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2 Removió la tierra, la limpió de piedras y plantó cepas de la mejor calidad. En medio del
sembrado levantó una torre y preparó también un lugar donde hacer el vino. Mi amigo
esperaba del viñedo uvas dulces, pero las uvas que este dio fueron agrias.
Dios con profundo amor planifico la creación de este mundo, su planificación fue minuciosa
para que todo quedar perfecto, en su mente diseño paso a paso cada uno de las formas de las
especies de plantas y animales. Para dar forma al hombre, se miró a sí mismo para que todo
fuese perfecto. Todo lo planifico perfecto, nada en este mundo fue improvisado a última hora.
Dios dio todo su amor en la creación. Dios al crear al hombre, esperaba que dé el, cómo su
imagen, que reflejara el mismo amor derramado por Dios. El Creador esperaba recibir el
profundo amor del hombre. Pero el hombre no quiso, ni quiere expresar su amor por el
Creador. Quiere vivir su vida separado de su Hacedor.
3 Ahora, habitantes de Jerusalén, gente de Judá, digan ustedes quién tiene la culpa, si mi
viñedo o yo. 4 ¿Había algo más que hacerle a mi viñedo? ¿Hay algo que yo no le haya
hecho? Yo esperaba que diera uvas dulces, ¿por qué, entonces, dio uvas agrias?
Muchas personas culpan a Dios por la maldad de este mundo. Las personas no quieren asumir
su culpa, pues se les hace más fácil culpar a otros de su responsabilidad. Dios no tiene nada
de culpa por el incremento de la maldad y la injustica de este mundo. Dios todo lo creo
perfecto y con mucho amor. Dios no tiene la culpa de que el hombre se revelara, lo
desobedeciera y cayera en pecado. Desde su inicio, el hombre; tuvo la libertad para escoger
su camino, Dios le dio las directrices del camino que debía seguir, pero el hombre lo ignora,
y prefirió la maldad, el camino de la perdición. ¿Se puede acaso culpar al Supremo Creador
de las malas decisiones del hombre? Claro que no. El hombre es el único culpable de la
maldad que existe en este mundo.
25 Por eso el Señor se enojó contra su pueblo y levantó la mano para castigarlo. Los
montes se estremecieron, los cadáveres quedaron tirados como basura en las calles. Y sin
embargo la ira del Señor no se ha calmado; él sigue amenazando todavía.
El hombre desde su desobediencia a Dios, ha busca y sigue buscando ser castigados por el
Creador. Dios, en la antigüedad, a demostrado su ira contra los pueblos que no obedecen sus
mandatos, a pesar de eso los pueblos no quieren entender, no quieren dejar su vida de maldad,
no quieren aceptar la vida que Dios promete a los que lo obedecen. El mundo libre y
voluntariamente quiere ser castigado por su creador, por eso no escucha ni atiende a su
palabra. Dios, un día cumplirá su juicio sobre este mundo, y su ira será calmado.