Sei sulla pagina 1di 10

Wiki Loves Love: Documentar festivales y celebraciones del amor en Commons

Colabora con Wikimedia y gana premios por enviar fotografías.

Religión de los griegos en la Antigüedad

Mapa de los principales santuarios de la Grecia clásica.

La religión de la Antigua Grecia abarca la colección de las creencias y rituales practicados en la Antigua
Grecia en la forma de prácticas culturales, homólogas de la mitología griega. En el mundo griego, la
práctica religiosa variaba lo suficiente como para depender de religiones griegas

Las prácticas culturales de los helenos se extendían más allá de la Grecia continental, a las islas y las
costas de Jonia (en Asia Menor), a la Magna Grecia (Sicilia e Italia meridional), y a las colonias griegas
dispersas por el Mediterráneo occidental, como Massilia. Ejemplos griegos moderados son el culto y las
creencias etruscas y la religión romana.

Hay una creencia entre los eruditos de que la primera religión griega provino de, o estuvo muy influenciada
por el chamanismo de las estepas de Asia Central hasta la colonia griega de Olbia (en Escitia), en la orilla
norte del Mar Negro, y de allí a Grecia.[1]

Introducción
La sociedad griega antigua era radicalmente distinta de la nuestra. Nuestra palabra «religión» no existía en
griego antiguo. Los conceptos que nos sirven para describir los fenómenos religiosos contemporáneos no
están adaptados para el análisis de lo que era para los griegos lo divino.[2]

En la religión de Grecia antigua, lo esencial de las creencias y de los ritos se estructuró en el momento en el
cual nació, en la Época Arcaica (siglos VIII- VI a. C.), una forma de organización política particular: la polis,
que tuvo por consecuencia el redescubrimiento y la difusión de la escritura (h. 800-700 a. C.).[2]

A partir de la Época Arcaica, aparecieron los caracteres dominantes de la religión griega: un politeísmo de
nuevas divinidades, de dioses antropomórficos provistos de atributos (rayo, tridente, arco y flechas, égidas,
etc.), gozando de poderes pletóricos, teniendo sectores de intervención, modos de acciones propias, y
dotadas de mitos. Pero cada una de estas divinidades no existe más que por los lazos que las unen con el
sistema divino global.[2]

Los griegos eran politeístas: rendían culto a varias divinidades, en especial a los doce dioses olímpicos,
llamados theoi y a los héroes. Cada uno de ellos podía ser invocado bajo diversos aspectos en función del
lugar, del culto y de la función que cumplía. Estos dioses dotados de poderes sobrenaturales, bajo el mismo
nombre, podían presentar una multiplicidad de aspectos. Los epítetos cultuales (las epíclesis), señalaban su
naturaleza y su ámbito de intervención. Existía, por ejemplo, Zeus Kéraunos (tonante), Polieo (guardián del
orden político, de la polis), Horkios (garante de los juramentos y de los pactos), Ktésios (protector de la
propiedad), Herkeios (guardián del cercado, del redil), Xenios (protector de los huéspedes y de los
extranjeros). Las otras figuras del panteón griego seguían también este esquema.[2]

Creación del universo, la Tierra y los dioses.

Genealogía de los dioses griegos, desde el Caos hasta la era


humana.

Para los antiguos griegos, los primeros dioses estaban en el exterior del mundo, y los dioses del panteón
estaban en el planeta. Se tenía la concepción de un inicio del universo, y por genealogía se fueron creando
a sí mismos, y en el último eslabón, los hombres. Los dioses eran inmortales (nacimiento sin muerte), que
se traducía en un estilo de vida particular. Se alimentaban con ambrosía (sustancia deliciosa, nueve veces
más dulce que la miel, se decía), de néctar y del humo de los sacrificios. En sus venas no corría la sangre,
sino otro líquido: el icor. Estaban sometidos al destino e intervenían constantemente en los asuntos
humanos. Nacidos unos de los otros y muy numerosos, los dioses formaban una familia, una sociedad,
fuertemente jerarquizada.[2]

El nombre de la mayoría de las divinidades aparece en las tablillas de la civilización micénica, después en
los textos de Homero y de Hesíodo. Su sitio y su función estaban ya en parte establecidos. Parece que el
panteón griego estaba ya constituido en el siglo VIII a. C. A finales de este siglo, Hesíodo, un poeta beocio,
en su Teogonía, presenta una ordenación de los ritos y de los mitos relativos al nacimiento del mundo
divino. Redacta una historia de la sucesión de las generaciones divinas que al término de los múltiples
conflictos por la soberanía desemboca en la colocación de los dioses del Olimpo alrededor de la figura de
Zeus.

Se trataba, en primer lugar, de hacer nacer el mundo (kosmos) a partir de tres poderes: Caos ("el vacío que
ocupa un hueco"), Gea (la Tierra) y Eros ("la renovación"), quienes dieron, cada uno, nacimiento a otros
poderes de manera independiente. De la unión de Gea y de Urano nacieron los Titanes (el más joven de los
cuales era Crono), los tres Cíclopes y los tres Hecatónquiros (los de cien manos). De los hijos de Gea y de
Urano que engendraron poderes divinos, Crono castró a su padre, luego reinó con Rea sobre los otros
dioses. Para que ninguno de sus hijos fuera rey, tras nacer se los tragó. Nacido de él, Zeus escapó a sus
intenciones. Una vez que creció, obligó a Crono a vomitar a sus hijos, lo destronó y lo incitó, con la
generación de sus hermanos, los Olímpicos, a un combate contra los Titanes. En adelante, los dioses se
organizaron esencialmente en torno a Zeus, soberano del Olimpo (del cielo, de la región etérea donde viven
los dioses), quien repartió el mundo con sus hermanos: a Hades, el inframundo y a Poseidón, el mar.
Repartió entre los Olímpicos todos los honores (timai) e inauguró un reinado de paz y de justicia.[2]

Los relatos míticos, como los de Hesíodo, explican las prácticas cultuales (sacrificios, fiestas y
competiciones) y los ritos que acompañaban la vida social y política. Justifican las reglas fundamentales
que rigen la colectividad, las vuelven inteligibles a los hombres y aseguran su perennidad.[2]

La piedad griega: una religión sin dogmas y sin instituciones

En la sociedad griega, la religión estaba completamente imbricada en todos los dominios de la vida familiar,
pública, artística y social. La oposición entre lo "profano" y lo "sagrado", los límites que establecemos entre
lo "laico" y lo "religioso" son inciertos, incluso no pertinentes. Los gestos, los comportamientos, las
ceremonias de la vida familiar, social y política componían casi siempre un aspecto religioso.[2]

La religión griega no se apoya en ninguna revelación. La ciudad griega no conocía ni instituciones que
dirigieran la religión, ni dogma. Las conductas religiosas, piedad (eusébeia: respeto de las obligaciones
hacia los dioses), e impiedad (asébeia: ausencia de respeto a las creencias y a los rituales comunes de los
habitantes de una ciudad), no tenían un carácter definido y rígido. La piedad parece haber sido el
sentimiento que tenía el grupo o el individuo, de ciertas obligaciones.[2]
Las obligaciones de la comunidad concernían, en primer lugar, al respeto a la tradición ancestral. Las del
individuo eran multiformes. La participación en los cultos de la ciudad, la abundancia de las ofrendas en los
santuarios, la devoción hacia la muerte de los parientes y las divinidades protectoras de la familia, la
generosidad para permitir que los rituales se desarrollaran en las mejores condiciones, son ejemplos de
manifestación de la piedad.[2]

En cambio, era considerado, generalmente, como impío todo lo que iba en contra de la tradición, en materia
de religión, toda innovación: la introducción en la ciudad de dioses que no eran oficialmente aceptados, las
concepciones que ponían en entredicho las creencias tradicionales, la modificación de ritos ancestrales.
Incluso, cualquier atentado contra la integridad del patrimonio divino (el robo en detrimento de un templo, la
mutilación o el cultivo de árboles sagrados), toda profanación, imitación o falsificación de una ceremonia
religiosa, las violencias cometidas contra los sacerdotes de un culto eran actos impíos.[2]

La piedad no era la expresión de un sentimiento de relación íntima con una divinidad; no era tampoco sólo
la observación escrupulosa y estricta de los ritos prescritos. Ser piadoso era creer en la eficacia del sistema
de representaciones establecidas por la ciudad para organizar las relaciones entre los hombres y los
dioses, y también participar en ellas activamente.[2]

Principales divinidades

Zeus

Poseidón
Atenea

Perséfone

Artemisa

Afrodita
Apolo

Eros

Hermes
Dioniso

Ares

Las fuentes

Artículo principal: Religión de la Antigua Grecia (fuentes)

Los templos a las divinidades y los


oráculos abundaban en la antigua
Grecia. El oráculo de Delfos, una
acrópolis que recibía visitantes de toda
Grecia. Permaneció funcionando
durante siglos, y tras la invasión de
Roma comenzó un lento período de
decadencia, hasta su clausura
definitiva en el siglo IV de nuestra era,
tras el edicto de Tesalónica decretado
por Roma
La religión griega no existía como tal. Es necesario, para conocerla, apoyarse en un conjunto importante de
fuentes, que son principalmente de orden literario, epigráfico y arqueológico. Por muy ricas e interesantes
que sean, todas esas fuentes no son realmente pertinentes más que consideradas juntas.

Principales nociones

Artículo principal: Religión de la Antigua Grecia (nociones)

Distinta de la mitología, la religión se apoya en una piedad marcada por respeto a los ritos y un gran apego
a la pureza material.

El culto

Artículo principal: Religión de la Antigua Grecia (culto)

El culto se organiza alrededor de las oraciones, de las ofrendas y de los sacrificios y, en Atenas, a partir de
Clístenes, alrededor del teatro.

Los oráculos

Artículo principal: Oráculo griego

Los oráculos griegos constituyen un aspecto fundamental de la religión y de la cultura griegas. El oráculo es
la respuesta dada por un dios al que se le ha consultado una cuestión personal, concerniente generalmente
al futuro. Tales oráculos no pueden ser recibidos más que de ciertos dioses, en los lugares precisos, sobre
sujetos determinados y con respeto a unos ritos rigurosamente respetados. El principal dios adivino es
Apolo, cuyo oráculo estaba en Delfos.

Culto en la actualidad, el Helenismo

El helenismo (griego moderno: Ἑλληνισμός), es el equivalente actual a la religión de los griegos en la


antigüedad (Ἑλληνικὴ εθνική θρησκεία). Es un movimiento religioso surgido entre finales del siglo XX y las
últimas décadas, centrada en el culto a las divinidades, creencias y prácticas de la religión de la Grecia
Antigua, sus tradiciones y filosofía, centrada en la mitología griega, los héroes y dioses olímpicos. Los
líderes del nuevo helenismo estimaron que en el año 2005 estaban integrados por 2000 seguidores en
Grecia. A comienzo de 2016 estimaban que eran 100 000 personas interesadas en el movimiento,[3] por lo
que hoy las cifras podrían variar.

Véase también
Religión de la Antigua Grecia (fuentes)

Religión de la Antigua Grecia (nociones)

Religión de la Antigua Grecia (culto)

Sacrificios religiosos de la Antigua Grecia

Orfismo

Oráculo griego

Mitología griega

Religión en la Roma antigua

Referencias

1. ↑ E. R. Dodds, Los griegos y lo irracional. Madrid: Alianza Editorial, 2000. ISBN 978-84-206-6734-8

2. ↑ a b c d e f g h i j k l Según la 'Encyclopédie des Religions de Gerhard J. Bellinger. ISBN 2-253-13111-3

3. ↑ «Letter From Greece: The Gods Return to Olympus» . Archaeology.org. Consultado el 10 de junio de
2014.

Bibliografía

Hesíodo (1997). Obras y fragmentos: Teogonía. Trabajos y días. Escudo. Fragmentos. Certamen. Madrid:
Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-3517-7.

Encyclopédie des Religions de Gerhard J. Bellinger

La ciudad antigua de Fustel de Coulanges.

Losardo, RJ; Binvignat, O; Cruz-Gutiérrez, R; Aja-Guardiola, S.: La anatomía y las prácticas adivinatorias
en las antiguas civilizaciones. Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 129, No. 2, Pág. 13-22,
2016

Enlaces externos

Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Religión de los griegos en la
Antigüedad.

Museo viviente de la Antigüedad , parte de «Religión », sitio pedagógico de la Academia de Versalles,


muy completo y que desarrolla aspectos que aquí no son mencionados. (en francés)

Presentación de las religiones antiguas

Andrew Lang: Un lado desantendido de la religión griega ; en francés. Études traditionnistes, vol. VI,
traducido por Henry Carnoy, Édition J. Maisonneuve, Paris, 1890, pp. 46 - 56.
La constitución de la religión cívica en la Atenas arcaica

Thomas R. Martin: An Overview of Classical Greek History from Mycenae to Alexander (Panorama de la
historia de la Grecia Antigua desde la época micénica hasta la de Alejandro); texto inglés, con índice
electrónico, en el Proyecto Perseus.
Véanse este apartado y los siguientes: The Nature of the Gods (La naturaleza de los dioses).

Última edición hace 3 meses por SeroBOT

El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 , salvo que se indique lo contrario.
Términos de uso • Privacidad • Escritorio

Potrebbero piacerti anche