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Tras la muerte de un ser querido, ya sea por una larga enfermedad o por
una muerte repentina, el doliente comenzará a desandar un camino de
duelo para poco a poco construir un nuevo mundo en donde ya no se
encuentra su ser querido. Comenzará con una etapa de shock hasta
finalmente llegar a un acuerdo con esta pérdida en donde es posible
reubicar sus energías en nuevos proyectos. Durante las primeras
semanas, te sentirás incrédulo ante esta terrible noticia pero luego este
sentimiento se irá sustituyendo por otras emociones como la ira, la
negación, la incertidumbre, etc. hasta finalmente aceptar la pérdida. Nos
sumerge en una gran introspección interior en donde también podemos
encontrar manifestaciones físicas, emocionales y psicológicas como
problemas de concentración, ansiedad, tristeza, falta de apetito,
dificultades para dormir, cansancio, culpa, aislamiento social, entre otras
expresiones.
1. Negación
La primera de las fases es la negación, que se caracteriza porque la
persona no acepta la realidad (de forma consciente o inconsciente). Esto
ocurre como mecanismo de defensa y es perfectamente normal. De esta
manera, el individuo reduce la ansiedad del momento.
2. Cólera o ira
La tristeza puede llevar a una persona sufrir ira y rabia y a buscar
culpables. Esta ira puede manifestarse de diferentes maneras,
culpándose a uno mismo o culpando a los demás, y puede proyectarse
contra animales y objetos.
3 - Negociación
En esta etapa, el dolor lleva a buscar una negociación ficticia. De hecho,
muchas personas que se enfrentan a la muerte tratan de negociar
incluso con una fuerza divina.
4 - Depresión
El impacto de la pérdida de alguien cercano puede llevar a una persona
a una situación muy dolorosa, que viene acompañada de una enorme
tristeza y una crisis existencial, al darse cuenta de que esa persona
desaparece de su vida.
5 - Aceptación
Esta etapa sucede cuando se ha aceptado esta situación dolorosa
y depende de los recursos de cada uno el aceptarla antes o después. No
es una etapa que represente alegría, sino más bien desapego emocional
y comprensión de lo que puede haber sucedido. Si la persona pasa
mucho tiempo en proceso de duelo y no acepta la situación, es
necesario que busque ayuda psicológica para superarlo.