Tema 1 Organización básica del cuerpo humano

1.1.- Los niveles de organización del cuerpo humano

El cuerpo humano se puede comparar con un edificio. Esta constituido de varias clases de
estructuras como techo, paredes o ladrillos; unos son visibles desde fuera del edificio, otros
elementos permanecen ocultos al menos que uno pueda entrar. Así el cuerpo humano se
encuentra formado por diferentes estructuras; éstas se conocen como células, las que a su vez se
agrupan para formar tejidos. Los tejidos se unen para construir órganos y los órganos integran
sistemas (o aparatos).
En resumen, tenemos que los niveles estructurales fundamentales del cuerpo humano son los
siguientes:

1.2. Los átomos y las moléculas

Los niveles más básicos de la complejidad humana son los denominados abióticos, que son
compartidos tanto por la materia inerte como por los seres vivos. Los átomos que nos componen y
las moléculas en que se agrupan forman parte de este nivel.

1.2.1. Los átomos que nos componen

Los átomos son los elementos químicos presentes en la naturaleza, que pueden participar en las
reacciones químicas.

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Los átomos son algo más de un centenar y están sistematizados en la tabla periódica de los
elementos, pero solo algunos de ellos –los bioelementos– forman parte de los seres vivos.

Los bioelementos
Los bioelementos son los elementos imprescindibles para la vida. Del par de docenas de
bioelementos, los más abundantes son el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo
y el azufre.

Los oligoelementos
Del griego oligos: “escaso” son los bioelementos que están en concentraciones muy pequeñas.
Son poco abundantes, pero esenciales para el funcionamiento del organismo, pues participan en el
transporte a través de la membrana celular, en la transmisión del impulso nervioso o en la
contracción muscular, por poner algunos ejemplos. Entre los más importantes tenemos:

 El Calcio, el Fósforo, el Magnesio y el Flúor son muy abundantes en los huesos y en los
dientes. El calcio además es necesario para el funcionamiento de los músculos y los nervios.
 El Sodio interviene en la contracción muscular y en la transmisión neuronal.
 El Hierro transporta el oxígeno en los glóbulos rojos.
 El Yodo es imprescindible en las hormonas tiroideas.

En los seres vivos, los bioelementos están en forma de iones, en el interior de los seres vivos los
bioelementos no se encuentran en la misma forma química que en la naturaleza, sino disueltos en
agua y en forma de iones (también llamados electrolitos).

Los iones son átomos con carga eléctrica, es decir, que tienen algún electrón de más o de menos.
Eso les permite combinarse con facilidad y conducir los impulsos eléctricos. Los iones se combinan
entre sí o con compuestos orgánicos, para formar las diferentes moléculas.

1.2.2. Las moléculas de nuestro organismo

Las agrupaciones de átomos dan lugar a las moléculas. Una molécula es una combinación de
átomos, ligados entre sí más fuertemente que con el resto de la masa, que tiene unas propiedades
distintas de las de sus componentes.

Al igual que sucedía con los bioelementos, de los miles de millones de moléculas posibles al
combinar los elementos, solamente unos millares forman parte de los seres vivos; son las llamadas
biomoléculas.

A pesar de la gran diversidad de la vida, los tipos básicos de biomoléculas son los mismos en todos
los seres vivos, desde los virus hasta los mamíferos.

Las biomoléculas más importantes de nuestro organismo son el agua, los glúcidos, los lípidos, las
proteínas y las vitaminas.

El agua

El agua es la molécula simple más importante para los seres vivos; lo es tanto que la mayoría de
nuestro peso corporal es agua.

Además cumple varias funciones imprescindibles en el organismo: disuelve la mayoría de las

biomoléculas de nuestro cuerpo (las que no sean grasas), permite la difusión de las biomoléculas
disueltas por el organismo, facilita las reacciones químicas entre ellas y amortigua los cambios de
temperatura del ambiente.

Los Glúcidos o Hidratos de Carbono

Los glúcidos son moléculas formadas básicamente por átomos de carbono, de hidrógeno y de
oxígeno. También denominados de forma popular como “azúcares”.

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La función más común de los glúcidos en el organismo –aunque no la única– es la de servir como
fuente de energía.

Los lípidos o grasas.

Los lípidos son moléculas de estructuras y funciones muy diversas; realmente, lo único que tienen
en común es que ninguna de estas sustancias es soluble en agua.

Los lípidos más sencillos son los ácidos grasos, que están formados por cadenas de átomos de
carbono, hidrógeno y oxígeno. Si la molécula contiene todos los átomos de hidrógeno que puede
tener, el ácido graso se llamará saturado; si no los tiene, diremos que es un ácido graso insaturado.

Entre los lípidos complejos, hemos de destacar las vitaminas A, D, E y K y el colesterol. Algunas de
las funciones de los lípidos en el organismo son:
 Recubrir la superficie de la piel, para evitar la pérdida de agua.
 Servir como forma química de transporte y de depósito de energía.

Las proteínas

Las proteínas son moléculas plásticas, es decir, que se usan como ladrillos para formar la materia
viva, en concreto la mayoría de los músculos y órganos de nuestro cuerpo.

Las unidades de las proteínas son los aminoácidos, en concreto veinte moléculas distintas, que se
combinan en cadenas lineales, como las cuentas de un collar. De sus diversas combinaciones en el
organismo humano obtenemos entre tres y cuatro mil proteínas diferentes.

Hay ocho aminoácidos que necesariamente deben estar en nuestra dieta; por eso los llamamos los
aminoácidos esenciales.

Las vitaminas

Las vitaminas son diferentes moléculas que colaboran en nuestro metabolismo, haciendo posible
las reacciones químicas; por lo tanto, son imprescindibles y debemos tomarlas con la dieta, aunque
la cantidad que debemos ingerir a diario sea muy pequeña.

Una clasificación sencilla y útil de las vitaminas es la que las separa en moléculas hidrosolubles y
moléculas liposolubles:

La falta de cada una de las vitaminas produce unas enfermedades concretas, y cuando el déficit sea
elevado, la enfermedad será muy grave e incluso mortal. La carencia de vitaminas no es rara en
nuestro entorno; de hecho, es habitual encontrar déficits moderados de vitaminas en personas que
consumen pocas frutas y verduras.

 Las vitaminas hidrosolubles. Se disuelven en agua. Su aporte excesivo no se almacena en el

organismo, sino que se excreta con la orina. Por esta razón a las pocas semanas de
suspender su ingesta suelen aparecer las primeras manifestaciones de enfermedad
carencial.

 Las vitaminas liposolubles. Se disuelven en grasa. Existen depósitos en el organismo, que

con una dieta normal duran varios meses. Por eso no es tan necesario ingerirlas con
frecuencia. En cambio, podemos sufrir enfermedades por exceso de vitaminas liposolubles.

1.3. Las células

Con la combinación de biomoléculas se forman los orgánulos celulares más sencillos, y la

combinación de estos formará la célula. La célula es ya un nivel biótico, un nivel de complejidad
completamente distinto, porque alberga la vida.

La célula es la unidad anatómica y fisiológica de los organismos vivos.

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Esto significa que basta con ella para contener los elementos que permiten mantener las funciones
vitales: nutrición, relación y reproducción.

En el cuerpo humano hay unos cien billones de células.

A muchos organismos les basta con una sola célula para desarrollarse y reproducirse –por ejemplo
las bacterias y otros organismos microscópicos–, pero muchos otros están formados por cientos,
miles o millones de ellas. Los primeros son los unicelulares y los segundos, los pluricelulares.

Si atendemos a la complejidad de su estructura y a los componentes que las forman, distinguimos

dos grandes grupos de células:

Las células procariotas. El término procariota significa «con núcleo primitivo», porque el material
genético de la célula, que constituye el núcleo, está disperso por el citoplasma, sin que exista
membrana nuclear.

Son células pequeñas –caben setenta y cinco de ellas en una célula eucariota– y tienen pocos
orgánulos diferentes. Las células procariotas de mayor importancia para los profesionales sanitarios
son las bacterias.

Las células eucariotas. Las células eucariotas, o «con núcleo verdadero», son las que tienen una
membrana nuclear que rodea y aísla su material genético.

Tienen unos doce micrómetros de diámetro y su interior está abigarrado, con muchos orgánulos y
varios sistemas de membranas internas. Todos los seres vivos visibles a simple vista estamos
formados por células eucariotas.

1.3.1. La anatomía de la célula

Una célula eucariota está formada por la membrana celular, el citoplasma y el núcleo.

1.3.2. La fisiología de la célula

La célula lleva a cabo las funciones que le permiten alimentarse y desarrollarse (nutrición),
relacionarse con las demás células y con el medio externo (relación) y formar células hijas,
sobreviviendo al paso del tiempo (reproducción).

Función de nutrición

Mediante la nutrición, las células obtienen la materia y energía que necesitan para crecer y
mantenerse vivas. Lo consiguen a través de las denominadas reacciones metabólicas
o metabolismo.

Algunas células, como las de las plantas, las algas o determinadas bacterias, son capaces de fabricar
su propia materia orgánica (nutrición autótrofa), siendo el ejemplo más conocido el de la
fotosíntesis. En cambio, los animales ingieren materia orgánica ya elaborada y la digieren para
obtener las moléculas o nutrientes que incorporan a sus células (nutrición heterótrofa).

Una vez conseguida esta materia orgánica, parte de ella deberá convertirse en energía, que la
célula usará para realizar sus distintas funciones.

Función de relación

Las células interaccionan con el medio que las rodea, captando estímulos (químicos, luminosos,
acústicos…) y emitiendo respuestas (por ejemplo, movimientos o secreciones). Mediante esa
interacción, se adaptan al medio y sobreviven a sus cambios.

En los seres pluricelulares, las células se comunican entre sí o interactúan, y lo hacen usando
moléculas especiales: hormonas, neurotransmisores, etc.

Función de reproducción

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La reproducción celular es el proceso en el que, a partir de una célula inicial, se originan dos células
hijas. Existen dos tipos de división celular:

La mitosis. Es un tipo de división celular en el que las dos células hijas tienen información genética y
características iguales que las de la madre. La mitosis la usa nuestro organismo para crecer y para
sustituir las células envejecidas o dañadas.

La meiosis. Es el tipo de división utilizado en la reproducción sexual. Primero se forman cuatro

gametos –por ejemplo, los ovocitos– y después estos se combinarán con los gametos de otra célula
–los espermatozoides– para formar un cigoto, que se desarrollará hasta formar un nuevo ser vivo.
Este nuevo ser tendrá información genética y características similares a las de las progenitoras,
pero no serán iguales, porque el proceso permite cierta variabilidad en la transmisión de la
información.

1.4. Los tejidos

El siguiente paso en el camino hacia la complejidad es la asociación de varias células para formar un
organismo pluricelular. Cuando la especialización lleva a cambios anatómicos en las células,
aparecen los tejidos.

Los tejidos son agrupaciones de células semejantes, que cooperan para cumplir una función
común.

Los tejidos son el paso intermedio entre las células y los órganos. En términos sencillos, todos los
tejidos están formados por células y por una cantidad mayor o menor de sustancia intercelular,
denominada matriz. Ambos componentes determinarán el tipo concreto de tejido, con su
estructura y su función determinadas.

Nuestro cuerpo está formado por cuatro tipos de tejidos: el de revestimiento, el muscular, el
nervioso y el conectivo, cada uno con sus variantes.

1.4.1. El tejido de revestimiento

El tejido de revestimiento recubre las superficies exterior e interior (cavidades y conductos

internos) del cuerpo.

Según la función que cumplen, diferenciamos entre tejido epitelial y tejido glandular.

El tejido epitelial

Las funciones del tejido epitelial son distintas según el grosor del tejido: los más delgados facilitan
el intercambio de sustancias entre los dos lados de la membrana y los más gruesos protegen los
órganos a los que envuelven.

El tejido glandular

En este tejido algunas células se han especializado en la producción de sustancias. Las células
glandulares pueden estar intercaladas en el epitelio, como ocurre en las mucosas, o bien formar
verdaderas glándulas, como las glándulas sudoríparas.

Las glándulas se clasifican como exocrinas o endocrinas. Las primeras segregan sustancias al
exterior del cuerpo o a sus cavidades y conductos internos, mientras que las segundas las segregan
a la sangre.

1.4.2. El tejido muscular

El tejido muscular está formado por unas células muy especializadas, denominadas fibras
musculares, que al contraerse mueven las partes del cuerpo o todo él.

Tejido muscular estriado. Está formado por células cilíndricas largas, con unas bandas que les dan
el aspecto estriado al microscopio óptico. Este tejido está mayoritariamente en los músculos que se

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unen al esqueleto y que lo mueven, y por eso se denomina también músculo esquelético. La
contracción de estas células es voluntaria.

Tejido muscular liso. Está formado por células alargadas, en forma de huso, sin estrías visibles al
microscopio óptico. Forma parte de las paredes de diferentes vísceras huecas y conductos, como el
tubo digestivo, la vejiga urinaria, los bronquios y los vasos sanguíneos. Su contracción es
involuntaria y está regulada por el sistema nervioso autónomo y por las hormonas.

Tejido muscular cardíaco. Sus células combinan características de las dos variantes anteriores: es
estriado y su contracción es involuntaria. Solo se encuentra en las paredes del corazón y cerca de
él, al inicio de los principales vasos sanguíneos.

1.4.3. El Tejido nervioso

El tejido nervioso está formado por células especializadas en la conducción de impulsos eléctricos a
gran velocidad.

Entre las células del tejido nervioso, podemos diferenciar:

Las neuronas. Son las células transmisoras del impulso eléctrico.

Las células de neuroglia. Son las que rodean, protegen y alimentan a las neuronas.

El tejido nervioso se encuentra en el encéfalo, en la médula espinal, en los nervios y en los ganglios.

1.4.4. El tejido conectivo

La expresión tejido conectivo agrupa a muchas variantes, cada una especializada en una o más
funciones: unen a los tejidos anteriores, les dan rigidez y protección, los aíslan, los defienden o los
alimentan.

Son variantes de este tejido, el tejido conjuntivo, el tejido óseo, el tejido cartilaginoso, el tejido
adiposo y la sangre.

El tejido conjuntivo. Es el cemento armado que se sitúa entre los otros tejidos, llenando los huecos
entre ellos, manteniéndolos unidos y dando consistencia al conjunto.

El tejido óseo. Es el principal componente de los huesos. También tiene relativamente pocas
células y una matriz intercelular abundante, pero esta matriz está mineralizada, lo que le da una
gran resistencia a la compresión.

El tejido cartilaginoso. Es una variante del tejido óseo, más flexible pero menos resistente que este.
Forma parte del esqueleto, de las articulaciones, de los discos intervertebrales, de las orejas, de la
nariz y de la laringe. La mayoría del esqueleto fetal es tejido cartilaginoso.

El tejido adiposo. Sus células están ocupadas por vacuolas enormes y llenas de grasa. Forma la capa
grasa bajo la piel y alrededor de las vísceras. Actúa como reserva energética, aislante térmico,
protector mecánico, etc.

La sangre. La sangre puede considerarse un tejido conectivo cuya matriz intercelular es líquida y
carente de fibras. Eso permite que se mueva continuamente y que transporte por todo el cuerpo
moléculas e incluso células. También fabrica muchas de las células del sistema inmunitario.

1.5. Órganos, aparatos y sistemas

Ascendiendo en la escala de complejidad observamos que de la combinación de tejidos se forman

los órganos, y que de la coordinación entre los órganos surgen los aparatos y los sistemas. Estos,
conjuntados a su vez, darán lugar a los organismos pluricelulares complejos.

De la combinación de elementos pueden surgir funciones nuevas; por eso podemos decir que
cualquier organismo es más complejo que la suma de sus componentes.

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1.5.1. Los órganos

Los órganos están formados por un conjunto de tejidos, que cooperan para llevar a cabo una
función concreta. El estómago, el corazón, la piel, los ojos o los pulmones son algunos de los
órganos de nuestro cuerpo. Cada uno de ellos está constituido por muchas células y por distintos
tejidos.

1.5.2. Los aparatos y sistemas

Los órganos se agrupan en aparatos, que son los conjuntos de órganos coordinados para llevar a
cabo una función determinada y común. Así, por ejemplo, el aparato locomotor es el que mueve las
distintas partes del cuerpo o todo él. Contiene diferentes órganos (músculos, huesos y
articulaciones) y cada uno de ellos, los tejidos que hemos descrito (muscular, óseo, cartilaginoso,
nervioso, etc.).

Los aparatos que forman el cuerpo humano son: el aparato locomotor, el aparato respiratorio, el
aparato circulatorio, el aparato digestivo, el aparato excretor y el aparato reproductor.

Los sistemas son también conjuntos de órganos coordinados para llevar a cabo una función
determinada y común, pero se diferencian de los aparatos en que están formados principalmente
por un solo tejido. Los sistemas del organismo son el endocrino y el nervioso, aunque también se
habla del sistema linfático o inmunitario.

1.6. Localización de las estructuras anatómicas

La anatomía topográfica es la rama de la anatomía que estudia las regiones en las que se divide el
cuerpo humano y las relaciones entre los órganos que contiene cada región.

1.6.1. Las regiones corporales

Partiendo de la división del cuerpo humano en las tres regiones anatómicas básicas: cabeza, tronco
y extremidades, encontramos:

1.6.2. Las cavidades corporales

Las cavidades corporales son unos espacios bien delimitados que contienen un conjunto bien
dispuesto y ordenado de órganos, a los que sostienen, protegen y separan de otros. Existen muchas
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otras cavidades más pequeñas, como las cavidades articulares, las cavidades orbitarias, la cavidad
bucal, etc.

Las paredes de las cavidades están formadas por huesos y músculos.

En el cuerpo humano diferenciamos dos grandes cavidades corporales, la dorsal y la ventral, que a
su vez se dividirán en otras menores.

La cavidad dorsal. Se divide en dos cavidades:

 La cavidad craneal. Aloja el encéfalo.

 La cavidad espinal. Contiene la médula espinal.

La cavidad ventral. Consideramos en ella dos cavidades, separadas por el diafragma:

 La cavidad torácica. Situada por encima del diafragma, cobija los principales órganos de los
aparatos respiratorio y circulatorio.
 La cavidad abdominopélvica. Situada por debajo del diafragma; podemos separarla en dos
subcavidades: la abdominal (en ella encontramos la mayor parte de los órganos del aparato
digestivo y la pélvica (en ella se encuentran los tramos finales de los aparatos digestivo y
excretor y también el aparato reproductor). Está contenida entre los huesos de la pelvis.

1.6.3. La posición anatómica y los planos de referencia

Para localizar sin ambigüedades cualquier punto y dirección en el cuerpo humano, debemos partir
de la posición anatómica y organizarla a partir de ejes y planos de referencia.

La posición anatómica

Es una posición de partida sobre la que situaremos los ejes y los planos de referencia. El individuo
se encuentra en esta posición cuando está:

 De pie con los miembros inferiores juntos.

 Con la cara y los pies dirigidos hacia delante.
 Con los miembros superiores extendidos y apoyados a los lados del tronco, con las palmas
de las manos mirando hacia delante.

Los ejes y los planos de referencia

Partiendo de la posición anatómica

estableceremos un sistema de ejes y planos
de referencia.

El sistema de ejes y planos de

referencia permite ubicar cada punto del
cuerpo con relación a otro o al mismo
sistema, y también cada movimiento con
relación a la posición anatómica.

Diferenciamos tres ejes anatómicos, que

son:

Eje vertical o longitudinal. Es

perpendicular al suelo. Cuando la persona
está en posición anatómica, este eje cruza
desde la cabeza hasta los pies.

Eje sagital. Es paralelo al suelo y va de

delante atrás, es decir, es anteroposterior.
Puedes imaginarlo como una flecha que se le clava.

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Eje transversal o latero-lateral. También va paralelo al suelo, pero de izquierda a derecha.

Los planos del sistema de referencia seccionan el cuerpo en dos partes. También son tres:

Plano sagital. Es vertical, como una lámina que atraviesa el cuerpo de delante hacia atrás, de
manera que lo divide en dos partes: derecha e izquierda.

Plano transversal. Es como una lámina paralela al suelo, que secciona el cuerpo en una parte
craneal y en otra caudal. La primera estará más cerca de la cabeza y la segunda, más cerca de los
pies (o de la cola, en los animales).

Plano frontal. Es vertical y perpendicular a los anteriores. Divide el cuerpo en dos partes: ventral
(anterior) y dorsal (posterior).

1.6.4. Las direcciones anatómicas

Las direcciones anatómicas permiten describir las posiciones relativas de las distintas partes del
cuerpo. Utilizamos varias parejas de términos, opuestos entre sí:

Craneal/caudal. Según que el punto citado esté más cerca

de la cabeza o de los pies en las personas que el punto de
referencia. Así, por ejemplo, el hígado está en posición más
craneal que la vejiga urinaria, y el píloro es caudal respecto
al cardias. Con todo, a veces se utiliza la pareja de términos
superior/inferior.

Lateral/medial. Localizan cualquier punto en función de si

está más lejos o más cerca del plano sagital medio. Por
ejemplo, en posición anatómica el pulgar es lateral
respecto al meñique y el dedo anular es medial respecto al
índice.

En el antebrazo también se utiliza la pareja radial/cubital,

es decir, más cerca del radio o del cúbito que el punto que
se toma como referencia.

Superficial/profundo. En función de si un punto está más

cercano o alejado de la superficie del cuerpo. Por ejemplo,
una herida que afecta al hígado es más profunda que una
que solamente afecta a la piel. Siguiendo este criterio, la
hipodermis es más profunda que la dermis.

Ventral/dorsal. Se refiere a si está más cerca del vientre o

de la espalda. Por ejemplo, el esternón está en la cara
ventral del tórax y la columna, en la dorsal.

En las manos la dirección anatómica se describe con la pareja palmar/dorsal y en los pies, con los
términos plantar/dorsal.

Proximal/distal. Se refiere a si está más cerca del origen establecido:

En las extremidades, el origen es la raíz del miembro (el hombro o la ingle) y el final, las puntas de
los dedos. Por eso el codo es proximal a la muñeca y también es distal al hombro.

En el aparato respiratorio, el origen son las fosas nasales y el final, los alvéolos: los bronquiolos son
distales a la laringe.

En el sistema nervioso, el origen es el encéfalo y el final, los extremos de los nervios de los dedos de
los pies.

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En cambio, en el aparato circulatorio el origen es el inicio de los vasos grandes y el final, los
capilares. Eso hace que en el trayecto de la sangre los vasos vayan siendo cada vez más distales y
desde los capilares vuelvan a hacerse más proximales, hasta el corazón.

1.6.5. Las posiciones corporales

La posición corporal es el modo o la postura en que se dispone a una persona. Las más habituales
se relacionan en la tabla siguiente:

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