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INSTITUTO TEOLÓGICO: FIET

Ética paulina en tiempos de incertidumbre


Carlos I. Rodríguez
Mayo del 2013, Buenos Aires

A- Cristología Paulina y ética cristiana.

En la vida de Pablo encontramos un antes y un después de su conservación cristiana.


Como es sabido el antes de Pablo se caracteriza por la persecución de los discípulos de
Cristo debido a su condición farisea. El punto central de la conversión de Pablo se ubica
en el “camino a Damasco” lo cual paradójicamente convierte a Pablo en una persona
diferente totalmente. En lugar de perseguir ahora consagra su vida a Cristo.
Pablo al ser un experto en la Ley judía comienza a descubrir sus fallos debido que
ahora la salvación no se sustenta en la ley y lo que hacemos nosotros, más bien la
salvación es por gracia al creer en Cristo por la fe y el bautismo.
Pablo reconoce que Cristo no sólo es el salvador, sino que también es señor de la
historia, imagen de Dios, primogénito, creador del universo en el que Dios quiere reunir
todo.
Sobre la ética cristiana el Nuevo Testamento no la expresa en forma de prohibiciones
y mandamientos, básicamente lo que se persigue es la unidad en Cristo, el bautismo y la
conversión (nueva creatura). Pablo señala que el bautismo es muerte-vida con Cristo.
Respecto a las normas de conducta del cristiano no aplica la ley, simplemente el dejarse
guiar por el Espíritu y vivir unido a Cristo.
La vida en Cristo se caracteriza por vivir la existencia de acuerdo a la fe y bautismo
unido a Cristo. Los rasgos de una ética cristiana se aprecian principalmente en los
corintios, un pueblo pagano adheridos recientemente a Cristo, Pablo busca que esta nueva
vida (en Cristo) requiere de un cambio en el comportamiento (que no en prohibiciones
y/o deberes) mencionando una serie de casos prácticos relativos a la vida en Cristo.
Otro aspecto importante para la ética cristiana lo es el tema de la gracia. El no estar
bajo la ley sino bajo la gracia representa el fundamento de la moral cristiana, no
merecemos la salvación por hacemos cosas, sino que somos justificados por la fe, el
hombre no tiene que realizar cosas para obtener la salvación (no por obras para que nadie
se gloríe) sino que la salvación se nos da gratuitamente.

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B- Trabajo de reflexión pastoral:

En las cartas de Pablo se advierten la figura de Cristo (cristología) y la vida basada en


Cristo (ética cristiana). La carta a los romanos es un claro ejemplo de ello. Se puede
apreciar en los capítulos del 12 al 15 un conjunto de elementos que indican la parte ética
de la vida cristiana. Esto permite orientar (más que a modo de prohibiciones y deberes)
las características de un discípulo de Cristo y por ende la organización y conducción de
la vida cristiana expresada en la unidad (la Iglesia con Cristo a la cabeza).
La vida en cristo significó para la primera comunidad de creyentes el transitó de la
Ley (mosaica) a la Ley del Amor que se indican en las cartas elaboradas por Pablo en el
caso de Romanos los tópicos que aborda refiere a lo siguiente; el culto espiritual, las
formas sociales de relación de la comunidad y sus tareas, las formas de convivencia con
los otros, los deberes civiles, la integración ley-amor y finalmente palabras de motivación
del cristiano.
Dichas temáticas tienen un hilo conductor: la salvación, un mensaje que le antecede
en los capítulos iniciales de la carta a los romanos donde Pablo intenta describir el plan
de salvación de Dios de manera concisa y clara mediante palabras con un gran significado
teológico como: fe, evangelio, gracia, justificación, justicia, salvación y pecado.
Sin embargo, el conocer el plan de salvación no significa la salvación automática, más
bien implica una vida cristiana que corresponda a un tipo particular de ética. Para ello
Pablo describe la vida del cristiano basada en el amor que a su vez se origina en Dios.
Como lo podemos leer en Gálatas “amaras a tu prójimo como a ti mismo”, de ahí que el
significado de la Ley del Amor según Pablo tiene que ver con esa unidad que proviene
del amor, claro que no es un “amor humano”, sino que es un amor que procede de Dios,
debido a la condición finita del hombre, el mismo hombre no puede hacer nada, antes
debe reconocer que la fuente del amor procede de Dios. Ya no son las obras físicas (como
los sacrificios del AT) lo que permite la salvación, ahora la salvación es gratuita por el
amor que Dios tiene de sus hijos.
Igual el cristiano debe demostrar dicho amor en su conducta, la pregunta es: ¿cómo
se demuestra la conducta cristiana? Existe una transformación en la vida del creyente que
se expresa en la vida diaria, la doctrina cristiana debe guiarse hacia la ética cristiana.
Pablo es preciso en su explicación, describe como llevar a cabo el mandamiento de Dios
en las diferentes situaciones de la vida diaria del creyente.

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Programa de discipulado

“Que la vida del Espíritu Santo vivifique al creyente”

El presente programa de discipulado está basado en una ética cristiana que orienta el
creyente a vivir conforme al amor de Cristo, que, sin ser exhaustivo, pretende caracterizar
la vida cristiana y el significado del amor de Cristo. Está divido en tres secciones: la
primera denominada sacrificio vivo, la segunda por los dones espirituales y finalmente la
ley del amor.

1. Sacrificio vivo

¿Qué sacrificios demanda al nuevo pueblo de Israel (cristianos)? En al AT podemos


observar que el sacrificio que realizaban los judíos eran sacrificios de animales. Ahora no
es necesario realizar sacrificios de animales en el templo, sin embargo el sacrificio se
realiza día a día al presentar “nuestros cuerpos en sacrificio vivo”. El sacrificio vivo no
se limita a cuestiones “físicas” sino también de orden racional, es decir que nuestra
respuesta a la misericordia de Dios hacia nosotros consiste en una respuesta racional de
entregarnos en un acto de adoración. Igualmente el sacrificio vivo no se limita a lo
“físico” y “racional”, también lo espiritual va de por medio, es decir el sacrificio vivo
implica una integración del ser, de tal suerte que nuestra entrega, nuestro acto de
consagración constituye la forma suprema de servicio religioso:
a) física, porque nuestros cuerpos están presentes en el acto de adoración,
b) racional, en la medida que nuestra mente es receptiva a la verdad (¿de qué otra forma
que mediante la razón es como conocemos el plan de salvación?
c) emocional, cuando descubrimos el amor y la misericordia de Dios para con nosotros,
lo cual despierta nuestra sensibilidad a la bondad de Su amor.
d) espiritual, porque todos ello es fruto del Espíritu, mismo que nos revive y renueva día
a día a modo de consolador.

2. Dones espirituales

Los dones espirituales no son para pensarnos más alto que a otros. Algo así como para
señalar: ¡yo tengo el don de la profecía y la enseñanza, por lo tanto, soy mejor cristiano
que otros que no tiene siquiera uno! Antes bien el llamado es el respeto de la posición de
cada uno de los miembros del cuerpo: unidos como un cuerpo en Cristo.

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Aunque hay otros pasajes que mencionan sobre los dones (Efesios, 4.8, 11; 1 Corintios
12.28) lo cual nos haría pensar que son una repetición o complemento, si es importante
identificarlos para su reconocimiento y potenciación (siempre dependiendo del amor de
Dios) para la vida cristiana. Dichos dones se explican a continuación:
a) Servicio. Que comprende todas las actividades que nos permiten apoyar a los demás
(ya sea en sus necesidades materiales o de servicios propiamente dicho)
b) Enseñanza. Se refiere a los que tienen habilidades, capacidades y destrezas para instruir
a los otros.
c) Exhortación. Son las personas calificadas para alentar a los otros en sus dificultades.
d) El que reparte. Los que están dotados para contribuir material o emocionalmente,
dotados de medios financieros para apoyar la obra de Dios.
e) El que preside. Es aquella persona que tiene responsabilidades en la dirección y por lo
tanto ostentan una función de orden administrativo.
f) El que hace misericordia. Los que poseen una fuerte sensibilidad social para
desempeñar funciones en organismos de asistencia y ayuda social.

3. Ley del amor

Es importante destacar el papel central que ocupa en el “nuevo pacto” el tema del amor.
Las leyes descritas en el AT se resumen en un solo mandamiento: “Amaras a tu prójimo
como a ti mismo”. ¡Pero qué difícil tarea! Porque resulta que el prójimo no sólo son mis
seres queridos, sino la humanidad en general: el chino, africano, el vecino, el compañero
de trabajo, el enemigo, el que me odia, y la lista continua. Hay que destacar que la ley del
amor no contradice lo expresado en la ley mosaica, el amor al prójimo no significa
quebrantar de vez en cuando algún mandamiento de Dios como por ejemplo en alguna
situación límite.
Si realmente amamos a nuestro prójimo habremos cumplido todos los deberes
sociales y esencialmente aquellos que tienen que ver con las relaciones interpersonales.
Para ello es central considerar los siguientes aspectos: a) reconocer que el amor es un
requisito indispensable para todos los creyentes, y, b) comprender que menospreciar el
amor significa rebelarse contra Dios. Finalmente es importante resaltar que un verdadero
discípulo es aquel que ama verdadera y genuinamente, pero a su vez reconoce que dicho
amor solo puede proceder de una fuente: Dios creador de todo el universo.

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