamientos de McGoldrick
(1987).

Como se muestra en la figura 3, la pareja número tres está compuesta por Juliana

y Milena, dos mujeres de veintiseis (26) años y veinticuatro (24) años respectivamente,

quienes mantienen una relación de pareja desde hace un año. Juliana trabaja como

empleada, es profesional desde hace seis meses y vive en un apartamento compartido

con dos amigos. Milena es estudiante universitaria, trabaja de día y estudia en las

noches y vive con sus padres. Se conocieron cuando ambas eran estudiantes e iniciaron

un noviazgo que ha sido interrumpido por varias rupturas con un intervalo aproximado

de dos meses. Esta es la primera relación comprometida y de larga duración para ambas

y se ven a futuro conviviendo en otro país en el que decidan hacer sus especializaciones.

Los motivos de las rupturas constantes tienen que ver con dudas acerca de las

posibilidades de esta relación para cada una, ante lo cual en los intervalos en los que no

están juntas Milena ha tenido otras relaciones informales con mujeres y Juliana ha
Parejas del mismo sexo 135

retomado sus relaciones de amistad que estando con Milena había dejado de lado.

Mientras Juliana se define como homosexual, Milena se define como bisexual y ha

tenido relaciones cortas con hombres. La familia tanto de Milena como de Juliana tienen

conocimiento de la relación que mantienen y ellas son bien acogidas por ambas familias

de origen. La relación de Juliana con su madre y su hermano es unida pero conflictiva,

en la medida que se tienen expectativas sobre su rol como hija con las que ella no está

de acuerdo. La relación de Milena con sus padres es buena. En cuanto al manejo del

dinero, cada una de ellas cubre sus gastos con su trabajo y Milena aun cuenta con el

apoyo económico de sus padres, así que pagan todas las actividades que realizan juntas

por partes iguales. El círculo social de amigos de cada una ha sido una fuente de estrés

adicional en los momentos de tensión de la pareja, en tanto se manejan límites porosos y

se les permite emitir opiniones y juicios que aumentan el conflicto de la pareja. A su

vez, desde su inicio en la relación han estado presentes diversos cambios vitales como

lo son la salida de la universidad de Juliana, su paso de ser estudiante a desempeñarse

profesionalmente, su decisión de irse a vivir con compañeros y dejar de vivir con su

familia de origen y actualmente la salida de la universidad de Milena en tres meses y su

deseo de cambiar de trabajo para buscar un empleo en el que pueda desesmpeñarse

desde su campo de acción profesional.

Juliana y Milena asisten a asesoría psicológica de pareja, señalando como

motivo de consulta las constantes rupturas de la relación y el sufrimiento que esto

conlleva en cada una de ellas, así como la necesidad de poder consolidar el vínculo y

poder manejar sus diferencias y dudas de otra forma distinta. Al momento de asistir a la

primera sesión Juliana y Milena llevaban ocho días luego de haber retomado la relación

de pareja, ante lo cual deciden hacer el proceso terapéutico ante el reconocimiento de

que estas constantes rupturas no les permiten avanzar en la relación como lo esperan.
Parejas del mismo sexo 136

Caso 4: Francisco y Germán

32 25 30 26
28

Francisco Germán

Figura 4. Genograma de la pareja número cuatro de acuerdo con los planteamientos de McGoldrick
(1987).

Como se muestra en la figura 4, la pareja número cuatro está compuesta por

Francisco y Germán, dos hombres homosexuales de treinta y dos (32) años y veintiocho

(28) años respectivamente, quienes mantienen una relación de pareja desde hace cuatro

años y nueve meses. Francisco es profesional y ha trabajado con varias empresas en

diferentes países en los últimos años. La relación con sus padres y su hermano es

conflictiva, en tanto no aceptan su orientación sexual ni sus opciones de vida, ante lo

cual hay un distanciamiento cada vez mayor de su familia. Los padres de Francisco no

conocen a Germán ni quieren tener relación alguna con él, ante lo cual la pareja ha

tomado distancia. Tanto la familia de Francisco como la de Germán viven en el país de

origen de la pareja. Antes de conocer a Germán, Francisco había tenido otra relación de

pareja a los diez y siete (17) años que duró cuatro años y cuya ruptura generó un

abatimiento emocional grande en Francisco, ante lo cual decidió iniciar un proceso


Parejas del mismo sexo 137

terapéutico luego de varios meses sin poder dormir o comer bien. A partir de este

proceso terapéutico decidió no volver a entablar una relación de pareja comprometida

para evitar el sufrimiento de una posible pérdida y se dedicó por algunos años a su

desarrollo profesional y a compartir con sus amigos y conocidos en fiestas y reuniones,

sin comprometerse sentimentalmente hasta que conoció a Germán.

Germán es estudiante universitario y a partir de las ofertas de trabajo que ha

recibido Francisco en diferentes países, él ha estudiado algunos semestres en cada uno

de estos lugares pero no ha terminado aún la carrera. En su país de origen Germán

trabajaba como empleado y estudiaba en la universidad, pudiendo sostenerse por sí

mismo y cubriendo los gastos de sus estudios por su cuenta, ya que su familia de origen

tiene una situación económica difícil. Al momento de la primera cita Germán estaba

haciendo los trámites para retomar sus estudios en Bogotá. Germán mantiene una buena

relación con sus padres y hermano. Su familia sabe de su orientación sexual, de su

relación con Francisco y esto no resulta problemático, en tanto en la familia hay otros

miembros homosexuales que son bien acogidos. La relación de pareja con Franciso es la

primera relación de pareja comprometida y de larga duración que ha tenido Germán, en

tanto antes de conocerlo había tenido encuentros esporádicos con otros hombres que no

trascendieron.

La relación de pareja entre Francisco y Germán se consolidó luego de varios

meses luego de conocerse, en tanto Francisco tenía fuertes prevenciones sobre lo que le

implicaba involucrarse sentimentalmente con Germán. A partir de la oferta de trabajo en

otro país que recibe Francisco, ambos toman la decisión de viajar juntos y empieza la

convivencia. El sostenimiento económico de ambos queda a cargo de Francisco, en

tanto Germán no cuenta con un título profesional y tiene dificultades al buscar trabajo

en el nuevo lugar de residencia. Por otra parte, Germán asume las labores domésticas y
Parejas del mismo sexo 138

se dedica a entablar nuevas amistades y a hacer ejercicio en el gimnasio. En dos

ocasiones Germán ha tomado la iniciativa de regresar a su país de origen debido a un

malestar constante con su propia vida y con la relación, pero Francisco en ambas

ocasiones lo ha convencido de quedarse con él.

Francisco y Germán asisten a asesoría psicológica de pareja señalando como

motivo de consulta las dificultades que han tenido en la relación de pareja, las cuales

resultan más visibles y preocupantes para la pareja tras el último incidente en el que

Germán compra el tiquete de regreso a su país ocho días antes de la sesión de asesoría.

Los miembros de la pareja tienen la expectativa de mejorar la relación y solucionar los

conflictos que generan tensiones en la convivencia.

Caso 5: Omar y Gabriel

56

27 23

Omar Gabriel

Figura 5. Genograma de la pareja número cinco de acuerdo con los planteamientos de


McGoldrick (1987).
Parejas del mismo sexo 139

Como se muestra en la figura 5, la pareja número cinco está compuesta por

Omar y Gabriel, dos hombres homosexuales de veintisiete (27) años y veintitres (23)

años respectivamente, quienes mantienen una relación de pareja desde hace un año y un

mes. Omar es estilista, vive con su madre y su tío materno y es actualmente el principal

proveedor económico de la familia. La relación con su padre ha sido conflictiva desde

hace muchos años, en tanto Omar fue testigo del maltrato físico y psicológico de éste

hacia su madre durante su niñez y adolescencia hasta que finalmente sus padres se

separaron. Actualmente Omar duerme en la misma cama con su madre y mantiene una

relación muy estrecha con ella. Los padres de Omar saben de su orientación sexual y de

la relación de pareja que mantiene con Gabriel. Antes de conocer a Gabriel, Omar ya

había tenido dos relaciones de pareja que terminaron por muerte de la pareja debido a

un cáncer terminal y por decisión de la pareja respectivamente. Luego de ambas

rupturas Omar tuvo consumo de sustancias psicoactivas y deseos de terminar con su

vida. Sin embargo no consultó con ningún servicio de psicología.

Gabriel es estudiante universitario, está en los últimos semestres de la carrera y

desde hace dos meses entró a trabajar como practicante a una empresa en las afueras de

la ciudad, por lo que debe viajar todos los días y regresa tarde en la noche a Bogotá.

Vive con sus padres y su hermana menor, con quienes tiene una buena relación aunque

no comparte algunos aspectos de su vida personal con ellos. Su familia no sabe de su

orientación sexual y tampoco conoce a Omar. Su tío paterno fue asesinado por su pareja

del mismo sexo cuando Gabriel era niño y esto tuvo un fuerte impacto en la familia de

origen de Gabriel, ya que ellos no tenían conocimiento de su orientación sexual ni de

esta relación de pareja. A Gabriel le dieron su nombre en honor a su tío fallecido.


Parejas del mismo sexo 140

La familia de Gabriel tiene un negocio y la situación económica actual es difícil,

por lo cual no pueden apoyar a Gabriel económicamente con su sostenimiento ni con

sus estudios. Antes de conocer a Omar, Gabriel mantenía relaciones casuales y de corta

duración con otros hombres, pero no había tenido una relación de pareja a largo plazo ni

con exclusividad sexual. Gabriel nunca ha asistido a asesoría psicológica.

La relación de pareja entre Gabriel y Omar se inicia rápidamente luego de

conocerse en un lugar de homosocialización. Omar empieza a asumir los gastos de

Gabriel y le pide que se retire del trabajo como bar man ante su temor de que conozca a

otros hombres y le sea infiel. Omar se retira de su trabajo como empleado a los pocos

meses después de conocer a Gabriel y continúa como independiente, con el fin de tener

más tiempo para la relación de pareja.

Desde el inicio de la relación tienen discusiones que terminan en episodios

violentos, los cuales incluso escalan hasta agresiones físicas que requieren

hospitalización. A lo largo de la relación han existido dudas sobre el compromiso de

ambos con la misma, lo cual se evidencia en la desconfianza y la tendencia a mantener

triángulos amorosos. Asisten a asesoría psicológica de pareja luego de un episodio

violento a partir de una intención de terminar la relación por parte de Gabriel. El motivo

de consulta hace referencia a poder detener la violencia entre ellos y definir si quieren

estar juntos y bajo qué condiciones.

Caso 6: Daniel y Leandro

42 38

Daniel Leandro

Figura 6. Genograma de la pareja número seis de acuerdo con los planteamientos de McGoldrick
(1987).
Parejas del mismo sexo 141

Como se muestra en la figura 6, la pareja número seis está compuesta por

Leandro y Daniel, dos hombres homosexuales de treinta y ocho (38) años y cuarenta y

dos (42) años respectivamente, quienes mantienen una relación de pareja desde hace dos

años y medio. Leandro es profesional y trabaja desde hace algunos meses como

empleado, pues estuvo buscando trabajo por un año luego de graduarse en el 2009. La

relación con sus padres es buena y es especialmente estrecha con su madre. Leandro

vivió con sus padres hasta hace un año y medio, momento en el que tomó la decisión de

convivir con Daniel luego de un año de relación. Los padres de Leandro saben de su

orientación sexual y de la relación de pareja que mantiene con Daniel, con quien tienen

una relación cercana y a quien invitan a todos los eventos familiares. Antes de conocer a

Daniel, Leandro había tenido muchas relaciones casuales y de corto plazo con otros

hombres, a quienes conocía en los lugares de homosocialización (bares y saunas) y con

quienes los encuentros eran sexuales y esporádicos. A los veintitres (23) años de edad

Leandro terminó un estudio técnico y trabajó durante diez años, luego de lo cual decidió

retomar los estudios universitarios. Leandro ha asistido desde su adolescencia a varios

procesos terapéuticos con distintos psicólogos, en los cuales ha profundizado sobre la

aceptación de su orientación sexual, sobre el disfrute de una sexualidad plena y sobre la

transformación de ciertas creencias que él consideraba limitaban su experiencia vital.

Daniel es profesional, trabaja en una empresa desde hace quince años y tiene un

cargo gerencial. Su familia de origen vive fuera de Bogotá y Daniel mantiene una buena

relación con sus padres y hermanos, aunque no es muy estrecha. Su familia no sabe de

su orientación sexual y en las visitas anuales de la pareja a la familia Leandro es

presentado como un buen amigo de Daniel. Antes de conocer a Leandro, Daniel tuvo
Parejas del mismo sexo 142

dos relaciones de pareja que duraron diez años y ocho años respectivamente y en las

cuales hubo convivencia. Las nuevas relaciones se establecieron en los tres casos al

poco tiempo luego de la ruptura. Daniel nunca ha asistido a un proceso de asesoría

psicológica.

La relación de pareja entre Leandro y Daniel se inicia luego de un mes a partir

de la ruptura de Daniel con su anterior pareja. Leandro empezó a quedarse algunos días

de la semana en el apartamento de Daniel y luego de un año decidieron buscar un

espacio más amplio para convivir. Daniel asume gran parte de los gastos de ambos y

ahora que Leandro trabaja, decide comprar un carro a nombre de Daniel para retribuir lo

que éste aporta a nivel económico en la relación. A su vez, Leandro asume el

sostenimiento emocional de Daniel, quien no cuenta con una amplia red de apoyo, y

también las labores domésticas del hogar.

Daniel y Leandro asisten a asesoría psicológica de pareja con motivo de una

insatisfacción de ambos en su vida sexual como pareja, en tanto mencionan que es el

único campo de la relación en el que no pueden coordinarse ni sentirse a gusto. En los

dos meses antes de la primera sesión no tuvieron relaciones sexuales y quieren evaluar

sus posibilidades en términos de plantear una relación no exclusiva a nivel sexual.

A partir de la presentación de las viñetas de caso se presenta el análisis

descriptivo de cada categoría y subcategoría referidas al motivo de consulta, la dinámica

de la relación y los efectos de la intervención, siguiendo la misma lógica empleada para

el análisis de la revisión de historias clínicas, destacando las tendencias principales y las

regularidades en las parejas, así como las distinciones fundamentales. En este análisis se

incluyen además todas las otras dimensiones de la dinámica conyugal que no hacen

parte de los cinco ejes de análisis definidos, pero que en este caso aportan elementos

interesantes para la comprensión de la dinámica de relación de parejas del mismo sexo:


Parejas del mismo sexo 143

Tabla 17.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de la
conformación y vicisitudes de la relación.
Parejas del mismo sexo 144

Tabla 17.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de la
conformación y vicisitudes de la relación

Como se muestra en la tabla 17, en la categoría de conformación de la relación y

vicisitudes que favorecen la emergencia del conflicto se evidencia una tendencia

marcada de las seis parejas a mantener triángulos en la relación, bien sea con las
Parejas del mismo sexo 145

exparejas de alguno de los miembros o con terceras personas que son invitadas a

participar de las dinámicas de la pareja. Llama la atención que la triangulación se

presenta en todos los casos con personas del mismo sexo. En dos de las parejas de

hombres el tercero que conforma el triángulo es un hombre quien es invitado a

participar de un trío sexual con la pareja, lo cual aumenta los conflicto en la relación de

pareja y genera malestar en ambos miembros de la misma. Por ejemplo Francisco señala

lo siguiente: "Hemos invitado a una tercera persona y empezamos haciéndolo como un

juego, pero me comencé a sentir mal, para mi no hay nada más terrible que ver a otra

persona metida en la cama […] esto es una mampara que estamos poniendo a la

situación de fondo entre nosotros." (ver tabla 17, Francisco y Germán s.1 §86). En dos

de las parejas de mujeres y en una de las parejas de hombres la tercera persona es la

expareja de uno de los miembros, con quien se pretende conformar una amistad, ante lo

cual se mantiene una relación cercana que genera malestar en la pareja. Por ejemplo

Julia menciona lo siguiente: "Yo ya venía en una relación cuando la conocí, pero se

estaba acabando, y esa relación tenía otra relación. A veces digo que pudo haber sido el

eslabón para desprenderme. Igual seguimos hablando mucho, a Alejandra le molesta."

(ver tabla 17, Julia y Alejandra s.5 §48).

A su vez, tres de las parejas iniciaron en una relación triangular y llama la

atención que en las mismas tres parejas se presente una fusión en tiempo y actividades,

lo cual revela que requieren de una presencia física constante de la pareja para

confirmar la relación que mantienen. Es así como Alejandra menciona lo siguiente: "Yo

te digo, hazte desear. Pero ella sale y me llama, ¿qué estas haciendo? Acabas de salir.

Cuando llega, me llama otra vez. Quiero entrar aunque sea al baño sola. Revisa las

llamadas." (ver tabla 17, Julia y Alejandra s.2 §110). Las inseguridades con respecto a la

relación desde su inicio se presentan en las seis parejas y hacen referencia


Parejas del mismo sexo 146

principalmente a las dudas sobre el compromiso propio y el de la pareja en cuanto a la

relación, así como a las implicaciones que tiene esta relación para el desarrollo de otros

proyectos o para la satisfacción de otras necesidades personales.

Por otra parte llama la atención que en dos de las tres parejas que conviven dicha

convivencia se da casi inmediatamente después de conocerse pero no se dispone de un

tiempo previo en el que la relación se solidifique y los miembros de la pareja se

conozcan más a fondo. Es así como Julia afirma lo siguiente: "[convivimos] desde el

primer día que nos conocimos, fue amor a primera vista. Nosotras nunca nos dimos

tiempo de conocernos. Ella al principio mantuvo dos relaciones paralelas, una conmigo

y otra a distancia con este señor." (ver tabla 17, Julia y Alejandra s.1 §6).

Finalmente en cuanto a las relaciones heterosexuales previas se observa que las

tres parejas de mujeres tuvieron relaciones con hombres de larga duración.


Parejas del mismo sexo 147

Tabla 18.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la emergencia del
conflicto y de los motivos para permanecer en la relación.
Parejas del mismo sexo 148

Tabla 18.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la emergencia del
conflicto y de los motivos para permanecer en la relación.
Parejas del mismo sexo 149

Como se muestra en la tabla 18, en cinco de las seis parejas uno de los motivos

para permanecer en la relación hace referencia a las necesidades emocionales como el

reconocimiento, el afecto y la validación.

Por otra parte llama la atención que uno de los motivos para permanecer en la

relación en dos de las parejas de mujeres y en una pareja de hombres haga referencia al

temor a ser maltratados si deciden terminar la relación, y que en dos de estas parejas

existan amenazas explícitas de suicidio de la pareja, lo cual revela que la permanencia

en la relación deja de ser una opción para convertirse en una obligación. Por ejemplo

Alejandra señala lo siguiente: "Es que siempre que llegamos a este punto de ver que no

hay arreglo posible ella me dice que se va a matar, y me da miedo porque lo último que

me dijo fue que primero me mata a mi y luego se mata ella." (ver tabla 18, Julia y

Alejandra s.5 §48).

En este sentido, el temor a la soledad y los motivos económicos, que se

presentan en cuatro de las parejas, y la dificultad para establecer una nueva relación, que

se presenta en dos parejas, revela que los motivos para permanecer en la relación hacen

referencia también a que la pareja actual se asume como única opción de compañía y

apoyo. Finalmente tres de las parejas asumen como uno de sus motivos para la

permanencia el compartir el proyecto de vida y dos la satisfacción sexual.


Parejas del mismo sexo 150

Tabla 19.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la emergencia del
conflicto y de las fuentes de tensión.

Tabla 19.
Parejas del mismo sexo 151

Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la emergencia del
conflicto y las fuentes de tensión.

Como se observa en la tabla 19, las principales fuentes de tensión que se

presentan en las parejas participantes son el conflicto con los tiempos compartidos, la
Parejas del mismo sexo 152

salida de la universidad y las dificultades económicas. En cuanto al conflicto con los

tiempos compartidos, en las seis parejas se observa que dicho conflicto aparece en tanto

uno de los miembros tiene actividades laborales o académicas que requieren de una

mayor disponibilidad, mientras el otro miembro cuenta con más tiempo libre y quiere

dedicarlo a la relación. Por ejemplo Yasmin afirma lo siguiente: "Me aterra la idea de

que ahora con la especialización no la voy a poder llamar tanto. Voy a tener mucho

tiempo para mi y si nos separamos mucho eso afecta la relación, peleamos más." (ver

tabla 19, Yasmin y Vanessa s.3 §19).

Estos conflictos se relacionan con fuentes de tensión referidas a la transición en

el ciclo vital de la salida de la universidad de uno de los miembros. Llama la atención en

este sentido que en todas las parejas una fuente de tensión constante tiene que ver con

las dificultades a nivel económico a partir de que uno de los miembros se encuentra aún

terminando sus estudios. Es así como Francisco menciona lo siguiente: "Es el hecho de

que G. no tenga un trabajo y no tenga la posibilidad de conseguirlo rápidamente como

lo tenía. O sea esa estabilidad que el tenía de ser dueño de sus propias cosas y de su

propia vida de alguna forma la ha ido abandonando." (ver tabla 19, Francisco y Germán

s.2 §14). Otras fuentes de tensión que se presentan en dos de las seis parejas son el

cambio de vivienda, los conflictos con la familia política y la pérdida del trabajo.
Parejas del mismo sexo 153

Tabla 20.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta del
motivo de consulta

Como se muestra en la tabla número 20, los motivos de consulta que presentan

las parejas hacen referencia en dos de los casos a las peleas y en los otros cuatro a los

celos, las rupturas recurrentes, el maltrato y la mala comunicación respectivamente.

Se observa que las peleas se presentan como expresión de un malestar

acumulado en el tiempo, así como de la imposibilidad de asumir las propias


Parejas del mismo sexo 154

insatisfacciones y confrontar a la pareja en cuanto a las propias necesidades y

posiciones frente a la propia vida y frente a la relación de pareja. Por ejemplo Alejandra

señala lo siguiente: "Entonces se fue formando una bola de nieve y son siete años en la

misma rutina y ahora yo dije “no más”. Entonces ahora salieron muchas culpas de

muchas cosas, por eso es que ella dice que por qué hasta ahora se está dando cuenta de

esto." (ver tabla 20, Julia y Alejandra s.1 §14).

En cuanto a la pareja que refiere como motivo de consulta los celos, se observa

que manejan expectativas afectivas altas de disponibilidad total de la pareja, ante lo cual

el interés de cada uno de los miembros en otras actividades o relaciones resulta

insoportable.

En el caso de las rupturas recurrentes, éstas se presentan a partir de la

acumulación de malestar que no se explicita y que se hace insostenible, ante lo cual se

da la terminación transitoria de la relación y luego se presenta la reconciliación, pero en

ningún momento se resuelven los conflictos existentes. Llama la atención que en este

caso la ruptura es vivida como una opción que implica mucho dolor y que debe ser

evitada.

Por otra parte, resulta llamativo que a pesar de que en todas las parejas se

observa maltrato físico o emocional, sólo una de estas parejas presenta el maltrato como

motivo de consulta. Llama la atención a su vez que los miembros de dicha pareja

solicitan la ayuda con el fin de fortalecerse para lograr desprenderse emocionalmente a

partir de una insatisfacción generalizada con la relación y del deseo de terminar con el

vínculo.

En cuanto a la pareja en la que el motivo de consulta es la mala comunicación,

se evidencia una pauta de comunicación emocional, en la que las dificultades o

insatisfacciones con la relación no se explicitan, sino que se callan y se acumulan hasta


Parejas del mismo sexo 155

provocar un distanciamiento afectivo y sexual, lo cual incrementa las insatisfacciones y

no contribuye a resolver el conflicto. Es así como Leandro menciona lo siguiente: "Uno

de los objetivos de la terapia es conocer las cosas que ambos percibimos pero que no

sabemos a ciencia cierta. Y hacerlo en un escenario adecuado porque no quiero

atropellarlo. Porque yo suelo ser frentero, no quiero herir las susceptibilidades." (ver

tabla 20, Daniel y Leandro s.1 §51).

Tabla 21.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
efectos de la intervención.
Parejas del mismo sexo 156

Tabla 21.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
efectos de la intervención.

Como se muestra en la tabla 21, tres de las seis parejas refieren una mejoría en la

comunicación como efecto de la intervención, en tanto a partir del proceso terapéutico

tienen más elementos para poder explicitar de forma clara las propias ideas, emociones
Parejas del mismo sexo 157

y posturas frente a las dificultades de la relación, así como para poder captar las que

explicita la pareja. Llama la atención que en las tres parejas esta mejoría en la

comunicación se asocia con una mayor tranquilidad y seguridad, así como con menos

miedo o angustia en los miembros de la pareja, lo cual revela que dicha tranquilidad es

posible así surjan diferencias o malestares que resulten dolorosos en dicha

comunicación. Por ejemplo Milena señala lo siguiente: "Por lo menos yo que era la que

siempre terminaba, manejando ese tipo de diferencias o hablándolas me siento más

tranquila. Con esto me siento segura y se que esto es lo que voy a dar y esto es lo que

quiero hacer, estar con ella." (ver tabla 21, Juliana y Milena s.4 §29). Leandro señala:

“Me gustó porque nos fuimos a un centro comercial a hablar sobre lo que cada uno

quiere en este campo de nuestra intimidad, nos dijimos cosas no del todo gratas pero

importantes, y creo que el proceso acá nos ha ayudado a pensar realmente en lo que

queremos.” (ver tabla 21, Leandro y Daniel s.3 §1).

A su vez, cuatro de las seis parejas pudieron tomar decisiones importantes en

torno a la continuidad o no de la relación, la recuperación de proyectos vitales

personales o compartidos y la asunción de posturas claras frente a la propia vida a partir

del proceso terapéutico. Es llamativo que al lograr hacer un balance de la propia vida y

al tomar una postura clara frente a lo que se quiere, los miembros de las parejas

pudieron poner en perspectiva la continuidad de la relación como una opción, más no la

única. Es así como Julia señala: “Entonces yo voy a ser yo y miramos si no nos

entendemos. [...] Tengo claro que estamos en el lugar equivocado la una con la otra,

porque ni ella va a cambiar ni yo. [...] ¿Qué ganamos con amarnos tanto si nos hacemos

daño dejando de ser cada una para hacer feliz a la otra?" (ver tabla 21, Julia y Alejandra

s.6 §154). A su vez, Milena menciona lo siguiente: “Eso es importante. Porque de nada
Parejas del mismo sexo 158

me sirve seguir terminando con ella y ella aceptando todo para no perderme, porque ni

ella ni yo podemos ser felices." (ver tabla 21, Juliana y Milena s.2 §114).

Esto estuvo acompañado en dos de las parejas de hombres por el reconocimiento

de las fortalezas individuales, las cuales se calificaron a partir de un cambio en el

posicionamiento personal frente a la propia vida y contribuyeron a la toma de

decisiones. En este sentido, Francisco menciona lo siguiente: "Perfecto, me voy con esa

idea, de cómo yo tengo que hacerlo por mí mismo, y volver a retomar mi vida por mí,

no para que él se quede o no, ya eso lo decidirá él, pero mi responsabilidad soy yo

mismo en primera medida." (ver tabla 21, Francisco y Germán S.2 §78).

Por otra parte, dos de las parejas de mujeres señalaron como uno de los efectos

de la intervención la aceptación de las diferencias individuales, lo cual contribuyó en un

caso a la disminución de las peleas y en el otro a la toma de decisiones en cuanto a la

continuidad de la relación de pareja. Finalmente, en cuatro de las seis parejas puede

observarse una interrupción de las pautas de maltrato, lo cual se relaciona con la ruptura

de la relación simbiótica o ambigua para dar paso a otras configuraciones de las pautas

relacionales o para facilitar la ruptura de la relación. Lo último se evidencia por ejemplo

en la pareja de Omar y Gabriel, quienes optan por no retenerse más, sino permitirse

cada uno optar en cuanto a la continuidad de la relación, haciéndose cargo de lo que

esto pudiera implicar para cada uno. Gabriel lo señala de la siguiente forma: "Ya lo

tengo que dejar ir, ya me está quedando claro que lo tengo que dejar ir esté o no esté con

mi familia, porque nos vamos a hacer mucho más daño y nos vamos a seguir dañando y

eso es lo que yo no quiero." (ver tabla 21, Omar y Gabriel s.2 §56). A su vez, Omar

también hace referencia a esta interrupción de la pauta que mantiene el maltrato en la

relación: "No lo puedo obligar, y no quiero llegar al punto de asfixiarlo. Darle el tiempo
Parejas del mismo sexo 159

y que realmente haga lo que él quiere y no lo que yo lo obligue a hacer." (ver tabla 21,

Omar y Gabriel s.4 §75).

Tabla 22.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
reglas de la relación y del conflicto en roles de género culturales y convencionales.
Parejas del mismo sexo 160

Tabla 22.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
reglas de la relación y del conflicto en roles de género culturales y convencionales.

Como se observa en la tabla 22, en cuatro de los casos se presentan conflictos en

los roles de género culturales y convencionales al tener como referente predominante el


Parejas del mismo sexo 161

matrimonio heterosexual y los roles masculinos y femeninos preestablecidos

culturalmente. Es así como en las cuatro parejas dichos conflictos se presentan en la

medida que cada miembro hace una lectura de los deberes, derechos y funciones que

tiene él/ella y su pareja desde estereotipos y creencias que asocian lo masculino con el

poder económico, el trabajo productivo fuera del hogar y el rol activo a nivel sexual y

en otros ámbitos como la toma de decisiones, a la vez que se asocia lo femenino con el

estereotipo del “ama de casa”, un rol pasivo a nivel sexual y en general en otros ámbitos

de la relación, así como con la dependencia económica y afectiva que genera una actitud

servicial. Por ejemplo Germán señala lo siguiente: "Yo soy el que me tengo que

encargar de la casa, tengo que caer en ese rol estereotipado de ama de casa, el me decía

usted es la chacha de la casa, yo no quiero caer en ese rol, yo no quiero ser mi mamá, ó

sea porque yo la visualizo a veces a ella, si tiene su familia, está contenta, pero ella que

hizo?" (ver tabla 22, Francisco y Germán s.1 §128).

Estos roles son asumidos en todos los casos de forma implícita y los referentes

no se explicitan, así como tampoco se abordan directamente las insatisfacciones con

dichos roles, lo cual impide a la pareja tener mayor flexibilidad y claridad en cuanto a

sus deberes, derechos y funciones de acuerdo con sus preferencias personales y con los

retos cambiantes de la vida. Llama la atención en este sentido que para tres de las

parejas sólo existen estas dos posibilidades (rol tradicional masculino/femenino) y el

pretender encajar la experiencia de pareja que tienen con este modelo lleva a una clara

frustración. Para ejemplificar lo anterior se retoma lo mencionado por Germán: "Yo no

me quiero convertir en mi mamá, no quiero seguir ese rol y es que desgraciadamente

para romperlo yo necesito ser productivo, el trabajo es más de que te genere dinero, es

sentirse productivo, es mantenerse ocupado, yo a veces me aburro en la casa, haciendo

nada." (ver tabla 22, Francisco y Germán s.1 §128).


Parejas del mismo sexo 162

Sólo en una de las parejas de mujeres se hace referencia al feminismo como otro

marco de comprensión de los roles y en este caso el conflicto corresponde a dos

versiones distintas del funcionamiento que debe tener una relación de pareja, las cuales

no se explicitan ni se abordan directamente. Es así como Julia menciona lo siguiente:

"La relación siempre es de dos en crecimiento emocional, personal y económico.Y yo

incluso con Alejandra me he sentido como si me hubiera casado con un hombre, el

hombre del pasado en donde ella es la que aporta más dinero y la que decide la relación

como debe ser." (ver tabla 22, Julia y Alejadra s.3 §52).

Tabla 23.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
reglas de la relación y del conflicto en distribución de las tareas.
Parejas del mismo sexo 163

Como se muestra en la tabla 23, los conflictos en la distribución de tareas se

evidenciaron en tres de las seis parejas en relación con que uno de los miembros de la

pareja no considera justa esta repartición, ya que las tareas reproductivas,

específicamente los oficios domésticos necesarios para la subsistencia de la pareja,

recaen sobre el miembro que cuenta con menores ingresos o que no tiene un trabajo

remunerado. A su vez, se observa que la insatisfacción de uno de los miembros con la

actual distribución de tareas no se explicita y el malestar se acumula en el tiempo a

partir de no contar contar con unos ingresos equivalentes a los de la pareja y de

considerar que se debe mantener la distribución actual como contraprestación al apoyo

económico que se recibe. Es así como Leandro señala: "Yo asumía un rol como de

servidumbre de alguna manera, como de agradecimiento de esa posibilidad. Pues yo

hacia otro tipo de cosas que se instauraron en mí, como oficios en el hogar, estoy

pendiente de que no falte nada. Entonces si genera un poco de dependencia." (ver tabla

x, Daniel y Leandro s.1 §23).

Es llamativo que las tres parejas que presentan este tipo de conflictos conviven,

mientras que las tres parejas en las que estos conflictos no se presentan no conviven, lo

cual revela que el compartir una vivienda implica enfrentar esta distribución de tareas

que hace parte de la vida cotidiana.


Parejas del mismo sexo 164

Tabla 24.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
reglas de la relación y del conflicto en el manejo de la economía.
Parejas del mismo sexo 165

Tabla 24.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
reglas de la relación y del conflicto en el manejo de la economía

Como se muestra en la tabla 24, los conflictos en el manejo de la economía se

presentan en cinco de las parejas, en la medida que se confunde la dependencia

económica con la dependencia afectiva y se asume que el miembro con mayores

ingresos tiene mayor poder de decisión en la relación y ciertos privilegios, mientras el

miembro con menores ingresos se siente en constante deuda con su pareja, asumiendo
Parejas del mismo sexo 166

una actitud servil, responsabilidades en las labores domésticas o en la contención

emocional de la pareja como contraprestación al apoyo económico que recibe. Esto se

evidencia por ejemplo en la afirmación de Leandro: "Antes era como estar supeditado a

que él me regalara cosas y yo no podía comprarlas, entonces eso genera dependencia

económica. Y yo asumía un rol como de servidumbre de alguna manera, como de

agradecimiento de esa posibilidad." (ver tabla 24, Daniel y Leandro s.1 §23).

Llama la atención que en los cinco casos no tienen acuerdos explícitos sobre el

manejo de la economía y se manejan referentes acerca de una economía individual

versus una economía compartida en los miembros, generando expectativas que no se

clarifican y que llevan a reclamos cuando dichas expectativas no se cumplen. Un claro

ejemplo de lo anterior es lo que afirma Germán: "Yo tenía mi trabajo, mis cosas y de

pronto ahora es una relación diferente donde yo tengo más dependencia de él,

psicológica y económicamente. Es en esa necesidad mía de realizarme, yo he sido muy

ambicioso con mis cosas, ya no lo tengo entonces entro en una relación de dependencia

en la que no logro salir." (ver tabla 24, Francisco y Germán s.1 §13).

A su vez, en dos de las parejas se evidencia una sobrecarga del miembro que ha

asumido los gastos de ambos/as, lo cual incluso implica la sensación de ser utilizado/a

por la pareja y fuertes dudas sobre los motivos de su pareja para mantener el vínculo.

Por ejemplo Alejandra menciona lo siguiente: "El factor no es sólo los amigos, es todo,

y bajo mi responsabilidad corren demasiados gastos, y yo a veces siento que ella cómo

no tiene más adonde ir, pues lo más cómodo y lo más chévere es quedarse ahí donde

está." (ver tabla 24, Julia y Alejandra s.5 §160).

Finalmente resulta llamativo que en las cinco parejas los conflictos con el

manejo de la economía se relacionan con las distintas etapas del ciclo vital por las que

pasan cada uno de los miembros, en tanto uno de los miembros está terminando sus
Parejas del mismo sexo 167

estudios, mientras el otro ya cuenta con un trabajo estable o tiene mayores ingresos, lo

cual no es tenido en cuenta y se pretende asumir el referente de igualdad en la capacidad

económica individual pero las posibilidades de cada uno/a son distintas.

Tabla 25.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la emergencia del
conflicto y de las creencias y valores.
Parejas del mismo sexo 168

Tabla 25.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de los
eventos y aspectos del marco de referencia individual que favorecen la emergencia del
conflicto y de las creencias y valores.
Parejas del mismo sexo 169

Como se muestra en la tabla 25, en la subcategoría referida a las creencias y

valores individuales que favorecen la emergencia del conflicto en todas las parejas se

evidencia una tendencia marcada a mantener valores heteronormativos, los cuales se

relacionan predominantemente con los comportamientos, actitudes y roles para hombres

y para mujeres, así como con el funcionamiento adecuado de una pareja desde modelos

heterosexuales tradicionales. Por ejemplo Alejandra afirma lo siguiente: "Yo asociaba

que todos los hombres me iban a golpear, a maltratar. Pensé que una mujer es más

tierna, más amorosa, cariñosa. Tenía como en mi mente que con una mujer debía ser

diferente, uno como mujer se trata mejor." (ver tabla 25, Julia y Alejandra s.4 §10).

A su vez, la vulnerabilidad al expresar emociones constituye una creencia

importante en las tres parejas de mujeres y en una pareja de hombres. Llama la atención

en este sentido que sólo en una de las parejas de mujeres dicha creencia también incluye

a la pareja, mientras en los otros casos la pareja es precisamente la receptora de todas

las emociones, en tanto se considera que no es posible compartir emociones con amigos

o familiares sin exponerse a una situación de vulnerabilidad. En este sentido Daniel

señala lo siguiente: "Pero no soy de llamar a la mamá todos los días, entonces no, me

quejo es con mi pareja. El es el que me apoya porque no le digo nada a nadie más." (ver

tabla 25, Daniel y Leandro s.6 §42).

Finalmente dos de las parejas de hombres asumen una homofobia internalizada

referida a la imposibilidad de sostener relaciones de pareja homosexuales duraderas y a

no sentirse dignos de ser queridos a partir de su orientación sexual. Llama la atención

que ambas creencias se fundamentan en una concepción tradicional de la masculinidad,

en la que el hombre es promiscuo y agresivo por naturaleza. Por ejemplo Omar señala lo

siguiente: "Es difícil en este mundo gay tener una relación, es difícil salir adelante con
Parejas del mismo sexo 170

alguien, luchémosla, ya lo tengo por que lo voy a perder." (ver tabla 25, Omar y Gabriel

s.1 §37).

Tabla 26.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de la
pauta predominante en la relación.
Parejas del mismo sexo 171

Tabla 26.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de la
pauta predominante en la relación.
Parejas del mismo sexo 172

Como se muestra en la tabla 26, en cuanto a la pauta predominante en la relación

de pareja se evidencia que cuatro de las parejas presentan una pauta predominante

ambigua, en la que las dudas de ambos miembros sobre el compromiso conyugal no se

explicitan, sino que emergen a través de dinámicas de maltrato o chantaje emocional.

Llama la atención que en las cuatro parejas se hace referencia al miedo o temor y al

sacrificio como elementos claves de esta dinámica, en la cual los motivos para

permanecer en la relación no son claros, se asumen como obligatorios y se manejan

reclamos encubiertos y mensajes contradictorios que comprometen al otro o a la otra

para retenerlo. Por ejemplo Francisco señala lo siguiente: "Yo también he hecho

sacrificios fuertes por la relación y porque nos mantengamos juntos y porque creo en la

relación y yo creo que eso no lo sopesó, el llegó un momento en el que se puso la

máscara del egoísmo y tomó la decisión sólo pensando en él porque es materialista."

(ver tabla 26, Francisco y Germán s.1 §46).

Por otra parte, las dinámicas de maltrato que se observan como tendencia en esta

pauta se relacionan con el chantaje emocional ante supuestos sacrificios que se han

hecho por la relación, con amenazas directas de suicidio frente a la posibilidad de

ruptura de la relación, con rupturas constantes frente a cualquier frustración con la

relación y con formas de violencia física o verbal que pretenden obligar al otro o a la

otra a comprometerse con la relación. Resulta ilustrativo por ejemplo el comentario de

Gabriel: "La falta de respeto fue mía. Tuvimos un problema, me amenazó que se iba a

suicidar, me dio miedo que se fuera porque es impulsivo, me insultaba y le di una

cachetada. No me justifico pero al menos no lo deje ir (ver tabla 26, Omar y Gabriel s.1

§6).

Finalmente se evidencia que ninguno de los miembros de la pareja se hace cargo

de sus decisiones y sus opciones, sino que reflejan en la pareja su propia insatisfacción,
Parejas del mismo sexo 173

lo cual alimenta la pauta ambigua, en tanto no se definen posicionamientos claros de

cada quien frente a su propia vida y a la relación como una opción que se asume. Por

ejemplo Omar lo menciona claramente: "Me dijo tomemos la ayuda y miremos a ver,

pues igual yo tampoco lo quiero perder a usted. Pero me dice yo no lo voy a buscar, no

lo voy a llamar. Salimos de acá y nos subimos en un taxi, y el tomó la reacción como si

fueramos absolutamente normales, me abrazó, me besaba." (ver tabla 26, Omar y

Gabriel s.3 §7).

Por otra parte, las dos parejas restantes manejan una pauta predominante

simbiótica, en la cual cada uno de los miembros se ha asumido como demasiado frágil

en algunos aspectos de su vida, tales como el sostenimiento económico o emocional,

como para asumirlos y recarga dichos aspectos sobre su pareja, lo cual lleva a una

sobrecarga mutua y a la sensación de ambos/as de estar atrapados en una relación

insatisfactoria pero de la cual no pueden salir. En ambos casos esta pauta se ha vuelto

problemática después de un tiempo prolongado, en tanto el desgaste y el

distanciamiento afectivo progresivo alimentan las insatisfacciones que no se resuelven

por temor a la ruptura y a tener que asumir la propia vida. En el caso de la pareja de

mujeres el momento crítico se presenta a partir de una nueva triangulación de la relación

con un hombre, lo cual amenaza con romper la relación simbiótica. El momento crítico

se presenta en el caso de la pareja de hombres ante las dificultades en la vida sexual, en

la cual se refleja la misma pauta que impide abordar los conflictos abiertamente, los

cuales se evitan y se mantienen sin resolver ante el temor a la ruptura y por el contrario

se triangula la relación con compañeros sexuales esporádicos, lo cual aumenta las

tensiones y el temor a la posible ruptura. En este sentido Daniel señala lo siguiente:

"Cuando he estado sólo sin pareja me siento desubicado, Leandro para mi es mi todo,

mi respaldo, saber que hay alguien a quien puedo llamar, no me gusta sentirme solo. Se
Parejas del mismo sexo 174

que saco el teléfono y llamo para contarle que estoy deprimido." (ver tabla 26, Daniel y

Leandro s.6 §36).

Tabla 27.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
insatisfacciones en la vida de pareja en cuanto a las expectativas afectivas.
Parejas del mismo sexo 175

Como se observa en la tabla 27, las seis parejas se encuentran insatisfechas en

cuanto a sus expectativas afectivas. En cuanto a la exclusividad del vínculo, en las seis

parejas se evidencia un conflicto alrededor del lugar que ocupa cada uno en la vida de la

pareja, en tanto en todos los casos este lugar no es claro para los miembros de la pareja,

lo cual pone en duda constantemente la viabilidad de la relación. Por ejemplo Julia

señala lo siguiente: "Me siento mal, lo tuyo es más importante y dejo mis cosas, me

pego y me cuestiono: ¿y yo qué? Ella todavía se interesa por sus ex novios, eso me pega

duro. No me reconoce como su pareja y ellos le coquetean. No quiero una amante." (ver

tabla 27, Julia y Alejandra s.2 §116).

Es llamativo que en las seis parejas uno de los miembros proponga una relación

totalmente exclusiva a nivel afectivo, sin posibilidad de mantener otros vínculos

cercanos, mientras el otro miembro de la pareja presenta una alternativa menos

exclusiva en la que se involucran terceros (ex parejas, potenciales parejas, amigos). En

este sentido Alejandra señala lo siguiente: "Si tenemos una casa para compartir y

disfrutar, pasear en el carro, sentarnos en un parque, comernos un pollo, nada lujoso, me

conformo con una rosa. Sin asfixiarme, que cada una pueda hacer lo que quiere, salir

con quien quiera. (ver tabla 27, Julia y Alejandra s.2 §120).

En cuanto a las expectativas sobre expresión del afecto, se evidencia que en las

seis parejas dichas expectativas son altas y no se explicitan, sino que se manifiestan a

partir de reclamos encubiertos, amenazas o de un distanciamiento progresivo a nivel

afectivo a partir de la insatisfacción experimentada. En este sentido Gabriel afirma lo

siguiente: "Yo le he dicho muchas veces que terminemos pero el no quiere, él me quiere

tener ahí, pero yo ya no quiero, desde que nos faltamos al respeto no quiero tenerlo

cerca. Tengo miedo de que me haga algo o que se suicide." (ver tabla 27, Omar y

Gabriel s.1 §8).


Parejas del mismo sexo 176

Las expectativas afectivas en los seis casos hacen referencia a una disponibilidad

emocional total de la pareja, en la que resultan importantes la atención a los detalles, el

apoyo contínuo para enfrentar los retos de la vida propia, la ayuda para la modulación

de las propias emociones y la compañía constante para evitar la sensación de soledad.

Por ejemplo, Leandro menciona lo siguiente: "Llegué a la conclusión de que me molesta

sentirme solo. No saber donde está es un límite para mí. Y es que él me dice que yo soy

el que le doy la seguridad, entonces pues que me diga y yo lo acompaño a un sauna si

quiere, pero que yo no tenga que hacer lo mismo." (ver tabla 27, Leandro y Diego s.4

§20).

Llama la atención que en cinco de las parejas exista una confusión entre las

expectativas sobre la expresión del afecto y el apoyo económico a la pareja por parte de

uno de los miembros, quien usualmente tiene mayores ingresos. Es así como se tiende a

equiparar lo económico con lo afectivo y se espera que el miembro que recibe apoyo

económico responda con su disponibilidad emocional frente a la pareja. Es así como

Vanessa señala lo siguiente: "Yo necesito ese cariño y ese cuidado, la cosa es que

Yasmin no me lo da o me lo da a veces. Y es que yo le he dado muchas cosas, pago casi

todo." (ver tabla 27, Yasmin y Vanessa s.2 §23).

Finalmente, en cuanto al grado de cercanía afectiva se observa que en las seis

parejas existen diferencias marcadas entre las preferencias de ambos miembros de la

pareja, en tanto uno de los miembros requiere una mayor cercanía mientras el otro

prefiere una mayor distancia que le permita mayor independencia psicológica de su

pareja. La insatisfacción en este aspecto aumenta a partir de que esta diferencia no se

explicita, sino que se pretende convencer u obligar a la pareja a asumir la propia

preferencia. Por ejemplo Yasmin señala lo siguiente: “A veces me pongo fastidiosa, todo

me duele, le pido mil favores, le digo que estoy enferma y jodo como un fastidio total.
Parejas del mismo sexo 177

Si quiero llamar la atención. No se por que me he vuelto así, pero no me gusta,

dependiente como un putas, voy a hacer y pregunto[...] si esta ella quiero que lo haga

ella o las dos. (ver tabla 27, Yasmin y Vanessa s.3 §5).

Tabla 28.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
insatisfacciones en la vida de pareja en cuanto a la vida sexual.
Parejas del mismo sexo 178

Como se muestra en la tabla 28, en cuatro de las seis parejas se evidencia una

insatisfacción en la vida sexual, la cual corresponde a un distanciamiento progresivo de

los miembros de la pareja en materia sexual, debido a que no se explicitan las

insatisfacciones y se mantienen las tensiones a partir de las diferentes preferencias.

Resulta llamativo que en las dos parejas de hombres se maneja una vida sexual no

exclusiva con la pareja, sino que por el contrrio se incluye a terceros como forma de

resolver las tensiones frente al distanciamiento, lo cual aumenta el conflicto y el

malestar de la pareja, llevando cada vez a un mayor distanciamiento. Es así como

Francisco señala lo siguiente: "Hemos invitado a una tercera persona y empezamos

haciéndolo como un juego, pero me comencé a sentir mal, para mi no hay nada más

terrible que ver a otra persona metida en la cama […] esto es una mampara que estamos

poniendo a la situación de fondo entre nosotros." (ver tabla 28, Francisco y Germán s.1

§86).

A su vez, en las dos parejas de hombres se evidencia que los miembros de la

pareja consideran la relación sexual como la forma más evidente para vincularse a nivel

afectivo, centrando la atención en la imagen corporal y en la genitalidad como medida

de la calidad de la relación de pareja. En este sentido Germán afirma: "Hemos tenido

insatisfacción sexual durante un tiempo, no nos conectamos. Creo que uno tiene que

sentirse satisfecho porque si no uno piensa que la relación está mal también. Yo soy

muy sexual, se que él es muy visual, yo necesito ver que se cuida, se ve bien." (ver tabla

28, Francisco y Germán s.1 §24).

En las dos parejas de mujeres se evidencian conflictos entre los miembros de la

pareja, referidos a la importancia que debe tener la vida sexual en la relación de pareja.

En este sentido Julia señala lo siguiente: "A mí me toca estar en el plan de esperar a que

ella sea la que actúe. Cuando ella me coje la cara, me da besos que rico, pero cuando yo
Parejas del mismo sexo 179

lo hago entonces no quiere. Pero yo siento que a ella le gusta jugar con eso y eso hace

que yo esté ahí. Un día me dijo que hacer el amor no es tan necesario." (ver tabla 28,

Julia y Alejandra s.3 §37). A su vez la tendencia en las parejas de mujeres es a prestar

mayor atención a la ambientación romántica y a los elementos eróticos que a la relación

genital. Por ejemplo Vanessa menciona lo siguiente: "Yo soy muy romántica, para mi es

importante que el olor, que el perfume, que el olor a rico, que la música, ella me lo ha

ido quitando, pero la ambientación. Yo no ando con pendejadas de que tiene que ser en

un lugar específico. Mientras yo le dedico tiempo al cuerpo de ella, de acuerdo al

momento y el tiempo, ella no." (ver tabla 28, Yasmin y Vanessa s.2 §38).
Parejas del mismo sexo 180

Tabla 29.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
insatisfacciones en la vida de pareja en cuanto a la comunicación y resolución de
conflictos.
Parejas del mismo sexo 181

Como se muestra en la tabla 29, en las seis parejas se evidencian insatisfacciones

en cuanto a la comunicación y la resolución de conflictos, las cuales corresponden a una

pauta de comunicación sobre las dificultades de la relación en la que se evita el

conflicto y las insatisfacciones no se explicitan, sino que por el contrario se manifiestan

a través de reclamos encubiertos o mensajes contradictorios, lo cual a su vez facilita la

acumulación de dichas tensiones y el distanciamiento emocional de los miembros de la

pareja hasta que se presenta una confrontación abierta y en muchos casos violenta frente

a la amenaza de ruptura de la relación que no permite resolver las tensiones, sino que las

amplifica. Llama la atención la presencia reiterada de violencia física o psicológica en

cuatro de las parejas como forma de resolución de los conflictos, lo cual revela la

predominancia de la pauta ya expuesta. Es así como Gabriel menciona lo siguiente: "La

falta de respeto fue mía. Tuvimos un problema, me amenazó que se iba a suicidar, me

dio miedo que se fuera porque es impulsivo, me insultaba y le di una cachetada. No me

justifico pero al menos no lo deje ir.” (ver tabla 29, Omar y Gabriel s.1 §6).

Por otra parte, resulta interesante observar que en todas las parejas se presenta

una tendencia a mantener los reclamos encubiertos acerca de tensiones del pasado que

no se resuelven y por lo tanto siguen vigentes, lo cual revela el temor a poner en duda la

continuidad de la relación, ante lo cual se emplean amenazas directas o mensajes

contradictorios para retener a la pareja pero los temas que generan conflicto no se

abordan directamente. En este sentido Alejandra afirma: "Es que siempre que llegamos

a este punto de ver que no hay arreglo posible ella me dice que se va a matar, y me da

miedo porque lo último que me dijo fue que primero me mata a mi y luego se mata

ella." (ver tabla 29, Julia y Alejandra s.5 §48).


Parejas del mismo sexo 182

Tabla 30.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
relaciones con la familia de origen en cuanto a los límites.

Como se muestra en la tabla 30, cuatro de las seis parejas manejan límites

porosos o rígidos con sus familias de origen, mientras dos de las parejas tienen límites

claros como subsistema. Resulta llamativo que en tres de las cuatro parejas

mencionadas los límites con una de las familias de origen son porosos, mientras con la

otra familia son rígidos. La tendencia a establecer límites porosos con una de las

familias de origen se relaciona con el hecho de que dicha familia tiene conocimiento de

la relación de pareja, mientras que en la mayoría de casos los límites rígidos se


Parejas del mismo sexo 183

establecen con familias que desconocen o que no validan la relación de pareja o la

orientación sexual del hijo o la hija. En estos casos los límites rígidos llegan a tal

extremo que la familia mantiene una comunicación formal con el hijo o la hija pero no

comparte nada de su vida. Por ejemplo Alejandra señala lo siguiente: “Yo como no

tengo familia cerca, era difícil. Como no me gusta que me controlen yo no me veo casi

con ellos, voy por allá una vez al año pero ellos no saben nada de mi vida.” (ver tabla

30, Julia y Alejandra s.2 §96).

A su vez, los temas en los que se presentan los límites porosos con las familias

de origen son el manejo de la economía de la pareja, las dificultades de la relación, los

conflictos en la distribución de tareas y en los roles de género, así como las dificultades

de la pareja en cuanto a la comunicación y a la resolución de conflictos. Por ejemplo

Vanessa señala lo siguiente: "Una cosa que le pido es que cuando se pelee conmigo se

quede en la pelea conmigo, porque los papás de ella no tienen la culpa de esto, y cuando

pelea conmigo pelea con la mamá, le responde mal, tira la puerta, y es que eso tiene que

quedar acá." (ver tabla 30, Yasmin y Vanessa s.4 §33). Otro aspecto que resulta

llamativo hace referencia a que los límites porosos se manejan en todos los casos con

las madres de uno de los miembros de la pareja, mientras con otros familiares es posible

una mayor diferenciación de la pareja. Esto resulta claro en el caso de Omar, quien

afirma lo siguiente: "Es difícil zafarme de mi mamá porque ella está enferma, no

trabaja. Yo me he intentado ir muchas veces de mi casa, pero no puedo dejarla a ella

sola porque se que nadie le va a dar. Yo duermo con ella en la misma cama. Todo lo

mantengo yo, vivimos en casa de mi abuela y el arriendo lo ahorramos, pero yo pago

comida, todo." (ver tabla 30, Omar y Gabriel s.3 §55).


Parejas del mismo sexo 184

Tabla 31.
Fragmentos de las transcripciones de las sesiones terapéuticas que dan cuenta de las
relaciones con la familia de origen en cuanto a la falta de legitimación del estatus de
pareja.

Como se observa en la tabla 31, la falta de legitimación del estatus de pareja por

parte de las familias de origen se presenta en cinco de las seis parejas. En cuatro de estas
Parejas del mismo sexo 185

parejas dicha falta de legitimación se da por parte de una de las familias de origen

únicamente, mientras en una pareja se presenta por parte de ambas familias. En las

familias que no validan a la pareja como unidad se observan creencias religiosas

arraigadas, valores heteronormativos acerca de las dinámicas permitidas en una relación

de pareja y creencias homofóbicas. Por ejemplo Alejandra menciona lo siguiente: "En

cuestión a mis hermanas yo he maquillado mucho las cosas. En mi casa todos son

testigos de Jehovah. Y ellos yo sé que no van a aceptar fácil este tema. La ven como mi

amiga" (ver tabla 31, Julia y Alejandra s.1 §28).

Es llamativo que en tres de los casos las familias de origen conocen a la pareja

pero la asumen como un/a amigo/a, lo cual descalifica el estatus de pareja que tienen y

genera un impacto en el funcionamiento al interior de la relación. Por ejemplo Leandro

menciona lo siguiente: "No se si piensan que soy el novio, en marido, el compañero, el

que comparte el apartamento. Por momentos siento que soy un amigo más, allá

dormimos cada uno por aparte y empezamos a funcionar como dos amigos cualquiera

para unas cosas pero para otras no, entonces o somos pareja o no lo somos, no se que rol

represento yo acá." (ver tabla 31, Leandro y Daniel s.1 §11). Otro aspecto que resulta

interesante hace referencia a que en tres de los casos el miembro de la pareja cuya

familia no legitima la relación tuvo relaciones de pareja previas con personas del sexo

opuesto, ante lo cual la familia supone o desea la heterosexualidad de su hijo/a y en este

sentido descalifica la relación de pareja actual. En este sentido, Vanessa señala lo

siguiente: "Mi casa es una familia machista, homofóbica, terrible, entonces no nos

reconocen como pareja, quieren conseguirme novio a toda hora." (ver tabla 31, Yasmin

y Vanessa s.2 §21).


Parejas del mismo sexo 186

Descripción del proceso terapéutico

En el siguiente apartado se da cuenta del modelo de abordaje terapéutico

desarrollado para la atención clínica a parejas del mismo sexo que consultan en

LIBERARTE. En cuanto a la modalidad de atención, en general las parejas que

solicitaron asesoría fueron atendidas por las terapeutas por separado y se tomó la

decisión de trabajar con equipo terapéutico en los casos en los que la complejidad de la

problemática presentada y de la dinámica conyugal así lo requería, con el fin de velar

por el mejor efecto posible de las intervenciones para los/as consultantes. Es así como la

estrategia de equipo reflexivo como corresponde dentro de la intervención sistémica se

utilizó en los casos en los que resultaba útil de acuerdo con las estrategias de

intervención planteadas.

Inicialmente se parte de la caracterización general del proceso terapéutico que se

llevó a cabo con las seis parejas que fueron tenidas en cuenta, para luego pasar a una

descripción de las fases de dicho proceso, en la que se resaltan los elementos comunes y

los aspectos diferentes que resultan interesantes.


Parejas del mismo sexo 187

Tabla 32.

Caracterización del proceso terapéutico en cuanto a motivo de consulta, número de

sesiones, sesiones de pareja e individuales, efectos de la intervención y estado del caso

a la fecha de entrega del informe de investigación.

Como se muestra en la tabla 32, la duración del proceso terapéutico con las

parejas fue de aproximadamente 6 sesiones en dos casos, 5 sesiones en uno, 4 en dos y 2

sesiones en uno. La primera sesión se llevó a cabo en todos los casos con ambos

miembros de la pareja, mientras la segunda se llevó a cabo en cuatro de los casos con

uno de los miembros de la pareja. La tercera sesión se llevó a cabo en tres de los casos
Parejas del mismo sexo 188

con el otro miembro de la pareja. En cinco de los casos se tuvo al menos una sesión

individual con cada uno de los miembros de la pareja. Sólo en el caso de Francisco y

Germán la sesión individual con Germán no se llevó a cabo debido a que decidieron no

continuar con el proceso terapéutico de pareja. En el caso de Omar y Gabriel se decidió

continuar con un proceso individual con Omar, en tanto la pareja tomó la decisión de

separarse luego de la tercera sesión y Gabriel no consideró necesario seguir con el

proceso terapéutico. En el caso de Daniel y Leandro las sesiones individuales se

llevaron a cabo luego de cuatro sesiones en pareja.

Se evidencia a su vez que en los casos en los que el motivo de consulta estaba

referido a las peleas, las rupturas recurrentes y el maltrato, uno de los efectos de la

intervención fue la toma de decisiones con respecto a la continuidad de la relación de

pareja. En tres de estos casos la toma de decisiones estuvo acompañada de la

interrupción de la pauta como efecto de la intervención y en dos de las parejas de

hombres del reconocimiento de las fortalezas individuales.

Finalmente se observa que cinco de los casos se encuentran cerrados y sólo el

caso de Daniel y Leandro se encuentra abierto a la fecha de la entrega del informe de

investigación porque el proceso terapéutico con esta pareja aún se encuentra en curso y

los objetivos terapéuticos aún no se han alcanzado.

A continuación se describen las fases del proceso terapéutico, resaltando los

puntos comunes, las diferencias, las intervenciones realizadas y los efectos que éstas

tuvieron sobre las parejas consultantes.

1. Recepción telefónica: en esta primera fase se llevó a cabo el primer contacto

con los miembros de la pareja via telefónica y el objetivo fue establecer la composición

del sistema terapéutico. En cuanto a quién solicitó la ayuda y cuál fue su definición del

problema, en todos los casos uno de los miembros de la pareja, de mutuo acuerdo con
Parejas del mismo sexo 189

el/la otro/a, llamó al equipo terapéutico solicitando la cita y reconociendo que tenían un

problema de pareja. Se informó sobre las características del servicio, se solicitaron los

datos básicos de identificación (nombres, edades y ocupación de los integrantes de la

pareja, duración de la relación, convivencia en pareja), de remisión y una breve

descripción del motivo de consulta y se agendó la cita. Se solicitó la asistencia de

ambos miembros de la pareja y se evitaron las posibles alianzas con alguno de los

miembros. A partir de esta recepción se establecieron algunas hipótesis iniciales sobre

cada caso, las cuales se retomaron en la primera sesión.

2. Primera sesión: a lo largo de la primera sesión se llevó a cabo el enganche y

la evaluación de la dinámica conyugal, la cual se extendió en dos de los casos a la

segunda sesión. Se inició la sesión con una fase social en la que se estableció el rapport

con los miembros de la pareja y se amplió la información sobre las características del

servicio. Luego se dio paso a la contextualización del caso, indagando acerca de las

circunstancias vitales y las condiciones sociales de la pareja y de cada uno de sus

miembros. En esta fase uno de los puntos comunes evidenciados fue la necesidad de

mantener la neutralidad terapéutica, ante lo cual la intervención clave consistió en evitar

responder a las invitaciones de uno o ambos miembros de la pareja a establecer alianzas

con las terapeutas. Se consideró que aceptar dichas invitaciones reduce el rango de

maniobra de la terapeuta en el proceso que se inicia y rompe la equidistancia de la

terapeuta con los miembros de la pareja y por lo tanto puede contribuir a mantener o

incluso a exacerbar la pauta que alimenta el conflicto. Es así como se privilegió una

conversación acerca de ellos/as como pareja y como personas y el tiempo dedicado a

esta fase fue de 20 a 30 minutos aproximadamente, dependiendo de lo que resultara

necesario para tener un panorama amplio y claro sobre la situación de la pareja.


Parejas del mismo sexo 190

En el caso de Omar y Gabriel fue necesario intervenir directamente para detener

la escalada simétrica en la que se encontraba la pareja al llegar a la primera sesión, la

cual debido a la complejidad del caso amenazaba con llegar a la violencia física entre

ellos y a una exacerbación del conflicto conyugal. Se tomó la decisión de trabajar con

equipo terapéutico en este caso y comenzar entrevistando a cada uno de los miembros

de la pareja durante 20 minutos de forma individual, con el fin de tener más elementos

para determinar si era posible una entrevista conjunta sin que esto amenazara la

integridad de los miembros de la pareja y sin que se exacerbara la pauta mantenedora

del conflicto. En estas entrevistas individuales se llevó a cabo una contextualización de

las condiciones vitales de cada miembro de la pareja y se evaluó la capacidad de cada

miembro de contener y hacerse cargo de sus emociones intensas de dolor, rabia y

tristeza. A partir de esta evaluación, en la que ambos miembros evidenciaron

capacidades de contención de sus propias emociones y de reflexión sobre lo que les

ocurría, así como de la explicitación de los propósitos de la primera entrevista conjunta

y de las normas de no violencia que resultaban indispensables para empezar un proceso

terapéutico de pareja, se tomó la decisión de proseguir con la entrevista conjunta con

Omar y Gabriel.

Luego de la contextualización de los casos y de la intervención puntual

desarrollada en el caso de Omar y Gabriel, se exploró la definición del problema de

cada uno de los miembros y el proceso de configuración del motivo de consulta. En

todos los casos se evidenció que no habían asistido antes a asesoría psicológica de

pareja a pesar de que su malestar se había originado hace por lo menos un año. Teniendo

esto claro, se indagó acerca de las motivaciones para asistir a la asesoría en ese

momento y acerca de sus expectativas sobre el proceso terapéutico. Esta intervención

permitió a la pareja explicitar los temores a ser separados/as por la terapeuta como parte
Parejas del mismo sexo 191

del proceso, frente a lo cual una intervención importante fue poder explicitar a los/as

consultantes que la continuidad o no de la relación no podía constituirse en el objetivo

de la terapia de pareja, en tanto esta sería una decisión que ellos/as tomarían a partir de

que en el proceso se revisaran las posibilidades de la relación y el alcance del

compromiso conyugal. Esta intervención resultó útil, en tanto constituyó una primera

ampliación de la definición del conflicto presentado por los miembros de la pareja y

facilitó el enganche.

En dos de los casos (el caso de Julia y Alejandra y el caso de Daniel y Leandro)

la exploración de la definición del problema requirió más tiempo y por lo tanto se

decidió ampliar dicho proceso a una segunda sesión en pareja, en tanto en ambos casos

había un temor a que a partir de la asesoría la pareja se disolviera y las respuestas a las

preguntas de la terapeuta eran genéricas, ambíguas o poco claras. En el caso de Julia y

Alejandra la intervención de la terapeuta consistió en detener las mutuas inculpaciones

para abordar más directamente sus propias necesidades y sentimientos frente a la

relación que mantienen. En el caso de Daniel y Leandro la pauta de comunicación de

evitación del conflicto se evidenció desde este momento y por lo tanto se hizo necesario

precisar las exploraciones generales y llevar a los consultantes a explicitar sus

insatisfacciones y sus necesidades, ya que la conversación fácilmente podía quedarse en

un terreno muy abstracto en el que no era posible abordar directamente su motivo de

consulta y el conflicto en el que se encontraban.

A partir de lo anterior, se llevó a cabo una evaluación de la dinámica de la

relación, retomando las dimensiones de dicha dinámica planteadas previamente en el

mapa de categorías y conduciendo la entrevista siguiendo estos referentes, con el fin de

establecer las características del sistema consultante. En este sentido, el punto de

quiebre para profundizar sobre unas u otras dimensiones estuvo en poder identificar las
Parejas del mismo sexo 192

dimensiones en las que se presentaban problemas o en las que se evidenciaban tensiones

relacionadas con la emergencia del conflicto. En el caso de Julia y Alejandra, así como

en el de Juliana y Milena se profundizó sobre la dimensión referida a la insatisfacción

con la vida de pareja, específicamente en cuanto a las expectativas emocionales de cada

miembro de la pareja. En el caso de Francisco y Germán se enfatizó sobre los eventos y

aspectos del marco de referencia individual, específiamente sobre las fuentes de tensión

y sobre los motivos para permanecer en la relación, así como sobre las reglas de la

relación en cuanto al manejo de la economía, a la distribución de tareas y a los roles

asumidos en la pareja. En el caso de Yasmin y Vanessa, así como en el de Omar y

Gabriel, se profundizó sobre la conformación y las vicisitudes de la relación, así como

sobre las expectativas afectivas y las reglas de la relación. En el caso de Daniel y

Leandro se profundizó sobre las reglas de la relación, específicamente sobre los

conflictos en el manejo de la economía, y sobre la insatisfacción con la vida sexual.

Finalmente, para concluir esta primera sesión se llevó a cabo una redefinición

del problema en cuatro de los casos, en la que la terapeuta o el equipo terapéutico

verbalizó a la pareja el resultado de la conversación sostenida hasta ese momento en

cuanto a las conexiones establecidas entre el motivo de consulta, la dinámica de la

relación, las necesidades personales y el cambio deseado. Esta intervención corresponde

a una conceptualización por parte de las terapeutas, en la que se elaboraron algunas

hipótesis relacionales y complejas sobre el conflicto de la pareja, teniendo como

referentes epistemológicos el constructivismo y como referentes teóricos los

planteamientos y las conceptualizaciones del enfoque sistémico referenciados en el

marco teórico. En dos de los casos, el caso de Julia y Alejandra y el caso de Daniel y

Leandro, no se contó con elementos suficientes luego de la primera sesión para llevar a

cabo la redefinición del problema y por lo tanto se concluyó esta sesión con una
Parejas del mismo sexo 193

connotación positiva del conflicto en la pareja y del manejo que se había hecho de la

situación por parte de la pareja. Una intervención final importante en la primera sesión,

la cual se llevó a cabo en todos los casos, implicó dar reconocimiento a los miembros de

la pareja acerca de su interés por buscar una solución a su malestar al asistir a la cita y al

comprometerse a expresar lo más abiertamente y tranquilamente posible sus

preocupaciones. En el caso de Omar y Gabriel se llevó a cabo una prescripción

paradójica del síntoma en cuanto a pedirles que dejaran al azar la forma como se

trataban lanzando una moneda en cada ocasión, con el fin de reafrirmar el mensaje de

las terapeutas acerca de cómo cada uno de los miembros debía hacerse cargo de sus

emociones.

3. Sesiones individuales como factor diferenciador

Las sesiones individuales se plantearon como una fase del proceso terapéutico en

el momento en el que se evidenció una pauta simbiótica o ambígua en la que se hacía

necesaria una confrontación a los miembros de la pareja a partir de una exploración más

detallada acerca de la propia vida, de los proyectos e intereses personales, así como de

los motivos para permanecer en la relación de pareja y de las creencias y valores que

favorecían la emergencia del conflicto. Es así como la historia personal se exploró para

clarificar la pauta de relación predominante que tiene relación con la emergencia del

conflicto y la participación de cada miembro de la pareja en dicha pauta. El objetivo de

desarrollar las sesiones individuales fue entonces introducir un factor diferenciador en

la pareja que facilitara la ruptura de la pauta simbiótica o ambigua y que permitiera a

cada miembro asumir un posicionamiento más claro frente a la relación, lo cual facilitó

a su vez la toma de postura por parte de cada uno/a en las subsiguientes sesiones

conjuntas. Únicamente en el caso de Daniel y Leandro se tomó la decisión de llevar a

cabo cuatro sesiones conjuntas antes de proponer las sesiones individuales, en tanto en
Parejas del mismo sexo 194

este caso el motivo de consulta, referido a la mala comunicación, y las dificultades

evidenciadas a partir de una pauta comunicacional de evitación del conflicto y de un

distanciamiento progresivo, fueron tenidos en cuenta para definir las estrategias

terapéuticas más adecuadas. En este caso se consideró necesaria la presencia de ambos

miembros de la pareja para abordar las distintas dimensiones en las que podían

evidenciarse tensiones que no se abordaban y en las que precisamente el no abordar

estas dificultades mantenía y amplificaba los conflictos.

Por otra parte, en el caso de Omar y Gabriel se llevaron a cabo estas sesiones

individuales con equipo terapéutico y en ellas se utilizó la intervención del equipo

reflexivo, con el fin de devolver a los consulantes la lectura que se hacía de su situación

emocional y de la forma como a través de su historia se daba cuenta de la pauta

ambígua que mantenían en la relación. El efecto de esta intervención fue el

posicionamiento de ambos consultantes frente a la propia vida y a sus elecciones frente

a sus preferencias, ante lo cual se dio una ruptura acordada entre ellos y Omar decidió

continuar con un proceso terapéutico individual para asumir dicha ruptura.

4. Devolución de la lectura de las terapeutas y posicionamiento de los miembros

de la pareja

Luego de las sesiones individuales se llevó a cabo en 4 de los casos una sesión

conjunta en la que se hizo una devolución por parte de las terapeutas acerca de la lectura

del caso que se tenía y en la que se retomó, a modo de relato, la referencia a las

dimensiones de la dinámica de la relación evaluadas en las sesiones anteriores para

evidenciar el dilema de cada una de las parejas. En el caso de Julia y Alejandra se

trabajó con equipo terapéutico, con el objetivo de poder confrontar a la pareja más

directamente mediante una cuidadosa observación de su respuesta a esta devolución. En

este caso se llevó a cabo la intervención del equipo reflexivo, a partir de la cual se
Parejas del mismo sexo 195

describió a la pareja lo que se evidenciaba acerca de la pauta simbiótica que manejaban

y que dificultaba la toma de postura por parte de ambas. La estrategia de equipo

reflexivo como corresponde dentro de la intervención sistémica (Andersen, 1994) se

planteó para los casos en los que resultaba útil de acuerdo con las estrategias de

intervención planteadas. Se llegó a esta propuesta al ver la complejidad de los casos y

en el interés ético del equipo terapéutico de velar por el mejor efecto posible de las

intervenciones para los/as consultantes. En el caso de Julia y Alejandra en particular,

esta intervención tuvo el efecto de facilitar la toma de postura de las integrantes de la

pareja y de permitir la subsiguiente exploración de las posibilidades de la relación en las

siguientes sesiones.

5. Exploración de las posibilidades de la relación

La fase final del proceso terapéutico consistió en explorar las posibilidades de la

relación bajo unas condiciones y unas necesidades personales que se fueron clarificando

a lo largo de la terapia. Esta exploración se llevó a cabo con tres de las parejas, en tanto

las restantes decidieron no continuar con la terapia por diversos motivos o no se había

alcanzado esta fase a la fecha de la entrega del informe de la investigación, como en el

caso de Daniel y Leandro. En las tres parejas en las que se desarrolló esta fase del

proceso se tuvieron en cuenta los cambios mínimos evidenciados a lo largo del proceso,

los cuales resultaron ser un indicador valioso sobre las posibilidades de cambio en la

dinámica de la relación. A partir de esta intervención, en la que se indagó sobre los

efectos que había tenido el proceso sobre cada miembro de la pareja y sobre la relación

en sí misma, el efecto fue la explicitación de las alternativas de cambio que cada uno/a

consideraba y que ya se habían empezado a llevar a cabo o que se podían concretar a

partir de ese momento, en tanto las tres parejas se reafirmaron en considerar la relación

que mantenían como su mejor opción. Es así como las terapeutas hicieron sugerencias
Parejas del mismo sexo 196

concretas para el mantenimiento de los cambios evidenciados y le dieron a la pareja

reconocimiento sobre los logros y las claridades obtenidas por cada uno/a.

Síntesis de resultados

A partir de la revisión de 98 historias clínicas y del análisis cualitativo del

proceso terapéutico desarrollado con 6 parejas se definieron dos grupos de parejas con

características predominantes distintas, asociadas a la emergencia del conflicto

conyugal. Siguiendo los cinco ejes de análisis definidos previamente, a continuación se

definen estos dos grupos de parejas en cuanto a sus dinámicas de relación, a los motivos

de consulta y a los efectos de la intervención logrados desde la propuesta de abordaje

terapéutico presentada previamente.

En el grupo 1, la conformación de la relación se encuentra asociada a

inseguridades desde el inicio, a un inicio en relación triangular, a la tendencia a

mantener triángulos y a relaciones heterosexuales previas. Los motivos para permanecer

en la relación en las parejas del grupo 1 se refieren a motivos económicos y a amenazas

de suicidio de la pareja. Las principales fuentes de tensión de este grupo de parejas

hacen referencia a los conflictos con la orientación sexual propia o de la pareja, a las

dificultades económicas, a la infidelidad de un miembro de la pareja y a las diferencias

sociales y culturales entre los miembros. En este escenario, los principales motivos de

consulta de este grupo hacen referencia al fortalecimiento individual y a la toma de

decisiones sobre la continuidad de la relación. Finalmente, los efectos de la intervención

conseguidos con este grupo se refieren a la toma de decisiones sobre la continuidad de

la relación, al reconocimiento de las fortalezas individuales y a la aceptación de

diferencias individuales.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a la caracterización de este grupo, es posible
Parejas del mismo sexo 197

afirmar que el grupo 1 presenta una mayor tendencia a las creencias y valores

heteronormativos y a la homofobia internalizada, así como también presentan una

tendencia a mantener una pauta predominante ambigua. Finalmente, a nivel de la

caracterización sociodemográfica este tipo de dinámicas de pareja se presentan en

mayor medida en personas entre los 31 y los 52 años de edad, cuando la familia no tiene

conocimiento de la orientación sexual de los miembros de la pareja y cuando la pareja

no convive.

Como síntesis de las características de este grupo es posible señalar que se trata

de parejas en las que sus miembros tienen conflictos individuales no resueltos

relacionados con su orientación sexual, los cuales se fundamentan en las creencias

heteronormativas y en la homofobia internalizada que mantienen, lo cual los/as lleva a

conformar relaciones de pareja confusas y triangulares, en las que se dificulta el ajuste

inicial a partir de las inseguridades de los miembros de la pareja y a partir de las

interferencias de terceros. Estas relaciones de pareja avanzan con tensiones individuales

y propias de la relación y se mantienen por motivos que resultan ser más obligatorios

que opcionales, ante lo cual es comprensible que los motivos de consulta estén

relacionados con una necesidad de asumir una postura individual más clara y poder

tomar decisiones frente a la continuidad de la relación.

Las parejas que hacen parte del análisis cualitativo y que pueden incluirse en

este primer grupo son la conformada por Yasmin y Vanessa, Juliana y Milena, Francisco

y Germán, así como la conformada por Omar y Gabriel. Para aportar una mirada

holística de la dinámica de cada una de las parejas, la cual complementa lo ya expuesto,

se retoman los elementos más importantes siguiendo los ejes de análisis previamente

establecidos, así como otros elementos claves que corresponden a las demás categorías

de análisis.
Parejas del mismo sexo 198

En la pareja de Yasmin y Vanessa, la conformación de la relación se encuentra

asociada a inseguridades desde el inicio, a un inicio en relación triangular, a relaciones

heterosexuales previas por parte de Vanessa y a la tendencia a mantener triángulos. Vale

la pena anotar que en este caso la tercera persona con la que se triangula la relación es la

expareja de Yasmin, con quien se pretende conformar una amistad, ante lo cual se

mantiene una relación cercana que genera malestar en la pareja. Los motivos para

permanecer en la relación se refieren a la satisfacción sexual, el temor a ser maltratadas

ante la decisión de terminar la relación y la satisfacción de las necesidades emocionales

personales en la relación, especialmente la necesidad de cuidado y protección. El temor

al maltrato ante una posible ruptura revela que la permanencia en la relación deja de ser

una opción para convertirse en una obligación. Las principales fuentes de tensión de

esta pareja hacen referencia a los conflictos con la orientación sexual propia o de la

pareja, la salida de la universidad y los conflictos con los tiempos compartidos, los

cuales se relacionan con que uno de los miembros tiene actividades laborales o

académicas que requieren de una mayor disponibilidad, mientras el otro miembro

cuenta con más tiempo libre y quiere dedicarlo a la relación.

En esta pareja los celos constituyen el motivo de consulta, en tanto manejan

expectativas afectivas altas de disponibilidad total de la pareja, ante lo cual el interés de

cada uno de los miembros en otras actividades o relaciones resulta insoportable.

Finalmente, los efectos de la intervención conseguidos con esta pareja se refieren al

reconocimiento de las fortalezas individuales, la aceptación de las diferencias

personales, el cese de las interacciones violentas y la interrupción de la pauta

predominante de la relación.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a su caracterización, es posible afirmar que
Parejas del mismo sexo 199

presentan creencias acerca de la vulnerabilidad al expresar emociones, así como valores

heteronormativos ligados a una homofobia internalizada. Finalmente, esta pareja

mantiene una pauta predominante ambigua, en la que en la que las dudas de ambos

miembros sobre el compromiso conyugal no se explicitan, sino que emergen a través de

dinámicas de maltrato o chantaje emocional. Llama la atención que en esta pareja el

temor al maltrato físico y emocional es un elemento clave que retroalimenta esta

dinámica.

En la pareja de Juliana y Milena, la conformación de la relación se encuentra

asociada a inseguridades desde el inicio, a un inicio en relación triangular, a relaciones

heterosexuales previas por parte de Milena y a la tendencia a mantener triángulos. Vale

la pena anotar que en este caso las terceras personas con las que se triangula la relación

pueden ser hombres o mujeres, con quienes se tienen acercamientos esporádicos en los

momentos en los que se presentan las rupturas de la pareja. Los motivos para

permanecer en la relación se refieren al temor a la soledad y a la satisfacción de las

necesidades emocionales personales en la relación, especialmente la necesidad de

estabilidad y sostenimiento emocional. Las principales fuentes de tensión de esta pareja

hacen referencia a la salida de la universidad, el cambio de vivienda, la infidelidad de

un miembro de la pareja y los conflictos con los tiempos compartidos, los cuales se

relacionan con las actividades laborales o académicas que requieren de una mayor

disponibilidad y con la convivencia con las familias de origen, lo que genera

dificultades para compartir tiempos de pareja.

En esta pareja las peleas constituyen el motivo de consulta, las cuales se

presentan como expresión de un malestar acumulado en el tiempo y de la imposibilidad

de asumir las propias insatisfacciones y confrontar a la pareja en cuanto a las propias

necesidades y posiciones frente a la propia vida y frente a la relación de pareja.


Parejas del mismo sexo 200

Finalmente, los efectos de la intervención conseguidos con esta pareja se refieren al

reconocimiento de las fortalezas individuales, la aceptación de las diferencias

personales, el cese de las interacciones violentas, la interrupción de la pauta

predominante de la relación y la toma de decisiones sobre la continuidad de la relación.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a su caracterización, es posible afirmar que

presentan creencias acerca de la vulnerabilidad al expresar emociones. Finalmente, esta

pareja mantiene una pauta predominante ambigua, en la que en la que las dudas de

ambos miembros sobre el compromiso conyugal no se explicitan, sino que emergen a

través de dinámicas de maltrato o chantaje emocional. Llama la atención que en esta

pareja el temor al maltrato emocional es un elemento clave que retroalimenta esta

dinámica.

En la pareja de Francisco y Germán, la conformación de la relación se encuentra

asociada a inseguridades desde el inicio, a un inicio en relación triangular y a la

tendencia a mantener triángulos. Vale la pena anotar que el tercero que conforma el

triángulo es un hombre quien es invitado a participar de un trío sexual con la pareja, lo

cual aumenta los conflicto en la relación de pareja y genera malestar en ambos

miembros de la misma. Los motivos para permanecer en la relación se refieren a

motivos económicos, miedo a la soledad y a la satisfacción de las necesidades

emocionales personales en la relación, en tanto se reconoce una dificultad para

establecer una nueva relación y la pareja actual se asume como única opción de

compañía y apoyo. Las principales fuentes de tensión de esta pareja hacen referencia a

la pérdida del trabajo por parte de Germán y las consecuentes dificultades económicas a

las que se enfrenta, así como a la salida de la universidad de Germán, la cual se ha visto

postergada en varias ocasiones debido al cambio de ciudad y al cambio de vivienda


Parejas del mismo sexo 201

constante en los últimos años a partir de los contratos que ha recibido Francisco en

diferentes países. Todas estas fuentes de tensión externas, correspondientes a

transiciones en el ciclo vital personal y al aprovechamiento de oportunidades laborales

de uno de los miembros, han implicado también tensiones al interior de la relación, tales

como los conflictos con los tiempos compartidos.

En este escenario, las rupturas constantes constituyen el motivo de consulta de

esta pareja y éstas se presentan a partir de la acumulación de malestar que no se

explicita y que se hace insostenible, ante lo cual se da la terminación transitoria de la

relación y luego se presenta la reconciliación, pero en ningún momento se resuelven los

conflictos existentes. Finalmente, los efectos de la intervención conseguidos con esta

pareja se refieren al reconocimiento de las fortalezas individuales, las cuales se

calificaron a partir de un cambio en el posicionamiento personal frente a la propia vida

y contribuyeron a la toma de decisiones.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a su caracterización, es posible afirmar que

presentan creencias y valores heteronormativos, los cuales se relacionan con los

comportamientos, actitudes y roles para hombres y para mujeres, así como con el

funcionamiento adecuado de una pareja desde modelos heterosexuales tradicionales,

ligados a una homofobia internalizada, referida a la sensación de imposibilidad de

sostener relaciones de pareja homosexuales duraderas y a no sentirse dignos de ser

queridos a partir de su orientación sexual. Finalmente, esta pareja mantiene una pauta

predominante ambigua, en la que en la que las dudas de ambos miembros sobre el

compromiso conyugal no se explicitan, sino que emergen a través de dinámicas de

maltrato o chantaje emocional. Llama la atención que en esta pareja se hace referencia

al sacrificio como elemento clave que retroalimenta esta dinámica.


Parejas del mismo sexo 202

En la pareja de Omar y Gabriel, la conformación de la relación se encuentra

asociada a inseguridades desde el inicio, a un inicio en relación triangular y a la

tendencia a mantener triángulos. Vale la pena anotar que los terceros son hombres con

quienes Gabriel mantiene contactos sexuales o afectivos esporádicos. Los motivos para

permanecer en la relación se refieren a motivos económicos, miedo a la soledad y

amenazas de suicidio de la pareja, así como amenazas de maltrato físico ante una

posible ruptura. Las principales fuentes de tensión de esta pareja hacen referencia a la

salida próxima de la universidad de Gabriel, los conflictos con las familias de origen y

políticas, el conflicto con la orientación sexual propia o de la pareja, las dificultades

económicas, la infidelidad de un miembro de la pareja y los conflictos con los tiempos

compartidos.

En este escenario, el maltrato constituye el motivo de consulta de esta pareja y

llama la atención a su vez que los miembros de dicha pareja solicitan la ayuda con el fin

de fortalecerse para lograr desprenderse emocionalmente a partir de una insatisfacción

generalizada con la relación y del deseo de terminar con el vínculo. Finalmente, los

efectos de la intervención conseguidos con esta pareja se refieren a la interrupción de la

pauta predominante de la relación, al cese de las interacciones violentas y al

reconocimiento de las fortalezas individuales, las cuales se calificaron a partir de un

cambio en el posicionamiento personal frente a la propia vida y contribuyeron a la toma

de decisiones.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a su caracterización, es posible afirmar que

presentan creencias y valores heteronormativos y religiosos, ligados a una homofobia

internalizada, referida a la sensación de imposibilidad de sostener relaciones de pareja

homosexuales duraderas y a no sentirse dignos de ser queridos a partir de su orientación


Parejas del mismo sexo 203

sexual. Finalmente, esta pareja mantiene una pauta predominante ambigua, en la que las

dudas de ambos miembros sobre el compromiso conyugal no se explicitan, sino que

emergen a través de dinámicas de maltrato o chantaje emocional. En esta pareja se

evidencia de forma clara el temor al maltrato físico y emocional como elemento clave

que retroalimenta esta dinámica.

En el grupo 2, la conformación de la relación se encuentra asociada a la fusión

de tiempo y actividades. Los motivos para permanecer en la relación en las parejas del

grupo 2 se refieren al miedo a la soledad, la compañía, el deseo de establecer la primera

relación seria, el compartir el proyecto vital y la aceptación familiar de la relación. Las

principales fuentes de tensión de este grupo de parejas hacen referencia a los conflictos

con la familia de origen y política, la pérdida del trabajo, el conflicto con los tiempos

compartidos, el cambio de ciudad y la salida de la universidad. En este escenario, en el

que las fuentes de tensión son familiares y externas y en el que se cuenta con la relación

de pareja como única fuente de apoyo resulta comprensible que el aferramiento

emocional lleve a dinámicas de maltrato o de rupturas constantes, las cuales constituyen

los motivos de consulta para el grupo 2. Finalmente, los efectos de la intervención

conseguidos con este grupo se refieren a la toma de decisiones sobre la continuidad de

la relación, el reconocimiento de las fortalezas individuales, la interrupción de la pauta

predominante de la relación, la aceptación de las diferencias individuales y una mejoría

en la comunicación.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a la caracterización de este grupo, es posible

afirmar que el grupo 2 presenta una mayor tendencia a los conflictos en las reglas de la

relación, específicamente en cuanto a los roles, la distribución de tareas y el manejo de

la economía, así como también presentan una tendencia a mantener una pauta
Parejas del mismo sexo 204

predominante simbiótica. Finalmente, a nivel de la caracterización sociodemográfica

este tipo de dinámicas de pareja se presentan en mayor medida en personas entre los 20

y los 30 años de edad, cuando la familia tiene conocimiento de la orientación sexual de

los miembros de la pareja y cuando la pareja convive.

Como síntesis de las características de este grupo es posible señalar que se trata

de parejas en las que las fuentes de apoyo y validación personal se han reducido para

uno de sus miembros, ya sea por motivo de conflictos con la familia de origen o por

fuentes de tensión externas, ante lo cual se da un aferramiento emocional con la pareja

que genera una fusión en tiempos y actividades y que propicia el escenario para el

establecimiento de una pauta predominante simbiótica. Estas relaciones de pareja

parecen tener un mejor ajuste inicial y se mantienen bajo grandes expectativas

emocionales, de apoyo y validación frente a la progresiva fragilización de uno de sus

miembros. Luego aparecen los conflictos en las reglas de la relación propios del

agotamiento al no recibir el reconocimiento emocional esperado o al no querer posponer

los proyectos personales por mantener la relación de pareja. Finalmente, cuando los

conflictos y tensiones se exacerban hasta llevar a dinámicas de maltrato o a amenazas de

ruptura las parejas deciden comenzar un proceso terapéutico, ya que el dilema en el que

se encuentran se hace insostenible y experimentan fuertes estados emocionales frente a

la necesidad de retomar la propia vida.

Las parejas que hacen parte del análisis cualitativo y que pueden incluirse en

este segundo grupo son la conformada por Julia y Alejandra, así como la conformada

por Leandro y Daniel. Para aportar una mirada holística de la dinámica de cada una de

las parejas, la cual complementa lo ya expuesto, se retoman los elementos más

importantes siguiendo los ejes de análisis previamente establecidos, así como otros

elementos claves que corresponden a las demás categorías de análisis.


Parejas del mismo sexo 205

En la pareja de Julia y Alejandra, la conformación de la relación está asociada a

un inicio en una relación triangular, a inseguridades con respecto a la relación desde el

inicio, a relaciones heterosexuales previas y finalmente a una fusión de la pareja en

tiempo y actividades, lo cual indica que requieren de una presencia física constante de la

pareja para confirmar la relación que mantienen. Vale la pena anotar que el inicio en

relación triangular se da con las exparejas, con quienes se mantiene una relación

paralela por un tiempo, lo cual genera malestar en la pareja actual. Los motivos para

permanecer en la relación en esta pareja se refieren a las necesidades emocionales de

reconocimiento, el afecto y la validación, las cuales se asocian al miedo a la soledad, en

tanto se reconoce una dificultad para establecer una nueva relación y la pareja actual se

asume como única opción de compañía y apoyo. A su vez, las amenazas de suicidio de

la pareja y el temor a ser maltratadas si deciden terminar la relación revelan que la

permanencia en la relación deja de ser una opción para convertirse en una obligación.

Las principales fuentes de tensión de esta pareja hacen referencia a las dificultades

económicas, los conflictos con las familias de origen y políticas y los conflictos con los

tiempos compartidos, en tanto Julia tiene actividades laborales o académicas que

requieren de una mayor disponibilidad, mientras Alejandra cuenta con más tiempo libre

y quiere dedicarlo a la relación.

Teniendo en cuenta esta dinámica relacional, las peleas se presentan como

motivo de consulta frente a un malestar acumulado en el tiempo, así como frente a la

imposibilidad de asumir las propias insatisfacciones y confrontar a la pareja en cuanto a

las propias necesidades y posiciones frente a la propia vida y frente a la relación de

pareja. Finalmente, los efectos de la intervención con esta pareja se refieren a una mejor

comunicación, la aceptación de diferencias individuales, la toma de decisiones, el cese

de las interacciones violentas y la interrupción de la pauta predominante de la relación.


Parejas del mismo sexo 206

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a su caracterización, es posible afirmar que

presenta conflictos en los roles de género culturales y convencionales a partir de dos

versiones distintas del funcionamiento que no se explicitan ni se abordan directamente,

así como conflictos en distribución de tareas y en el manejo de la economía,

relacionados con una confusión entre la dependencia económica y la afectiva y con la

falta de acuerdos explícitos sobre el manejo de la economía. Finalmente, esta pareja

mantiene una pauta predominante simbiótica, en la que cada uno de los miembros se ha

asumido como demasiado frágil en algunos aspectos de su vida, tales como el

sostenimiento económico o emocional, como para asumirlos y recarga dichos aspectos

sobre su pareja, lo cual lleva a una sobrecarga mutua y a la sensación de ambas de estar

atrapadas en una relación insatisfactoria pero de la cual no pueden salir. El momento

crítico en esta pareja se presenta a partir de una nueva triangulación de la relación con

un hombre, lo cual amenaza con romper la relación simbiótica.

En la pareja de Leandro y Daniel, la conformación de la relación está asociada a

un inicio en una relación triangular, a la tendencia a mantener triángulos en la relación y

a una fusión de la pareja en tiempo y actividades. En este caso los terceros que

conforman el triángulo son hombres quienes son invitados a participar de un trío sexual

con la pareja o con quienes se mantienen relaciones sexuales y/o afectivas esporádicas,

lo cual aumenta los conflicto en la relación y genera malestar en ambos miembros de la

misma. Los motivos para permanecer en la relación en esta pareja se refieren a la

aceptación familiar de la relación, al deseo de establecer la primera relación seria y a las

necesidades emocionales de reconocimiento, el afecto y la validación, las cuales se

asocian al miedo a la soledad, en tanto la pareja actual asume el sostenimiento

emocional del otro. Las principales fuentes de tensión de esta pareja hacen referencia a
Parejas del mismo sexo 207

los conflictos con las familias de origen y políticas, la salida de la universidad y en este

sentido los conflictos con los tiempos compartidos, en tanto Leandro terminó sus

estudios hace poco y se encuentra en la transición hacia una vida laboral estable,

mientras Daniel cuenta con un trabajo que requiere una disponibilidad amplia en horario

y por tanto no cuenta con tanto tiempo para compartir en pareja.

Teniendo en cuenta esta dinámica relacional, la mala comunicación se presenta

como motivo de consulta, como resultado de una pauta de comunicación emocional, en

la que las dificultades o insatisfacciones con la relación no se explicitan, sino que se

callan y se acumulan hasta provocar un distanciamiento afectivo y sexual, lo cual

incrementa las insatisfacciones y no contribuye a resolver el conflicto. Finalmente, los

efectos de la intervención con esta pareja se refieren a una mejor comunicación,

asociada con una mayor tranquilidad y menos miedo en los miembros de la pareja, la

toma de decisiones y la interrupción de la pauta predominante de la relación.

En cuanto a las otras dimensiones de la dinámica de la pareja que no hacen parte

de los ejes definidos pero que contribuyen a su caracterización, es posible afirmar que

presenta conflictos en los roles de género culturales y convencionales, así como

conflictos en distribución de tareas y en el manejo de la economía, en tanto se asume

que el miembro con mayores ingresos, en este caso Daniel, tiene mayor poder de

decisión en la relación y ciertos privilegios, mientras el miembro con menores ingresos,

en este caso Leandro, se siente en constante deuda con su pareja, asumiendo una actitud

servil, responsabilidades en las labores domésticas o en la contención emocional de la

pareja como contraprestación al apoyo económico que recibe. Finalmente, esta pareja

mantiene una pauta predominante simbiótica tal y como ha sido descrita anteriormente.

El momento crítico se presenta en esta pareja ante las dificultades en la vida sexual, en

la cual se refleja la misma pauta que impide abordar los conflictos abiertamente, los
Parejas del mismo sexo 208

cuales se evitan y se mantienen sin resolver ante el temor a la ruptura y por el contrario

se triangula la relación con compañeros sexuales esporádicos, lo cual aumenta las

tensiones y el temor a la posible ruptura.

Discusión

Al retomar los objetivos de este estudio en cuanto a comprender las dinámicas

de relación de parejas del mismo sexo que acuden a asesoría psicológica y proponer un

modelo de abordaje para estas parejas desde la intervención clínica sistémica se

evidencia en primera medida que fue posible identificar las pautas de relación que

configuran como mínimo dos tipos de parejas con características predominantes

distintas. En segunda medida, se logró elaborar un modelo de intervención para parejas

del mismo sexo con criterios clínicos y efectos específicos. A continuación se presentan

las implicaciones conceptuales, del abordaje terapéutico, sociales y metodológicas que

se desprenden de los resultados evidenciados.

Implicaciones conceptuales

La primera implicación conceptual importante de esta investigación se relaciona

con la necesidad de llenar un gran vacío en el conocimiento científico alrededor de las

dinámicas de relación de parejas del mismo sexo, señalado por McNair & Spitalnick

(2005), Malley & Tasker (1999) y Clark & Serovich (1997). Es así como los resultados

obtenidos en este estudio permiten tener una mirada compleja y ecosistémica,

fundamentada en los planteamientos epistemológicos del constructivismo (Von

Glaserfeld, 1987), acerca de las características predominantes de dichas parejas para dar

cuenta de las particularidades de sus dinámicas de relación. Por tanto, es posible

conectar las diferentes dimensiones de la dinámica conyugal con las características

sociodemográficas relevantes, los motivos de consulta presentados y las pautas de


Parejas del mismo sexo 209

relación más amplias para integrar las comprensiones y proponer intervenciones

ajustadas que activen las posibilidades de cambio dentro de los procesos terapéuticos.

Esta perspectiva evita los riesgos de fragmentar las dinámicas de relación de

dichas parejas a partir de referentes explicativos parciales o heteronormativos, ya que

como lo mencionan McNair & Spitalnick (2005) es un error igual de serio el suponer

que las dificultades presentadas como motivo de consulta se deben exclusivamente a la

orientación sexual de la persona, que suponer que éstas no tienen relación alguna con su

orientación sexual. En conclusión, en esta investigación la orientación sexual se abordó,

no como una variable entre muchas otras, sino como una condición subjetiva,

interaccional y contextual con implicaciones específicas en la dinámica de relación de

parejas del mismo sexo y en los conflictos conyugales.

A partir de lo anterior, vale la pena resaltar algunas de las precisiones

conceptuales desarrolladas en esta investigación, las cuales tienen implicaciones

importantes para las conceptualizaciones vigentes alrededor de las parejas del mismo

sexo. En primera medida, en cuanto a la caracterización sociodemográfica de estas

parejas, se señala que condiciones de edad, sexo, convivencia en pareja, conocimiento

familiar de la orientación sexual y duración de la relación se asocian con las

particularidades de la dinámica de relación y con la emergencia del conflicto conyugal.

Estas características no han sido abordadas de forma específica y compleja en estudios

anteriores, ya que las referencias encontradas al respecto en la revisión bibliográfica

únicamente dan cuenta de la importancia de la relación de pareja como motivo de

consulta a nivel clínico en personas sexualmente diversas (Murphy, 1991) o establecen

asociaciones parciales entre el sexo de los miembros de la pareja y los conflictos

interaccionales más frecuentes (McNair & Spitalnik, 2005; Sandfort & de Keizer, 2001;

Ossana, 2000).
Parejas del mismo sexo 210

Por tanto, el aporte de este estudio permite avanzar hacia explicaciones más

precisas y complejas que no reducen la problemática a unas pocas dimensiones. Es así

como por ejemplo al evidenciar que los conflictos en los roles de género asumidos se

presentan más frecuentemente en parejas de mujeres, se vincula este hallazgo a otras

dimensiones de la dinámica de relación como el proceso de configuración y las

vicisitudes de la relación, el marco de referencia individual y la pauta predominante en

la relación. La comparación con lo evidenciado en parejas heterosexuales en este

aspecto, tal y como es desarrollada por Cardell, Finn, & Marecek (1981), resulta útil

pero insuficiente, porque no explica ni conecta el que estos conflictos se presenten en

parejas de mujeres y tampoco da cuenta del impacto que este tipo de conflictos puede

tener en la dinámica de la relación de parejas con características particulares. La

explicación de las investigadoras frente a este punto es que en las parejas de mujeres el

marco de referencia individual incluye creencias y valores heteronormativos, lo cual se

asocia con una conformación de la relación más confusa y con fuentes de tensión como

los conflictos con la orientación sexual propia y de la pareja, ante lo cual las reglas de la

relación en cuanto a los roles asumidos no se establecen con claridad. Además es

posible asociar estos conflictos con características como la convivencia en pareja y una

edad de los miembros de la pareja superior a los 30 años, así como con la pauta

simbiótica predominante en la relación en la que los roles se asumen como rígidamente

complementarios.

Otros ejemplos que ilustran las implicaciones que puede tener este estudio a

nivel conceptual son las precisiones acerca de las pautas de relación predominantes más

frecuentes, así como la caracterización general de los dos grupos de parejas de acuerdo

con los cinco ejes de análisis definidos. En primera medida, la referencia a la pauta

simbiótica y a la pauta ambigua implica un reconocimiento de la dimensión


Parejas del mismo sexo 211

interaccional, teniendo en cuenta la relación entre lo subjetivo y lo colectivo. La pauta

simbiótica se asocia con una fragilización progresiva de uno de los miembros de la

pareja a partir de tensiones externas y familiares, para quien la pareja se consolida como

el único vínculo emocional disponible. En este escenario, teniendo en cuenta lo

mencionado por Brown & Woollams (1979), resulta comprensible que se de un

aferramiento con altas expectativas emocionales, lo cual contribuye a un agotamiento

progresivo de uno o ambos miembros de la pareja, ya que los roles se vuelven

rígidamente complementarios y la fragilización del miembro de la pareja se exacerba

cada vez más, haciendo de ésta una situación insostenible a largo plazo.

Las hipótesis de las investigadoras sobre la forma como emerge y se mantiene

esta pauta simbiótica en un grupo importante de parejas de hombres y de mujeres, se

sustenta en los siguientes elementos: en primera medida en dimensiones contextuales,

en las que se destaca la presencia marcada de conflictos con las familias de origen y de

una falta de legitimación de la relación a nivel familiar y social; en segunda medida en

la vivencia subjetiva de la propia sexualidad, específicamente en cuanto a la forma

como cada miembro de la pareja elabora dichos conflictos con otros y asume un estilo

relacional de aislamiento de otras relaciones significativas como forma de evitar el

rechazo o la discriminación; y en tercera medida en el mutuo encaje en la dinámica

conyugal de las necesidades emocionales de sus miembros, sobre lo cual se sustenta el

vínculo.

De acuerdo con lo anterior, las conclusiones a las que llegan investigadores

como McNair & Spitalnik (2005) sobre la mayor presencia de pautas simbióticas en

parejas de mujeres no corresponden con lo que puede concluirse en este estudio, ya que

tanto parejas de hombres como parejas de mujeres se encuentran incluidas en el grupo

que muestra esta pauta y son otras precisiones en cuanto a los cinco ejes planteados y a
Parejas del mismo sexo 212

las asociaciones con otras dimensiones de la relación las que dan cuenta de la

emergencia de procesos simbióticos.

Precisamente uno de los hallazgos más importantes en este sentido invita a poner

en cuestionamiento algunas de las asociaciones previas, como las desarrolladas por

Cove & Boyle (2002), Blumenstein & Schwartz (1983) y Sandfort & de Keizer (2001),

que se fundamentan en estereotipos de género como la idea de que son las parejas de

hombres las que presentan más dificultades en la vida sexual y las parejas de mujeres

las que tienen mayores insatisfacciones en el campo afectivo. Tal y como se desprende

de los resultados presentados, dichas generalizaciones desconocen los múltiples

aspectos que entran en juego a la hora de explicar los conflictos de las parejas del

mismo sexo en determinadas dimensiones de la dinámica relacional. Tanto las parejas

de hombres como las de mujeres que se encuentran en conflicto y que asisten a asesoría

tienen en su mayoría insatisfacciones en la vida sexual y en sus expectativas afectivas,

especialmente en cuanto a la exclusividad del vínculo.

Ya en la síntesis de resultados se han descrito las características fundamentales

del grupo de parejas que presentan esta pauta predominante y en este punto lo que vale

la pena remarcar es precisamente la necesidad de lograr estas precisiones, teniendo

referentes útiles para encontrar las múltiples conexiones entre lo contextual, lo

interaccional y lo subjetivo, ya que en el recorrido histórico por la terapia de pareja que

desarrollan Fraenkel & Gurman (2002) se evidencia que en diferentes épocas se le ha

dado peso a una de estas dimensiones, desconociendo o adjudicando una menor

relevancia a las otras dos, lo cual ha llevado a conceptualizaciones fragmentadas,

esencialistas, individualistas o que pierden de vista la dimensión subjetiva privilegiando

el impacto de la dimensión contextual sobre las dinámicas de pareja.


Parejas del mismo sexo 213

De esta forma, desde el marco epistemológico constructivista resulta

fundamental rescatar la importancia de la dimensión individual, referida a la vivencia

subjetiva de la propia sexualidad, así como a los marcos de referencia, motivos para

permanecer en la relación y fuentes de tensión que corresponden a cada miembro de la

pareja, en tanto se considera que es precisamente esta dimensión la que permite una

comprensión de la forma como se configura la relación, además de los elementos

contextuales y relacionales que entran en juego. Naturalmente se concibe esta

dimensión subjetiva desde un enfoque ecosistémico, en el que el sujeto no puede ser

comprendido fuera de su contexto relacional, pero si resulta importante concebir a cada

persona desde su subjetividad más allá de ser miembro de una pareja en cuanto a sus

posturas, sus experiencias, sus cuestionamientos, sus conflictos y sus convicciones. Este

aporte es interesante debido a que en estudios anteriores como el de Sanders (2009) y

MacDonald (1998) las explicaciones se fundamentan únicamente en las dimensiones

contextuales y propias de la dinámica conyugal, sin tener en cuenta el impacto de la

dimensión individual en la emergencia de los conflictos en dichas parejas.

Teniendo en cuenta las nuevas garantías legales que se han logrado para parejas

del mismo sexo en Colombia a partir de las Sentencias de la Corte Constitucional

(Colombia Diversa, 2010) y los cambios culturales que remarcan los Derechos

Humanos asociados a la diversidad sexual, es importante la anterior referencia a la

dimensión individual conectada con las dimensiones contextuales e interaccionales

particulares. Resulta tentador pensar que con estas garantías legales las parejas del

mismo sexo se encuentran preparadas para asumir su relación. Sin embargo, vale la

pena cuestionarse qué lugar se le adjudica a las epistemes legales (Miermont, 1993,

citado por Hernández, 2008) en las comprensiones y prácticas sociales alrededor de la

diversidad sexual y de géneros, ya que existe el riesgo de que este movimiento de


Parejas del mismo sexo 214

posturas que condenaban la homosexualidad a una comprensión exclusivamente

centrada en los Derechos Humanos y en consecuencia en los marcos legales, deje de

lado la dimensión psicológica de la vivencia subjetiva y relacional de la diversidad

sexual. Por tanto, las conexiones circulares de doble vía entre estas tres dimensiones

resultan fundamentales para lograr comprensiones más precisas y menos deterministas

de los malestares y conflictos propios de estas parejas.

Por otra parte, la pauta ambigua no se encuentra definida en la literatura y

constituye uno de los aportes importantes de este estudio. La descripción de dicha pauta

permite explicar las dinámicas de maltrato y chantaje emocional desde una lógica

coherente que da cuenta de la configuración confusa de estas relaciones, de los

conflictos individuales con la orientación sexual propia a partir de valores y creencias

heteronormativos y de experiencias heterosexuales previas, ante lo cual la definición de

la relación y el posicionamiento de los miembros no es claro ni se plantean las propias

necesidades emocionales abiertamente, lo cual se hace insostenible a tal punto de

favorecer dinámicas violentas al interior de la pareja. Por lo tanto, la pauta relacional

ambigua se presenta cuando hay dudas en los miembros de la pareja en cuanto al

compromiso con la relación, las cuales no se explicitan ni se resuelven a través de una

comunicación abierta sobre las necesidades de cada uno/a, sino que alimentan patrones

de relación predominantes de maltrato o chantaje emocional para comprometer al/a la

otro/a, proyectando en la pareja la responsabilidad de la propia satisfacción.

Esta descripción de la pauta ambigua resulta útil, en tanto el tema de la violencia

al interior de las parejas del mismo sexo aún se mantiene como un tema poco abordado

tanto en el ámbito científico, como en el social y específicamente en el movimiento

LGBT. El temor a evidenciar que en estas parejas también se presentan dinámicas de

maltrato y chantaje emocional puede corresponder a razones políticas, en tanto desde


Parejas del mismo sexo 215

miradas heterocentristas que condenan la homosexualidad o que descalifican la

legitimidad de las afiliaciones amorosas entre personas del mismo sexo esta

constatación podría llevar a interpretaciones patologizantes sobre dichas parejas. Sin

embargo, la mirada del equipo de investigadoras no está fundamentada en un criterio de

normalidad para valorar la legitimidad de dichas parejas y se considera que el

reconocimiento de los dilemas que viven es precisamente el primer paso para trascender

las polaridades que presentan versiones románticas versus versiones satanizadas de

dichas parejas y poder atender sus necesidades específicas.

Finalmente, la propuesta referida a los cinco ejes de comprensión alrededor de la

dinámica de relación de estas parejas responde a una lógica que permite organizar las

co-construcciones elaboradas acerca de las diferentes dimensiones y conectar dichas

comprensiones para tener un panorama amplio de la configuración y el avance de la

relación hasta el momento en el que surge el motivo de consulta que lleva a las parejas a

la terapia. A partir de estos ejes se hace necesario explorar las otras dimensiones de la

dinámica de pareja según lo que resulte importante teniendo en cuenta el foco de los

conflictos. Algunas de las aproximaciones anteriores a las parejas del mismo sexo a

nivel conceptual privilegian los referentes heteronormativos o asumen la comprensión

de la diversidad sexual únicamente desde los retos sociales que estas parejas enfrentan

(Atkinson & Hackett, 1998; Bailey and Zucker, 1995; Cardell, Finn, & Marecek, 1981;

James & Murphy, 1998; Loulan, 1987; MacDonald, 1998; Ossana, 2000; Cochran&

Peplau, 1990; Slater, 1999). Sin embargo, la apuesta por unos ejes de evaluación clínica

de las dinámicas de dichas parejas que avancen más allá del manejo de un lenguaje no

homofóbico o del reconocimiento de los recursos de las parejas del mismo sexo para

enfrentar las transiciones normativas y no normativas del ciclo vital, resulta novedosa e

implica una apuesta por la rigurosidad conceptual en este tema aun controversial. Es así
Parejas del mismo sexo 216

como se hacen necesarias las conceptualizaciones ecosistémicas y precisas para poder

atender las necesidades de estas parejas en el campo de la psicología clínica, en tanto se

considera que aparte de la buena voluntad, de la apertura de mente, de tener amigos con

parejas del mismo sexo o de un enfoque que reconozca la legitimidad de estas

afiliaciones amorosas se requiere de trabajo investigativo riguroso y referentes clínicos

claros y ajustados a las dinámicas conyugales que se presentan en este tipo de parejas.

Vale la pena anotar que ante las dudas iniciales de las investigadoras sobre las

especificidades de las parejas del mismo sexo en relación a lo planteado

conceptualmente para parejas heterosexuales, se evidencia que existen referentes

comunes a todas las modalidades de vinculación humana, tales como el intercambio

afectivo y sexual, la comunicación, las reglas de la relación, el manejo del poder y la

relación con el entorno, lo cual no implica que sus dinámicas sean necesariamente

idénticas en ambos tipos de parejas. En este estudio no se llevó a cabo una comparación

directa entre parejas del mismo sexo y parejas heterosexuales, pero las principales

distinciones evidentes desde lo planteado conceptualmente para parejas heterosexuales

corresponden al peso que ciertas dimensiones adquieren en la consolidación de las

relaciones de pareja entre personas del mismo sexo, así como en la emergencia de los

conflictos conyugales, puesto que las dimensiones generales son comunes a las

diferentes formas de vinculación de pareja y son las formas específicas que toman estas

dimensiones las que marcan la diferencia entre unas parejas y otras.

Algunos ejemplos que ilustran estos planteamientos son los siguientes: en

primera medida la dimensión de las relaciones con la familia de origen es común a

cualquier forma de vinculación, pero la marcada tendencia a la falta de legitimación del

estatus de pareja por parte de las familias de origen y su asociación a los procesos

simbióticos, a las tensiones alrededor de los conflictos con la orientación sexual propia
Parejas del mismo sexo 217

o de la pareja y finalmente su asociación general a la emergencia del conflicto parecen

propias de parejas del mismo sexo.

Por otra parte, la dimensión relacionada con el marco de referencia individual

también es común a todas las parejas independientemente del sexo de sus miembros,

pero el impacto de las creencias heteronormativas y de la experiencia subjetiva referida

a la homofobia internalizada sobre las dinámicas de la pareja es diferencial en parejas

del mismo sexo, ya que la validación social y personal del vínculo de pareja es

cuestionada constantemente y los referentes alternativos que validen la propia

experiencia de pareja no se encuentran tan fácilmente. Finalmente, otro ejemplo

ilustrativo está referido a la dimensión de la configuración de la relación y las

vicisitudes, la cual a pesar de ser común a todas las parejas, cuenta con tendencias

distintas para parejas del mismo sexo como las siguientes: la ausencia de prácticas que

formalicen la relación y la respuesta de las parejas en cuanto a una convivencia casi

inmediata luego de conocerse, las inseguridades desde el inicio, la tendencia a mantener

triángulos en la relación y la asunción de identidades discretas que favorecen la

confusión en la definición de la relación.

Implicaciones para el abordaje terapéutico

A continuación se señalan las cinco implicaciones más relevantes de este estudio

para el abordaje terapéutico de parejas del mismo sexo, teniendo en cuenta las

particularidades del modelo desarrollado por las investigadoras en cuanto a los criterios

sobre los que se fundamenta, sus alcances y sus limitaciones.

En primera medida, desde la postura epistemológica constructivista, la terapia de

pareja se comprende desde una mirada compleja y ecosistémica, en la que los criterios

para evaluar el cambio y para estructurar las estrategias de intervención no se

fundamentan únicamente en las respuestas emocionales de agrado o frustración de


Parejas del mismo sexo 218

los/as consultantes ni en el alivio paliativo del sufrimiento o la remisión de los síntomas,

sino que se privilegia un cambio de segundo orden a partir de una explicación hipotética

de las pautas de interacción más amplias que favorecen la emergencia del conflicto

conyugal y de la consecuente intervención estratégica sobre dichas pautas (Bateson,

1976).

Siguiendo estas premisas, la finalidad clínica del proceso terapéutico está

referida a configurar comprensiones e intervenciones dirigidas a favorecer una mayor

autonomía responsable en los/as consultantes con respecto a su relación de pareja y a su

vida. Esto se corresponde con los principales efectos de la intervención evidenciados en

cuanto a la toma de decisiones frente a la continuidad de la relación de pareja, el

reconocimiento de las fortalezas individuales, la aceptación de las diferencias

individuales y la interrupción de la pauta predominante de la relación.

Partiendo de estas premisas propias de un enfoque estratégico (Haley, 1963), el

modelo de abordaje propuesto para el trabajo terapéutico con parejas del mismo sexo

parte de criterios clínicos claros y argumentados que mantienen como eje central la

dimensión psicológica en cuanto a llevar a cabo una evaluación completa y precisa de la

dinámica conyugal, siguiendo los cinco ejes definidos y conectando dichos ejes con las

otras dimensiones que se describen en el mapa de categorías y que se precisan en los

resultados hallados. A su vez, el terapeuta debe asumir la responsabilidad sobre la

demanda de ayuda que hacen los/as consultantes y dirigir estratégicamente el proceso

terapéutico y las intervenciones. Es así como se señala la importancia de empezar a

estructurar estratégicamente la intervención desde la recepción del caso y elaborar por

ejemplo una redefinición del problema a partir de la lectura amplia y compleja de la

dinámica relacional y sus conexiones con el motivo de consulta presentado por cada

pareja particular, con el fin de poner a consideración de los miembros de la pareja las
Parejas del mismo sexo 219

estrategias de intervención que se consideran más adecuadas para facilitar la resolución

de los conflictos conyugales.

Este punto resulta importante, en tanto diversos autores como McNair &

Spitalnick (2005) y Murphy (1991) reconocen la falta de entrenamiento específico de

los/as terapeutas para el abordaje de parejas del mismo sexo y el vacío en cuanto a

investigaciones que revisen la utilidad de diferentes enfoques terapéuticos para el

trabajo con estas parejas. Es así como la propuesta de abordaje que se desarrolla en este

estudio contribuye precisamente a clarificar los criterios que pueden guiar un

acercamiento fundamentado que no parta de la pretensión de acomodar las propuestas

que han resultado útiles con parejas heterosexuales a las parejas del mismo sexo y que

tampoco pretenda sustentarse únicamente en la validación de la diversidad sexual y de

géneros y en el manejo de un lenguaje respetuoso de dicha diversidad.

En tercera medida, a partir de la conceptualización sobre las dinámicas de pareja

ya presentada en el apartado anterior, los objetivos para el proceso terapéutico con las

parejas participantes estuvieron dirigidos a lograr una mayor diferenciación de los

miembros de la pareja como personas frente a sus necesidades, preferencias y opciones

vitales, con el fin de facilitar un posicionamiento individual más claro y favorecer la

ruptura de las pautas simbióticas o ambiguas, explorando finalmente las posibilidades

de la relación de pareja bajo estas condiciones clarificadas. En este sentido, la

intervención referida a plantear sesiones individuales con los miembros de la pareja

como factor diferenciador, se sustenta bajo el criterio de poder explorar las creencias,

motivos, preferencias y vulnerabilidades de cada miembro de la pareja para lograr un

posicionamiento de cada persona a partir de la confrontación de dichos aspectos

individuales que en las sesiones compartidas no se logran explorar a fondo y que en


Parejas del mismo sexo 220

presencia de la pareja no se explicitan debido a la pauta simbiótica o ambigua

predominante y al temor frente a cualquier amenaza de ruptura de la relación.

Una cuarta claridad importante para esta propuesta de abordaje hace referencia a

la diferencia entre la terapia de pareja y la terapia individual en cuanto a que en la

primera el objeto de la intervención es la relación y no sólo sus miembros. Siguiendo

los planteamiento de Hernández (2004), las condiciones ideales para desarrollarla se dan

cuando ambos miembros asisten a las sesiones, así luego se planteen sesiones

individuales como parte de la estrategia de intervención, en tanto aceptar que desde el

inicio de la terapia sólo uno de los miembros de la pareja asista a las sesiones implica no

sólo correr un mayor riesgo de ser triangulado en la dinámica que mantiene los

conflictos, sino que se correrían riesgos éticos de movilizar el sistema sin el

consentimiento de uno de sus miembros y con poca claridad de las implicaciones de los

cambios propuestos.

Por lo tanto, en esta propuesta de abordaje se enfatiza sobre la necesidad de que

ambos miembros de la pareja tengan conocimiento del proceso terapéutico a iniciar e

idealmente que ambos asistan a la primera entrevista de pareja, para así diseñar

conjuntamente las estrategias de intervención más ajustadas a las necesidades y

posibilidades de la pareja. En los casos en los que las dinámicas violentas han alcanzado

niveles que ponen en riesgo la integridad de los miembros o cuando hay una clara

decisión de ruptura de parte de uno o ambos miembros y uno/a de ellos/as decide no

participar en el proceso terapéutico se desarrollaron entrevistas iniciales de forma

individual. Estas posibilidades de ajustar la propuesta de intervención a las

particularidades de cada caso, bajo argumentos clínicos claros, permite una

estructuración estratégica y responsable del sistema de ayuda.


Parejas del mismo sexo 221

A su vez, los criterios de las investigadoras para la elaboración de la redefinición

del problema estuvieron referidos a establecer conexiones hipotéticas entre el motivo de

consulta, la configuración de la relación y sus vicisitudes, los motivos para permanecer

en la relación de cada uno de los miembros y las fuentes de tensión que han tenido

mayores impactos en la pauta predominante, para finalmente articular las explicaciones

sobre los focos de conflicto en pautas relacionales más amplias que se mantienen en la

actualidad y que pueden explicar de forma compleja la emergencia de los conflictos

interaccionales presentados. Finalmente, el criterio de las investigadoras/terapeutas para

la utilización de la técnica de equipo reflexivo como corresponde dentro de la

intervención sistémica (Andersen, 1994) parte de la observación de la complejidad de

algunos casos y del interés de las terapeutas por velar por el mejor efecto posible de las

intervenciones para los/as consultantes.

A partir de todo lo anterior, una quinta implicación importante de esta propuesta

para el abordaje terapéutico de parejas del mismo sexo tiene que ver con que el espacio

terapéutico no puede convertirse en un espacio ideologizante, sino que por el contrario

debe permitir a los/as consultantes el ejercicio de su autonomía en la definición y en la

vivencia de su sexualidad sin que necesariamente ésta deba inscribirse o encasillarse

según rótulos o pertenencia a grupos sociales determinados. En este sentido, surgen

cuestionamientos importantes frente a propuestas como la terapia afirmativa para

homosexuales, en tanto desde esta propuesta, desarrollada por Ardila (2007), se

considera que lo más útil para el trabajo con personas homosexuales y parejas del

mismo sexo es no problematizar la orientación sexual y enfatizar en que los/as

consultantes afirmen su identidad homosexual, para así poder lograr cambios y un

mayor bienestar. Según Ardila (2007),


Parejas del mismo sexo 222

“es muy posible que esta persona esté sometida a una presión social tan

grande para dejar su homosexualidad que probablemente no esté tomando

una decisión que pueda considerarse libre y autónoma. Sólo si ha llegado

a sopesar los puntos positivos y los negativos de la homosexualidad y la

heterosexualidad puede llegar a tomar una decisión relativamente libre” p.

71.

Desde la propuesta de abordaje presentada en este estudio se comparte con

Ardila (2007) la importancia que tiene el posicionamiento del sujeto y en consecuencia

su posibilidad de tomar decisiones autónomas en los diferentes ámbitos de su vida,

incluyendo el ámbito de la pareja. Sin embargo, no se considera que dicho

posicionamiento tenga que ir dirigido a la definición permanente de la orientación

sexual propia según rótulos que limitan su autonomía. Esta perspectiva desconoce

precisamente las diversidades y las múltiples vivencias subjetivas de la orientación

sexual, ante lo cual se considera que es precisamente esta pretensión de fijar la identidad

en una categoría estática la que en muchos casos genera sufrimiento.

Por tanto, a partir de esta crítica y del análisis clínico e investigativo se propone

una apuesta distinta para el abordaje terapéutico de personas sexualmente diversas,

desde la que el ambiente terapéutico de mutuo respeto y reconocimiento de la

diversidad sexual y de géneros no implica que las estrategias de intervención tengan que

sustentarse en un objetivo de reafirmación de la vivencia de la sexualidad en categorías

que perduren durante toda la vida. Tampoco se podría afirmar que el criterio clínico que

precisamente conecta las particularidades interaccionales, subjetivas y contextuales

puede sustituirse por una hipótesis lineal en la que se considere que el bienestar o

malestar de los consultantes depende de que se reafirmen en su identidad homosexual,

en tanto la identidad es justamente una abstracción analítica de una vivencia relacional


Parejas del mismo sexo 223

matizada y cambiante a lo largo de la vida. Por lo tanto la labor terapéutica debe estar

dirigida a promover las exploraciones que en este sentido decidan hacer los/as

consultantes y a ampliar sus posibilidades de autonomía responsable.

Otro punto mencionado por Ardila (2007) en cuanto a las parejas homosexuales

es el siguiente:

“Los homosexuales no tienen modelos de rol útiles en la mayor parte de

aspectos de la vida- incluida la infancia, la adolescencia, la juventud, la

formación de pareja, la madurez, la vejez y la muerte-. Ellos no saben

cómo comportarse en relaciones de pareja, dado que conocieron

básicamente parejas heterosexuales, sus padres, amigos, etc.” p.73

Frente a este punto, las investigadoras consideran peligrosas las aseveraciones

lineales que reducen a relaciones unicausales la complejidad de la dinámica relacional y

su asociación particular con los referentes familiares, sin tener en cuenta las demás

dimensiones que entran en juego a la hora de comprender la dinámica conyugal de

parejas del mismo sexo.

Finalmente, se consideran válidos los argumentos presentados por Gurman

(2001) acerca de la redundancia de hablar de terapia de pareja breve, en tanto la

duración de los procesos terapéuticos no superó las 12 sesiones y se logró la

interrupción de la pauta en los casos en los que se llevaron a cabo de 8 a 12 sesiones.

Por tanto, resulta importante acoger los principios de economía, parsimonia, el enfoque

en las fortalezas de la pareja y el énfasis en el presente para proponer un modelo de

abordaje eficiente, en el que las historias personales y conjuntas se tienen en cuenta para

clarificar las pautas pero el énfasis no se pone en el contenido de las narraciones, sino

en las elaboraciones que comprometen las distintas dimensiones que movilizan el

cambio.
Parejas del mismo sexo 224

Implicaciones sociales

En las implicaciones sociales se tienen en cuenta tres niveles distintos pero

interrelacionados: las implicaciones para personas sexualmente diversas, las

implicaciones para profesionales de la psicología y más ampliamente de la salud, y

finalmente implicaciones para la comunidad en general.

Las implicaciones que puede tener este estudio para personas sexualmente

diversas hacen referencia a la posibilidad de recibir una atención psicológica en la que

se reconocen las particularidades de las condiciones de vida, las dinámicas de relación y

las vivencias subjetivas alrededor de la sexualidad, teniendo conceptualizaciones que se

fundamentan en un marco epistemológico, teórico y metodológico congruente para dar

respuesta a sus demandas de ayuda. La posibilidad de conocer otras posturas que

abordan las necesidades de atención de las personas sexualmente diversas y que no se

inscriben en una lógica patologizante y que a la vez presentan un marco de comprensión

complejo en el que la garantía de los Derechos Humanos no se agota en la dimensión

legal, puede tener implicaciones importantes para esta población como un referente

comprensivo alternativo.

Más ampliamente, el reconocimiento de la existencia de conflictos conyugales

que se exacerban hasta llegar a pautas violentas o de chantaje emocional puede a su vez

contribuir a la explicitación de la complejidad de los elementos contextuales,

relacionales y subjetivos involucrados en la emergencia y el mantenimiento de los

conflictos que limitan la autonomía en las vivencias en las distintas dimensiones de la

vida, incluyendo la dimensión de la pareja. Esta explicitación puede sumar elementos

para el desarrollo de propuestas individuales, familiares y colectivas que trasciendan las

garantías legales logradas hasta el momento y que aborden más directamente los focos

de conflicto para lograr cambios desde distintas instancias y niveles. Por ejemplo, la
Parejas del mismo sexo 225

muy frecuente falta de legitimación familiar del estatus de pareja, asociada a los

conflictos con la propia orientación sexual y a creencias heteronormativas se relaciona

estrechamente con la pauta predominante simbiótica, lo que implica necesariamente

plantear respuestas a estos focos de conflicto que desbordan la atención psicológica

clínica y que requieren de la participación de otras disciplinas que operen en otros

niveles de acción.

Las implicaciones para profesionales de la psicología y de otras disciplinas del

campo de la salud son claras, al tener en cuenta el vacío en el conocimiento científico

alrededor de las dinámicas de relación de parejas del mismo sexo y la consecuente falta

de entrenamiento específico para el trabajo con estas parejas. Este estudio permite

avanzar en las observaciones y asociaciones más generales en torno a las dinámicas de

las parejas en general, aportando precisiones y puntos a tener en cuenta desde lo

evidenciado para los casos estudiados. Aunque no se pretende llevar a cabo

generalizaciones de los resultados obtenidos, las conexiones y elaboraciones realizadas

sí pueden constituir guías de acercamiento a la comprensión y al abordaje de estos

casos, las cuales estarán matizadas por las particularidades que se evidencien.

Específicamente para los profesionales de la psicología, este estudio genera

cuestionamientos sobre la necesidad aún presente de llegar a comprensiones más

amplias y complejas sobre las parejas del mismo sexo, dejando de lado planteamientos

como los que indican que el funcionamiento de las parejas del mismo sexo es idéntico al

de las parejas heterosexuales o que basta con una actitud comprensiva y respetuosa de

parte del/de la terapeuta para abordar sus necesidades en terapia. En conclusión, este

estudio contribuye a la transformación de prácticas clínicas excluyentes y

discriminatorias que intentan comprender e intervenir en todas las parejas con el mismo

lente.
Parejas del mismo sexo 226

Por lo tanto se resalta la responsabilidad ética de todos/as los/as psicólogos/as

clínicos/as sobre las prácticas profesionales que privilegian, sobre la postura que

asumen ante los procesos terapéuticos que dirigen y la necesidad de poder tener claras

las implicaciones de esta postura, explicitando qué realidades sociales se quieren

construir con los/as consultantes y la contribución de los/as terapeutas sistémicos a la

transformación de la concepción de salud mental en Colombia, en la cual se debe

potenciar la diversidad humana y la comprensión compleja de este fenómeno, no desde

la ausencia de enfermedad o de síntomas, sino desde la reconstrucción del tejido social

y comunitario para contener el sufrimiento

Finalmente, las implicaciones para la comunidad en general tienen que ver con

la responsabilidad compartida de visibilizar lo que ha sido invisibilizado por mucho

tiempo en cuanto a la diversidad sexual y a las afiliaciones amorosas entre personas del

mismo sexo. Es así como las implicaciones de este estudio hacen referencia a la

necesidad que como comunidad se tiene de reconocer y potenciar la diversidad humana,

no sólo en cuanto a la sexualidad sino en todas las dimensiones de la vida para lograr un

ejercicio autónomo y responsable de la ciudadanía.

Implicaciones metodológicas

Finalmente, las implicaciones metodológicas de este estudio hacen referencia

principalmente a la búsqueda de solidez y rigor conceptual, la cual se conecta con la

coherencia a lo largo de la investigación- intervención desde las premisas del

pensamiento sistémico y desde la práctica clínica e investigativa, resultando en ejes

comprensivos iniciales que se fueron precisando a partir de los resultados obtenidos en

los distintos análisis desarrollados.

Metodológicamente, la apuesta por un diseño de investigación-intervención

permite establecer conexiones importantes y ajustadas entre las conceptualizaciones


Parejas del mismo sexo 227

teóricas, los criterios clínicos y las prácticas interventivas, lo cual nutre las

comprensiones logradas. A su vez, la aproximación metodológica mixta, en la que se

incluyó tanto la revisión de las historias clínicas como el análisis cualitativo de los

procesos terapéuticos desarrollados con seis parejas permitió desarrollar comprensiones

nutridas de diferentes tipos de análisis, lo cual es coherente con la complejidad de la

temática abordada. Retomando los planteamientos de Corbin & Strauss (2002), se

considera que esta interacción pragmática entre los métodos cuantitativos y cualitativos

resulta muy útil como medio para construir una teoría fundamentada, densa, integrada y

exhaustiva, por lo cual se adecua a la pregunta de investigación, a los objetivos

planteados y a la construcción intersubjetiva del conocimiento. Es así como las

frecuencias, los porcentajes, las diferencias y las asociaciones significativas, que

corresponden al análisis estadístico de la información cuantitativa recogida, se

asumieron como un punto de partida que fue complementado con un análisis más

comprensivo de estos datos y con la mirada cualitativa a los procesos terapéuticos,

pudiendo así aportar comprensiones rigurosas en las que se maneja una triangulación de

investigadoras y de instrumentos para la construcción del conocimiento.

Por otra parte, la posibilidad de hacer una mirada cualitativa a los datos

cuantitativos, en el sentido de poder reconstruir las pautas relacionales más amplias a

partir de las asociaciones significativas a nivel estadístico, invita a nuevas

investigaciones a cuestionar la polaridad metodológica existente entre los estudios

cuantitativos y los cualitativos bajo criterios de pragmatismo y de coherencia con la

perspectiva epistemológica asumida.

Finalmente se reconocen las siguientes limitaciones en este estudio, las cuales

constituyen puntos a tener en cuenta para futuros desarrollos de la temática abordada: en

primera medida, los/as participantes se eligieron bajo un muestreo por conveniencia,


Parejas del mismo sexo 228

teniendo en cuenta el acceso a la población a través del servicio de asesoría en

LIBERARTE, ante lo cual no se tuvieron en cuenta parejas que viven en lugares del país

distintos a Bogotá. Por tanto, sería provechoso poder desarrollar estudios similares con

una muestra más heterogénea en cuanto al contexto social y cultural en el que se

insertan. Por otra parte, en el abordaje terapéutico con las parejas no se tuvo la

posibilidad de hacer un seguimiento a largo plazo para evaluar la perdurabilidad de los

efectos de la intervención evidenciados debido al tiempo delimitado para la entrega del

informe final del estudio.

Teniendo en cuenta todas las implicaciones previamente expuestas, el equipo de

investigadoras considera relevantes las siguientes conclusiones: el primera medida, este

estudio hace un aporte disciplinar y social importante, en respuesta a un vacío en el

conocimiento a nivel de la psicología y de la psicología clínica y respondiendo a las

condiciones contextuales heteronormativas que han limitado históricamente las

prácticas que visibilizan las necesidades de personas y parejas sexualmente diversas.

Por tanto, la relevancia social que adquiere lo abordado en esta investigación tiene que

ver con poder construir un conocimiento útil, contextualizado y diferencial que pueda

contribuir a la hora de fundamentar las prácticas sociales que se privilegian frente a la

comunidad LGBT como movimiento social, como denominación de las variadas

experiencias en torno a la sexualidad y como marco simbólico en el que se recogen los

deseos de poner ejercer una ciudadanía plena desde la diferencia.


Parejas del mismo sexo 229

Referencias

Amin, K., Baca, L., Bohanske, B., Kilgore, H. & Sideman, L. (2005). Psychologists’ attitudes

and therapeutic approaches toward gay, lesbian and bisexual issues continue to

improve: An update. Psychotherapy: theory, research, practice and training 42, 3, 395–

400.

Andersen, T. (1994). El equipo reflexivo: diálogos y diálogos sobre los diálogos. Barcelona:

Gedisa.

Anderson, H. (1997). Conversation, language and possibilities. New York: Basic Book.

Anderson, H. & Goolishian, HA. (1988). Human Systems as linguistic Systems: preliminary

and evolving ideas about the implications for clinical theory. Family Process 27, 4,

371-393.

Ángel, R. & Gaitán, D. (2006). Discursos construidos socialmente por mujeres lesbianas a

partir de su experiencia, sobre la homosexualidad. Memoria para optar por el título de

psicólogo, Facultad de psicología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.

Araiza, A. & Gisbert, G. (2007). Transformaciones del cuerpo en psicología social. Psicología:

Teoría e Pesquisa 23,1, 111-118.

Arboleda, M. (1990). Identificación de conductas en áreas de la relación marital en un grupo

gay y su correlación con el ajuste marital. Memoria para optar por el título de

Psicólogo, Facultad de Psicología, Universidad Santo Tomás, Bogotá, Colombia.

Ardila, R. (2007). Terapia afirmativa para homosexuales y lesbianas. Revista colombiana de

Psiquiatría 36, 1, 67-77.

Ashby, W. (1977). Introducción a la cibernética. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.


Parejas del mismo sexo 230

Asociación de psicología de Puerto Rico (2008). Estándares para el trabajo e intervención en

comunidades lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros. Recuperado el 11 de

noviembre de 2010, de http://www.asppr.net/pdf/LGBT.pdf

Atkinson, D. & Hackett, G. (1998). Counseling diverse populations. Boston: McGraw-Hill.

Bailey, J. & Zucker, K. (1995). Childhood sex-typed behavior and sexual orientation: A

conceptual analysis and quantitative review. Developmental Psychology 31, 2, 43–55.

Bateson, G. (1976). Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires: Carlos Lohlé.

Bauman, Z. (2005). Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos

Aires: Fondo de Cultura Económica.

Beck, U. (2002). Hijos de la libertad. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Beck, U. & Beck-Gernsheim, E. (2001). El normal caos del amor: las nuevas formas de

relación amorosa. Barcelona: Paidós.

Bertalanffy, L. (2006). Teoría general de los sistemas: fundamento, desarrollo y aplicaciones.

Ciudad de México: Fondo de Cultura económica.

Beyebach, M. (2006). 24 ideas para una psicoterapia breve. Barcelona: Herder.

Blumenstein, P. & Schwartz, P. (1983). American couples: Money, work, and sex. New York:

Morrow.

Bogdan, R. & Taylor, S. (1998). Introducción a los métodos cualitativos de investigación: la

búsqueda de significados. Barcelona: Paidós.


Parejas del mismo sexo 231

Bonder, G. (1984). Los Estudios de la Mujer y la Crítica Epistemológica a los Paradigmas de

las Ciencias Humanas. Centro de Estudios de la Mujer. Recuperado el 8 de septiembre

de 2010, de http://economia.uniandes.edu.co/revistadys/13/Articulo_13_1.pdf

Bonello, K. (2005). Gay monogamy and extra-dyadic sex: a critical review of the theoretical

and empirical literature. Counselling Psychology Review 24, 3, 51-65.

Bonilla-Castro, E. y Rodríguez, P. (1997). Más allá del dilema de los métodos: La

investigación en ciencias sociales. Bogotá: Norma.

Bor, R. & Palmer, R. (2001). The challenge to intimacy and sexual relationships for gay men in

HIV serodiscordant relationships. Journal of Marital & Family Therapy, 27,4, 419–432.

Bourdieu, P. (1999). Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba.

Bowen, M. (1991). De la familia al individuo. Buenos Aires: Paidós.

Boszormenyi-Nagy, I. & Spark, G. (1983). Lealtades invisibles. Buenos Aires: Amorrortu.

Brooks, R., Chan, R., Patterson, C. & Raboy, B. (1998). Division of labor among lesbian and

heterosexual parents: Associations with children's adjustment. Journal of Family

Psychology 12, 3, 402-419.

Brown, L. (1986). Confronting internalized oppression in sex therapy with lesbians. Journal of

Homosexuality 12, 3, 99–107.

Brown, M. & Woollams, S. (1979). The total handbook of transactional analysis. Englewood

Cliffs: Prentice Hall.

Burín, M. (1990). El malestar de las mujeres: la tranquilidad recetada. Buenos Aires: Paidós.
Parejas del mismo sexo 232

Butler, J. (2002). Cuerpos que importan: Sobre los límites materiales y discursivos del sexo.

Buenos Aires: Paidós.

Caille, P. (1992). Uno más uno son tres. Barcelona: Paidós.

Carballo-Dieguez, A. & Remien, R. (2001). Sex therapy with male couples of mixed-

(serodiscordant-) HIV status. En Kleinplatz, P. (Ed.). New directions in sex therapy:

Innovations and alternatives. New York: Brunner-Rutledge.

Cardell, M., Finn, S. & Marecek, J. (1981). Sex-role identity, sex-role behavior, and

satisfaction in heterosexual, lesbian, and gay male couples. Psychology of Women

Quarterly 5, 1, 488–494.

Carter, B., Papp, P., Silverstein, O. & Walters, M. (1988). The invisible web: gender patterns in

family relationships. New York: The Guilford Press.

Clark, W & Serovich, J. (1997). Twenty years and still in the dark? Content analysis of articles

pertaining to gay, lesbian and bisexual issues in marriage and family therapy journals.

Journal of marital and family therapy 23, 239-253.

Cochran, S. & Peplau, L. (1990). A relational perspective on homosexuality. En McWhirter, D.,

Sanders, S. & Reisnich, J. (Eds.). Homosexuality/heterosexuality: Concepts of sexual

orientation. New York: Oxford University Press.

Colombia (2007a). Código civil, compilación Enrique Viveros Castellanos. Bogotá: Legis.

Colombia (2007b). Constitución Política de Colombia. Bogotá: Temis.

Colombia Diversa (2010). Situación de derechos humanos de la población LGBT: Informe

alterno presentado al Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Recuperado

el 27 de julio de 2010, de
Parejas del mismo sexo 233

http://www.colombiadiversa.org/dmdocuments/Colombiadiversa_

%20onu_mayo2010.pdf

Colombia Diversa (2009a). Informe de derechos humanos 2006-2007. Recuperado el 2 de

noviembre de 2010, de http://www.colombiadiversa.org/index.php?

option=com_content&task=view&id=563&Itemid=370

Colombia Diversa (2009b). Observatorio de medios: Seguimiento a Medios 2008-2009.

Recuperado el 2 de noviembre de 2010, de http://www.colombiadiversa.org/index.php?

option=com_content&task=blogcategory&id=94&Itemid=525

Corbin, J. & Strauss, A. (2002). Bases de la investigación cualitativa: Técnicas y

procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Editorial Universidad de

Antioquia: Medellín.

Cordero, D. (2005). Acoples subvertidos: Roles sexuales en las parejas de lesbianas. México

D.F: Femm-e-libros.

Cove, J. & Boyle, M. (2002). Gay men’s self-defined sexual problems, perceived causes and

factors in remission. Sexual and Relationship Therapy 17, 3, 137–147.

Coyle, A. & Kitzinger, C. (1995). Lesbian and gay couples: speaking of difference. The

Psychologist 8, 3, 64-69.

Crawford, I., Jordan, M., McLeod, A. & Zamboni, B. (1999). Psychologists' Attitudes Toward

Gay and Lesbian Parenting. Professional Psychology: Research and Practice 30,

4, 394-401.

Cyrulnik, B. (2002). Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la

vida. Barcelona: Gedisa.


Parejas del mismo sexo 234

De Beauvoir, S. (1949). El segundo sexo. Buenos Aires: Editorial Debolsillo.

Dixon, A., Johnson, B. & Whisman, M. (1997). Therapists´ perspectives of couple problems

and treatment issues in couple therapy. Journal of family psychology 11, 2, 361-366.

Doherty, W. & Simmons, D. (1996). Clinical practice patterns of marriage and family

therapists: A national survey of therapists and their clients. Journal of Marital and

Family therapy 22, 5, 9-25.

Dominio G (2009). Orientación sexual e identidad de género. Recuperado el 5 de noviembre

de 2010, de http://www.dominiog.com/index.php/emisiones-anteriores/a-liberarte-con-

el-sexo/83-a-liberarte-con-el-sexo-orientacion-sexual-e-indetidad-de-genero-ii.html

Donovan, J. (1999). Short-term couple therapy. New York: Guilford Press.

Epston, D. (2008). Terapia Narrativa: aprendizaje en acción. Seminario de clínica sistémica.

Bogotá, 3-5 de abril.

Epston, D. & White, M. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós.

Fassinger, R. & Richie, B. (1997). Sex matters: Gender and sexual orientation in training for

multicultural counseling competency. En Pope-Davis, D. & Coleman, H. (Eds.).

multicultural counseling competencies: Assessment, education, training and

supervision. Binghampton: Harrington Park Press.

Feldman, L. (1992). Integrating individual and family therapy. New York: Brunner-Mazel.

Flaks, D., Ficher, I., Joseph, G. & Masterpasqua, F. (1995). Lesbians Choosing Motherhood: A

Comparative Study of Lesbian and Heterosexual Parents and Their Children.

Developmental Psychology 31, 1, 105-114.


Parejas del mismo sexo 235

Floyd, F., Markman, H., Stanley, S. & Storaasli, R. (1988). Prevention of marital distress: a

longitudinal investigation. Journal of consulting and clinical psychology 56, 1, 210-

217.

Foucault, M. (2002). El orden del discurso. Barcelona: Tusquets Editores.

Fraenkel, P. (1997). Systems approaches to couple therapy. En Halford, W. & Markman, H.

(1997). Clinical handbook of marriage and couples interventions. New York: John

Wiley and Sons.

Fraenkel, P. & Gurman, A. (2002). The History of couple therapy: A millennial review. Family

Process 41, 2, 199-260.

García, A. (2009). Tacones, siliconas, hormonas y otras críticas al sistema sexo-género. Revista

colombiana de antropología 45, 1, 119-146.

Garciandía, J. (2005). Pensar sistémico: una introducción. Bogotá: Pontificia Universidad

Javeriana.

Geertz, C. (1988). La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.

Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones: aproximaciones a la construcción social.

Barcelona: Paidós.

Goff, J. L. (1990). Sexual confusion among certain college males. Adolescence 25, 1,

599–614.

Gordon, P. (1986) Sex therapy with gay men: a review, Journal of Sex &Marital Therapy 1, 3,

221 -225.
Parejas del mismo sexo 236

Green, B. (1994). Ethnic-minority Lesbians and Gay men: Mental health and treatment issues.

Journal of consulting and clinical psychology 62, 2, 243-251.

Greenan, D. (2003). Do open relationships work? Gay couples and the question of monogamy.

Recuperado el 10 de noviembre de 2010, de www.psychotherapynetworker.org

Gurman, A. (2001). Brief therapy and family/couple therapy: An essential redundancy. Clinical

Psychology: Science and Practice 8, 3, 51-65.

Gurman, A. & Jacobson, N. (2002). Clinical handbook of couple therapy. New York: Guilford

Press.

Gurman, a. & Kniskern, D. (1977). Enriching research on marital enrichment programs.

Journal of marriage and family counseling 3, 4, 3-11.

Haley, J. (1963). Estrategias en psicoterapia. Barcelona: Toray.

Hamrin, R., Prather, R., Riggle, E. & Rostosky, S. (2006). The execution of legal documents by

sexual minority individuals. Journal of counseling psychology 53, 1, 48-56.

Hartman, A. (1993). Out of the closet: Revolution and backlash. Social work 38, 7, 245-246.

Herek, G. (2006). Legal Recognition of Same-Sex Relationships in the United States: A Social

Science Perspective. American Psychologist 61, 6, 607-621.

Herek, G. (2000). The psychology of sexual prejudice. Current directions in psychological

science, 9, 2, 19-22.

Hernández, A. (2010, mayo). Teoría de los vínculos y ecología humana. Ponencia presentada

en el Simposio sobre Psicología Compleja: Sus fundamentos, enfoques investigativos,

hallazgos comprensivos desde la teoría de los vínculos y la conversación narrativa en el

campo de la psicoterapia y la intervención social, Bogotá, Colombia.


Parejas del mismo sexo 237

Hernández, A. (2008). Vínculos, individuación y ecología humana: Hitos para una psicología

clínica compleja. Bogotá: Proyecto Institucional de Investigación Universidad Santo

Tomás.

Hernández, A. (2004). Psicoterapia sistémica breve: La construcción del cambio con

individuos, parejas y familias. Bogotá: Editorial El Buho Ltda.

Herrera, C. & Torres, J. (2008). Comprensión de la dinámica de relación de una pareja de

mujeres lesbianas a partir de la concepción de una hija mediante la técnica de la

inseminación alternativa. Memoria para optar por el titulo de psicólogo, Facultad de

psicología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.

ILGA (2009). Alto a la patologización trans 2012. Recuperado el 11 de noviembre de 2010, de

http://ilga.org/ilga/en/article/mHesgDT1zL

Jackson, D. (1965a). The study of the family. Family process 4,1, 1-20.

Jackson, D. (1965b). Family rules: The marital quid pro quo. Archives of general Psychiatry

12,6, 589-594.

James, S. & Murphy, B. (1998). Gay and lesbian relationships in a changing social context. En

Patterson, C. & D’Augelli, A. (Eds.). Lesbian, gay, and bisexual identities in families:

Psychological perspectives. London: Oxford University Press.

Kurdek, L. (1995). Developmental Changes in Relationship Quality in Gay and Lesbian

Cohabiting Couples. Developmental Psychology 31, 1, 86-94.

Kurdek, L. (1988). Perceived Social Support in Gays and Lesbians in Cohabitating

Relationships. Journal of Personality and Social Psychology 54, 3, 504-509.

Lagarde, M. (1977). Los cautiverios de las mujeres. México D.F.: UNAM.


Parejas del mismo sexo 238

Landero, R. (2006). Estadística con SPSS y metodología de la investigación. Buenos Aires:

Editorial Trillas.

LaSala, M.C. (2004). Monogamy of the heart: Extradyadic sex and gay male couples. Journal

of gay & lesbian social services, 15, 4, 1–24.

Lederer, W. & Jackson, D. (1968). The mirages of marriage. New York: Norton.

Liddle, B. (1996). Therapist sexual orientation, gender, and counseling practices as they relate

to ratings of helpfulness by gay and lesbian clients. Journal of Counseling Psychology

34, 3, 394–401.

López, J. & Valdés, M. Eds. (2003). DSM-IV-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los

trastornos mentales. Barcelona: Masson.

Loulan, J. (1987). Lesbian passion: Loving ourselves and each other. Minneapolis: Spinsters

Ink.

Lutz, C. & Pardo, M. (2002) Caracterización de las relaciones amorosas en mujeres jóvenes

homosexuales. Memoria para optar por el titulo de psicólogo, Facultad de psicología,

Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.

MacDonald, B. (1998). Issues in therapy with gay and lesbian couples. Journal of Sex &

Marital Therapy, 24, 6, 165–190.

Malley, M. & Tasker, F. (1999). Lesbians, gay men and family therapy: a contradiction in

terms? Journal of family therapy 21, 5, 3-29.

Masters, W. & Johnson, V. (1979). Homosexuality in Perspective. Boston: Little Brown.

Mattison, M. & McWhirter, D. (1978). The treatment of sexual dysfunction in gay male

couples. Journal of Sex & Marital Therapy, 4, 1, 213–218.


Parejas del mismo sexo 239

Maturana, H. (1995). La realidad objetiva o construida. Madrid: Anthropos.

Maxwell, J. (2005). Qualitative research design: an interactive approach. London: Sage

Publications.

McGoldrick. M. (1987). Genogramas en la evaluación familiar. Buenos Aires: Gedisa.

McNair, L. & Spitalnick, J. (2005). Couples Therapy with Gay and Lesbian Clients: An

Analysis of Important Clinical Issues. Journal of Sex & Marital Therapy, 31, 3, 43–56.

Mencher, J. & Slater, S. (1991). The lesbian family life cycle: A Contextual Approach.

American Journal of Orthopsychiatry 61, 3, 372–382.

Minuchin, S. (1984). Técnicas de terapia familiar. Madrid: Paidós.

Moreira, V. (2005). Critical Psychopathology. Recuperado el 4 de mayo de 2010, de

http://www.radpsynet.org/journal/vol4-1/moreira.html

Murphy, B. (1991). Educating mental health professionals about gay and lesbian issues.

Journal of homosexuality 22, 3, 229-246.

Nichols, M. & Schwartz, R. (1998). Family therapy: concepts and methods. Boston: Allyn &

Bacon.

Olson, D. (1970). Marital and family therapy: Integrative review and critique. Journal of

marriage and the family 32, 2, 501-538.

Ossana, S. (2000). Relationship and couples counseling. En Perez, R. & DeBord, K. (Eds.).

Handbook of counseling and psychotherapy with lesbian, hay, and bisexual clients.

Washington: American Psychological Association.


Parejas del mismo sexo 240

Ottosson, D. (2010). State-sponsored homofobia: a world survey of laws prohibiting same sex

activity between consenting adults. Recuperado el 9 de noviembre de 2010, de

http://old.ilga.org/Statehomophobia/ILGA-Homofobia_de_Estado_2010.pdf

Pakman, M (1995). Investigación e intervención en grupos familiares, una perspectiva

constructivista. En: Delgado, J. M. & Gutiérrez, J. (Eds). Métodos y técnicas

cualitativas de investigación en ciencias sociales. Madrid: Síntesis.

Parker, I. (2007). La Deconstrucción de la Psicopatología en la Investigación-Acción.

Cuadernos Crítica de la Cultura, 76, pp.65-74.

Patterson, C. (1995). Families of the Lesbian Baby Boom: Parents' Division of Labor and

Children's Adjustment. Developmental Psychology 31, 1, 115-123.

Payne, M. (2000). Terapia narrativa: Una introducción para profesionales. Barcelona: Paidos.

Pearce, B. (2004). The Coordinated Management of Meaning. En: Gudykunst, W. (Ed.).

Theorizing Communication and Culture. Los Angeles: Sage Publications.

Pearce, W. (1999). Más allá de las polaridades en investigación. Métodos de Investigación:

Un acercamiento desde la comunicación sistémica. Medellín: Universidad Pontificia

Bolivariana.

Phillips, J. (2000). Training issues and considerations. En Bieschke, K., DeBord, K. & Perez,

R. (Eds.). Handbook of counseling and psychotherapy with lesbian, gay and bisexual

clients. Washington: American Psychological Association.

Pontificia Universidad Javeriana (1992). Unidades académicas. Bogotá: P.U.J.

Ravazzola, M. (1999). Historias infames: los maltratos en las relaciones. Buenos Aires:

Paidós.
Parejas del mismo sexo 241

Reyes, M. (2002). Saliendo del closet: experiencia personal, familiar y social de mujeres

jóvenes que hacen explícita su orientación sexoerótica homosexual. Memoria para

optar por el título de psicólogo, Facultad de psicología, Pontificia Universidad

Javeriana, Bogotá, Colombia.

Riggle, E. & Rostosky, S. (2006). For Better or For Worse: Psycholegal Soft Spots and

Advance Planning for Same-Sex Couples. Professional psychology: research and

practice 36, 1, 90-96.

Riggle, E., & Rostosky, S. (1998). “Out” at Work: The Relation of Actor and Partner

Workplace Policy and Internalized Homophobia to Disclosure Status. Journal of

counseling psychology 49, 4, 411-419.

Sánchez, A. (2001). Percepción de si mismo del adolescente homosexual masculino, y su

enunciación de las experiencias sociales de aceptación y rechazo. Memoria para optar

por el título de psicólogo, Facultad de psicología, Pontificia Universidad Javeriana,

Bogotá, Colombia.

Sanders, G. (2009). Men together: working with Gay couples in contemporary times.

Recuperado el 11 de noviembre de 2009 de,

http://www.familytherapy.org/documents/gaycouples.PDF

Sanders, G. (1993). The love that dares to speak its name: From secrecy to openness - gay and

lesbian affiliations. Recuperado el 25 de noviembre de 2010, de

http://www.familytherapy.org/documents/LoveDares.PDF

Sandfort, T. & De Keizer, M. (2001). Sexual problems in gay men: An overview of

empirical research. Annual Review of Sex Research, 12, 2, 93–120.


Parejas del mismo sexo 242

Satir, V. (1972). Peoplemaking. Palo Alto: Science and behavior books.

Schnarch, D. (2000). Desire problems: A systemic perspective. En Leiblum, S. & Rosen, R.

(Eds.). Principles and practices of sex therapy. New York: Guilford Press.

Schön, D. (1983). The reflective practicioner. New York: Basic Books.

Shapiro, M. (2007). Money: A therapeutic tool for couples therapy. Family process 46, 3, 279-

291.

Shotter, J. (1993). Conversational realities. London: Sage.

Sierra, C. (1979). Ajuste y adaptación en una muestra de homosexuales colombianos. Memoria

para optar por el título de psicólogo, Facultad de psicología, Pontificia Universidad

Javeriana, Bogotá, Colombia.

Sinka, K. & Soldan, K. (2003). Evaluation of the deselection of men who have had sex with

men from blood donation in England. Vox Sanguinis 84, 4, 265–273.

Slater, S. (1999). The lesbian family life cycle. New York: Free Press.

Tessina, T. (2003). Gay relationships. Los Angeles: Tarcher.

Tomm, K. (1991). Beginnings of a HIPs and PIPs Approach to Psychiatric Assessment.

Calgary: The Calgary Participator.

Umbarger, C. (1983). Terapia familiar estructural. Barcelona: Amorrortu.

Van Dijk, T. (1983). La ciencia del texto. Barcelona: Paidós.

Velasco, S. (2006). Evolución de los enfoques de género en salud: Intersección de teorías de la

salud y teoría feminista. Madrid: Ministerio de Sanidad y consumo y Instituto de la

Mujer del Ministerio de trabajo y Asuntos Sociales.


Parejas del mismo sexo 243

Von Foerster, H. (1991). Las Semillas de la Cibernética. Barcelona: Gedisa.

Von Glasersfeld, E. (1987). The Construction of Knowledge. Seaside: Intersystems

Publications.

Watzlawick, P. (1989). Teoría de la comunicación humana: interacciones, patologías y

paradojas. Barcelona: Herder.

Yip, A. (1997). Gay male christian couples and sexual exclusivity. Sociology 31, 2, 289–306.

Zilbergeld, B. (1999). The new male sexuality. New York: Bantam Books.
Parejas del mismo sexo 244

Apéndice

Consentimiento Informado Pareja

Yo, ____________________________________________________, identificada/o con cédula


de ciudadanía número _________________ de __________________, y yo,
____________________________________________________, identificada/o con cédula de
ciudadanía número _________________ de __________________, manifestamos la aceptación
del tratamiento ofrecido por la terapeuta de Liberarte, el cual ha sido explicado y entendido por
nosotras/os y cuyas condiciones generales aceptamos.

Autorizamos a la terapeuta de Liberarte para que registre las sesiones terapéuticas en audio y
para que haga uso de la información que proporcionemos dentro del proceso terapéutico para la
investigación que LIBERARTE está llevando a cabo sobre las dinámicas de parejas del mismo
sexo y el abordaje terapéutico cuando solicitan asesoría psicológica, siempre y cuando se
garantice nuestro anonimato como personas y como pareja.

Entendemos que toda la información concerniente a nuestra evaluación y tratamiento es


confidencial y no será difundida ni entregada a ninguna otra institución o individuo sin nuestro
consentimiento expreso, excepto cuando la orden de entrega provenga de una autoridad judicial
competente. También entendemos y por lo tanto estamos de acuerdo con la necesidad de
quebrantar este principio de confidencialidad en caso de presentarse situaciones que pongan en
grave peligro nuestra integridad física o mental o la de algún miembro de la comunidad. La
valoración de la gravedad de la situación que permitirá quebrantar el principio de
confidencialidad será determinada por la terapeuta y será puesta en nuestro conocimiento, pero
no tiene que contar con nuestra aceptación expresa.

Manifestamos a ustedes que hemos comprendido y aceptado el contenido de este documento.

Firma _____________________________ Firma __________________________


Nombre ___________________________ Nombre _________________________
C.C C.C
Fecha: _____________________________
Firma del/de la psicólogo/a encargado/a: ___________________________________________
Parejas del mismo sexo 245

Consentimiento informado individual

Yo, ____________________________________________________, identificada/o con cédula


de ciudadanía número _________________ de __________________, manifiesto mi aceptación
del tratamiento ofrecido por la terapeuta de Liberarte, el cual ha sido explicado y entendido por
mí y cuyas condiciones generales acepto.

Autorizo a la terapeuta de Liberarte para que registre las sesiones terapéuticas en audio y para
que haga uso de la información que yo proporcione dentro del proceso terapéutico para la
investigación que LIBERARTE está llevando a cabo sobre las dinámicas de parejas del mismo
sexo y el abordaje terapéutico cuando solicitan asesoría psicológica, siempre y cuando se
garantice mi anonimato.

Entiendo que toda la información concerniente a mi evaluación y tratamiento es confidencial y


no será difundida ni entregada a ninguna otra institución o individuo sin mi consentimiento
expreso, excepto cuando la orden de entrega provenga de una autoridad judicial competente.
También entiendo y por lo tanto estoy de acuerdo con la necesidad de quebrantar este principio
de confidencialidad en caso de presentarse situaciones que pongan en grave peligro mi
integridad física o mental o la de algún miembro de la comunidad. La valoración de la gravedad
de la situación que permitirá quebrantar el principio de confidencialidad será determinada por la
terapeuta y será puesta en mi conocimiento, pero no tiene que contar con mi aceptación expresa.

Manifiesto a ustedes que he comprendido y aceptado el contenido de este documento.


Nombres y apellidos ____________________________________________________

Firma ___________________________________ Fecha _______________________


c.c. no.
Firma del/de la psicólogo/a encargado/a: _____________________________________
Parejas del mismo sexo 246

Apéndice B

Tablas de distribución de frecuencias y porcentajes del motivo de consulta, la dinámica

de la relación y los efectos de la intervención

Motivo de consulta Pareja Individual Total

Frec. % Frec. % Frec. %

Las peleas 10 16.7 2 5.3 12 12.2

Celos 2 3.3 3 7.9 5 5.1

Infidelidad 4 6.7 2 5.3 6 6.1

Mala comunicación 4 6.7 0 0 4 4.1

La ruptura 0 0 16 42.1 16 16.3

El maltrato 6 10.0 7 18.4 13 13.3

La toma de decisiones 22 36.7 2 5.3 24 24.5

Fortalecim. individual 12 20.0 6 15.8 18 18.4

Reglas de la relación Pareja Individual Total

Frec. % Frec. % Frec. %

Conflicto en roles 32 53.3 8 21.1 40 40.8

Distribución de tareas 30 50.0 13 34.2 43 43.9

Manejo de la economía 36 60.0 14 36.8 50 51.0


Parejas del mismo sexo 247

Eventos y aspectos del


marco de ref. indiv.- Pareja Individual Total
Fuentes de tensión

Frec. % Frec. % Frec. %

Pérdida del trabajo 12 20.0 9 23.7 21 21.4

Conflicto con familia


18 30.0 7 18.4 25 25.5
política

Conflicto con familia de


24 40.0 26 68.4 50 51.0
origen

Confl. con orientación


30 50.0 15 39.5 45 45.9
sexual

Dificultades económicas 30 50.0 9 23.7 39 39.8

Salida universidad 14 23.3 15 39.5 29 29.6

Confl. con hijos 8 13.3 2 5.3 10 10.2

Infidelidad de un miembro 36 60.0 23 60.5 59 60.2

Confl. con tiempos


44 73.3 28 73.7 72 73.5
compartidos

Cambio de vivienda 4 6.7 2 5.3 6 6.1

Cambio de ciudad 8 13.3 6 15.8 14 14.3

Salida del closet 2 3.3 2 5.3 4 4.1

Diferencias culturales y
22 36.7 12 31.6 34 34.7
sociales
Parejas del mismo sexo 248

Eventos y aspectos del


marco de ref. indiv.-
Pareja Individual Total
Motivos para permanec. en
la rl.

Frec. % Frec. % Frec. %

Motivos económicos 28 46.7 6 15.8 34 34.7

Aceptación familiar de la
14 23.3 3 7.9 17 17.3
relación

Compartir proyecto vital 20 33.3 7 18.4 27 27.6

Primera relación seria 34 56.7 27 71.1 61 62.2

Compañía 40 66.7 27 71.1 67 68.4

Satisfacción sexual 6 10.0 5 13.2 11 11.2

Necesidades emocionales 50 83.3 36 94.7 86 87.8

Miedo a la soledad 42 70.0 28 73.7 70 71.4

Amenazas de suicidio de la
10 16.7 8 21.1 18 18.4
pareja

Amenazas de acusaciones
4 6.7 2 5.3 6 6.1
al jefe

Eventos y aspectos del


marco de ref. indiv.- Pareja Individual Total
Creencias y valores

Frec. % Frec. % Frec. %

Religiosos 6 10.0 0 0 6 6.1

Valores heteronormativos 30 50.0 11 28.9 41 41.8

Homofobia internalizada 26 43.3 15 39.5 41 41.8

Vulnerabilidad al expresar
46 76.7 34 89.5 80 81.6
emociones

La convivencia legitima la
24 40.0 9 23.7 33 33.7
relación
Parejas del mismo sexo 249

Pauta predominante en la
Pareja Individual Total
relación

Frec. % Frec. % Frec. %

Simétrica 4 6.7 2 5.3 6 6.1

Complementaria 4 6.7 1 2.6 5 5.1

Simbiótica 17 28.3 16 42.1 33 33.7

Ambígua 35 58.3 19 50.0 54 55.1

Conformación y
Pareja Individual Total
vicisitudes de la rl.

Frec. % Frec. % Frec. %

Inicia en relación
28 46.7 13 34.2 41 41.8
triangular

Tendencia a triángulos 36 60.0 19 50.0 55 56.1

Inseguridades desde el
36 60.0 26 68.4 62 63.3
inicio

Rl. heterosexuales previas 30 50.0 8 21.1 38 38.8

Relación a distancia 6 10.0 6 15.8 12 12.2

Fusion de tiempo y
36 60.0 14 36.8 50 51.0
actividades

Insatisfacciones en la vida
de pareja- Expectativas Pareja Individual Total
afectivas

Frec. % Frec. % Frec. %

Exclusividad del vínculo 54 90.0 29 76.3 83 84.7

Expresión del afecto 42 70.0 25 65.8 67 68.4

Grado de cercanía afectiva 58 96.7 32 84.2 90 91.8


Parejas del mismo sexo 250

Insatisfacciones en la vida
Pareja Individual Total
de pareja- Vida sexual

Frec. % Frec. % Frec. %

Satisfecho 8 13.3 9 23.7 17 17.3

Insatisfecho 50 83.3 28 73.7 78 79.6

Insatisfacciones en la vida
de pareja- Comunicación y Pareja Individual Total
resolución de confl.

Frec. % Frec. % Frec. %

Evitación del conflicto 38 63.3 13 34.2 51 52.0

Mensajes contradict. 50 83.3 24 63.2 74 75.5

No se escuchan 12 20.0 4 10.5 16 16.3

Las peleas como comunic. 28 46.7 20 52.6 48 49.0

Reclamos encubiertos 46 76.7 20 52.6 66 67.3

Interacciones violentas 22 36.7 12 31.6 34 34.7

Relaciones con la familia


Pareja Individual Total
de origen

Frec. % Frec. % Frec. %

Límites

Rígidos 28 46.7 15 39.5 43 43.9

Porosos 30 50.0 22 57.9 52 53.1

Falta de legitimación de la
46 76.7 34 89.5 80 81.6
relación
Parejas del mismo sexo 251

Efectos de la intervención Pareja Individual Total

Frec. % Frec. % Frec. %

Aumento de confianza 8 13.3 3 7.9 11 11.2

Mejor comunic. 26 43.3 2 5.3 28 28.6

Aceptación de diferencias
28 46.7 12 31.6 40 40.8
individuales

Toma de decis. 32 53.3 24 63.2 56 57.1

Def. de la relación 22 36.7 8 21.1 30 30.6

Cesan interac. violentas 6 10.0 7 18.4 13 13.3

Interrup. depauta predom. 26 43.3 13 34.2 39 39.8

Dismin. de peleas 22 36.7 2 5.3 24 24.5

Recon. de fortalez. Individ. 14 23.3 27 71.1 41 41.8

Potrebbero piacerti anche