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¿Es un Centro de Interpretación un museo encubierto?

Marcelo Martín, arquitecto

Cuando se intenta escribir un artículo sobre un equipamiento en el que concurren varias


acciones y disciplinas afines como la museografía, la interpretación del patrimonio, la
gestión cultural, la prestación de servicios al visitante y más, podemos caer en la tentación
de realizar un manual, un compendio racional de objetivos y acciones organizadas de lo
general a lo particular, como si de armar un mueble de Ikea se tratara.

Nada más lejos de mi intención, no veo otra forma de aprendizaje que la reflexión, la visita
a equipamientos de calidad, la sensibilidad por el patrimonio y el visitante en porcentajes
similares y mucho valor. Tal vez los escolásticos se me tiren a la yugular, pues bien este es
el punto de partida para transferir una experiencia acerca de centros de interpretación o de
visitantes como solíamos llamarlos no hace tantos años.

Antes de definir qué es un centro de visitantes, miremos dónde estamos parados y qué
sucede en derredor nuestro.

El espíritu de la época1 (hiperrealidad)

Vamos a exagerar un poco, porque si nos mantenemos fuertemente atados a nuestra


cotidianeidad corremos el riesgo de no ver bien qué está sucediendo en nuestras relaciones
sociales globales y locales, y de ello dependerá en buena medida el porqué de un
equipamiento como un centro de interpretación.

Aunque la realidad que acontece parece ser tan real como cualquier otra, al salir del cine
después de ver una película como Avatar, ver el terremoto de Haití en un telediario o a los
protagonistas de Gran Hermano bajo el edredón, nos cuestionamos qué época nos toca vivir
y pensamos si realmente no nos condiciona a la imposibilidad de definir la realidad,
producto esta del resultado de infinitos cruces y contaminaciones de imágenes e
interpretaciones que nos llegan de los medios de comunicación, sin coordinación y en
permanente competencia.

Leyendo a Braudillard2 vemos que la operación que llevan a cabo los nuevos medios
consiste en sustituir la realidad misma por los signos de lo real. Se trata de una operación
que detiene y reemplaza todo proceso real por su doble. La lleva a cabo una máquina
perfectamente descriptiva que suministra todos los signos de lo real a la vez que
cortocircuita todas sus vicisitudes. La condición actual del mundo es la de una
hiperrealidad, donde el prefijo hiper quiere decir más que, y el término realidad significa
reproducción en vez de producción.

Siguiendo el hilo de nuestra realidad, la Historia es un montón de añicos, entre los que
muchas microhistorias prosiguen la infinita tarea de complejidad a que ha quedado reducida
la historia con minúscula. La condición posmoderna, que no acaba de sucumbir, que no
acabamos de abandonar, con ya casi dos décadas de querer “olvidarnos” de ella, pasa por el
hecho de que la introducción de las nuevas tecnologías influyen en la producción, difusión,
distribución y consumo de los bienes culturales con un estilo nuevo. Lo que realmente
preocupaba al filósofo francés Lyotard3 es que todo ese proceso haya transformado la
cultura en una industria, cosa que él temía y yo creo que, en parte, ya ha sucedido.

La crisis de la racionalidad y las búsquedas de una aproximación holística al conocimiento,


el predominio de la multiplicidad sobre la unicidad; las transformaciones de los modelos de
sociedad, el descrédito de las ideologías políticas, la creciente tensión entre la aldea global
y las culturas locales, el imperio de la sociedad de consumo, el creciente divorcio entre las
formas del poder económico y tecnológico y el mundo de la vida; la ciudad informática que
va reemplazando a la ciudad geográficamente localizada; son estos algunos de los muchos
síntomas que nos hacen sentir la presencia de este punto de ruptura o, como algunos autores
gustan llamar, esta catástrofe.

Destaquemos lo que consideramos positivo. Dentro de los actuales modos de pensamiento


se entiende que en el universo nada existe, nada tiene sentido si no es en relación con
aquello que lo rodea y con el todo que lo contiene. Si trasladamos esta idea a nuestro campo
de interés surgen ricas consecuencias: por una parte que el elemento patrimonial (material e
inmaterial) adquiere su verdadero sentido solamente en relación con su entorno (físico y
cultural); pero, paralelamente, el ambiente mismo adquiere su sentido a partir de su relación
con el componente patrimonial: es decir que ambos cobran significado, uno a partir del
otro.

Coincidimos con M. Waisman4 cuando afirma que “la condición patrimonial” reside
precisamente en la relación entre los elementos patrimoniales y su entorno, entre lo nuevo y
lo viejo, puesto que los nuevos significados que emergen de este conjunto, inexistentes en
cada uno de los componentes de la relación son, los que en adelante se percibirán como
“valores históricos o elementos de identidad”.

Otro criterio de valor se relaciona con la ruptura de los grandes relatos históricos lineales o
concatenados. Asistimos a la sana proliferación de microhistorias: de la vida cotidiana, de
la mujer, de la esclavitud, de las prácticas sexuales, en suma, una ruptura de la trayectoria
única, uniforme, de los acontecimientos y de la vida histórica en general que no parece
posible ya, ni siquiera en el ámbito de una misma región.

El patrimonio como concepto cultural, y por ende de carácter histórico, está fuertemente
condicionado por esta fragmentación de los grandes relatos. Aún cuando se sigue
favoreciendo la valoración de un patrimonio que puede o no alcanzar vigencia a escala
internacional, comienza a ser significativa la recuperación de “patrimonios” con alto
contenido y significación a escala regional y local.
La presencia de los elementos patrimoniales, como evocación y afirmación de una memoria
colectiva, como nexo entre individuos que comparten una historia común, es sin duda
un instrumento útil para restablecer, al menos en parte, el equilibrio entre totalidad
abstracta e individualismo patológico. El primitivo significado del objeto patrimonial
se ha transformado, ha sufrido olvidos, ha adquirido nuevas memorias, y despierta cada
vez resonancias inéditas y cambiantes, al ser leído por nuevas generaciones, en
contextos culturales diferentes y territorios más reducidos.

Como contrapartida, la razón ha sido desplazada sin apenas resistencia por una
“racionalización tecnocrática”. Las leyes del mercado se imponen a las legislaciones del
Estado del Bienestar y la educación se parece más a la aplicación de técnicas de dirección
de empresas que al desarrollo de nuestra capacidad de comprensión.

La idea de progreso acabó por centrarse en sus aspectos más utilitarios.

La expansión del neoliberalismo, a consecuencia de la cual el Estado, custodio natural de


los bienes patrimoniales, tiende a perder protagonismo, pone en peligro un patrimonio ya
amenazado de antiguo por la falta de recursos y de decisiones políticas. Pero aún más
peligro corre al convertirse en un valor de mercado más.

El proyecto de la aplicación de la gestión empresarial al patrimonio, con todas sus


vertientes positivas, ha desembarcado acríticamente en estas latitudes. La necesidad de la
puesta al día del debate patrimonial desde todas sus perspectivas: investigación,
documentación, intervención y difusión no puede dejar de lado esta problemática. Cuando
el mercado se coloca por encima de las necesidades, la cultura, entendida como parte de ese
mercado, hace inútiles todas aquellas empresas que no sean eficaces; así sucede que la
investigación histórica pierde valor frente a una historia como supermercado de imágenes;
las restauraciones cobran interés en la medida del marketing cultural y los centímetros de
prensa que generan; la documentación solo importa cuando se digitaliza y es pasible de
convertirse en productos interactivos de distribución masiva, y las disciplinas como la
museografía y las técnicas expositivas ingresan definitivamente en el campo de la
comunicación5.

La escenificación de la cultura y la competitividad territorial

El Patrimonio Cultural en particular, y poco a poco el Natural, se escenifican. Abandonan


una necesaria omnipresencia para transformarse en simulacro en la actual competencia
territorial por el poder que brinda el negocio turístico-cultural.

Los gestores de patrimonio buscan nuevas fuentes de financiación de sus caras actividades
en pos de una justificación de su existencia continuada. Luego, los turistas llenan los vacíos
y aportan dinero a sus tiendas.

La industria turística busca nuevos productos para su demanda (selectiva, inconstante,


dependiente de la moda, sofisticada). El patrimonio ofrece estar en todos sitios, acceso
libre, fácilmente “manipulable” en productos cambiantes.
Las gerencias de urbanismo buscan nuevas fuentes de bienestar y desarrollo económico y
social. El patrimonio se ofrece como recurso existente y gratuito; cohesión social e
identidad local. Por otro lado el patrimonio puede ser consumido por el turista y el
ciudadano local; se “supone” que no corre riesgos ante ambos consumos, que no disminuye
el interés por el uso de unos y otros simultáneamente y que los costes y beneficios son
proporcionales para cada grupo6.

Según el geógrafo inglés David Harvey7 el problema también estriba en la relación actual
del territorio y el capital. La producción del espacio es un aspecto central de la economía
capitalista. Ahora mismo volvemos a vivir una crisis cíclica del auge de la construcción en
el mundo. Lo que se vincula con la competencia ínter territorial, concretamente entre
municipios, regiones y Estados. Sigue Harvey en una entrevista: la única manera con la que
un lugar puede competir para atraer inversiones consiste en crear un buen clima para los
negocios, y a veces, incluso, subvencionarlos. Crece la homogeneización de los paisajes
construidos. Los políticos desean gobernar ciudades y territorios que atraigan el capital,
pero al mismo tiempo, cuando este llega, trae consigo las mismas tiendas, los mismos
equipamientos, de los que la cultura no es ajena. Así, de pronto, la ciudad pierde esa
cualidad particular que la hacía única, y pone como ejemplo a Barcelona después de las
Olimpíadas y nosotros a Manchester que hemos podido visitar hace poco.

En muchas ciudades existe una gran tradición cultural que está siendo tratada como
mercancía por la industria turística. Y agrega Harvey que luego está lo que denominaremos
“invención de la tradición”, incluso la creación de nuevas historias, como alguien que
encuentra un objeto histórico perdido y hace de él algo especial, construyendo un mito a
partir de la nada, o casi. Un proceso que él asimila a encargar una firma de arquitectura
prestigiosa con lo que posicionar a la ciudad, como el ejemplo de Bilbao, con lo que no
estoy totalmente de acuerdo pero no es este el momento de tal debate.

Sólo unos poquísimos productos patrimoniales pueden por si mismos sostener un turismo
local. Se requiere una amplia gama de productos y actividades complementarias que
forman parte del universo del turista. Los productos patrimoniales están a su vez inscritos
en redes de otros tipos de lugares ya sea ofreciendo atractivos complementarios o similares.

El turismo cultural está siempre atado al concepto de la moda. Igual que el consumo
general, el turista cultural ejercita una elección cada vez más caprichosa, arbitraria e
inconstante.

Ahora cabe definir qué es un centro de interpretación

Es evidente que entre los dos primeros apartados y este que inicio faltaría una explicación,
una relación de causa y efecto que, sin más, dejamos que realice el lector; porque cada uno
sabrá relacionar e interpolar de acuerdo a su ubicación geográfico cultural.

Dijo un filósofo de barrio argentino que definir la imbecilidad nos involucra, luego, aportar
definiciones es a veces una tarea inútil por lo compleja y arriesgada o sencilla y
tranquilizadora de conciencias ávidas de tener todo amarrado a la hora de saber qué hacer
en la vida o, en el caso que nos ocupa, en la vinculación del patrimonio con la sociedad.
Muchos hablan de centros de visitantes… otros de interpretación…
Joan Santacana Mestre en Museografía Didáctica, Museos y Centros de Interpretación del
Patrimonio Histórico define el centro de visitantes como un espacio de comunicación
fundamental; su función es hacer comprensible, interesante y apetecible la visita al
patrimonio que presenta. Este Centro está formado por un conjunto de elementos que
intenta hacer comprensibles y deseables unos contenidos a todo tipo de personas; su
lenguaje debe ser variado, adaptado a niños y adultos, visual y auditivo, con múltiples
elementos interactivos. Es, por lo tanto, todo él una institución didáctica.

Jorge Morales Miranda8, afirma que lo más correcto hoy en día (su libro es de 1997 y
escrito unos cuantos años antes) es adoptar el concepto de centro de visitantes en lugar de
centro de interpretación, dejando esta última denominación para uso de los profesionales.
Habla de sus necesidades, de sus funciones, de consideraciones para el diseño y hasta nos
ofrece recomendaciones básicas para su construcción, pero se cuida mucho de no
definirlo… y eso lo deja para profesionales e instituciones norteamericanas.

Para los que necesiten un manual recomendamos el Hicira9, que define el centro de
interpretación como instalaciones creadas para evaluar el patrimonio cultural y/o natural de
un determinado lugar o un área geográfica determinada y transformarlo en un producto
educacional, cultural y/o turístico. Normalmente utilizan diferentes sistemas de
comunicación de forma que los visitantes pueden conocer un parque natural, un territorio
específico o un evento a partir de un discurso interpretativo que lo singularice. Diferentes a
los museos, no tienen como objetivo fundamental coleccionar, preservar y estudiar objetos
originales (aunque tampoco lo excluyen), sino facilitar una comprensión de los valores
culturales y naturales, cumpliendo una labor de sensibilización y educación que utiliza el
área patrimonial como referente. Como estrategia de presentación, estos centros
básicamente utilizan una presentación escenográfica, con la ayuda de elementos
tecnológicos y audiovisuales, para promover e incentivar el descubrimiento del patrimonio.

La complejidad que brindan los sistemas de comunicación del patrimonio se traducen en la


actualidad en múltiples espacios y técnicas para presentarlo: en el interior de un edificio,
dentro o fuera de su propio contexto; mostrándolo in situ, intermediando el contacto directo
a través de personas o medios, o destacándolo en el territorio como parte de un paisaje
cultural urbano, rural o natural, integrándolo como elemento de la memoria histórica.

A veces el patrimonio se presenta de forma directa, a través de un objeto original, de


réplicas, de imágenes, de una forma más pasiva o más realista, a través de grandes montajes
y exposiciones o de producciones expositivas de pequeño formato. Hoy en día podemos
hablar de la coexistencia de varios espacios de presentación del patrimonio: los museos; los
equipamientos que presentan el patrimonio in situ, como los yacimientos arqueológicos o
los sitios de interés natural, entre otros; los centros de interpretación, que nos ocupan y,
finalmente, los territorios museo o los sistemas patrimoniales o museísticos integrados,
desarrollados dentro del marco de la nueva museología, la renovación de los ecomuseos y
las estrategias de desarrollo local y regional. En la práctica, estas tipologías de
equipamientos patrimoniales se mezclan y entrelazan, tomando en cada caso concreto
elementos que son propios de tipos distintos.
Por tanto un Centro de Interpretación no es un Museo. No es, tampoco, un centro de
investigación. No es una oficina de información con exposición. No es un equipamiento
para la educación ambiental. Porque un museo es un espacio cultural especializado que
reúne una colección de bienes muebles que se exponen a partir de un proyecto museológico
y museográfico. Una institución sin ánimo de lucro al servicio de la sociedad y de su
desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga comunica y expone, por
razones de estudio, educación y disfrute, evidencias materiales de los pueblos y de su
contexto. Son centros donde se ofrece una lectura formal del objeto, en un sentido más
neoclásico donde, a partir de las premisas de investigación, conservación y difusión de los
fondos, el objeto cobra el papel de protagonista. Una institución del Patrimonio donde
puede o no haber Interpretación del Patrimonio.

Un Centro de Interpretación es a un Museo lo que un placebo es a una medicina. Y


todos sabemos que un placebo es una sustancia que, careciendo por si misma de acción
terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si este la recibe convencido de
que esa sustancia posee realmente tal acción. Y a veces, muchos visitantes están
persuadidos que un Centro de Interpretación les va a curar de sus necesidades de
comunicarse con el Patrimonio natural y cultural.

A muchos de los profesionales que trabajamos en y con la IP nos gustaría que un Centro de
Interpretación fuera un importante y planificado soporte del enfoque metodológico y de
gestión del patrimonio como la Interpretación del Patrimonio, que busca que el visitante
explore e interactúe con el patrimonio, y pueda conocer un parque natural, un yacimiento
arqueológico, un centro histórico, un territorio concreto o un acontecimiento a partir de un
discurso interpretativo potente y movilizador.

Nos gustaría que fuera un equipamiento bien diseñado que invite al público general a
reflexionar sobre el uso sostenible de los recursos naturales y culturales, a valorar y
contribuir a la conservación del patrimonio natural y cultural y a comprender y apoyar las
medidas de gestión adoptadas por la Administración cultural o ambiental con este fin. En
suma, un equipamiento que ayude a cambiar las actitudes y comportamientos del visitante
respecto al patrimonio que se le presenta.

Siempre hemos creído que a un centro de interpretación se le exige demasiado, como si de


un lugar mágico se tratara, y muchos políticos y gestores del patrimonio sueñan con que sea
la solución y la panacea de la difusión del patrimonio, sin director, sin empleados, con
medios audiovisuales potentes, una tienda rentable y si es posible cafetería y
estacionamiento de vehículos. Un artefacto mediático autogestionado que de brillo a la
gestión, reluzca en el panorama cultural y tenga mantenimiento cero (risas).

Sobre esta demanda, la actual propuesta de competitividad territorial por este mercado lo
representan los grandes equipamientos culturales contemporáneos, que van desde los
museos tradicionales recolocados por renovación estética edilicia y de contenidos (British
Museum), generación de nuevos contenedores arquitectónicamente poderosos (Gugenheim
Bilbao) o producción de nuevas formas de presentación del patrimonio “sin patrimonio”
como lo ejemplifican desde hace ya tiempo un híbrido entre museo y centro de
interpretación.

Valga como primer ejemplo en España la Domus, la Casa del Hombre. Ubicado en A
Coruña es, a decir por sus propios gestores, uno de los primeros museos interactivos del
mundo dedicado al ser humano. El edificio es obra del arquitecto japonés Arata Isozaki y
tiene más de doscientos módulos interactivos para divertirse y reflexionar sobre las
características de la especie humana. http://www.casaciencias.org/domus/.

La Exposición Permanente del MUVIM, Museo Valenciano de la Ilustración y la


Modernidad http://www.muvim.es/home.html , llamada "La Aventura del Pensamiento",
ofrece un recorrido por la cultura occidental, desde la Edad Media hasta nuestros días. Se
trata de una innovadora exposición que incorpora una tecnología y un tratamiento de
contenidos altamente novedosos. La visita al MUVIM permite acercarse a una nueva
manera de entender el museo como espacio de interacción cívica y de reflexión sobre los
problemas y la fisonomía de nuestra sociedad actual, a través de sus exposiciones
(permanente y temporales), de ciclos de conferencias, de proyecciones audiovisuales, de su
Biblioteca y Centro de Estudios o sus talleres didácticos.

El objetivo del Museo de Historia de Cataluña, en Barcelona


http://www.es.mhcat.net/mhc , es "conservar, exponer y difundir la historia de Cataluña
como patrimonio colectivo y fortalecer la identificación de los ciudadanos con la historia
nacional". Para alcanzar estos objetivos, el museo "tiene que incentivar y organizar
actividades de difusión y promoción de la historia de Cataluña y cooperar en su
divulgación y estudio». El edificio que hoy conocemos como Palau de Mar corresponde a
los antiguos Almacenes Generales de Comercio (AGC), el único edificio conservado del
viejo puerto industrial de Barcelona. El recorrido histórico tiene una presentación amena y
divertida, en la que se puede interactuar tanto con la maqueta de un castillo o un personaje
contemporáneo, como vestir una armadura y montarse en un caballo de proporciones reales.
Tal vez un marcado sesgo nacionalista tiña muchos hechos históricos sin la suficiente
objetividad.

Quiero presentar dos ejemplos de Brasil, El Museo de la Lengua, inaugurado en San Pabo
en el 2006 http://www.museulinguaportuguesa.org.br/museudalinguaportuguesa/index.html
presenta lo que ellos denominan una forma expositiva diferenciada de las demás
instituciones museológicas de Brasil y el Mundo, aseveración un poco exagerada porque no
va mucho mas allá que museos de la ciencia y de la tecnología en Europa y Estados Unidos.
Aunque es verdad que, como también ellos mismos nos dicen, la preservación y
presentación del patrimonio inmaterial, tan complejo y variado como musealizar la propia
lengua no puede realizarse en una vitrina ni una redoma de vidrio para exponer al público.

Em um mundo altamente globalizado, onde tudo se parece, cada vez mais será importante
a preservação do patrimônio imaterial (diferencial identitário de povos, nações e
comunidades) e a criação de espaços dedicados a esta função.

El otro gran ejemplo es el Museo del Fútbol en San Pablo


http://www.museudofutebol.org.br/historia/ , en las instalaciones del estadio de Pacaembú.
Tal vez nuestro comentario no sea del todo objetivo… quizá se nos filtró esa vena futbolera
que muchos argentinos llevamos dentro… pero es uno de los museos más emocionantes y
con más tecnología punta que he visitado en mucho tiempo. Y no reniega de ser Museo en
tanto se expone una gran cantidad de objetos, fetiches, cánticos, goles radiados y
televisados, y hasta la posibilidad de ver la osamenta de Ronaldinho en 3D haciendo
maravillas con el balón. No creemos que ni siquiera Inglaterra hubiera hecho este museo de
un sentimiento nacional e identitario como es el fútbol para los brasileros. Vaya este texto
de muestra que nos presenta la sala más increíble del equipamiento: la torcida, la hinchada.

Exaltar é tornar alto, sublime, erguer, elevar e celebrar. Nesta sala, o Museu do Futebol
celebra cada torcedor! Nas entranhas da arquibancada, em meio as suas estruturas de
sustentação, o visitante se sente, efetivamente, dentro de uma torcida de futebol.
São mais de 30 cantos e gritos de incentivo que se completam com imagens de cenas
emocionantes das mais famosas torcidas de clubes de futebol do país. Numa experiência
coletiva, esse momento especial da visita une os sentimentos do torcedor e faz desatar e
fluir sua paixão pelo clube adorado.

Además de estos híbridos museo/centro de interpretación, estos productos mediáticos,


costosos, políticamente correctos, emblemas de identidades y pasatiempo rentable de la
sociedad, existen otras modalidades de equipamientos que queremos dejar retratados en
este artículo.

El centro de interpretación de…


… la prehistoria; el ferrocarril del sur; el aserradero del bosque; de la batalla de las lanzas;
del queso y del jamón; de la matanza del cerdo; del lago Ness; o de cualquier
acontecimiento, sitio o actividad lúdico productiva del hombre (y la mujer) que es motivo
de interpretación y explotación cultural (y comercial), y que no necesariamente está ligado
a un territorio o un espacio natural concreto.

El centro de interpretación del …


Parque Natural, casco histórico, paraje natural, barrio, camino o ruta, puerto, complejo
industrial, o de cualquier territorio o fracción de él que por sus dimensiones y complejidad
necesita un lugar donde el visitante comprenda todo lo que supuestamente luego irá a
visitar

El centro de visitantes
Histórica denominación del hoy centro de interpretación cuya verdadera finalidad era (y es)
orientar, informar y estimular la visita del público; posee servicios amplios para el visitante
y desde ese punto de vista, puede ubicarse en los accesos a un territorio o ciudad, donde
parten rutas e itinerarios guiados pero nunca como fin último de la experiencia patrimonial.

Otro híbrido entre centro de interpretación, de visitantes y oficina turística


Un ideal, son muy pocos. Fue en Holanda donde hace muchísimos años visitamos la
denominada por ellos oficina turística, donde encontramos una exposición y maqueta de la
ciudad, unos paneles provocativos de lo que podíamos visitar, una tienda de recuerdos y
otra de libros, guías y manuales de viaje en varios idiomas; una estafeta postal (hoy unos
ordenadores para e-mail); un pequeño bar y finalmente una gran recepción con mostradores
para la atención personalizada. Casi nada.
Todas estas modalidades, con excepción de los que quisieron permanecer bajo el concepto
de museos, han asumido el nombre de Centros de Interpretación. Centro por “moderno” e
indefinido e Interpretación por intento de dar respuesta contemporánea a lo que podría
perfectamente denominarse el uso contundente de las denominadas nuevas tecnologías (no
tan nuevas a mi entender), o el sueño perdido de aquella nueva museología; ya que muchos
Centros de Interpretación carecen de Interpretación del Patrimonio (IP), en tanto disciplina
que posee una amplia gama de pautas y directrices metodológicas para la comunicación con
el público, para la presentación del patrimonio in situ a ese público, y para transmitir un
mensaje impactante que, en lo posible, trascienda al mero hecho de la visita (Morales op
cit.).

Para qué sirve y cuándo proyectar un centro de interpretación

¿Para el político que se ve presionado por la realidad y necesita convertir el apoyo


necesario para mantenerse en el poder en equipamientos “inaugurables”?
¿Para el arquitecto que sueña con su propio monumento y utiliza un equipamiento para
perpetuarse?
¿Para el historiador o el biólogo que quiere convertir los contenidos de un equipamiento en
su tesis doctoral?
¿Para el museógrafo que ante la paupérrima realidad laboral quiere utilizar todas sus ideas
de los últimos veinte años?
¿Para la empresa de montajes expositivos que quiere colocar la última tecnología a precios
más que rentables?
¿Para el técnico de la administración que debe gestionar su diseño y construcción y aspira a
ese despacho con ventana?

Seguramente no.

Hay dos modalidades claras para responder estas preguntas, una es la verificada necesidad
de un equipamiento que ofrezca servicios amplios al visitante de un territorio o sector de la
ciudad para mejorar la calidad de su experiencia; la otra es la necesidad de la
administración de ese territorio o sector de la ciudad de diversificar su oferta de ocio
cultural y de tener una presencia competitiva en el mercado del turismo cultural a nivel
local.

Tenemos el derecho de afirmar que ambas vías son totalmente complementarias, sí, pero de
desde un punto de vista de la gestión patrimonial no tanto, porque en la segunda visión del
tema, a veces, no hace falta un centro de interpretación y se apela a ello como un recurso
más de los que muchas veces se carece. Mi heterodoxia me permite afirmar que considero
razonable la creación de un centro de interpretación bien diseñado y gestionado, aún
cuando los recursos naturales y culturales de un territorio no lo demanden. Salvo que, la
economía regional permita la realización de un museo en toda regla y entonces apuesto por
esta solución.

En ambos casos la decisión de realizar un centro de interpretación debe resultar siempre de


una planificación integral (territorial, interpretativa y turística) y nunca como un acto a
priori… si nadie piensa que deba proyectarse una escuela sin planificar dónde y cómo,
porqué no hacerlo con un equipamiento cultural, tan caro y necesario como una escuela.

El verdadero meollo de la cuestión no está en si hacemos o no hacemos centros de


interpretación sino para qué, para quiénes y qué modelo de centro se hace necesario.

Un Centro de Interpretación o de Visitantes es, en definitiva, un equipamiento de uso


público que ha sido diseñado en función de varios factores.

En primer término y como condición imprescindible, como una necesidad producto de una
planificación del uso público y en respuesta a un plan de servicios interpretativos, y no
como un producto determinado por una voluntad a priori.

De esta primera premisa se derivan todas las demás: para resolver problemas de impacto de
visitantes (control de público, puede superar la demanda y es mejor diversificar la oferta);
para ofrecer un servicio y una atención a los visitantes, tanto en la recepción de los mismos
a un sitio o espacio natural como a su partida; para brindar interpretación básica de los
valores y rasgos del espacio que, por su amplitud y complejidad no pueden ser alcanzados
de manera global en una visita o a lo largo de un recorrido. Por tanto en este punto citamos
a Jorge Morales, se tiene como objetivos:

• Estimular la visita y el recorrido del sitio


• Ofrecer una síntesis comprensible de sus valores
• Información complementaria que de profundidad y amplitud a la visita
• un complemento interesante de la interpretación in situ,
• una contribución a presentar los rasgos que vienen marcados por la alta
temporalidad del sitio y que dejan de ser visibles en determinadas épocas del año.

Agregamos una premisa que me parece interesante, para servir de punto de inflexión entre
dos experiencias bien diferentes, la vida cotidiana y sus preocupaciones y una visita
voluntaria y programada a un sitio natural, una ciudad, un yacimiento arqueológico o una
ruta temática y/o paisajística.

Pero por encima de todo esto y como prioridad: brindar servicios al visitante, solo, en grupo
o en familia.

Básicamente un centro de este tipo debe cubrir tres frentes: informar, orientar y brindar
claves intelectuales y emocionales para disfrutar la visita.

Un buen servicio de información contempla desde la señalización del aparcamiento,


sanitarios y senderos hasta el trato personalizado al visitante para solventar sus necesidades
de tipo variado. ¿Dónde podré comer luego? ¿Hay un sitio para merendar? ¿Hay un guía,
una audioguía, un libro o un folleto que me acompañe?

El centro debe estar muy bien dotado para este servicio, tanto como de una buena
presentación o exposición interpretativa. Aquí sí, son necesarios ordenadores con
información, paneles con mapas y folletos y sus propuestas de oferta en el territorio o la
ciudad en su conjunto. ¿Que esto lo suple una oficina de información turística? Puede ser,
pero no siempre hay una en un sitio que se ha planificado como carente de recursos para
comunicar el patrimonio y en todo caso, en esas oficinas se sabe poco de las claves para
conocer y disfrutar de los recursos naturales y patrimoniales y el trato se limita en muchos
casos a “mostrar lo que hay” o indicar precios, modalidades y direcciones. Que podemos
trabajar conjuntamente y hacer un híbrido oficina turística y centro de visitantes, pues
claro!

Orientar es más que informar, es ayudar a que el visitante sepa qué es lo que realmente
desea o al menos que se aproxime a ello. ¿Tengo cierto tiempo para la visita qué me
aconseja? Venimos con mi madre y niños pequeños; ¿qué hacemos?; nos gusta disfrutar de
una comida al aire libre; ¿hay posibilidades de fotografiar animales?; nos dijeron que sólo
aquí hay esto o aquello ¿es verdad?

Es evidente que la preparación del personal que atiende al público debe ser acorde con la
calidad del servicio que deseamos prestar. Muchas veces solo se piensa en ellos como “un
puesto de trabajo” cuando en realidad de su eficacia dependerá la evaluación que el
visitante haga de todo el centro e incluso de su apreciación de todo el patrimonio que se le
presenta.

Dicho personal debe contar con una buena batería de recursos técnicos, audiovisuales y
gráficos que apoyen su gestión.

El Centro podría ser, además, hasta una central de reservas de hostelería, gastronomía,
turismo de aventura o cultural y alquiler de automóviles. Creemos no exagerar, las últimas
tendencias en Estados Unidos son de este tipo de servicios junto a los tradicionales de
bienvenida, orientación, servicios de guías y exposición interpretativa.

Estacionamiento de vehículos, servicios sanitarios limpios y amplios, incluso con sitio para
cambiar al bebé; cafetería; tienda de recuerdos y bibliografía específica, lugar de descanso,
punto de encuentro exterior para inicio o final de recorridos guiados; mirador; etc. etc. son
todos los complementos funcionales posibles que se esperan tengan los centros de
recepción de visitantes o centros de interpretación en la medida de las posibilidades.

Agregamos que debería cambiarse la tendencia del diseño y ejecución de estos centros,
equilibrando mucho más los servicios al visitante con la exposición interpretativa o la
presentación de los valores y claves del territorio. Cada centro debería tener un espacio bien
dotado para una o varias empresas de guías intérpretes, o turismo de aventura, quienes
podrían planificar y mejorar sus recorridos y productos en forma conjunta con los gestores
del centro, sean estos públicos y/o privados. Sí, hablamos de gestión, de qué sino…

¿Dónde ubicar un centro de interpretación? Hay muchísimas respuestas, tantas como casos
que lo requieran pero, generalizando, diremos que donde lo indique la planificación de los
servicios de uso público o la planificación cultural que se haga de un territorio. En realidad
ambos son lo mismo, solo que todavía faltan puentes de entendimiento entre los gestores
del patrimonio natural y cultural.
Hay un patrimonio disperso con una fuerte unidad temática, por ejemplo una serie de
molinos en el cauce de un río de las sierras; un ecosistema territorial; un conjunto de
edificios de un arquitecto o un estilo artístico particular; un centro histórico, una paraje
natural con unas ruinas arqueológicas; doce poblados indígenas en un territorio; la
producción de cerámica en pequeñas fábricas familiares de una ciudad; una estación de
ferrocarril en desuso en medio de un barrio obrero; no sé creo que podría seguir hasta el
infinito. Todos estos casos, independientemente de esos grandes equipamientos como
centros de interpretación de la navegación, el flamenco o el tango, etc. que son producto de
políticas culturales más que de necesidades locales, son propicias para la creación de un
centro de interpretación bien gestionado.

Insistimos con la gestión porque, al menos en España en esta última década, hacer centros
de visitantes se entendió como plantar árboles, puede que den sombra pero pueden que se
sequen porque no está previsto regarlos; deben vérselas por si mismos con el medio que les
tocó en suerte.

Los centros de interpretación son necesarios:

• cuando debemos asistir a un visitante no local que viaja para llegar a un territorio
que no conoce o, en muchos casos, conoce solo por Internet;
• cuando debemos potenciar de forma centrada y visiblemente atractiva la historia o
el devenir de un grupo humano asentado en un territorio, hostil o no pero al que ha
dotado de bienestar a través de su productividad;
• cuando las relaciones del hombre y el medio, y/o de la vida circundante entre
animales y vegetales es tan compleja y rica, que sirve a nuestros fines
conservacionistas;
• cuando un grupo humano decide mostrarse en toda su realidad como ejercicio de
identidad colectiva;
• cuando una planificación de recursos lo estime necesario y no son pocas las
ocasiones.

No se trata de interpretar el mundo, solo de obtener resultados positivos de la sinergia entre


los recursos patrimoniales y la explotación sostenible de los mismos para un desarrollo
local.

¿A quién va dirigido un centro de interpretación?

Aunque en sentido amplio, un Centro de Visitantes va dirigido al público general,


entendido éste como aquel visitante o grupo de visitantes que acuden al equipamiento sin
verse sometidos a ningún programa ni obligación, se entiende que es necesario hacer una
segmentación del público para facilitarle el disfrute de las oportunidades y la comprensión
de los valores que les ofrece el espacio natural protegido o el sitio arqueológico. Las
reflexiones que siguen son producto del trabajo de mi amigo y colega Juan Manuel Salas,
técnico de la Empresa de Gestión Medioambiental de Andalucía y con quien hemos
compartido cursos y diseño de centros durante muchos años.

La mayoría de los profesionales de la gestión del patrimonio sostenemos que un centro de


visitantes o de interpretación no está destinado a público infantil en grupos y sin sus
familias. La realidad nos dice que una vez inaugurado la rentabilidad de su uso hace que
grupos de escolares lo visiten con fines curriculares de sus programas de estudio. En tal
caso, tenemos que hacer un tratamiento específico, de tal manera que no interfieran con las
actividades del público general. Para ellos será necesario disponer de un material didáctico
relacionado con el currículo escolar. Su aplicación será tanto para el Centro como para el
exterior de éste. Debe tenerse en cuenta que pueden realizarse acciones educativas como el
cuaderno del profesor, folletos específicos, que den sentido didáctico a algunos de los
muchos recursos y medios interpretativos destinados al público general, de forma de
brindar otras lecturas (no interpretativas pero si didácticas) y usos a un mismo
equipamiento. En todo caso siempre es preferible diseñar para este público aulas de
naturaleza, talleres didácticos, centros de educación medioambientales, como respuesta más
adecuada al servicio que se quiere impartir.

El perfil predominante de visitantes al que van dirigidos los contenidos y las dotaciones a
implementar en el Centro de Visitantes está representado por grupos familiares y de amigos
que visitan el espacio en su tiempo de ocio y no sujetos a un programa educativo.

En cuanto al público extranjero, tendremos en cuenta al visitante anglohablante o que


comprenda el idioma inglés. Para ello, los textos informativos e interpretativos se
traducirán a este idioma. Por otro lado, nos parece interesante tener en cuenta a los
visitantes que hablan o entienden el idioma alemán, ya que representan un porcentaje
interesantes de las visitas.

Consideraremos igualmente a los discapacitados en sillas de ruedas y a aquellas personas


con discapacidad física transitoria o limitaciones en la movilidad, para que esto sea posible
tendremos en cuenta la adecuación en su diseño de los elementos expositivos y
dispondremos elementos funcionales a propósito (bancos de descanso y apoyos). En
cualquier caso, eliminaremos las barreras arquitectónicas teniendo en cuenta la normativa
de obligado cumplimiento.

También tenemos que considerar en un espacio natural o en un sitio arqueológico o de


valor patrimonial-cultural a los que Freeman Tilden10 denomina “aficionados felices”,
importante segmento al que se le puede proporcionar información especial que les facilite
su particular disfrute en el territorio.

Los residentes también deben disponer de un lugar en el Centro de Visitantes, una zona en
la que se muestren contenidos en los que el territorio objeto de interpretación se relaciona
con el pueblo y su entorno de influencia, para crear vínculos afectivos con el espacio
natural protegido, en el caso de que el Centro no esté destinado a ellos.

Actos fallidos
Ya hay mucho camino recorrido en el diseño y construcción de equipamientos para la
mediación entre el público y los recursos patrimoniales, pero una casi nula lectura de los
trabajos de evaluación que se han llevado a cabo, al menos en España en la universidad o
en centros de estudios ligados a ella. Uno de estos trabajos, el de Araceli Serantes en A
Coruña posee una serie de reflexiones que son, a mi entender, un buen reflejo de estudios
de mayor alcance y sobre todo un buen eco de lo que los que nos dedicamos a este trabajo
observamos de forma individual.

Para comenzar digamos que el modelo de gestión de la difusión del patrimonio a través de
un centro de interpretación tiene una casi nula presencia en las legislaciones del patrimonio
y por tanto carecen de regulación, ordenamiento y objetivos claros. Lo cual, para este
heterodoxo que escribe, puede ser tan positivo como negativo porque la distancia que
media entre la legislación y la efectiva gestión patrimonial es lo suficientemente amplia
como para quepan demoliciones y contaminaciones del medio. Pero voy a ser sensato, es
mejor que tengan una figura de trabajo y una ubicación en el ámbito de la difusión
territorial y no se escapen de la tutela general de las instituciones del patrimonio…!

Sobre la observación de que los centros de visitantes no responden a una planificación


cultural del territorio, es casi el tema central de nuestras reflexiones. Muchas veces la
creación de estos centros responden a cuestiones de amistades políticas, aprovechamientos
de edificios singulares sin uso previsto y oportunidades de rehabilitación; gestión de
urgencia de recursos provenientes de instancias financieras nacionales e internacionales (si
no se aprovecha se pierde y ellos quieren un centro de interpretación); o simplemente
porque técnicos colegas convencen al alcalde del municipio a construir o aprovechar un
edificio para un centro de visitantes, como si de un centro dependiera realmente el progreso
de su pueblo.

Otras veces el propio edificio que alberga el centro de interpretación es entendido como un
objetivo y no como un recurso y lo que podía suponer un factor de desarrollo se convierte
en un problema de gestión, una inversión imposible de mantener y/o un impacto deplorable
para el paisaje natural o urbano. Respecto del presupuesto, casi todo él se destina a las
instalaciones, de confort y expositivas, no quedando recursos para personal, mantenimiento
de esas instalaciones, ni mucho menos en dotaciones para la prestación de servicios al
visitante que no sean decirle buenos días, la exposición es ésa y adiós.

Por tanto no hablemos de la formación profesional del/la único/a empleado que atiende,
salvo dignos casos en que la gestión del centro y su tienda, más los servicios turísticos
culturales, son objeto de una concesión y por ende de una empresa pequeña que se dejan las
horas de sueño en la gestión rentable del centro.

También hay problemas en la accesibilidad al centro, en los horarios de funcionamiento, en


las señalizaciones que nos conducen a él, con excepción de los que están en sitios
urbanizados, a condición a veces de haber perdido contacto con el patrimonio que dicen
interpretar. Sin entrar en la estéril discusión de si en el sitio o fuera del sitio, un centro de
interpretación debe tener una cercanía o una inmersión plena en el patrimonio de intenta
valorar, comunicar y propender a conservar.
Recordemos que un centro de interpretación es un ejemplo en si mismo para la ciudadanía
de los valores que dice interpretar y conservar, así su diseño y gestión deben incorporar los
valores de la sostenibilidad y la participación en la gestión de la población local, para
quienes están destinados sus beneficios sociales, culturales y económicos. Es casi inmoral
la contradicción entre los medios interpretativos, su costos, sus niveles de contaminación
(materiales no reciclables) y sobre todo la relación entre la tecnología empleada y el
mensaje que se transmite a través de ella.

Cuando se diseña un CV debe evaluarse su influencia en las actividades turístico-culturales


de la zona (competencias o complementariedad) que redundará en el desarrollo local y que
debe ser comunicada y explicada a la población local. De esta forma, esta concepción del
patrimonio como valor social e identitario implica la participación del mayor número de
colectivos posible, con el fin de dotar al proyecto de centro de interpretación de
instrumentos para potenciar la cohesión y promoción social, la dinamización cultural, así
como aquellos aspectos que pueden influir en el desarrollo económico (participación de
pequeños empresarios, asociaciones de comerciantes y artesanos, etc.)11.

Es fundamental que la población local tenga una participación activa en el proceso de


planificación y en la ejecución de los centros de interpretación. La conservación y
promoción del patrimonio tiene que ser una línea más en los planes para la mejora de las
infraestructuras y servicios básicos ya que la finalidad de todo proyecto de desarrollo es la
mejora de las condiciones de vida locales12.

Algo acerca de sus aspectos funcionales13

Cada centro debe presentar unas peculiaridades y características propias. El marco


institucional, la tipología del patrimonio, los espacios, los públicos y toda una serie de
componentes fundamentales generan una dinámica específica que se concreta en el hecho
de que cada proyecto sea distinto. Es absolutamente imprescindible que el diseño y la
programación de centros de interpretación se produzca mediante el trabajo de un equipo
transdisciplinar integrado por especialistas en las distintas materias implicadas, trabajando
todos a una: museólogos, pedagogos, arqueólogos, historiadores, naturalistas,
comunicólogos, gestores culturales, diseñadores, arquitectos… y es básico que haya un
profesional de la Interpretación del Patrimonio.

Las relaciones funcionales de un centro de interpretación ligado a los valores de un sitio o


territorio pueden sintetizarse en tres; zona de recepción y atención del visitante, la
exposición interpretativa y un espacio polifuncional para audiovisuales, exposiciones
temporales o conferencias. Todo ello asistido por espacios de servicio y mantenimiento.

Estas áreas deberían tener una relación de superficies aproximada a 35% área de recepción
y atención; 35% exposición y 30% sala de usos múltiples y servicios.

Un centro de visitantes puede manifestarse a través de un simple espacio cubierto o, en otro


extremo, un edificio con auditorio, sala de exhibiciones, oficinas, etc., dependiendo de los
objetivos que se quiere lograr y el presupuesto económico de que se dispone. Lo importante
es que el centro no se convierta en un fin en si mismo, sino que cumpla funciones
técnicamente fundamentadas, y que sirva de estímulo al visitante para salir a conocer el
espacio natural o el sitio patrimonial. Muchas veces se construye un centro, y luego se
toman las decisiones sobre qué funciones va a cumplir, y su organización interior

Después de haber diseñado y visitado muchos centros de visitantes me atrevo a definir el


área de acogida al visitante como tan importante y fundamental como la propia exposición.
Debería contener una isla de recepción donde se pueda realizar una atención grupal o
personalizada incluyendo, si no se quiere exagerar, la caja de la tienda y una superficie de
trato a personas con minusvalía física.

Recuerde que un autobús son unas cincuenta personas, a nuestro favor tenemos un guía o
acompañante que se informan por el total o que ya traen información concreta del centro, es
lo ideal.

Cercano a esta isla de atención necesitamos ubicar dos tipos de información, la concreta e
inmediata relativa a nuestro centro (horarios, ofertas, directorio general, novedades, etc.) y
otra más estructurada que se refiera a la oferta amplia del territorio del cual este centro es
su puerta de entrada o cabecera de servicios interpretativos y/o turísticos (planos, rutas,
folletería, ordenador con pantalla táctil). No olvidemos nunca pedir folletos de otros
centros, museos, o recursos que conformen o no una red de servicios y visitas para que el
visitante se oriente en la conformación de su experiencia.

La tienda puede estar atendida por personal específico o por el propio personal de la
recepción. Eso se soluciona con vitrinas con llave y cajoneras cerradas donde almacenar los
productos sin necesidad de ir a un depósito y desatender la recepción. No voy a decir qué
ofrecer en ella pero en lo posible analice o pida asesoramiento sobre merchandising.

Zona de descanso, lectura, o simplemente reelaboración tranquila de nuestra experiencia.


Si no hay definido un espacio concreto para cafetería este sector puede apoyarse con
máquinas automáticas de expedición de bebidas frías y calientes y alimentos envasados.
Recuerde que en zonas climáticamente duras puede completarse con un microondas, vajilla
de plástico y un espacioso contenedor de basura. Para el Río de la Plata no estaría mal un
contenedor de agua caliente para el mate o su similar en otras áreas culturales.

La exposición interpretativa reúne una serie de condicionantes que podrían ser objeto de
otro artículo y como expresamos al comienzo de estas líneas no tenemos el afán de hacer un
manual de diseño de centros sino de reflexiones útiles. Así que recomendamos contratar a
un buen museógrafo sensible al patrimonio, a los visitantes y con conocimientos de
Interpretación del Patrimonio y/o nueva museología.

No obstante la dotación interpretativa que vamos a implementar debe cumplir los siguientes
objetivos de planificación y comunicación del mensaje:

• Integrar los diferentes medios interpretativos al objeto de conseguir la máxima


efectividad en la comunicación.
• Ofrecer al visitante una interpretación inicial y ex situ del Patrimonio estableciendo
varios niveles complementarios de comunicación del mensaje, en función de la
tipología de destinatarios definida.

• Estimular al visitante, a través de la interpretación inicial, a conocer los sitios de


interés.

• Ofrecer al visitante una interpretación in situ de aquellos rasgos del patrimonio


vinculados a la exhibición interpretativa.

• Contribuir a que el público visite el sitio de manera respetuosa con los recursos del
patrimonio y empleando los equipamientos disponibles.

• Contribuir al refuerzo de los vínculos de los habitantes locales con el sitio y el


Centro de Visitantes.

Proporcionar al espacio de usos múltiples de flexibilidad en el diseño y sobre todo en la


dotación de los equipamientos audiovisuales de forma que alternativamente podamos
brindar al visitante un servicio de audiovisual ligado o complementario de la exposición
interpretativa, una exposición temporal sobre temas relacionados con los recursos
patrimoniales del territorio, o un ciclo de conferencias o sitio para reuniones de la
población local en horarios fuera de las visitas de público general.

Baños amplios y limpios, cafetería si cabe y un clima cálido y distendido que haga de la
visita una experiencia estimulante que merezca ser recordada y recomendada a los amigos.

Al planificar un centro, hay varias consideraciones técnicas a tomar en cuenta en su


relación interior exterior.

• las relaciones espaciales, o sea la relación del edificio con otros elementos
vinculados, tales como el estacionamiento, caminos peatonales, caminos
vehiculares, etc. También las relaciones espaciales interiores: ¿cómo se
relacionarán las exhibiciones con la sala de audiovisuales/exposiciones
temporales y los servicios sanitarios? Hay que pensar en el flujo más adecuado de
los visitantes, de manera que la misma planificación del edificio los conduzca
naturalmente a los lugares deseados en el orden deseado.
• la estética es importante para cualquier edificio público en un sitio de
características patrimoniales, naturales o culturales, y aún más para un centro de
visitantes. No debe sobresalir sino parecer como un elemento que combina en su
forma y color con las características naturales del sitio.

Forma parte de un proyecto de CV la dotación con material complementario a utilizar tanto


en el centro como en los equipamientos exteriores, partiendo de la idea de que han de
formar una oferta común de uso público para el espacio natural protegido o el yacimiento
arqueológico. De esta manera, en la exhibición interpretativa del centro de visitantes
presentaremos los rasgos pertinentes y significativos del sitio (interpretación ex situ)
indicando los lugares en los que éstos rasgos son accesibles: los equipamientos exteriores,
lo cuál contribuirá a su uso y a la interpretación del patrimonio in situ.

El guión: temático y expositivo

La exposición tiene como objetivo presentar e interpretar los valores de un sitio con el
deseo de conocimiento, comprensión y disfrute a otras personas. Requiere un conocimiento
global de la cuestión y exige un desarrollo progresivo y articulado de las ideas que
contribuyen a su manifestación. La exposición se puede considerar como opuesta a la
síntesis, pero la incluye en el tratamiento de cada uno de los temas en que se desarrolla.
No es objetivo de este artículo servir de manual de exposiciones sino un referente de
conceptos, temas y acciones por desarrollar, para que el lector las tenga en cuenta a la hora
de trabajar en esa dirección y que esperamos sirvan para una búsqueda y estudio de
metodologías que profesionalicen su hacer.

1. Propuesta de contenidos y definición de ámbitos temáticos.

Todos los manuales y bibliografía sobre la aplicación de la Interpretación del Patrimonio en


la comunicación con el público nos dicen que debemos tener un tema. ¿A alguien se le
ocurre hacer una exposición sin tema? Parece que no, pero debemos aclarar qué queremos
decir con esto. Cuando la interpretación tiene un tema, ésta contiene un mensaje. Si nuestra
comunicación no fuera temática sería desorganizada y por tanto generaría cierto caos y falta
de comprensión por nuestros visitantes. Tener un tema y organizar la secuencia significa
que el visitante podrá vincular toda la información que recibe con una idea de lo que
estamos transmitiendo, la podrá relacionar con una idea clave o mensaje central y llegará a
ser más fácil y significativa su visita.

Tomaremos los conceptos de Sam Ham14 a la hora de definir el tema y lo que el llama el
tópico, palabra que en España arrastra una carga indeseable ya que lo vinculamos a un tema
repetitivo y archiconocido, cuando Ham lo que quiere significar es que el tópico es el
objeto de un tema mientras que este es el mensaje principal acerca de la materia que
queremos que los visitantes entiendan. Tópicos son los ríos, las aves y los temas son para el
caso de las aves, frases como que “las aves son un interesante grupo de animales debido a
su particular adaptación para volar”.

Por tanto nuestra propuesta de contenidos deberá estar organizada en temas que tratan sobre
tópicos. Temas que se expresarán en frases con verbo sujeto y predicado, contendrán solo
una idea que en lo posible revele todo el propósito de la presentación. Ésta debe ser
específica y deberemos intentar ser interesantes y motivadores. Sobre este esquema básico
podremos desarrollar toda la exposición organizada en temas (que pueden coincidir con
ámbitos o salas) y subtemas (que pueden coincidir con módulos o medios interpretativos
particulares).

Recordemos lo que nos dice Ham, Morales y muchos otros autores de IP, la gente recuerda
los temas y olvida los hechos, nosotros somos capaces de recordar la estructura de una
narración pero seguramente olvidemos nombres, fechas, cantidades, etc. Además el
visitante no recordará más allá de cinco ideas acerca de un tema, por tanto deberemos
respetar la frase que dice que nunca debemos desarrollar una idea o tema con cinco, mas
menos dos, subtemas, a lo que nosotros recomendamos nunca más de cinco.
Finalmente:

1. Hacer un guión temático: a. narrativo (periodístico) b. literario (un cuento con


personajes) c. metafórico (la dureza del clima como la de sus habitantes)
2. Realización de guión expositivo que comprende: selección de los temas,
secuenciación de los mismos según la lógica narrativa y elección de los recursos
expositivos: organizar temas y planificar secuencias
3. Trabajar conjuntamente contenidos y medios interpretativos
4. Los medios se supeditan al mensaje (o sea que el diseñador debe trabajar para el
tema y no para si mismo).
5. Coherencia y calidad formal es sinónimo de coherencia y veracidad mensaje.
6. Establecimiento de los criterios narrativos y artísticos/expositivos/gráficos.
7. Diseño de la circulación general definiendo un itinerario lógico de visita.
8. Propuesta museográfica de los medios interpretativos, objetos y demás documentos
que expondrá la muestra
9. Borrador de textos finales y borrador de guiones de los medios audiovisuales
propuestos

2. Concepto de interactivo y nuevas tecnologías

Una parte de las exposiciones interpretativas puede ajustarse a este texto que transcribimos
en su casi totalidad15. Referimos en este tema también al magnífico artículo de Elizabeth A.
Beckmann, Los ves aquí y allá, esos 'interactivos' están por todas partes ¿pero
funcionan?, publicado en el Boletín Nº 8 de la Asociación para la Interpretación del
Patrimonio16.

La gran mayoría de los modernos centros llamados de interpretación (el autor,


originalmente se refiere a centros o museos de ciencia), pese a contener, en diversos grados,
elementos meramente expositivos y demostrativos, constituyen una categoría diferente y
que pueden ser considerados museos de tercera generación. Esencialmente, estos centros
son más colecciones de ideas y de principios científicos y culturales, que de objetos.
Enfatizan la participación activa del visitante y su carácter es mayormente interactivo, pues
procuran propiciar la interdependencia y la acción recíproca entre la exhibición y el
usuario. Estos centros tienden a basarse en tecnologías modernas y en enfoques lúdicos.
Dan primacía a la experimentación y a una experiencia individual "tetradimensional",
donde las exhibiciones son tridimensionales y la cuarta dimensión es la interactividad.
Generalmente, las experiencias interactivas que ofrecen al usuario son de final cerrado,
esto es, con secuencias y resultados mayormente predefinidos.
Los términos interactivo y hands-on (manipulación) se usan a veces indistintamente cuando
se habla de exhibiciones; sin embargo, no son la misma cosa17.

Las exhibiciones manipulables (hands-on) simplemente implican la acción física del


usuario sobre la exhibición: como tocar la piel de un animal o pulsar un botón para poner
en marcha el ascenso de un globo con aire caliente. En el primer caso, la exhibición es
pasiva; en el segundo, es reactiva.

Las exhibiciones realmente interactivas, por su parte, son aquellas que responden a la
acción del usuario y al hacerlo le invitan a dar una respuesta ulterior: implican una
dependencia entre usuario y exhibición18.

Las exhibiciones interactivas son hands-on, porque implican involucrarse físicamente por
parte del visitante; pero no todo lo manipulable es realmente interactivo. La diferencia
importante es que esto último ofrece una retroalimentación al usuario, lo que provoca una
interacción adicional. Las exhibiciones interactivas son aquellas en las cuales “el visitante
puede conducir actividades, recolectar evidencia, seleccionar opciones, formar
conclusiones, probar habilidades, proporcionar insumos y, de hecho, alterar una situación
basada en un insumo”19. Así, una buena exhibición realmente interactiva personaliza la
experiencia para el visitante.

Conviene distinguir entre manipulación e interactividad, porque meter las manos (hands-
on) no necesariamente significa "meter la mente" (minds-on). No toda manipulación física
de una exhibición provoca un compromiso intelectual20. Pero esto no implica que tocar y
manipular no sean importantes, pues la posibilidad de tocar y manipular incrementa el
interés y la comprensión del usuario. En el contexto de los centros de ciencias y del
aprendizaje de la ciencia, el término "meter las manos" (hands-on) puede equipararse con la
exploración perceptiva, que es un requisito, pero no condición suficiente, para el proceso de
comprensión21; pues para que la experiencia perceptiva llegue a ser significativa debe ser
interpretada por la persona.

Se han sugerido dos direcciones en las cuales podría ocurrir una comprensión posterior. La
que podríamos llamar sacudir la caja es la comprensión intuitiva, de sentido común, que
desarrollamos sobre la base de nuestra experiencia; podría estar equivocada y a menudo es
enfocada erróneamente. La otra dirección, contrapuesta con la anterior, podría ser llamada
abrir la caja que consiste en el análisis y las explicaciones formales y simbólicas muy
preferidas por los científicos.

Un objetivo importante de los centros interactivos, además de estimular el interés y la


curiosidad del visitante, podría ser el facilitarle experiencias de tipo sacudir la caja, para
que desarrolle comprensiones intuitivas (que son vitales para el enfoque significativo) y
para luego proceder a abrir la caja mediante la inmersión en las explicaciones simbólicas y
rigurosas que son tan importantes para la ciencia y la tecnología y el desarrollo cultural en
general.

Para finalizar queremos dejar una experiencia aún no realizada, un sueño de varios
profesionales y que esperamos pueda servir a alguien mientra nosotros intentams ponerlo
en circulación.

Creación de una experiencia social participativa


“Centro de Visitantes autogestionado”
1. Definición del proyecto

Nuestro propósito es realizar un centro de visitantes dedicado a un tema relacionado con


una población, que sea concebido, desarrollado y ejecutado por la población local.
Lo definiríamos con un centro de visitantes autogestionado o bien con el viejo término de
eco museo, pero que en nuestro caso no sería generar una colección de objetos o enseres
sino realizar una exposición que comunique un hecho relevante, una historia, una
producción o una actividad que la gente del pueblo siente como propia y quiere mostrar a
los demás.

El proyecto tiene además el propósito complementario de conformar una red social,


sustentada en la red, que sería la réplica virtual del trabajo material que se realiza con el
centro y que sobrevive en el tiempo al centro y se ofrece a una comunidad global como
comunicación de esa población.

¿Cómo puede hacer un centro de visitantes un pueblo o un barrio de la ciudad, unas


personas que no saben hacerlo? El proyecto contempla en su definición un trabajo de
mediación social y técnica, que consiste en la interpretación de los deseos de comunicación
de la gente de su identidad y colaborar en definir qué o quién materializa ese sentir
identitario.

2. El proyecto consta de una serie de actividades concatenadas:

a. Establecer un vínculo de ayuda y cooperación con una instancia institucional de


orden superior a la municipal para dar sustento y respaldo al proyecto.
b. Encontrar el pueblo o barrio de la ciudad objeto de nuestro trabajo. Esto implica la
aceptación del proyecto por parte de la autoridad local, la facilitación de una espacio
concreto para la materialización del centro y ayuda para establecer comunicación en
dos niveles de población: líderes de opinión y protagonistas específicos.
c. Definición de un grupo de trabajo vinculado o no a esa población para realizar un
estudio de viabilidad del proyecto, encontrar las claves territoriales, definir posibles
estrategias con otros pueblos del mismo territorio, establecer posibilidades de
cooperación o integración en una red de dichos pueblos, comunicaciones,
inventarios generales, servicios, etc.
d. Dcumentación de los sueños de la población en forma de perfomance videográfica,
para dar a conocer el proyecto comunitario.
e. Establecer un listado de premisas sobre qué o quienes son los potenciales temas
identitarios que sirvan para comunicar su patrimonio. Trabajo con líderes de
opinión: historiadores locales, guardas forestales o de naturaleza, educadores,
artistas, asociaciones, hermandades, cooperativas, etc.
f. Reclutamiento de voluntarios que participarán directamente en la definición del
guión de contenidos sobre e que se sustentará todo el proyecto de centro y
actividades complementarias (visitas guiadas, tiendas, gastronomía, productos
locales, espectáculos, etc.)
g. Paralelamente estos líderes de opinión y los integrantes del equipo de contenidos
son el núcleo dinamizador de la red social que se irá tejiendo en forma paralela, que
permitirá la difusión del trabajo, la comunicación de las experiencias y la definición
de todos los actos sociales que sean necesarios para mantener en contacto dinámico
a toda la población. En definitiva son los que establecerán una complicidad con la
población local en aras de avanzar en el trabajo.
h. Trabajo de discusión, y coordinación hasta arribar a un guión de contenidos que
implique: frase tema de carácter interpretativo que sirva como paraguas conceptual
de todo el proyecto. Guión de contenidos organizado por jerarquías temáticas y que
contemple tres niveles de comunicación con el futuro visitante “información”
“orientación” e “interpretación”. Estudio de actividades complementarias y
originadas en el centro, relación con el territorio y colaboración coordinación con
otras poblaciones
i. Creación de grupos varios de trabajo: diseño de la presentación expositiva y medios
interpretativos, redacción de contenidos, ejecución de tareas de orden técnico para
adaptación de los espacios; construcción de mobiliario, soportes, iluminación y
audiovisuales; creación de actividades complementarias; establecimiento de
cooperación y/o complementación con acciones en poblaciones del territorio,
definición de itinerarios, urbanos, periurbanos y comarcales, etc etc.
j. Relaciones del proyecto con el centro virtual, dinamización de la red social,
establecimiento de cooperación económica entre diferentes “muros” del centro y
“muros virtuales” del soporte informático. Página web, oferta de servicios,
calendarios, fiestas, gastronomía, actividades culturales propias o ajenas, etc.
k. Inauguración del centro.
l. Gestión y rentabilización social y económica del esfuerzo comunitario.
m. Transferencia de experiencias y presentación del modelo metodológico creado.

Necesidades

2 Coordinadores generales de proyecto. Uno del área social y otro del área técnica
2 Mediadores (comunicadores, antropólogos, educadores)
Una autoridad supra-municipal que respalde el proyecto y en su caso financie el proyecto
hasta ir consiguiéndose las partidas presupuestarias.
Una autoridad municipal que acoja el proyecto y facilite tanto el espacio como las
necesarias relaciones con la población y sus representantes.
Otras instancias institucionales públicas y privadas que aporten al programa: universidad;
grupos de desarrollo local; delegaciones provinciales de medio ambiente, cultura y obras
públicas, fundaciones, asociaciones, banca, confederaciones industriales y comerciales,
otras.

Esto es un sueño que aún nos queda por realizar, en caso de que no seamos capaces
esperamos que la difusión de este libro sirva para que una comunidad y sus profesionales
puedan llevarlo a cabo, dejamos aquí generosamente la idea/sueño y esperamos
comentarios o preguntas si lo consideran necesario.

Notas
1. MARTIN GUGLIELMINO, Marcelo “El espíritu de la época. Modernización o
posmodernización del vínculo entre el patrimonio y los ciudadanos”, PH Boletín 25,
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Año VI, diciembre 1998.

2 y 3. PINILLOS, José Luis. El corazón del laberinto, Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1994.

4. WAISMAN, Marina. El interior de la historia, Ed. Escala, Bogotá, 1990. La


arquitectura descentrada, Ed. Escala, Bogotá, 1995.

5. RODRÍGUEZ TEMIÑO, Ignacio. “La tutela del patrimonio histórico de la modernidad a


la posmodernidad”. PH Boletín del IAPH, Nº 23, junio de 1998.

6. ASHWORTH, G.J. “Historicidad, turismo y política urbana: exploración de la relación


entre los tres factores”, en PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Nº
42, febrero de 2003. Sevilla. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía.

7. HARVEY, David. “En el espacio público ideal el conflicto es continuo”, entrevista en


Babelia, sección cultural de El País, sábado 8 de eptiembre de 2007, pag. 11.

8. MORALES MIRANDA, Jorge. Guía Práctica para la Interpretación del Patrimonio,


E.P.G. Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. 1998.

9. Manual HICIRA. Centros de Interpretación, Diputació de Barcelona, Barcelona 2005.


http://www.diba.cat/opc/fitxers/hicira/manual_hicira_castellano.pdf.

10. TILDEN, Freeman. La interpretación de nuestro Patrimonio. AIP, Sevilla. 2006


Capítulo “El aficionado Feliz” pag. 150.

11 y 12. Idem nota 9.

13. Se indican a continuación las principales normativas y referencias que deben de regir
y/o orientar los proyectos de dotación e interiorismo:

Manual de diseño, construcción, dotación y explotación de Espacios Naturales Protegidos


de Andalucía:
www.cma.junta-andalucia.es/infraestructura_pub_invest/manual_senalizacion/MASUP.pdf
Manual de señalización de los Espacios Naturales Protegidos de Andalucía:
www.cma.junta-andalucia.es/infraestructura_pub_invest/manual_senalizacion/MASUP.pdf
Manual de Identidad corporativa de la Junta de Andalucía
http://www.juntadeandalucia.es/sociedad_informacion/cda/manual/sgsi_manual_inicio/0,15
501,,00.html
Catalogo de Bienes Homologados de la Junta de Andalucía
http://www.juntadeandalucia.es/economiayhacienda/web/contratacion/catalogo/pagina_ppa
l.htm
Manual de identidad gráfica de la Consejería de Medio Ambiente (como referencia para el
uso de logotipos)
Guía técnica de accesibilidad en la edificación 2001
http://www.ceapat.org/centro_doc/documento.jsp?idDoc=19
Smithsonian Guidelines for Accessible Exhibition Design
http://www.si.edu/opa/accessibility/exdesign
Unidad de tele trabajo para usuarios con discapacidad física" Departamento de Desarrollo e
Investigación, Fundación Telefónica
http://www.tid.es/presencia/publicaciones/comsid/esp/articulos/vol17/artic5/p5.html

14. HAM, Sam H. Interpretación Ambiental. North American Press, Colorado, USA, 1992.

15. PADILLA, Jorge. Diseño, construcción y operatividad de exhibiciones interactivas.


Marco conceptual.. http://www.redpop.org/pagina
%20ingles/publicaciones/disenoyconstruccion.html

16. Asociación para la Interpretación del Patrimonio. Boletines.


http://interpretaciondelpatrimonio.com/blog/?page_id=7.

17. RENNIE, L. Y McCLAFFERTY, T. P. 1996. Science Centres and Science Learning.


En Studies in Science Education. v. 27. pp. 52-98.

18. SCREVEN, C.G. 1974. The measurement and facilitation of learning in the museum
environment: An experimental analysis. Washington, Smithsonian Institution Press.

19. McLEAN, K. 1993. Planning for people in museum exhibitions. Washington,


Association of Science-Technology Centers.

20. LUCAS, A.M. 1983. Scientific literacy and informal learning. En Studies in Science
Education. v. 10. pp. 1-36.

21. GREGORY, R. 1993. Turning minds on to science by hands-on exploration: The nature
and potential of the hands-on medium. En QUIN, M. (ed.). Sharing science: Issues in the
development of interactive science and technology centers. Londres, Nuffield Foundation
on behalf of the Committee on the Public Understanding of Science (COPUS).

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