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En el presente trabajo se abordará la novela ​Arráncame la vida ​de la escritora mexicana

Ángeles Mastretta, desde un punto de vista feminista, para explicar el desarrollo de la mujer
dentro de la sociedad y en su propio hogar; abordando solamente al personaje principal de la
obra ya mencionada: Catalina Guzmán de Ascencio. También, se hará mención sobre el
contexto histórico en el que surgen los movimientos feministas y cómo la figura de la mujer
ha tomado un papel fundamental dentro de la estructura social.

En la primera mitad del siglo XX, surgen los primeros rasgos que fundan las bases para dar
paso a acontecimientos del movimiento feminista. La mujer va empezando a ganar el derecho
al voto y algunas libertades personales. Fue hasta este momento cuando hay más libre
albedrío para levantar la voz, expresar ideas y pensamientos.

Para analizar la novela, es necesario explicar que ​Arráncame la vida se desarrolla entre los
años 1915 y 1940, en el mundo político de México. Al comenzar la Institucionalización del
país, que prosiguió a la Revolución mexicana, se muestra a los personajes encargados de la
consolidación del estado mexicano. En la novela, la mujer no tiene voz, ni voto en los asuntos
políticos, por eso, se considera que en Catalina hay un conflicto respecto a los deseos de
seguir la ruta de un matrimonio tradicional, pues aunque esté casada con el General Andrés
Ascencio, el cual es el que toma las decisiones en beneficio del país, la opinión y los
pensamientos de la protagonista no se toman en cuenta.

La primera parte gira en torno al encuentro entre Catalina y Andrés Ascencio, y cómo los
padres de la muchacha le permiten pasar tiempo en compañía de él, sin exigir explicaciones,
aún con la diferencia de edad: treinta años.
El papel de la esposa se eleva hacia una gran crítica a la forma en cómo la sociedad
mexicana, debido a las tradiciones impuestas, lleva durante siglos las uniones matrimoniales;
donde el hombre y los padres son los que deciden la suerte de la mujer, sin que ésta tenga
derecho a una decisión propia. En cuanto a la novela, por fortuna para Catalina, hay una
atracción sentimental y ella se enamora del General, aunque con el tiempo ese amor se irá
enfriando y el tema de la mentira es muy recurrente.

Asimismo, Catalina es obligada por Andrés a realizar actos que atentan contra su propia
dignidad y que, sin embargo, ella acepta con sumisión y obediencia, erigiéndose como un
ejemplo de las continuas vejaciones de las que son víctimas las mujeres bajo el matrimonio
misógino, en el cual el hombre ve y trata a la mujer como objeto o como una parte más del
mobiliario del hogar.
Guzmán es víctima de violencia y el maltrato doméstico se trasluce en la obligación de
aceptar, obedecer, permanecer sola, autoanularse, entre otras concesiones, que la van
relegando a un segundo plano.

De igual modo, otro de los grandes temas de la novela, gira en torno a la concepción de
cuerpo de la mujer y su sexualidad, asumiendo que el placer femenino no es campo de
conversación. Sin embargo, Catalina, quien muestra interés por dejar la vida de sumisión
comienza a preguntarse cómo el cuerpo femenino puede alcanzar el placer que ella observa
en el cuerpo de su amante Carlos Vives. Creando el conflicto de equidad del que tanto
carecen las mujeres de la época.

Por otra parte, las amigas de Catalina demuestran una gran ignorancia sobre el tema de su
propia sexualidad, dejando sobre la mesa el cómo existe en la sociedad un profundo veto
sobre la sexualidad femenina, la cual solo es vista a través de tres estereotipos: la Virgen de
Guadalupe, inmaculada y pura; la Malinche, traicionera y fácil; o la chingada, la mujer
violada y despreciada.
No obstante, la obra tiene un nuevo modelo de mujer: una de carne y hueso que se cuestiona
por qué su voz no tiene valor y por qué su cuerpo es ignorado o utilizado, sin que se le vea
como una fuente no sólo dadora de placer, sino como una entidad que también pueda
recibirlo.

Catalina se convierte en ejemplo claro de cómo la mujer tenía que aguantar las distintas
infidelidades de su marido, Andrés en este caso, mientras ella está obligada a guardar
silencio, mantenerse ocupada de las labores del hogar y conservarse linda para él. Sin
embargo, Catalina es valiente al romper con esta barrera cultural y entregarse a su verdadero
amor, viviendo así un amor apasionado; uno que se le había negado por mucho tiempo.
También, es importante resaltar que Guzmán no idealiza la maternidad como estaba
establecido en la época a la que pertenece, la cual hace ver a ésta como una realización
completa de la mujer. En cambio, Catalina deja ver que sus hijos son la única opción para no
caer en el aburrimiento y ve la maternidad como una responsabilidad más, no como un deseo
de vida.

La relación hombre y mujer que refleja la obra hace alusión al arquetipo del hombre
ganadero, quien se supone entre “más cabezas” o animales tenga en su poder, más respetado
llegará a ser. Si una mujer que queda embarazada, entonces, se trata de una inseminación
exitosa. De igual manera, la emoción del padre por tener un hijo varón es como la de un
ganadero cuando nace un ternero macho. Los hombres son como lo toros los sementales; la
mujer, en cambio, no es enterada de nada, no se le enseña, y por ende, no necesita brindársele
explicación alguna.

Dentro de la obra las mujeres no hablan directamente de feminismo, ni actúan como


feministas; no se consideran dentro de este movimiento pero, aún así, encuentran modos para
ejercer su derecho. El personaje de Catalina Guzmán de Ascencio adquiere una madurez de sí
misma, reconociéndose como mujer durante toda la trama. Es una mujer en proceso de
formación (para sí misma) que atraviesa por etapas significativas para el género femenino,
pues bien se puede decir que es una de las pocas mujeres que demuestra valentía y lucha, sin
saberlo, contra los estándares impuestos por los hombres su época. Así es como aprende a ser
esposa, madre, esposa engañada, adúltera, y, finalmente, viuda. Siendo esto algo
trascendental para encontrarse consigo misma. La novela de Mastretta revela el viaje Catalina
para adquirir una voz y formar su propia identidad.

Cabe mencionar que el contexto socio-cultural de México está muy marcado por la figura del
patriarcado, lo que deriva en actos machistas y misóginos. Este hecho, no deja de ser
importante, pus la obra no estuvo exenta de las reacciones de la crítica en general cargadas de
cierta subjetividad y que revelaban la actitud de los mexicanos frente a la mujer.

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