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Parcial Domiciliario.

Materia: Introducción a los estudios de género.

Cuatrimestre: Segundo.

Prof. Tit. Reg.: Tajer, Débora.

Prof.: Ceneri, Elizabeth; Fronza, Lucía Inés; Burna, Ema.

Comisión: 1.

Tema: Amor libre/poliamor como posibilidad de libertad.

Alumna: Mauri, Michelle Evangelina.

DNI: 38.252.094.

E-mail: evangelinamauri@hotmail.com

Grupo: Arpa.

Celular: (011) 1531-552190.

Fecha de entrega: 05/10/2018.


Introducción
Pensar la posibilidad de la libertad en el amor genera la pregunta sobre qué
es, en sí misma, la libertad, por un lado, y por otro, qué es, en sí mismo, el
amor. Estas dos cuestiones deberían analizarse con detenimiento, como
conceptos a no ser vaciados en una abstracción alejada de sus prácticas y de
las interpretaciones singulares que las personas, una por una, puedan darles,
así como tampoco separarlas de las construcciones sociohistóricas que las han
conformado y han establecido qué son o cómo deben ser, enmarcando
normas.

A su vez, si pensáramos en estas dos palabras, podríamos considerar que el


amor ha sido la posibilidad de existencia de las mujeres: existen para amar y
ser amadas, y por ende, existen ancladas a unx otrx, para buscar amor y darlo;
por otro lado, podríamos también pensar que la existencia de los hombres no
es tal, no define su vida el amor, ni su búsqueda, sino que él puede ser
totalmente libre de todo: ser independiente de todxs, buscar sus propias metas
en la vida y conseguir el éxito. Pero, entendidos así, amor y libertad se
contraponen, y aquí lo concebimos juntos: amor como afecto, como
sentimiento, como un lazo con unx/s otrx/s, y con unx mismx; libertad como
posibilidad de elegir, como estar sin ataduras, sin imposiciones. Surge,
entonces, la pregunta: ¿es posible concebir relaciones de libertad y amor como
salida a un extremo de uno u otro? Porque, ni la libertad, ni el amor en sí
mismos, son una captura y dependencia hacia unx otrx, por un lado, pero
tampoco son un despojo total de estx, por el otro (Baigorra, 2006). Así,
¿podríamos encontrar en el poliamor o el amor libre una salida a este
binarismo? A ese binarismo que bien podría llevarnos a la idea de casamiento
o la idea de no-relación comprometida con lxs demás. Y si es posible o si es
sólo una utopía, ¿cómo podríamos pensarlo, construirlo? Desde lo positivo, de
lo que podría crearse y sumarse, y desde lo negativo, por ser conocido y no
querer repetirlo otra vez.

Del amor libre o la libertad en el amor

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Planteadas estas cuestiones, es menester remarcar que el poliamor, en uno
de sus orígenes, responde a la filosofía utópica de Charles Fourier, con
relación al anarquismo y socialismo que planteaban salidas a las imposiciones
sociales estructurantes de subjetividad del capitalismo y el patriarcado. Es un
neologismo que apareció por primera vez en la década del 60, y “añade la idea
de que el amor sentimental y erótico se puede vivir con muchas personas
simultáneamente” (Thalmann, 2008, p.33). Esto último nos indica que puede
tomar, justamente, múltiples formas, y que puede ser algo “a construir”, si se
quiere, con las personas involucradas, como posibilidades. Da cuenta de una
forma nueva de concebir las relaciones, pero con la libertad de hacerlo y no
obligadamente (por ejemplo, se podría estar con una sola persona
establemente, y que no sucediera nada con otrxs). Esto implica romper con las
imposiciones antes mencionadas: dar lugar a la libertad es salir de la lógica
propietaria del capitalismo, de utilizar a las personas como si fueran cosas y a
las cosas como si fueran personas, salirse del individualismo central de la
modernidad que sólo concibe el placer propio, tratar a la familia nuclear como
ahistórica y modelo a (con)seguir. Pero también merece con más detenimiento
el pensar las formas en que los discursos sociales han construido a lo
“femenino” y a lo “masculino”, forjando imaginarios sociales, en tanto
responden a un sistema de producción donde el hombre debe proveer a su
familia, representándola en un mundo público por el cual circula, y manteniendo
alejados sus sentimientos o afectos con respecto a otrxs al no hablar de los
mismos, y sosteniéndose esto en un modelo tradicional del modo de
subjetivación masculina; su contracara, como en una moneda, está construida
por el modelo tradicional femenino, en el cual el desarrollo de la mujer está
dado en un mundo privado (la familia, y si se quiere, privado por ende de
medios económicos para sustentarse ella misma dado que el proveedor es el
varón), regido por los sentimientos en el mito del amor romántico, y los
cuidados como tarea principal de ellas y no de ellos (Tajer, 2009).

Esta libertad de hombre y este amor de mujer dan cuenta de cómo este
ordenamiento social, que produce subjetividades, y el cual tiene lugar en un
mundo de legitimidad y legalización a través del matrimonio, establecen una
imagen fija de cómo deben ser las parejas y las familias, cuando en realidad

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responden a necesidades sociales como lo son el dinero y la herencia en sus
orígenes. Es necesario, entonces, deconstruir estos conceptos para poder
entenderlos como procesos sociohistóricos, que moldean nuestras maneras de
querer, entender, pensar y simbolizar la realidad. Las familias bien podrían ser
diferentes a la establecida como norma: la nuclear (Glocer Fiorini, 2007).

Con todo esto, podría decirse entonces que para pensar en la libertad en las
relaciones amorosas, es necesario romper con muchas estructuras sociales, y
también es necesario lograr una igualdad entre las personas involucradas, y
aquí no puede dejarse de lado la existencia de la diferencia desigualada entre
hombres y mujeres, u hombres como lo “Uno” que dejan de lado a todo lo que
no sea hombre (Hombre=hombre), siendo medida de todas las cosas, tanto a
mujeres como en general a las diversidades sexuales. Esta episteme de lo
mismo se considera desde una dimensión ética (Fernández, 1993), da cuenta
de la supremacía de lo masculino operando en las subjetividades y de cómo
esto se plasma, también, en las parejas. Es necesario crear una libertad en el
amor que permita cuestionar estas concepciones, y así como la monogamia
implica caer en estas construcciones sociales modernas, no se puede caer en
la otra cara de la moneda que intenta cambiar o hacer todo distinto sin concebir
que hay que deconstruir estas concepciones. También, desde la dimensión
política, la distribución del poder da cuenta de una asimetría, que se ejerce
desde lo más coercitivo y violento hasta lo más sutil y cotidiano de los
micromachismos (Bonino Méndez, 2003). Así, esto también implica una
dimensión ética, que considere a esx otrx, que tenga mis mismos derechos y
que no haya privilegios para unxs pocxs, y de esto también da cuenta el amor
libre, puesto que implica que, para darse, exista una igualdad de derechos
sociales, económicos, personales. Ello implica ir contra el patriarcado y contra
el capitalismo, y salirse de sus lógicas para construir algo nuevo, lo cual se
vuelve muy difícil incluso de pensar, y más si debemos reconocer que no en
todas las clases sociales, por ende, podría llegarse a estas formas de concebir
las relaciones.

El hecho de que pueda siquiera pensarse en la posibilidad del poliamor o de


otras formas de relacionarse afectivamente con otrxs da cuenta de un universo
de significaciones que han entrado en crisis. Significaciones sociales,

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organizadores de sentido, que se vienen mencionado en este escrito, de
aquella fijeza tradicionalista que ha podido encontrar modelos de subjetivación
más innovadores (Fernández, 1993). Y esto implica que ciertos mitos sean
cuestionados, como lo son los mitos de la mujer: el mito del amor romántico,
vendido desde muchos lugares y creando existencia en ella, como búsqueda
continua de un hombre que la completaría y que se establece como necesidad,
sentimentalizando los diferentes aspectos de su vida; el mito de la mujer-
madre, como un objetivo también a alcanzar en determinado momento de la
vida y condición sine qua non para ser mujer; y el mito de la pasividad erótica,
como existiendo sólo ternura en lo femenino, y de ahí creando la idea de que
las mujeres “eróticas” se buscan por fuera de la familia. Estos mitos dan cuenta
de ese mundo privado que se ha asignado a lo femenino, de lo poco racional y
lo puramente sentimental que lo determina, y que depende de unx otrx para
existir y subsistir. Romper con esto, sin embargo, no implica que todo es
desechable y que las construcciones nuevas no incluyen nada de lo anterior,
sino que sea necesario tomar lo mejor de aquello. También para su contracara
social, lo masculino. Tener presente esto, deconstruirlo, implica que quizás
pueda corrérselo de un lugar de dependencia, y que exista una autonomía
como la que se le da al varón en libertad. Autonomía como “control de las
propias condiciones de existencia, para actuar de acuerdo a su elección y no a
la de otros” (Fernández, 2009, p.69). Existir con deseos propios, proyectos
propios, que puedan realizarse en el mundo público. Pero, por otro lado,
rescatar y destacar el amor, el cuidado de lxs otrxs, y extenderlo no sólo para
las mujeres: darle lugar a la palabra, al lazo social, a lo que se construye con
otrxs.

Estas dos cuestiones darían cuenta de que no debería haber un apego que
elimine la existencia de una persona por depender en absoluto de otra, pero
tampoco que se genere un desapego total donde en realidad no haya relación
con otrxs, sino un acumulamiento de placeres para unx mismx. Que alguien
sostenga, sin soltar, ni apresar. Que se rompan las ideas de que alguien
pertenece a otrx, en una lógica propietaria que se promueve, donde las
mujeres siguen siendo cosas, que se poseen, y que el hombre puede tenerlas
de a montón en una idea de libertad individualista. Porque, en realidad, si lx

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otrx es una cosa, se niega su existencia, se puede hacer lo que se plazca sin
medir las consecuencias siquiera de estar generándole un daño. Y la búsqueda
incesante de placer propio que establece también la idea capitalista, donde los
que intercambian son los hombres y las mujeres son intercambiadas, y se
establece un control y una propiedad sobre ellas.

Conclusiones

Planteado de este modo, la temática del amor libre resuena en su concepción


de utopía, como ideal a llegar. Pero, plantearlo así quizás no permita admitir su
potencia creadora: como posibilidad, como terceridad frente a la existencia de
un binarismo que plantea la monogamia como lo ya dado, y su contracara en la
negación de lo anterior, un individualismo sin relación con otrxs sino con unx
mismx, sin la existencia de la responsabilidad afectiva. Poder pensar la libertad
en el amor como fuerza emancipatoria de aquellas lógicas que reproducen, en
realidad, una y la misma cosa en el fondo (puesto que no se construye
sanamente una relación con otrxs), da cuenta de una ruptura con lo que se
viene dando, si pueden darse condiciones de posibilidad para ello. Esto último
implica ir más allá de lo social conocido como lugar de resguardo, y también
requiere una deconstrucción constante como punto siempre de partida y nunca
de llegada para poder pensar cómo dar lugar a la novedad. Cómo establecer
un devenir, un admitirse que las relaciones con otrxs pueden ser distintas, y
que se le dé lugar a la palabra, al afecto, a la libertad propia y de los demás, a
poner sobre la mesa los miedos, los celos, los dolores que los intentos de
captura y fijaciones identitarias han marcado en las personas para poder
construir algo diferente, algo que acepte diversidades, sexuales, de
pensamiento, de relaciones, de amores.

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Bibliografía

-Baigorra, O. (2006) Amor libre. Eros y Anarquía. Editorial: Utopía Libertaria.

-Bonino Méndez, L. (2003) Micromachismos: La violencia invisible en la pareja


[en línea], disponible en http://laciutatinvisible.copop/wp-
content/uploads/2014/05/micromachismos_9pdf

-Fernández, A. M. (1993) La mujer de la ilusión. Buenos Aires. Argentina: Paidós.

-Fernández, A.M. (2009) Lógicas de género: Territorios en disputa y De la


diferencia a la diversidad: Género, subjetividad y política. En Fernández, A.M.
Las lógicas sexuales: amor, política y violencia. Bs As. Argentina: Nueva Visión.

-Fernández, A. M. (2013) El orden sexual moderno: ¿la diferencia desquiciada?


En Fernández A.M., Siqueira Peres W. (Comp.) La diferencia desquiciada.
Géneros y diversidades sexuales. Bs. As. Argentina. Biblos.

-Tajer, D. (2009) Modos de subjetivación: modos de vivir, de enfermar y de morir.


En Heridos Corazones. Vulnerabilidad Coronaria en Varones y Mujeres (pp 47 –
68). Buenos Aires. Argentina: Paidós.

-Thalmann, Y. (2008) Las virtudes del poliamor. Barcelona: Plataforma editorial.

Anexo

-Castelli, D. (2017) Amor libre y amor neoliberal. En Medium. Recuperado de


https://medium.com/@danilocastelli/amor-libre-y-amor-neoliberal-
61173e12ba3b

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