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Amaury Navarro

15-001-0207

Taller de Artes literarias 1

Una vez y otra vez.

Mi madre siempre tuvo un sentimiento muy grande acerca de un hábito de mi prima Gabriela.

Desde que de adolescente empezó a traer novios a la casa de mi abuelo, donde ella y su madre han

vivido toda la vida, la casa de mi abuelo se ha convertido en un lugar de peregrinaje para todos los

chavos que han querido hacer que ella se enamore de ellos. Mi madre siempre ha pensado que una

mujer joven no debe pasar todo el tiempo ligando con jóvenes, especialmente en lugar de estar

estudiando o haciendo deberes de la casa, así que cuando me enteré que Gabriela estaba

embarazada, sentí como si todo lo que decía mi madre eran las premoniciones de una tragedia

inevitable.

Mi prima Gabriela es la única hija de mi tía Claudia, una mujer robusta que trabaja por las noches

en hospitales como enfermera, es la hermana menor de las hermanas de mi padre. Siendo un niño

no recuerdo mucho acerca del nacimiento de mi prima, pero en años siguientes recuerdo los

comentarios ácidos de mis padres acerca de cómo mi tía tan joven se embarazo. Gaby cómo la

llamamos creció en la casa de mi abuelo entre las ocasionales visitas de su padre, que tiempo

después se de tendrían y las constantes peleas por el no querer comer.

En su juventud mi prima se convirtió en una mujer muy delgada, que pasaba todas las tardes con

sus novios en centros comerciales, a pesar de la preocupación de mis padres y sus demás tíos. Un

día al visitar a mi abuelo inmediatamente me di cuenta de que estaba embarazada, una pequeña

panza había crecido y mi familia estaba en un extraño silencio. Una combinación de tristeza y enojo

fue tomando posesión de mi en los días siguientes a la visita, ¿cómo era posible que una mujer de
casi veinte años fuera a tener un bebé?, Sobre todo me enojaba su madre, ¿Qué no le había dado

clases de educación sexual? Estas hubieran prevenido este problema. Veía como la historia de mi

tía se repetía en ella.

Eventualmente el bebé nació, la primera vez que vi al recién nacido, lo cargue y se acurrucó

confortablemente por un par de minutos, pero se lo tuve que regresar a su madre en cuanto

empezó a llorar, me di cuenta de cómo la expresión de Gabriela había cambiado de una alegre

adolescente a la de una mamá cariñosa y preocupada. Mi tía Claudia se me acercó ese día y me dijo

que Gabriela me había convertido en tío, sin pensarlo e imprudentemente le contesté que “y a ti

abuela” , inmediatamente me arrepiento de haberlo dicho, aunque trató de esconderlo su expresión

cambio rápidamente.

Unas semanas después me encontré mirando a mi prima, algo había cambiado en ella, tal vez eran

las horas sin dormir, la fatiga o el peso que había ganado por mi sobrino, pero nunca antes había

encontrado el gran parecido que tenía con su madre, antes una muy delgada y la otra robusta, pero

Gabriela empezaba a verse como su madre. Era como si el ser madres hubiera marcado sus caras de

la misma manera.

Más tarde ese día me encontré cargando a Axel, mi sobrino, mientras sus padres comían, pero está

vez no sentí como que él viniera de una inevitable tragedia, pero sentía el miedo de que su vida se

convirtiera en una. Siendo hijo de una madre adolescente marcada por qué su madre también fue

una madre adolescente. No es una cosa de destino, es más de cómo nuestra vida y entorno nos

define.

Espero que Gabriela se convierta en una gran madre, y también espero que Axel no deje que su vida

sea tomada por las decisiones que vinieron antes de el, ni las que vendrán con él.

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