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RESUMO:
A revista Mundo Nuevo aparece em julho de 1966 em Paris, da mão do crítico
uruguaio Emir Rodríguez Monegal, que sem dúvida tem tido um papel de
destaque na sua gestação, sendo seu principal organizador. Porém, até o presente
momento os estudos não têm salientado suficientemente o fato de a tarefa de
Monegal ter se baseado, em grande medida, na de outro gestor cultural de
relevo: o exilado republicano espanhol Benito Milla, criador da editora Alfa,
além de ter sido agente literário do próprio Monegal. Milla, desde o Uruguay,
acompanhou a gestação de Mundo Nuevo procurando possíveis colaboradores/
gestores em outros países de América Latina (Juan Liscano em Venezuela ou José
Miguel Oviedo em Perú), incluindo a proposta de textos e autores. O objetivo
deste trabalho é alumiar o papel de Milla e de outros atores excluídos da história
dessa publicação, para tentar ultrapassar o horizonte do conhecido debate sobre
seu financiamento, a gestação do Boom e a canonização do realismo mágico.
Trata-se, então, de fazer um exercício de memória sobre personalidades que
ficaram eclipsadas, mas que tiveram um papel significativo. Ao mesmo tempo,
supõe um des-centramento com relação às grandes figuras que protagonizaram
o debate do ano de 1966 (Roberto Fernández Retamar e Emir Rodríguez
Monegal), deixando entre parêntese a polarização entre esquerda revolucionária
e direita liberal, literatura compromissada e Boom. Mas também implica repor
a complexa trama política e cultural que atravessou tanto a revista Mundo Nuevo
quanto a Latino-América toda nos anos da Guerra Fria cultural.
La revista cultural Mundo Nuevo, dirigida por el crítico literario Emir Rodríguez Monegal
entre los años 1966 y 19682, ha sido objeto de numerosas investigaciones por la importancia que
adquirió en la construcción de un nuevo canon en la literatura latinoamericana. Más importante que
la inglesa Encounter (GANDOLFO, 1997, p. 10), en sus páginas “puso al alcance de sus lectores el
panorama de la literatura latinoamericana, las nuevas orientaciones estético literarias y los debates de
los críticos literarios”3 alentando las discusiones sobre una producción emergente que signó la época.
Sin embargo, la polémica sobre su financiación – aunque para algunos lectores fuera solo “un detalle
lateral” (GANDOLFO, 1997, p. 9) – y su posterior declive a partir del momento en que Monegal
decide abandonar el proyecto, ensombrecieron el esfuerzo por proponer “una gran revista… en el tono
exacto que hace falta: sin fanatismos, con una apertura notable y con toda responsabilidad…” (Carta
de Emir Rodríguez Monegal a Benito Milla, 14/02/1966) 4.
Sin duda Mundo Nuevo aparece como consecuencia de una coyuntura muy particular, es producto
de la Guerra Fría cultural que se había instalado en el continente5 y se constituye en un “capítulo de la
historia latinoamericana” (GILMAN, 2003, p. 120). En Argentina una de las investigaciones pioneras
fue la de María Eugenia Mudrovcic (1997), sobre las relaciones de la revista con el Congreso por la
Libertad de la Cultura (CLC)6 y el Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI)7;
enfocada sobre todo en las polémicas que despertó su financiamiento8. También Claudia Gilman
(2003) con perspicaz reconstrucción de la “configuración de la ciudad letrada latinoamericana” ubicó
a la revista en el centro de los debates sobre la función del intelectual y las modificaciones del campo
cultural. A nivel internacional, las investigaciones son numerosas: Franck McQuade (Universidad de
Leeds, UK), Luz Rodríguez Carranza y Ann Opsomer (Universidad de Lovaina, Bélgica), Russell
Cobb (Universidad de Alberta, Canadá), Germán Alburquerque (Universidad de Santiago de Chile),
entre otros9.
Si bien, como paso necesario, estas investigaciones establecieron los orígenes de la revista parisina,
aún quedan interrogantes: ¿Tiene la publicación antecedentes directos más allá de la anquilosada
revista del Congreso, la vieja Cuadernos del CLC10? ¿En qué publicaciones previas abreva Monegal
al dar forma a Mundo Nuevo? ¿Por qué es elegido el crítico uruguayo para su dirección? ¿Quiénes
lo acompañaron en el proceso en esos dos años? ¿Qué conflictos subyacen en el contexto cultural
uruguayo, desde donde se da a luz el proyecto?
En Marcha de congreso
Año crítico, 1965 va ganando en complejidad. La revolución cubana buscaba definirse entre el
alineamiento con la URSS, que la asiste económicamente, y las expectativas de revolución extendida
en el continente, que nunca obtendría apoyo de Moscú. Las diferencias del gobierno cubano con el
Che y su desaparición de la escena política dificultaron más el panorama (MONIZ BANDEIRA,
2008, p. 455-488).
Mientras la polarización se hacía más patente entre castristas y anticastristas, un tercer grupo
buscaba afirmarse independiente tratando de evitar alinearse con unos u otros. El Columbianum en
Génova, institución cultural del movimiento “Padres del Tercer Mundo”, convoca al encuentro “Tercer
mundo y comunidad mundial”, patrocinado por la UNESCO (BLIXEN, 1986), con la intención de
crear la Asociación de Escritores Latinoamericana 20 y lanzar una revista de proyección continental
– América Latina – a cargo del escritor guatemalteco Miguel A. Asturias (GILMAN, 2003, p. 112).
Convocados por el jesuita Angelo Arpa 21 y por el editor Amos Segala, participan personalidades tan
disímiles como los uruguayos Ángel Rama y Emir Rodríguez Monegal; los cubanos Roberto Fernández
Retamar, Juan Marinello y Cintio Vitier; los argentinos José Luis Romero, Ernesto Sábato y Gonzalo
Después de la reunión en Lima el CLC se decide a financiar, de la mano del editor español
y dueño de editorial Alfa de Uruguay, Benito Milla, la revista Temas, que busca instalar un espacio
donde “dialogar y confrontar supone reconocer implícitamente la presencia de los otros, no como
enemigos sino como interlocutores” [cursivas del original]28, y aspira a “contribuir a la expresión de
las preocupaciones culturales en el ámbito sudamericano”29.
Efectivamente, Temas no fue una revista de carácter “satelital”, sino una publicación político-
cultural que dialogó con la cultura internacional con colaboradores como Octavio Paz, Emir
Rodríguez Monegal, Mario Vargas Llosa, Luce Fabbri, Alejandra Pizarnik, Susan Sontag, Arnold
Toynbee, João Guimaraes Rosa, Mario Benedetti, Jacques Carat, Augusto Roa Bastos, Aldo Solari,
Domingo Rivarola, Alberto Moravia o Alain Robbe-Grillet y temas variados que incluían literatura
latinoamericana de autores consagrados y nuevas promociones, cuestiones sociológicas y reproducción
de artículos de las otras revistas del CLC. Temas es, en otras palabras, el laboratorio previo para el
lanzamiento de las nuevas propuestas editoriales del ILARI. Cada número tenía un diseño moderno
que pronto será imitado por la que inmediatamente después será la apuesta revisteril más fuerte del
Congreso: Mundo Nuevo30 .
Pero si el panorama es difícil para los cubanos, también lo es para el CLC que debe hacer
frente a la invasión de EEUU a Santo Domingo de abril de 1965. Temas se ve obligada a lanzarse con
una crítica muy fuerte ante estos hechos, aunque tiene a favor su editor: Benito Milla, de conocida
militancia anarquista y exiliado de la guerra civil española, ostenta un recorrido intachable como
Director de la página literaria del reconocido semanario uruguayo Marcha hasta 1959, miembro
fundador de la revista literaria Número39, Rodríguez Monegal era parte de la denominada por él
mismo “Generación del ‘45” uruguaya, llamada a la vez “Generación crítica” por el también crítico
uruguayo Ángel Rama. Probablemente el contacto con Mercier Vega se establece a través de Milla, su
editor y amigo desde los primeros años ‘50 cuando se conocen en los tablones de venta de libros de la
Plaza Libertad de Montevideo40.
La participación de Monegal en Marcha, la “penetración de sus análisis y la animada erudición
de sus citas” (BLOCK DE BEHAR, 2003, p. X), sumado a la amplia red de contactos que había tejido
en Marcha donde había adquirido “legitimidad inicial para crear redes intelectuales” (GILMAN,
2010, p. 9) lo convirtieron en un candidato privilegiado para dirigir la nueva publicación. Iniciados
los ‘60, Rodríguez Monegal lleva un recorrido indiscutible; según Carlos Real de Azúa
Intelectual y crítico, sumergido en el mundo de las revistas culturales por sobre todo, al momento
de iniciar Mundo Nuevo tiene en su mente todas aquellas publicaciones paradigmáticas de la cultura
de Latinoamérica, formadoras de esa nueva generación de lectores de novelas de, a su vez, una nueva
generación de escritores que le interesa promover.
Para comprender el por qué de la elección de Monegal como director de Mundo Nuevo, publicación
que se instala como ícono de un nuevo movimiento literario, el afamado Boom latinoamericano
(MUDROVCIC, 1998, p. 55), habría que visualizar el campo intelectual y de producción editorial –
de libros, pero fundamentalmente de revistas y suplementos culturales – de esos años, en los que se ha
producido un suceso inigualable en la historia de la literatura del continente41.
Se acepta que el fenómeno editorial de marras, legitimado por José Donoso en su polémica
Historia personal del Boom42, es una estrategia promovida y celebrada desde las páginas de MN; la
revista ejerció “un papel decisivo en definir una generación” (DONOSO, 1972, p. 113), impulsada
por
lo que algunos han dado en llamar la Mafia: un grupo algo informe y heterogéneo
de jóvenes internacionales, todos rondando la treintena – brillan especialmente
el mexicano Fuentes, el peruano Vargas Llosa y un aliado chileno, José Donoso
[además del colombiano García Márquez] – cuya obra está modificando
radicalmente el carácter de nuestra literatura43.
Esta visión del Boom también encuentra eco en el escritor cubano Edmundo Desnoes que en
1981 reconoce que “Me parece haber visto a Cuba darle un buen empujón al “auge”... de la narrativa
latinoamericana” (DESNOES, 1981, p. 256). No es intención de este trabajo entrar de lleno en la
polémica sobre el Boom, sino más bien poner en perspectiva las tensiones que llevan al CLC a pensar
en la figura de Monegal como aquél que tiene la habilidad para jugar en este campo en conflicto
y reponer en éste aquellos actores hoy ocluidos en la historia personal de la revista que marcó el
nacimiento de una nueva generación de escritores latinoamericanos hoy canonizados.
Rodríguez Monegal resulta la persona adecuada para el CLC por su souplesse, pero sobre todo
porque “por su formación académica él no es ajeno al sector más duro; por su edad, inquietudes y
contactos tampoco lo es al más barullento pero con más futuro que es el joven”. Se espera que logre
“establecer contactos valiosos entre ambos sectores […] Y llegar a estimular un tipo de convivencia
intelectual y un intercambio de opiniones y experiencias entre ellos” (Milla a MV, 27/04/1966)44.
No debe desestimarse además que para la elección de Monegal ciertamente debe haber
contribuido el hecho de que Casa de las Américas (CA) contaba con otro intelectual “marchista”,
el crítico literario Ángel Rama, que había tomado la sección literaria del semanario montevideano
continuando a Monegal, y que desde los años sesenta se convierte en un “intelectual clave” de CA.
Pablo Rocca, en efecto, señala que Mundo Nuevo había sido “imaginada para contrarrestar el exitoso
efecto cubano y la cada vez más eficaz prédica y exégesis ramiana” (ROCCA, 2006, p. 120, cursivas
en el original). Por otra parte, debe pensarse a Monegal como parte de un conjunto de estrategias
enmarcadas en esta necesidad de “contrarrestar el efecto cubano” al que está ligado Rama. El impulso
que el ILARI da a través de Benito Milla al CUPC, la revista Temas, y sin duda a editorial Alfa,
no puede deslindarse del hecho de que Ángel Rama, después de las diferencias con Milla que lo
llevan a abandonar la asesoría que brindaba a Alfa, inicia su propio emprendimiento: editorial Arca45,
desde donde “publicará literatura latinoamericana y uruguaya en gran escala... labor germinada [que]
acrecentó su poder en una medida mayor al que había detentado su rival [es decir Monegal]. A quien
para 1964 había logrado acorralar” (ROCCA, 2006, p. 121).
El nombre “Mundo Nuevo”, sugerido “nada menos que por nuestro grande y admirado Salvador
de Madariaga [...] refleja la intención no sólo de ocuparse de América (el Nuevo Mundo) sino del mundo
nuevo que se está creando en todas partes; es decir que indica claramente el carácter internacional y
actual de la revista” (RM a Milla, 24/01/1965).
El optimismo lo inunda: “Estoy convencido de que vamos a hacer una gran revista y de que la
vamos a hacer en el tono exacto que hace falta: sin fanatismos, con una apertura notable y con toda
responsabilidad. Usted sabe que ninguna de estas cosas abunda en América Latina, y menos aun
en nuestro querido Uruguay” (RM a Milla, 14/02/1966). Considera además que “hay que jugarse
por la madurez de la crítica y la responsabilidad intelectual de cada uno” (RM a Horacio Achával,
21/4/1966).
Mientras que en Venezuela el corresponsal será Juan Liscano, director de la revista Zona
Franca52, y en Perú el crítico José Miguel Oviedo “un activo elemento de la izquierda intelectual
peruana [...] [y] alumno dilecto de Salazar Bondy” (Milla a RM, 15/03/1966), en Argentina será el
filósofo del grupo de la porteña Sur, Héctor A. Murena, que por esos años llevaba la Galería de Arte
de la sede porteña del ILARI. Tanto Milla como Murena son puntales esenciales para la selección de
aquellos escritores, “jóvenes promesas”, sobre los que Rodríguez Monegal busca echar luz. El primero
abreva en sus contactos de Sur53, el segundo va a compartir además, los colaboradores de Temas. El
criterio que guía a Monegal es “tener varias personas que actúen como corresponsales sin un carácter
exclusivo y con entera libertad para pedir colaboraciones de acuerdo con su criterio propio” (RM a
Murena, 14/2/1966). Por otra parte, recurre a sus vínculos con otras editoriales para promoción de la
revista, sus contactos no son menores: “Ya me ocupé de enterar a la gente de Prensa y Propaganda de la
conveniencia de asegurar un buen servicio de prensa a Mundo Nuevo” le contestaba Horacio Achával
de editorial EUDEBA en una carta del 8 de febrero de 196654.
Sin embargo, una de las cuestiones que más lo preocupan es la participación de los escritores
cubanos. Ante la rotunda negativa de Casa de las Américas, Monegal decide realizar en febrero un
viaje a la isla55 porque
quiero ver a los escritores cubanos y ofrecerles la revista en la forma más cordial
posible. Si no quieren colaborar, entonces quedará bien claro que son ellos los
maccarthistas y no nosotros. Cualquiera que sea el resultado le puedo asegurar,
querido Don Benito, que me encuentro en el estado más calmo y beatífico
imaginable (RM a Milla, 14/02/1966).
Pero la visa para el ingreso al país no llega “a pesar de que se han interesado en el asunto Vargas
Llosa y Juan David, que está de agregado cultural aquí en París... se ve que la burocracia cubana tiene
miedo al diálogo” (RM a Milla, 25/03/1966). Con todo, Monegal se mantiene en su línea y confiesa
a su amigo:
Lo encontré más gordo pero tan estúpido como siempre. Estaba Carlos Fuentes
que le dijo de todo por su actitud cerril y dogmática. Aunque le parezca
increíble, tuvo el coraje de decirme que en Cuba se había comentado mucho
que la desaparición de Cuadernos coincidiera con un artículo en que Arciniegas
censuraba a Norteamérica por lo de Santo Domingo. A pesar de que yo no quería
discutir nada con él, no tuve más remedio que decirle que si no se acordaba que
yo le había anunciado la desaparición de CUADERNOS por lo menos unos
Tercerismo
A esto precisamente apunta también el libro del sociólogo Aldo Solari editado por Alfa, a
disputar los significados de la noción de tercerismo61, que en palabras del autor (en cierto modo se
podría hacer extensivo a Milla y Monegal) “Por definición... se supone igualmente independiente del
bloque capitalista como del bloque soviético e igualmente equidistante de ambos” (Solari, 1965,
p. 28) considerando un “desvío del tercerismo” aquél que apoya la revolución cubana (1965, p. 28).
Para el sociólogo desarrollista, se debe “definir una política en materia internacional que implique
un mayor grado de independencia” (1965, p. 28) de las grandes potencias. Mundo Nuevo acompaña
la mirada de Solari en tanto propone un diálogo latinoamericano “sin ningún maccarthismo de
izquierda o de derecha” (RM a Milla, 24/01/1965).
En esta crítica a la corriente tercerista pro-cubana y antiimperialista Solari señala a su vez que
“el tercerismo ha dedicado muchos mayores esfuerzos a condenar el imperialismo, que a trazar una
línea unívoca de resistencia contra él... ha reunido una serie de slogans como ‘la unidad de los pueblos
latinoamericanos’, ‘el común destino de América Latina’, etc. sin explicitar los medios concretos
por los cuales se lograrán los propósitos” (SOLARI, 1965, p. 71). Para Solari, la contradicción del
tercerismo es que no puede constituirse como motor de cambio y desarrollo si crece al amparo de
cualquiera de las potencias.
La línea del tercerismo anarquista resultará para él más coherente, “desligado del nacionalismo”,
es decir internacionalista, y “ligado a la idea de que la existencia de dos grandes potencias que se
disputan el dominio del mundo es incompatible con la idea universalista de una humanidad formada
por hombres iguales basada en el principio de la cooperación universal” (SOLARI, 1965, p. 50-51).
Esta es la línea que también acompañan Milla y Mercier Vega, quienes como auténticos anarquistas
persiguen el diálogo y la unidad internacional.
Por último, MN adhiere al análisis de Solari que desdeña la idea de “superioridad latinoamericana...
concepción aristocrática de la cultura” con la que el tercerismo nacionalista juzga los valores de la
Principios que poco tiempo después Milla continuará enarbolando en el exitoso proyecto de
Monte Ávila, desde donde reforzará su empeño por debatir el problema del escritor latinoamericano65,
concentrado, como en Uruguay, en “las preocupaciones literarias, sociales, políticas e historiográficas”66.
Por su parte, Mercier Vega, una vez cerrado el ILARI en 1972, continuará su relación con
Milla a través de la correspondencia, a la vez que va a emprender un proyecto de publicación de una
nueva revista anarquista: Interrogations, retornando hacia el anarquismo con “una gran ambición:
re-inventar un pensamiento y un método de acción a partir de las realidades de hoy, y no como
repetición de lo dicho o tentado ayer. Ni romanticismo, ni nostalgia. Pero con medios mediocres y a
contracorriente” (MV a Jorge L. Recavarren, 26/01/1976). Hasta tal punto se encuentra convencido
de sus ideales, que va a llegar a vender su biblioteca para un “proyecto mayor, dar una vuelta, en busca
de colaboradores – y puntos de venta [para Interrogations, que pasaría a manos de un equipo italiano a
cargo de Roberto Ambrosoli67 por dos años] –, por Europa” (MV a Horacio Rodríguez, 19/05/1976).
El final resulta trágico, un año más tarde, con solo 63 años de edad, se suicida, dejando detrás una
vida dedicada al análisis político y a la lucha en el anarquismo.
El desenlace, por demás conocido, no puede ocluir de la historia de la literatura latinoamericana
los conflictos y sus efectos, que envolvieron el desarrollo de la cultura. Intentamos aquí, por tanto,
alejarnos de posturas maniqueas o reduccionistas y trazar un mapa especular que refleje la complejidad
a la que está sujeta como objeto de la historia, esperando enriquecer la comprensión de nuestro
presente.
The Latin American Boom and cultural Cold War. New contributions to the gestation
of Mundo Nuevo review.
ABSTRACT:
Mundo Nuevo Magazine appears in Paris, July 1966 with the Uruguayan critic
Emir Rodríguez Monegal, who undoubtedly played an undeniable rol in his
gestation and was its principal helmsman. However, the studies have still not
realized Monegal’s work settled in good measure in another cultural managerr’s
work: the republican exiled Spanish Benito Milla, creator of Alfa Publisher,
apart from being Monegal’s literary agent. From Uruguay, Milla, joined the
Mundo Nuevo Magazine gestation, looking for possible managers/contributors
in other Latin American Countries; Juan Liscano in Venezuela or Jose Miguel
Oviedo in Perú, going trough the proposal of texts and authors. The objective
of this work is to reveal Milla’s work and other occluded actors in the history
of a publication which can alow us to transcend the known horizon of debate
Notas explicativas
*
Investigadora em Proyecto de Investigación de Ciencia y Tecnología en el Centro de Documentación e Investigación
de la Cultura de Izquierdas, CeDInCI, Universidad Nacional de San Martín, UNSAM, Buenos Aires. Profesora en el
Instituto de Enseñanza Superior (ENS Nº1), Presidente Roque Sáenz Peña.
1
Expresión utilizada por Benito Milla en carta a Mercier Vega con fecha 27/4/1966, Archives Mercier Vega, CIRA,
Lausana, Suiza.
2
Mundo Nuevo: n°1 (Julio 1966) – n° 57/58 (marzo-abril 1971). Hasta el n° 25, la dirigió E. Rodríguez Monegal; del
n°26 al cierre, el periodista socialista (PSD) Horacio D. Rodríguez de Argentina.
3
Melgar Bao, Ricardo en intercambio personal con la autora.
4
En adelante, los nombres de los corresponsales se presentarán abreviados.
5
Fundamentalmente cuando después de abril de 1961 Fidel Castro declara el carácter marxista leninista de la
revolución, lo que lleva a que se expulse a Cuba de la OEA. En palabras de Oscar Camilión, viceministro de
Relaciones Exteriores del gobierno frodizista, esa expulsión “Fue el punto de giro tanto en la historia cubana como
en la del continente americano” (HEGUY, Silvina, “La expulsión de Cuba de la OEA fue la instalación de la Guerra
Fría en la región” [Entrevista a Oscar Camilión] In. Archivo on line de Clarín (18/4/2009). Disponible en: http://
edant.clarin.com/diario/2009/04/18/elmundo/i-01900611.htm. Accedido en: 10 may. 2010.
6
Institución creada en 1950 en Berlín con la intención de contrarrestar la ofensiva soviética en el campo cultural
y reforzar el consenso atlantista de Occidente. Cfr: STONOR SAUNDERS, Frances, La CIA y la Guerra Fría
Cultural. Madrid: Debate, 2001.
7
Proyectado en 1964 e inaugurado en 1966, el ILARI es creado como instituto autárquico en reemplazo del
Departamento Latinoamericano del CLC, financiado por la Fundación Ford.
8
El New York Times denunció en 1966 que el CLC (y por tanto del ILARI y todos los proyectos surgidos de su seno)
estaba financiado por fondos del Plan Marshall administrados por la CIA, canalizados a través de fundaciones
norteamericanas.
9
MCQUADE, Franck, “Mundo Nuevo. La nueva novela y la Guerra Fría cultural” América. Cahiers du CRICCAL,
n°9/10, 1990, p. 17-25; RODRÍGUEZ-CARRANZA, Luz, “Emir Rodríguez Monegal o la construcción de un
Mundo (Nuevo) posible” en Revista Iberoamericana v. LVIII, n. 160/161, p. 903-917, jul-dic 1992; OPSOMER,
Ann, Dos revistas y un nombre. Análisis discursivo de la revista MUNDO NUEVO (1966-1969). Leuven: Katholieke
Universiteit Leuven, 1992, p. 200. Tesis inédita; COBB, Russell, Our men in Paris? Mundo Nuevo, the Cuban
Revolution and the politics of cultural freedom. ProQuest, 2007, p. 249; ALBURQUERQUE, Germán, La trinchera
letrada. Intelectuales latinoamericanos y Guerra Fría. Santiago de Chile: Ariadna, 2011, p. 329.
10
Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (1953-1965) fue órgano de difusión en español del CLC para
el mundo hispanoamericano. Para un estudio pormenorizado de la revista, cfr. GLONDYS, Olga. La Guerra Fría
cultural y el exilio republicano español. Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (1953-1965). Barcelona:
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2013, p. 369.
11
A través de Mario Llerena, que formaba parte al mismo tiempo del Movimiento 26 de Julio y de la Asociación
Cubana por la Libertad de la Cultura sin que esto significara una contradicción entre los años 1955 y 1959 (IBER,
2012).
Referências
ARENAS, Reinaldo. Emir en un poema. In: Homenaje a Emir Rodríguez Monegal. Montevideo:
Ministerio de Educación y Cultura, 1987, p. 45-48.
ARTARAZ, Kepa. Cuba y la nueva izquierda. Una relación que marcó los años 60. Buenos Aires:
Capital intelectual, 2011. 301 p.