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Bebe Humano “ Hablar”

Ensayo

Ana Cilena Sánchez Angulo

Instituto Técnico Comercial

E Industrial Providencia

Valle Del Cauca

2018
Bebe Humano “Hablar”

Ensayo

Ana Cilena Sánchez Angulo

Presentado A:

Psicólogo: Ferdichensko

Instituto Técnico Comercial

E Industrial Providencia

Valle Del Cauca

2018
Bebe Humano “Hablar”

Observando el video al inicio nos dicen que de todos los seres vivos solo uno
tiene la capacidad de comunicarse mediante la palabra, y ese es el bebé
humano. De ahí que se diga que nacemos para hablar. Los dos primeros años
son un viaje lleno de exploración y alegría, pero incluso antes de poder
pronunciar una palabra, el bebé ya se entretiene a través de la experimentación
que lleva a cabo con su comunicación, mediante ruidos, balbuceos, gestos…
Es decir, escuchar e imitar hasta que por fin domine la capacidad de articular
palabras completas.

Analizan el relato detenidamente se puede afirmar que E l proceso de


aprendizaje de la adquisición del habla comienza mucho antes de que el bebé
llegue al mundo. El feto experimenta todo tipo de sensaciones en el útero de la
madre bajo un entorno idóneo en el cual desarrolla el sentido del oído. Esto le
permite estar en contacto con la lengua a pesar de aún no estar en el mundo y
por supuesto de no dominarla. A las 24 semanas el oído interno del feto se ha
desarrollado y ya puede oír sonidos, como por ejemplo el sonido del latido del
corazón de la madre y los sonidos del mundo exterior, incluso el más fuerte de
todos y hasta la voz de la madre.

Fechas más tardes, en los meses siguientes el feto se familiariza con las voces
de ambos progenitores y esto es el principio de una comunicación constante
entre el bebé y el mundo exterior. El bebé llega al mundo preparado para
comunicarse y al principio la mejor forma es llorar, y con ello obtiene una
respuesta inmediata. Llorar es un acto involuntario que muestra angustia. El
bebé todavía no puede emitir otros sonidos debido al tamaño tan pequeño de
su boca, la lengua grande y a esta edad su laringe está muy arriba para evitar
que se ahogue, pero aunque los lloros son involuntarios su madre responde. Es
la primera forma para los bebés de saber que los sonidos que emiten son un
medio de comunicación y que cuando lloran alguien les escucha. La voz de la
madre les tranquiliza de inmediato.

Tomando en cuenta los experimentos, la investigación muestra que desde los


primeros días de vida los bebés prefieren la voz humana a cualquier otro
sonido, pero lo sorprendente es lo habituados que están al lenguaje. Se realizó
un experimento a cargo de Darwin Muir llamado “cara inmóvil” en el que la
madre se sienta frente a su hijo y le habla. El bebé atiende y sonríe pero
cuando la madre deja su cara inmóvil el bebé emite todos los sonidos posibles
en busca de comunicarse con la madre y cuando ve que no obtiene respuesta
se siente frustrado. Se concluyó que la razón por la que el bebé se disgustaba
era porque la madre había roto el canal de comunicación sin avisar.
En el experimento llamado “cara al revés” en el cual el bebé se sienta delante
de una televisión en la cual se proyecta la imagen de la madre. Mientras ésta
mantiene comunicación con el bebé, éste sonríe, pero de repente la imagen se
da la vuelta y queda boca abajo la cara de la madre, lo que provoca en el bebé
que deje de sonreír y se impacienta, porque ya no reconoce la cara de la
madre. Otro de los tres experimentos realizados se denomina “cara alegre-
triste” y consiste en poner al bebé junto al televisor y proyectar una imagen
alegre con voz alegre, lo que hace que el bebé sonría, después la cara que ve
en la pantalla cambia y pasa a ser triste con una voz triste también, lo que hace
al bebé dejar de sonreír. A continuación la cara que ve muestra alegría pero va
acompañada por una voz triste, lo cual desconcierta al bebé

Este mismo experimento se realiza con un bebé de 10 meses el cual nunca ha


oído hablar en el idioma que ponen

Los sonidos “ba-da”. De ahí que al escucharlos muestre más interés por el
juguete que por ellos. Esto llevó a la conclusión de que a los 10 meses el bebé
deja de ser el oyente universal y ya no diferencia todos los sonidos que se le
muestran.

No es que pierda su capacidad de distinguir sonidos de otro idioma, sino que el


cerebro va clasificando el caótico mundo de los sonidos y selecciona los de su
idioma, comienza a filtrar sonidos que el bebé no escucha en su entorno. Esto
hace que el bebé sea incapaz de distinguir sonidos de otros idiomas.

Se habla también sobre la manera y tono que tenemos los adultos para
comunicarnos con los bebés. Esto es lo que se conoce como “habla infantil o
idioma infantil”. Se caracteriza fundamentalmente por el uso de un tono
cantarín, la voz más aguda y también por el uso de oraciones reducidas a
frases cortas.

Al exagerar su madre las palabras alargando las vocales, el bebé de 5 meses


va haciéndose un mapa acústico de su idioma materno y, repitiendo las
palabras, su madre ayuda al bebé a aprenderlas enfatizando las más
importantes que tienen significado. A los 9 meses se produce el balbuceo, en el
cual tiene lugar la asociación de sonidos y boca, que es cuando la madre
pronuncia su nombre y el bebé escucha y comprende. La imitación y la
repetición son la clave para aprender un idioma. Señalar representa un gran
paso mental para el bebé, y sobre todo para los niños con problemas de
audición, el acto de señalar va estrechamente unido a la comunicación. Esto se
conoce como “lenguaje de signos”.

Como conclusión podemos tomar lo siguiente tomado del video, a los 12


meses han aprendido a interpretar expresiones faciales y gestos. Y después
del año se lleva a cabo la pronunciación de palabras completas. Alrededor de
los 18 meses el niño cuenta con un vocabulario activo entre 50 y 100 palabras
pero entienden mucho más de lo que saben decir. Casi el 70% de las palabras
son nombres de cosas que conocen de su vida diaria. Asocian sonidos con
palabras y luego con significados. Después tiene lugar la explosión del
lenguaje, que es la forma decisiva para aprender los nombres que tienen las
cosas.

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