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ACTITUDES DE UN VERDADERO Y GRAN CAMPEÓN

"Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan." Mateo 11:12

Estamos viviendo tiempos espectaculares que han estado impregnados de grandes y marcadas emociones por acontecimientos que han sobrevenido a la
humanidad, y que sin lugar a dudas, quedarán grabados en el mismo centro del corazón de la humanidad.
En la actualidad, el mundo está en agonía y convulsiona. Las guerras, las pestilencias, la hambruna, las catástrofes y el protagonismo forzado de hombres
preñados de sentimientos oscuros y malvados son algunas de las manifestaciones de esta enfermedad crónica y mortal que azota a la humanidad desde
el momento que los seres humanos, infectados con la mordida fatal de la serpiente antigua, satanás, quedamos a merced del efecto letal y mortal del
veneno del pecado.
A todo esto se añade la situación de crisis espiritual que vive la Iglesia de Jesucristo en la actualidad, la cual se encuentra abrumada por el constante
asedio de las fuerzas espirituales de maldad que han venido desarrollando una cruel oposición al pueblo de Dios hasta hoy, lo que ha degenerado en
pleitos, contiendas, divisiones, celos, envidias, resentimientos y un pobre testimonio al mundo de lo que en realidad somos en Cristo Jesús.
Pero, cual un estridente y poderoso trueno, resuenan las palabras de nuestro glorioso y majestuoso Señor Jesucristo: “...las puertas del Hades no
prevalecerán contra la iglesia.” Mateo 16:18
Para dar cumplimiento a esta declaración dramática de nuestro Señor Jesucristo se necesita de un grupo de hombres y mujeres que posean un corazón
de un verdadero gladiador, gente que manifieste las actitudes de un verdadero campeón. Hoy más que nunca, Jesucristo está esperando que
manifestemos la actitud de VALENTÍA para poder obtener la victoria frente a todos los vientos borrascosos que pretenden destruir la iglesia. Jesucristo
dijo: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebata.” Mateo 11:12.
Mientras el pueblo de Israel se abatía frente al acoso persistente de Goliat, experimentando sentimientos de cobardía e impotencia a la vez, se levantaba
David, un joven lleno de valentía y del poder de Dios frente a aquel gigante guerrero diciendo: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo
vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y
yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay
Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras
manos.” 1 Samuel 17:45-47.
Nehemías, el gran restaurador del muro de Jerusalén, se vio acosado por una serie de enemigos que utilizaron toda una gama de estrategias con el
propósito de hacerle desistir de su misión de reconstruir el muro que estaba caído. Entre estas estrategias utilizaron contra él la amenaza de muerte, a lo
que él responde valientemente: “¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré.”
Nehemías 6:11.
Jesucristo está necesitando y busca entre nosotros personas con ARROJO Y DETERMINACIÓN que no vuelvan atrás por nada ni nadie. La reina Ester
estaba en una encrucijada: interceder ante el rey de Persia a favor de su pueblo en el exilio, condenado a la desaparición, con el riesgo de que en el
intento ella también pereciera. Frente a este dilema, ella determina: “...entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.”
Ester 4:16.
Ante tal combate que enfrentamos en la actualidad contra las fuerzas satánicas que buscan destruir el propósito de Dios en nuestras vidas, en la iglesia y
en nuestra nación, necesitamos de actitud de campeón: LA AUDACIA.
Tres de los hombres más valientes del ejército de David manifestaron esta actitud frente al deseo de David de beber del agua del pozo de Belén, que en
ese momento estaba bajo el dominio de los filisteos, los enemigos de Israel. “Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a
David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim. David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una
guarnición de los filisteos. Y David dijo con vehemencia ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! Entonces los tres
valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David;
mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo: Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los
varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.” 2 Samuel 23:13-17.
Si queremos ser de los que obtienen el triunfo debemos manifestar una actitud de CORAJE E INTREPIDEZ para pararnos firmes ante el ataque del
enemigo y defender nuestro territorio sin huir por efecto de la cobardía, como hicieron aquellos soldados valiente de David. Dice la Biblia: “...Eleazar hijo
de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se habían
alejado los hombres de Israel. Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová
dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan sólo para recoger el botín. Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se
habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. El entonces se paró en medio
de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.” 2 Samuel 23:9-12.
Un verdadero campeón es OPTIMISTA. En los momentos de adversidad, cuando todo el mundo resalta los inconvenientes y las dificultades, él es de los
que buscan lo positivo, de los que vislumbran el precioso amanecer detrás de las cortinas más oscuras de la madrugada.
Josué y Caleb fueron visionarios optimista; disfrutaron la victoria de antemano en la conquista de Canaán, a pesar de que tendrían que enfrentar grandes
y fuertes enemigos. Sin embargo, el pueblo desfalleció ante la descarga de pesimismo en el informe derrotista de los otros diez espías.
“Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.”
Números 13:30.
El apóstol Pablo fue un gran campeón, obteniendo grandes victorias en el desarrollo del propósito de Dios en su vida y a través de él para la Iglesia. Él
tenía una visión optimista que lo hacía avanzar sin retroceder, no importando el obstáculo que enfrentara. Su valor, arrojo y visión positiva le llevaron a
declarar por el Espíritu: “...estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos...” 2 Corintios 4:8, 9. Cuando estamos completamente seguros de que vamos en el camino correcto, en la dirección que
nos indica el camino hacia el propósito de Dios, seremos PERSEVERANTES y nada nos hará desistir, nada nos hará retroceder, porque “...nosotros no
somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” Hebreos 10:39.
Cuando nuestra mentalidad sea como la de Cristo, el gran Campeón, el Campeón de campeones, el Rey de reyes y Señor de señores, entonces nos
someteremos a todo un proceso de DISCIPLINA propia de los vencedores.
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo
aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera
corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” 1 Corintios 9:24-27.
El ganador es aquel que no escatima esfuerzos, que deja atrás todo lo que le pueda estorbar en la carrera, que tiene su mirada fija en la meta, y que nada
lo hace desistir hasta obtener el premio. “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo
peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la
fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que
sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la
sangre, combatiendo contra el pecado...Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para
que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.” Hebreos 12:1-4, 12, 13.
Jesucristo es nuestro gran ejemplo de perseverancia y de una actitud decidida a obtener el triunfo a pesar de todo obstáculo que se levante. Él nos trazó
el camino que transitan los vencedores, y porque el venció nosotros también venceremos.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?... Antes, en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:35, 37-39.
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús...” 2 Corintios 2:14a.
Nosotros tenemos un llamado de gloria progresiva: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18.
Hermano (a), no dejes que nada ni nadie te haga retroceder, ¡avanza firme en el propósito de Dios para tu vida, familia y nación!
Vienen tiempos gloriosos, tiempos de avivamiento, ¡persevera, continúa, no desmayes!
“...antes de la honra es el abatimiento.” Proverbios 18:12b.
“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó
con el pecado,... Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el
amor cubrirá multitud de pecados.” 1 Pedro 4:1, 7, 8.
Antes de la gloria, viene el momento de crisis, el momento oscuro, la hora decisiva. No retrocedas, enfréntalo con valentía, con arrojo, con intrepidez, con
audacia, con coraje, con determinación, con optimismo y perseverancia.
¡Adelante, avancemos con pasos de vencedores!
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione,
afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Pedro 5:10, 11.

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