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En el presente trabajo, se realizará una lectura crítica sobre los conceptos de lengua en
uso: la lengua estándar, variedades regionales y sociales que aparecen en el manual
Tinta fresca, capítulo 7. Además, se confrontarán estos conceptos con algunos de los
textos propuestos en la cátedra.
El texto comienza con el fragmento del autor Martín Caparrós que actúa como
disparador para mostrar el uso que hacemos de la lengua todos los hablantes. Allí, se
propone debatir y pensar el lenguaje desde la propia experiencia cotidiana. Es decir, este
artículo propone una mirada distinta para analizar el uso de la lengua.
El texto de Caparrós “El idioma que de verdad hablamos”, comienza con la explicación
histórica del voseo en América, con el objetivo de plantear la problemática sobre la
enseñanza del verdadero uso de la lengua en la escuela (pág. 203). En este caso lo
observamos cuando en el fragmento de Caparrós se dirige al lector: “¿qué no os ha
enseñado la maestra que deberíais decirle tú y vosotros?” (200). Luego más adelante
continua diciendo: “Es muy extraño: cuando nuestros chicos aprenden nuestro idioma,
aprenden en realidad un idioma extranjero –o una lengua muerta. Aprenden que
tenemos una lengua que se habla y otra que se aprende.” (203) Esta idea no lleva a la
reflexión, y además es exagerado que por enseñar el uso del “vosotros” se diga que se
enseña una lengua extranjera.
En el cierre del fragmento, se mencionan algunas preguntas con las que se cree
buscar una reflexión por parte de su lector. Un ejemplo citado del capítulo es que se
1 Penny, Ralph (2000) Variación y cambio en español, Buenos Aires, Gredos, 2004. Caps. 2 , 5, 6 y 7.
Pág. 291
deberían cambiar los manuales e incorporar a la regla la realidad de nuestra lengua. A
primera vista, parece que se estudiará el uso estructurado de la lengua y sus relaciones
con la sociedad. Pero luego repite el mismo modelo que la gran mayoría de los
manuales utilizan, como es el caso de la lista de conceptos que demuestra una postura
estructuralista. Esto se contrapone a las ideas de Raiter cuya mirada es sociolingüística,
ya que no está para nada de acuerdo con la acumulación de conceptos, como dice en su
texto “Sociología: contenidos, actitudes y métodos de enseñanza” parecen una suerte de
collage ya que no hay una organización.
Observamos que en la página 201, aparece como tema la soberanía idiomática. Este
texto propone aceptar las imposiciones que establecen un determinado grupo de poder
que determina cuál es la forma correcta de hablar y escribir para los hispanohablantes
y de esa manera poder seguir sosteniendo el monopolio idiomático.
Continuado a esto, podemos ver la necesidad de preservar y conservar el idioma de ese
imperio entendiendo que alude a la RAE (Real Academia Española) cuyo lema era
limpia, fija y da esplendor. También se menciona que se logra fijar este ideal de lengua a
través de diccionarios y gramáticas.
Siguiendo con el análisis, nos encontramos en la página 202 con el título: Lengua y
dialecto. Aquí, se define la lengua como “un código producido por la sociedad
compartido por todos sus miembros”. Este concepto supone homogeneizar, es decir, que
todos manejemos el mismo código de una lengua.
En esta página, notamos que el autor propone una separación entre lengua y dialecto.
No hay formas de diferenciarlas, no está dada por cuestiones lingüísticas sino que son
extralingüísticas (cultural, social, económica, etc.)
Con respecto al dialecto, Chambers dice: “no tiene ningún sentido suponer que un
dialecto cualquiera es lingüísticamente superior a otro”, sino que la diferenciación entre
uno y otro, tiene que ver con cuestiones extralingüísticas como las mencionadas
anteriormente.
El mismo autor, define a la lengua desde el punto de vista lingüístico con un término
relativamente poco técnico y utiliza variedad para designar a cualquier clase particular
de lengua.
El concepto de comunidad lingüística pareciera incompleto ya que presenta una mirada
geográfica ya que lo define como “el conjunto de hablantes de un mismo dialecto que
habita en una región política determinada”. Además, Lloyd tampoco aclara este
concepto ya que describe a la comunidad lingüística como un término vago, porque se
puede referir a un pequeño grupo de hablantes como a todos los hablantes de una
nación. Lloyd en “Del latín al español”, cita a Lavob quien dice que una comunidad de
lengua se define como “un grupo de hablantes que comparten una serie de actitudes
sociales con respecto a la lengua”. Agregaríamos a la definición presentada en el
capítulo que los hablantes de una comunidad se unen en una región geográfica
determinada, un dialecto y una identidad que les son propias.
En la misma página observamos una mirada sociolingüística que explica las variedades
que están en relación con el uso de la lengua que hacen los diferentes grupos sociales.
Esto se apoya en el concepto de variación, cito: “…la variación 2es el concepto central
de la sociolingüística. Los dialectos varían con el tiempo, varían entre regiones y varían
dentro de una misma región de acuerdo a la pertenencia de los hablantes a grupos
sociales diferentes...”.
El capítulo que analizamos marca una importante diferencia entre lo que es una lengua y
un dialecto. Según Raiter, la lengua centra la atención en el uso y los dialectos son
producto de la actividad espontánea de los hablantes. Esta definición de los dialectos se
puede complementar con lo que dice Chambers “…no tiene ningún sentido suponer que
un dialecto cualquiera es lingüísticamente superior a otro”, sino que la diferenciación
entre uno y otro, tiene que ver con cuestiones extralingüísticas: políticas, económicas,
religiosas y o culturales…”. Además, el término lengua es un término relativamente
poco técnico, es por eso que se utiliza el término variedad para aplicar a cualquier clase
particular de lengua. (Chambers, pág. 22).
Continuando con la misma página 203, encontramos un título que hace mención a las
grandes variedades del español en América y nombra cinco. Consideramos que no se
puede dividir solamente en cinco variedades todo un continente. Nos parece una
división arbitraria y muy acotada ya que la cantidad de dialectos (variedades) puede ser
dos o mil. Importan en este caso, los parámetros elegidos ya que, la variedad es una
construcción. Además, como se presenta en el trabajo de Fontanella de Weinberg: “…
parte del reconocimiento de que en el español de la Argentina, la presencia de diversas
normas regionales están señalando la existencia de una estandarización policéntrica aun
en el marco del propio país…”. Es decir que muestra la amplia diversidad del lenguaje
en nuestro país. Por lo tanto en América Latina no se podría reducir las variedades a esa
cantidad.
Con respecto al último apartado: Variedades lingüísticas sociales, se continúa con una
mirada sociolingüística en el que podemos observar la enumeración excesiva de
descripciones, como si hubiera una preocupación por lograr categorizar, definir a todos
los conceptos citados como los nombrados en esta página: sociolectos, idiolecto,
cronolectos, tecnolectos, jergas. Pensamos que posiblemente se podrán aunar y
sintetizar solo en lectos. Estos son conceptos que pueden ayudar a observar las
diferentes variedades lingüísticas de una sociedad, pero como dice Raiter “si no se
aplican estos contenidos y se cambia la actitud ante los alumnos y hacia su producción
lingüística, la sociolingüística sólo logrará incrementar la cantidad de contenidos
transmitidos”.
Nos parecen importantes las actividades que se encuentran al final de cada hoja porque
permite que los contenidos que se están enseñando puedan reflexionar y comprender. La
mayoría de las preguntas que se plantean en las actividades están dirigidas a prestar
atención en el uso de la lengua que hacemos todos los hablantes, esto permite que los
alumnos incorporen al lenguaje cotidiano los conceptos que se están aprendiendo.
Por otro lado, no criticamos que en un mismo capítulo se le dé lugar a distintas teorías
como podría haber sido el caso de este manual, sino que lo que criticamos es que se
tomen conceptos de distintas teorías sin decirlo y se arme otra teoría, que por otra parte,
es contradictoria. De esta manera, el desarrollo del texto nos impide enmarcar el manual
dentro de una escuela determinada.
Bibliografía
-CANO Aguilar, Rafael (comp.) Historia de la lengua española, Barcelona, Ariel, 2004.
- PENNY, Ralph (2000) Variación y cambio en español, Buenos Aires, Gredos, 2004.
Caps. 2 , 5, 6 y 7