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Valentina Gutiérrez Ríos

T.I 1.001.016.828
Institución Educativa Juan María Céspedes

RESUMEN:
EL OLVIDO DE LA SENSIBILIDAD A LA HORA DE TOMAR DECISIONES

Esta ponencia tiene como objetivo presentar reflexiones en el que el ser humano piensa
que sus decisiones son racionales, al final resulta que no lo son, pues estas son la
consecuencia de un proceso que tiene su origen en la intuición y que terminan en un
pensamiento lógico; además, se pretende reflexionar sobre el cómo retomar los caminos
de la filosofía ayuda a reencontrarse con la sensibilidad conectando la inteligencia
racional con la inteligencia emocional, en un trabajo cognitivo-emocional para tomar
decisiones coherentes, así a medida que se percibe el mundo por medio de las
emociones se razona sobre él. Por lo tanto, el problema de la sociedad contemporánea
radica en la disolución de la sensibilidad y la razón a la hora de tomar decisiones, en la
cual la razón obtiene una mayor fuerza, olvidando la importancia de las emociones, la
intuición y el instinto.
EL OLVIDO DE LA SENSIBILIDAD A LA HORA DE TOMAR DECISIONES
Con el propósito de resolver las preguntas iniciales de las olimpiadas de filosofía: ¿Por
qué en la sociedad de hoy se tiende a privilegiar la razón sobre el sentir? ¿Qué nos
aporta la filosofía para comprender la disociación entre la razón y la sensibilidad? Se
hace imperativo reflexionar sobre la relación entre la razón y la sensibilidad y el papel
que juegan éstas dentro de las prácticas humanas, como la toma de decisiones que se
establece en el comportamiento humano, para encontrar una solución a la problemática
que hoy enfrenta la sociedad contemporánea.
Por tal razón esta ponencia pretende: en primer lugar, definir los términos de razón y
sensibilidad; en segundo lugar, exponer la influencia de la razón en la vida del hombre
contemporáneo con base en su historia y en las problemáticas de la sociedad ; en tercer
lugar, explicar la disociación entre la razón y la sensibilidad a la hora de tomar
decisiones; en cuarto lugar, la pérdida de los valores a la hora de tomar decisiones
como consecuencia de la falta de sensibilidad; para concluir exponiendo la importancia
de regresar al pensamiento filosófico y la intuición, como medios para retomar el
pensamiento subjetivo a la hora de tomar decisiones influenciadas por la relación de la
sensibilidad y la razón en aras del bien común.
En primer lugar y para efectos de esta ponencia es imprescindible entender la razón y la
sensibilidad en términos del filósofo Alemán Emmanuel Kant, quien entiende el
concepto de sensibilidad como la forma por la cual se percibe intuitivamente el mundo
con relación al espacio-tiempo y la razón como el conocimiento y el deber del ser.
1
(Kant, 1977, pág. 65)
Por consiguiente, en la sociedad contemporánea las categorías tecnico-ciencia como el
desarrollo científico y el consumismo como fundamento epistemológico, están
fundamentadas en la razón práctica del ser humano, las cuales van en auge, mientras
simultáneamente la sensibilidad interna y externa se hallan en declive hacia el abandono
de las emociones, en el que ahora el ser humano necesita de teorías que respalden lo que
el mundo por naturaleza le expresa, y esto debido a que ha olvidado su capacidad para
sorprenderse.
Lo anterior evidencia que la realidad social se va configurando de forma dinámica,
donde importa más lo técnico que lo emocional, marginando la intuición, perceptivas y
comprensibles que permiten que el hombre se diferencie de otras especies; Maturana y
Verder-Zöller mencionados en el artículo ​Las emociones en el proceso de
enseñanza-aprendizaje de M ​ eléndez ​ (2016) manifiestan que “los seres humanos
vivimos en un continuo fluir emocional y consensual en el cual aprendemos de nuestra
2
coexistencia” ; indica por lo tanto, que el principal problema de la sociedad actual
radica en que no sabemos coexistir, pues el ser humano se ha convertido en un ser
racional, individualista y competitivo, olvidándose de los valores como la bondad y la
comprensión.
De otra parte, la tesis socrática sostiene que la razón es el mecanismo que posibilita el
encuentro con la verdad, cuyo resultado se da a través de un método que expone las
debilidades del conocimiento; esta postura es la que se ha configurado actualmente y

1
Kant, I., & Larroyo, F. (1977). ​Crítica de la razón pura​. Porrúa.
2
​Meléndez, Y. C. R. (2016). Las emociones en el proceso de enseñanza-aprendizaje. ​Revista Vinculando.​
allí se evidencia que la razón pesa más que la sensibilidad. Tal como lo manifiesta
Echeverría (2015), “la acción antecede al ser, es decir, dado que actúo, soy: La acción
3
hace al ​ser” ; así podemos definir al hombre como el resultado de las decisiones que
toma en torno a su vida y por ende a su entorno.
Ahora bien, la visión antropológica a lo largo de la historia ha estado caracterizada por
el cambio sustancial de concepciones y visiones del hombre; uno de los momentos más
radicales se da en la transición dada entre la edad media y la modernidad, de manera
que se pasó de una visión teocéntrica del hombre a una visión antropocéntrica
(dejándose a un lado la sensibilidad en disciplinas donde es necesaria como el arte en la
cual sus máximos exponentes como Da Vinci ponían al cuerpo del hombre como
prioridad, desde un punto anatómico y científico); aunque posteriormente el hombre fue
reducido a la experiencia del desarrollo científico-técnico, que consideró al hombre
como una máquina de producción, cuya eficacia humana se ve reflejada en la capacidad
tomar decisiones orientadas a la generación de capital.

En referencia a lo anterior, la condición actual desconfiguró la concepción del hombre


como centro del universo, del hombre pensante, del asunto reflexivo en torno a la figura
humana, de la pérdida de los valores trascendentales, el desconocimiento de la dignidad,
la capacidad sensible, el reconocimiento de su dimensión espiritual y su emocionalidad.
De tal manera que el progreso es la única prioridad, sin importar las consecuencias
deshumanizantes que traiga consigo; si bien en la edad media dominaba el teocentrismo
y este guiaba las decisiones del hombre, en la edad contemporánea el mercado se ha
tomado a la sociedad y ahora las personas son productos que compiten, lo que lleva a la
necesidad de decisiones más acertadas, esto con el fin de obtener una felicidad y una
vida modelo como consecuencia del sistema social que oprime los sentimientos dada la
exigencia global creando una maquinaria de poder económico y político que controla
los intereses y los deseos, lo que hace que se vea reducida la verdadera capacidad del
hombre en su verdadera esencia, de ahí que el hilemorfismo aristotélico quede reducido
únicamente a la materialidad de las cosas y de los objetos.

De modo tal que hoy en día el mundo material (el cuerpo) es más importante que el
mundo sensible (el alma), dejando a un lado la necesidad de sentir para dar paso a la
razón con su practicidad y credibilidad en el mundo actual.
Con respecto al contexto contemporáneo el hombre disuelve la relación entre razón y
sensibilidad con el fin de tomar decisiones más acertadas, lógicas y correctas en el plano
epistemológico. Otro aspecto a resaltar en este proceso de disgregación entre la razón y
la sensibilidad, se reconoce únicamente en la inteligencia humana; la inteligencia
racional en contraposición supera lo que los psicólogos modernos denominan
inteligencia emocional, convirtiendo la inteligencia racional en la única válida, que da
certezas y verdades manifestadas ontológica y epistemológicamente. Lo que permite
inferir que el ser humano se convierte en un recipiente que se debe llenar de
información para enfrentar la realidad y tomar las decisiones desde un punto de vista
objetivo y racional, evidenciando que hay más importancia en el hecho de almacenar
información para resolver problemas que en la habilidad de sentir y actuar
intuitivamente según nuestra subjetividad.

3
​Echeverría, R. (2015). ​El observador y su mundo Volumen I.​ JCSáez Editor.
Con base en lo anterior se hace necesario reconocer que uno de los errores que comete
el hombre actual es el de pensar que actúa únicamente guiado por la razón, pues tal y
como lo manifiestan José Luis Turabián Fernández y Benjamín Pérez Franco “Tenemos
sentidos más allá de los cinco sentidos. Y uno de ellos es la intuición. No sólo el arte;
los grandes descubrimientos científicos también surgen de manera intuitiva”4
(Fernández, J. T., & Franco, B. P. 2005, pág. 3), dado que todo lo que se conoce tiene
su origen en la intuición que no es más que el resultado del instinto estimulado por la
forma en cómo se percibe el mundo, es decir, la forma pura de la sensibilidad en la cual
el ser humano se dedica a sentir, más que a pensar.
Así mismo,el doctor en filosofía Fabio Morandín Ahuerma a través de su tesis doctoral
La sindéresis como principio ontológico de racionalidad práctica ​enuncia la relación
entre la razón y la intuición a la hora de tomar decisiones, donde estas se consideran
racionales, al final resulta que no lo son, pues existe en el hombre una inclinación a
cometer errores intuitivos guiados por la sensibilidad (Morandín Ahuerma, F. 2014.pág
22)5. Con base en estas observaciones podemos determinar que ninguna decisión es
tomada racionalmente pues siempre habrá la influencia de la sensibilidad emocional o
intuitiva, pues esta representa el origen de cualquier razonamiento lógico.
No obstante el hombre contemporáneo se ha sumado al pensamiento equívoco que si
razonamos acertadamente, la vida traerá consigo mayores beneficios y por ende se
tendrá una vida mejor. En consecuencia, las emociones son inadecuadas e innecesarias,
configurando una sociedad insensible que se olvida del sufrimiento porque no llegan a
comprenderlo. Esta búsqueda continua de permanecer dentro de los parámetros de la
razón, en el que el hombre infravalora su complemento de sentir, ha llevado al ser
humano, sobretodo en las nuevas generaciones, a llevar una vida carente de emociones.
De ahí que se pueda empezar a apreciar las principales causas de la falta de empatía
dentro de la nueva sociedad, en donde causales como los sistemas educativos y la
búsqueda de la competitividad laboral, ha llevado al ser humano a la toma de decisiones
egoístas, utilitaristas, consumistas y materialista.
En concordancia con lo anterior, el sistema que tiene ahora la sociedad limita la
capacidad sensitiva, que obliga a las personas a cumplir con ciertos estándares a la hora
tomar de decisiones para poder ser considerados competitivos, sin embargo, estos no
abarcan el lado humano; por ejemplo, en la educación deja por fuera el componente
emocional, ético y moral en todas sus dimensiones, la sociedad está más interesada en
crear y programar máquinas que en fomentar humanidad educando personas. Sumado a
esto, en muchos casos, las elecciones profesionales son tomadas bajo el punto de vista
de la retribución económica y la oferta laboral, mas no desde la satisfacción y el interés
subjetivo, es decir, deciden por lo que más les conviene y no por lo que sienten,
siguiendo paradigmas sociales que, en su mayoría, le restan importancia a las carreras
de las ciencias humanas mientras le suman a las ciencias exactas; todo esto ha
fomentado la cultura capitalista, basada en que todo tiene un precio y en el que la oferta
y la demanda son las bases para tomar decisiones acertadas para el futuro laboral.

4
​Fernández, J. T., & Franco, B. P. (2005). La emoción y la intuición como herramientas para gestionar la
incertidumbre en la toma de decisiones en medicina de familia. ​Atención primaria​, ​35​(6), 306-310.
5
​Morandín Ahuerma, F. (2014). La sindéresis como principio ontológico de racionalidad práctica.
Ahora bien, la crisis de la humanidad está representada en una crisis de valores,
generada por el distanciamiento de las ciencias humanas y por ende el olvido y muerte
paulatina de la filosofía, la consecuencia es una crisis moral y por lo tanto una crisis
aguda en la humanidad, pero todo ello tiene su origen en el desencanto de la Europa de
la posguerra, que vieron frustradas las esperanzas y se entra en un estado de decadencia.
Hay decadencia en la medida que se repudian los valores para darle paso a la razón y a
las ciencias exactas y naturales. Ya lo había dicho ​Pericles​: “ Es evidente que se debe
atender más al gobierno de los hombres que a la adquisición de las cosas
6
inanimadas.”(​Rodríguez Zapatero, M., 2016 ) . ​El proceso de deshumanización es una
consecuencia de la necesidad de poder, ya que la filosofía lleva a un pensamiento crítico
y permite que los hombres no sean subyugados, lo cual no beneficia a los dueños del
poder para un control de las emociones y pensamientos en masa.

Teniendo en cuenta lo mencionado en el párrafo anterior, conceptos como la empatía se


han relegado en la actualidad, debido a la falta de comprensión, tolerancia y respeto
dentro de la sociedad. Esto se vio favorecido por la implementación del sistema
capitalista que maneja un estilo en el cual las personas buscan el beneficio propio a
cualquier costo, incluso pasando por encima de los demás, lo que en palabras de
Maquiavelo sería “el fin justifica los medios”7(​Maquiavelo, N. 2010. ​El príncipe Vol.
204)​, lo que fundamenta la cultura del consumismo, que corrompe los valores morales
del hombre. Esto nos lleva hasta el darwinismo social, es decir, una sociedad hecha para
la supervivencia del más apto, de tal forma que el hombre que tome las decisiones más
racionales y que por ende se aleje de las emociones será aquel que logre el éxito social,
donde se aplica la idea del más insensibles es aquel que logra triunfar porque sus
decisiones no se verán nubladas por la incertidumbre de sus emociones.
Sin embargo corrientes del pensamiento como el racionalismo y empirismo han
apartado al ser humano del conocimiento sensible y de una antropología encarnada en
las realidades humanas. Estas ideas a primera vista parecen ser opuestas a la
sensibilidad cuando en realidad tienen un comportamiento más complementario. Esto se
puede apreciar en las palabras de Kant: “Todo nuestro conocimiento comienza por los
8
sentidos, pasa de éstos al entendimiento y termina en la razón”. (​García, 1981, pág.3​)
Esta relación ha sido la que se ha perdido a lo largo de los años. La pérdida de ésta es
una gran fuente de desequilibrio para la sociedad y es la causa de la crisis ética y moral,
que se ha percibido desde hace algún tiempo y que va cambiando las decisiones que
fundamentan las prácticas humanas, al parecer la antropología actual, es decir, la
reflexión en torno al hombre, su existencia, su devenir histórico, se encuentra anclado
en un círculo vicioso, del cual la escapatoria notable sería volver al camino de las
reflexiones filosóficas.
Regresar a los caminos de la filosofía significa retomar el pensamiento subjetivo,
reestablecer un encuentro del yo con el entorno, en el que se emprendan conexiones
entre la razón y la sensibilidad, y por medio de esta unión se pueda llegar a decisiones
más acertadas, por esta razón la ciencia y la filosofía cooperan para educar al hombre ,

6
​Rodríguez Zapatero, M., Rodríguez Jiménez, M., & Rodríguez Alcaide, J. J. (2016). Oîkos en la Grecia
clásica precursora de la familia empresaria.
7
​Maquiavelo, N. (2010). ​El príncipe​ (Vol. 204). Ediciones Akal.
8
​García-Junceda, J. A. (1981). Entendimiento y Razón en la" crítica de la Razón pura".
pues tal y como lo manifiesta el profesor de filosofía Joan Méndez en entrevista con el
diario La Vanguardia​:
“Puede parecer que hoy, cuando la ciencia predomina en el conocimiento, la
filosofía es algo superado; pero la filosofía toca lo esencial del ser humano y está
constantemente actualizándose; la filosofía desarrolla el pensamiento crítico,
reflexivo, analítico, con una visión ética y orientación moral que proporciona
recursos para vivir mejor a título individual; pero también sirve para reunificar el
conocimiento, porque el saber está cada vez más parcelado y especializado y la
filosofía, por su carácter multidisciplinar, es como la madre de todas las
ciencias, es la que aporta conceptos para fomentar el diálogo y los vínculos entre
el arte, la religión, la biología, la tecnología, etcétera” (Joan Méndez, 2015, La
Vanguardia)9
De esta manera, podemos plantear la filosofía como el origen de todo descubrimiento
epistemológico, donde la capacidad de sorprenderse con la naturaleza está
condicionado por la capacidad sensible, que resulta ser infinita.
En consecuencia con lo anterior, investigadores como los especialistas Fernández y
Pérez Franco han manifestado que nuestra primera relación con el mundo se da de
forma emocional, donde los sentimientos forman experiencias; que en conjunto con un
balance consciente y constante de las situaciones que evidencian la transacción entre los
deseos, expectativas y creencias frente a nuestra realidad (​Fernández, J. T., & Franco, B.
P.2005. pág. 2)10, de modo que la existencia del hombre está vinculada a las emociones
y sentimientos, es decir, a la capacidad de sentir y actuar intuitivamente; por lo que , la
experiencia obtenida de la sensibilidad forma la base de nuestras decisiones y acciones
futuras; donde estos dos especialistas han manifestado qu​e “​no existen las decisiones
objetivas sin emociones. Al final, todas las decisiones son emocionales. Los
sentimientos son importantes: motivan nuestras acciones, y nuestra incapacidad para
comprenderlos puede significar que nos perdamos la parte más importante de los
mensajes que envían las personas”11 (​Fernández, J. T., & Franco, B. P.2005. pág. 7).
Todas estas afirmaciones y reflexiones conducen a la estrecha relación entre la
inteligencia cognitiva y la inteligencia emocional, de modo que no se puede disgregar la
una de la otra a la hora de tomar decisiones, pues la falta de emocionalidad representa
una ausencia de intuición, por ende, un decaimiento de la conexión con la sociedad y el
entorno ;en el caso contrario, cuando las decisiones carecen de un sentido racional,
carecen de reflexión y se convierten en impulsos desmedidos. Además, Vicente M.
Simón en su estudio ​“La participación emocional en la toma de decisiones”​(1997),
deduce que :

9
​Méndez J, 2015, ​¿Para qué sirve la filosofía?​ .Diario La Vanguardia.
10
​Fernández, J. T., & Franco, B. P. (2005). La emoción y la intuición como herramientas para gestionar la
incertidumbre en la toma de decisiones en medicina de familia. ​Atención primaria​, ​35​(6), 306-310.
11
​Fernández, J. T., & Franco, B. P. (2005). La emoción y la intuición como herramientas para gestionar la
incertidumbre en la toma de decisiones en medicina de familia. ​Atención primaria​, ​35​(6), 306-310.
"Nos encontramos pues ante una nueva perspectiva; la de tener que considerar
que las emociones, lejos de ser un obstáculo para la toma adecuada de
decisiones, como se ha venido considerando en el marco del pensamiento
racionalista, son un requisito imprescindible para la misma".12
En referencia a lo previamente mencionado y de acuerdo con José Ángel García Retana
“​la persona que se educa debe ser considerada como una mezcla de razón y emoción, de
manera tal que separar estos dos componentes sería atentar contra el carácter humano
del ser ” (​García Retana, J. Á. 2012. Pág. 8)13. A través de estos planteamientos se hace
inaplazable retomar, por medio de la educación, la relación entre la mente racional y la
mente emocional para recuperar la subjetividad del hombre y por ende su humanidad,
de manera que ninguna domine sobre la otra, por el contrario, debe ser un relación
balanceada que guíe al hombre hacia el encuentro con sí mismo, el otro y su entorno;
recuperando los valores que fueron abandonados a causa del surgimiento del
capitalismo y el racionalismo.
En conclusión, tomar decisiones hace parte de las prácticas humanas que conforman y
guían la vida del hombre, estas determinaciones son tomadas bajo la correlación de la
sensibilidad, que representa las emociones y la intuición; y la razón interpretada como el
conocimiento lógico y el deber del ser. El hombre actual presenta una deficiencia
sensible, donde el razonamiento lógico predomina sobre el instinto a la hora de tomar
decisiones, convirtiéndose así en un sociedad insensible que se guía por el materialismo
y por sus interes individuales, excluyendo el bien común; esto desemboca en el
abandono de las prácticas sensibles y por lo tanto de los valores, lo que nos lleva a
tomar decisiones altamente racionales pero con una gran ausencia de emocionalidad,
que a su vez obstaculiza la armonía de la coexistencia de lo seres humanos y su entorno.
Por lo tanto, en el marco de estas olimpiadas se hace imprescindible recobrar la
reflexión sobre el mundo con base a la percepción que tenemos de él, en el que se
retome la construcción del ser humano sensible, d​e tal modo que se excluya la tendencia
de convertir al ser humano en una máquina racional para el sistema industrial y de
producción que ahoga las voluntades, anula los sujetos, reduce los valores y las
intuicion para la construcción de una nueva sociedad más humanizante.

12
​Simón, V. M. (1997). La participación emocional en la toma de decisiones. ​Psicothema,​ ​9​(2).
13
​García Retana, J. Á. (2012). La educación emocional, su importancia en el proceso de
aprendizaje. ​Educación,​ ​36(​ 1)
REFERENCIAS
Echeverría, R. (2015). ​El observador y su mundo Volumen I​. JCSáez Editor.

Fernández, J. T., & Franco, B. P. (2005). La emoción y la intuición como herramientas


para gestionar la incertidumbre en la toma de decisiones en medicina de familia.
Atención primaria,​ ​35(​ 6), 306-310.

García Retana, J. Á. (2012). La educación emocional, su importancia en el proceso de


aprendizaje. ​Educación,​ ​36(​ 1)

García-Junceda, J. A. (1981). Entendimiento y Razón en la" crítica de la Razón pura".


Kant, I., & Larroyo, F. (1977). ​Crítica de la razón pura.​ Porrúa.

Maquiavelo, N. (2010). ​El príncipe​ (Vol. 204). Ediciones Akal.

Meléndez, Y. C. R. (2016). Las emociones en el proceso de enseñanza-aprendizaje.


Revista Vinculando​.

Méndez J, 2015, ​¿Para qué sirve la filosofía?​ .Diario La Vanguardia.

Morandín Ahuerma, F. (2014). La sindéresis como principio ontológico de racionalidad


práctica.

Rodríguez Zapatero, M., Rodríguez Jiménez, M., & Rodríguez Alcaide, J. J. (2016).
Oîkos en la Grecia clásica precursora de la familia empresaria.

Simón, V. M. (1997). La participación emocional en la toma de decisiones. ​Psicothema​,


9​(2).

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