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Leemos en voz alta la siguiente reflexión y al final solicitamos opiniones de manera voluntaria
TODOS SOMOS IGUALES ANTE DIOS
En un avión que cubría un vuelo entre Johannesburgo y Londres, a una señora blanca, de unos
cincuenta años, le tocó sentarse al lado de un hombre de color. Llamó a la azafata para quejarse: -¿Cuál
es el problema señora? -pregunta la azafata. -Pero, ¿no lo ve? -responde la señora. -Me ha colocado al
lado de un negro. No puedo quedarme al lado de estos "inmundos". Deme otro asiento. -Por favor,
cálmese -dice la azafata. -Casi todos los asientos de este vuelo están ocupados. Voy a ver si hay alguna
plaza en clase ejecutiva o en primera. La azafata se marchó y volvió pasados unos minutos. -Señora -
explica la azafata -como yo sospechaba, no hay ninguna plaza disponible en clase económica. He
hablado con el capitán y me ha confirmado que tampoco hay plazas en clase ejecutiva. Pero sí tenemos
un lugar en primera clase. Antes de que la señora pudiese responder algo, la azafata continuó: -Es
totalmente inusitado que la compañía conceda un asiento de primera clase a alguien que está en
económica, pero dadas las circunstancias, el capitán ha considerado que sería escandaloso que alguien
sea obligado a sentarse al lado de una persona que nos haga sentir mal...
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La señora, con cara de satisfacción, se preparó para abandonar su asiento e ir a ocupar el asiento en la
clase ejecutiva... En eso, la azafata mira a la persona de color y le dice: -Si el señor me hiciera el favor
de tomar sus pertenencias, el asiento de primera clase ya está preparado. Y todos los pasajeros
alrededor, que acompañaron la escena, se levantaron y aplaudieron la actitud de la compañía. "Todos
somos iguales a los ojos de Dios"
Entonces por qué me juzgas, Si no sabes nada, no sabes nada, Entonces por qué me juzgas, Si no sabes nada. Y
yo que sé, que se yo de tu silencio. Yo no sé nada, no sé nada de tus secretos. No sé nada de tu poesía. Qué se
yo de tu melancolía. Yo tampoco se nada Yo no sé nada. Yo tampoco se nada. Entonces por qué te juzgo Si yo no
sé nada. No sabemos nada. Entonces por qué nos juzgamos, Si no sabemos nada. No sabemos nada. Entonces
por qué nos juzgamos. Si no sabemos nada. No sabemos nada. Entonces por qué nos juzgamos. Si no sabemos
nada.
¿Qué relación tiene el tema con la historia y que enseñanza te deja la anterior canción?
Finalicemos haciendo oraciones espontáneas orando unos por otros, procurando aceptar a
los demás con sus defectos, ser tolerantes y saber acompañarles en su camino de conversión.
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Iniciamos un camino cuaresmal de cuarenta días que nos llevará al triduo pascual, memoria
de la pasión, muerte y resurrección del Señor, corazón del misterio de nuestra salvación.
(Ambientar el lugar con una mesita y un mantel de color morado y una vela, un
crucifijo)
LEE y EXLIQUE: Textos que nos hablan del cambio de corazón y del arrepentimiento.
Ez. 11, 19-20, Ez. 36, 26-27. Jer. 31, 33, Jer. 32, 39. 2 Cor 10, 17 – 21
El camino cuaresmal, al acercarnos a Dios, nos permite mirar con nuevos ojos a los hermanos
y a sus necesidades. Quien comienza a ver a Dios, a contemplar el rostro de Cristo, ve con
otros ojos al hermano, descubre al hermano, su bien, su mal, sus necesidades. Por este
motivo, la Cuaresma, como tiempo de escucha de la verdad, es un momento propicio para
convertirse al amor, pues la verdad profunda, la verdad de Dios, es al mismo tiempo amor. La
Cuaresma un tiempo que dura 40 días, comienza con el miércoles de ceniza y termina antes
de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. El color litúrgico de este tiempo es el
morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión
espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a
cambiar de vida.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día,
durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los
celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. La duración de la Cuaresma
está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta
días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo por el desierto, de los cuarenta
días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto,
de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. El número cuatro simboliza el
universo material, seguido de ceros es el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de
pruebas y dificultades.
Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad;
si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés
especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud
de pecados".
UN HECHO DE LA VIDA: LOS HOMBRES QUE VIERON A DIOS: En una aldea vivían
dos hombres que continuamente se peleaban y no podía vivir sin ofenderse el uno al otro. A
cada rato, por cualquier motivo, surgía una pelea. La vida se hacía insoportable para los dos,
pero también para todo el barrio. Un día, algunos ancianos le dijeron a uno de los dos: "La
única solución es que tú vayas a encontrarte con Dios". "De acuerdo,- contestó el hombre-
pero ¿dónde? “Basta que tú subas allá arriba, a la cumbre de la montaña, para encontrarte
con Dios. Después de algunos días de camino difícil y fatigoso, aquel hombre llegó a la
cumbre de la montaña. Dios lo estaba esperando allá, arriba. El hombre cuando vio a Dios no
quería creer. Se frotó los ojos para ver mejor. Pero, no había alguna duda. Dios tenía el rostro
de su vecino tan antipático e intratable. Lo que Dios le dijo, nadie lo sabe, Pero cuando volvió
a su pueblo ya no era el mismo hombre que antes. Sin embargo, no obstante su amabilidad y
deseo de reconciliación, todo seguía casi como antes porque el vecino inventaba
continuamente nuevos pretextos para discutir y pelear. Los ancianos se dijeron entonces: "Es
necesario que también el otro vaya a ver a Dios” Lograron convencerlo y también el vecino
partió por la montaña para ver a Dios. Y allá arriba también él descubrió que Dios tenía el
rostro de su, tan odiado, vecino. Desde aquel día todo ha cambiado y la paz reinó en aquel
barrio.
PARA REFLEXIONAR:
Partiendo de la catequesis ¿qué aptitud tomarías para vivir el tiempo de cuaresma en tu vida?
¿Qué acciones concretas te propones? ¿Qué te dice la Palabra proclamada para iniciar el
tiempo de cuaresma? ¿Qué tiene que ver la historia anterior con el tema de hoy?
CONTEMPLA: Es en verdad un gran acto de fe creer de veras que nuestros hermanos, también
los más difíciles, son imagen del mismo Dios. Pero bastaría creer esto para que el mundo caminara
en paz. Hay que creer sin ver y creer aun cuando el rostro de Dios esté cubierto de barro y de lodo
mal oliente. Si hubiéramos tirado un puñado de piedras preciosas en un chiquero y los chanchos
las hubieran pisado y cubiertas de fango, no por eso dejarían de ser perlas preciosas.. Así es el
rostro de nuestros hermanos que, aunque ensuciados por el pecado, son siempre imagen y
semejanza de Dios. Hay que creer que detrás de unas apariencias feas y antipáticas está escondido
el mismo rostro del Hijo de Dios.
2. Luchando por cambiar: Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando.
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3. Haciendo sacrificios: La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa
"hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla
a Dios por amor. Por ejemplo: ser amable con el vecino que te ha hecho algún daño.
4. Haciendo oración: Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que
lo quieres y que quieres estar con Él.
La Misa es continuación de la Biblia. En el plan Divino de salvación, la Biblia y la Misa están hechas una para la
otra. Tal vez esto es nuevo para usted. De hecho, tal vez usted, al igual que otros muchos, incluyendo muchos
católicos, no ha pensado tanto sobre la relación entre Biblia y Misa. Si alguien preguntara, “¿Qué tiene que ver
la Biblia con la Misa?”, muchos podrían contestar, “No tiene mucho que ver”. ¿Ustedes que dirían?
Nos persignamos y decimos, “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Veremos el porqué de
esto después. Por ahora, notemos que la señal de la cruz empezó con los apóstoles, que “sellaron” a los nuevos
bautizados trazando este signo en sus frentes. (cfr. Ef.1.13; Apocalipsis. 7:3). Las palabras que rezamos cuando
nos santiguamos vienen directamente de los labios de Jesús. De hecho, son de las últimas palabras que dirigió a
sus apóstoles (cfr. Mt. 28:19). Continuando con la Misa, el sacerdote nos saluda. Él habla y nosotros
respondemos, con palabras de la Biblia. Él dice: “El Señor esté con ustedes”, y decimos, “Y con tu espíritu” (cfr. 2
Tim. 4:22). En la Escritura, estas palabras son la promesa de la presencia, la protección y la ayuda del Señor. El
sacerdote puede optar por otro saludo, como, “la gracia de Nuestro Señor Jesucristo...” siempre también
palabras sacadas de la Biblia (cfr. 2 Cor. 13:13; Ef. 1:2). La Misa continua así, como un diálogo entre los fieles y
Dios, mediado por el sacerdote. Lo que llama la atención—y raras veces reconocemos—es que esta
conversación es hecha casi completamente con el lenguaje de la Biblia. Cuando imploramos, “Señor, ten
piedad”, nuestro llanto pidiendo socorro y perdón hace eco de la Escritura (cfr. Sal. 51:1;). Cuando glorificamos
a Dios, entonamos el himno que los ángeles cantaron la primera nochebuena (Cfr. Lc. 2:14).
Hasta el Credo y las Plegarias Eucarísticas están compuestos de palabras y frases bíblicas. Preparándonos para
arrodillarnos ante el altar, cantamos otro himno angelical de la Biblia, “Santo, Santo, Santo...” (cfr. Is. 6:3; Apoc.
4:8). Nos juntamos al salmo triunfante de los que le dieron la bienvenida a Jesús en Jerusalén: “Hosanna,
Bendito él que viene...” (cfr. Mc. 11:9-10). En el corazón de la Misa, escuchamos las palabras de Jesús en la
Última Cena (cfr. Mc. 14:22-24). Después, oramos a nuestro Padre en las palabras que Nuestro Señor nos dio
(cfr. Mt. 6:9-13). Lo reconocemos con las palabras de San Juan el Bautista: “He ahí el Cordero de Dios...” (cfr. Jn.
1:29,36). Y antes de recibirlo en la comunión, confesamos que no somos dignos en las palabras del centurión
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que pidió la ayuda de Jesús (cfr. Lc. 7:7). Nos arrodillamos (cfr. Sal. 95:6; Hech. 21:5) y cantamos (cfr. 1 Mac.
10:7, 38; Hech. 16:25); nos ofrecemos la señal de la paz (cfr. 1 Sam. 25:6; 1 Tes. 5:26). Nos juntamos alrededor
de un altar (cfr. Gen. 12:7; Ex. 24: 4; 2 Sam. 24:25; Apoc. 16:7), con incienso (cfr. Jer. 41:5; Apoc. 8:4), servido
por sacerdotes (cfr. Ex. 28:3-4; Apoc. 20:6). Ofrecemos una acción de gracias con pan y vino (cfr. Gen. 14:18; Mt.
26:26-28). Desde la primera señal de la cruz hasta el último amén (cfr. Neh. 8:6; 2 Cor. 1:20), la Misa es un tapiz
de sonidos y sensaciones, tejido con palabras, acciones y accesorios tomados de la Biblia.
3. MEDITA: FRUTOS DE LA EUCARISTIA
Acrecienta nuestra unión con Jesucristo. Es una unión real, no es un buen deseo o un símbolo. El
sacramento de la Eucaristía es una unión íntima con Dios que nos llena de su Gracia. (Jn, 6,56).
Nos perdona los pecados veniales. Para recibir a Jesús, es indispensable estar en estado de gracia y
recibimos la gracia para alejarnos del pecado mortal.
Fortalece la caridad, que en la vida diaria tiende a debilitarse. El pecado debilita la caridad y
puede hacernos creer que vivir el amor como Jesús nos lo pide es casi inalcanzable. La Eucaristía, siendo el
mayor ejemplo de amor, transforma el corazón, de tal manera que quien la recibe vive la caridad en cada
momento de su vida.
Nos preserva de futuros pecados mortales. Una persona que vive de acuerdo a la caridad,
difícilmente cometerá faltas graves de amor a Dios.
Da unidad al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. Cada persona que recibe a Jesús en la
Eucaristía se une íntimamente a Él, que es la cabeza de su Cuerpo Místico del que todos los cristianos formamos.
Fortalece a toda la Iglesia. Por la misma unidad de los cristianos en el Cuerpo Místico de Cristo sucede
que al fortalecerse uno de sus miembros con las gracias de la Eucaristía, se fortalece la Iglesia entera.
Entraña un compromiso en favor de los demás. Al estar más unido al Cuerpo Místico de Cristo, aquél
que recibe la Eucaristía, se hará más consciente de las necesidades de los otros miembros.
Mientras iba en un auto pasé por el lado de un letrero que decía: $100 de multa por tirar basura en la
autopista. Al poco tiempo vi otro letrero que decía: Basurero: 1,5 kms. Poco después le pasé a un camión
de basura que se dirigía a la planta de eliminación. Se pueden hacer tres cosas con la basura: la puedes
recoger, la puedes esparcir o la puedes eliminar. Algunas personas recogen basura; siempre están
escuchando algún chisme selecto. Si tan sólo fueran colectores, el problema no sería tan grave. Pero estos
colectores muchas veces son como las personas que arrojan basura en las vías públicas e insisten en
esparcirla por la autopista de la vida. Gracias a Dios que también están los que la eliminan. Colocan los
desperdicios a donde tienen que ir: en «el basurero» del olvido.
5. ACTUA: “COMPROMISO”
Santiago 4,11 nos dice: «No habléis mal los unos de los otros.» Si no puedes decir nada útil, no digas nada.
Si escuchas un rumor dañino, colócalo de inmediato en la «bolsa de la basura». Luego ora por la persona
sobre la que están hablando, así como por el que te lo dijo. No divulgues el chisme, sino elimínalo en
silencio. El chisme muere pronto si no se repite. Hoy vas a encontrar mucha basura. La puedes recoger, la
puedes esparcir, o la puedes eliminar. Pídele a Dios que te ayude a hacer lo que le agrada y lo que sea útil
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a los demás, así con un corazón limpio puedes participar de la Cena del Señor y Él te dará las fuerzas
necesarias para ser cada día mejor.
Señor Jesús: Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como
somos. "Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el
Hijo de Dios". Siguiéndote a ti, queremos penetrar en el aparente "silencio" y "ausencia" de
Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo
amado, en quien tengo mi complacencia. Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al
saber que vives "siempre intercediendo por nosotros". Queremos aprender a "estar con quien
sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti
aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración "el amor es el que
habla". Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso
queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un
silencio de amigo y con una presencia de donación. Nos has dado a tu Madre como nuestra
para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola
en práctica, se hizo la más perfecta Madre. Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe
meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los
hermanos. Amén.
5. “Nos convertimos en aquello en que fijamos la mirada. Al observar una puesta de sol el
rostro toma tonos dorados. Observar al Señor sacramentado durante una hora transforma el
corazón de una manera misteriosa” Fulton J. Sheen
6. «La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en
este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en
la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No
cese nunca nuestra adoración» (Juan Pablo II).
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
1. ¿Qué obstáculos veo en mi vida para crecer en mi devoción a Jesús sacramentado?
2. ¿Qué medios puedo poner para que mis visitas al Santísimo sean una experiencia cada
vez más profunda de encuentro con el Señor Jesús?
3. ¿Participo con mi familia de las procesiones eucarísticas y adoraciones al Santísimo?
4. Como zona, sector, movimientos: ¿participo con alegría de la oración perpetúa?
5. ¿Cómo se vive en mi parroquia los jueves llamados del Santísimo?
6. ¿Qué dices a aquellos que dicen que oran solos directamente con Dios?
7. ¿Qué significa para ti el silencio de Dios? Oras y parece que Dios no te escucha
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8. ¿Antes de entrar a Misa, con tiempo procuro visitar a Jesús Sacramentado y hago con
reverencia la genuflexión (una rodilla en el suelo) al Santísimo Sacramento?
9. ¿Qué compromisos adquirimos a nivel individual y comunitario de ésta catequesis?
Invoca: Padre bueno, tú eres nuestro mejor amigo. En este momento queremos estar
contigo, te pedimos que nos concedas tu Santo Espíritu para que podamos saborear el tesoro
de tu amor manifestado en nuestras celebraciones litúrgicas. Llévanos a descubrir tu Misterio,
a encontrarte en medio de los signos sacramentos y a experimentar tu salvación con
profundidad
La palabra Liturgia en el mundo griego significó a las ceremonias de carácter oficial y público
que se tributaban a las divinidades o a los gobernantes. En las primeras comunidades
cristianas el termino Liturgia llegó a ser utilizado como un sinónimo del término “culto” o
conjunto de prácticas religiosas y publicas que realizaban los primeros cristianos. El Concilio
Vaticano II define la Liturgia como: “El ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los
signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así
el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la cabeza y sus miembros, ejercen el culto público
integro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su
cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, no la iguala
ninguna otra acción de la Iglesia.” (Sacrosanctum Concilium 7)
2. – La Liturgia de las horas: especialmente con el rezo de los Laudes y las Vísperas.
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3. – Los Sacramentales: Bendición de las iglesias, las exequias, exposición y bendición con
el Santísimo, el agua bendita, la imposición de las cenizas, la adoración de la cruz entre otras.
Un rico señor tenía un perro, al que llamaba Boniforte. El perro murió. El señor mandó
levantarle una tumba de mármol en la plaza principal de la ciudad y allí lo enterró.
Pasaron los años, y las personas se imaginaron que allí estaba sepultado un personaje
importante llamado Boniforte. Tiempo después comenzaron a llamarlo "san Boniforte". Le
encendían veladoras, hacían oraciones y procesiones, y contaban de aquel "santo" muchos
milagros, y el Diablo estaba feliz. A esto llegan la ignorancia y la superstición de los cristianos
que no quieren estudiar su religión. (San Bernardino, s. XV)
CONTEMPLA
Una bella definición nos la ha dado San Juan Pablo II de lo que es la liturgia: “Es la voz
unísona del Espíritu Santo y la Esposa, la santa Iglesia, que claman al Señor Jesús: `Ven’.
¿Qué es la liturgia sino la fuente pura y perenne de ‘agua viva’ a la que todos los que tienen
sed pueden acudir para recibir gratis el don de Dios? La liturgia es el lugar principal del
encuentro entre Dios y los hombres, de Cristo con su Iglesia”.
“La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres
puedan llegar a la Liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la
conversión: “(catecismo de la Iglesia Católica 1072) ¿Cómo invocarán a Aquel en quien no
han creído? ¿O cómo creerán en El sin haber oído de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica?
¿Y cómo predicarán si no son enviados?” (Rom 10,14-15).
hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia
tienden como a su fin.”
ACTÚA:
Si no estoy comprometido con lo que la liturgia celebra, es lógico que me parezca lejana,
aburrida, incomprensible. En la medida en que me voy comprometiendo con la fe cristiana,
voy entendiendo y valorando la liturgia en la que esa fe cristiana se comparte y se celebra. Se
ama lo que se conoce. ¡Animo!
Existen muchos hermanos necesitados que esperan ayuda, muchos oprimidos que esperan
justicia, muchos desocupados que esperan trabajo, muchos pueblos que esperan respeto:
¿Cómo es posible que en nuestro tiempo, haya todavía quien se muere de hambre; quien está
condenado al analfabetismo; quien carece de asistencia médica más elemental; quien no tiene
techo donde cobijarse? El panorama de la pobreza puede extenderse indefinidamente, si a las
antiguas añadimos las nuevas pobrezas, que afectan a menudo a ambientes y grupos no
carentes de recursos económicos, pero expuestos a la desesperación del sin sentido, a la insidia
de la droga, al abandono en la edad avanzada o en la enfermedad, a la marginación o a la
discriminación social…¿Podemos quedar al margen ante las perspectivas de un desequilibrio
ecológico, que hace inhabitables y enemigas del hombre las vastas áreas del planeta? ¿O ante
los problemas de la paz, amenazada a menudo con la pesadilla de guerras catastróficas? ¿O frente
al vilipendio de los derechos humanos fundamentales de tantas personas, especialmente de los
niños? El amor tiene por delante un vasto trabajo al que la Iglesia quiere contribuir también
con su doctrina social que concierne a toda persona y se dirige a todas las personas. CDSI 5.
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1. Del texto anterior: ¿Qué ideas te han llamado la atención y por qué?
2. ¿Conoces personas, situaciones parecidas que estés viviendo en tu comunidad, barrio?
3. ¿Por qué muchas personas se muestran indiferentes ante el dolor ajeno y no les gusta
hablar de éstos temas sociales?
4. Como Iglesia, Comunidad: ¿Cómo podemos fomentar una cultura del encuentro, de la
fraternidad, donde nos interesen verdaderamente los problemas de los demás?
5. La lectura de este texto y el análisis que hemos hecho como pequeña comunidad: ¿te
invita a algún compromiso concreto que debas realizar?
1. “Una doctrina cuyo objetivo principal es interpretar las complejas realidades de la vida
del hombre, examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña
acerca del hombre, para orientar en consecuencia la doctrina cristiana.”
Sollicitudo Rei Socialis, La Preocupación Social. 41
2. La función de la doctrina social es el anuncio de una visión global del hombre y de la
humanidad y la denuncia del pecado de injusticia y de violencia que de varios modos
atraviesa la sociedad (cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 81).
3. «La enseñanza social de la Iglesia contiene un cuerpo de doctrina que se articula a
medida que la Iglesia interpreta los acontecimientos a lo largo de la historia, a la luz
del conjunto de la palabra revelada por Cristo Jesús y con la asistencia del espíritu
Santo. Catecismo de la Iglesia Católica 2,422
4. “Un conjunto de principios de reflexión, de criterios de juicio y de directrices de acción,
para que los cambios en profundidad que exigen las situaciones de miseria y de
injusticia, sean llevados a cabo de una manera tal que sirva al verdadero bien de los
hombres.” Libertatis conscientia, La Libertad de Conciencia. 72
REFORMAR EL MUNDO SOBRE LA BASE DE LA PERSONA HUMANA. Mientras su esposa estaba ausente, un
importante hombre de negocios tuvo que permanecer en casa cuidando a sus dos hijos muy traviesos. Tenía
importantes problemas que resolver, pero pequeños no lo dejaban en paz. Buscó entonces una manera que los
ocuparan por un buen rato de tiempo. Tomó de una revista un mapa de geografía que representaba el mundo
entero. Era un mapa muy complicado por los distintos colores sobre los diversos estados. Con la tijera cortó en
pedazos pequeños el mapa y lo dio a sus dos chicos, desafiándolos a recomponerlo todo como era. Pensaba que
aquel rompecabezas los habría ocupado por algunas horas. Pero un cuarto de hora después, los dos chicos se
presentaron al padre contentos con el rompecabezas recompuesto. "Pero, ¿cómo hicieron para terminar en tan
poco tiempo?" preguntó el papá asombrado. "Ha sido fácil" le contestaron. En la parte atrás había una figura de
hombre. Nosotros nos hemos dedicado a recomponer la figura del hombre y, del otro lado, el mundo entero se
arregló sin problemas". ¿Qué tiene que ver la historia con el tema que hemos estudiado?
Terminar orando con el Salmo 112.
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1. Si se tomara la dignidad de la persona humana como base para arreglar todas las
políticas, las economías, etc. relaciones internacionales, el mundo se encontraría
armónicamente unificado.
2. “Qué pena que por pensar que puedes hacer poco no hagas nada”.
3. Los problemas sociales tienen su origen y raíz en el pecado de los hombres, en la
descristianización de la sociedad y en el olvido de los valores espirituales
MOTIVACIONES. Nuestra Catequesis, se propone presentar el nexo profundo que hay entre
la pasión y muerte del Señor con su Gloriosa Resurrección. Por ello, estudiaremos los
siguientes objetivos: 1. Conocer los últimos momentos de la vida de Jesús, que fueron los
más importantes: despedida, muerte y resurrección. 2. Descubrir las implicaciones que tiene
para nuestra vida cristiana su entrega, muerte y resurrección. 3. Conocer la gran importancia
del mandamiento del amor y de la eucaristía en la vida del cristiano. 4. Descubrir a Jesucristo
vivo y resucitado en nuestra vida.
Para Reflexionar
1. ¿Qué enseña Jesús a sus discípulos con el gesto del lavatorio de los pies?
2. ¿Cuál es la diferencia?: ¿Entre el Señorío de Jesús y los de esta tierra?
3. ¿Qué relación encuentras entre el servicio por amor y la Eucaristía?
4. Al presentar o ver un crucifijo: ¿vamos a centrar en ver solo el padecimiento y el
dolor o descubrir el inmenso amor que lo llevó a dejarse crucificar?
5. Si Cristo ha resucitado. ¿qué se necesita para que nosotros nos relacionemos con un
Cristo vivo que transforma, nos recrea y nos da vida?
Para Catequizarnos
El LAVATORIO DE PIES. El señorío de Jesús no es como los señoríos de la tierra. Él es
constituido señor por su entrega, servicio, sus palabras vendrían a decir: «si yo he lavado los
pies a quien quizá tú le tienes antipatía, ese merece que tú también lo ames». Cristo da su
vida por él; ¿cómo yo no le voy a considerar digno de amar? esto debemos vivirlo no solo en
teoría, en cada matrimonio, por ejemplo, al marido Cristo le dice: «si yo a tu esposa le he
lavado los pies, le he entregado mi cuerpo y mi sangre, no es mucho que tú le entregues
también tu vida». Y con los hijos: «si Cristo ha dado su vida por ese hijo tuyo, no es mucho
que tú des algo de tu comodidad por él».
IMPORTANCIA DE LA EUCARISTÍA. La eucaristía es la fuente y cima de toda la vida
cristiana. De esa fuente brota toda la virtud de los santos, todo el apostolado, el heroísmo de
los mártires, todo el bien espiritual de la Iglesia. Porque la eucaristía es Cristo mismo, la
fuente de la vida, la fuente que también nutre el amor matrimonial. si la misa es el acto
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central de la vida cristiana y el encargo-testamento que dio Jesús a los apóstoles antes de
su muerte; si es la fuente de donde provienen para cada uno y para la Iglesia toda la gracia y
bendiciones de Dios, es lógico que la participación en la santa Misa sea de capital
importancia, una urgente necesidad. Para inculcar por ejemplo a los niños el valor de la
eucaristía, no bastan las palabras; necesitan el testimonio y ejemplo de sus padres; han de
ver «con los hechos» que participan en la eucaristía dominical.
Para Meditar:
1. ¿Los cristianos hemos asumido que seguimos a un Cristo que entrega su vida en la cruz por
amor? ¿Estás aprendiendo a llevar tu cruz de cada día?
2. ¿El deseo de Jesús de amarnos está presente en nuestra vida?
3. ¿Cómo has programado en tu familia vivir la semana santa?
4. ¿Sientes a Jesús vivo y resucitado en tu vida diaria? Danos un ejemplo de ello
5. ¿Con qué gestos diarios de tu vida sirves al prójimo? ¿Qué sientes al hacer eso?
1. La resurrección de Cristo es perdón para los pecadores, vida para los que aceptaron su obra en
la cruz, y gloria por la eternidad con Él en los cielos
2. El creyente que ama la cruz, encuentra que aun las cosas más amargas que vienen a su vida son
dulces.
3. En la cruz. ¿Fue Cristo el que murió... o fue la muerte la que murió en Él? ¡Oh, qué muerte...
que mató a la muerte!
4. La cruz no es para que la lleves solo al cuello; es para que la vivas día a día.
ORACION: Dios todopoderoso, cuyo Hijo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió
victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos los fieles, sepultados con Cristo por
el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Amén.
El alba radiante del domingo de Pascua es la imagen de Cristo Triunfante, que al salir del
sepulcro ilumina una creación nueva y eterna. Es el anuncio de ·la última mañana, del gran
día del Señor, el día que no tendrá ocaso. Todos los días son de Dios. Pero este domingo, es
obra particular de Cristo Jesús, que en él hizo resplandecer su gloria convirtiéndole en el día
de ·la vida triunfante. Después de las penitencias de la Cuaresma y los sufrimientos de la
Semana Santa la Iglesia descansa en el gozo de su Señor, que ya no morirá más. En la
mañana de Pascua tuvo lugar la primera aparición de Jesús a María Magdalena. Ella estaba
llorando, sola, junto al sepulcro. Creía que lo había perdido todo. "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A
quién buscas? Ella le contesta: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo
recogeré". Ve a Jesús y no le reconoce; las lágrimas le impiden ver que tiene ante sí al mismo
a quien buscaba. La vista, los sentidos no sirven ya para reconocer a Jesús en su nuevo
estado de cuerpo resucitado. "Entonces Jesús le dijo: María". Hasta este momento no había
reconocido ni el rostro ni el aspecto ni la voz de Jesús. Pero al oír pronunciar su nombre es
liberada de su desconfianza y enviada a anunciar el gozo de la resurrección.
Hoy todos, somos enviados a los hermanos para encontrar y ver en la fe a Cristo resucitado.
¡Él está en los demás! Lo encontraremos en donde haya dos o más reunidos en su nombre.
En la asamblea litúrgica de este domingo de Pascua podremos vivir la alegría en la
certeza final y el gozo de ver al Señor presente en el sacramento de la Eucaristía. Ser
cristiano es creer en la resurrección de Cristo, es creer que la muerte se torna en vida,
la tristeza en gozo, la prueba en gracia. En plena luz del día, la Iglesia se reúne por segunda
vez para celebrar la eucaristía pascual. El cirio está encendido sobre su candelero elevado. El
presbiterio adornado con flores. Las vestiduras son blancas para simbolizar la alegría, y la
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antífona de entrada comienza con gozosas palabras: "He resucitado y aún estoy contigo, has
puesto sobre mí tu mano: tu sabiduría ha sido maravillosa, aleluya".
Cristo, después de su resurrección, vuelve al mismo lugar del que había salido para la pasión
y la muerte. Vuelve al Cenáculo, donde se encontraban los Apóstoles. Mientras estaban
cerradas las puertas, Él se puso en medio de ellos y dijo: "La paz sea con vosotros". Y añadió:
"Como me envió mi Padre, así os envío yo... Recibid el Espíritu Santo; a quien perdonareis los
pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos" (Jn 20, 19-
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REFLEXIONA:
1. En relación con el tema: ¿Qué enseñanza nos deja éste hecho de vida?
2. ¿Cómo estás dando testimonio de la resurrección de Cristo en nuestra vida?
3. Al participar de la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo, ¿Cómo cristiano he
resucitado con él dejando atrás algunas situaciones que no me dejan seguirlo?
4. ¿Cuál fue mi experiencia en este año al participar de la pascua en mi parroquia? ¿logró
participar toda tu familia? ¿Cuáles fueron las distracciones más grandes que tuvieron?
OREMOS: Busquen por favor en sus Biblias el Salmo 117 que sale entre paréntesis.
Después de leer cada estrofa repetir en voz alta la siguiente antífona: Éste es el día en
que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dejar unos
momentos de silencio interior y continuar leyendo la segunda estrofa y así
sucesivamente hasta el fin.
CONTEMPLA: Es verdad que nosotros los cristianos por un lado nos decimos discípulos de
Jesús, que venció la muerte y que con su resurrección nos prometió que lo seguiríamos todos
los días, y por otro lado manifestamos una cara de gente golpeada y amargada. Con la
resurrección de Cristo tenemos que presentar un rostro más alegre, de resucitados con él.
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ORACION: Recitarla en voz alta todos y despacio. María, Madre nuestra, tú que,
estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la
cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a
los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a
todos el don de la belleza que no se apaga. Amén.
LEE Y EXPLIQUE: Jn 2, 1 – 5. Lc 1, 39 – 56
"Hagan lo que Él les diga": son palabras dirigidas a los hombres y mujeres de todos los
tiempos. Contienen todo el anhelo, la vivencia y la misión de María; conducirnos a la
identificación con Cristo, es el llamado a todos los misioneros que se ponen en camino para el
anuncio del evangelio. La evangelización es siempre precedida por la intervención materna de
María. Ella nos revela a Jesús, es ella quien nos presenta a Cristo al mundo, y como maestra
y testigo revela a la Iglesia naciente el misterio de su hijo. "Ella, que vivió de manera perfecta
la condición de discípula del Señor impulsa a los cristianos a avanzar por el camino de una
vida evangélica ferviente". El testimonio de vida, antes que de las palabras. Solo los que
testifican con su vida, pueden tocar el corazón, y la mente confundida y desorientada. Es por
ello que la figura de la Virgen María ilumina la misión evangelizadora. Ella es evangelizadora
porque es evangelio vivido, modelo a seguir.
MEDITA:
“María se puso en camino hacia la montaña, a una ciudad de Judá” (Lc 2,39). Ella es el
modelo para la Nueva Evangelización: En la misión evangelizadora, de llevar a los demás la
buena noticia de salvación, debemos contemplar siempre a María como verdadero modelo, es
decir, como estrella y camino que nos muestra por dónde tenemos que ir, sobre todo en estos
tiempos difíciles y llenos de desesperanza. En esta ocasión, y al hilo del evangelio de san
Lucas en el que nos narra la visitación de la Virgen a su prima santa Isabel, reflexionamos
sobre algunas actitudes esenciales para todo evangelizador.
Se puso en camino y lo hizo con decisión: El evangelio nos recuerda que para sembrar el
trigo de la Palabra hay que salir al campo y salir cada mañana. El Señor nos lo dejó como
mandato decisivo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio…” María es el modelo;
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ella es la estrella y el camino que nos enseña a salir de nuestra casa para ponernos en
camino hacia la casa y la vida de los demás. La evangelización no se puede hacer a través de
evangelizadores tristes y desalentados.
María se nos muestra también como modelo de lucha y superación de toda dificultad a la hora
de evangelizar. Ella hizo el camino hacia la montaña, hacia el encuentro con Isabel, con
determinación, ciertamente, pero también a precio de algunas dudas y temores, a precio de
soledad y cansancio. Su ejemplo nos recuerda que debemos conservar la dulce y
confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas…”.
“El poderoso ha hecho grandes obras por mí”: Es el canto y oración de María al encontrar
a su prima en la montaña. María reconoce que todo lo que allí está pasando, son obra de
Dios. La obra de la evangelización es la obra de Dios y de su Espíritu. Él es el amo de la viña
y el viñador principal. Él es el que construye la casa y riega los campos, desde el amanecer y
hasta la caída del sol. Hermosa y urgente lección de María para todos los evangelizadores.
Lección de fe y humildad, y lección de esperanza.
Se quedó unos tres meses: Finalmente, María nos enseña a estar y acompañar. Nos
enseña a quedarnos junto al necesitado, a hacer camino junto a aquellos a los que queremos
ayudar y evangelizar. No basta con la visita rápida y fugaz; hay que gastar o perder tiempo
haciendo camino con los demás.
PARA REFLEXIONAR:
CONTEMPLA: María sigue repitiéndonos a todos las mismas palabras que dijo en Caná de
Galilea: «Haced lo que él os diga». Esta frase tiene un valor permanente. «El objetivo de la
evangelización no es otro que éste: acoger la palabra de Cristo en la fe, seguirla en la vida de
cada día, hacer de ella un estilo de vida como lo hizo María». Ya que por María vamos a
Jesús.
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1. ¿Cree que llegará un día en que los seres humanos nos cansemos de odiar y
comprendamos que Dios nos hizo para que nos amemos de verdad?
2. En algunas ocasiones personas nos han dicho “vos solo vivís a la defensiva, no se te
puede decir nada, ya que con poco te enojás” ¿Qué es lo que nos quieren decir con esa
expresión?
3. En nuestro medio, familia, sociedad: ¿cómo podríamos identificar una persona
violenta, agresiva? ¿Cuáles serían las características?
4. Cuando el Señor dice en el Evangelio: que si nos pegan en una mejilla hay que poner
la otra. ¿Cómo se puede entender esa frase?
5. Comentar el siguiente pensamiento: “Siempre una sonrisa puede lograr mucho más que
el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás
para comprobarlo. ¿Preferimos una sonrisa o un insulto?... ¿Preferimos una caricia o una
bofetada?... Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que nos
gustaría ser tratados... Así veremos que todo será mejor...”
LA BONDAD VENCE. El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. La discusión
fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino avanzaba un hombre,
acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra él. -Vas a ver- dijo el viento- como con sólo
echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras. Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos
más esfuerzos hacían, el hombre más oprimía su capa, gruñendo contra el viento, y seguía
caminando.
El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más cerraba su capa.
Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa. Sonrió el Sol mostrándose entre dos
nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa
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y se la puso sobre el hombro. -Ya ves- le dijo el Sol al Viento- como con la bondad se consigue más
que con la violencia.
Leeremos en voz alta la siguiente plegaria y al final de cada estrofa vamos a repetir:
“Entonces vendrá la paz”.
♣ Si crees que la sonrisa tiene más fuerza que las armas, si crees en el poder de una mano
abierta, si crees que lo que une a los hombres es más que lo que los separa, si crees que el
hecho de ser diferente es una riqueza y no un peligro. ¡Entonces vendrá la paz!
♣ Si puedes sentir alegría con el éxito de tu vecino, si crees que el perdón puede más que la
venganza, si eres capaz de dar tu tiempo gratuitamente por amor, si para ti el otro es sobre
todo un hermano ¡entonces vendrá la paz!
♣ Si sabes aceptar las críticas, si te resistes a echar la culpa de todo a los demás, si prefieres
que te hagan daño antes que hacerlo, si rechazas la idea de que eres indispensable,
¡entonces vendrá la paz!
C. PARA ORAR (al final se puede dar espacio para más peticiones)
1. Por la Santa Iglesia de Dios: para que todos sus fieles renazcan a una vida de justicia, de libertad,
de amor y de paz. Roguemos al Señor.
2. Por todas las naciones del mundo: para en este nuevo año reine la paz y la justicia. R al Señor.
3. Por los hijos y los padres: para que aprendan a escucharse los unos a los otros. Roguemos al Señor.
4. Por todos los que en otros años celebraban con nosotros y han partido de este mundo: para que en
el Reino eterno contemplen el rostro de Cristo. R al Señor.
5. Por todos nosotros aquí reunidos: para que seamos fieles a Cristo y a nuestro compromiso cristiano
durante este nuevo año. R al Señor.
6. Para que siempre nos podamos dirigir a los demás con ternura y amor, eliminando nuestras
críticas, agresividades y tratos groseros para con nuestros semejantes. R al S
D) REFLEXIÓN FINAL. Un día el maestro le preguntó a sus discípulos lo siguiente:- ¿Por qué
la gente se grita cuando están enojados?: Los hombres pensaron unos momentos: Porque perdemos la calma -
dijo uno - por eso gritamos.- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? - Preguntó el maestro-
¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los hombres dieron
algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro. Finalmente él explicó: Cuando dos personas
están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse.
Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran
distancia. Luego preguntó el maestro:- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino
que se hablan suavemente, ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
Continuó - Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en
su amor. Finalmente no necesitan ni siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuando dos personas se
aman. Luego terminó el maestro diciendo: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan
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palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de
regreso.
La palabra latina “misericordia”, según su etimología significa: tener el corazón vuelto hacia los pobres,
en comunión con ellos: «sentir afecto por los pobres». Conlleva un sentido de compasión, es decir,
de sentir y de padecer con el vulnerable, con el pobre, con el destituido cuya vida está más agredida e
indefensa. Quien ejerce la misericordia consigue salir de su egoísmo y salir hacia los afligidos por la
pobreza y por toda clase de miserias.
Bien diferente se sitúa la teología cristiana. Su horizonte no es otro que entender la misericordia o la
compasión, afectarse por el sufrimiento del prójimo, no solo de una manera afectiva sino incluso, sobre
todo, de forma efectiva, ya que busca combatir y superar la carencia y el mal que padece esa persona.
Ya desde sus inicios, la Iglesia ejerce la misericordia con los pobres sea personal sea en modo
comunitario. En el cristianismo, se consolidó rápidamente el cuidado por los pobres y los enfermos
cuya responsabilidad y custodia corría a cargo de la comunidad eclesial en la persona de los obispos
y, en particular, de los diáconos.
Hoy esta práctica ha adquirido formas más secularizadas. Sin embargo, resultan aún incontables las
obras y las instituciones dedicadas a la caridad que surgen justamente del cuidado a los más débiles
por parte de la Iglesia, inspirada en el Evangelio que es su norma. Así lo refuerza el Papa Francisco:
«La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral
debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su
testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través
del camino del amor misericordioso y compasivo […] Los cristianos nos hemos olvidado de indicar y de
andar por la vía de la misericordia»
Convocando así a la Iglesia que preside, el obispo de Roma subraya cómo la misericordia deja de ser
un sentimiento espiritual vago y abstracto para desempeñar una práctica responsable que compete a
la misma misión eclesial. Aquí está en juego su credibilidad y fidelidad al Evangelio. La invitación a la
misericordia deriva de una falta, de una carencia, de una ausencia de algo que es un derecho del ser
humano o de la misma creación. Y a esta laguna resulta necesario responder. La misericordia de Dios,
«no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de
un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo. Vale
decir que se trata realmente de un amor “visceral”. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento
profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón».
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La misericordia no es, por lo tanto, únicamente la benevolencia de Dios que concede su perdón al
pecador arrepentido. Sin embargo, previo a eso, es la dinámica del amor de Dios que sale al encuentro
del ser humano en sus necesidades, sea o no pecador, esté o no arrepentido, tenga o no fe en el Dios
que los busca apasionadamente y que se compadece de su sufrimiento
MEDITA
“El Evangelio nos dice que una vez le preguntaron a Jesús: ‘¿Quién es mi prójimo?’ Él no respondió
con teorías, ni hizo un discurso bonito o elevado, sino que utilizó una parábola ―la del Buen
Samaritano―, un ejemplo concreto de la vida real que todos ustedes conocen y viven muy bien”. “El
prójimo es sobre todo un rostro que encontramos en el camino y por el cual nos dejamos mover y
conmover: mover de nuestros esquemas y prioridades y conmover entrañablemente por lo que esa
persona vive para darle lugar y espacio en nuestro andar”.
COMENTEMOS LA HISTORIA
SIN PREJUICIOS. Sucedió que un presidiario de Darlington, Inglaterra, que acababa de ser
puesto en libertad, se cruzó con el alcalde John Morel en la calle. El hombre había pasado
tres largos años en la cárcel por malversación de fondos y estaba sumamente susceptible por
el rechazo social que esperaba recibir por parte de la gente de su pueblo.
“¿Qué tal?”, lo saludó el alcalde alegremente. “¡Qué gusto verlo! ¿Cómo le va?” El hombre
parecía sentirse incómodo y la conversación terminó abruptamente.
Años más tarde, por lo visto el alcalde Morel y el ex presidiario volvieron a encontrarse por
casualidad en otro pueblo, y este último le dijo:
“Quiero agradecerle lo que hizo por mí cuando salí de la cárcel”.
“¿Y qué fue lo que hice?”, preguntó el alcalde.
“Fue muy amable conmigo y eso transformó mi vida”, respondió agradecido el hombre.
1. ¿Qué relación tiene ésta historia con el tema que estamos estudiando?
2. ¿Qué es la misericordia, según la Iglesia?
3. ¿Cuál es la diferencia entre caridad, misericordia y compasión?
4. ¿Por qué, en la Iglesia debe practicarse la misericordia, la caridad y la compasión?
5. ¿Cuál es la relación entre la caridad y la fe?
CONTEMPLA
El Papa Francisco expresa: “Es fácil confirmar la fe de unos hermanos cuando se la ve actuar
ungiendo heridas, sanando esperanza y animando a creer”. El buen Samaritano, nos muestra que el
prójimo es “en primer lugar una persona, alguien con rostro concreto, real y no algo a saltear o ignorar,
sea cual sea su situación. Es rostro que revela nuestra humanidad tantas veces sufriente e ignorada”.
“Estar aquí es tocar el rostro silencioso y maternal de la Iglesia que es capaz de profetizar y crear
hogar, crear comunidad”. “El rostro de la Iglesia que normalmente no se ve y pasa desapercibido, pero
es signo de la concreta misericordia y ternura de Dios, signo vivo de la buena nueva de la resurrección
que actúa hoy en nuestras vidas”.
ACTUA:
Entregamos a cada uno de los miembros un papelito en blanco, en el cual solicitamos escribir el nombre de
un familiar muy cercano que haya fallecido lo más reciente y a quien recordamos con amor o alguna otra
pérdida que hayamos sufrido y haya afectado significativamente nuestra vida: un trabajo, una relación, algo
material, etc.
Leemos el texto
Josué 1:9 “¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el
SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas. “
Una vez que hemos leído el texto dejamos 2 minutos de silencio o escuchamos una música de fondo
que nos ayude a pensar en ese ser querido o esa pérdida que hemos experimentado… y respondemos:
1. ¿Qué sentimientos has experimentado ante la pérdida que has escrito? ¿Estás resentido o
molesto con Dios por alguna pérdida que hayas tenido?
2. ¿Podría resumir que etapas he pasado durante ese tiempo de dolor?
3. ¿De qué manera he enfrentado la situación de dolor, qué pasos he dado para superarlo, quienes
han ayudado y que lugar ha tenido Dios en este proceso?
Meditamos
La meditación de hoy la haremos en base a nuestras vivencias y para conocer un poco sobre qué es el
duelo hacemos el siguiente texto de manera comentada, les invitamos a que se abran a la imaginación y
lo hagan vida en sus mentes.
IMAGINEMOS un río enorme y bravo que baja desde las montañas hasta el mar, un río con sus etapas
desde su nacimiento hasta su desembocadura, con sus relieves, con sus peculiaridades. Un río muy
especial que nos puede ayudar a entender la vivencia del duelo. Lo primero que vemos en este río es
que el agua que sale de las montañas necesita tiempo para llegar al mar, es un largo recorrido, es decir,
el duelo necesita tiempo, recuperarnos de una pérdida no es algo mágico y necesitamos tiempo para
sentir dolor y llorar la pérdida.
El río no va en línea recta, el duelo tampoco, las fases se van superponiendo, retrocediendo en
ocasiones, pero, en definitiva, avanzando con el tiempo. También tenemos que el agua de este río está
compuesta por las emociones negativas (tristeza, enfado, culpa, angustia…), emociones fundamentales
en el duelo porque nos sirven para recuperarnos y que finalmente desembocarán en el mar, en lo que
sería el mar de la aceptación. De alguna manera y siguiendo la metáfora, el agua del río serían las
lágrimas que derramamos cuando lloramos por lo perdido, porque llorar sirve de algo en el ser
humano, sirve para recuperarnos y aceptar nuestra realidad.
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Vamos haciendo las preguntas abiertas al grupo y leemos paralelamente el texto que aparece debajo.
- ¿Qué es el duelo?
El duelo (del latín dolium, dolor, aflicción), 1. Es la reacción natural ante la pérdida de una persona,
objeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de
sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Se tiende a pensar en el duelo sólo en el
contexto de la muerte de un ser querido, pero también suele producirse como reacción ante la
pérdida de una persona amada o de alguna abstracción que ha ocupado su lugar, como la patria, la
libertad, un ideal, entre otros situaciones vitales existe un grado de aflicción y duelo; incluso, cambios
tan corrientes como mudarse a otra casa o trasladarse a una nueva región pueden implicar la sensación
de pesar por la pérdida del contexto en el que siempre hemos vivido y, a veces, del estrecho contacto
con los amigos. 2 Entre los diferentes procesos de duelo que tienen que enfrentarse, el más doloroso
se refiere a la finitud de nuestra vida y la de los seres queridos, en otras palabras LA MUERTE.
ORAMOS
Cada miembro realizará una petición por su pérdida, si se trata de un ser querido pueden, si lo desean,
mencionar su nombre, pedir por su eterno descanso y por la fortaleza y aceptación que estén
necesitando.
Rezamos al final PADRE NUESTRO, AVE MARÌA, Y GLORIA.
CONTEMPLAMOS
Nos comprometemos a acompañar a nuestros hermanos en las pérdidas que puedan tener, la mejor
ayuda que se puede brindar es la compañía y cercanía y por supuesto sus oraciones.
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- ¿Qué llamó poderosamente tu atención en la Lectio anterior que estudiamos sobre el duelo?
Esperamos que respondan y pedimos compartan sus respuestas voluntariamente. Esto permitirá que
nos introduzcamos en el tema.
Oración de Inicio
En este momento de congoja y dolor, cuando siento que mi alma sangra, que mis fuerzas empiezan a
desvanecer, cuando declinó una vez más con tanto dolor. Vengo ¡oh mi Espíritu protector!, a implorarte
que me escuches, que ilumines mi corazón, para apartar de mi camino y mi vida, todo lo que me ha
causado gran daño, tómame y no me sueltes. Empápame de tu luz, enciende en mi espíritu tu fragante
fervor, que la paz en mi alma reine, que no exista mala intención, que los que hoy me lastiman que
rindan ante tu presencia santa. Enséñame a orar, a no flaquear y a ser más fuerte, a comprender que me
amas, que siempre estas a mi lado, y que este sufrimiento pronto va a pasar. Eres tu mi refugio y mi
alegría. Líbrame del maligno, Úngeme con tu aceite santo, Infunde en mi sabiduría, y con una mente
más clara, ver tu luz, que eres mi guía. Ayúdame a seguirte fielmente, a proclamar tu Santo Nombre, a
alabarte con todo mi corazón, Por los siglos de los siglos. Amén.
Meditamos
Pedimos a los miembros de pequeña comunidad que se sitúen en el último funeral al que asistieron y
que se pregunten y compartan:
1. ¿Qué palabras utilizaron para dar el sentido pésame a las personas dolientes?
2. ¿Qué gestos utilizaron? Un abrazo… palmaditas en la espalda, dar la mano, ninguno?
3. ¿Y a ustedes, qué les han dicho al momento de perder a un ser querido? ¿Existe algo que no les
haya agradado o les haya hecho sentir mal? ¿Qué es y por qué?
4. ¿Cómo crees que podemos ayudar a la familia doliente durante el duelo?
Una vez que hayamos compartido las respuestas les leemos LO QUE NO DEBE DECIRSE A UNA PERSONA QUE
ESTÉ VIVIENDO UN DUELO:
Contemplamos…
Sacamos copia a esta reflexión y entregamos 1 a cada miembro, les pedimos que lo lean de manera individual
y en silencio.
SEA FELIZ A TIEMPO. Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de
aquel instante comenzó a buscarla. Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y
la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del
trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida". Aquel hombre, cansado y
desgastado por los sinsabores de la vida se dijo: " Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de
experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean". Y aquel buscador infatigable de la felicidad,
sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que les dedicaba a
los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo
grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y
valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar. Entendió que la felicidad
brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de
plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre
está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior. Finalmente descubrió que cada edad tiene su
propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad,
reconciliación, perdón y donación total. Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: “Cuánto gozamos
con lo poco que tenemos y cuanto sufrimos por lo mucho que anhelamos".
Ahora pregúntese…
¿Qué haría usted si le quedara poco tiempo de vida? (Deben responder cada uno, uno por uno
en voz alta)
Concluimos la Oración pidiendo a los miembros darse un efusivo abrazo de paz, y de consuelo, pidiendo
a Dios que sanemos todos los duelos que estamos sobrellevando. A la vez que damos el abrazo cada uno
debe decir una frase de aliento y esperanza al otro
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Para desarrollar esta catequesis, se recomienda ubicar los nombres de los siete dones
en la pared, y una mesa con siete velas encendidas que representan los siete dones. El
tiempo de Pascua que hemos celebrado durante 50 días concluye con la conmemoración
festiva de la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Con él los discípulos de Jesús
dieron los primeros pasos de la Iglesia iniciando así su misión en el mundo: evangelizar a toda
lengua, pueblo y nación.
1. Las palabras del profeta Ezequiel nos recuerdan la obra maravillosa que Dios desea
realizar en nosotros, en la iglesia y en el mundo entero, con el don de su propio Espíritu.
Escuchemos como describe el profeta esta impresionante comunicación del amor de
Dios que nos invade y seduce. Del Profeta Ezequiel 36, 26-29.
2. El Padre y el Hijo envían el Espíritu para continuar en el mundo su plan de salvación
universal. Manarán torrentes de agua viva. Todos en la Iglesia somos enviados como
mensajeros de paz y de perdón, siguiendo las huellas de Cristo. Escuchemos y
meditemos con atención este maravilloso Evangelio de San Juan 7, 37-39.
1. La sabiduría no es otra cosa que el amor que saborea, gusta y experimenta como Dios
es dulce y suave. Este don hace amar a Dios con todo el corazón y con toda el alma. Es
casi otro nombre del mismo Dios. Leer: Sabiduría 7, 26 y 9, 10.
¿Cómo podemos ir creciendo en la acogida y vivencia personal del amor de Dios?
2. El entendimiento o inteligencia no es otra cosa que el Amor atento a considerar y a
penetrar la belleza de las verdades de la fe, para conocer en ellas a Dios en sí mismo, y
después, desde ahí, descendiendo, considerarle en las criaturas. Proverbios 9, 10.
¿En qué aspectos de mi vida puedo comprobar la influencia del Espíritu? ¿Soy dócil a su
acción y entiendo lo que quiere de mí?
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3. La ciencia, al contrario, no es otra cosa que el mismo amor que nos hace atentos a
conocernos a nosotros mismos y a las criaturas, para hacernos remontar a un
conocimiento más perfecto del servicio que debemos a Dios. Leer. San Juan 14, 26.
¿Es el Evangelio de Jesús la referencia fundamental de mis criterios y actitudes o me dejo
seducir por otras doctrinas?
1. El consejo es también el amor en tanto que nos vuelve cuidadosos, atentos y hábiles
para elegir bien los medios propios para servir a Dios santamente. Leer: 1 Cor.12, 4-14
¿Busco servir a Dios y a los hermanos? ¿Colaboro al bien común con todas mis capacidades-dones o
busco mi propio interés? ¿Qué grado de generosidad y entrega hay en mi vida?
2. La fortaleza es el amor que estimula y anima el corazón para ejecutar lo que el consejo ha
determinado que debe ser hecho. Leer: Hechos 4, 31
¿Anuncio la fe con valentía o me acomplejo y callo ante las dificultades? ¿Me adapto a las situaciones
o intento ser coherente con la fe aún en los momentos difíciles?
3. La piedad es el amor que dulcifica el trabajo y nos hace, cordialmente, agradablemente y con
afecto filial, emplearnos en las obras que agradan a Dios, nuestro Padre. Romanos 8, 14. 16
¿Vivo mi relación con Dios desde el amor, me siento en verdad hijo suyo? ¿Trato a los demás como
hermanos, sin acepción de personas ni discriminación alguna?
4. El temor es: respeto, admiración, agradecimiento hacia Aquel que es Mayor que nosotros e
infinitamente mejor. Gracias a la presencia del Espíritu, cuando "fallamos", somos capaces de
retomar el camino, intentar una y otra vez corresponder a la misericordia que Dios nos tiene. Leer:
Proverbios 1, 7.
¿Voy progresando hacia el amor y la verdad plena o por el contrario estoy perdiendo la fe y la fuerza
interior de otros tiempos? ¿Cómo dar un impulso nuevo a mi vida? ¿Vivo agradecido a Dios o le tengo
miedo?
COMUNIDAD ORANDO
Tras estos momentos de escucha y silencio, unidos una vez más a María, Madre de nuestra
Esperanza, pedimos confiadamente a Dios que, como ella, seamos nosotros dóciles al
Espíritu que nos mantiene firmes en la fe y alejados del pecado: Podemos hacer peticiones
por El Papa, La Iglesia, Enfermos, Migrantes, La Paz, Familias, Jóvenes, Niños, etc. Y a cada
petición vamos a responder: María ayúdanos a pedir el don del Espíritu Santo
“El Espíritu Santo es el que mueve la Iglesia, es aquél que trabaja en la Iglesia, en nuestros corazones,
es el que hace de cada cristiano una persona distinta a la otra, pero de todos juntos hace una unidad”.
“Es aquél que lleva adelante, abre las puertas de par en par y te invita a dar testimonio de Jesús”. “Es
aquél que en nosotros nos enseña a mirar al Padre y a decirle: Padre, líbrame de esa condición de
huérfano a la que el espíritu del mundo nos quiere llevar”. “Pero nosotros, en nuestra vida, tenemos
en nuestro corazón el Espíritu Santo como un ‘prisionero de lujo’: no dejamos que nos impulse, no
dejamos que nos mueva. Hace todo, sabe todo, sabe recordarnos qué ha dicho Jesús, sabe explicarnos
las cosas de Jesús”. El Espíritu que está en cada uno, “me impulsa a ir fuera: ¿tengo miedo?”. “¿Cómo
es mi valentía, la que me da el Espíritu Santo para salir de mí mismo, para testimoniar a Jesús?”. E
incluso: “¿Cómo es mi paciencia ante las pruebas?
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INVOCA. Si pudiéramos cambiar, la mentira por la verdad, el recibir por el dar, el odio por el perdón, la
duda por la fe, la envidia por la aceptación, la intolerancia por la paciencia, la dureza por la flexibilidad,
el miedo por el coraje, el desistir por el perseverar, las palabras de más por la prudencia, la soberbia
por la humildad, la burla por la piedad, el conformarse por el progresar, el ocio por el trabajo, los
sueños por su realización, la ambición desmedida por el honor. Si pudiéramos cambiar esto
sentiríamos más cerca que nunca la presencia de Dios en nuestra vida.
La participación activa de los fieles laicos en la política contemporánea ha recibido un gran apoyo
durante el Concilio Vaticano II, fundamentalmente en Gaudium et spes, (Los Gozos y las Esperanzas).
Capítulo IV, "La Comunidad política" (números 73-76). El Papa Juan Pablo II, siguiendo de cerca los
pasos del Concilio y de sus predecesores, ha escrito sobre diversas cuestiones en torno a la relación
de la Iglesia con la sociedad y dice: "Para animar cristianamente el orden temporal -en el sentido
señalado de servir a la persona y a la sociedad- los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la
participación en la "política"; es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa,
administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común "
(número 42).
Los católicos y todos los ciudadanos tienen la obligación de seguir la ley moral natural. Pese a que la
Iglesia no intenta entrar en la política con el objetivo de apoyar a los partidos políticos y de influenciar
indebidamente a gobiernos legítimos, la Iglesia tiene el deber de enseñar con firmeza lo que es
verdad. Dicha enseñanza no debe de ninguna manera construirse como un intento de "ejercer el poder
político o de eliminar la libertad de los católicos en relación con cuestiones contingentes. Por el
contrario, intenta, tal y como indica su función propia, instruir e iluminar las conciencias de los fieles, en
particular de aquellos involucrados en la vida política, de modo que sus acciones puedan actuar
siempre para la promoción integral de la persona humana y el bien común".
De hecho, la Iglesia nunca ha buscado imponer estructuras fijas en las cuestiones políticas o sociales.
Por el contrario, siempre ha intentado articular principios racionales, siempre consciente de que no hay
libertad fuera de la verdad. La fuerte defensa de la Iglesia de la libertad de conciencia no es una
defensa del relativismo o el indiferentismo; es una afirmación de la dignidad de la persona humana.
Como escribe el Papa en Fides et ratio: (fe y razón). "O la verdad y la libertad van unidas o juntas
perecen en la miseria". Los laicos tienen la obligación moral en la política y en otras áreas, de
mantener la verdad y hacer avanzar la libertad, para la gloria de Dios y la salvación de las almas.
MEDITA
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En ella tiene su origen la organización y la pervivencia de una nación. Por eso, ante ti, Señor, pienso
que lo que yo hago o trato de hacer es un servicio a la comunidad.
Muchos nos critican porque, lamentablemente, gran parte de los que son candidatos para los puestos
públicos mienten, engañan, roban. En lugar de servir al bien común, solo buscan su lucro personal.
Sus conductas equivocadas pervierten nuestro oficio. Recuerdo ahora lo que dijiste un día a tus
discípulos: “Como ustedes saben los que son considerados jefes de los pueblos, los gobiernan como si
fueran sus dueños; los poderosos los oprimen con su poder. Pero entre ustedes no ha de ser así. Al
contrario, el que quiera ser el más importante, que se haga el servidor de todos. Como el Hijo del
Hombre que no vino para que lo sirvieran sino para servir y dar su vida en rescate por todos.” Marcos
10, 42-45.
Yo quiero ser tu discípulo en mi tarea política. Entiendo que, si quiero tenerte a ti como mi Maestro en
el quehacer público, debo ser servidor de la gente, no su dueño. Me esforzaré por ganar su voto y su
gratitud con mi actitud de servicio responsable y mi obsesión por el bien común.
ACTÚA
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Leer, en el Concilio Vaticano II, la Constitución Pastoral: Gaudium et spes, para quienes sea posible
documentarse sobre el papel del laico en la vida política. Estos documentos se encuentran en Internet.
Desilusionados o indiferentes muchos son los laicos católicos, por no decir la mayoría, que miran la
actividad política con cierto prejuicio. Si bien es cierto que los ejemplos cotidianos a veces nos alarman
y nos defraudan, solo puede cambiar una realidad cuando personas valiosas se comprometen en ella
con idoneidad y entusiasmo, el Documento de Puebla nos recuerda “La fe cristiana no desprecia la
actividad política; por el contrario, la valoriza y la tiene en alta estima” (n. 514). Todos y cada uno
tienen el derecho y el deber de participar en la vida política, si bien con diversidad y
complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades; de allí que los laicos debemos
asumir el desafío de estar presentes promoviendo el bien común. Un partido político es: un “grupos
de ciudadanos que se proponen conseguir y ejercer el poder político para resolver las cuestiones
económicas, políticas y sociales según sus propios criterios o ideologías” (Puebla, n. 523). Los
cristianos que se sientan llamados al compromiso político como una exigencia de su bautismo,
encuentran “en la enseñanza social de la Iglesia los criterios adecuados, a la luz de la visión
cristiana del hombre” (Puebla, n. 525). Ahora bien, a la hora de elegir un partido en el cual participar,
los laicos no han de buscar recetas mágicas en las enseñanzas de la Iglesia, sino recurrir a ellas para
elegir, haciendo uso de su libertad y con rectitud de conciencia, aquel que, según criterio propio,
canalice de modo más oportuno acciones acordes a los principios que nuestra fe nos propone para
promover la dignidad humana de todos y cada uno de los hombres, en especial del más desprotegido.
En la encíclica Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II recordaba que la Iglesia no dispone ni propone
sistemas o programas políticos o económicos, ni manifiesta siquiera preferencias por unos o por otros,
con tal de que la dignidad del hombre sea respetada y promovida. Ahora bien, como afirmaba a su
vez Pablo VI en su encíclica Populorum progressio, (desarrollo de los pueblos), la Iglesia es experta en
humanidad y como tal le compete extender necesariamente su misión religiosa a los diversos campos
en que los hombres y mujeres desarrollan sus actividades. El encuentro y diálogo entre católicos que
participan activamente o se identifican con diferentes partidos políticos beneficiará la búsqueda de
caminos comunes, que lejos de sembrar divisiones opositoras posibiliten puntos de convergencia,
contralor en las acciones propuestas, alternativas de acuerdos para promover en sus propios espacios
el respeto por las cuestiones éticas fundamentales de la vida social.
MEDITA
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Cuando se acercan las elecciones, muchas veces nos asalta cierta incertidumbre, desconfianza y
hasta desgano, entonces el ejercicio de votar se vuelve más que una acción responsable y
conscientemente asumida, un deber mecánico tomado a veces hasta la ligera, sin un previo ejercicio
del análisis y la opción. Para que esto no suceda, tal vez sea bueno tener presente estos criterios:
Benedicto XVI, recordó también tres principios de vital importancia a tomar en cuenta. Ellos son:
1. “protección de la vida en todas sus fases, desde el momento de la concepción hasta la muerte
natural”;
2. “reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre
y una mujer basada en el matrimonio.
3. “la protección del derecho de los padres a educar a sus hijos”.
1. ¿Cómo puedes relacionar esta historia con el tema que hemos estudiado y que enseñanza te deja?
ACTUA:
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