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SOBRE LA ARBITRARIEDAD

OLSEN A. GHIRARDI1: “Y, naturalmente, esto es así por cuanto un vicio lógico (violación del principio de
razón suficiente o violación del principio de no-contradicción) -al resolver una cuestión fundamental-
conduce a una conclusión arbitraria.
La arbitrariedad es la consecuencia, y no la causa, de la inobservancia de los principios lógicos.
[…]
Como es sabido la Suprema Corte de la Nación ha desarrollado la doctrina de la arbitrariedad. La
arbitrariedad, como se advierte al estudiar las sentencias judiciales de ese Alto Tribunal, en numerosos
casos deviene tal, por la inobservancia del principio de no contradicción o del principio de razón
suficiente. En consecuencia, esta inobservancia es la causa de la arbitrariedad –como se ha dicho- y no
al revés. La arbitrariedad es el efecto. La violación del principio lógico es la causa. Y bien pudo haberse
bautizado a un importante segmento de sentencias arbitrarias, sentencias con errores in cogitando, lo
que habría sido una advertencia hacia la falta de observación de los errores del pensar y de la
comunicación de ese pensar.
Seguidamente mencionaremos, en apretada síntesis, algunas sentencias de la Corte en las que ésta ha
basado su decisión en el hecho de que el Inferior ha incurrido en contradicciones que violan algún
principio lógico. Con ello trataremos de demostrar nuestra afirmación contenida en el párrafo
anterior.
[…]
2. “Pilatti, Andrés c. Empresa Ferrocarriles Argentinos”, Buenos Aires, 3 de marzo de 1992. FALLOS:
315-227.
Levene (h). Cavagna Martínez. Barra. Fayt. Belluscio (dis.). Petracchi. Nazareno (dis.). Moliné O´Connor
(dis.) Boggiano (dis.)
La Corte resuelve con disidencias. Resulta interesante hacer algún comentario con relación a la
disidencia que fue votada por los Dres. Belluscio, Nazareno, Moliné O´Connor y Boggiano.
Nos parece sutil el hallazgo de los disidentes y creemos que la adhesión se impone. En efecto, es difícil
encontrar en el punto comentado una violación del principio de no contradicción. Precisamente, es en
esas situaciones, que la razón obra como un bisturí mental para resaltar diferencias o distinciones que
están ocultas entre la hojarasca de los razonamientos.
No olvidemos que el principio mentado nos dice que “no se puede afirmar y negar juntamente una
misma cosa de un mismo sujeto” y eso es lo que hace la Cámara. En efecto, ésta –según las expresiones
de la Corte- cuando dice que la actividad hogareña de la esposa permitía al marido liberarse de la
contratación de personas asalariadas a tal fin, está afirmando que la “esposa realizaba tareas
hogareñas”. Pero más adelante sostiene que “no se ha demostrado en este juicio la incidencia que el
fallecimiento de su cónyuge había tenido en su patrimonio”. Con ello está afirmando ahora que “la esposa no
realizaba tareas hogareñas”. Es decir, con la actividad hogareña, al suplir el pago de una persona
asalariada, hacía un indirecto aporte al matrimonio del hogar. En consecuencia, las afirmaciones de la
Cámara son evidentemente contradictorias. Por eso, los disidentes pueden expresar que la sentencia
carece de fundamentación suficiente y, por ello, concluye que se afectan las garantías constitucionales.
Nosotros diríamos, más bien, que existe fundamentación, pero que es lógicamente incorrecta, toda vez
que se viola un principio lógico y ello torna arbitraria la sentencia, de tal manera que infringe
derechos constitucionales. Es, pues, legítimo concluir que, para los disidentes de la Corte, la violación

1 Artículo publicado en http://www.acaderc.org.ar/doctrina/articulos/los-principios-logicos-y-la-doctrina-de-la con el


titulo “Los principios lógicos y la doctrina de la arbitrariedad en la jurisprudencia de la Suprema Corte de la
Nación”.
del principio de no contradicción, puede implicar la violación de derechos constitucionales, y, en
especial, el de la defensa en juicio. Esto equivale tanto como pregonar la aceptación del control de
logicidad en la doctrina de la Corte. Es decir, cuando se produce en el razonamiento una transgresión a
los principios lógicos, a las reglas de la lógica científica, la Corte ha querido manifestar que ello
conlleva - en este caso- la violación de la defensa en juicio… Y eso es verdad porque la conclusión a la
que había arribado el Inferior no era racional. Como corolario, si el juez razona mal, cuando considera
los puntos litigiosos principales, violentando las reglas lógicas y los principios fundamentales que
rigen la corrección del pensamiento, la sentencia es necesariamente injusta.
[…]
5. “O´Reilly, Miguel A. “El shopping de la limpieza”. Buenos Aires, 9 de febrero de 1993. J.A. 1994 – I –
610.
Levene (h). Cavagna Martínez. Fayt. Belluscio. Barra. Nazareno. Moliné O´Connor.
En este caso se trata de una sanción que la DGI impuso a la firma responsable. El Tribunal inferior
consideró que el hecho que originó la sanción fue cometido por la violación del art. 44 de la ley 11.683,
y, por ese motivo, la dejó sin efecto. Impugnada la resolución por el representante del Fisco, entiende
la Corte que el recurso extraordinario es formalmente procedente.
Examinados los agravios por la Corte, ésta entra a estudiar los extremos legales, de hecho y prueba,
que deben ser analizados en este caso muy especial.
La Corte advierte que es cierto que el a quo ha reconocido que la infracción fue cometida, pero no
aplica sanción alguna, fundándose en lo dispuesto por el art. 44 de la ley 11.683, siendo que –muy por
el contrario- la citada norma sanciona con clausura el incumplimiento de los deberes formales
prescriptos.
Es decir, existe contradicción entre lo que dispone la norma legal en el caso y lo que se establece en la
norma singular (sentencia) del juez.
Existe, además, otro problema en cuanto a las normas. En efecto, el a quo dice que los requisitos a tener
en cuenta para las sanciones son los que detalla la resolución general 3118 de la DGI. Pero he aquí que
los hechos se verificaron cuando regía la resolución 3419, como consta en el acta de infracción. Esto es,
incurre en otra contradicción del mismo tipo que la anterior. Y aun hay más: en cuanto a las pruebas,
se constató que la firma no emitía factura alguna “limitándose a volcar la operación en una simple tira
de máquina de calcular”, mientras que la sentencia impugnada expresa que “emitía facturas de venta”.
Hay, pues, otra violación del principio de no contradicción, esta vez referida a los hechos.
Naturalmente, estos desaguisados trajeron consigo la procedencia del recurso extraordinario y, por
ello, se dejó sin efecto el fallo recurrido. Cabe hacer notar que la Corte aplica, en este caso, su conocida
doctrina de la arbitrariedad. Lo cierto es que lo que hace arbitraria la sentencia es la violación
reiterada del principio de no contradicción. Por ende, la arbitrariedad es la consecuencia y no la causa
de esas violaciones”.
(Sólo las negritas y las cursivas pertenecen al original)
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ROGER ZAVALETA2: “Los jueces gozan de un margen discrecional para tomar sus decisiones, pero esa
discrecionalidad o potestad de elegir una entre varias alternativas, o de decidir en base a la única solución
legítima al conflicto, no debe ser ejercida de manera arbitraria. La razonabilidad es el criterio demarcatorio de la

2 ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. “La discrecionalidad judicial..querer no es poder” Revista virtual Derecho y
Cambio Social Nº 14. 2008. Citado por FIGUEROA GUTARRA, Edwin, Juez Superior Titular de la Sala
Constitucional de Lambayeque, Perú, en su artículo titulado “Problemas de motivación en sede constitucional”
publicado en https://edwinfigueroag.wordpress.com/5-problemas-de-motivacion-en-sede-constitucional/
discrecionalidad frente a la arbitrariedad. Y como la motivación es el vehículo por el cual el juez manifiesta la
razonabilidad de su decisión, ella debe reflejar su raciocinio y la justificación del resultado. El juez debe decidir
dentro de los límites en los que puede motivar; no aquello sobre lo que no puede dar razones (…) El asunto es:
¿cuándo la discrecionalidad judicial sobrepasa la frontera de lo razonable para convertirse en un proceder
arbitrario? o, mejor, ¿cuándo podemos sostener que estamos en presencia de una solución irrazonable? Una
decisión judicial es irrazonable, en términos amplios, cuando no respeta los principios de la lógica
formal; contiene apreciaciones dogmáticas o proposiciones sin ninguna conexión con el caso; no es claro respecto
a qué decide, por qué decide y contra quién decide; no se funda en los hechos expuestos, en las pruebas
aportadas, así como en las normas o los principios jurídicos; y, en general, cuándo contiene errores de juicio
o de procedimiento que cambian los parámetros y el resultado de la decisión”. (Sin subrayado ni
negritas en el original).
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STC N° 04101-2017-PA/TC
[…]
FUNDAMENTOS
[…]
Sobre el principio de interdicción de la arbitrariedad.
“19. La demandante ha sostenido que las resoluciones del CNM cuestionadas, al haber incurrido en un
vicio de indebida motivación, incurren también en una violación del principio de interdicción de la
arbitrariedad. Por su parte, el demandado, al discrepar de la alegada afectación del deber de debida
motivación, discrepa también de la aducida vulneración del principio de interdicción de la
arbitrariedad.
20. Este tribunal en reiteradas oportunidades, ha establecido la relación conceptual entre el derecho
fundamental a la debida motivación de las resoluciones y el de interdicción de la arbitrariedad. Así, se
ha sostenido que “el derecho a la motivación debida constituye una garantía fundamental en los
supuestos en que con la decisión emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación jurídica de
las personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente y congruente,
constituirá una decisión arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional” (Cfr. Sentencia 5601-
2006-PA, fundamento 3; 0728-2008-PHC, fundamento 8; entre otras).
En esa línea, se ha agregado que “lo expuesto se fundamenta (...) en el principio de interdicción o
prohibición de la arbitrariedad, el cual surge del Estado Democrático de Derecho (artículo 3 y 43 de la
Constitución Política), y tiene un doble significado: a) en un sentido clásico y genérico, la arbitrariedad
aparece como el reverso de la justicia y el derecho; y b) en un sentido moderno y concreto, la
arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente y
contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda decisión” (Cfr. Sentencia 0728-2008-PHC,
fundamento 9).
21. Por consiguiente, al haberse determinado supra la violación del derecho a la debida motivación por
parte de las Resoluciones 599-2012-PCNM y 117-2013-PCNM, corresponde concluir, a su vez, que ellas
incurren también en una afectación del principio de interdicción de la arbitrariedad”. (Sin destacados
en el original)
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STC 0728-2008-PHC, Caso Llamoja, fundamento jurídico 9:
“9. Lo expuesto se fundamenta además en el principio de interdicción o prohibición de la
arbitrariedad, el cual surge del Estado Democrático de Derecho (artículo 3° y 43° de la Constitución
Política, y tiene un doble significado: a) En un sentido clásico y genérico, la arbitrariedad aparece como
el reverso de la justicia y el derecho; y, b) En un sentido moderno y concreto, la arbitrariedad aparece
como lo carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente y contradictorio con la realidad
que ha de servir de base a toda decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón de
explicarlo (Exp. Nº 0090-2004-AA/TC. FJ 12). A lo dicho, debe agregarse que constituye deber
primordial del Estado peruano garantizar la plena vigencia y eficacia de los derechos fundamentales,
interdictando o prohibiendo cualquier forma de arbitrariedad (artículo 44º de la Norma Fundamental)”.
(Sin subrayado ni resaltado en el original)
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STC 03179- 2004-AA/TC Caso Apolonia Ccolcca. Fundamento jurídico sétimo:
“El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los
magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Sin
embargo, no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra una resolución judicial constituye
automáticamente la violación del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales”. (Sin destacados en el original)
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STC Nº 00191-2013-PA/TC Fundamentos jurídicos 2, 3 y 6:
“2. El derecho a la motivación de las resoluciones presupone un conjunto criterios objetivos que permitan
construir el marco dentro del cual se debe desarrollar toda motivación. En ese sentido, para dar cumplimiento
debido al derecho a la motivación, se deben de cumplir con los criterios de la motivación. Tales criterios se
derivan, entre otros, de los principios lógicos de identidad, no contradicción, tercero excluido y razón
suficiente. Una motivación dará debido cumplimiento al derecho a la motivación, si y sólo si, los argumentos que
la conforman son suficientes, coherentes y congruentes.
3. Los criterios de la motivación no sólo son aplicables a la motivación en sede judicial, sino que también son
extensibles a la motivación en sede administrativa . En efecto, como este Tribunal lo tiene expresado en uniforme
y reiterada jurisprudencia, el derecho al debido proceso tiene un ámbito de proyección sobre cualquier tipo de
proceso o procedimiento, sea éste judicial, administrativo o entre particulares [STC 02050-2002-AA/TC FJ 12, STC
00090-2004-AA/TC FJ 31, entre otras]. Asimismo, este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que en los
procesos administrativos sancionadores, la motivación “no sólo constituye una obligación legal esta a la
Administración, sino también un derecho del administrado, a efectos de que éste pueda hacer valer los recursos
de impugnación que la legislación prevea, cuestionando o respondiendo las imputaciones que deben aparecer con
claridad y precisión en el acto administrativo sancionador. De otro lado, tratándose de un acto de esta
naturaleza, la motivación permite a la Administración poner en evidencia que su actuación no es arbitraria sino
que está sustentada en la aplicación racional y razonable del derecho y su sistema de fuentes”. [STC 2192-2004-
AA/TC, FJ 11].
[…]
6. En suma, este Tribunal considerará que un acto administrativo es arbitrario si el razonamiento en que se basa
no cumple con ser suficiente, coherente y congruente, limitándose a ejercer una facultad discrecional en base a la
apreciación individual de quien ejerce la competencia administrativa sin expresar las razones de derecho y de
hecho que subyacen a su decisión [STC 04123-20 11-AA/TC, FJ 6], de conformidad con lo dispuesto en el artículo
139° inciso 5 de la Constitución”. (Sin destacados en el original)
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