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Posted by J E N N I F F E R B A R R E R A on O C T O B E R 1 2 , 2 0 1 5
En Cuba, según Cristóbal Colón, había sirenas con caras de hombres y plumas de gallo.
En la Guayana según Sir Walter Raleigh, los nativos tenían los ojos en los hombros, y la boca en
el pecho.
En Venezuela, según el fraile Pedro Simón, había indios de orejas, tan pero tan grandes, que las
arrastraban por los suelos al caminar.
En el río Amazonas, según Cristóbal Acuña, los nativos tenían los pies al revés, los talones
adelante y los dedos atrás.
Según Pedro Mártir de Anglería, que escribió la primera historia de América, pero por supuesto
nunca estuvo allí, los nativos americanos tenían rabos y rabos tan pero tan largos, que para
sentarse, necesitaban asientos con agujeros.
El Diablo es Indio
La historia que pudo ser no fue la historia que fue.
En la que fue, en la historia de veras, los conquistadores entraron en América y pudieron
confirmar que Satán, expulsado de Europa, había encontrado refugio en las islas y las costas de
América, besadas por su boca llameante.
Aquí en América habitaban seres bestiales, que llamaban juego al pecado carnal y lo practicaban
sin horario ni contrato, y que ignoraban los Diez Mandamientos y los Siete Sacramentos y los
Siete Pecados Capitales y andaban en cueros y hasta tenían la costumbre de comerse entre sí.
La conquista de América fue una larga y dura tarea de exorcismo. Tan arraigado estaba el
maligno en estas tierras, que cuando parecía que los indios estaban venerando a la Virgen, en
realidad veneraban a la serpiente aplastada bajo sus pies. Y cuando adoraban la cruz, estaban en
realidad celebrando el encuentro de la lluvia con la tierra.
Los conquistadores cumplieron la misión de devolver a Dios, el oro, la plata y las otras muchas
otras riquezas que el diablo había usurpado. No fue fácil recuperar el botín.
Menos mal que, que a veces recibían alguna ayudita desde las alturas.
Una vez, el señor de los infiernos preparó una emboscada, en el desfiladero que conducía al
cerro rico de Potosí, para impedir el paso de los Españoles. Y desde el cielo bajó un arcángel,
que le propinó tremenda paliza.
Americanos
Cuenta la historia oficial, que Vasco Núñez de Balboa, fue el primer hombre que vio desde una
cumbre en Panamá, los dos Océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?
¿Quiénes pusieron sus nombres al tomate, a la papa, al maíz, al chocolate, a los ríos, a las
montañas de América?
¿Los que allí vivían, eran mudos?
Lo escucharon los peregrinos del Mayflower y desde entonces, se repite siempre, “Dios decía que
América era la tierra prometida”. Pero ¿los que allí vivían, eran sordos?
Los nietos de aquellos peregrinos del Norte se apoderaron del nombre, América. Y de todo lo
demás. O casi todo lo demás. Ahora americanos son ellos. Nosotros, los que en las otras
Américas vivimos, ¿qué somos?