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I.

INTRODUCCIÓN:

Entender este documento literario significa entender las circunstancias en las que

fue escrito, conocer algo de autor y saber a quienes estaba dirigido su mensaje. Tal

vez la explicación radica en el hecho de que originalmente el autor quiso que fuera

leída en más de una comunidad. Al estudiar las epístola de Juan, habrá que tenerse

en cuenta que probablemente fue escrita para acompañar al evangelio de Juan. El

nuevo testamento estaba a punto de ser completado. con medio siglo experiencia

cristiana, con la sombra de las constantes persecuciones, Juan sintió la urgencia de

escribir su evangelio. Ese libro iba a cerrar el Nuevo testamento. Iba a mostrar de

nuevo a Cristo, visto al paso de los años, y en relación con el ahora completado

cuerpo de la verdad cristiana. La primera carta se trataba directamente sobre los

problemas espirituales del momento y ataca el error de una forma muy directa. La

segunda y la tercera cartas de Juan son las más cortas del nuevo testamento. Nos

arrojan un rayo de luz que nos habla más o menos de cómo era el funcionamiento

de las iglesias primitivas de Asia.

II. OBJETIVOS:

 comprender el significado de canonicidad.

 Valorar el magisterio autorizado de la Iglesia.

 Entender las circunstancias escritas por el autor.

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III. FUNDAMENTO TEÓRICO:

3.1. Canon:

El vocablo canon tiene origen del griego kanon que es de origen semítico. En

el hebreo la palabra qaneh que significaba caña, la que era utilizada por

albañiles y carpinteros como una regla para tomar medidas. En la era

cristiana, adquirió un sentido metafórico para referirse a las normas de fe y

doctrinas. Desde el siglo IV d.C., los cristianos se refieren al canon como una

lista autoritativa de los libros que conforman las Escrituras, tanto el Antiguo

como el Nuevo Testamento. Con ese significado específico, probablemente

la palabra canon fue utilizada por primera vez en el año 367 por Atanasio,

Obispo de Alejandría. Cada libro, tanto del Antiguo como del Nuevo

Testamento, para que pudiese formar parte del Canon tuvo que pasar por un

exhaustivo proceso de revisión y aprobación. En resumen, la custodia de la

integridad del Canon veterotestamentario le fue divinamente encomendada

al pueblo judío y la revisión del Canon neotestamentario a la Iglesia de los

primeros siglos. Hay libros que fueron duramente cuestionados antes de ser

aceptado en lo que hoy es nuestro actual Canon. La Iglesia ha decidido, a lo

largo de los siglos, poseer un catálogo de libros canónicos con los objetivos

de: definir qué es revelación y doctrina; impedir la adulteración de su

contenido; evitar y confrontar las herejías; y para que los creyentes de todos

los tiempos puedan estudiar y vivir de acuerdo a los

principios que Dios establece.

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3.2. FORMACIÓN DEL CANON DEL NT:

El Nuevo Testamento fue escrito en un período muy breve en comparación al

Antiguo Testamento, pues sólo tomó medio siglo la escritura de todos sus

libros. Los primeros libros datan por el año 45 d.C. que bien podrían ser

algunas cartas paulinas como otros sostienen que es el libro de Santiago para

finalizar con el Apocalipsis escrito a final del siglo I, cerca del 96 al 100 d.C.

En el siglo I, se escribieron muchísimas obras cristianas de similares

características a lo que hoy conocemos como Nuevo Testamento. Fueron

muchas cartas que circularon, varios evangelios, libros de crónicas y varios

apocalipsis (de los mismos apóstoles, de colaboradores, de cristianos

anónimos y de herejes). Pero la Iglesia comenzó a discriminar entre unos y

otros libros, aquellos que se aceptaron como edificantes para la vida cristiana

empezaron a circular y a ser intercambiados entre las diferentes comunidades

cristianas.

Se postula que ya cerca del año 130 d.C. los cuatro Evangelios y las cartas

paulinas se conocían y eran usadas por muchas congregaciones cristianas.

Los tres destacados padres de la iglesia: Clemente, Policarpo e Ignacio

(primera mitad del siglo II d.C.) usaron casi todo el material del Nuevo

Testamento como autoritativas. Al parecer, sólo no contaban con el

Evangelio de Marcos, 2da y 3ra de Juan, Judas y 2da de Pedro.

En el siglo II d.C. aparece un hereje, influenciado por el gnosticismo,

llamado Marción que considera que el Dios al cual se refiere el Antiguo

Testamento es en realidad un demonio que se hace pasar por el verdadero

Dios. Rechaza toda la Biblia Hebrea y compila un listado de libros que incluye

Lucas y sólo diez de las cartas paulinas. Esta acción hereje, permite que la
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Iglesia en defensa de la fe, reaccione y empiece a formular la necesidad de

un canon oficial del Nuevo Testamento. Ya a finales del siglo II d.C. se

tenía aceptado buena parte del actual canon con algunas dudas respecto de

ciertos libros.

Es a finales del siglo IV que el canon se cierra. En el año 367 d.C. el obispo

Atanasio de Alejandría en su Carta Festiva, para la Pascua, que expone la

necesidad de eliminar definitivamente el uso de libros apócrifos y cerrar el

canon definitivamente. Es el registro más temprano del planteamiento

de veintisiete libros. Finalmente, en los Concilios de Hippo (393 d.C.) y de

Cartago (397 y 419 d.C.) se catalogan los veintisiete libros y se decreta que

“aparte de las Escrituras canónicas nada se debe leer en la iglesia bajo el

Nombre de Escrituras Divinas”. Con la publicación de la Vulgata Latina

se estandarizó su uso.

3.3. ORIGEN Y CANONIZADA DE LAS EPÍSTOLAS JUANINAS

3.3.1. ORIGEN HISTÓRICO:

La cuestión de la autenticidad joanea o apostólica de la primera carta está

relacionada en parte con la de su autoridad canónica. Pero este problema afecta

también al de las relaciones mutuas de las tres cartas, puestas bajo el nombre de

Juan, así como a la determinación del tiempo y del lugar de composición.

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3.3.2. PATERNIDAD DE LAS EPÍSTOLAS JUANINAS :

El estilo y la estructura del pensamiento se parecen a los del cuarto Evangelio,

y todos concuerdan en que debe haber alguna conexión. Lo lógico es pensar

en el mismo autor para ambos escritos, en cuyo caso todo gira alrededor de

la autoría de ese Evangelio. Sin embargo, algunos críticos sostienen que el

autor de uno de esos escritos fue discípulo del autor del otro; no es infrecuente

que se piense en una “escuela” de cristianos de tipo juanino, uno de los cuales

escribiría esta carta. Hacen hincapié en las diferencias de estilo,Sin embargo,

la mayoría de los eruditos coinciden en que si bien no deben ser minimizadas

las diferencias, no son lo suficientemente notorias para exigir una diferente

paternidad literaria. Se explican perfectamente bien por los distintos

propósitos que tuvieron ambos escritos y por sus diferentes formas. J. R. W.

Stott señala que: “La similitud entre Evangelio y epístola es

considerablemente mayor que entre el tercer Evangelio y Hechos, que se

sabe fueron escritos por el mismo autor” (The Letters of John, TNTC, 1964,

p. 24).

En el segundo siglo vio la luz una doctrina filosófica y religiosa llamada

gnosticismo, que se alimentó de ideas cristianas y paganas. Pusieron su

énfasis en el conocimiento (gr. gnosis), e imaginaron una forma de salvación

conocida únicamente por los iniciados. Consistió, esencialmente, en la

liberación del hombre de la prisión material de su cuerpo y su elevación hacia

Dios. Se discute aun cuán temprano apareció el gnosticismo. Algunos

sostenían que Cristo solamente vivía en la carne en apariencia (se los llama

“docetistas”, del gr. dokein, “parece ser”). Pero es ir demasiado lejos sostener
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que Juan enfrentaba a los docetistas, pues nada dice su epístola sobre un

cuerpo fantasma o algo por el estilo.

3.3.3. CANONICIDAD:

La primera carta de Juan es conocida y citada por los escritores cristianos del

siglo uno, que son los portavoces de sus respectivas comunidades cristianas:

Policarpo de Esmirna, Papías de Hierápolis, Ireneo de Lyon. Las citas de

Justino y a la presencia de al menos dos cartas joaneas en el canon de

Muratori. En el siglo iii la primera carta es conocida y acogida por Tertuliano y

Cipriano (Africa), y en la Iglesia de Alejandría por Clemente (del que se conoce

un comentario traducido al latín), Orígenes y Dionisio. Es singular el testimonio

de este último, obispo de Alejandría, el cual mientras que considera la primera

carta de Juan "católica", atribuye, por el contrario, el Apocalipsis a un autor

distinto del apóstol (cf Eusebio de Cesarea,-Hist. Eccl. VII, 25 ,7-26). En el

siglo IV las tres cartas de Juan son reconocidas como apostólicas y canónicas,

aunque Jerónimo sabe que hay algunas dudas sobre las 2-3Jn, atribuidas por

algunos a un "presbítero" distinto del apóstol. Por el contrario, las tres cartas

están ausentes del canon sirio (Antioquía), probablemente por influjo de

Teodoro de Mopsuestia, que rechaza las cartas no paulinas. En resumen, se

puede decir que existe para la primera carta de Jn un consenso muy antiguo

sobre su autoridad canónica, mientras que para las 2-3Jn se tiene un

progresivo reconocimiento de su apostolicidad y consiguiente canonicidad.

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IV. CONCLUSIONES:

Pudimos ver que un libro tenga como autor seguro a un apóstol o alguno de sus

discípulos. Los apóstoles, considerados depositarios de la revelación histórica de

Jesús, eran el canon vivo, como también las coherencias, entre las escrituras de

los escritos del apóstol juan. Como a su vez las amenazas que se dieron en las

enseñansas herejeticas de falsas doctrinas y movimientos filosoficas, y religiosa

llamada gnosticismo, a lo que el apóstol juan tuvo que refutar y defender toda la

sana doctrina.

V. BIBLIOGRAFÍA:

 http://es.catholic.net/op/articulos/7773/cat/399/4a-sesion-el-canon-de-la-biblia.html

 http://ec.aciprensa.com/wiki/Canon_del_Nuevo_Testamento

 http://es.4truth.net/fourtruthespbbible.aspx?pageid=8589983568

 E.M Blaiklock. “Cartas a los hijos de Luz”

 Jesús Rivera. “Introducción a las epístolas generales”

 UNGER. Merril. Manual Biblico de Uger

 León Morris

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