Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
http://www.arteespana.com/pinturaromantica.htm
arte romántico
En las obras de Teodoro Gericault tienen gran relevancia los caballos, ya que
éstos representan una fuerza vital bruta, lo que sirve como vehículo para
reconciliar la monumentalidad y la veracidad del arte clásico.
Arte neoclásico
Adriano, emperador romano de origen español con el que Maella
pretendía emparentar a la casa real, preside la composición vestido
con sus atributos imperiales y sentado sobre el globo terráqueo;
Minerva, coronándole de laurel como símbolo de triunfo, y la
Magnanimidad, indicando la superioridad de su carácter, son sus
compañeras. El Heroísmo está representado por Hércules apoyado
sobre el globo terráqueo; sobre sus pies encontramos al Dragón de
las Hespérides que representa el vicio castigado. Genios y alegorías
sostienen el arco triunfal de palmas y laureles, dirigido por la figura
alada del Patriotismo. En la zona de primer plano aparece la
Magnificencia representada como una mujer de gran belleza,
portando unos planos enmarcados en un óvalo dorado. Un pequeño
genio sostiene el clarín de la Gloria y un muchacho porta varias
coronas, simbolizando el Amor de la Fama. La Liberalidad se apoya
en el cuerno de la abundancia y a su derecha encontramos el Honor
coronado de laurel. Cautivos, alegorías de las tres nobles artes, la
Paz, España o la Historia completan este espléndido techo organizado
en una disposición triangular. Las figuras están en actitudes muy
dispares, generalmente estáticas mientras que los amorcillos otorgan
el movimiento, resaltados por la luz y el color, resultando un conjunto
de serena y equilibrada belleza en el que se respiran ecos del
Neoclasicismo en las monumentales figuras, el brillante colorido y la
organización compositiva.
Arte Rococo
Fiesta hípica celebrada en Aranjuez en la plazuela del Palacio el 6 de
junio 1770. La escena muestra el momento en el que concluye el
desfile principal, encabezado por el Príncipe de Asturias, futuro Carlos
IV. El rey Carlos III presencia la fiesta junto con su nuera, la princesa
Maria Luisa de Parma, desde el segundo palco, el más iluminado del
tablado, que flanquea la plaza a la derecha, mientras bajo el palco
hacen guardia los soldados de la Real Guardia de Infantería. Al frente
de las parejas corrieron: el príncipe don Carlos -después Carlos IV-,
el infante don Gabriel, el infante don Luis Antonio y el duque de
Medinasidonia. Paret logra retratar con gran acierto el movimiento y
la energía del público, cuya viveza contrasta con el movimiento
disciplinado de los jinetes. La precisión de Paret queda de manifiesto
en la perfección con que reporduce el uniforme de soldado a caballo
del Regimiento de Caballería Algarve que, en primer término casi en
el centro, intenta hacer retroceder a los grupos de figuras de esa
zona. También el que, a su lado, le ayuda en su tarea, reconocible
como miembro de la Guardia Valona del rey. Se manifiesta el interés
de Paret en presentar hechos históricos a través de su característico
detallismo preciosista, enlazando lo documental con lo imaginativo