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Interpretaciones sobre el Aleph

El Aleph es un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges publicado en la revista Sur en 1945
y en el libro homónimo en el año 1949.
Presenta numerosas posibles interpretaciones, entre ellas la que plantea una lectura desde el
existencialismo, basada en la idea de la incapacidad del ser humano de enfrentarse a la eternidad,
presente en muchos de los cuentos borgeanos, y en su lectura y manejo de autores
preexistencialistas como Søren Kierkegaard, Franz Kafka, y Arthur Schopenhauer.
En este cuento, que se ha convertido en casi un culto, se puede reconocer toda su literatura, de tal
forma que se lo puede calificar como el cuento paradigmático de la vasta biblioteca borgeana,
abrevando en la ironía, el juego con el lenguaje y la erudición –tanto verídica como ficticia-. Esto
último se deja entrever, por ejemplo en las epígrafes iniciales, en los cuales se cita a Hobbes y
Shakespeare, y en la postdata de 1943, en los cuales se hace una supuesta investigación acerca de
otros Alephs, citando a autores históricos como Pedro Henríquez Ureña, Richard Francis Burton,
Luciano de Samosata y Abenjaldún (o Ibn Jaldún).

Análisis estructural
El Aleph contaría con una estructura organizada, muy cuidada, trabajada y bien definida. Estas
características lo vuelven ideal para una crítica de enfoque estructuralista.

El narrador
El cuento está narrado en una perspectiva en primera persona particular, en una puesta en abismo en
la cual la voz del narrador se identifica con la del autor y la del protagonista del cuento, que se
identifica como Borges: "Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz
perdida para siempre, soy yo, soy Borges." Con esta estrategia, Borges pretende, al incluirse en el
texto, confrontar al lector con una representación ficticia de sí mismo, con un objetivo preciso y
teóricamente desconocido por el protagonista del cuento. Gracias a esta mise en abyme, el autor
sugiere la indefinición de los márgenes entre lo real y lo ficticio. El cuento hace alusión a varios
sucesos y personajes históricos en incontables ocasiones, sin embargo, en la octava página Borges
escribe: (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.)
ya que esas analogías aunque parecen dispersas, tratan de lo que es el Aleph: un punto en el espacio
que contiene todos los puntos.

Marco temporal
El cuento a la vez está situado temporalmente en un período histórico que va de Abril de 1929
(fecha de muerte de Beatriz), hasta el 1º de marzo de 1943, fecha en la cual se escribiría la postdata,
pero estaría enfocado en particular entre el 30 de abril de 1941 y fines de octubre del mismo año.

Nudos narrativos
Contaría el cuento de tres hilos narrativos que se irían entretejiendo pero manteniendo una
estructura uniforme. Los tres hilos corresponderían a:
A) La historia de la veneración de "Borges" por Beatriz Viterbo, que representaría una historia de
amor frustrada y a la vez desobstaculizada por la muerte. En ella se haría notar una tensión entre la
sacralización y detención temporal con respecto a la relación, y el cambio inevitable que traen el
tiempo y el olvido, lo cual finalmente triunfaría. Esta relación funcionaría como el marco para el
desarrollo argumental, al propiciar el ritualismo de Borges como la fuente principal de la relación
(B).
B) La rivalidad amorosa y también literaria entre "Borges" y Daneri. En el campo intelectual y
literario es rotunda e insistente la baja apreciación que "Borges" tiene de Daneri y, sin embargo, él
es el primo que le franquea el acceso a la casa-templo de Beatriz y al altar de sus fotografías. Por
otro lado, es también clara la competencia de Daneri contra "Borges", a quien lanza frecuentes
puyas en las que lo contrasta con un gran poeta, llama "seudo coñac" al licor que le regaló y le
presume engoladamente sus propios méritos. Los diálogos sobre literatura y el mundo de los
escritores, son una parte deliciosa del cuento, cargada de humor y de ironía. Por otro lado, es central
que la hondura de la rivalidad amorosa sólo se revela a "Borges" (después de doce luctuosas visitas
anuales a la casa de Garay) por la visión en el Aleph de las cartas “obscenas, increíbles, precisas”
que Beatriz había enviado a Carlos Argentino. Son, además, rivales dialécticos. Daneri parece
apegado a "Borges", aunque éste lo subestime, puesto que lo hace confidente del peligro de perder
su Aleph y le pide interceda para conseguir el prólogo; pero la relación que hubo entre los primos y
las varias alusiones que sobre Beatriz hace Daneri al despechado "Borges" (entre otras: que Beatriz
“se distraía” con Álvaro y que el Aleph le permitiría ver “todas” las imágenes de Beatriz), revelan
una actitud desdeñosa, burlona y retadora. Cuando por su parte "Borges" se entera, al final, de todo
lo que estaba implicado (y que de algún modo se reflejaba en el callado odio mutuo que se
profesaban y en la “maligna felicidad” que sintió cuando asume que el otro está "loco"), le surge un
repentino deseo de venganza, aún a costa de sacrificar la maravilla del Aleph. Funcionaría esta parte
argumentalmente como marco previo para la historia fantástica del Aleph (C).
C) El Aleph propiamente dicho, y la experiencia del narrador-protagonista con él, que es el núcleo
de la narración. Puesta en escena del enfrentamiento del hombre con el infinito, representada por el
"punto que contiene todos los puntos del universo". Se muestra como un pico de hiperrealidad
fantástica; está en el sótano de una casa vieja, y es necesario estar tirado en el suelo para verlo. Es
interesante notar cómo un objeto que podría ser digno de culto se encuentra en un ámbito
sumamente trivial. Funciona como pie para divagaciones metafísico-filosóficas; se encuentra una
idea de la réplica, de lo falso. De hecho, el Aleph de la calle Garay, dice "Borges", sin convicción,
no es verdadero; a pesar de que lo vio y lo que vio en él (o tal vez por lo que vio ahí).
La obra estaría estructurada de la manera A-B-C-B-A. Los diferentes nudos se irían cerrando
abriendo y cerrando en orden progresivo, terminando nuevamente con una alusión al inevitable paso
del tiempo y la falibilidad del conocimiento humano: "Nuestra mente es porosa para el olvido; yo
mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz",
frente a la categórica afirmación inicial "Cambiará el universo pero yo no".

Hacia una interpretación


El cuento ha sido objeto de numerosísimas interpretaciones y trabajos, hecho que lo ha posicionado
muy favorablemente en el campo literario, si bien Borges ya estaba muy bien posicionado allí. Sin
embargo, muchos de ellos están muy alejados de lo que dice el texto en sí mismo, y pierden la
perspectiva irónica registrada por el autor, perdiéndose en enormes divagaciones metafísicas acerca
del posible existencialismo del texto, y cuestiones similares.
Una perspectiva quizás más acertada habría que ubicarla por el lado del humor manejado por
Borges. Esta lectura se basaría tanto en declaraciones del mismo Borges, en las cuales expresaba la
diversión que le había generado escribir el texto, como en el uso satírico del lenguaje de los malos
poetas, como el mismo Daneri, que resulta exagerado, pomposo, y de la torpeza explícita de sus
personajes y sus sentimientos.
Desde todo punto de vista, la obsesión del Borges ficticio con la imagen de Beatriz, su culto hacia
ella y su fracaso literario resultan humorísticos por el absurdo. En este punto encajaría también con
cierta capacidad de los existencialistas de mostrar un cinismo por el absurdo, de volver risibles
situaciones que no lo son (como por ejemplo, el hecho de que Borges renunciara al Aleph por mera
venganza). Por supuesto, las lecturas "serias" se verían justificadas por la erudición demostrada por
Borges en todo momento, pero también se podría ver como una burla (una de las más usuales de
Borges) hacia la credulidad en la erudición, ya que en verdad dentro del cuento mismo y en muchos
otros textos, expresa la futilidad de la experiencia del conocimiento humano, y lo ubica como una
construcción. Si el universo es infinito y hay infinitas cosas por conocer, necesitamos un tiempo y
una capacidad infinita para asimilarlas. El concepto de infinito, nominado con la letra álef (aleph en
hebreo), está inspirado en los trabajos del matemático George Cantor y la Mengenlehre, cuyos
descubrimientos en torno a la noción de conjuntos infinitos demostró que el todo no es
necesariamente mayor que alguna de sus partes: dados dos segmentos cualesquiera, existe el mismo
número infinito de puntos de todos ellos. Incluso el segmento más mínimo tiene tantos puntos como
el segmento más amplio del universo. A todas luces, la metáfora del aleph en el cuento de Borges
recoge magistralmente el concepto cantoriano de conjunto infinito.

Curiosidades
• Originalmente Borges había escrito que Beatriz y Daneri eran hermanos y no primos
hermanos como quedó en la versión definitiva. Con ello desdibujó la relación incestuosa,
pero un rastro dejó (para que lo supiéramos) en la afirmación de Daneri de que la casa de
Beatriz, "la vieja casa inveterada de la calle Garay", era "la casa de mis padres".
• Neil Gaiman, en su historieta de género fantástico The Sandman, Calíope hace una
referencia casi explícita al Aleph de Borges, de manos de un escritor enloquecido por un
cúmulo enorme de ideas que son la maldición del Rey del Sueño: "Un viejo de Sunderland
que poseía el universo y lo tenía en una jarra de mermelada en la alacena llena de polvo,
bajo las escaleras"
• En matemática ‫א‬, es el número álef (aleph en hebreo y fenicio) e indica la cardinalidad (o
tamaño) de conjuntos infinitos. Está relacionado con el concepto de infinito presente en la
historia de Borges.
• En el extenso poema de Dante Alighieri, La Divina Comedia, Beatriz es la mujer que guía a
Dante a lo largo del Paraíso. Se sabe que esta mujer fue la inspiración de Dante durante la
escritura de su obra magna (ella también había fallecido a una edad muy corta), ya que
estaba apasionadamente enamorado de ella. Borges también menciona en diversas ocasiones
su gusto por esta obra medieval.
• Esta historia es una de varias que mostrarían cierta fascinación de Borges por el judaísmo;
otras historias afines son La muerte y la brújula, El milagro secreto, La secta del fénix y su
poema El Golem.
• En una versión de la historia del Golem, en la mitología hebrea, al escribir la letra aleph en
la frente del Golem, éste cobra vida.
• El Aleph es en ciertos sentidos el opuesto del Zahir, el objeto de otro cuento corto de Borges
publicado al mismo tiempo que El Aleph. Mientras que ver el Aleph causa que el observador
vea todas las cosas, mirar el Zahir provoca que el observador finalmente lo perciba como
único objeto existente.
• Nótese que Daneri también puede ser una alusión a la divina comedia: DANte AlighiERI
• El grupo Nena Daconte compuso una canción inspirada en este cuento con el mismo
nombre.
• Se ha indicado la obra, en más de una ocasión, como una crítica satírica a la obra "Canto
General" del poeta chileno Pablo Neruda y su vano intento por resumir en su libro gran
cantidad de contenidos. El personaje de Carlos Argentino Daneri es quien interpreta esta
idea "nerudezca".

El Aleph de Alonso de Ercilla


En el canto XXVII de La Araucana, el mago Fitón muestra al conquistador Ercilla, su enemigo
español, una esfera de cristal en la cual podría observarse simultáneamente todo cuanto sucedía en
otras regiones del mundo.
Al comparar ambos textos no deja de sorprender la similitud de sus estructuras.
Cabe señalar que el Aleph de Ercilla se adelanta a la idea de Borges en unos 300 años.

Una interpretación de "El Aleph" de Borges

"Yo no digo lo que pienso sino lo que me pregunto si no podría ser pensado"
(Michael Foucault)

"La metafísica es una rama de la literatura fantástica ... un sistema no es otra cosa que la subordinación de
todos los aspectos del universo a uno cualquiera de ellos"
(Borges, "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" en Ficciones)

¿Cómo empezar a escribir sobre un cuento acerca del cual se han hecho tantas interpretaciones diversas?,
¿qué agregar que no sean simples palabras o repeticiones espúreas?.
Quizás la importancia de "El Aleph" resida en la gran cantidad de temas que abarca y de allí provenga su
riqueza. Podemos mencionar ciertos elementos que lo hacen asequible de diversos sentidos. En primer
lugar, la historia puede ser entendida como la triste aventura de un hombre por olvidar a un amor no
correspondido que en este caso, coincide con el momento que Borges estaba atravesando con su amor
hacia Estela Canto. También se lo ha solido entender como una historia fantástica en la cual se relatan
ciertos episodios místicos o cuasi religiosos en donde se llega a tener una mirada omniabarcadora, que si
bien no sería la de Dios, sí se asemejaría. Tampoco han faltado comentaristas que hacen referencia al
Aleph como una metáfora de la creación literaria (enfrentando dos estilos de escritura, por un lado, Carlos
Argentino, correspondería al modelo de escritor realista que cree que el lenguaje sirve para dar cuenta del
mundo y por el otro, Borges, que se muestra escéptico ya que siempre encuentra insuficiente el acto de
nombrar debido a que el todo es inabarcable y sólo podemos hacer informes parciales). Incluso se llegó a
hacer una lectura sociológica del cuento para analizar la situación actual, en donde la gran disponibilidad de
información que poseemos (una especie de visión perturbadora del Aleph) no nos permite llegar a tener una
concepción sintética e inteligible de la realidad sino sólo una cantidad inimaginable de elementos atómicos
que no pueden ser reducidos a un todo coherente.
La pregunta entonces que se nos presenta es: ¿qué sentido nuevo le podemos dar al Aleph?, ¿qué nos
puede transmitir?.
Frente a estas distintas interpretaciones, voy a proponer una que va a hacer referencia a su concepción
metafísica. Tendría que aclarar que no pretendo explicitar "la" concepción que Borges sostenía (aunque
considero que se podría asemejar bastante) sino que sólo intento pensar en una de las tantas posibles
maneras de abordar el cuento. Con esto, por lo tanto, no quiero hacer una hermenéutica fiel al sentido del
autor sino tomar dicho relato para pensar más allá de él.
El cuento puede ser entendido como una metáfora (¡sí, una más!) acerca de las posibilidades que el hombre
tiene de construir o llegar a alcanzar una concepción metafísica, es decir, un sistema que de cuenta de todo
lo que es, ni más ni menos que del Universo entero. Para ello, Borges nos proporciona en ese "punto del
espacio que contiene todos los puntos" la visión que tendría una persona de toda la realidad. Como señala
el autor, dicha experiencia lo que produciría en nosotros no sería una mirada omniabarcadora y
comprensiva del todo sino una fragmentación infinita de elementos que no llegaríamos a procesar o a
comprender de forma acabada. El resultado sería una fragmentación analítica, del mismo modo que el
poema de Carlos Argentino que pretendía nombrar todas las cosas (dada la visión perturbadora que le
produjo el Aleph) pero que en definitiva resultaba ser un mero listado de acontecimientos inconexos.
Teniendo en cuenta estos elementos, el Aleph nos da la pauta para comprender que pretender una
representación absoluta del Universo es algo imposible para el hombre.
En primer lugar, tenemos el inconveniente del lenguaje que como Borges explica, no puede representar
mediante palabras sucesivas algo que es absolutamente simultáneo. "Es aventurero pensar que una
coordinación de palabras (otra cosa no son las filosofías) puede parecerse mucho al universo" (Borges)
En segundo lugar, en "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", nos dice que la metafísica es un apartado de la literatura
fantástica y también considera que un sistema no es más que la exaltación de uno de los elementos del
universo, dejando opacado al resto. Lo que podríamos entender es que el Universo como tal no lo podemos
representar, ni siquiera es accesible para el hombre sino que toda mirada del ser supone al hombre como
un ser situado, que deja de lado ciertos elementos para engrandecer otros, lo que lo aleja definitivamente de
la pretendida "objetividad". Siempre vemos y hablamos desde un lugar, unos "prismas" desde los cuales
tenemos que acercarnos a la realidad para hacerla inteligible.
De esta manera el cuento ilustra que la pretensión de totalidad es imposible. No podemos entender ni
expresar el universo, por eso, la filosofía que se pretende absoluta es imposible ; siempre vemos y
pensamos a partir de una construcción que a su vez, está constituida por "olvidos". Sin embargo, la actitud
no es quedar paralizado por esa imposibilidad sino como señala al final del cuento "... Sin embargo, algo
recogeré", es decir, que la situación no es de desesperanza, por el contrario es una tarea constructiva
necesaria para llevar a cabo.
La solución y la posibilidad de la felicidad en el cuento la trae el olvido. Un sistema y una mente sólo pueden
soportar esa infinidad de elementos que fluyen sin un pretendido orden a partir de la construcción de cierta
estructura impuesta por nosotros ; en última instancia dependemos de esa necesaria "ficción metafísica".
Instalamos falsas totalidades, pero al reconocer este hecho como algo indispensable para nuestra vida ya
deja de ser visto como algo negativo y pasamos a considerarlo constituyente de nosotros mismos.

"Nuestra mente es porosa para el olvido ; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de
los años, los rasgos de Beatriz" (Borges, El Aleph).

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