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Barrionuevo, Deborah
Universidad Nacional de La Rioja
Abstract
El siguiente trabajo tiene como objetivo abordar las fotografías del archivo de Daniel
Moyano, publicadas en 2018 por Diego Vigna y su equipo de investigación en el libro
Los desvalidos: fotografías, textos periodísticos y ficciones de Daniel Moyano, desde
una mirada barthesiana con temas como el punctum, el noema y la muerte simbólica. El
análisis responde también a las implicancias políticas de la provincia de La Rioja,
sobretodo en el interior de la misma.
Muchas de las fotografías se configuran como una afirmación certera acerca de ciertos
personajes de la narrativa de Moyano que han existido y sólo han sido ficcionalizados
por el escritor tiempo después; sin embargo, este análisis tratará de enfocar la lente en
sus fotografías y lo que ellas significaron.
las políticas obsoletas que les planteaba el gobierno. En palabras de Barthes, todas estas
fotografías tienen un punctum que me hiere, que me punza.
No es posible separar de estas fotos la política, ya que son las promesas y demagogias
del gobierno lo que se puede llegar a visualizar (indirectamente) de estas fotografías, es
decir, la fotografía, no argentina, sino riojana y obturada por Moyano, es un “conjunto
de obras o documentos donde se juegan las tensiones propias de la representación tanto
visual como política” (Masotta, 2018, p. 5).
Vemos cómo un niño posa, mirando extrañado a la cámara y, atrás, recipientes para el
agua, metáfora de la pelea constante del interior de la provincia que no podía más que
esperar a la lluvia o las promesas hechas sobre acueductos. El punctum de esta imagen –
por supuesto, el punctum propio, personal– lo dan los tarros colgados en el árbol. Queda
imaginarse los días de lluvias, cómo el agua baja por las ramas y cae en los baldes para
poder llenar la tinaja que se encuentra detrás del niño.
1
Todas las fotografías pertenecen al libro Los devalidos de Diego Vigna. La numeración de las
fotografías corresponden al análisis que se presenta en este trabajo, no al propuesto por el escritor. Se
agregará número de página al lado de cada fotografía.
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reflexivo sobre su propio arte” (Masotta, 2018, p. 9). Pero Moyano no se inició solo en
el viaje al interior, sino que fue Plutarco Schaller
quien lo inició en las misiones por los Llanos y la cordillera riojana, mostrándole
el aislamiento y la resistencia de viejas poblaciones y reales habitantes de la
tierra, así como la explotación silenciosa de mineros y campesinos ignorados por
las autoridades, la prensa e incluso, a veces, por los mapas. (Vigna, 2018, p. 17)
Vigna cree que Moyano registraba las “relaciones entre el hombre del interior con lo
más amplio: un hombre resistiendo a la extinción en su miseria, en su olvido” (2018, p.
22). En la fotografía 2, unos caballos aprovechan para beber el agua estancada, mientras
los hombres se preparan para seguir por el camino seco y característico de La Rioja. Si
en esta fotografía debo señalar el punctum, para mí lo constituye el tercer caballo, a la
derecha, que tiene la mirada puesta en el camino, en paz con su destino.
También me he dado cuenta que en muchas de las fotografías de Moyano son los
paisajes, los objetos, los que, extrañamente, se convierten a la vista de uno en metáforas
completas de lo que el hombre riojano representa. En una crónica para Clarín, Moyano
decide contar sobre Horacio Ortiz, un escritor que vive en el interior y que es poco
conocido; aclara que no existen fotos de él y decide, quizás divertidamente, quizás
concienzudamente, adjuntar la foto de un árbol (fotografía 4). En la crónica escribe:
“No hay fotografía de él, así que hay que imaginarlo viejo y fornido, de aspecto añoso,
curtido por los soles, sabio y alegre” (Moyano en Vigna, 2018, p. 112). Esa descripción
irremediablemente nos lleva a imaginar que el árbol es Horacio Ortiz.
Como segundo punto de este análisis, me remito a las fotos más ‘cotidianas’, a esas
fotos de los habitantes en sus casas, haciendo sus quehaceres o posando para la cámara.
Este recorte cobra interés cuando Barthes explica que el ser mirado por una cámara
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En muchas de las fotografías de Moyano podemos ver cómo unos posan para las fotos y
otros deciden no mirar a la cámara o se ven distraídos al momento de la foto. En
algunos retratados también podemos ver cierta incomodidad frente a ese ‘invasor’ de la
vida privada, pero a la vez relajados y en confianza con el fotógrafo. En la fotografía 5,
el punctum está en la mirada de la niña, la única que mira a la cámara, mientras los
demás miran hacia otro lado. Esa mirada me recuerda a esa ‘muerte’ simbólica de la que
hablaba Barthes: “imaginariamente, la Fotografía […] representa ese momento tan sutil
en que, a decir verdad, no soy sujeto ni objeto, sino más bien un sujeto que se siente
devenir objeto: vivo entonces una microexperiencia de la muerte2” (1989, p. 42). Lo
que me hiere, lo que me punza, es esa mirada experimentando la muerte simbólica,
experimentando el retrato y concluyendo realmente en un noema: esto ha sido. Por otro
lado, en la fotografía 6, el hombre mira a la cámara constituyendo su cuerpo en un
‘posar’, mientras que el niño no sabemos si posa o no, pero ciertamente pareciera una
pose más espontánea: no se despoja de su ‘yo’ en el ‘posar’.
2
El subrayado es mío.
3
Vigna, D. (2018). Los devalidos: fotografías, textos periodísticos y ficciones de Daniel Moyano.
Córdoba, Argentina: Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba. Pp. 79.
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El ojo de Moyano, crítico, divertido, sensible –como sus cuentos, como su narrativa–
está lejos de querer seguir una estética fotográfica de ‘lo rural’, sino más bien visibiliza
lo que no queremos ver, porque “en el fondo, la Fotografía es subversiva, y no cuando
asusta, trastorna o incluso estigmatiza, sino cuando es pensativa” (Barthes, 1989, p. 73).
Daniel Moyano no sólo retrató el interior y sus gentes, sino también retrató la falta de
interés de un gobierno, el progreso de una provincia que se preocupaba por una capital
que se llenara de cines y falcons4 –si bien esto sucede en la década del ’80, el camino
hacia ese progreso se estaba cimentando–, de una provincia que había sufrido también la
violencia militar y la acumulación de riquezas. Las fotos de Moyano, lejos de ser fotos
conceptuales o ‘armadas’, son puertas a la memoria de un pueblo, son reflejos de la
realidad que aún sigue siendo ‘real’ en el día de hoy. No sólo son la muerte simbólica
de sus retratados, la conversión de las personas a objetos, los paisajes como metáforas,
sino también son una mímesis correcta del tiempo vivido y un acercamiento personal a
la sensibilidad de un gran autor, como lo es Daniel.
4
Ver “Foto anexo”.
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Bibliografía
Foto anexo