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INTRODUCCIÓN

Podemos señalar que Barthes, en primer término, asume que Los


Elementos son irrestrictos a cuatro dicotomías: Lengua y Habla; Significado y
Significante; Sintagma y Sistema y Denotación y Connotación.

Estas parejas, Barthes, las adopta de Ferdinad de Saussure, y decimos


adopta, porque esta acción revela una asimilación y acomodación del
conocimiento. Desde aquí toma los Elementos que podrán establecer el
derrotero teórico de la semiótica, desarrollada por éste más tarde, pues, no sólo
revisa los conceptos vertidos por el lingüista suizo, sino que además va más
allá, incluso probando algunas ideas que superan al maestro, mas esta
superación a costa de una lectura ideológica, ya que desarrolla el significante
como proyección del signo, pero este signo no es el lingüístico, sino el
semiótico, como expansión del significante "sociedad", es decir, se expande
para poder armar estructuralmente la realidad que el ser social va produciendo,
hasta llegar a formular la función-signo como connotación tecnológica en
oposición de la connotación existencial que el mismo Barthes propone. En
otras palabras, propende a explicar las realidades que los hombres van
erigiendo en la sociedad (como el cine realista italiano, por ejemplo).

Barthes, desarrolla por lo tanto, no sólo una expansión del significante,


sino que plantea una ideología, junto con proponer el "signo semiológico", el
signo social aplicado a estructuras sociales. Sin embargo, por esta razón omite
el desarrollo del significado como expansión de la naturaleza humana, como
aquella que realmente sostiene la facultad del lenguaje.
EL SIGNO

I) ELEMENTOS DE SEMIOLOGIA
En Elementos de semiología (1965), Barthes reconoce el lugar de
central de Saussure en el desarrollo de la lingüística moderna
especialmente por centrar el interés en el funcionamiento estructural.
De acuerdo a Saussure, la peculiaridad del lenguaje reside en la
arbitrariedad de los signos, lo cual permite una combinación tan variada
como los diferentes significados que se deseen comunicar. Barthes
introducirá además, el concepto de signos motivados que resulta más
preciso para explicar el funcionamiento de ciertos signos gráficos.

II) CONCEPTO DE SIGNO


Varios autores de las distintas escuelas semióticas ven al signo desde
sus análisis.

SAUSSURE. (Signo lingüístico) Unión de significante y significado. Una


entidad de dos caras formada por la imagen acústica y el concepto.
Aportación: Estudio básico estructuralista del signo dentro de un sistema
social.

PEIRCE. Es un signo general, triádico y pragmático.


El signo tiene su fundamento en un proceso: la semiosis que es una
relación real que subyace al signo. Un signo es algo que está en lugar
de otra cosa no como sustituto sino como representación de. Aportación:
Visión triádica del signo, que permite entender una dinámica infinita,
aplicable al conocimiento.

BARTHES Habla de la significación de los objetos, es decir, percibe a


los objetos como signos dentro de un sistema estructurado
(binario)«significar» es transmitir informaciones, sistemas de diferencias,
oposiciones contrastes. Aportación: Una teoría informal más bien da
cuenta de la hermenéutica y se pretende fundamentar una ciencia de
revelación. Aporta el MITO (Los sistemas de signos que se utilizan no
son naturales sino resultado del desarrollo cultural por lo que se asocian
a valores culturales).

GREIMAS. Se basa en la apreciación de signo como entidad binaria


(significante y significado) en la que se capta su significación a partir de
pares de opuestos. De ahí se basa para crear su propuesta de
recorridos generativos a partir de cuadro semiótico Aportación: Estudia
EL SENTIDO de los signos Cuadrado semiótico Recorridos generativos
Aplicación en la interpretación y producción de textos narrativos
principalmente.

IURI LOTMAN Enfoca la semiótica al estudio de “textos” no de signos


independientes. Por lo que ve al signo como un elemento conformador
del texto Aportación: Semiósfera, carácter cultural de los estudios
semióticos. Se preocupa por el estudio de “textos” (no necesariamente
escritos)
Si se quiere explicar lo que es el significante, se dirá que es la parte
física del signo. En el caso del lenguaje hablado está hecho de sonidos,
y en el caso del lenguaje escrito está hecho de color (tinta). En el caso
del lenguaje hablado el significante es objeto de la percepción auditiva, y
en el caso del lenguaje escrito es objeto de la percepción visual. Por
último, los significantes son producidos por el aparato fonador. En suma,
con respecto al significante hay muchas cosas claras: se sabe de qué
material está hecho, cual es su configuración, cual es su modo de
existencia, cómo se produce y que órganos de los sentidos lo perciben.

¿Y el significado o concepto? ¿De qué material está hecho? ¿Cuál es su


modo de existencia? ¿De qué sentidos es objeto de la percepción? Aquí
se recurre entonces a los procedimientos metalingüísticos, por medio de
los cuales se da cuenta de forma mediata de objetos de los que se
carece de conocimiento inmediato. Se establecerán entonces las
convenciones metalingüísticas. Cuando se hable de la palabra, se
pondrá la expresión encerrada entre apóstrofos; cuando se hable del
significante, se pondrá la expresión entre barras; y cuando se hable del
significado, se pondrá la expresión entre comillas. Así, por ejemplo, la
palabra 'silla' tiene como significante /silla/ y como significado "asiento
alargado".

Este procedimiento metalingüístico sólo sirve para postergar la


explicación sobre la naturaleza del significado. Puesto que cuando se
habla del significado lo que a fin de cuenta se proporciona son palabras,
que a su vez serían unidades de significante y significado.

Entonces, si se pregunta qué significa la palabra 'silla', se responderá:


"asiento para una persona". Y si se pregunta qué es una silla, se
responderá: asiento alargado. Es obvio que preguntar por el significado
de la palabra equivale a preguntar por el ser del objeto significado por la
palabra. Pretendiendo hablar del significado como un ser unido al
significante en la conciencia, en verdad se habla de un ser separado del
significante y que existe fuera de la conciencia. De todos modos se tiene
una primera definición de significado, aunque sea equívoca o errónea.
Significado: ser del objeto significado. Otro paso más. En el diccionario
se puede leer: silla. Asiento alargado. Esto es una elipsis del juicio la
silla es un asiento alargado. Se partía de la premisa de que la palabra es
una unidad interna de significante y significado, pero a la hora de la
verdad, cuando se recurre al diccionario, se presenta como una unidad
externa. Lo que figura como significante es el sujeto del juicio, y lo que
figura como significado es el predicado del juicio, unidos externamente
mediante el operador verbal "es".

Saussure acuña el término de 'semiología' para referirse al estudio del


signo, entidad completamente psíquica, de dos caras, la imagen acústica
y el concepto. Esta concepción diádica es importante porque marca la
diferencia con la concepción peirciana (triádica) no sólo en cuanto al
número de componentes del signo, sino en cuanto a su naturaleza. Que
el signo saussureano es una entidad psíquica, es consecuencia de que
el significado tiene existencia sólo en la mente y es independiente de
posibles referentes externos y materiales; pero también es mental el
significante, pues es el sucesor de la imagen acústica, que, como su
nombre lo indica, es imagen. Imagen mental. No debe confundirse el
significante (mental) con la materialidad externa que se utiliza para el
intercambio de signos.

Distinto a lo de Peirce, quien pensaba que el signo es algo (cualquier


cosa, material o mental) que representa a algo (material o mental) en
alguna medida o capacidad, y que crea en la mente del intérprete un
nuevo signo (más desarrollado) que llama interpretante (ahora sí,
mental).

El signo es todo lo que se puede interpretar, sea cosa, hecho o persona.


El signo está compuesto de un Significado: "imagen mental" que varía
según la cultura, y un Significante: "no siempre es lingüístico, puede ser
una imagen". El símbolo es un signo polivalente. Apunta a muchos
significados.

III) DIVISIÓN DE LOS SIGNOS


La división de los signos por su naturaleza nos da: Tipo y Tono. Tipo:
tiene una identidad definida aunque admite una gran variedad de
apariencias. Tono: no tiene identidad, es la mera cualidad de la
apariencia. La división de los signos por sus relaciones con los objetos
dinámicos puede ser: Icono, Índice y Símbolo.

Icono: es un signo que está determinado por su objeto dinámico en


virtud de su propia naturaleza interna (una pintura, ideograma, etc.)
Índice: es un signo determinado por su objeto dinámico en virtud de
estar en relación real con él (síntomas de una enfermedad, golpes en
una puerta cerrada, etc.)

Símbolo: es un signo determinado por su objeto dinámico, en el sentido


que así será interpretado. Por lo tanto depende de una convención o
hábito (cualquier palabra o signo convencional, etc.)

Los signos naturales son signos que no tienen un productor humano. Su


reconocimiento está dependiente en forma directa del estado de la
ciencia en el momento en el que se lo considera. Su calificación se fijará
según el grado de información científica de su intérprete.

Los signos naturales, puesto que constituyen signos, presuponen una


conexión entre el signo que representa y un objeto determinado que está
representado. Sin embargo esta conexión queda establecida por la
naturaleza sin la menor intervención humana; se sitúa en el mundo
físico, exclusivamente, y el intérprete no hace más que constatar ese
hecho.

IV) FUNCIONES DEL SIGNO


 Función Emotiva: (o expresiva) apunta hacia una expresión directa
de la actitud del emisor. Terminología denotativa y connotativa.
Predomina la subjetividad del emisor, no tanto lo que dice o como lo
dice, sino quien lo dice. Tiende a dar la impresión de cierta emoción.
El factor de la comunicación es el Emisor.
 Función Referencial: (o informativa, o denotativa, o cognitiva) está
orientada hacia el "contexto" que ambienta y rodea la comunicación.
Tiene que ver con todo el tema que provoca la comunicación y no
sólo con el mensaje. El discurso es objetivo y verosímil y la
terminología es denotativa. El factor de la comunicación es el
Referente.
 Función Poética: pone el acento sobre el mensaje en si mismo, sea
de cualquier género periodístico, literario, político, etc. Por lo tanto
busca producir un hecho estético. Para esto se utilizan metáforas,
figuras retóricas. El factor de la comunicación es el Mensaje.
 Función Fática: sirve esencialmente para verificar si el circuito
funciona; es decir, establecer, prolongar e interrumpir la
comunicación. Chequear si tengo la atención del interlocutor. El
factor de la comunicación es el Canal.
 Función Metalingüística: apunta a verificar si el emisor y el receptor
utilizan el mismo código. De allí que se hable de Metalenguaje. Se
explican términos cuyo significado se desconoce. El estudio del
lenguaje es el estudio del código, propiamente. El factor de la
comunicación es el Código.
 Función Conativa: (o apelativa) está orientada específicamente al
destinatario (receptor). Su expresión gramatical más pura está en el
vocativo y el imperativo. El factor de la comunicación es el Receptor.
 Otras.

V) CLASIFICACIÓN DE LOS SIGNOS SEGÚN BARTHES


Barthes enumera tres clases de signos: los signos icónicos, motivados y
arbitrarios. La diferencia entre estos se corresponde con una escala
progresiva, los signos icónicos cumplen una sola función y se ubican en
un extremo, con posibilidades muy amplias de significación, los signos
arbitrarios, se encuentran en el otro extremo.

Por ejemplo, la cruz en la cultura cristiana o la luna creciente en el Islam,


tienen un único significado icónico. Estrechamente relacionados con este
tipo de signos (cuya aceptación se da por convención social) se
encuentra las marcas de identidad de las banderas nacionales, o los
uniformes, por ejemplo que comienzan a confundirse con signos
motivados cuando ocasionan el uso de ropas civiles dotadas de
significación para la sociedad que las originó. El tradicional sobrero
hongo y el paraguas cerrado del funcionario civil británico es un ejemplo
de signo motivado, pero es posible imaginar los mismos signos con un
significado diferente... en La Naranja Mecánica (1971) el joven pandillero
Alex y sus amigos, llevaban sombreros con las mismas características...
En efecto, la carga de connotaciones que pesa sobre esos signos nos
impide considerarlos simplemente arbitrarios.

En realidad, lo que se intenta destacar es que sería inusual encontrar un


signo que, siendo absolutamente natural careciera de ambigüedad
alguna... ¿es esto posible?

Se dice, por ejemplo, que levantar un puño cerrado a la altura del


hombro es claro signo de enojo, sin embargo, este mismo gesto, en los
círculos izquierdistas de la década del 30, significaba camaradería y
solidaridad proletaria.

VI) EL SIGNO LINGÜÍSTICO


El primero problema con que se encontró Saussure al estudiar el
lenguaje fue el de su extraordinaria complejidad. El lenguaje pertenece a
la vez al dominio individual y al social e incluye elementos físicos (el
sonido), fisiológico (el aparato vocal o fonológico) y psicológico. Para
poder conformar un objeto de estudio más homogéneo, Saussure
diferenció dos entidades: la lengua y el habla. Esta última fue definida
como el uso de la lengua y, por ser cambiante e individual, quedó fuera
del objeto del estudio de la lingüística saussureana.

La lengua es la parte social del lenguaje: el conjunto de convenciones


necesarias para comunicarnos, es decir, el código. Es un sistema
compartido por toda la comunidad y, por lo tanto, social. El habla, por su
parte, es el acto individual de puesta en uso, apropiación y actualización
de ese sistema de convenciones que constituye la lengua. Cada uno de
los hablantes realiza combinaciones empleando el código de la lengua
para expresar su pensamiento, a través de ciertos mecanismos
psicofísicos. Al tratarse de un acto individual, pensó Saussure, no es
posible sistematizar los fenómenos del habla para su estudio, pero sí la
lengua.

Un signo con dos caras.


La lengua es un sistema formado por signos. Cada uno de estos signos
está compuesto por dos partes: un concepto y una imagen acústica, que
también se llama significado y significante, respectivamente.

El significado es una idea asociada a una cadena de sonidos, el


significante. Por ejemplo la idea que tenemos de “elefante” asociada a
los sonidos e l e f a n t e .

El significado es una representación psíquica. Esto quiere decir que el


significado no sería, por ejemplo, el elefante como objeto real, sino la
idea que en una sociedad se tiene de lo que es un elefante. El
significante ha sido considerado la parte material del signo, el sonido, y
permite que el significado se haga presente.

El signo es el producto de esta conjunción. No hay significado ni


significante aislados uno de otro.
La relación entre el significante y el significado (llamada significación) es
arbitraria. Esto quiere decir que no hay ninguna necesidad para que el
significante c a s a esté asociado a la idea de casa; podría haber sido
cualquier otra cadena de sonidos y, de hecho, en otros idiomas, la
relación se da con otras cadenas de sonidos1.

Ser lo que los otros no son.


En la lengua, los signos forman un sistema. Esto significa que están
relacionados unos con otros y que no podemos pensarlos en forma
aislada. Saussure afirma que la lengua es un sistema de valores, pero
no en el sentido corriente que le damos a esta etapa, como valor moral.
Para Saussure, el valor de un signo es el lugar que ocupa en el sistema
en relación con los demás signos. En un sistema, los signos se definen
según el lugar que ocupan, por oposición a los otros elementos del
sistema, a los otros signos. En otras palabras, cada uno de los signos es
lo que los otros no son.

Si pudiéramos pensar los signos como entidades aisladas, la traducción


de un concepto de una lengua a otra sería automática; es decir, a cada
concepto le correspondería una palabra de la otra lengua, que tuviera el
mismo significado. Pero como los signos forman un sistema en el cual
cada uno es lo que los otros no son, lo que ocurre es muy distinto. En
castellano, por ejemplo, la palabra “pez” tiene la misma significación que
la palabra “fish” en inglés, sin embargo, ambas palabas no tienen el
mismo valor. Mientras que en la lengua castellana hay casos en que en
lugar de “pez” utilizamos la palabra “pescado” (para designar un plato de
comida, por ejemplo), en inglés sólo se usa “fish” para todas las
situaciones.

1 Roland Barthes, 1993 La Aventura Semiológica. Barcelona. Editorial Paidós Ibérica, S.A.
Segunda edición en Castellano. pp. 89.
Comparando estos dos casos, vemos cómo cada uno de los elementos
de la lengua adquiere su valor a partir de la relación con el resto.

Pez pescado

fish

Relaciones presentes y relaciones ausentes


Saussure afirma que los signos establecen dos tipos de relaciones, que
denomina sintagmáticas y paradigmáticas.

Por un lado, cuando hablamos o escribimos, las palabras se ordenan


linealmente, eso es una detrás de la otra (no podemos pronunciar dos
palabras a la vez). Esta cadena de palabras se denomina sintagma, y en
ella cada signo tiene relaciones con los otros signos presentes (de
orden, de concordancia, etc.). Asimismo, cada signo adquiere su valor
en relación con el anterior o el siguiente. El término “tomar”, por ejemplo,
no tiene el mismo valor cuando decimos “tomar sol”, “tomar agua” o
“tomar un camino”.

Además, cada uno de los signos que aparecen en la oración también


tiene relación con otros, que no están presentes pero a los que podemos
vincularlos por distintos motivos. Por ejemplo “casa” se relaciona con
palacio, choza, etc., porque todas son viviendas, y con pasa, masa, raza,
por la rima, etc. Estas cadenas asociativas – que son infinitas – se
denominan paradigmas.

VII) UN MITO TRIDIMENSIONAL, UN SIGNO TRIÁDICO


El primer esfuerzo de teorización de Barthes, El Mito Hoy, inicia con una
advertencia en forma de definición fundacional sin equívocos:
"Es necesario que tomemos aquí precauciones ante lo que
contrariamente el lenguaje común que dice simplemente que el
significante expresa lo significado, pues tengo que tratar, dentro de todo
un sistema semiológico, no con dos sino con tres términos diferentes;
pues lo que yo retengo, no es solo un término, uno después del otro,
sino la correlación que los une: tenemos pues el significante, el
significado y el signo, que es la total asociatividad de los dos
primeros términos."2

Él vuelve más adelante (ver el exergo), a hablar del "esquema


tridimensional". Mostraré en detalle que esta formulación expresa sin
ninguna reserva posible que estos tres términos están en una relación
triádica auténtica, según el sentido que le adjudica Peirce. Ella muestra
sin ambigüedad que nuestros dos "desmontadores de bosques", si no
parten quizás del mismo punto, ambos utilizan, al menos en una primera
aproximación en lo que concierne a Barthes, una herramienta conceptual
triádica. Siempre hemos percibido a Barthes, y de una cierta manera
Barthes se ha percibido a sí mismo, como un pensador binario, aunque
él ha expresado en múltiples ocasiones dudas sobre la validez universal
del binarismo. La puesta en perspectiva histórica de su recorrido
intelectual nos dará una explicación.

Pero antes quiero mostrar cómo se puede formalmente "caer de la tríada


a la díada" en todo momento, lo que constituirá el principio de
explicación esencial de las diferencias observadas en los itinerarios de
Barthes y de Peirce, respectivamente.

BAJO LA TRIADA, LA DIADA


Siempre se opuso la semiótica de Peirce a las semiologías "europeas"
que surgieron de los trabajos de Saussure, Hjemslev, Greimas y de
muchos otros, invocando una radical incompatibilidad entre la triadicidad

2 Roland Barthes, 1971. Elementos de Semiología. Alberto Corazón Editor. Madrid. Pp. 197
de la primera y el binarismo o diaderismo de los segundos. Sin embargo
esta incompatibilidad es, al menos en el plano formal, menos radical que
lo que parece, en la medida en que toda tríada presupone lógicamente
tres díadas (y accesoriamente tres monadas). En efecto lo que une tres
cosas, unidas a fortiori todas las parejas (exactamente tres) de dos de
entre ellas que podamos formar, es una constatación de evidencia. Esta
observación abre sobre dos posibilidades simétricas: una consiste, por
un simple olvido, autocensura o rechazo de uno de los tres términos en
la relación, recayendo del triadismo hacia el binarismo; el otro, se
expresa en un sistema binario maniatando implícitamente un tercer
término "presente-ausente", un poco como se hace en geometría en
donde se puede decir que es "el arte de razonar solo sobre falsas
figuras", una práctica sistematizada de una cierta manera por Monge en
su geometría descriptiva. La representación plana de escenas
espaciales que han preocupado a los artistas desde la noche de los
tiempos muestra con cuanta facilidad se puede producir en el espíritu del
sujeto que percibe una dimensión suplementaria. Se puede, entonces,
razonar aparentemente sobre elementos bidimensionales pero las
operaciones del espíritu llevan, de hecho, sobre los objetos del espacio a
las tres dimensiones. La geometría descriptiva, por ejemplo, necesita la
puesta en marcha de una operación mental que consiste en relevar el
plan rebatido para reconstruir el objeto espacial. Tenemos aquí, un caso
particular de un fenómeno mucho más general: toda adicionalidad
(sumatoria), es decir toda totalidad compleja resultante de la
cooperación de n instancias, dado que ellas están presentes a un
espíritu e incorporadas – de hecho mismo- en una adicionalidad
aumentada de una unidad, es decir, más precisamente, dentro de un
fenómeno que es producido por la cooperación de las mismas instancias
n a las cuales hay que agregarles la determinación del espíritu con las
cuales ellas son colectivamente presentadas y quien las piensa en
conjunto, constituyendo una nueva totalidad que incluye la precedente.
Es, en cierta forma lo que dice Jean Giono cuando escribe: "Me he
esforzado de describir el mundo no tal cual es, sino tal como el es
cuando yo me agrego."3

En consecuencia, según sea que tomemos en cuenta o no esta


determinación del espíritu, se gana o se pierde una "dimensión" del
fenómeno (el término dimensión no es para nada satisfactorio pero da
una idea más o menos correcta de mis propósitos, para aproximarlo a la
relación entre metalenguaje y lenguaje en lingüística, o en lógica, o entre
realidades de segundo orden y realidades de primer orden en la
perspectiva de Palo Alto).

Refiriéndonos a la relación entre la tríada y la díada, esta observación


general nos asegura que toda forma binaria, desde que ella es tomada
por un espíritu (y es el caso de todo objeto existente) es de facto,
incorporada dentro de una tríada. Notemos, por si acaso, que las
relaciones entre la tríada y la díada no se paran ante esta observación.

En efecto, podemos formar una díada con dos tríadas por puesta en
común de una díada subyacente a cada una de ellas como se puede ver
en el siguiente esquema en el que las tríadas A (S1, S2, S1*) y (S1, S2,
S2*) tienen la díada (S1, S2) en común, lo que me permitió
"fenomenologizar" la constitución de una categoría semántica según
Greimas y en consecuencia desembocar sobre un "puente" entre su
cuadrado semiótico y la tríada peirciana.

3Roland Barthes, 1967. Ensayos Críticos, La Actividad Estructuralista. España. Editorial Seix
Barral. Pp. 57.
CONCLUSIONES

 En la vida de los individuos y de las sociedades no hay factor tan


importante como el lenguaje.

 La entidad lingüística no es más que gracias a la asociación del


significante y del significado.

 La semiología, por virtud del hecho de que es la ciencia de los signos


está llamada ha abarcar todas las variaciones del signo.

 Se defina como signo todo lo que, a partir de una convención aceptada


previamente pueda entenderse como Alguna Cosa que está en lugar de
otra. Algo es un signo sólo por que un interprete lo interpreta como signo
de algo…por tanto, la semiótica no tiene nada que ver con el estudio de
un tipo de objeto particular, sino con los objetos comunes en la medida
en que éstos participan en la semiosis.

 Barthes desarrolla los elementos de la Semiología como expansión del


significante del signo primigenio: semiología/lingüística intentando
explicar como funciona la estructura del lenguaje en los hechos
semióticos y por ello el análisis es abordado por éste desde el sintagma
del significante, es decir, de la lingüística. O sea, (un simulacro de los
objetos observados "para precisar" el descubrimiento del tiempo propio
de los sistemas.
BIBLIOGRAFÍA

 Roland Barthes, 1971. Elementos de Semiología. Alberto Corazón


Editor. Madrid.
1967. Ensayos Críticos, La Actividad Estructuralista. España. Editorial
Seix Barral.
1993 La Aventura Semiológica. Barcelona. Editorial Paidós Ibérica, S.A.
Segunda edición en Castellano.

 Saussure, Ferdinad De Saussure. 1945. Curso De Lingüística General.


Buenos Aires. Editorial Losada, S.A.

 Thomas Sebeok. 1996. Signos: Una Introducción a La Semiótica. El


estudio de los Signos. Barcelona. Paidós

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