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El expresionismo

y la burguesía
de la belle époque
Prólogo:
El ascenso de la burguesía
y la reacción romántica
/…/ esa inquietud innata y esencial a todo hombre, que le
separa de sí mismo y le arrastra hacia lo infinito, hacia lo
elemental. /…/ ese fermento atormentado y convulso que
empuja al ser, por lo demás tranquilo, hacia todo lo peligroso,
hacia el exceso, al éxtasis, a la renunciación y hasta la
anulación de sí mismo. Todo cuanto nos eleva por encima de
nosotros mismos, de nuestros intereses personales y lleva,
llenos de inquietud, hacia interrogaciones peligrosas, lo
hemos de agradecer a esa porción demoníaca que todos
llevamos dentro. Pero ese demonio interior que nos eleva es
una fuerza amiga en tanto que logramos dominarle; su
peligro empieza cuando la tensión que desarrolla se convierte
en una hipertensión, en una exaltación; es decir, cuando el
alma se precipita dentro del torbellino volcánico del demonio,
porque ese demonio no puede alcanzar su propio elemento,
que es la inmensidad, sino destruyendo todo lo finito, todo lo
terrenal, y así el cuerpo que lo encierra se dilata primero, pero
acaba por estallar por la presión interior.

Stefan Zweig, La lucha contra el demonio


/…/ arte de embriaguez, de exaltación, de creación
febril, un arte espasmódico que arrolla al espíritu, un
arte explosivo, convulso, de orgía y de borrachera, el
frenesí sagrado que los griegos llamaron mania
[manía] y que se da sólo en lo profético o en lo pítico.
El primer signo distintivo de este arte es lo ilimitado,
lo superlativo del mismo; un deseo de superación y
un impulso hacia la inmensidad, que es adonde
quiere llegar el demonio, porque allí está su
elemento, el mundo de donde salió.

Stefan Zweig, La lucha contra el demonio


La burguesía de la belle èpoque
Expresionismo nórdico
Una tarde estaba paseando por un camino; a un lado
estaba la ciudad y, por debajo de mí, el fiordo. Me
sentía cansado y enfermo. Me detuve a observar el
fiordo: el sol se estaba poniendo y las nubes se teñían
de color rojo sangre. Sentí que un grito atravesaba la
naturaleza; me pareció que oía ese grito. Pinté ese
cuadro, pinté las nubes como sangre de verdad. Los
colores gritaban.

Edward Munch, Escritos


Expresionismo centroeuropeo
Guerra y crisis
del Occidente burgués
Aquella luz iluminaba la densa humareda generada por
el proyectil, dentro de la cual rotaba una masa de
cuerpos negros, e iluminaba también las sombras de los
supervivientes, que se desbandaban por todos los lados.
Al mismo tiempo resonó un griterío múltiple, espantoso,
un griterío de dolor y de peticiones de auxilio. El
movimiento rotatorio de la oscura masa en las honduras
de aquella olla humeante y ardiente abrió por un
segundo, como una visión onírica del infierno, el abismo
más profundo del Espanto.

Ernst Jünger, Tempestades de acero


De nuestro mundo se ha apoderado un aflujo nuevo y
todavía indomeñado de fuerzas elementales. /…/ La
superficie de la tierra se encuentra recubierta de
cascotes de imágenes que han sido derribadas.
Estamos asistiendo al espectáculo de un hundimiento
que no admite otro parangón que el de las
catástrofes geológicas.

Ernst Jünger, El trabajador


Weimar: cine expresionista
y Nueva Objetividad
Movimiento estético Dimensión del sujeto
Confrontación con la razón

Romanticismo ALMA: fusión con lo absoluto


Caspar David Friedrich

Expresionismo nórdico NEUROSIS: razón perturbada


Vincent van Gogh
James Ensor
Edward Munch

Expresionismo centroeuropeo INSTINTOS INDIVIDUALES: predominio


Egon Schiele de las pulsiones inconscientes
El Puente Inconsciente individual
El Jinete Azul

Expresionismo alemán de los años ´20 INSTINTOS SOCIALES: predominio de las


Cine expresionista pulsiones inconscientes de la sociedad
Nueva Objetividad Inconsciente colectivo

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