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Gramática Histórica II

Prof.: Lila Petrella


Alumna: Yesica Curcuruto

Trabajo de variación sincrónica

En el presente trabajo, se realizará una lectura crítica sobre los conceptos de lengua en
uso: la lengua estándar, variedades regionales y sociales que aparecen en el manual
Tinta fresca, capítulo 7. Además, se confrontarán estos conceptos con algunos de los
textos propuestos en la cátedra.

El texto comienza con el fragmento del autor Martín Caparrós que actúa como
disparador para mostrar el uso que hacemos de la lengua todos los hablantes. Allí, se
propone debatir y pensar el lenguaje desde la propia experiencia cotidiana. Es decir, este
artículo propone una mirada distinta para analizar el uso de la lengua.

El texto de Caparrós “El idioma que de verdad hablamos”, comienza con la explicación
histórica del voseo en América, con el objetivo de plantear la problemática sobre la
enseñanza del verdadero uso de la lengua en la escuela (pág. 203). En este caso lo
observamos cuando en el fragmento de Caparrós se dirige al lector: “¿qué no os ha
enseñado la maestra que deberíais decirle tú y vosotros?” (200). Luego más adelante
continua diciendo: “Es muy extraño: cuando nuestros chicos aprenden nuestro idioma,
aprenden en realidad un idioma extranjero –o una lengua muerta. Aprenden que
tenemos una lengua que se habla y otra que se aprende.” (203) Esta idea no lleva a la
reflexión, y además es exagerado que por enseñar el uso del “vosotros” se diga que se
enseña una lengua extranjera.

Observamos que el concepto presentado en el capítulo sobre lengua estándar y la


definición que propone Penny1 coinciden con el hecho de que son las formas habladas
por los grupos más ricos y poderosos las que determinan la base de la lengua estándar.

En el cierre del fragmento, se mencionan algunas preguntas con las que se cree
buscar una reflexión por parte de su lector. Un ejemplo citado del capítulo es que se

1 Penny, Ralph (2000) Variación y cambio en español, Buenos Aires, Gredos, 2004. Caps. 2 , 5, 6 y 7.
Pág. 291
deberían cambiar los manuales e incorporar a la regla la realidad de nuestra lengua. A
primera vista, parece que se estudiará el uso estructurado de la lengua y sus relaciones
con la sociedad. Pero luego repite el mismo modelo que la gran mayoría de los
manuales utilizan, como es el caso de la lista de conceptos que demuestra una postura
estructuralista. Esto se contrapone a las ideas de Raiter cuya mirada es sociolingüística,
ya que no está para nada de acuerdo con la acumulación de conceptos, como dice en su
texto “Sociología: contenidos, actitudes y métodos de enseñanza” parecen una suerte de
collage ya que no hay una organización.

Observamos que en la página 201, aparece como tema la soberanía idiomática. Este
texto propone aceptar las imposiciones que establecen un determinado grupo de poder
que determina cuál es la forma correcta de hablar y escribir para los hispanohablantes
y de esa manera poder seguir sosteniendo el monopolio idiomático.
Continuado a esto, podemos ver la necesidad de preservar y conservar el idioma de ese
imperio entendiendo que alude a la RAE (Real Academia Española) cuyo lema era
limpia, fija y da esplendor. También se menciona que se logra fijar este ideal de lengua a
través de diccionarios y gramáticas.

Siguiendo con el análisis, nos encontramos en la página 202 con el título: Lengua y
dialecto. Aquí, se define la lengua como “un código producido por la sociedad
compartido por todos sus miembros”. Este concepto supone homogeneizar, es decir, que
todos manejemos el mismo código de una lengua.

En esta página, notamos que el autor propone una separación entre lengua y dialecto.
No hay formas de diferenciarlas, no está dada por cuestiones lingüísticas sino que son
extralingüísticas (cultural, social, económica, etc.)

Con respecto al dialecto, Chambers dice: “no tiene ningún sentido suponer que un
dialecto cualquiera es lingüísticamente superior a otro”, sino que la diferenciación entre
uno y otro, tiene que ver con cuestiones extralingüísticas como las mencionadas
anteriormente.
El mismo autor, define a la lengua desde el punto de vista lingüístico con un término
relativamente poco técnico y utiliza variedad para designar a cualquier clase particular
de lengua.
El concepto de comunidad lingüística pareciera incompleto ya que presenta una mirada
geográfica ya que lo define como “el conjunto de hablantes de un mismo dialecto que
habita en una región política determinada”. Además, Lloyd tampoco aclara este
concepto ya que describe a la comunidad lingüística como un término vago, porque se
puede referir a un pequeño grupo de hablantes como a todos los hablantes de una
nación. Lloyd en “Del latín al español”, cita a Lavob quien dice que una comunidad de
lengua se define como “un grupo de hablantes que comparten una serie de actitudes
sociales con respecto a la lengua”. Agregaríamos a la definición presentada en el
capítulo que los hablantes de una comunidad se unen en una región geográfica
determinada, un dialecto y una identidad que les son propias.

En la misma página observamos una mirada sociolingüística que explica las variedades
que están en relación con el uso de la lengua que hacen los diferentes grupos sociales.
Esto se apoya en el concepto de variación, cito: “…la variación 2es el concepto central
de la sociolingüística. Los dialectos varían con el tiempo, varían entre regiones y varían
dentro de una misma región de acuerdo a la pertenencia de los hablantes a grupos
sociales diferentes...”.

El capítulo que analizamos marca una importante diferencia entre lo que es una lengua y
un dialecto. Según Raiter, la lengua centra la atención en el uso y los dialectos son
producto de la actividad espontánea de los hablantes. Esta definición de los dialectos se
puede complementar con lo que dice Chambers “…no tiene ningún sentido suponer que
un dialecto cualquiera es lingüísticamente superior a otro”, sino que la diferenciación
entre uno y otro, tiene que ver con cuestiones extralingüísticas: políticas, económicas,
religiosas y o culturales…”. Además, el término lengua es un término relativamente
poco técnico, es por eso que se utiliza el término variedad para aplicar a cualquier clase
particular de lengua. (Chambers, pág. 22).

Las actividades que se plantean al final de la página están relacionadas con la


comprensión e interpretación del texto de Caparrós, pero no apuntan a una reflexión por
parte del alumnado sino que demuestra una postura estructuralista por parte de los
editores del manual.

2 RAITER, A. Sociolingüística: contenidos, actitudes y métodos de enseñanza, Presentado en las II


Jornadas Internacionales de Sociolingüística y Análisis del discurso, Instituto de Lingüística, Universidad
de Buenos Aires, 2014.Pàg. 4
Continuando con el capítulo, en la página 203 se presenta el tema: Variedades
lingüísticas regionales. Allí, se dice que los habitantes nativos “aprendieron” a hablar en
español para poder comunicarse con los conquistadores. Pareciera evitar el contexto
histórico, es decir, se omite contar que la lengua española fue impuesta a la fuerza por
los españoles.
En la misma página del manual se observa la imposición del idioma a través del
concepto de sustrato, concepto utilizado por la lingüística histórica de Cano Aguilar, lo
cual resulta insuficiente para un análisis acerca de dichas influencias. Lloyd lo utiliza
para referirse a una lengua que ha sido sustituida por otra pero ha influido en la lengua
vencedora. Sostiene que el concepto de sustrato es estático y que en él se pierde la idea
de dinamismo, además de ser un concepto confuso que pretende ser una regla general
para explicar la influencia fonológica de una lengua sobre otra (Lloyd, 76-77). Uno se lo
ejemplos de sustrato dados en este capítulo son las palabras “cacao” e “Iguazú”
provenientes de los aborígenes americanos pero estas palabras son ejemplos de
préstamos lingüísticos más que de sustrato. Por consiguiente, y como dice Lloyd es
mejor hablar de influencia entre lenguas y no de sustrato, sería entonces, interferencia.

En un apartado, al pie de una fotografía se lee: “un guatemalteco, un argentino y un


boliviano pueden tener dificultades para comunicarse a causa de las modificaciones del
español (…)”. Este comentario, lo aplicamos al concepto de inteligibilidad mutua en
relación al concepto, el de continuum dialectal, lo que explica es que “no existe ningún
punto en el que la ruptura sea tan completa que los dialectos geográficamente
adyacentes no sean mutuamente inteligibles (…) pero cuanto más grande sea la
separación geográfica, mayor será la dificultad de comprensión…”. Por lo tanto, un
argentino no tiene por qué tener dificultades para comunicarse con un boliviano ya que
ambos se encuentran formando parte del continuum dialectal. Es probable que
encuentren diferencias en los términos que utilicen, pero nunca serán tan grandes como
para no entenderse. De todas maneras decimos que la inteligibilidad no es criterio

Continuando con la misma página 203, encontramos un título que hace mención a las
grandes variedades del español en América y nombra cinco. Consideramos que no se
puede dividir solamente en cinco variedades todo un continente. Nos parece una
división arbitraria y muy acotada ya que la cantidad de dialectos (variedades) puede ser
dos o mil. Importan en este caso, los parámetros elegidos ya que, la variedad es una
construcción. Además, como se presenta en el trabajo de Fontanella de Weinberg: “…
parte del reconocimiento de que en el español de la Argentina, la presencia de diversas
normas regionales están señalando la existencia de una estandarización policéntrica aun
en el marco del propio país…”. Es decir que muestra la amplia diversidad del lenguaje
en nuestro país. Por lo tanto en América Latina no se podría reducir las variedades a esa
cantidad.

En la misma página 204, en la sección de actividades, se cita un fragmento de un texto


de Raiter, en el cual se nombra al dialecto ajeno como inculto. Aunque aparezca entre
comillas, no estamos de acuerdo con la elección de los términos, de la misma forma que
no nos parece correcto hablar del dialecto estándar como el dialecto normal, aclarando
que para la RAE lo es.

Con respecto al último apartado: Variedades lingüísticas sociales, se continúa con una
mirada sociolingüística en el que podemos observar la enumeración excesiva de
descripciones, como si hubiera una preocupación por lograr categorizar, definir a todos
los conceptos citados como los nombrados en esta página: sociolectos, idiolecto,
cronolectos, tecnolectos, jergas. Pensamos que posiblemente se podrán aunar y
sintetizar solo en lectos. Estos son conceptos que pueden ayudar a observar las
diferentes variedades lingüísticas de una sociedad, pero como dice Raiter “si no se
aplican estos contenidos y se cambia la actitud ante los alumnos y hacia su producción
lingüística, la sociolingüística sólo logrará incrementar la cantidad de contenidos
transmitidos”.

Por lo dicho anteriormente, existe una excesiva acumulación de conceptos que de


alguna forma contradice el enfoque sociolingüístico y se emparenta más a una mirada
estructuralista que busca categorizar, y sistematizar conceptos y definiciones,
sosteniendo el lema de la RAE.

Nos parecen importantes las actividades que se encuentran al final de cada hoja porque
permite que los contenidos que se están enseñando puedan reflexionar y comprender. La
mayoría de las preguntas que se plantean en las actividades están dirigidas a prestar
atención en el uso de la lengua que hacemos todos los hablantes, esto permite que los
alumnos incorporen al lenguaje cotidiano los conceptos que se están aprendiendo.

En el punto Políticas lingüísticas, se vuelve a retomar el tema de la lengua estándar y la


imposición de esta como tal. Pero no se explica cuáles son las causas por las que un
grupo de poder determinado elige e impone determinada variedad de lengua como la
lengua estándar. Sólo se menciona que esto se debe a “razones políticas y económicas”,
consideramos razones poco específicas.

Para concluir, el manual analizado indica una mirada sociolingüística, y esto se


demuestra en el fragmento de Caparrós como introducción del capítulo, que como
dijimos anteriormente tiene puesto el énfasis en la lengua en uso. Creemos que es un
“collage” de contradicciones.

Por otro lado, no criticamos que en un mismo capítulo se le dé lugar a distintas teorías
como podría haber sido el caso de este manual, sino que lo que criticamos es que se
tomen conceptos de distintas teorías sin decirlo y se arme otra teoría, que por otra parte,
es contradictoria. De esta manera, el desarrollo del texto nos impide enmarcar el manual
dentro de una escuela determinada.
Bibliografía

-CANO Aguilar, Rafael (comp.) Historia de la lengua española, Barcelona, Ariel, 2004.

- CHAMBERs, J.K. y P. Trudgill. La dialectología. Madrid, Visor, 1994. Caps. 1, 4, 5, 6.

- LLOYD, P.M. Del latín al español. Madrid, Gredos, 1992. Cap. 1.

- PENNY, Ralph (2000) Variación y cambio en español, Buenos Aires, Gredos, 2004.
Caps. 2 , 5, 6 y 7

- RAITER, Alejandro “Registros, cambio lingüístico y educación” en Textos de didáctica


de la lengua y la literatura. Barcelona, Grao educación de Serveis Pedagogics, octubre
de 1999.

----------------------.Lenguaje y sentido común. Buenos Aires, Biblos, 2003. Introducción,


caps. 1,2 y 4.

-----------------------Sociolingüística: contenidos, actitudes y métodos de enseñanza,


Presentado en las II Jornadas Internacionales de Sociolingüística y Análisis del discurso,
Instituto de Lingüística, Universidad de Buenos Aires, 2014

-------------------- Lingüística y política, Buenos Aires, Biblos, 1999. Cap. 1.

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