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EXPLORACIONES EN LA PERSPECTIVA DEL DISCURSO PÚBLICO:

EL PARADIGMA DE LA DELIBERACIÓN

Santiago de Chile / Morelia, 2010

ESQUEMA: MARCO GENERAL → CAMPO DE INVESTIGACIÓN

0.
Esfera pública del discurso: nueva perspectiva sobre la argumentación, añadida a las
clásicas o tradicionales.

Habermas: Impulsor (1962 [Habilitationschrift], 1964 → 1989 versión inglesa de 1962)


Transformación estructural de la esfera pública: constructo histórico y
normativo → ámbito burgués de formación de la opinión pública.
Catalizador (años 90) → proyecciones programáticas (discursivas, éticas,
políticas) y reacciones críticas (e.g. la existencia de contra-públicos).

Desarrollos convergentes (años 90 y ss.): por ejemplo,


- en filosofía política → programas de democracia deliberativa vs. alternativas liberal
representativa, liberal participativa o asociativa, liberal discursiva (habermasiana);
- en Tª de la comunicación, opinión pública y medios de comunicación.

Demandas: por ejemplo, en USA, movimientos cívicos, retos multiculturales.

0.1 Reducciones paralelas:

Argumentativa.
Goodnight (1982): la “esfera pública” como campo de discurso relativamente específico
frente al discurso personal (privado) y al discurso técnico (profesional).
* Una cuestión: ¿se trataría de una delimitación metódica o sustantiva?
* Objeto de estudio de la “deliberative rhetoric”. ¿Intento de asimilación?

1
Política.
Por ejemplo, Rawls (1993): razones públicas + marco constitucional.
Razón pública: fondo de creencias, procedimientos y valores relativamente compartidos
acerca de cuestiones jurídico-políticas básicas, e.g. consideraciones de equidad, puntos
constitucionales esenciales. Una alegación que cualquier ciudadano, en calidad de tal,
podría razonablemente aceptar acerca de la cuestión en discusión.
- No es una razón abstractamente buena o libre de cualquier constricción que no
sea interna, cuya cogencia deba ser reconocida y que solo se guíe por la búsqueda de la
verdad.
- Un criterio sociológico de exclusión: las alegaciones que lleven a posturas
irreconciliables o a discusiones de principios doctrinales.
- Un criterio epistemológico de exclusión: no atenerse a los procedimientos
argumentativos comunes y a los métodos lógicos o empíricos establecidos.
En consecuencia, se excluyen de las razones públicas las convicciones sectarias
o religiosas, las posturas metafísicas, las fundamentaciones ideológicas.
Según Rawls, el Tribunal Supremo USA sería el paradigma institucional del
ejercicio de la razón pública.

* Problemas en torno a la suficiencia de este tipo de razones para el tratamiento


de cuestiones sociopolíticas y jurídicas de interés y de importancia práctica.

Disciplinaria.
Desplazamiento desde los planteamientos y consideraciones de macro-esferas hasta los
planteamientos y consideraciones de micro-esferas, en particular en el caso de la
deliberación y la negociación, por motivos de orden profesional (al servicio de
facilitadores o monitores de experiencias) y de orden heurístico (investigación empírica
de casos y puestas a prueba de modelos).

* Hay, no obstante, contraejemplos: e.g. la propuesta de Gastil (2008), Political


Communication and Deliberation, de un modelo de claves analíticas y sociales que
podría aplicarse en diversos planos macro/micro
+ Nuevos géneros de discurso público online que (a) difuminan la demarcación
macro-micro y (b) abren nuevos campos de investigación: la e-deliberation.

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0.2 Reducción propuesta.
De la “esfera pública” al “discurso público”: i.e. de la teoría o la filosofía política a la
teoría de la argumentación → lógica del discurso público o “lógica civil”.
* Una invitación: estudiar la historia Guadiana de esta lógica o retórica civil (una
tradición clásica y medieval) → en España: lógica informal en lengua vernácula,
interesada en el discurso común y aplicada a cuestiones de orden práctico e interés
público, desde P. Simón Abril 1587 hasta C. Vaz Ferreira 1910 o incluso Recaséns 1956

Las perspectivas tradicionales y la “cuarta” perspectiva. ESQUEMAS I y II.

Algunos indicadores de esta perspectiva: no tanto en calidad de rasgos propios y


exclusivos, como en calidad de rasgos que contribuyen a precisar y acentuar un perfil
característico. Así, lo distintivo no es su presencia particular sino el perfil resultante:
- Relieve significativo de los actos de habla comisivos y directivos frente al peso
tradicional de los asertivos, es decir: importancia de la dirección proactiva de ajuste
World → Word frente al monopolio de la dirección asertiva de ajuste Word → World.
Una consecuencia: en la dirección asertiva, si alguien acierta con la verdad, los
discrepantes están equivocados, pues el mundo real se supone el mismo para todos; en
la comisiva, no, así que la pluralidad y oposición de puntos de vista no arguye
necesariamente acierto/error de los contrarios.
- Relieve significativo de las propuestas en marcos de debate, ponderación y
elección.
- En consecuencia, relieve significativo del razonamiento práctico (una
propuesta puede considerarse la conclusión de un razonamiento práctico).
- Papel generador o motivador de las cuestiones de interés público.
En suma, podríamos concretar esta idea de una lógica del discurso público
como sigue: Estudio de los conceptos, problemas y procedimientos referidos al análisis
y evaluación de nuestros usos del discurso público en el tratamiento de asuntos de
interés común −o al menos de incidencia colectiva− que, por lo regular, piden una
resolución de carácter práctico.
Por lo demás, cabe mostrar que esta perspectiva del discurso público no es
reducible a ninguna de las clásicas o tradicionales; no consiste en una mera extensión de
la lógica, la dialéctica o la retórica al ámbito público, sino en un complemento con

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personalidad propia. Aunque el ideal de una teoría de la argumentación sería la
integración de todas.

La deliberación.
Explorando la perspectiva del discurso público podemos encontrarnos con varias y
diversas formas y con diferentes prácticas paradigmáticas (e.g. la deliberación, la
negociación, entre las primeras; el debate parlamentario, el jurado, el muestreo (polling)
deliberativo, etc. entre las segundas). Aquí me ocuparé de la deliberación.

0. Preliminares:
Tres planos básicos de consideración de la deliberación: género retórico / práctica de la
prudencia reflexiva / modalidad de discurso público.
Deliberación es un término de raíz latina, compuesto a partir del étimo libra, balanza,
de donde ha heredado la metáfora subyacente en la idea de sopesar o ponderar los pros y
los contras de una resolución que se debe tomar ante una cuestión práctica planteada. La
metáfora leibniziana de la Balanza de la Razón [Trutina Rationis] 1.
En la antigua tradición griega, los términos referidos a la deliberación tenían dos
sentidos principales conforme a dos contextos relevantes de uso: uno retórico, donde
caracterizaban un género de discurso, y otro ético, donde significaban un ejercicio o una
muestra de la virtud de la prudencia. En nuestros días, en particular desde los años
1980, se ha venido a añadir a este legado un tercer sentido de deliberación como forma
o incluso género de discurso público, significado que ha adquirido un creciente relieve
no solo en marcos de gestión interactiva de problemas prácticos sino en filosofía
política, especialmente en discusiones en torno a los ideales y programas de la llamada
“democracia deliberativa”. Veamos brevemente estos tres significados capitales en sus
contextos respectivos.

1
«Si tuviéramos una Balanza de la Razón, en la que se pesaran con precisión los argumentos expuestos a
favor y en contra de la causa, y se pronunciara sentencia a favor del platillo más inclinado, [tendríamos]
un arte mayor que aquella fantástica ciencia de conseguir oro» (Leibniz, hacia 1671: Commentariuncula
de judice controversiarum, seu Trutina Rationis et norma textus, § 60). Arte que, por cierto, es «la
verdadera lógica (ea autem Ars est vera logica)» (§ 61). Vid. Olaso (1973), Dascal (1996). Leibniz pasó
desde esta concepción juvenil de una balanza precisa, algorítmica y resolutiva, hasta una concepción más
fina y comprensiva, en su madurez, de una balanza sensible a las contingencias del caso que se inclina sin
imponer o determinar necesariamente; según Dascal (l.c., p. 377, n. 11), la frase «incliner sans necessiter»
marca en la metafísica madura de Leibniz el dominio de lo contingente y la jurisdicción de la ética, y
aparece en su Discours de Metaphysique (1685; vid. e.g. § 30).

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0.1 La deliberación como género retórico.
El primer texto conocido es la Retórica a Alejandro: habla de la deliberación como un
género de discurso público [génos demegorikón] que tiene lugar en el marco de una
discusión asamblearia sobre una resolución y puede proceder tanto a efectos suasorios
como disuasorios al respecto (RhA. 1421b1). La Retórica de Aristóteles se hace eco de
esta idea en los términos de “género deliberativo” [génos symbouleutikón]: «Lo propio
de la deliberación [symboúleusis] es la persuasión y la disuasión pues una de estas dos
cosas es lo que hacen siempre tanto los que aconsejan en privado, como los que hablan
en público acerca de un asunto común» (Rh. 1358b7-9). Es un discurso que apunta al
futuro: versa sobre algo venidero, sea para aconsejarlo, sea para prevenirlo. Y, en fin, su
propósito característico se mueve entre lo conveniente y lo perjudicial: el que aconseja,
recomienda lo que estima mejor; el que disuade, procura apartar de lo que juzga peor.

0.2 La deliberación como práctica de la prudencia.


Es el significado que Aristóteles confiere a la deliberación [boúleusis] en el contexto de
la Ética Nicomáquea. Por ejemplo: «parece propio del hombre prudente el ser capaz de
deliberar rectamente sobre lo que es bueno y conveniente para sí mismo en orden al
vivir bien en general» (EN. 1140ª25-30). Por otro lado, «nadie delibera sobre lo que no
puede ser de otra manera, ni sobre lo que no es capaz de hacer» (ibd. 30-31).
«Deliberamos, pues, sobre lo que está en nuestro poder y es realizable» (EN 1112ª 33).
Esto es, deliberamos sobre opciones dentro de nuestra capacidad de acción y de nuestra
competencia. Se excluye lo que no admite elección (por ser eterno o inmutable [o por
pertenecer al pasado, 1139b6]), sobrepasa nuestra capacidad de acción (por responder a
causas y procesos naturales), o excede nuestras competencias (e.g. por corresponder a
otra comunidad ajena). En suma, la deliberación viene a ser un ejercitación de la
prudencia «como modo de ser racional, verdadero y práctico respecto de lo que es
bueno y malo para el hombre» (1140b4-5). Pero no se ocupa de los fines u objetivos,
sino de los medios pertinentes para alcanzarlos o cumplirlos (1112b11-12). Se trata de
una consideración reflexiva y ponderativa de las condiciones que rodean la decisión de
emprender una acción con miras a conseguir la meta o la finalidad que uno ha
propuesto. Esta dimensión personal y práctica -recurso al razonamiento práctico- cobran
especial importancia frente a la dimensión pública y retórica del género deliberativo.

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0.3 La deliberación como modalidad de discurso público.
Hoy también entendemos la deliberación como una forma interactiva de argumentación
que pondera y gestiona información, opciones y preferencias en orden a tomar de modo
responsable y reflexivo una decisión o una resolución práctica. Discurre en marcos
sociales de discusión acerca de asuntos de interés común o al menos colectivo, que cabe
dirimir mediante razones de dominio público –i.e. comunicables y compartibles más
allá de los dominios personales o profesionales de argumentación. Su curso en este
ámbito de discurso público descansa en ciertas bases pragmáticas de entendimiento y
coordinación entre los agentes participantes, miembros de la comunidad involucrada.
Pero puede seguir diversas pautas de procedimiento; una que cabe considerar
relativamente estándar (cf, e.g., McBurney, Hitchcock y Parsons 2001) es la compuesta
por unas fases como las siguientes: (i) planteamiento del asunto que va a gobernar o
centrar el debate y apertura de la sesión; (ii) distribución, discusión y evaluación de la
información; (iii) avance de propuestas y contra-propuestas; (iv) escrutinios y
ponderaciones, ajustes y revisiones; (v) adopción de una resolución; (vi) confirmación
de la resolución tomada y clausura de la sesión. Por lo demás, en la fase (i) también
cabe declarar y asumir ciertas reglas de procedimiento –las tradicionales “Robert’s rules
of order”–, o convenciones específicas del marco dado de deliberación. Y, en fin, la
resolución adoptada y confirmada en (v) y (vi) puede consistir en dejar la discusión
abierta y la decisión en suspenso para volver sobre el asunto en otra ocasión.
La deliberación, en este sentido moderno, guarda cierta relación con los dos
sentidos anteriores: no deja de envolver una forma reflexiva y ponderativa de opciones,
interactiva y relativamente compleja de argumentación práctica, en la línea de 0.2, al
tiempo que versa sobre cuestiones de interés general para los agentes discursivos
involucrados, en la línea de 0.1. Pero el hecho de que su objeto sea una decisión o una
resolución colectiva, a tomar en y por un grupo, así como las condiciones y las
complicaciones asociadas –e.g. la coordinación de las intervenciones discursivas de los
participantes, las diversas modalidades de la toma colectiva de decisiones, la índole
homo/heterogénea de la comunidad–, introducen diferencias sustanciales entre este
nuevo sentido de deliberación y los otros dos tradicionales. Hasta el punto de que su
nueva constitución podría suponer una diferenciación no solo de grado, sino de escala.
Por otra parte, la difusión del término deliberación en este contexto del ‘discurso
público’ y de usos afines (e.g. ‘democracia deliberativa’) no ha impedido ver algunas
deficiencias y debilidades de su empleo habitual. Se han denunciado en particular: (a) la

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falta de una definición conceptual comprensiva y precisa; (b) la ausencia de un marco
teórico de integración; puntos que revelan su debilidad teórica y sistemática. Aunque en
todo caso suele reconocerse su doble dimensión: discursiva y socio-interactiva.
Aquí no podré ofrecer ninguna alternativa en la línea de (b): en muchos ámbitos
de la argumentación y, especialmente, en el campo de la argumentación en su conjunto,
una teoría integradora es justamente el saber que se busca. Pero sí me atreveré a sugerir,
en la línea de (a), una caracterización de la deliberación que contribuya a remediar sus
carencias o deficiencias conceptuales. Con el fin de hacer justicia a los diversos
aspectos tanto de carácter discursivo como de carácter social e interactivo que concurren
en la deliberación, intentaré una caracterización diversificada con arreglo a sus formas o
funciones básicas. A saber, las tres siguientes: 1/ como forma de discurso público, 2/
como modelo normativo y 3/ como modelo teórico aplicable a investigaciones de
diverso género, por ejemplo desde investigaciones tecnológicas y computacionales
referidas a sistemas multiagentes de simulación, hasta investigaciones empíricas y
referidas a macro- o micro-grupos reales o experimentales.

1. Una caracterización de la deliberación como forma de discurso público.

1.1 Esquema argumentativo de la deliberación (Walton 2004) y cuestiones críticas.


Partamos, siguiendo a Walton (2004), de una deliberación entendida como un debate
entre individuos que buscan elegir el mejor curso de acción para resolver un problema
práctico. Es decir, consistiría en principio en un tipo de diálogo caracterizado por:

Situación inicial Objetivos de los participantes Finalidad del diálogo


Dilema o elección práctica Coordinar fines y acciones Decidir el mejor curso de acción disponible

Se trataría entonces de una deliberación prudencial, A, que puede adoptar una forma
dialógica reducible a algún esquema de inferencia práctica (e.g. un esquema medios-fin
o un esquema actuación + consideración de riesgos/consecuencias). Las cuestiones
críticas pertinentes serían de este tenor: (a1) ¿Es adecuada la relación medios-fines
prevista? (a2) ¿Es realista la actuación propuesta? (a3) ¿Se han considerado las
consecuencias tanto positivas como negativas si las hubiera? ¿Se han medido los
riesgos? (a4) Hay otros modos de alcanzar el objetivo propuesto? (a5) ¿Cabe plantearse

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otros objetivos concurrentes? Si nos vemos ante cursos de acción de suerte incierta,
habremos de reconocer el carácter abductivo, plausible y revisable de la resolución
tomada. Entonces se añadirán a nuestra lista nuevas cuestiones críticas como éstas: (a6)
¿Puede justificarse la propuesta en razón de las consideraciones plausibles aducidas?
(a7) ¿Es la más plausible a la luz de la información manejada? (a8) ¿Se han confrontado
los argumentos y contra-argumentos disponibles al respecto? 2
El problema de la confrontación entre argumentos “derrotables” o rebatibles.
Archivo: Notas sobre la confrontación.
Consideremos ahora un proceso deliberativo conjunto B en torno a la resolución
de un problema de interés o alcance colectivo: aquí las cuestiones críticas anteriores no
dejan de ser pertinentes, pero también habrá que tener en cuenta otros puntos sensibles
como los siguientes: (b1) ¿Se han esgrimido y ponderado debidamente los diversos
tipos de razones o alegaciones en juego? (b2) Se ha sesgado o se ha trivializado la
discusión? (b3) ¿Se ha ocultado información a los participantes? (b4) ¿Todos ellos han
podido verse reflejados en el curso de la discusión o en su desenlace?
Salta a la vista que los indicadores de calidad de la deliberación prudencial como
razonamiento práctico (a1-a5) y como argumentación dialógica plausible (a6-a8) no
alcanzan a dar indicaciones en el sentido de (b1-b4), sentido que justamente caracteriza
la deliberación como forma o género de discurso público, es decir como interacción
discursiva coordinada, colectiva y conjunta en torno a un problema de interés común.

1.2 Pero aún tienen mayor interés ciertos rasgos de la deliberación relacionados con su
constitución discursiva. Algunos rasgos que conforman un perfil distintivo:

ESQUEMA III

(i) Reconocimiento de una cuestión de interés y de dominio públicos.


(ii) Existencia no sólo de proposiciones sino de propuestas al respecto.

2
Si se introduce la consideración de valores, como posibles justificaciones de fines, este esquema de
razonamiento práctico debería ampliarse en el sentido de: un agente A pretende producir o que se den el
estado o las circunstancia E para la obtención de su propósito o fin F planteado en razón del valor V. Así
pues, las cuestiones críticas deberían extenderse a la consideración del valor o los valores en juego. Cf.
Atkinson, Bench-Capon y Mc Burney (2006). En todo caso, el examen crítico no es solo procedimental,
sino sustantivo.

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(iii) Estimaciones y preferencias que descansan en alegaciones pluridimensionales →
importancia de consideraciones de plausibilidad, criterios de ponderación y supuestos
de congruencia práctica.
(iv) Propósito de inducir al logro consensuado y razonablemente motivado de resultados
de interés general. Presupone cierta coordinación y entendimiento mutuo entre los
deliberantes, aunque esto no garantice la cooperación vs. competición en el curso de la
deliberación ni, como desenlace, el acuerdo final.
(v) Dimensión perlocutiva: pretensiones de efectividad resolutiva y eficacia real.
vi) Dos supuestos disposicionales del éxito de las experiencias deliberativas:
1. La disposición a servirse de la argumentación en público y someter los motivos
individuales o particulares, no públicos, al juego de las razones públicas.
2. La disposición a someter los intereses y las preferencias previas al proceso de la
discusión pública.

Algunas observaciones sobre


(ii) Una deliberación envuelve no solo proposiciones o intercambios de
información, sino específicamente propuestas. Por propuesta entiendo aquí una unidad
discursiva o un acto de habla directivo y comisivo, del tenor de: “lo indicado
[pertinente, conveniente, debido, obligado] en el presente caso es hacer [no hacer] X”.
Así pues, envuelve un ingrediente normativo y no se deja reducir a un mero: “bueno,
hagamos X” −aunque a veces sean admisibles las propuestas tentativas o de prueba.
También puede verse como la conclusión de un razonamiento práctico en la medida en
que el proponente está dispuesto no solo a asumir lo que propone sino a justificar su
propuesta o, llegado el caso, defenderla –salvo que se trate de una propuesta meramente
táctica o exploratoria, o de una ocurrencia en una situación de brainstorming–. No es
calificable en términos de verdad o falsedad, sino de aceptabilidad o inaceptabilidad.
Por otro lado, las propuestas en un contexto deliberativo suelen ser más
complejas que las resoluciones de cuestiones prácticas sobre medios-fines (+ riesgos /
consecuencias), en la medida que no se limitan a ser debates técnicos. Es decir, suelen
comportar expresa o tácitamente valores. Cuando es así, el esquema básico del
razonamiento práctico no solo considera acciones, medios y fines, en el sentido de:
“en las circunstancias dadas, se debe (conviene) hacer A para producir el estado
de cosas representado por, o conducente a, el objetivo o el fin F”,
sino además valores, en el sentido de:

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“en las circunstancias dadas, se debe (conviene) hacer A para producir el estado
de cosas representado por, o conducente a, F, en razón del valor V”.
Los fines difieren de los valores en varios aspectos:
[a] los fines son alcanzables aunque no lo sean los valores, que pueden obrar como
metafines o directrices capaces de justificar y ordenar objetivos concretos (e.g. el valor
de la paz puede amparar o fundamentar el objetivo de lograr un determinado acuerdo);
[b] dos modos incompatibles de conseguir un mismo objetivo pueden ser parejamente
razonables en virtud de los diversos valores que determinan la opción por uno u otro
procedimiento: e.g. viajar en tren, en razón del valor comodidad, o viajar en avión, en
razón del valor rapidez. Entonces no vienen a justificar el fin, i.e. el de llegar al lugar
contemplado como destino del viaje puesto que se mantiene o cumple en ambos casos,
sino el medio preferible en cada caso.
(iii) Las propuestas suponen estimaciones y preferencias que descansan a su vez
en consideraciones contrapuestas de diverso orden y peso relativo, cuya ponderación
puede acogerse a un marco principal, determinado por institución o convención, o puede
remitir en otro caso a diversas balanzas correspondientes a las múltiples dimensiones
involucradas. Este carácter multidimensional de la argumentación deliberativa fue
reconocido desde los primeros tiempos: en la Retórica a Alejandro, tras mencionar la
deliberación como género del discurso político, se dice: «el que persuade tiene que
mostrar que las cosas que él exhorta a hacer son justas, legales, convenientes, nobles,
gratificantes y fáciles, y si no, cuando exhorte a hacer cosas arduas, ha de mostrar que
son posibles y que es preciso hacerlas. El que disuade de algo debe oponerse a ello por
consideraciones contrarias a éstas» (RhA, 1421b4).
Importancia de la ponderación. Casos de conmensurabilidad y comparabilidad.
Archivo: Notas sobre la ponderación.
(iv) Las propuestas, alegaciones y razones que se ponen en juego tratan de
inducir al logro consensuado de resultados o resoluciones de interés común, empresa
que supone cierta coordinación y entendimiento mutuo entre los deliberantes, aunque no
estén garantizados la cooperación en curso y el acuerdo final.

2. La deliberación como modelo normativo del discurso público.

ESQUEMA IV

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a/ Supuestos más bien constitutivos:
a.1 Del discurso deliberativo: dar cuenta y razón de las propuestas y resoluciones
→ razonabilidad en su doble dimensión de accountability y responsiveness.
Puede implicar distintivamente una ponderación de los pros/contras y de las
alternativas -en especial, cuando éstas resultan infradeterminadas (vid. Ponderación).
a.2 De la interacción deliberativa: carácter incluyente en el sentido de dirigirse a
todos los involucrados y permitirles tanto hablar, como ser escuchados.
a.3 Supuesto temático o sustantivo: tratar un asunto de interés público o común.

b/ Supuestos más bien regulativos: facilitan el flujo de la información y la


participación, y buscan neutralizar los factores de distorsión o, llegado el caso, las
estrategias falaces.
Por ejemplo, exigencias de:
b.1 Publicidad: no mera transparencia vs. opacidad de la fuente de información,
sino también accesibilidad a, e inteligibilidad de, las razones en juego.
b.2 Reciprocidad o igualdad de las oportunidades de todos los participantes para
intervenir en el debate −un punto no solo de equidad y de juego limpio, sino de
rendimiento informativo y cognitivo.
b.3 Respeto y autonomía tanto de los agentes discursivos, como del proceso −no
solo negativa, como exclusión de coacciones o de injerencias externas, sino
positiva, en el sentido de mantener abierta la posibilidad de que cualquier
participante se vea reflejado en el curso de la discusión o en el resultado.

♦ Los regulativos también pueden marcar ciertos mínimos en un sentido constitutivo.

En suma:
Sustantivas / Procedimentales

-Asunto de interés -Dar cuenta y razón


Constitutivas público o inciden. (+ ponderación)
colectiva -Inclusividad: dominio
Condiciones público
y normas
-Bases comunes -Transparencia, accesibil.
Regulativas -Pretensión: consenso - Simetría-reciprocidad
racionalmente motivado - Respeto y autonomía

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* Normas o condiciones referidas a la calidad de discurso: interés público, dar cuenta y
razón quizás ponderativamente + narratividad (derivada de la inclusividad).

* Normas o condiciones referidas a la calidad de la interacción e intervención: la


constitutiva de inclusividad; las regulativas procedimentales (transparencia-
accesibilidad / simetría-reciprocidad / respeto de participantes y autonomía del proceso)
+ supuestos regulativos de comunicación y resolución conjunta racionalmente motivada
+ criterios de los monitores o facilitadores de experiencias deliberativas (atmósfera de
comunicación y entendimiento, productividad), e indicadores de calidad deliberativa.

♦ Dimensión “perlocutiva” del discurso deliberativo: la contingencia externa de su


efectividad resolutiva y de su eficacia real en la esfera no ya del discurso sino de la
actuación pública.

3. La deliberación como modelo teórico.

ESQUEMA V

Una tendencia general: del tratamiento de cuestiones teóricas y filosóficas relacionadas


con el programa y los ideales de democracia deliberativa, plano macro-deliberativo o
macro-esfera pública, a la investigación de cuestiones técnicas y empíricas relacionadas
con la deliberación democrática, plano micro-deliberativo de experiencias locales e
institucionales, con pretensiones de (a) efectividad deliberativa y (b) representatividad y
significación democrática.

Investigaciones en curso. Un esquema general:

1. Investigaciones de carácter conceptual, teórico o filosófico (programático, crítico).


2. Investigaciones en el ámbito de las TICs y de la deliberación on line:
- diseño de agentes / sistemas interactivos inteligentes;
- software o groupware de apoyo para decisiones colectivas;
- instrumentos de asistencia al trabajo cooperativo por ordenador;

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- sistemas de aprendizaje interactivo.
3. Investigaciones empíricas de cambios o efectos producidos por la deliberación:
- cambios y diferencias ex post con respecto a actitudes/posturas ante;
- el sentido del cambio (apertura / clausura).
4. Investigación y puesta a prueba de indicadores de calidad del discurso.

3.1 Investigaciones de carácter analítico y conceptual, o relacionadas con la integración


o asimilación de un marco teórico, e.g. el de la teoría de estructuración según la
propuesta de Burkhalter, Gastil y Kelshaw (2002).

3.2 Investigación en sistemas multiagentes, modelos y programas computacionales de


(simulación de) interacción discursiva deliberativa.
Dos líneas principales de investigación: el razonamiento de agentes autónomos
(revisión de creencias y adopción de decisiones + casos de deliberación sobre el estado
de cosas a conseguir y razonamiento medios-fines) y la comunicación e interacción
racional multiagente. Dos resultados en curso: (1) El refinamiento del aparato
conceptual de la deliberación en función de la necesidad de precisar la ontología de los
modelos y programas de simulación; (2) La conveniencia de establecer la comunicación
sobre la base de los compromisos de los agentes con propuestas, antes que sobre la base
de sus creencias individuales −vid. Norman, Carbogim, Krabbe y Walton (2003).

* Otras iniciativas relacionadas con la utilización de las tecnologías asociadas a la


computación: (a) la institucional de los programas de “Gobierno abierto” que establecen
nuevas vías de relación entre la administración pública y los ciudadanos a través de la
Red −vid. < htpp://en.wikipedia.org/Wiki/Open_government >− recuérdese también
“Irekia - Gobierto Abierto” iniciativa en la Red del Gobierno Vasco (25 de enero), para
“mejorar la transparencia y la participación ciudadana”; principios básicos:
transparencia (apertura de datos públicos), participación (propuestas ciudadanas),
colaboración (sugerencias), < www.irekia.euskadi.net >; (b) la técnica de los portales
que dan soporte y ayuda a la participación deliberativa en la Red, del tipo de
debategraph < http://www.debategraph.org > o debatepedia < http://wiki.idebate.org >.

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3.3 Investigación empírica de cambios o efectos producidos −más bien en marcos
micro.

a/ Observación de diferencias a la luz de los resultados: confrontación empírica de


opiniones pre / post, en función del papel distintivo de las razones y de la inclusión.
Razones → juego de dar/pedir razón → intercambio de argumentos
Inclusión → accesibilidad general → coordinación y cooperación interpersonal
El cambio es directamente proporcional a la intensidad en ambos parámetros: a más
razones y mayor inclusión, cambio más acusado.
Vid. E. Schneiderhan & S. Khan (2008), art. c. Tesis: (1) la deliberación difiere de otras
formas de tomar decisiones, (2) la razón y la inclusión explican esta diferencia.

b/ El sentido del cambio:


- polarización post de las tendencias dominantes o mayoritarias pre;
- aumento del consenso y disminución de la diversidad dentro del grupo
(¿tendencia a la uniformidad o equilibrio interno similar al caso de los
experimentos visuales? Archivo: Notas sobre la presión hacia la conformidad).

Vid. D. Schkade, C.R. Sunstein, R. Hastie (2006), “What happened on Deliberative


Day?” Univ. of Chicago, Olin Working Paper Series. Experimentos en dos poblaciones
de Colorado: una liberal, Boulder; otra conservadora, Colorado Springs. Corrección a la
pretensiones optimistas y entusiastas de los proponentes del “Deliberative Day”, James
Fishkin y Bruce Ackerman. Y sobre todo Cass R. Sunstein (2009), Going to extremes.
Oxford/New York: Oxford University Press. Con un apéndice que recoge numerosos
experimentos y resultados de polarización y clausura. Medidas preventivas: inducir o
preservar el pluralismo, mantener instancias diversas de decisión (e.g. presidencial +
bicameral en el terreno político general), introducir sujetos moderados/moderadores.
La tendencia a la “balkanización”, polarización y radicalización, también se ha
observado en experiencias de deliberación mixtas: presencial y a través de Internet. Así,
en la llamada “blogósfera”, los blogs políticos más acreditados tienen a funcionar como
vías de selección y refuerzo de las opiniones pre-existentes, y la comunicación suele
prodigar el trato desdeñoso y la descalificación de las posturas contrarias en vez de
propiciar el debate público, hasta el punto de hablarse de ciberapartheids ideológicos.

14
Vid. J. Ignacio Criado y Guadalupe Mtnez. Fuentes (2009), “Liderazgo y comunicación
en la era del blogging político”, www.razonypalabra.org.mx

3.4 Investigación y puesta a prueba de indicadores de calidad del discurso (DQI).


- El modelo habermasiano a través del Discourse Quality Index (J. Steiner y otros 2004,
Deliberative Politics in Action, Cambridge: CUP), como respuesta a la falta de
investigación cuantitativa con tests fiables. Estudios sobre cuerpos formales
parlamentarios. Indicadores de calidad: 1) participación abierta; 2) justificación de
aserciones y pretensiones de validez racional; 3) consideración del bien común; 4) trato
respetuoso de los demás participantes; 5) logro de un consenso motivado racionalmente.
- Suplementación del código DQI con la categoría de narratividad, que toma en
consideración el uso de historias o testimonios personales por parte de la gente para
comunicar sus demandas (Steffensmeier 2008 3), de donde resultan estos elementos
“que han sido identificados como esenciales para el discurso racional” (l.c., p. 7):
1´) igual oportunidad de participación; 2´) alto nivel de justificación argumentativa, 3´)
con referencia al bien común; 4´) respeto a los otros y a sus demandas, argumentos y
contra-argumentos; 5´) política constructiva + 6) narratividad. Sujetos experimentales:
foros temáticos, audiencia pública, message board o foro virtual en Internet.

Cf. también el informe D. Carpini, M. Cook, F. Lomax & L.R. Jacobs (2004).
Recuérdense, en fin, las claves de calidad deliberativa propuestas por Gastil (2008).

3. Problemas.

De carácter más comprensivo, problemas de proyección. Por ejemplo:


- deliberación y democracia;
- deliberación y calidad del discurso público.

3
T. Steffensmeier (2008), “Argument quality in public deliberations - Report”, Argumentation and
Advocacy, 45/1: 1-17 [vLex]

15
De carácter más central, problemas de conformación:
1. Teóricos o programáticos.
Cuestiones de articulación interna: correlación y ajuste entre los aspectos
socio-éticos, socio-políticos y epistémico-discursivos.
2. Teórico-prácticos.
- Genéricos: Estudio de las relaciones entre las demandas de gestión y de
resolución y las modalidades del discurso público.
- Específicos: Estudio de las relaciones entre los modelos o programas de
democracia y los recursos deliberativos.

ESQUEMA VI
♦ Cuestiones de correlación y ajuste entre:
a/ las directrices socio-éticas relacionadas con programas de democracia
deliberativa, como las exigencias reguladoras de publicidad, reciprocidad o simetría y
respeto o autonomía;
b/ las presuntas virtudes democrático-deliberativas, a saber: la virtud cívica de
producir mejores ciudadanos (más informados, activos, responsables, cooperativos,
etc.); la virtud legitimadora de producir mayor reconocimiento y respeto de las
resoluciones conjuntamente tomadas, así como mayor satisfacción con su adopción y
compromiso con su cumplimiento; la virtud cognitiva de mejorar tanto la calidad del
discurso como el entendimiento mutuo y la información disponible 4.
c/ los supuestos o condiciones epistémico-discursivas: asunción de las reglas
normales del juego de dar/pedir razones, discriminación de mejores/peores razones y
reconocimiento del mayor peso relativo de la mejor razón.

Aparte de las cuestiones suscitadas por cada uno de estos correlatos en sí mismo
(e.g. a propósito de c/ la cuestión: ¿discurso racional vs. discurso narrativo?)

----------------------------------

Un desarrollo:

Consideremos, por ejemplo, el delicado punto de la correlación y ajuste entre (a) las
condiciones y directrices de orden socio-ético, (b) los propósitos o las virtudes socio-
políticas y (c) los supuestos de orden epistémico-discursivo que gobiernan, se supone, el

4
Vid. por ejemplo Pellizzoni (2001); también en análogo sentido Smith y Wales (2000), pp. 53-54.

16
uso apropiado de la argumentación en un marco democrático-deliberativo. Entre las
primeras, las directrices o condiciones regulativas de carácter social y ético (a), se
contarían las tres consabidas u otras equivalentes: la publicidad y transparencia, la
reciprocidad y simetría de la interacción –que implica no solo igualdad formal sino
distribución equitativa de las oportunidades de oír y ser oído–, y la libertad y autonomía
de juicio, amén de alguna otra condición sustantiva, como las referencias a valores y
fines de carácter general y a asuntos de interés o de repercusión pública. Entre las
segundas, las pretendidas virtudes (b), figurarían las recién mencionadas: la cívica, la
legitimadora y la cognitiva. Y, en fin, entre los supuestos de carácter epistémico-
discursivo de tipo (c), no ya regulativos como los anteriores sino constitutivos de la
actividad argumentativa propiamente dicha, cabe destacar la disposición de los agentes
discursivos a: (1) asumir las reglas de juego del dar-pedir razón de las propuestas, (2)
prever alguna forma de discriminación entre razones mejores y peores, e incluso (3)
reconocer, llegado el caso, el peso o la fuerza de la razón del mejor argumento frente a
sus oponentes –aunque esto no asegure contar siempre con un mejor argumento 5. Son
consideraciones de todos estos tipos las que determinan la calidad relativa de las
argumentaciones que conforman un proceso deliberativo y las que guían la valoración
del proceso mismo. La cuestión estriba no solo en su problemática efectividad o
cumplimiento, sino en sus relaciones mutuas: cómo se compenetran y ajustan los tres
planos, el socio-ético, el socio-político y el epistémico-discursivo.
Quizás valgan como hipótesis de trabajo las consideraciones siguientes: nada
asegura el cumplimiento de la regulación (c) del uso discursivo de la razón, pero cabe
observar que hay procesos deliberativos autorregulativos en este sentido, cuyo éxito
puede propiciar resultados en las líneas (a-b) de las presuntas virtudes socio-políticas.
Por ejemplo, el reconocimiento del poder interno de la justificación o del mayor peso
del argumento más fuerte [conforme a c (3)]) puede contrarrestar los poderes externos,
sean ejercidos sobre el proceso –en la línea de excluir la participación de determinados
agentes– o sean ejercidos dentro del proceso –en la línea de marginar, ignorar o anular
ciertas intervenciones, e.g. en aras de la corrección política o de una sensibilidad
religiosa–, de modo que favorezca el seguimiento de la directriz de autonomía (a) y de
la virtud cognitiva (b) en el curso de deliberación. Así como, complementariamente,

5
Repárese en la indeterminación resultante en los casos de una multidimensionalidad que envuelva el
enfrentamiento entre razones no conmensurables, de modo que ninguna de ellas rebate a la otra. Por otra
parte, los criterios de fuerza y pertinencia no deben entenderse de un modo absolutamente racionalista y
académico que excluya los poderes de la razón narrativa −o ignore a quienes la esgriman.

17
parece haber una estrecha relación entre la violación de las condiciones o directrices (a)
socio-éticas y el recurso a estrategias falaces en el plano discursivo, siendo además
ambas cosas determinantes del carácter viciado del discurso o de su deterioro.
La cuestión también puede replantearse siguiendo una tradición analítica a dos
bandas, entre los planos ético y político, por un lado, y el plano epistémico y discursivo,
por otro, de modo que su consideración se preste a los siguientes apuntes:
(i) El cumplimiento de las condiciones o directrices [a-b] no parece suficiente
para asegurar el cumplimiento de las condiciones [c]; en otras palabras, de la supuesta
efectividad de [a-b] –lo cual no sería poco suponer–, no se seguiría automáticamente la
de [c]. Ahora bien, en la perspectiva contrapuesta, ¿las transgresiones en el plano [c]
podrían implicar un incumplimiento de [a-b], al menos en el sentido de que toda
estrategia falaz supone o comporta la violación de alguna de las condiciones o
directrices [a], como la transparencia o la reciprocidad de la interacción discursiva?
¿Arrojaría esto una nueva luz sobre los supuestos estructurales del ejercicio racional del
discurso público? En esta línea se mueve la hipótesis de trabajo anterior y la
observación de que, por lo regular, todo sofisma consumado envuelve un elemento de
opacidad o de asimetría, o de ambas.
(ii) Por otra parte, del cumplimiento de las reglas de juego de la razón [c]
tampoco se desprende necesariamente el cumplimiento de los supuestos ético-políticos
[a-b]. En teoría, al menos, podría haber casos de cumplimiento relativo de [c] que no se
atuvieran a las condiciones [a-b], como el ideal de la polis platónica gobernada por unos
reyes filósofos que toman, se supone, unas medidas fundadas en las mejores razones sin
respetar la reciprocidad o la autonomía, ni atender las virtudes cívicas y cognitivas de
los súbditos; o como, en general, cualquier forma modélica de despotismo ilustrado.
(iii) No obstante, pudiera ser que el cumplimiento de [a-b] tendiera a favorecer
el cumplimiento de [c] en la práctica de la razón y la deliberación públicas; así como el
cumplimiento de [c], su adopción e implantación como forma de uso público de la
razón, podría favorecer a su vez el seguimiento de las directrices y la consecución de los
propósitos [a-b]. Pero, a fin de cuentas, ¿no sería esto una suerte de pensamiento
desiderativo o, peor aún, una variante del desesperado recurso del Barón de
Münchhausen para salir del pantano en el que se había hundido tirando hacia arriba de
su propia coleta?

18
En suma, aun siendo lógicamente independientes entre sí los tres planos
señalados, no dejan de hallarse interrelacionados de algún modo, solaparse a veces y,
según todos los visos, resultar solidarios.

Una posible proyección: ¿se desprendería una batería de hipótesis empíricas, por
ejemplo a partir de la siguiente tabulación simple de “correlaciones”?

(a) (b) (c)


+ + + : deliberación ideal
+ + − : conversación poco deliberativa o de baja calidad delib.
+ − + : incongruente
+ − − : conversación no deliberativa
− + + : despotismo ilustrado débil, participativo o pedagógico
− + − : incongruente
− − + : despotismo ilustrado fuerte
− − − : hipótesis nula: no conversación ni deliberación.

-----------------------------------------------------------

Hoy, por lo demás y al margen de esas cuestiones analíticas, teóricas y conceptuales,


están adquiriendo relieve la contrastación empírica y la implementación de los modelos
habilitados en uno y otro plano, el ético-político y el epistémico-discursivo. Son
estudios y ensayos que parecen responder no ya a intereses teóricos sino más bien a
imperativos prácticos de la acción política y social en diversos ámbitos de la vida civil,
así como a programas de formación de actitudes y hábitos deliberativos −e.g. en la línea
de los National Issues Forums, los “deliberative polls” o la fundación AmericaSpeaks.
De ahí surgen nuevos problemas como el de conjugar con los aspectos críticos y
normativos indicados los criterios que manejan los “animadores” o “facilitadores” de
procesos reales de deliberación. Son dos los criterios principales y se corresponden con
dos objetivos del grupo deliberante: (1) mantener una “atmósfera de grupo” positiva,
correspondiente a (1´) la sensación de satisfacción de los propios participantes; y (2)
hacer progresos en la tarea asumida por el grupo, que a su vez se corresponde con (2´) el
desiderátum de rendimiento o productividad, que puede considerarse en términos de
eficacia, e.g. en el sentido de una mejor decisión y mayor implicación, y en términos de

19
eficiencia, e.g. en el sentido de un menor coste. Pues bien, no solo estos dos objetivos,
satisfacción y rendimiento, son los más comunes en todo grupo de discusión, sino que
se hallan interrelacionados: el sentimiento de satisfacción contribuye al rendimiento –
por lo menos a la implicación en la tarea–, y la observación de los progresos en la tarea
contribuye a su vez a que los participantes se sientan más satisfechos con la experiencia
y más identificados con la integración del grupo.

20
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23
UN MARCO GENERAL

1. De la “esfera pública” a la perspectiva del discurso público.


- Reducciones: argumentativa, política, disciplinaria.
- La “cuarta” perspectiva: perspectiva socio-institucional.

2. El paradigma de la deliberación.
Precedentes clásicos.
Hacia una caracterización de la deliberación: 1/ como forma de
discurso público; 2/ como modelo normativo; 3/ como modelo teórico.

3. Problemas.
- Comprensivos o de proyección (e.g.: deliberación y democracia;
deliberación y calidad del discurso público).

- Centrales o de conformación:
1/ Teóricos o programáticos.
E. g.: Cuestiones de articulación interna: correlación y ajuste
entre los aspectos socio-éticos, socio-políticos y epistémico-
discursivos.

2/ Teórico-prácticos.
- Genéricos: Estudio de las relaciones entre las demandas de
gestión y de resolución y las modalidades del discurso público.
- Específicos: Estudio de las relaciones entre los modelos o
programas de democracia y los recursos deliberativos.

4. Desafíos.
- Falacias y estrategias falaces en el discurso público.
- Nuevos géneros de discurso: el discurso online y las TICs.
(E.g.: ¿publicidad presencial vs. publicidad electrónica?)

24
ESQUEMA I

Dimensiones o aspectos tanto de la formación como de la consideración de


las argumentaciones y los argumentos, en el campo general de la “teoría de
la argumentación”. Desde los años 1980 es habitual distinguir:

(a) El argumento como producto, consistente en la expresión cabal o


entimemática, en la exposición textual, de un argumento o una serie de
argumentos.

(b) La argumentación como interacción argumentativa, que a su vez


podría entenderse
(b.1) como procedimiento, e.g. una confrontación reglada entre
argumentos y contra-argumentos, o papeles de proponente y oponente;
(b.2) como proceso, e.g. como una interacción entre personas o
como la acción de una persona sobre otras en directo o en diferido.

(c) La argumentación como fenómeno socio-institucional que tiene lugar


dentro de, o entre, grupos sociales en espacios públicos de discurso, bajo
modalidades diversas como, pongamos por caso, la deliberación pública, la
negociación, las deliberaciones de un jurado o el debate parlamentario.

25
ESQUEMA II

PERSPECTIVAS CLÁSICAS:

LÓGICA, DIALÉCTICA, RETÓRICA

Foco central Paradigma Objetivo: determinación de

Log. Argumentos Prueba racional Validez o solidez según criterios


(productos) -demostración- lógicos o metodológicos.
E. g.: criterios ARG

Dial. Procedimientos Debate razonable Actuaciones correctas / incorrectas


regulados de interacción y de confrontación
entre roles argumentativos, mediante
análisis pragmáticos y contextuales
del proceder según reglas.
E. g.: distribución carga de la prueba

Ret. Procesos de Discurso Recursos y estrategias eficaces para


comunicación e persuasivo inducir creencias, disposiciones o
influjo interpersonal acciones.
E. g.: lógos, éthos, páthos / kairós

+ PERSPECTIVA AÑADIDA:

Discurso Público
Procedimientos y procesos Deliberación Condiciones y directrices discursivas
incluyentes de dar cuenta y e interactivas de la mejor resolución
razón, y ponderar opciones, para el interés común de los afectados.
con miras a una resolución E. g.: publicidad, simetría, autonomía.

26
ESQUEMA III

LA DELIBERACIÓN COMO FORMA DE DISCURSO PÚBLICO

Algunos rasgos que conforman un perfil distintivo:

(i) Reconocimiento de una cuestión de interés y de dominio públicos.

(ii) Existencia no sólo de proposiciones sino de propuestas al respecto.

(iii) Estimaciones y preferencias que descansan en alegaciones


pluridimensionales → importancia de consideraciones de plausibilidad,
criterios de ponderación y supuestos de congruencia práctica.

(iv) Propósito de inducir al logro consensuado y razonablemente motivado


de resultados de interés general. Su viabilidad supone cierta coordinación y
entendimiento mutuo entre los involucrados, aunque no implique consenso.

(v) Dimensión “perlocutiva”: pretensiones de efectividad resolutiva y


eficacia real.

(vi) Dos supuestos disposicionales del éxito de las experiencias


deliberativas: 1/ La disposición a servirse de la argumentación en público y
someter los motivos individuales o particulares al juego de las razones
públicas. 2/ La disposición a someter los intereses y las preferencias
previas al proceso de la discusión pública.

27
ESQUEMA I V

LA DELIBERACIÓN COMO MODELO NORMATIVO

a/ Supuestos más bien constitutivos:


a.1 Del discurso deliberativo: dar cuenta y razón de las propuestas y
resoluciones → razonabilidad en su doble dimensión de accountability y
responsiveness. Comporta la ponderación de pros/contras y de alternativas.
a.2 De la interacción deliberativa: carácter incluyente en el sentido
de dirigirse a todos los involucrados y permitirles tanto hablar, como ser
escuchados.
a.3 Supuesto temático o sustantivo: tratar un asunto de interés
público o común.

b/ Supuestos más bien regulativos: facilitan el flujo de la información y la


participación, y buscan neutralizar los factores de distorsión o, llegado el
caso, las estrategias falaces. Por ejemplo, exigencias de:
b.1 Publicidad: no mera transparencia vs. opacidad de la fuente de
información, sino también accesibilidad a, e inteligibilidad de, las razones
en juego.
b.2 Reciprocidad o igualdad de las oportunidades de todos los
participantes para intervenir en el debate −un punto no solo de equidad y
de juego limpio, sino de rendimiento informativo y cognitivo.
b.3 Respeto y autonomía tanto de los agentes discursivos, como del
proceso −no solo negativa, como exclusión de coacciones o de injerencias
externas, sino positiva, en el sentido de mantener abierta la posibilidad de
que cualquier participante se vea reflejado en el curso de la discusión o en
el resultado.

28
En suma:

Sustantivas / Procedimentales

-Asunto de interés -Dar cuenta y razón +


Constitutivas público o inciden. ponderación
colectiva -Inclusividad: dominio
Condiciones público
y normas
-Bases comunes -Transparencia, accesibil.
Regulativas -Pretensión: consenso - Simetría-reciprocidad
racionalmente motivado - Respeto y autonomía

Doble referencia:

- calidad del discurso público (e.g. asunto de interés público, dar cuenta y razón,
ponderación)

- calidad de la interacción e intervención (e.g. inclusividad, transparencia, etc.).

+ Proyección derivada de su condición de argumentación práctica: eficiencia.


Dimensión perlocutiva del discurso deliberativo: efectividad resolutiva y eficacia real.

29
ESQUEMA V

LA DELIBERACIÓN COMO MODELO TEÓRICO.

Una tendencia general: del tratamiento de cuestiones teóricas y filosóficas relacionadas


con el programa y los ideales de democracia deliberativa, plano macro-deliberativo o
macro-esfera pública, a la investigación de cuestiones técnicas y empíricas relacionadas
con la deliberación democrática, plano micro-deliberativo de experiencias locales e
institucionales, con pretensiones de (a) efectividad deliberativa y (b) representatividad y
significación democrática.

Investigaciones en curso. Un esquema general:

1. Investigaciones de carácter conceptual, teórico o filosófico


(programático, crítico).

2. Investigaciones en el ámbito de las TICs y de la deliberación on line:


- diseño de agentes / sistemas interactivos inteligentes;
- software o groupware de apoyo para decisiones colectivas;
- instrumentos de asistencia al trabajo cooperativo por ordenador;
- sistemas de aprendizaje interactivo.

3. Investigaciones empíricas de cambios o efectos producidos por la


deliberación:
- cambios y diferencias ex post con respecto a actitudes/posturas ante;
- el sentido del cambio (apertura / clausura).

4. Investigación y puesta a prueba de indicadores de calidad del discurso.

30
ESQUEMA VI

CUESTIONES DE ARTICULACIÓN INTERNA

Cuestiones de correlación y ajuste entre:

a/ Las directrices socio-éticas relacionadas con programas de


democracia deliberativa, como las exigencias reguladoras de publicidad,
reciprocidad o simetría y respeto o autonomía.

b/ Las presuntas virtudes democrático-deliberativas, a saber: la


virtud cívica de producir mejores ciudadanos (más informados, activos,
responsables, cooperativos, etc.); la virtud legitimadora de producir mayor
reconocimiento y respeto de las resoluciones conjuntamente tomadas, así
como mayor satisfacción con su adopción y compromiso con su
cumplimiento; la virtud cognitiva de mejorar tanto la calidad del discurso
como el entendimiento mutuo y la información disponible.

c/ Los supuestos o condiciones epistémico-discursivas: asunción de


las reglas normales del juego de dar/pedir razones, discriminación de
mejores/peores razones y reconocimiento del mayor peso relativo de la
mejor razón.

Aparte de las cuestiones suscitadas por cada uno de estos correlatos


en sí mismo (e. g. a propósito de c/, la cuestión: ¿razón vs. narración?).

31

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