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DESCRIPCIÓN
Tipologías: Máquinas. Cosechadora.
Períodos históricos: Edad Contemporánea
Cronología: Primer tercio del s. XX
Iconografías:
Autor/es: La segadora-atadora del Pozo Rosal es una McCormick Segadora- Atadora, modelo
New Ideal. La patente de esta máquina está registrada a nombre de Cyrus Hall McCormick en la
oficina de Patentes de los Estados Unidos.
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Curso Patrimonio Mueble. Métodos y técnicas para la documentación del patrimonio mueble
Módulo 4. Instrumentos científicos
Como suele ocurrir con otras muchas invenciones técnicas, es difícil atribuir esta invención a
sólo una persona, pues la existencia de un contexto técnico-económico-cultural compartido en los
Estados Unidos de mediados del s. XIX fue excelente caldo de cultivo para la aparición
independiente de varios tipos de segadoras. El primer prototipo fue diseñado en 1827 por
Patrick Bell (1801-1869), hijo de agricultores escoceses, quien nunca patentó su invento, pues
estudió teología y ejerció su profesión de religioso. Cyrus McCornick (1809-1869) miembro de
una familia de granjeros de origen irlandés instalados en Virginia, diseñó y utilizó otra segadora
en 1831, inscribiendo su patente tres años después. Cyrus fue el mayor de ocho hijos, apenas
recibió educación formal, y pese a que en la plantación familiar había esclavos, todos los
miembros de la familia eran obligados por los padres a participar en las tareas agrícolas, lo que
permitió que Cyrus registrara su patente de segadora con sólo 22 años. Por otra parte, Obed
Hussey (1792-1860) patentó otra segadora en 1833, lo que provocó un largo pleito entre los dos
inventores sobre la prioridad del invento. McCormick fue perfeccionando su invento, logrando
incrementar notablemente su producción al trasladar su fábrica a Chicago en 1847. La
segadora-cortadora del Pozo Rosal que estamos documentados procede de Chicago, tal como se
indica en la inscripción que contiene. Tras la exhibición de la segadora McCornick en la
Exposición Internacional de Londres de 1851 esta segadora fue un éxito de ventas en el mundo.
Charles W. Marsh diseño en 1858 una segadora sobre la que iba un hombre, aparte del
conductor, que ataba manualmente las gavillas y John Appleby inventó un mecanismo atador
con hilo logrando finalmente la mecanización de las labores de siega y atado de la mies. De
todos los citados, fue la empresa McCornick Harvesting Manchine Company quien comercializó
este inventó, llegando a convertirse en la compañía más importante del mundo en la fabricación
de maquinaria agrícola, tras fusionarse en 1902 con la Deering Harvester Company.
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Otras inscripciones:
Como señalan JIMÉNEZ ALBARRÁN et al ( 200) Pág. 287), se otorgaba mucha importancia a la
máquina como elemento novedoso...incluso en las inscripciones de fabricantes se colocaban en
lugares muy visibles y con tipos de letras llamativas, dando un toque de distinción como si de
elementos de poder se tratara.
En nuestro caso, en la chapa superior de la máquina aparece dibujada en letras mayúsculas y
negras la marca comercial del modelo “DEERING NEW IDEAL”, con el símbolo de la
Internacional Harvester Company: una letra H, atravesada por una I y ambas letras rodeadas
por una C mayúscula.
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Descripción:
La primera impresión de esta máquina es engañosa. Es la historia de la tecnología la que
permite trascender de esta visión de un aparente amasijo informe de chatarra herrumbrosa,
pues basta la consulta de cualquier manual de historia de la tecnología, o de la agricultura,
(CASCÓN, 1923) para comprender que estamos ante una invención seminal, uno de esos
artefactos que cambian sin retorno la vida social. En este caso, por haber aliviado las tareas de
la siega y recolección de una manera que en pleno siglo XXI es difícil de calibrar. Para corroborar
esta afirmación habría que remitirse a los miles de años de agricultura en los que las tareas de
recolección eran exclusivamente manuales, intensivas en unidades en hombres y unidades de
tiempo, y siempre penosas, como sucede cuando el campesino no tiene a su alcance otro
intermediario con la tierra que su propia persona.
Como su nombre indica, esta segadora-atadora consigue reunir en una sola máquina las
funciones de siega y atado de las gavillas, mecanizando dichas tareas: corta el trigo, la cebada o
el cereal de que se trate, y a la vez ata y lanza las gavillas. Toda su compleja estructura está
cubierta por una gran chapa, en donde aparece la inscripción del modelo New Ideal, que parece
tener la función de dar solidez y cohesión a todos los engranajes de la máquina. Cada una de
sus piezas –de hierro fundido, en estado herrumbroso, pues la máquina ha perdido el color rojo
original por la oxidación --, responde a una concreta funcionalidad: consta de barra de corte,
encargada de cortar la mies por el tallo, con una separación entre los dedos de la misma
anchura que una cuchilla, es decir, 3 pulgadas ( 73, 2 mm); molinete de seis tablas dispuestas
radialmente, que empuja la mies contra la barra de corte; lona transportadora de plataforma y
lonas elevadoras a la rampa descendente de empaque sobre la que cae la mies ya cortada y se
formaba la gavilla. Una vez realizada y depositada la siega en pequeños haces, la máquina va
atando lo segado, para lo que llevaba unos ovillos de cuerda que guardaba en el pequeño
depósito de hierro con dos agujeros, y finalmente, lanzaba los fajos atados automáticamente
sobre la superficie del campo.
Esta segadora atadora, con sillín de hierro para el conductor, estaba diseñada inicialmente para
ser tirada por dos o tres caballerías, y la potencia la proporcionaba la rueda motriz de gran
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tamaño que lleva en el centro, algo desplazada del centro de gravedad, para soportar la mayor
parte de su peso cuando estaba trabajando. Para su desplazamiento por los caminos, va provista
de dos ruedas auxiliares de rápida colocación, pues se desplazaba de modo transversal a su
posición de trabajo. Con el tiempo, la segadora pasó de ser tirada por caballerías a ser tirada
por tractor.
En realidad, ya fuese tirada por caballería o por tractor, seguía los mismos parámetros, la
variable sólo es el ancho de corte. La segadora atadora que estamos documentando es de corte
ancho, 2,10m. de ancho de trabajo y al ser propulsada por tractor y eje de toma de fuerza,
permitía un mayor avance, limitado sólo por el número de ciclos de corte de sierra.
Procedencia:
Esta segadora atadora se importa de los Estados Unidos, de la fábrica Deering Harvester
Company de Chicago. Tras la consulta de numerosos trabajos especializados (OJEDA, 2001,
RUIZ-ALTISENT y GIL SIERRA, 2000; VALERO y ORTIZ CAÑAVATE) podemos afirmar que el nivel
técnico de la agricultura española fue muy bajo al menos hasta 1936. De hecho, el primer censo
de herramientas realizado en 1932 evidencia que el ancestral arado romano seguía siendo el
apero más numeroso y utilizado en España (GALLEGO, 1995). Existieron cambios técnicos e
información técnica en la agricultura española de 1850 a 1930 y fueron frecuentes ensayos de
instrumentos nuevos, incluso en el entorno institucional ( GARRABOU 1990, MARTÍNEZ RÚIZ,
1995), pero la difusión y generalización de estas innovaciones técnico-agrícolas fueron lentas y
deficientes en España, merced a múltiples factores, tales como régimen de propiedad, sistemas
de cultivo, tracción animal, deficiente sistema de financiación y excesivo peso demográfico de la
población rural , pues la existencia de mano de obra abundante y barata no hizo necesario
mecanizar el campo para ahorrar costes de producción. Si bien empieza a apreciarse un cambio
de mentalidad, manifestado con la importación de algunas máquinas, como la segadora atadora
que nos ocupa. Será a partir de las segunda década del s. XX cuando empieza la producción
nacional de máquinas agrícolas en sustitución de importaciones , y se empieza a consolidar una
industria nacional de maquinaria agrícola en Cataluña, Navarra, Valladolid, Zaragoza, Sevilla, y
Álava, destacando en esta última la fábrica de Ajuria (OJEDA, 2001)
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Historia de la pieza: La intrahistoria familiar de esta pieza nos remite a los primeros
momentos de mecanización del campo andaluz, los años 40 del pasado siglo. La explotación
agraria Pozo Rosal participa de este proceso de transición desde el empleo en las labores
agrícolas de la energía de sangre, animal o humana hasta plena maquinización. Esta máquina
segadora atadora se adquiere en los años 40 del pasado siglo, y según relataba el padre de la
suscribiente, José María Gamero, estuvo en funcionamiento, accionada por un tractor EBRO, que
también se conserva en la finca, hasta la adquisición, a principios de los años 70 y merced a
los programas de crédito agrícola, de una cosechadora autopropulsada, del tipo de las que se
emplean el actualidad que realiza múltiples acciones simultáneas ( siega, trilla, aventado y
clasificación de semillas).
Paralelos: Antecedentes de la Segadora-Atadora: segadora de Bell (1), segadora de
McCormick(2) y segadora atadora McCormick (3 y 4).
Al tratarse de una producción industrial que se importó de Estados Unidos a España, resulta
relativamente fácil encontrar paralelos a nuestra segadora atadora Deering New Deal, como las
que figuran a continuación:
Significación:
Nos gustaría referirnos a cuatro significados asociados a la aparición de esta segadora-atadora, y
por extensión al proceso de mecanización agraria:
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a) Progreso agrícola
Esta máquina fue diseñada para evitar el esfuerzo de fatiga que debían soportar los jornaleros en
la época de la recolección, cuadrillas de segadores cortando la mies a golpe de hoz. Desde el
año 1400 a.d. C hasta el siglo XIX, cuando se patenta la segadora por McCormick, las
herramientas manuales fueron el único medio de recolectar el grano: hoces y guadañas para la
siega (la hoz fue el símbolo de los trabajadores) ; trillos y batidores de cuero
para la trilla; aventado manual para la limpia. Como describe el gran escritor
latino de temas agrarios, el gaditano Columela, De re rústica, s. I .d.c “ 8
hombres y dos bueyes, trabajando en un latifundio, cultivan 25 hectáreas”, lo
que traducido a jornales significa que se necesitaban 160 días de trabajo de
Columela los 8 hombres y 75 días de los dos bueyes para realizar todas las labores. Y de estas
25 has se obtenían apenas 8000 Kgr de grano, lo que suponía una producción media de 300
kgr/ha, frente a las media actual de 6000 Kg/ha en las llanuras europeas (BEDOSI, 2007)
Entre los hitos que han conseguido este espectacular avance, se cita por los estudiosos junto a la
máquina de vapor de Watt, el arado de vertedera de T. Jefferson, y el arado de Ridolfi; la
segadora de McCormick. En el siglo XIX la siembra a mano y la recolección con hoz de una
hectárea suponían el empleo de unas 1.400 horas de trabajo humano (hUTH), mientras que
hoy, en las explotaciones cerealistas mecanizadas el mismo trabajo se realiza con 5-10 hUTH.
Fue Erik Wolf quien nos ha transmitido la imagen más prístina de la vida de las comunidades
campesinas que en pleno siglo XX vivían aún presas de las limitaciones paleo-técnicas que la
tecnología, gracias a avances como el que estamos tratando de describir , lograron arrumbar.
Antes de la existencia de esta maquinaria, el cereal se agrupaba en manojos atados (gavillas u
hoces) que se acarreaban a la era. Las eras, parcelas allanadas tapizadas de piedras planas, se
usaban para realizar la trilla. Sobre ellas se extendía la mies y se pasaba por encima con
caballerías que arrastraban los trillos de pedernal (tablas de madera con piedras incrustadas)
para desprender el grano de la espiga anudando fajos detrás de las máquinas agavilladoras.
Después de formadas las gavillas y, en su caso, dejadas orear para que la humedad del grano
fuese inferior al 20-22%, se procedía a su trilla mediante trilladoras, donde se separa el grano de
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y andaluz, con porcentajes, sobre el total de parados, del 60-70 %, especialmente en el paro a
tiempo parcial. La intensificación mediante la sustitución de trabajo por capital era muy
problemática, una mayor mecanización fue siempre obstaculizada en las bases de trabajo,
produciéndose episodios de ludismo selectivo cuando los patronos utilizaban la maquinaria para
frenar las exigencias de los jornaleros, medio centenar de máquinas, especialmente segadoras,
fueron destruidas en Sevilla (ROBLEDO HERNÁNDEZ, 2014) Las provincias de Sevilla y Córdoba
iban adelantadas en la mecanización de las labores agrícolas ( segadoras atadoras), sobre todo
en las grandes explotaciones; en donde los terrenos más extensos y la menor compartimentación
permitían una más eficaz mecanización. Si bien su introducción en Andalucía fue más lentas
que en otras regiones ( Alto Ebro, Aragón) donde la recolección se mecanizó antes , pues en
Andalucía al bajo coste de la siega manual había que añadir la importancia del olivar y otros
cultivos con exigencias de trabajos manuales complementarios; las formas institucionales
empleadas en la contratación, común en el gran latifundio, sistema “a destajo” que compatibiliza
esfuerzos intensísimos con a un ingreso diario elevado y estancias no demasiado prolongadas
que favorecían la atracción de segadores desde las serranías y comarcas olivareras y vitivinícolas
, a lo que habría que añadir los problemas en el manejo de las máquinas ( mal uso deliberado o
escasa formación de los jornaleros) y alto coste de la reparación de una máquina sólo empleada
las pocas semanas de recolección y cuya rotura podía dificultar la siega una vez contratadas las
cuadrillas de segadores en otras fincas. En las regiones del norte de España, donde la frecuencia
de temporales provocaba pérdidas mayores, las segadoras aceleraban las tareas de recolección
c) Las mujeres y la tecnología agraria.
Señalan PACEY y PALMER (1981) que cuando una labor agrícola se mecaniza, la
responsabilidad sobre la misma pasa con frecuencia de las mujeres a los hombres. Por ejemplo,
moler a mano el grano es un trabajo de mujeres en 95% de las comunidades del mundo en que
se realiza dicha actividad, pero cuando se introducen los molinos de motor, los hombres se
encargan del trabajo. Los trabajos de las mujeres se practican fundamentalmente con
tecnologías artesanales, pues dependen del conocimiento obtenido a través de la experiencia y
del juicio personal sobre las formulaciones teóricas. Las razones por la que los hombres son
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atraídos por el trabajo mecanizado pueden ser la productividad y los altos ingresos asociados a
esta actividad, pero también tiene algo que ver con la forma en que las máquinas conllevan
prestigio. Como en el caso de los antiguos griegos, los hombres trabajaban en los yunques,
mientras las mujeres laboraban en la siega o el molido a mano, parecen existir todavía valores
muy particulares implicados en el agro, conviviendo tres tipos de valores en la práctica de la
tecnología agraria: los valores del virtuosismo, los valores económicos y los valores que reflejan
el trabajo realizado por las mujeres. Si queremos comprender los logros históricos de las
mujeres en la tecnología no basta un recuento del número ridículamente pequeño de mujeres
ingenieras, sino traer a colación los avances en la técnica aplicada a la administración de los
procesos naturales: cultivo de hortalizas, elaboración del pan, alimentación, limpieza, higiene,
enfermería y cuidado de ancianos y niños: no es de extrañar que la mujer sea responsable en su
perspectiva de las innovaciones técnicas que son importantes para la satisfacción de las
necesidades humanas básicas.
d) Conflicto mundo rural y mundo industrial
El conflicto entre el mundo rural y el industrial es un tema recurrente en la literatura, la tensión
entre los dos sistemas de valores, rural e industrial se soluciona en el ideario de Thomas
Jefferson, presidente de los Estados Unidos: su país ideal es un territorio no industrial, de
agricultores y granjeros cuyo objetivo consistiría en la eficiencia y no el desarrollo económico,
pero al mismo tiempo era un acérrimo defensor del progreso técnico, de hecho, fue inventor del
arado en vertedera. Nos gusta esta posición de tolerancia a la ambigüedad que adopta T.
Jefferson ante la tecnología: no es posible suprimir su devoción ardiente al ideal rústico, ni su
interés profundo en el progreso de la técnica y de la ciencia. Fue admirador de los estilos de
vida rurales, sencillos, alejados de la mundanalidad, pero buscó los progresos de la ciencia y
cultivó las artes superiores. El principio dominante de su pensamiento lo resume LEO MARX
(1964) en que no tiene una imagen fija de la sociedad, sino como algo dialéctico, y parece que
es este tipo de dialéctica la que se requiere para reflexionar sobre la tecnología moderna, dar un
giro periódico a las actitudes convencionales y considerar el mundo en términos de necesidades
básicas y de las ocupaciones de “baja” categoría, como los valores femeninos a los que hemos
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científico crea avance tecnológico que, a su vez, ayudará a crear más conocimiento científico y
mayores aplicaciones tecnológicas. Es común en nuestros días que en el ámbito empresarial o
académico, ambos términos se suelen usar como conceptos inseparables, con las siglas C y T,
en español, o en inglés S & T para Science and Technology.
En cualquier caso, examinado el Anexo I contenido en la parte del Manual de Documentación del
Patrimonio Mueble dedicado al Patrimonio Industrial ( pág 218 yss), que vuelca no sólo las
disciplinas científicas, sino todas aquellas que comprenden las colecciones de instrumentos
científicos del MUNCYT, incluimos esta máquina segadora-atadora en el campo de la FÍSICA.
Desde luego , McCornirk a la hora de diseñar esta máquina que optimiza mecanismos y
sistemas de recogida y empaque de cereales tuvo que emplear metodología basada en principios
de termodinámica, Mecánica de Sólidos y Mecánica de fluidos, incluyendo cuestiones de
estática, resistencia de materiales, electrónica y neumática. Hoy, la agronomía o ingeniería
agronómica incluye el conjunto de conocimientos de diversas ciencias que rigen la práctica de la
agricultura, hasta lo que se ha dado en llamar “agricultura de precisión” , con tecnologías que
permiten mejorar el rendimiento sin multiplicar el uso de recursos ( agua, suelo, energía ,
fertilizantes) , sembradoras , tractores y cosechadoras disponen hoy de tecnología GPS que les
ayuda a moverse con toda precisión por el terreno, con sistema de autoguiado que proporciona
numerosas ventajas. John Deere ha desarrollado el sistema e telemetría ( JDLink) capaz de
controlar las operaciones de toda una flota de maquinaria, registrando desde la posición de la
máquina hasta los consumos a lo largo de la jornada. Estas novedosas técnicas no se usan sólo
para la siembra, sino también, como nuestra segadora, para la recolección.
Cuestión estrechamente vinculada a la relación entre ciencia y tecnología es el logro cultural que
representan los avances científicos y técnicos en la agricultura. Hoy sabemos que es imposible
separar el nacimiento de las civilizaciones del desarrollo de la agricultura, que a su vez
aprovechó las mejores técnicas creadas, y es esta relación agricultura/biología/tecnología lo que
permitirá mantener a la superpoblación mundial con suelos y recursos hídricos cada vez más
escasos. Gracias al desarrollo científico un granjero que a principios del siglo XX sólo podía
alimentar a cinco personas, hoy puede mantener a ciento treinta. Cuestión distinta, que excede
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donde pasaba la cuerda de anudar. Se tiraba de ella, de modo manual, y se enhebra en el disco
retenedor, dejándose en esta fijación. En esta situación, la máquina puede estar parada.
Cuando el tractor tiraba de la máquina, embragada, daba comienzo la siega del cereal. Cuando
la mies llegaba a la rampa, los empacadores acumulaban el material, la presión accionaba el
brazo articulado, fijando en posición vertical por un muelle que cede y embraga el eje del
anudador. Éste, unido al eje de mando de la aguja por una biela hace que, sincronizados ambos,
el eje de biela y eje del anudador, hacen que el primero, que comanda la aguja, suba el cabo y
lo deposite en la muesca del retenedor. La aguja, al retroceder a su posición inicial, depositaba
la cuerda de la próxima gavilla que se realice. En este punto, el plato dentado parcialmente
(dientes internos) obliga a que el retenedor gire 90º , situando ambos cabos sobre el pico
anudador. A continuación entraban en acción los dientes externos del plato, más retrasados que
los internos, que obligan al pico anudador a girar 360º sobre su eje, mientras éste se abre,
durante su giro, al deslizarse por la rampa, mecanizada en el cuerpo del anudador y se cierra al
entrar dentro de la cazoleta que, regulada por un muelle, presiona la lengüeta del pico que pinza
los dos cabos, en el momento que la eleva del plato dentado, entra en contacto y acciona el
brazo que lleva la cuchilla; la cuchilla corta las dos cuerdas y a la vez expulsa el nudo del pico
anudador.
La gavilla ha sido atada y expulsada por tres brazos que, solidarios al eje del anudador, a modo
de cuernos de toro, en el último tramo del giro, lanzándola sobre el cambo o sobre el
acumulador de gavillas (unas 5 gavillas) a la subida y el movimiento de retorno a su posición
inicial.
Para una mejor comprensión de la dinámica de esta máquina, es muy recomendable visualizar
en vídeo su funcionamiento, que puede encontrarse en Internet:
https://youtu.be/3wM9TBwZqlE
PROTECCIÓN
Propuesta de protección: valoración y recomendaciones.
Siguiendo a BARROS CANEDA, podemos aplicar a esta pieza algunos de los problemas que el
profesor destaca respecto del Patrimonio científico-técnico de la Universidad: escasa visibilidad
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social, por su carácter oculto y falta de difusión; limitada valoración por sus propios
propietarios, al quedar obsoletos y abandonados en el campo o entregados como chatarra, así
como carencia o desconocimiento de infraestructuras administrativas específicas, protocolos de
actuación o medios para su tutela.
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CONSERVACIÓN:
Estado de conservación: Medio
Deterioros de la pieza: Los elementos de madera del molinete y las lonas se encuentran
bastantes deteriorados.
Alteraciones físicas: Algunas partes se encuentran con deformaciones, en particular las
plataforma de empacado.
Alteraciones químicas: El proceso de oxidación del hierro por óxidos, hidróxidos y carbonatos
ha afectado a gran parte, hierro y acero, de la máquina, lo que le confiere un aspecto
herrumbroso.
Alteraciones biológicas:
Integridad de la pieza: Faltan las cubiertas de las rueda y en general la máquina se halla en
un proceso de corrosión, generando algunas deformaciones en la pieza, debiendo procurarse su
restauración, dotandola de estabilidad, eliminando deformaciones y llevar a cabo una limpieza
mecánica que elimine las capas generadas y le devuelva su imagen original.
Evaluación de entorno: La máquina se encuentra junto a la era del cortijo, al aire libre, sujeta
a las inclemencias meteorológicas, por lo que se recomienda su conservación bajo cubierta.
Intervenciones:
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FUENTES DE INFORMACIÓN
Bibliográficas:
BARROS CANEDA, J.R., Patrimonio cultural de la Universidad. En Manual Atalaya de apoyo a la
Gestión Cultural. Publicación On-Line, disponible en
<http://atalayagestioncultural.es/capitulo/gestioncultural/patrimonio-cultural-de-la-universidad>
[Consulta: 9/02/2019]
BEDOSI, A. Mecanización agrícola y desarrollo social. Vida Rural. Especial 150 aniversario de la
cosechadora de cereales 2007 nº253 2/2007, Pág 7
CASCÓN, J. Labores de cultivo general. Espasa-Calpé, 1923, pág. 108
GALBRAITH The New Industrial State, Ed. André Deutsch, Londres, 1972, capítulo 15 ,
GALLEGO MARTÍNEZ, D. “De la naturaleza, de la sociedad y del cambio técnico: el sector agrario
español durante el siglo XIX y primer tercio del s. XX” en Noticiario de Historia Agraria, nº 9,
1995. Pág. 177-229
GARRABOU, R. Sobre el atraso de la mecanización agraria en España ( 1850-1933) , en
Agricultura y Sociedad, nº58, 1990, pág 41-77.
GARCÍA, F. & VALERO, C. 1997.Cosechadoras de cereales. Revisión del mercado actual.
Vida Rural nº 44. pág. 42-47.
GIL, J. Criterios económicos para elegir la cosechadora de cereales. Vida Rural nº 86.
1999 pp. 62-64.
GIL, J. & A.L .Cosechadoras de cereales. Características de los modelos más importantes
del mercado español. Vida Rural nº 29. 1996 pág. 42-44.
JIMÉNEZ ALBARRÁN, M.J.; DE LA LASTRA GONZÁLEZ, I.; MARTÍN LATORRE, R.M.
“Instrumentos científicos”. En ARENILLAS TORREJÓN, J.A., MARTÍNEZ MONTIEL, L. F.
(coord.), Manual de documentación de patrimonio mueble. 2014 Sevilla: Consejería de
Economía, Innovación, Ciencia y Consejería de Educación, Cultura y Deporte, págs 264-
285.
LAGUNA, A. 2000.Maquinaria agrícola. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 361 pp.
LÓPEZ ESCUDILLO, A. Historia de Andalucía a debate. Antropos Editorial, 2000, pág. 164,
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Vista de la máquina en la que se aprecia parte del molinete, barra de siega y rueda central.