Gerri Hill - ROMANCE O ALGO PARECIDO

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Romance… o algo
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parecido a eso
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Gerri Hill
Traducido por: Pilli (2016) Editado por: Julieta “Meltryth” (2016)
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“Romance… o algo parecido a eso” de Gerri Hill
XWPColección: Página y Facebook
Romance… O algo parecido a eso

Romance... or Something Like It
Gerri Hill
Traducido por: Pilli (2016). Editado por Julieta “Meltryth”
Descargo in Spanish: Para cualquiera que crea que las buenas autoras
sencillamente son buenas, he aquí la muestra de la cruel realidad. Cualquiera
puede contar una historia, el tema es que necesita ser pulida, necesitan rellenar las
cosas y aprender que no todo es “le dijo, me dijo”, hay respuestas, exclamaciones,
interrogaciones, algo que evidentemente los editores en inglés SÍ verifican (en
español ni se toman el trabajo, les cuento).
Historia de Gerri, traducción de Pilli un tanto arreglada por mí, pero no tanto
como para que no vean lo que ES realmente esta cosa en crudo de Gerri.
Cualquiera puede escribir, chicas, no se confundan. Disfruten. Julieta “Meltryth”.
CAPITULO UNO
—Odio estas cosas —Jamie le dijo a su mejor amiga

—¿Qué más se puede pedir? Día de San Valentín, baile y mujeres. No lo puedes
superar – Dana le dijo.
—Estoy pretendiendo ser tu cita, no es como que vaya a bailar mucho – Jamie se
quejó mientras caminaban por la oscura acera hacia el bar.
—Es verdad, pero los celos son la mejor manera, ambas estuvimos de acuerdo.
—No, tú estuviste de acuerdo, yo solo fui muy estúpida y acepté.
—Tess es hermosa —Dana suspiró—, espera hasta que la veas y después cuando
ella me vea contigo… alta, oscura y hermosa, ella se dar{ cuenta que cometió un
gran error cuando me dijo que deberíamos ver a otras personas.
—Eso es tan infantil —Jamie le dijo—, no puedes hacer a alguien como tú, Dana.
—¿Qué es lo que no le gusta? Soy un buen partido.
—Seguro que lo eres. Por eso es que sigues soltera – dijo Jamie.
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—Tú eres un gran partido y tú sigues soltera – Dana apunto a ella

Jamie se encogió en hombros.
—Cuando conozca a la mujer indicada, entonces seré capturada, no antes.
Además, han dicho que soy difícil.
—Bueno, ahí está —Dana comentó, justo cuando ellas se acercaban a la entrada
del bar y se reunieron con otra mujer que esperaba para poder entrar—. Eres
demasiado exigente. Mi Dios, mírate. Podrías tener a quién quisieras, pero nadie es
lo suficientemente buena. ¿Qué es lo que estás buscando?
—Estoy buscando amor a primera vista —dijo Jamie seriamente.
—Eso no existe. Solo en los cuentos de hadas. Sal al mundo real, tú no tienes que
mentir y hacer trampa para encontrar una cita.
Jamie se rió. —Yo no lo creo. Quiero conocer a alguien, mirar dentro de sus ojos
y enamorarme desesperadamente… Y ¿sabes?, en este momento, justo ahí, ella será
la única.
—¡Oh por favor!, estas soñado. Y luego la conocerás y descubrirás que no tienen
absolutamente nada en común y no podrán encontrar ni una cosa sobre que hablar,
especialmente después de que la diversión en la cama termine… ¿Y después que
queda?
—Entonces no estaríamos realmente enamoradas —dijo Jamie.
—Estarás sola por un largo tiempo, Jamie. Necesitas empezar poco a poco y
luego subir. Eso es lo que estoy haciendo esto con Tess. Tuvimos un gran tiempo
juntas. Nos reímos, a las dos nos encanta la música y las películas.
—¿Entonces por qué estas pretendiendo que sales conmigo?
—Porque ella dijo que yo no estaba lista para comprometerme con nada.
Demonios, no estoy buscando casarme. Yo solo quiero salir con alguien por un
rato. Pero ella dijo que debíamos ver a otros también. Odié cuando dijo eso y si ella
me ve contigo, bueno, ella sabrá lo que se está perdiendo.
—Tienes una visión retorcida, Dana. Eso es mentir. ¿Por qué no puedes ser
honesta con ella y decirle que realmente quieres continuar viéndola?
—Como dije, hay que mentir y engañar.
Ellas alcanzaron su dinero cuando llegaron a la puerta, pero Dana puso su mano
en el brazo de Jamie.
—Será un placer, cariño —ella dijo.
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—Escucha, si tratas de besarme te dejare justo ahí —Jamie la amenazó.

—Eres pura palabrería, yo sé que has estado loca por mi durante años —Dana
bromeó.
—Seguro —Jamie murmuró.
De nuevo no podría creer que Dana la metiera en esto. Ella odiaba el día de San
Valentín y pretender ser la cita de Dana para provocar celos en alguien más, cielos,
ella debió estar borracha cuando aceptó.
—Ven, apresúrate —dijo Dana, jalando el brazo de Jamie—. Queremos
conseguir una mesa cerca de la pista de baile.
—¿Sabes?, me debes una grande por esto —Jamie dijo, no por primera vez.
—Sí, lo sé, prácticamente te prometí mi primer hijo.
—Ciertamente no quiero tus hijos. Un par de cenas cocinadas para mí es un
pago justo —ella dijo.
—Hago eso para vivir, ¿qué es lo divertido en eso? —preguntó.
—Lo divertido es que puedes ser chef en mi casa y no en el maldito restaurante.
—No puedo creer que aún no sepas como cocinar, cielos, no es como si no te
haya mostrado cada truco del libro —Dana apunto a través de la pista de baile—.
Ahí hay una mesa.
Corrió a través de la pista de baile hasta ella.
—No lo haré, podemos ser al menos civilizadas sobre esto.
—Jesús. ¿Tienes que actuar como un contador todo el tiempo?
—Soy contadora.
—No luces como una contadora ¿Por qué tienes que ser una?
Jamie puso los ojos en blanco. —He sido contadora toda mi vida, con dos padres
y un hermano contadores, no es como si fuera una opción.
—Pudiste decir no. Demonios, incluso un abogado habría sido mejor que un
contador.
—¿Por qué te disgusta mi profesión?
—Por que suena tan aburrida. No imagino porque sigues soltera. —Entonces
Dana dio los últimos pasos deslizándose en la orilla de la mesa antes de que un
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grupo de cuatro la tomara. Ella sonrió dulcemente hacia ellos, agarrando la mano
de Jamie—. Siéntate, cariño, nos conseguí una mesa.
—Podría terminar odiándote después de esto, lo sabes.
—Hemos sido amigas por mucho tiempo, no trates de amenazarme.
Jamie jaló una silla cerca de la mesa y doblo las manos arriba de ella, golpeando
los dedos al ritmo de la música. Música country. ¿Podría existir algo peor?
—Compraré la primera ronda. ¿Qué quieres? —Dana preguntó.
—Tú podrías comprar todas las rondas —Jamie dijo—. Y después… te llevo,
creo.
—¿Brandy? No podría ser una cita barata y beber cerveza, ¿eh?
—No.
—Ok, no vayas a vagar mientras estoy fuera.
—Estaré justo aquí, cariño —Jamie ronroneó.
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CAPITULO DOS
—¿Quieres calmarte? —Kate jadeó mientras trataba de seguir los largos pasos
de Tess—. Son apenas las nueve.
—Es día de San Valentín, estará lleno.
—Será deprimente —dijo Kate—. Mujer soltera viendo parejas, deseando ser
una de ellas. Después tomaremos a cualquiera, deseando no estar solas en el
maldito día de San Valentín. Es deprimente. Deberían prohibir el maldito día.
—Bueno, estas de un ánimo maravilloso —Tess dijo.
—Odio este maldito día. Todos en la oficina reciben flores, y los ooooh y
aaawww sobre eso todo el día, como si fuera algo importante. —Tess se detuvo de
repente y Kate casi se estrella contra ella—. No imagino porque sigues soltera, si
siempre tienes esa actitud.
—¿Qué demonios significa eso?
—Romance, todo es sobre el romance.
—Patrañas, la gente envía flores por qué es lo que se espera que haga. ¿Y porque
solo lo hacen en San Valentín? Es para que todos sepan que aman a otra persona.
No deberían necesitar una ocasión para hacerlo. Si tú amas a alguien, no necesitas
un día para probarlo.
—Eres tan cínica. No entiendo porque te pregunte si querías venir conmigo hoy.
—Yo no sé porque insististe en que viniera —dijo Kate—. Yo era perfectamente
feliz quedándome en casa. Tengo mucho trabajo que hacer.
—Tu siempre te quedas en casa, desde que rompiste con Rachel has estado
quedándote en casa. Tienes que salir a vivir la vida algunas veces.
—No hables de ella —dijo Kate—. No esta noche.
—¡Dios!, han pasado 2 años, seguramente tú ya lo superaste.
—Por supuesto que ya lo superé —Kate apuntó—. Yo fui la que terminó con ella
¿recuerdas?
—Uh huh —dijo Tess.
—Lo hice. Recuerdo estar empacando sus cosas después de dos semanas sin
verla, eso es echarla.
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—Sí, claro, el punto es que el hecho de que ella mando a sus hermanos a recoger
sus cosas y mover todo al departamento de su otra novia no significa nada.
—Te odio. ¿No puedes olvidar los mínimos detalles?
Tess se rió y le pegó a Kate juguetonamente en el brazo. —Lo siento, era una
perra, no puedo creer que duraras tanto con ella.
—No quiero hablar de ella —dijo Kate—. Y tú pagas ¿verdad? Quiero decir, esto
fue totalmente tu idea.
—Sí, yo pago —Tess dijo mientras ellas se movían al final de la línea, esperando
para entrar al bar—. Yo soy una humilde secretaria y tú una maldita abogada, pero
sí, yo pago.
—Gracias —Kate dijo dulcemente—, me rehúso a contribuir a esta festividad.
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CAPITULO TRES
—¿Qué te hace pensar que ella estará aquí? —Jamie preguntó mientras tomaba
un trago de su bebida.
—Por qué aquí es donde nos conocimos —dijo Dana—. Y porque sé que ella
viene aquí seguido, ¿Quién es su sano juicio no vendría en San Valentín?
—Bueno, puedo pensar en alguien —Jamie dijo secamente—. ¿Necesito decirte
ahora que odio la música country?
Dana se le quedo mirando. —Puedes bailar ¿cierto?
—Puedo bailar tango.
—¿Tango? No, a dos pasos —Dana dijo.
—¿Dos pasos? ¿Qué hay sobre el jazz?
—¡Cielos! ¿Quién no puede a dos pasos?
—Odio la música country —Jamie dijo otra vez.
—Resultó ser una buena cita. Bueno, tienes que tratar, tenemos que ser vistas
bailando juntas. Y cerca.
—No me presiones Dana, eres afortunada de que esté aquí.
—Estoy segura que ellos pueden tocar algo más rápido. ¿Puedes con eso?
—No, no tengo ritmo, soy contadora ¿Recuerdas?
—Luces como una maldita modelo ¿Cómo es posible que no tengas ritmo?
—Puedo bailar tango —Jamie repitió.
—¿Por qué no me dijiste eso antes de aceptar venir conmigo? —Dana demandó.
—¿Aceptar? Creo recordar que me emborrachaste con una de tus salsas de vino.
No recuerdo aceptar bailar —Jamie respondió.
—Olvídalo, podemos fingir, con las canciones lentas, podemos abrazarnos,
nadie lo notará.
—Si te atreves a besarme nunca te perdonaré —Jamie le dijo—. Tú eres como mi
hermana, creo que enfermaría.
—Muchas gracias.
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—Te dije que llegábamos tarde, ya no hay mesas disponibles —Tess dijo
mientras se movía a través de la multitud.
—Se baila más si estás parada —Kate apuntó—. Ellos piensan que estas
disponible.
—Estamos disponibles.
—¿Y porque es eso? —Kate preguntó—. Quiero decir, no somos lo
suficientemente lindas ¿o porque estamos disponibles?
—Porque somos demasiado exigentes, por eso y porque no nos estamos
haciendo más jóvenes.
—Pero si apenas tenemos treinta —dijo Kate—, tenemos buenos empleos, somos
malditamente buenos partidos ¿Por qué estamos solteras?
—¿Por qué estamos teniendo esta conversación?
—Porqué somos patéticas —Kate apuntó—. Estamos afuera en un bar en día de
San Valentín, por amor de Dios.
—Estamos buscando una cita, por eso estamos aquí.
—Yo no estoy buscando una cita, me rehúso a salir con alguien que conocí en un
bar.
—¿Dónde más se puede conocer a alguien?
—En el trabajo, con amigos en común, los lugares usuales —ella dijo.
—Puedo ver que eso te funcionó en el pasado —Tess mencionó secamente.
—¿Qué paso con esa mujer que estabas viendo? ¿Donna?
—Dana, y la conocí aquí —dijo—. Lo terminé porque… bueno, ella se lo estaba
tomando muy en serio —Tess dijo— y nadie se lo toma en serio conmigo.
—¿De qué demonios estás hablando?
—Me asusté, ¿de acuerdo? —Tess admitió.
—¿Te asustaste?
—No estoy lista para sentar cabeza, demonios, tengo treinta y un años, una vez
que me asiente con una novia, eso es todo, estaré fuera del mercado. Luego, la
próxima cosa que sucede es que tienes cuarenta.
—¿Y qué pasa si ella era la indicada?
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—¿Qué si no lo era?
—Tess, usualmente sabes si ellas son buenas o no a la primera. Para mí, es en la
primera cita, supongo que por eso difícilmente salgo dos veces.
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—¿Cuándo me vas a preguntar si vamos a bailar?

—No te preguntaré.
—Al menos podemos practicar —Dana dijo.
Jamie se levantó y suspiro. —Bien, practiquemos, sólo no grites si te piso.
—Tú tienes que dirigir —Dana dijo.
—¿Dirigir?
—Tú eres la alta.
—¿Y?
—Se ve gracioso cuando la bajita dirige.
—No puedo bailar —Jamie dijo—, ¿lo que quieres es avergonzarnos?
—Está bien, yo dirigiré, pero pretende que tú lo estás haciendo —ellas
caminaron hacia la pista de baile—, y pretende que te gusto.
—Si me gustas.
—Tú sabes lo que quiero decir.
—Me rehúso a besarte.
—Eres tan difícil.
—No te hablaré después de que todo esto termine.
—Ella ni siquiera está aquí aun, tú no tienes que besarme.
—Como si quisiera.
Ellas se movieron juntas, primero Dana tomando la mano derecha de Jamie,
después acercándose y tomando su mano izquierda. Ambas sofocaron sus risas por
su intento de moverse juntas.
—Parecemos idiotas —Dana susurró.
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—Somos idiotas —Jamie dijo mientras pisaba a Dana.

—¡Cielos! ¿Puedes moverte?
—Me estoy moviendo.
—Sígueme —dijo Dana.
—¿Cómo puedo seguirte cuando me estas empujando?
—Se supone que tú estás guiando, ahora hazme girar —Dana ordenó.
—¿Acaso perdiste la cabeza?
—¿Qué tan difícil puede ser? —ella preguntó, después trato de dar una vuelta.
Ella estuvo muy cerca de terminar en el piso y ambas empezaron a reír.
—Esto no está funcionando —Jamie dijo cuándo otra pareja chocó con ellas.
—¡Demonios!, tienes dos pies izquierdos.
—Puedo bailar tango —Jamie ofreció.
Dana empezó a reír, causando que Jamie se le uniera
—Está bien, esperemos a que pongan la música lenta, de esa manera podemos
estar paradas juntas y balancearnos de un lado a otro y nadie sabrá que no sabes
cómo bailar —Dana dijo.
—Esto es ridículo, lo sabes ¿verdad?
—Siéntate y cállate, iré por más bebidas.
Jamie se sentó como le dijeron, descansando los codos en la mesa nuevamente.

Ella escaneó a la multitud preguntándose como luciría Tess. Sería mejor que fuera
hermosa por todos los problemas que le estaba causando Dana. Ella vio a unas
mujeres luchando por mantenerse en pie en el bar cuando su vista aterrizó en una
preciosa rubia parada al lado de una alta pelirroja.
Su cabello corto era como una borla, como si no se hubiera cepillado en todo el
día. De repente, la rubia paso sus dedos por su cabello. Jamie asintió, no cepilló sus
dedos. Estaba vestida conservadoramente, pantalones y suéter. Lucía fuera de sitio
especialmente al lado de la pelirroja, que usaba jeans y botas. Jamie vio a la rubia
tocando el brazo de la pelirroja y moviéndose cerca para decirle algo. No, no, Jamie
pensó. La pelirroja estaba mal para esta mujer. Ellas no iban juntas en absoluto.
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Después la rubia se volteó hacia ella, como si sintiera que la estaban viendo. A
través del salón, sus ojos chocaron. Jamie sintió que su corazón se detenía y trago.
Una tímida sonrisa se posó en los labios de la rubia antes de mirar a otro lado.
—Oh, Dios mío —Jamie susurró—. Es ella.
—Ahí estas, cariño —Dana dijo mientras se acercaba a la mesa con las dos
bebidas.
—Gracias —Jamie murmuró pero sus ojos nunca dejaron de ver a la rubia.
—Está abarrotado como el infierno esta noche —Dana mencionó—. Muchas
personas buscando amor —ella cantó.
—En todos los lugares equivocados —Jamie suministró, después rió. La canción
era una broma común entre ellas.
—Vamos, esta canción es lo suficientemente lenta, quiero ver el otro lado, tal vez
ella ya está aquí.
Jamie titubeó. Ella debía lucir como una idiota ahí, pero al menos podría tener
una mejor vista de la rubia.
—De acuerdo pero no corras —Jamie dijo.
Ellas se mezclaron con los otros bailarines, siendo empujadas de un lado a otro.
A Jamie no le importó. Sus ojos estaban buscando, tratando de encontrarla otra
vez.
Ahí, aún parada junto a la pelirroja, cuando ellas las pasaron, ella vio que sus
ojos eran azules. Fueron puestos en ella. Jamie tropezó, hacienda que Dana diera
un paso en su pie y casi cayera. Cuando buscó nuevamente a la rubia, ella estaba
cubriendo una sonrisa con su mano y Jamie sintió que un profundo rubor crecía en
su rostro. Entonces, esos ojos azules se toparon con los de ella y nuevamente se
quedó sin aliento.
—¿Cuál es tu problema? —Dana demandó.
—Es ella —Jamie susurró.
—Ella ¿quién? Tú ni siquiera sabes cómo luce.
—No, Ella —Jamie dijo de nuevo—. La indicada, amor a primera vista. —Jamie
susurró.
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—Ahí, ella es la indicada, nuestras miradas se encontraron y estuve a punto de

colapsar.
—Tú no puedes tenerla —Dana dijo.
—Lo puedo intentar, oh seguro, ella está con alguien, gran problema.
—¿Cómo puedes hacerme esto a mí?
—¿De qué hablas?
—La mujer, ella es mía.
—¿Quién?
—Tess.
—¿Tess? ¿Ella es Tess?
—Sí, ella es hermosa.
El corazón de Jamie se hundió. Sí, la mujer es hermosa. Pero ella no lucía para
nada al tipo de Dana y ciertamente no lucía como Tess. No, ella no podía ser Tess.
Demonios, ¿qué tan injusto podía ser eso? Una mirada y Cupido lanzaba su flecha
directo a su corazón. Aparentemente estaba perdida.
Jamie se dio la vuelta contra la rubia, alejándose de la tentación, viendo la cara
de Dana que seguía brillando. No, ciertamente no era justo.
—Entonces, ella es Tess —preguntó quedamente.
—Sí, y ¿quién es la que está con ella? Ellas no lucen bien juntas —ella dijo.
—Sí, lo mismo pensé. Todo está mal con ellas juntas. —Y tú estabas mal para
ella también, Jamie pensó.
Ellas estuvieron atoradas por el resto del baile. Finalmente pudieron regresar a
su mesa.
Jamie tomó su bebida y la paso de un solo trago. Tess, el nombre tampoco
estaba bien en ella. Nada estaba bien. Ella cerró los ojos y seguía viendo esa mirada
azul directo en ella.
—Me pregunto con quién está —Dana dijo—. Pero Tess es hermosa ¿cierto?, te
lo dije.
—Ciertamente lo es.
—Lo siento Jamie, pero no puedes tenerla —Dana dijo nuevamente.
—Sí, lo sé, ella es tuya.
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***********************************************
Kate estaba mirando a la mujer que se giró lejos de ella, preguntándose por la
mirada de dolor en sus ojos. Tal vez se lastimó cuando su pareja la pisó. Kate
continúo viéndola mientras se movía lejos de donde estaba ella. Alta, oscura y
hermosa. Dios, esa sería la descripción que se ajusta a esta mujer. Su cabello oscuro
cayendo bajo sus hombros, con parpados cubriendo sus expresivos ojos. Sus
pantalones oscuros lo suficientemente apretados para mostrar un firme trasero y
sus largas piernas. Kate continúo viéndola como ella se alejaba de la pista de baile.
—¿A quién estás viendo? —Preguntó Tess.
—¿Mmm?
Tess la pellizco en el brazo, haciéndola saltar.
—¿Qué? —Kate preguntó.
—¿A quién estás viendo?
—A una mujer —Kate murmuró.
—En un bar lésbico no podría haberlo adivinado, ¿a quién ves?
—A la morena alta, al final, ahí —apuntó—, está bailando con una rubia baja, si
a eso se le puede llamar baile, no las pierdas —ella dijo.
—¡Oh Dios! Ella es Dana —Tess silbó.
—¿Dana?
—Sí, no lo puedo creer, en una maldita semana encontró a alguien más. Ves, te
lo dije, no estaba destinado a ser.
—¿Ella es Dana? —el corazón de Kate se detuvo por un segundo, ella había
sentido una conexión, una chispa y aparentemente esta era la Dana de Tess.
—Sí, esa es Dana. ¿Ella es linda cierto?
—Muy linda.
—Y estás en lo cierto, ellas no pueden bailar. Pero no es la falla de Dana. Ella es
bastante buena. Debe ser el error de la morena.
El cerebro de Kate la golpeó.
—¿La morena? ¿esa no es Dana?
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—¿Dana? No, no. Ella es la rubia.

—Oh, gracias a Dios —Kate murmuró mientras agarraba a Tess del brazo.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, pensé que la morena era Dana. Yo estaba viendo a la morena.
—No, ella no es mi tipo para nada.
—Lo sé, ella es… muy alta para ti.
—Entonces, tú estabas viendo a la morena ¿la cita de Dana?
—Sí, lo siento, No sabía que era tu Dana —Kate dijo.
—Ella no es Mi Dana y no puedo creer que ella ya está con alguien más.
—Bueno, tan lejos como Dana sabe, tú estás con alguien más —Kate espetó—, y
pensé que tú eras la que habías roto con ella.
—Sí, yo fui la que la terminó, ahora veo que fue por buenas razones. Ella
obviamente no fue sincera cuando dijo que quería estar conmigo. Dios, tú no
puedes confiar en las mujeres.
—¿Qué esperabas? —Kate demandó—. Le dijiste que se perdiera, ella lo hizo,
¿puedes culparla? Y mi Dios, ve a la mujer con la que está.
—Ella no era tan linda —Tess dijo.
—¿Linda? Ella es preciosa.
—Ella no lo es, luce… no lo sé, como una abogada o algo así —Tess dijo.
Kate puso las manos en las caderas y miro a Tess.
—¿Qué quieres decir exactamente?
—Quiero decir que ella se viste como tú, ella no encaja, no es el tipo de Dana.
Kate miró a través de la pista de baile a donde estaban las dos mujeres sentadas
en la mesa, solas. Ella se sentía atraída por la mujer, pero eso poco importaba.
Tenía reglas. Nunca salgas con alguien que conociste en un bar y ciertamente
nunca salía con alguien que salía con alguien más.
—Tal vez solo tienes que invitarla a bailar —Tess le dijo.
—¿A Dana?
—¡No!, a la otra mujer.
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—No lo haré, ellas son obviamente una pareja.

—Ellas no pueden ser una pareja, yo estaba con Dana la semana pasada.
—Tal vez, esta mujer solo está a su lado.
—Como si lo estuviera.
No. Kate tuvo que acceder. Ninguna mujer tendría esta hermosa criatura al
lado. Ella estaría en el frente para que todos vean.
************************************************************
Jamie continuó viendo a través de la pista a Tess y a la pelirroja, alejando la

mirada cuando Tess volteo hacia ellas. Aparentemente el plan de Dana estaba
funcionando. Tess tenía un ojo puesto en ella. O tal vez en alguien más. Tal vez ella
también sintió la conexión, cuando sus miradas se juntaron la primera vez. Jamie
agito su cabeza. Era solo su suerte. La indicada, amor a primera vista y ella era la
cita de Dana y ambas querían a la misma mujer.
—Sostén mi mano —Dana dijo—, ella está volteando.

Jamie miro su mano, después volteo hacia arriba, pero era la pelirroja la que
estaba viendo, no Tess.
—No, ella no está viendo.
—Sí, ella lo hace, Dios ella está viendo justo hacia nosotras.
Jamie levanto nuevamente la mirada. No, solo la pelirroja estaba viendo. Tess ni
siquiera estaba parada ahí.
—Dana, ella ya no está parada ahí, solo está la pelirroja —Jamie dijo.
—¿Solo la pelirroja? —Dana silbó—. Esa es Tess.
—¿La pelirroja es Tess?
—Sí. ¿Quién pensabas que era? Seguramente no la rubia.
Jamie cerró los ojos y empezó a reír.
—Déjame aclarar esto, ¿la pelirroja es Tess? ¿No la rubia linda?
—Por supuesto.
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—Oh, gracias, gracias. —Ella miró a los ojos de Dana—. La rubia, ella es la que
yo estaba viendo, ella es la indicada – ella dijo.
—¿La rubia?
—Sí, iré a hablar con ella, le preguntaré si quiere bailar o algo.
—¡Por supuesto que no!
—¿Por qué demonios no?
—Para empezar, porque tú no bailas, segundo, tú estás aquí como mi cita y
aparentemente ella es la cita de Tess.
—No, nuestros ojos se cruzaron, había algo ahí —Jamie dijo.
—Tú y tu amor a primera vista, Jamie, eso no existe, supéralo ¿Qué si sus ojos se
cruzaron? Mira alrededor de la sala y cruzaras con muchos ojos —Dana dijo.
Jamie miró alrededor otra vez y la rubia había regresado. Ella miró a la rubia.
Estaba moviendo su cabeza y sus ojos lentamente hasta que a través del salón sus
ojos se detuvieron a Jamie.
Nuevamente fue intenso. Jamie sentía que esta mujer veía directo hacia su alma.
Después la mirada de la mujer cayó hacia sus manos y Jamie la siguió… directo
donde su mano sujetaba la de Dana. ¡Demonios! Ella la soltó rápidamente, pero la
mujer había apartado la mirada.
—Mierda —Jamie murmuró.
—¿Qué?
—Esto es ridículo, estoy aquí, pretendiendo ser tu cita para poner celosa a
alguien más y ahora la rubia cree que estamos saliendo.
—Tan lejos como ella ha visto, nosotras estamos saliendo.
—Dana, no puedo seguir con esto, necesito conocerla —Jamie insistió.
—Jamie, por favor. Luciré como una completa idiota si Tess lo descubre, y si tú
coqueteas con su amiga ella lo descubrirá.
—Jesús Dana, no puedes esperar que me siente aquí y vea cómo se va. No es
como que todos los días conozca a alguien que hace que mi corazón se detenga. —
Jamie volteo hacia ella, luego sus ojos se encontraron—. Tengo que ir, Tess se fue.
—Jamie, ¿por favor?
—Le diré que te estoy engañando o algo, solo sé que tengo que conocerla Dana.
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Antes que Dana pudiera detenerla, Jamie ya se había levantado y caminaba a

través del salón a zancadas con el propósito de conocer a la rubia.
**************************************
Oh Dios mío, ella viene hacia aquí. Kate levanto la mirada y vio directo a los ojos
de la alta mujer que se aproximaba. Sintió que su corazón aleteaba en su pecho
cuando esos oscuros ojos se posaron en los suyos. Nerviosamente metió las manos
en los bolsillos de su pantalón pero no pudo apartar la mirada.
La mujer se detuvo enfrente de ella, tan cerca que Kate podía oler su fragancia,
podía ver las líneas alrededor de sus ojos, podía ver el pulso que palpitaba en su
cuello.
—Quisiera invitarte a bailar, pero… debería decirte que tengo dos pies
izquierdos —Jamie finalmente dijo cuando encontró su voz. Los ojos de la mujer
eran más azules de lo que se imaginó y aún estaba fija a ellos. En realidad estaba
cayendo en ellos.
Kate finalmente encontró su voz también.
—¿No le molesta a tu novia?
—No tengo novia —cuando las cejas rubias se elevaron, Jamie recordó la “cita”.
—Oh, te refieres a Dana. Bueno, puedo explicar eso —ella buscó a Tess
alrededor—. ¿Sí a tu novia no le molesta?
—¿Quién? —Kate preguntó con el ceño fruncido.
—La pelirroja.
Kate sonrío y agito la cabeza. —Sólo somos amigas.
Jamie sonrío con alivio.
—Bien —después sin pensar ella tomo la mano de la rubia y la arrastro hasta la
pista de baile.
—Pensé que no sabías bailar.
—No sé —Jamie dijo, pero ella atrajo a la mujer dentro de sus brazos, sus ojos se
cerraron cuando la rubia se movió más cerca de ella.
17
Kate no se podía imaginar cómo había terminado en la pista en baile, en los

brazos de esta mujer, en cuestión de segundos. Pero difícilmente le importaba. Su
cuerpo tenía mente propia y su cuerpo que prácticamente se estaba moldeado al de
la otra mujer.
Ella tenía problemas para mantener el aliento mientras los brazos de la mujer
rodeaban su cintura y ella pasaba sus brazos sobre sus fuertes hombros.
—Por favor, dime tu nombre —Jamie susurró.
Kate cerró los ojos cuando sintió el aliento de la mujer cosquillear en su oreja.
—Kate —ella murmuró. Sintió a la mujer asentir.
—Es un nombre hermoso, yo soy Jamie —ella dijo.
Ella se movieron juntas, lentamente a través de la pista, ignorando a las otras
parejas que pasaban junto a ellas.
La mano de Jamie apretó la cintura de Kate para acercándola, exigiendo un
contacto más íntimo. Nunca en su vida había reaccionado a una extraña de esta
manera. Pero su cuerpo sentía que pertenecía justo ahí, junto a esta mujer. No
había ritmo ni razón para sus movimientos, solo dos mujeres, dos cuerpos
deslizándose juntos con el sonido de la música. Pero cuando sus pechos se tocaron,
Kate gimió, enterrando su cara en el cuello de Jamie. No entendía el profundo
deseo que tenía por esta extraña. Un deseo que la quemaba lentamente, causando
que se acercara más a la mujer.
Jamie escuchó el suave gemido y su aliento se congeló. Ella cerró los ojos
mientas sus labios se movían suavemente, lentamente a través del cabello de la
mujer hasta su mejilla. Kate levantó suavemente su cara hasta que sus ojos se
encontraron. Las dos estaban respirando pesadamente y Jamie sintió que los
brazos de Kate la estrechaban, haciendo que estuviera más cerca. Estaba perdida.
Su hambrienta boca cerró la distancia, presionando los labios de Kate con los
suyos.
Kate no pensó cuando su boca se abrió, dando accesos, peleando con su lengua
contra la de Jamie y estuvo cerca de colapsar justo ahí, entre sus brazos. Ella gimió
cuando Jamie la acerco más, moldeando sus labios con los suyos.
Se presionó contra ella fuertemente, dejando atrás sus inhibiciones. Sus besos
eran calientes, húmedos… hambrientos. Las manos de Kate se movieron entre en
cabello de Jamie, sosteniéndola cerca. De repente fueron empujadas desde atrás lo
que hizo que se separaran, sus respiraciones convertidos en pesados jadeos.
18
Sus ojos se toparon de nuevo, ambos cuestionadores. Habían dejado de bailar,

simplemente estaban ahí, paradas.
Oh Dios mío, estás haciendo un lio con una completa extraña en medio de la pista de
baile. ¿Perdiste la cabeza? Kate se separó un paso de Jamie, agradeciendo que la
canción hubiera terminado.
—No puedo creer que hicieras eso —Kate siseó.
—¿Hacer qué?
—Besarme, ni siquiera te conozco.
—Tú también me besaste —Jamie se defendió, aun jadeando
—Yo ciertamente no lo hice, yo no hago eso. Y tu novia… tu cita esta justo ahí —
ella dijo, moviendo su cabeza hacia donde estaba Dana.
—Puedo explicar eso, por favor, déjame explicarlo —Jamie suplicó.
Kate paso ambas manos por su cabello. Ella estaba haciendo un lío con una total
extraña en la pista de baile. Gracias a Dios nadie la conocía. Nadie excepto Tess,
quien estaba parada junto a ellas.
—¿Kate? ¿Qué está pasando? —Tess preguntó mientras veía a Jamie de pies a
cabeza.
—Nada, nada en absoluto.
—Yo… —Pero Jamie cerró la boca, miró de la furiosa mirada de Kate a la furiosa
mirada de Tess y ella quería que se la tragara la tierra. Después miro nuevamente a
los ojos de Kate, deteniéndose en la mirada azul que causo que su corazón saltara.
—Vamos —Tess dijo—, te compre otra bebida.
—Claro, gracias —Kate dijo. Ella se volteó para seguir a Tess, pero se detuvo y
volteo de nuevo hacia Jamie que aún estaba ahí—. Regresa con tu cita —ella dijo
tranquilamente.
—Por favor, tengo que verte otra vez.
—No, no estoy realmente interesada, estoy viendo a alguien más.
—Yo… —Mierda, Dana podía matarla—. Yo puedo explicarlo —dijo
débilmente—. Por favor —susurró.
Algo acerca de la forma en que casi rogo a Kate hizo que su corazón se
encogiera. Se quedó mirando la mujer que había estado besando tan a fondo sólo
19
unos momentos antes. Demonios, ella era atractiva. Sus ojos tan oscuros e intensos,
la tenían cautiva. Oh, al Diablo.
—La mujer con la que estas… Tess solía salir con ella —Kate dijo—. De hecho,
salían hasta el fin de semana pasada.
—Lo sé y no es lo que estás pensando —Jamie dijo—. Por favor, dame una
oportunidad de explicar.
—¿Por qué?
—Por qué… Debido a lo que acaba de pasar aquí —Jamie susurró.
Pero Kate negó con la cabeza. —Tengo reglas, nunca salgo con alguien que haya
conocido en un bar, nunca salgo con alguien que esté viendo a alguien más.
—De acuerdo, te concedo lo primero, pero lo segundo, puedo explicarlo —Jamie
repitió.
—De todas formas queda mi primer regla —Kate replicó.
—Entonces conozcámonos en otro lugar. Desayunemos, a las nueve de la
mañana, en el centro, el sábado. ¿Qué opinas de Clare’s?
—¿Por qué estaría de acuerdo con eso?
—Por qué tú me besaste y por qué quieres hacerlo otra vez —Jamie replicó.
¡Cielos! Eso era cierto
—No hago esto —Kate dijo
- Hazlo por mí – Jamie suplico – ¿Por favor? –
- Mierda – Kate suspiró. Estaba atrapada. Se sentía dividida entre sus reglas y la
belleza de esta mujer que acababa de besar hace unos minutos. – Está bien. A las
Nueve – ella se volteó y se fue antes de cambiar de opinión.
Jamie caminó rápidamente hacia su mesa, encontrándose con la furiosa mirada
de Dana. Ella sonrió débilmente. Dana no regreso la sonrisa.
—Ella piensa que te estoy engañando —Jamie dijo—. Estoy segura que Tess le
va a hacer mucha gracia.
—No puedo creer que hicieras eso.
—Si tuvieras un poquito de sentido tú deberías ir con Tess y solo invitarla a
bailar, después podríamos terminar esta estupidez.
20
—¿Podrás controlar tus hormonas por el resto de la noche? ¡Dios mío ustedes
prácticamente lo estaban haciendo en la pista de baile!
Jamie sonrió. Ella tampoco podía creerlo, pero sí, habían sido ellas.
—Dana, ella es…
—La indicada, lo sé. Dios, no puedo creer que tú en realidad creas en eso —
Dana se acercó—. Ella es una extraña, una mujer que conociste en un bar, ni
siquiera sabes quién es.
—Pero quiero conocerla —Jamie replicó.
*******************************************************************
—No puedo creer que bailaras con ella —Tess dijo.

¿Bailar? Ellas en realidad no habían bailado, Kate lo sabía. Ellas solo hicieron un
lío. Ella cerró los ojos. ¡Con una extraña por amor de Dios!
—Ella me lo pidió —Kate le dijo.
—Pudiste haber dicho que no.
—Ella no me dio la oportunidad.
—Ella está aquí con Dana.
—Lo sé, ¿y que sobre eso? No parece ser serio. ¿Por qué no solo vas ahí e invitas
a Dana a bailar?
—No lo haré.
—Eres ridícula —Kate dijo.
Ella quería que Tess lo superara. Ella quería que invitara a Dana a bailar. Ella
quería que tuvieran una cita. Ella quería… A Jamie.
Ella casi gimió por la admisión. Dios, la mujer está durmiendo con la ex de Tess
¿podría ser más complicado?
21
CAPITULO CUATRO
Estaba atrasado todo el trabajo de la semana, Jamie no podía concentrarse.

Archivos abiertos invadían su escritorio pero solo los había escaneado con la
mirada. Todo en lo que podía pensar era en el baile que había compartido con
Kate… y el beso. Los besos ella aclaro. Y todo había acabado. Ella había levantado
la mirada y ella y Tess se habían ido. Y Dana no hablaba con ella.
Giró su silla y vio por la ventana, hacia el centro de la ciudad que la rodeaba.
Miró hacia los familiares rascacielos, sus pensamientos aun estancados en esos ojos
azules. El sábado estaba aún a dos días de distancia, pero ella mantenía la pequeña
esperanza de que asistiera a la cita. Aunque probablemente no volvería a ver a la
mujer.
En realidad, aun le costaba trabajo creer que le había pedido que bailaran y
mucho más que se besaran. Pero simplemente no se había podido resistir. Kate se
había derretido en sus brazos, los movimientos contra ella como si los hubieran
hecho miles de veces antes. Fue loco, sí, pero aun así, Jamie lo sentía en el corazón.
Amor a primera vista.
Volteo su silla nuevamente hacia el escritorio y recogió su lápiz, y escribió
ligeramente en el papel que estaba frente a ella. Ella realmente no sabía qué haría si
Kate no se presentaba al desayuno. Podría pedirle el contacto a Tess, claro, si Dana
le daba el teléfono de Tess y siempre y cuando Tess le diera el teléfono de Kate. Era
poca la probabilidad considerando que Dana seguía sin hablarle.
Levantó el teléfono y marco el número de la oficina de Dana, trataría de nuevo
que le contestara.
—Lo siento, Dana no está disponible —la mujer del otro lado le dijo.
—Es Jamie, le puedes decir que me llame, por favor.
—Claro, le dejaré otro mensaje.
Jamie suspiró. Era la cuarta llamada en dos días. Bueno, Dana lo superaría
eventualmente.
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22
Kate se sentó dando la espalda a su escritorio, viendo fuera de la ventana del

doceavo piso donde se encontraba su oficina, observando a los limpiadores de
ventanas del edificio de enfrente. Había estado haciendo eso durante la última
media hora. No era como si ella no tuviera trabajo que hacer, su escritorio estaba
ligeramente lleno de archivos. Ella simplemente no se podía concentrar en ellos. La
hermosura de cabello oscuro seguía apareciendo en su mente. Oh, Dios y el beso.
Solo de pensarlo hacia que su estómago saltara. Cruzó los brazos deseando que
pudiera dejar de pensar acerca de eso.
Pero ella no podía. Había conocido a una mujer en un bar con la que
difícilmente había cruzado tres palabras antes de terminar en sus brazos antes de
besarla. Kate admitió que ella también había besado a Jamie. Ella quería culpar a la
otra mujer pero la única culpa que tenía Jamie era de haberla invitado a bailar. El
beso, bien, era definitivamente mutuo.
Y el sábado, ella se suponía se encontraría con ella para el desayuno. Cerró los
ojos ¿iría? Si tenía un poco de sentido común, se mantendría lejos, muy lejos de
Jamie. Era una extraña, no sabía absolutamente nada de ella, bueno, nada excepto
el pequeño detalle de que Jamie estaba saliendo con la ex de su mejor amiga. Era
muy complicado. No, ella no debería ir. Estaría rompiendo sus dos reglas en un
solo momento solo con ir.
Tras el suave golpe en la puerta, ella se giró de vuelta a su escritorio y
rápidamente tomo un archivo.
—Adelante.
Tess metió su cabeza, con un brazo cargado de documentos.
—Sr. Bryant me pidió que te trajera esto, es del divorcio de los Hoffman.
Kate miro a través de su escritorio repleto
—Encuentra una esquina —ella dijo mientras se reclinaba. Tess la había estado
evitando los últimos dos días—. ¿Qué está pasando? Difícilmente me hablas.
Tess la miro como si no fuera a contestar, pero camino de vuelta y se seto en una
de las sillas de visitas de Kate.
—¿La veras nuevamente? —Tess preguntó.
Kate suspiro, deseaba no haberle dicho a Tess que Jamie la había invitado a
desayunar. Gracias a Dios Tess no había presenciado el beso de la pista de baile.
—Aún no lo he decidió, probablemente no. No, no lo creo —ella dijo—. Quiero
decir, ella es una extraña.
23
—Creo que deberías ir —Tess mencionó.

—¿Por qué?
—Bueno, tal vez podrías encontrar alguna información sobre Dana, ver que tan
serio van, cuánto tiempo llevan saliendo —Tess dijo.
—¿En serio? ¿Qué tan serio puede ser si me invito a desayunar?
—Es solo un desayuno, no es como una cita en la cena.
Kate miró a Tess. Oh, definitivamente era una cita. La mirada en los ojos e Jamie
se lo dijo, era una cita. Bueno, eso y el beso le dijeron que era una cita.
—¿Por qué quieres información de Dana? Pensé que no te gustaba tanto —Kate
dijo.
—Me gusta. Quiero decir, no es como si tuviera a las mujeres haciendo fila.
—¿Entonces por qué rompiste con ella?
—Te lo dije, se estaba volviendo muy serio. Me asusté.
Kate se acercó y bajo la voz.
—Tú nunca me dijiste eso. ¿Durmieron juntas?
Tess se sonrojó.
—Ya veo —Kate murmuro—. ¿Y qué hay de malo en eso?
—Dios Kate, ella me gusta, eso es lo malo, podría enamorarme de ella.
—¿Y qué hay de malo en eso? ¿No es lo que todos esperamos?
—Son tus malditas reglas, tú me lavaste el cerebro, la conocí en un bar ¿Qué tan
lejos podía llegar? Entonces me enamoro de ella, ¿y luego qué? Ella se cansa y
continua adelante. Al igual que lo hace la mujer con la que vas a salir.
—Ella continúo porque tú se lo dijiste —Kate le recordó.
—Era más fácil eso a que ella me terminara —Tess dijo tranquilamente.
—Eso es simplemente una locura. Eso es darte por vencida Tess. Te gusta la
mujer. Tú obviamente le gustas. ¿Por qué no le das una oportunidad? —Kate
sugirió.
—Bueno, está el pequeño problema de la nueva mujer con la que está saliendo.
—Sí, bueno, está eso.
Los ojos de Tess se agrandaron y se incline hacia adelante.
24
—Tú podrías pretender que realmente te gusta. Podrías invitarla a salir. Podrías
alejarla de Dana —ella dijo a la carrera.
—¿Perdiste la cabeza?
—No tienes que salir realmente con ella, no es como si fueran a dormir juntas o
algo parecido. Sólo hazla pensar que te gusta, haz que deje de ver a Dana —Tess
dijo.
—No lo haré.
—Pensé que éramos amigas. ¿Por qué no lo quieres hacer por mí?
Oh, mierda.
—Está bien, la veré en el desayuno. Después de eso no te prometo nada – Kate
dijo.
—Trato.
25
CAPITULO CINCO
Jamie aún estaba en sus shorts de ejercicio y sujetador, viendo silenciosamente

su armario. Su gato sentado importantemente al lado de ella, viendo hacia el
armario como ella. ¿Jeans? No, es muy casual. ¿Pantalones y playera? Ella giro la
cabeza a un lado y luego negó. No, no es correcto para un desayuno. ¿Jeans y
suéter? No, todos los suéteres que tengo son formales. ¿Pantalones y suéter? No,
sigue siendo un desayuno.
—Está bien, jeans y algo —ella murmuro.
Eso podría funcionar ¿verdad?
¿Remera? No, es muy casual. Mierda. Ella probablemente ni aparecerá ¿cuál es
el problema? Remera será.
—Muy bien, muévete, tú no irás —ella dijo mientras empujaba al gato con un
pie.
Ella se bañó deprisa, no queriendo llegar tarde. Estaba nerviosa como el
infierno, pero ella aún dudaba que Kate fuera a aparecer. Eran las ocho treinta y
aún estaba secando su cabello. Rápidamente se puso los jeans y las zapatillas,
permaneciendo con el torso desnudo, decidiendo que camisa usar. ¿Atlética? No.
La dejó a un lado, mirando entre sus camisas de animales, debatiéndose entre un
lobo o el águila.
—Sólo escoge una.
Se volteó hacia Garfield y lo levantó.
—¿Cuál?
El gato maulló.
—Eres de gran ayuda.
Ella tomo la del lobo, poniéndola sobre su cuerpo desnudo en un movimiento.
Ella corrió su cabello hacia atrás y echo un último vistazo al espejo. Sus ojos eran
salvajes. Si, el lobo había sido una buena elección.
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26
Kate se estacionó a dos cuadras de distancia, había llegado diez minutos antes.
Tomo un profundo respiro y se miró en el espejo. Su cabello estaba tan rebelde
como siempre como si se hubiera cepillado con los dedos. Ella debería llevar más
maquillaje. Su cara lucia enrojecida, luego record la cara de Jamie y no recordaba
que llevara maquillaje. Tal vez a Jamie le gustaran las mujeres al natural, sin
maquillaje.
—Oh, Dios, como si importara —murmuró.
Después miró hacia sus jeans, pensando que probablemente debió ponerse otra
cosa, lucía muy casual, pero esa era la intención. Ella no quería que Jamie pensara
que se había arreglado para ella.
—Es una locura —susurró, mirándose nuevamente en el espejo. No podía creer
que estuviera tan nerviosa, solo era un desayuno, se dijo a sí misma. Luego recordó
la promesa que le hizo a Tess. ¿Pretender que le gustaba? ¿Pretender que salía con
ella? Debió estar loca cuando lo aceptó. Sospechaba que Jamie no era alguien con la
que se podía jugar. Podría ser peligroso. Podría perder el control en segundo, ya
había terminado besándola en la pista de baile. Ella no quería hacerlo. Podría
terminar en... la cama con ella.
—No, absolutamente no.
Finalmente los diez minutos habían pasado y se tenía que mover. Ella no había
considerado ni una vez que Jamie no parecería.
Camino lentamente por la acera, era caluroso para ser febrero, soleado y
brillante. Casi de primavera. Una mañana hermosa en realidad. Con una mano
nerviosa jalo la puerta y ahí estaba Jamie, parada en el interior, vestida
casualmente como ella. Ella vio girarse a Jamie como si sintiera su presencia. Sus
ojos se encontraron y una suave sonrisa apareció en la cara de Jamie. Kate la imitó.
—Viniste —Jamie dijo suavemente
Kate suspiró.
Jamie caminó para acercarse sin que sus ojos se apartaran de los de Kate. Ella
lucia más hermosa de lo que recordaba.
—Está cálido afuera. ¿Prefieres sentarte en el patio o adentro? —Jamie preguntó.
—Fuera, creo —Kate dijo.
—Bien, vamos.
27
Kate sintió el ligero toque en su espalda mientras atravesaba la puerta hacia el

patio. Escogieron una mesa bajo el sol y se sentaron una frente a la otra. Kate dobló
sus manos en su regazo y Jamie apoyo los codos sobre la mesa. Sus ojos se miraron
nuevamente.
—Tenía miedo de que no vinieras —Jamie dijo.
—En realidad tampoco pensé que vendría —Kate admitió—. Normalmente no
hago esto, ni siquiera te conozco.
—Jamie Myers, soy contadora en Myers y Myers, una cosa de familia —ella dijo
cuándo Kate alzo sus cejas—, tengo treinta y tres años, vivo sola con una gato
gordo llamado Garfield —nuevamente las cejas se alzaron—. Créeme, es Garfield,
no cocino pero conozco muchos restaurantes grandiosos, corro, no soy… una
acosadora o algo parecido, no soy… extraña, yo….
—Suficiente, háblame sobre Dana —Kate pidió.
—¿Dana? ¿Tú quieres saber sobre Dana?
—Sí, ¿estás saliendo con ella, cierto? ¿Ella sabe que te encontraste conmigo?
Jamie suspiró. No, Dana no lo sabe. Ella lo sabría si hubiera contestado alguna
de las llamadas de Jamie pero no.
—No, ella no sabe, pero difícilmente importa.
—Importa, mira Jamie, tengo reglas.
—Sí, lo sé. No sales con nadie que hayas conocido en un bar y…
—¿Por qué me invitaste a venir? – Kate interrumpió.
—Tú sabes porque – Jamie dijo suavemente
—Estás saliendo con alguien.
Jamie aparto la mirada. Jesús, Dana podría matarla si ella le decía a Kate la
verdad y ella iba con Tess.
—No es… serio —dijo débilmente.
—¿Si no es serio porque no le dijiste de los planes conmigo?
—Ella no responde mis llamadas.
—¿Por qué? ¿Ella nos vio bailando?
—Sí.
Kate asintió. —Mira, Dana y yo… fue nuestra primera cita —ella dijo.
28
—Eso no importa, esto es solo un desayuno ¿cierto?

—No.
—Sí, es solo un desayuno.
—No, yo quiero verte, yo quiero…
—No —Kate dijo—, tengo reglas.
—No estoy saliendo con Dana —Jamie insistió.
—Ustedes están saliendo.
—No.
—¿No?
Jamie se estiro sobre la mesa y capturó la mano de Kate.
—Por favor, puedo explicarlo —dijo.
—Entonces explícalo.
—No puedo.
—Acabas de decir que puedes hacerlo.
—Estoy realmente atraída hacia ti —Jamie dijo.
Kate suspiró. Miro hacia sus manos estrechadas pensando que debería retirarla.
No podía. Demonios. Vio hacia los oscuros ojos de Jamie. La jalaban. Sus ojos
cayeron hacia los labios de Jamie. Fue un error. Estaba de regreso en la pista de
baile, viéndose juntas, sus lenguas peleando, bocas apareándose. Recordó como se
había sentido presionada en el cuerpo de Jamie, como sus pechos habían chocado,
tocándose mientras bailaban. Oh, Dios.
—Lo sentiste —Jamie susurró.
Kate miró nuevamente sus ojos. Sí, ella lo había sentido. Pero, Demonios, ella
tenía reglas. Después recordó la promesa a Tess. ¿Podría hacer esto? ¿Podría
mantener a Jamie lejos de Dana? Probablemente ¿pero a qué precio?
—Sí —dijo finalmente.
La mirada de Jamie se suavizo. Sí, pero a qué precio, Kate pensó nuevamente.
—Por favor, háblame de ti —Jamie pidió.
Kate inclino su cabeza, luego lentamente retiro su mano de la de Jamie y
nuevamente las doblo en su regazo.
29
—Kate McGuire, abogada en Smith y Calhoun, tengo treinta y dos años, vivo
sola, no tengo gatos, puedo cocinar —dijo con una sonrisa—, no corro.
Jamie rió.
—Sonamos como anuncios personales —ella dijo.
—Sí, lo hacemos.
Jamie asintió. —Así que ¿Abogada? ¿Cómo una defensora?
—No tan excitante, somos una firma pequeña, principalmente casos civiles.
Jamie asintió nuevamente. —No luces como una abogada —Jamie dijo. Kate se
veía muy cómoda en sus jeans. Aunque pensándolo bien, fácilmente podía
imaginarla en un traje formal. Seguramente lucía hermosa.
—Tú tampoco luces exactamente como una contadora —Kate murmuro. Jeans y
camisa y Dios, su rostro era perfecto. Hermosa.
—Buenos días, señoritas —el mesero se acercó a ellas—. ¿Café?
Las dos asintieron. Estuvieron calladas mientras les servían el café, viéndose
una a la otra.
—¿Ya decidieron? —él preguntó.
Jamie continúo viendo a Kate y Kate no pudo apartar su mirada.
—Omelet —dijo sin pensar.
—Claro, ¿Qué tipo? Tenemos…
—Sólo… vegetales y queso —dijo.
Jamie asintió. —Eso suena bien. Tomaré lo mismo.
—Dos omelets, saliendo de inmediato.
Él desapareció y ellas no podían dejar de mirarse. Kate sintió que su respiración
se aceleraba, sentía su corazón golpeando en su pecho. Dios, esos ojos. Eran
peligrosos.
Jamie se acercó, los brazos cruzados sobre la mesa.
—La próxima vez que nos besemos, espero que estemos totalmente solas —
susurro
Kate contuvo el aliento.
—¿Qué te hace pensar que habrá una próxima vez? —preguntó suavemente.
30
—¿Dudas que haya una próxima vez?

—No —Kate susurró. De hecho, le tomaba toda su fuerza de voluntad no
moverse sobre la mesa y besar a Jamie justo ahí, justo ahora.
—Tienes los ojos más hermosos que alguna vez haya visto —Jamie dijo
suavemente—, me han estado persiguiendo en sueños.
Kate asintió. Sí, ella sabía acerca de sueños. Esos ojos oscuros, intensos habían
estado persiguiendo los suyos también.
—Ni siquiera te conozco —Kate susurró— ¿Cómo puedes hacerme esto?
—¿Hacer qué?
—Volverme loca —ella finalmente alejo sus ojos—. Lo que paso la otra noche…
yo no suelo hacerlo —admitió.
—Lo siento pero tampoco es un hábito mío hacerlo —Jamie dijo.
—De eso se trata ¿Cómo sé que no lo haces?
Jamie suspiró. —Yo no voy a bares.
—Yo tampoco.
—Entonces es extraño que nos hayamos conocido ahí.
Kate trato de recordar porque tenía sus reglas. Debía de haber una razón, pero
ella no podía pensar en una en este momento. Esta mujer, esta hermosa mujer a la
que había conocido en un bar, hacía que fuera muy difícil seguir sus reglas. Y Dios,
no quería jugar con ella, no quería tomar el consejo de Tess y pretender salir con
ella. Y ahí estaba Dana. ¿Qué tenía Dana con esta mujer? ¿Era solo una primera cita
a la que había abandonado para poder tomar el desayuno con ella?
Nada de eso importaba realmente cuando veía directo a los ojos de Jamie. Ella
maldijo los pensamientos que corrían por su mente. Ella podía verlas juntas,
bes{ndose… como si estuvieran en la pista de baile. Podía verse bes{ndola… y
haciendo el amor. Ella gimió silenciosamente. Sí, ella podía verlas haciendo el
amor.
—Dime que estás pensando —Jamie susurró1.
—No.
1 N. de J.: ¿Por qué susurran tanto si no están hablando de nada raro?
31
Jamie se estiro a través de la mesa y capturo su mano nuevamente. Los dedos de

Kate se cerraron en los de ella inmediatamente.
—Sabes que no puedes luchar contra esto —Jamie empezó.
—Lo sé —Kate admitió. Y ella no podía. Al demonio sus reglas. Pensaba que era
una locura totalmente. Pero ella lo dijo de todos modos—. Yo, realmente me
gustaría conocer… a Garfield —susurró.
Jamie casi tiró su café.
—¿Ahora?
—Ahora —Kate susurró.
Ninguna de las dos noto que el mesero se acercaba con sus desayunos.
—Aquí tienen señoritas ¿algo más? ¿Más café?
—La cuenta —Jamie murmuró, ella lentamente retiró su mirada de los ojos de
Kate y vio al mesero—. Ahora.
—Claro ¿hay algo que no les gusto? —él preguntó.
—Tenemos una emergencia —Jamie dijo.
—Claro ¿quieren esto para llevar?
—No —dijeron las dos al unísono. Kate se sonrojo mientras el mesero veía de
una a otra.
—Ya veo, claro.
La mano de Jamie tembló mientras sacaba el dinero de su bolsillo y lo dejaba en
la mesa. Su corazón martilleaba y sentía que perdía el aliento.
Kate no podía creer lo que estaba a punto de hacer. Ella empujo sus
pensamientos atrás. Si pensaba mucho en ello, terminaría corriendo y
definitivamente no quería huir. No ahora. No cuando la mirada de Jamie le
prometía tanto.
—Vivo a cinco minutes de aquí ¿me sigues? —Jamie preguntó
Kate asintió, tenía miedo de hablar. Se puso de pie y siguió a Jamie hacia la
acera.
—Ahí —Jamie apunto—. El auto negro.
32
Kate asintió nuevamente. Camino hacia su auto y dejo caer sus llaves antes de
siquiera quitar la alarma. Las levanto nerviosamente, sus manos temblaban cuando
abrió la puerta.
—No pienses en ello —susurro—, no pienses en ello.
Ella avanzó, siguiendo de cerca de Jamie. En realidad no tenía tiempo para
pensar y antes de que se diera cuenta ya se estaban estacionando nuevamente.
Tomo un profundo respiro y salió, caminando silenciosamente al lado de Jamie,
pasando el jardín y la piscina hacia el departamento.
Jamie cerró la puerta tras ellas y se enfrentaron la una a la otra. Kate vio el pecho
de Jamie subir, su respiración tan irregular como la suya. No volteo a ver el
departamento, solo tenía ojos para Jamie.
La pequeña parte de cordura en Jamie desapareció cuando esos ojos azules se
posaron en ella. Se acercó más, su mano finalmente acaricio el cabello alrededor de
la cara de Kate, algo que ella había querido hacer desde el primer momento en que
la vio a través de la pista de baile. Los ojos de Kate se cerraron lentamente y Jamie
poso su mirada en los labios que habían estado atormentando sus sueños durante
las últimas noches. Finalmente cerró la distancia, tocando ligeramente lo labios de
Kate con los suyos.
Kate gimió con el ligero toque y abrió sus labios ligeramente, besando a Jamie
de vuelta. No había nada más, ninguna pregunta, ningún pensamiento, ninguna
palabra. Solo el hambre salvaje que recamaba a ambas. Los brazos de Kate
rodearon a Jamie en el mismo instante en que Jamie la jaló más cerca, chocando su
cuerpo con el suyo. Las manos de Kate se trasladaron a las trenzas sedosas y gimió
cuando la lengua de Jamie se deslizó entre sus labios.
Jamie se apartó, a continuación, encontró el pulso punzante en el cuello de Kate.
Sus dientes mordisquearon suavemente en el cuello, chupando ligeramente contra
su pulso.
Kate tiró su cabeza hacia atrás, ofreciendo más espacio a Jamie. Sus ojos
permanecieron cerrados y gimió nuevamente mientras Jamie movía su boca contra
ella. Luego, gentilmente, con tímidas manos se deslizo hacia arriba acariciando
suavemente sus pechos y Kate contuvo el aliento cuando los dedos de Jamie
encontraron sus pezones y los apretaron ligeramente.
Kate se aferró a Jamie, sus piernas negándose a soportarla un segundo más. A
continuación, un fuerte movimiento entre sus piernas, presionando contra ella. Las
33
caderas de Kate saltaron cuando Jamie hizo contacto con su centro. Nunca en su
vida había deseado tanto como ahora el toque de algo, necesitando a Jamie.
Ella gimió cuando Jamie se apartó y sus ojos se abrieron, encontrando los
oscuros de Jamie todavía tan cerca de los propios. Entonces Jamie la tomó de la
mano y Kate la siguió, sus piernas casi cayendo cuando llegaron a la habitación. Se
quedó pasara en silencio mientras Jamie apartaba las sabanas de la cama. Después,
Jamie vino hacia ella, tomando a Kate de la cintura, moviéndose lentamente bajo s
camisa, tocando la cálida piel. Los músculos de Kate se contrajeron cuando esas
manos se movieron más alto y que encontró su mirada con Jamie. Tembló cuando
Jamie tocó los pechos, los dedos ligeramente moviéndose a través de su sujetador
de encaje.
Jamie aparto sus manos, deshaciéndose de su propia camisa, sacándola por
encima de su cabeza. El aliento de Kate se detuvo, Jamie no llevaba sujetador. Sin
pensar sus manos fueron hacia ella, ahuecando los desnudos pechos de Jamie con
cálidas manos. Gimió cuando los pezones de Jamie se endurecieron. Ella se agachó,
tomando un pezón en su boca.
—Sí —Jamie suspiró.
Kate se apartó, apenas siendo capaz de respirar. Estaba ardiendo por esta
mujer, esta extraña. Y no le importaba. Rápidamente se quitó su propia remera y
ahí estaban las manos de Jamie, quitando su sujetador. Vio como Jamie aguantaba
el aliento, sus ojos se elevaron de sus pechos para encontrarse con sus ojos azules.
Kate sentía que se quemaba tan solo con ver el hambriento deseo que vio ahí.
Jamie sabía que nunca antes había visto nada más hermoso. Estaba casi
temerosa de tocarla. Pero Kate tomo sus manos y las puso sobre sus pechos. Jamie
tembló cuando los acuno en sus manos, viendo con fascinación como los pezones
de endurecían. Las manos de Kate se movieron contra sus pantalones,
desabrochándolos y bajándolos lentamente por las caderas de Jamie.
Jamie no podía estar dentro de ellos por más tiempo, dio un paso fuera
rápidamente, sus manos en una carrera frenética contra los botones de Kate. Ella a
ayudo, bajándose los pantalones, quedando tan desnuda como Jamie.
Jamie la empujó hacia la cama, cubriéndola, poniendo fácilmente su peso sobre
ella, las piernas de Kate se abrieron, sus caderas moviéndose inconscientemente
contra Jamie. Sintió su propia humedad en sus muslos y sus manos guiaron la boca
de Jamie a sus labios. Su boca se abrió, tomando la lengua de Jamie y besándola
fuertemente. Escucho a Jamie gemir con cada empuje tenso de las caderas de
Jamie. Después, la caliente boca de Jamie encontró su pecho y fue el turno de Kate
34
de gemir. Sus manos sostuvieron a Jamie mientras su lengua se arremolinaba en su

pezón antes de succionarlo dentro de su boca. Kate tembló, temerosa de tener un
orgasmo justo ahí.
—Tócame —susurró—, dentro de mí —suplicó.
La mano de Jamie se movió entre ellas, deslizándose entre los muslos de Kate,
después subió encontrando la humedad que recibió a sus dedos. Ella apartó su
boca mirando la cara de Kate cuando sus dedos se deslizaron dentro de la
humedad y la penetró.
Los ojos de Kate se cerraron cuando sintió a Jamie dentro de ella. Sus caderas se
alzaron para profundizar el contacto, después ella empujo a Jamie contra su pecho
nuevamente. Mientras Jamie succionaba las caderas de Kate giraron confiando
cumpliendo cada empuje de Jamie mientras se movía dentro y fuera de su
humedad. Su cuerpo entero temblaba mientras sentía el orgasmo crecer dentro de
ella, amenazando con explotar con cada empuje de la mano de Jamie.
Jamie la sintió temblar, sus músculos contrayéndose alrededor de sus dedos.
Con sus caderas empujo su mano fuertemente contra Kate, chocando con ella hasta
que Kate grito. Finalmente desaceleró, dejando sus dedos dentro de la cálida
humedad como Kate se agarró a ella.
—Oh, Jamie —Kate susurró.
Ella se recostó, agotada, sus ojos aun cerrados. Finalmente se relajó, abriendo
lentamente sus piernas para que Jamie pudiera salir de ella. Sintió suaves besos
moverse desde sus pechos hasta su cuello, hasta llegar a sus labios.
35
CAPITULO SEIS
Kate despertó con algo pesado en su estómago. Ella levantó la vista para
encontrarse con los verdes y enormes ojos de un gato. Un gato ronroneando. Un
enorme y anaranjado gato ronroneando.
—Tú debes ser Garfield —ella susurró.
Ella giro su cabeza encontrando a Jamie dormida junto a ella, su cara
descansando contra el hombro de Kate. Cerró los ojos por un segundo, después lo
abrió. Jamie lucia absolutamente hermosa, tan pacifica, tan… saciada. Kate sonrió.
Ella debería lucir así. Habían hecho el amor por horas. Kate cerró los ojos
nuevamente. Horas. Ella había gastado horas entre los brazos de una extraña…
hacienda el amor. Y esa era la cosa más maravillosa que había experimentado pero
¿Ahora qué?
Entró en pánico. Tenía que irse. Tenía que salir de ahí antes de que Jamie
despertara. Ella querría hablar y Kate absolutamente no quería hablar sobre eso.
Ella había pasado horas haciéndole el amor a una mujer que había conocido en un
bar. Una mujer que estaba viendo a alguien más.
¿Había perdido la cabeza? Oh, ahora es cuando regresa el sentido.
Se apartó de Jamie despacio. Esa fue la parte fácil ya que el gato se negaba a
moverse.
—Quítate – silbó. El gato sólo se la quedó mirando.
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CAPITULO SIETE
Jamie rodo, apretando la almohada contra su cuerpo. Después abrió los ojos
encontrando la cama vacía. Bueno ahí estaba Garfield que la estaba mirando.
—¿A dónde fue?
Jamie miró el reloj. Pasaban de las cinco.
—¡Dios!
Saltó fuera de la cama y camino hacia la sala, luego a la cocina.
—Ninguna nota, Garfield, imagina eso —murmuró.
No, ella sabía que Kate no dejaría una nota. ¿Qué diría? ¿Gracias por el buen
rato? Jamie agito la cabeza. Fue demasiado rápido. Ella supo eso cuando trajo a
Kate a su apartamento en la mañana. Ella nunca intento que terminara así. Ella
solo quería desayunar y conversar. Una oportunidad de conocerse mejor, pero
Dios, esos ojos, Jamie no podía resistirse a esos ojos.
Lo que ellas habían compartido era más de lo que Jaime era capaz de soñar. Las
manos y la boca de Kate llevándola al borde una y otra vez. Sabía que una sola vez
nunca sería suficiente.
******************************************************************
Kate conducía sin rumbo por la ciudad. No podía concentrarse. No estaba

segura de donde estaba. La única cosa de la que estaba segura era de que estaba
hambrienta, así que se estaciono en un restaurante de comida rápida y ordeno una
hamburguesa. Mientras esperaba se miró las manos y sin pensar las trajo hacia su
cara, inhalando la esencia de Jamie que aún estaba adherida a ellas.
—Oh, Dios —ella gimió.
Rápidamente las puso entre sus piernas. Había sido un error. Apretó sus muslos
fuertemente contra sus manos, su cuerpo aun recordando la forma en que Jamie la
había tomado, la sensación de su boca recorriendo su cuerpo, su lengua
deslizándose en su humedad, trayéndola hacia otro orgasmo.
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CAPITULO OCHO
Por primera vez en años, Kate llego temprano a la oficina. Había pasado el
domingo descansado, evitando las llamadas de Tess, evitando los pensamientos
que aún se arremolinaban en su cabeza. Ella había estado exhausta el sábado en la
noche. Se había ido temprano a la cama, su cuerpo aun le dolía. Sus sueños habían
estado plagados de Jamie, pero al menos había dormido. Y el domingo por la
mañana su cuerpo protesto cuando se levantó. Sus músculos dolían, su cuerpo
estaba agarrotado ¿Y porque no? No era como si ella hubiera estado haciendo el
amor durante medio día.
—No, no, no —susurró.
Ella no quería pensar en eso. ¿Qué si había conocido a una entraña y había
dormido con ella? No era como si fuera la primera persona en hacer eso. Solo
estaba fuera de norma para ella. Y ahora ella tendría que encarar a Tess y a sus
preguntas. Bueno, una cosa era cierta, ella jamás le diría a Tess lo que había
pasado. Desayuno y una pequeña charla, eso era todo lo que Tess necesitaba saber.
Eran cerca de las nueve cuando su secretaria, Jean, metió su cabeza por la
puerta.
—Hay un paquete para ti —ella dijo con una enorme sonrisa.
Ella alzo la vista y arrugo el ceño.
—¿Qué?
La puerta se abrió cuando Jean entró cargando un enorme jarrón de rosas de
tallo largo. Kate dejo caer el documento al piso cuando las vio. Oh, Dios mío. La
voy a matar.
—En realidad hay otro afuera —Jean dijo. Y regreso con un jarrón idéntico al
primero, poniéndolos hasta arriba del desordenado escritorio de Kate.
Kate movió sus ojos de las hermosas rosas hasta su secretaria, que seguía de pie
expectante, esperando por una explicación. Kate nunca había recibido flores antes.
—No traían tarjeta —Jean dijo—, pero asumo que sabes de quien son —ella
tanteo.
Antes de que Kate pudiera hablar su oficina estaba llena. Cinco mujeres paradas
alrededor haciendo sonidos de “aawww” y “oooohhu” sobre las rosas. Sí,
definitivamente la mataría.
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—¡Oh, Dios mío!

Kate cerró los ojos. Tess.
—¿Kate? ¿De quién son? —preguntó, mientras se acercaba a oler una de las
flores—. Son fabulosas.
Kate escarbo en su cerebro, tratando de encontrar el nombre de algún cliente,
para apaciguar a las otras mujeres, pero ninguno vino a su mente.
—Debiste tener un grandioso fin de semana —una de las otras abogadas dijo
con un guiño.
—Yo diría, ¿dos docenas? Vaya, vaya.
—Y de tallo largo, son preciosas.
—¿Quién las envía? —Tess preguntó.
—Ah, no traían tarjeta —Kate dijo rápidamente.
—¿Y tú no tienes idea?
Kate se la quedo viendo.
—Puede que tenga una idea —admitió. Sus ojos regresaron a las flores. Ella
quería estar furiosa con Jamie, pero Dios, eran hermosas. Dejo que una pequeña
sonrisa escapara de sus labios cuando vio de un jarrón a otro. ¿Dos docenas? ¿Qué
estaba pensando la mujer?
La otra mujer finalmente se fue, dejándola sola con Tess, parada con las manos
en las caderas. Kate levanto la vista y vio sus ojos, fallando con detener el rubor
que se extendía por su cara.
—Oh, Dios —Tess susurró—. ¿Te acostaste con ella?
Kate tomo un respiro hondo y se volteó hacia la ventana.
—Sí, dormí con ella —murmuró—. Ya sé, es absolutamente demente.
—No tenías que llegar tan lejos —Tess dijo—. Yo solo quería que pretendieras
que te gustaba, salir a cenar o algo, lo que sea para apartarla de Dana, no me
refería a que realmente tuvieras sexo con ella.
Kate se volteó, enfrentando a Tess. No podía creer que Tess pensara que dormir
con Jamie era parte del juego, un plan para separarla de Dana. No fue como si
pudiese controlarse, su cuerpo había tomado control sobre su mente. Ella no había
ofrecido resistencia. Fue en ese preciso momento en que Kate se dio cuenta de que
ella no había pasado la mitad de un día teniendo sexo con una desconocida. Ella y
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Jamie habían hecho el amor. Sus toques, sus gentiles besos, amándose.
Susurrándose palabras sobre placer, emocional y psicológico. No solo sexo.
Oh, Dios santo, había perdido la cabeza.
—¿No vas a decirme lo que paso?
Kate suspiró. ¿Qué le iba a decir? Que no habían siquiera tomado el desayuno.
—Solo sucedió —dijo rápidamente.
—¿Y que sobre Dana?
—¿Qué sobre ella? Nosotras realmente no hablamos de ella. —Kate admitió—.
Solo que ella admitió que no era nada serio.
—Bueno, supongo que no, no si ella te metió en su cama como la caída de un
sombrero.
Kate quería decir que así no había sido. Habían estado apenas media hora en la
mesa antes de terminar en el apartamento de Jamie. Quería culpar a Jamie, pero
había sido su sugerencia, lo sabía. Ella había sido la que se pudo controlar. Ella fue
quien pensó que iba a morir allí mismo en la mesa si ella no ponía sus manos sobre
Jamie.
Un toque en la puerta salvo a Kate de contestar.
—Tess, el señor Calhoun te necesita —Jean dijo—, y, Kate, llamada en la línea
dos, la señorita Myers.
El corazón de Kate floto con la simple mención del nombre de Jamie. Gracias a
Dios Tess no conocía el apellido de Jamie.
—Bueno, hablamos después —Tess dijo mientras salía.
Kate cerró la puerta detrás de ella, luego fue lentamente al escritorio, sus ojos
viendo la luz parpadeante. Notó que su mano temblaba mientras levantaba el
teléfono.
—Kate McGuire —contestó con su voz más profesional.
—Supongo que no te preguntas quien las envió – Jamie dijo.
—No, tengo una muy buena idea de quién son —dijo—. ¿Dos Jamie?
—No tienen absolutamente nada que ver con el sábado —ella dijo.
—¿De verdad?
—Sí, son por el domingo.
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—¿Domingo?
—Sí, son para hacerte saber lo mucho que te extrañe el domingo y cuanto estuve
pensando en ti —dijo suavemente.
Demonios ¿Qué podía decir a eso?
—Por favor, dime que no estás enojada —Jamie halagó.
—Son hermosas ¿Cómo podría estar molesta?
Hubo una pausa, después Kate escucho a Jamie suspirar.
—¿Por qué te fuiste?
Sí. ¿Por qué Kate? Dile que te asustaste.
—Estaba… avergonzada —admitió.
—¿Por qué?
—Tú sabes bien porque, difícilmente te conozco, de hecho no te conozco para
nada y pasamos el día entero en la cama —susurro.
—Entonces, déjame conocerte, Kate, no planeaba que eso pasara, honestamente,
yo solo quería desayunar y charlar, tal vez hacer planes para cenar algún día.
Nunca imagine que terminaríamos así pero no me pude… resistir.
—Fue mi culpa —dijo Kate—, yo soy la que…
—No, yo pude decir que no, pero Kate, siento algo por ti. Cuando miro dentro
de tus ojos, yo solo me pierdo —Jamie admitió.
—No, no podemos hacer esto, nos conocimos en un bar por amor de Dios.
—¿Y?
—Y… tengo reglas —dijo velozmente.
—Pretende que nos conocimos desayunando.
—Bien, eso sería grandioso, treinta minutos después terminamos en la cama.
—Sí. ¿Qué era lo que estaba diciendo?
—Es una locura —Kate dijo—. No puedo hacer esto Jamie.
—Pero lo hiciste y lo disfrutaste tanto como yo —Jamie insistió.
—Sí, no puedo negar eso pero fue una cosa de una sola vez.
—Lo siento pero no hago cosas de una sola vez.
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—Jamie, por favor, déjalo ir ¿Por favor?

—¿Por qué? ¿Qué es lo que te asusta?
Kate cerró los ojos. Ella tenía miedo de enamorarse de ella, eso era lo que la
asustaba. ¿Y luego qué? Ella terminaría como Tess. Siempre temiendo que Jamie
fuera a un bar y encontrara a alguien más para repetir este tonto juego de
seducción. Ella gimió, era patética.
Entonces, Kate trato con otro enfoque
—Jamie, estás viendo a alguien más. Yo no tengo el hábito de salir con mujeres
que están saliendo con otras y ciertamente no tengo el hábito de dormir con
mujeres que se acuestan con otras.
Hubo silencio. Escucho a Jamie suspirar otra vez.
—Puedo explicar lo de Dana, es solo que no puedo hacerlo ahora, pero créeme,
cuando te digo que no dormimos juntas.
Kate cerró los ojos otra vez. Quería creerle a Jamie, ella realmente quería pero
¿Cuál era la diferencia? Ellas aún salían. Aún salían. ¿Qué le aseguraba que Jamie y
Dana no terminarían juntas en la cama?
—Lo siento —dijo.
—Kate, por favor, salgamos a cenar esta semana, podemos hablar y tal vez para
entonces podré explicarlo. ¿Por favor?
Dios, Kate quería aceptar, una tranquila y buena cena, tiempo para conocerse
mejor, pero ella sabía que si ellas estaban a solas, si ella veía los ojos de Jamie, ella
podría estar perdida de nuevo. Y sabía que no podría resistirse a ella. Su cuerpo
tomaría el control y repetiría lo del sábado y regresarían a donde estaban ahora.
—No puedo —dijo, esa era su decisión, ella sabía pero era tan difícil hacerlo.
Hubo una pausa.
—Est{ bien, lo entiendo, tal vez después, cuando sea capaz de explicarlo…
—Jamie…
—¿Qué tal si te prometo que cuando te cuente te reirás sobre esto?
—Dudo que me haga reír —dijo.
—Créeme, te reirás.
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**********************************************************
Jamie se quedó viendo al teléfono por largo rato. Quería estar enojada con Dana,
pero era su decisión no decirle a Kate la verdad. No podía tomar el riesgo de que
Kate le dijera a Tess. Sabía que Dana nunca la perdonaría y era su mejor amiga.
No, ella tenía que hablar con Dana. Seguramente Dana entendería.
—No te estoy hablando —Dana dijo más tarde cuando Jamie finalmente
consiguió que le contestará.
—No sé porque, todo el tiempo he estado jugando contigo en toda esta
pantomima —dijo Jamie.
—¿Jugando todo el tiempo? Invitaste a la cita de Tess a bailar, la besaste ¿O ya
se te olvido?
Jamie sonrío. No, ciertamente no lo había olvidado. Ella simplemente agradecía
que Dana no supiera nada acerca del desayuno.
—Mira, si Kate le dice algo a Tess, solo será que soy una cualquiera que te
engaño.
—Sí, ¿y eso como me deja? Ella pensará que estoy saliendo con una idiota. ¿Qué
dice eso sobre mi gusto en mujeres?
—¡Jesús! ¡Esto es una locura! ¿Entonces yo no puedo salir con nadie porque
tienes miedo de decirle a Tess la verdad?
—No empieces conmigo o colgaré —Dana engatusó.
—No cuelgues —Jamie dijo rápidamente—. Mira, vayamos a cenar ¿qué te
parece el miércoles? ¿Aún estas libre los miércoles verdad? Podemos ir a Jorge’s
después de las cinco. Sentarnos en el patio, tomar una margarita y hablar.
—¿Por qué querría hacer eso?
—Porque no me has hablado desde San Valentín, te extraño —Jamie dijo.
—No te hagas la dulce conmigo —Dana dijo—. Está bien, pero tú pagas.
—Genial, sí, yo pago —prometió.
Ella podría estar pagando más que una cena, ella sabía que al final le diría a
Dana que le contaría la verdad a Kate. Dana podría enojarse, pero no podía
permitir que Kate se fuera. No ahora. No después del sábado cuando Kate le hizo
el amor como nunca nadie antes se lo hizo. No cuando ella estaba enamorada de la
mujer.
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CAPITULO NUEVE
—Vamos, necesitamos una oportunidad para hablar —Tess declaró.

Kate no quería hablar. Había estado evitando a Tess desde el domingo. Había
tenido que arreglárselas con dos jarrones de rosas de tallo largo en su carro y en su
apartamento sin volcarlos. Ella no las quería en su oficina, donde estaría forzada a
verlas todo el día y donde otros podrían hacer comentarios. Era casi como si Tess
lo hubiera olvidado, pero Kate sabía que no lo había hecho. Cada vez que entraba a
la oficina de Kate sus ojos iban al lugar donde ya no estaban los jarrones.
—Está bien, cenemos —Kate finalmente acepto. No era como si tuviera otra cosa
que hacer, en realidad le daba un escape de su apartamento donde dos docenas de
rosas la estarían acechando en cada movimiento.
—¿Qué te parece comida mexicana? —Tess dijo.
—Lo que sea.
—No suenas muy entusiasmada —dijo.
—Lo siento, me encantaría cenar contigo —Kate dijo lentamente—, y comida
Mexicana suena maravilloso.
—Genial, est{ c{lido afuera, vayamos a Jorge’s y luchemos por una mesa en el
patio, tienen las mejores margaritas en la ciudad.
—Bien —Kate estuvo de acuerdo.
—Hablaremos —Tess repitió.
—Genial.
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CAPITULO DIEZ
Jamie acababa de meter una tortilla en su boca cuando vio a Kate y a Tess
entrando. Casi se atragantó. Las vio dentro, rezando para que no escogieran el
patio. Pero claro, ellas lo hicieron.
—¿La vas a ver nuevamente? —Dana preguntó.
Jamie se le quedo viendo a Dana. Oh claro, ella la volvería a ver en un segundo
o dos.
—No hicimos planes —le dijo la verdad.
—Mira, yo sé que tú piensas que sientes algo por ella, estás atrapada en tu amor
a primera vista y todo eso, que no existe déjame decirte. Pero si la vez de nuevo
apreciare si nunca le dices acerca de nuestro pequeño juego —Dana dijo—, si
alguna vez regreso con Tess nunca te lo perdonaría.
—Sí, lo sé y hablando de eso ¿Por qué estamos haciendo esto? —Jamie preguntó.
Alejó sus ojos del patio donde vio la puerta abrirse, a Kate y Tess caminando.
Estaban sentadas solo a cuatro mesas de distancia. Lo único que las salvaba es que
Tess estaba de espaldas a ellas. Kate por el otro lado, estaba frente a ella. Vio esos
ojos azules sin pestañear.
—Porqué si Tess se entera pensará que soy una completa idiota —Dana dijo
—Eres una completa idiota —Jamie dijo, finalmente alejando su vista de Kate.
Dios ¿Podría esta noche ponerse peor? – y si sigo con esto ¿Qué dice eso de mí?
—Dice que eres mi amiga —Dana dijo.
—Justo ahora eso significa tanto —Jamie murmuró mientras se metía otra
tortilla en la boca.
***********************************************************************
Kate estaba sentada, con los codos en la mesa sosteniendo su cabeza en sus
manos.
—Oh, Dios santo —murmuró.
—¿Qué?
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Kate miró los ojos cuestionadores de Tess.

—Nada —dijo. Levanto su cabeza y se forzó a sonreír—, pero una margarita
suena maravillosa ¿no lo crees? Que la mía sea doble.
Un mesero se materializo y Tess ordeno una para cada una. Kate levanto su
mirada por encima de Tess, encontrando la hermosa cara de Jamie Myers mientras
ella hablaba con Dana. Su cita. Su novia probablemente. Kate gimió
inaudiblemente. Dios, ella no soportaba verlas juntas. Era como si le arrancaran el
corazón ¿Y si Tess las veía juntas? Dios, la escena que haría. Bajo sus ojos, jugando
nerviosamente con su servilleta.
—¿Qué tienes? —Tess preguntó.
—Nada, estoy bien —dijo.
—Estás nerviosa como el infierno —dijo Tess—. Mira, no te invite a cenar para
que me contaras todos los sórdidos detalles de tu… amorío con esa mujer. Yo sé lo
que estás pensando ¿Qué si dormiste con ella? No hay problema, me alegra que
tuvieras un… “r{pidin” —dijo.
—¿”R{pidin?
—Bueno, tú sabes, la conociste en un bar y tú tienes tus reglas.
—Estoy consciente de mis reglas —Kate dijo secamente.
—Pero al menos conseguiste flores fuera del trato.
Kate se la quedo viendo. Dicho de esa manera sonaba tan barato, tan… barato.
Sí, ella tenía flores. ¿Eso eran las gracias por sus servicios? ¿Qué era lo que Jamie
había dicho? ¿Qué la había extrañado y había pensado en ella? Miro hacia Jamie,
que hablaba tranquilamente con Dana. Era el pago por los servicios dados. Dios, y
era tan barato.
*************************************************************************
Jamie trato de enfocarse en lo que Dana decía, pero sus ojos seguían en Kate.
Ella y Tess sentadas tranquilamente hablando. ¿Las habría visto Tess? ¿Kate le
habría dicho que ella y Dana estaban ahí? Era tan complicado. Lo único que quería
era decirle a Dana la verdad. Ella podía pensar que estaba en otra cita con Dana
¿Qué más podría pensar?
—Entonces, ¿la verás de nuevo? —Dana pregunto otra vez.
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Jamie la vio a los ojos y contesto sinceramente

—Sí, me gustaría, realmente me gusta ella Dana.
—Te creo, solo que creo que estás loca, pero te creo.
—Ella no tiene que decirle a Tess —Jamie dijo—. Tú y Tess pueden resolverlo
por su cuenta.
—Ella no me quiere —Dana dijo.
—Si crees que no te quiere ¿Por qué estás tan consternada por que sepa de mí?
—No quiero parecer una tonta.
—Esta fue tu idea —Jamie le recordó mientras veía nuevamente a través del
patio.
—¿A quién estás viendo?
—A nadie, nada —Kate se había levantado. Había caminado dentro. Jamie vio a
Dana—. Escucha, voy… al pequeño cuarto de chicas —dijo a la carrera.
—Bien, pediré otra ronda.
—Sí, claro, lo que sea —Jamie murmuró mientras se apresuraba dentro.
*********************************************************************
Kate estaba frente al lavamanos, mirándose en el espejo. Odiaba la manera en

que se sentía. Odiaba que su corazón doliera. ¿Qué si Jamie estaba ahí con Dana?
No debería importar. No era como si tuviera algún derecho sobre la mujer. ¿Qué si
ellas durmieron juntas? Un día de diversión y había terminado. Volvió a verse al
espejo. Ella no quería que terminara. Un día no era suficiente. Jamie estaba viendo
a alguien pero Jesús, en una ciudad de ese tamaño uno pensaría que no se tendrían
que esconder la una de la otra para salir.
Se volteó rápidamente cuando la puerta se abrió, sus ojos chocando con los de
Jamie, oscuros e intensos ojos mirándola. Kate tragó, incapaz de apartar la mirada.
Jamie caminó lentamente hacia ella, deteniéndose cuando estaba a un respiro de
distancia. Kate notaba el pulso en la garganta de Jamie y recordó como puso sus
labios ahí. Su corazón golpeando en su pecho y sabía que su cuerpo recordaba
cómo se sentía.
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—Sé lo que estás pensando —Jamie dijo.

—Lo dudo.
Jamie tomó la mano y tiró de ella en la cabina de discapacitados, cerrando la
puerta detrás de ellos.
—¿Qué estás haciendo? —Kate preguntó.
—Quiero besarte y no creo que quieras que lo haga ahí afuera —Jamie dijo
lentamente.
Kate agitó la cabeza, no, pero ella tenía intención de irse.
—Por favor, no —susurró—. No puedo, Jamie, no puedo hacer esto.
Jamie ignoró la protesta, en su lugar acercándola a ella. Kate no ofreció
resistencia cuando los brazos de Jamie se deslizaron por sus hombros hasta rodear
su cuello. Nada importaba. No Dana. No Tess. Ni siquiera el hecho de que estaban
en el cubículo del baño. Sus bocas se encontraron, un hambre salvaje que las
controlaba a ambas. La lengua de Kate encontró su camino dentro de la boca de
Jamie y sus manos la apretaron contra ella.
Ella gimió cuando Jamie acunó sus pechos y se presionó contra ella,
moldeándose en la otra mujer. Recuerdos flotando en su mente, pensamientos de
la boca de Jamie en ella, sus manos separando sus muslos, sus dedos entrando en
ella, trayéndola al orgasmo. Sus caderas se pegaron a Jamie. Había perdido el
control, si Jamie le hubiera querido hacer el amor justo ahí, justo ahora ella no
podría ofrecer resistencia.
Ellas respiraban pesadamente cuando finalmente Jamie se apartó. Sus ojos se
encontraron, Jamie ladeo su cabeza, besando a Kate ligeramente, suavemente en
los labios. Kate gimió. Jamie descanso su frente contra la de Kate y suspiro.
—¿Cómo puedes hacerme esto? Me vuelves loca —Kate murmuró.
Jamie tomo la mano de Kate y presiono su palma contra su pecho.
—Y tú me vuelves loca —ella susurró.
Kate sintió truenos en el corazón bajo su palma y sus ojos se deslizaron hacia
ahí. Movió su mano los centímetros necesarios para tocar el pecho de Jamie. Gimió.
¿La mujer nunca usaba sostén? Ella acunó su seno, sus dedos moviéndose
suavemente sobre él. Luego se apartó, totalmente avergonzada de sí misma.
Estuvo a segundos de apartar la blusa de Jamie y atraerla con su boca.
—No puedo soportarlo más Kate, necesito hablar contigo.
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Kate elevo unos confundidos ojos hacia Jamie

—¿Qué quieres decir?
—Por favor, sal conmigo, cenemos o algo.
—No, no puedes invitarme a salir cuando tu otra cita esta fuera —Kate se apartó
de Jamie, pasando sus dedos por su cabello. Maldijo a su cuerpo por ser tan débil.
Era como si estuviera bajo un hechizo. Parecía que perdía el control por completo
cada vez que estaba a diez pasos de esta mujer.
—Ella no es mi cita ¿Por qué no me crees?
—Entonces explícame que es ella para ti.
Jamie titubeó. —Tú y Tess, son buenas amigas ¿cierto?
—Sí.
—¿Y tú le cuentas prácticamente todo?
—Casi todo.
Jamie asintió. Dana la mataría. —Por eso es por lo que no te puedo decir.
—¿De qué estás hablando?
Jamie agarro a Kate por los brazos. —Kate, por favor créeme, dame una
pequeña oportunidad de arreglar esto.
—Te refieres ¿quieres terminar con ella antes? ¿Después será seguro verme?
—No, eso no es lo que quiero decir —Jamie dio un paso atrás, frustración sería
lo mejor que conseguiría—. Esto es una jodida locura —murmuró.
—¿Por qué no me dices lo que está pasando?
—Por qué ella me mataría. Vamos, será mejor que volvamos, se estarán
preguntando dónde estamos.
Kate asintió. No había duda que Tess vio a Jamie pasar por la mesa. Ella sabría.
Estaría furiosa.
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CAPITULO ONCE
Jamie fue la primera en salir. No pudo evitar mirar a Tess cuando paso por mu
mesa. Molestos ojos la miraron. Caminó rápidamente hacia su mesa. Dana estaba
golpeándola con los dedos impacientemente.
—Te tomó bastante tiempo —dijo.
—Estaba abarrotado.
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—¿La viste? —Tess silbó cuando Kate regresó a la mesa.

—¿A quién?
—Jamie y Dana están sentadas justo ahí —susurró, señalado con su cabeza hacia
ellas.
Kate miró sobre el hombro de Tess, viendo a Jamie y Dana hablar.
—Sí, la vi.
—¿Y?
—¿Y qué?
—¿Qué dijo? ¿Por qué están aquí?
—¿Están cenando?
—¿Sabes lo que quiero decir? Jesús, no puedo creer que durmió contigo y este
saliendo con Dana otra vez ¿Acaso no tiene vergüenza?
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CAPITULO DOCE
—¿Kate? Correspondencia —dijo Jean.

Kate levantó la vista de su escritorio, su boca se abrió. Flores, montones de
flores, flores de primavera está vez.
—¿En tu escritorio otra vez? —Jean preguntó, dejando un gran jarrón en una
esquina.
—Gracias —murmuró.
Tomo solo un segundo para que su oficina se llenara de mujeres.
—Demonios Kate, debes ser buena —una de ellas tanteó.
—¿Son de la misma persona?
—¿Cuál es la ocasión?
—Son por sexo, tonta.
Kate se levantó y apuntando hacia la puerta.
—¡Fuera!, Fuera de aquí.
Todas se alejaron en una nube de risas y Kate se hundió de nuevo en su silla.
Demonios con la mujer. Si Kate pusiera sus manos encima de ella, ella… ¿Qué? La
ahorcaría. No, la besaría probablemente.
Eran hermosas. Se acercó y tocó un pétalo, consciente de la sonrisa en su cara.
Su intercomunicador sonó.
—Línea tres. Ella no quiere dar su nombre —Jean le dijo.
—Eso es porque no piensa que tomaré su llamada —Kate murmuró para
después presionar la línea tres—. Kate McGuire.
—Está esta mujer, tiene una amiga. Su mejor amiga, que está un poco loca pero
aun así su amiga. Y esta mujer es soltera, muy soltera. Entonces su amiga la
convenció de ir a un bar el día de San Valentín. Mira, a esta amiga le gusta esta otra
mujer, mucho de hecho, pero esta mujer le dijo que debían salir con otras personas
y no tomarlo tan en serio. Entonces ves, la mejor amiga no sabía qué hacer.
Entonces pensó en hacer sentir celosa a la otra mujer y hacerla pensar que estoy
saliendo con esta mujer, la amiga.
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Kate se reclinó en su silla viendo hacia el techo, tratando desesperadamente de

seguir los desvaríos de Jamie.
—Hay un par de problemas. La amiga, la mujer no sabe bailar, así que ellas
lucían como idiotas y las dos, la mujer y la amiga vieron a la mujer más hermosa
que jamás habían visto ahí, en el bar. Sólo necesito una mirada para perderse en
ella. Así que le dice a la amiga, pero la amiga le dice que no, que esa es a la mujer a
la que está tratando de poner celosa. Entonces la primera mujer está destrozada,
pensando que la hermosa rubia esta fuera de sus posibilidades. Después ella
descubre que no es la rubia a la que su amiga intenta poner celosa, es la amiga de
la rubia, una alta pelirroja.
Kate tuvo que cubrirse la boca para sofocar una risa.
—Pero como ves, la mujer no pudo resistirse a la rubia, entonces la invitó a
bailar, incluso sabiendo que no sabía bailar. Oh y Dios, el beso que ellas
compartieron fue para morir. Pero la amiga se molestó, pensando que la rubia le
diría a la pelirroja que la amiga realmente no estaba saliendo con ella. Entonces la
mujer no podía decirle a la rubia y la rubia pensaba que estaba saliendo con la
amiga. Cuando ellas no salían. No…
—Por favor, detente. Mi cerebro está corriendo en círculos tratando de seguirte
—Kate descanso sus codos en la mesa y sonrío. Después empezó a reír—. Está
bien, en español esta vez ¿por favor?
—Dana y Tess salían, a Dana le gustaba mucho. En realidad, ella no me dijo esto
pero pienso que está enamorada de Tess. Pero cuando Tess le dijo que se estaba
poniendo muy serio, Dana se asustó. Entonces, ella habló conmigo para ir como su
cita y poner celosa a Tess. Te vi y… olvidé todo sobre el plan de Dana incluso
aunque Tess fuera tu amiga, no me importó. Pero Dana me hizo jurar que
mantendría el secreto. Ella estaba asustada de que si sabias la verdad le dirías a
Tess y Dana luciría como una idiota y no lo digas, yo sé que es una idiota por hacer
este plan para empezar.
—Cuándo tu decías que no lo podías explicar no estabas bromando, ¿cierto?
—Kate, por favor, es la verdad. Tienes que creerme.
Kate se rió. —Oh, te creo. Ninguna persona sana puede crear una historia como
esa.
—Entonces, no estoy saliendo con Dana, no duermo con ella, eso sería
asqueroso, soy soltera, perfectamente sana. Sé que nos conocimos en un bar y
53
tienes tus reglas pero por favor, Kate, dale una oportunidad a esto. Siento algo
cuando estoy contigo y pienso que tú también lo sientes.
Kate asintió y sonrío a la oficina vacía. Sí, ella también lo sentía.
—Escribe esto —Kate instruyó.
—¿Qué?
—10368 Skyline, departamento 310. Seis en punto.
—¿Kate?
—No llegues tarde.
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CAPITULO TRECE
Kate estaba sonriendo mientras veía las flores cuando Tess toco la puerta y
entró.
—Escuche que volviste a recibir flores —dijo—. Oh, Dios, la mujer tiene bolas
¿Qué está pensando?
Kate se encogió de hombros.
—Siéntate, tenemos que hablar —dijo.
—¿Hablar? Estas usando tu voz de abogada, no me gusta cuando haces eso, me
asustas.
Kate sonrío. —Lo siento, está es una charla de amigas, nada más.
—Está bien. ¿Qué pasa? ¿Y porque demonios te envío flores de nuevo? ¿Sólo por
qué la viste saliendo con Dana?
—¿Te gusta Dana?
—¿Qué? Sí, me gusta, te lo dije, pero ella no está disponible.
—¿Y si ella lo estuviera?
—¿Qué quieres decir? ¿Vas a pretender salir con Jamie? ¿Romper el corazón de
Dana? ¿Para qué ella venga corriendo hacia mí? No, Dios, ella me reemplazó en
una semana.
—Tú le dijiste que te remplazara, ¿recuerdas? —Kate le recordó—. Pero solo
estoy preguntando, que pasaría si Dana estuviera disponible. No pienses en Jamie.
Pretende que Jamie no existe. Si tuvieras que hacerlo otra vez ¿continuarías viendo
a Dana?
—Tal vez.
—¿Tal vez?
—Sí, si pudiera hacerlo otra vez, no me asustaría, si, continuaría viendo a Dana.
Me gusta —dijo quedamente.
—Bien, eso era todo lo que quería saber.
—¿Por qué? ¿Qué vas a hacer?
—Nada.
—¿Nada? Estas planeando algo y quiero saber qué es.
55
—No estoy planeando nada, Tess. Ahora tengo trabajo que hacer, hoy me voy
temprano –
—¿Por qué te vas temprano? Tú nunca te vas temprano.
—Tengo algunos… mandados.
—No te creo, tienes esa mirada en tus ojos —Tess le dijo.
—No tengo ninguna mirada en mis ojos, hablaremos mañana —dijo.
56
CAPITULO CATORCE
Jamie aceleró por la ciudad, tratando de encontrar Skyline. De todos los días,
ella había tenido citas que no podía cancelar. Ella había salido de trabajar hasta
tarde. Se había duchado y cambiado, apenas parando el tiempo suficiente para
alimentar a Garfield. Ahora, era cinco minutos después de las seis y ella estaba
perdida. Agarró su celular y marcó el número de Dana.
—Consigue un mapa —le dijo.
—¿Qué?
—Un mapa.
—¿Dónde está Skyline?
—¿Qué?
—¡Skyline! La calle ¿dónde está?
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy tratando de encontrar Skyline ¿Qué demonios piensas que estoy
haciendo?
—¿Por qué?
—Dana por favor, tengo una reunión y voy tarde ¿dónde es?
—Está bien, está bien. Es en el lado norte. Pasando El lazo.
—¡Dios!
—¿Dónde estás?
—Estoy en el maldito Lazo, cerca de MacArthur.
—Estas muy lejos, necesitas regresar.
—¡Mierda!
—¿Por qué tienes una reunión tan tarde? ¿La mayoría de tus clientes no van a
verte?
—Es un cliente especial —ella dijo—. Espera —puso el teléfono en el asiento
mientras se pasaba la luz amarilla para cruzar por El lazo. Tomo nuevamente el
teléfono – bien, ahora ¿Qué tan lejos?
—Tienes que pasar Franklin, creo que es en la salida de Spencer —dijo.
57
—¿Crees?
—Sí, Skyline, salida en Spencer.
—Bien, creo que puedo encontrarlo, gracias —ella colgó antes de que Dana
preguntara algo más.
Eran casi las seis treinta. Kate pensaría que la dejo plantada.
*************************************************************************
Kate iba y venía, a continuación miró el reloj. Ella no va a venir, pensó. Después
de todo esto, ella no va a venir.
—Imagínate —murmuró.
Pasó por delante de las flores que se alineaban en la barra y tomó la botella de
vino. La abrió rápidamente, odiando que se sintiera decepcionada. Tal vez Jamie
estaba retrasada.
—Tal vez ha cambiado de opinión.
Tal vez, ahora que Kate había accedido a verla, Jamie perdió el interés. Oh, estás
siendo ridícula, pensó son solo las seis veinte.
*************************************************************************
Jamie se detuvo en el primer lugar de estacionamiento que encontró y corrió

hacia el edificio, deslizándose hasta detenerse frente al mostrador de recepción.
—¿Los ascensores? —ella jadeó.
—Al final del pasillo.
Ella corrió por el pasillo y empujó el botón de arriba seis veces. Miró hacia
arriba y vio las plantas.
—¡Jesucristo!
Estaba en el catorce y en dirección hacia arriba, no hacia abajo. Se volvió hacia la
otra pared y empujó ese botón varias veces. ¿Piso dieciséis? Miró su reloj. Casi seis
y media.
58
—La escalera.
Se pasó rápidamente al final del pasillo y abrió la puerta de la escalera.
Subiendo de dos en dos, corriendo por los descansos sin pensar. En el momento en
que salió al pasillo de la tercera planta, estaba sin aliento. La puerta más cercana a
ella era la 346.
—Estupendo.
Caminó por el pasillo y luego dio vuelta a la esquina, 323. Más cerca. Ella corrió
otra vez.
319. 314. 310.
Se puso de pie frente a la puerta y respiró hondo varias veces. Por último, llamó.
*********************************************************************
Kate saltó ante el sonido de los fuertes golpes. Miró su reloj, a continuación,
puso su copa de vino abajo. Tocaron de nuevo.
Ella abrió la puerta y se quedó mirando a Jamie. Finalmente levantó las cejas.
—Me perdí —Jamie logró decir entre respiraciones.
—¿Por qué estás sin aliento?
—La escalera.
—Tenemos ascensores ¿sabes?
—Estaban en la planta catorce y la dieciséis.
Kate asintió y sonrió, dejando entrar Jamie.
—Pensaste que te había plantado, ¿verdad? —preguntó Jamie.
—El pensamiento cruzó mi mente —admitió Kate.
—Nunca me perdería una oportunidad de verte —dijo Jamie en serio—. Nunca.
Sus ojos se encontraron. El corazón de Kate golpeó su pecho agitado, a juego del
de Jamie, a pesar de que no podía culpar su agitación por subir corriendo las
escaleras como Jamie. Se cortó la pequeña distancia a Jamie, descansando sus
manos sobre su pecho, sintiendo su corazón golpear. Deberían tomar algo, debían
hablar.
59
—Por favor, bésame —susurró Jamie.

El vino tendría que esperar. Kate se movió en sus brazos, deslizando sus manos
alrededor del cuello de Jamie y atrayéndola hasta que sus labios se encontraron.
Besos lentos, suaves, gentiles. Solo labios tocando labios, moviéndose ligeramente
sobre los otros. Jamie deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Kate,
acercándola más y Kate hundió la cara en el cuello de Jamie y se abrazaron.
Jamie cerró los ojos, aspirando el aroma de Kate. Era perfecta, la forma en que
Kate encaja en sus brazos.
Kate finalmente se apartó, sus ojos nublados por el deseo cuando miraba a
Jamie. Ella no quiere vino y no quería hablar.
—Quiero hacerte el amor —susurró.
Observó cómo los ojos de Jamie se volvían casi negros. Ella alargó la mano y
tocó la cara de Jamie ligeramente, moviendo sus dedos a través de sus labios.
—¿Por favor?
Jamie la acercó más, moviendo las manos debajo de la camisa, entrando en
contacto con la piel caliente. Esta vez, cuando sus labios se encontraron, la dulzura
había desaparecido, reemplazado con un hambre que no podían controlar. Las
lenguas se batieron en duelo y las manos reencontraron su camino entre sí. Jamie
gimió cuando descubrió los pechos de Kate. No llevaba sujetador que la detuviera.
—Tenemos que hablar —Jamie murmuró mientras sus labios encontraron Kate
de nuevo.
—Sí, deberíamos.
—Si sólo te hubieras puesto sujetador, tal vez —Jamie susurró mientras sus
manos masajeaban los pechos de Kate.
Kate inclinó la cabeza hacia atrás mientras Jamie se alimentaba de su cuello. No,
ella no quería hablar. Sólo quería las manos de esta mujer en ella.
—Mmm hablaremos más adelante —Kate gimió mientras sus propias manos se
movieron sobre el cuerpo de Jamie—. En este momento, quiero mi boca en ti.
60
CAPITULO QUINCE
Jamie yacía apoyada en su codo, mirando dormir a Kate. Ella lo había estado
haciendo durante la última media hora. Realmente debería irse, iba a estar en
apuros si quería llegar al trabajo a tiempo. Pero no podía obligarse a salir de la
cálida cama.
Su mano se estiró y tocó la suave piel de Kate, se movía en círculos perezosos
justo debajo de su pecho. Ella sintió el despertar del familiar deseo cada vez que
tocaba a esta mujer. Estaba agotada, de verdad, pero su cuerpo aún encontraba la
energía para responder. Habían dormido durante unas horas aquí y allá, siempre
despertar para hacer el amor de nuevo. Incluso ahora, mientras la luz del día salía
sobre la ciudad, su mano se deslizó más alto, amoldándose al pecho de Kate. Los
ojos azules se abrieron lentamente y se encontró con los de ella.
—Mmm —Kate murmuró, volviendo la cabeza para encontrar los labios de
Jamie.
El cuerpo de Kate se estiró, rodando ligeramente hacia Jamie. Su mano se movió
bajo las sábanas, deslizándose sobre la cadera de Jamie antes de deslizarse entre
sus piernas encontrando lo que buscaba, cálida humedad envolvió sus dedos. Sus
ojos fijos en Jamie cuando la encontró lista.
—Deberíamos reportarnos enfermas hoy —susurró Kate.
Jamie se echó hacia atrás, tirando de Kate encima de ella. Sus cuerpos encajan
perfectamente y Jamie envolvió sus fuertes brazos alrededor de Kate. Entonces
suaves labios encontraron los suyos, besándola ligeramente antes de que Kate
hundiera la cabeza en el cuello de Jamie.
—Normalmente odio el día de San Valentín —dijo Kate, mordieron suavemente
el cuello de Jamie—. En especial odio el Día de San Valentín en el bar —luego
levantó la cabeza para mirar a Jamie a los ojos—. Estoy pensando que es mi nueva
festividad preferida.
—Mmm dentro de unos años, vamos a mirar hacia atrás y nos reiremos. Es
decir, si Dana y Tess todavía nos siguen hablando.
Kate se echó hacia atrás, mirando a los ojos de Jamie.
—¿Dentro de algunos años?
Jamie sostuvo su mirada con ojos suaves.
61
—Sí, años a partir de ahora.

Kate la miró durante un largo momento. Los ojos marrones y cálidos en ella y
que mostraban nada más que honestidad... y amor.
—¿Crees en el amor a primera vista? —Kate susurró.
Jamie sonrió y sus ojos se iluminaron.
—Absolutamente.
EL FIN
62

Gerri Hill - ROMANCE O ALGO PARECIDO

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Romance… O algo parecido a eso

—Odio estas cosas —Jamie le dijo a su mejor amiga

—Tú eres un gran partido y tú sigues soltera – Dana apunto a ella

—Escucha, si tratas de besarme te dejare justo ahí —Jamie la amenazó.

—¿Cuándo me vas a preguntar si vamos a bailar?

—Somos idiotas —Jamie dijo mientras pisaba a Dana.

Jamie se sentó como le dijeron, descansando los codos en la mesa nuevamente.

—Ahí, ella es la indicada, nuestras miradas se encontraron y estuve a punto de

—¿Dana? No, no. Ella es la rubia.

—No lo haré, ellas son obviamente una pareja.

Jamie continuó viendo a través de la pista a Tess y a la pelirroja, alejando la

—Sostén mi mano —Dana dijo—, ella está volteando.

Antes que Dana pudiera detenerla, Jamie ya se había levantado y caminaba a

Kate no se podía imaginar cómo había terminado en la pista en baile, en los

Sus ojos se toparon de nuevo, ambos cuestionadores. Habían dejado de bailar,

—No puedo creer que bailaras con ella —Tess dijo.

Estaba atrasado todo el trabajo de la semana, Jamie no podía concentrarse.

Kate se sentó dando la espalda a su escritorio, viendo fuera de la ventana del

—Creo que deberías ir —Tess mencionó.

Jamie aún estaba en sus shorts de ejercicio y sujetador, viendo silenciosamente

Kate sintió el ligero toque en su espalda mientras atravesaba la puerta hacia el

—Eso no importa, esto es solo un desayuno ¿cierto?

—¿Dudas que haya una próxima vez?

1 N. de J.: ¿Por qué susurran tanto si no están hablando de nada raro?

Jamie se estiro a través de la mesa y capturo su mano nuevamente. Los dedos de

de gemir. Sus manos sostuvieron a Jamie mientras su lengua se arremolinaba en su

Kate conducía sin rumbo por la ciudad. No podía concentrarse. No estaba

—¡Oh, Dios mío!

—Jamie, por favor, déjalo ir ¿Por favor?

—Vamos, necesitamos una oportunidad para hablar —Tess declaró.

Kate miró los ojos cuestionadores de Tess.

Jamie la vio a los ojos y contesto sinceramente

Kate estaba frente al lavamanos, mirándose en el espejo. Odiaba la manera en

—Sé lo que estás pensando —Jamie dijo.

Kate elevo unos confundidos ojos hacia Jamie

—¿La viste? —Tess silbó cuando Kate regresó a la mesa.

—¿Kate? Correspondencia —dijo Jean.

Kate se reclinó en su silla viendo hacia el techo, tratando desesperadamente de

Jamie se detuvo en el primer lugar de estacionamiento que encontró y corrió

—Por favor, bésame —susurró Jamie.

—Sí, años a partir de ahora.

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