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UNIDAD 5
Cuando publicas textos en internet, aunque no lo sospeches, escribes para dos tipos
de lectores: las personas y los buscadores. Como escritor, por supuesto, esperas que
sean las personas quienes lean tus textos. Sin embargo, en buena medida, eso solo
es posible gracias a la intermediación de los buscadores.
Fíjate en este llamativo dato: una investigación científica llevada a cabo en el año 2005
determinó que una noticia publicada en internet recibe el 50 % de sus visitas en las 36
horas siguientes a su publicación (Barabási et al., 2005). ¡Solo el 50%! La mitad
restante –un volumen enorme en comparación con el modo en que se consumen las
noticias en prensa impresa, radio o televisión– se lee a partir de las 36 horas iniciales,
una vez que la noticia ha desaparecido de la portada de la publicación digital. ¿Y cómo
es posible que en internet las noticias sean tan leídas una vez que han desaparecido
del escaparate que les ofrece la portada de la publicación digital? Está claro: gracias a
los buscadores.
Cuando escribes –fuera o dentro de internet–, podrás atraer a las personas gracias a
tu ingenio, a tu originalidad y al interés de lo que cuentas. Pero, ¿qué puedes hacer
para captar la atención de un buscador? ¿Es posible escribir de un modo en que los
sistemas de búsqueda se fijen especialmente en tus textos?
Ese modo existe. Precisamente sobre eso trata esta unidad: sobre las técnicas
redaccionales para conseguir que tus textos alcancen máxima visibilidad para los
internautas gracias a los buscadores. Esas técnicas conforman una disciplina,
conocida en el mundo profesional de internet por estas siglas: SEO.
Cuando la gente desea leer sobre algo en internet, expresa su deseo a través de
palabras clave. Y el buscador, que en el fondo es una máquina de cumplir deseos, le
responde con aquellas páginas que mejor se acomodan a esa expectativa.
Las técnicas de SEO pretenden ajustar del modo más preciso posible la oferta a la
demanda. Aspiran a que los contenidos de una página web respondan del modo más
acertado a las expectativas de los internautas.
Cuando escribimos para internet es conveniente observar ciertas pautas de estilo que
mejoran la experiencia lectora de los internautas cuando visitan páginas web. Algunos
de esos consejos son bastante básicos y, de hecho, ni siquiera son privativos de
internet; se aplican también para la buena escritura en otros soportes y plataformas.
Sin embargo, junto con esas recomendaciones esenciales hay otras que sí
especialmente beneficiosas desde el punto de vista del SEO.
Cuando escribes con fines profesionales, tu objetivo principal debe ser comunicar las
ideas con claridad, orden y rapidez. Los internautas no acuden a leer tus textos
profesionales para disfrutar con la lectura. Para eso ya tienen las narraciones literarias
y la poesía. Si tus textos son herramientas de trabajo, preocúpate más de informar que
de deleitar.
Sin embargo, incluso aquí hay matices. ¿Acaso los 164,9 millones de internautas
hispanohablantes comparten exactamente el mismo idioma? Solo hasta cierto punto.
Como sabes, hay grandes diferencias entre el español que se habla en España,
Argentina, Colombia, México o Estados Unidos, por poner apenas unos ejemplos.
Incluso, dentro de cada uno de esos países, se advierten marcadas diferencias entre
las modalidades del español de sus distintas regiones.
Por eso, cuando escribas en internet debes tener presente que tu audiencia potencial
tiene registros lingüísticos muy distintos. Si aspiras a alcanzar una audiencia máxima,
procura no utilizar localismos y expresiones conocidas solo en tu país y/o región.
Utiliza un registro neutro, que pueda ser entendido sin dificultad por la mayoría de los
hablantes de tu idioma.
Si publicas algo en internet al mediodía, puede que un lector te lea por la noche…
apenas un segundo después de que hayas divulgado tu texto. La Tierra, bien lo sabes,
se divide en 24 husos horarios y en todos ellos hay lectores potenciales de tus textos.
Un escritor debe tener esto presente en internet, puesto que su «hoy» bien puede ser
el «ayer» o el «mañana» de sus lectores.
Apuesto a que agradeces que esta lección distribuya sus explicaciones en puntos
independientes y estas contengan un pequeño titular. Seguro que eso te ayuda a
localizar mejor la información, a leer más rápidamente y a memorizar con mayor
facilidad. Si esta técnica, en efecto, mejora tu experiencia lectora, nada te impide
aprovecharla también cuando escribas. Tus lectores te lo agradecerán.
Como hemos explicado más arriba, una palabra clave es el término o expresión que
utiliza el internauta cuando busca en internet. Pero, ¿cuáles son los términos más
recomendables para utilizarlos como palabras clave? Una vez más, te animo a pensar
en tu propia experiencia personal como internauta. Reflexiona sobre el tipo de
palabras que empleas habitualmente cuando buscas en internet. Caerás en la cuenta
de que con gran frecuencia recurres a nombres propios (nombres de personas,
marcas, organizaciones…), topónimos (es decir, nombres de lugares) y términos
especializados en general (nombres de objetos, tecnologías, herramientas…).
Antes de lanzarte escribir, dedica unos instantes a identificar las palabras que mejor
caracterizarán a tu texto. Como verás, esa identificación inicial te resultará muy útil en
el proceso de escritura posterior.
Puedes comprobarlo por ti mismo. La próxima vez que busques en internet, fíjate en
este detalle: seguro que las palabras que has utilizado para buscar –aquellas que has
escrito en el campo de búsqueda– aparecerán en el título de los primeros enlaces que
el buscador te proporcionará como resultado. ¿A que sí? Pues bien, cuando publiques
en internet, dale la vuelta al calcetín y aprovecha esta circunstancia en tu propio
beneficio como escritor: sitúa en el titular aquellas palabras que utilizarías si desearas
hallar una página como la tuya.
Entre todos los tipos de términos recomendables como palabras clave, nada funciona
mejor que los nombres propios. La razón es que, cuando buscamos en internet,
recurrimos constantemente a ese tipo de términos: nombres de personas, apodos,
nombres de organizaciones e instituciones, marcas… Por lo tanto, puestos a elegir
algún término para titular, la mejor opción en muchos casos será recurrir a un nombre
propio.
Como estamos viendo, titular con acierto es clave para alcanzar un buen
posicionamiento en los buscadores. Otra técnica para conseguirlo es elegir
estratégicamente el lugar de cada palabra en el título. No basta con poner una palabra
clave en el título; a ser posible, esa palabra debe colocarse al principio del título. De
ese modo, los buscadores otorgarán mayor relevancia a la página cuando un
internauta busque información utilizando esa palabra clave.
Para entenderlo, comparemos estos dos títulos, con idéntico contenido pero distinta
forma:
¿Cuál de los dos títulos será más eficaz desde el punto de vista del SEO? Sin duda, el
segundo. En él, los términos más específicos –las palabras clave: «escritura eficaz»–
se sitúan al comienzo del titular. Además, vienen seguidos de dos puntos, con lo que
el buscador infiere que ese título anuncia algo así como una definición del concepto de
«escritura eficaz». Justo lo que un internauta desea encontrar cuando utiliza esa
misma expresión de búsqueda. En consecuencia, gracias a la forma del segundo
título, las opciones de que una página web titulada así alcance lugares destacados en
los resultados aumentan.
Como autor, te interesa que Google no corte esa parte final de tu título pues, si lo
hace, probablemente entorpecerá la identificación del contenido de tu página por parte
de los internautas. Así pues, siempre que te resulte posible, reduce la extensión de tu
título a 55 caracteres como máximo.
Los buscadores otorgan mayor relevancia a las páginas web con mayor volumen de
contenido textual. Esta es una de las razones que explican, por ejemplo, que las
páginas de Wikipedia alcancen posiciones tan destacadas en los resultados de
Google. Como sabes, su contenido textual suele ser extenso y rico en enlaces. Esto
multiplica las posibilidades de que Google les asigne un lugar de preferencias.
Toma nota de ese detalle: no se trata de que escribas un interminable informe cada
vez que publicas en internet, pero cuantas más palabras contenga tu página web, más
probabilidades tendrá de alcanzar un lugar relevante en la página de resultados. Una
extensión superior a unas 300 palabras aumentará tus opciones de obtener un buen
posicionamiento.
La misma técnica que acabamos de recomendar con las negritas funciona también
con los enlaces. Los buscadores otorgan mayor relevancia a aquellas páginas en las
que las palabras clave han sido utilizadas como puntos de anclaje para enlaces
hipertextuales. En consecuencia, si vamos a enriquecer nuestro texto con enlaces,
acordémonos de ubicar alguno de ellos sobre nuestras palabras clave.
Para terminar, un último consejo relacionado de nuevo con el lenguaje HTML. Este
lenguaje admite sendos campos que permiten añadir descriptores tanto a las
imágenes como a los enlaces. En el caso de las imágenes, se consigue incluyendo el
atributo <alt> en la etiqueta de la imagen; por su parte, en los enlaces se realiza
insertando el atributo <title> en la etiqueta del enlace. Es decir:
Vale la pena preocuparse por incluir esos descriptores. En primer lugar, porque
proporcionan una navegación más orientada a los internautas. Gracias a esos
descriptores el usuario de una página web recibirá indicaciones claras sobre el
contenido de esas imágenes y enlaces. Además, la inclusión de descriptores reporta
un segundo beneficio, directamente vinculado con el SEO. Al fin y al cabo, estos
descriptores no dejan de ser un espacio textual más donde podrás reforzar la
presencia de ciertas palabras clave en tu página web.
Recursos complementarios
Referencias
Barabási, A.L.; Dezsö, Z.; Almaas, E.; Lukács, A.; Rácz, B.; Szakadát, I. (2005)
“Dynamics of information access on the web”, Physical Review E 73 (6). En:
http://meetings.aps.org/Meeting/MAR05/Session/D23.8