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Costumbres y tradiciones

Una de las principales tradiciones de Santiago Sacatepéquez se celebra el 1 de noviembre, es


hablar de barriletes gigantes, de costumbres y creencias propias del pintoresco municipio de
Santiago Sacatepéquez. El día de los difuntos los pobladores de este municipio suelen visitar las
recién pintadas tumbas de sus antepasados para orar y depositar allí ofrendas florales.

Durante toda la mañana y primeras horas de la tarde, los varones adultos, los jóvenes y niños
acuden al cementerio, el cual esta situado sobre una colina que domina el hermoso paisaje
circundante, llevando los pobladores en sus brazos gigantescos barriletes de variados colores y
formas que se hacen de papel de china y gruesas varas de Castilla.

Antes de lanzar los barriletes, los niños se encargan de sostenerlos verticalmente apoyándose
sobre el piso en espera de que se les dé la orden de soltarlos. Recibida la orden y suelto el
barrilete, comienza este a elevarse impulsado por los fuertes tirones que acompasadamente se
dan al cordel o lazo que los sostiene.
Elevar el barrilete es elevar los sueños de sus fabricantes, mantenerlos el mayor tiempo en el aire
y a la máxima altura posible es una de la más grandes aspiraciones que tiene cada uno de los
participantes.

El objetivo fundamental, de esta bella costumbre es puramente religioso, pues los pobladores
creen que es un lazo de comunicación entre las almas de los seres queridos que se encuentran
fallecidos, y que en esos días visitan a sus familiares en la tierra.

También se cree que los barriletes actúan como mensajeros de paz, porque se les envían
telegramas, lo cual consiste en hacer un agujero en un pedazo de papel o cartón y colocarlo en la
pita, y en cada jalón que se le da, el telegrama se va elevando hasta llegar al propio barrilete,
haciendo llegar a su destino un mensaje de bienestar y súplicas de paz entre hermanos.

No se puede establecer el año en que se da inicio a esta bella costumbre, ya que existen versiones
que indican que la fabricación y vuelo de barriletes inició en los años 1,900 y 1,910. Lo que si se ha
podido determinar es que esta tradición es joven y sus orígenes se registran en este siglo.

Tres o cuatro meses antes del uno de noviembre, los jóvenes y adultos se reunen en grupos de
cinco a diez personas, para dedicarse por las noches a la elaboración de los barriletes.

Ya elaborado el barrilete gigante los fabricantes se inscriben en la “Asociación para el Desarrollo


Cultural –ASOSDEC-“ para poder participar el uno y dos de noviembre en el evento organizado por
esta asociación. Los fabricantes de barriletes participan en dos categorías: exhibición y voladores.

Otra de las tradiciones mas importantes que se manifiestan en este municipio y que se presenta el
uno de noviembre, es el B’ojoy Maye; en esta ocasión los pobladores adornan el frente de sus
casas con flores de muerto, en señal de que es una casa de católicos.

El B’ojoy Maye que significa olla y anciana, consiste en que los miembros de cofradía de San
Miguel Arcángel, portando una vara de ese santo tocan una campanita para alertar a todas las
familias que la llegada de los señores o grupos se aproxima.

Todos los acompañantes de la cofradía de San Miguel Arcángel van gritando B’ojoy Maye, tocan la
puerta donde hay un manojo de flores de muerto, saludan a los habitantes de la casa donde tocan
y las personas dan limosna, elote cocido, ayotes o güisquiles, como una reliquia para los difuntos.

Cuando las familias no les dan comida a los cofrades, ellos exigen que se les de una olla de barro
para quebrarlas en la calle diciendo B’ojoy Maye. Esta comitiva siempre va acompañada con
música de acordeón y entonando sones durante todo el recorrido.

Otra de las costumbres que se encuentra arraigada en este municipio, corresponde a la


elaboración de platillos típicos. Las comidas tradicionales son el chile relleno, el pulique, güisquiles
cocidos, elotes cocidos y como bebida típica se encuentra el atol shuco.

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